El auge y caída de Silvio Berlusconi

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Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública Tecnológico de Monterrey -Campus Ciudad de México- Mario Chaparro Altamirano 1109984 El auge y caída de Silvio Berlusconi: La política del fútbol y el liderazgo personalista en la Segunda República Italiana. Maestría en Estudios Internacionales Gobierno y Sociedad Civil 1-xii-2010

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Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública

Tecnológico de Monterrey -Campus Ciudad de México-

Mario

Chaparro

Altamirano

1109984

El auge y caída de

Silvio Berlusconi:

La política del

fútbol y el

liderazgo

personalista en la

Segunda República

Italiana.

Maestría en Estudios Internacionales

Gobierno y Sociedad Civil 1-xii-2010

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Introducción

La década de los años 90 significó un cambio estructural en la vida

política de Italia. La breve distracción creada por la Copa del Mundo

celebrada en 1990 generó un aire esperanzador que alejaba al país del

terrible trauma generado por los anni di piombo, donde el terrorismo y la

violencia atemorizaron la vida social y política en el país. Lo que no se

esperaba el pueblo italiano era que posterior a la superación de aquel

trauma, se enfrentaría a nuevos retos marcados por la corrupción en el

caso Tangentopolis y la operación Manos Limpias [Mani Pulite] que

terminarían por revolucionar el sistema de partidos existentes y

derivarían en lo que se conoce como la Segunda República Italiana.

Es en este marco donde nace y se desarrolla un nuevo fenómeno, la

hibridación del deporte, los medios de comunicación y la política. La

figura dominante en este periodo es la de Silvio Berlusconi, empresario

convertido en político que irrumpió en el medio político italiano en el

año de 1994, y en el cual ha permanecido como una figura clave en la

Italia de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Este trabajo

tiene como objetivo, mostrar el auge y caída de Silvio Berlusconi desde

el modelo de liderazgo propuesto por Heifetz y Linsky (2002), enfatizando

la utilización de la “política del fútbol” como forma para acceder y

mantener el poder.

La propuesta central de este texto versa sobre la idea de que

Silvio Berlusconi ha perdido su capacidad de liderazgo en el medio

político italiano debido a que no supo reaccionar ante los cambios

adaptativos que se produjeron a la entrada del siglo XXI. La estrategia

que utilizó para ascender al poder se desgastó junto con los resultados

deportivos del AC Milan, resultando en un declive de la popularidad del

Primer Ministro, que aunado a la situación actual de Italia y la no

aplicabilidad del modelo de liderazgo, han generado una situación

comprometedora para Berlusconi, misma hará que el próximo 14 de diciembre

afronte una moción de censura en el Parlamento para determinar su

continuidad al frente del gobierno.

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La primera parte de este trabajo consiste en una introducción al

fútbol en la política italiana. Italia es un país donde la ideología está

profundamente insertada en algunos equipos, y que esto ha sido utilizado

por algunos políticos en su beneficio personal. Silvio Berlusconi, no es

el primer caso del empresario que ingresa a la política, pero si el más

exitoso. Posteriormente se abordará el tema del AC Milan, ese equipo que

Berlusconi compró en su peor momento y al cual transformó en una metáfora

de éxito que posteriormente utilizó en su vida política.

A continuación, se hará un repaso de la entrada de Berlusconi a la

árena política italiana, su aplicación del modelo de administración

milanista, y la creación de una identidad que representaba un cambio y

una novedad para los italianos. En seguimiento se enunciará brevemente la

carrera política de Berlusconi, sus altas y bajas, entradas y salidas del

poder, así como la forma en la que éstas sucedieron, antes de llegar al

modelo de liderazgo. Este modelo se aplicará principalmente bajo el

esquema de Heifetz y Linsky (2002), aunque también se retomarán elementos

de otros autores particularmente Malcolm Gladwell (2000). Se concluirá

con un reconocimiento de la importancia que ha tenido Silvio Berlusconi

en la Segunda República Italiana, y la forma en la que transformó el

escenario y la forma de hacer política en el país de la bota.

Calcio y política en Italia

La combinación entre fútbol y política no es nada nueva. Desde los

tiempos de Franco y la Junta argentina el poder político ha servido para

influir en los resultados deportivos, pero no es sino hasta en años

recientes que los resultados deportivos han comenzado a influir en esta

esfera. En el fútbol como en la política, el poder tiene un rol central,

aquel que controla la pelota define el partido y quien tiene el poder

marca el rumbo del país.

Es por esto que en Italia, la idea de una separación entre el

fútbol y la política es inexistente. “El fútbol es la continuación de la

política por otros medios, por lo menos, así es como muchos de los

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italianos parecen verlo (The Economist: 2010). No es difícil suponer

entonces que Italia es uno de esos países donde la lealtad a un equipo

está claramente identificada con una ideología política. Desde el

fascismo y culto a Mussolini mostrado por los tiffosi del Lazio, pasando

por el Livorno comunista y la Juventus obrera, el fútbol siempre ha sido

una potente fuente de capital político, que ha sabido ser utilizado por

diferentes grupos y de diferentes formas (Foot: 2006 p. 355).

Contrario a lo que pudiera pensarse, Silvio Berlusconi no es el

primer millonario que ha buscado alcanzar un poder político a través del

fútbol. Sucedió a finales de los años 30, cuando el naviero napolitano

Achille Lauro se hizo del control del equipo de fútbol Napoli, y logró

ser alcalde de la ciudad y Presidente del Partido Nacional Monárquico. A

pesar de las grandes similitudes entre estos dos empresarios-políticos,

el éxito alcanzado por cada uno es el factor diferenciador. Mientras

Silvio se ha logrado mantener en la escena política desde 1994, la esfera

de influencia de Lauro se quedó siempre a nivel local (Ungari: 2010).

La diferencia del éxito de Berlusconi frente al de Lauro puede

explicarse en términos de comunidades cívicas. Este concepto elaborado

por Robert Putnam (1993) para el estudio de las tradiciones cívicas en

Italia, nos ayuda a entender que en aquellas regiones donde existe un

mayor grado de cultura cívica –civic-ness- era mucho más probable que la

aparición de un líder con capacidad de movilización a través del deporte

tuviera más influencia. En este sentido, no era difícil de esperar que

Berlusconi, proveniente de la Lombardía, una de las regiones con mayor

cultura cívica pudiera tener mucha mayor capacidad política que alguien

proveniente de la Campania, región con el menor índice de civilidad.

No obstante, Lauro siempre fue muy transparente en el uso del

fútbol como maquinaria política. El slogan del equipo “Un grande Napoli

per una grande Napoli”[Un gran Napoli para una gran Nápoles] sirvió para

que el “Comandante” –como se hacía llamar Lauro- se mantuviera como

alcalde gran parte de las décadas de los años 50 y 60, y mostrara que las

profundas conexiones que se crean entre el fútbol y el poder en Italia,

hacen notar lo desatinado que sería ignorar la influencia del deporte más

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popular de la nación cuando se trata de comprender las vicisitudes de su

sistema político (Foot: 2006 p. 363-64).

El método dei rossoneri

En 1986, año en que Silvio se hizo del club, el AC Milan era un

equipo que vivía de su glorioso pasado pero que atravesaba momentos

difíciles. La administración anterior se había visto envuelta en

escándalos de corrupción y arreglo de partidos, y Berlusconi encontró una

oportunidad para reconstruir al equipo, salvándolo de la crisis por la

cual se encontraba.

Para poder entender papel que la amalgama de fútbol y cultura

empresarial tuvo en el desarrollo de berlusconismo como fenómeno

político, debemos considerar el modelo de negocios de Fininvest y la

forma en la que éste fue aplicado al fútbol y posteriormente a la

política (Porro & Russo: 2000). Fininvest al ser una empresa financiera,

poco tenía que ver con los grandes negocios industriales de las familias

empresariales del norte de Italia, lo que se vio reflejado en su

estrategia de expansión en otros sectores, como lo fueron Mediaset, la

Standa, Mondadori y el mismo Milan (Olivieri & Villelli: 2003 p.3);

situación con la que la empresa buscó presentarse como el nuevo paradigma

cultural milanista de la modernización para todo el sistema italiano, que

aún sufría frente al legado del antiguo régimen político [la Primera

República y sus partidos "romanos"] y por el capitalismo de tipo

dinástico [las oligarquías de “Turín”] (Porro & Russo: 2000). En esta

estrategia la imagen de Silvio Berlusconi se convirtió en un elemento

clave, el italiano promedio que triunfa con base en el esfuerzo, el

hombre que se hizo a sí mismo, el negociante perfecto, el líder con

visión, todas cualidades que posteriormente serían utilizadas en la

campaña política.

Cuando Fininvest se hizo del control del AC Milan, buscó darle

continuidad a esta estrategia, a través de la creación de una identidad,

un símbolo que convirtiera a la empresa en algo más que un simple

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negocio, y que al mismo tiempo pudiera alimentar mayores ambiciones de

sus propietarios (Porro & Russo: 2000). Si Berlusconi pensaba ganar con

la adquisición del equipo, i Diavoli también obtuvieron grandes

beneficios. El empresario aplicó sus exitosas estrategias de negocios en

el ámbito deportivo y al poco tiempo causó una profunda reorganización en

el fútbol profesional europeo.

Entre los años de 1988 y 1994, el Milan se convirtió en una de las

fuerzas más dominantes en la historia del fútbol. En esa época obtuvieron

cuatro campeonatos nacionales, tres Copas de Campeones de Europa, dos

Copas Intercontinentales y tres Supercopas. Tal fue el impacto de los

equipos dirigidos por Sacchi y Capello, que durante su reinado, fueron

conocidos como Gli Immortali y Gli Invicibili (A.C. Milan: 2010). El

éxito del equipo demostró que las técnicas de la administración podían

ser perfectamente aplicadas a la gestión deportiva, maximizando no sólo

las ganancias sino también los éxitos deportivos. Las victorias obtenidas

por el equipo derivaron en una mayor identificación de los tiffosi con el

equipo y un sentimiento de lealtad que sirvió para comercializar la marca

a un nivel inesperado, el Milan se convirtió dentro del imaginario

colectivo en una metáfora poderosa de éxito que quedó a disposición de

Berlusconi cuando éste decidió entrar al campo de la política (Porro &

Russo: 2000).

En adición al simbolismo que se generó detrás del resurgimiento del

club como una metáfora de éxito y victoria, hubo otros componentes de la

nueva administración milanista que posteriormente fueron aplicados a las

ambiciones y métodos políticos que utilizó Berlusconi en su carrera al

poder.

La estrategia de comunicación del AC Milan, por ejemplo, fue

diseñada con la finalidad de crear una lealtad hacia el equipo y mostrar

una la lucha por la liberación del país del viejo régimen [los equipos

dominantes Juventus-Inter de Milán]. Además gracias al control sobre los

medios, se obtuvo un papel de víctima y de victimario. Por una parte el

Milan se consideraba una víctima sistemática de la prensa y denunciaba

una persecución contra el equipo, pero al mismo tiempo mediante el uso de

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los medios de comunicación, se podía afectar el resultado de un encuentro

ya que indudablemente se arremetía contra los árbitros por cualquier

acción desfavorable (Levick: 2006).

Interesante resulta que esta misma estrategia ha sido utilizada en

años posteriores durante sus labores como Primer Ministro. No es extraño

que Berlusconi se presente como víctima ante los ataques y

malinterpretaciones de la prensa (Pasha: 2010), pero al mismo tiempo se

presenta en programas de espectáculos y talk shows, para exponer su

versión sobre los escándalos que se generan a su alrededor.

Otro elemento aprendido de la gestión deportiva fue la importancia

que se le dio a la afiliación. Una práctica que comenzó también en el

equipo de fútbol, promocionando la venta de abonos y entradas, pasó

posteriormente a las prácticas comunes de Forza Italia, donde finalmente

el afiliado se convirtió en un aficionado más, sin una capacidad de

decisión en las políticas del partido, que eran impuestas desde la cúpula

administrativa. Para Porro y Russo (2000), esta separación clara de los

roles, asignó a los seguidores la tarea de simplemente seguir los

objetivos establecidos por la administración, por lo que se privó a los

aficionados y a los ciudadanos incluso de la representación simbólica

garantizada por los órganos representativos de la sociedad democrática.

En el caso de Italia, el modelo asociativo fue altamente especializado,

tanto en funciones como en jerarquías, todo derivado de la práctica

adquirida en la administración del fútbol, donde el dueño y el Presidente

toman todas las decisiones.

Umberto Eco (1981 p. 43) señala que es a través del proceso de

interpretación donde el contenido de un signo crece, y es en este sentido

que el modelo de organización y simbólico del Milán se reinterpretó hasta

convertirse en una incubadora para el futuro movimiento político diseñado

por Berlusconi, movimiento que exigía una separación entre los tomadores

de decisiones y los aficionados, donde los miembros del partido no eran

más que seguidores de su líder, sin ninguna oportunidad de participar en

la formulación de ideas y políticas.

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Este fue el camino que transformó al Milan en un mito. Aquel equipo

invencible que se levantó del fracaso, desafió a sus poderosos vecinos

del norte y al Napoli de Maradona, fue lanzado por Berlusconi como la

referencia al cambio. El cambio de una sociedad cansada de la violencia y

los escándalos de corrupción, atraída por el tecnocratismo y carisma del

nuevo líder. Silvio era un empresario reconocido en el país, pero fue el

éxito deportivo dei rossoneri lo que lo lanzó al estrellato y le ayudó a

crear una estrategia organizacional asemejada más a un vehículo de

propaganda y de hegemonía cultural, altamente secundada por los medios

(Foot: 2006 p.376).

La entrada al terreno de juego

A diferencia de lo ocurrido en los años ochenta, donde Italia

experimentó un periodo de continuidad política basado en la alianza entre

los socialistas y los demócratas cristianos (Ginsborg: 1990, l. 9545-69),

el inicio de la década de 1990 fue extremadamente turbulenta para el

sistema de partidos en Italia.

Resultado de los escándalos de corrupción se pensó en la necesidad

de cambiar el sistema electoral existente. El viejo sistema electoral

[1953-1992] nunca produjo a un partido que tuviera una mayoría a nivel

nacional tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, y por lo

tanto los gobiernos fueron siempre coaliciones que se crearon después de

las elecciones. Esto cambió con el nuevo sistema electoral, introducido

en 1993, el cual le dio una gran importancia a la capacidad de los

partidos políticos para agruparse en alianzas con el fin de facilitar, en

la elección, una mezcla entre representantes mayoritarios y

proporcionales (Agnew & Shin: 2008). El dinamismo en la vida política

italiana, alcanzo a los partidos políticos, ya que después de la

conclusión del Tangentopolis, sólo era cuestión de tiempo para que los

principales partidos políticos, la Democracia Cristiana y el Partido

Socialista Italiano, terminaran por desaparecer [1993].

A través de los medios de comunicación, Tangentopolis fue la

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modelación de la representación social del escándalo y por lo tanto

transformada en una cruzada moral, que mantuvo a los debates públicos

centrados en el tema de la corrupción política, donde la atmósfera de

desconfianza generalizada hacia la integridad moral de toda la clase

política, transformó con facilidad el contraste entre lo "viejo" y

"nuevo" (Giglioli: 1998), lo cual favoreció al partido de Berlusconi

cuando éste fue creado a sólo escasas semanas de las elecciones.

Es en este contexto de turbulencia donde nace la figura del Silvio

político. Como señalara Malcom Gladwell (2000), las epidemias y

movimientos sociales están fuertemente influenciadas por su contexto, es

decir la situación, las circunstancias, condiciones y elementos del medio

ambiente, a través del poder del contexto afirma que las epidemias son

sensibles a la condición y circunstancia de los tiempos y lugares en los

que ocurren (Gladwell: 2000, p. 139).

La entrada de Silvio al terreno político, fue algo nunca antes

visto en la historia política italiana. Después de una larga

investigación, los asesores de Berlusconi llegaron a la conclusión de que

el único lenguaje que unía a los italianos era aquel que tenía que ver

con el fútbol (Foot: 2006, p.377) y en ese tenor fundó, en 1993 Forza

Italia1 un partido político llamado como un cántico futbolístico. Parte

de su discurso político se basó en convencer a los votantes que iba a

transformar al país como lo había hecho con el AC Milan. De la misma

forma que sucedió con el equipo, Italia venía recuperándose de su propio

escándalo de corrupción y aspiraba con convertirse en un Estado próspero,

organizado, rico y respetado en Europa (Kuper: 1994), situación que

encajaba perfecto con la imagen que Silvio se había construido en años

anteriores.

El contexto que existía en la última década del siglo XX, tenía

todas las condiciones para que se diera la aparición de una figura

1 El nombre del partido viene de una expresión común utilizada por los fanáticos del deporte en acontecimientos deportivos, particularmente por los seguidores del fútbol, quienes lo utilizan para apoyar a la selección nacional, y el cual significa “Vamos Italia”

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carismática con un alto grado de liderazgo personal, y que aprovechara el

auge de los medios masivos de comunicación como actores importantes en la

competencia política. Berlusconi, bajo este escenario, tenía un elemento

muy importante a su favor, era el dueño de los medios de comunicación.

Es cierto que el poder del Primer Ministro sobre los medios de

comunicación sólo representa parcialmente su éxito, pero el hecho de que

sus canales invadieran la televisión con modelos de consumo importados de

los Estados Unidos, supuso un cambio en los consumidores. Se desarrolló e

impuso en Italia el infotainment2, y asimismo la información, el

entretenimiento y la política se entrelazaron, transformando a Italia en

un gran show televisivo donde la disidencia se ha conquistado a través de

las pantallas de televisión en cada casa italiana (Masera: 2009).

Para sus detractores, esta posesión de los medios de comunicación y

su mezcla de intereses convierten a Berlusconi en una amenaza para la

democracia, y lo hacen el precursor del nuevo dictador (Foer: 2004, l.

2124-46), el ciudadano Kane, magnate de los medios de comunicación que

puede manipular y controlar el discurso público para garantizar que el

poder y beneficios que ha obtenido, no puedan ser debidamente retados.

Cuando Silvio Berlusconi presentó sus aspiraciones políticas, lo

hizo como cualquier aspirante a celebridad lo hubiera hecho, a través de

la televisión. El hasta entonces empresario, presentó un video en el cual

hacía notar formalmente su intención de integrarse a la vida política y

tomar las riendas del país. Preparado para crear un impacto mediático, el

discurso dado a través del video hizo principalmente referencia a las

palabras, “libertad”, “Italia”, “esperanza”, “nuevo”, “sueño” y

“confianza”, finalizando con la frase “alcanzar el nuevo milagro

italiano” (Stille: 2007). Fue a partir de ese discurso, cuando comenzó a

hacer una fuerte referencia al fútbol en su lenguaje, anunciando su

2 Cuando el contenido de los medios de comunicación o la programación que se supone es informativo incluye también contenidos de entretenimiento en un esfuerzo por aumentar la popularidad entre el público y los consumidores (Demers: 2005 , p.143).

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candidatura mediante la discesa in campo (Berlusconi:1994), es decir, la

entrada al campo de juego; y como sucedió cuando su Milan ingresó al

terreno de juego, la transformación no se hizo esperar.

Silvio Berlusconi tuvo la precaución de insertar en todo su

discurso público, una serie de metáforas y significados que hacían eco al

mundo futbolístico. Mediante esta estrategia, Berlusconi utilizó con

éxito el atractivo del fútbol en Italia para obtener el apoyo político

para su “partido-populista-de-figura-única” en un momento altamente

divisivo y aunado al colapso de los partidos políticos (Markovits&

Rensmann: 2010). Para Porro y Russo (2000), el deporte es una

“metanarración” de la carrera política de Berlusconi, así como de la

escena política en su conjunto. Es la mezcla de un lenguaje evocador

producido por el fútbol, sostenido por un imperio en los medios de

comunicación proveyeron al recién llegado de las herramientas necesarias

para salir airoso de las elecciones celebradas en 1994.

Los escándalos de corrupción a los que nos hemos refereido

anteriormente resultaron en un tremendo golpe electoral para los cinco

partidos políticos en el gobierno [Democracia Cristiana, Partido

Socialista Italiano, el Partido Social-Demócrata Italiano, Partido

Republicano Italiano y el Partido Liberal Italiano], lo que creó

expectativa sobre una posible victoria del Partido Democrático de la

Izquierda, heredos del comunismo italiano, situación que fue confrontada

con la aparición de Forza Italia.Utilizando nuevamente el lenguaje

futbolístico y expresándolo en un juego de identidad basado en la

dialéctica del nosotros vs. ustedes, el partido de Berlusconi se erigió

también como la defensa de Italia contra el comunismo.

Berlusconi, además de enfocarse en atraer a los votantes del

Pentapartito [los cinco partidos políticos en el gobierno], diseñó

una estrategia de alianzas tan pragmática como impensable, que

resultó exitosa. Si bien a diferencia de otros partidos políticos

que basaban su fortaleza en las bases regionales, Forza Italia

tenía una cobertura nacional, lo que le permitió buscar aliados

Page 12: El auge y caída de Silvio Berlusconi

tanto en el norte como en el sur del país (Agnew & Shin: 2008) a

fin de presentarse con la suficiente fortaleza a las elecciones de

1994.

Esta alianza a la que Stille (2007) llama “El Diablo y el

Agua Bendita”, por la diferencia que existe entre los partidos que

la componen, unió a dos movimientos políticos sin nada en común.

En el norte del país se alió con la Liga del Norte [Lega Nord]

formando la alianza Polo de la Libertad [Polo delle Libertà],

mientras que en el centro y sur creó el Polo del Bueno Gobierno

[Polo del Buon Governo] con el pos-fascista Alianza Nacional

[Alleanza Nazionale]. La estrategia de Forza Italia consistió

juntar a los dos partidos sin realmente unirlos, ya que la alianza

se limitó a las zonas de influencia de cada uno de los partidos,

evitando así la confrontación entre ellos, pero obteniendo los

votantes de cada uno.

La campaña electoral estuvo marcada por el uso indiscriminado

de los medios de comunicación y la manipulación de las encuestas

por parte de las consultoras de opinión propiedad de Berlusconi, y

finalmente el 28 de marzo de 1994, la coalición de Silvio ganó las

elecciones con un 46.3% de las votos, con Forza Italia obteniendo

el 21% del total de votos, en lo que Porro y Russo (2000) llamaron

“un golpe de Estado mediático” y el primer símbolo de que la

política se estaba reduciendo a una pelea entre distintas formas

de manipulación. A penas unos días antes de enfrentar un difícil

voto de confianza en mayo de ese año, en la ciudad de Atenas, el

AC Milan de Silvio Berlusconi destrozaba al Barcelona en la final

de la Copa de Campeones de Europa. Este momento marcaba el fin de

la era del Dream Team catalán, y el inicio de la era Berlusconi en

Italia.

Page 13: El auge y caída de Silvio Berlusconi

La era Berlusconi

En junio de 1994, justo después de tomar el control de su primer

gobierno, Berlusconi prometió transformar a Italia, a semejanza del

Milan, pero no estaba precisamente hablando de la ciudad (Foot: 2006).

Ese fue el espíritu con el que Silvio comenzó su primera etapa en el

gobierno, misma que solamente duraría unos meses. En ocasiones no se

comprenden las razones que llevaron a Berlusconi al poder, un individuo

nuevo en la política y con un pasado brumoso, no era precisamente quien

debiera liderar a la Italia cansada y harta de la corrupción (Stille:

2007).

Pero entonces, podemos explicar la llegada de Berlusconi al poder

por varios factores (Stille: 2007). En primer lugar, llenó el vacío

político que dejaron los partidos de centro y derecha, que habían

representado una mayoría en los años anteriores. En este sentido, y

frente al nuevo modelo electoral italiano, fue Berlusconi quien mejor

entendió la idea de winner-takes-all y construyó la alianza más amplia

posible, además de producir un mensaje más claro y llamativo que sus

adversarios, utilizando su imperio mediático, mismo que llamaba al

cambio, ofreciéndose él como la nueva alternativa.

Adicionalmente, si bien su estrategia mediática se centraba en el

cambio, Forza Italia se dirigió a todos los sectores del electorado. En

el sur interpretó los elementos de la vieja política, creó redes

clientelistas y se enfocó en penetrar en las zonas rurales menos

educadas, mientras que en el norte implementó elementos novedosos. Los

jóvenes que nacieron con la televisión recibieron toda la influencia de

su campaña mediática y los empresarios y emprendedores que encontraron en

él un modelo a seguir, se convirtieron en sus fieles seguidores, como lo

era La Fossa dei Leoni3 del Milan.

3 La Fossa dei Leoni fue una asociación de los seguidores ultras del AC Milan, fundada en 1968. Fue el primer grupo de ultras formado en Italia.

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Una observación muy interesante es realizada por Stille (2007, l.

3303) cuando señala que los votantes de Berlusconi, sin importar su

procedencia geográfica o estrato social, tenían una cosa en común: un

grado inusual de lealtad a las cadenas televisivas de Silvio. Pero aún

así, la estancia de Berlusconi en el poder fue tan fugaz como su llegada

al poder. En ese periodo se enfrentó a una investigación realizada en su

contra en la ciudad de Milán, protestas masivas en Roma sobre el plan

financiero del gobierno, pero más importante aún, las alianzas con

partidos políticos tan distantes que lo habían llevado al poder meses

atrás, se quebraron.

Esto sucedió cuando Umberto Bossi, líder de la Lega Nord expresó

que el pacto de alianza no había sido respetado, señalando que Forza

Italia se estaba haciendo fuerte a expensas de un debilitamiento de Lega.

Fue hasta el mes de diciembre cuando la ruptura se hizo oficial, y

mediante la cual Bossi y sus seguidores rompieron la coalición y formaron

u nuevo gobierno. Al dejar de ser Primer Ministro, Berlusconi regresó

como un miembro más de la Cámara de Diputados, pero estar fuera del poder

y trabajar para volver le era más afín que gobernar, y los años de 1994 a

2001 [su regreso al poder], fueron de intensa campaña política,

presentándose como externo al sistema político y una víctima del mismo.

No obstante su salida como Primer Ministro, Berlusconi se mantuvo

cerca del poder y aprovechó todas las condiciones para convertirse en un

líder de oposición. Su partido seguía liderando la coalición, y el nuevo

Primer Ministro, Lamberto Dini, había sido el Titular del Ministerio del

Tesoro durante la administración anterior e incluyó en su gabinete a

gente cercana al ex-Primer Ministro. Esto le permitió a Berlusconi jugar

desde una doble posición (Stille: 2007), la del crítico del gobierno que

no toma responsabilidad por las acciones que éste realiza, pero que al

mismo tiempo tiene un gran control sobre lo que sucedía al interior.

Estos años estuvieron marcados por la derrota en las elecciones de

1996, donde su coalición fue remplazada por un gobierno de centro

izquierda encabezado por Romano Prodi. La lectura que se desprende de la

derrota de la coalición encabezada por Berlusconi en 1996 es que aún la

Page 15: El auge y caída de Silvio Berlusconi

distracción del pueblo y la conducción de la opinión pública son artes

imperfectas y no garantizan la victoria en una elección (Agnew: 2007,

p.21). El gobierno de Prodi también cayó por disputas internas, entre la

izquierda moderada y los comunistas. Para 1999 se celebraron elecciones

europeas en las que Berlusconi aprovechó que no competía contra un

economista moderado sino contra un ex-comunista, D’Alema (Stille: 2007),

y logró una importante victoria que prepararía su regreso para el año

2001.

Para las elecciones celebradas en 2001, Berlusconi se presentó como

el líder de una nueva coalición de centro-derecha, la Casa de las

Libertades [Cassa delle Libertà], que incluía a la Unión de Cristianos y

Centro Demócratas, Lega Nord, Alleanza Nazionale, elección en la cual

venció al entonces alcalde de Roma, Franceso Rutelli, quien encabezaba la

coalición de izquierda El Olivo [L’Ulivo]. Como resultado de esta

elección, en apariencia Berlusconi gozaba de mayor capacidad para

gobernar, debido a la mayoría lograda en las dos cámaras, no obstante los

años siguientes estuvieron marcados por las derrotas electorales, que si

bien no lo hicieron renunciar a su puesto, lo obligaron a formar nuevos

gobiernos.

Después de sufrir diversos golpes electorales, el gobierno de

Berlusconi terminó por caer en 2006. Ese año, representó una mezcla de

sentimientos para el entonces Primer Ministro, ya que mientras en Berlín,

Fabio Cannavaro levantaba la Copa del Mundo para Italia, Berlusconi no

podía disfrutar de la gloria del elemento al que durante tanto tiempo

había atado su carrera política. Mientras gli azzurri festejaban el

título, gli azzurri de Forza Italia habían sido derrotados en las

elecciones unos meses antes. Si bien el fútbol era una metáfora que

Silvio había utilizado para la victoria (Levick: 2006), en esa ocasión la

victoria le perteneció a un viejo conocido, Romano Prodi.

Pero al cabo de dos años, el Gobierno de Prodi dejó de ser popular,

y resultado de la derrota en las elecciones para el Senado de enero de

ese año, el Presidente Giorgio Napolitano disolvió el Gobierno de Prodi y

se convocaron elecciones para el mes de abril. En esas elecciones

Page 16: El auge y caída de Silvio Berlusconi

compitieron por una parte el Pueblo de la Libertad [Il Popolo della

Libertà] formado por la fusión entre Forza Italia y Alleanza Nazionale,

en coalición con otros partidos [Legar Nord y Movimento per le Autonomie]

y encabezado por Berlusconi, y por otra parte el Partido Democrático

liderado por otro ex-alcalde de Roma, Walter Veltroni. Esta es la

coalición que se mantiene al momento, no obstante desde el rompimiento

entre Berlusconi y Gianfranco Fini, líder del partido Futuro y Libertad,

y Presidente de la Cámara Baja, y la ruptura de la coalición en el seno

del Pueblo de la Libertad, el Primer Ministro afrontará una moción de

censura el próximo 14 de diciembre, que decidirá si permanece o no al

frente del gobierno.

Pareciera que durante estos años el fútbol dejó de formar parte de

la agenda pública, pero como Primer Ministro, en una serie de ocasiones

Berlusconi realizó intervenciones directas en el mundo del fútbol, tanto

así que incluso se llega a señalar que la vida política en Italia fue

“futbolizada” (Foot: 2006, p.378). Por ejemplo, durante su segundo

mandato, Berlusconi usualmente comentaba sobre asuntos futbolísticos e

incluso pasó un decreto que permitía a los clubes más importantes

extender sus deudas patrimoniales durante varios años.

El modelo de liderazgo

Malcolm Gladwell (2000) cuando establece “la ley de los pocos”

reconoce la existencia de personas con características especiales. El

fenómeno Berlusconi, su estancia en las esferas altas del poder, con sus

altas y sus bajas, sólo se puede explicar mediante el reconocimiento de

que el político de Milán, tiene unas cualidades que lo distinguen de los

demás.

Continuando con el lenguaje de Gladwell, es válido señalar que Silvio

Berlusconi es un Conector. Los conectores para Gladwell son aquellas

personas que están vinculadas a todos los demás en pocos pasos, y que

conectan al resto del mundo a través de ellas, son aquellos individuos

que tienen un don especial para unir al mundo, y cuya importancia no

Page 17: El auge y caída de Silvio Berlusconi

radica en el número de personas que conoce, sino a los diferentes tipos

de personas y círculos sociales. Entre mayor cercanía tenga una idea con

un Conector, mayor probabilidad tiene de reproducirse y darse a conocer a

diferentes sectores, el caso de Forza Italia es el mejor ejemplo. Esta

misma idea es retomada por Heifetz y Linsky (2002), quienes señalan que

una de las cualidades distintivas de las personas con mayor éxito es el

énfasis que ponen en las relaciones personales. Para Silvio, no importa

si es un político, un mafioso, un alto empresario, un futbolista o una

modelo, sus redes de contactos abarcan todo el espectro de la sociedad

italiana, lo que le permite encontrar siempre a la mejor persona para

satisfacer sus necesidades.

En segundo lugar, Gladwell reconoce la existencia de otro tipo de

personas, los vendedores. Lo que este autor nos dice (2000), es que los

vendedores son persuasores, gente carismática con una capacidad de

negociación de gran alcance, con una habilidad que hace que los demás

estén de acuerdo con ellos, y que su importancia está basada en el hecho

de que pueden hacer lo mismo con cosas pequeñas que con las grandes, y

que a cierto nivel, la gente no puede resistirse a ellos. Berlusconi es

el vendedor por excelencia, el empresario exitoso convertido en político

que posee un carisma sin comparación. A pesar de los errores, los

escándalos y problemas, la gente regresa a él, Berlusconi, como un buen

vendedor, se ha vuelto irresistible para el pueblo italiano.

En su libro, Heifetz y Linsky (2002) analizan el concepto de

liderazgo, y en particular los retos y desafíos que éste presenta, así

como la forma de afrontarlos. En primer lugar reconocen la importancia de

aceptar y saber afrontar los cambios, señalando lo peligroso que es

pedirle a una comunidad que cambie sus estilos de vida, ya que ellos

mismos se resisten al cambio. El cambio viene porque nos enfrentamos a

problemas y situaciones no existentes previamente, pero que requieren un

proceso de adaptación, estos cambios es a lo que los autores llaman

“cambios adaptativos” y que reafirma la aparición de líderes como el

individuo que puede interpretarlos y resolverlos.

Page 18: El auge y caída de Silvio Berlusconi

Como no hemos dejado de mencionar, la década de los años noventa en

Italia, resultó extremadamente turbulenta en el ámbito político. El país

estaba viviendo un proceso adaptativo del cambio de la Primera República

a la Segunda, y era necesario interpretar la forma de gobierno que

requeriría esta nueva situación. Ante esto, Berlusconi supo entender el

cambio adaptativo y entró en escena durante un período de transición que,

como señalan Porro y Russo (2000) si bien representaba una ventaja para

los nuevos contendientes, los obligaba a hacer algún tipo de innovación.

En este sentido, se reconoce que la originalidad política del movimiento

encabezado por Berlusconi radicaba en que Silvio se presentaba como un

externo frente al mercado político tradicional, un estilo político basado

en el uso excesivo de los medios de comunicación, y la creación de un

lenguaje híbrido y lleno de simbolismos que hacía referencia al fútbol y

a su experiencia como Presidente de uno de los equipos más importantes de

fútbol.

Este fue el discurso con el que Berlusconi "entró al campo".

Siempre manejó la idea de que él era una persona ajena al mundo político,

una alternativa a los políticos tradicionales, cuyo tema recurrente en

campaña de comunicación es que él representaba un producto completamente

nuevo, que no se encontraba viciado por la corrupción y el escándalo de

los otros partidos políticos. Si queremos entenderlo en otros términos,

Silvio vendió la idea de que él poseía ese "velo de la ignorancia"

rawlsiano que le permitiría decidir de mejor manera para todo el pueblo

italiano.

El auge y caída de Berlusconi se entiende porque así como supo

entender los cambios y presentarse como la figura del líder que Italia

necesitaba, Silvio también cometió una serie de errores de juicio que lo

llevaron a pasar de dirigir el gobierno, a ser la oposición. Uno de estos

errores fue no medir las expectativas del electorado italiano a su

llegada en 1994. Como Heifetz y Linsky (2002) señalan, uno de los

problemas del liderazgo radica en que la gente espera que la autoridad

tenga todas las respuestas, y frecuentemente termina decepcionándoles,

dando la idea falsa de que un nuevo líder resolverá el problema. Esto se

Page 19: El auge y caída de Silvio Berlusconi

vio reflejado cuando a los pocos meses de haber llegado al poder, tuvo

que renunciar al fragmentarse su coalición. Lo mismo pasó en 2001, si

bien supo capitalizar los desencuentros de la ciudadanía con la

izquierda, no supo como encaminar el gobierno por un buen camino, y

perdió elección tras elección durante su segundo mandato.

A decir de los autores, el desafío y riesgo inicial de ejercer el

liderazgo consiste en ir más allá de la autoridad, a fin de lograr que

las personas resuelvan los problemas inmediatos. Pero ir más allá de la

autoridad no significa abusar de ella, y en este sentido, Berlusconi se

encontró en los dos lados de la moneda. En un primer momento, asumió el

riesgo y sobrepasó su autoridad cuando de un momento a otro ingresó al

mundo de la política, si bien durante algunos años fue generando la

estructura que le permitió tener una presencia en toda Italia, su entrada

fue una irrupción que nadie esperaba. El problema fue que tiempo después,

ya siendo Primer Ministro, fue más allá de su autoridad mediante la

aprobación de leyes y promulgación de decretos a su favor, además del

excesivo control en los medios para sus propios fines.

Mediante la aplicación de este modelo, podemos encontrar una

tendencia. Silvio Berlusconi asumió muy bien el rol del nuevo líder al

inicio de su carrera política, pero conforme fueron pasando los años, ha

dejado de darle importancia a ciertos aspectos, tratando de resolver

todos los problemas como si fueran técnicos y dejando de lado la búsqueda

de adaptabilidad. Un ejemplo claro que nos enseña la forma en la que

Berlusconi trabajó en sus inicios, es a través del concepto de la

“perspectiva desde el balcón” (Heifetz y Linsky: 2002), lo cual

significa apartarse mentalmente dela situación a fin de obtener una

visión más clara y una perspectiva global de lo que sucede.

En un principio, la situación de ajeno o outsider le permitió a

Berlusconi distanciarse de la antigua mentalidad política italiana. De

esta forma, al mismo tiempo que obtenía una visión global de la situación

que existía, se fue forjando una imagen pública muy atractiva para el

electorado. Se reafirmaron sus cualidades como un empresario exitoso que

se hizo a sí mismo, como la cabeza de un imperio televisivo que fue capaz

Page 20: El auge y caída de Silvio Berlusconi

de romper el monopolio que existía de la radiodifusión pública y como un

empresario del entretenimiento, al mismo tiempo que se presentaba como el

homo novus y el mesías cuya función radicaba en el dirigir a Italia por

un mejor camino (Porro & Russo: 2000).

Los logros heroicos del AC Milan, la antigua gloria caída del

fútbol italiano que se levantó de sus cenizas para alcanzar la victoria

en la arena mundial, ese equipo en bancarrota que se convirtió en la cuna

de Gli Immortali y Gli Invicibili se convirtieron también en parte del

contenido simbólico en el que Berlusconi demostraba su capacidad para

hacer frente a los cambios que se presentaban, y la forma en la que había

encontrado las herramientas para afrontarlos y superarlos.

Pero a pesar de las ventajas que le daba ser dueño del equipo de

fútbol italiano más exitoso en las últimas dos décadas, y controlar el

imperio de los medios de comunicación, Berlusconi no estuvo exento de

enfrentarse a las cuatro formas básicas de los peligros del liderazgo que

Heifetz y Linsky identifican (2002). La marginación fue el primer

peligro al que Berlusconi no fue capaz de enfrentarse. Para los autores

existen momentos en que la marginación alcanza a los gobernantes, cuando

éstos llegan a identificarse tanto con un problema que se convierten en

el problema mismo. La situación de Berlusconi con la corrupción es un

claro ejemplo de esto. Él se identificó como la solución a este problema,

pero su nebuloso pasado y sus allegados vínculos con la mafia, han

provocado que cuando se escucha el término corrupción en Italia, se haga

una semiosis casi automática con la figura del Primer Ministro.

El segundo peligro identificado por Heifetz y Linsky es la

desviación, la cual ocurre cuando se aparta a las personas de sus

objetivos mediante la sobrecarga de la agenda, y la asignación de nuevas

responsabilidades. En este caso, el mismo Berlusconi se encargó de sobre

saturar su agenda, añadiendo a sus funciones de Primer Ministro, las de

empresario y Presidente de un equipo de fútbol. Después de un tiempo

entendió el problema, situación que hizo que su hija Marina tomara las

riendas de la editorial Mondadori en 2003 y Adriano Galliani la

dirigencia del AC Milan en 2004.

Page 21: El auge y caída de Silvio Berlusconi

El ataque es otro peligro del liderazgo, y es el que los autores

consideran como el método más ensayado y comprobado para neutralizar un

mensaje. En el caso de Berlusconi, su posición como magnate de los medios

lo sitúa en una doble situación, la de víctima y victimario. Por un lado,

el se queja de los ataques que realiza la prensa en contra de su persona

y de los escándalos que destapan, pero por otra parte, el utiliza su

aparato mediático para atacar a la oposición, y para poner y remover

periodistas y editores a su conveniencia. La guerra entre los medios “pro

y contra” Berlusconi son constantes, y esto siempre funciona como un

mecanismo para desviar la atención.

El último peligro que Heifetz y Linsky (2002) mencionan es la

seducción. Silvio es un personaje que seduce y es seducido. Hemos hablado

anteriormente del gran poder de atracción que tiene, y la forma en la que

logra convencer al electorado de regresar al poder, no obstante las

circunstancias y el pasado. Pero al mismo tiempo, la seducción muestra su

lado débil, las mujeres. Escándalo tras escándalo ha surgido posterior a

su divorcio con Veronica Lario, modelos, velinas, escorts y menores,

todas han aparecido en la vida de Berlusconi en los últimos dos años. Y

el Primer Ministro no piensa cambiar, “Soy una persona feliz, amo la vida

y las mujeres” (Associated Press: 2010) afirmó hace unos días cuando se

destapó el último escándalo con la joven Ruby, la cual se dice es

pariente del Presidente de Egipto.

Finalmente, nuestros autores afirman que uno de los problemas más

comunes de los líderes es que en ocasiones son rechazados porque no

aprecian el sacrificio de los demás, el líder tiene que dar el ejemplo

con su conducta y mostrar como un cambio adaptativo es beneficioso para

el conjunto aunque puede perjudicar algunas de las personas que se habían

beneficiado con el sistema anterior. En este sentido Berlusconi ha

fallado, nunca ha reconocido el esfuerzo y sacrificio que realizan los

demás para mantenerlo en el poder. Sus alianzas si bien son totalmente

pragmáticas, se fracturan al poco tiempo, porque Berlusconi absorbe toda

la atención y las ventajas para sí mismo, retirando oportunidades a sus

aliados. Los casos de Bossi en 1994 y Fini en la actualidad, representan

Page 22: El auge y caída de Silvio Berlusconi

claros ejemplos de cómo Berlusconi no aprecia el sacrificio realizado por

sus aliados, y termina perdiendo su apoyo, situación que anteriormente le

costó el puesto, y en la actualidad parece seguir el mismo camino.

Conclusiones

En vista de lo anterior, podemos considerar a Berlusconi como un

ejemplo de liderazgo innovador que ha cambiado las reglas del juego

político. Agnew (2007, p.19) señala que otros políticos han seguido el

camino que él dirigió, y que Italia se ha transformado en los últimos 20

años, pasando de un modelo neoclásico democrático, fundada en la

competitividad del sistema multipartidista, a un modelo democrático post-

clásico, que más allá de la representación, depende de las encuestas de

opinión de la televisión y en los sondeos de la opinión pública.

Este dependencia en las encuestas de opinión y en los sondeos

televisivos, está basado en la imagen que el político se creó ante los

medios. Imagen creada a través de la posesión de un amplio imperio de

medios masivos, el cual, basó su mythos en la imagen de un empresario de

fútbol, a través de la cual contó la historia de éxito de un magnate

moderno que había transformado rápidamente un equipo viejo, con glorias

pasadas y al borde del colapso financiero en uno de los equipos de fútbol

más poderoso del mundo; haciendo un fuerte énfasis en la modernización

(Porro & Russo: 2000).

Aquí hemos sido testigos de la adopción de uno de los elementos más

importantes del modelo de Heifetz y Linsky, que es el miedo al cambio y

al hacer frente a los retos que se nos presentan. Cuando se hizo cargo

del Milan, Berlusconi fichó a un joven entrenador, Arrigo Sacchi, el cual

no tenía un pasado futbolístico exitoso, pero que gracias a su innovativo

y poco convencional forma de entender el juego, creó un equipo temible

que posteriormente ayudó a consolidar la imagen de Berlusconi como un

hombre decidido a tomar el riesgos con el fin de alcanzar el éxito.

El modelo de liderazgo de Berlusconi creó un Weltanschauung, una

visión del mundo que fue etiquetada como Berlusconismo (Porro & Russo:

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2000). Esta visión representa una filosofía de vida basada en el culto

del hombre de negocios exitoso, predicando el credo de la innovación y

difundir la buena palabra y su propia forma de vida para el resto de la

humanidad. Para estos mismos autores, es una filosofía del egoísmo,

genéticamente monopólica y que tiene sus raíces en la parábola de la

persona que construye un vasto imperio de la nada y que, en virtud de

este logro, tiene derecho a contar su historia.

El Berlusconismo tiene su aplicabilidad en diversos sectores.

Inicialmente el término fue acuñado para el mundo del fútbol (Porro &

Russo: 2000) y se refería a la estrategia del Presidente del AC Milan a

través de la cual compraba a los jugadores más fuertes en el mercado

italiano y en el mundo para evitar que formaran parte de los equipos

rivales, incluso si eso significa mantener muchos de ellos fuera del

juego; y era asimismo el Berlusconismo es el deseo de la victoria a

cualquier precio, incluido el sacrificio del entretenimiento debido al

dominio monopólico de un equipo y la organización innovadora de una

empresa dedicada a ofrecer toda una experiencia de entretenimiento. Pero

a nivel político el Berlusconismo existe también, y significa el énfasis

en una relación populista entre el líder y la población en general

(Agnew, 2007).

Como señalara John Agnew (2007), una mejor comprensión de este

fenómeno puede ser adquirida a través del entendimiento del

Berlusconismo, un movimiento fundado en una combinación de empresas

comerciales, medios de comunicación masivos y el fútbol. Esto es

la piedra angular de la política berlusconiana, una nueva versión del

discurso y estrategia política que se inspira en estas tres áreas.

Berlusconi es una figura creada a través de una aplicación excelsa

del modelo de liderazgo, pero que posteriormente ha dejado de otorgarle

importancia, lo que se ve reflejado su caída, víctima de los peligros

relatados por Heifetz y Linsky. Con todo el estilo Orwelliano, Silvio es

un hombre sin una historia detrás de él, el hombre del que no se conoce

su pasado porque simplemente se proyecta al fututo, y que esto le ha

permitido ejercer una posición de líder de la que otros no se pueden

Page 24: El auge y caída de Silvio Berlusconi

beneficiar.

Berlusconi tiene el gran mérito de haber futbolizado la política en

un país que vive del fútbol. No es difícil de notar que los peores años

de Italia están relacionados con las peores crisis del fútbol italiano.

Es la misma política la que le ha permitido estar tanto tiempo en una

posición de poder en el ámbito político, no importa si es como dirigente

o como oposición la figura de Silvio se ha convertido en indispensable en

el escenario político. Mucho se ha exaltado la excelente aplicación del

modelo de liderazgo en los primeros años de su presencia en el escenario

político, pero en años posteriores, se ha dejado de lado. Los constantes

escándalos, tanto de su vida privada como pública han deteriorado su

posición frente al electorado, Berlusconi transformó a Italia en un gran

talk-show, pero este mismo show se ha revertido en su contra (Masera:

2009).

Silvio afronta desde mí entender el momento más complicado en su

vida política. Aunado a los problemas en su vida privada, los escándalos

y juicios en su contra, su capacidad para hacer alianzas se ha visto

cuestionada, y peor aún, se ha quedado sin políticos con los cuales

aliarse. Si pretende mantenerse en el poder, es imperativo que regrese a

las antiguas prácticas de liderazgo que realizó en sus inicios, o volverá

a su antigua posición de observar los acontecimientos desde fuera.

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