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255 Psicoanálisis - Vol. XXXII - Nº 2/3 - 2010 - pp. 255-278 El cuerpo antes y después de un trasplante de órgano. Una mirada psicoanalítica 1 Raquel Duek INTRODUCCION La producción escrita se ofrece, en Psicoanálisis, para el inter- cambio colectivo entre colegas. Las múltiples lecturas que sobre ella se hacen resultan un aporte con sus cuestionamientos y generan excentraciones que iluminan la temática en sus diferentes aspectos. Es la intención de esta comunicación abordar el tema del “tras- plante de órganos”, recurso científico y tecnológico de la medicina del siglo pasado que ha puesto en cuestión bases fundamentales de nuestra cultura. El objetivo es señalar un aspecto vinculado a la imposición del cuerpo –sobre el Yo y la realidad del paciente– en la doble expresión de su naturaleza: el placer y el sufrimiento o el eje vida-muerte y pensar si existe alguna especificidad propia del tras- plante que difiera de lo que ocurre con todo paciente que padece una patología orgánica grave. Realizaré un somero recorrido que no pretende abarcar sus múl- tiples y controvertidos aspectos, con el fin de introducir la comple- jidad de este dispositivo de la tecnología biomédica que permite la sobrevida de una población con enfermedades ocasionadas por daños irremediables en sus órganos vitales. El fundamento clínico de este trabajo se apoya en el análisis de cinco pacientes en la clínica privada y alrededor de cien entrevistas psicológicas de evaluación pre-trasplante, con el seguimiento de diez 1 Este trabajo retoma el capítulo “La vida emocional en el trasplante de órganos” de mi autoría publicado en el libro (referencia reservada).

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255Psicoanálisis - Vol. XXXII - Nº 2/3 - 2010 - pp. 255-278

El cuerpo antes y despuésde un trasplante de órgano.Una mirada psicoanalítica1

Raquel Duek

INTRODUCCION

La producción escrita se ofrece, en Psicoanálisis, para el inter-cambio colectivo entre colegas. Las múltiples lecturas que sobre ellase hacen resultan un aporte con sus cuestionamientos y generanexcentraciones que iluminan la temática en sus diferentes aspectos.

Es la intención de esta comunicación abordar el tema del “tras-plante de órganos”, recurso científico y tecnológico de la medicinadel siglo pasado que ha puesto en cuestión bases fundamentales denuestra cultura. El objetivo es señalar un aspecto vinculado a laimposición del cuerpo –sobre el Yo y la realidad del paciente– en ladoble expresión de su naturaleza: el placer y el sufrimiento o el ejevida-muerte y pensar si existe alguna especificidad propia del tras-plante que difiera de lo que ocurre con todo paciente que padece unapatología orgánica grave.

Realizaré un somero recorrido que no pretende abarcar sus múl-tiples y controvertidos aspectos, con el fin de introducir la comple-jidad de este dispositivo de la tecnología biomédica que permite lasobrevida de una población con enfermedades ocasionadas pordaños irremediables en sus órganos vitales.

El fundamento clínico de este trabajo se apoya en el análisis decinco pacientes en la clínica privada y alrededor de cien entrevistaspsicológicas de evaluación pre-trasplante, con el seguimiento de diez

1 Este trabajo retoma el capítulo “La vida emocional en el trasplante de órganos” de mi autoríapublicado en el libro … (referencia reservada).

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pacientes trasplantados, realizadas en la Fundación Argentina deTrasplante Hepático (2001 a 2005) y en la Unidad de TrasplanteHepático del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento(IADT) (2003 a 2009).

He seleccionado viñetas de dos materiales clínicos con la inten-ción de mostrar aspectos del proceso analítico en el período previo yposterior al trasplante.

LAS IMPLICANCIAS DE LA INTERVENCION DE LA TECNOLOGIABIOMEEDICA EN LA CONSERVACION DE LA VIDA

La ciencia se ofrece como sostén imaginario de nuestro destinocomo sociedad. El deseo inconsciente de inmortalidad, compartidopor los humanos, es delegado a la ciencia. Esta nos promete elcumplimiento de una fantasía, la de vencer a la muerte. Por eso lostrasplantes, producto de los avances científicos, provocan impacto ytienen anuencia, porque en ellos anida esa esperanza. “No es unapráctica más, es una bisagra que junto con la genética y la informá-tica nos permiten vislumbrar lo que creemos será un longevo futuropara la especie humana (Dobrovsky, G., 2007).

La naturaleza humana puede ser pensada como el resultado de unainterpretación cultural. Lo humano está trascendiendo su naturaleza,más allá de sus límites intrínsecos, por efecto de la cultura. Laintervención de la tecnología biomédica en la conservación de la vidaplantea problemas inéditos que requieren ser analizados y compren-didos desde el conjunto de las distintas disciplinas. Las transforma-ciones que de esta intervención se derivan, promueven implicanciasdiversas.

Un tema central en el trasplante de órganos es la revisión, en cadafase del proceso, de los principios básicos que definen la ética médicay que tienen su punto de partida y de sustento en el Juramentohipocrático, documento perdurable de la ética médica occidental.

El fin de esta práctica no es alimentar lazos sociales, lo que está enjuego es garantizar el funcionamiento del órgano de un donante en elcuerpo de un receptor para conservar su vida. La antropología esconvocada a sumarse al tema al captar cómo se estructura la situaciónsociocultural de la donación. El reemplazo del órgano enfermo no selogra a través de un objeto adquirido de acuerdo a las leyes delmercado sino a través de otro órgano vital que de ninguna manera

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puede ser tratado como una mercancía. ¿Cuál es la significaciónantropológica de la donación? El don generoso, sin retorno, es unacuestión subjetiva e individual. Pero en el caso de los trasplantes seha convertido en una condición objetiva de la reproducción de lasociedad, una donación demandada socialmente.

Ideas acerca de lo que el otro significa para uno, la noción dealteridad, o del otro como semejante, son cuestiones filosóficas noausentes en la discusión que produce el tema de los trasplantes.

En este debate de la cultura científica, Foucault (Foucault, M.,1976) por ejemplo, rastrea la constitución de estas transformacionesy señala el ingreso de nuevos fenómenos propios de la vida de laespecie humana en el orden del saber y del poder. Habla de una formade poder sobre la conservación de la especie centrada en el cuerpo,soporte de los procesos biológicos, tales como los nacimientos y lamortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida. Señala que elpoder se ejerce a través de una serie de intervenciones y controlesreguladores que transforman la vida en un objeto administrable yregulable a los fines de protegerla y expandirla, lo que constituye unabiopolítica de la población. Cuando la función del poder se ejercesobre la vida, Foucault dice que se inicia la era del biopoder.

El biopoder explota otra función de sentido opuesto: el control dela población a través de técnicas de anticoncepción, eugenesia,genocidio, pena de muerte, etc. La Ley de donante presunto (26066)es un ejemplo de esta forma de intervención ya que habilita al Estadoa disponer de los órganos de toda persona mayor de 18 años, tras sufallecimiento, salvo que haya manifestado su oposición en vida.Favorece una lectura interpretativa de apropiación de órganos sinderecho. Reafirma la hipótesis de que, para dar respuesta a losdeseos inconscientes compartidos de inmortalidad, el requisito es ladesubjetivación del prójimo y su transformación en objeto demanipulación.

En esta línea se incluyen expresiones con contenidos que requie-ren de una precisión conceptual para no caer en juicios extremos,como lo es el tema de la muerte cerebral,2 por ejemplo.

“La ‘religión’ global hoy es la tecnociencia y su ídolo la salud. Ensu nombre se despliegan campañas para salvar el planeta, cuidar lospulmones propios y ajenos, reglamentar la cantidad de hijos que se

2 En trasplantes de órganos se habla de muerte cerebral o encefálica; es el final de la vida definidopor el cese completo e irreversible de la actividad cerebral (Francia, 1959).

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quiere tener o no tener, arrancarle los órganos a una persona que aúnrespira, en nombre de los trasplantes 3 o, paradójicamente, hacerrespirar a los cadáveres en las salas de terapia intensiva, aun cuandotodo indica que el fin es irreversible e inminente” (Díaz, E., 2010).

Ante posturas tan críticas recordemos que esta tecnología médicaes una respuesta única y posible a una situación límite.

Si los avances científicos vinculados a la combinación de lamedicina con la tecnología han producido una transformación en laconservación de la vida, inevitablemente debe operarse una transfor-mación en las formas del conocimiento que abordan esa cuestión. Serequieren nuevos conceptos que definan nuevas categorías de cono-cimiento para abordar nuevas realidades. El concepto de biopoder esun ejemplo.

Ingresemos en las implicancias psicoanalíticas de la intervenciónde la tecnología biomédica en la conservación de la vida, admitiendoque los aportes que nos vienen de otras disciplinas no tienen aún uncorrelato con la nuestra. Las cuestiones vinculadas con la otredadrequieren precisarse para dar cuenta del fenómeno de transferenciade subjetividad observado en algunos casos como consecuencia de lainvestidura del objeto órgano donado sobre el receptor.

Lo mismo ocurre con el diagnóstico de muerte cerebral. Se basaen un modelo mecánico de cuerpo, sostenido por el saber biomédico,que por efecto de la desmentida deriva en el no consentimiento altrasplante porque se impone, a la percepción, el cuerpo humano de losvínculos y los afectos.

Acuciados por una carrera en contra del reloj, los familiares tienenque dar respuesta a un pedido de consentimiento para la ablacióncuya condición es reconocer y afirmar la ausencia definitiva de un sercercano. Tienen que hablar de la muerte y enfrentar la angustia definitud con que ella se hace presente. Mientras tanto, un familiarpresunto donante está hospitalizado con diagnóstico de muertecerebral. Acostado en una cama cubierto con mantas. No está frío ytiene color. Su cuerpo se puede tocar, acariciar, se le puede hablar,pero no responde. La familia tiene que aceptar que ese ser queridorespira pero no por sus propios medios, que sólo funciona su biologíaporque está asistido artificialmente. Tiene que dar respuesta ante unaprueba de realidad que categóricamente dice que esa persona no estámás y que hay que separarse de ella en las condiciones de muerte

3 El resaltado es del autor.

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descriptas. Los familiares son requeridos a acelerar y postergar unproceso de duelo que necesita su tiempo de elaboración, sobre todoen su primera fase que es la de la negación (Freud, S., 1914). Siconsienten la donación, deben suspender momentáneamente la aten-ción, desinvestir la situación dolorosa actual y, simultáneamente,conceder su interés a otro ser desconocido que depende de esadonación para seguir viviendo. Desprenderse del “familiar” y pen-sarlo como un “otro” que ya no está más, se constituye en condiciónpara reconocer al “otro desconocido” y ofrecerle lo que necesita parasobrevivir.

Del lado del receptor se pueden activar conductas de apropiación,investimiento del órgano trasplantado con proyecciones identificato-rias con el donante. Se requiere un proceso de despersonalización delórgano recibido, el paulatino retiro de las significaciones con que selo ha investido, lo que permite la diferenciación y el pasaje a laconstrucción de una nueva imagen corporal. Este concepto, imagencorporal, que informa acerca de la estructura del cuerpo en unasíntesis multidimensional, ¿abarca la connotación inédita de laincorporación de un órgano ajeno?

¿Hay algo que el psicoanálisis pueda agregar a su teoría acerca deestos procesos? Cada tanto, ante la incertidumbre y angustia quegeneran los cambios de la civilización en sus concepciones tradicio-nales, insiste la pregunta de si el psicoanálisis de Freud continúasiendo un modelo perdurable de reflexión o si es llamado a renovarsepara dar cuenta de las nuevas problemáticas que van surgiendo. Esindudable que la metapsicología freudiana no sólo se ha enriquecidointernamente en sus conceptualizaciones para dar cuenta de determi-nados fenómenos de la vida psíquica, sino que ha recibido desarrollosposteriores muy fructíferos y continúa nutriéndose con las distintase incontables lecturas posibles que de ella se hacen. La teoríafreudiana acepta estos aportes y con ellos, lejos de fragmentarse, sefortalece, porque reconoce con modestia, que el conocimiento esinabarcable y que siempre queda un resto que opera como enigma.

LO PROPIO DEL TRASPLANTE DE ORGANOS

En 1963, un famoso urólogo escribió un comentario sobre unjoven paciente trasplantado renal que tuvo graves problemas psiquiá-tricos durante el postoperatorio (Starzl, Jr. T., 1994.):

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“El donante había sido su hermano, que era mayor que él ysiempre era el mejor, el más guapo, el más atleta, etc. El paciente yase había resignado a morir y no sabía cómo afrontar realmente sunueva vida con el riñón de su hermano. Parecía no sentirse capaz deello. Realmente deberíamos intentar que los psiquiatras se interesa-ran por este tipo de problemas.3 Resulta triste relatar que más tardeel donante se suicidó, mientras el paciente trasplantado siguetodavía con vida y su riñón funciona perfectamente bien después demás de 28 años de trasplante”.

Ya en aquel entonces, la medicina admitía sus limitaciones yrequería que el campo “psi” se ocupase de estas sorprendentescuestiones que también a los psicoanalistas nos interrogan. Resultaenigmática la vida emocional oculta en estos hermanos, la particula-ridad en su manera de vincularse, el armado psíquico de cada uno deellos y lo que salió a luz a partir de la doble y simultánea intervenciónquirúrgica. ¿Qué sentimientos siniestros se despertaron en el “her-mano atleta” al serle ablacionada una parte de su propio cuerpo y quévinculación pudo haber tenido ese hecho con la decisión de mutilarsela vida?

El paciente trasplantado inaugura una categoría previamenteinexistente en cuanto impone nuevas representaciones de la imageninconsciente del cuerpo (Doltó, F., 1984), de por sí nunca única niestática, compuesta por la superposición, en la fantasía y en larealidad, de dos cuerpos humanos biológicos a través de un órganoque los vincula. El cuerpo, en la etapa del pre y pos trasplante padecedesajustes en su integridad y función; su protagonismo, particular yespecífico, es central.

Como contenido de una fantasía o una producción artística deciencia ficción, convivir con un órgano ajeno pasó a ser unarealidad resultante del progreso de la medicina. El pacientetrasplantado no es un Cyborg,4 condensación de cyber (cibernético)y organism (organismo), por lo que no es el resultado de un cuerpoorgánico y dispositivos mecánicos creados con la intención demejorar las capacidades funcionales mediante el uso de tecnolo-gía artificial. No es la unión del humano a una máquina; es la unióndel humano a otro humano. El término “unión” para la medicina

3 El resaltado es del autor.4 Término acuñado por Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline en 1960.

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es precisado como “implante” y nos convoca a los psicoanalistasa definir conceptualmente la figurabilidad de tal representaciónpsíquica, no suficiente con el concepto de identificación. Mien-tras tanto la fantasmagoría individual y popular es rica en imáge-nes ominosas: “Frankenstein”, el hombre monstruo; “hombrepuzzle” (Starzl, Jr. T., 1994); “extraterrestre”, son algunas de susexpresiones.

“¿Sabe una cosa? No sé en qué me convertí desde que metrasplanté. El otro día una persona me dijo: ¿puedo tocarte? Ydespués exclamó: ¡me da piel de gallina!

“Cuando volví a mi casa, ya trasplantada, me avivé. Si queríanque les mostrara la cicatriz ¡me tenían que dar un peso!”

El trasplante, en general, requiere que se realice previamente enel receptor la ablación de un órgano antes sano, ahora enfermo ydeteriorado. La pérdida es real, el hígado o el corazón no pueden estarmás allí, deben ser removidos y su ausencia activa fantasías decastración y finitud, un punto ciego de la teoría que no cubre elagujero real que es la muerte.

“Tengo miedo a no despertar, cuando me sacan el órgano mío,pienso que en ese momento voy a estar vacía…”.

El órgano de reemplazo, en todos los casos, es ofrecido comosalvador. Bajo la promesa de sobrevida que ofrece es idealizado,ubicado subjetivamente como objeto de deseo, pero puede tornarsealtamente persecutorio si hay complicaciones físicas o psicopatoló-gicas posquirúrgicas importantes.

La visión de la considerable cicatriz que queda como marca en elcuerpo y la medicación continua para evitar el rechazo inmunológi-co, resultan ser la omnipresencia recordatoria de su condición detrasplantados.

El trasplante de órganos posee particularidades que lo diferenciande otras intervenciones quirúrgicas en cuanto a que el procesodesborda lo propio del psiquismo de cada paciente, sus temores,angustia, fantasías siniestras, trastornos de la identidad. Ante el gestode donación requerido quedan comprometidos los vínculos consan-guíneos del receptor al enfrentar la culpa que lo invade, si se trata deponer en riesgo la vida de un donante vivo relacionado, o el conflicto

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que le ocasiona la muerte de un donante cadavérico o la responsabi-lidad que debe asumir la familia que debe prestar su consentimientopara la ablación (Martorelli. A., 1995).

Entran en escena en este caso los equipos de procuración deórganos cuyos integrantes reciben de cada familia una amplia gamade racionalizaciones desde sus creencias individuales ante un pedidopor demás traumatizante. La solidaridad, gesto humano del cual partela voluntad de donar, es el protagonista de esta práctica médica sin lacual no hay trasplante posible. Una solidaridad no mecánica niimpuesta, definida sí por su derecho restitutivo.

Otro rasgo distintivo del trasplante de órganos es que en esetiempo que queda detenido, a la espera de ser trasplantado o en eltiempo de adaptación posterior, suele observarse la presencia de unaforma sutil de rechazo psíquico que se produce cuando el paciente “seentrega”. Deja de colaborar vitalmente, “baja los brazos”, no toma lamedicación, no cumple la dieta, no asiste a los controles médicos.Todo un equipo médico se mantiene a su lado para evitar la probabi-lidad de un rechazo que lo exponga a un re-trasplante. O a morir, sies que no alcanza esa segunda oportunidad.

No quedan fuera de escena las demoras en la atención hospitalaria,la ausencia de un diagnóstico certero por falta de recursos paraafrontar el alto costo de los estudios, las cuestiones inevitablementeburocráticas del sistema de salud, la escasez de capacitación profe-sional, la falta de provisión de medicamentos y el bajo porcentaje dedonación de órganos. El obstáculo insalvable es que los órganosvitales constituyen un recurso escaso, no todos sustituibles por elmomento por dispositivos biotecnológicos, todo lo cual hace que elproceso se convierta en un padecimiento que se expresa en los bordesdel dolor físico, psíquico y social.

EL TRABAJO PSICOANALITICO

La palabra “trasplante” produce un impacto no sólo en el pacientesino también en quien le está próximo. Auna al mismo tiempo la ideade catástrofe y de oportunidad, puede devenir en acontecimiento. Enel imaginario social el paciente queda sobrecargado de una adjetiva-ción que priva al otro de su alteridad, pasa a tener una identidadsignada por otro, como suele suceder con los pacientes rotulados:“travestista”, “homosexual”, “anoréxico” o “adicto”. La etiqueta

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“paciente apto para trasplante” o “paciente trasplantado” conduce auna reflexión que se convierte en advertencia en el trabajo psicoana-lítico.

La rotulación ilustra un problema clínico con implicancias técni-cas, ya que puede distraer o direccionar la atención flotante delanalista o desplegar de entrada una contratransferencia, entendidacomo implicación personal, sobrecargada de sentidos. Suele sertambién una cuestión inevitable en la presentación de casos porqueejerce una suerte de fascinación que puede estimular una miradavoyeurista u ofrecerse como obstáculo epistemológico para el analis-ta y para quien procede a la lectura del material, cuando éste sepresenta. Poco a poco, el impacto inicial ante lo novedoso debierasuperarse, no sin oscilaciones, para que su elaboración dé lugar alestímulo que despierta el mero encuentro con la ajenidad del otro ysu transformación, elemento motor de la tarea de investigación de lavida emocional propia del análisis. Sin embargo, en lo que puede sertomado como una inevitable contradicción, puede seguir presentecomo telón de fondo la categorización, el cómo habita el paciente lasituación del trasplante.

El entramado psíquico en los pacientes con patología orgánicagrave deviene en descomplejización psíquica, desinvestimiento pul-sional y apelación a modos de funcionamiento extremo, regresivo yen ocasiones primitivo, como intentos de preservar un Yo queclaudica. La pulsión de autoconservación (Freud, S., 1910), apoya-tura de la sexualidad, está amenazada; el cuerpo y el dolor físicoadquieren protagonismo y la muerte, en sus representaciones falli-das, sobrevuela la cotidianeidad del paciente y la tarea analítica. Elnarcisismo herido, la autoestima sin sustentos… ¿Es suficiente estaconceptualización para el tema de trasplantes? ¿Se hace necesariopensar algo nuevo?

El consultorio se transforma muchas veces en un hospital quemueve a los analistas por la urgencia o la emergencia. Entonces,surge la pregunta, ¿cómo se constituye un paciente con estas carac-terísticas en un paciente para ser analizado?

El analista no construye un espacio, sino que construye en unespacio. Es decir que hay que marcar un límite en el espacio delanálisis para que luego, poco a poco, algo se llegue a construir ahí.Las reglas del análisis son las que instauran el espacio y definirán susituación en su espacio-tiempo como también las prescripciones que,a pesar de no estar explicitadas, se imponen al análisis y en cierto

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modo estructuran el espacio analítico. Instauración y construcciónson términos complementarios (Laplanche, J., 1990).

Cuando se estabiliza un vínculo bajo el amparo del encuadre,facilitador de la asociación libre y la atención flotante, la perspectivapsicoanalítica no se exige correctiva e intenta desplegarse en ladimensión de la escucha con la menor interferencia posible delcuerpo real. Mas en estos casos, todos signados por el intensosufrimiento físico, son sólo algunos los momentos privilegiados enque el fenómeno transferencial puede desenvolverse bajo el predo-minio inconsciente del paciente. Con lo cual parece ser que uno,como analista, hace lo que puede, jugando con las ideas y con lasdistintas posibilidades, percibiendo en lo posible lo que el paciente,en tanto persona, necesita y puede hacer (Painceira, A., 2007).

DEL HOSPITAL A LA CLINICA PRIVADA: LUIS

Conozco a Luis cuando debo evaluar su aptitud emocional enrecibir un trasplante de hígado. Presenta un diagnóstico consignadoen su historia clínica por demás complejo: “cirrosis hepática porHCV + OH + adicciones a drogas/promiscuidad coinfectado conHIV + diabetes”.

Lejos de su ciudad de residencia, se instala en Buenos Aires parasometerse a todos los estudios requeridos para ingresar a la lista deespera del INCUCAI. Divorciado, deja en Rosario a su pequeña hijae interrumpe con pesar el tratamiento psicológico que mantiene allícon una analista. Doble trasplante de entrada: geográfico y terapéu-tico.

Ubica el origen de los síntomas hepáticos tres años atrás, a los 35,a partir de una neumonía. Había comenzado a tomar alcohol en laadolescencia temprana y dejó de hacerlo hace cinco. “Ademásfumaba porro, consumía cocaína, tomaba pastillas, aseptobrom osea codeína que pega el ácido al cuerpo”.

Durante ocho meses lo atiendo en la Unidad. Su relato gira entorno a cuestiones vinculadas exclusivamente a su enfermedad y aelucidar el impacto que le produjo la indicación de un trasplante.Ambos, él y yo, estamos inmersos en las demandas de la autoconser-vación. Pendientes de los valores oscilantes de los estudios necesa-rios para cuantificar su posición en la lista de espera, del control delHIV sobre su sistema inmune, de las internaciones de dos o tres días

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ante cada descompensación diabética, con sesiones a las que no asisteo llega tarde por episodios encefalopáticos causados por su cirrosishepática que le hacen perder temporariamente la noción de tiempo yespacio o que incluyen en la confusión la desregulación de la toma delos medicamentos indicados. Se hace necesario contratar una perso-na que lo acompañe en sus salidas y que lo asista para evitar episodiosque ocasionen un descuido riesgoso de su tratamiento. Propongoaumentar el número de sesiones y derivar la asistencia hospitalaria alámbito de mi consultorio particular. El pasaje es aceptado por el jefede servicio y el paciente. El nuevo encuadre nos organiza positiva-mente.

Luis se esmera en “cuidar sus sesiones”, cumple con los horarios.Cuando recaídas físicas o internaciones le impiden asistir al consul-torio, me traslado a su domicilio o al hospital conservando el climade privacidad con el que sus familiares o personal médico colaboran.El trabajo analítico que, en el marco hospitalario atravesado por eldiscurso médico, se define más como una “experiencia del Yo”,oscila en el nuevo contexto como “experiencia del inconsciente”. Elcambio modifica mi actitud mental y marca un momento de inflexiónen el proceso ya que interviene en su relato un nuevo nivel en lanarración que se orienta hacia la rehistorización.

Tiene una familia numerosa conformada por padres separados,hermanos de padre y madre y medio hermanos por parte del padre,alcohólico también: “no te sabría decir cuántos son, los tuvo condistintas mujeres”. “Yo a veces paro en la casa de él. Me ve llorar yno puede besarme, acariciarme. El reconoce que no puede, quehubiese querido ser como yo soy con mi hija”.

Sonríe con nostalgia cuando recuerda, “muchas cosas, cuandoera chiquito había cumpleaños y fiestas en mi casa para ponerse enpedo. Mis tías y tíos venían para eso. Mi vieja hacía el papel deboluda, quizás le convenía. Me manipuleó. Yo tenía mucha excita-ción, ganas de besar a una tía que se ponía en pedo. Lo hice como unjuego. Juegos sexuales con mis hermanas, con la madre de mi mediohermano también”.

Su experiencia escolar como repetidor, rateadas, cambios deestablecimientos, acentúan la impresión de una estructura familiarfrágil. Todos los recuerdos giran en torno a un descontrol promiscuoy a la ausencia de responsabilidades. Reina la confusión, la indiferen-ciación generacional y la imagen de unos padres que están en otra.

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FRAGMENTO DE SESION A SEIS MESES DE INICIADO EL ANALISISEN EL CONSULTORIO

L: Hoy soñé a la mañana y me dio miedo, soñé por la glucemia.Amanecí con la cama distendida, la habíamos tendido bien a lanoche con mi mamá. Es una señal de mi confusión, tiene que ver conla insulina. No recuerdo el sueño.

Ayer hablé con la mamá de mi hija, me contó cómo ella meextraña, cómo me quiere y me puse mal, me corté la cara cuando meafeité, porque tenía miedo de que … qué se yo… de que me agarrealgo…porque no tengo que estar nervioso por el tema de laglucosa…me quedé tranquilo.

Después me hizo bien acostarme y hoy a la mañana esto delsueño, me sentía confuso, no me puedo acordar del sueño (haceesfuerzos por asociar). Quiero ir a Rosario. Mi hija quiere unamuñeca, por eso quiero viajar, se la quiero llevar yo, pero no estoyen condiciones (Detalla conversaciones telefónicas diarias quemantiene con ella).

A: Cada vez que hablás con tu hija o cuando hablás de ella en lassesiones te agarra el miedo a morir. El solo pensar en no verla más tepone nervioso, te lastima, te revuelve la glucemia y te hace soñar unsueño que no recordás. La cama distendida a la mañana es una señalde la confusión.

L: Había algo de una competencia en ese sueño, algo así, pero nofue un sueño triste, ni que me puso mal, puede ser lo de mi hija, laextraño mucho, yo le quería dar cosas que me pidió.

A: ¿Será una competencia con la madre?, ella está ahí con tu hija,en cambio vos…

L: Está con la madre… Muchas cosas las quiero manejar yo. Ellame dice que no le compre tantas cosas. Yo no tuve cosas de chico, encambio ahora tengo la suerte de tener plata. Así que puedo darle ami hija lo que me pide. Y la madre dice que a ella le tienen que darun premio por como la ayuda en la escuela.

A: La enfermedad te hace jugar una competencia dura en la quesentís que llevas las de perder. Tenés la plata pero no podés viajar,tenés la plata y no podés comprarte una moto porque no te habilitanpara manejar (tema de sesiones anteriores). Mientras… la madre detu hija se lleva los premios…

L: Yo siempre hice lo que se me cantó, nunca obedecí, siemprehice lo que quise… desde chiquito, hasta con las mujeres… y eso es

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lo que estoy pagando, la carga que tengo, si hubiese sido diferente,bueno… no estaría enfermo…y mi hija estaría conmigo.

A: ¿Qué me estás contando? ¿Que vos te provocaste la enferme-dad con tanta cama revuelta? ¿Y qué pasaba con esos papás que nose daban cuenta que vos eras un chico?

L: La última vez que estuvo mi hija acá mi papá trajo una señoray le dijo que él la cuida y eso no me gusta, es la historia de siempre,es una mina. No es cierto que él la cuide. Yo ya no le doy bola a eso,pero a mi hija le dije la verdad, le dije “te mintió”. Me hace acordarde cosas.

A: ¿Como qué?L: De lo que hacía él con mi hermana, conmigo (se angustia).Cuando finaliza la sesión, Luis se despide en la puerta con este

comentario: me gusta ese pantalón que tenés puesto, me gustan losdos bolsillos de atrás.

COMENTARIOS

Esta sesión muestra, a mi entender, cómo la vida psíquica quedatomada por los asaltos del cuerpo. El soma altera la vida psíquica yla vida psíquica altera también el soma, cuando se detiene la simbo-lización.

La sesión se abre con dos secuencias narrativas: Luis se acuesta ala noche con la cama bien tendida por él y su mamá, a la mañana tieneun sueño, que no recuerda, ocasionado por la insulina cuyo déficit leproduce estados de confusión. No puede diferenciar los estadosoniroides de un sueño. Ante el fracaso de la función desintoxicantedel hígado y páncreas, el cuerpo toma el comando y detiene laelaboración onírica. Aquí la psiquis es víctima del cuerpo.

Operando como resto diurno continúa el segundo relato: el díaanterior habla con la ex mujer, escuchar cómo la hija lo quiere yextraña reanima la fantasía de muerte, equivalente a la intervenciónde la insulina en la producción del sueño, y el cuerpo se daña con uncorte en la cara. Aquí la psiquis domina al cuerpo. Fracasa elprocesamiento psíquico, no llega a fantasmatizarse y se expresa elcuerpo sensorial (Alaugnier, P., 1977; Torres de Aryan, D., 2005).

Existe una “causalidad demostrada” (Alaugnier, P., 1994), sabidapor el paciente, que actúa como garantía cultural de orden médico queasegura que la terapia antirretroviral para tratar el HIV podría inducir

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o acelerar el metabolismo de la glucosa en el cuerpo. Y junto a ellacoexiste una “causalidad interpretada” a la que Luis apela, unconjunto de suposiciones singulares con las que intenta dar sentidoa la realidad exterior y fundamentar un conjunto de causalidades: lassecuencias narrativas.

Entiendo mi trabajo en la sesión con este paciente desde estaposición. Como un intento de coherentización de una experienciacaótica que nos afecta a ambos, un intento de ubicar en un camposimbólico sus fantasías sofocadas. Cuando un elemento del sueño, la“competencia”, sortea la represión, se ofrece como un significanteque inicia otro camino posible de elaboración psíquica en donde algodel vínculo con una mujer adquiere protagonismo. Y, en el trabajoanalítico que compartimos, surgen los ganadores y perdedores asícomo la culpabilidad, todo un tema en Luis, tanto si se la adjudica élmismo o lo hacen los otros. “El se lo buscó”, me dijo su hermano, unavez que lo vi en el hospital.

Pero ningún hecho real, como la promiscuidad sexual o susadicciones, aun habiendo dejado marca, contienen en sí todas lassignificaciones; es sólo su articulación en diversos encadenamientossignificantes lo que le otorgará una multiplicidad de nuevos sentidosposibles.

Los términos competencia e impotencia orientan mi reflexiónluego de la sesión. Esbozo una producción interpretativa que conden-sa la tensión y distensión de la cama con su madre y continúa en lalínea de la tensión con la madre de su hija ante quien queda excluidofísicamente, como padre, por su enfermedad. Su impotencia tiene uncorrelato físico en su actual falta de erección, su pene antaño siempretenso, está distendido ahora por efecto de la medicación. El quierevivir y hacerse cargo de su hija, no quiere relegarse como padre,como lo hiciera el suyo al hacerlo participar de una sexualidad precozy desbordante, pero la enfermedad lo enfrenta a la pérdida deldominio sobre su hija y sobre sí mismo.

Toda esta elucubración intelectual se interrumpe al recordar elcomentario del paciente al salir de la sesión. Una producción delinconsciente sorteó la lógica de la causalidad: “me gusta ese pantalónque tenés puesto, me gustan los dos bolsillos de atrás”. ¿Qué realidadcompartíamos paciente y analista en la sesión? ¿Qué alusión transfe-rencial deslizó al despedirse, producto del trabajo en la sesión? ¿Enqué cuerpo puso su mirada? ¿En el de las mujeres de la familia? ¿Enel del padre cuando alude a la zona anal? ¿En el de la analista que tiene

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los pantalones puestos como cree que los tiene la ex esposa? En unalínea puede ser una referencia discursiva a un cuerpo erógeno,libidinizado, semantización que insinúa la marcha de un proceso y laconexión con la vida. En otra, la erotización como desmentida de laprogresiva cadaverización del cuerpo.

Puede objetarse que el padecimiento de este paciente no difiere decualquier otro en que el compromiso físico no esté vinculado con lanecesidad de esta intervención. Es una apreciación que estimula lareflexión acerca de si existe algo propio del trasplante de órganos enel trabajo analítico con estos pacientes.

FRAGMENTO DE SESION DOS MESES DESPUES

El cuadro clínico de Luis se agrava. Una complicación cardíaca vaa requerir de la donación de un corazón por lo que se hace necesarioderivarlo a un centro en el que pueda realizarse un doble trasplante.Pero el jefe de servicio me comunica que se reserva el derecho deinformar al paciente de esta situación hasta tanto se reuniera una juntamédica. Aunque no afecta su continuidad, esta situación produce unainterferencia de alto impacto en el análisis. Poseo una informaciónvedada de la que el paciente comienza a sospechar en función de suarritmia y de los estudios que se le requieren. Se agrega la particula-ridad de que los valores del Meld 5 son bajos y lo alejan de laposibilidad de un trasplante hepático. Y además tengo un pensamien-to que amenaza con convertirse en certeza: el paciente no va a superaresta nueva realidad, se va a morir. Ahora ambos compartimos ladimensión de estar bajo los efectos de lo tanático sobre su historiasubjetiva y corporal.

En el momento en que transcurre esta sesión Luis está al tanto delcompromiso cardíaco con una salvedad, no le han informado de lairrevocable necesidad de un trasplante simultáneo. Es una probabi-lidad, si es que no responde a la medicación que recibe para impedirun accidente cerebro vascular o una muerte súbita cardíaca. Cuentaque estuvo en la casa del padre, quien no lo presiona, de hecho lo dejaque se bañe todas las veces que él quiera. A diferencia de la madre quelo controla cuando se queda en la casa de ella, y le dice que se va a

5 El sistema Meld es un índice pronóstico utilizado para valorar la gravedad de la cirrosishepática.

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gastar de tanto bañarse porque a veces lo hace hasta diez veces pordía. Hablando de la espera del trasplante de hígado, dice:

L: Me voy a sentir raro, me da impresión, sentir cosas de otrapersona en mi cuerpo, pienso en positivo, que todo se va a dar comoquiera Dios, que hay gente dependiendo de la operación. Digamosque no soy de la idea, no, ser de la idea o no, la tengo que aceptar.Tengo una impresión como cuando te van a hacer algo en la muela.

A: El dentista que se mete en tu boca es como el hígado descono-cido metido dentro de tu cuerpo.

L: Y no está en duda hacerme eso, aunque me impresione. Lo quea mí me hace cosa, lo que me hace dudar, es que, como es, esto detener algo de otra persona, qué sé yo. Yo me lo voy a hacer, esto esasí, pero me da como un asquito, ¿qué va a pasar? ¿Funcionará enmí? ¿Será factible eso en mí? Después me aparece que sí, que espotable, que es lo que quiero, que es lo que busco.

A: ¿Asquito?L: Yo soy medio asquito, el asquito soy yo. Mira como estoy… (Se

arremanga y muestra los hematomas por los pinchazos en el brazo enuna piel que cada vez se le fue poniendo más oscura, casi negra.Percibo un doble sentido en la palabra asquito: por su aparienciafísica y por la memoria que su cuerpo guarda del HIV, la infección“incestuosa” y las drogas) …como que yo soy esa persona, ¡qué tieneque ver el hígado! ¡Qué tiene que ver que me lo operen! Aparte, estoyhablando sin haberlo palpado, todavía soy medio prejuicioso, no sécómo va a sonar dentro de mi. Yo lo veo benigno, como algo que vaa salir bien.

A: Un hígado de otro, benigno, no te da asco porque confías en quecon él se van a lavar las marcas de tu cuerpo y, yo te agrego, las marcasde una historia a acomodar. Ya no vas a necesitar lavarte diez veces,para que dejes de estar oscuro o para lavar las culpas. (Se agarra lacara y baja la cabeza. Silencio. Llora)…

Cuando termina la sesión y se incorpora dice: “Pensar que yo nome daba cuenta, era joder a morir. Ahora lo que más quiero es vivir”.

Al mes siguiente de esta sesión, Luis sufrió un desmayo y fueinternado con una descompensación irreversible que le ocasionó alos pocos días la muerte.

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COMENTARIOS

Mis pensamientos luego de la sesión se encuentran y desencuen-tran. Luis desliza un conflicto intersubjetivo, que resulta de la idea detener dentro de sí parte del cuerpo de un semejante, hacia un conflictointrapsíquico. Asoma la fantasía de que él puede pudrir el probableórgano donado, que puede reproducir la enfermedad que dice habersegenerado. El hígado benigno queda asimilado a sus aspectos denigra-dos, verbalizados con la palabra “asquito”. En la sesión anterior yole hacía mención a los padres ¿internalizados? que no lo cuidaron. Enésta él replica: “me lo hice yo”.

El trasplante era la diferencia entre la vida y la muerte. La muerte,antes imaginaria, fue real después. La última palabra la tuvo lalegalidad de su cuerpo.

Hay expresión también de conflicto con su Superyo, podríamosdecir freudianamente, enjuiciador de su actividad yoica. Pero si elSuperyo es la consecuencia de la internalización de la figura del padrecomo resultado de la resolución del complejo de Edipo, ¿qué carac-terísticas adquirió esta instancia en Luis, identificado con un padreque no hace renuncia de lo pulsional, que opera casi sin ley?

Freud (Freud, S., 1924) se refirió a la satisfacción paradójica delSuperyo: cuanto menos ataca el Yo a su objeto, más culpable se siente.Freud plantea que la agresión dirigida hacia afuera salva al sujeto dela autoagresión, o sea preserva su vida. En cambio en Luis, buena partede sus componentes pulsionales destructivos incrementaron el maso-quismo en el cuerpo y en el Yo, culpándolo y castigándolo. Releyendola interpretación que reconstruí, deduzco que ella se orientó hacia elcarácter reparador que puede adjudicársele al trasplante, entendiendopor reparación ese mecanismo ligado a la angustia y a la culpabilidaddepresivas (Klein, M.; Riviere, J., 1963). Este es un vértice, entremuchos otros, para pensar su vida psíquica.

Por mi parte, su final me dejó pensando hacia dónde se orientó elanálisis de este paciente. Creo entender que oscilaba entre la posibi-lidad de recibir un trasplante y la propuesta de que pudiera vivir supropia muerte.

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EL CUERPO ENCAJONADO: ELENA

Elena nació con espina bífida,6 por meningocele. Los síntomasson visibles, la pierna derecha deformada, con serias dificultadespara caminar. El cuadro evolucionó hacia una pielonefritis crónica7

y requirió de un tratamiento por diálisis hasta que recibió un trasplan-te renal, del que la madre fue donante. A los diez años de estetrasplante, desencadenado por la medicación inmunosupresora ycomo consecuencia de una enfermedad coexistente de vejiga, tuvouna oclusión intestinal, una hemorragia digestiva, contrajo hepatitisC, y se descubrió un tumor maligno en la vejiga. Fue necesaria unacistectomía y una cistotomía. Luego de la operación del cáncer, y laextirpación de un ovario y útero, fue nuevamente dializada. Recibióun segundo trasplante, esta vez cadavérico. Próxima a los cuarentaaños, aun con certificado de discapacidad, trabaja y se mantiene solaa pesar de las infecciones urinarias a repetición que, cada tanto, leexigen internaciones. Además, su cuadro se ha complejizado por laaparición de una diabetes ocasionada por el consumo de la medica-ción inmunosupresora.

La paciente se introduce en su primera consulta con estos datos.Pero, ¿quién es Elena? Es una mujer bonita, bajita, profesional, vivesola, no podría tener hijos, su familia vive lejos, su padre le dice queella es un ave fénix, su madre no le permite expresar la más mínimadebilidad. Ni su apariencia física ni las enfermedades le impidieronacceder a una vida sexual, a pesar de no poder salir del asombro dedescubrirse deseada por un hombre.

Busca analizarse porque “cada vez que quiero algo del disfrute,algo me pasa, no puedo programar nada. Por eso vengo, tal vez yohago algo para tener siempre esta situación de impedimentos”.Cuenta que vive en un departamento que tenía mucha luz y que, poruna construcción lindera reciente, quedó a oscuras. “Quedé encajo-nada”.

Sorpresivamente para ella, su análisis comienza sin que escuche-mos alguna alarma corporal. Las sesiones se suceden con relatos

6 La espina bífida es una malformación congénita del tubo neural, que se caracteriza porque unoo varios arcos vertebrales posteriores no se han fusionado correctamente durante la gestacióny la médula espinal queda sin protección ósea.7 Infección de los riñones que se desarrolla lentamente y dura meses o años. Se puede presentaren uno o en ambos riñones.

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referidos a las vivencias de sus trasplantes, a su historia y actualidadfamiliar, el trabajo y el incipiente proyecto de mudarse a una viviendaluminosa.

La relativa “calma” se ve sacudida luego de cuatro meses. Depronto el cuerpo-sufrimiento se impone nuevamente al Yo y meconvierto en testigo de su angustia creciente. La aparición de unnódulo en una mama, la vejiga ileal que produce ectasia urinaria y elmiedo, que siempre está, a que la orina vuelva para atrás, que no drenedel todo. El comienzo de una fiebre intermitente y persistente, laincertidumbre por la amenaza más temida, una infección bacteriana,razón de una de sus tantas internaciones. “Tengo que vivir con uncuerpo a cuestas”, dice.

La muerte de una ex compañera de diálisis, trasplantada de riñóny páncreas que tuvo cáncer, incrementa sus temores. La operaciónpsíquica imposible, la de representar su propia muerte, toma la formade amenaza de castración cuando se identifica con un semejante apartir del conocimiento de su fallecimiento.

Una vez más el cuerpo le señala la autonomía de sus reglasbiológicas y experimenta la impotencia de reducir el funcionamientode su cuerpo a su dominio. El cuerpo, aunque definitivamenteexterior al Yo, está condenado a morir, a convertirse en un faltante einevitablemente, en su caída, condena al Yo a morir (Alaugnier, P.,1994).

Luis, el paciente anterior, ubicaba la etiología de sus enfermeda-des en sus desbordes pulsionales, jugados primariamente en elámbito familiar, con una cosmovisión punitiva y moral. Sus enferme-dades fueron “adquiridas”, exógenas. Elena, en cambio, llegó a estemundo con una enfermedad congénita. Y a partir de ella se desenca-denó la tragedia pulsional en su cuerpo que, por los trasplantesrecibidos, se convirtió en drama. Elena vive.

FRAGMENTO DE UNA SESION

E: Y… bueno, parece que la fiebre decidió irse. Se debe haberasustado cuando, después de tantos análisis y consultas con lainfectóloga, dije que si con los antibióticos no remite me voy ainternar y que me den la endovenosa nomás!... El viernes voy a visitara mis padres, de allá no es fácil viajar pronto. Si me agarra de repentefiebre afuera, qué sé yo, ¡ay! Por eso me cuesta irme sola, y no tengo

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quién me acompañe. Está bien, me voy a poder manejar sola pero siel bicho se mete en mi sangre… Por eso, si vuelve a aparecer la fiebreque me den la endovenosa!

A: Escuché “la venenosa”.E: … Y sí, me puede ocasionar una sepsis, una bacteriemia, que

se meta otro bicho, yo soy vulnerable, son los riesgos del trasplante,de la inmunosupresión. El bicho lo tengo y es amenazante, es unpeligro, me puede matar. Y es como vos me dijiste una vez, mepersigo. Por ahí si lo pienso tanto, termina haciéndose presente, nosé si en el fondo yo propicio este tipo de cosas. Justo cuando mequería tomar vacaciones. Y…es llamativo, más de lo que hago…hagoterapia. Yo me enojo conmigo misma, ¿que más puedo hacer?

A: Te hacés responsable y me hacés responsable como si pudié-ramos tener el control sobre tu cuerpo. Cuando, parece que el cuerpo,cuando se enferma, toma el control.

E: Se supone que el cuerpo y la mente van juntos y que la mentetiene el poder sobre el cuerpo. Pero en fin…tengo que admitir queestoy más tranquila, si agrego también que la endocrinóloga measeguró que el nódulo es muy chiquito y por ahora no necesita serbiopsiado. En fin… (Elena tiene en la expresión “en fin…” unamuletilla con la que describe una posición de entrega ante situacionesque la desbordan)…

…Tengo un interesado por el departamento… Tuve un fin desemana movido, fui al taller de teatro finalmente y me gustó mucho,fue divertido. Hicimos ejercicios de contacto corporal y me sorpren-dí porque a mi eso de que me miren o me toquen el cuerpo me cuestamucho.

FRAGMENTO DE LA SESION SIGUIENTE

E: Sigo bien. Llegué con tiempo y estuve en el parque, el día estáhermoso. Me llamó una amiga, me invitó a su cumpleaños. Estoyentusiasmada esperando la próxima clase de teatro…Me tiene muymal mi mamá. No puede ser que no fue al médico. Está tan abando-nada (Se detiene pormenorizadamente a describir todos los síntomasfísicos de la madre).

A: Me llama la atención que ahora que dejó de hacer ruido tucuerpo me hables del de tu mamá, casi como si fuera el tuyo.

E: No puedo evitarlo, me enojo mucho con ella, al punto que no la

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paso bien cuando la visito pero no puedo dejar de ir. Mi mamáenvejeció prematuramente. Noto que su cabeza no funciona bien. Dejoven, nada que ver conmigo, fue elegante, muy buen cuerpo, semostraba, cuando hablaba se mostraba como muy perfecta. Yo meapabullo. Cuando íbamos a las consultas por el trasplante no medejaba hablar, me decía que me callara, ella salía con su hablarampuloso. Ha mejorado mucho pero me cuesta todavía (llora)…Cuanto más agrandaba mi madre los logros, yo más los minimizaba.Cuanto más minimizaba mi mamá mis problemas físicos, yo no mepermitía ni la más mínima debilidad. Me habrá querido ver como unapersona normal, sin problemas de salud. Cuando estaba por entrar alsegundo trasplante, yo me puse a llorar y justo llamó mi hermana y ellale dijo: “Y…aquí está, como siempre, llorando”…Yo no quería que mimamá me donara un riñón. Es una carga que me dejaba más vulnera-ble. Había un tema de simbiosis y yo me quería diferenciar y eso meataba aún más. Mamá estuvo muy atada a mí por mi salud.

A: La simbiosis con tu mamá… el trasplante… tener algo de ellaadentro tuyo…, que ella se quedara sin una parte de su cuerpo… vosno podés sentirte bien... Hay que minimizar los logros…

COMENTARIOS

La indiscriminación con el cuerpo de la madre es más que laconsecuencia del implante que de ella tiene en su cuerpo. Es lacorporeidad del fenómeno de tener una madre atada, “metida” en sumente. Una madre que, aparentemente dona su riñón para salvar loque, desde su narcisismo, le resulta mortificante: tener una hijadañada.

La enfermedad congénita juega un papel primordial en la relaciónambivalente que tiene con la madre. Ambivalencia desplazada a unriñón que aceptó y rechazó o a una inyección endovenosa que detienela enfermedad pero que es también significada como venenosa, enreferencia a mi lapsus auditivo.

La indiscriminación también se observa en la omnipotencia delpensamiento. El trasplante y la inmunosupresión son los que por sucomplejidad producen daños y efectos adversos en otros órganos. Enesta paciente suele operar sobre la realidad de la enfermedad, y sobreel límite a su tiempo de vida, la desmentida. A la manera de lasacusaciones de Luis, que no incluyen la responsabilidad de los

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padres, Elena cree que se provoca las enfermedades, acompañada dela fantasía omnipotente de que también las puede detener. La etiolo-gía congénita es reprimida.

Los dos pacientes citados plantean una situación en el análisismuy presente en los procesos de trasplantes que tiene que ver con elelemento de soledad vinculado al enojo por la discapacidad. Antes,durante o después, la mayoría de los pacientes recibe un certificadode discapacidad. A su invalidez le atribuyen las razones de sentirseo ser excluidos socialmente.

Cuando se hacen visibles los efectos estéticos de la enfermedad–piel u ojos amarillos por la ictericia, como ejemplo– o por la acciónde los corticoides –cara de luna llena, vello en los brazos y piernas,estrías, aumento de peso, hematomas en la piel por roces insignifi-cantes– o cuando es notoria una deformidad corporal, el impactoemocional ligado a fantasías castratorias conlleva al horror y alrechazo, sobre todo con la pregnancia del imaginario social actual delcuerpo. A diferencia de las discapacidades que todos los humanostenemos en alguna medida, la de muchos pacientes, como Luis yElena, es una discapacidad “certificada” por una entidad autorizadaque así la designa con un valor cuantitativo –70 % de discapacidad–,por ejemplo. Otro rótulo más.

Para finalizar… La omnipotencia del deseo inconsciente delanalista de modificar la realidad dolorosa, en este caso de pacientesorgánicos, es jaqueada en las primeras jugadas. Es un logro delproceso analítico, construido por ambos, que el paciente modifiquesu realidad sin destruirla, respetando sus características para cambiarlas posibles y hacerlas más aprovechables. Que éste sea su proyecto,lograr que el espacio psíquico y el cuerpo sean habitables por su Yo,con experiencias en las que Eros tenga una participación que permitadesplegar posibilidades de vivir, como es el caso de Elena. O el casode Luis, hasta donde pudo llegar, cuando lo sorprendió la muerte.

Entiendo que este trabajo no es lineal. Cuestiones vinculadas conel cuerpo y el trasplante y sus interpretaciones se alternan, sesumergen, reaparecen, se conectan o desconectan entre ellas. En-cuentro que la situación del trasplante produce nuevas respuestassubjetivas que necesariamente hacen marca en pacientes graves. Esuna nueva problemática. La limitación de este trabajo es no poderresolverla. La intención es explicitarla.

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Raquel DuekMalabia 2363, 25º “F”C1425EZG, Capital FederalArgentina

E-mail: [email protected]