EL CORTE DE LOS MILAGROS...para algunos gijoneses este festival es como el islote de Perejil para...

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GIJÓN, 5 de julio de 2014 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXVII • GRATUITO • Nº 2 www.semananegra.org EL CO RTE D E LO S DISTOPÍAS: LA CARA «B» DEL FUTURO Por Rodolfo Martínez Página 4 FUTUROS DE MIERDA Por Jesús Palacios Página 5 MILAGROS MILAGROS Como los indigentes de la Corte de los Milagros de París en Nuestra Señora de París de Víctor Hugo, que eran ciegos y tullidos de día pero recuperaban cada noche milagrosamente la salud, nosotros, por más invá- lidos que podamos llegar a parecer, revivimos milagrosamente cada verano, y ya hace casi treinta. Con me- nos dinero, pero más ganas —aquí no se rinde nadie, carajo—, ayer se inauguró la XXVII Semana Negra con el corte de cinta por parte de las autoridades de esta ciudad y esta región maravillosas. Estuvieron presentes Vicente Álvarez Areces, cofundador de la SN, exalcalde, expresidente y senador; Susana Quirós, presiden- ta de la Semana Negra; Alejandro Calvo, viceconsejero de Educación, Cultura y Deporte del Principado de Asturias; Rafael Felgueroso, teniente de alcalde y concejal de Seguridad Ciudadana, y Fernando Couto, concejal de Desarrollo Económico y Empleo. Empezamos.

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GIJÓN, 5 de julio de 2014 • DIARIO DE LA SEMANA NEG RA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXVI I • GRATUITO • Nº 2

www.semananegra.org

EL CO RTE DE LO S

DISTOPÍAS:LA CARA «B»DEL FUTURO

Por Rodolfo Martínez

Página 4

FUTUROSDE MIERDA

Por Jesús Palacios

Página 5

MIL AGROSMIL AGROS

❑ Como los indigentes de la Corte de los Milagros de París en Nuestra Señora de Parísde Víctor Hugo, queeran ciegos y tullidos de día pero recuperaban cada noche milagrosamentela salud, nosotros, por más invá-lidos que podamos llegar a parecer, revivimos milagrosamente cada verano, y ya hace casi treinta. Con me-nos dinero, pero más ganas —aquí no se rinde nadie, carajo—, ayer se inauguró la XXVII Semana Negra conel corte de cinta por parte de las autoridades de esta ciudad y esta región maravillosas. Estuvieron presentesVicente Álvarez Areces, cofundador de la SN, exalcalde, expresidente y senador; Susana Quirós, presiden-ta de la Semana Negra; Alejandro Calvo, viceconsejero de Educación, Cultura y Deporte del Principado deAsturias; Rafael Felgueroso, teniente de alcalde y concejal de Seguridad Ciudadana, y Fernando Couto,concejal de Desarrollo Económico y Empleo. Empezamos.

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Viendo el tren llegar a la estaciónde Sanz Crespo, da la impresión de quela Semana Negra pasa el año por la Me-seta y, como algunas aves migratorias ymuchos jóvenes asturianos, regresa alnorte para disfrutar sus vacaciones deverano. Quizá sea su hibernación loque provoca que, entre otoño y prima-vera, siempre aparezca alguien dis-puesto a poner un palo en las ruedas delTren Negro, que casi todos los años tie-ne que sortear varios obstáculos paraencontrar el camino de vuelta a Gijón.Luego, a medida que la Semana Negrase acerca, la cosa siempre se acabaarreglando porque, seamos sinceros,para algunos gijoneses este festival escomo el islote de Perejil para algunosespañoles: no están muy pendientes deél hasta que amenazan con quitárselo.

Así pues, superados los interrogan-tes habituales que preceden a su trayec-to, el Tren Negro llegó a Gijón pocodespués de las cinco de la tarde, carga-do con más de medio centenar de per-sonas entre autores y miembros de laorganización. Allí, una nutrida repre-sentación de autoridades y periodistasesperaba para dar la bienvenida a auto-res como Miguel Ángel Molfino , QiuXiaolong, Ernesto Mallo, Juan Bo-lea, Boriana Dúkova o los mandarinesde la revista Mongolia. Además, laCharanga Ventolín se encargó de repre-sentar el resto de las facetas del certa-men interpretando clásicos de la Sema-na Negra como el Himno de Riego;acompañaron su interpretación, tam-bién en esta vigesimoséptima edición,diversos colectivos como ERA —Esta-

blecimientos Residenciales para Ancia-nos— y Parados y Precarios, que apro-vecharon la visibilidad del acto comoaltavoz de sus reivindicaciones.

Tras ello, los protagonistas tuvieronun par de horas de permiso que los másrápidos en instalarse aprovecharíantambién para tomar los primeros culi-nospor la ciudad, habida cuenta de quepor delante aguardaban aún más actosinstitucionales. En el primero de ellos,celebrado en el salón de recepcionesdel Ayuntamiento, el Director de Orga-nización de la Semana Negra,JoséLuis Paraja, renunció al privilegio quesupone ser el único ciudadano al quelos políticos ponen buena cara cuandoacude a sus dominios para hablar deconspiraciones, malas gentes y críme-nes —es decir, de literatura negra—, yprefirió destacar la capacidad del festi-val para superar, año tras año, todas las«polémicas estériles» que amenazan sudesarrollo. También se expresó en tonoconciliador el teniente de alcalde delAyuntamiento,Rafael Felguerosoque,en representación de todos los grupospolíticos del consistorio, y en compa-ñía de los ediles Fernando Couto (FA-C), Carmen Veiga (PSOE) y MaríaTeresa Menéndez Hevia (PP), desta-có la proyección internacional de la Se-mana Negra, un festival que es «refe-rencia en el ámbito de la literatura yque sigue teniendo su base en la ciudadde Gijón».

Por fin, la comitiva se trasladó a losterrenos de la Naval para proceder alprotocolario corte de la cinta, tambiénnegra, y dar el pistoletazo de salida a

diez días de conferencias, exposicionesy conciertos. A la foto se unió, en estecaso, el expresidente del Principado ysenador Vicente Álvarez Areces. Yasaben que para cortar cintas o poner pri-meras piedras no suelen faltar candida-tos; sin embargo, eso no es necesaria-mente malo. Al fin y al cabo, este tipode actos escenifican el conjunto de de-cisiones que toman los poderes públi-cos para invertir parte de sus recursosen eventos y obras que consideran deinterés general. Y la Semana Negra, adiferencia de otras inversiones, se acabaa tiempo, sin sobrecostes, y cumple conlo que se le exige: recibir a más de un

millón de visitantes y emplear unos te-rrenos infrautilizados como correa detransmisión cultural del actual motoreconómico de la ciudad: el turismo.

Es de agradecer que, gracias a la Se-mana Negra, aparezcan, junto a las pla-yas y la hostelería gijonesas, nombrescomo los de Jon Bilbao, Lorenzo Sil-va, Maruja Torres , Sarah Lark oEmilio Bueso, entre otros muchos.Nombres que dan entidad a una progra-mación cultural que se concentraráprincipalmente y durante más de cincohoras diarias, en las dos grandes carpasde encuentros del ferial. En cualquiercaso, este año cabe destacar especial-

mente la programación del tercer granpunto de encuentro literario del festival:por primera vez, la Semana Negra con-tará con una Carpa de las Bibliotecas,un espacio en el que, además de mesasredondas con jóvenes escritores y diver-sos clubes de lectura, las nuevas gene-raciones podrán engancharse al certa-men a través de cuentacuentos diarios ydel contacto con algunos de los autoresque escriben las obras con las que seinician en el camino infinito de la lectu-ra. Y eso es algo por lo que, desde lue-go, cualquier persona de bien entiendeque merece la pena cortar una cinta.

Víctor Muiña Fano

La primera partida de autores de la XXVII SN posa para A Quemarropaen la estación de Chamartín poco antes de la salida del Tren Negro.

Alejandro Gallo y Qiu Xiaolong charlan con Rafael Felgueroso.La expedición del Tren Negro a su llegada a Gijón.

José Luis Paraja presenta la XXVII SN ante las autoridades locales.

TR AS H UMANCIA NEGR A

A SO CI A CI Ó N

SEM A N A N EG RA

Presidente: Susana Quirós

Tesorero: Ceferino Menéndez

Director del Comité Organizador SN:

José Luis Paraja

Dirección:

Redacción:

Colaboradores:

Fotografía:

Preimpresión:

Imprime:

Pablo Batalla Cueto

Christian BartschVíctor Muiña Fano

Ángel de la CalleCarmen MorenoRodolfo MartínezJesús PalaciosJavier Cayado ValdésEduardo Morales

José Luis Morilla

Morilla Fotocomposición

Imprenta Mercantil

D.L

.: A

s-3.

417/

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LA S EMANA NEGR A S E P R ES ENTA A LOS GIJ ONES ES

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Este es mi sexto año en SemanaNegra y, cada año, el momento TrenNegro es uno de los más esperados.Sobre los raíles se hacen los prime-ros contactos, los primeros amigos,las primeras charlas sobre libros, pa-íses, sobre la vida de cada uno y esteaño, por supuesto, de Luis Suárez.¿El Mundial? ¿Qué cosa es el Mun-dial? En cambio un buen mordiscode realidad, siempre es un plato fuer-te para todos.

Los viajes en Tren Negro tienenfama de ser alocados, de ser una su-ma de movimientos de todos con to-dos, contra los asientos, contra otrospasajeros, con los vaivenes de unasvías que parecen hechas de piezas deLego, pero este año el viaje ha sidoespecialmente tranquilo. No ha habi-do canciones, ni bailes regionales, niapuestas locas que acaban con algúnmiembro de la prensa bebiendo infu-siones los diez días que dura esto yacostándose a las diez porque el Can-tábrico casi acaba con él. Pero, comoen los buenos libros de género negro,o en las películas de suspense, unasabe que cuando pase la calma algogordo va a ocurrir. Así que, en el fon-do, este Tren Negro debería darnosmás miedo que otros años en que noshemos limitado a cantar los hits deSabina, Serrat, incluso José Alfre-do (todos cantantes de moda y conun gran futuro por delante).

Siempre están las anécdotas deErnesto Mallo, que resultan comograndes secuencias de alguna pelícu-la de Louis de Funès. Si no hay queperderse las novelas de Mallo, tam-poco deberían perderse sus historias.

El resto de viajeros eran algo asícomo zombis que no podían dormir,aunque lo intentaban, ni hablar, aun-que también lo intentaban, y apenasse levantaron de sus asientos, comomucho cambiaron de postura. Lo hanadivinado, estos autores son los quevienen de allende los mares: Argenti-na, Panamá, Estados Unidos… El jetlag no respeta ni siquiera a los autoresconsagrados. Bueno, ni el jet lag, nilos retrasos imprevisibles de RENFEque nos alargaron el viaje unos trein-ta y cinco minutos más.

Por supuesto, no faltaron las rue-das de prensa dentro del tren. El

2014 será recordado como el año enel que menos ruedas de prensa se die-ron dentro del tren, lo que, de verdad,es muy de agradecer porque, estoysegura de que si los hermanos Marxhubieran visto alguna escena de estasruedas de prensa (fotógrafas subidasa los asientos haciendo instantáneaspor encima de la cámara de televi-sión, que está justo al lado de su re-portera, que tiene delante a la envia-da de México, que ha dejado a su de-recha a otra periodista sentada en elsuelo, mientras el resto invaden losasientos ocupados para poder tomarnotas), habrían rodado Una noche enel Tren Negro.

En esta ocasión las tres ruedas deprensa han sido de lo más interesan-tes y estimulantes. La primera corrióa cargo de los chicos de Mongolia,que no sólo hacen alarde de su senti-do del humor, sino que pasean conmucha humildad una inteligencia yuna independencia nada habitualdentro del periodismo, o el mundodel humor en revistas de este país.Mongolia se atreve con todo, sinmiedo, con honestidad y, sobre todo,con muchas risas. Avisan de que lle-gan a Gijón a «liarla», como es habi-tual en ellos y es seguro que nadie sequedará indiferente ante ellos. De he-cho, en los últimos años se han con-

vertido en los Clint Eastwoodde Se-mana Negra.

La segunda rueda de prensa la rea-lizaron Carlos Salem, Escandar Al-geet y Diego Ojeda, los tres poetasque este año harán las delicias de lasjovencitas en el recinto ferial leyendosus poemas.

La tercera y última rueda de pren-sa fue presentada por Ignacio delValle, que es uno de los responsablesde que Juan David Morgan, autorpanameño respetadísimo a nivel in-ternacional, haya subido en este pro-yecto negro y astur. Lo que prometeJuan David Morgan en sus dos inter-venciones programadas, una para ha-blar de su novela y la otra para hablardel Canal de Panamá, realmente pro-meten y mucho.

Y, como ningún viaje en el TrenNegro que se precie, por retraso quelleve o tranquilo que sea, puede aca-bar sin una manifestación, a nuestrallegada nos esperaban un puñado demanifestantes reclamando el no alcierre de ERA. Y la banda de música.Esa maravillosa banda de música dela que yo siempre espero que se ade-lante una hermosísima MarilynMonroe con su ukelele, pero jamássucede.

Y, sí, ya estamos, pero esto no hahecho más que empezar.

Ángel de la Calle presenta a los mongoles

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por CARMEN MORENO

Mercedes Rosende, la autora de este artículo y Elia Barceló.

Viajeros en animada conversación.

Miguel Ángel Molfino y Juan Sasturain

Juan David Morgan y acompañante

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Como todas las literaturas, la cien-cia-ficción es hija de su tiempo. Y, portanto, construye sus ficciones y especu-laciones a partir del presente. Es un es-pejo del mundo en el que ha sido crea-da, como siempre es el arte. Si la nove-la negra utiliza un microcosmos desangre y violencia para reflejar el ma-crocosmos de la realidad y el terror acu-de a nuestros miedos más profundos pa-ra mostrarnos cómo somos en lo máshondo y la novela histórica usa el pasa-do como reflejo y reflexión del presen-te, la ciencia ficción hace lo propio conel futuro; no con intención profética, si-no simplemente especulativa, reflexivao crítica. Y a veces, como desahogo, co-mo grito articulado en forma de histo-ria, como catarsis ante un presente queparece un callejón sin salida. Y el futu-ro que construye entonces es negro, des-esperado, un reflejo deformado que am-plifica lo peor de nuestro presente y quese pone ante nuestros ojos como adver-tencia.

Fue Tomás Moro quien inventó eltérmino "utopía" en la obra del mismonombre. Término que, en principio, sig-nifica "lugar inexistente" y que no tardóen derivar hacia la presentación de unasociedad ideal en la que los problemasde la humanidad habían sido soluciona-dos. De hecho, el adjetivo "utópico" hapasado al lenguaje común como des-cripción de aquello que es infinitamentebueno y totalmente imposible.

Pero no todas las utopías literariasfueron, por hacer un chiste fácil, utópi-cas. Algunas no tardaron en presentar-nos no una sociedad ideal sino todo locontrario: un mundo represivo que era,en cierta forma, un callejón sin salidasocial. A este tipo de historias se las de-nominó en un principio "antiutopías",pero no tardó en acuñarse en términomás ufónico "distopía" para categori-zarlas.

La distopía ha estado presente en laciencia ficción casi desde sus inicios. H.G. Wells (el verdadero padre de la cien-cia ficción para quien esto escribe) usóelementos claramente distópicos en va-rias de sus novelas.

En La máquina del tiempo (1895)nos muestra una sociedad en un remotofuturo cuya apariencia no puede ser másidílica, pero no tardamos en ver que ba-jo los pacíficos e indolentes Elois habi-tan los Morlocks, auténticos dueños delmundo que usan como ganado a losElois.

En Cuando el dormido despierte(1899) asistimos a una aparente utopíaen la que el hambre y la enfermedad han

sido erradicados… a costa de ser escla-vos de las grandes multinacionales y deque sólo cuente la economía; otros plan-teamientos, como la ética, han quedadoobsoletos. Tema, por otro lado, que esuno de los clichés habituales del cyber-punk. No es extraño que Wells lo antici-pase, dado que anticipó buena parte delos temas principales de lo que sería laposterior ciencia-ficción: el viaje en eltiempo, la invasión extraterrestre, la ma-nipulación genética, las mutaciones…

Yevgueni Zamiatin crea en Nosotros(1922) una distopía en la que el Estadocontrola los aspectos más personales delciudadano, llegando a gobernar inclusosu pensamiento. De este modo, el indi-viduo desaparece para convertirse en unsimple número.

La obra de Zamiatin influiría nota-blemente en posteriores autores, espe-cialmente en Aldous Huxley, cuyo Unmundo feliz (1932) le debe mucho al ru-so. Huxley nos presenta un futuro don-de los individuos son alterados científi-camente desde el nacimiento para con-dicionar su futuro profesional y crear"humanos especializados", dejando delado sus propias capacidades intrínsecas

e incluso su libre albedrío. Estas criatu-ras son mantenidas en un estado de per-manente satisfacción a base de drogas,sexo y diversiones. El viejo "pan y cir-co" romano pasado por el tamiz de laciencia ficción.

Por supuesto, la distopía más famo-sa es 1984 (1949) de George Orwell,que nos presenta un mundo en una gue-rra continua -y falsa- donde los ciudada-nos tienen el deber y la obligación deser felices mientras sirven a un todopo-deroso estado representado por la figuradel Hermano Mayor (sí, "Gran Herma-no", como otras tantas expresiones quese han hecho comunes, es un caso demala traducción) y en el que el pasado yel presente son continuamente cambia-dos y reescritos para acomodarse a lamitología estatal. Vista en principio co-mo una simple crítica al estalinismo, laobra de Orwell va mucho más allá deeso y representa, sin duda, uno de losmayores y más desesperados gritos derebeldía ante el totalitarismo que jamásse han escrito.

Recalco lo de "desesperado" porquesi hay una constante en el género distó-pico es la idea de que no hay salida. Sal-vo contadas excepciones, el sistemavence y el callejón sin salida social quenos muestra la distopía se convierte eneterno. Winston Smith termina amandoal Hermano Mayor, la revolución siem-pre pierde, la guerra es eterna y el odioes amor. Peor: la revolución es secreta-mente creada y alimentada por el siste-ma y utilizada por éste como válvula deescape.

La película Metrópolis (1927), deFritz Lang, que es casi una distopía demanual en buena parte de su metraje, esuna de las excepciones a esa regla. Lafalsa utopía que nos presenta (construi-da sobre el trabajo y la miseria de la cla-se trabajadora) acaba reconociendo suserrores y es capaz, pacíficamente, deponer coto a sus excesos. Ese final en elque "el corazón es el intermediario en-tre el cerebro y la mano" no es muy ha-bitual en el género distópico. Y con ra-zón: si algo nos muestra la historia esque no es precisamente a base de diálo-go y buena voluntad como se sale de lassituaciones de opresión.

A lo largo del tiempo, los elementosdistópicos han ido variando en impor-tancia en la ciencia-ficción. Son escasosdurante la edad de oro del género (losaños cuarenta del siglo XX), pero aso-man con claridad en la década siguientey no es casual que ésta esté presididapor el macarthismo y su caza de brujas.Novelas como El síndico (1953) de

Cyril Kornbluth o Mercaderes del espa-cio (1953) de Kornbluth y FrederickPohl tienen claros elementos distópicosen las sociedades que presentan: la pri-mera, dominada por la mafia; la segun-da por el capitalismo desatado y sin fre-nos.

Podríamos decir que, en general, loselementos distópicos han estado siem-pre presentes en el género. No siemprehan sido dominantes, pero nunca handesaparecido del todo. Y a menudo handado algunas de las mejores obras deciencia ficción, como las mencionadaspreviamente. O como La bomba increí-ble (1951) de Pedro Salinas, Fahrenheit451 (1953) de Ray Bradbury, La naran-ja mecánica (1962) de Anthony Bur-gess, Los desposeídos (1974) de Ursula

K. LeGuin, El jinete en la onda delshock (1975) de John Brunner, Saludmortal (1993) de Gabriel BermúdezCastillo, Leyes de mercado (2004) deRichard Morgan…

En los últimos tiempos, las obrascon elementos distópicos empiezan aabundar. Lo demuestran recientes anto-logías como Mañana todavía (2014), enla que doce autores nos asomamos, des-de el presente, a una docena de posiblesfuturos en los que no querríamos vivir.Incluso en campos ideológicamenteneutros (al menos en apariencia) comola literatura juvenil, lo distópico está pe-gando con fuerza y ahí está, sin ir máslejos, el éxito de Los juegos del hambre(2008), de Suzanne Collins.

¿Y por qué no? ¿Acaso no es lógicoque la distopía tenga una presencia másfuerte en aquellas épocas en las que laamenaza del totalitarismo (ya sea desdelos poderes políticos, losmilitares o los eco-nómicos) se hacemayor? ¿Es deextrañar, por tan-to, que en esta convulsa segunda décadadel siglo XXI llena de ecos de algunosde los momentos más negros del XX, ladistopía vuelva a estar de moda y gocede buena salud? ¿A alguien le puedesorprender que ante las perspectivas os-curas y desgarradoras del presente senos muestren posibles futuros no menosterribles?

La ciencia ficción es hija de su tiem-po, decía al principio. Y los oscuros fu-turos que muestran las distopías, el te-nebroso reflejo del presente que nosofrecen, son la mejor prueba de ello.

RODOLFO M ARTÍN EZ

Acompañamos la mesa redonda de hoy soviejos amigos de la Semana Negra: Rodoen la literatura, y Jesús Palacios , que esc(Candás, Asturias, 1965) es director de laciencia-ficción como Drímar. Palacios (Macolumna en este mismo diario, crítico de cine y literatura.

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Las distopías están de moda en el ci-ne —y en la literatura—, como si no tu-viéramos ya bastante con la realidadnuestra de cada día. De los tiempos glo-riosos en que lo distópico servía de an-tídoto a un presente imperfecto hasta laactualidad, cuando se ha convertido enplacebo para aguantar con mansedum-bre el mundo que nos rodea, el cine pa-rece haber cambiado también su papelde mensajero y guía por el de bufón yesquirol.

Es más bonito utilizar el término dis-topía, que da la vuelta por medio de unsimple sufijo displicente al de utopía—ese «buen» lugar que por definición noexiste ni existirá, posiblemente nunca—, pero lo cierto es que igualmente lícitosería emplear el menos disimulado decacotopía, que le gustaba tanto al teóri-co de la vigilancia y el castigo JeremyBentham—¿no es el cine en cierto mo-do una paradójica materialización de supanóptico?—, cuyas resonancias semán-ticas en nuestro cerebro son también asu vez más directas y realistas. Las uto-pías son lugares perfectos, situados fue-ra de este nuestro mundo, en islas perdi-das, pasados míticos o futuros lejanos…Las distopías son lugares de mierda, de-masiado parecidos a menudo a estenuestro mundo, por mucho que se sitúenen el futuro u otros planetas.

El cine, como artefacto utópico queera para nuestros bisabuelos —ya va pa-ra más que centenario— no podía sinosentirse fascinado por su capacidad in-édita para construir tanto utopías comodistopías ficticias, dotadas de un poderde convicción nuevo y brillante. Al fin yal cabo, la distopía no es más —ni me-

nos— que la utopía realizada, que poruna ley comparable a las de la termodi-námica, la gravedad (especial) o las deMurphy se transforma en su contrarioautomáticamente y en mayor medidacuanto más rápidamente se aproxima asu realización práctica. No es casual queAldous Huxleybautizara su clásico dis-tópico como Un mundo feliz, porque,sin duda, lo es. Pero dejemos las refle-xiones filosóficas para mejor ocasión.El cinematógrafo nos deslumbra casidesde sus inicios con su visión de socie-dades no sólo imperfectas, sino perfec-tamente opresivas y opresoras. Inhuma-nas y deshumanizadoras. Gran paradojade la máquina de los sueños, sus prime-ras pesadillas futuristas son luditas y an-titecnológicas:Metrópolis (1927) deLang y su entonces señora Thea vonHarbou, o Tiempos modernos (1936)de Chaplin, muestran de forma biendistinta pero congruente al hombre de-vorado por la máquina, apenas un en-granaje más entre sus ruedas implaca-bles. Frente al entusiasmo con que futu-ristas y constructivistas, fascistas ybolcheviques, reciben el amanecer delsiglo de la Megamáquina, que podríadecir Lewis Mumford , el cine, artefac-to tecnológico, sospecha de sí mismo,de su poder para sustituir la carne por elmetal (o el celuloide). El mapa por el te-rritorio. La realidad por sueños prefabri-cados. Con el advenimiento de Internet,la realidad virtual y la cultura digital, lasdistopías luditas renacen en las panta-llas: las sagas de Terminator (1984),Robocop (1987), Ghost in the Shell(1995) o Matrix (1999),Blade Runner(1982), El sexto día (2000), Avalon

(2001),Los sustitutos(2009)… La cul-pa es de la Máquina, sí. Pero, ¿quién es-tá detrás, manejando las palancas?

Distopía y paranoia son primas her-manas. Es lógico. Porque lo cierto esque nos persiguen. Nos persiguen, nosencierran, nos numeran y nos (re)edu-can. Nos programan, por nuestro propiobien, por supuesto. Otra cosa es que es-temos de acuerdo. Pero, ¿quiénes somosnosotros para llevar la contraria al GranHermano? Si la utopía es crítica, a me-nudo sátira, de nuestra sociedad, a tra-vés de la comparación y de la ausencia,la distopía lo es más todavía, a travésdel reflejo distorsionado y la omnipre-sencia. Sociedad del espejo y la panta-lla, del ojo y el cristal, de la vigilancia yla proyección. Las distopías cuestionanque las fuerzas vivas de la sociedad pre-tendan nuestro bien. El bien común. Elbien del individuo. No solo el paradig-ma de Zamyatin y Orwell —cuya me-jor adaptación a la pantalla sería el 1984de Radford, significativamente estrena-do el mismo 1984…—, cuyo Gran Her-mano da menos miedo hoy que el de Te-le 5, sino todos aquellos que gobiernanlas fuerzas históricas, intrahistóricas yextrahistóricas en filmes como Fahren-heit 451 (1966) —no leáis—,Lemmycontra Alphaville(1965) —no améis—,Edicto siglo XXI: Prohibido tener hijos(1972) —no os reproduzcáis—,La fugade Logan(1976) —no envejezcáis—…Y, bueno, ya sabéis: no fuméis, no con-duzcáis deprisa, no toméis drogas recre-ativas, no os manifestéis (violentamentey, si es posible, de ninguna otra forma,por favor)… Pero esa es otra película.

La edad dorada de la distopía cine-matográfica fueron los años sesenta ysetenta, cuando más cerca estuvo nuncael mundo occidental de la utopía y, portanto, más sospechaba de sí mismo, ba-jo el peso de los sombríos fantasmas dela guerra fría:La jetée(1962),Privile-gio (1967), El planeta de los simios(1968),Punishment Park(1971),La na-ranja mecánica(1971),El último hom-bre vivo (1971), THX 1138(1971), Eldormilón(1973),Cuando el destino nosalcance(1973),Almas de metal(1973),Zardoz (1974), Rollerball (1975), Lacarrera de la muerte del año 2000(1975), 2024: apocalipsis nuclear (Unmuchacho y su perro) (1975),NuevaYork, año 2012(1975), Sleeping Dogs(1977)… Sabían que tanto pedir liber-tad sexual, política, de cualquier tipo,pero libertad, libertad y libertad (¿paraqué?) no iba a llevar muy lejos. Quecontra la virtud de pedir está el vicio deno dar. Incluso de aplastar. La distopíaes, habitualmente, una odisea del Indi-viduo contra el Sistema, odisea conde-nada al fracaso o la victoria pírrica, quecuando cristaliza en revolución masivase convierte de inmediato en su contra-rio: un nuevo totalitarismo. En la fábulacinematográfica la ecuación no es dife-rente: si el individuo pierde en su deses-perada rebelión digna de un Sísifo, elespectador gana en consciencia, en vi-sión crítica, en poder sobre la imagen yla sociedad que la genera. Por el contra-rio, si en la misma ficción el individuotriunfa contra el sistema opresor, nuevoEspartaco futurista, el espectador pier-de y retorna feliz, sumiso y silencioso asoñar con corderos (o besugos) eléctri-cos en Navidad. La máquina triunfa.

Poco a poco, Hollywood, una disto-pía pluscuamperfecta en sí misma, haido anulando el poder de la narracióndistopiana en sí. Durante los ochenta y

noventa hubo todavía algunos ejemplosde buena praxis distópica cinematográ-fica: 1997: Rescate en Nueva York(1981), Brazil (1985), Perseguido(1987), Akira (1988), Están vivos(1988), Desafío total (1990), Acciónmutante (1993), Demolition Man(1993),Doce monos(1995),Juez Dredd(1995),Gattaca(1997),Starship Troo-pers (1997),Dark City (1998), y, natu-ralmente, la seminal y fundacional Bla-de Runner… Pero se van observando in-quietantes fenómenos —distópicos—en la propia producción hollywoodiensedel género. Por un lado, la distopía sedesliza cada vez más y más de su papelprotagonista al de mero escenario, nue-vo decorado emocionante, vistoso yhasta exótico para el thriller y la aven-tura. Por otro, solo algunos autores pa-recen preocuparse sinceramente porqueconserve cierto poder crítico y lucidez(Carpenter, Gillian , Verhoeven…). Y,finalmente, el golpe de gracia: el cyber-punk, hijo de Blade Runner, se rebelacontra el padre, le alcanza y le da muer-te. El futuro ya está aquí. La ciencia-fic-ción distópica se arrastra herida demuerte por la propia realidad. El vacíoentre distopía y sociedad, entre futuro ypresente continuo, es tan escaso, el sal-to tan breve, que cuesta considerar cien-cia-ficción títulos como Días extraños(1995), Código 46 (2003), A ScannerDarkly (2006),Idiocracia (2006) o Hi-jos de los hombres(2006). Todo conspi-ra contra la distopía en la pantalla, espe-cialmente la pantalla misma.

El golpe de gracia lo da el nuevo mi-lenio, y con él el nuevo paradigma delcine comercial. Un cine convertido enprivilegiado instrumento de la distopíano puede permitirse verdaderas distopí-as, como no puede tampoco permitirseignorar su valor (literal) y atractivo paralas masas oprimidas. Muchas películas,algunas excelentes y otras no, prefigu-ran el cambio irreversible:Battle Roya-le (2000),Equilibrium (2002),MinorityReport (2002), Yo, robot (2004), V deVendetta (2005)... La distopía ya no esun espacio crítico, es decorado fantásti-co para un entretenimiento escapista po-co o nada inocente. Como esos anun-

cios que te prometen ser diferente acambio de que compres y consumas lomismo que todos, el cine distópico es ladistopía misma en acción. Y acción eslo que ofrece. Para todas las edades ypúblicos posibles e imposibles. El futu-ro distópico made in Hollywoodes,simplemente, una Tierra Media, unaEdad Hyboria, una galaxia muy, muylejana, un videojuego post-apocalípticodonde el totalitarismo es un tópico, elindividualismo una parodia de sí mismoy la revolución un sedante. El durmien-te no sólo ya no despierta, sino que salemirando a su alrededor como un sonám-bulo, con ojos que no ven, para decirse,satisfecho, que podría ser peor. Y creerque algún nuevo Espartaco (o Pentesi-lea) adolescente, guapo y atlético, ven-drá a rescatarle de las fauces del EstadoTotalitario, cuando no quede otra. Nadiemenos divergente que el que va dondeva Vicente, viernes tras viernes, con fer-vor religioso, a tomar su dosis semanalde soma visual.

Reificada como valor en alza por lasociedad del espectáculo (de cuya natu-raleza distópica ya nos avisaron Fahren-heit 451, La víctima número diez(1965), Rollerball, La carrera de lamuerte del año 2000, Perseguidoo Lamuerte en directo(1980), entre otras),aprisionada al tiempo por la correcciónpolítica —patéticos intentos de volver ala naturaleza crítica del género comoDistrito 9 (2009),Monsters(2010),TheDivide (2011),Elysium(2013) o el nue-vo Robocop(2014), constreñidos porsus afanes didácticos y moralistas aca-ban por resultar incluso peores que sa-gas intrascendentes como Los juegosdel hambre (2012) o Divergente(2014)—, la distopía cinematográfica,con escasas excepciones minoritarias,autorales y de producción europea co-mo Snowpiercer(2013) o El congreso(2013), se ha convertido, ya lo decíamosal comienzo, en cacotopía. O sea: un fu-turo de mierda. Más pan y circo virtua-les, más rollerball y soylent green, paraun público replicante, espectador de supropia existencia, que parece estar, enrealidad, (in)cómodamente instalado enla distopía como forma de vida.

JESÚS PALACIOS

obre distopías con sendos artículos de dosolfo Martínez , que escribe sobre distopíascribe sobre distopías en el cine. Martíneza editorial Sportula y escritor de obras deadrid, 1964) es, además de autor de unacine y autor de numerosos ensayos sobre

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EL MITO DE LOVECRAFT

Hoy, sábado, entre las muchascriaturas, damas y caballeros, mons-truos y monstruos (así, por ese orden,como diría mi buen amigo el Dr.Fassbender), que deambularán poresta Semana Negra en la que he ins-talado temporalmente mi humildemuseo, se paseará también el viejoHoward Phillips Lovecraft , sin du-da, uno de los autores más influyen-

tes del siglo pasado, junto a Proust,Kafka , Joyce, Hammett o Tolkien,entre otros pocos. La prueba de elloes, precisamente, que estará muy pre-sente a lo largo de todo este festivalconsagrado a las negras artes litera-rias y similares, esta misma tarde gra-cias a la presentación a las siete ycuarto del libro de Emilio BuesoEx-traños eones(Valdemar), y más ade-lante con la de Los nombres muertos(Fantascy) de Jesús Cañadas. Dosnovelas que no pueden ser más dis-tintas entre sí, pero que invocan am-bas el mundo y la persona del extra-ño de Providence, cuyos Mitos deCthulhu siguen vivos en pleno sigloXXI, como lo estuvieran hace millo-nes de años, en los evos ignotos quedieron a luz este mísero planeta y acuyo seno vacío retornaremos, mástemprano que tarde.

Mucho se ha escrito y se escribesobre HPL. Biografías, ensayos,fan-zines, páginas web, novelas, relatos y,también, películas, música, espectá-culos teatrales, poemas y cualquiercosa que podamos imaginar. O que nisiquiera seamos capaces de imaginar,quizá. Pero me permitirán que cómo

alguien que tuvo el honor de conocer-le personalmente, disienta de la ma-yoría de estas evocaciones de su per-sona y personalidad. Como no podíaser de otra manera, Howard (permí-tanme también esta familiaridad) fre-cuentaba mi pequeño Museo, duranteel tiempo que estuvo instalado enRhode Island. No me importa afirmarque quizá buena parte de las ideas desus relatos se originaran en las vitri-nas de mis exposiciones… Seres mi-tad pez mitad hombres, criaturas ten-taculadas y babeantes, asesinos sub-normales, objetos malditos,grimorios medievales, deformesabortos en formol y toda suerte derestos absurdos, procedentes de enig-máticas civilizaciones desaparecidas,todo ello amontonado en las estante-rías y vasares de mi Museo de Mons-truos bien pudo inspirar su imagina-ción a la hora de pergeñar sus pesadi-llas literarias y ejercicios de horrorcósmico. Y si alguien tiene algunaduda al respecto, puede preguntar acualquier ciudadano entrado en añosde Dunwich, Arkham o Innsmouth,que podrá confirmarle mis palabrassin dudarlo.

Pero, amigos, a lo que íbamos.Howard no era un bicho más raro quela mayoría de los que he conocido alo largo de mi vida. Y puedo asegu-rarles que una institución cultural co-mo esta recibe muchos visitantes pe-culiares. Pero Lovecraft era, ante to-do, un tipo simpático. Algo tímido, sí.Con opiniones conservadoras, puede.Aunque no más que mucha gente deentonces. Y entonces como ahora, alfin y al cabo, rara vez aplicaba nadiesus ideas políticas o morales a la vidacorriente. Howard tenía amigos judí-os, homosexuales e incluso llegó acasarse (con una mujer, se entiende).No tuvo mucha suerte, claro, pero,¿quién la tiene? En definitiva, puedoasegurarles que no era ni ese espectroatormentado que nos gusta imaginarpaseando nocturnal por el camposan-to de Providence, ni ese criptofascis-ta enajenado que puede erróneamen-te deducirse de algunas de sus cartasy escritos, ni tampoco alguien quehablara cotidianamente con el engo-lado lenguaje del caballero diecio-chesco de Nueva Inglaterra que legustaba representar en su imagina-ción (eso sería como creer que Tol-kien hablaba élfico con su familia oGene Roddenberryklingon con lasuya, tanto como Aznar catalán en laintimidad…). En pocas palabras: Ho-

ward era un tipo mucho menos oscu-ro de lo que pensáis. Alguien a quienle gustaban los helados y las películasde fantasía espectaculares… como avosotros.

Pero si por algún azar o necesidadme ofrecieran su estirada y resecamomia para exhibirla en mi Museo,¡qué diablos! Llamadme schnorrersiqueréis, pero la cogería sin dudarlo,pagando lo que fuera. Porque segura-mente todos vosotros os agolparíaisde inmediato en la taquilla para sacaruna entrada y ver al espectro delhombre que subió las montañas de lalocura. Y es que quizá la mayor crea-ción de Lovecraft no fuera, al final,esa mitología alienígena cuyos diosesimpronunciables nos persiguen toda-vía hoy, sino él mismo. El Mito deLovecraft. El extraño, el extravagan-te, el misógino, el reaccionario, elmaldito Lovecraft, se ha convertidode espectador de mi Museo en criatu-ra fantástica digna de exhibirse en él.Un mito que le devoró en vida y no ledeja morir tranquilo… Aunque, comoya se sabe, no está muerto lo queduerme eternamente, y con los eonesextraños, hasta la muerte puede mo-rir. Esto último, si he de decir la ver-dad, no he acabado de entenderlonunca…, pero queda endemoniada-mente bien.

Ayer, mientras patrullaba los anti-guos terrenos de Naval Gijón, con losantiguos terrenos de Astilleros deCantábrico al fondo y la ya antiguaidea de la desindustrialización post-Maastricht merodeando mi costado,sentí la palpitación de una rubia entremis piernas y el suelo de la SemanaNegra. Una joya. Una de las antiguaspesetas.

En su reverso aparecía el águila deSan Juan y aquello de «Una, grande ylibre». En su anverso, la cara de JuanCarlos (Primero, que no Monedero)

lozana, jovial y de perfil, mostrandopose tranquila y campechana, pero deesto ya les hablará mejor la prensa es-pañola, tan avezada a felaciones rea-les; además, se leía la leyenda «JuanCarlos I. Rey de España. 1975».

El caso es que flexioné mi piernaizquierda y posicioné en 90 grados elángulo establecido entre el fémur y latibia de mi pierna izquierda, de mane-ra que ya estaba agachado ante la pri-mera representación del capital queencontré en mi camino. Pero entoncesme acordé de Kiko Veneno y dejé

aquella peseta rubia en un lugar visi-ble a fin de comprobar las reaccionesde la gente al encontrarla, pero tuveque irme de allí y hoy ya no estaba.

Expongo que:Siguen defendiendo las ovejas

obreras su derecho a no ser consulta-das, su derecho a obedecer a su amo(sus compañeros de clase no saben loque dicen, dicen), su derecho a negara sus semejantes el derecho a decidir.Besar la bota que te pisa, derecho es.

Triste idolatría a aquella bajada depantalones del 78, ni siquiera capaz

de condenar a un dictador. Derecho apensar que eso hubiese sido tan soloun acto simbólico sin repercusión re-al, claro. Derecho, ahora, a leer la ac-tualidad: nación España con una granmasa social no democrática que ven-de como concesión a determinadaideología la celebración de consultaspopulares.

España nunca entendió la demo-cracia, porque nunca se la explicaron.Era difícil de explicar que la demo-cracia no condenara la dictadura, quese puedan ver banderas o nombres defascistas en bares, calles, campos defútbol. España prefirió a Fraga y aGuerra (la tripartición de poderesmurió con Montesquieu). España esese rebaño que confía en el pastor quesostiene en su mano el cuchillo dematarife, pero no en la oveja de al la-

do, de la que teme que pueda robarleun bocado si se pone a balar. Los es-pañoles dan tanta pena que temenhasta sus propios votos, y quien leshizo así da tanto asco que no merecela Zarzuela, la Moncloa ni el Congre-so, sino nueve barrotes y tres paredes.Tal vez Felipe VI esté más preparadoque una persona con doble licenciatu-ra y dos másteres que trabaje en Lon-dres de limpiavasos, pero eso en de-mocracia debería decirlo la urna y nola tele.

Recordé a Kiko Veneno otra vez yaunque Rusia ya no es lo que era yAmérica es mucho más que GeorgeBush e incluso que todos los estadosde los Estados Unidos de Norteaméri-ca, generalizando confirmé: si tú nofueras tan americano, yo tampoco se-ría tan ruso.

REFLEXIONES LIBÉRRIMAS DE UN SETOCULTURETA,POLEMISTA, PODEMISTA Y ASTURTZALE / 1

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O RG A N I SM O S Y EM P RESA S CO LA BO RA D O RA S

11:00 Inicio de la distribución gratuita del número 2 de A Quemarropa.

17:00 Apertura del recinto de la SN:Feria del Libro. Mercadillo interétnico. Música en

el recinto. Terrazas. Atracciones de feria.

Apertura de exposiciones:

JOSÉMUÑOZ (carpa de Exposiciones).

MUNDOS DEL TRABAJO(carpa del Encuentro).

VOY A LA ESCUELA (calle Palafox).

FOTO Y PERIODISMO.

17.30 (Carpa del Encuentro-CdE) Presentación del libroHistorias del Ebro.Con la pre-

sencia de Virginia Aguilera, Javier Lahoz, Arrate Gallego, Marisa Fanlo, Pedro Hí-

jar, José Manuel González, Gemma Pérez Gallego, Santi Blasco, José Luis Mira-

gaya, José Luis Blasco, Julia Gallego y Ana María Rocañín. Conduce Juan Bolea.

17.30 (Espacio A Quemarropa-EAQ) Presentación de Máximo secreto.Con Fernando

Martínez Laínez y León Arsenal.

17.30 (Carpa Biblioasturias.com-CB) Cuentacuentos. Con Merche Medina.

18.00 (CdE) Presentación cruzada de Margen de error,de Berna González Harbour, y

La pena máxima,de Santiago Roncagliolo.

18.00 (EAQ) Presentación de Luciérnagas en la memoriade Pilar Sánchez Vicente. Con

Ernesto Mallo.

18.00 (CB) Encuentro con los lectores: Sarah Lark.

18.30 (EAQ) Mesa redonda:Distopías. Con Goran Tocilovac, Emilio Bueso, Rodolfo

Martínez, Elia Barceló y Mauricio Schwarz. Conduce Jesús Palacios.

18.45 (CB) Mesa redonda:Patrimonios arquitectónicos deshabitados en Gijón.Con An-

drés Bolagnos, Carlos F. Caycoya, Lorena Lozano y Marco Tamargo. Conduce Jo-

sé Ramón Alarcón.

19.00 (CdE) Un encuentro con Sarah Lark. Conducen Rafa González y Juan Bolea.

19.15 (EAQ) Presentación de Extraños eones,de Emilio Bueso. Con Jesús Palacios.

19.30 (CB) Cuenta Cuentos. Todos somos de aquí, de allá y de acullá. Con David Acera.

19.45 (CdE) Presentación de Curso urgente de política para gente decente,de Juan Car-

los Monedero. Con Ángel de la Calle.

19.45 (EAQ) Presentación de Todos los buenos soldados,de David Torres. Con Miguel

Barrero.

20.00 (CB) Meterse en un jardín digital: crear una editorial para ebooksy una platafor-

ma literaria digital.Con Gaztea Ruiz y Alberto Granda. Conduce Beatriz Rato.

20.30 (CdE) Mongolia habla con… Javier Crudo.

20.30 (EAQ) Presentación de Una caricia y castigo,de Goran Tocilovac. Con Jesús Pa-

lacios.

20.30 (CB) Tertulia sherlockiana. Con Rodolfo Martínez, Miguel Ángel Molfino, José

Goas Jul y Carmen Moreno. Conduce Alberto López Aroca.

21.00 (EAQ) Presentación de la colección Culturas del Trabajo. Con Irene Díaz, Amaya

Caunedo, Angélica Ramos y Alejandro Zapico. Conduce Rubén Vega.

21.30 (CdE) Hablando con Juan David Morgan. Conduce Ignacio del Valle.

22.30 Concierto en el Escenario Central:

Carburo

00.30 (CdE) Velada poética. Carlos Salem, Diego Ojeda, Escandar Algeet, José Eugenio

Sánchez, José Ramón Alarcón. Jam session. Presenta Marcelo Luján.

EL DIRECTOR DE AQ RECOMIENDA

Esto que su director emérito llamó hace muchos años, cuando aún no era emé-rito, una Disneylandia para niños trotskistas, comienza fuerte. Vienen Monedero ylos mongoles. Pero el gran estreno de hoy es una carpa nueva: la Carpa Biblioastu-rias.com, que desprecintará a las cinco y media un cuentacuentos, al cual sucederá,a eso de las seis, la aclamada escritora alemana Sarah Lark.

Lark es la mujer de los mil nombres. Para empezar, Lark no es el auténtico.Tampoco Elisabeth Rotenberg, ni Leonie Bell, ni Stephanie Tano, ni Ricarda Jor-dan, pseudónimos con los cuales ha firmado más de 150 libros sobre equitación. Elverdadero es... Bueno, pero eso, mejor, pregúntenselo a ella misma esta tarde. Po-drán preguntárselo en español: Lark/Rotenberg/Bell/Tano/Jordan/... reside en unahermosa casa de campo en la Almería rural, donde escribe magníficas novelas am-bientadas en la Nueva Zelanda de los maoríes y en el Caribe del siglo XVIII.

Del Caribe del siglo XXI, concretamente de Panamá, es Juan David Morgan,y en el Caribe del siglo XVII ha ambientado su última novela, protagonizada por unlegendario pirata inglés:Entre el honor y la espada, la vida de Henry Morgan. Ha-blaremos con Morgan —con el escritor, no con el pirata: nuestro exiguo presupues-to de festival no neoconno alcanza para pagar ouijas ni médiumes— a las 21:30 enla Carpa del Encuentro, donde a las doce y media desembarcarán Carlos Salem,Diego Ojeda, Escandar Algeet, José Eugenio Sánchez, José Ramón AlarcónyMarcelo Luján para dar inicio a su velada poética de masas.

En el Espacio AQ tendremos a Pilar Sánchez Vicentea las seis. Pilar nos traeeste año Luciérnagas en la memoria, su última novela, publicada en formato e-booky que conecta, igual que la Semana, dos distantes regiones, Asturias y el Tucumánargentino, a través de las historias de sendos protagonistas de ambos lados del char-co. Más tarde, a las ocho menos cuarto, será el turno de David Torres y su Todos losbuenos soldados, una novela cuya atractiva sinopsis promete «una guerra absurda enel norte de Marruecos, un grupo de legionarios con más hambre que principios, unconocido cómico actuando para animar a la tropa, un asesino desconocido que se to-ma la justicia por su mano y una única mujer capaz de despertar los peores instin-tos».

Hay, en fin, mucho que ver, mucho que leer. Mañana también vienen Tocilovac,Bueso, González Harbour; habrá una tertulia sherlockiana y una mesa redonda so-bre patrimonios arquitectónicos deshabitados en Gijón. Y churros, y criollos, y elRatón Vacilón, y todas esas cosas que sólo encontrarán en estos pagos.

Esto es la Semana Negra, amigos. Disfruten.

S Á B A D O 55PRO G RA M A

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DIEZ AÑOS.729 MUJERES ASESINADAS.

ELLAS NO PUEDEN ESTAR AQUÍ.

TRAE UNOS ZAPATOS A LOSCONTENEDORES FRENTE A LA

CARPA DEL ENCUENTRO

AVISO RECORDATORIO

EM A • EM TUSA • EM ULSA • REN FE • PO LI CÍ A LO CA L D E G I JÓ N • PO LI CÍ A N A CI O N A LBO CA TA ' S LA CA RPA • A Y UN TA M I EN TO D E A LLER • A STURI A S M O TO R • BO M BERO S D E G I JÓ N

CA N CI LLERÍ A D E LA REPÚBLI CA A RG EN TI N A EN ESPA Ñ A • I N STI TUTO FRA N CÉS