El Contrato de Seguro

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187 Capítulo IV EL CONTRATO DE SEGURO 187. Introducción. El seguro es a la vez una actividad eco- nómica y un contrato sometido a una normativa jurídica es- pecial. La actividad económica del seguro comprende fundamen- talmente las gestiones mercantiles relativas a la oferta y con- tratación masiva de seguros en el mercado y la organización de la empresa mercantil aseguradora y sus colaboradores. El contrato de seguro es una relación individual entre asegurado y asegurador, cuyo objeto fundamental es la trans- ferencia de los riesgos que el primero hace al segundo por el pago de una prima. La aparición del seguro es un fenómeno relativamente reciente. Prácticamente desconocido en la Antigüedad y en la Edad Media, donde tuvo como antecedente el préstamo a la gruesa ventura, operación especulativa sobre las posibilida- des de arribada a puerto de destino de las mercaderías trans- portadas por mar; el empleo y desarrollo del seguro datan de los siglos XVII y XVIII. Gracias a las contribuciones del mate- mático francés Blas Pascal, sobre el cálculo de las probabili- dades, y del astrónomo inglés Halley, que elaboró la primera tabla de mortalidad, 1 numerosos factores económicos y sociales 1 YVONNE LAMBERT-FAIVRE, Droit des Assurances, Précis Dalloz, París, 1977, p. 33; CLAUDE J. BERR y HUBERT GROUTEL, Droit des Assurances , Mémentos Dalloz, París, 1978, p. 1; M. PICARD y A. BESSON, Les Assurances Terrestres en droit français, tome I; “Le contrat d’assurance”, 4ª ed., París, 1975, p. 3.

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Capítulo IV

EL CONTRATO DE SEGURO

187. Introducción. El seguro es a la vez una actividad eco-nómica y un contrato sometido a una normativa jurídica es-pecial.

La actividad económica del seguro comprende fundamen-talmente las gestiones mercantiles relativas a la oferta y con-tratación masiva de seguros en el mercado y la organizaciónde la empresa mercantil aseguradora y sus colaboradores.

El contrato de seguro es una relación individual entreasegurado y asegurador, cuyo objeto fundamental es la trans-ferencia de los riesgos que el primero hace al segundo por elpago de una prima.

La aparición del seguro es un fenómeno relativamentereciente. Prácticamente desconocido en la Antigüedad y enla Edad Media, donde tuvo como antecedente el préstamo ala gruesa ventura, operación especulativa sobre las posibilida-des de arribada a puerto de destino de las mercaderías trans-portadas por mar; el empleo y desarrollo del seguro datan delos siglos XVII y XVIII. Gracias a las contribuciones del mate-mático francés Blas Pascal, sobre el cálculo de las probabili-dades, y del astrónomo inglés Halley, que elaboró la primeratabla de mortalidad,1 numerosos factores económicos y sociales

1 YVONNE LAMBERT-FAIVRE, Droit des Assurances, Précis Dalloz, París, 1977,p. 33; CLAUDE J. BERR y HUBERT GROUTEL, Droit des Assurances, MémentosDalloz, París, 1978, p. 1; M. PICARD y A. BESSON, Les Assurances Terrestres endroit français, tome I; “Le contrat d’assurance”, 4ª ed., París, 1975, p. 3.

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contribuyeron al éxito del seguro. Entre los primeros pue-den destacarse la transformación de la economía, que se tra-duce en el paso de una economía agrícola a una economíadiversificada (industria, comercio), que multiplica las relacio-nes humanas y los riesgos; la importancia que se atribuye aldinero en las relaciones económicas favorece la idea de unareparación pecuniaria de los perjuicios y el desarrollo de losintercambios internacionales que requieren asegurar tantolas mercaderías como las naves que las transportan. Los fac-tores sociales están representados por el desarrollo de la ur-banización y la organización de grupos cuyos miembros sedeben asistencia mutua.

En el contexto de nuestro trabajo, los esfuerzos se orien-tarán a presentar una apretada síntesis sobre el contrato deseguro.

188. Principios generales del seguro. Existen de esta materiaciertos principios generales que se aplican y se entiendenincorporados en la mayoría de los contratos de seguros. Estosprincipios generales son fundamentalmente los siguientes:

–Principio de la buena fe;–Principio del interés asegurable;–Principio de subrogación;–Principio de la indemnización;–Principio de la contribución, y–Principio de la causa inmediata.Tratándose de principios esenciales en el contrato de se-

guro, la omisión o la contravención de uno de ellos originaun vicio de la relación jurídica que causa su nulidad o laconvierte en otra diferente.

Mediante el principio de la buena fe se exige que el contra-to de seguro se celebre y se ejecute por las partes de buenafe. Para el asegurado esto se traduce en el hecho de que alefectuar la proposición del seguro no debe ocultar algunacircunstancia esencial para que el asegurador decida aceptaro denegar la transferencia del riesgo de que se trata. Para el

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asegurador implica que no puede dar al proponente infor-maciones inciertas en las negociaciones del seguro; que nodebe emitir pólizas con cláusulas ambiguas ni aceptar segu-ros cuyo cumplimiento no pueda exigirse legalmente antelos tribunales de justicia.

En virtud del principio del interés asegurable, el que contrataun seguro debe tener un interés económico y legítimo paraponerse a cubierto del riesgo. El asegurado resulta beneficia-do con el traspaso del riesgo al asegurador y se verá perjudi-cado económicamente si ocurre el siniestro sin que hayaconvenido el seguro. La propiedad de los bienes, la posesióny los contratos tales como el mutuo, la hipoteca, el arrenda-miento, por los derechos que originan, constituyen sin dudafuente de interés asegurable. Así lo reconoce el Código deComercio en el artículo 518 inciso 2º y sanciona al contratoen el que falte este interés de “nulo y de ningún valor”.

Gracias al principio de la subrogación la empresa asegurado-ra que paga una indemnización puede perseguir a los terce-ros responsables del siniestro y obtener el reembolso de lopagado. El principio está implícito en los contratos de segu-ros de indemnización, sin que sea necesario convenirlo ex-presamente. Nuestro Código de Comercio lo consagra en suartículo 553. Pagada la indemnización por el asegurador, tie-ne derecho a demandar a los terceros responsables sin nece-sidad de que el asegurado le ceda sus derechos, porque lafacultad emana de la propia ley.

Por aplicación del principio de la indemnización se estable-ce un límite al monto pagadero en caso de siniestro quecorresponde tan sólo a la magnitud del daño sufrido por elasegurado. No puede recibir más y es probable que recibamenos por alguna franquicia que se haya convenido en lapóliza. El principio de la indemnización está expresamenterecogido en el artículo 517 del Código de Comercio cuandoseñala que el contrato de seguro es de mera indemnización yjamás puede ser fuente de ganancia para el asegurado. No seaplica en seguros personales ni en los patrimoniales.

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El principio de la contribución se aplica cuando se han cele-brado dos o más contratos de seguros de indemnización queconciernen al mismo interés sobre un mismo bien y en rela-ción con idéntico riesgo, caso en el cual, ocurrido el sinies-tro, el pago al asegurado tiene que repartirse a prorrata entrelos aseguradores. Esto es esencial para que opere el principiode la indemnización; no rige tratándose de seguros persona-les, sino solamente en los de indemnización, y se aplica aun-que las pólizas no lo estipulen expresamente.

Finalmente, el principio de la causa inmediata exige unarelación de causa a efecto, según lo cual el siniestro debehaberse originado por una causa inmediata que esté com-prendida en la cobertura de los riesgos prevista en la póliza.Cumpliéndose esta exigencia, el siniestro queda amparado yserá indemnizado.

189. Clasificación del seguro. Diversos criterios permitenagrupar en distintas categorías a los seguros. Veremos sucin-tamente las clasificaciones más importantes.

1. Seguros terrestres, marítimos y aéreos. Para agruparlos deesta manera, se toma en consideración el lugar donde seproducen los riesgos que están cubiertos por ellos. NuestroCódigo de Comercio reglamenta los seguros terrestres y ma-rítimos y el seguro aéreo queda fundamentalmente reguladopor las normas del seguro marítimo.

2. Clasificación según grupos, ramos y modalidades. Es la agru-pación que mejor refleja la naturaleza jurídica y técnica delseguro.2 Por grupos han de entenderse los contratos de segu-ros de objetos semejantes. En cada grupo pueden distinguir-se diversos ramos que están formados por contratos quecubren riesgos semejantes y los ramos pueden adoptar distin-tas formas particulares denominadas “modalidades”.

2 SERGIO BAEZA PINTO, El seguro, Editorial Universitaria, Santiago, 1981,p. 43.

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Existen cuatro grupos de seguros, a saber:–Primer grupo, de seguros de cosas;–Segundo grupo, de seguros de derecho;–Tercer grupo, de seguros de patrimonio total, y–Cuarto grupo, de seguros de personas.El primer grupo está formado por el conjunto de ramos

de seguros en que el objeto del seguro es el interés del asegu-rado en una cosa; ejemplo: seguro contra riesgo de incendio,seguro contra riesgos de transporte terrestre, seguro contrarobo, seguro de naves contra riesgos de la navegación. Puedeapreciarse que en todos estos ramos lo que el seguro amparaes una cosa.

El segundo grupo está integrado por ramos que prote-gen un derecho existente o que se espera exigir de terceros,generalmente emanado de un contrato; ejemplos: seguro degarantía, seguro de pérdida de utilidades, seguro de crédito.

En el tercer grupo encontramos los ramos en que el ob-jeto del seguro es todo el patrimonio considerado en su con-junto; ejemplos: ramo de seguros de responsabilidad civil,ramo de seguros de accidentes del trabajo.

Finalmente, el cuarto grupo está compuesto por los ramosen que el objeto del seguro es la vida, la salud o la integridadfísica o mental de una persona; ejemplos: el seguro de vida, elseguro de accidentes personales, seguro de riesgo de enferme-dades, seguro de desgravamen hipotecario, etcétera.

Las modalidades son distintas variantes de cobertura queel seguro puede adoptar. En las condiciones generales de laspólizas se señala que, salvo estipulación expresa, el asegura-dor no responde de siniestros originados por huelgas, moti-nes, actos terroristas, etcétera. La modalidad se presentacuando tales sucesos quedan cubiertos por el seguro. En elseguro de vida se dan fundamentalmente dos modalidades:el seguro puede ser en caso de muerte o bien en caso desobrevivencia del asegurado.

3. Una de las clasificaciones más importantes es la quedistingue entre seguros de daños y seguros de personas. Esta clasi-

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ficación se emplea también para agrupar las compañías ase-guradoras en el artículo 8º del D.F.L. Nº 251, de 1931.

Los seguros de daños se subclasifican en:a) Seguros reales, que amparan cosas físicas o corporales

(seguro de incendio, de transporte, etcétera), yb) Seguros patrimoniales, que protegen la totalidad del pa-

trimonio contra desembolsos que deben realizarse y que pue-dan afectarlo desfavorablemente (seguro de responsabilidadcivil, seguro de lucro cesante, etcétera). Tratándose de segu-ros de daños se aplica el principio de la indemnización rela-cionado con el valor del bien asegurado y con el grado deinterés que el asegurado tenga sobre la cosa asegurada.

Los seguros de personas cubren riesgos relativos a la exis-tencia, integridad física, salud o capacidad de trabajo de laspersonas. No se aplica en ellos el principio de la indemniza-ción y los contratantes están en libertad para fijar el monto delos capitales asegurados y para acumular indemnizaciones.

190. Definición del contrato de seguro. De conformidad conel artículo 512 del Código de Comercio: “El seguro es uncontrato bilateral, condicional y aleatorio por el cual unapersona natural o jurídica toma sobre sí por un determinadotiempo todos o alguno de los riesgos de pérdida o deterioroque corren ciertos objetos pertenecientes a otra persona, obli-gándose, mediante una retribución convenida, a indemnizar-le la pérdida o cualquier otro daño estimable que sufran losobjetos asegurados”.

La definición del Código de Comercio resulta obsoletadebido a los progresos técnicos y a los avances legislativos enmateria de seguros. De ahí que en doctrina se le han formu-lado una serie de objeciones fundadas en omisiones y defec-tos. Se trata de un concepto incompleto del seguro, porquealude tan sólo a los seguros reales, quedando fuera de ladefinición los seguros de personas y los seguros patrimonia-les. Limita la finalidad del seguro a la indemnización de laspérdidas, excluyendo la moderna noción de seguro de even-

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to económicamente desfavorable que no comporta de mane-ra específica pérdida o daño.

Carece de vigencia la definición en cuanto a que el asegura-dor pueda ser una persona natural, porque la actividad asegura-dora sólo puede ejercerse por personas jurídicas organizadassegún las normas especiales del D.F.L. Nº 251, de 1931.

Se critica asimismo el concepto legal porque se señalaque es un contrato condicional y aleatorio. No es en verdadel contrato condicional sino la obligación del asegurador deindemnizar y el derecho del asegurado a exigir dicha com-pensación lo que queda sujeto al evento de la ocurrencia delriesgo previsto en la póliza. También se sostiene que el con-trato no es aleatorio porque el negocio del seguro técnica-mente organizado mediante estadísticas y ley de probabilidadestiene un rendimiento determinado científicamente. Sin em-bargo, la objeción formulada confunde el contrato con elnegocio o actividad del seguro. El contrato es realmente alea-torio porque la ocurrencia o la ausencia de siniestros y elmonto de ellos, durante la vigencia de cada contrato, deter-minan para el asegurador una ganancia o una pérdida.3

En cuanto a las características jurídicas del contrato deseguro nos limitamos a señalar que tiene las siguientes: bilate-ral, solemne, nominado, oneroso, de buena fe, de adhesión,dirigido, principal y generalmente es un contrato individual.

Sección I

Los sujetos del contrato de seguro

191. El asegurador. El concepto está definido en el artícu-lo 513 del Código de Comercio como la persona que toma

3 Véase GAMBINO, L’assurance dans la théorie des contrats aléatoires, Milán,1964, p. 15.

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de su cuenta el riesgo ajeno. Según la normativa en actualvigencia, sólo puede ser asegurador una sociedad anónimanacional cuyo objeto exclusivo sea el seguro, denominada“compañía de seguros”. Asimismo actúan como aseguradoreslas agencias de compañías de seguros extranjeras debidamenteautorizadas para actuar en Chile. Como ya expresamos, care-ce de vigencia la norma del artículo 512 del Código de Co-mercio, de que cualquier persona natural o jurídica puedetener la calidad jurídica de asegurador.

192. Tomador, contrayente, asegurado. La contraparte del ase-gurador se denomina “tomador” o “contrayente” del seguroy, por lo general, es el mismo asegurado. En el contrayenterecaen las obligaciones emanadas del contrato de seguro.Cuando la persona del tomador no coincide con la del ase-gurado, alguna de las obligaciones pesan, además, sobre elpropio asegurado.

El asegurado, según el artículo 513 del Código de Comer-cio, es quien queda libre del riesgo asumido por el asegurador.

El caso más simple del negocio del seguro se presentacuando el contrato se celebra entre asegurador y asegurado,actuando este último directamente por sí mismo.

Puede además celebrarse el contrato de seguro por unapersona actuando en nombre de otra, ya sea porque es surepresentante legal, ya sea porque es su mandatario; o suadministrador, en el caso de las sociedades. En estas situacio-nes, el contrayente es persona distinta del asegurado, peroen virtud del principio de la representación (art. 1448 delCódigo Civil) el contrato produce efectos respecto del repre-sentado como si hubiera contratado él mismo.

También puede celebrarse el contrato de seguro por cuen-ta de otra persona de quien no se tiene facultad para represen-tarla. El asegurado puede en este caso ejercer todos los derechosque corresponden a tal calidad, pero mientras no otorgue suaceptación expresa o tácita, el seguro es revocable por el soloacuerdo del asegurador y del contrayente. Se trata de la aplica-

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ción de la figura jurídica prevista en el artículo 1449 del Códi-go Civil. Mientras el asegurado no dé su aceptación no esparte del contrato y, en consecuencia, no resulta obligado sinoel contrayente; la aceptación puede darse, en opinión de ladoctrina, aun después de ocurrido el siniestro.

Conviene destacar que en los casos de seguro por cuentaajena, el asegurado puede ser persona determinada o inde-terminada, y esta falta de determinación puede deberse a lacircunstancia de que al tiempo de contratarse el seguro no sesabe quién es el dueño de la cosa asegurada. Esto últimosucede en las ventas CIF, en que el seguro se contrata “porcuenta de quien corresponda”, quedando cubierto el titularde los bienes asegurados contra los riesgos previstos en elcontrato, no obstante las transferencias de dominio de losbienes, sin necesidad de traspaso de la póliza.

Otra forma de seguro por cuenta ajena es el seguro con-tratado por agente oficioso. Los efectos de esta gestión se re-gulan por el Código Civil. El Código de Comercio se limita aseñalar en el artículo 521 que carece de valor el seguro ajusta-do por agente oficioso si la cosa ya estuviere asegurada por elpropio interesado o su mandatario. No estando la cosa asegu-rada por el propio interesado ni por su mandatario, la contra-tación del seguro por agente oficioso, es válida, cumpliéndoselos supuestos del derecho común sobre esta gestión.

Por último, no ha de olvidarse que el asegurado debetener interés asegurable, esto es, un interés real y efectivo enevitar los riesgos, ya sea en la calidad de propietario, copartí-cipe, fideicomisario, usufructuario, arrendatario, acreedor oadministrador de bienes ajenos, o sea, en cualquiera otracalidad que lo convierta en interesado en la conservación delobjeto asegurado. Cuando no existe ese interés, el seguro esnulo y de ningún valor.

193. Beneficiario del seguro. Además del asegurador; deltomador y del asegurado, puede intervenir también en elcontrato de seguro una persona llamada “beneficiario”. Es

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un tercero interesado, en cuyo provecho se conviene el segu-ro y que recibe las indemnizaciones que corresponda pagaral asegurado en caso de siniestro. El beneficiario no es partedel contrato; en consecuencia, no contrae obligaciones niestá afecto a cargas. Su expectativa se mantiene mientras eltomador no revoque su nominación como beneficiario y ellopuede ocurrir en cualquier momento. Su derecho eventual abeneficiarse del seguro también puede terminar por nulidad,resolución o resciliación del contrato de seguro.

El derecho del beneficiario a cobrar la indemnización seexplica jurídicamente por aplicación de la estipulación enfavor de otro (art. 1449 del Código Civil) y éste al reclamar laindemnización manifiesta expresa o tácitamente su acepta-ción. Es en el seguro de vida donde resulta más usual lainstitución del beneficiario, quien recibirá la indemnizaciónen caso de muerte del asegurado. Nada impide que puedaconvenirse un beneficiario en los seguros de cosas, siempreque tenga interés en el bien asegurado.

Sección II

Requisitos propios del contrato de seguro

194. Enumeración. Nos referiremos sólo a los requisitospropios del seguro, sin considerar los generales de existenciay los de validez de todo contrato.

Los requisitos esenciales o propios del contrato de segu-ro son:

–El interés asegurable;–El riesgo;–La prima.Sin la concurrencia de tales presupuestos no existe el

contrato de seguro.Trataremos por separado, pero resumidamente, cada uno

de estos elementos del contrato.

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195. El interés asegurable. Como todo contrato, el segurorequiere para su validez de un objeto lícito. Según el artícu-lo 522 del Código de Comercio, los requisitos que debe re-unir la cosa objeto del seguro son los siguientes:

–Que se trate de cosas corporales o incorporales que exis-tan al tiempo del contrato o en la época que principien acorrer los riesgos por cuenta del asegurador;

–Que tengan valor estimable en dinero;–Que puedan ser objeto de una especulación lícita, y–Que se encuentren expuestas a perderse por el riesgo

que tome sobre sí el asegurador.No hay que olvidar que los riesgos de la persona humana

pueden también ser objeto del contrato de seguro, a pesarde que la disposición legal citada no los señala. Igual criteriodebe tenerse para admitir los seguros cuyo objeto es el res-guardo del patrimonio del asegurado.

La norma del artículo 522 del Código de Comercio esta-blece también algunas cosas que no pueden constituir objetodel contrato de seguro; ellas son:

–Las ganancias o beneficios esperados;–Los objetos de ilícito comercio;–Las cosas íntegramente aseguradas, a no ser que el últi-

mo seguro se refiera a tiempo o riesgo diverso, y–Las cosas que han corrido ya el riesgo, se hayan salvado

o perecido en él.Sin embargo, no basta que las cosas objeto del seguro cum-

plan las exigencias que acabamos de analizar, cuya omisión estásancionada con la nulidad de pleno derecho del contrato, sinoque se requiere además que la persona que contrata el segurotenga respecto de ellas un interés asegurable.

El interés asegurable “es una relación susceptible de valo-ración económica, entre un sujeto y una cosa apta para satis-facer una necesidad o prestar una utilidad”.4 Se trata de una

4 BAEZA PINTO, ob. cit., p. 94.

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noción de índole económica y no afectiva, toda vez que, se-gún el artículo 518 del Código de Comercio, se refiere alpropósito de evitar los riesgos y al interés en conservar lacosa asegurada. Este interés asegurable, como elemento esen-cial del contrato de seguro, está consagrado en la normalegal recién citada, que pone varios ejemplos de los diversostítulos en cuya virtud el asegurado debe tener, al tiempo delcontrato, un interés real en evitar los riesgos, a saber:

–Propietario de cosa asegurada;–Copartícipe de la misma;–Fideicomisario;–Usufructuario;–Arrendatario;–Acreedor o administrador de bienes ajenos;–Cualquier otro que lo constituya interesado en la con-

servación del objeto asegurado.Tratándose de seguros de personas, el interés asegurable

rige respecto de la persona misma que se asegura o respectode quien contrate el seguro por tener un interés actual yefectivo en la conservación de la vida o integridad personalde un tercero.

196. El riesgo. Es otro de los elementos esenciales del se-guro y constituye, a su vez, la causa lícita del contrato, requi-sito de validez del mismo.

El riesgo es una amenaza de pérdida o deterioro queafecta a bienes determinados, o a derechos específicos, o alpatrimonio mismo de una persona, en su totalidad. Esta ame-naza puede cernirse también sobre la vida, la salud y la inte-gridad física e intelectual de un individuo e importar unpeligro de muerte, de enfermedad o de accidente.

El concepto legal de riesgo está definido en el artículo 513del Código de Comercio, como “la eventualidad de todo casofortuito que pueda causar la pérdida o deterioro de los objetosasegurados”. La definición no es apropiada, porque el riesgono sólo está constituido por la eventualidad de un caso fortui-

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to, sino también por actos culpables o intencionales de terce-ros, y porque la amenaza que comporta el riesgo no sólo afec-ta bienes sino también derechos específicos, patrimonio, vida,salud e integridad física de las personas.

El riesgo está vinculado estrechamente con el interés ase-gurable, porque para que un hecho sea riesgoso respecto deun individuo, es preciso que éste tenga un interés real yefectivo en evitar los daños que puedan afectar al objetoasegurado.

197. Clasificación de los riesgos. Diversos criterios permitenagrupar los riesgos en diferentes categorías. Veremos las prin-cipales clasificaciones.

En primer término, atendiendo a las variaciones que pue-den experimentar, los riesgos se clasifican en constantes y va-riables. Los riesgos constantes son aquellos cuya peligrosidadse mantiene sin alteraciones en un período determinado.Son riesgos variables aquellos que sufren alteraciones sea au-mentando o disminuyendo su intensidad en el período consi-derado. Los riesgos variables pueden ser progresivos o decrecientes,según que se agraven o se atenúen con el transcurso deltiempo. Ejemplo de riesgo variable: incendios forestales, queson más frecuentes en verano y no así en invierno. Ejemplode riesgo progresivo: el riesgo de muerte, que aumenta conlos años; y ejemplo de riesgo decreciente: el de sobreviven-cia, porque a medida que pasa el tiempo es más difícil que lapersona sobreviva, luego se atenúa dicho riesgo.

En segundo lugar, atendiendo al hecho constitutivo delriesgo, pueden distinguirse riesgos por eventos positivos y riesgospor eventos negativos. Pertenecen a la primera clase los riesgosde incendio, de robo, de naufragio, etcétera, y son riesgospor eventos negativos, el de incumplimiento de obligaciones,la mora en el cumplimiento de una prestación, etcétera. Coneste mismo criterio se distinguen los riesgos constituidos porfenómenos naturales, como la helada, los terremotos, maremo-tos, nevazones, etcétera; los riesgos constituidos por vicio pro-

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pio de la cosa, o riesgos constituidos por hecho del hombre,como el robo, el choque culpable de un vehículo, etcétera.

En tercer lugar pueden distinguirse, atendiendo a la am-plitud de las consecuencias, riesgos catastróficos y riesgos normales.Son riesgos catastróficos aquellos que tienen grandes conse-cuencias, cuya extensión no es mensurable; ejemplo: riesgo demaremoto. Constituyen riesgos normales aquellos cuyas conse-cuencias son ponderables, limitadas y susceptibles de medir.

Existen asimismo riesgos objetivos, que dependen de lascondiciones y circunstancias materiales de la cosa asegurada,y riesgos subjetivos, cuya intensidad o peligrosidad dependende circunstancias personales del asegurado o de la persona aquien se confía la cosa asegurada.

198. Clasificación legal de los riesgos. La ley atiende a laresponsabilidad del asegurador para clasificar los riesgos dela siguiente forma:

1. Riesgos de los cuales responde naturalmente el asegu-rador, aun sin mención expresa, salvo estipulación en contra-rio. Se trata de todos los riesgos constituidos por caso fortuito,según lo previsto en los artículos 513, 550, 552, 575, 582, 597y 1161 del Código de Comercio.

2. Riesgos de los cuales responde el asegurador, sólo encaso que se haya estipulado expresamente cubrirlos. Estánseñalados en el artículo 552 y son, a saber:

–Vicio propio de la cosa asegurada;–Culpa leve o levísima del asegurado, y–Actos culpables o dolosos de las personas respecto de

las cuales el asegurado responde civilmente.3. Riesgos de los cuales no responde el asegurador en

caso alguno.

199. La prima del seguro. Es el precio del seguro; la remu-neración que el asegurado debe al asegurador en contraparti-da del riesgo que toma a su cargo. Se trata de un requisitopropio y esencial del contrato de seguro, a tal punto que, en

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los términos del artículo 541 del Código de Comercio, “el segu-ro contratado sin estipulación de prima es nulo y de ningún valor”.

Por otra parte, la prima constituye una de las principalesobligaciones del asegurado y su pago puede convenirse enuna cantidad de dinero o en la prestación de una cosa o deun hecho estimable en dinero. Si nada se estipula, se entien-de pagadera en dinero, como es lo usual en la práctica.5

En conformidad con las normas del artículo 543 del Có-digo de Comercio, la prima puede pagarse toda de una vez, oparcialmente, por meses o por años. Se hace exigible desdeque el asegurador comienza a correr los riesgos, y si es paga-dera por parcialidades, cada cuota debe pagarse al comienzode cada uno de los respectivos períodos. Si la prima no sepaga en el plazo previsto, el asegurador puede demandar supago o la resolución del seguro, con indemnización de per-juicios. Demandándose el pago de la prima, el seguro quedasubsistente; en caso contrario, solicitada la resolución del con-trato, los riesgos dejan de correr de inmediato por cuentadel asegurador. Esto último se entiende que ocurre notifica-da que sea la respectiva demanda (art. 544 del Código deComercio).

El asegurador debe ejercer sus facultades recién señala-das dentro del término de tres días, contado desde el venci-miento del plazo estipulado para el pago de la prima. Noejerciéndolas, el seguro queda a firme y el asegurador sólopuede demandar el pago de la prima (art. 545 del Código deComercio).

Cuando el asegurador concede un plazo de gracia parael pago de la prima, y el siniestro tiene lugar dentro de talplazo, el seguro produce todos los efectos jurídicos que leson propios. Ocurrido el siniestro luego de expirado el plazo

5 Por aplicación del D.L. Nº 3.057, de 1980, el monto de los seguros, el pagode las primas y de las indemnizaciones se expresan en unidades de fomento,salvo que se pacten en dinero extranjero u otra forma que lleve implícita lareajustabilidad y que acepte la Superintendencia de Valores y Seguros.

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de gracia, el asegurador sólo responde si la prima fue pagadaoportunamente (art. 546 del Código de Comercio).

Finalmente, en caso de pagarse la prima mediante la acep-tación de endoso de letras de cambio, u otros efectos decomercio, deberá tenerse presente que, salvo pacto expresoen contrario, no se extingue la obligación de pagarle emana-da de la relación jurídica fundamental, contrato de seguro,ni se causa novación (art. 12 de la Ley Nº 18.092). Si se die-ron en pago documentos al portador, se causa novación si elacreedor al recibirlos no hace formal reserva de sus derechospara el caso que los títulos no sean pagados. Es usual, en lapráctica, que los formularios de pólizas contengan la cláusulaen virtud de la cual los cheques, letras o pagarés que sereciben en pago de la prima, no extinguen, por ese solohecho, la obligación de pagarla.

200. Devolución de la prima. El asegurador gana irrevocable-mente la prima desde el momento en que los riesgos empie-zan a correr por su cuenta (art. 542 del Código de Comercio).Conviene precisar el alcance de la norma en los casos de inexis-tencia, nulidad, resolución o resciliación del seguro.

Cuando el contrato de seguro es inexistente, por omisiónde un requisito esencial, según el artículo 1444 del CódigoCivil, el asegurador debe restituir la prima, en caso de haber-la recibido, y el tomador no está obligado a entregarla, si nola hubiere pagado. El pago de la prima en esta situacióncarece de causa.

Declarada la nulidad del contrato de seguro, queda sinefecto la obligación de pagar la prima, y si ha sido pagada,debe ser devuelta. El Código de Comercio no ha modificadolas normas del derecho común, de manera que la regla gene-ral es que la prima no es exigible o debe restituirse, en casode nulidad del seguro, salvo dolo por parte del asegurador(arts. 525, 534 y 558 del Código de Comercio).

Tratándose de la resolución o terminación del seguro,según las reglas generales procede la restitución de la prima.

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Sin embargo, por ser el seguro un contrato de tracto sucesi-vo, sólo debe devolverse la parte de la prima correspondienteal tiempo por el cual los riesgos dejan de ser de cargo delasegurador. Terminado o resuelto el seguro, no puede exigir-se pago de la prima (art. 544 del Código de Comercio).

En el evento de que el seguro se deje sin efecto poracuerdo mutuo de los contratantes, resulta lógico sostenerque la prima se reduce al tiempo de vigencia del contrato.Igual solución ha de aplicarse a las hipótesis de terminacióndel contrato por decisión unilateral del asegurador o delasegurado, previstas en las pólizas.

En general, toda vez que el seguro concluye porque cesanlos riesgos o expira el interés asegurable del contrayente oasegurador, debe restituirse la parte de la prima correspon-diente al tiempo de vigencia del contrato durante el cual ésteno va a producir sus efectos. Con todo, el artículo 531 delCódigo de Comercio, que contempla una situación muy clarade conclusión del interés asegurado (enajenación del bienasegurado), establece que el asegurador puede reclamar laprima íntegra. Por otra parte, el artículo 547 del mismo Códi-go señala que, caducando el seguro contratado por meses opor años, el asegurado no deberá cantidad alguna por losmeses o años que no hubieren principiado a correr; pero tam-poco podrá repetir porción alguna de la prima que hubierepagado por la parte del mes o año que no hubiere corrido.

En conclusión, en caso de extinción del seguro por cesa-ción de los riesgos o del interés asegurable, se aplica la regladel artículo 542 del Código de Comercio, en cuanto a que laprima se gana irrevocablemente. La razón se encuentra en elcarácter aleatorio del contrato de seguro, dentro del cualqueda comprendida la contingencia incierta de ganancia opérdida, que favorece al asegurador precisamente por darsela eventual cesación de los riesgos o del interés asegurable.

201. Libre competencia sobre prima de seguros. A diferencia de loque sucedía bajo la vigencia del Decreto con Fuerza de Ley

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Nº 251, de 1931, en que las tasas y tarifas eran fijadas por laautoridad de control de seguros, a partir de la entrada en vigen-cia de la nueva normativa contenida en el Decreto Ley Nº 3.057,de 1980, las primas son de libre fijación por las partes.

Sin embargo, el cálculo técnico de la prima debe hacerseconsiderando los siguientes factores:

–El costo técnico de los riesgos o prima pura, porcentaje de-terminado por la ley de los grandes números y el cálculo delas probabilidades y que corresponde a la frecuencia estadís-tica con que ocurren los siniestros en el ramo respectivo;6

–El costo de producción, relativo a los gastos en que incurreel asegurador al celebrar el negocio, como son la comisióndel corredor, productor o agente de seguros, y los gastos depublicidad.

–El costo de administración, que incluye la proporción degastos que la empresa realiza para manejar el negocio deseguros, aplicado al contrato de seguro de que se trata, re-presentado por gastos en remuneraciones del personal, leyessociales, materiales y útiles, etcétera.

–El costo fiscal, representado por impuestos y gravámenesque afectan a la prima, por ejemplo el 18% del Impuesto alValor Agregado, y

–La utilidad determinada o esperada por la empresa asegurado-ra, para sus operaciones.

Sección III

La celebración del contrato de seguro

202. La póliza de seguro. El contrato de seguro es solemne,toda vez que se perfecciona y prueba por escritura pública oprivada (art. 514 del Código de Comercio). El documento

6 Véase PICAR et BESSON, ob. cit., t. I, Nº 29, p. 43; LAMBERT-FAIVRE, ob.cit., Nº 155, p. 203.

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205Derecho Comercial

justificativo del seguro se denomina “póliza”. Cuando la póli-za se emite por instrumento privado, que es lo que ocurre deordinario en la práctica, es preciso extender dos ejemplares,uno para la empresa aseguradora y otro para el tomador ocontrayente del seguro.

La emisión de la póliza es la última de las numerosasetapas que comporta la celebración de un contrato de segu-ro. En efecto, en primer lugar está una oferta indeterminadaque hace al público la empresa aseguradora, contenida enavisos publicitarios, prospectos, folletos, etc., dando a cono-cer las diversas modalidades de los seguros ofrecidos. La se-gunda etapa consiste en una propuesta de seguro, mediante lacual el asegurado requiere la cobertura de determinado ries-go, allegando los antecedentes necesarios para evaluarlo ycalcular el valor de la prima. En teoría la propuesta debecontenerse en un documento escrito y firmado por el asegu-rado, pero en la práctica puede hacerse verbalmente, porteléfono, por télex o mediante el empleo de cualquier mediomoderno de comunicación.

Recibida la propuesta, la compañía aseguradora puededar su respuesta o exigir el cumplimiento de determinadascondiciones previas, como el reconocimiento del riesgo (enel seguro de incendio, revisar la vivienda para verificar elgrado de combustión, o en el seguro de vida, que se practi-que previamente examen médico del asegurado). La acepta-ción de la empresa no importa por sí sola que el contrato sehaya perfeccionado, porque, como dijimos, éste es solemne.

Para que se perfeccione el contrato, una vez que la com-pañía ha aceptado la propuesta presentada por el asegurado,se requiere el otorgamiento de la póliza. Mientras no se emi-ta la póliza, en estricto derecho el contrato de seguro noexiste, de manera que si se produce el siniestro en el tiempoque media entre la aceptación de la propuesta y el otorga-miento formal de la póliza, la compañía no es responsable,porque el contrato no ha nacido aún, ni está obligada aindemnizar, porque tal obligación es un efecto jurídico del

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contrato. En la práctica, sin embargo, aceptada la propuestay pagada la prima, la compañía se considera obligada a laindemnización del siniestro por aplicación del principio dela buena fe, solución que en todo caso depende únicamentede ella.

Si la empresa aseguradora retarda el otorgamiento de lapóliza, lo que resulta sin duda perjudicial para el proponente,este último puede demandar la emisión de dicho documento,toda vez que el seguro ajustado verbalmente vale como prome-sa, con tal que se haya convenido formalmente en la cosa,riesgo y prima (art. 515 del Código de Comercio). Ahora bien,si en el hecho el proponente resulta perjudicado por la faltade otorgamiento de póliza, puede demandar la indemnizaciónde todos los perjuicios resultantes de un siniestro no cubiertopor el seguro, debido a la omisión culpable o dolosa de laempresa en otorgarle la póliza. De conformidad con el artícu-lo 549 del Código de Comercio, la póliza debe entregarse fir-mada por el asegurador al asegurado dentro de veinticuatrohoras contadas desde que el contrato quedó convenido o ajus-tado entre la compañía y el asegurado o su mandatario. Si elseguro se celebra por medio de corredor, la póliza debe serfirmada y entregada por el asegurador en el término de cuatrodías contados desde la conclusión del contrato.

Por último, si la empresa condiciona la emisión de lapóliza o la aceptación de la propuesta de seguro al pago de laprima, ello comporta una nueva propuesta, según el artícu-lo 102 del Código de Comercio, y no se formaría el consenti-miento sino una vez aceptada la contraproposición, esto es,pagada que sea la prima.

203. Contenido de la póliza. Las pólizas contienen, funda-mentalmente, dos secciones:

–Las condiciones particulares, en las que se especifican lassingularidades propias del contrato que se celebra, como son:nombre y apellidos del asegurado, objeto materia del seguro,vigencia, etcétera, y

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207Derecho Comercial

–Las condiciones generales, que son estipulaciones para losseguros de un mismo ramo. El núcleo de las condicionesgenerales está constituido por la determinación de los ries-gos cubiertos, y por la exclusiones de cobertura, que permi-ten determinar la responsabilidad que la empresa aseguradoraasume ante el asegurado.

El artículo 516 del Código de Comercio señala las men-ciones que deben contener las pólizas, respecto de toda clasede seguros; otras reglas contemplan exigencias especiales paraciertos tipos de seguros: artículos 573, respecto del seguro devida; 579, relativo al seguro de incendio; 587, concerniente alseguro agrícola; 591, sobre seguro de transporte terrestre, y1173, referente al seguro marítimo.

Las normas legales citadas se ocupan de reglamentar lasllamadas “condiciones particulares” del seguro. Al igual quetratándose de otra clase de documentos, se pueden distin-guir enunciaciones esenciales, de la naturaleza y meramenteaccidentales. Pertenece a la primera categoría la menciónrelativa a la estipulación de prima, cuya omisión está sancio-nada expresamente con la nulidad (art. 541 del Código deComercio). Asimismo, la omisión de cualquiera de los otrosrequisitos del artículo 516, relativos a la esencia del contrato,origina la inexistencia del seguro.7 Tratándose de otras esti-pulaciones que no sean de la esencia del contrato, su omi-sión impide probarlas, porque la póliza es el único mediopara acreditarlas. La omisión de cláusulas tales como la faltade consignación del valor de las cosas aseguradas y del mon-to del seguro (Nos 3º y 4º del art. 516), está suplida por losartículos 533 y 535, respectivamente, del Código de Comer-cio, de suerte que no produce la nulidad ni la inexistenciadel contrato. Igual cosa sucede cuando se omite la enuncia-ción relativa a la duración del contrato (Nº 6º del art. 516),suplida por el artículo 537, y con la falta de designación del

7 Véase en este sentido BAEZA PINTO, ob. cit., p. 117.

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riesgo asegurado (Nº 5º del art. 516), que está suplida con lanorma del artículo 536 del Código de Comercio.

Por último, el artículo 516 Nº 9º, en la parte final, dejaabierta la posibilidad de las partes para convenir otras estipu-laciones que ni esencial ni naturalmente pertenecen al segu-ro, pero que pueden introducirse mediante pacto expreso.

Con todo, en la práctica el contrato de seguro se celebraempleando pólizas impresas como formularios, cuyos espa-cios en blanco se llenan siguiendo las instrucciones de lacompañía, de donde resulta improbable que se incurra enomisión de enunciaciones esenciales.

Sección IV

Efectos del contrato de seguro

204. Obligaciones y cargas del contrayente y asegurado. Porser el seguro un contrato bilateral, se generan derechos yobligaciones recíprocos entre las partes. En estos términos,lo que constituye obligación para el asegurado es un derechopara el asegurador, y viceversa.

El contrato de seguro es más complejo en sus efectos encuanto a que da origen a obligaciones y cargas. Las obligacio-nes son deberes impuestos a un individuo para tutelar uninterés de la otra parte, a la cual corresponde un derechosubjetivo y por tanto dotado de una acción para su resguar-do. Las cargas, por el contrario, son deberes impuestos alsujeto en resguardo de un interés propio, cuya observanciaes necesaria para alcanzar un determinado resultado y cuyaviolación origina la pérdida o el perjuicio del resultado.8 Ladistinción entre obligaciones y cargas no está expresamentecontemplada en nuestro derecho, pero tampoco está prohi-

8 BAEZA PINTO, ob. cit., p. 120.

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bido estructurar un contrato estipulando obligaciones comocargas. Las pólizas están concebidas de manera que si ciertosdeberes del asegurado o del contrayente no se observan, di-cho incumplimiento hace caducar o disminuir el derechodel asegurado.

Las obligaciones y cargas que el seguro genera pesansobre el contrayente; éste puede ser la misma persona asegu-rada o bien puede tratarse de sujetos diferentes. Cuando elcontrayente y el asegurado son una misma persona, no seplantea problema alguno; pero si son diferentes personas,pueden quedar sujetas a obligaciones y cargas distintas y ex-clusivas. Siendo así, la obligación establecida en el artícu-lo 556 Nº 1º del Código de Comercio, consistente en declararsinceramente para identificar la cosa y apreciar la extensióndel riesgo, pesa sobre el contrayente o tomador del seguro yno sobre el asegurado, salvo en la hipótesis que este últimocontrate seguro en su propio beneficio.

Es importante precisar al sujeto pasivo de la obligación ode la carga, para determinar las consecuencias que acarrea lainfracción o el incumplimiento. Cuando el asegurado es eldueño y poseedor de la cosa asegurada y ha tomado el seguroen su propio favor, el agravamiento de los riesgos ocasionadopor él mismo le hace perder su derecho a la indemnizacióndel siniestro. En cambio, esta consecuencia no se producecuando el seguro se ha tomado para proteger a un tercero(acreedor hipotecario), porque ella no conculca deber algu-no que se haya puesto de su cargo.

La ley impone una serie de obligaciones y cargas al ase-gurado, para cuyo análisis resulta más didáctico distinguir lasque se generan al tiempo de celebrar el contrato, las queexisten durante su vigencia y, por último, las que deben ob-servarse una vez ocurrido el siniestro.

205. Obligaciones o cargas al tiempo de la celebración del con-trato. Según el artículo 556 Nº 1º del Código de Comercio, elasegurado está obligado “a declarar sinceramente todas las

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210 Ricardo Sandoval López

circunstancias necesarias para identificar la cosa asegurada yapreciar la extensión de los riesgos”. Tal obligación pesa so-bre el asegurado porque él es el interesado en señalar cuál esel objeto de su interés asegurable y cuáles son los riesgos quepueden afectarlo.

La norma que impone la obligación de declarar sincera-mente para identificar la cosa y apreciar la extensión delriesgo, concuerda con el artículo 516 Nº 9º, que señala comoenunciación de la póliza esta misma declaración que debehacerse al asegurador para que tenga un conocimiento exac-to y completo de los riesgos que asume en el seguro.

La falta de cumplimiento de esta obligación del asegura-do está sancionada con la nulidad del contrato, en el artícu-lo 557 Nº 1º del Código de Comercio.

Otra obligación del asegurado al tiempo de la celebra-ción del contrato es la de declarar los demás seguros quepueda tener contratados sobre los mismos objetos materiadel contrato que se celebra. El incumplimiento de esta obli-gación libera a la compañía de la obligación de indemnizaren caso de siniestro.

También el asegurado está obligado a declarar el tipo deinterés asegurable al momento de celebrar el contrato. Dichaobligación se desprende del artículo 516 Nº 2º en relacióncon el artículo 518 y el artículo 556 Nº 1º, todos del Códigode Comercio. El incumplimiento de esta obligación se pro-duce por omitir la declaración como por efectuarla erróneao falsa. Si omite la declaración, el asegurado debe probar,para reclamar la indemnización, que tenía un interés legíti-mo en conservar la cosa asegurada tanto al convenir el segu-ro cuanto al momento de producirse el siniestro. Tratándosede declaración errónea o falsa, la compañía puede excusarsede pagar la indemnización, salvo que la equivocación no ten-ga ninguna influencia en la determinación del interés asegu-rable.

La obligación esencial del asegurado consiste en pagar laprima y ella puede establecerse como condición para la for-

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mación del contrato. Al ser de esta última forma ella debecumplirse al tiempo de la celebración del contrato. En cam-bio, si se ha estipulado pagarla por cuotas, es una obligaciónque debe cumplirse durante la vigencia del contrato.

Cuando el pago de la prima es la condición que debecumplirse para que el contrato se celebre, no es propiamenteuna obligación, porque ésta es un efecto jurídico originadopor un contrato legalmente celebrado, que en este caso noexistiría antes de pagar la prima.

206. Obligaciones o cargas durante la vigencia del seguro. Mien-tras el contrato está vigente deben observarse las siguientesobligaciones o cargas:

a) Obligación de cuidar el objeto asegurado, contemplada enel artículo 556 Nº 3º del Código de Comercio, que imponeemplear todo el cuidado y celo de un diligente padre defamilia para prevenir el siniestro. En los términos del artícu-lo 44 del Código Civil, el contrayente debe observar la dili-gencia o cuidado mediano en la prevención del siniestro, porlo que responde de la culpa leve. Por disposición del artícu-lo 582 Nº 1º del Código de Comercio, el asegurador respon-de aun de los siniestros originados por culpa leve delasegurado, por lo cual en el seguro de incendio no rige laobligación en estudio, quedando el contrayente obligado sóloa no incurrir en culpa grave.

De conformidad con lo previsto en el artículo 539 delCódigo de Comercio, el siniestro se presume ocurrido porcaso fortuito. Corresponde al asegurador acreditar que elsiniestro ha tenido origen en un accidente que no le haceresponsable según la ley o el contrato. Ahora bien, según elartículo 584 del mismo Código, tratándose de seguro de in-cendio, cesa la responsabilidad del asegurador si el incendiose origina por haber infringido el contrayente las leyes oreglamentos de policía destinados a prevenir esos accidentes.En este caso la ley presume que el asegurado ha infringido suobligación de emplear en la prevención del siniestro el cui-

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dado correspondiente, lo que queda de manifiesto una vezocurrido el siniestro.

b) Obligación de no agravar los riesgos, que pesa sobre elasegurado durante la vigencia del contrato. La fuente legales el artículo 538 del Código de Comercio, que impone alasegurado el deber de no variar por sí solo el lugar del ries-go, ni cualquiera otra de las circunstancias consideradas paraestimarlo, y haciéndolo sin consentimiento del aseguradorpuede resolverse el contrato, si a juicio del tribunal ello im-porta la agravación o extensión de los riesgos.

La obligación que nos ocupa está íntimamente vinculadacon la que tratamos antes, consistente en cuidar el objetoasegurado. En materia de seguro de incendio, el artículo 583del Código de Comercio hace una aplicación concreta deeste principio al disponer que cesa la responsabilidad delasegurador si el edificio asegurado fuere destinado, despuésdel contrato, a un uso que agrave los riesgos de incendio, demanera que pueda presumirse que el asegurador no lo ha-bría asegurado o lo habría hecho en distintas condiciones.

c) Obligación de comunicar todo nuevo seguro que se contratesobre las mismas cosas y riesgos. La fuente de esta obligaciónestá representada por las pólizas de seguro, que estipulan, encaso contrario, la falta de responsabilidad de las compañías.

207. Obligaciones o cargas una vez ocurrido el siniestro. Bási-camente, ellas son las siguientes:

a) Obligación de salvar la cosa asegurada o conservar sus res-tos. Tiene como fuente legal el artículo 556 Nº 4º del Códigode Comercio, que impone al contrayente o al asegurado,ante la ocurrencia del siniestro, el deber de esforzarse porlimitar sus consecuencias para evitar que se extienda y, porúltimo, para velar que los restos queden debidamente custo-diados, porque siempre tendrán un valor que pueda imputar-se a la indemnización o que permita a la compañía resarcirseen parte de las pérdidas. Dada la circunstancia de que lasmedidas de conservación de los restos del siniestro (salvataje)

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213Derecho Comercial

benefician al asegurador, está obligado a reembolsar al ase-gurado los gastos que le hubiere ocasionado el cumplimientode este deber legal.

b) Obligación de denunciar el siniestro al asegurador. Contem-plada en el artículo 556 Nº 5º del Código de Comercio, elladebe cumplirse en el término de tres días, plazo que es varia-ble según el tipo de seguro. A la empresa aseguradora leinteresa el cumplimiento de esta obligación, toda vez que lepermite tomar medidas para evitar el aumento de los daños,para dejar a salvo sus derechos de subrogación y para consta-tar fehacientemente el siniestro y los perjuicios producidos.

c) Obligación de justificar el derecho de indemnización. Envirtud del artículo 557 Nº 7º del Código de Comercio, el ase-gurado está obligado “a probar la coexistencia de todas lascircunstancias necesarias para establecer la responsabilidaddel asegurador”. Cabe tener presente que, según el artícu-lo 539 de dicho Código, el siniestro se presume ocurrido porcaso fortuito; corresponde al asegurador probar que el sinies-tro se ha debido a un accidente que no lo constituye respon-sable. Siendo así, el asegurado tiene que acreditar únicamenteque ha ocurrido el siniestro y que éste se ha debido al riesgoasegurado y el monto de los daños.

Se trata en verdad de una carga que impone el deber deprobar sólo las circunstancias recién señaladas.

208. Obligaciones de la empresa aseguradora. Se trata funda-mentalmente de dos obligaciones:

–Entregar la póliza, e–Indemnizar los daños.a) Obligación de entregar la póliza. Hemos tenido ocasión

de señalar que el artículo 549 del Código de Comercio esta-blece que, ajustado el seguro entre el asegurador y el asegu-rado, o su mandatario, el primero debe entregar al segundola póliza firmada dentro de veinticuatro horas contadas des-de la fecha del ajuste.

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Cuando el seguro se celebra por intermedio de un corre-dor, la póliza debe entregarse firmada en el término de cua-tro días contado desde la conclusión del convenio.

La sanción al incumplimiento de esta obligación consisteen el derecho que se reconoce al asegurado de reclamardaños y perjuicios que pudiere haber experimentado por estemotivo, tanto del asegurador como del corredor de seguros.

b) Obligación de indemnizar. Para que proceda la obliga-ción esencial del asegurador se requiere:

1º Existencia de un contrato de seguro y que éste seaválido;

2º Que el asegurado haya cumplido todas las obligacio-nes y cargas que le imponen el contrato y la ley;

3º Que ocurra el siniestro por alguno de los riesgos pre-vistos en la póliza y cubiertos por ella, y

4º Que el siniestro tenga lugar durante la vigencia delcontrato.

Como hemos tenido oportunidad de referirnos a estosrequisitos a propósito de otros aspectos del contrato de segu-ro, no ahondaremos en detalles que exceden los límites deeste trabajo.9

Sección V

Innovaciones en materia de seguros marítimos

209. Aspectos generales. En la evolución de las normas so-bre seguros marítimos se advierte una gran influencia delcomercio internacional y de los grandes centros asegurado-res mundiales, particularmente el sistema de seguros del Mer-cado de Londres, donde radica la gran capacidad aseguradora

9 Véanse BAEZA PINTO, ob. cit., pp. 131 y ss., y OSVALDO CORREA STRAUCH,Derecho de Seguros, Santiago, 1982, pp. 120 y siguientes.

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y reaseguradora internacional. Dicho centro asegurador mun-dial está en permanente progreso, lo que determina la varia-ción de los principios y reglas aplicables al seguro marítimo.

Las normas de nuestro Código de Comercio en materiade seguros marítimos estaban obsoletas y no contribuían enninguna medida al desarrollo de esta clase de seguros nihabían incorporado los adelantos técnicos del transporte nidel seguro.

En la Ley Nº 18.680, que entró a regir el 12 de julio de1988, sustituyendo el Libro III del Código de Comercio, seestablecen ahora normas básicas, que reemplazan las numero-sas reglas existentes anteriormente. Las nuevas normas seaplican en el silencio de la convención de las partes, salvo enlas materias en que la norma sea expresamente imperativa.Las reglas del Código de Comercio sobre seguros marítimosnunca pudieron ser utilizadas y cayeron en rápida obsoles-cencia. La estructura de las normas que ahora se aplican alseguro marítimo permite adaptarlo a los cambios que pue-dan generarse en la materia; no hay soluciones acabadas alos problemas de interpretación. Se consagran normas esen-ciales y se deja a las partes que desarrollen los detalles.

A los seguros marítimos se aplican las disposiciones con-tenidas en los artículos 512 y siguientes hasta el 560 del Códi-go de Comercio, como disposiciones comunes, y se les aplicanen especial las reglas del Título VII del Libro III, que consti-tuyen las normas especiales de seguros marítimos.

210. Principales innovaciones sobre seguros marítimos. Trata-remos las más importantes, que son las siguientes:

211. Modificaciones sobre el objeto del seguro. Artículo 1160.La disposición actual menciona claramente los intereses ybienes asegurables y se clasifican las coberturas de riesgosacorde con las tendencias actuales de los mercados de segu-ros. La norma distingue tres clases de seguros:

a) Seguro de casco, relativo a la nave y artefactos navales;

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b) Seguro de carga, relativo a mercaderías o cualquieraotra clase de bienes que puedan sufrir riesgos del transportemarítimo, fluvial o lacustre, y

c) Seguro de responsabilidad de una nave u otro objeto,por los perjuicios que puedan resultar frente a terceros comoconsecuencia de su uso o navegación.

Estos últimos seguros los contratan las asociaciones dearmadores, para resguardar la actividad de sus miembros.

212. Innovaciones en materia de riesgos. Artículos 1162 y 1163.Se consideran riesgos todos los que implican aventuras marí-timas, incluyendo los que ocurran en ríos, lagos o canalesnavegables. Los riesgos de la naturaleza del seguro marítimosólo pueden ser excluidos mediante cláusula expresa en lapóliza respectiva.

213. Modificaciones sobre interés asegurable. En esta materiase trata de adoptar la terminología de la ley inglesa que seña-la cuándo se entiende que existe interés asegurable. Confor-me con ello, la nueva regla del artículo 1164 dispone quepuede tomar seguro marítimo toda persona que tenga uninterés en la conservación de la cosa asegurada mientras co-rra los riesgos de una aventura marítima, sea que ese interésafecte directamente a su patrimonio o a determinadas obliga-ciones suyas, en relación con la cosa asegurada. ¿Cuándodebe existir el interés asegurable? En la época que ocurra lapérdida. ¿Qué sucede cuando hay cambio de tenencia o depropiedad durante el período asegurado? La nueva normati-va deja en claro (art. 1167) que el seguro se entiende cele-brado por quien corresponda. Particularmente los segurosde carga son por cuenta de quien corresponda, aunque nosea el dueño de la cosa asegurada, relacionando esto con lafacultad de transferir los beneficios del seguro (art. 1168).

214. Valor asegurado. El nuevo texto del art. 1169 del Có-digo de Comercio adapta nuestro sistema de seguros a las

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modernas tendencias aplicadas en los centros internaciona-les de seguros marítimos. Se hace la distinción clásica entrepólizas valuadas y no valuadas, según que la cosa aseguradahaya sido o no valorada en la póliza respectiva. Cuando lacosa no ha sido avaluada se aplican las normas de los artícu-los 532, 533 y 535 del mismo Código, en relación con el verda-dero valor del bien asegurado, y después del siniestro seestablecerá dicho valor por todos los medios de prueba. En elcaso de los seguros de casco, las partes pueden fijar de comúnacuerdo el valor de la cosa asegurada en la póliza. Se presumi-rá que así se ha hecho, si se ha consignado expresamente en lapóliza un valor para la cosa asegurada. Este es el único verda-dero valor para todos los efectos del contrato, salvo que sepruebe fraude de alguna de las partes, caso en el cual se reco-noce la facultad de hacer una nueva valoración. No puedeimpugnarse el valor de la cosa asegurada valiéndose de la ocu-rrencia de un error como antes sucedía en las normas delantiguo Código de Comercio sobre la materia.

Puede ocurrir que alzando el valor de la cosa aseguradase pueda obtener enriquecimiento sin causa, pero se estimaque éste es un riesgo propio al contratar una póliza de segu-ro. En un caso de jurisprudencia que tuvo lugar en Inglate-rra, la Corte no dio lugar a la demanda de anulación delseguro basada en sobreavaluación de la nave, porque estimóque ambas partes estaban en iguales condiciones para haceresa valoración. Esta es la tendencia que sigue ahora nuestralegislación en materia de valor asegurado, a menos que sedemuestre fraude, como quedó dicho.

En materia de seguros de carga, el artículo 1171 estableceque la suma asegurada, además del valor de las cosas en elpuerto donde empieza la expedición, puede comprender to-dos los costos razonables para hacerlas llegar al lugar de sudestino, incluida la prima del seguro. Se consagra la facultadde llevar la suma asegurada más allá del costo de la cosa asegu-rada, pudiendo incluirse por ejemplo las ganancias previstaspor el exportador. Esto tiene una enorme importancia tratán-

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dose de exportaciones de frutas, cuando los exportadores nopudieran obtener el precio de venta de las mercaderías, poralgún siniestro o hecho que impida que lleguen a tiempo.

215. Modificaciones sobre perfeccionamiento del seguro. El con-trato de seguro es solemne por regla general; se requiere elotorgamiento de una póliza. Se aplica el principio “sin pólizano hay seguro”. Si se han convenido en forma verbal cosa,riesgo y prima, este acto tiene el carácter de una promesa deseguro y permite a las partes exigir el otorgamiento de lapóliza. Lo anterior ratifica el principio general en materia deseguro que “sin póliza no hay seguro”.

Este principio originaba problemas y desarmonías en lossistemas aseguradores mundiales. Es práctica generalmenteobservada que el asegurador convenga un contrato y se otor-guen algunos documentos preparatorios. Dependiendo laemisión de la póliza sólo del asegurador, no puede dejarse alasegurado en la eventualidad de carecer de seguro para cu-brir un determinado riesgo.

La nueva normativa señala en el artículo 1173 la formaen que se perfecciona el seguro marítimo. La regla está inspi-rada en el derecho inglés, especialmente en el Marine Insu-rance Act, sección 4ª. Tratándose del seguro de carga, quecomo ya dijimos se entiende contratado por quien corres-ponda, no es necesaria la individualización precisa del asegu-rado. Por otra parte, el artículo 1175 consagra la prácticamundial según la cual las partes se remiten a condicionespreestablecidas en formularios que se entienden incorpora-dos al contrato con la sola mención de la cláusula respectivadel correspondiente formulario. En verdad, la nueva regladel artículo 1175 del Código de Comercio no hace sino man-tener la norma que ya se había consagrado en el artículo 1565del Código Civil sobre interpretación de los contratos.

216. Efectos del contrato de seguro marítimo. Al respecto lanueva reglamentación no establece grandes innovaciones en

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relación a lo que estaba previsto en el texto antiguo del Códi-go de Comercio. Con todo, conviene destacar que el artícu-lo 1176 enfatiza la obligación del asegurado de informarcabalmente al asegurador, antes de perfeccionarse el contra-to, de toda circunstancia relativa a los riesgos que se proponeasegurar y que sea conocida de dicho asegurado. La normaestá consagrada en prácticamente todas las legislaciones deseguros del mundo; también lo estaba en el antiguo texto delCódigo de Comercio, pero se consideró necesario enfatizarlaporque los reaseguros marítimos se contratan en Inglaterra yen este país es obligación señalar cabalmente los riesgos paraaceptar o rechazar la cobertura de los mismos.

217. Prueba del siniestro. Artículo 1177. ¿Qué debe justifi-car el asegurado para obtener la indemnización de un siniestro?Respecto del daño, debe señalar los hechos que presumible-mente lo causaron. Constituye un derecho del asegurado por sucondición de tal el que deba ser indemnizado cuando ocurreun siniestro, de manera que sólo se limita a justificar que eldaño ha ocurrido y los hechos que presumiblemente lo cau-saron. Se invierte el peso de la prueba: es el asegurador quiendebe acreditar que el siniestro ocurrió por un riesgo no cu-bierto por la póliza.

218. Regla de la causa principal del daño. Artículo 1184. Elasegurador es responsable cuando se trata de un riesgo cu-bierto por la póliza. En la nueva normativa es difícil acreditarcuándo un siniestro no está cubierto. Según la regla del ar-tículo 1184, cuando la pérdida o daño de la cosa aseguradaproviene de varias causas, el asegurador es responsable si lacausa principal o determinante es un riesgo cubierto por lapóliza. Si no es posible determinar cuál fue la causa principalo si varias causas determinantes fueron simultáneas y entreellas hay una que constituye riesgo asegurado, el aseguradores responsable por el daño en los términos señalados en lapóliza. Las reglas indicadas sobre el caso en que no puede

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determinarse cuál fue la causa principal o cuándo existenvarias, se aplican, cualesquiera que sean las estipulaciones del con-trato. Aquí estamos frente a una regla imperativa.

219. Derechos del asegurado. A este propósito podemos se-ñalar que se actualizan los conceptos de averías, riesgos, pér-dida total asimilada. Respecto de esta última se indican en elartículo 1189 los casos más actuales según la costumbre delos países en los cuales el seguro marítimo está más desarro-llado. En cuanto a riesgos indemnizables, el artículo 1191dispone que salvo que la póliza estipule otra cosa, el asegura-dor es responsable por todos los siniestros que sufra la cosaasegurada durante el período de cobertura, aunque el mon-to de ellos exceda la suma asegurada.

220. Seguro de responsabilidad. Artículos 1200 y siguientes.Constituye una novedad introducida por la Ley Nº 18.680,que reemplazó el Libro III del Código de Comercio. Coneste seguro se cubre la responsabilidad de los armadores porlos perjuicios que la nave o los artefactos navales puedancausar a terceros por su uso y navegación. El origen de estosseguros está en la existencia de un Club de Protección entrelos armadores. El asegurado sólo tiene derecho a reembolsode la indemnización y de los gastos, cuando ya hubiere paga-do la indemnización de los perjuicios causados a los terceros.No existe ninguna relación entre el tercero perjudicado y elasegurador de la responsabilidad de la nave, de suerte queeste tercero carece de todo derecho para demandar al asegu-rador. Este principio tiene una importante excepción, que sepresenta cuando un asegurador de responsabilidad otorgauna garantía para cubrir la responsabilidad del asegurado,caso en el cual puede ser demandado directamente por eltercero a cuyo favor se ha emitido dicha garantía (art. 1201).

221. Modificación del artículo 553 del Código de Comercio. An-tes que esta norma fuera modificada, el asegurador podía

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exigir la cesión de los derechos del asegurado contra el terce-ro autor del siniestro, cuando hubiera pagado la indemniza-ción. Como interesado en la conservación de la cosa y envirtud de la cesión de los derechos del asegurado, podía de-mandar al tercero responsable. Este sistema tenía el inconve-niente de que se hacían impugnaciones a la forma en que sehabía efectuado la cesión de derechos, no que retardaba oenervaba el ejercicio de la acción.

Frente a esta dificultad que presentaba la antigua norma-tiva, se pensó en la posibilidad de otorgar una acción directaextracontractual, pero tal solución se desechó porque ibacontra la tendencia de unificar la responsabilidad marítima.La solución acogida en las nuevas reglas consiste en que elpago de la indemnización subroga al asegurador en los dere-chos del asegurado contra el tercero responsable del sinies-tro. Esta subrogación opera automáticamente en virtud delpago hecho por el asegurador; mientras no intervenga dichopago, sólo el asegurado tiene acción en contra del terceroresponsable del daño.

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