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EL CRITICISMO DE KANT Y LAS PARADOJAS GNOSEOLOGICAS

2. CONTEXTO HISTÓRICO Kant nació en Königsberg en 1724

1. Contexto histórico: Fue profesor universitario y murió en 1804. La vida de Kant transcurre en la

época de la Ilustración, en Prusia, durante el s. XVIII. Manuel Kant es el filósofo mas importante e

ilustrado de esta época. Durante toda su existencia estuvo dedicado al pensamiento, tanto su vida como

su actividad filosófica. Se apasionó por la política de su tiempo ya que era un entusiasta de la

independencia de Estados Unidos y de la Revolución Francesa. Pero en Alemania no existía una crítica

social y política como en Francia ya que los filósofos admiraban a los reyes de la dinastía de los

Federicos; la cultura se centraba en la Universidad donde los filósofos eran profesores. Esta es una

filosofía mucho más especulativa y técnica, centrada en problemas lógicos y metafísicos, conservadora

y no revolucionaria. No existe oposición entre la filosofía y la religión, la ciencia se había desarrollado

poco y el interés se centraba en las matemáticas. Por lo que se refiere políticamente a Prusia: Alemania

estaba políticamente disgregada en más de doscientos pequeños Estados. La sociedad era

mayoritariamente feudal, con una burguesía débil (y prácticamente inexistente), y un proceso de

industrialización aún balbuciente, todo lo cual retrasó la incorporación de Alemania al movimiento de

la Ilustración desarrollada por los ingleses y franceses en su mayor parte.

2. CONTEXTO FILOSÓFICO En lo que respecta a la filosofía, Kant comenzó su obra bajo la

influencia de Wolff, quien le transmitió su propia versión de Leibniz: un racionalismo ultrasistemático

que estaba en boga en las universidades alemanas. Pero cuando Kant conoció a Hume, despertó de su

modorra dogmática y ya nunca volvió a ser el mismo. (Esto se debe al escepticismo al que había

llegado con el principio de causalidad). Luego, rompió con Wolff y fue influido por las ideas de la

Ilustración, por el empirismo y en importante medida por las ideas científicas de Newton. En este

contexto, Kant intenta elaborar una Teoría del Conocimiento que sintetice lo mejor del racionalismo y

del empirismo, superando las limitaciones de cada uno. Tenemos así que, mientras el racionalismo

(caracterizado por su confianza absoluta en la razón y su desprecio por la experiencia), caía en el

dogmatismo ; el empirismo , al hacer de la experiencia el origen y el límite del conocimiento, se veía

incapacitado para justificar el valor universal y necesario de las leyes científicas, desembocando al final

en un escepticismo . La solución de Kant consistirá en diseñar un sistema que, concediendo el valor

debido a la experiencia, garantice la universalidad y necesidad del conocimiento. En Kant puede

notarse el mayor peso concedido a la arquitectónica sobre la búsqueda de un punto de partida absoluto

y sistemático.

3. EL PROYECTO METAFÍSICO En pocas palabras, a Kant le preocupaba la incapacidad del

racionalismo para demostrar de qué manera la experiencia se trocaba en conocimiento . No parecía

haber una base sólida para la filosofía, y esto es lo que se propuso establecer. Más precisamente, en sus

obras críticas planteó esta cuestión: ¿Puede la metafísica existir como ciencia? Recordemos que la

metafísica era el intento de comprender el mundo en su totalidad, el universo, yendo más allá de la

ciencia y de sus datos aislados para elaborar las explicaciones. Mucha gente, entre ellos el empirista

Hume, aducían que la metafísica era imposible. Dicho de otro modo, Kant pensaba que la ciencia

estaba logrando cosas maravillosas pero quedaban en pie serios problemas en cuanto a la filosofía, que

no parecía llevar a otra cosa que a callejones sin salida, como la metafísica o el empirismo. Lo que

Kant quiso decir es que el problema relativo al modo de conocimiento empleado por los científicos era

similar al modo metafísico de conocimiento de las ideas abstractas, como la libertad o la moral. Tanto

en la ciencia como en la metafísica declaró que la especie humana parte de datos que, elaborados, dan

lugar a un juicio, y el proceso es semejante en ambas disciplinas. El auténtico método de la metafísica

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es, en lo esencial, el mismo que Newton aplicó en la ciencia dándole tan buenos frutos. Así pues, Kant

se lanzó a descubrir las verdaderas capacidades del pensamiento.

Kant en el criticismo está convencido de que es posible el conocimiento, de que hay una verdad. Pero

mientras esta confianza induce al dogmatismo a aceptar despreocupadamente, por decirlo así, todas las

afirmaciones de la razón humana y a no reconocer límites al poder del conocimiento humano, el

criticismo próximo en esto al escepticismo, une a la confianza en el conocimiento humano en general la

desconfianza hacia todo conocimiento determinado. El criticismo es reflexivo y crítico. Es un término

medio entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica. Para Kant el conocimiento era el

fruto de una síntesis entre la experiencia y los conceptos; sin los sentidos no tendríamos consciencia de

ningún objeto, pero sin el entendimiento no podríamos formarnos ninguna concepción del objeto. El

proceso de adquisición del conocimiento era único y abarcaba la percepción, la imaginación y el

entendimiento: había una interacción de sensibilidad y comprensión. Pensamiento puro y experiencia

sensorial van juntos. Kant explicó, luego exactamente cómo, según el, operaba este proceso. En primer

lugar dijo que el “Espacio” y el “Tiempo” eran dados a todos los seres humanos como intuiciones puras

a priori. Eran intuiciones absolutas, independientes de las impresiones sensoriales, a las que antecedían.

En segundo lugar, postuló que estructuramos nuestra manera de captar la realidad a través de las

CATEGORÍAS DEL PENSAMIENTO, que constituían una suerte de aparato conceptual básico para

dar un sentido al mundo.

EL CONOCIMIENTO A PRIORI / A POSTERIORI El conocimiento A PRIORI es aquel

conocimiento procede de las facultades del sujeto, no de la experiencia. Se caracteriza por la

universalidad y necesidad. Por el contrario, lo a posteriori será aquello que es dependiente de la

experiencia contingente y particular. Lo a priori o lo a posteriori tiene un sentido epistemológico. Kant

definió el conocimiento a priori como el que proviene puramente del raciocinio y es independiente de

la experiencia. Las verdades a priori son aquellas que pueden conocerse antes de la experiencia. Kant

identifica lo racional de las ciencias con los conocimientos a priori que éstas incluyen. La lógica es

meramente formal y, consiguientemente, es completamente a priori. El conocimiento a priori es

independiente de la experiencia, porque si bien todo conocimiento comienza con la experiencia no todo

procede de él. Antes de Kant, a priori significaba un conocimiento cuyo objeto estaba en un mundo

platónico del que nuestro mundo sensible era una copia o, en versión moderna, era el conocimiento de

las ideas innatas de los racionalistas puesta por Dios en nuestro intelecto. Para Kant, sólo hay otra

forma de conocimiento distinta de la experiencia, que es el conocimiento de la propia razón. Ese

conocimiento de la propia razón es lo que Kant denomina conocimiento a priori. El conocimiento a

priori es el conocimiento de la estructura de la razón, considerando a la razón una facultad, una

capacidad humana, y esto es esencial, para conocer el mundo sensible. Los dos criterios independientes

que Kant establece para reconocer un conocimiento a priori es el de la necesidad y la universalidad

estricta. Con lo segundo, Kant se refiere a que una proposición (o juicio) no admite excepciones. Con

lo primero Kant se refiere metafísicamente a la calidad de algo verdadero de ser siempre verdadero

independientemente de la constitución del mundo.

DISTINCIÓN ANALÍTICO-SINTÉTICO Pero Kant no cree suficiente la distinción a priori – a

posteriori e introduce la distinción analítico – sintético. La distinción entre juicios sintéticos y

analíticos se establece a partir de la relación de inclusión entre dos conceptos: un sujeto A y un

predicado B. Según Kant, en un juicio o proposición el predicado puede estar incluido en el sujeto o no.

Si lo está el juicio es analítico; si no (o sea, si los conceptos A y B son disjuntos), es sintético. Kant

también establece la distinción diferenciando entre juzgar un concepto (el del sujeto) analíticamente o

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juzgarlo sintéticamente. En el caso de los juicios analíticos no salimos del concepto sujeto para decidir

algo sobre él: la relación entre los conceptos es de identidad o contradicción siguiendo el principio de

determinabilidad según el cual sólo uno de cada par de predicados opuestos entre sí

contradictoriamente puede convenir al concepto. En el primer caso, en el caso de la relación de

identidad, el predicado es idéntico a una parte del sujeto; en el segundo caso, la relación entre el sujeto

y el predicado es o no de contradicción: el predicado contradice o no al sujeto. En consecuencia, los

juicios analíticos son verdaderos en virtud de su significado y verdadero en todos los mundos posibles

en virtud de su significado. Algo que es analíticamente verdadero será tanto necesario como a priori.

JUICIOS SINTÉTICOS Y FENÓMENOS En el caso de los juicios sintéticos, hay que ir más allá del

concepto del sujeto, hace falta un tercer elemento, una X, que relacione sujeto y predicado. En los

juicios de experiencia dicha X es la experiencia completa del objeto (por tanto, con una intuición de por

medio) que pienso mediante un concepto A, el cual constituye sólo una parte de esa experiencia. Se

trata de juicios no necesarios, a posteriori, juicios sintéticos a posteriori. Pero hay juicios sintéticos a

priori, en los que la X es un conocimiento a priori: una intuición pura. La ciencia física, paradigma de

todas las demás, se basa en categorías y juicios sintéticos a priori, que son universales y necesarios, a la

vez que referidos a la experiencia. Además, todos los juicios matemáticos son sintéticos a priori. Con

esto, Kant insistía en que los enunciados SINTÉTICOS A PRIORI eran posibles. Para Kant la

referencia inmediata a un objeto es la intuición. La intuición tiene lugar cuando se da el objeto. La

intuición humana es la posibilidad de ser afectado por un objeto a nivel empírico, cuyo efecto se

denomina “sensación” y el objeto “fenómeno”. Así Kant contrapone fenómeno y noúmeno. El

fenómeno es el objeto de la experiencia posible y es el resultado de aplicar las formas puras a priori de

la sensibilidad (espacio y tiempo) a los datos empíricos o sensibles. En un fenómeno hay que distinguir

entre su materia y su forma. La materia del fenómeno es la sensación y la forma del fenómeno es el

espacio y el tiempo. Nuestro conocimiento es siempre fenoménico ya que no podemos saber cómo son

las cosas en sí (noúmenos), puesto que conocerlas o tener experiencia de ellas es subsumirlas bajo las

formas puras a priori de la sensibilidad (primera síntesis) y del entendimiento (segunda síntesis:

categorías). La forma es lo que hace que el fenómeno pueda ser ordenado en ciertas relaciones. Está a

priori en la mente. Es pura (es decir no admite sensación). Se denomina también intuición pura. En

otros términos, la forma de la sensación es lo objetivamente común para los seres racionales sensibles

humanos. Kant primero aislará la sensibilidad, y luego apartará de ésta lo perteneciente a la sensación y

se quedará con la intuición pura. Como resultado Kant llegará a los conceptos de espacio y el tiempo.

9. LOS CONCEPTOS DE ESPACIO Y TIEMPO Para Kant los conceptos pueden proceder del

entendimiento o de la sensibilidad. En el primer caso se extraen del propio entendimiento; en el

segundo, de intuiciones. El espacio y el tiempo son conceptos que proceden de la sensibilidad. Y ello

permite a Kant distinguir entre el concepto de espacio y su determinación geométrica, que procedería

del entendimiento. Obsérvese pues, que Kant distingue el concepto de espacio (concepto originado en

una intuición, la intuición pura) de su determinación geométrica. Recordemos que el principio de la

determinabilidad de un concepto afirma que sólo uno de cada par de predicados opuestos entre sí

contradictoriamente puede convenir al concepto en cuestión. Por tanto, el espacio, en tanto que

intuición pura determinada (conceptualizada) geométricamente deberá ser no contradictorio. Es la

única condición que la filosofía de Kant pone a la geometría. Qué geometría sea, las tesis no lo

suponen. Es indiferente señalar a la geometría no euclidiana como refutación de los conceptos de

espacio y tiempo de Kant. Hay que añadir que, para Kant, el espacio por un lado, y el tiempo, por otro,

son dos conjuntos de relaciones que forman dos totalidades individuales. Sin embargo, no son objetos.

Por tanto, Kant niega que con el espacio y el tiempo tengamos entes matemáticos. Y puede hacerlo

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porque el espacio y el tiempo, para Kant, no se dan solos, aislados. Podemos imaginarlo así, pero el

hecho es que según Kant no se dan aislados. El espacio y el tiempo siempre están con aquello de que

son forma , es decir, de aquello de lo que constituyen sus relaciones objetivas: los objetos empíricos.

Podemos intuir el espacio y el tiempo, pero esa intuición no proporciona conocimiento. Kant ha

establecido que la espacialidad y la temporalidad son condiciones a priori de la receptividad de las

impresiones. Pero, con ello todavía no conocemos, pues hace falta que las intuiciones sean pensadas,

determinadas, conceptualizadas y para ello está el entendimiento. La generación del concepto, dirá

después, es debida a la síntesis de la imaginación, pero el entendimiento ha de intervenir analizando y

reduciendo así a un concepto. Así, por ejemplo, contar es una síntesis pura según conceptos que se

desarrolla de acuerdo con el principio común de unidad. Si contamos hasta diez el concepto es la

decena. O sea, sólo con la intervención del entendimiento hay matemáticas, sólo con el entendimiento

hay geometría o aritmética y no mera espacialidad y temporalidad. Porque las matemáticas exhiben

principios que no derivan del entendimiento, sino de la intuición, del espacio y el tiempo, pero tales

principios o conceptos se extraen mediante el entendimiento.

10. CATEGORÍAS Y CONCEPTOS Kant invierte la noción de forma que hizo Aristóteles o la

escolástica, dando un giro copernicano a la filosofía. La forma es lo que "pone" el sujeto o

el cognoscente en el acto de conocer (sensible e intelectualmente) los objetos. Esto que el sujeto pone

es independiente de la experiencia, es decir: es a priori. Las formas (puras) de la sensibilidad son el

espacio y el tiempo y las formas (puras) del entendimiento son las categorías de cantidad, cualidad,

relación y modalidad. Para Kant el cognoscente es un elemento activo, constructivo de lo fenoménico.

Las categorías son conceptos vacíos, que han de llenarse con los datos procedentes del conocimiento

sensible. Por ello insiste Kant en que no hay conocimiento de aquello de lo que no hay intuiciones, es

decir, de aquello que no es fenómeno. Pensar los conceptos puros o categorías sin aplicarlos a

intuiciones no es conocer. Para que haya conocimiento, tiene que haber una síntesis entre sensibilidad y

entendimiento, entre concepto puro e intuición. El concepto es una regla de unificación, aplicable a

intuiciones concretas. Así, las categorías unifican la espaciotemporalidad en un esquema o imagen

(formado en la facultad de la imaginación, que hace de intermediaria entre la sensibilidad y el

entendimiento), guardado en la memoria, aplicable a cualquier conjunto de datos.

11. LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO: NOÚMENO La razón es la facultad superior del hombre.

Tiene la función reguladora del proceso de conocimiento. La razón nos proporciona el empuje para el

conocer, ya que la razón es una continua aspirante a la comprensión de la realidad en su totalidad.

Según Kant: “La mera consciencia de mi propia existencia demuestra la existencia de los objetos en el

espacio que me rodea”. Pero comprender la realidad en su totalidad lo entiende Kant como una

aspiración a lo absoluto, a lo incondicionado (lo que no depende de la experiencia). Esta aspiración es

ilegítima. El conocimiento sólo es posible a partir del fenómeno, de lo espaciotemporal. Kant está

fijándole límites al conocimiento. Todo lo que está más allá de la experiencia, de lo dado en el espacio

y en el tiempo, es lo que denomina Kant el noúmeno, o también, la cosa en sí. Y sobre esto no puede

haber ciencia. Con noúmeno Kant designa a la cosa en sí, existente pero no conocida. El noúmeno, en

tanto que no puede ser objeto de una intuición sensible y como no hay intuiciones intelectuales, es

incognoscible. Nuestro conocimiento se limita a lo meramente fenoménico, de aquí que la filosofía

kantiana sea denominada idealista. La tentativa de ir más allá del mundo fenoménico, de aplicar los

conceptos fuera de los límites establecidos por su aplicación empírica, origina inevitablemente

paradojas, falacias y contradicciones efectivas. En Kant la antilogía se vuelve una forma inevitable de

actividad racional cada vez que ésta pretende extender sus enunciados a lo incondicionado

independientemente de las intuiciones sensibles. En tal caso, la razón produce proposiciones

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contradictorias, no a consecuencia de errores accidentales, o de juegos perversos sino por una

necesidad de transgresión de los límites de la objetividad científica. Kant sostuvo que los argumentos

metafísicos tradicionales sobre el alma, la inmortalidad, Dios y el libre albedrío desbordaban los límites

de la razón. Este solo encontraba empleo legítimo en la esfera práctica, en el conocimiento del mundo.

12. EL PROBLEMA DE LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO: FENOMENALISMO El

fenomenalismo es la teoría según la cual no conocemos las cosas como son en sí, sino como se nos

aparecen. Por ello, se la considera un término medio entre el dogmatismo y el escepticismo. Para el

fenomenalismo hay cosas reales, pero no podemos conocer su esencia. Sólo podemos saber “que” las

cosas son, pero no “lo que” son. El fenomenalismo admite cosas reales pero limita el conocimiento a la

consciencia, al mundo de la apariencia, de lo cual resulta la incognoscibilidad de las cosas en sí. Las

cosas no están constituidas como las percibimos. Las cualidades secundarias, como los colores, los

olores, el sabor, etc., no convienen a las cosas mismas sino que surgen sólo en nuestra consciencia.

Según el fenomenalismo, las cosas no tienen cualidades primarias, como la forma, la extensión, el

movimiento y, por ende, todas las propiedades espaciales y temporales, y las desplaza a la consciencia.

El espacio y el tiempo son únicamente, según Kant, formas de nuestra intuición, funciones de nuestra

sensibilidad, que disponen las sensaciones en una yuxtaposición y una sucesión, o las ordenan en el

espacio y en el tiempo, de un modo inconsciente e involuntario. Pero el fenomenalismo no se detiene

en esto. También las propiedades conceptuales de las cosas, y no meramente las intuitivas, proceden,

según él, de la consciencia. Cuando concebimos el mundo como compuesto de cosas que están dotadas

de propiedades, o sea, cuando aplicamos a los fenómenos el concepto de sustancia; o cuando

consideramos ciertos procesos como producidos por una causa, esto es, cuando empleamos el concepto

de causalidad; o cuando hablamos de la realidad, la posibilidad, la necesidad, todo esto se funda en

opinión del fenomenalismo, en ciertas formas y funciones a priori del entendimiento, las cuales,

excitadas por las sensaciones, entran en acción independientemente de nuestra voluntad.

13. EL FENOMENALISMO Los conceptos supremos o las categorías, que aplicamos a los fenómenos,

no representan, por consiguiente, propiedades objetivas de las cosas, sino que son formas lógicas

subjetivas de nuestro entendimiento, el cual ordena con su ayuda los fenómenos y hace surgir de este

modo ese mundo objetivo que, en opinión del hombre ingenuo, existe sin nuestra cooperación y con

anterioridad a todo conocimiento. Según esto, en sentir del fenomenalismo nos las habemos siempre

con el mundo fenoménico, esto es, con el mundo tal como se nos aparece por razón de la organización

a priori de la conciencia, nunca con la cosa en sí. El mundo en que vivimos es un mundo formado por

nuestra consciencia . Nunca podemos conocer cómo está constituido el mundo en sí, esto es,

prescindiendo de nuestra consciencia y de sus formas a priori. Pues tan pronto como tratamos de

conocer las cosas, las introducimos, en las formas de la consciencia. Ya no tenemos pues ante nosotros

la cosa en sí, sino la cosa como se nos aparece, o sea, el fenómeno. Resumen de la teoría del

fenomenalismo 1. La cosa en sí es incognoscible 2. Nuestro conocimiento permanece limitado al

mundo fenoménico 3. Este surge en nuestra consciencia porque ordenamos y elaboramos el material

sensible con arreglo a las formas a priori de la intuición y del entendimiento.

14. EL PROBLEMA DE LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO: APRIORISMO Veamos las líneas

maestras del empirismo y del racionalismo: EMPIRISMO a. Todo conocimiento proviene de la

experiencia b. No existen ideas innatas c. Tiene dificultades para demostrar la necesidad lógica de las

leyes de la experiencia d. Proposiciones sintéticas - Conocimiento a posteriori RACIONALISMO a. El

conocimiento proviene dela deducción lógica racional b. Las ideas innatas son la única base segura del

saber. c. Tiene dificultades para conectar su certeza lógica con la realidad d. Proposiciones analíticas -

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Conocimiento a priori El criticismo en este problema supera ambas tradicionales propuestas y concibe

el apriorismo que unifica ambas posturas pero prioriza el factor racional. El apriorismo considera que la

experiencia y el pensamiento son fuentes del conocimiento. Como ya lo dice el nombre de apriorismo,

nuestro conocimiento presenta elementos a priori, independientes de la experiencia, pero ellos son de

naturaleza formal. No son contenidos ni conceptos perfectos sino formas del conocimiento. Estas

formas reciben su contenido de la experiencia.

15. EL APRIORISMO Los factores a priori semejan recipientes vacíos que la experiencia llena de

contenidos concretos. El principio del apriorismo dice: “Los conceptos sin las intuiciones son vacíos,

las intuiciones sin los conceptos son ciegas”. Según el criticismo el factor a priori no procede de la

experiencia, sino del pensamiento, de la razón. Esta imprime en cierto modo las formas a priori de la

materia empírica y constituye de esta suerte los objetos del conocimiento. El pensamiento no se

conduce receptiva y pasivamente frente a la experiencia sino espontánea y activamente. Para Kant la

materia del conocimiento proviene de la experiencia y la forma procede del pensamiento. Con la

materia se significan las sensaciones. Estas carecen de toda regla y orden, representan un puro caos.

Nuestro pensamiento crea el orden en este caos, enlazando unos conceptos con otros y poniendo en

conexión los contenidos de las sensaciones. Esto se verifica mediante las formas de la intuición y el

pensamiento. Las formas de la intuición son el espacio y el tiempo . La conciencia cognoscente

empieza introduciendo el orden en el tumulto de las sensaciones, ordenándolas en el espacio y en el

tiempo, en una yuxtaposición y en una sucesión. Introduce, luego una nueva conexión entre los

contenidos de la percepción con ayuda de las formas del pensamiento. (Por ejemplo, la noción de

causalidad). Como se ha visto, la consciencia toma los sillares de la experiencia, pero el modo y

manera de erigir el edificio, la estructura entera de la construcción, está determinada por las leyes

inmanentes al pensamiento, por las formas y las funciones a priori de la conciencia.

16. 4 PARADOJAS GNOSEOLÓGICAS PRIMERA ANTINOMIA DE LA RAZÓN PURA

PARADOJA DEL GATO DE SCHRÖDINGER PARADOJA DE LA TEORÍA DEL

CONOCIMIENTO PARADOJA DEL NOÚMENO

17. PRIMERA ANTINOMIA DE KANT Según Inmanuel Kant, la antinomia (conflicto de leyes) “

(…) de la razón pura pondrá a la vista los principios trascendentales de una presunta cosmología pura

(racional) no para considerarla valedera y apropiársela, sino, como ya indica el nombre de conflicto de

la razón, [para] exponerla en su apariencia deslumbradora, pero falsa, como una idea que no puede

conciliarse con ningún fenómeno.” Éste es para Kant el primer conflicto de las ideas trascendentales: “

TESIS El mundo tiene un comienzo en el tiempo y con respecto al espacio también está encerrado

entre límites. DEMOSTRACIÓN En efecto, supongamos que el mundo no tenga comienzo en el

tiempo: siendo así, hasta cualquier momento dado habrá transcurrido una eternidad y, en consecuencia,

habrá transcurrido una infinita serie de estados de las cosas del mundo que se suceden unos a otros.

Ahora bien, la infinidad de una serie consiste en que no puede completarse nunca por medio de

sucesivas síntesis. Por lo tanto, es imposible una serie cósmica infinita transcurrida y, en consecuencia,

un comienzo del mundo es condición necesaria de su existencia, que es lo que había que demostrar

primero. ANTITESIS El mundo no tiene comienzo ni límites en el espacio, sino que es infinito tanto

en el tiempo como en el espacio. DEMOSTRACIÓN En efecto, pongamos que tenga un comienzo.

Como el comienzo es una existencia que va precedida de un tiempo en que no existe la cosa, es preciso

que haya precedido un tiempo en el que el mundo no fuera, o sea, un tiempo vacío. Ahora bien, en un

tiempo vacío no es posible que nazca cosa alguna, porque ninguna parte de tal tiempo tiene, ante otra,

condición distintiva alguna de la existencia de preferencia la de la no existencia (tanto si se admite que

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nace por sí misma como por otra causa). Por consiguiente, aunque en el mundo pueden comenzar

varias series de cosas, el mundo mismo no puede tener comienzo y, por lo tanto, es infinito respecto del

tiempo pasado”

18. DESARROLLO Kant fue el primero en acuñar el término ‘antinomia’ cuando escribió la primera

antinomia de la razón pura. Él trata de demostrar tanto la tesis “El mundo tiene un principio en el

tiempo” como la antítesis “El mundo no tiene principio … sino que es … infinito”, lo que, si las

demostraciones fueran correctas, constituiría una contradicción. Una de las respuestas, la tesis finitista,

se empeñará en demostrar el acabamiento de las series de causa: afirma que el mundo tiene un

comienzo en el tiempo y, con respecto al espacio, está igualmente encerrado entre límites; la otra, la

antítesis infinitista (que recuerda el argumento de Arquitas en la Antigüedad), arguye que si suponemos

el mundo como totalidad finita, esto equivale a negar la totalidad pues fuera de ella es dable esperar

algo más. Ahora bien, sabemos que existe el prejuicio de que algo infinito (en términos matemáticos:

un conjunto ordenado infinito) no puede tener fin . Efectivamente, existen conjunto ordenados infinitos

sin principio ni fin, como el de los números enteros (negativos y positivos) o el de los reales. Pero,

también existen otros con principio y sin fin, por ejemplo: {0, 1, 2, 3, …} sin principio y con fin, como:

{…, -3, -2, -1, 0} y con principio y con fin, como los números reales entre 0 y 1, ambos incluidos, los

refiere al fin, se presenta explícitamente en la ya mencionada primera antinomia de la razón pura de

Kant. Aquí nos interesa la supuesta demostración de la tesis, o sea, la supuesta refutación de la

antítesis: “Si el mundo no tuviera principio en el tiempo, entonces una eternidad (un conjunto ordenado

de infinitos segundos) habría transcurrido (tendría en el segundo actual su segundo final)”. Según la

concepción kantiana de lo infinito, esto no es posible, porque, su “no-completabilidad por síntesis

sucesiva” excluiría, según él, que una infinita secuencia pueda haber transcurrido (aquí entra el

prejuicio). Sin embargo, según el tratamiento matemático, es perfectamente posible que un conjunto

ordenado de infinitos segundos tenga un segundo final: { …, f } Así, para la matemática moderna no

rige la antinomia kantiana. Lo único que tal vez queda demostrado es que solo la concepción kantiana

de lo infinito puede conducir a antinomias. Pero, p ara Kant, tanto la tesis como la antítesis son

inconsistentes pues pretenden algo imposible para nuestra razón: alcanzar lo incondicionado. La tesis

se aventura en pos de un primer miembro que ya no tenga condiciones, la antítesis asume la totalidad

de una serie infinita. Pero el conflicto presente en esta antinomia y en la segunda no tiene mérito, pues,

más que de una contradicción en los juicios, se trata de una simple contraposición donde ambos pueden

resultar falsos.

19. PARADOJA DEL GATO DE SCHRÖDINGER La teoría cuántica genera muchas paradojas. Quizá

la más interesante sea la de la superposición: la idea de que un objeto pueda estar en un sitio y en otro

al mismo tiempo. Esta cualidad se ha demostrado en las partículas subatómicas pero qué ocurre con los

objetos macroscópicos. Schrodinger ideó un experimento mental para intentar resolver esta incógnita.

Para llevarlo a cabo solo necesitamos una caja opaca, un gato en su interior y un dispositivo formado

por un detector de electrones y una botella llena de veneno. El detector tiene un 50% de probabilidades

de captar un electrón. Si el electrón toma la ruta A el dispositivo se activará el martillo golpeará la

botella y el veneno matará irremediablemente al gato. En cambio, si el electrón toma la ruta B ningún

electrón alcanzará el electrón el veneno seguirá el botella y e gato vivirá. Con su capacidad cuántica

para estar en dos sitios al mismo tiempo el electrón habrá tomado simultáneamente la ruta A y B, por lo

tanto el gato estará vivo y muerto a la vez. Solo en el momento en el que alguien abra la caja y vea en

su interior el gato se definirá: o vivo o muerto. ¿Pero como puede alguien estar muerto y vivo a la vez?

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20. EL GATO DE SCHRÖDINGER

21. ANTECEDENTES El experimento mental del gato de Schrodinger involucra el concepto de

probabilidad ya mencionado por el principio de Incertidumbre de Heisenberg. Según este principio no

podemos conocer la posición y la velocidad de una partícula: es necesario escoger entre una y otra

opción. Esto limita el conocimiento de la misma manera que Kant pero esto no sucede a nivel

metafísico sino más bien a nivel físico. Antes de explicar la cuestión de la incertidumbre, empecemos

por preguntar: ¿qué es la certidumbre? Cuando uno sabe algo fijo y exactamente acerca de un objeto,

tiene certidumbre sobre ese dato, sea cual fuere. ¿Y cómo llega uno a saber una cosa? De un modo o de

otro, no hay más remedio que interaccionar con el objeto. Hay que pesarlo para averiguar su peso,

golpearlo para ver cómo es de duro, o quizá simplemente mirarlo para ver dónde está. Pero grande o

pequeña, tiene que haber interacción. Pues bien, esta interacción introduce siempre algún cambio en la

propiedad que estamos tratando de determinar. O digámoslo así: el aprender algo modifica ese algo por

el mismo hecho de aprenderlo, de modo que, a fin de cuentas, no lo hemos aprendido exactamente.

Esto sucede cuando medimos la temperatura del agua o cuando inflamos un neumático. ¿Es posible

inventar aparatos de medida tan diminutos, sensibles e indirectos que no introduzcan ningún cambio en

la propiedad medida? El físico alemán Werner Heisenberg1 llegó, en 1927, a la conclusión que no. La

pequeñez de un dispositivo de medida tiene un límite. No podemos conocer la posición de una partícula

sin alterar su velocidad. Si lo que queremos es determinar la posición de un electrón, tendríamos que

hacer rebotar un cuanto de luz en él, o mejor un fotón de rayos gamma, para “verlo”. Y ese fotón, al

chocar, desplazaría por completo al electrón. Pero, cuanto con mayor precisión se trate de medir la

posición de la partícula, con menor exactitud se podrá medir su velocidad y viceversa. Heisenberg

demostró que la incertidumbre en la posición de la partícula, multiplicada por la incertidumbre en su

velocidad y por la masa de la partícula, nunca puede ser más pequeña que una cierta cantidad, que se

conoce como constante de Planck: ∆x.∆p≥h/2.

22. PARADOJA DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO La teoría kantiana del conocimiento es una

teoría filosófica independiente y fundamental. Pero contra la posibilidad de una teoría del conocimiento

se ha objetado que la ciencia del conocimiento quiere fundamentar el conocimiento al mismo tiempo

que lo supone, pues ella misma es conocimiento. Querer saber qué es conocer antes de conocer es tan

absurdo como aquel prudente propósito del escolástico que quería aprender a nadar antes de aventarse

al agua. Querer plantear los límites de lo cognoscible implica conocer esos límites. Saber qué es

conocer antes de conocer es imposible. Analicemos estas dos situaciones: 1) Algunas personas ven los

problemas científicos con más facilidad por tener conocimientos previos suficientes. Entonces, resulta

que la condición del no-saber es el saber: si sé, luego no sé. Es decir, los conocimientos previos ya

establecidos y admitidos constituyen la condición para poder captar un problema urgente de respuesta.

2) Pero, también se suele afirmar que un problema es justamente expresión de ignorancia, es decir, de

no-saber. De ello se seguiría que el que más sabe, más posibilidades de no saber tiene. Es decir, para

poder captar problemas novedosos no sólo es necesario tener muchos conocimientos sino que también

hace falta salirse de esos conocimientos ya establecidos a fin de relacionarse con lo desconocido: hace

falta mirar los problemas como un niño. Esto último es lo que se conoce como “aprender a aprender”;

por ello: si no sé entonces sé.

23. DESARROLLO Quizás en el ajedrez, podríamos evitar jugar una partida por no saber qué es ello.

Pero, es necesario aprender jugando, el aprendizaje de las reglas no garantiza un dominio de ese juego.

Cuando estamos aprendiendo a jugar simulamos que somos expertos y tomamos decisiones para una

determinada situación. En la gnoseología pasa lo mismo: simulamos no conocer a fin de saber qué es

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conocer. La simulación del saber es la base del criticismo y la ilustración que consideraban a la razón

como la única facultad preparada para encargarse de la naturaleza y la sociedad. Por otro lado, es cierto

que suponer que alguien no sabe nada, es un total desliz desde que Sócrates mencionó la frase: “Sólo sé

que nada sé”. Esta frase socrática puede resultar también paradójica bajo el ojo analítico. Pues, si le

preguntamos a Sócrates si lo que nos acaba de decir constituye o no conocimiento, él podría

argumentar de la siguiente manera: “Si es conocimiento, entonces admitimos que sabemos que no

sabemos, y luego, no podría ser conocimiento. Si no es conocimiento, entonces sería cierto que sólo

sabemos que no sabemos nada, y de nuevo habría una contradicción.”

24. PARADOJA DEL NOÚMENO Pocos filósofos han respaldado explícitamente teorías

contradictorias. Algunos han respaldado teorías que resultaron ser accidentalmente inconsistentes-

accidentalmente en el sentido de que sus incoherencias podrían ser recortadas sin cambio fundamental

alguno en su sistema. Pero existe un tercer grupo de filósofos. Ellos son filósofos que han respaldado

teorías que fueron esencialmente inconsistentes: la ley de inconsistencia está en el mismo corazón de

sus teorías; ella no puede ser eliminada sin deshacer la teoría completa. Un famoso ejemplo es

propuesto por Kant en la primera Crítica. Kant expone la distinción entre fenómenos (cosas que pueden

ser experimentadas) y noúmeno (cosas que no pueden ser experimentadas). Nuestras categorías del

pensamiento se aplican para formarlas (necesariamente, éstas son en parte constituyentes de ellos); pero

ellos no pueden ser aplicados a los últimos (una razón es ésta: los criterios para la aplicación de cada

una de las categorías involucra tiempo, y los noumenos no están en el tiempo). En particular, entonces

uno no puede decir nada sobre los fenómenos ya que para hacerlo tendríamos que aplicar nuestras

categorías a ellos. A pesar de esto, Kant dice muchas cosas sobre los noumenos en la crítica; el explica,

por ejemplo, porque nuestras categorías no pueden ser aplicadas a ellas. En la crítica, Kant trata de

minimizar la contradicción, clamando que la noción de noumeno tiene una función limitada o

meramente negativa: solo sirve para recordar que ellos son límites de la aplicabilidad de nuestras

categorías. Pero esto no aborda la cuestión, que es cómo nosotros podemos posiblemente decir nada de

todo lo concerniente a los noúmenos; necesariamente, empeora las cosas el estar diciendo más cosas

sobre los noúmenos. Y de nuevo, Kant dice muchas cosas sobre los noumenos que van mucho más allá

de una aserción simple de las funciones limitantes; por ejemplo, él defiende la libre voluntad sobre la

base de que los noumenos libres no están sujetos a causación.

25. DESARROLLO Decir que el noúmeno es incognoscible es decir que el fenómeno es cognoscible.

Esta es la base de la filosofía de Kant. Ahora bien, sucede que el hecho de que el noúmeno sea

incognoscible es también un conocimiento sobre el noúmeno. Esto es contradictorio. El noumeno es un

elemento formativo de la arquitectónica de la razón pura. En tanto procuramos que todo el sistema

tenga solidez podemos decir cosas sobre el noúmeno, pero ello será indirecto e inintencionado. Sin

embargo, esta justificación no puede dejar de lado el efecto “paradoja del mentiroso” al que se puede

ver expuesto el mismo Kant. Lo grave del asunto es que la paradoja del Mentiroso sigue siendo aún

hoy objeto de debate y discusión de los grandes lógicos y matemáticos de nuestro tiempo. Todo esto se

originó con Tarski.

26. BIBLIOGRAFÍA FONSECA, L. (2008) Kant y el mapa del mundo prohibido. Disponible en:

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