El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
-
Upload
salvadorcejudoramos -
Category
Documents
-
view
458 -
download
5
Transcript of El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
1/1970
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
2/1970
Entre finales del siglo XIV y principios del XFrancia e Inglaterra se enzarzaron en unacontienda que por su duracin recibiel nombre de guerra de los Cien Aos.
En ella se desataron inquinas, ambicionesy alianzas entre poderosas familias,aparecieron heronas COmo Juana de Arco,y reyes con resonancias shakespearianas
que decidieron el curso de la guerray el destino de sus pases. El bosquede la larga espera -novela de gran precisinhistrica y esplndida ambientacin- captatoda la belleza y las pasiones de ese mundo
tardomedieval, en el que Carlos de Orlansheredar de su padre la sangrienta disputacon la casa de Borgoa. El bosquede la larga espera es tambin
una metfora de la vida.Hella S. Haasse, hija de un funcionariodel gobierno holands, naci en Java en 1918Estudi lengua y literatura escandinavas
en la Universidad de Mmterrlam,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
3/1970
en ese tiempo descubri los poemasde Carlos de Orleans y se apasionpor el mundo medieval Durantela ocupacin nazi perodo en el que tuvo
que abandonar sus estudios por negarsu lealtad a los invasores, empez a escribirEl bosque de la larga espera. En 1983recibi el Premio Neerlands de literatura,
el premio ms importante de su pas.Hella Haasse es la escritoraholandesa ms leda y traducidaa diversos Idiomas.
El bosquede la larga espera
Primera parte
Novela Histrica
El bosque
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
4/1970
de la larga esperaPrimera parteHella S. Haasse
SALVATDiseo de cubierta: Ferran Cartes/Montse
PlassTraduccin del neerlands: Javier Garca
AlvesTraduccin cedida por Editorial EdhasaTtulo original: Het Woud der Verwachting
In memoram Chrisje
1995 Salvat Editores, S.A. (Para la present
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
5/1970
edicin)C) Hella S. Haasse, 1949Published by Em. Querido's Uitgeverij BV,
Amsterdam
Javier Garca Alves, 1992 (De laraduccin)
Edhasa, 1992
ISBN: 84-345-9042-5 (Obra completa)ISBN: 84-345-9083-2 (Volumen 40)Depsito Legal: B-15613-1995Publicado por Salvat Editores, S.A.,
BarcelonaEn lafores de Longur A lenteChevauchan par divers senhiersAl 'en vais,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
6/1970
Deda ns man Liure de Pense,J'av trauv escripvant man caurLa vraie his o, re de douleur,
J)e larmes bule enlu minee.En el Bosque de larga Espera,Cabalgando por mil senderos,Me adentr esta primavera
Viajando en pos del Deseo.Delante van mis escuderosQue en la Ciudad del DestinoHan de buscar mi aposentoVel de este corazn mo
En el hostal del Pensamiento.En mi Libro de Pensamientos,Mi corazn hall al narrar
La historia fiel de mi pesar,Que ilumin mi desconsuelo.Impreso por CAYFOSA. Abril 1995Printed in Spain - Impreso en EspaaCARLOS DE ORLANS
L
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
7/1970
PRELUDIO(24 de noviembre de 1394)
Peperi auern dicta damna Valentina fihumque-m Karalum naminavit, anna Christi
1394, dir XXIIII navembris, hara quartanacts,frlicm, ut puta, sidere.
As la dicha doa Valentina pari un hijo, alque llam Carlos, en el ao del
Seor de 1394, el da 24 de noviembre, a lahora cuarta de la noche, bajo un
signo favorable, segn creo.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
8/1970
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
9/1970
comitiva, poda ver al reyCarlos VI, padrino del principesco infante, as
como al hermano deaqul, Luis, padre de la criatura, precedidos d
portadores de antor-chas, nobles, dignatarios y clrigos. Los
eguan los tos de ambos: Fe-lipe, duque de Borgoa, y los duques de Berry
de Borbn. El rey ca-minaba ms rpido de lo que permita laolemnidad de la ocasin; los
movimientos nerviosos de su cabeza y sumirada perdida delataban su
desequilibrio mental, incluso a los noniciados. Pero la sonrisa del
duque de Orlans y la magnificencia de suatuendo llamaban ms la
atencin de los espectadores; como tambin laaparicin de Isabel,la reina, rodeada de princesas y parientes de l
ealeza, y seguida pornumerosas damas de palacio. En medio de las
coronas y los velos,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
10/1970
los sombreros adornados, las colas y losmantos ribeteados de armio
de las damas, llevaban al bautizando, Carlosde Orlans, en su primera
visita a la iglesia.Valentina, con el cuerpo cansado extendido
bajo el cobertor, con-templaba a las mujeres que se afanaban junto
al hogar, el aparadorcargado de platos y jarros, las antorchasembutidas en sus soportes ci-
IIlndricos de forja a lo largo de los muros, y el
apizado verde de la salade alumbramientos ducal. Frente al hogar
encendido se hallaba lacuna sobre ruedecillas de madera en la quehaba dormido Carlos des-
de el momento en que, una vez lavado, untadocon miel y envuelto en
paos de lino, lo haban confiado a los
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
11/1970
cuidados de su nodriza jeannela Brune. Las mujeres iban y venan desde la
estancia contigua, llenan-do las fuentes del aparador de dulces y frutas
colocando cojines ver-des en los bancos siruadosjunto a la pared. La
antorchas difundan unmareante olor a resma; el calor de la
luminacin y del hogar juntosresultaba casi insoportable en la estanciacerrada. La duquesa comen-
z a transpirar.Cuatro partos en cuatro aos haban agotado s
cuerpo, pero qti-zs an ms el ritmo de la vida de corte, la
erie ininterrumpida debailes, mascaradas y banquetes. Para Valentin
Visconti el cansancio~era como veneno. A ella lo que le atraa eranas retniones reducidas,
frecuentadas por poetas y sabios, la msica ena intimidad de sus pro-
pias dependencias, los debates yjuegos de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
12/1970
palabras, que ya constituansu pasatiempo preferido en la corte de su
padre en Pava. Aunque ta-chado de tirano y de hechicero, Gian Galeazzo
Visconti tena un ojoms certero para las ciencias y las bellas artes
que los habitantes deSaint-Pol, con sus ansias de ostentacin.
Los destellos de las antorchas, reflejados enos objetos de oro yplata del aparador, la cegaban; cerr los ojos
al instante se sumi enun estado de profunda fatiga, una oscuridad sin
eposo, entrecruzadapor las voces y las risas contenidas de las
mujeres. Le pareca como sifueran los propios muros de Saint-Pol los que
emblaban con el ruido,como las paredes de un gigantesco panal. Todel palacio en su in-
mensidad, con sus complejos de edificios, yus series interminables de
salones, cmaras, torres, baluartes, patios,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
13/1970
anexos, cuadras yjardines,la cercaba como si fuera un panal con sus
alveolos, lleno de abejaszumbantes. Al mismo tiempo era consciente
del ir y venir de los corte-sanos por las escaleras y los pasillos, del
ncesante rumor en las inme-diaciones de las cocinas, despensas y bodegas
en las que se preparabanel banquete bautismal y el festn; de laspisadas de los caballos y el re-
sonar de las armas y armaduras en los puestosde guardia; de la algara-
ba que armaban los pjaros en las grandespajareras de palacio, y de
los rugidos de los leones de la casa de fierasdel rey en sus recintos
de invierno. Pero el repicar de las campanas lrastornaba an ms;rezando en voz baja, Valentina intentaba
concentrarse en la ceremo-nia, all en la iglesia de Saint-Pol, donde sts
hijo estaba recibiendo el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
14/1970
batitismo en la pila revestida de brocados deoro. Pensaba en su cua-
do, el rey, quien en su calidad de padrinodeba sostener al nio en su
brazo derecho durante la ceremonia. Le habandicho a Valentina que
X2L
el nacimiento y los consiguientes festejos lelenaban de contento. Porprimera vez en varios meses haba abandonad
el castillo de Creil,donde lo cuidaban, para mostrarse en pblico
Sus parientes, avisadospor los mdicos, lo contemplaban no sin
preocupacin, temiendo unnuevo ataque repentino de locura. Valentina
enta una compasindesgarradora hacia el rey, a quien habacobrado un aprecio que era
correspondido. La noticia de la inesperadamanifestacin de su enfer-
medad mental, dos aos antes, la haba
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
15/1970
afectado al menos tanto comoa lareina, aunque de modo distinto. A pesar de
us arrebatos de triste-za desesperada, Isabel crea -o finga creer- e
a posibilidad de unrestablecimiento; Valentina, en cambio, saba,
debido quizs a una in-tuicin ms rpida de su sangre meridional,
que el germen de la locu-ra, desde siempre presente en el espritunfantil y caprichoso del rey,
haba arraigado de manera inextirpable. Hastacierto punto comparta
el parecer de que un loco no era ms que unbicho ms o menos peli-
groso; pero cuando pensaba en su cuado,preso en su balcn enreja-
do, en lo alto de los muros de Creil, mirandocomo desde una jaula alos nobles de su squito, que all abajo
ugaban a la pelota en el fososeco del castillo, Valentina se llenaba de
compasin y espanto. Si bien
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
16/1970
sabia que la pena de Isabel no era fingida, nopoda cerrar los ojos a
la avidez con que la reina se haba hecho cona organizacin de la
vida de corte, y el duque de Borgoa con elgobierno de los asuntos
de Estado.El mdico de cmara, Guillaume de Harselly,
por muy eficienteque fuera, le inspiraba escasa confianza; ellaa no crea en la posibili-
dad de erradicar las enfermedades medianteconfesiones y exorcis-
mos. An menos beneficioso le pareca elratamiento aconsejado el
invierno precedente por otro mdico: manteneal rey alejado de la
sala del Consejo y de las preocupaciones delgobierno, y distraerlo ydivertirlo, tal como l deseaba. Desde
entonces Saint-Pol se haba con-vertido en una casa de locos, donde no callaba
a msica ni enmudeca
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
17/1970
el barullo de los bailes y bacanales; dondesabel, de la mano de Luis de
Orlans, preceda velada tras velada a las filaabigarradas de bailan-
iles, mientras el rey, algo restablecido enefecto, marcaba el ritmo ba-
tiendo palmas y contemplaba complacido todanueva diversin.
La luz de las antorchas atravesaba losprpados cerrados de Va-lentina; el calor sofocante de la sala de
alumbramientos le recordabalas interminables noches pasadas bajo un dose
de tapices y floresmedio mustias junto al rey, quien disfrutaba de
u compaa y no per-ruita que se retirara. A menudo, cuando
contemplaba a la multitud enla sala repleta desde el estrado sobre el que sencontraba el trono,
crea hallarse en un purgatorio ms cruel yerrible que aquel cuyo te-
mor le enseaba la Iglesia. Las esctilturas de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
18/1970
os prticos de la catedral,'3las grgolas que en forma de demonios y
monstruos contemplan Paris
con sus muecas sardnicas desde lo alto de lagaleras de Notre-Dame,
cobraban vida en los bailarines grotescamenteenmascarados, a la luz
de las antorchas: en las mujeres, qte llevabanaltos tocados ornados decternos y almohadillas, y en los hombres, con
ts mangas dentadas yamplias como alas de murcilagos y sus
botines puntiagudos, parecidosa los picos de extraos animales.Valentina mova inquieta la cabeza sobre la
almohada. El afltir de la
leche le daba fiebre; sin embargo, la habanprivado del remedio nor-mal, que hubiera sido el poder amamantar a su
hijo. De ello se encarga-ba la nodriza, quien,junto al fuego del hogar,
plegaba un pao sobre su
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
19/1970
pecho. Una camarera ech nuevos leos alfuego, provocando altas
llamaradas en las profundidades del lar. Lasmismas llamas que haban
~besto un fin prematuro a la loca mascaradaorganizada por Isabel en el
mes de enero con motivo del casamiento de suamiga y confidente, la
vitida del seor de Hainceville. Una segundafiesta nupcial brindabaamplias posibilidades de diversin
desenfrenada, burlas equvocas yexcesos salvajes. Una procesin interminable
de invitados se mova porlos salones bailando cogida de la mano, y el
ey, contagiado por la eu-foria a st alrededor, se haba dejado
convencer para participar en unjuego de disfraces ideado por varios noblescon nimo de asustar a las
damas. En tina estancia contigua les cosieron,ceidas sobre sus cterpos
desnudos, tinas mallas de punto embadurnadas
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
20/1970
de pez y cubiertas deptmas, que completaron con tinos tocados
ambin de plumas, paraasemejarse a salvajes. De esta guisa se
anzaron gritando y saltando entrelos bailarines, quienes huan en todas
direcciones, con gran deleitede los espectadores. La duquesa de
Berrv,jovencsima esposa del to delres', estaba sentadajunto a Valentina, bajo eldosel. Reconoci al rey por
su constitucin y no pudo contener la risa anteus saltos, ms desme-
surados y eufricos que los de los dems. Luisde Orlans penetr bo-
rracho en la sala empuando tina antorcha yacompaado por varios
amigos; los salvajes se acercaron a ellos sindejar de bailar, mientras elgritero de los presentes ahogaba la msica. S
produjo una escaramu-za, en la que se incendiaron los tocados de
plumas. En sus pesadillas,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
21/1970
Valentina an poda or los gritos de lasantorchas vivientes, perdidas
sin remedio dentro de sus mallas cosidashermticamente; corran de
tin lado a otro, incapaces de despojarse-de sufatdicos atuendos, o se
revolcaban por la pista de baile dandoalaridos. Isabel, quien saba
que el rey se encontraba entre las figurasdisfrazadas y enmascaradas,se desmav al ver las llamas. Pero la joven
duquesa de Berry, con el ros-tro an lleno de lgrimas de la risa, envolvi
al rey con la cola de st ves-tido, sofocando as el fuego. Los dems
iguieron ardiendo duranteinedia hora, pero no murieron hasta pasados
~arios das.Valentina gin~i en voz alta y se cubri elostro con las manos.
Rebulleron las mtijeres junto a la puerta, y tinde ellas acudi rpida-
mente al lecho: la dama de Maucouvent, aya d
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
22/1970
Luis, el primognitode Valentina.-Seora -dijo, inclinndose-, la comitiva
egresa de la iglesia. -La
duquesa abri los ojos. Todava estabaobrecogida por el recuerdo de
aquella noche terrible, que provoc una nuevams larga depresin
del rey. Contempl durante unos instantes elostro familiar y ya algomarchito de la dama de Maucouvent.-Aydame -dijo Valentina finalmente, mientras
extenda los bra-
zos. Las mujeres la ayudaron a incorporarse,enjugaron el sudor de su
rostro y dispusieron las amplias mangas de sugramalla encima del co-
bertor. El repicar de las campanas ibaenmudeciendo.La dama de Matcouvent coloc en el regazo
de Valentina una ban-deja de plata, llena de dulces y especias; la
costumbre exiga que la par-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
23/1970
ttirienta, al recibir la visita del rey, abandonarel lecho para ofrecerle
personalmente tin refrigerio. Las mujeresdestaparon losjarros del apa-
rador, y un olor a hipocrs caliente invadi laestancia. En la antecmara
se perciban las voces de los invitados queentraban; los pajes abrieron las
puertas de acceso a la sala de alumbramientosel rey entr rpidamenteentre tina fila de portadores de antorchas y
damas que se inclinaban.Valentina, quien o haba vuelto a verlo desde
el inicio de la primave-ra, se conmovi y sobresalt tanto ante su
aspecto cambiado que, olvi-dando la etiqueta, permaneci sentada en la
cama. Lo vio aproximarse,desaliado en su rico atuendo, con los ojosdesencajados en una euforia
aterradora. Detrs de l, en el umbral de laala y en la antecmara, es-
taban los parientes de la realeza y los
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
24/1970
cortesanos. El nefito lloraba agritos. Rpidamente las damas retiraron el
cobertor, y Valentina, apo-vndose en la dama de Maucouvent, puso los
pies en el suelo.-Majestad -susurr Valentina, alzando hacia l
a bandeja y cegadapor un mareo. Dos damas de palacio la
ostenan por debajo de losbrazos, mientras el rey, indeciso como un nioescoga entre las figu-
ritas de azcar de la bandeja.-Tomad sta, Majestad; es un ciervo -musit
Valentina casi sollo-zando, al verlo contemplar tan indeciso la
figurita de azcar que tenaen la mano. Por encima del hombro del rey su
mirada se encontr conla de la reina, fra y recelosa. Luis, su esposo,e apoyaba en lajamba
de la puerta, mientras jtgueteaba con susguantes bordados; se los lle-
v a la cara para ocultar un bostezo. El rey
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
25/1970
agarr la figurita de azcar ypor primera vez mir de frente a Valentina.-Un ciervo? -dijo, indicando que podan
etirar la bandeja-. Un
ciervo? Si, claro, un ciervo. Tenis razn, mieora cuada, Valentina,
querida Valentina. Un ciervo. Sabis sin dudaque me trae suerte? No
'4 '5conocis la historia? -Su mirada recorra la
estancia; nadie deca pala-bra.- Os contar lo que me sucedi -prosigui
el rey en tono misterio-so, mientras acompaaba a Valentina, a quien
conducan ntievamenteal lecho-. Fue tras mi coronacin, aunqte yo
era tan slo un mucha-cho. Me hallaba cazando en el bosque deSenlis...
La reina, los duqtes de Borgoa, Berry,Borbn y Orlans, los
prncipes y princesas de la casa real y todos
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
26/1970
os condes y barones y stsdamas, y tambin las mujeres qte llevaban al
pequeo Carlos, entra-ron tras el res' en la sala de alumbramientos.
Tomaron del hipocrs yde las frttas confitadas qte les ofrecan las
damas de honor de la dt-quesa, mientras intercambiaban miradas
ignificativas: no era la pri-mera vez que el rey relataba este episodio deu juventud qte para l
era de la mayor trascendencia.-Veris, Valentina -dijo el rey, inclinndose
hacia su cuada,mientras mantena cogida tina de sus fras
manos entre las styas-: Enuna encrucijada me top con un ciervo. No
dispar, pues se dej cazarcon las manos. Era como el ciervo de SanHtberto, pero en ltgar de
una crtz llevaba un collar de cobre dorado,qu os parece?, con una
inscripcin en latn que deca... -Se llev los
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
27/1970
dedos abiertos de la manoizquierda a la boca, mirando con ojos
brillantes a Valentina, quiensonrea tristemente.- Que deca... Pero, qu e
o que deca... en la-tn? -exclam, pataleando sbitamente de
mpaciencia.Uno de los nobles se acerc a l, inclinndose
(Zaesar hoc mihidonavit, Majestad -murmtr, mantenindoseobre tina sola pierna
jtnto al lecho y arrastrando sus ampliasmangas rojas por la alfombra.
-Eso es: el Csar me dio este collar -prosiguiel rey, tartamudean-
do por la prisa-. Esto significa que el ciervoena ms de mil aos. Fi-
gtraos, Valentina. No fue eso un btenpresagio? Qu me decs?!-insisti, tirando de la mano que mantena
agarrada.-Fue un buen presagio, Majestad -musit la
duquesa, sin dejar de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
28/1970
ser consciente de los ojos de Isabel, qtiien noejos del lecho miraba fi-
jamen te a su esposo.-Eso pens yo tambin. Es ms, lo s con
certeza! -exclam el rey-.So con tn ciervo, la vspera de la batalla d
Roosebeke. Yno obtuveentonces una victoria gloriosa? Quin se
atrever a negarlo? Doceaos tena yo, no ms. Pero deberais habervisto aquel campo de ba-
talla... Diez mil muertos, diez mil... Todogracias a mi. -Se golpeaba el
pecho,jadeando de excitacin.- Fui yo quienvenci, fui yo quien dio la
seal de atacar. Cuando mand izar laoriflama, apareci el sol por vez
primera en cinco das... No es cierto? No ecierto?! Montjoye parael rey de Francia! -grit con voz ronca,
mientras descenda del estradosobre el que estaba el lecho. Isabel se dirigi
hacia l, pero el rey re-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
29/1970
trocedi mirndola furioso y asustado.
i6
-Pero quin es esa mujer? -exclamdirigindose a los caballeros
que le rodeaban-. Qu quiere de m? No haceino importunarme,
pretende tocarme. Haced que se marche!Valentina abri los labios, asustada. Era ciertoo qte haba odo
mtirmurar en los ultimos meses: que el rey noeconoca a su mujer
y que se negaba a verla. Isabel palideci, perou boca no perdi su
mueca de desprecio. Se encontraba en mediode la sala de alumbra-
mientos, algo gruesa y pesada en su mantoforrado de armio, cuyosextremos mantenan alzados dos damas de
honor. Llevaba en la cabe-za un sombrero coronado, de dimensiones
friera de lo comn; debajo
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
30/1970
de l, su cara apareca pequea y regordeta,con sus prpados casi sin
pestaas, sus mejillas redondeadas y susabios bien formados. Por en-
cima del escote cuadrado de srm corpioemblaban las joyas en forma
de estrella que llevaba sobre el pecho, alcomps de srm agitada respira-
cin. Valentina, crmyas mejillas ardan de la~rergenza qrme le prodrcael agravio inferido a la reina, hizo un gesto a
us damas, y de nuevo sepasaron los platos con los dulces. El nio no
dej de llorar ni tan si-quiera cuando lo acostaron en su cima;
finalmente lo llevaron a tinaestancia contigria.
El rey no hacia ademn de abandonar la salade alumbramientos.Mand que le trajeran una silla y se sentjunto
a Valentina sin dejar demirarla, en silencio. La corte, que no poda
marcharse antes de que el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
31/1970
rex hubiera dado la orden de partir,permaneca de pie alrededor del
lecho formando un semicrculo. Este muro decuerpos y rostros que
sonrean ceremoniosamente agobiabaobremanera a la duquesa. Casi
le resrltaba imposible permanecerncorporada debido a un zumbido
en sus odos que disminima y aumentaba antervalos regulares. Si bienninguno de los presentes dejaba traslucir srm
mpaciencia en sus pala-bras o miradas, Valentina era plenamente
consciente de los pensa-mientos qime se ocultaban tras las mscaras d
a cortesa. La predilec-cin del rey por su cuada no era ningn
ecreto; desde el momentoen qtie sta haba llegado a Melun comoprometida de Luis, por en-
tonces an duque de Turena, para desposarseall con l, Carlos le ha-
ba rendido en pblico las mayores muestras
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
32/1970
de afecto. Corri con to-dos los gastos de las fiestas nupciales, dio
orden de que las fuentes de lacuidad manaran leche y agra de rosas, como
en la entrada solemne dela reina varios aos antes, y colm a Valentina
de regalos. Pero esteafecto, que antes de la enfermedad del rey
haba sido para la corte tinaprimeba del favor real digna de respeto, quehaba acrecentado an
ms, si cabe, la consideracin hacia monseorde Orlans y su esposa,
ahora, al provenir de un demente, cobraba rincarcter distinto. El
contraste entre el amor casi enfermizo del reyhacia srm crada y la
aversin qtme manifestaba hacia Isabel, erademasiado violento. Indig-L17nacin, brrla, delectacin: todos estos
entimientos estaban sin duda
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
33/1970
presentes en el nimo de los cortesanos.Tambin Isabel opt por sentarse; hablaba en
voz baja con Luis deOrlans, quien se encontraba detrs de ella.
Fue finalmente el duquede Borgoa qrien puso fin a la embarazosa
espera. Quitndose elsombrero, se aproxim al lecho. Haba sido
rtor de Carlos y el verda-dero soberano de Francia durante los primeroaos del reinado de
ste. El ascendiente qre pareca haber perdidcuando el rey, ya adul-
to, haba elegido a otros consejeros, lo habaecrperado por comple-
to. Se dirigi a Carlos como si ste friera unnio, al tiempo que incli-
naba su rostro amargado y hermtico hacia eldel rey.-Majestad, mi seor, es la hora.-AYa? -exclam el rey impaciente. Se haba
despojado de sus ani-
los ylos haba colocado al borde del lecho de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
34/1970
Valentina. Entonces lostom y los esparci por el regazo de la
parturienta-. Para el nio..., departe de su padrino -dijo, conteniendo la risa,
mientras se incorpora-ba-. Valentina, qrmerida Valentina, no olvidis
r a visitarme maana...o pasado manana.
La bes en ambas mejillas, acariciando losmechones hmedos desrms cabellos a ambos lados de la frente. El
duque de Borgoa tirabade l.
-Sobre todo no lo olvidis -mrmrmrmr el reyvolviendo la cabeza.
Los cortesanos se hicieron a un lado paradejarlo pasar, e Isabel se
despidi de la parturienta, pero su beso no fuems que el roce fugazde unos labios apretados y una mirada fra. La
damas de honor alza-ron la cola de srm manto. El viejo duque de
Borbn, to materno de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
35/1970
Carlos, tom a la reina de la mano y la condujfuera de la estancia.
Los cortesanos los siguieron. Aun antes de quee cerraran las puertas
de la antecmara, Valentina se dej caer sobreas almohadas. El calor
en la sala de alumbramientos era insoportablepero la costumbre
prohiba que entrara la menor corriente de airfresco antes de quela madre hubiera acrdido a l misa de
prrificacin. Ni la dama deMaricouvent ni las dems mrmjeres podan
facilitarle la respiracin a lapartrrienta aflojando los cordones de su
corpio, ya que Luis deOrlans, quien haba permanecido en la
estancia, se sent al borde dellecho. Las mujeres se retiraron junto al hogar.-Bien, querida -dijo Luis, sonriente, mientras
ecoga del suelo elpauelo de st mujer-, nuestro hermano, el rey
ha estado hoy dadivo-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
36/1970
so contigo. -Tom los anillos diseminados porel lecho uno a uno en
srm mano y los mir con atencin; se colocuno de ellos en el dedo in-
dice.- Cmo te encuentras hoy? Parecesfatigada.
-Lo estoy, en efecto -contest la drmqrmesa,in abrir los ojos. Se pro-
drjo un breve silencio. Limis contempl elostro de su mujer, que pa-8recia de color marfil por el reflejo verdoso de
as colgaduras de la
cama. En rin arranqrme de ternura y compasiom su mano, que
descansaba entreabierta y lngimida sobre elcobertor. Valentina volvi
levemente la cabeza hacia l y en sus finosabios se dibuj tina sonrisa:rina tenrie sonrmsa no exenta de melancola.-Maese Darien me trajo esta maana el
horscopo de nuestro hijo
recin nacido -prosigti Luis-. Dice que el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
37/1970
nio ha nacido bajo rinsigno favorable.La sonrisa de Valentina se acentri. Su marido
e desliz del lecho.
-Adis, Valentina -dijo, apretando por unmomento sr~s fros de-
dos-. Simpongo qre querrs dormir ahora. -Agilmente salt del estrado
sobre el que se encontraba el lecho, se ech lamanga derecha por en-cima del hombro y, saltidando a las mujeres.
abandon la estancia.La drquesa hizo rin gesto. La dama de
Maucouvent acrdi rpida-mente y le qrit la pesada corona que llevaba
en la cabeza.
Luis de Orlans se dirigi directamente a laala de armas, estancia con-
tigra a srm biblioteca. La parte del palacio deSaint-Pol que ocimpaba con
srm familia no desmereca en lrjo a la parte
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
38/1970
habitada por la familia real,y segriramente la aventajaba en refinamiento.
La sala de armas era, enpequeo, rin reflejo de la opulencia qime
odeaba al duque. Un tapizflamenco que representaba la coronacin de
rmesrra Seora, recubrados de las paredes con rina diversidad de
colores semejantes a los de laspiedras semipreciosas: verde apagado, rojooxidado, amarillo oscuro
como de mbar viejo. Frente a las ventanasarqueadas colgaba en pa-
noplias la coleccin de armas de Lrmis: dagasen sus vainas forjadas en
oro, espadas de Lyon, y alfanjes sarracenos encuyas empuadriras,
crajadas de piedras preciosas, figurabandivisas grabadas y cuyas vainastenan guarniciones de oro y esmalte. Al
penetrar Lrmis en la estancia, sevolvieron los tres hombres qre conversaban
rnto al fuego. Se trataba
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
39/1970
del mariscal Bolcicarr y los seores Mahierde Moras y Jean de Bueil,
nobles del sqimito del drqrme con quienesste sola tener un trato muy
familiar. Los caballeros hicieron unaeverencia y se cl irigieron hacia l.
-Bien, caballeros -dijo Lris, arrojando srsgrantes sobre rin ar-
cn-, habis podido ver hoy al rey.El de Breil se dirigi hacia rina mesa, en laqrme haba jarras y copas
de plata repujada, procedentes de la dote deValentina; sigr~iendo una
indicacin del duqile, sirvi vino.-Sin drda alguna, el rey est loco -dijo el de
Moras. Clav srm mira-da en Limis, mientras en srm rostro
desfigrrado por las cicatrices asoma-ba tina sonrisa-. ,Crl ser el motivo denuestro brindis, monseor?
-Beberemos por el rey, por supresto. -Luis,que se haba sentado
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
40/1970
'9en rina silla, llev con ambas manos la copa
hasta sus labios.- No inter-
pretis mal mis palabras.-Monseor de Borgoa no est presente -dijo
ean de Bueil sig-nificativamente. Luis frunci el entrecejo.
-He notado qre eso apenas sripone diferenciacoment, bebien-do despaciosamente-. Mi to oye todo, incrso
o que no he dicho ninrmnca hubiera pensado decir. Cosas qre ni
iquiera se me pasan por laimaginacin -aadi-. Ni Satans en persona
podra hacer ms daoqre yo, ajuicio de monsenor de Borgoa. -
Echndose a rer, puso sucopa sobre la mesa.-Menos mal qre no os oye hablar tan a la
igera sobre el Maligno-dijo el de Moras-. Dudo de qre beneficiara
mr~cho a vuestra reputa-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
41/1970
cin... En las posadas y el mercado...-He odo decir que sospechan que practicis l
brrjeria, monseor-habl Jean de Bueil, mientras rellenaba las
copas a peticin de Lris-.Habis trado tantos astrlogos de
Lombardia...Lris lo interrrmpi con rin gesto. -Ya lo
abia. Acaso no dicentambin qre mi suegro, el seor de Miln, hahecho un pacto con el
Maligno? Eso son habladuras de los sabiosdoctores de la Sorbona,
qre me tienen tanta aversin que tambinqrerrian aprender las artes
de brrjeria, si con ello pudieran borrarme dea faz de la tierra. Mi sue-
gro es todo menos un hombre devoto y tal vezepa ms del Diablo delo qre le convendra... Pero lo prefiero mil
veces a esos clrigos que nohacen ms que exprlsar aire, como si fueran
fuelles.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
42/1970
El mariscal Bormcicart alz rpidamente lacabeza. -Monseor
-dijo gravemente-, esas palabras predennterpretarse mal. Todo
aqrel que os conozca sabe que sois un buencristiano.
-No estis bien informado, seor Boucicart -dijo Luis en tono
brrln-. De otro modo, sabrais qre no esino apariencia. No cono-cis el nombre qre da el preblo a la capilla
de Orlans? El monumen-to al delito..., a mi delito, claro est. Al
constrrmirla he hecho penitenciapor mis pecados. Tampoco olvidis qre la
pasada primavera prendfriego al rey..., por no hablar de los otros seis
nobles qre no salierontan bien parados.-Bromeis, monseor -reprso Boucicaut
friamente-, pues sabisqrme guardamos bien el secreto de vuestras
bromas. Pero, sin duda, re-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
43/1970
cordaris tan bien como nosotros la friria delpueblo el da despus del
accidente.-Vinieron por centenares a Saint-Pol para ver
al rey vivo y paramaldecimos -prosigui Lris, sin qre se
borrara la sonrisa irnica de sriboca-. Nos habran hecho pedazos, a los
duques y a mi, si se hubierachamrscado un solo cabello de la cabeza deCarlos. El pueblo quiere
mucho al rey.
20y-Tambin os querra a vos, si os conociera -
dijo Jean de Bueil,
convencido. Luis se levant.-Debera interesaros ms el mantener buenaselaciones con los
cirdadanos de Pars, monseor -dijoBoucicaut en voz ms baja-. Si el
rey muriera, vos os convertirais en regente.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
44/1970
Lris se volvi rpidamente. Ponindose enarras, mir a los tres
hombres drrante un buen rato.-Si muriera, en efecto -dijo al fin-. Plegne a
Dios que el rey vivamuchos aos. -Se dirigi a una de las ventanas
Dando la espalda a losdems, sigui mirando al exterior. Bajo las
ventanas de esa parte delpalacio haba un jardn rodeado de galeras,con una fuente de mrmol
en el centro. Los rboles, de cryas ramaspenda an alguna que otra
hoja roja medio marchita, se destacabanristemente de la bruma oto-
al. Apenas si podan distinguirse lasorrecillas y almenas de los muros
de palacio al otro lado del jardn. El duque sevolvi. Los tres jvenesnobles permanecan de pie junto a la mesa.-
Tenis razn, seoras,bromeo demasiado -admiti Luis-. Y no
debiera hacerlo, sobre todo
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
45/1970
tratndose de seores tan dignos como losdoctores de la Sorbona. Pero
dejemos estos temas. -Tom un lad de una deas mesas y se lo pas a
Jean de Bueil.- Tocad esa cancin de Bernharde Ventadour -dijo,
sentndose. El de Breil, tras un brevepreludio, enton con voz clara:
Quan la doss aura ventaDeyes vostre paisM'es veiare que sentaOdor de Paradis...
Dos sirvientes con las armas de Orlansbordadas en el pecho entraron
en la estancia. Uno de ellos comenz aencender las antorchas que
colgaban de los muros; el otro se dirigi alduque, pero se detrvo vaci-lante, al ver qre Luis escrchaba con los ojos
cerrados. Jean de Bueiltermin la estrofa con varios acordes; el
drque de Orlans abri los
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
46/1970
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
47/1970
pices, que un criado mantena abierta. El deBueil volvi a tomar el
lad y toc de nuevo el canto que acababa deentonar.
-Es curioso ver cmo est repartido el mundo observ, sin levan-
tar la mirada de las cuerdas-. El rey es un nioque juega con figuritas
de azcar y monseor de Orlans mereceraotro juguete mejor queno fuera rina corona ducal. No creo que
eamos los nicos que pense-mos as.
Boucicaut frunci el entrecejo.-Pero esperemos que todo aqrel que piense
as sea lo suficiente-mente juicioso como para callar por ahora -
dijo secamente.El de Moras, quien estaba a punto de seguirle,e volvi hacia el jo-
ven que tocaba el lad.-No os preocupis, De Bueil. Nadie escapa a
u destino.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
48/1970
En una de las torres del ala ducal haba unapeqrea estancia, a la que
mry pocos tenan acceso. Luis de Orlans lautilizaba para recibir a srs
astrlogos; dos de ellos, maese Darien y EttorSalvia, tenan all la
oportunidad de realizar sus experimentos siner molestados, con lospolvos y lquidos con los que pretendan
fabricar oro. Sin duda, se rea-lizaban tambin otras cosas ms extraas en
aquella habitacin ensemipenumbra, que incluso en pleno da no
eciba srficiente lrz atravs de los pequeos cristales verdosos. Lo
atributos habituales de lamagia estaban diseminados por encima de unamesa colocada delante
de la ventana: pergaminos, calaveras, botellasde cristal con lquidos,
anillos, bolas y figuras matemticas forjadas
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
49/1970
de metal. Haba un frerteolor a hierbas quemadas. En esta habitacin
dos hombres esperabanal duque. Uno de ellos era Ettore Salvia, un
astrlogo de Padua queGaleazzo Visconti haba enviado a su yerno
con calurosas recomenda-ciones. Estaba sentado en un banco junto a la
mesa, con el cuerpo in-clinado hacia adelante. Su compaero, unhombre sucio y harapiento,
estaba de pie tras l y miraba hacia la puertacon la mirada inquieta de
un animal que ha cado en una trampa.Ettore Salvia se incorpor de un salto al or
pasos. Lris penetr enla estancia.
-Lo has conseguido? -pregunt al astrlogo,que hincaba la rodi-lla ante su presencia-. Levntate, levntate -
aadi, impaciente-, ycuntame lo que has encontrado.
Ettore Salvia se incorpor. Era ms alto que
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
50/1970
Luis; al estar situadoentre el fuego del hogar y la pared, su sombra
e extenda por las vigasdel techo. Hacindose a un lado, seal hacia
el otro hombre; ste, alentrar Lris, haba cado de rodillas; sus ojos,
hundidos bajo una frenteabultada y surcada de cicatrices, brillaban
atemorizados.22y
L-Quin es? -pregunt Luis, sentndose-.
Levntate, hombre, y
responde.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
51/1970
-No puede, monseor -se apresur a decirEttore Salvia en voz
baja-. Hace tiempo le cortaron la lengua... porraidor.
Lris solt una carcajada.-No te has andado con remilgos al buscarte un
cmplice -dijo.Salvia se encogi de hombros.
-No es fcil encontrar gente para un encargocomo el que querisver realizado -respondi en tono apagado,
bajando la mirada. El ros-tro de Lris se ti de rubor; estuvo a punto de
contestar speramente,pero se contuvo.-Lo importante es que me traigas lo que he
pedido -dijo friamen-
te. Salvia habl con voz queda al hombrevestido de harapos. ste, pal-pando entre los pliegres de su jubn, sac una
bolsita de cuero, biencerrada con una cuerda. El sudor perlaba srm
frente.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
52/1970
-Teme que le persigan -observ el astrlogo,mientras tenda la
bolsita a Luis-. Ha pasado dos das y dosnoches en el campo de los
ahorcados y cree que ha sido descubierto.Sin decir palabra, Luis sac una bolsa de
dinero de su manga yla arroj sobre la mesa. El mudo extendi
pidamente la mano y laguard entre sus harapos. Salvia sonreadespectivo. Volvindose, se
qted mirando al duque de Orlans. Lrishaba abierto la bolsita de
crero y haba extrado de ella un anillo dehierro pulido, que coloc
en la palma de su mano. Finga una tranquilaatencin, pero el astr-
logo saba que no era sino apariencia. Para lel joven duque era tantransparente como las figuras sopladas de
cristal veteado con las quelos artesanos venecianos adornan sus copas.
As pues, se anticipo a la
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
53/1970
pregunta que rondaba a Luis.-No cabe la menor duda -dijo suavemente y si
nfasis, como si setratara de una declaracin sin la menor
mportancia-. Este anillo estu-vo drrante dos das y dos noches bajo la
engua de un ahorcado. Estehombre lo puede garantizar. No ha perdido de
vista la horca: slo l hatocado el cadver tras el ajusticiamiento.Lris levant la mano, indicando que ya era
uficiente. Salvia call.Una leve sonrisa brillaba bajo sus prpados
entornados. Un anillo so-metido a dicho procedimiento era considerado
un poderoso amuleto:quien lo portara se volva irresistible a las
mujeres. Aparte de la prepa-racin de alguna que otra pcima para reforzaan slo una tendencia
existente, Salvia jams haba tenido queprestar servicios al duque
en este aspecto. La juventud y los encantos de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
54/1970
Luis habitualmente leabran el camino hacia cualquier cenador en e
que quisiera ofrecersacrificios a la diosa Venus. Mas ahora
deseaba a Mariette d'Enghien,rina doncella del sqrito de Valentina.
Mariette era an muy joven y
23llevaba poco tiempo al servicio de la duquesaLas costumbres de Saint-
Pol parecan resrltarle ajenas; venia de frieraSu actitud reservada ex-
citaba sobremanera a Lris, al no conseguirdescubrir si detrs de ella se
esconda virtud o artes refinadas de seduccinLos ojos, que raramen-
te levantaba hacia l, eran verdes; tan verdescomo no llegaba a ser lahierba en primavera; pensaba Lris, consumid
por la pasin. El deseode poseer a Maret -as la llamaban- le
dominaba por completo; tanto
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
55/1970
era as qre estaba incrso dispriesto aecurrir a rin procedimiento tan
reprilsivo como el anillo que tena en la palmde la mano. Este
amuleto, colgado de rina cadena sobre sucuerpo desnrdo, deba faci-
litarle la conqrista.
El drqre de Borgoa, a punto de abandonarcon su squito el palacio
de Saint-Pol para regresar a su propiavivienda, fue estorbado en su
propsito por varios caballeros del cortejo desabel, quienes le roga-
ron qre, antes de partir, pasara an a ver a laeina. Acompaado por
varias personas de su confianza, el duqueigui a los mensajeros deIsabel. Hall a sta en uno de los salones
amplios y oscuros que habanservido antao como salas de audiencias y de
consejos, pero que en la
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
56/1970
actualidad apenas si se utilizaban. Isabeliempre haba mostrado pre-
dileccin por el castillo de Vincennes; cuandoe vea obligada a residir
en Saint-Pol, prefera srs propiasdependencias, que, aunque menos
amplias, eran ms acogedoras en sudecoracin. Sin embargo, all ha-
ba demasiados ojos y odos, lo que haciamposible mantener conver-saciones confidenciales; en ese sentido, los
alones abandonados de laparte vieja de palacio ofrecan mayor
eguridad.La reina estaba sentadajrnto al hogar. La
chimenea, que sobresa-la de la pared, estaba decorada hasta el techo
con grandes figuras es-crlpidas: doce animales herldicos y profetasenvueltos en tnicas que
caan formando numerosos pliegues.Alrededor, a lo largo de las pa-
redes, colgaban tapices de colores oscuros,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
57/1970
que representaban escenasde caza. Delante de Isabel ardan varios cirios
encima de una mesa. Eldamasco de seda de sus vestiduras y las joyas
que llevaba despedandestellos tornasolados que iban del carmn al
violeta, segn las ilumi-naran las velas o la luz del crepsculo que
entraba por las ventanas asus espaldas. En un oscuro rincn de la salavio el duque a varias damas
de honor y otras personas del cortejo desabel; dio orden a las perso-
nas de sri propio squito de permanecer juntoa la puerta, y se dirigi
hacia la reina. Se arrodill delante de ella, apesar de la rigidez de sus
miembros. El duque de Borgoa conceda granmportancia a las ma-nifestaciones externas y, en particrlar, a todas
as formas de respetofrente a los srperiores. Ni la diferencia de
edad entre Isabel y l, ni el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
58/1970
hecho de que slo se soportaran por inters yque, en realidad, l hiera
el ms poderoso de los dos, poda impedirlecumplir este ceremonial.
Tuvo que insistir la reina tres veces para qree incorporara. Isabel, a
qriien normalmente s la complaca lahumillacin voluntaria, arnque
puramente formal, a la que se someta el deBorgoa, no estaba enaqriel momento de hrmor para formalidades.
Tena el entrecejo frrn-cido y los labios apretados, lo qre en ella
constitua signo inequvocode irritacin. Se mantena erguida, con las
manos apoyadas en los bra-zos de sri asiento. Habase despojado de su
manto de ceremonia; deeste modo, a pesar del corpio hbilmenteensanchado, no poda
ocrltarse que de nuevo se hallaba encinta: estera el resrltado del
acercamiento entre el rey y ella en el corto
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
59/1970
perodo de relativa Ircidezde Carlos durante la primavera. La llegada de
un segundo varn era rinacontecimiento que todos esperaban; el delfin
era frgil y dbil. Isabelya haba perdido dos hijos debido a la misma
falta de fuerza vital. Elhecho de qre ella, a pesar de su salud y frert
constitucin, no hieracapaz de dar al pas herederos ms vigorosos,era para muchos motivo
de decepcin y asombro; pero predominaba laangre enferma de la
ltima generacin de reyes de Francia.El drque de Borgoa aguardaba. A la luz de
as velas, sus faccionesparecan an ms afiladas que de da, y ms
profrndas las sombrasjrinto a sri nariz y en las crencas de sus ojos.Mantena los labios apre-
tados, costumbre que casi se converta enmbolo de sri propia esen-
cia. Era rina boca que sabia sonrer en el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
60/1970
momento oportrino, pero quenunca perda rin rasgo de astrcia; a menudo
era la boca de rin avaro,qre escrrta con labio prominente el contenid
de sus arcas. A Isabel leconstaba que slo salan de esa boca palabras
cuidadosamente sopesa-das una y otra vez. En los aos de la regencia
del de Borgoa durante laminora de edad del rey Carlos, y ahora quehaba vuelto a asrmirla
cori visos de autocracia, la reina se habaacostrmbrado a briscar un
doble e incluso rin triple sentido a todo lo quedeca el duqre. Aun
criando ste le pareca peligroso, lo admirabaen grado srmo. Recono-
ca en l un alma gemela; al igual qre l, ellabuscaba su propio prove-cho, la consolidacin de su propia posicin, e
acopio de dinero y bie-nes, y el poder. La reina saba muy bien que sr
matrimonio se lo deba
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
61/1970
a l, principalmente; no en vano los propioshijos del de Borgoa esta-
ban casados con miembros de la casa realbvara, que tena posesiones
en los Paises Bajos, tan codiciados por elduqre. Nada le pareca ms
importante que un slido vnculo entre BavierFrancia. Isabel pen-
saba que poda aprender mrcho de l. En rinaspecto, al menos, ya loigualaba: sabia callar sus planes, tambin
frente a l. Detrs de sri apa-rente docilidad, ocultaba una creciente ansia
de poder.-El rey no se encrentra bien -
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
62/1970
descripciones ceremoniosas tan en boga.-Seora, lamento lo ocurrido en presencia de
a duquesa deOrlans -habl el de Borgoa quedamente, sin
alzar la mirada-. Enefecto, el rey no debe de encontrarse nada
bien, cuando cede abierta-mente a una inclinacin que...
-Silencio! -exclam la reina con vehemencia,mientras su sem-blante se tornaba prpura.El duqre de Borgoa call; an temblaba en e
blanco la flecha
recin disparada.-Cmo se encuentra ahora? -inqriri Isabel
ras un breve silen-cio-. ~Acaso no lo acompaasteis de nuevo a
us aposentos? Qu hace?-El rey est descansando un poco; estaba muyexcitado -contest
el de Borgoa, siempre en tono apagado-.Segn creo, los mdicos
juzgan preferible que no asista al banquete
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
63/1970
bautismal...-Eso es absurdo! -Isabel alz de golpe la
cabeza, haciendo oscilarsus pendientes de perlas en forma de pera.-
Por qu no habra de po-der sentarse a la mesa? Una comida no resulta
ms fatigosa que un actoreligioso. No quiero que le lleven la comida a
us aposentos -decidirepentina y bruscamente.El duqre la mir entonces de frente,
arqueando fugazmente lascejas.
-Qu podis objetar a eso? -pregunt.Isabel lanz una mirada en direccin a donde
estaban los cortesa-nos, quienes, reunidos en un extremo de la
estancia ya en semipe-numbra, hablaban en voz baja. No contestnmediatamente, sino que,
apartando la vista, miraba el fuego mientrasugueteaba con una joya
que el rey le haba enviado en una ocasin en
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
64/1970
os primeros aos de sumatrimonio, cuando ste se encontraba en el
ur de Francia: un pe-queo trptico de oro cuyo reverso era un
espejo.-El rey es vctima de un hechizo -dijo al fin,
nclinndose hacia l.La expresin en los ojos del de Borgoa no
vari; pero en su boca sedibuj un gesto de satisfaccin.-Seora, puedo preguntaros en qu hechos
basis vuestra opi-nin?
-Alguien ha venido a yerme. Un hombre deGuyena. Se llama
Arnaud Guillaume -respondi la reina, sinapartar la vista de la mirada
hermtica que tena delante.-Que ha venido a ver a Vuestra Majestad? -pregunt el duque, sin
apenas mover los labios. Isabel percibi eleproche y alz la cabeza.
-Fui yo quien le mand venir. Haba odo
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
65/1970
hablar de l -se limit a
26
decir-. Piensa que puede proteger al res' contrnfirencias pernicio-
sas. Es un experto en artes de magia...-~ Magia? -repiti Felipe. Isabel se encogi d
hombros. Dej caeren sri regazo el trptico de oro y lo mir casidesafiante.
-Cul si no es el remedio contra los hechizosinquiri altiva-. Ya
vemos crin poco efectivos son los remediosde los sabios. El rey ya no
me reconoce -aadi. Bajando la mirada,call.
Tambin el drque de Borgoa grardilencio. En el rbol quecon tanto esmero haba plantado madrraba un
nrevo fruto.-Maese Grillatme afirma -prosigri Isabel-
que qrienes han he-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
66/1970
chizado al rey dedican todos sus esfuerzos ampedir sri restableci-
miento...-~Qu motivos podran impulsar a alguien -
nqriri el drque, re-calcando la ltima palabra- a hechizar al rey?
Acaso el rey tiene ene-migos, seora?
Isabel lo mir directamente a la cara.-Soy yoqrien tiene enemigos -dijo-. Hechizanal rey para suistraer-
lo de ,ni infiriencia. Hay qrienes quierenutilizarlo para sus propios fi-
nes. Vos mismo lo sabis, monseor. Laduqresa de Orlans...
El de Borgoa levant la mano.-Mi seora -habl en tono) apagado-, es
preciso que se citennombres entre nosotros? Ya conocemos lasaficiones de rin hombre de
alcrrnia de esta corte.-No me refiero a eso -reprso la reina
nmediatamente. Apreciaba
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
67/1970
a Lris de Orlans. Le interesaba apoyar a sucrado. Por parte de ma-
dre, Isabel descenda de la estirpe de losVisconti, a la que tambin
perteneca Valentina. Pero desde qr~e GianGaleazzo haba accedido al
poder en Miln y peijudicaba all los interesede srs parientes bvaros,
la tolerancia mrtra se haba enfriado para dapaso al odio-. Antesde srm matrimonio no tena esas aficiones -
dijo intencionadamente. Eldrqrme sonri. Isabel prosigri, con mayor
vehemencia-. Acaso no esde todos sabido cmo se hizo con el poder el
irano de Miln, eseenvenenador de Gian Galeazzo?
-Seora -dijo Felipe, arrodillndose de nrevodelante de ella-, talvez sea conveniente que demos ocasin a
maese Guillaume de hacer loque preda. La situacin en qre se halla el rey
es realmente lamentable.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
68/1970
Ha roto rocas sus copas de cristal, porque noe gustaba el blasn de
Vuestra Majestad.-El escudo de Wittelsbach? -pregrmnt Isabe
encendida-. Perotodo el servicio de mesa lleva mi blasn
rmnto al del rey. Fue l mismoquien encarg que se grabara.
-El rey no reconoci el blasn -dijo el driqueen tono apagado-.Pisote los aicos, y los ensuci.
27
LIsabel se alz tan repentinamente que las largamangas de su vesti-
do rozaron la cara del de Borgoa. Cruz susmanos por encima de su
ancho regazo y, llena de frria, contuvo la
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
69/1970
espiracin. Tambin Felipese incorpor, haciendo rin gesto como
queriendo apoyarla. Pero lareina se domin rpidamente.
-Arnaud Guillaume est en palacio -dijo tensapuedo mandarlo
llamar. Ser mejor que hablemos con l cuantoantes.
-En presencia de los monseores de Borbn yde Berry -aadiFelipe, involucrando a los dems regentes con
formal modestia-. Harque les avisen.
-Que sea entonces en mis aposentos -dijo laeina, tambalendose
por un momento-; aqu hace demasiado fro.El duque de Borgoa golpe un gong de plata
itrmado en la mesajunto a los candelabros. El grupo de damas dehonor se puso en movi-
miento, precedido por la condesa de Eu,maestra de ceremonias de
Isabel, quien coloc el manto sobre los
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
70/1970
hombros de la reina.De la mano de Felipe, Isabel abandon
parsimoniosamente la sala.Aparecieron en la prerta los portadores de
antorchas. La cola roja delmanto de la reina y las largas mangas violetas
del de Borgoa parecanconfrmndirse, como matices de un mismo
color. Los segua, contenien-do el paso, la comitiva de cortesanos.
La estancia en la que se reunieron la reina y
os regentes pareca uncenador; de los muros colgaban tapices tan
profusamente bordadoscon flores y cepas frondosas, que apenas pod
distinguirse el fondoazul. Bajo un dosel se hallaba sentada Isabel.Un galgo tenda la pata al
anciano duque de Borbn, quien incitaba alanimal a que mostrara sus
habilidades. La reina contemplaba la escena
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
71/1970
onriendo distradamen-te. El de Borgoa y su hermano, el duque de
Berry, se hallaban de piejunto a una mesa con libros. Hojeaban un libro
de horas que habamandado confeccionar la reina no haca mucho
iempo. Ambos eranbiblifilos, sobre todo el de Berry, quien
gastaba grandes cantidades dedinero en libros. Su castillo de Bictreguardaba numerosos tesoros
artsticos; su corte era un centro deperegrinacin para pintores, es-
critores y escultores, quienes eran acogidoscon hospitalidad y reci-
ban, como pago por su trabajo, generosaspensiones anuales y rentas
vitalicias. Tambin Felipe llevaba varios aoseuniendo una bibliotecade los escritos eclesisticos, didcticos e
histricos que encontraba ensus residencias borgoonas y flamencas. Sin
embargo, sus motivacio-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
72/1970
nes eran bien distintas. As como su fallecidohermano, Carlos V, bus-
caba primordialmente el saber y el de Berry eplacer esttico, el duque
de Borgoa consideraba que rin personajepoderoso deba ser rin
z8mecenas, si quera verse glorificado junto conus actos memorables en
el arte de srm poca.El de Berry acerc el libro de horas de la
eina a la luz de las velas,para poder ver mejor una de las miniaturas. A
us sesenta y cinco aos,su obesidad y sus flccidas facciones eran las
de alguien que haba dis-frutado en demasa de las excelenciaserrenales: tena bolsas bajo los
ojos, la barbilla y las mejillas cadas ycarnosas, y un aspecto poco salu-
dable. Llevaba el cabello corto, como Felipe,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
73/1970
pero rizado. El mantoque envolva su cuerpo amorfo era de brocado
verde y dorado, ribe-teado de piel de marta. Los ungentos
orientales con qrme le dabanmasajes regularmente desprendan un olor
penetrante. Su hermano,quien se encontraba a su lado para poder
contemplar tambin lasilustraciones del libro, mirabadespectivamente cmo sus dedos gorde-
zuelos atiborrados de anillos pasaban laspginas. Junto a la sobria apa-
riencia del de Borgoa, el de Berry pareca taabigarrado como un
papagayo. El duque de Borgoa despreciabaen secreto a su hermano,
quien careca de otras ambiciones que nofueran el coleccionar librosy objetos curiosos, y el embellecer su castillo
de Bictre, donde pasabala mayor parte del tiempo, junto con su joven
esposa, a la que llevaba
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
74/1970
casi cincuenta aos.-Vaya, vaya -dijo el de Berry quedamente,
mostrando inters-. Es-tas iniciales estn recubiertas de pan de oro.
Bastardilla, no hay letrams bonita. Hay que reconocer que ocupa
mucho espacio: cuesta mstiempo y dinero. Pero qu formas tan nobles!
Mantena el libro a una cierta distancia,extendiendo los brazos; laluz de las velas se reflejaba en los dorados
ornamentos, entre los pm-panos pintados de azul y verde, que
enmarcaban el texto. Sus ojillospenetrantes brillaban. Chasque varias veces
a lengua antes de cerrarel libro, en seal de admiracin; el de Borgo
e hizo cargo de l y sepuso a contemplar los cierres colocados en lacubierta de cuero.
-He de admitir, seora, que el libro esmagnfico -prosigui el de
Berrv, mientras se diriga hacia Isabel y se
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
75/1970
detena ante ella-. Mi enho-rabuena; he de consegrir que ese hombre
rabaje tambin para mi.Quin es? Hennecart? Un trabajo
maravilloso, esplndido. Pero hede ensearos tambin, en su momento, algunas
hojas de mi nuevolibro de horas. Maese Paul de Limburgo y sus
hermanos estn ilus-trndole el calendario. No exagero alcalificarlo de maravilla. Uno
dira que podran arrancarse las flores y lahierba y que los cuervos
podran emprender el vuelo en cualquiermomento destacndose
de la nieve. Las iniciales son realmentevistosas, como stas, pero en
bermelln...-Pero, dnde se mete ese hombre? -exclamel de Borgoa inte-
rnmpiendo irritado el torrente de palabras deu hermano. Coloc el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
76/1970
29libro de nuevo sobre la mesa: los cierres
estaban labrados con todo es-mero y engastados con perlas y carbunclos; sin
duda le haba costadorina fortrna a la reina. Isabel volvi la vista
hacia l.-Han ido a briscarlo -dijo con frialdad-.
Mand que no lo condu-jeran de inmediato hacia aqu. Al fin y al caboera menester informar
previamente a los monseores de Berry y deBorbn sobre nuestros
propsitos.El drmque de Borbn haba dejado de jugar
con el perro. El animalsegria saltando hacia l, incitante, pero l ya
no le prestaba atencin.Finalmente Isabel le orden que se trmbara enel srmelo.
-No predo decir que este nuevo plan meparezca enteramente fa-
vorable -dijo el de Borbn con parsimonia.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
77/1970
Era conocida su cautela entoda ocasin; en las deliberaciones sola
aburrir al de Berryy suscitar laimpaciencia de Isabel y el de Borgoa-. Por
qr habramos de alentarun proceder que provocar en todas partes
desconfianza y desconten-to? No sera ms apropiado ceirnos a los
emedios que puedan so-portar la luz del da? La ciencia de losdoctores y la misericordia de la
Iglesia a la larga beneficiarn ms al rey.-A la larga?! -La expresin de Isabel se hizo
dura como el cris-tal.- Acaso no hemos aguardado lo
rficiente? Llevamos dos aos demiseria y preocrpaciones; y la situacin del
ey slo ha empeorado, sicabe. A estas alturas, todo el mundo sabe queodos los auxilios espiri-
tuales de la Iglesia son ineficaces cuando serata de brujera...
-Seora, seora! -El de Borbn alz srms
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
78/1970
manos en son de aviso.-Vrmestra Majestad no se hace cargo de lo qre
est diciendo.Isabel se santigu. -No blasfemo -dijo altiva,
ntentando ocultar suazoramiento-. Pero ya no s qrm hacer. Lo
que ocurre con el rey noobedece a causas naturales. Eso salta a la vist
prosigui con ms ve-hemencia, inclinada hacia adelante, mirando aos tres regentes. El de
Berry hizo un gesto elocuente, dando aentender srm postura imparcial
y benvola en la cuestin. El de Borgoacallaba; tan slo el movi-
miento con que restregaba los dedos indice yprlgar de su mano iz-
quierda denotaba su impaciencia. Isabel sepercat de ello. Estabanerviosa pero se dominaba. Con un gesto llam
al perro, que acudide inmediato y prso la cabeza en sri regazo.
Se abri una puerta recubierta, al igual que las
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
79/1970
paredes, de tapicesfloreados x' dos hombres penetraron en la
estancia. Uno de ellos eraJean Salart, secretario particrlar de la reina,
el otro, Arnaud Gui-llarme. Los recin llegados se arrodillaron
ante Isabel y los regentes.Arnaud Guillaume, vestido con una tnica
mugrienta y profusamenteremendada, a caballo entre rin tabardo y unhbito, con sri cabellera
larga y sucia y su cara descarnada, pareca unde esos anacoretas
semisalvajes qrme se mortifican por el bien da humanidad. Sin em-
bargo, los ayunos y flagelos que se infligaobedecan a intenciones
menos sagradas. Aunque permanecaarrodillado, sri actitud distabamucho de ser sumisa. Mientras el secretario
hablaba a la reina,Guillaume, sin recato alguno, paseaba sri fra
mirada por los presen-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
80/1970
tes: los drques, quienes lo contemplaban cona mayor reserva, e Isa-
bel, quien con aparente despreocupacinpermita que su perro juga-
ra con su trptico dorado.-Est bien, maese Salaut -dijo la reina-, podi
etiraros. -El secre-tario se incorpor y, tras las reverencias de
igor, march caminandohacia atrs en direccin a la puerta, cerrndolin hacer rrido. Se hizo
un silencio. Los tres duques permanecannmviles, igual que la reina.
De no haber sido por el perro, que, jadeando yugando, intentaba
morder la joya del regazo de Isabel, el regiogrupo recortado sobre los
abigarrados ramos floridos de los tapicesmurales hubiera parecido sa-cado de un cuadro. Finalmente habl el de
Borbn.-Vienes de Guyena? -pregunt. Guillaume
asinti inclinando la
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
81/1970
cabeza.- Ya que dices ser monje -prosigui elde Borbn-, a qu or-
den perteneces?El hombre clav sus ojos claros y glaciales en
a reina.-Crea que me haban llamado para curar al re
dijo-, no pararesponder de un pasado que no viene al caso.
-Este granuja es extremadamente insolente -murmur el deBerry, llevndose a la cara sus guantes
mpregnados de perfume. Feli-pe de Borgoa puso ambas manos en la cintur
coloc uno de lospies en el travesao del banco.-As pres, crees poder curar al rey -dijo
ecamente-. De qu ma-
nera? Ten presente que aqu no hay perdnpara los impostores.La boca pequea y descolorida de Guillaume
e contrajo en unasonrisa burlona y altiva.
-Vrestra Merced no ha de temer verse
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
82/1970
engaado -contest convoz ronca y ruda-. Estoy seguro de mis
poderes. Aqu en el pecho, bajomi hbito, llevo un libro qre me confiere
poder sobre todo lo creado:sobre los cratro elementos y sobre todas las
materias y sustancias quecontienen. Gracias a este libro milagroso soy
eor de los planetas: siquisiera, podra desviar srs rbitas. Acasono anuncian los seores as-
trlogos la llegada de un cometa que traerdesgracias para Francia,
rina mortandad de personas y animales,equas, y prdidas de los cu-.
tivos de los campos? Yo podra conjurar otrocometa del cielo, un co-
meta desconocido por todos y que ningnastrlogo ha contempladojams, ms. potente que el primero, tan
poderoso que desve de sri r-bita al causante de las calamidades.
-Qu libro es se? -pregunt el duque de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
83/1970
Berry con curiosidad.La figura del asceta mugriento le prodrcia
aversin, pero la mencin30 3'
del libro maravilloso despertaba su curiosidaGuillaume sonri astu-
tamente y apret an ms los brazos cruzadosobre su pecho.
-El libro no puede ser visto por muchos ojos -eplic, inclinndo-se encogido hacia el de Berry-. Adems,
Vuestra Merced no sabra leerlos signos. La escritura es ms antigua que la
humanidad misma, msque Adan, nuestro padre comn, que nos leg
el pecado original..El de Berry dilat desdeoso las aletas de la
nariz. Dio un par depasos hacia donde estaba la reina, y le dirigia palabra en voz baja.
-Me parece sta una impostura totalmenteepugnante. Mandad
qrme se marche este hombre, seora.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
84/1970
-U oblgade a mostrar lo que ocrlta bajo suhbit0
-propuso el deBorgoa, impaciente... Ya habis utilizado
vuestro ltigo con bribonesmenos altivos.El de Berry le lanz una mirada fra y colrica
Haca ya aos que
haba desistido finalmente del empeo deuperar a su hermano encualquier aspecto. Su manifiesto desgobierno
en las provincias que lehaban sido asignadas haba suscitado ya las
crticas y el desagrado delde Borgoa durante la minora de edad del rey
ms tarde, al verseprivado el de Berry por el rey de la
administracin de Languedocaqul Sospech, no sin parte de razn, que suhermano mayor tena
que ver en el asunto Nunca se lo perdon aFelipe.
-No estoy muy seguro de que, en este sentido,
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
85/1970
engis nada queenvidiarme monseor -repuso en un tono cort
pero cortante.... Na-die se dign nunca llamarme el Atrevido po
haber conquistado unlugar en la mesa a puetazo limpio...El de Borbn alz rpidamente la cabeza e
sabel palideci El
brujo, olvidado por unos instantes, contuvo unonrisa burlona antela alusin del de Berry. Los enemigos del
duque de Borgoa solanafirmar que su mote, '
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
86/1970
-Seores -dijo-, ste no es el momento paradesavenencias. Por lo
que respecta a maese Guillaume, me lo hanecomendado personas de
gran autoridad, que merecen mi confianza.Muchas personas de la
corte lo consultan con xito. Qu ms nos daque nos ensee su libro
o no? Se trata de los consejos que puedadarnos. Contina -prosigui,dirigindo5~ a Guillaume. Nadie te obligar a
ensear el libro. Peroten presente que para convencernos no
bastarn tus palabras.El asceta le dirigi una mirada rpida y
malvola.~Con~~enceros? -mrmrmmr.. Cmo puedo
demostrar lo que me32rfue revelado en estado de gracia? En el pas d
os ciegos, yo soy viden-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
87/1970
te. Signos ocrltos me han revelado que nuestrey por la gracia de
Dios es vctima de un embrtjo: dentro de estomuros se conjura al
diablo y a todos los poderes infernales a fin dperder a Sri Majestad.
-Basta, hombre, basta -dijo el de Borbn-.Qu quieres decir con
eso? Tienes una acusacin contra alguien?Puedes citar nombres?-Monseor, hay un hombre que ha velado
durante dos das y dosnoches en Moritfaucon bajo la horca en la qre
e ajustici hace poco aun ladrn. ~Acaso he de contarle a monseor
para qu se utilizan loscadveres de los malhechores?
Isabel se santigri rpidamente. Los conjurospara los que se re-qreran los miembros de los ahorcados eran
os ms temidos.-A este hombre -prosigui Guillaume- lo he
visto hoy en palacio.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
88/1970
~Cmo es eso posible? -inquiri el deBorgoa, impasible-. El
palacio no es tiria plaza de mercado, dondeentra y sale cualquiera.
-No, monseor. -Guillaume se inclin denuevo, cruzando las ma-
nos sobre el pecho.- Pero es que no iba solo:ba en compaa de ese
astrlogo de magia negra. de origenmeridional, de qrmien se oye ha-blar tanto.-Salvia -dijo el de Borgoa arqueando las
cejas-. Al servicio del de
Orlans -aadi, dirigiendo una mirada haciasabel. La reina se dio
cuenta, pero su propia mirada permaneci frae impvida.
-Oriundo de Miln -corrigi ella en el mismoono-. Salvia deMiln, tina persona de confianza de Gian
Galeazzo. -Recalc las lti-mas palabras para indicarle al de Borgoa qu
echazaba cualquier
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
89/1970
otra asociacin. El duque se encogi dehombros para asentir luego
con una inclinacin.- Como desee VtmestraMajestad -dijo impasible.
El de Borbn, qtiien haba estadocontemplando ceudo al asceta,
dio un paso hacia donde estaba Isabel.-Suponiendo que este hombre diga la verdad,
qu medidas con-viene tomnar ahora? Lo ms sencillo serometer a rin interrogatorio
tanto a Salvia como al profanador decadveres.
Los ojos de Guillaume se iluminaron; Isabelhizo un gesto rpido
de desaprobacin.-No me parece prudente. Cori ello nos
exponemos. Lo que haga-mimos no ha de divulgarse.Le hizo una seal al de Berrv, quien estaba
ms cerca de la mesa.Este hizo caer una bola de plata en rina
bandeja destinada a este fin; las
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
90/1970
prolongadas resonancias del tintineo hicieronacudir al secretario
Salaut de la estancia contigua. Mientras Isabele encargaba a ste que
hospedara a Guiliame en palacio x que lepagara tina cierta cantidad
como anticipo, el de Borgoa, con las manosan en la cintura y un pie
en el travesao del banco, miraba al asceta. Lucesin cambiante de
33
doctores y remedios no le inspiraba el menornters, aun criando par-
ticipara en las conversaciones con aparenteatencin. Sin embargo,
esta vez era distinto: adivinaba en ArnaudGrillarme a rin srjeto so-bornable y til. A las reverencias qre ste le
destinaba de manera pre-ferente, responda con la mirada fra de sus
prpados entornados. Le
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
91/1970
constaba con casi total seguridad qreGrmillarme comprenda dnde
poda sacar mayor provecho.- Bah! -exclam el de Berrv desdeosamente,
ina vez que se hubocerrado la puerta detrs de ambos hombres-.
De veras creis, senora,que este bellaco ser capaz de hacer algo por
el rey?Isabel se haba levantado y apartaba con el pia pesada cola de su
vestido. Senta rin cansancio mortal y no seencontraba con frerzas
para seguir discrtiendo.~Por qu no? -pregunt irritada. El driqrie de
Berry, con srm des-medido inters por las obras de arte y los
artistas, no era de sri agrado;adems, le pareca poco de fiar y, arnqumemenos peligroso que el de
Borgoa, ms insoportable como persona. Eraconsciente de que el
de Berrv se manifestaba emi trminos tan
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
92/1970
despectivos al hablar deGuillaume, por no haber podido contemplar el
ibro en crestin; sindrda haba esperado de ella qre colaborara
con rina orden. Ni por tmnmomento crea Isabel en la preocrpacin de
os drmqties por el bienes-tar del loco. Sabia qtme el restablecimiento
del rey no se avena enmimodo algumno con los planes de srs regiosparientes. El de Borbn era,
en este sentido, an el menos interesado, y elnico cuya compasin
por el res' no era fingida. Normalmente no lecostaba mucho a Isabel
desempear en este tipo de rernmones unpapel igralmente diplom-
tico; llevaba en la sangre el placer y lapredisposicin hacia las intrigas,y en los ltimos aos haba aprendido el arte
de adaptarse sin exponerlos propios pensamimientos ni fiarse de los
actos de los dems. Pero aho-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
93/1970
ra se senta presa de un abatimiento rayano ena desesperacin; era
del todo consciente de que se encontrabaotalmente sola y de que de-
ba mantenerse firme ahora y en el frtrro, siquera defender todo lo
que ella consideraba legtimo. Se hallaba en ecentro mismo del rei-
no, en apariencia bien amparada, como laspepitas en el corazn delos fruitos; pero por todas partes haba gusano
qrme se abran caminocomiendo vidamente de la pulpa. Hizo rin
gesto para impedir que elde Berrv exprsiera sri opinin con ms
detalle.Pasando jrmnto a los reverenciosos regentes,
e dirigi a rina puertasitrada enfrente de aquella por la que habandesaparecido Salaut y
Guillaumime; trvo qume ladear rin poco lacabeza para evitar que la punta
de su sombrero coronado tropezara con el
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
94/1970
marco de la puerta. El gal-go blanco la acompaaba dando saltos.* .~< ~k
34
~Perdisteis la compostrra, monseor -dijo elde Borgoa al de Berry,mientras ste se enfundaba los guantes. El
duque de Borbn hizo ungesto de impaciencia.
-No tiene sentido desempolvar viejas pasioneobserv, dirigin-
dose hacia donde estaba Felipe-. Monseor deBerrv se precipit un
poco.-No me gusta esa precipitacin. -El deBorgoa apart el brazo
que qreria tirar de l.- Mi hermano el duquede Berry no es lo bastan-
te impulsivo como para soltar cosas qre no
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
95/1970
acostumbre pensar... y de-cir. Lo que pensis me es indiferente -aadi,
mientras se acentuabael rictrs de amargura de sri boca-, pero lo qu
digis, sobre todo a misespaldas, mime afecta sobremanera. As que
en vuestra opinin soy unfanfarrn y un pendenciero? No os merece
espeto el nombre que mehonro de llevar?El de Berry se encogi de hombros. Se
encontraba en semipenum-bra y las sombras que caan sobre su cara
egordeta le conferan un as-pect() parecido al de rin sapo; su amplia
vestimenta, brillante y verdosa,reforLaba esta impresmon.
-Acaso habis sabido ganaros mi respeto,hermano? -pregunt entono afable, no exento de burla-. Habis
procurado vos defender misintereses o, en todo caso, no peijudicarlos,
desde que detentis un
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
96/1970
puesto de poder, por no decir elyuoderabsoluto? No puedo decir que
me hayis dado muchos motivos para honraroso para honrar vuestro
nombre.El de Borgoa frrnci el entrecejo x' se sent
en el banco bajo eldosel, bien ergrido, como era su costumbre.
-Nunca he tenido motivos para aprobar elmodo en qre solais re-solver vuestros asrmntos -dijo severamente-.
Dios sabe que en todas lasprovincias reina el desorden, pero el caos en
Languedoc y Guyena su-pera todo lo que nos haya tocado vivir en este
entido. Qu se puedeesperar, criando no se tiene mesrra a la hora
de recaudar los impres-tos? Ningn gobernante jricioso se dejaarrastrar de ese modo en su
afn de hacerse con obritas de arte y torresesculpidas.
-No, claro, vos lo hacis de otra manera -
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
97/1970
observ el de Bern,' bur-ln, golpeando furiosamente la mesa con su
guante derecho, an sinenfundar-: Vos os desposis con la rica
heredera de Flandes y dejisque los gansos asados vuelen directamente
hasta vuestra boca. No oscuesta trabajo ser generoso al recaudar las
contribuciones. No obstan-te, he odo decir que tampoco vos hacis ascoa los ingresos extraor-
dinarios, criando podis sacar tajada en algnitio sin menoscabo de
vuestro renombre. No faltarn qrienesmaldigan vuestro nombre
dentro de estas fronteras, mi seor hermano.-La vida no es mala ni insegura en Borgoa ni
en Flandes -repuso35Felipe tranquilamente-, y si alguna vez ha
urgido o surge algn moti-
vo de descontento, estoy dispuesto a investiga
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
98/1970
el caso. Es posible que,como afirmis, me llamen el Atrevido por
haber expulsado por lafrerza al de Anjou de su lugar en la mesa; per
no soy tan cobardecomo para dejar que el pueblo queme en la
hoguera a mis recaudado-res de impuestos como ofrenda expiatoria por
mis actos.El duque de Berry levant el guante y avanzun paso hacia el im-
posible duque de Borgoa. El de Borbn senterpuso rpidamente
entre ambos.-Monseores -les reconvino-, verdaderamente
creo que os estispropasando. Todo eso es agua pasada. No es
preferible ceirse alpresente?-De acuerdo, de acuerdo, noble seor -dijo el
de Borgoa, sin quesu mirada se apartara del de Berry-. Pero,
acaso puede negar mi her-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
99/1970
mano que tengo razn? Criando el rey, nuestromalhadado sobrino,
fue a informarse personalmente de la situacinen Languedoc, al ha-
ber llegado hasta aqu los lamentos de lapoblacin, no consigui apa-
ciguar los nimos sino quemando a vuestroesorero, el seor de
Btisac. Tengo buena memoria, hermano. Anos extraa que el reyprefiriera privaros de la responsabilidad por
una temporada?-El rey, el rey! -El de Berry arroj el guante a
uelo.- Por qu nohacer cargar rina vez ms a ese pobre diablo
con las culpas? Le acon-sejasteis bien; sabais lo que hacais.
-No os pongis en evidencia, hermano. -Elostro severo y astutodel de Borgoa se ensombreci.- Cunta era
mi influencia, o la decualquiera de nosotros, por entonces, despus
de que el rey nos hubie-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
100/1970
ra agradecido tan cortsmente nuestra ayuda eel Consejo Mayor de
Reims? Pensis que en algn momento hententado imponerle mis
consejos, cuando l prefera tan claramente aos necios de los mar-
mousets, a ese hatillo de burgueses y clrigosenvanecidos y arribistas
que l consideraba sus consejeros?-No es dificil odiar de boquilla -repuso el deBerry-. No, monse-
or de Borbn, por qu queris imponermeilencio? Dir lo que me
plazca. Mi hermano gusta de hablar condesprecio de la manera en
que fuimos despachados en Reims. Pero, quhicisteis para remediar-
lo, Borgoa? Opusisteis resistencia,ntentasteis vengaros?-Para eso ya estabais vos, hermano -repuso
ecamente Felipe-. Elcardenal de Laon, quien nos expuso tan sutil y
arteramente en el Con-
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
101/1970
sejo que nuestro sobrino Carlos era capaz deeinar por s solo, no vivi
mucho tiempo para contarlo. No fueenvenenado? Eso deberais sa-
berlo vos -aadi irnicamente.-Monseores! -El duque de Borbn lanz una
mirada fugaz a lapuerta por la qmie haba desaparecido Isabel.
Por amor de Dios, ha-bis olvidado dnde nos encontramos? Lasparedes oyen. En la estan-
cia contigua...-Una sala llena de mrjeres! -observ el de
Berry, soltando rinarisa desagradable-. Ya estn acostumbradas a
escuchar, y a con templar,cosas mrcho peores, criando lo desean. Esti
an ms loco que nues-tro sobrino, el rey -prosigui, dirigindose alde Borgoa-, si preten-
dis insinuar que yo...-A caso yo he afirmado algo semejante? -El
de Borgoa ri en voz
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
102/1970
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
103/1970
debiera a vos.-Estis tan seguro de lo que afirmis -dijo el
de Borgoa, levan-tndose-, qre sin duda podris indicarme por
qu razn os prse esazancadilla. -Miraba fijamente a srm hermano,
por encima de la cabezadel de Borbn. El duqte de Berry, que se
haba excitado tanto que lebrillaban gotas de sudor en la frente, exclam,casi sofocado por la
ira:zn -Por qu, por qu? Acaso yo lo s?
Maquina tantas cosas ese cora-vriestro tan astuto, qre apuesto a que
olamente el diablo conocevuestros pensamientos, o tal vez ni aun l, pue
eguramente tambinsabris despistarlo. Quin me asegura que vono quisierais haceros
tambin con Languedoc. en vuestra avidez porposeer ms tierras,
hermano? Basta con mmrar el mapa. Os
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
104/1970
arrastris sigilosamente alrede-dor del corazn de Francia, cual serpiente. Ni
o mismo s dnde ter-mina vuestra codicia...
El de Borgoa retir el pie del banco y,encogindose de hombros,
tom su sombrero de terciopelo del arcndonde lo haba dejado al
entrar. El duque de Borbn, viendo en esto unaeal de qrme habaterminado la embarazosa conversacin,
uspir aliviado. Recogi elguante del de Berry, que haba cado cerca de
l, y se lo devolvi a sridueo.-Dad todo esto por concluido, monseor -dijo
a media voz-. Al fin
y al cabo, el rey os ha restituido laadministracin de Languedoc...El de Borgoa solt rina carcajada seca y
burlona.36 37
El duque de Borbn, quien haba mantenido
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
105/1970
demasiado tiempo sucompostura como mediador, perdi entonces l
paciencia.-Pienso qrme es profundamente vergonzoso,
monseores -dijo convehemencia-, que nos andemos aqu con
utilezas, cuando sera enprovecho de todos nosotros obrar unidos. No
hay en Francia otra au-toridad que la nuestra. Nos aguarda una duraarea, monseores.
El de Borgoa sonri sarcstico, pero el deBerry estall: -Pala-
bras, palabras! No seis hipcrita, monseorde Borbn! Me temo qrme
nos conocemos demasiado bien. Tal vez seamejor no mencionar los
intereses que se persiguen aqu.-Comprrebo con satisfaccin, hermano -dijoel de Borgoa, des-
de la puerta-, que a la sazn has hallado unnuevo contrincante para
tus disputas. Os saludo, monseores. Esta
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
106/1970
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
107/1970
sacar brillo a las guarniciones y cuidar de losnumerosos animales que
haba all. Un intenso olor a heno y estircolnvada las inmediaciones
de los edificios. Flotaba el vaho alrededor deos caballos del patio. Los
miembros del squito qrme aguardaban all, aduras penas conseguan
contener sus monturas, que pataleaban yesoplaban. Uno de los cria-dos puso un manto forrado de pieles sobre los
hombros del duqrme.Este coloc el pie en el estribo y salt con
destreza sobre el caballo. Seabrieron las verjas de Saint-Pol y atraves el
portaln la comitiva delduqte, entre el sonoro estampido de los casco
el gritero de los cria-dos y portadores de antorchas que laacompaaban corriendo mien-
tras se alejaba en direccin a la morada del de3org~oa, el Htel
d~Artois.
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
108/1970
La tarde estaba fra y brumosa; las gotas seadheran al sombrero del
de Borgoa y a las pieles de su manto. Lasantorchas humeaban en la
niebla difrndiendo rina luz rojiza.Rpidamente atravesaron las angos-
tas calles del barrio de Saint-Pol; el lodo y lapiedras salan despedidos
por el impacto de los cascos. Felipe manejabaas riendas de formamaquinal; sus pensamientos estaban en otra
parte. Miraba fijamente,
38sin ver, las guarniciones de cobre de la
cabezada entre las orejas deCharlemagne, con srms destellos rojizos. El
hecho de que hubiera dejadohablar al de Berry era contrario a sucostumbre, pues senta una aver-
sin innata hacia las disputas mezquinas. Loqre s le diverta era que
su hermano fuera tan consciente de la relacin
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
109/1970
existente entre ambos;el que el de Berry careciera del orgullo y del
acto necesarios paramantener un silencio corts y altivo sobre esto
asuntos, le pareca unaprueba ms de la incapacidad de aqul para la
diplomacia. Efecti-vamente, el de Borgoa no estaba sin culpa en
cuanto al episodio deLangredOc: haba sido el rencor, ntncaeconocido abiertamente
pero tanto mejor guardado, lo que le habamovido en aquel momento
a minar los intereses de su hermano. En 1385el duque de Borgoa
haba concebido el plan de aventrrar unataque directo contra Ingla-
terra, a fin de reanudar -y tal vez concluir- lanterminable guerra condicho pas. Mediante promesas de nuevas
hazaas blicas consiguitrastornar el nimo del rey, que a la sazn
contaba diecisiete aos de
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
110/1970
edad y estaba recin casado con Isabel.Adems, el plan cont con gran
aceptacin entre los nobles, quienes tenan arm vez sobradas razones
para querer pillar y saquear las costasnglesas. Se reunieron casi mil
cuatrocientos barcos, en srm mayoraembarcaciones de recreo, orna-
dos de manera tan intil y recargada como lospropios combativos se-oritos de la corte. Todava le invada la rabia
al de Borgoa cuandopensaba en aquella armada: mstiles
plateados, proas doradas, en lascrbiertas pabellones de seda pintada de vivos
colores; flmrlas y ban-deras, qrme eran el vivo reflejo de la herldic
francesa cuando el vientohacia ondear las abigarradas telas: leones ygrifos, y dragones y uni-
cornios. Ms ridcula an era la ciudad demadera, con sus casas y pala-
cios, empaquetada y repartida entre setenta y
-
7/25/2019 El Bosque de La Larga Espera - Hella S. Haasse
111/1970
dos barcos de carga; unaciudad destinada a albergar al ejrcito entero
ras el desembarco en lascostas inglesas.
Una invasin brindaba en aquel momento al deBorgoa una
oportrnidad sin igral para log