El Consumidor Venezolano en La Actualidad

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Autor: Rafael O. Frias M. Twiter: @FriasmRafael Actualmente nos hemos visto en la penosa necesidad de recurrir a muchas instancias para la compra de alimentos de primera necesidad, lo cual ha venido afectando a las diferentes clases sociales. Una clasificación usada frecuentemente divide las clases sociales en cinco grupos: alta, media alta, media, media baja, baja. Así mismo, los perfiles de cada una de estas clases indican que las diferencias socioeconómicas se reflejan en diferencia de actitudes, en actividades de tiempo libre y en hábitos de consumo. La investigación ha revelado diferencia entre las clase en cuanto a los hábitos de indumentaria, decoración del hogar, uso del teléfono, uso del tiempo libre, preferencia de los lugares de compra y hábitos de ahorro, gastos y uso de créditos. Todo ello puede utilizarse estratégicamente en comercialización. Los estudios de la insatisfacción del consumidor, revelan una relación entre el tipo de problemas que plantea el consumidor y la clase social. La consecuencia directa de esta lamentable situación ya la estamos viendo. Hemos cambiado nuestros hábitos de consumo y lo más peligroso, nuestros hábitos alimenticios. Quienes leen esto podrían argumentar que no hay nada de malo cambiar los hábitos de consumo, mientras sea

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Articulo elaborado por Rafael Frias para la Maestria de Gerencia Empresarial de la Universidad Fermin Toro

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Autor: Rafael O. Frias M.Twiter: @FriasmRafael

Actualmente nos hemos visto en la penosa necesidad de recurrir a muchas instancias para la compra de alimentos de primera necesidad, lo cual ha venido afectando a las diferentes clases sociales. Una clasificación usada frecuentemente divide las clases sociales en cinco grupos: alta, media alta, media, media baja, baja. Así mismo, los perfiles de cada una de estas clases indican que las diferencias socioeconómicas se reflejan en diferencia de actitudes, en actividades de tiempo libre y en hábitos de consumo.

La investigación ha revelado diferencia entre las clase en cuanto a los hábitos de indumentaria, decoración del hogar, uso del teléfono, uso del tiempo libre, preferencia de los lugares de compra y hábitos de ahorro, gastos y uso de créditos.

Todo ello puede utilizarse estratégicamente en comercialización.

Los estudios de la insatisfacción del consumidor, revelan una relación entre el tipo de problemas que plantea el consumidor y la clase social.

La consecuencia directa de esta lamentable situación ya la estamos viendo. Hemos cambiado nuestros hábitos de consumo y lo más peligroso, nuestros hábitos alimenticios.

Quienes leen esto podrían argumentar que no hay nada de malo cambiar los hábitos de consumo, mientras sea para ahorrar. Pero en Venezuela no se trata de ahorrar, porque hace algún tiempo que ya no tenemos capacidad para ello.

Nuestros hábitos de consumo eran bastante normales, porque estábamos acostumbrados a escoger entre una variedad de productos, por marcas, por precios, hasta por simples colores.

Foto: Anaqueles de Supermercado.

Este cambio se debe a la obligación impuesta por las erradas políticas económicas y hablar de ello no es una pérdida de tiempo, porque el trasfondo

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es lo peligroso. La escasez en cuanto a rubros de aseo personal es abrumadora y hasta atenta contra la salud, porque no todos pueden usar el mismo producto.

Pero lo que es más peligroso es que la moral se afecta. Si señores, se afecta la autoestima. Siempre, los venezolanos y sobre todos las venezolanas, destacaron por "ser coquetas" y figuraban entre "las mayores compradoras de productos de belleza y aseo". ¿Creen que eso es artificial? No, Era motivo de orgullo, porque sea cual sea la clase social, al venezolano le gustar estar limpio y oler bien.

Anteriormente dijimos que más peligroso que el consumo, es el cambio en los hábitos alimenticios y lo afirmamos cuantas veces se pueda. Llenar la despensa con harinas y grasas, puras calorías vacías, no es positivo y deriva en graves problemas de malnutrición.

Hasta hace poco, el presidente Maduro se sentía orgulloso al decir que "los venezolanos comen tres veces al día, gracias a la revolución, tanto que hasta hay más gente gorda". Esa afirmación esperamos que haya sido producto de una equivocación o falta de asesoría, por parte del mandatario.

La obesidad es un problema de salud, producto de malos hábitos alimenticios. Y no es que los venezolanos no sepamos comer, sino que los precios de los alimentos superan, según cifras oficiales, la capacidad adquisitiva de los usuarios y sobre todo de los que menos tienen.

En los abastos y supermercados, la gente tiene que decidir si compra, cuando consigue, leche o harina, carne o vegetales y por lo general escoge lo que más llena el estómago y no lo que más le alimenta, porque lo más valioso nutricionalmente cuesta menos.

Desde el Ejecutivo podrán argumentar que se aprobó un aumento salarial de 30%, pero la inflación hace rato que consumió el incremento. Y solo hablamos de los gastos en alimentos, sin mencionar otros elementos del diario vivir de los venezolanos. El transporte ha aumentado, la ropa, el calzado, por solo mencionar algunos rubros.

Aunado a los aspectos mencionados anteriormente, tenemos el tema de las colas que los consumidores deben hacer para ingresar a los supermercados y de esta manera poder adquirir los productos regulados por el gobierno, pues cuando se ve alguna cola fuera de dichos establecimientos, es porque llegó papel higiénico, panales, jabón en polvo, leche o cualquier otro producto regulado, dado que dicha condición ha ocasionado la escases de los mismos.

Foto: Colas para ingresar a los supermercados.