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EL COMENDADOR DON SEBASTIÁN RODRIGO DE BIEDMA Y NARVÁEZ Y SU DESCRIPCIÓN DE LAS OBRAS DE LA CATEDRAL NUEVA DE JAÉN Por Enrique Toral y Fernández de Peñaranda Consejero de Número del l.E.G. TjiN la colección Salazar y Castro (B. 27) de la Real Academia de la Historia se conserva un ejemplar manuscrito plagado de errores de copia de la obra genealógica del comendador Biedma con este larguí- simo título: «Ascendencia de la Ilustre Casa de Biedma con las sucesiones que ha tenido y tiene hasta el día de hoy. Cita los graves autores que están escritos en la tabla de este manuscrito como en él se verá más largamente y de otras muchas y diversas cosas y muy particularmente que cerca de ello trata. Discursos por el comendador don Sebastián Rodrigo de Biedma y Narváez. Prueba la antigüedad, origen, lustres y sucesiones de la Casa de Biedma y cita para la comprobación de ello los autores siguientes». Consta de 159 folios de letra tendida. Se divide en diez discursos en que trata discretamente de los orígenes de la Casa de Biedma en Galicia, describiendo las ruinas de ésta que examinó personalmente, recono- ciendo hasta con el tacto sus escudos. Se apoya para sus afirmaciones en las crónicas de los diferentes reinados, concediendo gran importancia al texto de privilegios, albalás, escrituras auténticas de cartas de dote, donaciones y testamentos por desgracia muy mal transcritos.

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EL COMENDADOR DON SEBASTIÁN RODRIGO DE BIEDMA Y NARVÁEZ Y SU DESCRIPCIÓN DE LAS OBRAS DE LA

CATEDRAL NUEVA DE JAÉN

P or Enrique Toral y Fernández de Peñaranda Consejero de Número del l.E .G .

T jiN la colección Salazar y Castro (B. 27) de la Real Academia de laHistoria se conserva un ejemplar manuscrito plagado de errores de

copia de la obra genealógica del comendador Biedma con este larguí­simo título:

«Ascendencia de la Ilustre Casa de Biedma con las sucesiones que ha tenido y tiene hasta el día de hoy. Cita los graves autores que están escritos en la tabla de este manuscrito com o en él se verá más largamente y de otras muchas y diversas cosas y muy particularmente que cerca de ello trata.

Discursos por el com endador don Sebastián Rodrigo de Biedma y Narváez. Prueba la antigüedad, origen, lustres y sucesiones de la Casa de Biedma y cita para la com probación de ello los autores siguientes».

Consta de 159 folios de letra tendida. Se divide en diez discursos en que trata discretamente de los orígenes de la Casa de Biedma en Galicia, describiendo las ruinas de ésta que examinó personalmente, recono­ciendo hasta con el tacto sus escudos. Se apoya para sus afirmaciones en las crónicas de los diferentes reinados, concediendo gran importancia al texto de privilegios, albalás, escrituras auténticas de cartas de dote, donaciones y testamentos por desgracia muy mal transcritos.

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De las sucesiones sólo estudia los orígenes y el tronco común de Jaén con las ramas de Baeza y Úbeda en que termina su estudio, no ocupándose, en cam bio, de la línea de Jaén a la que pertenecía, lo que nos hace suponer que el manuscrito ha llegado incom pleto a nuestro conocim iento.

A través de su obra podemos espigar algunos datos sobre su autor que debió nacer a fines del siglo X V I, pues afirma tener nueve años en 1608 y ser hijo de don Antonio Fernández de Biedma, muy noticioso de cosas antiguas, que colaboró en Jaén con el conde de Santisteban del Puerto en el pleito que sostuvo con el cabildo catedralicio sobre restitu­ción de los escudos de Biedma en el retablo de la Capilla Mayor.

Visitador de su religión de San Juan de Jerusalén recorrió Galicia en 1635 y en esta ocasión visitó y reconoció las ruinas de la Casa de Biedma cabe la montaña de Limia.

En 1662, en ocasión de que volvía de Malta, com unicó muchas noticias sobre los Biedmas a Alonso López de Haro para el nobiliario que imprimió.

Finalmente ocupaba sus ocios de guerrero en escribir sus discursos en Jaén a fines de diciembre de 1655.

No se conservan sus pruebas de ingreso, ni las de su hermano Gabriel en la Orden de Malta custodiadas en el Archivo Histórico Nacional, pero sí las de su hermano primogénito don Gaspar en la de Santiago y las de sus sobrinos, hijos de aquél, don Antonio Fernández de Biedma y don Diego de Biedma en la Orden de Calatrava.

Con los datos sacados de estas pruebas, del manuescrito de la co lec­ción Salazar 9.341 y de nuestro propio archivo hemos confeccionado el adjunto árbol genealógico que nos demuestra el gran lustre que alcanzó esta rama menor de la Casa de los Biedmas, en Jaén, que llegó a tener cinco casas blasonadas en la Ciudad.

Y dentro de esta rama menor la preponderancia que a su vez lograron los hijos y descendientes del segundo matrimonio del 24 don Gaspar de Biedma con doña María de Quesada.

Estas casas blasonadas son:1.° La del 24 Cristóbal de Biedma, segundo abuelo del autor, que

tenía entonces más de 140 años de antigüedad, en la calle Ancha, que en

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1655 poseía el 24 y Caballero de Santiago don Diego de Biedma su cuarto nieto.

2.° Las casas del 24 don Gaspar de Biedma, señor y abuelo del autor en el Juego de la Pelota que poseía en la misma fecha su segundo nieto el 24 y Caballero de Calatrava don Antonio Fernández de Biedma y Narváez, su segundo nieto y sobrino carnal del autor.

3.° Las casas que fueron del 24 Juan Fernández de Biedma, que poseía el 24 don Lorenzo Fernández de Biedma, su segundo nieto.

4.° Las casas que fueron del 24 don Antonio de Biedma, que llamaron el cortesano, que poseía el 24 don Pedro de Biedma Pizarro, su nieto.

5.° Las casas de don Pedro de Biedma, caballero de la Orden de Santiago y Maestre de Campo del Tercio Provincial del Reino de Jaén.

Advierte el autor que todas son vinculadas y antiguas.Dejando para más adelante la publicación íntegra de estos discur­

sos tan interesantes para la historia de Jaén, lo hacemos hoy de parte del octavo y de su discurso noveno en donde se contienen noticias muy curiosas sobre cóm o era la Catedral antigua y su progresiva destrucción para la construcción de la nueva por una persona culta e inteligente, profundo observador de la realidad a tan temprana edad com o la de nueve años a que se remonta en sus recuerdos.

Fragmentos del discurso octavo.

«Murieron don Rodrigo Iñiguez de Biedma y doña Juana Diez de Funes, su mujer, en Jaén com o parece por escritura auténtica de Men Rodríguez de Biedma, su nieto, de la que después se dará memoria, pero no se sabe cuando porque no se tiene noticia de sus testamentos, pero se presume que murió don Rodrigo Iñiguez antes que el Rey don Fernando el IV que fue según la mejor cuenta por septiembre de 1312 porque la historia del Rey don Alonso último se colige que en el tiempo de su historia gobernaba a Jaén Día Sánchez de Biedma su hijo.

Están enterrados en el altar mayor de la Capilla Mayor de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, com o parece por la escritura de donación que hizo Men Rodríguez de Biedma su nieto del cortijo y castillo de Fuente-

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tejar a la dicha Santa Iglesia, era de 1416 que fue año de 1378 y aunque de la dicha escritura no consta a qué parte están enterrados, era en la dicha Capilla Mayor porque allí se ponía la Cruz el día de los difuntos, cuando se dicen los responsos por los bienechores, antes que se derri­bara la dicha Capilla y era costumbre ponerlos sobre la sepultura de aquél por quién se decía el responso, y en el retablo pusieron dos escudos de las armas del linaje de Biedma».

Discurso noveno.

«Tratase del tiempo en que pasó la silla episcopal de la Ciudad de Jaén y a la Iglesia antigua y moderna y la que al presente se labra.

Con la ocasión de haberse enterrado don Rodrigo Iñiguez de Biedma, Alcaide de los Castillos de Jaén en la Capilla Mayor de la Santa Iglesia y puesto en el retablo,sus armas, será bien decir algo del tiempo en que fue trasladada la Silla Episcopal de la Ciudad de Baeza a la de Jaén, la forma de la primitiva Iglesia y su capilla mayor, com o se labró después de obra y se derribó en nuestro tiempo y se labra otra nueva.

Luego que el Santo Rey don Fernando ooñquistó a la Ciudad de Jaén que fue día de Santa Catalina que por esta causa es la Patrona, a 25 de noviembre de 1245, paso la Silla Episcopal de Baeza a la Ciudad de Jaén, que Baeza lo repugnó. Por el año de 1249 ya los Obispos se intitulaban Obispos de Jaén com o parece del privilegio dado a la Reli­gión de San Juan de la Villa de Lora, su fecha en Córdoba era de 1287, que fue el año de arriba dicho y en él confirma don Pedro Obispo de Jaén.

Acudió Baeza a el Papa, y Su Santidad, sin embargo, por su Motu Propio pasó la Silla a Jaén el dicho año de 49, mandando que seis u ocho Canónigos asistiesen y quedasen en la dicha Iglesia de Baeza, y siempre se ha observado así, residiendo en ella alguna dignidad y algunos canó­nigos y racioneros los que el Obispo manda y a voluntad suya.

En el sitio que hoy está mandó el Santo Rey fabricar la Iglesia por la vocación y patrocinio de la Santísima Virgen Santa María, Señora Nues­tra. Linda con la muralla y puerta principal de la Ciudad que hasta hoy se llama la Puerta de Santa María.

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Formose la Iglesia de cinco naves y por remate de ella una grande que llaman crucero.

En la nave de enmedio estaba el coro y enfrente una arco grande de más de diez varas de ancho y más de seis de fondo y muchas de alto y el crucero en medio y debajo de este arco la Capilla y altar mayor y retablo que estaba puesto y arrimado a la misma muralla de la Ciudad y en las esquinas que este arco formaba, a la parte de afuera enfrente del coro estaban dos púlpitos, y en el retablo dos escudos de armas com o se ha dicho.

De este m odo estuvo la iglesia muchos años, hasta que siendo Obispo don Alonso Suarez de la Fuente el Sauce por los años de 15 (1515) rom pió la muralla de la Ciudad y labró la Capilla Mayor grande y le dio la entrada por debajo del arco grande que servía de capilla y altar mayor, e los púlpitos se quedaron en el sitio que antes estaban. Y en esta Capilla Mayor se puso su mismo retablo y los escudos de las armas de Biedma y estuvieron allí hasta que siendo Obispo don Sancho de Avila y Toledo, mandó hacer un retablo grande muy dorado y acabado y quitó el antiguo y se puso por los años de 1608 poco más o menos, y no se pusieron los escudos de armas de lo cual yo me acuerdo porque tendría entonces nueve años.

Sobre que se pusiesen las armas siguió pleito don Francisco de Benavides, Conde de Santisteban, que era entonces, padre de don Diego de Benavides y de la Cueva que hoy lo es con el Dean y Cabildo de esta Santa Iglesia, y en esta Ciudad acudió y cuidó este pleito don Antonio Fernández de Biedma mi padre y señor con sus consejos y noticias que de cosa que tanto le tocaba. Y el Conde venció el pleito y se mandaron poner, y con efectos se pusieron dos escudos algo mayores, estando la Iglesia en vacante año de 1616, y porque eran mayores que los antiguos se volvió al pleito y al fin se ajustó que se pusieran de la forma y grandeza que antes tenían. Y de unos fragmentos de el retablo viejo que hoy se conservan en el Sagrario y en ellos se ven los dichos dos escudos, se sacaron otros dos uniformes y se pudieron a el lado izquierdo en un friso dorado que cruzaba todo el retablo nuevo sobre el cuadro de la Anunciación y en frente del púlpito de la epístola com o antes estaban, y todo esto fui testigo de vista.

En esta forma y lugar permanecieron quieta y pacíficamente hasta el año de 1635 que derribaron la Capilla Mayor y el crucero para

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proseguir la planta de toda la Iglesia que muchos años antes se comenzó a fabricar habiendo labrado la Sacristía Mayor, tres Capillas y la Sala del Cabildo que confinan con ella.

Cesó la obra y desde el dicho año de 35 se prosiguió y en este de 1656 está cubierta la mitad de la Iglesia que contiene Crucero, Capilla Mayor con las naves y Capilla que corresponde a los lados y las naves y Capillas que están detrás de la Mayor, todo majestuoso y de hermosa piedra fabricada y el cuerpo de la Iglesia, que otra media que está en el mismo estado que antes tenía se entiende que dentro de dos años se perfeccio­nará y acabará lo que falta de la dicha media Iglesia nueva para que en ella se pueda celebrar y se proseguirá entonces lo restante.

Entonces tengo por cierto que el Conde de Santisteban del Puerto que al presente se volverá a el pleito de las armas para que se pongan en el lugar y forma que antes estaban porque el Dean y Cabildo procuran por todos caminos oscurecer y ocultar esta memoria y será obligación precisa de los Condes seguirlo y de los demás Cabelleros a quién toca ayudarlo en cuanto pudiesen porque memoria de tanta antigüedad, autoridad y calidad se conserve».

Hasta aquí la descripción del com endador Biedma que arroja vivísima luz sobre ciertos aspectos de las obras de derribo y nueva construcción de la primitiva Capilla Mayor del obispo don Alonso Suárez, y nos permiten com probar lo acertado del criterio del Dean Mazas al establecer que el plano déla Catedral antigua debido a Juan de Aranda se hizo reflejando el estado de las obras en curso, y, por tanto, no corresponde exactamente a la planta de la Catedral primitiva, sino al período que va desde 1515 a la reanudación de las obras por el cardenal Merino.

Los extremos importantísimos que sacamos de la atenta lectura del texto que comentamos son los siguientes:

a) La Catedral del obispo don Nicolás de Biedma no tenía Capilla Mayor propiamente dicha. El altar ocupaba el donde de un arco grande de más de diez varas de ancho y más de seis de fondo y muchas de alto, es decir, aproximadamente 8’36 m. de ancho y 5 m. de fondo.

b) El retablo estaba puesto y arrimado a la misma muralla de la ciudad. A mediodía — dice Mazas— le impedía la muralla toda ilum i­nación.

CATEDRAL DE JAÉN

Planta, trazado esquemático de la muralla.

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c) El obispo don Alonso Suárez, por los años de 1515, rom pió la muralla de la ciudad y labró la Capilla Mayor, y le dió la entrada por debajo del arco grande que hasta entonces había servido de capilla y altar mayor y los pulpitos se quedaron en el sitio en que antes estaban.

(La supresión del apoyo de la muralla y el quedar exento el arco, fue sin duda, determinante de la situación de ruina que en él y en el cim borrio se observaron a poco y se mencionan en el cabildo de 13 de junio de 1525).

Esta capilla mayor (Vilches y Juan de Aranda) era casi cuadrada y cerrada, de cuarenta y ocho pies de largo y treinta y ocho de ancho, en medidas nuestras aproximadas 13’37 m. x 11’36 m. Por tanto, era reducida.

No la acompañaba edificación alguna por los costados, ni por detrás, porque el muro principal de la Iglesia, del callejón de los Vélez, estaba separado de la misma, quedando un hueco entre el fondo de la capilla y el muro.

Pero este muro, hoy testero de la Catedral, se estaba construyendo, a su vez, com o lo revela el hecho de haber existido la muralla hasta el año 1515.

d) En esta capilla nueva se colocó el retablo antiguo que estaba debajo del arco y las armas de los Biedma.

e) En el pontificado de don Sancho de Ávila Toledo se hizo un retablo grande muy dorado y acabado, quitando el antiguo y los escudos de armas. Esto fue por 1608 y el autor lo presenció siendo de nueve años.

* * *

Acompañamos dos croquis del arco antiguo y de la planta de la capilla del obispo don Alonso y, además, partiendo de la afirmación del comendador de no haberse variado de sitio los pulpitos se ha trazado por don Juan Rodríguez del Rincón, sobre el plano de la Catedral, la situación de la muralla, que corresponde con las descripciones más conocidas y con el hecho de haberse derribado la torre del Alcotán en 1555 y que la puerta de Santa María estaba unida a la Catedral en la parte ocupada actualmente por el Sagrario.

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(Es completamente imaginaria la situación de la Catedral en el plano de situación de la ciudad de Jaén en el año de gracia de 1246 y edificios históricos de fecha posterior, debido a «Se-dise», por cuanto está invertida la misma ocupando el lugar de la cabecera una puerta de entrada).

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