El Discurso Sin Fronteras de Luciano

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ACTAS DEL III COLOQUIO NACIONAL DE INVESTIGADORES EN ESTUDIOS DEL DISCURSO ISBN 978-987-1171-62-0 María Cristina Vilariño Universidad Nacional del Sur El discurso sin fronteras de Luciano Los griegos forjaron el término utopía, no para resignar lo imposible, sino como un desafío que movía a la acción infinita... Luciano de Samósata emprendió su viaje literario, guiado por esta idea: lo que nunca se alcanza, y su literatura fue -como bien dijo Deleuze de la filosofía-, esa línea corrediza del horizonte. Es por eso que el universo de su discurso no conoció fronteras, ni religiosas, ni filosóficas, ni políticas, más bien se desplegó como un exceso: el de la imaginación. Según George Steiner, lo que cuenta en un autor “no es la duda o la fantasía específica. Se trata de la idea central del escritor como huésped, como un hombre cuya empresa consiste en dejarse influenciar por muchísimas presencias extrañas, como una persona que tiene que dejar abiertas las puertas de su habitación a todos los vientos.” El escritor ha sido siempre, casi por definición, un ser arraigado a su lengua materna, y ser buen escritor significa tener una intimidad especial con los ritmos del lenguaje que subyacen a la sintaxis, como también tener un oído especial para captar las múltiples connotaciones y los ecos secretos de un idioma que ningún diccionario registra. Pero hubo algo del espíritu griego que deslumbró a Luciano y que lo impulsó a adoptar su lenguaje: indudablemente fue el pensamiento mítico y la tradición filosófica. Sin embargo, a través de su escritura presentó un reto a las creencias ancestrales y al poder de los dioses. Si cada lengua cristaliza la historia íntima, la cosmovisión específica de un Volk o de un pueblo, Luciano supo como encarnarlas en su voz con un toque de ironía y de sátira. Fascinado por el mundo griego, Luciano se adentró en su cultura y de alguna manera la hizo suya, para volcarla luego en un estilo: una/ mi/mhsij que no deja de ser poi/hsij, una manera de componer cuyos modelos son los mitos y las tradiciones tanto religiosas como filosóficas. En su escritura hay una invitación permanente a reconsiderar las creencias y las costumbres del mundo helénico, y para esto no conoció límites. Como él mismo sostenía, toda poi/hsij es a)/kratoj e)leuqeri/a, porque en la creación es donde se da la verdadera libertad, la que es sin mezcla, la que es pura. Habiendo puesto el acento en un estilo satírico, no podemos dejar de ver que detrás de tanta ironía se instaura una ética, porque al fin y al cabo, todo cuanto da prestigio a la raza humana en la tierra –el poder, las riquezas, los honores y triunfos militares, los sacrificios y ofrendas a los dioses, la belleza- se ve absolutamente aniquilado en el momento mismo de la muerte.

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Luciano de samosata

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  • ACTAS DEL III COLOQUIO NACIONAL DE INVESTIGADORES EN ESTUDIOS DEL DISCURSO

    ISBN 978-987-1171-62-0

    Mara Cristina Vilario Universidad Nacional del Sur

    El discurso sin fronteras de Luciano

    Los griegos forjaron el trmino utopa, no para resignar lo imposible, sino como un desafo que

    mova a la accin infinita... Luciano de Samsata emprendi su viaje literario, guiado por esta idea:

    lo que nunca se alcanza, y su literatura fue -como bien dijo Deleuze de la filosofa-, esa lnea

    corrediza del horizonte. Es por eso que el universo de su discurso no conoci fronteras, ni

    religiosas, ni filosficas, ni polticas, ms bien se despleg como un exceso: el de la imaginacin.

    Segn George Steiner, lo que cuenta en un autor no es la duda o la fantasa especfica. Se trata de

    la idea central del escritor como husped, como un hombre cuya empresa consiste en dejarse

    influenciar por muchsimas presencias extraas, como una persona que tiene que dejar abiertas las

    puertas de su habitacin a todos los vientos.

    El escritor ha sido siempre, casi por definicin, un ser arraigado a su lengua materna, y ser buen

    escritor significa tener una intimidad especial con los ritmos del lenguaje que subyacen a la

    sintaxis, como tambin tener un odo especial para captar las mltiples connotaciones y los ecos

    secretos de un idioma que ningn diccionario registra. Pero hubo algo del espritu griego que

    deslumbr a Luciano y que lo impuls a adoptar su lenguaje: indudablemente fue el pensamiento

    mtico y la tradicin filosfica. Sin embargo, a travs de su escritura present un reto a las

    creencias ancestrales y al poder de los dioses. Si cada lengua cristaliza la historia ntima, la

    cosmovisin especfica de un Volk o de un pueblo, Luciano supo como encarnarlas en su voz con

    un toque de irona y de stira.

    Fascinado por el mundo griego, Luciano se adentr en su cultura y de alguna manera la hizo suya,

    para volcarla luego en un estilo: una/ mi/mhsij que no deja de ser poi/hsij, una manera de

    componer cuyos modelos son los mitos y las tradiciones tanto religiosas como filosficas. En su

    escritura hay una invitacin permanente a reconsiderar las creencias y las costumbres del mundo

    helnico, y para esto no conoci lmites. Como l mismo sostena, toda poi/hsij es a)/kratoj

    e)leuqeri/a, porque en la creacin es donde se da la verdadera libertad, la que es sin mezcla, la que

    es pura.

    Habiendo puesto el acento en un estilo satrico, no podemos dejar de ver que detrs de tanta irona

    se instaura una tica, porque al fin y al cabo, todo cuanto da prestigio a la raza humana en la tierra

    el poder, las riquezas, los honores y triunfos militares, los sacrificios y ofrendas a los dioses, la

    belleza- se ve absolutamente aniquilado en el momento mismo de la muerte.

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    Por eso Luciano es recurrente en exponer las argumentaciones del cnico, quien dice: La

    necesidad es un mal generalizado que empeora las cosas a las que se adosa, y quizs retomando

    aquella sentencia epicrea No es pobre el que menos tiene sino el que ms necesita- su

    propuesta fue vivir con desapego a todo aquello que los hombres tanto se afanan en conseguir, para

    que as puedan llevar en el Hades una existencia tranquila y feliz.

    Slo donde la concepcin del tiempo es lineal, se puede experimentar la muerte como un corte...

    pero en las realidades mgicas o mitolgicas, en las que el tiempo es circular o cclico, de eterno

    retorno, los seres humanos aceptan la muerte como otra forma de vida. Luciano, que haba

    entendido los cdigos de las creencias griegas en un mundo subterrneo, realiz una novedosa

    dramaturgia para posibilitar el encuentro de vivos y muertos. Como ejemplo de esto tenemos a

    Digenes, quien ya se encuentra en el Hades y le hace un pedido a Plux.1 :

    Te voy a encargar, Plux, en cuanto hayas vuelto a subir ah arriba, -pues te toca creo, revivir

    maana- si ves en algn sitio a Menipo el perro2, que bien podras encontrarlo en Corinto o en el

    Liceo, burlndose de los filsofos que discuten entre s- le digas lo siguiente: Menipo, te invita

    Digenes, por si ests ya harto de burlarte de cuanto sucede sobre la faz de la tierra, a acudir aqu

    para que te ras en abundancia... que all tu burla tiene el beneficio de la duda, pues es muy

    corriente el decir quin sabe con certeza lo que hay despus dela vida? Aqu en cambio te

    podrs rer cuando veas a ricos y strapas y tiranos, reconocibles tan slo por sus lamentos y lo

    fofos y descastados que estn, recordando los avatares de su vida en la tierra.

    Digenes aprovecha esta oportunidad, para mandar un recado a esos petulantes filsofos:

    Diles al odo que se dejen de bobadas, de enzarzarse en discusiones sobre todo lo habido y por

    haber, de ponerse cuernos unos a otros,3 de crear acertijos y de ejercitar su inteligencia a base de

    hacer preguntas de ndole tal que no se pueden contestar.

    Tambin se ha ocupado Luciano, y aqu hace gala de una gran sensatez, de producir una especie de

    denuncia social, pues advierte a travs de Digenes:

    Diles a los ricos: por qu guardis necios, el oro, a cuenta de qu os torturis calculando los

    intereses y apilando talentos, si al cabo de poco tiempo tendris que acudir aqu con un solo bolo

    dentro de vuestra boca?

    Plux, hermano de Castor, hijo de Zeus y Leda, pasaba un da en la tierra y otro en el Hades, privilegio que le haba sido otorgado por renunciar voluntariamente a la eternidad. 2 Referido al trmino ku/wn (can), de donde deriva el sentido de cnico. 3 Alude a la desmedida aficin de ciertas escuelas filosficas, a una serie de falsos silogismos que vienen a ser juegos de palabras. En este caso se formula as: Lo que no has perdido lo tienes. No has perdido los cuernos, luego los tienes.

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    Diles a los guapos y macizos, que entre nosotros no hay rubia cabellera ni ojos claros ni oscuros, ni

    tez sonrosada del rostro, ni msculos tensos ni espaldas fornidas, sino que aqu todo es para

    nosotros polvo y slo polvo, calaveras despojadas de belleza.

    Y por fin diles a los pobres, tan numerosos y agobiados por su situacin, que no lloren ni se aflijan,

    luego de explicarles la igualdad i))sotimi/a-4 que hay aqu, pues van a ver que los ricos de all no

    son mejores que ellos.

    En los Dilogos de los muertos, Luciano parece haberse anticipado unos 16 siglos a las filosofas

    de la existencia, ya que procuraba reiteradamente que los hombres tomen conciencia de su finitud...

    Menipo sentenciaba a Creso y a Midas con la conocida inscripcin del orculo de Delfos: -Gnw=qi

    seauto/n- Concete a ti mismo, para recordarles que tengan el criterio de aceptar sus limitaciones

    en tanto que humanos.

    Sren Kierkegaard nos cuenta en su Diario -en 1838- :

    Yo buscaba cabalmente una expresin que designe a la clase de hombres para quienes tuviera el

    placer de escribir, en el convencimiento de que ellos iban a estar de acuerdo con mis puntos de

    vista. Y he aqu que ahora encuentro en Luciano, -parane/kroi- uno que, como yo, est muerto. 5

    Ms tarde Kierkegaard refuerza el trmino con la preposicin sun- que junto con para- acenta el

    sentido de acompaamiento o simultaneidad: los que han muerto juntos: sunparanekrome/noi-

    puede responder muy bien a la idea de hermanos mortales, ya que la palabra griega significa

    tambin, los que tienen por destino comn el morir.

    Heidegger habra de decir en 1927 que el hombre es un ser para la muerte.

    Es muy significativo el pasaje en que Menipo le pide a Hermes que lo gue hasta Helena, pues sera

    incapaz de reconocerla entre tantas calaveras y huesos desprovistos de carne, y al verla exclama:

    Y... por una cosa as se fletaron miles de naves procedentes de toda Grecia, y cayeron tantos

    griegos y brbaros, y han sido devastadas tantas ciudades? Menipo est confundido pues no

    comprende cmo los aqueos pasaron mil fatigas por algo tan efmero y tan fcilmente marchitable.

    Las costumbres mortuorias, sumadas a la topografa y a la administracin del mundo infernal,

    fueron objeto de la burla de Luciano, adoptndolas frecuentemente como recursos de su ficcin

    literaria. La postura de la escuela cnica con respecto a la muerte, es que ella significa el retorno

    puro y simple a la nada, por eso las ceremonias fnebres resultan absurdas: El sabio no se inquieta

    por su sepultura, pues su cuerpo se pudrir sobre la tierra y ser devorado por los animales.

    La igualdad as entendida , no es slo en el aspecto fsico de sus calaveras y esqueletos, sino que en honras y honores tambin son todos iguales. 5La crtica literaria asegura que lo que Kierkegaard encontr en Luciano fue otra palabra - o(mo/nekroj- que significa compaero de muerte.

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    (Demonax). Luego esta concepcin de la muerte inspira una conducta de vida, ya que todas las

    agitaciones, todas las ambiciones, terminarn en la nada, de aqu que el sabio deber despojarse

    durante su vida, de las preocupaciones, pero tambin de las esperanzas, que perturban a los

    hombres comunes.

    El Hades de los cnicos es el reino de la nada... pero en su profundo deseo de fustigar a los grandes

    de la tierra y de honrar al pobre virtuoso frente al rico envilecido, los escritores de esta escuela no

    temen utilizar la ficcin de los juicios infernales. El Hades cnico es entonces muy fantasioso: tanto

    los muertos se pierden en la nada,- aunque tengan conciencia del ser-, como sobreviven para recibir

    recompensas o soportar humillaciones y castigos. Y Luciano ha explotado abundantemente esta

    veta de la moral cnica para exponer sus propias ideas.

    As, con la misma frescura conque Luciano ingresa en el mundo de los muertos y descalifica la

    mayora de las disquisiciones de los filsofos, se aventura en una descripcin de las ceremonias

    sacrificiales, donde no dejaremos de advertir cmo se transforman en una parodia que

    desenmascara a todos y cada uno de los dioses. Para esto nos invita a observar lo que hacen los

    tontos en sus fiestas y procesiones en honor de la divinidad, ya que l sospecha que alguien pueda

    estar tan afligido como para no rerse al ver la idiotez de sus acciones. Luego se preguntar si debe

    llamarlo devoto eu)se/beij- o irreligioso -kakodai/monaj-, como para creer que los dioses han cado

    tan bajo que necesitan de los hombres para alegrarse con sus alabanzas o irritarse con sus

    desprecios.

    Por un lado, a Artmis la presenta con un atributo tan humano como femenino, y es que no puede

    subsanar su rencor por no haber sido invitada a los sacrificios en honor de Oinos... esta

    irreverencia cobra mayor nfasis cuando la diosa advierte en un acceso de celos, la superioridad de

    las vctimas conque aqul ha sido honrado.

    Por momentos muestra a un Zeus profundamente agradecido, que recompensa a los etopes cuando

    stos lo habran agasajado durante doce das seguidos. Pero en Zeuj Elegxo/menoj (refutado) lo

    pone en grandes aprietos cuando no es capaz de responder al reto que le presenta Cinisco, un

    personaje ficticio, muy popular en su literatura, que como su nombre lo indica pertenece a la

    escuela filosfica de los cnicos, los preferidos de Luciano.

    El discurso de Cinisco es sumamente provocativo, y haciendo gala de su conocimiento en las

    argumentaciones sofsticas le cuestiona en qu se funda la superioridad de los dioses, dado que en

    realidad son compaeros de esclavitud de los hombres y sometidos a las mismas soberanas, las

    Moiras:

    Si hasta la divinidad est sometida a los misteriosos designios del Destino Ei)marme/nh- as como

    totalmente imposibilitada de alterarlos, entonces con qu fin los hombres realizan tantas ofrendas

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    y sacrificios con la esperanza de que sus pedidos sean satisfechos? Aqu Luciano pone en boca de

    Zeus palabras cargadas de ambigedad, al mejor estilo de las pitonisas: por un lado le responde que

    los misterios divinos no les son dados saber a los hombres, y por otro, que las ofrendas se hacen

    slo por el hecho de serles agradables a los dioses.

    No sin sarcasmo Luciano concluye de estos relatos, que los dioses hacen un comercio con los

    hombres, les venden sus bendiciones y as se puede comprar salud con un ternero, riqueza por

    cuatro bueyes o un trono real por cien, tambin un regreso triunfal de Troya a Pylos por nueve

    toros, y un viaje provechoso por la hija de un rey.

    As, como un ser extraterritorial, Luciano ingres en una especie de biblioteca de Babel, su

    discurso abri una de las formas del infinito y no conoci fronteras... ni siquiera la del lenguaje de

    los dioses. Para esto ha disimulado bajo una capa que va desde la irona, hasta la suavidad -e

    incluso con una cierta ternura-, ese aspecto sagrado del alma griega que est en sus races

    mitolgicas.

    Hubo quien le dijo que era un Prometeo en sus discursos, habra sido un interlocutor velado que

    observ que sus ideas literarias se plasmaban como el barro. Pero Luciano le advierte que l no

    podra crear de la nada... y en realidad vemos que sus modelos estaban en la mltiple

    manifestacin de una cultura cuya riqueza lo sedujo hasta el extremo de transformarlo en el eterno

    husped de la tierra de la filosofa y de los dioses.

    BIBLIOGRAFA

    LUCIANO, Works in eight volumes, Harvard University Press, 1961 Edicin bilinge. Se consultaron las siguientes obras: Dilogos de los muertos Zeus refutado Menipo o la necromancia Sobre los sacrificios Dionisos Al que dijo: Eres un Prometeo en tus discursos STEINER, GEORGE, Extraterritorial, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2000 KIERKEGAARD, SOREN, Repercusin de la tragedia antigua en la moderna CASTER, M., Lucien et la pense religieuse de son temps, Belle Leerte, 1937