El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI - Hugo Fazio vengoa

19
EL ATAQUE A LAS TORRES Y EL DRAMÁTICO INICIO DEL SIGLO XXI Hugo Fazio Vengoa* El artículo analiza los ataques del 11 de septiembre buscando redimensionar el evento como un punto importante en la evolución del sistema internacional. Para ello, el autor estudia las razones que pudieron motivar el atentado y contempla las consecuencias que generará en el orden internacional no solo el suceso en sí, sino las acciones emprendidas como reacción a éste. Se evalúan también las diversas facetas en la posición asumida por Estados Unidos desde el momento de la arreme- tida terrorista, evidenciando los cambios en su política exterior así como las implicaciones de estas transformaciones en las agendas exteriores de otros países. Finalmente, el autor sugiere el advenimiento de importantes transformaciones en el papel del estado, la seguridad, el desarrollo económico internacional y el proceso de globalización, a la vez que plantea una oportunidad para que el papel de la comunidad internacional sea más positivo y cambie el actual escenario de odio y miedo que caracteriza a la nueva cruzada contra el terrorismo. Palabras clave: 11 de septiembre/ terrorismo/ Estados Unidos/ sistema internacio- nal. This article analyzes the terrorist attacks of September 11 in relation to the evolution of the international system. The author discusses the motivations behind the attacks, as well as evaluating their consequences and those of the international acions designed to counteract this threat, for the international system. The distinct postures adopted by the United States in light of the events of September 11, and the implications of shifts in U.S. foreign policy orientations for the foreign policies of other countries are also studied. Finally, the author highlights the onset of significant transformations in the role of the state, concep- tions of security, international economic development and the globalization process, while identifying new opportunities for a more positive role on the part of the international community in modifying current sentiments of polarization and fear that charaderize the global crusade against terrorism. Keywords: September 11/ terrorism/ United States/ international system. Una de las más interesantes disquisiciones en que la historia se acelera y el movimiento que nos ha legado la evolución de la disci- entra en una etapa de desarrollo vertigino- plina histórica durante el siglo XX es la idea so. Una de estas etapas la vivimos a finales de que el tiempo de la historia transcurre a de la década de los años ochenta con la caí- un ritmo diferente a la secuencia temporal da del muro de Berlín, acontecimiento que que reviste el calendario. Así como hay pe- puso fin a la división del mundo en Este y ríodos en los cuales el tiempo pareciera Oeste, dio término al ordenamiento mun- ralentizarse, encontramos otros momentos dial de la guerra fría, culminó con la desin- * Profesor titular del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universi- dad Nacional de Colombia y del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes.

description

Artículo de HUGO FAZIO VENGOA - El Ataque a las Torres y el Dramático inicio del siglo XXI

Transcript of El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI - Hugo Fazio vengoa

Page 1: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

EL ATAQUE A LAS TORRES Y EL DRAMÁTICO INICIO DEL SIGLO XXI

Hugo Fazio Vengoa*

El artículo analiza los ataques del 11 de septiembre buscando redimensionar el evento como un punto importante en la evolución del sistema internacional. Para ello, el autor estudia las razones que pudieron motivar el atentado y contempla las consecuencias que generará en el orden internacional no solo el suceso en sí, sino las acciones emprendidas como reacción a éste. Se evalúan también las diversas facetas en la posición asumida por Estados Unidos desde el momento de la arreme-tida terrorista, evidenciando los cambios en su política exterior así como las implicaciones de estas transformaciones en las agendas exteriores de otros países. Finalmente, el autor sugiere el advenimiento de importantes transformaciones en el papel del estado, la seguridad, el desarrollo económico internacional y el proceso de globalización, a la vez que plantea una oportunidad para que el papel de la comunidad internacional sea más positivo y cambie el actual escenario de odio y miedo que caracteriza a la nueva cruzada contra el terrorismo. Palabras clave: 11 de septiembre/ terrorismo/ Estados Unidos/ sistema internacio-nal.

This article analyzes the terrorist attacks of September 11 in relation to the evolution of the international system. The author discusses the motivations behind the attacks, as well as evaluating their consequences and those of the international acions designed to counteract this threat, for the international system. The distinct postures adopted by the United States in light of the events of September 11, and the implications of shifts in U.S. foreign policy orientations for the foreign policies of other countries are also studied. Finally, the author highlights the onset of significant transformations in the role of the state, concep-tions of security, international economic development and the globalization process, while identifying new opportunities for a more positive role on the part of the international community in modifying current sentiments of polarization and fear that charaderize the global crusade against terrorism. Keywords: September 11/ terrorism/ United States/ international system.

Una de las más interesantes disquisiciones en que la historia se acelera y el movimiento que nos ha legado la evolución de la disci- entra en una etapa de desarrollo vertigino- plina histórica durante el siglo XX es la idea so. Una de estas etapas la vivimos a finales de que el tiempo de la historia transcurre a de la década de los años ochenta con la caí- un ritmo diferente a la secuencia temporal da del muro de Berlín, acontecimiento que que reviste el calendario. Así como hay pe- puso fin a la división del mundo en Este y ríodos en los cuales el tiempo pareciera Oeste, dio término al ordenamiento mun- ralentizarse, encontramos otros momentos dial de la guerra fría, culminó con la desin-

* Profesor titular del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universi-dad Nacional de Colombia y del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes.

Page 2: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

26 • Colombia Internacional 52

tegración de una de las dos superpotencias y acabó envolviendo a buena parte del pla-neta en el "tiempo mundial" de la globaliza-ción.

Por lo general, en esos momentos de ace-leración de la historia algunos eventos se convierten en acontecimientos portadores de grandes y profundas significaciones. Es-tos "acontecimientos monstruos", para reto-mar una idea del historiador francés Pierre Nora (1974), se caracterizan por contener en su misma esencia la cualidad de establecer una ruptura entre el "antes" y el "después"; señalan la finalización de un período y traen en sí las semillas de un nuevo orden.

Si la importancia de la caída del muro de Berlín consistió en haber sido ese aconteci-miento monstruo de proyección global que puso fin al "breve siglo XX", al decir de Erick Hobsbawm (1995), y nos proyectó hacia un futuro al situarnos en el movimiento envol-vente de la globalización, conviene pregun-tarnos si el ataque terrorista a las Torres Ge-melas en Nueva York y al edificio del Pentágono constituye un acontecimiento análogo en su significación a lo ocurrido los días 8 y 9 de noviembre de 1989 o si por el contrario, debemos interpretarlo simplemen-te como un hecho más episódico, más locali-zado y frugal, que no precisa ni un "antes" ni un "después".

Pese a que es difícil determinar su alcan-ce porque nos encontramos aún bajo los efec-tos de los esplendores del fenómeno, coinci-dimos con el historiador británico Timothy Garton Ash (2001), cuando sostiene que el ataque terrorista se ubica a medio camino entre ambos tipos de eventos, pero más cer-ca del primero, aun cuando nunca llegue a revestir la carga valorativa que tuvo la caída del muro de Berlín, entre otras, porque, con

el ataque terrorista el "después" no se confi-gura a partir de la carga simbólica que encie-rra el suceso, sino que depende en lo funda-mental de la voluntad y de las opciones políticas que se tracen los actores más influ-yentes del sistema internacional. En este sen-tido, podríamos asemejarlo más al asesinato del archiduque en Sarajevo en 1914, que sir-vió de detonante para la primera guerra mundial, sin que constituyera la explicación de esta conflagración mundial.

MÓVILES Y SIGNIFICADO DE LOS ATAQUES

Con el ánimo de demostrar esta tesis y hacer inteligible el fenómeno, debemos centrarnos en primer lugar en el mismo acontecimien-to y en las lógicas de que se hace portador. Al igual que ocurrió con los ataques a las emba-jadas norteamericanas en Tanzania y Kenia en 1998, este tipo de ataques, suicidas o no, no son reivindicados por nadie, por lo que las motivaciones que impulsan a estas fuer-zas a emprender tales actos quedan cubier-tas por un velo de silencio. De ello podemos extraer una primera conclusión: la acción no comporta el deseo de celebrar ningún tipo de negociación, por lo que no podemos analizarlo dentro de los marcos tradiciona-les de un conflicto entre dos actores conven-cionales. Por eso es menester crear un marco de análisis que nos permita aproximarnos a los móviles que se persiguen con este acto.

Es en este contexto que adquiere toda su validez la pregunta ¿por qué los ataques se dirigieron contra las Torres Gemelas en Nue-va York y el edificio del Pentágono? Sobre el lugar donde se produjeron los atentados, además del hecho de ser el primero el cora-zón de la economía norteamericana y mun-dial y el segundo, el nervio central de la in-teligencia militar, Timothy Garton Ash

Page 3: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 27

(2001b), en otro de sus artículos, se pregunta sobre si los ataques habrían alcanzado el gra-do de solidaridad si hubiesen ocurrido en otros países de Europa, como el que se ha logrado en respuesta a los de Nueva York. "No, claro que no. América es parte de todos nosotros: la música, las películas, la televi-sión. Todo el mundo en Europa o ha estado en Nueva York o quiere ir a Nueva York" (Garton Ash, 2001b). Desde este punto de vista, el lugar donde se produjeron los aten-tados encierra una simbología y se hace por-tador de unos imaginarios que trascienden las fronteras de los Estados Unidos. En ese sentido, se puede sostener que si bien la po-tencia del norte constituía el blanco, tam-bién era un llamado de atención a todo el mundo.

Sobre las razones del ataque, Jeremy Rifkin (2001) nos ofrece una sugestiva res-puesta cuando sostiene que si bien millares son las personas que se han favorecido del crecimiento del comercio mundial, millones son también los que han sufrido "el lado os-curo de la globalización y que consideran las Torres Gemelas como un símbolo del mal. De hecho, la globalización tiene un lado si-niestro, y negarse a reconocerlo y a hacer algo al respecto sólo puede polarizar más aún a la comunidad mundial y dar nuevos ím-petus a los movimientos extremistas" (Rifkin, 2001).

En efecto, la globalización económica ha generado bienestar a sólo una parte de la población de la humanidad ("las 365 perso-nas más ricas del mundo disfrutan de una riqueza colectiva que excede a la renta anual del 40% de la humanidad" (Rifkin, 2001)) mientras que a nivel social ha contribuido a una tajante división entre aquellos que se encuentran insertos en los circuitos globales y los millones que se quedan marginados

("la mitad de la población del mundo está en la economía extraoficial del trueque y la subsistencia" (Rifkin, 2001)). En lo que res-pecta a las comunicaciones, uno de los cam-pos que más ha despertado la admiración de muchos en épocas recientes por los signifi-cativos avances que en este plano se han re-gistrado, no debemos olvidar lo que nos pre-viene el economista cuando escribe que "el 60% de las personas del mundo no ha hecho nunca una sola llamada telefónica". Por úl-timo, en el plano de la cultura, acota que subsisten "segmentos enteros de la humani-dad que sienten que sus historias irrepetibles y los valores que rigen sus comunidades es-tán siendo pisoteados por las empresas globales".

Aunque la globalización, tal como se prac-tica en la actualidad, haya contribuido a crear un contexto idóneo de donde puedan sur-gir manifestaciones de rechazo al orden imperante y que el marginamiento de vastos sectores de la humanidad cree un caldo de cultivo para el estallido de acciones extre-mas, de ello no podemos inferir que la glo-balización constituya la explicación profun-da de este acto terrorista. Simplemente favorece la creación de un ambiente propi-cio del que se nutren ciertas manifestacio-nes de descontento y otorga a algunos un objetivo hacia el cual canalizar su ira.

Si no podemos imputarle al rechazo de la globalización la explicación del acto, en-tonces, ¿qué motivó los ataques? ¿Será en-tonces que la respuesta la podemos encon-trar en el choque de civilizaciones -tesis que desde inicios de la década de los años no-venta popularizó el politólogo Samuel Hun-tington- el enfrentamiento de religiones, o es un rechazo de los desesperados pobres del mundo contra la opulencia del norte?

Page 4: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

28 • Colombia Internacional 52

Nos parece que ninguna de estas tesis puede utilizarse para explicar los hechos ocurridos en Nueva York, aunque pueden contener una parte de la verdad. Muchos medios han podido regocijarse con las des-afortunadas palabras empleadas por el mag-nate de los medios de comunicación y Pri-mer Ministro de Italia, Silvio Berlusconi: "no podemos poner en el mismo plano a todas las civilizaciones. Hay que ser conscientes de nuestra supremacía, de la superioridad de la civilización occidental. Occidente se-guirá occidentalízando e imponiéndose a los pueblos. Ya lo ha conseguido en el mundo comunista y con una parte del mundo islá-mico" (La Repubblica, 2001). Esta afirmación le costó la condena por parte de altos dignatarios de buena parte del planeta, in-cluso de importantes dirigentes del mismo mundo desarrollado. Sin embargo, no esta-ría de más recordar que Berlusconi no ha sido el único que ha esgrimido este tipo de argumentaciones. El mismo presidente George Bush en su discurso ante el Congre-so, que le valió tantos y prolongados aplau-sos, utilizó expresiones como "cruzada", "los que están con nosotros y los que están con-tra nosotros", "hasta la victoria final" y deno-minó la respuesta militar al terrorismo como "Operación justicia infinita", lo que a su ma-nera también rememoraba un choque de ci-vilizaciones. Ello despertó suspicacias en el mundo musulmán y obligó a que las autori-dades norteamericanas tuvieran que cambiar la denominación del operativo por el no menos ambiguo de "libertad duradera".

Nada permite aglutinar bajo un deno-minador común la heterogeneidad de los pueblos de Asia Central y el Medio Oriente, muchos de los cuales se diferencian por sus orígenes étnicos (persas, árabes, etc.), otros y a veces los mismos, por su pertenencia reli-giosa (cristianos, musulmanes de diferentes sectas, etc.), lenguas y singularidades en la evolución histórica1. Además de equivoca-da, una interpretación en estos términos es peligrosa. Hablar de "cruzada", "de lucha del bien contra el mal", "réplica devasta-dora", "están con nosotros, o están con los terroristas" es una retórica peligrosa, "no sólo porque algunas palabras, si manchan para siempre las conciencias, pueden en ciertos casos matar, sino porque también -y allí está la gran victoria de los terroristas-justifican exactamente la imagen que los integristas quieren de las democracias en el mundo" (Nair,2001).

Tampoco podemos inscribir este aconte-cimiento dentro de una perspectiva que pri-vilegie el enfrentamiento entre religiones, porque, entre otros motivos, la mayor parte de los musulmanes ha condenado con sin-ceridad este acto terrorista, lo que de suyo descarta la validez de esta hipótesis; ni tam-poco representa un choque entre los pobres del mundo y el capitalismo mundial, aun-que la exclusión social conduzca frecuente-mente a la desesperación de la que se ali-menta el fanatismo. Como acertadamente escribe Manuel Castells: "es esencial distin-guir esta guerra de la oposición al modelo

1 ¿Qué similitud puede existir entre una Turquía que se inscribe dentro de la tradición del kemalismo -que sostiene que para progresar el país debe aceptar muchos elementos propios de la cultura occidental, incluidos los derechos para las mujeres, el aprendizaje de la ciencia moderna y la separación entre el estado y la religión- y un país como Irán, cuyos gobernantes consideran que se debe regresar al verdadero islam porque los problemas que enfrentan se deben al abandono de la esencia religiosa y la imitación de los "infieles"?

Page 5: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 29

neoliberal que representa el movimiento antiglobalización, porque esa asimilación conduciría a criminalizar dicho movimien-to y a sofocar el gran debate democrático so-bre los contenidos de la globalización que apenas se ha iniciado" (El País, 2001).

Es, sin duda, en el plano político donde encontramos elementos de naturaleza más circunstancial que nos permiten alcanzar una explicación mucho más concreta de las motivaciones de los ataques terroristas, aun-que tampoco en este plano podamos encon-trar una respuesta unívoca. Valga que haga-mos una pequeña disgresión en torno a ciertos elementos históricos y a ciertas parti-cularidades que ha comportado la presen-cia de los Estados Unidos en el Medio Orien-te y Asia Central. Durante la época de la guerra fría, los Estados Unidos y algunos estados musulmanes de la región utilizaron a los grupos musulmanes radicales, llama-dos en ese entonces "freedom fighters", com-batientes por la libertad, como instrumentos en su política de contención del comunis-mo y de lucha contra todo régimen que a éste se le pareciera (los hermanos musulma-nes contra el Egipto de Nasser, el Sarekat-i-islam contra Sukarno en Indonesia y el Jamaati-islam contra Benazir Bhutto en Pakistán) (Ali, 2001). Fue en Afganistán don-de alcanzó mayor paroxismo esta asociación, pues se patrocinó a grupos rebeldes fundamentalistas para que contribuyeran a la lucha contra la presencia soviética en este país (Osama Ben Laden). Una vez que se al-canzaron los objetivos y los soviéticos se re-tiraron de Afganistán, los grupos rebeldes fueron abandonados a su propia suerte. Pero ello no se tradujo en una desmovilización de estos grupos por cuanto vivieron con en-tusiasmo su victoria sobre el comunismo. Por el contrario, durante la década de los años noventa mantuvieron su actividad y alcan-

zaron cierta notoriedad al convertirse en sig-nificativas fuerzas de acción que se utiliza-ron en conflictos tan dispares como Afganistán, Sudán, Bosnia y Kosovo.

La motivación que los impulsaba a inter-venir en ámbitos tan distintos radicaba en que sus acciones no sólo se focalizaban en luchar contra el comunismo. La oposición a la URSS era concebida como un simple en-granaje de una arquitectura mayor que con-sistía en la búsqueda de una simbiosis entre la política, el estado, la comunidad y el is-lam. El fundamento de esta concepción se articula en una lectura doctrinaria y muy ortodoxa del islam, tal como se presenta en la vertiente del wahabismo-yihadismo. Al respecto, Graham E. Fuller (2001) escribe: "el islam actúa en el mundo musulmán como vehículo natural de la política. Al igual que los occidentales consideran las revoluciones francesa y estadounidense como modelos de libertad frente a la tiranía, o la Carta Magna como doctrina básica de buen gobierno, en el mundo musulmán el Corán sirve de fuen-te de justicia, humanidad, buen gobierno y oposición a la corrupción. El islam propor-ciona la ideología tanto a la lucha interna contra el gobierno autoritario laico como a las minorías musulmanas que aspiran a libe-rarse del control frecuentemente estricto de los no musulmanes".

Esta concepción se deriva de una inter-pretación muy ortodoxa de los textos sagra-dos del islam de acuerdo con una tradición que data del siglo XVIII y que fue elaborada en Arabia Saudí por Mohamed Abdul Wahab. Por ello, en Arabia Saudita, donde constituye la religión oficial, se conserva una serie de tradiciones muy fuertes y rígidas, entre las que sobresalen el hecho de que las mujeres deben permanecer cubiertas y no pueden ejercer funciones públicas, el aleo-

Page 6: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

30 • Colombia Internacional 52

hol se encuentra proscrito, los delitos se cas-tigan con latigazos, amputaciones y ejecu-ciones (El País, 2001b). Esta es la concepción del Islam de la cual se hacen voceros Ben Laden y los talibanes en Afganistán. A ella sólo le agregan un ingrediente adicional, el yidahismo, que postula la lucha armada, la "guerra santa", contra todos los regímenes impíos, tanto de Occidente como de algu-nos estados aliados de éste en el mundo musulmán (Roussillon, 2001).

Si para estos grupos la lucha contra el comunismo se inscribió dentro de la línea de una guerra santa contra el "mal", ciertos acontecimientos posteriores contribuyeron a que su centro de atención se desplazara en otras direcciones. En primer lugar, la guerra del golfo introdujo una ruptura entre los estados musulmanes que apoyaron la coali-ción internacional en contra de Irak y estas redes que pregonaban la guerra santa, que se ubicaron en el bando opuesto. El repudio a esta guerra se basó en que se estaba toleran-do una fuerte presencia extranjera en la re-gión, varios de los países de la zona se esta-ban adscribiendo a un plan geoestratégico diseñado en Occidente, se atacaba a un país musulmán y se estaba permitiendo la ocu-pación extranjera, así fuera momentánea, de regiones sagradas para el islam. A ello, con el correr del tiempo se sumó la estricta apli-cación de las resoluciones de la ONU, que ha mantenido un injusto embargo de diez años sobre Irak, mientras que frente a Israel la "comunidad internacional" no ha mos-trado la misma determinación para impo-ner los dictámenes de la ONU.

Ello permite también entender porqué Arabia Saudita se ha convertido en uno de los blancos predilectos de las redes terroris-tas, monarquía cuya animadversión igual-mente convoca. El hecho de que en el terri-

torio de este país se encuentren dos impor-tantes lugares sagrados de los musulmanes, la Meca y Medina, ha conducido a que estos grupos interpreten la permanencia de tro-pas norteamericanas (desde la guerra del golfo se encuentran estacionados siete mil soldados norteamericanos en Arabia Saudita) como una claudicación frente a fuerzas "im-pías". Arabia Saudita simboliza la represen-tación de un régimen despótico, corrupto y fuertemente apoyado desde el "extranjero" que cumple un importante papel de "estabi-lizador" del orden regional que las poten-cias occidentales quieren imponer en el Medio Oriente. Igualmente representa un objetivo estratégico en el diseño político de estas redes terroristas por cuanto es un país donde existe una sólida presencia islámica en sus vertientes más ortodoxas pero que constituye al mismo tiempo la "avanzada" de Occidente en la región. Como señala Tzvetan Todorov, "los instigadores de los atentados del 11 de septiembre tienen la mira puesta más en los países islámicos que en nosotros. Su objetivo es reforzar su dominio sobre Pakistán, sobre Arabia Saudita. Afganistán ya lo consiguieron. Por consi-guiente, estamos ante un proyecto de poder" (El País, 2001c).

En tercer lugar, no se puede pasar por alto el irresuelto proceso palestino-israelí, la política de dos pesos, dos medidas, aplicado al conflicto por la prepotencia israelí, país que durante todos estos años ha contado con el apoyo incondicional de los Estados Uni-dos. No es de extrañar que durante todo este largo conflicto, la posición de los palestinos haya terminado sufriendo una importante evolución: de su anterior defensa a la crea-ción de un estado laico en Palestina se ha transitado a una situación en la cual cada vez se fortalece más la presencia del islamis-mo radical como manifestación de la impo-

Page 7: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 31

tencia de la anterior opción política que se estrelló contra "el muro de Israel y el apoyo cerrado que recibe de Estados Unidos" (Ridao,2001).

En cuarto lugar, el carácter transnacio-nal que han asumido estas redes de terroris-tas islámicos obedece a que tanto los árabes como los musulmanes cada vez se identifi-can menos con los estados naciones diseña-dos en la época poscolonial. Las transforma-ciones a nivel global han erosionado las asociaciones civiles y de alguna manera han descompuesto al estado, órgano que en el Medio Oriente es y ha sido siempre percibi-do como el realizador del bien colectivo (Kamal y Samatar, 1996:188). Esta alineación es lo que explica porqué es difícil encontrar otra región del planeta en la que parte im-portante de la población asuma una actitud contestataria con la globalización como ha ocurrido en el Medio Oriente, aun cuando sólo en ocasiones se pase de las palabras a los hechos. "El islamismo se ha convertido en el refugio después de todos los fracasos, que han desacreditado los regímenes y con ellos el estado que expresaban" (Valli, 2001). Igualmente ello es lo que explica porque es-tas redes terroristas convocan a individuos de diferentes países, para los cuales el debi-litamiento de los referentes identitarios na-cionales y/o estatales son sustituidos por identificaciones de tipo religioso. Es decir, el carácter transnacional de estas redes no es el resultado de la globalización, aun cuando en sus acciones se valgan de los intersticios creados por ésta, sino del desdibujamiento de la institucionalización de la política que en un primer momento fue más nacionalista y política que religiosa, pero que, ante la imposibilidad de alcanzar dichos objetivos y validar estados con perspectivas naciona-les, terminó suplantando el componente político a favor de la identidad religiosa. Es

decir, el auge de los integrismos ha sido el producto de la incapacidad de los países de la región de alcanzar mecanismos que ga-ranticen la legitimidad política. Esta débil legitimidad crea un vacío que permite la amplia expansión de movimientos populis-tas e integristas que intentan resolver los pro-blemas mediante los conflictos y las guerras civiles (Saghiyen, 2001). La opción violenta que estas redes validan se produce en parte por la identificación y entronización de las clases dirigentes árabes y musulmanas con los circuitos globalizantes que abren un bo-quete entre estas y las masas desarraiga-das urbanas y rurales. "Al renunciar a to-mar el poder en la mayor parte de los países musulmanes, el movimiento islamista no tiene, pues, otra elección que entre su auto-destrucción y la violencia. (Touraine, 2001).

En quinto lugar, de lo anterior se puede desprender la tesis de que el auge de los mo-vimientos islamistas ha consistido en recons-truir formas de identidad que permitan ce-rrar la brecha que existe entre modernización y tradición "con base en una nueva versión pura del islamismo que está más allá de la historia, que se enfrente tanto a la cultura-mundo de Occidente como a la comunidad tradicional. No es por lo tanto un retorno religioso, es la generación de un nuevo or-den que rechaza la libertad individual y la ciudadana, en nombre de un neocomu-nitarismo radical y que arranca su legitimi-dad de una construcción religiosa que con-cibe a la modernidad como una blasfemia contra la revelación del islam" (Ottone, 2000:38).

De estas motivaciones que encontramos en los ataques podemos concluir que estos actos tenían dos finalidades precisas. De una parte, sembrar el terror en el adversario y, de

Page 8: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

32 • Colombia Internacional 52

la otra, "suplir la ausencia de todo trabajo de implantación social entre las poblaciones de las que se valen, buscando con la adhesión emotiva la movilización espontánea de las masas" (Kepel, 2001).

En síntesis, una parte sustancial de la po-blación del Medio Oriente se encuentra en una temporalidad que le es propia y por lo tanto parece que está poco interesada y poco dispuesta a ser permeada por las dinámicas sistémicas globales y anhelan con ahínco definir su propio lugar en el mundo. Al res-pecto, un analista hace algunos años, escri-bía: "El nivel regional no es más fácil de de-finir en sí o en su relación con el centro del sistema en formación; las diferentes regio-nes del mundo no viven ni en el mismo tiem-po, ni con la misma intensidad, ni con la misma certeza, la actual mutación del siste-ma global" (Salame, 1992:6). Complicado es, por lo tanto, sintetizar las motivaciones que pueden esconder estos ataques. Generalizan-do puede sostenerse que existen factores de índole local-regional (fragilidad de los esta-dos, volatilidad de los referentes políticos de construcción de comunidad, divorcio en-tre élites y masas populares, debilitamiento de los cauces institucionales de representa-ción y acción política, marginamiento y empobrecimiento de vastos sectores socia-les), regional-internacional (errática políti-ca norteamericana en el Medio Oriente, uti-lización instrumental de algunos estados por parte de Occidente, prolongadas situacio-nes de conflictividad) y regional-global (di-sonancia entre la temporalidad regional y la mundial, frágil inserción en los circuitos globales en tanto que el petróleo constituye el principal, por no decir único, eslabona-miento). De todo esto se puede extraer una segunda conclusión: la respuesta a los ata-ques terroristas no puede simplificarse en una demonización de quienes perpetraron,

inspiraron o instigaron estos ataques. La res-puesta, más allá de las retaliaciones inme-diatas, debe comportar una visión de con-junto que busque dar explicación a estos problemas, porque sólo ello podrá servir para prevenir la repetición de situaciones análo-gas en el futuro inmediato o lejano.

LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS DE LOS ACTOS TERRORISTAS

Como señalábamos con anterioridad, este ataque a las torres por sí solo no da lugar a un "acontecimiento monstruo" global como fue la caída del Muro de Berlín en el sentido de que aquel en su esencia contenía las se-millas del ordenamiento del mundo en tor-no a lo que se ha denominado la globaliza-ción y la democracia de mercado. Por el contrario, el ataque a las torres se convertirá en constructor de futuro sólo en la medida en que existan actores que entren a reconfigurar el orden mundial y a resolver de raíz los motivos que impulsaron a secto-res de terroristas transnacionales a empren-der esta masacre. Para poder precisar la cali-dad de la respuesta debemos ante todo determinar cuáles han sido las consecuen-cias inmediatas que tuvo el ataque a las To-rres Gemelas.

Un primer efecto inmediato de este ata-que, imposible de medir pero que se con-vierte en una variable con la cual debemos contar, probablemente consistirá en el ejem-plo demostración que puede despertar en este y otros grupos terroristas. Algunas ex-periencias históricas previas ya nos habían demostrado la importancia que tenía recu-rrir a acciones terroristas. Después de los lar-gos años en los cuales los kosovares empren-dieron una resistencia pasiva para obtener legítimos derechos frente a la arrogante

Page 9: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 33

Serbia, sus estrategias no despertaron el in-terés ni de los políticos europeos ni de los medios de comunicación internacionales. Pero cuando el Ejército de Liberación de Kosovo decidió optar por la estrategia terro-rista, fue cuando Europa Occidental empe-zó a preocuparse por el conflicto y terminó defendiendo su causa (Garton Ash, 2000). Algo similar ha ocurrido con el ataque a las torres. Sin que ello pueda utilizarse como justificación de tan atroz acto, la atención se ha concentrado a tal punto en la región del Oriente Próximo que las posibilidades de resolver las diferentes tensiones que existen en la zona han aumentado de manera exponencial. (Es interesante recordar la tar-día declaración del gobierno norteamerica-no de apoyar la creación de un estado palestino, con lo cual sin duda se ha busca-do ganar el apoyo de los árabes en la cruza-da militar contra Afganistán). Pero, el "éxi-to" alcanzado por este acto terrorista ¿no motivará a otros grupos de esta red, o sim-plemente a otros grupos, a intentar emular y repetir este tipo de acciones, sobre todo si la respuesta de Estados Unidos se adapta a sus propósitos? Es ahí por donde podemos su-poner que el terrorismo ha ingresado con gran fuerza en la agenda y en la vida política internacional.

Que el terrorismo internacional se con-vierta en una nueva y poderosa arma políti-ca, en ningún caso lo legitima. Desde todo punto de vista el terrorismo constituye un error monumental. Un ataque como el per-petrado al pueblo norteamericano con el derribo de las Torres Gemelas seguramente puede producir resultados opuestos a los es-perados por los promotores de dichos ata-ques. Hace más difícil que la opinión públi-ca de los países que sienten como suya esta amenaza puedan presionar a sus respecti-vos gobiernos sobre la necesidad de favore-

cer profundas transformaciones en el siste-ma internacional. Valga la pena recordar que una fuerza decisiva que impulsó al gobier-no norteamericano a retirar las tropas esta-dounidenses de Vietnam fue la presión de vastos sectores de la sociedad norteamerica-na que se movilizaron en contra de las velei-dades intervencionistas del gobierno. Por el contrario, en el caso de las Torres Gemelas encontramos que se ha producido la situa-ción contraria. De ser un gobierno frágil y poco popular, el de Bush cuenta en la actua-lidad con un elevado respaldo para llevar a cabo la represalia y seguramente no habrá grupo social o político que esté dispuesto a impedir la transferencia de fondos al sector militar, incluso si ello termina debilitando aún más la ya de por sí frágil área social. Como escribe Vincenc Navarro (2001), "las mayores víctimas del terrorismo serán, pues, las propias clases populares de Estados Uni-dos y los mayores beneficiarios serán los grandes grupos militares e industriales in-fluyentes en el gobierno del presidente Bush, que estimularán las tensiones internaciona-les que refuerzan a su vez, a las derechas de la mayoría de países del norte". Es decir, con el ataque los únicos sectores que finalmente terminan beneficiándose son precisamente aquellos que los terroristas pretendían demonizar. Los perdedores somos todos los demás, incluidos los fanáticos musulmanes que han quedado privados de algunos de sus anteriores bastiones de apoyo.

El mismo Jeremy Rifkin (2001), que citá-bamos con anterioridad, nos previene sobre lo que podría ser una segunda consecuen-cia del ataque: el establecimiento de un esta-do policíaco. "A raíz de los ataques terroris-tas contra Estados Unidos, corremos el riesgo de perder la inocencia que nos ha hecho tan abiertos y acogedores con los extranjeros, (...) ya estamos empezando a desconfiar de los

Page 10: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

34 • Colombia Internacional 52

extranjeros. Nuestro miedo creciente a los enemigos desconocidos que están entre no-sotros podría alimentar el tipo de paranoia de moda contra los grupos religiosos, étnicos y raciales que socavaría para siempre el espí-ritu de apertura que es el sello del modo de vida estadounidense y la clave de nuestra grandeza. En nuestro deseo desesperado de seguridad personal y colectiva podríamos renunciar a nuestras más preciadas liberta-des civiles y acabar en un estado policial. Si esto sucediera, entonces los terroristas res-ponsables de los ataques a las Torres Geme-las y el Pentágono habrán conseguido una victoria mucho mayor, al haber mutilado el peculiar espíritu estadounidense".

Esto no es simplemente una posible evo-lución de las que nos previene el célebre eco-nomista. El fiscal general de los Estados Uni-dos, John Ashcroft, solicitó al Congreso norteamericano la aprobación de un conjun-to de medidas antiterroristas entre las que se encuentran la posibilidad de practicar de-tenciones en casos excepcionales por tiem-po indefinido, que la policía pueda realizar registros no autorizados expresamente por el juez y que la cobertura del delito de terro-rismo se extienda hasta el punto de que sea posible condenar a una persona por mera "asociación", aunque no le sea probada nin-guna actividad terrorista concreta. (El País, 2001 d). Si bien el Congreso de los Estados Unidos ha mostrado sus reticencias a apro-bar este tipo de medidas, la mera presenta-ción de este plan, así como la declaración del gobierno británico de endurecer las con-diciones de asilo y suspender en parte la Convención Europea de Derechos Huma-nos que hace poco había suscrito el gobier-no británico, argumenta a favor de la even-tual evolución de los sistemas de seguridad internos en muchos países desarrollados. Las empresas de la "nueva economía" han com-

prendido claramente esta situación y están desarrollando a pasos agigantados nuevos componentes de seguridad que permitan hacer frente a estas inciertas situaciones de inseguridad que puede generar el terroris-mo. No debemos extrañarnos si esta rama de la economía se vuelve una de las más diná-micas. O sea, la derechización en la resolu-ción de los asuntos internacionales segura-mente irá acompañada probablemente de una derechización en el manejo de las polí-ticas domésticas.

En tercer lugar, los ataques del 11 de sep-tiembre demostraron que cualquier socie-dad, incluida la más desarrollada, es vulne-rable a este tipo de acciones. De esto se pueden desprender dos lecturas inmedia-tas: de una parte, el escudo antimisiles que con tanto celo habían defendido los "halco-nes" de la administración Bush ha quedado hecho trizas, porque el programa siempre partía del supuesto de que el ataque proven-dría del exterior, pero nunca desde el mismo espacio aéreo norteamericano. "Hasta el bru-tal despertar del martes, la administración de Bush estaba convencida de que la seguri-dad norteamericana exigía un enorme au-mento del presupuesto de defensa (40 mil millones más de dólares), y dedicar la mayor parte de ese presupuesto, primero a la crea-ción de un sistema de defensa contra misiles nucleares y, segundo, el desarrollo de la ca-pacidad militar estadounidense en el espa-cio. El ataque producido esta semana, de la teología contra tecnología y sin ningún es-tado a la vista, demuestra hasta que punto se equivocaba Bush al pensar que puede alcan-zar la invulnerabilidad de Superman" (Carlin, "El fin de una era, El País, s/f.).

De la otra, ya existen serios indicios de un notable incremento del gasto en defensa por parte del gobierno norteamericano. Pero

Page 11: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 35

lo más importante no será tanto la cuantía destinada a la defensa como la reorientación que le imprimirá a los ejes sobre los cuales se fundamenta la política exterior norteameri-cana. Desde 1992, Bill Clinton se había pro-puesto unir a las naciones del mundo por medio de una red de interdependencia eco-nómica, lo que se tradujo en un relativo des-plazamiento de las élites militares. Tras el ata-que seguramente se va a asistir a un vuelco en esta relación otorgándole mayor campo de maniobra al aparato militar porque ahora el gobierno Bush encontró los medios que le sirven de pretexto para retonificar la con-cepción realista de la cual se hace portador por encima de la visión y la práctica interdependentista heredada del gobierno de Clinton (Clemons, 2001). Los medios no han escapado a esta tendencia. Es muy sin-tomático el hecho de que si hasta no hace mucho los espacios de opinión de gran au-diencia estaban en manos de economistas, hoy por hoy, su lugar ha comenzado a ser ocupado por personas vinculadas a los apa-ratos militar y de seguridad. Igualmente es ilustrativo el hecho de que si tras la apertura de la bolsa de Nueva York las acciones de la mayoría de las grandes empresas cayeron en picada, incluidas las de la "nueva economía", un repunte muy significativo presentó la cotización de acciones de las industrias que suministran pertrechos militares. De ahí que probablemente ingresemos a una era en la cual se establecerán correspondencias ma-yores entre los componentes internos y ex-ternos de la seguridad militar.

Ahora bien, vale la pena destacar que un mayor presupuesto y la centralidad del com-ponente militar de por sí no garantiza que Estados Unidos vaya a estar mejor prepara-do para resolver los problemas a que deberá hacer frente. De una parte, porque los países desarrollados dejaron de tener el monopo-

lio de la destrucción masiva. De la otra, por-que los nuevos desafíos mundiales ya no tie-nen lugar a partir de un esquema tradicio-nal de conflictos entre estados, concepción que sigue siendo la predominante entre los estrategas del Pentágono. Más bien, el mun-do está evolucionando hacia un esquema de conflictos asimétricos (Bishara, 2001) para los cuales la pesada maquinaria militar norte-americana se encuentra mal adaptada. Es decir, mayor presupuesto en defensa no cons-tituye garantía de que se pueda prever y re-solver el tema de la seguridad a no ser que la seguridad se conciba como un mecanismo único que integre la dimensión interna y la internacional. Pero como bien ha quedado demostrado tras el ataque a las torres, estos conflictos asimétricos, que poco tienen que ver con la guerra convencional, no prevén alcanzar una victoria militar; su objetivo principal consiste en sembrar un clima de terror. Es una nueva forma de violencia por-que es dispersa y no se encuentra mediatiza-da directamente por un estado. El arma de destrucción probablemente más utilizada no será el armamento nuclear, sino las armas bio-lógicas, la llamada "bomba nuclear de los pobres", que tiene un bajo costo y es fácil de construir dados los avances registrados por la ingeniería genética. Parece que las élites dirigentes de los países centrales, con el go-bierno norteamericano a la cabeza, no han comprendido a cabalidad que se está ante algo totalmente nuevo. Por ello se han em-peñado en encontrar un blanco que cohesione (Ben Laden, Afganistán), incluso con anterioridad a que se tuviese claridad de su participación.

En cuarto lugar, si luego del fin de la guerra fría se había incrementado el senti-miento de los norteamericanos "de ser un pueblo escogido que habita una tierra pro-metida", el 11 de septiembre demostró que

Page 12: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

36 • Colombia Internacional 52

no existe lugar en la tierra, por rico y pode-roso que sea, que pueda soñar seguir vivien-do en una torre de cristal. Si la inseguridad en sus diferentes manifestaciones era una realidad cotidiana de muchas regiones periféricas ahora se ha instalado en el cora-zón del mundo. Ha demostrado que la in-terdependencia no es sólo una cualidad de la economía, sino también de la política y de los imaginarios.

En quinto lugar, uno de los ámbitos don-de se percibirán con más fuerza las conse-cuencias de los ataques terroristas será en el campo de la política exterior. De modo in-mediato, porque los anteriores y urgentes temas de la agenda han pasado a segundo plano, lo que denota un esfuerzo por cam-biar los centros de atención de la política exterior de Estados Unidos y de varios esta-dos europeos. Así, por ejemplo, después de que se proclamara en varias oportunidades que para la nueva administración norteame-ricana no había asunto más importante que las relaciones con México en este instante el Reino Unido es considerado el "amigo más sincero".

Pero lo más durable en este plano segu-ramente será el hecho de que los ataques te-rroristas le darán un norte al accionar políti-co de los Estados Unidos en el mundo. Recordemos que el término "cruzada" ya antes se había empleado contra el comunis-mo, guerra que también se definía en térmi-nos del bien contra el mal. No eran meras palabras cuando el director del Instituto de Estudios de Estados Unidos, adjunto a la Academia de Ciencias de la URSS, Georgui Arbátov, declaraba en plena época gorba-choviana: "¡les vamos a hacer una cosa te-rrible. Los vamos a privar de la imagen del

enemigo!". Desde entonces, la política exte-rior norteamericana careció de una estrate-gia que le asignara sentido a su accionar en el mundo y orientara su actuación a nivel internacional. Durante el mandato de Bush padre se propuso favorecer la instauración de un nuevo orden mundial, pero sus accio-nes, así como las de su sucesor en la Casa Blanca, distaron enormemente de esa finali-dad. "Milagrosamente", escribe Ignacio Ramonet (2001), "los atentados del 11 de sep-tiembre le restituyen un elemento estratégi-co mayor, del cual los había privado la Unión Soviética durante diez años: un adversario. ¡Por fin!".

En sexto lugar, la economía resintió du-ramente los ataques con importantes caídas registradas en las principales bolsas inclui-da la de Nueva York. No tanto por las des-trucciones ocasionada por el acto terrorista, que de acuerdo con estimaciones de Paul Krugman (2001) en ningún caso pueden ser superiores al 0,1% de la riqueza de los Esta-dos Unidos, como por los efectos que tiene la implantación de una economía de guerra que sin duda tendrá consecuencias mayo-res: "Un gobierno que insistía en que los ciu-dadanos debían hacerse cargo de sí mismos ha demostrado de pronto su lado más com-pasivo: hacia sectores empresariales, como las líneas aéreas y compañías de seguros, amenazadas por las consecuencias del ata-que. Un descenso del dólar no sería mal re-cibido por una gran parte de la industria estadounidense, después de que un dólar fuerte les permitiera invertir a bajo precio en gran parte del mundo" (Birnbaum, 2001). Un mes después de los atentados se han rea-lizado ayudas directas e indirectas prove-nientes de fondos federales que ascienden a los 115 mil millones de dólares.

Page 13: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 37

ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LA REACCIÓN DEL GOBIERNO NORTEAMERICANO

Desde el ataque del día 11, la actitud del go-bierno norteamericano ha pasado por tres etapas. En un primer momento, existió la presión por parte de los sectores más duros en el gobierno de que debía producirse una respuesta rápida e inmediata contra los even-tuales terroristas. La reacción del "ojo por ojo, diente por diente", se asemejaba al com-portamiento israelí o al vaquero del Oeste, que cada vez que se siente asediado, respon-de con reacciones instintivas e inmediatas. Pero el hecho de que en esos primeros mo-mentos no existiese un enemigo claramente identificado, obligaba a contener la ira, por-que se desconocía el blanco.

En un segundo momento, se invocó el capítulo V del Tratado del Atlántico Norte que prevé que el ataque contra un miembro de la alianza representa un ataque a todos los miembros de la organización. Esta nueva postura obligaba a la prudencia ya que pre-veía una coordinación, ubicaba la negocia-ción diplomática por encima de la vendetta unilateral, pero no estaba exenta de graves problemas. El principal era que una reac-ción en estos términos se asemejaba a un ata-que de Occidente contra el mundo, lo que hubiese validado la peligrosa tesis del cho-que de civilizaciones, y hubiera podido traducirse en un distanciamiento de algu-nos estados musulmanes, el apoyo clandes-tino a redes terroristas y un rechazo a la sem-piterna arrogancia de Occidente.

Para aislar a los terroristas no sólo se ne-cesitaba el concurso de Occidente, sino tam-bién el apoyo de los países árabes y musul-manes en particular y de la comunidad mundial en general. Por ello se requirió como

algo perentorio el aval de la ONU. El sábado 29 de septiembre, no sin antes tener que can-celar una parte de la deuda que Estados Uni-dos arrastraba desde hace años con la ONU (600 millones de dólares), el Consejo de Se-guridad, invocando el capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas, que le da al acuerdo un carácter imperativo y lo convierte en un elemento de derecho internacional, aprobó una resolución que obliga a los 189 países miembros de la organización a luchar con-tra el terrorismo, congelar sus medios de fi-nanciación y negarle cualquier tipo de apo-yo político y diplomático. El escenario creado con el aval logrado en la ONU indu-ce a grandes reacomodos en la vida interna-cional: de una parte, convierte el tema de la lucha contra el terrorismo en un asunto mundial y lo ubica en un lugar elevado de la agenda internacional. De la otra, genera unos consensos necesarios que conducen a grandes transformaciones geopolíticas.

De esta actitud cautelosa y firme del go-bierno norteamericano se desprenden gran-des e importantes derivados. Washington ha comprendido que no puede seguir actuan-do unilateralmente, tiene que abandonar su tradicional autismo y asumir una posición más consensuada en relación al complejo escenario mundial, lo que se traducirá, si la comunidad internacional lo acompaña, en un cambio en su modo de operar en la vida y en la dinámica internacional. Si el aban-dono del tratado de Kyoto, el rechazo del protocolo de verificación del tratado que prohíbe las armas biológicas (qué paradoja, esto es ahora lo más temido), la renuncia a entrar en la negociación sobre el tráfico de armas de pequeño calibre, el desistimiento de ratificar la convención que crea una corte criminal internacional, la intensión procla-mada de apartarse del tratado anti misiles entre Washington y Moscú y el abandono

Page 14: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

38 Colombia Internacional 52

de la Conferencia de la ONU sobre el racis-mo habían sido claras demostraciones de la voluntad unilateralista en que se había em-peñado el nuevo gobierno de Washington, ahora, en condiciones en que parece primar la voluntad diplomática y negociadora, es previsible para un futuro próximo una acti-tud mucho más constructiva por parte de la administración Bush en torno a muchos te-mas de la agenda internacional. La buena noticia es otra idea que surge de las cenizas de la tragedia, "ojalá, que ahora quede más claro para todos que ni siquiera el país más poderoso puede andar solo por el mundo. Muchos de los instintos unilateralistas tan evidentes al principio de la administración Bush afortunadamente se atemperarán aho-ra que la lucha contra el terrorismo requiere la cercana cooperación de otros países" (Naim,2001).

Los cambios a nivel geopolítico serán consecuencias no menores. De una parte, las guerras contra el terrorismo y todo lo que pueda parecérsele han encontrado nuevos fundamentos de legitimidad. El gobierno ruso comprendió rápidamente la situación y ha utilizado todos los escenarios posibles para presentar la guerra que actualmente li-bra contra la separatista república chechena como una guerra contra el terrorismo. "La mano de quienes ponen las bombas en Nue-va York y Washington es la misma que la de los atentados en Moscú. Los rebeldes chechenos son fundamentalistas con méto-dos terroristas", aseveró hace algunos días el Jefe de Estado ruso (El País, 2001e). Hoy por hoy, no sólo está legitimada la guerra contra Chechenia, sino que también Occidente ten-derá a hacer la vista gorda ante los abusos y violaciones de los derechos humanos que se presenten en este conflicto. Otro foco de ten-sión que puede tener un desenlace inespe-rado es el palestino-israelí. La necesidad que

tiene Estados Unidos de contar con el apoyo de los países árabes y musulmanes puede convertirse en un acelerador que presione a las fuerzas y particularmente a los israelíes para que pongan fin al conflicto y despejen el camino para una salida negociada.

Se está asistiendo igualmente a un im-portante cambio geopolítico en el Medio Oriente. Si durante la guerra fría presencia-mos una "bipolaridad" que, con la sola ex-cepción de la revolución iraní de 1979, se enmarcaba dentro de los parámetros de la oposición Este-Oeste; en la década de los años noventa se asistió a otra forma de "bipolaridad" a nivel regional que se estructuraba a partir de la actitud que se asu-mía frente a los Estados Unidos dividiendo a la región en países pro y anti norteameri-canos, ahora se está evolucionado hacia el despliegue de una amplia tonalidad de gri-ses dentro de este segundo marco de bipolaridad, con países más conciliadores (Siria), tibios aliados (Egipto) y "adversarios amistosos" como Sudán (Le Monde, 2001) e incluso Irán que ha declarado su intención de apoyar a Estados Unidos en la lucha con-tra el terrorismo, siempre que esta acción se realice bajo el amparo de la ONU (El País, 2001Í).

Igualmente, se asiste a importantes trans-formaciones en la actitud de los países occi-dentales y principalmente de los Estados Unidos frente a los que hasta no hace mu-cho se consideraban países problemas. El le-vantamiento de las sanciones económicas que pesaban sobre la India y Pakistán, el res-paldo a Rusia en el conflicto que libra con Chechenia, la actitud más benevolente fren-te a Uzbekistán, antigua república soviética que ha encarcelado a millares de musulma-nes, el afianzamiento de la cooperación en-tre Estados Unidos y China, incluido el com-

Page 15: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 39

ponente militar y la suscripción en tiempo récord del acuerdo bilateral con Jordania son una buena ilustración de ello.

Pero en esto también hay un reverso de la medalla. No sólo Estados Unidos tiene in-terés en operativizar estas rectificaciones con el propósito de fortalecer su alianza anti-te-rrorista, sino que todos estos países intentan también sacar tajada de la alianza. China, probablemente el próximo mayor importa-dor mundial de petróleo del mundo, no tie-ne ningún interés en que toda esta zona rica en hidrocarburos quede bajo el directo con-trol de los Estados Unidos, sobre todo por-que además de la tradicional presencia de la potencia del norte en el Medio Oriente, a partir de los ataques contra Afganistán am-plía su radio de acción e influencia a Asia Central, incluida una parte de la anterior Unión Soviética. De ahí que China se haya unido a la alianza y colabore con Estados Unidos para participar en los rediseños geopolíticos que se puedan presentar en la región una vez "finalice" el conflicto.

Rusia, que tras las creación de la Comu-nidad Euro-asiática ha intentado poner nue-vamente a varios de los estados surgidos de las cenizas de la URSS bajo su influencia, igualmente ha operativizado un importante cambio de actitud. De haber sido un tradi-cional país "contestatario" tanto durante la época de la Unión Soviética como en los años del largo mandato de Boris Yeltsin, ahora se ha convertido en un país "colaboracionista" y ha pasado a favorecer la alianza con Esta-dos Unidos para aumentar su presencia e influencia en la región (incluso se ha com-prometido a suministrar armas a la rebelde Alianza del Norte que combate al régimen de los talibanes). Nada de extraño que una vez "finalice" el conflicto de modo implícito se le asigne o intente asumir la función de

"gendarme regional" (sobre todo en el Asia Central ex soviético) para evitar la prolifera-ción de redes terroristas musulmanas. Tanto para China como para Rusia esto constituye un tema de primer orden, tal como lo testi-monia el acuerdo de Shanghai suscrito en-tre estos dos países junto con Uzbekistán, Kazajstán y Kirguistán para resolver los pro-blemas de Asia Central.

Pakistán, tradicional aliado de los Esta-dos Unidos, se encuentra en una delicada situación, porque a la tensa frontera que lo separa de India, país al que le disputa la re-gión de Cachemira, la evolución de los acon-tecimientos puede deparar que en su fronte-ra con Afganistán surja un nuevo foco de tensión, esta vez en su flanco Oeste. Irán, gran y prudente potencia regional, tendría mu-cho que ganar con un debilitamiento de los talibanes porque entre las fuerzas opositoras a estos se encuentran importantes aliados suyos. Puede ser que su radio de influencia aumente sensiblemente, lo que de suyo no será del agrado de los norteamericanos que consideran a Irán como uno de sus princi-pales "enemigos" en el mundo. Otros cam-bios imprevisibles que pueden presentarse, sobre todo si el conflicto se prolonga o ter-mina afectando a otros países, se refieren a la profundización del debilitamiento de algu-nos estados de la región que pueden encon-trarse en serias dificultades para contener un aumento del malestar social anti norteame-ricano, tal como lo testimonian las grandes movilizaciones que han sacudido a Egipto, Pakistán e Indonesia.

También es probable esperar cambios de gran envergadura en el mismo continente europeo. Probablemente se fortalecerá el papel de Gran Bretaña como puente entre Europa y EE.UU; Rusia está presionando para ser aceptada como miembro de pleno

Page 16: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

40 • Colombia Internacional 52

derecho en Occidente y en Europa (Rusia se ha comprometido a proveer hidrocarburos a Europa en caso de que surjan problemas de suministro y el canciller alemán, G. Schroeder, dejó abierta la posibilidad de que su gobierno se convierta en abanderado para el ingreso de Rusia a la OTAN) (El País, 2001g); la OTAN ha demostrado que sigue siendo una institución necesaria para las naciones más desarrolladas; probablemente la ampliación de la Unión Europea (UE) su-fra algunos tropiezos en razón de la impor-tancia que están adquiriendo los temas de seguridad, aspecto que deja a algunos can-didatos a ingresar en posición de debilidad; los Balcanes se convertirán en una preocu-pación exclusivamente europea; por último, la política exterior y de seguridad común de la UE probablemente dejará de pensarse como un eventual contrapeso o alternativa a la política norteamericana, para constituirse en un complemento de las acciones conjun-tas (Garton Ash, 2001c).

Por último, el hecho de que el núcleo cen-tral de la alianza antiterrorista esté constitui-do por la OTAN implica un fortalecimiento del eje atlántico en detrimento del pacífico. Después de finalizada la guerra fría, fueron innumerables las declaraciones de las auto-ridades norteamericanas que precisaban que las relaciones con los países del sudeste asiá-tico se convertirían en la principal priori-dad de la política exterior de Washington. Estas declaraciones, aunadas al crecimiento de los intercambios entre las dos orillas del pacífico, generaron un gran desconcierto en los países de la Unión Europea que respon-dieron con su propuesta de Alianza Atlánti-ca para intentar conservar sus estrechos vín-culos con los Estados Unidos. En las actuales circunstancias, la solidez de la reciente alian-za creada entre este último y la mayor parte de los países europeos a través de la OTAN,

y el apoyo brindado por la Unión Europea al gobierno norteamericano en su lucha anti terrorista, le han devuelto la centralidad al eje atlántico en los aspectos político, militar y de seguridad nacional, regional e inter-nacional y dada la imbricación que existe entre economía y política, esta centralidad también se expresará en el plano económi-co. El siglo XXI no será del pacífico, sino del atlántico.

EVENTUALES CONSECUENCIAS A MEDIANO Y LARGO PLAZO

Si bien no es nada fácil predecir cuáles po-drán ser las evoluciones futuras, las dinámi-ca de las cosas nos permiten suponer algu-nas transformaciones probables y otras deseadas. Entre las primeras, tenemos ante todo las siguientes: los atentados han agudizado y profundizado la recesión nor-teamericana. La gravedad de esta situación radica en que nunca, desde la gran depre-sión de finales de la década de los años vein-te del siglo XX, se había presentado una sincronización recesiva entre las distintas regiones del planeta. "Considerando que el máximo nivel de sincronía recesiva del ciclo es 100, es de 90 frente a 50 en 1975,60 en 1982 y 65 en 1991. En este último año, la desaceleración norteamericana se ha ido tras-ladando por la mayor apertura de los merca-dos. Conviene recordar que las importacio-nes de Estados Unidos representan hoy el 6% del PIB mundial, el doble que en 1991"(de la Dehesa, 2001).

A diferencia de la crisis financiera asiáti-ca que golpeó a un conjunto de países de elevada significación económica a nivel in-ternacional, esa turbulencia no se convirtió en una crisis de dimensión mundial, por-que en ese entonces la economía de Estados

Page 17: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 41

Unidos y en menor medida la europea, se encontraban en una fase de crecimiento. Hoy por hoy, la gravedad de la situación se manifiesta en que ninguna otra zona del pla-neta se encuentra en condiciones de con-vertirse en una locomotora que jalone el con-junto de la economía mundial y permita amortiguar el impacto de la recesión norte-americana. Después de los atentados en los diferentes confines del planeta se ha empe-zado a pronosticar el crecimiento a la baja. En esto es particularmente inquietante la si-tuación latinoamericana que tendrá que es-perar a ver cómo Argentina, el país en este momento más débil de la región, logra ca-pear el temporal que se le avecina, cuando tenga que cancelar los intereses de su deuda externa que supera los US$ 150 mil millones. En el caso norteamericano, los consumido-res que eran la fuerza que había posibilitado el elevado crecimiento en los años anterio-res y en los cuales se depositaba la confianza para mantener esa tendencia (el gasto de con-sumo supone casi las dos terceras partes de la economía norteamericana) se encuentran en una situación de total escepticismo fren-te a la marcha de la economía.

Pero si bien la primera consecuencia eco-nómica de los ataques terroristas fue que con-tribuyeron a agudizar la recesión, el impac-to mayor no se manifestará en este plano. El problema de fondo consiste en que para sa-car la economía norteamericana de la rece-sión y devolver la confianza a los inversio-nistas y consumidores se requiere una activa participación del estado, el cual a través del gasto público ponga en marcha la máquina económica estadounidense. Esta será sin duda una de las consecuencias más durade-ras, y con ello podemos suponer que la eta-pa neoliberal de la globalización económica empezará a quedar irremediablemente atrás. Esta aseveración la basamos además en el

hecho de que en la medida en que los temas de seguridad adquieran mayor importancia y se conviertan en un referente obligado en la actuación nacional e internacional de to-dos los países, pero sobe todo de los más de-sarrollados, asistiremos a un escenario en el cual el estado comenzará a sustituir a la eco-nomía de mercado. Como escribe Scalfari (2001), "La guerra frontal contra el terroris-mo, tiene necesidad de más estado. No se trata de una oscilación de tipo ideológico, es decir como diría un veterano marxista de un fenómeno superestructural; se trata por el contrario de un cambio estructural. Dotado de una fuerza proporcional a su necesidad. La guerra total al terrorismo se combate au-mentando al máximo nivel posible la segu-ridad interna e internacional. Si el fin de ambas partes contendientes es la mayor o menor seguridad, es evidente que el funcio-namiento del libre mercado y sobre todo del libre mercado global quedará profundamen-te herido".

En el plano de lo deseable, quizás pre-senciemos también otro tipo de evoluciones. Seguramente en un primer momento vamos a asistir a un fortalecimiento del papel de los Estados Unidos en el mundo, pero las con-secuencias del ataque permiten suponer que el tiempo del unilateralismo puede quedar irremediablemente atrás. Porque como escri-be David Held, "Ya no vivimos, si es que alguna vez fue así, en un mundo de comu-nidades nacionales discretas que tienen el poder y la capacidad exclusiva para deter-minar el destino de quienes en ellas habitan. Por el contrario, vivimos en un mundo de comunidades de destino superpuestas. Una respuesta defensible, justificable y sosteni-ble al 11 de septiembre debe ser acorde con nuestros principios básicos y con las aspira-ciones de seguridad de la sociedad interna-cional, con el derecho y con la administra-

Page 18: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

42 • Colombia Internacional 52

don imparcial de la justicia, aspiraciones dolorosamente formuladas después del Ho-locausto y la Segunda Guerra Mundial. Si los medios desplegados para luchar contra el terrorismo contradijesen estos principios, puede que satisfagan la emoción del mo-mento, pero nuestra mutua vulnerabilidad se verá acentuada. Nos alejaremos todavía más de un orden mundial más justo y segu-ro. Esto podría fácilmente suponer el au-mento de la intolerancia respecto a todos los intentos de protestar y de cambiar las cir-cunstancias políticas, aunque respeten la ley y tengan una orientación pacífica. Sin una paz justa en Oriente Próximo y sin un inten-to de anclar la globalización en unos princi-pios significativos de justicia social no pue-de haber una solución duradera al tipo de crímenes que acabamos de ver" (Held, 2001).

Igualmente, independiente de su desen-lace, la comunidad mundial, no la de esta-do, sino la de individuos de todo el planeta encuentra un terreno abonado para propi-ciar el desarrollo de un planteamiento alter-nativo que "contrarrestre la estrategia del odio y el miedo con otra para ganarse los corazones y las mentes. Lo que se necesita es un movimiento a favor de la justicia y legitimidades globales, no estadounidenses, cuyo objetivo sea establecer el sistema de derecho en lugar de la guerra y promover el entendimiento entre comunidades en lugar del terror" (Held y Kaldor, 2001). Si tienen lugar escenarios similares a los que hemos presentado y el mundo acompaña a Estados Unidos a asumir la interdependencia políti-ca global probablemente podamos al cabo del tiempo corroborar que con el ataque a las torres se inició una nueva era. Bienveni-dos al siglo XXI.

BIBLIOGRAFÍA

Ali, Tariq. "Au nom du "choc des civilisations"". Le monde diplomatique No. 571. Septiembre, 2001.

Birnbaum, Norman. "Atenas y Roma, ¿otra vez?". El País. Septiembre 21, 2001.

Bishara, Marwan. "L'ére des conflits asymétriques". Le monde diplomatique No. 571. Septiembre, 2001.

Carlin, John. "El fin de una era". El País. s/f.

Clemons, Steven C. "Etats-Unis, excés de puissance". Le monde diplomatique No. 571. Septiembre, 2001.

de la Dehesa, Guillermo. "¿Es posible evitar una recesión mundial?. El País. Septiembre 26, 2001.

El País. "La guerra red". El País, septiembre 18, 2001.

El País. "El dinero saudí siembra la yihad". El País. Septiembre 30, 2001b.

El País. "Los terroristas quieren dominar aún más Pakistán y Arabia Saudí". El País. Noviembre 14, 2001c.

El País. Septiembre 26, 2001d.

El País. Octubre 4, 2001e. El

País. Octubre 17, 2001f. El

País, octubre 27, 2001g.

Fuller, Graham E. "Afganistán y el terrorismo". El País. Noviembre 10, 2001.

Garton Ash, Timothy. "Sotto le macerie la grande ¡Ilusione". La Repubblica. Septiembre 15, 2001a.

Garton Ash, Timothy. "Aún no sabemos cómo pien-sa el terrorismo musulmán". El País. Septiem-bre 26, 2001b.

Garton Ash, Timothy. "El nuevo mapa de Europa se traza en Afganistán". El País. Octubre 10,2001c.

Garton Ash, Timothy. Historia del presente. Barcelo-na: Tusquets, 2000.

Held, David y Kaldor, Mary. "Aprender de las lec-ciones del pasado". El País. Octubre 8, 2001.

Page 19: El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo XXI -  Hugo Fazio vengoa

El ataque a las torres y el dramático inicio del siglo xxi • 43

Held, David. "Violencia y justicia en una era mun-dial". El País. Septiembre 19, 2001.

Hobsbawm, Erick. Historia del siglo XX. Barcelona: Crítica, 1995.

Kamal Pasha, Mustapha y Samatar, Ahmed I. "The Resurgence of Islam". En: Mittelman, James H. Globalization: critical reflections. Boulder: Lynne Rienner, 1996.

Kepel, Gilíes. "La trampa de la yihad afgana". El País. Septiembre 18, 2001.

Krugman, Paul. "Después del horror". El País. Sep-tiembre 15, 2001.

La Repubblica. Septiembre 27, 2001a.

Le Monde. Octubre 9, 2001.

Naím, Moisés. "Los terroristas también sepultaron ideas". El País. Septiembre 25, 2001.

Nair, Sami. "Actuar sobre las causas profundas del drama". El País. Septiembre 26, 2001.

Navarro, Vincenc. "El error del terror". El País. Oc-tubre 5, 2001.

Nora, Pierre. "Le retour de l'événement". En: Le Goff, Jacques y Nora, Pierre. Paire de l'histoire. París: Gallimard, 1974.

Ottone, Ernesto. La modernidad problemática: cuatro ensayos sobre el desarrollo latinoamericano. Ciudad

de México: CEPAL, Editorial Jus, Centro Lindavista, 2000.

Ramonet, Ignacio. "L'adversaire". Le monde diplomatique No. 571. Octubre, 2001.

Ridao, José María. "Los heraldos del historicismo". El País. Septiembre 21, 2001.

Rifkin. "La guerra que hay detrás de la guerra". El País. Septiembre 22, 2001a.

Roussillon, Allain. "Les islamologues dans l'impasse". Esprit. París. Agosto-septiembre, 2001.

Saghiyen, Hazem. "No todo es culpa de Estados Unidos". El País. Octubre 14, 2001.

Salame, Ghassan. "L'Orient moyen dans un monde en mutation". Monde árabe Maghreb Machrek No. 136. Abril-junio, 1992.

Scalfari, Eugenio. "Piü Stato e meno mercato". La Repubblica. Septiembre 23, 2001.

Touraine, Alain. "La hegemonía de Estados Unidos y la guerra islamista". El País. Septiembre 13, 2001.

Valli, Bernando. "Se il mondo ritorna al passato". La Repubblica. Septiembre 25, 2001.