El Concepto de Generación

350
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA GENERAL Y TEORÍA DE LA LITERATURA PROGRAMA DE DOCTORADO “TEORÍA DE LA LITERATURA Y DEL ARTE Y LITERATURA COMPARADATESIS DOCTORAL El concepto de generación en la actividad crítica y teórica de Oreste Macrì DOCTORANDO TOMMASO TESTAVERDE DIRECTOR DR. ANTONIO CHICHARRO CHAMORRO Vº Bº GRANADA CO-DIRECTORA DR. A MARIA CARLA PAPINI FIRENZE A.A. 2012

Transcript of El Concepto de Generación

  • FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    DEPARTAMENTO DE LINGSTICA GENERAL Y TEORA DE LA LITERATURA

    PROGRAMA DE DOCTORADO TEORA DE LA LITERATURA Y DEL ARTE Y LITERATURA COMPARADA

    TESIS DOCTORAL

    El concepto de generacin en la actividad crtica y terica de Oreste Macr

    DOCTORANDO

    TOMMASO TESTAVERDE

    DIRECTOR

    DR. ANTONIO CHICHARRO CHAMORRO V B

    GRANADA

    CO-DIRECTORA DR.A MARIA CARLA PAPINI

    FIRENZE

    A.A. 2012

  • Editor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Tommaso TestaverdeD.L.: GR 79-2013ISBN: 978-84-9028-161-1

  • 2

  • 3

    NDICE

    INTRODUCCIN................................................................................................... p. 5

    ARCHIVOS Y FUENTES CONSULTADOS.... p. 21

    CAPTULO I

    APROXIMACIN HISTRICA Y CRTICA

    A LA TEORA LITERARIA DE LAS GENERACIONES.................................... p. 23

    PREFACIO.................................................................................................................. p. 25

    LOS ORGENES Y DILTHEY.......................................................................................... p. 31

    ORTEGA Y GASSET................................................................................................. p. 43

    WILHELM PINDER..................................................................................................... p. 55

    EDUARD WECHSSLER................................................................................................ p. 59

    KARL MANNHEIM..................................................................................................... p. 61

    JULIUS PETERSEN...................................................................................................... p. 65

    ASPECTOS DE UNA HISTORIA DEL CONCEPTO DE GENERACIN EN EL PENSAMIENTO ITALIANO................................................................................... p. 73

    CAPTULO II

    UNA INTRODUCCIN AL CONCEPTO DE GENERACIN

    EN EL SISTEMA LITERARIO ESPAOL........................................................... p. 101

    PREFACIO.................................................................................................................. p. 103

    LA GENERACIN DE FIN DE SIGLO (CONTROVERTIDA GESTACIN DE UNA CATEGORA LITERARIA)..................................... p. 106

    DE LOS AOS TREINTA EN ADELANTE: EL MODELO PETERSEN....................................... p. 124

    LAS ANTOLOGAS...................................................................................................... p. 136

    LAS HISTORIAS DE LA LITERATURA............................................................................. p. 147

  • 4

    CAPTULO III

    EL CONCEPTO DE GENERACIN

    EN LA TEORA Y EN LA EXGESIS CRTICA DE ORESTE MACR ........... p. 163

    PREFACIO................................................................................................................. p. 165 MACR Y LAS PRIMERAS SEAS DE UNA TEORA GENERACIONAL.................................. p. 166 Importancia de una antologa................................................................................ p. 166 Algunos estmulos del debate crtico italiano contemporneo............................... p. 189 Le generazioni della poesia italiana del Novecento: una exgesis p. 215 ACERCA DE CMO SIGUE EL DISCURSO DE LAS GENERACIONES EN ORESTE MACR........ p. 235 a. La primera triloga: Esemplari del sentimento poetico. Caratteri e figure. Realt del simbolo. p. 240 b. La monografia La poesia di Quasimodo. p. 270 c. La segunda triloga: La vida de la palabra........................................................ p. 275 CONCLUSIONES... p. 289 APARTADO EN LENGUA ITALIANA........................................................... p. 295 INTRODUZIONE......................................................................................................... p. 297 CONCLUSIONE.......................................................................................................... p. 311 BIBLIOGRAFA..................................................................................................... p. 315 LISTADO ALFABTICO............................................................................................... p. 317

    LISTADO POR TEMAS Y PRIMERAS EDICIONES............................................................. p. 333

  • 5

    INTRODUCCIN

    El presente trabajo se plantea enfocar el concepto de generacin literaria en el contexto

    italiano, con una referencia peculiar a la intencin de uso en la teora y en la exgesis

    crtica de Oreste Macr. La profunda estratificacin terica de la que la palabra

    generacin se carga en el tiempo y la polifactica actividad intelectual del autor en

    cuestin han conllevado al desarrollo de un recorrido atento en evaluar aspectos

    aparentemente colaterales al objetivo planteado, y que en cambio parecen

    indispensables en la economa de la investigacin.

    En primer lugar, nos pareci importante proporcionar una mirada a la historia del

    concepto entre los siglos XIX y XX. Seguir la fase de nacimiento, evolucin y

    circulacin de la palabra, a travs del uso que de ella hicieron los intelectuales ms

    representativos de su historia, es un paso que abre al entendimiento de su entramado

    semntico constitutivo y de sus nsitas potenciales contradicciones que de vez en

    cuando afloran en los empleos ms calificados. Justo en el primer captulo,

    Aproximacin histrica y crtica a la gnesis de la teora de las generaciones, hemos

    centrado la atencin en los orgenes: a partir del pensamiento de Dilthey, Ortega y

    Gasset, Mannheim, Weschssler, Pinder y Petersen llegamos a evidenciar el cauce de

    movimiento de la nocin de generacin entendida tanto bajo el perfil social como bajo

    el perfil literario. En este mismo captulo, adems, nos planteamos recorrer los primeros

    pasos de la palabra en el mbito cultural italiano de principios del siglo XX, lo que nos

    pareci importante para luego destacar los aportes innovadores de Oreste Macr en su

    teora generacional y lectura de la poesa italiana contempornea. Espigando entre las

  • 6

    revistas y entre los ensayos de los intelectuales ms representativos de las primeras

    dcadas del siglo, tratamos de evidenciar los problemas a los que se enfrenta la palabra

    generacin, las dificultades y las resistencias que manifiesta en calificar un mbito

    exclusivamente literario y la tendencia ms evidente a enfocar las dinmicas sociales y

    culturales entendidas en su sentido ms extensivo.

    En Italia, esta tendencia a un empleo genrico y extensivo de la palabra marca una

    diferencia especfica respecto a Espaa, pas en el que, ya a partir de sus primeras

    atestaciones, la palabra generacin refleja ms claramente su constitutiva concurrencia

    polismica que lleva a tener ahora un sentido ms genricamente social, ahora un

    sentido ms estrictamente literario. En la pennsula Ibrica ya desde los primeros aos

    del siglo XX, la palabra generacin se usa para identificar un grupo de escritores

    conocidos como generacin del 98 y caracterizados por un cdigo expresivo y una

    sensibilidad homogneos. Sin embargo, es justo acerca del carcter de esta

    homogeneidad donde empiezan a surgir los problemas de cohesin terica. En el

    segundo captulo de este trabajo, Una introduccin al concepto de generacin en el

    sistema literario espaol, seguimos la historia de la constitucin y circulacin del

    marbete generacin del 98, y justificamos las dos principales directrices de sentido

    del concepto (social y literaria) reconducindolas a la elaboracin terica

    respectivamente de Ortega y Gasset y de Julius Petersen. La difusin de la metodologa

    de Petersen (a partir de los aos treinta) parece indicar la eficacia de su planteamiento;

    muchos estudios y testimonios (directos e indirectos) nos revelan que la crtica literaria

    acude de forma masiva a su idea de generacin y a los ocho puntos propuestos para

    averiguar la existencia de una generacin literaria en un sistema cultural dado. Sin

    embargo, la condensacin quizs excesivamente esquemtica del mtodo y una

    aplicacin muchas veces demasiado sencilla, lleva a los intelectuales ibricos a una

    progresiva toma de conciencia de sus contradicciones, y finalmente de su inservibilidad.

    El anlisis detallado de la situacin espaola y del debate crtico relativo al tema de

    las generaciones literarias es funcional para entender el planteamiento de Oreste Macr,

    para el que la cultura y la literatura espaolas representan uno de los puntos cardinales

  • 7

    de su educacin potica y literaria, y por lo tanto constituyen el arranque para el

    abordamiento y la elaboracin de su peculiar metodologa generacional.

    El tercer captulo, El concepto de generacin en la teora y en la exgesis crtica de

    Oreste Macr, trata en primer lugar de posicionar el pensamiento terico del crtico

    italiano en el ms amplio marco de las fuentes citadas y analizadas en los captulos

    anteriores, luciendo tanto los puntos de inspiracin como las divergencias ms

    evidentes.

    Al respecto, se eligieron dos trabajos como piedra de toque: la antologa Poesia

    spagnola del Novecento (Macr, 1952c) y el artculo Le generazioni della poesia

    italiana del Novecento (Macr, 1953a), que en la experiencia crtica de Oreste Macr

    representan la primera ocasin de aplicacin de una perspectiva generacional,

    respectivamente, al panorama potico espaol y al panorama potico italiano. Los

    trabajos mencionados se redactan a principios de los aos cincuenta, es decir, en una

    fase histrica en la que el clima cultural italiano est sometido a muchos estmulos y en

    la que, por ende, la tabla de valores poticos y literarios vacila manifestando la

    exigencia de una actualizacin. Por lo tanto, para comprender el empeo intelectual de

    Oreste Macr y ceir su horizonte de accin, no se poda pasar por alto el entorno

    cultural italiano en que el crtico acta. Por este motivo, adems de los trabajos ahora

    mencionados, decidimos otorgar espacio al anlisis de otros artculos publicados en el

    mismo perodo, porque las intervenciones de Macr tomadas en su globalidad ayudan a

    entender en primer lugar cmo el crtico participa de forma activa en un amplio y

    profundo debate cultural sobre poesa y literatura, y en segundo lugar ayudan a enfocar

    la atencin sobre algunos elementos que luego formarn parte de sus consideraciones

    generacionales.

    Asimismo, con la intencin de bosquejar un cuadro general de los carcteres

    salientes de su pensamiento crtico, en una segunda parte de este tercer captulo,

    decidimos seguir el desarrollo de la nocin y aplicacin del concepto de generacin en

    los ensayos crticos de Macr, abordndolos con una perspectiva esta vez diacrnica y

  • 8

    destacando los momentos en que la perspectiva generacional interacta con otras claves

    crticas.

    Finalmente, cabe aclarar un ltimo punto que tiene que ver con la eleccin

    especfica de otorgar ms espacio en el anlisis del rea cultural italiana en aparente

    detrimento de la espaola, con la que Macr tuvo sin embargo en el curso de su vida una

    larga y profunda relacin. La motivacin tiene origen en el hecho que, en la actividad de

    Macr, es precisamente en el mbito de la literatura italiana donde ms destaca la

    novedad de aplicacin de la perspectiva generacional. El trabajo de Anna Dolfi (Macr,

    1995) pone de relieve cmo la teora de las generaciones de Macr despierta las

    perplejidades de los crticos contemporneos, que se expresan al respecto y comparten

    sus opiniones acerca de la oportunidad de su uso. De hecho Macr es el nico intelectual

    que se compromete en tomar unas coordenadas crticas, aclararlas y aplicarlas en un

    sistema literario, el italiano, sustancialmente ajeno a la idea de generacin. Un sistema

    literario en que vala el magisterio de Croce y donde por lo tanto la nocin de individuo

    y de unicidad de la creacin literaria excavaban un surco que aislaba al poeta de toda

    tentativa que apuntase a valorar los aspectos compartidos con otros individuos de su

    ambiente literario. Macr es uno de los intelectuales que se plantean corregir la rigidez

    terica de Croce integrndola con otros conceptos y metodologas. Por eso pareci til

    detener la mirada sobre el mbito italiano, donde Macr crece y desarrolla sus

    posiciones estticas confrontndose con sus colegas en un dilogo constante. Si Anna

    Dolfi ha aclarado el humor de la crtica en la fase receptiva de los artculos de Macr

    relativos a la teora literaria de las generaciones, quedaba por aclarar el enfrentamiento

    con el ambiente crtico en la fase de formacin de su teora generacional, y enfocar ms

    detenidamente la mirada en el anlisis de los estmulos que concurrieron a su lectura de

    la poesa italiana.

    Antes de adentrarnos en el trabajo, se quieren proporcionar aquellas coordenadas

    bibliogrficas y crticas que ayuden a enfocar mejor la figura de Oreste Macr, sobre

    todo en consideracin de su limitada circulacin en el ambiente cultural ibrico, si

  • 9

    prescindimos de su famosa contribucin a la hispanstica con la edicin crtica de la

    obra de Antonio Machado (Macr, 1989a). Adems de este trabajo, Macr deja a la

    comunidad literaria un inmenso material bibliogrfico producido durante toda su larga

    carrera acadmica. Una idea de la extencin de sus intereses cientficos puede darla la

    recopilacin bibliogrfica de sus escritos: Bibliografia degli scritti di Oreste Macr

    (Chiappini, 1989) y el catlogo de su consistente biblioteca (ahora disponible en CD: La

    biblioteca di Oreste Macr, Firenze, University Press, 2007). Al respecto se seala la

    existencia de un volumen, I libri di Oreste Macr (Dolfi, 2004) que propone recorridos y

    perspectivas de estudio a partir de los libros posedos por el crtico.

    A la vasta obra crtica de Macr es preciso aadir la importancia de muchos estudios

    que han marcado y marcan todava el panorama crtico-cultural tanto italiano como

    espaol. En la vertiente hispnica, al ya citado trabajo sobre Antonio Machado (que

    sigue siendo el punto de referencia vigente para las ediciones de bolsillo de las obras del

    poeta de Sevilla) se debe aadir por lo menos la importante y constante atencin a la

    obra de Jorge Guilln, que llevar a la impresin de un volumen italiano comprensivo

    de textos, traducciones y exgesis crtica (Guilln, 1972), volumen que encontraba la

    total adhesin por parte del propio poeta, sorprendido y entusiasta de una lucidez crtica

    tan acertada (cfr. Macr, 1996a: 302 y sgg). La traduccin ser una de las actividades

    ms constantes e intensas para Oreste Macr, una dedicacin compartida con otros

    compaeros de generacin, que lo llevar a la publicacin de muchas versiones con

    texto paralelo y estudios crticos sobre los autores ms importantes de la literatura

    espaola. En muchos casos la traduccin se convierte en un recurso importante para

    difundir en el mercado editorial italiano el conocimiento de autores ignotos. Garca

    Lorca, por ejemplo, lleg a conocerse en Italia sobre todo gracias a las traducciones de

    Carlo Bo y Oreste Macr, quien contribuy a su difusin con el trabajo Canti gitani e

    prime poesie (Garca Lorca, 1949) que todava goza de mltiples reediciones. En otro

    sentido, la traduccin es uno de los elementos que junto con los estudios crticos, con la

    atencin filolgica hacia el texto de origen y con el comentario contribuye a que los

    volmenes imprimidos destaquen en el panorama cultural por calidad, seriedad y

  • 10

    originalidad de mirada. Al respecto, adems de los ya citados, queremos mencionar los

    trabajos sobre Bcquer (Bcquer, 1947) y sobre Fray Luis de Len (Fray Luis, 1950)

    junto al Machado italiano (Machado, 1959) que representa el primer ncleo de

    investigacin sobre el poeta sevillano luego integrado en el tiempo hasta llegar a la

    citada edicin espaola (Macr, 1989a). Y tampoco podemos pasar por alto un trabajo

    excepcional al que nos dedicaremos ms adelante en el curso de este trabajo: la afamada

    y ya mentada antologa Poesia spagnola del Novecento (Macr, 1952c) que tambin

    tuvo muchas reediciones.

    Asimismo no faltan los ensayos crticos que fijan un punto de vista y un paradigma

    de interpretacin de los momentos cruciales de las letras espaolas; los ms importantes

    estn ahora recogidos en los dos volmenes Studi ispanici al cuidado de Laura Dolfi

    (Macr, 1996a y b). Se puede identificar en la poesa, y ms precisamente en la

    contempornea, el mbito de preferencia aunque no faltan incursiones en la literatura de

    los siglos pasados dirigidas a aclarar categoras literarias (recurdese a ttulo

    ejemplificativo La storiografia del barocco letterario spagnolo) y poticas de autor. Al

    respecto, se quiere citar la monografa sobre Fernando de Herrera (Macr, 1959) que se

    dedica a estudiar i fondamenti e i postulati delle poetiche cinquecentesche nella sfera

    del petrarchismo maggiore (Chiappini, 1989: XI).

    Si nos desplazamos a la literatura italiana, no faltan aqu tampoco ensayos clave

    que en muchos casos abren campos de estudio y marcan la posibilidad de aplicacin de

    metodologas analticas innovadoras. Son importantes las largas y constantes

    investigaciones sobre la poesa italiana contempornea concebidas como participaciones

    a conferencias o como ensayos dirigidos a peridicos locales o cientficos luego

    ciclicamente recopilados en volumen. Nos limitamos ahora a recordar los nombres de

    los volmenes que componen las dos trilogas de las que hablaremos ms

    detenidamente ms adelante en el trabajo: Esemplari del sentimento poetico

    contemporaneo (Macr, 1941b), Caratteri e figure della poesia italiana contemporanea

    (Macr, 1956b), Realt del simbolo (Macr, 1968) e La vita della parola: studi su

  • 11

    Montale (Macr, 1996c), La vita della parola: Ungaretti e poeti coevi (Macr, 1998a),

    La vita della parola: da Betocchi a Tentori (Macr, 2001).

    Sin embargo la atencin de Macr envuelve la prosa tambin y los problemas

    crticos-estticos ms candentes del siglo XX. Un claro ejemplo de ello est constituido

    por el trabajo Intorno ad alcune ragioni non formali della poesia (Macr, 1939a) luego

    puesto como prefacio de la recopilacin Esemplari del sentimento poetico

    contemporaneo. El ensayo es un verdadero documento fundacional de la escuela del

    hermetismo florentino, junto al estudio de Carlo Bo Letteratura come vita (Bo,

    1938).

    El inters de Macr en el campo de la literatura italiana llega hasta aquellos autores

    de los siglos pasados que bien se integran con su disposicin crtica fraguada segn una

    sensibilidad viquiana. As se explica la atencin hacia Ugo Foscolo, que lleva a la

    publicacin de la monografa Semantica e poetica dei Sepolcri di Ugo Foscolo (Macr,

    1978).

    Testimonian la anchura de horizontes del intelectual Macr, tambin los ensayos

    profundos y competentes hacia reas literarias distintas de la espaola e italiana. Al

    respecto no se olvide la traduccin, exgesis y comentario de una de las obras ms

    importantes de Valry y ms influyentes en el panorama potico contemporneo: Il

    cimitero marino (Valry, 1947). Asimismo dignas de mencin son las reseas a las

    traducciones de Rilke y Benn llevadas a cabo por Leone Traverso (Macr, 1939a y

    1955a). Al respecto cabe evidenciar que las reseas, numerosas en la actividad de

    Macr, adquieren el tono y la profundidad de verdaderas interpretaciones dirigidas tanto

    a calificar y contextualizar el producto cientfico resultado de la aplicacin de un

    estudioso sobre el autor objeto de anlisis, como a colocar el propio autor en la tabla de

    valores literarios europeos.

    En esta polifactica y multiforme actividad destaca la imagen de una Europa

    cultural entendida como espacio abierto y compartido en el que las literaturas nacionales

    desarrollan los carcteres ms propios slo a partir de un intercambio recproco de ideas

    y estticas. En esta dimensin la poesa genera el discurso crtico ms vivo y presente

  • 12

    por parte de Macr, quien se compromete en agredir el texto literario con todo tipo de

    reactivo crtico que el siglo XX ha producido a lo largo de su desarrollo.

    io tento tutti gli strumenti e metodi per entrare nellordigno del significante poetico,

    dalla metrica ai campi semantici, dallarchetipica alla psicologia analitica. Il pericolo

    addurre una narcisistica sovrastruttura ipercritica, una sorta di cotenna che viene a

    opacizzare il nero lampo del fondo. (Tabanelli, 1986: 82)

    Su esmero esconde la exigencia de revelar, bajo el entramado lingstico-semntico

    del texto el impulso primigenio que mueve todo poeta al cante, a verbalizar la alteridad

    sobre la que se asoma el propio texto potico.

    Leer a Oreste Macr no resulta fcil, su lenguaje crtico lleva la memoria de estas

    mltiples estrategias crticas y se deforma. El pensamiento no es siempre lineal, el

    sentido brota de sus palabras de forma no siempre usual. El estilo crtico-cientfico

    organizado por lgicas y consecuentes sucesiones causa-efecto deja paso a un sentido

    que puede manifestarse a travs de la fusin de conceptos. La escritura no coge al lector

    de la mano: la alta frecuencia de alusiones a conceptos o realidades dadas por supuestas

    impone una participacin consciente y activa en el reconocimiento y en la construccin

    del sentido del discurso. El dominio de siglos enteros de literatura y cultura

    desencadena intuiciones sorprendentes y a menudo condensadas en frmulas

    aparentemente tan sencillas como deslumbrantes, que presuponen por parte del lector un

    bagaje cultural descomunal.

    La metodologa en permanente apertura y revisin no contribuye a simplificar el

    cuadro del conjunto. En realidad muchos ensayos nos permiten evidenciar los puntos

    cardinales de la esttica literaria de Oreste Macr. Sin embargo, aislar e identificar los

    textos a los que Macr confia las lneas tericas de su pensamiento y de su metodologa

    analtica, no equivale a adquirirle inteligibilidad y completitud.

    Un metodo (valga sottolinearlo) mai esplicitato per intero, se non appunto per qualche

    teoria puntuale e per la costanza di riflessioni ritornanti, di ribaditi obiettivi polemici:

  • 13

    lasciato piuttosto nel suo complesso al fascino e al rischio dellinterpretazione del

    lettore. Che dovrebbe, a cogliere appieno il suo discorso, muoversi ogni volta alla

    ricerca del pensiero teorico sotteso e calato nella prassi operativa. N operazione

    facile, visto tutto lo scibile alle soglie del 2000 convogliato da Macr nella sua ricerca.

    (Dolfi, 2007: 29)

    Destaca el cuadro de un intelectual excepcionalmente culto cuya lucidez y

    profundidad mental le hacen adquirir una conciencia literaria muy peculiar respecto a la

    que sera inapropriado adems que equvoco aislar un aspecto y analizarlo

    separadamente del conjunto. Al respecto hay quien habla de opus perfectum:

    non bisogna perdere di vista la forte tensione unitaria dellattivit saggistica di Macr,

    intesa come opus perfectum sin dalla sua origine, tensione in grazia della quale emerge

    la natura comunque militante della critica e il suo esito ambiguamente modernizzante

    di ogni latitudine e ogni cronologia (Valli, 1996: 17)

    A eso cabe aadir un aspecto del que no se terminar de remarcar la importancia: la

    fuerte implicacin recproca de Macr con su entorno y la incidencia de los compaeros

    y del ambiente florentino en la maduracin de sus intereses.

    Mi viene in mente che proprio lanno scorso [1997], mi accadde di accennare al

    Prof. Macr circa una mia speranza di poter trovare qualche studente adatto per

    cominciare a dar qualche tesi di laurea sulla sua figura e lopera ispanistica. L per l

    si compiacque, poi mi disse drasticamente: Non su me solo! Ma su tutta la mia

    opera, naturalmente, non solo quella ispanistica! E di noi tutti insieme, dentro la mia

    generazione; altrimenti, non voglio! (Chiappini, 2007: 34)

    Nace justo desde estos testimonios nuestro esfuerzo de atar el peculiar aspecto de la

    teora literaria de las generaciones con el contexto coevo circunstante y con otros

    aspectos de la educacin crtica de Oreste Macr. Una educacin que saca sus motivos

    inspiradores ms profundos de la filsofia ms que de la literatura. No se debe olvidar la

    profunda influencia de los estudios sobre Giambattista Vico.

  • 14

    Macr insinua nel tessuto dellErmetismo antiscientifico e antideologico, nato cio per

    contrastare scientismo e ideologismo tradizionali, aspirazioni di nuova metodologia:

    per giungere a questo, si avvale del sussidio delle correnti meno schematiche e

    cristallizzate del pensiero moderno (esistenzialismo, psicologia analitica), con il

    risultato di una complessit assai varia che germoglia sulla originaria pianta vichiana

    della mente di Macr (Ramat, 1979: 257).

    Vico es el fundamento de una peculiar intuicin que ve la fantasa como entidad

    engendradora del lenguaje y de la poesa. Macr estudiar profundamente la obra del

    filsofo campano, sobre el que redactar su tesis de licenciatura en 1934 y que dejar

    huellas evidentes ya a partir de sus primeros escritos juveniles. Vico vuelca el

    planteamiento cartesiano que pona los principios lgicos a fundamento del lenguaje, y

    teoriza la facultad fantstica como motriz primera del acto lingstico y de la

    consecuente salida del hombre del estado de brutalidad. Ya en el ensayo Poesia e mito

    nella filosofia di G.B. Vico (Macr, 1937) que junto con Lestetica del Vico avanti

    la Scienza Nuova (Macr, 1939d) constituye el extracto de su tesis se puede notar

    que Macr emplea toda su atencin crtica en sondear esta facultad fantstica:

    luniversale fantastico dunque il concetto poetico: esso proviene da inopia della

    lingua primitiva e dalla difficolt di astrarre le propriet dai subietti. il risultato, cui

    partecipa la deficienza stessa a formare il concetto logico (op. cit.: 257)

    Los esquemas lgicos representan una condicin mental epistmica que acta slo

    posteriormente respecto a la accin creadora de la fantasa. Al principio de todo, el

    hombre se halla en un estado de inopia, el estupor provocado por el choque del

    individuo desarmado en contacto con la realidad y sus manifestaciones estimula la

    fantasa a producir el lenguaje. Su carcter originario nacido a partir de un impulso

    primigenio profundo representa una condicin significante en la que lo universal y lo

    particular convergen antes de que la lgica intervenga a desenredarlos a travs de

    procesos subsuntivos. Slo hay mitos, imgenes densas de sentido, cargadas de

  • 15

    universal y particular al mismo tiempo: universales fantsticos a los que no se niega

    cierta potencialidad conocedora.

    Nel nascimento della prima favola [] in quellistante luomo attua pienamente la

    sua natura fantastica; tutto stupore, enfasi, pathos, sublimit, aspirazione: un

    atteggiamento completamente lirico, esuberante, che ha bisogno semplicemente di

    sfogarsi, di concretizzarsi in forme fantastiche: la violenta passione non inquinata da

    nessun elemento intellettuale o etico; cio luomo non si propone n di conoscere il

    vero n un fine pratico, perch prima, dietro di se stesso, non v se non fantasia,

    questo conato che forza del vero, nel significato di semplice principio dinamico

    insito nella elementare natura umana e nella guisa fantastica, ossia tendenza,

    aspirazione lirica ad aderire colla propria natura; e in questo senso poesia linguaggio

    naturale. (op. cit.: 262)

    El contacto con la realidad provoca la urgencia de una significacin, la urgencia de

    adherir con propia naturaleza a la misma realidad circunstante. Macr describe ese

    proceso con palabras pertenecientes a un rea semntica corporal: ntense los vocablos

    pathos, exuberante, pasin que nos hacen percatar de cmo la dinmica que lleva el

    hombre a la palabra se vive de forma concreta y no slo espiritual.

    El lenguaje brotado naturalmente y cargado de esencia fantstica y simblica

    representa la poesa en su sentido ms profundo y originario. Entre poesa, mito y

    smbolo se entabla una relacin estrecha que Macr capta de Vico trasladndola a la base

    de su esttica literaria. Ya en esta primera fase juvenil de elaboracin crtica, Macr tiene

    la ocasin de acercar las reflexiones sobre la fantasa creadora al concepto de arquetipo

    que Jung iba elaborando aproximadamente en el mismo perodo. Esta tangencia entre

    arquetipo y fantasa destacar en un ensayo dedicado al psiclogo austraco, Larte

    nella psicologia di C. G. Jung con un risguardo al Vico (Macr, 1943), que representa,

    adems, uno de los primeros documentos de la difusin de las teoras junguianas en

    Italia:

  • 16

    Diciamo che il mito vichiano e il mito junghiano sono simboli nascosti di

    unintuizione non oltre definita della creativit dello spirito fantastico [].

    Lincosciente la sfera degli archetipi di queste immagini mitiche e simboliche

    dellesperienza mondiale delluomo []: il luogo immobile e eterno del sentimento

    fondamentale della specie e della sua verit organica []. Ma in definitiva, manca la

    sintesi dialettica in idea tra lincosciente collettivo e lindividuo cosciente: resta il

    gioco equivoco tra razionalit della persona e spirito naturale della specie []. Il

    problema comincia nel punto in cui occorre spiegare la natura e il modo del linguaggio

    della traduzione dellarchetipo della specie nel nome del certo e distinto dellindividuo

    e del suo tempo. (op. cit.: 131)

    Es importante la relacin entre historia, especie, arquetipos de un lado y del otro el

    poeta, individuo que con su existencia particular llega a expresarlos en clave universal.

    Sin embargo, el pasaje de la condicin individual a las categoras universales no llega a

    tener un suficiente esclarecimiento lgico.

    Larte il simbolo della nascita perenne dellumanit. In questo senso larte

    simbolica e operatrice di miti: rammemora lantica inopia delluomo ferino e

    sprovvisto di fronte allo spettacolo del tuono celeste e dellalba della sua coscienza: il

    mito non larchetipo junghiano eterno, una radice dellincosciente collettivo, ma il

    dolore personale del poeta fatto nome e figura quindi cosa. Solo luniversale fantastico

    vichiano ci ha permesso il passaggio alla persona. Ma questo passaggio resta ancora

    aperto a una soddisfacente esplicazione. (op. cit.: 116)

    En los ensayos ms emblemticos de Oreste Macr se puede notar, detrs del

    anlisis textual, esta referencia constante a los arquetipos de la humanidad, al universal

    fantstico, a una motivacin originaria del acontecimiento artstico que hace hablar en

    relacin a Guilln de su conversin del accidente en smbolo, en relacin a Ungaretti

    de un canto que llega de edades sagradas y que empuja en Foscolo a la bsqueda del

    drama cosmognico encarnado en su poesa.

  • 17

    Macr intenta sacar a la luz la motivacin ms profunda que se esconde por detrs

    del velo de la escritura; expresa bien esta intencin Bigongiari, un compaero de

    generacin, que escribe del amigo:

    contribu ad allargare nello spazio e nel tempo dellinvenzione poetica le altre porte,

    quelle che danno sullaltra parte dellinvenzione, verso lintrovabilit degli

    archetipi, eppure da rintracciare nei segni della poesia: dalloggetto poetico alla

    soggettivit aggettante degli archetipi quali rivelatori della societas cosmica e umana

    non solo che lo sottintende ma che ne libera il discorso attualizzandone le energie

    originarie e giacenti nel prelinguistico. (Bigongiari, 1996: 333)

    En este sentido Macr se inscribe en aquella tradicin esttica que a partir de Vico

    se desarrolla a lo largo de siglos de literatura y cultura hasta encontrar en Heidegger, en

    el concepto de Dichtung, y de toda la reflexin sobre el sentido del orgen y de la

    inspiracin potica, un privilegiado referente contemporneo. No ser casualidad

    entonces aquella intensa afinidad electiva con su Machado, que fundaba una potica

    justo sobre la calidad de la palabra humana, palabra en el tiempo, capaz desde el punto

    de vista del individuo senciente de llegar a las supernas y universales categoras del ser

    para expresarlas. Baste leer las pocas pero incisivas palabras que figuran como epgrafe

    a sus poesas en la antologa de Gerardo Diego (cfr. Diego, 2007: 144-5). Ser el propio

    Macr quien evidenciar la calidad heideggeriana de ciertas reflexiones de Machado,

    precursor y seguidor (Macr, 1996a: 563) del filsofo alemn.

    En el curso del ejercicio crtico de Macr, habr otros elementos que se aglutinarn

    sobre este ncleo esttico motor de un ojo tendido a iluminar en la expresin potica los

    smbolos y los mitos de la humanidad, a travs de la experiencia creativa del poeta.

    Cabe al respecto enfocar la atencin sobre las cuatro races de la poesa, que

    representan otro momento importante en la reflexin de Macr, que tomar consistencia

    en la fase ms avanzada de su experiencia de estudio. Es difcil afirmar cundo las

    cuatro races se asoman al horizonte crtico en forma de sistema; localizamos la primera

    formulacin en una resea de 1972, relativa a una recopilacin de poesas del autor

  • 18

    salentino Ugo Ercole DAndrea (Macr, 1972a). Sin embargo deben de haber concurrido

    a la maduracin de estas coordenadas una serie de consideraciones recurrentes en la

    obra crtica precedente tales como la importancia de la tierra de origen y de las patrias

    electivas en la actividad del poeta, sus metforas auto-exegticas que califican su propia

    obra como flor y fruto o la identidad profundamente y latamente expiativa de la poesa.

    Todo esto representa un material que en aos tardos precipita en la formulacin de los

    cuatro puntos siguentes:

    1) dimora larica ancestrale e presente, acrona e attimale;

    2) qualit del sacro e del trascendentale;

    3) dinamica della maturazione e del fiore;

    4) significato salvifico della poesia.

    Si pu dire che non c poesia in cui non si attui tale modello quadratico: la

    metamorfosi del principio personalistico fino al singolo della poesia (significato) si

    opera per analogia naturalistica vegetale (dinamica), attraverso equivalenti

    simbolici delle pulsioni della matrice materna - domestica (dimora), sacralmente

    qualificata in maniera primaria e di verifica misura controllo del vettore

    individualistico (qualit). (op. cit.: 105)

    Morada es palabra clave a la que Macr atribuye un sentido fundamental y que

    volvemos a encontrar en el ttulo de un pequeo libro autobiogrfico: Le mie dimore

    vitali (Macr, 1998b). La morada, el hic et nunc del nacimiento, junto a todas las patrias

    que inciden en la formacin del individuo, ponen ste en la condicin de interactuar

    profundamente con un patrimonio de memorias y tradiciones que en el crisol creativo

    potico manifiesta los signos de una identidad y una pertenencia. Esta dimensin radical

    de la poesa se enlaza a una de sus caracterticas fundamentales, es decir la sacralidad, la

    capacidad de vehicular la presencia del limen, de un umbral frente al que se detiene la

    posibilidad humana de expresar la transcendencia, fin ltimo de la interrogacin

    potica. La expresin de la calidad de lo sagrado y la traduccin del conato creativo en

  • 19

    imgenes afecta la dinmica que siempre adquiere un sentido salvfico el momento en el

    que logra liberar al hombre de los confines de su individualidad llegando a tocar

    categoras universales. En otros ensayos Macr volver sobre estos puntos (vase por lo

    menos Macr, 1972b, 1974 y 1978) que representan un modo maduro de condensar su

    reflexin y su experiencia de anlisis.

    Dejamos ahora que otros elementos de la personalidad de Macr destaquen a lo

    largo del trabajo que vamos a desarrollar, en el que siempre con la atencin dirigida a

    aclarar la modalidad de actuacin de la teora literaria de las generaciones, remitiremos

    constantemente a las caractersticas que acabamos de mencionar.

  • 20

  • 21

    ARCHIVOS Y FUENTES CONSULTADAS

    El trabajo se ha desarrollado prevalentemente entre Roma y Florencia. En la Biblioteca

    Nazionale Centrale de Roma, en el Fondo Falqui, que recoge el inmenso patrimonio

    libresco del crtico e intelectual italiano, se ha tenido la ocasin de consultar

    prcticamente todas las revistas, las obras y las monografas relativas a la literatura

    italiana del perodo en cuestin (en la mayora de los casos, primeras ediciones

    incluidas). El buen estado de conservacin del archivo, que est abierto a una consulta

    directa, ha permitido seguir en tiempo real las relaciones recprocas entre artculos y

    obras examinadas.

    En Florencia, til ha sido el Fondo Oreste Macr en el Palazzo Corsini Suarez,

    que aloja la biblioteca y la correspondencia del crtico. A diferencia del Fondo Falqui la

    modalidad de consulta del Fondo Macr prev el pedido especfico de los volmenes

    que se quieren visionar. Se limita entonces la posibilidad de seguir pistas e intuiciones

    consultando libremente (y an con cierta casualidad) los libros. A pesar de ello, el

    archivo ha permitido averiguar cules obras fundamentales sobre la teora literaria de las

    generaciones posea Macr, y adems ha permitido individuar los referentes

    privilegiados de la correspondencia epistular a lo largo del perodo tomado en examen.

    Un verdadero y casual descubrimiento ha sido la sucursal del Fondo Falqui, alojada

    en el Archivio del Novecento de la Universidad La Sapienza de Roma, que ha

    permitido descubrir las cartas de Macr enviadas a Falqui, de las que se da cuenta en

    este trabajo y que sin embargo no ha sido posible publicar, por razones de derechos de

    autor.

    Por lo que respecta a la parte espaola del trabajo, han proporcionado una ayuda

    fundamental las bibliotecas Mara Zambrano del Instituto Cervantes de Roma, y la

    biblioteca interdepartimental Angelo Monteverdi, de la facultad de Lettere e

    Filosofia de la Universidad La Sapienza de Roma. Asimismo, en Espaa se ha

    podido acceder a la mayora de las obras de referencia de la crtica en la biblioteca

    universitaria de la facultad de Filosofa y Letras de la universidad de Granada.

  • 22

  • 23

    CAPTULO I

    APROXIMACIN HISTRICA Y CRTICA A LA TEORA LITERARIA DE LAS GENERACIONES

  • 24

  • 25

    Como las hojas de los rboles nacen y perecen, as pasan del hombre las edades: que unas hojas derriban por el suelo los vientos del otoo y otras cra la selva al florecer, y ufanas crecen al aliento vital de primavera; y las generaciones de los hombres as son: esta nace, aquella muere (Homero, Ilada, VI, vv. 145-59)

    PREFACIO

    No es nuestra intencin recorrer los pormenores de las fases de nacimiento y desarrollo

    del concepto de generacin y de la metodologa que a l se relaciona; sin embargo es

    indispensable presentar crticamente por lo menos aquellos puntos fundamentales en la

    evolucin del concepto, tiles, en un segundo momento de este trabajo, para mejor

    enmarcar el aporte llevado por la reflexin de Oreste Macr al respecto. Por eso se ha

    elegido evidenciar el fruto de aquellos autores que han contribuido a madurar una lnea

    de pensamiento atndose concientemente a las reflexiones de quienes los precedieron.

    Por lo tanto no interesa registrar de forma incondicionada cmo el trmino generacin

    circul por las publicaciones del siglo XIX y XX; ese tipo de planteamiento en el que

    se inspiraron ciertos estudiosos tendra que tomar en cuenta una cantidad de textos no

    indiferente, y correra el riesgo de sensibilizarse demasiado hacia aquellos fenmenos

    de polignesis que, ms que contribuir a la creacin de una historia entendida como

    evolucin consciente de una tradicin, dara cuenta ms bien de las simples frecuencias,

  • 26

    a veces inconexas, que constituyen solo el marco sobre el que dicha tradicin toma

    forma.

    Asimismo nos mueve a una resea razonada de las fases de desarrollo peculiares de

    la fortuna del concepto de generacin: la ausencia de una bibliografa italiana de

    referencia. Quitando la contribucin de aquellos que con sus propias consideraciones

    promueven la evolucin del concepto, pases como Francia, Espaa o Alemania por lo

    menos cuentan con una panormica histrica del problema, aunque verdaderas

    monografas sobre el tema no existen. Las panormicas histricas en efecto forman

    parte de trabajos ms amplios cuyo objetivo es promocionar un mtodo terico peculiar

    de aplicacin, o la evolucin del concepto a travs de una formulacin ms innovadora

    y actualizada. Pertenece ms a esta primera tendencia, sin particulares innovaciones

    conceptuales, el trabajo de Julin Maras, El mtodo histrico de las generaciones

    (Maras, 1967) estrechamente relacionado con el horizonte filosfico de Jos Ortega y

    Gasset, del cual se encarga de promover la perspectiva generacional afinndola en sus

    puntos de menor firmeza. La fase preliminar de este trabajo es un examen de las

    formulaciones precedentes. Tambin el estudio de Henri Peyre, Les gnrations

    littraires (Peyre, 1948), responde a la genrica exigencia de promocin del mtodo

    generacional sin efectivamente proponer una lnea personal despus de haber analizado

    el contexto histrico de referencia.

    A la segunda tipologa pertenece el trabajo de Pedro Lan Entralgo, Las generaciones en

    la historia (Lan Entralgo, 1945), o el de Karl Mannheim, The problem of the

    generations luego recogido en Essays on the Sociology of Knowledge (Mannheim,

    2000), ambos orientados a considerar, por breves indicaciones, la evolucin histrica

    del problema generacional antes de insertar reflexiones personales.

    Italia, decamos, parece el nico pas que no aporta ninguna contribucin al

    ahondamiento histrico del problema de las generaciones. Adems, si nos fijamos, Italia

    tambin es el nico pas en el que el debate terico sobre el mtodo generacional ha

    tenido menos arraigo, y que se ha mostrado ms bien el ms refractario a su recepcin y

    circulacin. El motivo principal de esta reaccin tan peculiar ha de localizarse en el

  • 27

    sistema literario, desde siempre hostil a la posibilidad de enmarcar el desarrollo

    histrico en trminos de una perspectiva generacional. En los prrafos siguientes

    tendremos la oportunidad de retomar el asunto proporcionando una panormica de la

    situacin italiana; sea ahora suficiente observar, como sintomtica, la ausencia en el

    ensayismo nacional de la mayor parte de aquellas obras extranjeras que han fundado y

    articulado el espacio de discusin del problema. Las obras de Ortega y Gasset, Pinder,

    Petersen circulan en Francia, Espaa y Alemania en muchas ediciones y traducciones, lo

    cual es sntoma de un inters, por parte de estas reas culturales, por una recproca

    fecundacin de ideas. Y sin embargo en el sistema cultural italiano los autores

    mencionados o permanecen desconocidos, o no se traducen, o permanecen

    desconocidos porque no se traducen. Y esto baste para entender la posicin de Italia en

    relacin al tema. 1

    Todos los que critican el concepto de generacin y su aplicacin en el mbito

    histrico o literario (el segundo parece el que ms atrae las crticas de los estudiosos),

    Quien se acerque a la teora de las generaciones an tan solo para trazar su historia,

    percibira dos impresiones: en primer lugar se dara cuenta que se enfrenta a un material

    bibliogrfico de conspicua entidad. En segundo lugar tomara conciencia de que el

    mismo estatuto de teora, con el que a menudo el concepto de generacin se pone en

    relacin, parece equvoco e insuficiente para entender su radical abertura.

    Las fases histricas que el concepto atraviesa, enriquecindose y modificndose,

    han de entenderse, por lo tanto, como peculiares puestas-en-forma de una intuicin que

    rehsa una completa sistematizacin cientfica. Prueba de esta resistencia a la total

    coherencia, y por ende, a la pacfica aplicabilidad paradigmtica, es el hecho de que el

    concepto de generacin se mueve entre los mbitos de la sociologa, de la historia y de

    la literatura, en los que cualquier aproximacin cientfica rgidamente entendida tiene

    que rendirse antes o despus a la incalculabilidad e imprevisibilidad del factor humano.

    1 Antese, de pasada, que no existen traducciones italianas del estudio de Petersen, y la primera

    traduccin de la obra de Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, remonta a los aos cuarenta, es decir a un perodo en el que el concepto de generacin ya gozaba de una profundizacin terica y prctica en otros pases (cfr. Ortega y Gasset, 1947b).

  • 28

    ponen dos tipos de objecin. O manifiestan la duda de que la evolucin histrica pueda

    encasillarse conforme a un ritmo regular y cadencioso del tiempo, tal y como es en

    efecto lo supuesto por las ms rgidas metodologas generacionales. O bien le atribuyen

    una polisemia que de por s contradice cada pretensin cientfica.

    Una de las ms directas y frontales crticas llega de Gambarte, en su estudio El

    concepto de generacin literaria, que apunta a deconstruir el mtodo generacional

    exhibiendo su falacia justo en relacin a los puntos ahora mencionados. Para Gambarte

    el mtodo generacional no hace ms que:

    sustituir la dinmica social concreta por una artificial y abstracta dialctica

    generacional donde lo que subyace es la recomposicin de un orden anterior

    monoltico, sin cambios postfigurativo [] es la sustitucin del yo por un nosotros

    arbitrario; no es la incardinacin de la persona en la historia, sino la instalacin en el

    disco rayado de lo permanente ahistrico. (Gambarte, 1996: 272)

    En Gambarte la hostilidad a la propuesta generacional estriba en el ms hondo

    rechazo de cualquier forma de historicismo, entendindose con historicismo una

    perspectiva de estudio viciada por una ideologa de fondo que constituye siempre su

    ineludible premisa de partida: El enfoque historicista posee de entrada dos mentiras

    que no declara y que intenta ocultar: el actuar con la perspectiva actual sobre el pasado

    y el determinismo de la historia (op. cit.: 255). A este intolerable acuerdo entre

    historia e ideologa se aade el peligro de una instrumentalizacin pedaggica que plega

    la educacin literaria al servicio del nacionalismo: Lo primero que mixtifica todo

    nacionalismo es la historia, y su enseanza se convierte en pilar fundamental de

    legitimacin (op. cit.: 254). Lo que Gambarte critica del mtodo generacional es, en

    suma, la sobreposicin de los conceptos de historia e ideologa, o historia literaria y

    crtica literaria, que es lo mismo: La historia literaria, tal y como se escribe ahora, slo

    es, en el mejor de los casos, una sucesin de crticas literarias (op. cit.: 271).

    Gambarte, an ofreciendo muchos e interesantes motivos de reflexin que ayudan a

    colocar en el justo lveo la idea de generacin, es portavoz del entorno cultural actual en

  • 29

    el que la crtica militante ha perdido todo el valor que se le otorgaba justo en los aos de

    ms profunda circulacin de las teoras generacionales. Se puede compartir la opinin

    de Gambarte cuando dice:

    Es muy importante, por lo tanto, dejar muy claro que la historia es interpretacin, y

    que existen unos intereses previos en el historiador, conscientes o inconscientes,

    procedentes tanto de su sistema de valores, como de su estado cultural, como de su

    competencia intelectual. (op. cit.: 14)

    Sin embargo hay que manejar cuidadosamente la proposicin basilar que acabamos

    de citar, para no hallarse en la condicin de no poder empuar ninguna metodologa de

    anlisis por lo que al mbito de la historia, de la historia de la literatura y de la

    sociologa respecta. No se debe abrigar demasiado estrictamente la conviccin de que

    cada interpretacin procede del inters preliminar de quien la ejerce, porque se acabara

    por interpretar ese inters como inhibente de la pretendida objetividad del juicio crtico.

    Por otro lado no se debe radicalizar el estatuto del concepto de generacin, y se debera

    por lo tanto evitar de interpretar la unidad de medida temporal que responde al nombre

    generacin como si fuera un rgido e infalible barrido de los acontecimientos

    humanos, tanto histricos, como literarios. A pesar de que las teoras generacionales

    tiendan a menudo a coger esta deriva, no todas las formulaciones se exponen a ese

    riesgo. 2

    En el mismo mbito de reflexin que hemos considerado hasta ahora, es ejemplar el

    estudio de Albert Thibaudet. En el Prefacio a su generacional Historia de la literatura

    francesa sacada a la luz en 1936, el gran estudioso reflexionaba sobre la categora de

    historia literaria reconocindole la particularidad de pertenecer al mundo del Discours

    y subrayaba la constitutiva arbitrariedad de la seleccin y orden de los temas que

    2 Gambarte propone sustituir el estudio y la enseanza de la historia por generaciones, o cualquier

    otro tipo de planteamiento relacionado con el mtodo historicstico, por una nueva alba pedaggica y conceptual. Desgraciadamente su propsito se detiene en la mera cita bibliogrfica de ttulos que en su opinin pueden quedar tiles para un nuevo arranque, y por lo tanto no llega a substanciarse en una propuesta concreta. En suma, despus de una aguda y en cierto sentido condivisible pars desturens, no sigue ninguna pars construens.

  • 30

    fundamentan el discurso en cuanto tal: cada orden es en parte arbitrario (Thibaudet,

    1967: 4). Despus de revistar tres tipologas de ordenamiento 3

    Las consideraciones que hemos venido haciendo hasta ahora, aunque pertenezcan

    especficamente al universo literario, en realidad exceden aquel mbito ceido para

    llegar a afectar la historia y la sociologa aun, que tambin forman parte de las

    y despus de exhibir los

    respectivos lmites metodolgicos, Thibaudet elega para su historia literaria el

    ordenamiento por generaciones. La inteligencia del crtico francs no estriba tanto en

    el deslegitimar los criterios ordinativos descartados, sino que en el declarar con franca

    honestidad la razonable inconsistencia an del mtodo generacional que l mismo

    elega.

    Ognuno dei discorsi fatti per Epoques, Suite, Empires, un discorso possibile,

    risponde a certe articolazioni della realt letteraria, a necessit della storia letteraria,

    esplicative, didattiche, organizzative. Per quanto ci riguarda, adotteremo un

    ordinamento del quale non ci nascondiamo gli inconvenienti e il carattere arbitrario,

    ma che si avvantaggia, cos almeno ci pare, della facolt di seguire pi da vicino il

    passo della natura, di coincidere pi fedelmente con il cambiamento imprevedibile e la

    durata viva, di meglio adattare la realt e il prodotto dellattivit umana alle

    dimensioni ordinarie della vita umana: lordinamento per generazioni successive (op.

    cit.: 7)

    Las premisas que Thibaudet planteaba no son, en suma, tan distintas de las de

    Gambarte: ambos focalizan la atencin sobre una idea de historia entendida como

    interpretacin sujeta inevitablemente a la arbitrariedad del estudioso. La diferencia es

    que Gambarte radicaliza su anlisis invalidando cualquier enfoque historicista, y

    estigmatizando la relacin entre historia y crtica que, aunque no es compartible en su

    totalidad (pero cul mtodo cumple con este requisito?), tiene sus ventajas y sus

    iluminaciones.

    3 Thibaudet habla de Historias literarias ordenadas por pocas, por Squitos y por Imperios.

  • 31

    disciplinas calificables como Discours, y cuya fiabilidad de buena parte depende del

    orden que asume la materia relatada en ellas.

    LOS ORGENES Y DILTHEY

    El concepto de generacin encuentra una estabilizacin inicial alrededor de la

    primera mitad del siglo XIX despus de una gestacin auroral precientfica que sin duda

    se puede definir larga como la historia de la humanidad. En la seccin panormica de su

    estudio sobre el concepto de generacin y del mtodo con l relacionado, Maras

    identifica las primeras huellas de la palabra en la cultura semtica y registra su presencia

    a partir de los albores de la cultura occidental citando autores tales como Homero,

    Erdoto, Esodo y fragmentos del Antiguo Testamento (cfr. Maras, 1967: 13-5). Sin

    embargo preferimos pasar por alto la fase precientfica del concepto por dos motivos. El

    primero es que, como nota Maras, al que remito para una exposicin panormica, los

    autores pertenecientes a esta fase desarrollan muy a menudo ideas sobre el concepto de

    generacin independientemente los unos de los otros, sin que sus reflexiones lleguen a

    urdir los hilos de una tradicin:

    Como tema de la experiencia de la vida, la idea de las generaciones constituye uno de

    los ms antiguos que conocemos; como tema cientfico, como problema de

    historiologa, es de los ms modernos; y esa modernidad nos permite asistir a su

    nacimiento y a sus vicisitudes todas como cuestin intelectual. Presenta algunos

    caracteres extraos; ante todo, el del escaso nmero de sus cultivadores; contados

    pensadores se han detenido en l, si se prescinde, sobre todo, de los ltimos aos, en

    que la situacin es algo distinta en varios aspectos; y esos pocos autores han solido

    ignorarse mutuamente. Lo cual quiere decir que por lo general no lo han recibido unos

    de otros, sino que han llegado a ese problema movidos por razones personales. (op.

    cit.: 27)

  • 32

    El segundo es que la mayora de ellos utiliza el concepto tendiendo a deprimir su

    acepcin social y a valorar, al contrario, solo el aspecto cronolgico. Esta postura

    mental se extiende a lo largo de todo el siglo XIX, respecto al que Mannheim habla de

    dos tendencias distintas: una tendencia positivista que es proclive a desequilibrar el

    concepto de generacin hacia el mero dato biolgico, y una tendencia romntico-

    historicista ms orientada a interpretar el fenmeno generacional como crecimiento y

    evolucin espiritual (cfr. Mannheim, 2000: 241 y sgg). Estas distintas tendencias se

    manifiestan en otras tantas reas culturales, respectivamente francesa y alemana.

    Petersen halla el origen del planteamiento positivista generacional en el formalismo

    mecnico ingls y francs, que justo en el siglo XIX tena su desarrollo ms pleno (cfr.

    Petersen, 1947: 146-7). Por lo que respecta la actitud de Alemania a interpretar la

    alternancia de las generaciones segn un sentido romntico-espiritual se puede

    fcilmente remontar al magisterio de Hegel, cuya reflexin sobre la historia y sobre la

    relacin entre historia y filosofa parece fundar de forma determinante el escenario

    dentro del que se mueven las formulaciones siguientes.

    In realt, lo Spirito non mai in quiete, ma impegnato in un continuo movimento

    progressivo. Come per nella creatura, dopo un lungo e tranquillo nutrimento, il primo

    respiro interrompe, con un salto qualitativo, quella gradualit del processo di

    accrescimento unicamente quantitativo, e il bambino nato; cos lo Spirito che va

    formandosi matura lentamente e silenziosamente verso la nuova figura, e dissolve una

    dopo laltra le parti delledificio del suo mondo precedente, del cui vacillare sono spie

    per il momento solo sintomi sparsi; il senso di inanit e la noia che pervadono ogni

    sussistenza, il vago presentimento di un ignoto, sono segni premonitori

    dellavvicinamento di qualcosa di diverso. (Hegel, 2006: 59-61)

    Son por lo menos dos los elementos que cabe notar en este fragmento de la

    Introduccin a la Fenomenologa del Espritu: la Historia entendida como evolucin,

    que luego el filsofo articular en pocas a travs de las que el espritu alcanza una

    progresiva y mayor consciencia de s; y la idea de que esta evolucin adquiera los

    rasgos de una constante dialctica cuya peculiaridad es una forma de superacin que

  • 33

    conlleva el englobar disolviendo. A pesar de que Hegel no habla especficamente de

    generacin, el filsofo constituye una base que permite a los autores siguientes

    desatarse del horizonte positivista en el que la generacin representaba una mera unidad

    de medida temporal a travs de la que se sistematizaba el flujo histrico de los

    acontecimientos humanos. Este planteamiento, que podramos definir tomando

    prestada una feliz expresin de Macr de excesivo humor pitagrico, a menudo

    conlleva la tendencia a limitar la investigacin histrica al fiel registro de los hechos sin

    exponerse demasiado a su interpretacin o sin armonizarlos en una orgnica visin de

    conjunto. Pero es justo cuando, a partir de la fidelidad palmar a los hechos, se siente la

    exigencia de componerlos en una lnea ideal de desarrollo postulando detrs de ellos un

    principio intrahistrico que los mueve como un organismo, es justo en aquel momento

    cuando el concepto de generacin pasa de un estado temporal cuantitativo a un estado

    cualitativo adquiriendo ms significados e implicaciones. Y Hegel, precisamente, es el

    representante ms emblemtico de una visin histrica que considera cada

    acontecimiento como reconducible a una entidad ultradimensional responsable de su

    concatenacin y desarrollo. En este mismo cauce que, repetimos, afecta tanto al mbito

    historiogrfico como al social, se inserta la reflexin de Dilthey, que representa el

    primer grande iniciador de la fortuna conceptual de la palabra generacin tal y como

    ser utilizada por los autores posteriores. El modo en el que Dilthey entra en contacto

    con el concepto de generacin est directamente relacionado con su planteamiento

    filosfico.

    Dilthey se pregunta cules son las condiciones a partir de las que se produce

    conocimiento, y llega a disgregar el sistema metafsico inmutable desde el que todos los

    filsofos antes de l hacan originar los principios del saber. La misma historia nos

    ensea que los principios primeros, que el hombre pone como fundamento del

    conocimiento y de la razn, estn sometidos a evolucin. Tales principios deben quedar

    abiertos a una alteracin o desmentida, cada vez que la experiencia, bajo la cual

    proceden, los invalide u obligue a organizarlos diversamente. Esto conlleva que las

    condiciones del conocimiento no son puras e inmutables, sino que estn siempre

  • 34

    determinadas histricamente a partir de aquella experiencia individual bajo la cual el

    saber se supedita. La razn se convierte de absoluta en histrica y la idea de Erlebnis

    (experiencia vivida) empieza a desempear un papel determinante. Es precisamente el

    limitado punto de vista de la experiencia individual, diremos (anticipando una

    sensibilidad que encontraremos en Ortega y Gasset) su perspectividad, lo que impide

    anclar el saber a visiones abstractas y unilaterales, y nos obliga a calificarlo como una

    visin del mundo constituida por la presencia temporneamente constante de nexos de

    consciencia en cambio continuo. Y en este mbito de reflexin, Dilthey en su larga

    experiencia filosfica trata de contextualizar y emplear el concepto de generacin, que

    ya desde un primer momento se mueve en la copresencia de aquellos elementos que en

    los autores posteriores sern siempre percibidos como fundantes: experiencia

    individual, perspectiva histrica, nexos de consciencia, visin del mundo. La primera

    vez que el filsofo alemn se muestra interesado en el concepto de generacin es en la

    leccin magistral universitaria El movimiento potico y filosfico en Alemania entre el

    1770 y el 1800, escrita con ocasin de su toma de posesin de la ctedra en la

    Universidad de Basilea en 1867 (Dilthey, 1997). No es superfluo observar como, ya

    desde esta primera prueba, la poesa es una instancia cuyo papel resulta fundamental en

    la construccin de una visin del mundo, teniendo ella la capacidad de exhibir y aclarar

    sus carcteres constitutivos. 4

    Da una serie di condizioni storiche costanti scatur, nella Germania dellultimo terzo

    del secolo scorso, un movimento spirituale, da Lessing fino alla morte di

    Schleiermacher e di Hegel. E certamente la potenza che continuava ad agire

    costantemente nel corso di questo movimento consisteva nellimpulso, fondato

    storicamente, alla fondazione di unintuizione della vita e del mondo nella quale lo

    4 Lanse al respecto las palabras de G. Magnano San Lio, introductorias a la edicin italiana de la

    antes citada leccin magistral: Innanzi tutto, in tale Antrittsvorlesung viene fuori in modo inequivocabile quella compenetrazione di poesia e filosofia che percorre tutta lopera diltheyana: Dilthey mette in campo, infatti, da un lato la sua formazione strettamente filosofica e, dallaltro, la consapevolezza di appartenere ad un orizzonte culturale nel quale i poeti hanno contribuito in modo determinante alla formazione dei diversi ideali di vita (Dilthey, 1997: 9-10). Sin embargo baste, al respecto, citar el ensayo del filsofo alemn del emblemtico ttulo: Experiencia vivida y poesa. Vase ms adelante.

  • 35

    spirito tedesco trovasse il suo appagamento. Le epoche di questa intuizione della vita e

    del mondo erano costituite dalle grandi creazioni dei nostri poeti: queste creazioni

    agivano, in riferimento al contenuto, come una nuova filosofia. (op. cit.: 34-5)

    Dilthey se acoge al concepto de generacin para definir mejor el desarrollo de estas

    pocas de las que habla. La primera est representada por la actividad de Lessing, la

    segunda por la de Goehte y Schiller, y en fin la tercera, partida por el filsofo en dos

    grupos: uno actuante en Berln y representado por Gentz, Tieck, Bernhardi y

    Schleiermacher; y otro representado por la actividad de Schelling y Hegel. En este

    primer ensayo, la palabra generacin no parece demasiado cargada de significado, al

    contrario parece que predomine su acepcin comn, desprovista de implicaciones

    particulares. Sin embargo la reflexin sobre el concepto evolucionara hacia

    planteamientos ms articulados y problemticos al mismo tiempo.

    Justo en el mismo perodo de redaccin de la leccin magistral (1867), en efecto,

    Dilthey se dedicaba a escribir una biografa de Schleiermacher, Leben

    Schleiermachers.5

    El intento de la biografa es el de mostrar cmo el predicador aleman con su

    brillante personalidad hubiera sido capaz, por s solo, de condicionar el ambiente

    circunstante, propiciando su desarrollo. Sin embargo el anlisis as planteado conllevaba

    la idea preliminar de que el individuo, tomado en su singularidad, fuera el motor de la

    El escenario sobre el que se articula la biografa es el mismo

    expuesto en la leccin magistral, tanto que escribe Dilthey en la Introduccin:

    Lo sfondo della mia esposizione costituito dal grande movimento dello spirito

    tedesco, che ha inizio con Lessing e Kant e termina con la morte di Goethe, di Hegel e

    di Schleiermacher. A partire dalle sue condizioni, dalla loro connessione e dal loro

    carattere deve essere compresa la collocazione storica di Schleiermacher, e da questo

    movimento desidero perci iniziare la mia trattazione. (Dilthey, 2008: 42)

    5 Para una sumaria exposicin de la compleja gestacin de la obra publicada en dos partes en 1867 y

    1870, y luego retomada sucesivamente a finales del siglo XIX con el objetivo de una sistematizacin definitiva nunca llevada al cabo, vase la Introduzione de F. DAlberto a Dilthey, 2008: pp. 3-8.

  • 36

    evolucin histrica de la colectividad y por lo tanto, si se hubiera seguido

    consecuencialmente esta premisa, Dilthey se hubiera encallado en la imposibilidad de

    justificar una relacin que se mostraba a sus ojos cada vez menos unidireccional.

    Sulla modalit di ordinare i dati cos ottenuti, si potr poi discutere a lungo, come

    ancor oggi accade per ogni parte dello sviluppo spirituale: si tratta, infatti, di un

    compito difficile e non sostenuto da nessun modello. Il mio modo di organizzare tali

    dati nasce dal piano di questopera, conformemente al quale non ho mai temuto di

    interessarmi in modo oggettivo dei presupposti schleiermacheriani gi realmente

    presenti nei suoi grandi predecessori; non ho mai semplicemente caratterizzato,

    accennato a relazioni, bens ho esposto i fatti secondo il loro contenuto, dimostrandone

    la connessione secondo causa ed effetto. (op. cit.: 49)

    Destaca claramente la consciencia de que el contexto circunstante y precedente a la

    formacin del individuo desempea un papel determinante, sin embargo la tendencia

    positivista a explicitar esa relacin segn los nexos de causa-efecto lleva a Dilthey a

    percatarse de que no es siempre posible una derivacin elemental del individuo a partir

    de su entorno. Es as como en el Leben Schleiermachers el vnculo entre individuo y

    generacin se empieza a problematizar.

    Nella relazione del singolo con la totalit, nella quale si sviluppa e sulla quale

    retroagisce, infatti, sta il punto chiave della biografia come della vita stessa; in modo

    particolare, per, la biografia di un pensatore o di un artista deve risolvere la grande

    questione storica di come elementi culturali del tutto sconnessi, costituiti da

    condizioni generali, premesse sociali e morali, influssi dei predecessori e dei

    contemporanei, vengano trasformati nel laboratorio dello spirito individuale e siano

    formati in un tutto originale, che a sua volta interviene creativamente nella vita della

    comunit. (op. cit.: 39)

    Ser la imposibilidad de aclarar el nexo de la relacin del individuo con la

    totalidad lo que llevar a Dilthey a sentir el Leben Schleiermachers como marcado por

    un vicio metodolgico, aquel vicio que alterara la coherencia de fondo del trabajo e

  • 37

    inhibira su cierre. 6

    Si deve per mettere in rilievo la vera natura del metodo che noi usiamo nei riguardi

    delle condizioni storiche. Noi non teniamo affatto conto della maggior parte di esse, e

    ne scegliamo soltanto una serie limitata, trattandola senzaltro come totalit. Se noi

    pretendiamo quindi di rappresentare con la nostra analisi un tutto, gi per questo

    motivo la nostra pretesa non pu che avere unesattezza molto approssimativa. Le

    nostre spiegazioni sono soltanto in funzione delle condizioni che fanno maggiormente

    spicco. Ma noi spieghiamo per mezzo di esse soltanto. Le condizioni non contengono

    En este sentido el lema goethiano individuum est ineffabile puesto

    como epgrafe del primer captulo de la obra, suena como una admonicin. Como

    escribe DAlberto:

    la debolezza di fondo dovuta allincapacit di decidere tra una

    sovradeterminazione generazionale, in cui il singolo viene prodotto dalle

    circostanze in cui si trova, secondo una ben identificabile legge che regola tutti i fatti

    spirituali, e una sostanziale autonomia formativa dellindividuo, forte di una struttura

    propria, a ostacolare, nel corso dellopera, ogni tentativo di restituire lomogeneit e la

    saldezza di storia individuale e storia universale. Lirriducibilit delluna allaltra

    costringe Dilthey, negli anni successivi, a mettere in discussione il fondamento stesso

    del proprio progetto. (op. cit.: 12)

    Sin embargo esa imposibilidad de cerrar la obra era un sacrificio que haba de

    consumarse para que el filsofo tomara consciencia de un nexo que ms adelante

    acaparar su atencin. Efectivamente, en la biografa de Novalis contenida en la

    recopilacin de ensayos Experiencia vivida y poesa, de 1906 (Dilthey, 1999), el

    filsofo vuelve sobre la relacin entre individuo y generacin concediendo a sta un

    relieve digno de subrayarse.

    6 Lase F. DAlberto en su Introduzione a la edicin italiana del Leben Schleiermachers: in

    primo luogo lelaborata costruzione dellindividualit, tentata da Dilthey nella prima edizione, a mettere in discussione la possibilit di una storiografia di questo tipo: il contrasto tra una personalit autocentrata, che richiama una costituzione individuale originaria e autonoma, e un meccanismo generazionale che spiega, a partire dagli influssi e dai contrasti con lambiente spirituale che circonda lindividuo, la formazione di questultimo, lelemento che pi evidentemente minaccia la tenuta di questa biografia (Dilthey, 2008: 11).

  • 38

    la spiegazione piena dei fenomeni intellettuali. Il rapporto piuttosto questo: soltanto

    col presupposto di quelle condizioni si compie la formazione di una serie di individui,

    che danno il carattere alla cultura di unepoca. Sembra quindi che noi siamo

    completamente affidati allarbitrio della natura creatrice, dal cui seno misterioso

    escono gli individui in una determinata scelta e successione. O ci sarebbe, pur nelle

    condizioni, una determinazione? Con moltissima cautela possiamo porre, per lo meno

    in forma negativa, tale determinazione come limite. Le condizioni chiudono in limiti

    determinati la variabilit di ci che si forma. Quale metodo consegue, ora, da quanto si

    detto, per lo studio della cultura di unepoca? Qui possiamo soltanto accennare. Un

    concetto straordinariamente fecondo, di cui si dovrebbe parlare con maggiore

    approfondimento, nel nostro caso quello generazione. Il caso pi fortunato si ha

    quando una generazione si presenta in una fisionomia cos evidente che essa pu

    diventare oggetto di uno studio preciso. E questo il nostro caso. A. G. Schlegel,

    Schleiermacher; Alessandro von Humboldt, Hegel; Novalis, Friedrich Schlegel,

    Hlderlin, Wackenroeder, Tieck, Fries, Schelling: nel primo decennio della loro

    comparsa costoro mostrano, nel loro carattere intellettuale, nettissima lefficacia delle

    condizioni in cui essi si erano tutti assieme sviluppati. (op. cit.: 273-4)

    Dilthey se hace preguntas otra vez acerca de la relacin entre el individuo y su

    entorno histrico. Cmo se forman las distintas personalidades que luego a su vez

    inciden con sus marcas en la cultura de una poca dada? Tienen un margen de

    autonoma creativa, o ms bien ha de pensarse que tales individuos estn determinados a

    priori por el contexto cultural en el que nacen? Las condiciones del contexto no pueden

    llegar a explicar plenamente los fenmenos intelectuales, razn por la que Dilthey

    piensa en la determinacin del entorno sobre el individuo de forma negativa, como

    lmite. La poca ofrece las condiciones de posibilidad, y por lo tanto los lmites, entre

    los que un individuo puede ejercer su libertad creadora. Estas condiciones de

    posibilidad se dan a travs de la generacin, en el interior de la cual un individuo nace y

    crece. Valindose de la generacin, Dilthey descubre un concepto

    extraordinariamente fecundo. Sin embargo desde el primer momento el filsofo parece

    consciente de que hay casos en que la fisonoma de una generacin es ms evidente que

    en otros, y esa peculiaridad expone el anlisis a un posible vicio cientfico.

  • 39

    En un ltimo ensayo de 1875, El estudio de las ciencias humanas, sociales y

    polticas (Dilthey, 1975), que representa una primera forma de elaboracin de la ms

    famosa Introduccin a las ciencias del espritu, el filsofo alemn vuelve sobre el

    concepto de generacin revisndolo a la luz de un sistema filosfico ya maduro en sus

    principales ncleos de referencia. El anlisis histrico acaba siendo el nico instrumento

    que el hombre tiene a disposicin para entender y comprender exhaustivamente el

    desarrollo de las ciencias del espritu en su progresin. Desde esta perspectiva histrica,

    los procesos espirituales se mueven en el interior de un armazn, como lo llama el

    propio Dilthey.

    Larmatura del processo dei movimenti spirituali e delle realizzazioni scientifiche

    risiede, da un punto di vista esterno, nel sistema di ore, mesi, anni, decenni, nel quale

    noi le ordiniamo. Lunit, attraverso la quale noi chiaramente rappresentiamo questo

    processo deve risiedere nel processo stesso. Al rapporto tra i secondi e i minuti

    dellora e la misura di tempo psicologico interiore corrisponde, per grandi spazi di

    tempo del processo storico, quello tra decenni, secoli e, daltra parte, la vita umana

    nella sua durata media con la successione delle sue et, poich lunit naturale per una

    misurazione evidente della storia dei movimenti spirituali data nel processo della

    vita umana. (op. cit.: 57)

    En el flujo de la existencia el filsofo reconoce entonces una manera exterior de

    medir el tiempo que sin embargo no da cuenta directamente de la evolucin espiritual.

    sta, en cambio, se puede examinar ms apropiadamente a travs de un sistema de

    medida orientado hacia la interioridad de la existencia, y que el filsofo llama tiempo

    psicolgico, que es el nico tiempo que debe importar si tenemos el objetivo de

    entender las razones evolutivas de la vida humana. Y el concepto de generacin es el

    medio con el que se mide el tiempo psicolgico:

    Alla totalit del tempo della vita umana poi subordinata una seconda nozione

    misuratrice, quella della generazione. Io ho tentato nella mia Vita di Schleiermacher,

    di fare un ampio uso di questa nozione, senza nascondermi le sue difficolt. Ma l io

  • 40

    non ho lasciato trasparire in nessuna parte il fondamento della mia esposizione, che

    risiede nella mia visione filosofica della storia. La generazione, dunque, innanzitutto

    come si detto lindicazione di uno spazio di tempo, e, in secondo luogo, una

    nozione misuratrice del tempo interno, che subordinata a quella della vita umana.

    Questo spazio di tempo si estende dalla nascita fino a quel limite di et nel quale, in

    media, un nuovo strato si aggiunge allalbero della generazione; esso abbraccia,

    dunque, circa 30 anni La generazione una designazione per un rapporto di

    contemporaneit di individui; quelli che sono cresciuti per cos dire, luno accanto

    allaltro, che hanno cio avuto uninfanzia comune, e la cui potenza dellet virile

    coincide in parte, noi li designiamo come appartenenti alla stessa generazione. Da ci

    si rileva la connessione di queste persone attraverso un pi profondo rapporto. Coloro

    che negli anni della ricettivit esperimentano le stesse influenze direttrici,

    costituiscono insieme una generazione. Da ci si rileva la connessione di queste

    persone attraverso un pi profondo rapporto. Coloro che negli anni della ricettivit

    esperimentano le stesse influenze direttrici, costituiscono insieme una generazione.

    (op. cit.: 58)

    Por vez primera la generacin resulta el instrumento elegido para examinar

    cualitativamente la evolucin espiritual y por lo tanto se convierte en la nica nocin

    capaz de proporcionar al mismo tiempo dos percepciones distintas. Por un lado remite a

    una dimensin meramente temporal, como todos los conceptos que en sentido implcito

    o explcito se estructuran sobre la idea de alternancia y sucesin (y por este aspecto

    coincide con el sistema de medida temporal dividido en minutos, horas, decenios, etc.).

    Por otro lado la generacin remite a una idea de contemporaneidad siempre que esa

    palabra indique un conjunto de invariantes histricas compartidas por un grupo

    determinado de individuos. 7

    7 Enmarca bien ese aspecto Bianco en su anlisis sobre Dilthey: Solo nel transitorio tendersi delle

    forze in direzione delle strutture costanti, sia per confermarle che per rivoluzionarle, Dilthey vede la concreta possibilit di una indagine capace di cogliere leffettivo impatto del singolo sulla storia. Cos, accanto allo studio del singolo, che compito delle scienze dellindividuale, prende forma lesigenza di un analogo studio di queste strutture costanti, le quali costituiscono il necessario termine di riferimento dellazione umana. Allinterno di tali strutture permanenti, Dilthey distingue una prima serie di collegamenti superindividuali, originati dal vincolo con cui un nesso finalistico comune, legato ad una componente della natura umana e perci costante, avvicina tra loro gli atti psichici dei singoli individui, da una seconda serie, che si ha viceversa quando cause costanti spingono volont diverse a vincolarsi in

    Es precisamente aqu donde cabe la posibilidad de

  • 41

    suspender la duracin temporal exterior hasta la registracin de un cambio de dichas

    invariantes, que puede significar la reviviscencia de nexos de conciencia vigentes en

    pocas transcurridas, y redescubiertos y revisados en una nueva luz durante la poca

    contempornea.

    La serie delle generazioni che hanno creato la scienza europea forma, intendo la cosa

    in certi limiti, un tutto congiunto attraverso la continuit. Limportante concetto della

    continuit storica mostra in ogni campo un volto diverso. La continuit dello spirito

    scientifico si basa sulla possibilit di trasmissione delle idee e concetti del pensatore,

    che ha trovato una verit, a coloro la cui capacit di giudizio intellettivo adatta a

    riceverli. Ne deriva che supposto che le circostanze siano uguali le verit si

    accresceranno, in ogni generazione aumenteranno e, di conseguenza, le scienze si

    svilupperanno in modo continuo. Questa relazione fondamentale del tutto diversa da

    quella che determina la successione degli stati morali. Frattanto, anche nel campo

    delle scienze lumanit non aggiunge i suoi strati annuali tanto regolarmente. Essendo

    le trasmissioni da una nazione allaltra, da una situazione culturale allaltra,

    imperfette, importanti parti costitutive del patrimonio acquisito vanno smarrite per le

    generazioni pi vicine e, spesso, anche per una lunga serie di generazioni ed agiscono

    poi di nuovo in un periodo in cui la capacit di esercizio intellettivo andata a

    riceverle. Senza dubbio importanti verit gi accolte vanno poi perdute nelle tempeste,

    nel travaglio e nellindifferenza di queste epoche di trapasso: vi dunque una reale e

    completa interruzione della continuit. (op. cit.: 60)

    El sentido de sucesin y el de contemporaneidad se formulan a la luz del horizonte

    generacional. En efecto ya no conllevan solo la idea de una pacfica y progresiva

    superacin de un paradigma cultural por parte del siguiente, sino que esa superacin ya

    supone la posibilidad de una fragmentaria recuperacin a distancia que altera la

    percepcin de la historia como desarrollo lineal.

    un tutto, sia che tali cause risiedano nellarticolazione naturale, sia che possano essere individuate nei fini che muovono la natura umana. Al primo ordine di collegamenti Dilthey d il nome di sistemi di cultura, al secondo quello di organizzazione esterna della societ, intendendo in questo caso con il termine societ quellinsieme di stati, associazioni, obbligazioni delle volont che lumanit si data nel corso della sua evoluzione storica (Bianco, 1985: 36).

  • 42

    Por esta razn, Dilthey cobra una relevante importancia en la elaboracin del

    concepto de generacin y de la consecuente idea de tradicin. El filsofo alemn logra

    desviar el concepto del limitado cauce positivista en el que haba encontrado una

    primera y significativa estabilizacin, para colocarlo en un mbito de reflexin abierto y

    original que dar el impulso a los planteamientos siguientes. Ms precisamente, los

    aspectos que despertarn la atencin sern: el problema de la relacin entre el individuo

    y su contexto de maduracin y el problema de la relacin de una generacin con las

    precedentes. Lo que se puede afirmar sin duda es que con Dilthey llega a su completa

    formalizacin la idea de que no se puede concebir la vida humana slo como identidad

    individual, sino que existe una dimensin supraindividual de la que la identidad de una

    persona no puede prescindir.

    Nel passato si cercato di penetrare la vita in base al mondo; ma c solo la via che

    procede dallinterpretazione della vita al mondo, e la vita esiste solo nellErleben,

    nellintendere e nella comprensione storica. Noi non rechiamo nella vita nessun senso

    del mondo. Noi siamo aperti alla possibilit che il senso e il significato sorgano

    soltanto nelluomo e nella sua storia. Ma non nelluomo singolo, bens nelluomo

    storico. Poich luomo un essere storico. (Dilthey, 1982: 384)

    Esta intuicin del hombre que no puede resolverse en la simple individualidad

    dejar en herencia a los siguientes pensadores no pocos problemas. En efecto Dilthey

    reconoce en la generacin aquella dimensin supraindividual que hay que poner en

    relacin con el individuo, pero en el fondo no substancia el concepto. Por lo tanto aun

    reconociendo el importante descubrimiento del papel de la contemporaneidad, ha de

    admitirse que Dilthey asume la palabra generacin bsicamente en su sentido comn sin

    esclarecer cul es la efectiva extensin del grupo de hombres que la caracteriza, y sin

    explicitar el tipo de relacin que pasa con el hipernimo sociedad. Adems, y sobre

    todo, la imposibilidad de resolver la evolucin histrica tanto en el individuo como en la

    dimensin supraindividual en la que ste se mueve, ser un rasgo que sobresaldr

    tambin en la reflexin de los intelectuales siguientes. En aos ms tardos esta

  • 43

    insoluble contradiccin ser uno de los temas que utilizarn los que criticaran la validez

    de la teora de las generaciones.

    ORTEGA y GASSET

    Con Ortega y Gasset la reflexin sobre el concepto de generacin pasa del mbito

    alemn al espaol, cargndose de nuevas y preciadas implicaciones. Se podra empezar

    el examen del pensamiento de Ortega y Gasset, por lo que al tema de las generaciones

    respecta, recordando que el pensador espaol estudi Dilthey y consider su aporte a la

    filosofa del tiempo tan fundamental, que se encarg de difundir su obra en Espaa. En

    efecto, la idea de razn vital, que es la piedra angular del planteamiento filosfico de

    Ortega y Gasset, no es ms que la afinacin de aquella razn histrica de la que hablaba

    Dilthey. A eso hay que aadir la conciencia, por parte del filsofo espaol, de una

    radical semejanza de las respectivas posturas de fondo en relacin al tema de la

    sociedad, de la historia y de la vida. En el ensayo Guillermo Dilthey y la idea de la

    vida, de 1934, escribe Ortega y Gasset:

    Al tomar recientemente contacto pleno con la obra filosfica de Dilthey, he

    experimentado la pattica sorpresa de que los problemas y posiciones apuntados en

    toda mi obra se entiende, los estricta y decisivamente filosficos corren en un

    extrao y azorante paralelismo con los de aqulla. Nada ms azorante, en efecto, que

    encontrarse ya muy dentro de la vida, de pronto, con que exista y andaba por el

    mundo otro hombre que en lo esencial era uno mismo. La literatura ha dado forma a

    ese medular azoramiento en el tema del alter ego. (Ortega y Gasset, 1961: 174)

    La reflexin acerca del concepto de generacin est diseminada por toda la obra del

    filsofo espaol. Maras, que revista detalladamente todos los lugares orteguianos en los

    que se toca el tema, identifica las exposiciones capitales (Maras, 1967: 92) en El

    tema de nuestro tiempo, de 1923 (Ortega y Gasset, 1955), y en Entorno a Galileo, de

  • 44

    1933 (Ortega y Gasset, 1947a). Podemos aadir Papeles sobre Velzquez y Goya de

    1950 (Ortega y Gasset, 1962b) en el que adems se intenta una aplicacin prctica de

    las reflexiones recogidas en las dos obras antedichas.

    Ya proporcionando una rpida mirada a los fragmentos fundamentales de El tema

    de nuestro tiempo, se puede comprobar cmo Ortega tambin centra su reflexin sobre

    la relacin entre individuo y colectividad que, como habamos adelantado, representa

    uno de los nudos fundamentales en la estructuracin del concepto de generacin.

    Ha habido una interpretacin colectivista y otra individualista de la realidad histrica.

    Para aqulla, el proceso sustantivo de la historia es obra de las muchedumbres difusas;

    para sta, los agentes histricos son exclusivamente los individuos. El carcter activo,

    creador de la personalidad, es en efecto, demasiado evidente para que pueda aceptarse

    la imagen colectivista de la historia. Las masas humanas son receptivas; se limitan a

    oponer su favor o su resistencia a los hombres de vida personal e iniciadora. Mas, por

    otra parte, el individuo seero es una abstraccin. Vida histrica es convivencia

    (Ortega y Gasset, 1955: 147)

    Respecto al pensamiento de Dilthey en el filsofo espaol parece mucho ms

    evidente la tendencia a desautorizar al individuo de su capacidad de intervencin en la

    sociedad. 8

    8 En apoyo de esta tesis, lase este fragmento sacado de la introduccin que Ortega redacta