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EL BÚHO DE ATENEA Tertulia interdisciplinar de socios del Ateneo de Madrid, boletín nº 2, 2012 EDITORIAL: Hacer cultura ecía Ortega que la cultura es “un movimiento natatorio”, y hay que bracear para no hundirse. Es fruto de una disciplina, de un entrenamiento del ser humano que se ilustra con el pasado vivo de la historia; se reconoce creativo en la poesía; lógico en las ciencias exactas; comprensivo y analítico en la filosofía; coherente en la ética, y comunicativo en la lógica y en la retórica. Ese cultivo responsable de mismo, siempre tiene efectos sociales. D No corren tiempos fáciles para la cultura, porque el individuo está puesto a sitio por la mediocridad. Las instituciones culturales sufren los efectos de la crisis económica, sobre todo si dependen financieramente de las subvenciones, si están sobredimensionadas en algunos aspectos y, sobre todo, si quienes las gestionan son como aquel capitán del “Costa Concordia”, que llevan su barco hacia las rocas, y ellos ausentes, aunque estén al timón, y quieran tirar por la borda la voz de todo gaviero que les avise. Vamos en el mismo barco, nos recuerda Sloterdijk, pero estamos en manos de capitanes que ni están ni se les espera. Uno, a veces, los piensa como aliados de aquellos piratas que prendían hogueras en la costa para que los barcos se estrellaran, creyéndolas faro, y así sacarle partido a su traición. Quizás por todo lo dicho José Antonio Marina publicó su “Ética para náufragos”: para que aprendiéramos de Séneca aquello de “náufrago fui, antes que navegante”, y supiéramos darle al remo donde no hay viento en las velas. Eso hacemos en El Búho de Atenea: Cultura y sólo cultura. Como Nicolás Sartorius decía en el III Foro de las Industrias Culturales”, un “ejercicio de inteligencia colectiva”, fruto de una querencia y de un esfuerzo frente a toda calma chicha, a todo viento contrario, y en la mejor tradición del Ateneo. Dimos de comer al pensamiento, sin olvidarnos del buen yantar. istinguía D. Quijote entre quienes sólo se dedicar a “pensar su jumento”, de aquellos otros que se ocupan en pensar mercedes para todos. Bien entendido que “pensar el jumento” es darle el pienso al burro que te lleva. D Pasó el mes de marzo, y dejando para otros pensar jumentos, nos dimos, una vez más a pensar mercedes. Y el día siete, Loretta Polgrossi propuso a la tertulia el tema del té como “taza de la humanidad”. El día catorce fue José Luis Millán quien trató el tema de “Fouché o el político camaleónico, cuyo texto tienen

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EL BÚHO DE ATENEATertulia interdisciplinar de socios del Ateneo de Madrid, boletín nº 2, 2012

EDITORIAL:

Hacer cultura

ecía Ortega que la cultura es “un movimiento natatorio”, y hay que bracear para no hundirse. Es fruto

de una disciplina, de un entrenamiento del ser humano que se ilustra con el pasado vivo de la historia; se reconoce creativo en la poesía; lógico en las ciencias exactas; comprensivo y analítico en la filosofía; coherente en la ética, y comunicativo en la lógica y en la retórica. Ese cultivo responsable de sí mismo, siempre tiene efectos sociales.

D

No corren tiempos fáciles para la cultura, porque el individuo está puesto a sitio por la mediocridad. Las instituciones culturales sufren los efectos de la crisis económica, sobre todo si dependen financieramente de las subvenciones, si están sobredimensionadas en algunos aspectos y, sobre todo, si quienes las gestionan son como aquel capitán del “Costa Concordia”, que llevan su barco hacia las rocas, y ellos ausentes, aunque estén al timón, y quieran tirar por la borda la voz de todo gaviero que les avise.

Vamos en el mismo barco, nos recuerda Sloterdijk, pero estamos en manos de capitanes que ni están ni se les espera. Uno, a veces, los piensa como aliados de aquellos piratas que prendían hogueras en la costa para que los barcos se estrellaran, creyéndolas faro, y así sacarle partido a su traición. Quizás por todo lo dicho José Antonio Marina publicó su “Ética para náufragos”: para que aprendiéramos de Séneca aquello de “náufrago fui, antes que navegante”, y supiéramos darle al remo donde no hay viento en las velas.

Eso hacemos en El Búho de Atenea: Cultura y sólo cultura. Como Nicolás Sartorius decía en el III Foro de las Industrias Culturales”, un “ejercicio de inteligencia colectiva”, fruto de una querencia y de un esfuerzo frente a toda calma chicha, a todo viento contrario, y en la mejor tradición del Ateneo.

Dimos de comer al pensamiento, sin olvidarnos del buen yantar.

istinguía D. Quijote entre quienes sólo se dedicar a “pensar su jumento”, de aquellos otros que se ocupan en pensar mercedes para todos. Bien entendido que “pensar el jumento” es darle el pienso al burro que te lleva. D

Pasó el mes de marzo, y dejando para otros pensar jumentos, nos dimos, una vez más a pensar mercedes.

Y el día siete, Loretta Polgrossi propuso a la tertulia el tema del té como “taza de la humanidad”.

El día catorce fue José Luis Millán quien trató el tema de “Fouché o el político camaleónico, cuyo texto tienen disponible en www.punctumdigital.com.

El día 21, Maite Cuesta plateó la poética de Vicente Aleixandre.

Y el 28, Ángel Martínez Samperio hizo lo propio con “Atila, ¿está a las puertas”. Reflexiones sobre la conflictividad mundial, que hallarán también publicado en la mencionada web.

Como corresponde al Ateneo, no fue forraje para jumentos, ni alpiste para gallinas de corral, sino estímulos al pensamiento que luego se transformó en coloquio y tertulia hasta las 20 horas.

Esta manera de hacer, que tiende a la elevación, cordial, inclusiva y no sectaria, siempre genera un ambiente positivo y relajado que se deja sentir en las cenas que le siguen, Volviendo a D. Quijote, hay quienes “van dado pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes…”.

¿No los han visto? Cucañeros que han accedido donde no les pertenece, que como balidos (no es falta de ortografía), dictan prohibiciones y otorgan favores, carricoches de embestida que se van dando pistos, y comen a puerta cerrada, donde uno no ve lo que mastican, sin poder esconder el palillo. ¡Qué diferencia del caballero castellano de Azorín, que se migaba la barba para parecer que había comido.

Pues el Búho, en esta hora del lobo que decía Bergmann, después de darse un vuelo sobre oscuridades y ruinas, se nos iba de cena.

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Y abril ya nos espera

a primavera es tiempo de renovación: “Yo llevaré mi espada/ de mirto coronada”, cantaba Alceo. Es, sin duda, el mejor golpe que se puede asestar: dar con la

Vida. Dice José A. Muñoz Rojas, en “Las cosas del campo”, que este, “a veces, se deja seducir por el temblor de la palabra, por la insinuación de la poesía. Pero, ¿recogerte, encerrarte? ¿Quién pone puertas al campo?”.

LPues sí, siempre hay alguien que pretende acotar la palabra, la poesía, y poner puerta a las gentes queriendo obligarles a que pasen por su aro, y salten. José A. Muñoz Rojas les da un palmetazo cuando les recuerda que “cada árbol tiene su sazón y su manera de madurar: los hay tímidos, los hay airosos, los hay torpes, como los animales y las personas; pero siempre hay una relación dichosa con su forma y con su tronco”.

Y uno, que sabe ya que hay seres que marchan como pueden hacia su “estación total”, donde todo lo vivido se integra. También conoce que hay otros que más que llevar su “animal de fondo” en el fondo, lo llevan a flor de piel, y temen a todo aquello que en su cerebro sombrío piensan que les puede hacer sombra. Deben entender que cada árbol y arbusto ocupa su sitio propio, y sólo buscan su propio sol, sin pretender ocupar terreno.

Eso es la Tertulia Interdisciplinar El Búho de Atenea: un campo abierto sin puertas, que sirve como abono para que cada cual, sea como fuere su manera de pensar y de sentir, se sienta servido para su propio crecimiento.

Así, en Abril tendremos:El día 4: Porque interpretamos que esta fecha no es la más adecuada, y no será mucha la asistencia, haremos TERTULIA ABIERTA, con el tema inicial que nos plantea Harold Bloom: ¿Dónde está la sabiduría?

El día 11: Charo Rubio nos planteará: “Razón histórica de las Españas”

El día 18, Juan Antonio Devlet hablará de “El profeta”.

El día 25, José Luís Millán nos introducirá en Gabriel Miró.

Y luego nos iremos de cena o de tapeo

¿Dónde está la sabiduría?

Pregunta el búho en su rama

hí queda la pregunta, por sí el día cuatro la tertulia tomara ese camino. Porque vivimos en una nube tóxica de datos, que con técnicas deliberadas, quienes

tienen el poder para hacerlo, transforman en información. Pero informar es dar forma desde adentro, colarse en el ser y dejar allí la marca. Estar informado no es conocer, porque el conocimiento implica la reflexión sobre la información propia o recibida. Llegados a ese punto, tampoco puede ser llamado sabiduría. Esa podría ser una primera línea de tertulia: hasta qué punto esta sociedad que llamamos de la información, que no del conocimiento, nos impide conocer.

A

Si hacemos buenas las palabras de Raimond Pannikkar (“De la mística”.pag. 121), si estamos transidos por una doble fuerza, una centrífuga que nos saca fuera, atraídos por la belleza, dice él, o por la apropiación, digo yo, y por otro impulso interior que aspira a la verdad, o al refugio, dejarse llevar sólo por el primero es frivolidad o ciega seducción. Sólo por el segundo es egoísmo, cuando no soberbia. “La sabiduría –concluye- es la armonía entre la atracción de la belleza y la aspiración a la verdad. En el centro se encuentra el Bien, que es bello y vero al mismo tiempo”. Muchas líneas de debate se abren aquí: ¿Qué es la belleza, qué la verdad, qué el bien? ¿Hasta qué punto y por qué estamos abducidos? ¿Qué precio tiene ese retiro y retorno esquizofrénico, de modo que ya no vayamos, como Miguel Hernández, “del corazón a mis asuntos”, sino que vamos a los asuntos dejándonos el corazón en casa, si es que no lo hemos perdido del todo; o hubiéramos hecho de él un regalo de Navidad que nadie jamás abrió porque no le dejamos o a nadie importamos?

Habrán reconocido la huella de Platón en el dicho de Pánikkar. Y ello se vincula con el planteamiento que hace Harold Bloom, situándose en la dialéctica entre Homero y Platón, que mandaba al destierro a los poetas. ¿Se excluyen la poesía y la filosofía en su búsqueda del saber? Podría recordar a María Zambrano y su razón poética; también a Heráclito en su fragmento 35: “Los hombres que aman la sabiduría deben estar familiarizados con muchas cosas”. ¿Hay diferencias entre la “Sophia” griega y la hebrea, donde su letra TAV (marca o sello) le pone el sello a la BET (casa), el espacio que el hombre se hace habitable, donde éste pone su sello propio: “Conocimiento práctico de las leyes de la vida y del universo, basado en la experiencia”? ¿Es por eso que en la Kábala se le llama a la Sophia griega Bat Kol o “hija de la voz, como si sólo la palabra, y no de Dios, la engendrara? ¿Es esa una dialéctica más que Europa lleva en sus raíces? ¿No debe la sabiduría trascender la información y el conocimiento en una tarea personal de integración? ¿Dónde y en qué estado se encuentra la Sabiduría?