El cubo de Amberes

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Un consultor internacional en seguridad informática recibe una extraña propuesta. Seducido por el desafío, se embarca en una odisea en la que los diamantes son protagonistas, y la ambición, la codicia y la traición lo enfrentan varias veces a la muerte.

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PATRICIO CARRANZA

EL CUBO DE AMBERES

Novela

EDITORIAL DUNKENBuenos Aires2009

Carranza, PatricioEl cubo de Amberes.1a ed. - Buenos Aires: Dunken,2009.232 p. 23x16 cm.

ISBN 978-987-02-3816-4

1. Narrativa. 2. Novela. I. TtuloCCD 863

Foto de la portada: Fotoskat

Impreso por Editorial DunkenAyacucho 357 (C1025AAG) Capital FederalTel/fax: 4954-7700 / 4954-7300E-mail: [email protected] web: www.dunken.com.ar

Hecho el depsito que prev la ley 11.723Impreso en la Argentina 2009 Patricio Carranzae-mail: [email protected] 978-987-02-3816-4

Para Agustina, Pablo,Marina y Andrs,mis diamantes.

Para Ana, el pilarque sostiene mi universo.

PRLOGO

Recuerdo con claridad aquella fra noche de febrero de 1995 la temperatura no lograba superar los dos grados centgrados, cuando caminaba por la Plaza de la Bastilla rememorando ancdotas del viaje. Fue entonces cuando naci en m la idea de escribir una suerte de bitcora. Llegu a la habitacin del hotel, encend mi vieja computadora porttil y comenc a relatar el trayecto de Buenos Aires a Pars.No puedo precisar el momento en que ese simple relato de hechos y personajes comenz a leudar, expandindose sin control hasta escapar por completo de su molde, como si yo me hubiera equivocado groseramente en la proporcin de los ingredientes.Tampoco soy capaz de identificar el instante preciso en que los personajes decidieron tomar el control de la historia, convirtindome en un mero recurso para plasmar en palabras sus designios.En todo caso, fui un espectador privilegiado del crecimiento de este relato, abonado a lo largo de catorce aos por decenas de situaciones y ancdotas vividas durante mis viajes por diversos pases de Amrica, Europa y Asia.Ahora, con el libro en mis manos, siento que tengo mucho por agradecer.A mis padres, porque con sus correcciones y crticas a veces severas pero siempre oportunas velaron por el crecimiento sano y fuerte de esta novela, de la misma manera que lo hicieron conmigo cuando era un nio.A mis hijos, porque donaron (sacrificaron) muchsimas horas de su tiempo conmigo, aceptando el hecho de que ...pap est escribiendo..., pero a la vez fueron el combustible imprescindible para mantener mis motores en rgimen y permitirme volar alto y a velocidad de crucero.A mi esposa, por su constante e irrenunciable apoyo. Mi gratitud hacia ella es infinita.

EL AUTORMarzo de 2009

I

Cuando el Boeing 737 de Virgin Blue Airlines toc la pista en el aeropuerto de Melbourne, el sol comenzaba a asomarse tmidamente por el horizonte. Mientras la aeronave rodaba hacia la terminal, Jannet consult su reloj. Faltaban dos minutos para las seis de la maana. El viaje de ms de seis horas desde Broome, cruzando de costa a costa el extenso territorio australiano, fue agotador, pero la expresin de su rostro evidenciaba satisfaccin. No era para menos. He cumplido un sueo, pens, mientras su mano derecha apretaba el Seman Doman, un amuleto que llevaba colgado al cuello. Jannet Silverman, de 25 aos, llevaba cuatro aos residiendo en Melbourne. Licenciada en Sistemas de Informacin, al poco tiempo de llegar comenz a trabajar en el Bank of Melbourne. Su joven carrera profesional se vio coronada, un ao atrs, con su designacin como Directora General de Sistemas de la institucin financiera. Amante de los deportes acuticos, su radicacin en Melbourne le dio la oportunidad de introducirse en un mundo que para ella haba sido hasta ese momento solo de imaginacin y fantasa. Un mundo que sembr su semilla germinal cuando apenas tena ocho aos, una tarde de invierno en que, por primera vez, se acerc a la biblioteca de su padre. De pie frente al inmenso mueble, con sus manos tomadas a la espalda, los pies juntos, sus ojos de nia recorrieron con curiosidad los lomos de los libros, leyendo uno a uno los ttulos de las obras. Involuntariamente, inclinaba la cabeza hacia un lado o hacia el otro segn la posicin en que se presentaba cada ttulo. De tanto en tanto, desista en su intento de pronunciar alguna palabra y saltaba inmediatamente al siguiente libro. nica hija de una familia de clase baja, pasaba la mayor parte del da sola, durante las horas que su padre trabajaba. Su madre haba muerto siendo ella muy pequea, y no recordaba nada de ella. En ese momento, y por primera vez, sinti frente a esa biblioteca la invitacin a entrar en un mundo nuevo, privado, real e irreal a la vez, desconocido y cautivante. El estante superior le llam particularmente la atencin. Albergaba muchos libros, todos iguales. Luego de dudar un momento, se trep a una silla y sac uno al azar. Junto a la biblioteca haba un viejo silln de cuero, el refugio de lectura de su padre. Jannet se hundi en el silln y abri sobre su falda uno de los veinte tomos de El Tesoro de la Juventud. Sus grandes ojos reflejaron el asombro. Sinti una bocanada de aire puro, una sensacin semejante a la que experimentaba cuando jugaba a contener la respiracin y, ya en el lmite, inundaba sus pulmones de oxgeno. A la vuelta de cada pgina, una nueva luz se encenda en el firmamento de su nuevo universo. Universo que, desde aqul da, comenzara a recorrer en un camino sin retorno. Adoraba las noches del domingo, cuando despus de la cena, ambos se sentaban a leer, ella en la falda de su padre. Fue una de esas noches cuando abri uno de los tomos y lo vio. No era una foto, sino el dibujo de una extraa mquina. Una mquina que apareca sumergida en el agua, rodeada de peces y plantas marinas. Pareca de metal, de forma alargada y con pequeas ventanillas redondas a los lados. Es un submarino. El Nautilus, le dijo su padre. Inmediatamente, ella se imagin adentro, asomada a una de las ventanillas, mirando un nuevo mundo dentro de su mundo. La maana de su noveno cumpleaos, al despertar, su padre ya haba partido. Se levant y, sobre el silln, encontr un regalo. Rompi la envoltura y lo que vio la llen de emocin. Se pas el dorso de la mano por los ojos para secarse las lgrimas que le nublaban la vista y, lentamente, se sent, apretando contra su pecho un ejemplar de 20.000 leguas de viaje submarino, la obra maestra de Julio Verne. Durante la adolescencia, fue desarrollando un marcado inters por el mundo subacutico. Inters que, al poco tiempo de haber llegado a suelo australiano, devino en una verdadera pasin por el buceo. Aunque inicialmente lo practicaba en forma amateur, haba tomado luego la decisin de profesionalizarse. Se lo deba a s misma, y se lo deba a su padre, aunque ste ya no pudiera verlo. Haba planificado su viaje a Broome haca ms de dos aos, cuando un instructor de la escuela de buceo le cont acerca del festival. Broome, alguna vez capital mundial de la industria perlfera, fue tambin la ms cosmopolita de las ciudades australianas. Nativos indgenas, malayos, indonesios, japoneses, chinos, filipinos, hindes y europeos trabajaban por igual en la bsqueda de las preciadas perlas. Broome vio nacer su primer Shinju Matsuri en 1970, producto de la unificacin de varios festivales culturales. Este Festival de la Perla fue concebido originalmente para mantener vivo el espritu de la actividad perlfera. Desde entonces cada tercera semana de agosto, durante la luna llena, constituye un tributo a todos los buscadores de perlas que a lo largo de los aos han arriesgado sus vidas muchos de ellos la han perdidobuceando en las costas occidentales de Australia. El evento integra las actividades culturales con las deportivas, alcanzando un alto grado de popularidad competencias tales como las carreras de los pequeos y tradicionales botes de pesca, la destreza en el lanzamiento del boomerang, y actividades de buceo deportivo. El inters de Jannet por participar en el festival se evidenci en su riguroso entrenamiento. A sus conocimientos y destrezas, deba ahora incorporar ciertas tcnicas de buceo hasta ahora no abordadas por ella. A diario realizaba prcticas de buceo sin oxgeno, cronometrando sus tiempos y logrando paulatinamente mayor resistencia. Pronto incorpor a su rutina ejercicios de profundidad, registrando minuciosamente sus avances. La presin y las bajas temperaturas constituan barreras importantes, y puso todo su empeo en derribarlas. Al cabo de un ao, su organismo era capaz de soportar condiciones que antes ni siquiera habra imaginado. Consider entonces que haba llegado el momento de iniciar la segunda etapa. Sus prcticas de buceo nocturno haban observado hasta ese momento estrictas medidas de seguridad. Vestimenta apropiada para evitar la hipotermia, tubos de oxgeno, aletas y antiparras, alguna forma de iluminacin artificial y, por sobre todo, siempre con compaa. Ahora necesitaba entrenarse hasta encontrar sus propios lmites, agudizando su capacidad de reaccin ante situaciones reales de riesgo. Ese ao, la ceremonia de apertura del Shinju Matsuri cont entre sus invitados especiales con la presencia del Cnsul de Japn y personalidades aborgenes locales del calibre de Don McKenzie. La noche inaugural se realiz la tradicional fiesta, a la que asistieron todos los participantes del evento. Jannet tuvo entonces la oportunidad de conocer a Mikiko Fukui, una mujer de sesenta y cinco aos, miembro del equipo de buceo proveniente de Shirahama. Aunque ya haba odo de ella, no pudo ocultar su admiracin ante el hecho de que, a su edad, se mantuviera en actividad. Era consciente de que se encontraba frente a una leyenda, y de hecho estaba entre sus planes conocerla. El rostro de Mikiko Fukui daba muestras evidentes de una vida de sacrificios, en un impresionante contraste con su potente voz, signo de la fortaleza de sus pulmones, y un cuerpo fibroso que, en los das siguientes, despertara la atencin de ms de un deportista. Esta mujer llevaba casi cuarenta aos desarrollando una actividad tan gratificante como peligrosa. Mikiko Fukui era una ama, una de las ms experimentadas integrantes de la comunidad de mujeres buceadoras. En las islas de Japn se ha practicado el buceo en busca de frutos del mar por cientos de aos. De hecho, en el Japn altamente tecnificado de hoy, esta prctica se realiza todava de la misma forma en que se haca antiguamente. En el rea de Shirahama, a unos ciento sesenta kilmetros al sur de Tokio, durante la temporada de buceo que se extiende de mayo a septiembre, las ama realizan diariamente inmersiones sin tubos de oxgeno a ms de diez metros de profundidad. Estas mujeres arriesgan su vida soportando las bajas temperaturas, la presin y el riesgo de introducirse en cavidades rocosas a veces solo lo suficientemente anchas como para permitir el paso de su cuerpo, con el nico fin de obtener una ostra que contenga la preciada perla. Esto, si la suerte est de su lado. Durante sesenta u ochenta segundos, permanecen sumergidas confiando solo en la fortaleza de su corazn, la capacidad de sus pulmones y su poder de autocontrol. Ser una ama es un honor, y estas mujeres se sienten orgullosas de serlo. La relacin entre ambas mujeres dio un vuelco el segundo da del festival, cuando Mikiko tuvo la oportunidad de comprobar la destreza con que Jannet buceaba. De alguna manera, revivi los aos de su juventud a travs de ella. Lo que Mikiko nunca supo, es que Jannet se prepar durante dos largos aos con la nica intencin de llamar deliberadamente su atencin. El objetivo de la joven era claro: ser una ama. Jannetchan, no es costumbre que una ama transfiera sus conocimientos le dijo. Quien quiera ser una verdadera ama deber aprender observando, pero no debe esperar que otra ama le ensee. Entiendo Jannet sinti que su corazn se aceleraba. Se control. Sin embargo continu la mujer he visto en ti habilidades poco comunes. Soy una ama. Cada da, durante esta semana, destinar dos horas al amanecer a mis prcticas de buceo. No me importara que me acompaes. La tarde del ltimo da del festival, luego del acto de cierre, Jannet se encontraba en la puerta del hotel esperando mientras terminaban de cargar su equipaje en el taxi que la llevara hasta el aeropuerto, cuando sinti una palmada en el hombro. Al darse vuelta se encontr con una sonriente Mikiko que, luego de saludarla con una leve inclinacin de su cabeza, le colg al cuello su propio Seman Doman. El primer da de trabajo luego de su regreso del Shinju Matsuri fue particularmente ajetreado. Lo suficiente como para tener la sensacin de que todo haba pasado haca mucho tiempo. La nica pausa en el da fue al medioda, para concurrir una visita programada al dentista. Poco despus de las seis de la tarde, ingres al sistema de gestin de red OpenView y verific el estado de los puestos de trabajo distribuidos en los distintos pisos del edificio. Casi todas las computadoras de escritorio estaban apagadas. Verific el sistema de control de accesos solo para confirmar que el personal se haba retirado. De acuerdo a la informacin que le presentaba la pantalla de la computadora, solo permanecan dentro el edificio el personal de seguridad y algunos pocos rezagados del Departamento de Inversiones. Durante ms de dos horas se dedic a revisar la configuracin de diversos dispositivos de comunicaciones y modificar los esquemas de seguridad de los firewalls, el sistema de control de accesos y los sistemas de registros de eventos. Mir el enorme reloj de pared. Faltando cuatro minutos para las nueve de la noche, atras tres horas la zona horaria del sistema y apag su computadora. A las nueve en punto, el proceso de sincronizacin detectara la anormalidad y realizara la correccin correspondiente. Baj por el ascensor reservado a los miembros del directorio y, luego de saludar al guardia, sali a la calle. Aunque todava faltaba un mes para la llegada de la primavera, la noche se presentaba con una agradable brisa marina. Jannet tom el tranva hasta la playa St. Kilda. Una vez all, se desnud por completo y se intern en el mar con su amuleto colgado al cuello.

EL CUBO DE AMBERESPATRICIO CARRANZA