El Dinosaurio Polar de Anuc

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X CERTAMEN UNIVERSITARIO DE RELATO BREVE FANTÁSTICO UPV/EHU Titulo: EL DINOSAURIO POLAR DE ANUC Seudónimo: Ameslari de Iparburu “Ninguna forma de vida se parece a otra. Se pueden hacer analogías pero en cualquier parte puede haber una discontinuidad donde la analogía fracase, donde cualquier otra cosa puede estar en lugar de lo esperable. Ni siquiera las personas son previsibles. Sus formas de vida y sus creencias son tan variables como sus propias huellas dactilares. Debe ser por eso que los hombres acostumbran decir: “¿Quién entiende a las mujeres?” mientras que por otro lado a las mujeres es frecuente oírles decir: “¡Todos los hombres son iguales!”. A pesar de lo distinto de su formulación, ambas quejas contienen un mismo núcleo, que sería la necesidad y el deseo de encontrar leyes universales que permitan hacer previsible el comportamiento del otro genero. Pero, de hecho, nos quejamos porque nunca es así. En realidad cada persona es un misterio y cada día de la vida de una persona puede ser una sorpresa, aún para esa misma persona. Y eso es lo que nos lleva a investigar. Y se preguntara a que viene todo esto, resulta que desde hace ya unos cuantos años, todos en esta ciudad pasan muchas horas metidos en los aparatos de realidad virtual interactiva (RVI). Este extraño invento que empezó como un simple juego, un entretenimiento para niños, luego pasó a conformar complejos sistemas de entrenamiento donde se simulaban todo tipo de situaciones y de contextos. Para terminar hoy día conformando una de las más poderosas industrias de la actualidad. Si bien aún no se ha extendido su uso en muchos de los países del quinto mundo, e incluso haya algunas religiones que lo prohiben con una gran severidad, creo que, sin duda, estamos ante uno de los más impresionantes fenómenos sociales de escala global, que además nació, ya 1

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Cuento breve. Ficción

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X CERTAMEN UNIVERSITARIO DE RELATO BREVE FANTÁSTICO UPV/EHU

Titulo: EL DINOSAURIO POLAR DE ANUC

Seudónimo: Ameslari de Iparburu

“Ninguna forma de vida se parece a otra. Se pueden hacer analogías pero en cualquier

parte puede haber una discontinuidad donde la analogía fracase, donde cualquier otra cosa

puede estar en lugar de lo esperable. Ni siquiera las personas son previsibles. Sus formas de

vida y sus creencias son tan variables como sus propias huellas dactilares. Debe ser por eso

que los hombres acostumbran decir: “¿Quién entiende a las mujeres?” mientras que por otro

lado a las mujeres es frecuente oírles decir: “¡Todos los hombres son iguales!”. A pesar de lo

distinto de su formulación, ambas quejas contienen un mismo núcleo, que sería la necesidad y

el deseo de encontrar leyes universales que permitan hacer previsible el comportamiento del

otro genero. Pero, de hecho, nos quejamos porque nunca es así. En realidad cada persona es

un misterio y cada día de la vida de una persona puede ser una sorpresa, aún para esa misma

persona. Y eso es lo que nos lleva a investigar.

Y se preguntara a que viene todo esto, resulta que desde hace ya unos cuantos años,

todos en esta ciudad pasan muchas horas metidos en los aparatos de realidad virtual

interactiva (RVI). Este extraño invento que empezó como un simple juego, un entretenimiento

para niños, luego pasó a conformar complejos sistemas de entrenamiento donde se simulaban

todo tipo de situaciones y de contextos. Para terminar hoy día conformando una de las más

poderosas industrias de la actualidad. Si bien aún no se ha extendido su uso en muchos de los

países del quinto mundo, e incluso haya algunas religiones que lo prohiben con una gran

severidad, creo que, sin duda, estamos ante uno de los más impresionantes fenómenos

sociales de escala global, que además nació, ya desde un principio, como un acontecimiento

global. Se ha convertido en algo que supera al cine, la radio y la televisión juntas. Algo que

parece estar cambiando a la humanidad tanto como la aparición de la imprenta, la revolución

industrial, o la mismísima Internet”.

El Dr. Stanford hizo un alto casi teatral en su exposición. Anuc lo miró con expresión de

impaciencia, no era bueno para disimular estas cosas. El Dr. Stanford sonrió con gesto

complacido y respirando hondo arremetió con renovado entusiasmo:

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“Bueno, justamente la idea de hacer este experimento con gente como Ud., gente que

nunca ha conocido la RVI, nace de la necesidad de eliminar toda una serie de variables que

podrían contaminar los resultados si utilizamos a consumidores habituales de RVI. Ya se que

estos detalles del diseño experimental pueden resultarle aburridos, pero espere un momento

porque creo que esto realmente le va a interesar.

La RVI es sumamente excitante y atractiva, podríamos decir que genera un proceso

adictivo, que por no ser químico no es alcanzado por las leyes vigentes. De hecho en pocos

años ha aniquilado casi por completo a cualquier otra forma de entretenimiento. De alguna

amnera es como estar viendo una película pero dentro de ella, tomando parte, sintiéndose allí,

metido en esa realidad. Y no solo es interactiva, además uno puede elegir ser cualquiera de los

personajes e incluso puede ser una especie de testigo invisible. Imagínese estas posibilidades

dentro de una buena película erótica,¿Me entiende.?

De hecho muchos adolescentes lograron así sus relaciones sexuales, casi tan reales

como en la vida real, solo que los pudieron ensayar una y otra vez. En este sentido es muy

curioso que luego, muchos varones, dejan estas RVI para vivir en esas películas de artes

marciales, donde pueden ser el héroe que siempre gana pese a todo.

En nuestra experiencia, en principio, le vamos a ofrecer la posibilidad de elegir

cualquier historia, ya veo como empiezan a brillar sus ojitos, si señor, cualquier historia que

usted imagine.

Como las leyes de experimentación con humanos nos exigen, entre otras cosas,

brindarles a los voluntarios una completa información sobre la naturaleza y los riesgos del

dispositivo del que van a formar parte, es que debo anticiparle que si acepta el contrato, será

implantado en la base de su cráneo un chip de interfase neurológico-digital. Se trata de una

muy sencilla operación indolora donde se coloca este chip que vale varios cientos de millones

de dólares, por lo que deberá firmar varias formas por la responsabilidad civil sobre el aparato

y los seguros sobre el mismo y sobre su persona. Esto es fundamental para poder llevar

adelante la experiencia, dado que de este modo logramos instalar una auténtica puerta de

acceso a su cerebro. No tema, ¡no le vamos ni a lavar su cerebro!, ni a invadirlo con

materiales no autorizados explícitamente por Ud. mismo. Tenemos totalmente restringido el

acceso a su área de privacidad mental, y por contrato debemos, de acuerdo a las leyes

vigentes, guardar absoluta reserva sobre los contenidos ideacionales que podamos registrar.

Paso a detallarle las funciones del chip. Primero y principal nos servirá para lograr una

simulación de un entorno tan compacto y convincente, podría decirse tan real, como su

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realidad cotidiana. Los actuales aparatos de RVI trabajan con cascos que emiten sonido e

imagen, y unos pocos sensores kinestésicos que registran los movimientos de brazos y

piernas. Nuestro diseño mediante el chip nos permitirá simular los cinco sentidos, y todo tipo

de sensaciones corporales como la de gravedad, equilibrio, etc. De modo tal que no solo va a

poder ver y oír esa realidad sino que va a poder, literalmente, sentirla en el cuerpo. Imagine

por ejemplo una relación sexual, poder sentir la humedad de lso besos, el calor de la piel, su

aroma, las palpitaciones, la respiración en su oído. Eso es algo que no pueden ofrecerle los RVI

eróticos que se comercializan actualmente.

Disculpe que me haya desviado del tema central, es que me compenetro, bueno

siguiendo con el mecanismo, mediante el chip su cuerpo real será anulado, de hecho lo

meteremos dentro de un tanque de deprivación sensorial para que ninguna sensación real

interfiera con la realidad virtual donde estará”.

-“Pero ¿que pasará si quiero salir?, soy un poco claustrofóbico....”. Dijo Anuc en tono casi

inaudible.

-“No se preocupe, quédese tranquilo que nadie quiere salir, se lo aseguro”.

Anuc, miraba al Dr. Stanford con su esquimal cara de asombro, era mucho el dinero que

le ofrecían por unos pocos días de experimentación, días donde iba a sentir todo el placer que

quisiera, donde iba a tener tanto placer como nadie nunca antes había tenido, placer a la

carta, a repetición, a discreción, y además todo ese dinero, todo era fantástico, pero tenía

miedo.

El Dr. Stanford interrumpió sus pensamientos:

“Creo que por hoy ha sido suficiente y que lo mejor será tomarnos un descanso, Betty

lo acompañará y le mostrará, no solo sus hermosas piernas, sino también nuestra maravillosa

universidad, y el cuarto que le preparamos”. (Luego guiñó su ojo con una pretendida y

sobreactuada complicidad).

Anuc se rió un tanto cohibido. El Dr. Stanford se levantó como un resorte, con su

sonrisa y su mano derecha lanzadas hacia él. Anuc estrechó su mano con cierto recelo,

decididamente no le gustaba ese tipo de personas.

Por suerte Betty si le gustaba, y mucho, era un sueño. Como un dócil cachorro se dejó

llevar por ella. El Doctor no había mentido, la Universidad era realmente maravillosa, mucho

más de cuanto hubiese podido imaginar. La gente lo miraba con curiosidad, seguramente su

ropa esquimal no les resultaba familiar, ellos llevaban una especie de trajes de neoprene muy

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coloridos, con una extraños adornos. A las mujeres le quedaba bien ese estilo, pero los

hombres, en cambio, parecían toreros de plástico y goma. El campus era increíblemente

verde, tanto que creyó que sería parte de alguna realidad virtual. Betty se rió mucho de su

ocurrencia. Era bonita cuando reía. Solo por verla otra vez a ella era capaz de firmar el

contrato, pero decidió calmarse y leerlo atentamente esa tarde.

Su habitación era sumamente agradable, con una vista increíble del antiguo edificio del

rectorado. Parecía estar en Inglaterra en una universidad del siglo XIX. La calefacción era muy

fuerte, enseguida le dio sueño y durmió profundamente.

Cuando despertó, ya era media tarde. Todo estaba en silencio. Un sol dorado se

reflejaba en cada uno de los rombos de los vitraux, de todos los ventanales del todos los

edificios de la universidad, era perfecto. Unos pocos estudiantes caminaban lentamente por

los senderos. Parecía un buen lugar, muy tranquilo, ordenado y con detalles que denotaban

una gran tradición cultural y un exquisito gusto.

Encontró una máquina de café en su cuarto y una pequeña heladera. Puso a hacer

media jarra de café, odiaba el café recalentado del día anterior y amaba ese olor a café recién

hecho tal como lo estaba sintiendo justo en ese momento. Mientras tomaba su café se dedicó

a hojear el contrato. No parecía peligroso, lo único que lo intranquilizaba era el tema de los

seguros de vida y la gran suma que él recibiría por esto. Pensó: “nadie paga tanto, ni toma

tantos recaudos por nada ”

Se puso un buzo deportivo y salió a correr, quería de paso conocer un poco los

alrededores. Sin duda era como estar dentro de una película maravillosa, algo así como El

Gran Gatsby o Titanic, solo que él sabía muy bien que no se parecía ni a Robert Redford ni a Di

Caprio, sino que seguramente era poco menos que un asiatico o un indio americano para estas

gentes bancas educadas y bien vestidas. Aún así era maravilloso estar allí, era uno de los

lugares con los que siempre había soñado.

Volvió a su cuarto para tomar una ducha, y en el contestador de su teléfono encontró

un mensaje de Betty citándolo en una hora para una actividad de recorrida por los

laboratorios y la biblioteca. Pulsó el botón de contestar y al instante apareció la voz de ella y

su imagen en la pantalla de cristal líquido, algo que decididamente Anuc no esperaba.

Acordaron encontrarse en el hall de su edificio. La ducha fue justo lo que necesitaba. Se

demoró un buen rato, se lavó el pelo, se puso crema humectante, se afeitó y además se

perfumó, algo que solo acostumbraba hacer cuando salía con una chica.

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Le resultaba difícil concentrarse en la inmensidad de la biblioteca, porque se distraía

con las bellezas de Betty, miraba sus ojos y ya no escuchaba sus palabras. De pronto los

complejos aparatos del los laboratorios lo fascinaron, esos increíbles juguetes gigantes hacían

que la voz de Betty quedara sonando en un segundo plano, hasta que sus ojos lo volvían a

capturar de nuevo. No fue nada fácil, debía responder imprecisamente a sus preguntas dado

que apenas prestaba atención a la mitad de lo que ella decía.

Por suerte la cena estaba programada con otros integrantes de la experiencia, gentes

que venían de lugares muy diversos del mundo, y por suerte Betty los dejó a solas, sino

tampoco hubiese escuchado nada de lo que se decía en esa cena. Marc parecía un típico

vaquero americano de Texas con su camisa a cuadros y su imponente corpachón. Sin embargo

venía del centro de Australia, era hijo de unos cuáqueros que vivieron aislados por dos

generaciones en una granja. El ya estaba dentro del programa y se lo veía feliz y saludable.

En cambio Alice era una jovencita oriental nacida en Singapur, era bonita, menuda, nunca

alzaba la voz, y hablaba pausadamente (y eso le gustaba a Anuc). Su familia siempre había

sido tradicionalmente muy religiosa, por lo que nunca había tenido mayor contacto con la

civilización occidental más allá de los libros y algunas películas. Curiosamente era la única que

ansiaba conocer este mundo tecnológico, quizás cansada de la severidad de su ambiente

familiar. Era simpática, y tenía cierto parecido físico con Anuc. Finalmente estaba Pedro, un

costarricense de unos 30 años que, siendo niño, había migrado con sus padres a una isla del

caribe donde se esforzaron por mantener una forma de vida acorde con sus principios

ecologistas. Vivió una infancia donde la única fuente de energía eran los paneles solares, y

solo era usada para lo imprescindible. Además estaba absolutamente prohibido el uso de

baterías y pilas. Por eso, ni Pedro, ni ninguno de ellos habían tenido contacto con las

máquinas de RVI (realidad virtual interactiva) sino que además casi desconocían por

completo la cultura del entretenimiento electrónico, desde los jueguitos portátiles y los

pinballs hasta los simuladores de los juegos de feria. Solo Alice había conocido una vez en

Singapur una máquina tragamonedas en el freeshop del aeropuerto. Sin embargo en la cena

no se habló de nada de esto. El centro de la charla fueron las maravillas culturales y

arquitectónicas de la universidad. El modo moderno de vestir de los americanos, y las comidas

que cada uno extrañaba. Anuc se pasó toda la cena queriendo sacar el tema de su contrato,

pero no le pareció políticamente correcto mencionarlo si los demás no lo hacían, después de

todo era una cena informal. Cuando terminaron de cenar fue Marc quien propuso ir al Pub de

los estudiantes, que estaba abierto hasta las 23 horas. Alice se excusó, y Pedro aceptó ir solo

por un rato.

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El lugar era una réplica perfecta de un auténtico Pub irlandés. Era muy acogedor, y

totalmente fascinante para Anuc, por esa atmósfera cargada de murmullos, ruidos de copas, y

ese espeso humo de habanos cubanos ondulando su perfume en el aire. El clima entre ellos

también cambió, empezaron a hablar animadamente, a reírse, a gesticular, todo en tono cada

vez más distendido e informal. Anuc se animó hablar más fuerte, casi a los gritos, hizo incluso

algunos chistes, finalmente se atrevió a sacar el tema de los contratos, y les comentó de sus

dudas. Pedro dijo: “Yo ya lo he firmado, es mucho dinero y hasta donde puedo imaginar entre

los posibles daños podría estar alguna complicación quirúrgica durante el implante del chip. Se

trata de una micro operación muy delicada y si algo sale mal son tus neuronas las que se

pierden. Por otro lado, está el daño psicológico, se corre el riesgo de sufrir alteraciones en los

mecanismos del sueño, posiblemente no poder soñar o hacerlo despierto como les pasa a

quienes consumen alucinógenos”.

Marc agregó: “Tampoco creo que sea tan grave, hace ya un par de dias que estoy en el

programa y casi no recuerdo nada de lo que sucedió en las primeras sesiones de laboratorio,

solo noto que estoy más a gusto con mi vida, que me ha mejorado el humor”.

“Disculpen- dijo Anuc - estoy muy temeroso, mi vida siempre estuvo muy pegada a la

simple realidad, al contacto con las cosas tangibles y sólidas, nunca dudé sobre mis sentidos,

nunca soñé con otra realidad, y tengo miedo de ir tan lejos que luego no pueda volver a ser el

mismo”.

Marc se acercó y pasó su brazo sobre los hombros de Anuc, y le dijo: “entre nosotros,

creo que podríamos ayudarnos. Hasta ahora no ha aparecido nada de que preocuparse, yo

también llevé siempre una vida sencilla, pero esta puede ser una gran oportunidad, un gran

desafío”.

Pedro se acercó a su oído y le dijo en tono confidente: “Yo también tengo miedo cada

tanto, pero estate seguro que si detecto algo peligroso voy a avisarles y vamos a poder hacer

algo juntos para defendernos”.

Los tres pusieron sus manos juntas como se juramentan los equipos de basquet antes

del partido. Se abrazaron y se fueron cada cual a su cuarto sin decir palabra.

La entrevista

Esa mañana el Dr. Stanford se mostraba radiante, su rostro lucía brillante y sonrojado,

lo que hacía juego con el vivo destello de sus ojos. Antes que Anuc pudiera saludarlo inició su

acelerado y entusiasta monologo:

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“¿En qué habíamos quedado ayer?, ¡ah si! En el chip de interfase. Bueno digamos que

en principio nos va a permitir proveerle de un “cuerpo virtual” prácticamente perfecto en

cuanto a su capacidad de simulación. No solo en cuanto a los sentidos comunes como la vista

o el oído, sino con una gran variedad de sensaciones, como temperatura, tacto, presión, dolor,

e incluso todo lo necesario para sentir todos los movimientos que un cuerpo puede hacer, de

modo tal de generar una sensación de absoluto realismo. Claro está que para esto es

necesario anular por completo las sensaciones reales de un cuerpo es algo casi imposible, por

eso usamos los tanques de aislamiento sensorial. Por otra parte también sería imposible

reemplazar los millones de terminales sensoriales que posee un cuerpo, de lo que se trata

entonces es de lograr la cantidad mínima necesaria de cada tipo de sensores y de efectores de

modo tal de brindar un efecto de vivencia de realidad. ¿Recuerda el cine? El efecto vivencial

de movimiento se lograba con unos económicos y escasos 24 cuadros por segundo, lo que el

ojo necesita para creer que ve movimiento. Imagine entonces la misma lógica económica

aplicada a todos los tipos de terminales sensoriales y motoras, una maravilla.”

Anuc lo interrumpió con cautela: “Disculpe pero sigo sin entender el sentido de este

experimento, ¿Sería una RVI de mayor realismo y complejidad? ¿Qué esperan averiguar

entonces?”

Dr. Stanford lo miró con gesto amoroso y paciente: “Mi amigo ¡Es mucho más que eso!,

se trata de captar sus sueños, literalmente grabarlos. Para luego ver que es lo que haría Ud. si

pudiera vivir en la realidad de sus sueños. No solo nos interesa explorar la intima naturaleza

de los sueños humanos, sino ver que sucedería con la subjetividad si los mismos fueran

posibles.

Desde hace mucho sabemos que el deseo humano ante las limitaciones de la realidad y

las restricciones que le impone la cultura se “adapta” produciendo síntomas neuróticos,

especies de soluciones de compromiso que intentan cumplir, fallidamente claro esta, con la

tarea imposible de aceptar las limitaciones sin renunciar al deseo. Algo que curiosamente llega

a cumplirse hasta en los propios sueños. Quizás se abra una frontera inmensa al ser humano si

le permitimos cumplir con sus sueños sin límites. ¿Hasta donde podría llegar la imaginación y

la creatividad por este camino?”

Anuc lo miraba con asombro, le avergonzaba no haber llegado nunca a pensar este tipo

de cosas. Tenía la sensación que sus pocos deseos eran todos pequeños y perfectamente

realizables, podían ser una buena cena, un día de pesca, un juego de cartas con los amigos o

las cálidas caricias de su amiga Maia. No entendía entonces porqué había venido hasta aquí.

Todo este asunto lo asustaba un poco, pero no podía explicarse porqué, aún así, quería estar

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metido en esto. No pudo seguir pensando porque su mente fue invadida por el torrente de

palabras que ahora brotaba de la boca del Dr. Stanford:

“Lo más curioso y genial que tiene este dispositivo, es justamente su punto de

implante en el cerebro. Resulta que, buscando un punto de implante para introducir las

sensaciones necesarias para generar la realidad virtual, por error encontramos otro punto, al

que en su momento nadie le dio importancia. Realizábamos encefalogramas computados,

mientras sometíamos a nuestros sujetos experimentales a todo tipo de percepciones. Por

razones de economía de recursos se decidió trabajar día y noche con un mismo sujeto de

modo de aprovechar al máximo el costoso trabajo de colocación de los sensores. Esto nos llevó

a hacer lecturas durante la fase onírica del sueño. Fue allí donde descubrimos que durante el

sueño se estimulaban áreas del cerebro totalmente distintas, generando no solo una batería

de imágenes ilusorias sino además la sensación de una falsa motricidad, donde el esquema

corporal parecía reemplazar al cuerpo real, con lo que el soñante creía estar haciendo

movimientos que efectivamente no realizaba. Esto nos llevó a realizar las mismas experiencias

pero con sujetos sonámbulos y descubrimos una malformación en el mismo lugar. Fue solo

cuestión de tiempo y de presupuesto hacer el mapeo de esa área.”

Ante la cara inexpresiva de Anuc, el Dr. Stanford cambia el tono, y lentamente le dice:

“Se lo explico en términos más sencillos, encontramos el modo en que durante el sueño nos

construimos una realidad sensorial y motriz, que siendo de algún modo virtual, produce una

vivencia tan real y consistente como la misma vigilia. En este sentido parecería que hemos

idescubierto algo que ha invertido la conocida frase de aquel clásico español, Calderón de la

Barca, que decía: “la vida es sueño”. A partir de nuestro invento, podría decirse, quizás menos

románticamente: “hay una realidad en los sueños. Hay una vida posible de ser vivida en esa

realidad de los sueños. Se puede vivir en los sueños”.

- Anuc: “Pero sigo sin entender ¿qué espera lograr?”

- Dr. Stanford: “Oh si, por supuesto, ¿Alguna vez se preguntó cómo es que vemos en los

sueños? ¿dónde produce el cerebro estas imágenes? ¿donde son recibidas? ¿cómo se logra el

engaño?. Vamos por partes, respecto a donde se producen, todavía no tenemos respuestas,

parecen venir de muy diversas áreas, hay varias teorías pero eso seguramente a Ud. no le

interesa. Lo que si le va a interesar y mucho es adonde van esos terminales nerviosos. Resulta

que hay un área especifica que recibe estas sensaciones y las compone conformando una

“realidad onírica”. Una realidad que paradójicamente es menos real que la vigilia en tanto

supone una mucho menor masa de información, pero que logra la masa crítica de información

como para lograr un efecto de realismo convicente.

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Finalmente fue la tecnología de interfase neurologico-digital, la que nos permitió

conectar estas áreas a inmensos super ordenadores basados en circuitos de

superconductividad (que trabajan con temperaturas cercanas a los 200ºC bajo cero). Esto nos

permitió conocer el lenguaje de programación de cada sistema neuronal. Si bien toda la

actividad neuronal consiste en la circulación de cargas eléctricas positivas o negativas,

descubrimos que cada sistema codifica y decodifica la información según modalidades propias.

En este sentido podríamos decir que no hay un cerebro, sino varios cerebros que, como

computadoras, trabajan en red haciendo cada cual lo suyo a su manera, con sus propios

programas. Le doy un ejemplo sencillo el ojo arma su imagen la procesa, la comprime y la

manda a un área del cerebro que a su vez la decodifica y compone la imagen. Fue todo un

trabajo en si, solamente el poder llegar a dominar este código que hay entre el ojo y la corteza

cerebral. ”

- Betty: “Dr. Creo que Anuc sigue sin entender lo básico del diseño...”

- Dr. Stanford: “Oh si, muchas gracias Betty, bueno se lo abrevio, ya podemos no solo meter

en la cabeza de una persona una realidad virtual, y podemos darle la posibilidad de interactuar

en la misma, sino que ya podemos leer y grabar los sueños. El experimento entonces consiste

en grabar sus sueños para luego meterlo en ellos, y permitirle vivir en ellos cuantas veces

quiera. Una de nuestras hipótesis es que las actitudes dentro de la realidad del sueño irán

variando en cada visita al mismo. Muchos pagarían fortunas por poder vivir en sus sueños.

Diría que este ha sido uno de los grandes sueños de la humanidad, atrapar los propios sueños,

vivir en el mundo soñado, transformar la realidad a la medida de sus sueños. Y todo eso para

Ud. será gratis. Claro que tenemos ciertas limitaciones contractuales. Por ejemplo no podrá

revelar ningún detalle relacioando con esta experiencia. No podrá retener información sobre

sus emociones y sensaciones entre experiencias de RVI, y no tendrá ningún tipo de derecho

sobre la información que obtengamos en las experiencias.”

Ala pobre Anuc ya empezaba a dolerle la cabeza, pero quería saber de sus sueños,

quizás porque no los solía recordar, quería firmar de una vez e irse, ya no era capaz de volver

atrás, y la presencia de Betty esta vez solo sirvió para que firmara aun más rápido. Se sintió

liberado una vez que lo hizo.

Ese mismo día comenzaron a relevar su cerebro para planear la microcirugía

programada para dentro de una semana. No era doloroso pero fueron largas sesiones quieto

dentro de inmensas máquinas, su claustrofobia se mantuvo a niveles tolerables, solo le

molestaban cada tanto sus ganas de estornudar.

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El primer sueño de Anuc

Esa mañana lo vino a buscar Betty al bar. Pedro lo animó con una palmada en su

hombro y le dijo: “¡Animo hombre! solo se trata de relajarse y soñar, ellos lo graban y listo,

empiezan con uno de prueba así que en un par de horas salimos a pasear un poco por la

playa”

Betty lo llevaba del brazo como si fuera un objeto frágil, se detenía en cada escalera y

le hablaba con una enorme paciencia y ternura. Anuc hubiese preferido llevarla para su cuarto,

pero jamás se animaría a algo así. El chip de interfase ya estaba en su cuerpo, pero no lo

sentía, es más no sabía exactamente donde estaba. Solo tuvo un par de días con dolor de

cabeza y mucho sueño después de la operación. Ni siquiera tenía cicatriz, el implante se lo

habían hecho entrando por sus fosas nasales, y la operación había durado casi todo un día. No

tenía mucha idea del tamaño del chip solo sabía que era mucho más pequeño de cuanto

pudiera imaginar. La comunicación con la computadora era inalámbrica, y trabaja con muchas

bandas simultáneas. Por lo tanto solo debía dormirse en una habitación especialmente

preparada para no recibir interferencias de ruidos y de ondas electromagnéticas, donde había

una terminal que captaba las señales del chip. No parecía difícil, solo le preocupaba pensar si

podría dormirse, ya que estaba muy nervioso con esta primera vez.

El Dr. Stanford lucía brillante y sonriente como siempre. Anuc no le prestó mucha

atención a sus palabras tranquilizadoras, le causaba gracia, el doctor debía pensar que era

medio idiota porque le hablaba como se tratara de un niño al que lo van a vacunar. Betty lo

acostó en una hermosa cama blanca, le dieron una pastilla para dormir, las persianas

comenzaron a cerrarse de a poco. Había una tenue música de fondo. No le costó mucho

dormirse.

Empezó a entresoñar, se sentía como un ángel blanco volando entre nubes blancas, con

alas blancas, ya estaba soñando. Todo sucedía en cámara lenta, aleteaba fácilmente como

siguiendo un ritmo de reggae, le parecía como desde siempre supiera hacerlo, pero al mismo

tiempo le sorprendía. De pronto escuchó la voz de Betty pidiendo auxilio, y se lanzó en picada

...... Se despertó de pronto. Tuvo el deseo de dormir de nuevo para seguir soñando. No había

nadie, tocó un timbre pero nadie vino, tomó un vaso de agua y se relajó, respiró hondo, y se

dijo: “da igual”. Volvió a dormirse pesadamente, solo llegó a pensar: “la maldita pastilla

empieza a hacer efecto”. Empezó a soñar con un reptil inmenso sobre el hielo blanco del valle

donde, de niño, solía ir a cazar con su padre. El reptil parecía como un dinosaurio en miniatura,

del tamaño de un oso joven. Su piel era verde brillante, como nueva, y sus ojos muy vivaces,

inocentes y siniestros, al mismo tiempo. Ambos se observaban con desconfianza, y giraban

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uno sobre otro, como dosa luchadores de Sumo, era una extraña danza en medio del paisaje

blanco. Anuc estaba armado con palo, como una lanza. El vapor salía de sus bocas y quedaba

flotando, no había nada de viento. El sol producía reflejos dorados en la piel de zorro del gorro

del anorak de Anuc. De pronto el reptil abiró su boca con un sonido chirriante, molesto,

disparó hacia él una roja lengua retráctil como la de un camaleón. Anuc despertó sobresaltado

ante la visión del rojo intenso de esa lengua yendo directamente hacia su cara. Era como si

todavía la siguiera viendo aún despierto.

En la habitación se escuchaba una suave señal sonora, como la que suenan en los

aviones al llamar a la azafata, que se detenía y volvía a repetirse rítmicamente. Apareció Betty

sonriente. Tenía que reconocer que esa mujer no solo le gustaba, sino que su sola presencia,

automáticamente lo calmaba. Era algo misterioso, pero no dudaba de ese bienestar, solo lo

aceptaba sin preguntarse cómo podía suceder. Por otra parte, ahora le sucedía algo raro, la

veía distinta a Betty, diría que más bonita, si es que eso podía ser posible. Ella le dijo que por

hoy estaba cumplida la etapa del experimento. Anuc sonrió con asombro y salió a caminar

tambaleante y desorientado. Anduvo caminando sin rumbo, como un sonámbulo, por los

parques que rodeaban la universidad. Tenía cierta sensación de irrealidad. Decidió irse a

dormir. Se levantó como con resaca, era tarde para cenar, decidió bajar a ver si encontraba a

los demás integrantes del experimento.

El club de los viajeros oníricos

Se encontró esa noche con los otros en el Pub. Fue muy extraño, lo felicitaron como si

fuese un astronauta que volvía del espacio. Les pareció asombroso lo mucho que podía

recordar de sus sueños, ellos no podían recordar casi nada. Era incomodo para Anuc que lo

valoraran justamente pro algo que nunca había sido significativo para él. Marc le contó que al

principio no había sido fácil. Suponía que la pastilla estimulaba la actividad onírica y que el

efecto era acumulativo a lo largo de los días. Al principio parece que no le hizo efecto y se

desesperaba, pero luego empezó a soñar mucho. Cada vez más, tanto que llegó a ser

agotador. Los demás acordaron con Marc. Era agotador pero necesario para poder empezar la

experiencia.

Y así fue también para Anuc. Dos largas semanas de soñar sin descanso, cada vez más.

Siempre en esa silenciosa habitación, siempre en esa impecable cama blanca, siempre de día,

siempre con la compañía de Betty (por suerte). Nadie le decía si todo iba bien o no. Soñaba

muchas cosas algunas como caleidoscópicos videoclips, otros en cámara lenta con muchos

detalles y sensaciones. Por las noches sufría de insomnio y se dedicaba a leer o ver películas

que sacaba del sector DVDs de la biblioteca de la universidad, era gratis y al parecer era el

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único que lo hacía, porque la cara de asombro de la empleada era cada vez mayor. Le

gustaban los clásicos del siglo XX, algunas de época, pero sobre todo las películas que él

llamaba “raras” esas que mostraban una realidad lateral, una realidad misteriosa, donde el

sentido común quedaba descolocado, como arbitrario y obtuso. Pensaba que quizás su

realidad era irreal para él, este mundo se parecía mucho más a una película que al tipo de vida

que su sentido común podía manejar, y eso indiscutiblemente le divertía mucho.

Durante la segunda semana empezó a tener intensas fantasías eróticas con Betty.

Seguía sin poder concentrase en nada si estaba ella. Pero ya no eran sus ojos los que lo

capturaban, sino sus pechos, Eran absolutamente perfectos para Anuc. Es más los veía

simpáticos y expresivos. Hasta parecían tener cierta vida propia. Anuc adoraba esos breves y

cadenciosos movimientos con que se animaban cada vez que ella se movía o caminaba.

Además, ella nada parecía saber de ese suave y elástico pendular, tan encantador, tan

mágico, que llegaba a producir un efecto absolutamente hipnótico en Anuc.

Cuando se acostaba en la cama ella lo ayudaba y Anuc creía no poder resistir. Podía

adivinar su cuerpo, apenas debajo de su guardapolvos. Sufría y gozaba cada vez que en la tela

tensa del guardapolvos se insinuaban los relieves de los pequeños bordes bordados de su

ropa interior. O cuando, al reclinarse ella sobre su cama, una cálida oleada con el olor de su

piel brotaba de su escote. Eran momentos en los que Anuc sentía que no podía contenerse en

sus deseos de abrazarla de una vez, sin importar lo que luego pasara.

Curiosamente sus sueños con Betty no eran tan eróticos como podría suponerse. Sin

duda eran mejores sus fantasías conscientes. De los sueños se acordaba poco, algunos retazos

sueltos, y cierta sensación de complicación. A veces no podía sacarle la ropa y se enredaban,

otras ella parecía querer y no querer y Anuc se desesperaba en su sueño. No recordaba nada

culminante en sus sueños con ella. Lo peor era cuando la perdía en ciudades extrañas o

cuando Betty no era Betty pero era Betty. O cuando la besaba y sentía que algo andaba mal.

Además le daba mucha vergüenza contar estos sueños a los demás. Un día se preguntó si

Betty vería sus sueños en alguna pantalla de computadora. Nunca podía atreverse a hablar de

estas cosas con ella. Tenía miedo a perderla.

Hubo otros sueños tipo pesadilla en esa segunda semana. Soñó que volaba pero que

solo podía subir y subir. Que si intentaba nivelarse entraba en picada sin remedio. Su

pánico era que en algún momento sus fuerzas se agotarían y caería desde una inmensa

altura. Tuvo otros sueños placenteros como esas imposibles auroras boreales que

estallaban con colores nuevos que por mucho superaban a cualquier tecnicolor. De esa

época recordaba con gran cariño un maravilloso sueño. Era bajo el agua donde él nadaba

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sin tener que respirar, se sentía ágil como un delfín. Nadaba lentamente entre las ruinas de

una ciudad sumergida, y veía a unas sirenas a lo lejos, se acercaba y quedaba fascinado por

su belleza, y por la imagen de los lentos movimientos de sus pechos, acariciados por largos

cabellos, ondulantes como algas.

Encuentros en los tanques

La etapa de recolección de sueños tuvo algunos problemas y se demoró unos días

más. Finalmente Anuc pudo pasar a la etapa de experimentación con sus propios sueños en

los tanques. La sensación era similar a la de un baño de inmersión, era como un yacuzi, con

techo. Tenía una luz interior y una pantalla de televisión donde veía al técnico de la consola

de control. Entraba en el sueño casi sin darse cuenta. Era increíble, el pensaba un sueño y

la realidad se transformaba. Bastaba con recordar una fracción del sueño y el mismo

aparecía completo. Al principio tímidamente se dedicó a pasear por los lugares de su

infancia. Comió helados, gritó tonterías. Peleó con el reptil polar, le hizo bromas y algunas

maldades al Dr. Stanford. Llegado el segundo día, no pudo más y empezó a soñar con Betty.

Primero fueron los recuerdos excitantes, a los que volvía una y otra vez. Ampliaba escenas,

las corría en cámara lenta. Se acercaba, mucho más de lo que lo había hecho en la realidad,

llegaba casi hasta tocarla. De a poco soñó que se acercaban y se besaban. Y eso besos

podía durar toda una sesión de tanque.

Un sueño que le gustaba mucho era ese en que ella sin decir nada se metía en su

cama de la habitación donde grababan sus sueños. En vez de desvestirlo le sacaba los

sensores de signos vitales y luego él le desabrochaba esos botones de su guardapolvos.

Los orgasmos cuando llegaron fueron una carrera loca a por más. En pocos días

había pasado de ser prácticamente virgen a ser un maestro en orgasmos explosivos. Eran

erupciones volcánicas que se desataban y que por resonancia producían las erupciones de

ella, y viceversa. Y cuanto más lo soñaba más intensos eran. Llegó un momento que creyó

que moriría si seguía así.

Sin embargo todo cambió inesperadamente cuando un día Alice, en el bar, le confesó

que ella en su tanque tenía un sueño donde hacía el amor con él. Se rieron mucho. Y Anuc

no pudo evitar la curiosidad y le pidió que le contara el sueño con detalles. Al día siguiente

habló con el Dr. Stanford para pedirle tener en su sesión de RVI acceso al sueño de Alice. El

Dr. Stanford se puso eufórico y habló con el programador. En pocos días tenía lista una

interfase entre tanques. Ambos podrían intercambiar sus sueños, es más podrían

encontrarse allí.

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Contra toda fidelidad hacia Betty, Anuc deseaba intensamente poder encontrar a la

Alice real en sus sueños de RVI. Y así fue. Primero él la llevó a conocer a su mundo de

infancia, y a su reptil verde brillante. Ella se asustó mucho pero se fascinó cuando él lo

mató como un caballero de la edad media. Tardaron dos días en meterse en el sueño de

ella. Anuc no podía creer todo lo que esa mujer callada y discreta era capaz de imaginar con

él. Siguieron días muy felices porque no solo se mostraron todos sus sueños, sino que

juntos inventaban sueños nuevos.

Esto les llevó a tener encuentros fuera de los tanques, se llevaban muy bien

sexualmente, sin embargo luego de mucho titubear, Alice le confesó que gozaba más en el

tanque con él que el la vida real. Fue un inmenso alivio para Anuc porque él no sabía como

decirle lo mismo. De ahí en adelante su apasionada vida sexual se desarrolló en los

tanques.

Un día Anuc le propuso al Dr. Stanford tener un encuentro entre todos los

participantes de la experiencia, cada uno en su tanque. El Dr. Stanford le dijo que era

posible pero que para sincronizarse debían ponerse todos de acuerdo sobre el sueño donde

se encontrarían todos.

Esa noche Anuc habló del tema con sus compañeros. Todos se entusiasmaron con la

idea, pero pronto descubrieron lo difícil que sería ponerse de acuerdo sobre el sueño donde

encontrarse. Deliberaron varios noches. De a poco el clima conflictivo fue cediendo y se

pusieron a fantasear sobre eso que les gustaría hacer a todos juntos. Pedro propuso jugar al

fútbol, Marc una cabalgata, Alice imaginó la cabalgata pero corriendo tras un zorro de

dibujo animado. Anuc propuso ir a visitar a sus sirenas buceando bajo el mar. Marc propuso

jugar al fútbol bajo el mar. Alice propuso recorrer el mar buscando tesoros en barcos

hundidos. Finalmente decidieron encontrase en el sueño de las sirenas y una vez allí hacer

lo que surgiera en ese momento.

A partir de ese viaje de RVI empezaron a viajar juntos todos los días. Al meterse

todos en los sueños de todos, Marc y Pedro pronto supieron de las fantasías y encuentros

de Anuc y Alice pero decidieron respetar su privacidad. Y de vez en cuando decidiían darles

dia de sexo. Lo cierto es que se divertían mucho juntos, y que se llegaron a conocer mucho

unos a otros.

La felicidad nunca es completa. Tanto actividad en los tanques pronto empezó a

producir cambios. Perdida de apetito, porque muchas veces soñaban la comida y se

saciaban. Perdida de sueño con lo cual empezaron a juntarse a trasnochar juntos. Falta de

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interés por el “mundo real”, acompañada de un creciente efecto adictivo por la ensoñación

en los tanques. De las semanas previstas, originalmente en los tanques individuales. Con la

cuestión de la experiencia grupal, pudieron convencer al Dr. Stanford de prologar la

experiencia por dos semanas más de modo de poder comparar ambas modalidades entre

sí.

Sobre el final todos ellos mostraban importantes síntomas de deterioro emocional y

cierta irritabilidad creciente. Lo peor fue que empezaron a sufrir estados confusionales. Se

les mesclaba la RVI con la relaidad cotidiana, y no podíana saber en cual estaban. Cuando

esto sucedía entreaban generalmente en crisis de pánico y se desesperaban. Terminada la

experiencia quedaron una semana más en observación, que fueron como unas vacaciones

de descanso.

Charla con Betty

A partir de ese descanso Anuc se empezó a debatir entre seguir su relación con Alice o

intentar una relación verdadera con Betty. Lo deprimía no poder decidir esto. Se sentía como

un adolescente tonto. Para despejarse, una tarde salió a pasear por el parque. El clima era

agradable, corrió un poco con un trote muy lento. De pronto se encontró con Betty. No pudo

evitar sonreír como un idiota. Charlaron un rato mientras caminaban juntos. Betty aquella

tarde estaba rara, como misteriosa. Anuc no sabía como preguntarle. De pronto fue ella la que

le dijo que tenía que confesarle algo muy importante, que no podía ya vivir con eso. Le dijo

que en realidad el experimento no era solo lo que le habían dicho. Que entre sus objetivos

principales había un contrato por cumplir con una de las corporaciones que los financiaban.

Para sincronizar los aparatos y para probar sus sueños bastaba con recolectar unos cinco

sueños por cada sujeto de experimentación. Sin embargo habían aprovechado esa etapa para

recolectar la mayor cantidad de sueños posibles, lo que por sujeto implicaba un número de

sueños variable, cercano a los 15 o 20 sueños. El proceso se daba por terminado cuando los

sueños comenzaban a reiterarse. En el caso suyo habían encontrado que los sueños no se

repetían y decidieron seguir. Anuc recordó que durante esa época veía muchos DVD y que su

exaltación con Betty era increíblemente intensa. Betty le confesó que llegaron a cerca de 100

sueños y seguían. Ahí fue cuando se decidió extender la etapa a dos semanas más, aún con el

riesgo de producirle algún modo de agotamiento cerebral. Se podría decir que ordeñaron su

inconsciente sin descanso, y que ese era el verdadero motor económico del experimento.

Magic World Inc. Era la empresa que usaría esos sueños para lanzar comercialmente lo que

llamarían True-RVI, lo mismo habían hecho con ellos, pero a partir de un chip mucho má

económico que no leía lso sueños sino que solo permitía genenrar RVI. Betty se puso muy

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seria, l epidió que se sentaran en un banco del parque, le tomó las manos y le dijo: “Lo peor es

lo de la etapa de los tanques. Ese fue un tramo del protocolo experimental que fue agregado

por una agencia del gobierno, ellos supervisaron toda esa parte. Y todas veces osbre el final de

la experiencia su computadora tomaba el contrl de la exxperiencia por más de una hora.

Nunca pudimos saber lo que hacían ellos en esa hora. Ellos corrieron severos riesgos con todos

ustedes, dejaron ir muy lejos las cosas. Debía ser algo muy importante para ellos, pusieron

mucho equipamiento, incluso el chip era un desarrollo de ellos. Calculo que fueron muchos

miles de millones de dólares. Era un presupuesto secreto mayor que cualquiera de las etapas

del famoso Proyecto Genoma Humano. Posiblemente hayan trabajado simultáneamente con

otros laboratorios como el nuestro. Nosotros pusimos nuestros reparos pero amenazaron con

retirar todo su apoyo y el Dr. Stanford aceptó sus condiciones sin ninguna objeción más. Pero

debo decirte que ese chip nunca más podrá ser extraído de tu cerebro. Para colocarlo debieron

cortar las conexiones nerviosas y poner el chip en medio. Cuando no trasmite simplemente

deja pasar las señales a través suyo. Un riesgo importante sería si algo llegara a fallar en el

chip. Podrías perder el sentido de realidad, sufrirías alucinaciones o seguramente algún tipo de

colapso neurológico. Sin embargo debo avisarte de otros riesgos. Ese chip vale demasiado

dinero, y mucha gente podría hacer cualquier cosa para conseguirlo. Matarte para conseguirlo,

podría ser solo un detalle menor. Incluso si solo intentaran extraerlo igual te matarían sin

remedio. Finalmente hay otro riesgo, y es de andar por el mundo con una puerta abierta en tu

cerebro. Cualquiera que tenga suficiente tecnología y los protocolos de interfase podría

ingresar a tu cerebro. Solo es cuestión de tiempo, hoy es complejo de lograr pero nadie te

garantiza que en dos o tres años este protocolo no sea un standard de comunicación

inalámbrica entre dispositivos. Con lo cual podrías llegar a ser accesible desde casi cualquier

computadora.”

Anuc se quedó sin palabras. Se sentía como esos osos polares a los que les pintaban el

lomo con pintura naranja indeleble, y les ponían un collar con un dispositivo satelital que

informaba de su vida durante años. Solo que él nadie podía sacarle su collar. Sentía furia y

tristeza. Su mente se iluminó de lucidez, y vio que su vida era solo eso que veía ahora tan

nítidamente. Miró a Betty, y sin pensar, de sus labios salió la pregunta: “¿Veías mis sueños?”.

Ella se sonrojó como un atardecer de verano. Y los labios de Anuc, sin avisarle a ella, ni

a él, se lanzaron a apagar aquel incendio. Betty lo aceptó como se acepta lo que siempre fue

así. Anuc no sabía lo que pasaba, pero era feliz de que todo estallara de una vez. Se enredaron

como dos novios adolescentes en aquel banco del parque. Ese fuego terminó por incendiar a

Anuc, que la abrazaba furioso de amor, y de ganas de vivir antes de morir.

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La cruda realidad

La noche con ella fue mejor que cualquiera de sus sueños. Pero a la mañana siguiente

otra furia lo llevó hasta el despacho del Dr. Stanford y le pidió explicaciones. El Dr. Stanford le

confesó que era cierto. Magic World era una de los principales patrocinadores de este

proyecto. Y que su interés se debía a que el abuso de la RVI había ido conformando

subjetividades a repetición. Que las personas terminaban siendo un montón de cuerpos

distintos pero con sueños parecidos, podría decirse que casi clonados. Ya nadie podía soñar

por fuera de los juegos que habían conocido desde la infancia. Sus deseos inconscientes

tomaron sus formas y sus estructuras. El mercado, obviamente, estaba ávido de nuevos

sueños, de sueños complejos, para crear nuevos y apasionantes juegos de RVI. Y que por lo

tanto, una parte de lo que debían contraprestar a los sponsors era las grabaciones de los

sueños, algo que afectaba sensiblemente a la investigación. Sin embargo respecto a las

partes del experimento controladas por el gobiernono, no podía decirle nada porque nunca

habái llegado a saber nada. Ellos entregaron los chips y toda la tecnología sindarles acceso a

casi nada. Anuc no pudo odiarlo, tuvo pena de él. Se quedó sin palabras y se fue despacio. Esa

tarde ya no vio el brillo en los ojos del Dr. Stanford.

La realidad imprevista

Cinco años después Anuc decidió usar para algo su chip antes que fuera obsoleto, tenía

todavía bastante dinero del experimento. Fue a una pequeña empresa de programación y les

encargó hacer algo para poder acceder a su chip desde una computadora de antebrazo. Tuvo

que convencer a Betty para lo conectara con uno de los programadores del programa que

tenía acceso a los protocolos de decodificación, a quien luego de encontrarlo en Singapur, tuvo

que sobornar para que suministrara toda la información sobre el chip y los programas de

acceso. Con su equipo de programadores trabajó cerca de dos años para poder acceder al

chip. Una vez terminado el trabajo la mente de Anuc de pronto pudo contar con un banco de

datos accesibles mentalmente equivalente a cincuenta veces su capacidad de memoria

biológica. Además podía acceder a Internet solo con una orden mental. En sus ojos podía ver

la pantalla con la información al instante sin pantalla ni casco de RVI. Lo extraño fue que Anuc

se empezó a acostumbrar a contar con estas ventajas y pronto llegó a sentirlas como

funciones y capacidades con las que había contado toda su vida.

Sus negocios prosperaron muy rápidamente, esta combinación permanente de cerebro

neurológico con interfase a bases de datos digitales era muy dinámica y altamente eficaz.

Pronto estuvo en los diarios, hubo algunos que lo llamaron el superhombre, y anunciaban que

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una nueva raza había nacido. Otros en cambio se burlaron hablando de un hombre biónico

casero. Sin embargo hoy nadie duda que su intuición fue increíble. Todos los ciudadanos del

primer mundo sabemos que es imprescindible contar con una interfase neurológica- digital

para suplementar nuestro cerebro y poder estar conectados 24 Hs a la red. Las computadoras

de antebrazo ya viene totalmente integradas la mismo, y uno pude bañarse y dormir con ellas.

Como alguna vez sucedió con los relojes de pulsera, hoy nadie se imagina la vida sin ellas.

Pero la realidad es tan maravillosamente cruel como sorpresiva. Anuc no pudo evitar la

vorágine de actividad de pensamiento complejo, y la furia de la bolsa mundial de 24 horas.

Dormía casi nada y no dejaba de incrementar su actividad mental minuto a minuto. Una

mañana, como en la época del experimento en los tanques, vio un valle blanco lleno de osos

polares, no había viento, resplandecía un cálido sol dorado, felizmente soprendido, miró todo

a su alrededor disfrutándolo todo, luego caminó unos pasos y cayó en coma.

Al poco tiempo murió. Y en el centro de su pueblo construyeron un monumento.

Seguramente la historia dirá que fue más revolucionario que Bill Gates, y quizás tanto como

Henry Ford. Anuc es sin duda uno de los héroes de la revolución industrial-tecnológica.

Mucho es lo que le debemos. Su sacrificio nos señala un camino de superación continua hacia

la complejidad, hacia una humanidad que se construye a si misma. Sus sueños aún circulan

en nuestras mentes, ¿Quien no ha peleado con el pequeño dinosaurio polar?, ¿Quién no hizo

el amor con Betty en la cama blanca? ¿Quién no se ha burlado del Dr. Stanford una y otra vez?

¿Quién no ha nadado desnudo con la sirenas?

Más allá del milagro de la mente ampliada digitalmente, sin duda todos le debemos

algo mucho más importante. Todos le debemos el placer de soñar, al último hombre que pudo

hacerlo. Por eso en ese monumento en la plaza de su pueblo, van a encontrar a un Anuc que

danza junto con su dinosaurio verde del tamaño de un oso joven.

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