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Ciudad Real Local EL DÍA DOMINGO 5 DE MARZO, 2006 14 H an sido muchos ciu- dadrealeños los que me han pedido pa- recer respecto a los recientes hallazgos arqueológicos en- contrados en los terrenos donde estuvo ubicado en su día el Alcá- zar Real de Ciudad Real. Ante esta continua petición de opinión he creído necesario elaborar un arti- culo referente a la historia de nues- tro Alcázar Real, desde su origen hasta su total casi desaparición de la escena patrimonial-histórica de Ciudad Real. La aparición de estos restos ar- queológicos en la zona de nuestro Alcázar Real no es nueva, incluso en el año 1991 se encontraron unos pasillos cruzados entre sí, con dirección Alcázar Real-Convento de Franciscanos, donde hoy se en- cuentra la Residencia Universita- ria Santo Tomás de Villanueva. Respecto a estos túneles ya dio varios toques de atención –como siempre- a las autoridades ciuda- drealeñas, nuestro firme defensor de Ciudad Real, Manuel López Ca- marena. El primer director del dia- rio La Tribuna, pugnó por la con- s e rvación total de las galerías des- cubiertas. En este caso y circuns- tancia solo se logró conseguir sal- var un corto tramo del túnel, pues al parecer fue sacrificado en gran parte el mismo, al cimentarse el edificio de Urbazo. Pero lo cierto y verdad, que con este nuevo descubrimiento; tanto del muro, cuevas y pasillos, bajo la desaparecida edificación de nuestro Alcázar Real, nos de- muestra una vez más, que la his- toria nos alcanza. Lo mismo que en Granada o en Valencia, se an- tepone el Patrimonio y la Historia, a los negocios inmobiliarios y a los vaivenes políticos. Los políticos an- tepondrán -como siempre lo hi- cieron en esta capital-, los nego- cios privados inmobiliarios, y los caprichos de partido, a la cultura, el saber, la ciencia el patrimonio y a la propia historia. Historia no solo de los ciudadrealeños, si no también de todos los españoles. Por lo tanto, es mi firme pro- pósito con estas líneas revindicar la total conservación de estos res- tos, cueste lo que cueste, y sacrifi- cándose todo interés particular co- locándose muy por encima siem- pre el interés general de todos los ciudadrealeños. El Alcázar Real era un edificio con un origen altomedieval fuer- temente vinculado a la presencia islámica en la Península. Es por ello que se hace necesaria una bre- ve introducción encaminada a ex- poner las características de estas construcciones que, con el paso del tiempo, se destinarán a alber- gar a la Monarquía Hispánica, ins- titución que no dudará en adap- tarlas a sus muy diferentes necesi- dades residenciales y representa- tivas. En todos los casos, como he di- cho, el origen se remontaría a los años de dominación islámica, sin olvidar que en gran parte de los Alcázares Reales se han docu- mentado vestigios arqueológicos relativos a la huella romana ante- rior. Pero será por tanto la cultura is- lámica la que conforme en su ma- yor parte los perfiles de estos edi- ficios. En la mayoría de los casos como es el Alcázar Real de Ciudad Real, la arquitectura desplegada tendrán como primera visión la defensiva, finalidad que implica- ría la elección de enclaves eleva- dos –patente en Segovia, Madrid, Toledo y Ciudad Real- . Será este carácter nítidamente militar el que dé sentido en un principio a estas fábricas. Posteriormente, que duda cabe que gracias a los cada vez más prolongados periodos de relaja- ción del conflicto entre árabes y cristianos, el matiz militar daría paso a una progresiva incorpora- ción de elementos civiles, lo que se hace evidente de manera espe- cial en los Alcázares de Sevilla. Pero los tumultuosos años ba- jomedievales, plagados de con- flictos entre la nobleza y la coro- na, obligarán al mantenimiento de una estructura defensiva sóli- da. Serán estas construcciones de líneas claramente castrenses, con sus potentes y gruesos muros for- talecidos con compactos torreo- nes cada cierto trecho, las que se- rán ocupadas por la nueva casa reinante de los Trastámara. No obstante, será durante el go- bierno de dicha dinastía a lo lar- go del belicoso siglo XV cuando se den nuevos pasos hacia una tí- mida reintroducción de elemen- tos civiles en estos viejos casero- nes. Es ahora cuando se realizan obras de alhajamiento de los es- pacios internos de las viejas forta- lezas, teniendo especial impor- tancia las llevadas a cabo en los Al- cázares de Madrid y Segovia. En ambos casos, siempre mante- niendo su carácter general de cas- tillo, se introducirán cambios de importancia con la creación de amplios salones representativos decorados con mayor lujo, cuya influencia en las arquitecturas des- arrolladas por los reyes de la di- nastía de los Austrias será funda- mental. De este modo, será a lo largo de esta centuria cuando se completen las planimerías de los edificios y se avance especialmente en la reforma de los interiores, ge- neralizándose las decoraciones murales con zócalos de azulejería junto a ricas y elaboradas yeserí- as, cerrándose las salas más im- portantes o las cajas de las escale- ras principales con artesonados y alfarjes de tradición mudéjar. Sin embargo el reinado de los Reyes Católicos no será sino una continuación de esta política edi- licia, ahora compatible con una acentuación del interés por las re- Imagen del interior del Real Alcázar en el año 1934 y a la derecha una fotografía de la reconstrucción que se llevó a cabo tras el hundimiento. EL DÍA EL DÍA ALCÁZA REAL Era un edificio con un origen altomedieval vinculado a la presencia islámica El Real Alcázar de Ciudad Real (I) Llamado impropiamente Torreón del Alcázar (1255-2006) REPORTAJE HISTÓRICO José López de la Fra n c a “A Su Alteza Real el Infante de España don Leandro Alfonso de Borbón Ruiz Austria, descendiente directo de los reyes de Castilla, que en tiempos pasados habitaron nuestro Real Alcázar, dando sentido y poder regio a nuestra amadísima siempre Ciudad Real.”

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Ciudad Real L o c a lEL DÍADOMINGO 5 DE MARZO, 20061 4

Han sido muchos ciu-dadrealeños los queme han pedido pa-recer respecto a losrecientes hallazgosarqueológicos en-

contrados en los terrenos dondeestuvo ubicado en su día el Alcá-zar Real de Ciudad Real. Ante estacontinua petición de opinión hecreído necesario elaborar un arti-culo referente a la historia de nues-tro Alcázar Real, desde su origenhasta su total casi desaparición dela escena patrimonial-histórica deCiudad Real.

La aparición de estos restos ar-queológicos en la zona de nuestroAlcázar Real no es nueva, inclusoen el año 1991 se encontraronunos pasillos cruzados entre sí, condirección Alcázar Real-Conventode Franciscanos, donde hoy se en-cuentra la Residencia Universita-ria Santo Tomás de Villanueva.

Respecto a estos túneles ya diovarios toques de atención –como

siempre- a las autoridades ciuda-drealeñas, nuestro firme defensorde Ciudad Real, Manuel López Ca-marena. El primer director del dia-rio La Tribuna, pugnó por la con-s e rvación total de las galerías des-cubiertas. En este caso y circuns-tancia solo se logró conseguir sal-var un corto tramo del túnel, puesal parecer fue sacrificado en granparte el mismo, al cimentarse eledificio de Urbazo.

Pero lo cierto y verdad, que coneste nuevo descubrimiento; tantodel muro, cuevas y pasillos, bajola desaparecida edificación denuestro Alcázar Real, nos de-muestra una vez más, que la his-toria nos alcanza. Lo mismo queen Granada o en Valencia, se an-tepone el Patrimonio y la Historia,a los negocios inmobiliarios y a losvaivenes políticos. Los políticos an-tepondrán -como siempre lo hi-cieron en esta capital-, los nego-cios privados inmobiliarios, y loscaprichos de partido, a la cultura,el saber, la ciencia el patrimonio ya la propia historia. Historia nosolo de los ciudadrealeños, si notambién de todos los españoles.

Por lo tanto, es mi firme pro-pósito con estas líneas revindicarla total conservación de estos res-tos, cueste lo que cueste, y sacrifi-cándose todo interés particular co-

locándose muy por encima siem-pre el interés general de todos losc i u d a d r e a l e ñ o s .

El Alcázar Real era un edificiocon un origen altomedieval fuer-temente vinculado a la presenciaislámica en la Península. Es porello que se hace necesaria una bre-ve introducción encaminada a ex-poner las características de estasconstrucciones que, con el pasodel tiempo, se destinarán a alber-gar a la Monarquía Hispánica, ins-titución que no dudará en adap-tarlas a sus muy diferentes necesi-dades residenciales y representa-t i v a s .

En todos los casos, como he di-cho, el origen se remontaría a losaños de dominación islámica, sinolvidar que en gran parte de losAlcázares Reales se han docu-mentado vestigios arqueológicosrelativos a la huella romana ante-r i o r.

Pero será por tanto la cultura is-lámica la que conforme en su ma-yor parte los perfiles de estos edi-ficios. En la mayoría de los casoscomo es el Alcázar Real de CiudadReal, la arquitectura desplegadatendrán como primera visión ladefensiva, finalidad que implica-ría la elección de enclaves eleva-dos –patente en Segovia, Madrid,Toledo y Ciudad Real- . Será estecarácter nítidamente militar el quedé sentido en un principio a estasfábricas. Posteriormente, que dudacabe que gracias a los cada vez másprolongados periodos de relaja-ción del conflicto entre árabes ycristianos, el matiz militar daríapaso a una progresiva incorpora-ción de elementos civiles, lo quese hace evidente de manera espe-cial en los Alcázares de Sevilla.

Pero los tumultuosos años ba-jomedievales, plagados de con-flictos entre la nobleza y la coro-na, obligarán al mantenimientode una estructura defensiva sóli-da. Serán estas construcciones delíneas claramente castrenses, consus potentes y gruesos muros for-talecidos con compactos torreo-nes cada cierto trecho, las que se-rán ocupadas por la nueva casareinante de los Tr a s t á m a r a .

No obstante, será durante el go-bierno de dicha dinastía a lo lar-

go del belicoso siglo XV cuandose den nuevos pasos hacia una tí-mida reintroducción de elemen-tos civiles en estos viejos casero-nes. Es ahora cuando se realizanobras de alhajamiento de los es-pacios internos de las viejas forta-lezas, teniendo especial impor-tancia las llevadas a cabo en los Al-cázares de Madrid y Segovia. Enambos casos, siempre mante-niendo su carácter general de cas-tillo, se introducirán cambios deimportancia con la creación deamplios salones representativosdecorados con mayor lujo, cuyainfluencia en las arquitecturas des-arrolladas por los reyes de la di-nastía de los Austrias será funda-mental. De este modo, será a lolargo de esta centuria cuando secompleten las planimerías de losedificios y se avance especialmenteen la reforma de los interiores, ge-neralizándose las decoracionesmurales con zócalos de azulejeríajunto a ricas y elaboradas yeserí-as, cerrándose las salas más im-portantes o las cajas de las escale-ras principales con artesonados yalfarjes de tradición mudéjar.

Sin embargo el reinado de losReyes Católicos no será sino unacontinuación de esta política edi-licia, ahora compatible con unaacentuación del interés por las re-

Imagen del interior del Real Alcázar en el año 1934 y a la derecha una fotografía de la reconstrucción que se llevó a cabo tras el hundimiento.

EL DÍAEL DÍA

ALCÁZA REAL

Era un edificio conun origen

a l t o m e d i e v a lvinculado a la

p resencia islámica

El Real Alcázar de Ciudad Real (I)L l a m a d oi m p ro p i a m e n t eTo r reón del Alcázar( 1 2 5 5 - 2 0 0 6 )

R E P O R TA J EH I S T Ó R I C O

José López de la Fra n c a

“A Su Alteza Real el Infante de España don Leandro Alfonso de Borbón Ruiz Austria,descendiente directo de los reyes de Castilla, que en tiempos pasados habitaron nuestroReal Alcázar, dando sentido y poder regio a nuestra amadísima siempre Ciudad Real.”

L o c a l Ciudad Real 1 5EL DÍA

DOMINGO 5 DE MARZO, 2006

sidencias reales unidas a comple-jos monásticos y, en lo estilístico,con una vacilante introducciónde los motivos ornamentales delnuevo repertorio renacentista.

El Alcázar Real de Ciudad Real,lo manda edificar el Rey AlfonsoX. Las obras de construcción seprolongaron durante muchosaños; pero aun así -según histo-riadores-, estaba ya habilitadocomo residencia regia, en el rei-nado del Rey Sabio.

Historiadores de prestigiocomo Ramírez de Arellano nosdice; “es el mal llamado torre ótorreón del alcázar”, aportandolos siguientes datos importantes;“según Hervás, que en 1455 dioEnrique IV en dote á su mujer, Dª. Juana de Portugal, la villa de Vi-lla Real; dejando a esta señoracomo recuerdo de su señorío latorre del alcázar, que mandó edi-ficar en el sitio que ocupaban unascasas que había junto á él... y quecompró para esto en 1473; y su-ponemos que el Sr. Hervás al ha-blar así, no se refiere al resto de

construcción en que nos ocupa-mos, sino á una torre que habrádesaparecido como el edificio en-tero á que se agregaba en la indi-cada fecha. Muévenos á esto enprimer lugar el conocimiento quetenemos de las dotes de ilustra-ción del Sr. Hervás, al que por elsimple examen de lo que quedano se le pudo ocultar que el lla-mado torreón, ni lo es, ni lo hasido nunca, ni es otra cosa que untrozo de muralla en donde hayuna puerta que ni aún puede de-cirse que fuera la principal del pa-lacio. Además de esto, si D.ª Jua-na de Portugal la hubiese cons-truido, hubiera puesto en ella susarmas y no las de castilla y Leónque aún puede descubrir cual-quier persona que las busque mi-nuciosa y detenidamente. Des-echando esta idea por completo,es por lo que hemos dicho que laportada y no torre del alcázar, eslo más antiguo que en CiudadReal ha quedado....De aquella pri-mitiva construcción procede elarco, construido por canteros mo-

riscos y que no tiene artística-mente nada de notable... El trozoes lo siguiente: en un lienzo de laantigua muralla del alcázar queen época muy reciente ha sido cor-tado por uno y otro lado y repa-rado con sillaretes de piedra cali-za para que su destrucción pri-mera no llegara á acabamiento yruina, se abre una puerta de arcoapuntado con un ancho dobela-je de sillares colocados de plano,y este dovelaje por su parte exte-r i o r, presenta una media caña desencillísima ornamentación. Eneste bocel, á una altura como demedio metro de sus arranques, seven unos deteriorados salientes,y á distancia igual de la clave, hayotros salientes, ya convertidos eninforme masa por la acción de lostiempos, pero no tan deteriora-dos que no se vea claramente di-bujado en uno de los interiores,al lado derecho del espectador,una castilla, y se venga en conoci-miento de que la otra debía estardel otro lado y dos cabezas de le-ones junto a la clave, signos he-

EL DÍA

Una de las puertas de acceso ex t e r i o r.

Alfonso X mandó edificar el Alcázar de Ciudad R e a lEL DÍA

Este era el aspecto que presentaba la zona tras el hundimiento.

ráldicos de los blasones de D.Alonso el sabio.... Con esto ter-minaríamos el estudio de la por-tada si no tuviéramos que decirque la construcción está hechapor moros mudéjares, los cualespara que no quedara duda, deja-ron sus marcas en la construcción,señalando los sillares con trián-gulos y letras, y muchos de elloscon el signo cabalístico de los ma-hometanos ó sean los dos trián-gulos entrelazados en forma deestrella de seis puntas, en los cua-les no falta más que el nombre deAllah para ser iguales á los que seo b s e rvan en infinitas construc-ciones muslímicas y hasta en losochavos morunos con que los ma-rroquíes pagaron á España granparte de la indemnización de gue-rra por nuestra gloriosa campa-ña de África de 1859”. Hasta aquíla visión histórico artística del emi-nente historiador Rafael Ramírezde Arellano.

El sabio y elocuente CronistaOficial de Ciudad Real profesorEmilio Bernabeu, en un articu-lo publicado en los años treintaen el diario ciudadrealeño VidaManchega, nos da un testimonioimportantísimo; “De gran ex-tensión y perfectamente fortifi-cada, como la hemos conocidoaún no hace muchos años, lamansión real era un verdaderocastillo señorial, con sus fuertesmurallas, torres de trecho paradefenderlas de los ataques ene-migos, debiendo en su tiempohaber estado todos los regios apo-sentos soberbiamente decoradospor aquellos alarifes mudéjaresque tan preciados monumentosh i c i e r o n ” .

Respecto a los hechos históri-cos que sucedieron en el Real Al-cázar de Ciudad Real, sobresalela muerte del Infante de la Cer-da, acaecida en el año de 1275.Dicen los historiadores que aldarse cuenta de su inminentemuerte, llamó a D. Juan Núñez,

y le rogó mucho que trabajara,para que al morir Alfonso X sedeclarara Rey de Castilla, a suhijo, el Infante don Alonso de laCerda. Según las Partidas, teníaderecho y debía ser así.

El Infante D. Sancho, más tar-de Sancho IV, segundogénito delRey Alfonso X, al tener noticiasde la enfermedad de su herma-no, vino a Villa Real, y en el Al-c á z a r, con el apoyo del podero-so Señor de Vizcaya D. Lope Díazde Haro, se presentó y procla-mó como heredero de la Coro-na de Castilla. Y aquí comenzó larebelión del Infante D. Sanchocontra su egregio padre el ReyA l f o n s o .

Años después el Rey AlfonsoXI concedió varias Cédulas rela-cionadas con el Alcázar Real. En1344 Alfonso XI recibe en el Al-cázar a los embajadores que elRey de Marruecos le envió en re-conocimiento por haberle de-vuelto a las dos hijas que habíacogido en la batalla de Ta r i f a .También este monarca en su se-gundo año de reinado, concer-tó en el regio edificio las opinio-nes de los procuradores y del Ar-zobispo de Sevilla y del obispode Córdoba para designar tutordel rey, pues no llegaba a los tresaños de edad al infante don Pe-dro. Ciertamente pocos sabenque el Rey Alfonso XI hizo en elAlcázar Real de Villa Real, el im-portantisisimo documento le-gislativo y jurídico titulado como“ El ordenamiento de Villa Realde 1346”, fecha en la que reunióCortes en el Alcázar Real.

Menéndez Pidal da como datoimportante de nuestro AlcázarReal en Villa Real, lo siguiente;“..en el año de 1405 finó en el Al-cázar de Villa Real, la exiliadaReina de Portugal doña Leonorde Telles y Meneses, asistida porsu hija la Reina de Castilla doñaBeatriz de Portugal. La difuntaReina fue trasladada con hono-res de reina a su ultima moradadesde el Alcázar hasta el RealConvento de Nuestra Señora dela Merced, junto al nicho de suhijo el malogrado Infante de Por-tugal. La Reina Beatriz vivió yaviuda en este Alcázar, hasta quefalleció en él. Era esta Reina cas-tellana Señora de Villarreal, pordecisión de su esposo Juan I deC a s t i l l a ” .

D ATOS DEL CRONISTA

...”la mansión re a lera un verd a d e ro

castillo señorial, consus fuertes murallas,

t o r res de tre c h o . . . ”

Ciudad Real L o c a lEL DÍAM A RTES 7 DE MARZO, 200614

En el mes de abril delaño de 1431, perma-neció durante tiempoen nuestra capital elRey Juan II, y estandoel monarca en su Alcá-

zar “en martes 24 días del mes deabril, quando a la hora de víspe-ras, hizo terremoto que cayeronalgunas almenas del Alcázar e mu-chas tejas, e abriose una pared enel Monasterio de San Francisco,e cayeron dos piedras de la bóve-da de la Capilla de la Iglesia deSan Pedro. El Rey estaba dur-miendo, e como sintió el terre-moto, salió a muy gran prisa al pa-tio del Alcázar e donde al campo”.

Precisamente en el siglo XV, losciudadrealeños se declararon par-tidarios de la Reina Isabel y des-pués de una serie de incidencias,como el juramento que prestaronlos calatravos y los Magnates de laCiudad, en la Iglesia de Santo Do-mingo, el Maestre de Calatrava,D. Rodrigo Téllez de Girón se apo-deró de Ciudad Real y se estable-ció en el Real Alcázar; los vecinosacudieron a los Reyes Católicosexponiendo la situación y éstosenviaron al Conde de Cabra y aD. Rodrigo de Manrique que con-siguieron expulsar al Maestre ca-l a t r a v o .

Los Reyes Católicos, Fernandoe Isabel, también residieron en elAlcázar y en el año 1475 hicierondonación del mismo a Fernandode Cervera, natural de CiudadReal y otorgándole el titulo de“Aposentador de Sus Altezas”.Con el pretexto de que era “parasu mejor sostenimiento y defen-sa”, por lo que desde entoncespasó nuestro Real Alcázar a serpropiedad particular.

El cronista Alonso nos aportaun dato trascendente: “El actualarco ha llegado a nuestros díasgracias al Marqués de Villame-diana, que hace más de un siglo,debido a su estado ruinoso, y a susexpensas, fortificó la puerta queamenazaba derrumbarse”.

Los últimos propietarios de losterrenos y ruinas del Real Alcázarde Ciudad Real fueron el Marquésde Villamediana, luego DimasGarcía del Moral, Evelio Coro-nado Palop, la familia Ontañóny el ultimo propietaria antes desu expropiación para hacer el po-

lígono, fue José Lomas Recuero.En los años cincuenta, mas con-

cretamente en 1954 se desató lapolémica ante el estado ruinosodel último resto del palacio real.Se trataba de una de sus puertasde acceso al recinto palaciego. Sal-vadora iniciativa encabezada unavez más por don Julián Alonso Ro-dríguez, y don Emilio BernabeuNobalvos, quienes con valentía ysin paños calientes, ponían “lasperas al cuarto” a las autoridadesde Ciudad Real, por su despreo-cupación, insensibilidad y apatíapara con el patrimonio de Ciu-dad Real. Incluso se barajó un hi-potético traslado de la puerta delAlcázar Real “piedra a piedra”hasta el parque de Gasset. JuliánAlonso así nos lo cuenta y nos diceademás; “Cogí en esa ocasión unapequeña bomba volcánica de lasempotradas en los estratos don-de se abren las recién cegadas vie-jas cuevas del Alcázar y guardo,como una reliquia, esa “piedracalcinada”, que la llamó uno. Sila elegancia espiritual de mi tie-rra, en feliz coincidencia con ladel mundo nunca olvidado PacoHerencia –tronchada por su pre-matura muerte- formara algúndía un museo sentimental, ínti-mo y local, a él, donaría ese trozode la actividad ígnea del Campode Calatrava en épocas anterio-res al advenimiento de la Huma-nidad. Le pondría una breve le-yenda, y la concluiría así: “Año1954, en el cual perecieron, por-que las lodaron las cuevas del Al-c á z a r. Iría acompañada de la fo-

tografía que “patas arriba” , re-produjo LANZA en mis ultimascuartillas... pero, entonces, iríadel derecho. Es mala. No fui dies-tro fotógrafo, pero es la única exis-tente de esos antros por dondepupularon envidias, traiciones,abnegaciones, miedos, cruelda-des, heroísmos, alegrías, renun-ciamientos...!la vida!, en suma, deun buen periodo de nuestro pa-sado... ¡clausurado con tierra! En-terrado.” También Alonso Ro-dríguez nos da cuenta en su libro;“Excursión por el Norte de la pro-vincia de Ciudad Real” en su pág.8, respecto a las referidas cuevasdel Alcázar Real; “Ocasión habráde visitarlo y hablar de ello. Soloadelantaremos ahora, que los pro-ductos eruptivos, en forma de ce-nizas y bombas de diversos tama-ños, podían observarse incluidosen los estratos horizontales, don-de están labradas las cuevas ce-gadas hace poco, del arruinadoalcázar ciudadrealeño elevado entiempos próximos del Alfonso X,

L A U R E N T

Restos del To r reón del A l c á z a r,hacia 1860.

El Real Alcázar de Ciudad Real (II)

AÑO 1954

En los cincuenta sedesató la polémica

s o b re el estadoruinoso del último

resto del palacio

C R O N I S TA ALONSO

“El actual arco hallegado a nuestro s

días gracias alM a rqués de

Vi l l a m e d i a n a ”

L l a m a d oi m p ro p i a m e n t eTo r reón del Alcázar( 1 2 5 5 - 2 0 0 6 )

R E P O R TA J EH I S T Ó R I C O

José López de la Fra n c a

“A Su Alteza Real el Infante de España don Leandro Alfonso de Borbón Ruiz Austria,descendiente directo de los reyes de castilla, que en tiempos pasados habitaron nuestroReal Alcázar, dando sentido y poder regio a nuestra amadísima siempre Ciudad Real.”

L o c a l Ciudad Real 1 5EL DÍA

M A RTES 7 DE MARZO, 2006

y del cual solo queda un torreón,recientemente salvado de demo-lición y declarado por el Estadocastillo histórico, incluyéndoloen el Patrimonio Artístico Nacio-nal. Famosas y amplias cuevas, col-madas de leyendas y cargadas dehistoria, cuyas paredes adorna-ban, con elegante belleza natu-ral, los finos estratos, horizonta-les, diversamente teñidos y cuyotecho, plano, corresponde a la su-p e rficie limitante de dos de ellos”.

Durante ese tiempo hubo unaautentica cruzada en pro de sal-var a toda consta los restos del Al-cázar Real. Aunque en tiemposdel Obispo-Prior Piñera interv i-niera este prelado directamentepara que no se perdiera tan sin-gular monumento. Al parecer alConsistorio municipal poco im-portaba el Alcázar y sus ruinas, asícomo la Puerta de Alarcos. Fuedon Luis Delgado Merchán,quien reiteradas veces publicó enprensa y escribió cartas incluso ala Real Academia de la Historia,pidiendo intervención directapara salvar los restos del Alcázary otros muchos de la capital man-chega.. Todo fue silencio y pro-mesas, hasta que súbitamente fa-llecía el joven canónigo e histo-riador defensor del patrimonio.Sería por el año 1925 cuando in-t e rvino ante las autoridades elprestigioso Obispo-Prior de lasÓrdenes Militares Españolas Nar-ciso de Estenaga y Echevarría, -uno de los más descomunales his-toriadores hispanos- quien in-tento por todos los medios frenarsu derribo. Al fin y con un nuevopropietario de los terrenos del Al-cázar Real, -don Dimas García delMoral- la situación pudo soste-nerse. Aún así los alcaldes no die-

ron solución alguna, incluso pi-diéndolo los propios obispos-prio-res, así como los catedráticos e his-toriadores de la capital.

Cuenta José María Martínez Va len un articulo de época lo si-guiente; “Recuerdo la penosa im-presión de descuido que tubo porejemplo el Marqués de Lozoya,cuando en su visita a Ciudad Real,invitado por el Instituto de Estu-dios Manchegos que me honroen dirigir, lo llevamos a ver el To-rreón”. Incluso el catedrático Emi-lio Bernabeu nos narra elegante-mente en un articulo publicadoel 9 de diciembre de 1954 en eldiario Lanza; “No uno sino variosllamamientos tengo publicadosrecientemente a las autoridadesprovinciales y locales sobre el mis-mo asunto y no hace muchos me-ses, que tuve el honor de acom-pañar como académico de la His-toria y más bien como cicerone,al excelentísimo señor doctor donJosé María del Moral, Goberna-dor Civil y al ilustre Alcalde deesta población don Antonio Ba-l l e s t e r, para admirar la venerableportada del que fue Alcázar.” Ta m-bién haría lo mismo años despuésel profesor Carlos López Bustos,acompañando al profesor Azcá-rate Ristori. Secundando estas vi-sitas el profesor Francisco PérezFernández y algunos historiado-

res, grandes amantes de nuestroCiudad Real.

La verdad fue muy distinta ynada se hizo por parte de las au-toridades por salvar los venera-bles restos del Alcázar Real, has-ta que dos personajes trascen-dentes entonces de Ciudad Real,acometieran la empresa de sal-varlo definitivamente. Fue donJosé Lomas Recuero –ultimo pro-pietario del arco y los terrenos- ydon Eduardo Matos Barrio, los ar-tífices de la recuperación. Matosfotografió minuciosamente des-de varios de sus ángulos el edifi-cio arqueológico. Impresionan-do tres instantáneas nítidas y per-fectas, ampliándolas a gran ta-maño. Se numeraron las piedrasuna por una. Es decir, tanto el arcocomo sus vértices laterales y tra-seros. De igual forma se hizo enlas fotografías tomadas artística-mente por el profesor Matos.Todo estaba ya preparado para sudesmontaje y restauración cuan-do el 1 de enero de 1962, a con-secuencia de las persistentes llu-vias, el ultimo resto del AlcázarReal se vino abajo. Se hundió par-cialmente. La impresión que hizoa los historiadores y defensoresdel Alcázar Real fue desoladora.Si bien es verdad que se le ahorróese disgusto al profesor Berna-beu, pues falleció en 1958. Alon-

so montó en cólera, culpando di-rectamente a las autoridades mu-nicipales y provinciales por la si-tuación, calificándola de “grave yestúpida” por el constante aban-dono de tan trascendente restoarqueológico. De inmediato,Pepe Lomas y Eduardo Matos in-t e rvinieron para recuperar las pie-dras siendo trasladas mediante ca-rros y puestas en lugar seguro. Pa-saría más de una década hasta suparcial reconstrucción, efectua-da sin ningún rigor y no utilizan-do las fotografías con los sillaresnumerados, efectuadas magis-tralmente por el humanistaEduardo Matos. Incluso creo porreferencias de Paco Pérez, sobra-ron piedras las cuales nadie sabehoy de su paradero. Parte de laojiva y de los sillares fueron re-emplazados por nueva cantería,efectuada con un supremo malgusto, no respetando la unifor-midad del monumento en su fá-brica de piedra caliza, e impo-niendo en su lugar piedra de dis-tinta naturaleza como es la de no-velda. Puede decirse también quese añadieron elementos arqui-tectónicos inexistentes. Con elagravante, que no fueron colo-cados como le era propio y legiti-mo junto a la ojiva, los escudos deCastilla y de León. En conse-cuencia es un monumento falsa-mente reconstruido y terminado,similar caso a la puerta del Con-vento de las Madres Dominicasde Altagracia.

En 1980 nuestro historiadordon Hermenegildo Gómez Mo-reno, publicó un articulo advir-tiendo seriamente de la posibili-dad de hallar restos arqueológi-cos importantes, al proyectarseun aparcamiento en la parte pos-

EDUARDO MAT O S

Reconstrucción de la puerta de acceso al Alcázar Real (1974).

AÑOS CINCUENTA

Durante ese tiempohubo una auténtica

cruzada en pro desalvar a toda costa

los restos del Alcázar

LOS RESTOS

Don José LomasR e c u e ro y don

E d u a rdo Matosf u e ron los artíficesde la re c u p e r a c i ó n

En el año 1962 se hundió por desidia y por sorpresa la puerta del Real Alcázarterior o trasera de dicho monu-mento. Nadie le escuchó. Repe-tidas ocasiones el profesor Gó-mez Moreno, me decía en su casa,-cuando en las largas tardes de in-vierno cambiábamos impresio-nes sobre Ciudad Real, su histo-ria y su patrimonio-, acerca de laconveniencia de hacer catas ar-queológicas, en busca de las cue-vas y pasillos del Alcázar Real. Al-gunos jóvenes licenciados en His-toria, tomaban al anciano histo-riador de Ciudad Real, por uniluso o por un nostálgico de vie-jas glorias. Incluso yo desde añoshe defendido las teorías de Alon-so, Bernabeu, y Gómez Moreno,y lo más que he logrado es la in-diferencia. ¡Ese es el pago quedan nuestros políticos mediocresa los que amamos, defendemos,sentimos y servimos a nuestraamada siempre Ciudad de Reyes!

Hasta el socavón abierto comoherida, en las entrañas donde sesoportó por largos siglos el RealA l c á z a r, hemos desfilado los “ciu-dadrealitos” -como yo cariñosa-mente califico a mis amigos- a pe-regrinar al encuentro con nues-tra historia; Emilio Martín Agui-rre, Jesús León Navarro, AlfredoMiguel Muñoz Espadas, AlbertoCarnicer Mena, Antonio GarcíaHidalgo Fernández-Caballero, yotros tantos. Solo nos cabe el de-seo como jóvenes y como ciuda-drealeños, que la cordura, la ra-zón y la inteligencia, sean lo su-ficientemente fuertes, para quese respeten estos restos arqueo-lógicos, y prime el interés histó-rico, patrimonial y general delpueblo más que el económicoparticular y el político circuns-t a n c i a l .

Ahora cuando la noticia delhallazgo arqueológico nos irrum-pió en el mes de enero, comoocurrió aquel primero de enerode 1962, cuando se hundió pordesidia y por sorpresa la puertade acceso al Alcázar Real. Debe-mos preguntarnos si lodarán odestruirán las cuevas, pasillos yrestos de nuestro Alcázar regio,como ya se hizo en 1954.

Y como muestra de respeto ha-cia quienes levantaron la voz porsu defensa, diremos como Alon-so; “Que nuestros aldabonazoscerteros y sonoros y eruditos y sa-gaces, despierten a dormidos yestimulen a indolentes, y el bieny el honor de mi tierra sea conti-go –se refería al profesor Agosti-ni- . Sobre los que en Ciudad Realnacimos si no sabemos cumplirnuestras obligaciones con el pa-sado y fuimos culpables “caiga lasuerte adversa” como, con en-cantador clasicismo, se deseabaHipócrates, en su juramento a losdioses, si era perjuro a su profe-sión médica”.

¡Salvemos y conservemos losrestos arqueológicos del Real Al-cázar de Ciudad Real! , ¡No de-jemos perder nuestras señas deidentidad, manteniendo en pienuestro honor y nuestra historiacomo defienden otras capitalesde provincia del Estado Español!Y con sentimiento de orgullo ymuestras de agradecimiento a losreyes que nos dieron nombre, loscuales nos protegieron y fueronnuestra mas firme raíz y razón enla existencia de esta anciana y vie-ja ciudad, mil veces Leal y ente-ramente Noble. Llamada en Cas-tilla, en España y al mundo en-tero con ímpetu y gloria; CIU-DAD REAL a la historia única ys o l a .