El barroco

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EL BARROCO (SIGLO XVII) Esta época coincide con un período de crisis económica, política y social, que se reflejó en una cultura de contrastes. Marcada por el pesimismo y el desengaño, se vuelve a la religiosidad profunda. El hombre del XVII oscila entre la resignación y la rebeldía (vitalismo desengañado); de ahí el gusto por lo elaborado, por los retorcimientos. LÍRICA El Barroco persigue la originalidad hiperbólica, lo exagerado y desmedido, el enfrentamiento de contrarios… Estos rasgos se concretan en dos tendencias que se basan en la complicación de la expresión, a expensas del contenido (conceptismo) o de la forma (culteranismo). El conceptismo se basa en la asociación ingeniosa y sorprendente de ideas y palabras. Usa un léxico racionalista (busca el significado, no la emoción), crea palabras y emplea recursos retóricos (especialmente los de contradicción). Su máximo representante fue Quevedo: delicado y cruel a la vez, expresa su amarga visión cerebral de la realidad con angustia, desgarro o burlas. Su poesía presenta una amplia variedad temática (poemas metafísicos, morales, religiosos, amorosos y satíricos) y su estilo se caracteriza por el empleo de metáforas, juegos de palabras (sustantivaciones insólitas, traslados de significado, creación de palabras nuevas) y numerosas figuras literarias así como combinaciones métricas. Quevedo escribió, en prosa, su única novela: El Buscón, que introduce algunos cambios en la concepción de la picaresca, como la deshumanización del narrador protagonista. El culteranismo tiene como rasgo más característico el uso de cultismos, sobre todo los esdrújulos, de gran valor musical. Emplea abundantes recursos retóricos, léxico colorista y sintaxis latinizante, de gran complicación. Luis de Góngora es el poeta de los sentidos. Las notas características de su poesía son el sentido pictórico, la naturaleza, la variedad temática (destaca su poema culto Soledades, compuesto en silvas), los cultismos, los hipérbatos, las alusiones mitológicas y las

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EL BARROCO (SIGLO XVII)

Esta época coincide con un período de crisis económica, política y social, que se reflejó en una cultura de contrastes. Marcada por el pesimismo y el desengaño, se vuelve a la religiosidad profunda. El hombre del XVII oscila entre la resignación y la rebeldía (vitalismo desengañado); de ahí el gusto por lo elaborado, por los retorcimientos.

LÍRICA

El Barroco persigue la originalidad hiperbólica, lo exagerado y desmedido, el enfrentamiento de contrarios… Estos rasgos se concretan en dos tendencias que se basan en la complicación de la expresión, a expensas del contenido (conceptismo) o de la forma (culteranismo).

El conceptismo se basa en la asociación ingeniosa y sorprendente de ideas y palabras. Usa un léxico racionalista (busca el significado, no la emoción), crea palabras y emplea recursos retóricos (especialmente los de contradicción). Su máximo representante fue Quevedo: delicado y cruel a la vez, expresa su amarga visión cerebral de la realidad con angustia, desgarro o burlas. Su poesía presenta una amplia variedad temática (poemas metafísicos, morales, religiosos, amorosos y satíricos) y su estilo se caracteriza por el empleo de metáforas, juegos de palabras (sustantivaciones insólitas, traslados de significado, creación de palabras nuevas) y numerosas figuras literarias así como combinaciones métricas.

Quevedo escribió, en prosa, su única novela: El Buscón, que introduce algunos cambios en la concepción de la picaresca, como la deshumanización del narrador protagonista.

El culteranismo tiene como rasgo más característico el uso de cultismos, sobre todo los esdrújulos, de gran valor musical. Emplea abundantes recursos retóricos, léxico colorista y sintaxis latinizante, de gran complicación. Luis de Góngora es el poeta de los sentidos. Las notas características de su poesía son el sentido pictórico, la naturaleza, la variedad temática (destaca su poema culto Soledades, compuesto en silvas), los cultismos, los hipérbatos, las alusiones mitológicas y las metáforas. Todo ello confiere a su obra musicalidad así como gran dificultad.

PROSA

La figura cumbre de la prosa de esta época es Miguel de Cervantes. Su vida está marcada por los sinsabores y podemos apreciar un Cervantes del Renacimiento (antes de su cautiverio) y otro del Barroco. Admirador de todos los escritores que le precedieron, su huella literaria se puede rastrear en todas las épocas posteriores, en escritores de todo el mundo.

Escribió novela pastoril (La Galatea), novelas cortas (Novelas ejemplares) y novela bizantina (Los trabajos de Persiles y Sigismunda), pero su obra mejor y más famosa es El Quijote.

Estructurada en dos partes (la primera con narraciones breves intercaladas, que no tienen relación con la trama principal y la segunda con los diálogos entre los

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personajes como centro de atención), narra las aventuras de Don Quijote, hidalgo que pierde la razón tras leer múltiples libros de caballerías, y su escudero, Sancho Panza. La locura de Don Quijote se limita al mundo caballeresco pues fuera de él muestra una gran sensatez, tolerancia y generosidad: don Quijote cree en la justicia y el amor y desea defender esos principios. Sancho representa la tradición oral y es el símbolo de lo popular.

Algunos de los temas fundamentales de la novela son la crítica literaria y, sobre todo, la crítica social: a través de la galería de personajes que aparecen, obtenemos una visión de la compleja realidad política, social y económica de la época; todos los estamentos son satirizados excepto la Iglesia y la Monarquía, que representan los valores absolutos en los que cree Cervantes.

La paradoja barroca aparece en la locura y la cordura (Cervantes se sirve del recurso de la locura para enjuiciar atinadamente la realidad de su tiempo) y en lo real y lo ideal (cómo los sueños se van deshaciendo por la realidad de la vida y por el paso del tiempo).

El Quijote supone el nacimiento de la novela moderna por la profundidad de sus personajes y por la armonía entre ficción y realidad. Existen al menos tres narradores y el estilo se caracteriza por la llaneza, los diálogos (en los que cada personaje se expresa según su condición), la ironía y la combinación de rasgos de los distintos géneros narrativos de la época (caballeresco, pastoril, novelas cortas y picaresca, entre otros).

TEATRO

Los rasgos que definen la nueva manera de hacer teatro fueron expuestos en el Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega:

Mezcla de lo trágico y lo cómico (importante el personaje de el gracioso). Tres actos (con intriga hasta el final). Unidad de acción y ruptura de las unidades de tiempo y de lugar. Verso. Lenguaje adecuado al estado de cada personaje. Final feliz.

Los personajes reflejan las ideas de la sociedad del momento:

El rey, que premia o castiga; tiene un destello de divinidad. El poderoso, culpable ante el rey, por lo que debe ser castigado. El caballero, que debe salvaguardar el honor de la dama y vengarse si el honor

ha sido manchado. El galán y la dama, separados y acercados por los celos, el honor y el amor. El gracioso, que sirve de puente entre el escenario y el público; es el

contrapunto cómico del galán. El villano, símbolo del pueblo que defiende sus derechos y su honra.

Los pilares básicos de su ideología (la de la época) son el amor como ocupación y justificación universal, el honor como razón de ser y la defensa de la monarquía y de la fe católica.

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Todas las obras teatrales recibían el nombre de comedias, pero podemos distinguir entre piezas cómicas (amables, festivas y humorísticas, con enredos que resultaban en un final favorable a los protagonistas) y tragicomedias y dramas trágicos (que suelen tratar un conflicto de honor y la presión social o temas filosóficos).

La obra de Lope de Vega se divide en dramas (del poder injusto, como Fuenteovejuna, de honor o de amor y muerte) y comedias de amor (La dama boba).

Tirso de Molina, seguidor de la escuela de Lope, escribió El burlador de Sevilla, claro antecedente de Don Juan Tenorio.

Calderón de la Barca culmina el teatro del Barroco. Sus temas son más profundos y filosóficos, siempre marcados por el pesimismo y siempre incluye un contenido ideológico y doctrinal. Los personajes de sus obras, que siguen un orden lógico, se agrupan en torno a un protagonista que expresa su conflicto interior (dudas, sentimientos, angustias…) a través del monólogo. Calderón compuso comedias, autos sacramentales y dramas y, dentro de estos últimos, encontramos su obra más importante: el drama de libertad y destino La vida es sueño, obra de profundo contenido ideológico que responde a la idea del desengaño barroco (la inconsistencia de la vida, la transitoriedad de lo terreno, la fuerza de voluntad frente al destino…).