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Encuentro Internacional de Investigadores en Administración 2011

Noviembre 22 y 23 de 2011

Eje Temático

Recursos Humanos.

Gestión del conocimiento.

Título

EL ARTE COMO PARTE DE LA FORMACIÓN INTEGRAL.

Autor (es)

CESAR ARTURO CASTILLO PARRA1.

País

Colombia.

Resumen

Con el presente texto se busca compartir con la comunidad académica la experiencia que se

ha venido acumulando en los últimos años en la Universidad del Valle en su propósito de

dar formación integral a los futuros profesionales de las disciplinas de la administración. Se

muestra el caso específico de la implementación de la enseñanza de la Historia del Arte,

como una materia teórico-práctica, porque a pesar de las dificultades que imponen las

tendencias tecnocráticas, ha logrado proyectar su pertinencia gracias a los presupuestos

conceptuales que maneja y por el vínculo que viene construyendo con la comunidad.

1 Profesor contratista, UNIVERSIDAD DEL VALLE, cesarca1102@yahoo.es

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Palabras claves

Humanismo, Formación integral, Creatividad, Arte, Explorarte.

Introducción

Uno de los grandes aciertos que ha tenido la Universidad del Valle, desde sus inicios en los

años cuarentas, ha sido procurar que sus planes de estudio estén dotados de cierto sentido

humanístico y de compromiso social, porque le ha permitido a sus estudiantes alcanzar, en

su formación profesional, altos niveles de excelencia y un contacto permanente con el

entorno. La Facultad de Ciencias de la Administración felizmente, por ejemplo, desde hace

ya varios años ha estado implementando para sus planes de Administración de Empresas,

Contaduría, Comercio exterior y Tecnología en Gestión Ejecutiva, cursos complementarios

de carácter humanístico dentro de la categoría de electivas, tales como Introducción a la

ética, Antropologia Cultural, Historia del Arte, Historia del Cine y la de Apreciación

Musical. Eso ha sido una gran idea porque; el estudiante, al seleccionar las que van acordes

con sus intereses e inclinaciones, está aprovechando sus cualidades de persona adulta y

haciéndose cargo se su propio proceso de formación; y la Universidad puede marcar un

cierto grado de diferencia frente a las instituciones que se dejan arrastrar por las corrientes

tecnocráticas que producen especialistas estrechos.

En las siguientes líneas, me propongo específicamente destacar las dificultades enfrentadas

y los logros conseguidos en los últimos años, con la implementación de un curso teórico y

practico de Historia del Arte en la Facultad de Administración de Univalle, por cuanto

juzgamos, es una experiencia que vale la pena socializar con los colegas de otras

instituciones de educación superior.

Fundamento Teórico

La primera dificultad que enfrenta el docente de cursos de carácter humanístico cuando se

encuentra por primera vez con los estudiantes de planes de estudio no específicamente

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vinculados a las ciencias humanas, es la de explicar la trascendencia de los conocimientos

que piensa aportar, en el proceso de formación de profesionales de las áreas técnicas o

científicas. No es fácil, porque a pesar de que en el ámbito social se resalta la importancia

de los conocimientos de tipo político, filosófico o artístico, como formadores de la

“Cultura”, en la práctica pocos están dispuestos a asignar los tiempos, los espacios y la

relevancia que se merecen. Adicionalmente la lógica instrumental, de manera velada o de

forma directa, con las políticas de Estado y ciertos funcionarios, conspiran de forma

permanente contra esos conocimientos, pues lo que se impone es la racionalidad económica

con su demanda de simples técnicos o especialistas.

Si bien es cierto que a la Universidad en general, le corresponde como misión aportar a las

nuevas generaciones los mejores conocimientos mediante la docencia y la investigación,

también debe velar por que no se produzcan los desequilibrios en los individuos y alcancen

un alto nivel de integralidad. Su tarea entonces, es formar personas educadas en el mejor de

los sentidos, tal y como lo explica Peter Drucker cuando, refiriéndose a los especialistas

decía: “Tales personas saben muchísimas cosas, pero no son educadas, en el sentido de que

no saben reflejar esos conocimientos en su propio trabajo o desarrollo, en su propia

personalidad. Esto, me parece, es el gran reto que tenemos enfrente para la próxima

generación de líderes de la educación. Sin esto, tendremos una gran cantidad de

competencia especializada, pero nada más. El reto que se nos presenta es cómo volver a

hacer del conocimiento un medio de desarrollo humano. El reto es ir más allá del

conocimiento como herramienta y recuperar la educación como el camino hacia la

sabiduría”. (Drucker, 1997: 79).

En efecto, es deber de la Universidad y del docente en particular, propiciar la formación

integral de los individuos, sin oponerse a la competencia precisa en determinadas áreas del

saber, pero promoviendo el entendimiento de que los conocimientos conquistados por el

hombre están enlazados en un todo, para así tener la esperanza de generar las ideas que

posibiliten el mejoramiento del entorno natural y social. O como lo manifiesta Jacques

Marcovitch “No es suficiente que el docente demuestre tener conocimiento de los hechos.

Eso también lo adquiere el alumno a través de los medios de comunicación de masas. Lo

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que espera de su profesor es que le proporcione una interpretación de esos hechos. El

profesor no necesita ser necesariamente un generalista, pero cuando un hecho es

suficientemente importante para formar parte de la vida de ese joven, éste espera de su

maestro un análisis cualitativo, fundamentado en la razón y en la conciencia. Un análisis

que sorprenda y que sirva como disciplina de razonamiento y elección de valores, utilizable

en otras situaciones” (Marcovitch, 2002: 23).

En conexión con lo anterior tenemos el problema de comprobar o medir empíricamente el

resultado de las enseñanzas humanísticas porque, podemos indagar mediante exámenes, la

retención de los conceptos y los postulados teóricos de la ética, las ciencias sociales o de las

artes, pero resulta imposible establecer con claridad el grado de aplicación de esa

información en los procesos mentales y en el comportamiento del individuo. Para el caso

preciso de la enseñanza de las artes, en verdad no podemos vislumbrar si un encuentro con

la pintura hoy, tendrá una profunda significación en la persona, el día de mañana, cuando

visite un museo, cuando interactúe con un grupo de ejecutivos o cuando tenga que tomar de

decisiones personales frente a su destino. De momento sólo sabemos que a veces les

produce un cierto grado de placer y aunque parezca poco, es muy positivo porque les ayuda

a sentir el disfrute del conocimiento. Lastima que pocos tengan en cuenta ese factor a la

hora de diseñar la malla curricular.

El segundo aspecto a considerar es el convencimiento que existe, entre algunos colegas, de

que los problemas pedagógicos, o se limitan a la comprensión de los procesos de

aprendizaje en los niños en edad escolar, o son aplicables de manera idéntica al ámbito de

la universidad. De esa forma se omite que el mejoramiento continuo en la docencia es un

asunto trascendental para todos los que estamos involucrados en la transmisión de saberes

específicos y se desconoce que la universidad es un espacio con unas características muy

distintas, donde asisten personas de un rango de edades muy amplio, deseosas de seguir los

ciclos profesionales de licenciatura, las especializaciones, los doctorados y los programas

de extensión. La sociedad contemporánea al ir sustituyendo el viejo paradigma de la

estabilidad por el del cambio permanente, presiona la ampliación de la escolaridad y la

formación permanente y por tanto ya no es raro encontrar en las aulas adolescentes

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compartiendo tareas con sujetos que incluso ostentan el titulo de abuelos. En consecuencia

como las practicas pedagógicas tradicionales se encuentran desfasadas con relación a

nuestro tiempo, ahora hablamos de buscar el “aprendizaje Innovador” (Galeano, 1986), de

comprender mejor que existen diferentes estilos cognitivos (Almaguer, 1998) y de la

importancia de recoger las experiencias de quienes vienen trabajando en torno de la

Andragogía2 (Garita, 2008; Caraballo, 2007). Y tienen razón por cuanto a la disparidad de

edades, hay que sumarle la diversidad de niveles de formación, los intereses específicos, y

los ritmos de aprendizaje. Aunque Armando Zambrano hace referencia al espacio escolar,

su conclusión vale la pena tenerla en cuenta: “La pedagogía, cualquiera que ella sea, si no

busca entender las diferencias en el otro, es decir sus particularismos esenciales, no puede

resolver mayor cosa en el individuo, mucho menos ser un lugar de humanidad

trascendental” y más adelante reafirma, “El proceso de enseñanza aprendizaje manifiesta,

en su dinámica propia, cierto tipo de relaciones pedagógicas específicas. Los docentes

tienen la tendencia a asumir a todos los alumnos por igual, se olvidan de las historias

personales y construyen sus cursos sobre la base del dato escolar anterior, mas no sobre las

necesidades, competencias y capacidades del alumno.” (Zambrano, 2000: 25 y 58). Por eso,

como dice Zabala “…las modernas tendencias didácticas insisten en la necesidad de

orientar el proceso de aprendizaje hacia la “autonomía del sujeto”. En el aprender a

aprender radica ese equilibrio entre enseñanza y aprendizaje” (Zabala 2002: 197). Pero,

dicha omisión de la diversidad de métodos y de destinatarios del conocimiento es

comprensible porque muchos de quienes ofician como profesores universitarios, en realidad

nunca tuvieron una aproximación a la pedagogía o a la didáctica, mientras asistieron a sus

ciclos de formación profesional y regularmente se contentan con ponerse a tono con los

avances de la tecnología aplicada a la educación.

El tercer aspecto problemático a considerar son las posiciones que existen frente al arte

porque a veces no es muy claro que sea una actividad humanística y parece un oficio como

cualquier otro, donde priman: las pretensiones de ser profesionales, el gusto por la jerga

2 Por andragogía se entiende una disciplina que busca propiciar la formación de los adultos a partir de las

experiencias, intereses y capacidades que ellos tengan. El objetivo último es que ellos por, su propia iniciativa, aprendan a aprender.

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especializada o distintiva, unas redes de contactos para desarrollar el negocio, modas

“estilísticas” y técnicas de “vanguardia”. Desde otras esferas se nos dice que ejercicio del

arte es un excelente medio para potenciar en las personas sus mejores cualidades de ser

humano. Se habla mucho de su poder de despertar la creatividad, de servir de válvula de

escape para las tensiones sociales y de brindar placer trascendente. De manera que hay

quienes propugnan por una educación para la creación estética o especializada y la de

aquellos que buscamos su cultivo para superar la mera contemplación y entrar en el goce

sin los aires del pedante.

Podríamos señalar, como partidario de la primera posición, a Howard Gardner, porque

destaca en el arte su papel dominante de la intencionalidad simbólica al decir: “Sin

embargo, la habilidad artística humana se enfoca primero y ante todo como una actividad

de la mente, como una actividad que involucra el uso y la transformación de diversas clases

de símbolos y de sistemas de símbolos. Los individuos que quieren participar de un modo

significativo en la percepción artística tienen que aprender a descodificar, a “leer”, los

diversos vehículos simbólicos presentes en su cultura; los individuos que quieren participar

en la creación artística tienen que aprender de qué modo manipular, de qué modo “escribir

con” las diversas formas simbólicas presentes en su cultura; y, por último, los individuos

que quieren comprometerse plenamente en el ámbito artístico tienen que hacerse también

con el dominio de determinados conceptos artísticos fundamentales” (Gardner, 1994, p.

30).

Por su parte Scott Torpe toma una posición mucho más relajada porque su intención no es

hacer aportes a los grupos de especialistas, sino enseñar una manera de ver el arte como

complemento formativo para la mente de todos los individuos y es por ello que escribe: “El

arte es un gran medio para mejorar su pensamiento creativo. Puede ser la gimnasia de su

cerebro, la forma de construir fuerza creativa. A Einstein le fascinaba tocar el violín. El

violín le proporcionaba un desafío mental relajante con reglas y restricciones diferentes. No

hay razón por la que usted no pueda ejercitar su creatividad por medio del arte, incluso si

cree que no tiene talento. La falta de destreza es una buena razón para no hacerse cirujano

pero no para crear arte. El arte es una forma maravillosa de liberar su creatividad. Cree algo

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nuevo. Dibuje un cuadro. Escriba una canción. Sea audaz. Sea innovador. Nadie va a morir

en el intento. Ningún edificio se derrumbará. Ningún negocio fracasará. Pero usted

desarrollará audacia creativa en su pensamiento” (Torpe, 2001: 216). Esta exhortación es

exactamente el espíritu que, en nuestro criterio, debería animar a todos los docentes en

artes, para superar la inclinación al oficio especializado y hacer posible que los individuos,

desprevenidamente, puedan reconquistar su tiempo libre, es decir, que mediante el goce de

una actividad más positiva, las personas puedan superar su condición de simples

consumidores de los productos de las industrias del espectáculo.

Con mucha frecuencia y a menudo con demasiada ligereza o facilidad, se dice que el arte

estimula la creatividad, pero la verdad es que a ese concepto se le confunde mucho con

pensamiento divergente, imaginación, originalidad, singularidad, genialidad y con la,

capacidad de resolver problemas. Así por ejemplo se afirma: “La creatividad es la

capacidad de sorprenderse ante las cosas, de ver lo relevante de lo irrelevante. La

creatividad es una forma de andar por la vida, no una estación a donde llegar. Desarrollar la

creatividad ayuda al cerebro a crear nuevas conexiones por la capacidad que tiene de hacer

libres asociaciones, puede recrear la información y las experiencias para generar nuevas

ideas y soluciones” (Waiburd y Erdmenger 2000: 55). Por lo tanto deberíamos tratar con

más cautela ese término para especificar su sentido y alcances, debido a que, la creatividad

no es exclusiva de la expresión artística y su reconocimiento o estatuto también depende de

sistemas de relaciones interpersonales, donde hay que tener en cuenta además del

individuo, el campo disciplinar y los factores sociales e históricos. (Csikszentmihalyi,

1998). Lo que sí parece cierto y, esto lo han planteado ya algunos estudiosos, es que cuando

las estructuras organizativas son rígidas y se opta por enfatizar en la cantidad antes que por

la calidad de los conocimientos, se limitan las posibilidades del desarrollo creativo. Es

claro, la sobrecarga generan abatimiento en un primer momento y luego una apatía que

redunda en perdida de algo que es tan esencial como la autoestima, “Cuando una persona se

conoce y reconoce, tanto sus posibilidades y talentos como sus debilidades y bloqueos,

obtiene seguridad, cree en sí misma, reconoce que lo que tiene en su mundo interno es

valioso. Como resultado se atreve a comunicarlo, a expresarse, constantemente da y recibe

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son una actitud de apertura, de esta forma comparte su ser con el mundo, experimenta y es

mas creativa” (Waiburd y Erdmenger, 2000: 55).

Metodología

Los lineamientos generales sobre el proyecto humanístico de la Facultad de Ciencias de la

Administración de la Universidad del Valle son de vieja data, pero los encontramos de

manera más clara en un documento de 1999: “La formación social y humanística

contribuye a la formación integral del hombre, al considerarlo como sujeto de conocimiento

y de conciencia, como ser social y como creador de cultura. Se busca con este componente

de conocimiento, neutralizar la tendencia a la especialización excesiva en los planes de

estudio que distorsionan la realidad social, política y cultural, aislando un campo

restringido del conocimiento, del contexto real que lo contiene”3 A partir de ahí entonces, y

para materializar los objetivos, se han incluido en el pensum académico los cursos electivos

y dentro de ellos los de énfasis artístico.

No todos los profesores de Historia del Arte han aplicado la estrategia de combinar lo

teórico con lo práctico, en virtud de sus preferencias, pero en los últimos años he buscado la

manera de incentivar metodológicamente, y de manera continua en los estudiantes el gusto

por la pintura, porque me parece que los cursos humanísticos no tienen que ser siempre

teóricos, ni considerarse como meros estandartes de estrategia publicitaria institucional.

Con el la historia del arte también podemos propiciar valores como el trabajo en equipo y

los que tienen que ver con la belleza (López, 2000). Evidentemente la implementación de

este curso no ha sido una experiencia exenta de dificultades, como las que hemos indicado

más arriba, relativas a los espacios y los horarios. Ellas se inician desde la presentación del

programa, en la primera clase, puesto que produce un choque enorme en la conciencia de la

mayoría de los estudiantes; por un lado porque como advierten algunos autores, toda

3 Documento de archivo interno, dirigido al ICFES (Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación

Superior) en 1999 y firmado por el entonces Rector Emilio Aljure.

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relación pedagógica implica la resistencia al dominio y a la defensa de una forma de ser; y

por otro lado debido a la extendida creencia de que el arte es para los dotados de cierta

disposición genética y sobre todo para los que van a ser artistas. Con el paso de los días, la

verdad sea dicha, la mayoría no logra superar el escollo inicial, pero quienes continúan

matriculados van asumiendo su rol de personas adultas y paulatinamente descubren que

tienen la posibilidad desarrollar su propias capacidades y de conocer, en el terreno práctico,

en qué consiste la actividad artística. Una cosa es repetir de oídas que el arte estimula la

creatividad o información libresca según la cual Da Vinci fue un gran pintor y otra muy

distinta aprender por medio de la experiencia propia la razón de tales afirmaciones.

El curso se inicia planteando unos conceptos o nociones claves, en la idea de ir

desvirtuando la concepción de que el arte debe ser enseñado a los sujetos de ese campo

intelectual, para inmediatamente trazar unos ejercicios simples de dibujo que les van

permitiendo vislumbrar que podemos cultivar la pintura de manera cómoda, siempre y

cuando entendamos la necesidad de equilibrar los grados de dificultad con nuestro

aprendizaje técnico. Paralelamente y debido a que el curso no está encaminado a

“culturizarlos” distintivamente (Bourdieu, 1979) con asuntos de la “estética hegeliana” o la

“historia Universal” se adelanta la componente teórica, primero haciendo énfasis en la

historia regional de la pintura y luego, de manera rápida, examinamos los temas

convencionales de la tradición euro-occidental. Pero los aspectos más importantes del curso

radican en que los alumnos deben planificar y ejecutar tanto su trabajo final, como una

exposición pública con la formalidad necesaria que ello demanda en la tradición artística.

Con estas actividades lo que buscamos es poner en practica métodos de docencia

alternativos como los planteados por el profesor Victor Hugo Dueñas, quién al examinar el

nuevo esquema de Aprendizaje Basado en Problemas, traza una nueva perspectiva de la

enseñanza ya no centrada en el profesor, como el centro de autoridad porque la propuesta es

ir delegando mayor responsabilidad al estudiante en su proceso de formación, aunque

siempre con la compañía del tutor. La idea básica es que el alumno aprenda a aprender

mediante la programación de actividades por parte del docente, que permitan la

autoevaluación, un aumento en las relaciones interpersonales y que el estudiante logre

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adquirir el hábito del autoaprendizaje para su vida cotidiana (Dueñas et Al, 2007)4. O como

dice F. Graeme Chalmers de forma coincidente: “A los profesores de arte no deberíamos

verlos como transmisores de enormes cuerpos de conocimiento, sino más bien como guías

y facilitadores capaces de centrar la atención en el proceso y ayudar a los estudiantes en su

investigación y comprensión de ciertos rasgos comunes en las funciones y los roles del arte

a través de diversas culturas” (Chalmers, 2003: 82)

Resultados

Tras estos años de investigación teórica y de la experiencia docente que hemos desarrollado

alrededor de este curso particular de historia del arte podemos destacar como un resultado

tangible la realización de 8 exposiciones de Explorarte. En los primeros años la muestra de

los trabajos se hacia de manera muy informal en los pasillos del claustro, pero a partir del

2003 se han organizado con toda la formalidad necesaria, es decir con coctel, y

presentaciones musicales. El profesor, por su puesto también muestra sus trabajos y en

algunas oportunidades hemos invitado a varios de los pintores de la ciudad para que los

estudiantes tengan la oportunidad de interactuar con ellos y conocer sus obras. La noche de

la inauguración es un momento muy especial de la vida universitaria debido a que en el

coctel y las presentaciones musicales nos acompañan los padres de familia, los amigos y

algunos profesores.

Conclusiones y Discusión

La conclusión principal a la cual hemos llegado es que lo mejor para brindar formación

humanística es integrar los conocimientos teóricos con el desarrollo de actividades

4 Este es precisamente el planteamiento más positivo que se quiere contrastar con la tendencia tecnocrática que algunos

quieren desarrollar en los planes de estudios universitarios de corte europeos y que siguen las directrices del denominado Proceso de Bolonia.

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prácticas, porque así le introducimos un dinamismo a las clases y podemos poner en juego

nuevas estrategias andragógicas para la transmisión del conocimiento.

En cuanto a los logros conseguidos con esta experiencia tenemos los siguientes; El haber

podido demostrar que la pintura no es un asunto limitado a la vida de los artistas y que

todos podemos, si así es nuestro deseo, ejercerla con placer; Hemos integrado a los

estudiantes de distintas facultades, a los padres de familia y a los artistas de la ciudad, en un

propósito común, como ha sido el de Explorarte; y hemos podido enseñarle a nuestros

alumnos, con investigaciones propias que tenemos una historia regional valiosa (Castillo,

2008 y 2010)

No obstante los aspectos positivos de la experiencia, tenemos que señalar los factores que

confabulan contra la continuidad de este proceso. El primero es que se sustenta sobre el

trabajo voluntario del docente, el segundo tiene que ver con la subvaloración social sobre

las humanidades y el tercero hace referencia a los intentos de supresión veladas y directas

que no dejan de aparecer en el ministerio y algunos directivos universitarios. Esto es algo

que no sorprende porque es la tendencia general hacia las especialidades y la lógica de la

rentabilidad. (Akoschky, et al 1999; Barchiesi, et al. 2010).

Con el entrenamiento en el dibujo y algunas técnicas de la pintura, la experiencia nos ha

demostrado que por medio del arte también logramos transmitir una serie muy amplia de

valores, tales como el de ser previsivos y organizados al tiempo que trabajar

concentradamente de forma individual o colectiva, cuando corresponda. Pero con el diseño

de este tipo de cursos podemos ayudar a los estudiante en:

1. La recuperación de su tiempo libre con una actividad lúdica.

Cuando se conquista el convencimiento de que el arte pictórico no es sólo

para los “Artistas” sino una actividad que puede proporcionar placer a todos

los que se aproximan a ella sin grandes pretensiones, puede convertirse en

algo cotidiano y placentero. Es entender que el juego no es patrimonio de la

infancia por las cualidades que nos señala Sebastiá Miralles: “.. el arte es un

juego permanente de variables, un juego potente en el cual se muestra la

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inteligencia creadora en su grado más alto. Una acción lúdica que, lejos de

desvelar su gratuidad, se afirma como una de las formas más lúcidas que el ser

humano posee para conocerse a sí mismo con relación a los demás y a su

contexto vital. (…) Además, en el arte también hay distintas facetas que nos

informan del pensamiento del artista, de su ética, de su técnica, de su

paciencia, de su imaginación, de su creatividad, de su gusto, de sus deseos, de

sus rasgaduras, de sus errores, etc” (Sebastiá, 2002: 30).

2. El aprendizaje del valor, sentidos y usos de la imagen. Pasar del

consumo de imágenes a su producción permite una aproximación a la

iconografía, desde una perspectiva más consciente. Se hace posible entender

por ejemplo cómo los medios de comunicación de masas hacen un uso de la

fotografía para el envió de sus mensajes ocultos y saber que existen, a veces,

reacciones predecibles en los observadores de una obra. Es la adquisición de

eso que algunos denominan equivocadamente “cultura visual”.

3. A ampliar la capacidad de ser sensibles frente al mundo exterior.

A través de la necesidad de representación, el estudiante se ve obligado a

agudizar sus sentidos para captar y apreciar inteligentemente la realidad

exterior, “Apreciar es una capacidad que está en todos los seres humanos y

podría entenderse que es emitir una valoración partiendo de la propia

experiencia y con respecto a un objeto exterior, de modo que parece claro el

proceso que se iniciaría en la mirada hacia la sensibilización progresiva de la

apreciación. El mundo que nos rodea, los objetos comunes, las distintas

situaciones, la experiencia (…) se convierten en el depósito básico de

estímulos sobre los que se va construyendo el conocimiento. (…) Percibir

formas, imágenes, objetos, de modo consciente, es ir más allá de la mirada,

impone una observación consciente activa, para distinguirla de la pasiva en la

que la voluntad aún no ha actuado. El recorrido sería: ver, leer, comprender,

interpretar y valorar, entre cada una de estas actividades se situarían otras más

complejas” (Huerta, et al. 2002: 41).

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4. A Mejorar la habilidad técnica. Entrenarse en el dibujo y la pintura,

es tener la posibilidad de aprender a percibir las formas, el manejo del color,

los efectos de la textura y la composición, elementos útiles para el manejo de

las artes plásticas tradicionales (Zabla, A. et al 1996), como para la práctica de

manifestaciones visuales más recientes, tales como el diseño de un cartel, la

fotografía, el graffiti y el diseño de paginas web.

5. A lograr una mayor destreza en eso que algunos llaman

competencia creativa. La experimentación con las técnicas artísticas bajo la

tutela de un docente pueden potenciar la capacidad de generar ideas e

imágenes con propiedades nuevas y que respondan a necesidades específicas.

Mediante diversas estrategias y ejercicios es posible, por ejemplo, lograr la

superación de las convenciones o de eso que algunos denominan “el problema

del estereotipo” (Parini, 2002).

6. En la elaboración de los Mapas Mentales. En la medida en que se

aprende a valorar y a tener confianza en la elaboración de gráficos, se allana el

camino para experimentar nuevas formas de pensar y de ver las cosas, porque

como señalan los hermanos Buzan, estudiosos de la “cartografía mental”:

“Hemos convertido la palabra, la oración, la lógica y el número en pilares

fundamentales de nuestra civilización, con lo cual estamos obligando al

cerebro a valerse de modos de expresión que lo limitan, pero que (tal es lo que

suponemos) son los únicos correctos” (Buzan, 1996: 48). El recurso que se

propone para superar los esquemas rígidos que siempre utilizamos en la

organización de nuestros pensamientos es el de los mapas mentales que son

representaciones gráficas que se hacen, tratando de conservar la forma de las

estructuras neuronales, para alcanzar una exposición coherente de las ideas y

la solución a problemas específicos. Ellos a diferencia de los tradicionales

mapas conceptuales en que aparte de utilizar palabras, incluyen formas

tridimensionales y el color, “Los mapas mentales se pueden mejorar y

enriquecer con colores, imágenes, códigos y dimensiones que les añadan

interés, belleza e individualidad, con lo que se fomenta la creatividad, la

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memoria y, específicamente, la evocación y la información” (Buzan, 1996:

70).

En un mundo donde la presencia de lo gráfico se hace cada vez más frecuente, la enseñanza

de la Historia del Arte con este carácter teorico-práctico, merece mayor atención porque

con la experiencia y ayudas a la investigación andragógica, podemos darle un mayor

impulso a unas humanidades que permitan ahondar en el análisis de nuestros entornos

sociales y naturales. En consecuencia, si deseamos contribuir a la formación integral la

tarea de los docentes será superar las resistencias y seducir a los estudiantes para que

puedan aprender a aprender por medio del arte.

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Resumen Hoja de vida

Licenciado en historia y magister en historia andina de la Universidad del Valle. Candidato

a Doctor en Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid. Textos de investigación.

“El Arte y la Sociedad en la Historia de Cali”, “Mosaico de Ilusiones”, “El Retrato

Como Expresión de Poder y Creación Artística”. Pintor, ilustrador y profesor contratista

de las universidades Cauca, Autónoma de Occidente y de Univalle en varias de sus sedes.

Cali 2011.

ANEXOS