El Campesinado y El Marxismo

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EL CAMPESINADO Y EL MARXISMO * ÍNDICE PRESENTACIÓN 3 EL CAMPESINADO VISTO DESDE LA IZQUIERDA 5 ¿Condenado a desaparecer? 5 Una alianza temporal “contra” 7 La alianza “para”, en el largo plazo 10 En los países del Norte 15 Una alternativa contemporánea a la agroindustria 17 Conciencias y convergencias 22 *Traducción de Andreu Coll PIERRE ROUSSET

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  • EL CAMPESINADO Y EL MARXISMO*

    NDICE

    PRESENTACIN 3

    EL CAMPESINADO VISTO DESDE LA IZQUIERDA 5

    Condenado a desaparecer? 5

    Una alianza temporal contra 7

    La alianza para, en el largo plazo 10

    En los pases del Norte 15

    Una alternativa contempornea a la agroindustria 17

    Conciencias y convergencias 22

    *Traduccin de Andreu Coll

    PIERRE ROUSSET

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    PRESENTACIN

    Ser campesino se asocia, a menudo, a ser conservador, an-clado en el pasado. El desarrollo de un pas se considera inversamente proporcional a la evolucin del trabajo en el campo. Sin querer caer en una visin romntica del mundo rural ni obviar las contradicciones de la lucha campesina, es nece-sario sealar lo que muchas veces la historia esconde, el papel cla-ve del campesinado en los procesos de ruptura, como seala en el siguiente texto Pierre Rousset. Devolver el valor que tiene la lucha por la tierra, los recursos naturales y los alimentos en el combate anticapitalista.

    La comida se ha convertido en objeto de negocio. Una mercanca en manos de la industria agroalimentaria y la gran distribucin, con el apoyo activo de gobiernos e instituciones internacionales. Hoy, si no tienes dinero suficiente para pagar el precio, cada vez ms caro, de la comida, no te alimentas. Si no puedes acceder a la tierra, al agua, a las semillas, no cultivas. Comer ha dejado de ser un derecho para convertirse en un privilegio. Vivimos en un mundo de famlicos y obesos, 870 millones de personas pasan hambre en el planeta y 500 millones sufren obesidad. Y son aquellos con menos recursos econmicos, quienes menos comen y peor se alimentan.

    La Va Campesina, el mayor movimiento internacional de campesi-nos del Norte y del Sur, reivindica, desde mediados de los aos 90, el derecho a la soberana alimentaria, el poder decidir qu cultivar y qu comer. Ante una agricultura al servicio de los intereses del ca-pital, adicta al petrleo, con alimentos kilomtricos, que condena al campesinado a la desaparicin y que, adems, nos enferma, La Va

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    apuesta por una agricultura local, campesina, de temporada, ecolgi-ca y accesible, estableciendo puentes de solidaridad entre el campo y la ciudad. Lo que surgi, inicialmente, como una propuesta cam-pesina, actualmente es asumida por amplios colectivos sociales. No en vano, La Va siempre tuvo claro que avanzar hacia otro modelo agroalimentario solo era posible a partir de un cambio radical de sis-tema, y para conseguirlo era fundamental la creacin de coaliciones amplias entre sectores sociales distintos. De aqu, su papel clave en el seno del movimiento antiglobalizacin, a finales de los aos 90 y principios de la dcada del 2000.

    Una soberana alimentaria que necesariamente tiene que ser fe-minista, si quiere significar un cambio real de modelo. Hoy, las mu-jeres, a pesar de ser las principales proveedoras de alimentos en los pases del Sur, entre un 60% y un 80% de la produccin de comida recae en sus hombros, son las que ms hambre pasan, padeciendo el 60% del hambre crnica global. La mujer trabaja la tierra, cultiva los alimentos, pero no tiene acceso a su propiedad, a la maquinaria, al crdito agrcola. Si la soberana alimentaria no permite igualdad de derechos entre hombres y mujeres, no ser una alternativa de ver-dad. As mismo, hay que garantizar una vida en el campo respetuosa con las libertades sexuales y reproductivas.

    Como nos recordaba La Va Campesina, comer se ha vuelto un acto poltico. No lo olvidemos.

    Esther Vivas

    UNA SOBERANA ALIMENTARIA QUE NECESARIAMENTE TIENE QUE SER FEMINISTA, SI QUIERE SIGNIFICAR UN CAMBIO REAL DE MODELO

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    EL CAMPESINADO VISTO DESDE LA IZQUIERDA

    E sta contribucin no tiene por objeto resumir dos siglos de historia sobre un asunto tan complejo como los marxistas y la cuestin campesina1. No pretende ms que preparar el terre-no para entender la inversin de la perspectiva que se oper entre finales del siglo XIX y principios del XX al menos para buena parte de la izquierda llamada de transformacin social.

    Condenado a desaparecer?El episodio hoy ya es famoso, pero se mantuvo oculto durante largo tiempo2. Los marxistas rusos haban pedido a Karl Marx que les escri-biera un texto polmico contra la corriente populista, que pretenda que Rusia poda hacer su revolucin socialista sin esperar al desarro-llo del capitalismo.

    Tras haber trabajado mucho sobre el asunto y haber redactado varios borradores, Marx acab por enviar, en 1881, una breve carta diciendo esencialmente: depende. Los marxistas rusos, al encontrar que Marx no era suficientemente marxista, rechazaron publicar su res-puesta y el asunto fue enterrado durante varias dcadas.

    1 Empleo el trmino campesinado en sentido amplio, como hacemos ms a menudo en francs que en ingls y como hace hoy en da un movimiento como La Va Cam-pesina. Dependiendo del contexto, el trmino puede englobar tanto a los sin-tierra como a las explotaciones familiares que, o bien no emplean, o que emplean a pocos trabajadores asalariados externos.

    2 Vase el dosier reunido por Teodor Shanin, El Marx tardo y la va rusa, Ed. Revolu-cin, Madrid, 1990.

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    El enfoque de Marx no dejaba de ser fundamental. Estudiando un pas de la periferia europea, intentaba entender la originalidad de su formacin social algo que tuvo que hacerse tambin ulteriormente en las sociedades del Sur. Analizando la historia singular de la que proceda dicha formacin social, abra la va, como en otros textos ms antiguos, a una concepcin multilinear de la historia mundial. Al poner de relieve que el futuro de Rusia no estaba predefinido, sino que dependera del resultado necesariamente indeterminado de las luchas en el pas mismo, as como en el resto de Europa, describa una encrucijada histrica, elemento constitutivo de una concepcin abierta de la Historia.

    En el mbito que aqu nos concierne, por qu Marx consideraba que en ciertas condiciones (revoluciones en Europa Occidental), la comuna campesina rusa poda alimentar una transicin socialista antes del desarrollo del capitalismo? Por qu se tomaba seriamente los escritos del populista Nikolai Chernichevsky ? Por qu trataba como amigos y camaradas a los militantes de La Voluntad del Pue-blo? Por qu intentaba tanto ligarse a una tradicin revolucionaria autctona ?

    Estas preguntas no se plantearon. Con la muerte de Marx, la ortodoxia marxista en el cambio de siglo se contentaba con los textos de Marx con connotaciones deterministas, sin tomar plenamente en consideracin los que presentaban una percepcin ms dialctica de la Historia. Aqulla se repleg sobre una concepcin lineal del progreso en la que el campesinado no tena porvenir3. La referencia sigui siendo la tan desgraciada frmula que identificaba al campesinado con un saco de patatas, una masa atomizada de pequeos propietarios, irremediablemente vuelta hacia el pasado4.

    3 Para una presentacin matizada de los anlisis de Marx sobre la produccin agrcola, vase Daniel Tanuro, 10 de noviembre de 2012, A Plea for an Ecological Reconstruc-tion of Marxism, http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article27100.

    4 Para un ejemplo de anlisis de Karl Marx sobre el campesinado en tiempos de re-

    EL ENFOQUE DE MARX NO DEJABA DE SER FUNDAMENTAL. ESTUDIANDO UN PAS DE LA PERIFERIA EUROPEA, INTENTABA ENTENDER LA ORIGINALIDAD DE SU FORMACIN SOCIAL

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    En sta, la visin dominante entre los marxistas de la poca no se diferenciaba demasiado de los prejuicios y de la ideologa dominante de las elites urbanas. Para responder a la expresin de Roland Lew, retomada por Isaac Joshua, el campesinado era una clase que estaba de ms con la que no se saba muy bien qu hacer5.

    A pesar de las obras de historiadores que abran buen nmero de pistas de reflexin6, la imagen dominante del levantamiento campesi-no fue durante mucho tiempo la jacquerie la revuelta de los siervos contra su seor que poda extenderse como una mancha de aceite a varias haciendas, pero sin ms, el bandidaje social, el milenarismo nostlgico Las grandes guerras campesinas son raras veces teni-das en cuenta en todas sus dimensiones, empezando por la Rebelin Taiping (El Reino Celestial de la gran Paz) en China (1850-1864), probablemente el mayor movimiento social del siglo XIX, con una ideologa igualitaria, sincrtica, nacionalista lase modernizadora y feminista y que fund una dinasta rival que rein sobre un territorio significativo durante una dcada7.

    Una alianza temporal contraDe ms o no, el campesinado era, no obstante, demasiado nu-

    meroso para ser ignorado. An denunciando cualquier ilusin sobre el compromiso progresista de las capas pequeo burguesas, Marx

    volucin, vase la obra de 1850, Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia3.htm

    5 Isaac Johsua, La rvolution selon Karl Marx: la classe en trop ftp://ftp2.marxau21.fr/marxau/reserve/Johsua_Paris-mars08.pdf

    6 Vase por ejemplo Michael Lwy, Du Capitaine Swing Pancho Villa, rsistances paysannes au capitalisme dans lhistoriographie dEric Hobsbawm, Diogne, n. 189, 2000. Disponible en http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article1169.

    7 Para una introduccin sinttica a este levantamiento, vase Amit Bhattacharyya, Tai-ping Rebellion, en Immanuel Ness (ed.), The International Encyclopedia of Revolution and Protest, 1500 to the Present, Vol. VII, Wiley-Blackwell, 2009, pp. 3230-3235.

    PARA RESPONDER A LA EXPRESIN DE ROLAND LEW, RETOMADA POR ISAAC JOSHUA, EL CAMPESINADO ERA UNA CLASE QUE ESTABA DE MS CON LA QUE NO SE

    SABA MUY BIEN QU HACER

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    mismo haba previsto la necesidad de una alianza obrero-campesina para derrocar el Antiguo Rgimen; pero una alianza que deba forjarse bajo la hegemona proletaria y disolverse tras la victoria.

    Si haba un pas europeo en el que la cuestin campesina no poda pasarse por alto era justamente Rusia. Los marxistas rusos eran cons-cientes de ello. Sobre esta cuestin, compartan en su mayor parte (Lenin, Trotsky) una misma orientacin: la alianza temporal contra la autocracia. La particularidad de Lenin fue haber dedicado mucho tiempo, escritos y energa al anlisis de las luchas agrarias8. No se atena a la idea simplista de que el campesino seguira la ciudad ya fuera sta encarnada por la burguesa o por el proletariado. Bus-caba (no sin dificultades) entender las dinmicas que operaban en el seno del mundo rural, las condiciones de una sinergia de los comba-tes sociales rurales y urbanos. Lenin era todava ortodoxo en sus re-ferencias tericas (marcadas por un cierto determinismo econmico), pero ya heterodoxo en su comprensin de la ecuacin estratgica que permita el derrocamiento del zarismo9.

    Los frutos de este trabajo poltico se recogern en octubre de 1917. Estamos en plena guerra mundial. El ejrcito ruso se descom-pone, deshecho por las fuerzas alemanas. En su gran mayora, los soldados son campesinos que vuelven al pueblo con, a menudo, sus armas (lo cual resuelve la difcil cuestin del armamento del pueblo). Los ajustes de cuentas contra los seores se multiplican. Lenin sigue de cerca la situacin en el mundo rural a la espera del momento pro-picio, puesto que el inicio de un verdadero levantamiento campesino es una de las condiciones necesarias para la conquista del poder en los grandes centros urbanos. No hay sucesin (primero las ciudades,

    8 Esther Kingston-Mann, Lenin and the Problem of Marxist Peasant Revolution, Oxford University Press, Nueva York-Oxford, 1983.

    9 Esta tensin se expresa en su frmula de dictadura democrtica del proletariado y del campesinado que le diferenciaba de Trotsky (y que considera superada en octu-bre de 1917). Una cuestin que no puede ser abordada aqu.

    SI HABA UN PAS EUROPEO EN EL QUE LA CUESTIN CAMPESINA NO PODA PASARSE POR ALTO ERA JUSTAMENTE RUSIA. LOS MARXISTAS RUSOS ERAN CONSCIENTES DE ELLO

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    luego el campo), sino combinacin (aadindole la rebelin de las nacionalidades oprimidas).

    Es el momento de un gran desencuentro poltico. Por oportunismo, los socialistas revolucionarios (los llamados eseritas, descendien-tes de los populistas) acaban descafeinando mucho su programa de distribucin de la tierra. Por radicalismo, los bolcheviques dejan de lado su programa anterior (nacionalizacin de la tierra, grandes explo-taciones, bsqueda del apoyo del campesinado pobre, no reparto) y apoyan lo que los campesinos persiguen realmente en su lucha: la distribucin sin compensacin de las tierras. La tierra para los que la trabajan! No se trata de oportunismo programtico, sino de demo-cracia revolucionaria: reconocer la voluntad del pueblo10 Se trata tambin de aprender de la experiencia (algo a lo que se resiste Rosa Luxemburg, al menos en este campo11).

    Evidentemente, la Historia no se detiene aqu. La guerra civil inicia-da por los ejrcitos blancos contra el poder revolucionario ha some-tido las alianzas polticas y sociales a una dura prueba. Los marxistas rusos no estaban arraigados en el mundo rural, en el que operaban los socialistas revolucionarios, los socialistas revolucionarios de iz-quierda, diversos grupos anarquistas y donde tambin? sobre todo? las luchas son dirigidas por las elites campesinas locales Ahora bien, la conviccin compartida sigue siendo que la unidad no

    10 Robert Linhart, Lenin, los campesinos y Taylor, Ediciones 2001, Barcelona, 2009.

    11 Rosa Luxemburg defiende contra Lenin un punto de vista muy dogmtico, muy poco dialctico y democrtico, segn el cual el reparto de la tierra crea en el campo una nueva y potente categora de enemigos cuya resistencia ser mucho ms peligrosa y obstinada de lo que lo era la de los grandes propietarios terratenientes aristocrti-cos. Ahora bien, sin la reforma agraria, simple y llanamente no habra habido Revolu-cin rusa, ni inicio de la transicin. Ella contina as preconizando la nacionalizacin de la gran y la mediana propiedad y la reunin de la industria y la agricultura-esto es, un modelo industrial de produccin agrcula cuyos efectos desastrosos (social y medioambientalmente) hemos conocido desde entonces. Vase La revolucin rusa, en Obras Escogidas (vol. 2), Ayuso, Madrid, 1978.

    LA TIERRA PARA LOS QUE LA TRABAJAN! NO SE TRATA DE OPORTUNISMO PROGRAMTICO, SINO DE DEMOCRACIA

    REVOLUCIONARIA: RECONOCER LA VOLUNTAD DEL PUEBLO

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    es ms que de corta duracin, que no tiene por objeto ms que impe-dir el retorno de las antiguas clases dominantes.

    Otro problema: la estrategia de antes de Octubre del 17 demues-tra duraderamente llevar el paso cambiado. El reparto de la tierra re-duce las desigualdades sociales en los pueblos; ser pues imposible desencadenar rpidamente una lucha de clases en el seno mismo del campesinado apoyando al campesino pobre (futuro proletario) contra el campesino rico (nuevo burgus). El campesinado no se descom-pone, ni se suicida voluntariamente para dejarse transformar en el proletariado agrcola de las granjas estatales. Efectivamente, nuevas diferenciaciones sociales aparecern, pero ms tarde y en un contex-to distinto12.

    La alianza para, en el largo plazoCmo repensar las relaciones entre proletariado y campesinado,

    pueblo urbano y pueblo rural, a largo plazo? Lenin sigue reflexionando sobre ello intensamente. Es destacable que fuera una de las cuestio-nes sobre las que, ya enfermo, redactara sus ltimos artculos, dictara sus ltimas notas, conocidas bajo el nombre de testamento13 jun-to con la cuestin nacional y la de la burocracia, fundamentalmente. En De la cooperacin escribe lo siguiente: A mi juicio no prestamos suficiente atencin a la cooperacin [que] adquiere en nuestro pas una importancia excepcional. La combinacin de poder de Estado sobre los principales medios de produccin y de alianza del pro-letariado con los millones de pequeos e nfimos campesinos [] acaso no es todo lo que necesitamos para construir a partir de

    12 No abordo aqu las relaciones econmicas entre la ciudad y el campo en la URSS tras la guerra civil, ni las condiciones que permiten a una economa campesina en la Rusia de entonces integrarse en un proceso de transicin socialista (vase sobre todo cmo Lenin aborda el debate sobre el monopolio del comercio exterior).

    13 Vase Moshe Lewin, El ltimo combate de Lenin, Lumen, Barcelona, 1970.

    EL CAMPESINADO NO SE DESCOMPONE, NI SE SUICIDA VOLUNTARIAMENTE PARA DEJARSE TRANSFORMAR EN EL PROLETARIADO AGRCOLA DE LAS GRANJAS ESTATALES. EFECTIVAMENTE, NUEVAS DIFERENCIACIONES SOCIALES APARECERN, PERO MS TARDE Y EN UN CONTEXTO DISTINTO

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    la cooperacin [] una sociedad socialista integral?. La coope-racin desde el punto de vista de la transicin a un nuevo estado de cosas [constituye] la va ms simple, la ms fcil, la ms accesible al campesino. Un rgimen socialista, concluye Lenin, es el rgimen de los cooperadores civilizados cuando los medios de produccin pertenecen a la sociedad y cuando el proletariado como clase ha triunfado sobre la burguesa. Fuera el modelo de las granjas estatales!14.

    Acaso podemos decir que en una poca distinta (Rusia ha co-nocido un importante proceso de industrializacin) y en un contexto diferente (guerras interimperialistas, actualidad y derrota de las re-voluciones en Europa Occidental)15, Lenin reproduce a su modo el itinerario intelectual de Marx durante los aos 1880?

    Los saltos cualitativos en el grado de burocratizacin de la URSS y la emergencia de un rgimen estaliniano pusieron trmino brutalmen-te a la experiencia rusa de integracin del campesinado en un proce-so revolucionario moderno. En cambio, esta experiencia va a renacer y con qu fuerza! en el llamado Tercer Mundo; particularmente con las grandes revoluciones asiticas (China, Vietnam).

    Los anlisis y las orientaciones estratgicas aplicadas en Rusia facilitaron la comprensin de las sociedades del Sur. Ser, por ejemplo, el caso del anlisis del desarrollo desigual y combinado en la poca del imperialismo: en el Tercer Mundo, relaciones de pro-duccin muy modernas (el ltimo grito de la empresa o las finanzas capitalistas) se combinan con relaciones sociales antiguas en el marco de formaciones sociales muy originales bajo la dependencia del mercado mundial. Lo mismo vale para la dinmica de revolucin

    14 Lenin, De la cooperacin, 4 de enero de 1923, Obras Completas, tomo 33, Akal, Madrid, 1978. La negrita es de Lenin.

    15 El ao 1917 no es la encrucijada histrica prevista por Marx antes del desarrollo del capitalismo en Rusia, sino otra, cuya posibilidad no poda haber previsto en su tiempo.

    LOS SALTOS CUALITATIVOS EN EL GRADO DE BUROCRATIZACIN DE LA URSS Y LA EMERGENCIA DE UN RGIMEN ESTALINIANO PUSIERON TRMINO

    BRUTALMENTE A LA EXPERIENCIA RUSA DE INTEGRACIN DEL CAMPESINADO EN UN PROCESO REVOLUCIONARIO

    MODERNO

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    permanente o ininterrumpida, que permite comprender en qu condiciones el combate por reivindicaciones llamadas democrticas abre la va a luchas de carcter socialista. De nuevo es necesario tomar en consideracin dos datos:

    La experiencia del Tercer Mundo arroj luz, a su vez, sobre la realidad rusa. Especialistas en los pases en desarrollo y en el campesinado han contribuido de este modo a renovar el anlisis de las revoluciones en Rusia. ste ser el caso de Teodor Shanin en lo que respecta a la de 190516. Es interesante comparar las temticas abordadas en sus obras y en otros estudios de referencia como los de E. H. Carr17 o Len Trotsky18.

    Con China y luego buen nmero de pases del Sur, las re-voluciones del siglo XX han abandonado el espacio europeo. stas se desplegaron en formaciones sociales salidas de linajes histricos propios que, muy a menudo, no conocieron el equivalente del feuda-lismo occidental. Los campesinados son, pues, muy distintos. stos no dejaron de jugar un papel fundamental en las luchas de liberacin nacional y las revoluciones sociales del siglo pasado19.

    La Revolucin rusa se haba caracterizado por una alianza conflic-tiva entre un partido y un poder que aspiraba a representar a la clase obrera (esencialmente urbana) y movimientos campesinos que eran independientes de ellos. La Revolucin china inaugur un nuevo cap-tulo: la organizacin directa del campesinado por un partido comunis-

    16 Teodor Shanin, The roots of otherness: Russias turn of centruy. Vol. 1: Russia as a developing society. Vol. 2: Russia, 1905. Revolution as a moment of truth, MacMillan, Houndmills and London 1985, 1986.

    17 La Revolucin bolchevique (1917-1923) (3 vols.), Alianza Universidad, Madrid, 1977.

    18 Len Trotski, 1905 resultados y perspectivas (2 vols.) Ediciones Ruedo Ibrico, Pars, 1971 (vase tambin su Historia de la Revolucin rusa).

    19 Para una visin de conjunto, vase Michael Lwy, The Politics of Combined and Uneven Development. The Theory of Permanent Revolution, New Left Books, Londres, 1981.

    LA REVOLUCIN RUSA SE HABA CARACTERIZADO POR UNA ALIANZA CONFLICTIVA ENTRE UN PARTIDO Y UN PODER QUE ASPIRABA A REPRESENTAR A LA CLASE OBRERA (ESENCIALMENTE URBANA) Y MOVIMIENTOS CAMPESINOS QUE ERAN INDEPENDIENTES DE ELLOS

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    ta20. Fue un palo de ciego que se convirti en un golpe maestro. Inau-gur un vasto conjunto de luchas revolucionarias en el mundo colonial y semicolonial que han modificado profundamente la percepcin de la cuestin campesina en la izquierda. En el marco, particularmente, de las luchas armadas de liberacin nacional iniciadas mucho antes de una eventual victoria, el campesinado es percibido como la fuerza principal pero no como la fuerza dirigente de un combate revo-lucionario a largo plazo.

    Como destacaba Troung Chinh, no se poda continuar siendo in-definidamente un campesino en el frente mientras que en el pueblo su mujer deba dar buena parte de las cosechas a su propietario, ofrecerle regalos los das de fiesta, pagarle tasas usureras exorbitan-tes por deudas contradas durante una enfermedad o tras una inun-dacin, y que sus hijos sirvieran como criados sin salario, sufriendo cantidad de novatadas y brutalidades en las casas de los ricachones del pueblo21. No solamente la teora de la guerra popular vietna-mita combinaba estrechamente concepciones militares (guerrilla) y cuestiones sociales (reforma agraria), sino la puesta en marcha ms o menos radical, segn los periodos, de un programa agrario que estaba definido en relacin con los objetivos generales del momento y con la apreciacin de la correlacin de fuerzas22.

    20 Para el contexto de conjunto de la revolucin china, vase Pierre Rousset, 18 de agosto de 2008, La Chine du XXe sicle en rvolutions I 1911-1949 ou de la chute des Qing la victoire maoste y II 1949-1969 : crises et transformations sociales en Rpublique populaire, disponibles, respectivamente, en:http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article11137 yhttp://www.europe-solidaire.org/spip.php?article13546, respectivamente.

    21 Truong Chinh, Ldification dune conomie nationale indpendante au Vietnam, Hanoi, 1964, p. 36.

    22 Para entender el contexto de conjunto de la Revolucin vietnamita vase Daniel Hmery, 13 de febrero de 2007, LIndochine lge des extrmes: protestations et rvolutions (XIXe-XXe) sicles III 1940-2006. De la Guerre des dix mille jours la mondialisation (1940-2006): la rvolution dconcertante, disponible en:

    EN EL MARCO, PARTICULARMENTE, DE LAS LUCHAS ARMADAS DE LIBERACIN NACIONAL INICIADAS MUCHO ANTES DE UNA EVENTUAL VICTORIA, EL CAMPESINADO

    ES PERCIBIDO COMO LA FUERZA PRINCIPAL PERO NO COMO LA FUERZA DIRIGENTE DE UN COMBATE

    REVOLUCIONARIO A LARGO PLAZO

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    Ni la independencia frente a las potencias imperialistas ni el derro-camiento de los poderes tradicionales pueden ser alcanzados sin un alistamiento popular; y, por consiguiente, campesino. As pues, segn la frmula vietnamita, el contenido social de la cuestin nacional era justamente la cuestin agraria. Este rol asignado al campesinado se basaba pues en su peso demogrfico y sociolgico (ninguna revo-lucin puede ser mayoritaria sin l) y a su localizacin geogrfica, donde es ms fcil acumular fuerzas militares (incluso si hay experien-cias de guerrilla urbana en pases como Uruguay). Pero ello implicaba asegurar a dicho campesinado un futuro; y no anunciarle su desapa-ricin programada.

    Una problemtica de conjunto se perfilar en el curso del siglo XX. La reforma agraria permite romper el poder de las antiguas clases dominantes en el mundo rural, responder a las aspiraciones del cam-pesinado y hacer de l un actor clave de la revolucin. El progresivo desarrollo de formas de cooperacin permite superar los lmites de un desmenuzamiento progresivo de las propiedades y de asociar-la a la construccin de una sociedad nueva23. En cierto modo, ste acab siendo el esquema de referencia. Lo cual no quiere decir que su puesta en funcionamiento sea simple. El pueblo tena la costum-bre de hacer frente comn contra el enemigo exterior (cobradores de impuestos, soldados, bandidos) y esta solidaridad no era fcil de romper mientras el campesino vivera bajo la dependencia del nota-ble. Una vez se iniciaba la lucha de clases, sta poda oponer espon-tneamente a los sin tierra con el pequeo propietario, o al campesino

    http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article9821

    23 Especialmente en los lugares en los que la densidad de poblacin es muy elevada puede darse el caso de que hoy sea posible y preferible iniciar el proceso de coope-racin en una perspectiva socialista sin pasar por la etapa de la distribucin individual de las tierras, apoyndose tanto en las tradiciones aldeanas de ayuda mutua como en formas cooperativas ya existentes (pero hasta entonces ms o menos integradas por el capitalismo).

    NI LA INDEPENDENCIA FRENTE A LAS POTENCIAS IMPERIALISTAS NI EL DERROCAMIENTO DE LOS PODERES TRADICIONALES PUEDEN SER ALCANZADOS SIN UN ALISTAMIENTO POPULAR; Y, POR CONSIGUIENTE, CAMPESINO

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    medio-pobre con el campesino medio-rico, dividiendo al campesina-do en lugar de unificarlo contra los grandes propietarios y notables24. Tras la victoria, el xito de una poltica de cooperativizacin dependa de las medidas polticas y econmicas de conjunto llevadas a cabo por el poder revolucionario, de lo contrario la experiencia poda aca-bar en una crisis dramtica como la que tuvo lugar en los aos 50 en China con el fracaso del Gran Salto Adelante25. En todo momento, un exceso de radicalidad poda dividir a las fuerzas populares y una falta de radicalismo poda permitir que las clases propietarias retomaran la iniciativa.

    No es una frmula carente de sentido afirmar que las formaciones sociales del mundo rural eran complejas y que la poltica agraria deba ser concreta.

    En los pases del NorteDurante la dcada de crisis 1965-1975, cientos de luchas ejem-

    plares han sido, tambin en el Norte, campesinas. ste fue el caso de Sanrizuka en Japn, con la oposicin a la construccin del aero-puerto internacional de Narita, en las afueras de Tokyo26; y en Larzac, Francia, contra la extensin de un campo de tiro militar en la meseta calcrea del Macizo Central27. Fueron combates de largo aliento: de

    24 Vase en particular a este respecto William H. Hinton, Fanshen, Plon (Terre Humai-ne), Pars, 1971.

    25 Para un balance del maosmo chino, Pierre Rousset, 7 de octubre de 2012, La Chine du XXe sicle Un bilan critique du maosme dans la rvolution: contribution et limites, disponible en:http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article26577.

    26 Vase Ichiyo Muto, Japan, resistance to construction of Narita airport, en Immanuel Ness (ed.), The International Encyclopedia of Revolution and Protest, 1500 to the Present, Vol. IV, Wiley-Blackwell 2009, pp. 1901-1909.

    27 Tres libros han aparecido recientemente sobre este combate y sus postrimeras: lisabeth Baillon (dir), Paroles du Larzac, Toulouse, Privat, 2012. Christine Burgui-

    EN TODO MOMENTO, UN EXCESO DE RADICALIDAD PODA DIVIDIR A LAS FUERZAS POPULARES Y UNA FALTA

    DE RADICALISMO PODA PERMITIR QUE LAS CLASES PROPIETARIAS RETOMARAN LA INICIATIVA

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    1967 a 1978 en el primer caso; de 1970 a 1981 en el segundo, que conducir a una victoria tras la eleccin de Franois Mitterrand. Se fraguarn solidaridades obreras y campesinas en Larzac y tambin durante huelgas como la de Joint franais (en Saint Brieux), donde los agricultores entregarn alimentos a los huelguistas a travs de un comit de apoyo28.

    Todos los componentes de lo que hoy llamamos la izquierda ra-dical y progresista se dieron cita en Sanrizuka, donde libraron en-frentamientos picos con las fuerzas del orden. La meseta de Larzac conoci concentraciones gigantescas (100.000 personas en 1974) en las que se agrupaba toda la izquierda contestataria de la poca y an ms all.

    Las razones para estar all eran mltiples: desde el antimilitarismo al antiimperialismo, pasando por la crtica de la sociedad de consumo o la dictadura del mundo mercantil. Pero lo que permiti que estos combates perduraran fue justamente la resistencia campesina a la expropiacin, en defensa de un espacio de vida y de pequeas explo-taciones agrarias productivas (arroz, ganadera bovina). En Francia, stas estuvieron marcadas tambin por un movimiento de vuelta a la tierra entre la juventud.

    Estos combates no han modificado necesariamente la visin de la izquierda sobre el lugar del campesinado en la futura revolucin. Pero han creado tradiciones de solidaridad, han arrojado luz sobre el papel de las resistencias de comunidades locales en la contesta-cin de un orden nacional al servicio del capital; y han depositado numerosas simientes. La formacin en Francia de la organizacin

    re, Gardarem ! Chronique du Larzac en lutte, Toulouse, Privat, 2011. Pierre-Marie Te-rral, Larzac: de la lutte paysanne laltermondialisme, Toulouse, ditions Privat, 2011. Vase tambin el filme Tous au Larzac (Christian Rouaud, 2011).

    28 Esta huelga tuvo una dimensin regional, bretona, y no solo reivindicativa. Vid. Georges Ubbiali, Luttes ouvrires radicales en Antoine Artous, Didier Epsztajn, Par-tick Silberstein, La France des annes 1968, Syllepse, Pars, 2008, pp. 481-495.

    TODOS LOS COMPONENTES DE LO QUE HOY LLAMAMOS LA IZQUIERDA RADICAL Y PROGRESISTA SE DIERON CITA EN SANRIZUKA, DONDE LIBRARON ENFRENTAMIENTOS PICOS CON LAS FUERZAS DEL ORDEN

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    Paysans-Travailleurs prepar, a su vez, la fundacin de la Confd-ration paysanne29.

    Una alternativa contempornea a la agroindustria

    El peso del campesinado y, ms en general, de la poblacin rural ha decrecido mucho en el mundo; ahora bien, la importan-cia social y poltica de la cuestin alimentaria (y, por tanto, agraria) conserva toda su importancia30. Segn una cierta visin marxista (o urbana), el horizonte del campesino se limitaba a las fronteras de su pueblo. Hoy, sin embargo, movimientos campesinos animan una or-ganizacin internacional particularmente activa, La Va Campesina31. Una International que tiene como particularidad la de tener miembros en el Norte y no solamente en el Sur: en Francia, se trata de la Con-federation paysanne32. Una Internacional que tambin es una de las componentes ms activas del altermundialismo, del movimiento por la justicia global.

    Si tal es el caso, es que los movimientos campesinos se afirman como una alternativa global a la agroindustria mientras que esta agroindustria constituye uno de los pilares del capitalismo mundial y moldea a la sociedad en su conjunto, imponiendo sus dictados tanto a los consumidores como a los productores. La agroindustria encar-na un modelo de sociedad capitalista y la agricultura campesina la posibilidad de un modelo alternativo.

    29 Serge Aberman, Paysans, en Antoine Artous, Didier Epsztajn, Partick Silberstein, La France des annes 1968, Syllepse, Pars, 2008, pp. 594-601.

    30 Vase Esther Vivas, Les contradictions du systme alimentaire mondial, Inprecor n. 556-557, Pars, enero de 2010.http://orta.dynalias.org/inprecor/article-inprecor?id=860

    31 http://viacampesina.org

    32 http://www.confederationpaysanne.fr/

    SEGN UNA CIERTA VISIN MARXISTA (O URBANA), EL HORIZONTE DEL CAMPESINO SE LIMITABA A LAS

    FRONTERAS DE SU PUEBLO. HOY, SIN EMBARGO, MOVIMIENTOS CAMPESINOS ANIMAN UNA ORGANIZACIN

    INTERNACIONAL PARTICULARMENTE ACTIVA, LA VA CAMPESINA

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    El agroalimentario es uno de los principales mbitos en los que se libra la ofensiva por la mercantilizacin del planeta y de las relaciones sociales, en la que prosigue la artificializacin del mundo, en la que la subordinacin ltima de los individuos al capital opera a golpe de nuevas tecnologas como los organismos genticamente modifica-dos (OGM, los famosos transgnicos). No se trata en absoluto de un sector perifrico del capitalismo ni de un frente de lucha secundario.

    En este terreno, como en otros (vase por ejemplo el nuclear para la generacin de electricidad), el problema no se reduce a que sean capitalistas o financieros quienes estn al mando. Es la tecnologa o el modelo productivo mismo lo que est en cuestin: no son funcio-nales ms que para una lgica de clase, en este caso de la burguesa. La energa nuclear no es adaptable a una sociedad socialista demo-crtica. El modelo industrial no es apropiado para la agricultura: nece-sariamente engendra daos socioambientales insostenibles, aplasta la naturaleza, artificializa hasta el extremo el mundo y carga con una responsabilidad capital en la destruccin del medio (semi)natural (los ecosistemas), as como en el hundimiento de la biodiversidad33.

    En ciertas condiciones, las agriculturas campesinas pueden fundar otro modelo de sociedad que no sea el de la agroindustria capitalista. Vistas desde la izquierda, aqullas vuelven a constituir una compo-nente activa de un proyecto de transformacin social.

    Una agricultura campesina arraiga a la poblacin en el campo. De-tiene el xodo rural portador de paro; o puede volver a dar vida al mundo rural all donde la desertificacin humana provocada por la agroindustria ya se ha producido. Hace posible tambin el manteni-miento de los servicios pblicos en regiones socialmente desfavore-cidas.

    Puede permitir (todo es en condicional) una reduccin radical del uso de abonos qumicos y contaminantes, una alimentacin de cali-

    33 Vid. Yves Dachy La biodiversit oublie, mayo de 2012, disponible en http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article25932

    UNA AGRICULTURA CAMPESINA ARRAIGA A LA POBLACIN EN EL CAMPO. DETIENE EL XODO RURAL PORTADOR DE PARO; O PUEDE VOLVER A DAR VIDA AL MUNDO RURAL ALL DONDE LA DESERTIFICACIN HUMANA PROVOCADA POR LA AGROINDUSTRIA YA SE HA PRODUCIDO

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    dad, la reduccin de transportes favoreciendo la relocalizacin de las producciones, tanto en el espacio nacional como en el internacional. Favorece el combate contra las emisiones de gases de efecto inver-nadero y el cambio climtico.

    Es portadora de grandes desafos democrticos, como la libera-cin de los consumidores y de los productores de la dictadura de los vendedores de semillas y otros gigantes de la industria agroali-mentaria; el derecho de acceso a los bienes comunes (tierra, agua, bosques); el derecho de los pueblos a la soberana alimentaria y al fin de las relaciones de dominacin forjadas por el imperialismo en provecho de las multinacionales; la resistencia a la mercantilizacin del mundo.

    La proteccin de la biodiversidad no se reduce, ni mucho menos, a la creacin de reservas. Los islotes verdes en un ocano de aridez mercantil estn condenados a desaparecer. Buen nmero de medios ricos son de hecho seminaturales: dependen de una actividad hu-mana y desaparecern si sta se interrumpe34. Una agricultura cam-pesina pensada a este efecto puede perennizar o reconstituir bos-ques, manglares, prados, humedales, pastos en montaas, bosques diversificados, etc. Todo lo que se afirma aqu vale tambin para las comunidades de pequeos pescadores en el momento en que se est programando el hundimiento de los bancos de pesca, donde los fondos marinos estn devastados35. Lo mismo vale para la gestin de los bosques que el modelo de las plantaciones esteriliza, uniformi-za y fragiliza, mientras que una gestin ecolgica apropiada, a la campesina, puede asegurarle salud, diversidad, durabilidad y riqueza biolgica36.

    34 Pierre Rousset, Se laisser questionner par lenjeu cologique, en Michael Lwy (coord.), Ecologie et socialisme, Syllepse, Pars, 2005. Disponible en: http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article164

    35 Jean Chaussade, Assez de surpche !, Le Monde, 21 de agosto de 2012.

    36 Didier Carbiener, Les arbres qui cachent la fort, la gestion forestire lpreuve de

    LA PROTECCIN DE LA BIODIVERSIDAD NO SE REDUCE, NI MUCHO MENOS, A LA CREACIN DE RESERVAS. LOS

    ISLOTES VERDES EN UN OCANO DE ARIDEZ MERCANTIL ESTN CONDENADOS A DESAPARECER

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    Ciertamente, el modelo industrial es contemporneo, pero no obstante no es moderno en el sentido en que respondera a las necesidades actuales y futuras. El modelo campesino no es necesa-riamente nostlgico, arcaico. La crisis ecolgica ha permitido concluir las controversias a este respecto. Lejos de ser una clase condenada, el campesinado, un verdadero Fnix, se afirma hoy como una clase con futuro aunque, ciertamente, muy amenazada.

    No evocamos aqu una posibilidad virtual, impalpable, sino una rea-lidad presente. Un movimiento internacional como La Va Campesina tiene un programa que aborda este conjunto de problemticas. Hay organizaciones que impulsan grandes movilizaciones para defender conjuntamente los derechos de los sin tierra y de los campesinos, los derechos de las mujeres37 y la justicia climtica, como la caravana de finales de 2011 iniciada por la Bangladesh Krishok Federation (BKF) y su contraparte femenina, la Bangladesh Kishani Sabha (BKS)38.

    Sin embargo, nada resulta fcil. Desde el punto de vista de la bio-diversidad, la cohabitacin entre campesinos y grandes depredado-res (osos o lobos en Francia, tigres en la India) ocasiona a veces violentas polmicas. Las condiciones para una agricultura biolgica pueden estar muy degradadas tras dcadas de explotacin mediante mtodos agroindustriales: prdida de calidad y cambio de composi-cin de la tierra, contaminantes mltiples Los saberes y las destre-zas tradicionales se pierden mientras que la investigacin cientfica y tecnolgica no est en absoluto orientada hacia las necesidades de los agricultores campesinos Es todava difcil evaluar todas las con-secuencias que tendr la propagacin salvaje en el medioambiente de los transgnicos (Organismos Genticamente Modificados) o el cambio climtico

    lcologie, Edisuden, Ciudad, 1995.

    37 Vase Esther Vivas, 2011, Without women there is no food sovereignty, enhttp://esthervivas.com/english/without-women-there-is-no-food-sovereignty/

    38 Vase la web http://www.krishok.org/

    NO EVOCAMOS AQU UNA POSIBILIDAD VIRTUAL, IMPALPABLE, SINO UNA REALIDAD PRESENTE. UN MOVIMIENTO INTERNACIONAL COMO LA VA CAMPESINA TIENE UN PROGRAMA QUE ABORDA ESTE CONJUNTO DE PROBLEMTICAS

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    Los campesinados han manifestado una capacidad inesperada de resistir o de reconstituirse. En Rusia, ya en vsperas de la Primera Guerra Mundial, era habitual pensar que la comuna rural haba sido herida de muerte por el desarrollo del capitalismo en el campo, acele-rado por las reformas de Stolypin. Sin embargo, con la revolucin de 1917 reapareci masivamente39. Todava hoy, buen nmero de cam-pesinos luchan por contrarrestar la asfixia mercantil y legal impuesta por la agroindustria. En las Filipinas, pueblos enteros se pasan silen-ciosamente a la agricultura biolgica e incluso intentan comercializar su produccin (una vez satisfechas las necesidades de autoconsumo) para publicitar sus opciones con el fin de estar en posicin de resistir mejor las presiones de los poderes establecidos. En Francia, ciertos productores han tenido que esconder a sus bancos su voluntad de pasar a la agricultura campesina, de lo contrario no habran obteni-do sus prstamos. Actualmente, en varios pases, se crean bancos de semillas para escapar a la dictadura de las empresas semilleras, incluso aunque para ello deban oponerse a leyes que promueven el monopolio de los poderosos40.

    Sin embargo, diferenciaciones internas ms o menos lentas no de-jan de manifestarse en el seno de las capas campesinas, ya sean de-bidas a los avatares de la vida (endeudamiento de ciertas familias tras sufrir enfermedades, malas cosechas), a la competencia por las me-jores tierras, a las agresiones del mercado nacional o internacional El equilibrio entre producciones para la venta y para el autoconsumo sigue siendo inestable. El empobrecimiento alimenta la inmigracin.

    Formas cooperativas apropiadas pueden permitir superar la com-petencia entre familias campesinas ofreciendo un marco en el que

    39 Vase Moshe Lewin, La Formation du systme sovitique. Essais sur lhistoire so-ciale de la Russie dans lentre-deux-guerres, Gallimard, Pars, 1987.

    40 Vase Sophie Chapelle, 7 novembre 2012, Des maisons de semences paysannes pour se librer de lagrobusiness, Bastas!, disponible en http://www.bastamag.net/article2750.html

    ACTUALMENTE, EN VARIOS PASES, SE CREAN BANCOS DE SEMILLAS PARA ESCAPAR A LA DICTADURA DE

    LAS EMPRESAS SEMILLERAS, INCLUSO AUNQUE PARA ELLO DEBAN OPONERSE A LEYES QUE PROMUEVEN EL

    MONOPOLIO DE LOS PODEROSOS

  • 22 EL CAMPESINADO Y EL MARXISMO

    los intereses colectivos, el desarrollo de los servicios sociales y las necesidades ambientales son tomados en cuenta. Pero mientras la sociedad siga dominada por el capital, este movimiento cooperativo seguir amenazado por la esclerosis, por la desaparicin, por la des-integracin o por la cooptacin. Para mantener su dinamismo a largo plazo, la cooperacin campesina debe poder apoyarse en un Estado, una Administracin incluso debe regular las relaciones campo-ciudad tomando en consideracin dichas necesidades (precios, bienes in-dustriales y tecnologas adaptadas, crditos, educacin, cultura) y protegerlas de la competencia desigualitaria propiciada por las trans-nacionales, hoy sancionada en los acuerdos de librecambio.

    Conciencia y convergenciasLa dominacin universal del capital sobre el campo adopta formas

    muy variables; hasta cierto punto, del pasado ha hecho aicos. Con el tiempo, las estructuras agrarias evolucionan, pero, no obstante, no ganan en simplicidad. La cuestin agraria sigue siendo compleja y las polticas agrarias concretas; los campesinados siguen siendo diversos.

    Existe a menudo una falta de correspondencia entre el estatus ofi-cial de un campesino y su condicin real una falta de correspon-dencia que pesa sobre las conciencias. Por ejemplo, un campesino propietario, bajo las obligaciones de un contrato con una multinacio-nal, puede perder en la prctica cualquier autonoma, cualquier poder de decisin sobre su produccin. Pero es l y no la multinacional quien emplea la mano de obra temporera. El papel determinante de los ordenantes sigue estando en un segundo plano de la relacin social de explotacin.

    Al igual que un trabajador de una plantacin moderna de fruta pue-de pensar que es un obrero del campo. Pero otro de una plantacin de caa de azcar gestionada a la antigua, en una situacin de de-pendencia familiar radical, puede aspirar a convertirse en campesino:

    UN CAMPESINO PROPIETARIO, POR EJEMPLO, BAJO LAS OBLIGACIONES DE UN CONTRATO CON UNA MULTINACIONAL, PUEDE PERDER EN LA PRCTICA CUALQUIER AUTONOMA, CUALQUIER PODER DE DECISIN SOBRE SU PRODUCCIN

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    podra pues al menos producir lo suficiente para alimentarse l y sus allegados.

    Comunidades que ocupan montaas o bosques eran percibidas en el pasado en primer lugar como campesinos. Hoy en da, stas son vistas ante todo como pueblos indgenas portadores de una cul-tura propia. Evidentemente son ambas cosas a la vez. El vnculo entre ambas es encarnado en cierto modo por la figura de Hugo Blanco. Mientras fue miembro de la Cuarta Internacional, particip durante los aos 60 en el levantamiento de los quechua, en el alto del Valle de Cuzco, bajo la consigna la tierra para quien la trabaja. Se ha convertido en una figura de referencia de la defensa de las comuni-dades indgenas y defiende hoy una perspectiva ecosocialista que, en el caso de los pueblos en cuestin, puede enriquecerse con un colectivismo milenario41.

    La combinacin de explotaciones y opresiones evocadas en el caso de las comunidades indgenas de Amrica Latina adopta mu-chas otras formas, como en la India con la estructura de castas y su relacin con la estructura de clases. En la historia de las revoluciones campesinas es particularmente interesante destacar la importancia que ha adoptado el combate por la emancipacin de las mujeres. Recordemos que las dos grandes leyes que adopt el Partido Co-munista Chino justo despus de tomar el poder en octubre de 1949 modificaron radicalmente el estatus legal de la mujer y, muy en par-ticular, de la mujer campesina: la ley sobre el matrimonio y la ley so-bre la reforma agraria, con una igualacin de derechos, inclusive en lo concerniente a la tierra. El potencial progresista de los combates campesinos debe juzgarse tambin a la luz de estas cuestiones: su capacidad de cortar de raz con las opresiones de gnero, de casta, culturales y de construir solidaridades intercomunitarias.

    41 Vase la seleccin de artculos de Hugo Blanco en francs e ingls en la web de Europe Solidaire Sans Frontires: http://www.europe-solidaire.org/spip.php?page=auteur&id_auteur=3850

    LA COMBINACIN DE EXPLOTACIONES Y OPRESIONES EVOCADAS EN EL CASO DE LAS COMUNIDADES INDGENAS

    DE AMRICA LATINA ADOPTA MUCHAS OTRAS FORMAS, COMO EN LA INDIA CON LA ESTRUCTURA DE CASTAS Y SU

    RELACIN CON LA ESTRUCTURA DE CLASES

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    El enemigo inmediato del campesino tiene mil caras: el gran pro-pietario latifundista, el ejrcito (que en gran cantidad de pases posee granjas militares en las que explota a los granjeros), la multinacional alimentaria y las empresas semilleras, el gobierno que los expulsa para abrir zonas industriales (o construir aeropuertos sin utilidad social real y con un fuerte coste medioambiental como por ejemplo hoy en da en Francia, en el caso de Notre-Dames-des-Landes), la polica que les prohbe el acceso a los bosques, los promotores de grandes presas que inundan sus tierras, los usureros que los reducen a un estado de dependencia permanente, la pobreza sin rostro que los empuja a mi-grar en condiciones desesperadas (puesto que los campesinos son tambin migrantes forzosos42), como tantos otros enemigos.

    Ms all de la diversidad de la condicin campesina, lo que funda la sinergia de sus luchas y la convergencia con otros sectores po-pulares es evidentemente la dominacin ms universal que nunca del mercado capitalista; pero tambin el hecho de que, sin un cambio de sociedad, el campesinado est condenado. sta es, justamente, la gran paradoja histrica. Sin ecosocialismo, el campesinado no tiene futuro y el ecosocialismo ya no se concibe sin campesinado.

    42 Migrantes internacionales, pero tambin nacionales, como en China, donde pro-porcionan la mano de obra sin estatuto legal y sobreexplotada sin la cual no habra sido posible el desarrollo de un capitalismo salvaje. Vase Au Loong Yu, Chinas Rise: Strength and Fragility, Resistance Books, IIRE & Merlin Press, Londres, 2012.

    MS ALL DE LA DIVERSIDAD DE LA CONDICIN CAMPESINA, LO QUE FUNDA LA SINERGIA DE SUS LUCHAS ES EVIDENTEMENTE LA DOMINACIN MS UNIVERSAL QUE NUNCA DEL MERCADO CAPITALISTA; PERO TAMBIN EL HECHO DE QUE, SIN UN CAMBIO DE SOCIEDAD, EL CAMPESINADO EST CONDENADO