El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

27
KL DISFRAZ VARONIL LN LOPE DE VEGA Lope nianil'esló en varias ocasiones su interés por el disfraz varonil. Lo recordó en eí Arle /nievo de hacer comedias en este tiempo : ... [(Oí'ijue suele el disfraz varonil agradar mucho 2 . I. Nu ¡alentaremos siquiera presentar lus anleccdentes del uso del disfraz varonil, pies esto nos alejaría demasiado de Lope. Además va este trabajo lia. sido hedió. (It, A. V. \Y. .lai USIMI, Disguising <>n the Singe as a Dramatic Devin: in Sanskrit Plays lAm. f'/iilol. Assoc.), X X I X , p . x \ J11 - x i x : V. <>. Krcebiirii, Disguise Plots in Eliza.be- than Drama. New-York. Columbia (.adversity Press. I 9 I ."> ; Alfred Holfmont, Die Ho- srnrnll'·. I'aria/io/ien niter das Tliema Das Wci/j als Mann I No sabemos el juyar ni la lei ha de piiblic;ición. pues no liemos logrado conseguir un ejemplar de esta obra). Investigaciones sobre eserilores parí ¡rulares romo la nuestra se han heebo en otras lileraturas. Cf. ]•]. Schull/.. Das \'erk!f¡tiiuigsmo!Ív he¡ Shakespeare mit U ntersitdiung iler Quel/en. Halle. lHD'i : K. Zn^'. Das Ycrldeidungsmoliv in den englisdi-seliottischen \'<dhsbnlladen. Halle, l l J08 : y liiialmeiile. _M. Romera-Navarro. El disfraz varonil en Lupe de Yega [!fispan¿<- Review, vol. IL H.Ci'i. p. 2(j9-2SIJ). l'esté último es el único artículo que trata sobre el asunto en España. No conocemos ningún libi'o que trace la historia del disfraz varonil en las labias españolas. .Sólo a Ululo de curiosidad ofrecemos la siguiente cita de Rojas : " Eran las mujeres bellas ; y bizarras y compuestas vestíanse en hábito de hombre. a representar salían... » l i ¿aje entretenido {Colección de libros p iva reseos), cd. ií. Rodríguez Seri'a. Madrid, 190Y p. 1 -'f(>.) Pellicer, en su Tratado historie» sobre el origen i/ progresos de las comedias i/ del his- trionismo en España. Madrid, ISO'i, p. 108. subscribe la cita de Hojas y añade : «• Este era el estado de la comedia por los años de 158(3. .. Es curioso que también en este año acedemos a encontrar una de las primeras censuras del disfraz varonil. Cf. adelante, p. 22. No podemos concluir por esto que ésla fué la fecha en que se empezó a usar el recurso. Ya en 155(3. en la Comedia de los engañados de Lope de Rueda, encontramos el recurso del disfraz, llaylü también en la Comedia Yntiluhula del Tirano Bret/ (.'or- ba uto. cd. de Use O. Probst Laas. Iowa City. Io\va, 1931. cuya fecha el editor afirma ser 1579-1585, y en el Atila Furioso de Cristóbal de Yirués, 1580. Naturalmente que debe haber muchos dramas de esta época y de época anterior en que aparezca la mujer disfrazada de hombre para haber moüvado la censura eclesiástica a que aludimos, pero la investigación de este problema no cabe dentro del cuadro de nuestro estudio. Cf. .í. P. \Y. Crawford, Spanish Drama before Lope de Yega. Philadelphia, 1922, p. K38. 2. Arle nuevo, ed. Morel-Fafio, Bulletin tiispanujue. 1901, vol. Ill, p. 880, versos 282- 2s;-!, I Pour les Novelas de Lope. cf. Bull, hisp.. 192''>. p . 828 l i a s Fortunas de Diana, mémo situation que dans Las Batuecas del Duque de Alba), et 329 ((.¡uzmán el Bravo). <L C.|. 1

description

travestismo en la literatura española

Transcript of El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

Page 1: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

KL DISFRAZ VARONIL LN LOPE DE VEGA

Lope nianil'esló en varias ocasiones su interés por el disfraz

varonil. Lo recordó en eí Arle /nievo de hacer comedias en este

tiempo : ... [(Oí'ijue s u e l e

el d i s f r a z v a r o n i l a g r a d a r m u c h o 2 .

I. Nu ¡ a l e n t a r e m o s s iquiera p resen ta r lus an l eccden te s del uso del disfraz varonil,

p i e s esto nos a le jar ía demas iado de Lope. A d e m á s va este t r aba jo lia. sido h e d i ó .

(It, A. V. \Y. .lai USIMI, Disguising <>n the Singe as a Dramatic Devin: in Sanskrit Plays

lAm. f'/iilol. Assoc.), X X I X , p. x \ J11 - x i x : V. <>. Krcebiirii, Disguise Plots in Eliza.be-

than Drama. New-York . Columbia ( .adversi ty Press. I 9 I ."> ; Alfred Hol fmont , Die Ho-

srnrnll'·. I'aria/io/ien niter das Tliema Das Wci/j als Mann I No sabemos el juyar ni la

lei ha de piiblic;ición. pues no l iemos logrado conseguir un e jemplar de es ta ob ra ) .

Invest igaciones sobre eseri lores parí ¡rulares r o m o la nues t ra se han heebo en o t ras

l i l e ra turas . Cf. ]•]. Schull / . . Das \'erk!f¡tiiuigsmo!Ív he¡ Shakespeare mit U ntersitdiung

iler Quel/en. Halle. lHD'i : K. Z n ^ ' . Das Ycrldeidungsmoliv in den englisdi-seliottischen

\'<dhsbnlladen. Halle, l lJ08 : y liiialmeiile. _M. R o m e r a - N a v a r r o . El disfraz varonil en

Lupe de Yega [!fispan¿<- Review, vol. IL H.Ci'i. p. 2(j9-2SIJ).

l'esté úl t imo es el único ar t ículo que t ra ta sobre el a sun to en España . No conocemos

ningún libi'o que t race la his tor ia del disfraz varonil en las l ab ias españolas . .Sólo a

Ululo de cur iosidad ofrecemos la s iguiente cita de Rojas :

" Eran las mujeres bellas ; y b iza r ras y c o m p u e s t a s

vest íanse en háb i to de h o m b r e . a r e p r e s e n t a r s a l í an . . . »

l i ¿aje entretenido {Colección de libros p iva reseos), cd. ií.

Rodríguez Seri'a. Madrid, 190Y p. 1 -'f(>.)

Pellicer, en su Tratado historie» sobre el origen i/ progresos de las comedias i/ del his-

trionismo en España. Madrid, ISO'i, p. 108. subscr ibe la c i ta de Hojas y a ñ a d e : «• E s t e

era el es tado de la comedia por los años de 158(3. .. Es curioso que t amb ién en este año

a c e d e m o s a e n c o n t r a r una de las pr imeras censuras del disfraz varonil. Cf. ade l an t e ,

p. 22. No podemos concluir por esto que ésla fué la fecha en que se empezó a usa r el

recurso. Ya en 155(3. en la Comedia de los engañados de Lope de Rueda , e n c o n t r a m o s

el recurso del disfraz, l lay lü t a m b i é n en la Comedia Yntiluhula del Tirano Bret/ (.'or­

ba uto. cd. de Use O. Probs t Laas . Iowa City. Io\va, 1931. c u y a fecha el ed i tor af i rma

ser 1579-1585, y en el Atila Furioso de Cr is tóbal de Yirués , 1580. N a t u r a l m e n t e que

debe haber muchos d r a m a s de esta época y de época an te r io r en que apa rezca la mujer

disfrazada de hombre para h a b e r m o ü v a d o la censura eclesiástica a que a lud imos , pero

la invest igación de este p rob lema no cabe d e n t r o del cuadro de nues t ro es tudio . Cf. .í.

P. \Y. Crawford, Spanish Drama before Lope de Yega. Ph i l ade lph ia , 1922, p. K38.

2. Arle nuevo, ed. Morel-Fafio, Bulletin tiispanujue. 1901, vol. I l l , p. 880, versos 282-

2s;-!, I Pour les Novelas de Lope . cf. Bull, hisp.. 192''>. p . 828 l i a s Fortunas de Diana,

mémo s i tua t ion que d a n s Las Batuecas del Duque de Alba), et 329 ((.¡uzmán el Bravo).

<L C.|.

1

Page 2: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

'), B li LLET I ÏS' 11 ISP A M O U E

En la dedicatoria de Las mocedades de Roldan a don Francisco

Diego Zayas, Lope confiesa haber escrito dicha comedia « a devo­

ción del gallardo talle, en hábito de hombre de la única represen­

tante, Jusepa Vaca, digna de esta memoria, por lo que ha hon­

rado las comedias con la gracia de su acción y la singularidad de

sn ejemplo1. Ln la comedia Dios hace reties, Lope disfraza a Do-

rista de hombre y la hace decir :

... con acciones de hombro no agradan mal las mujeres12.

Si comparamos la teoría con la práctica, veremos cuan al pie

de la letra Lope siguió sus propios preceptos. I)e cuatrocientas

sesenta comedias suyas que hemos examinado, ciento trece reve­

lan el uso del disfraz varonil ; es decir, casi la cuarta parte de su

obra : i.

i, Aead. X.. X I I I . 20:"..

•1. Ibi ti., IV, liOK (1)1.

',). He aquí la lisLa de d i rhas ro inedias . Precedíanos de un sigilo iu le rn i^a l ivo aque­

l las cuya a t r ibuc ión a Lope es d a d i v a .

Accru de Madrid (El).

Alcalde mayor ( El).

Alejandro el segundo.

Amigo por fuerza (El).

Animal de Hungría (El).

Anzuelo de Fen isa (El).

Arm inda celosa.

Asalto de Mastritjue por el Principe de

Par ma (El).

Bandos de. Sena (Los).

Batuecas del Ditaue de Alba (Las).

H izarrias de Bel i sa (Las).

Blasón de los Chaves de Villalba (El).

Burlas y enredos de Benito I Las).

Caballero de Illescas (El).

Campana de Aragón (La).

Carbonera (La/.

Castigo del discreto (El).

Contienda de Diego García de Paredes,

ele. (La).

Contra valor no hay desdicha.

? (Contrarios de amor.

Cuentas del Gran Capitán (Las).

Despertar a quien duerme (El).

Dineros son raÜdad.

Dios hace reyes.

Discordin ert ]os casados (La).

Discreta enamorada (La).

JMscreta venganza (La).

Divina vencedora (La).

Donaires de Malien (Los).

Don Juan de Austria en Fia mies.

Don Lope de. Cardona.

Embustes de Cela tiro (Los).

? Lisclavo de l'enecia (El).

'! Esclavo fingido (El).

Esclavos libres (Los).

Escolástica celosa (La).

Españoles en l'1 landes (Los).

Favor agradecido (El).

Felisa rila ( La).

Fe. rompida (La).

Firmeza en la desdicha (La).

¡''raneesilla (La).

Fuerza lastimosa (La).

Galán Cast rucha (El).

Galán de la Membrillo (El).

Gallarda toledana (La).

Genovés liberal (El).

Grandezas de Alejandro (LMS).

Ileclios de Garcilaso de la I ega, etc. (Los),

Hermosura aborrecida (La),

Hidalgo batcerraje (El).

IIi/o sin padre (El).

Page 3: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

EL DISFRAZ VAllOJNJL E í LOï 'E DK VEGA ,!

Raro fué el dramaturgo contemporáneo de Lope que osó em­plear el recurso con Lanía frecuencia, 'tirso, que es el que le sigue, lo usó en veintiuna de sus comedias1. Ivmpero, es de notarse la impresión errónea de fa crítica que cree que Tirso usó el recurso

más que ningún otro dramaturgo español del siglo XVIT. Morel-Kali o ilustra bien esta actitud :

Tirso, de tous les auteurs de son temps, paraît être celui qui en a le

Honrada limitarlo (Hi). '.' Pastoral albergue (On).

Imperial de Otón (La). Pedro Carbonero.

/rij'ft/ita desesperada (Lu). Redro de I rdemalas.

ingrain arrepcntido (El). Pérdida honrosa (La).

i non-rite Laura (La). Piritas de Inglaterra (Los).

Inórenle sangre (La). Pobreza no es vileza.

J nan de Dios ij Antón Martin. Pobrezas de Reinaldos (Las).

Jaez en sa causa (LA). Porfiando vence amor.

Laberinto de Creia (El). Prisión sin nil pa (La).

I.acaijo ¡¡rígido (LU). ''. Próspera ¡artuna de I). Bernardo de. Ca-

l.aura perseguida. brera (La).

'! Lealtad en la traición (La). Prueba de los amigos (La).

''. Lei/ ejecutada (La). '' Pásaseme el so/, salióme la luna.

Locos de I alenem (Los). Quien más no puede.

Locos por el cielo (Las). Ha m irez de Arellano (Lus).

Lo fingido verdadero. Resistencia honrada (La).

La que está determinado. Ruiseñor de Sevilla (El).

Mármol de Felisardo (LA). Secretaria de sí misma (El).

Más galán portuguès (LI). Serrana de Tormes (La).

Mas pueden celos que amor. Silencio agradecido (El).

Mesón de la Corte (El). Saldado amante (El).

Mocedades de Roldan (Las). Sal parado (El).

Mudanzas de la fortuna, etc., de /">. He!- Torneos de Aragón (Los).

Irán de Aragón (Las). Traición bien acertada (La).

Muertos vivos (Los). Valeroso catalán (El).

• Alll° llíabl° (I':l)- ¡-aliente Céspedes (El). Xoehe toledana (La). , - ( / ^ , p / ; ^ mujere¡; (E¡} ,

i\ueva victoria de I). Gonzalo de Cor- Vaquero de Morana ( El).

doba (La).

j \ neva victoria del Marques de Sta. Cruz (La).

, , , . , . , , . ,. I ilhina de Célate (La), Palacios de Canana (.Los). ,

., i. . , , „ , Viuda, casada q doncella. . J araiso de Laura i/ jlorcslas de amor

(El).

1. l ie aquí ¡a.s comedias de Tirso i|iie exhiben el disfraz varonil :

Amor médico (El). Escarmiento para el cuerdo (til).

Averigüela Vargas. Esto sí que es negociar.

Bellaco sois. Cómez. La gallega Mari-Hernández.

Cobarde más valiente (El). Jlabladnie en entrando.

' Dama del Olivar (La). Huerta de Juan Fernández (La).

Hon CU de las calzas \·erdes. Mai/or engaño (L'A).

Elección par la virtud (La). Mujer por la fuerza (La),

Varona castellana (La).

\'engadí>ra de las mujeres (La).

Page 4: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

4 B U L L E T I N HISPA NTQUL

plus usé, notamment pour ce rôle, si fréquent dans son théâtre, d'une femme qui, sous un déguisement, poursuit un amant inlidéle1.

Esta impresión nace de haber generalizado sobre pruebas l'al sas.

Las heroínas de Tirso cometen extravagancias en el uso del <7/,v-

fraz varonil. No se conforman con disfrazarse una vez por nece­

sidad, sino que Italian placer en trocar su identidad varias veces

en un mismo drama. Doña Ana contiesa al ünal de Bellaco sors

Gómez :

Visio nu' a mí transformada (Mi Freída, en Portocarroro. en don (mine/, y en doña Ana 2 .

Las más de las veces Tirso introduce varias Figuras disfrazadas en un mismo drama. Prueba de ello es el nudo gordiano de I)on

Gil de las calzas verdes. Además, la opinión que prevaleció en siglos pasados que pintaba a Tirso como el más inmoral de nues­tros dramaturgos clásicos, debió fomentar también en parte Ja falsa noción sobre el empleo del disfraz varo/til, ya que, como dis­cutiremos luego, este recurso fué denunciado por los moralistas de los siglos pasados. Finalmente, el hecho de que el disfraz varo­

nil haya trascendido a algunos de sus dramas más conocidos, como El vergonzoso en palacio. Averigüelo \'argas. FA amor médico,

Don Gil de las calzas verdes, etc., lia creado la tendencia a gene­ralizar en sentido erróneo. Pero, en realidad, Lope se valió del disfraz varonil tanto o más que Tirso.

Calderón se separa de las normas establecidas por Lope con respecto al empleo del recurso. De las ciento cinco comedias suyas que hemos examinado, sólo siete nos ofrecen ejemplos de mujeres disfrazadas de hombre3 . Fsfo se debe probablemente a la religio­sidad del dramaturgo y a su estricta observancia de las promul­gaciones eclesiásticas que condenaban el empleo del recurso. Cal-

.\ i aja del cielo (Lo). Santa .iuaná (La) (pr imera par le ) .

Quien tia luego. Villana de la Sagra (La).

Quien habló, paga. Vergonzoso en palacio (El).

I. Etudes sur le théâtre /le Tirso de Molina {Bulletin hispanique, l'JÜO, vol. I I . p. 197).

'1. Comedias, e tc . . en .Xueca biblioteca de autores españoles. J I, p. oil 8 (a).

:•!. Nos referimos a tas piezas ne famen tc suyas , exc luyendo , por to t a u l o , tas (pie

escribió en colaboración con oí ros poe tas : Amor, honor i/ poder. Castillo de Lindabri-

dis ii El). Devoció/i de ¡a cruz ( La ) . José de las mujeres (El). Manos blancas no ofenden

(Las). 1res afectos de amor í Los). \ ida es sueño (La).

Page 5: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

LL DfSFllAZ YAnOÍSML EN LOPE DE VEGA ..)

derón evitaba este escollo velando sencillamente a sus personajes femeninos. No se suman las damas tapadas que espían a sus amantes en el teatro calderoniano. Esto, dicho sea de paso, re­dunda en mal de sus piezas, pues les resta verosimilitud. Si difícil es creer que una mujer disfrazada de hombre pueda pasar incó­gnita ante personas que la conozcan, mucho más dilicil es con­vencernos de que pueda realizar tal proeza encubierta sólo par­cialmente. Calderón debió haber sentido este defecto, pues recur­rió al disfraz varonil en la composición de dos de sus dramas capi­tales : La vida es sueño y La devoción de la cruz.

Alarcón se guía más por Calderón que por Lope en el uso del disfraz varonil. De veintiséis comedias suyas que hemos exami­nado, sólo una. Ja segunda parte de El tejedor de Segovia, incluye el recurso. Esto no nos sorprende, por cuanto que una de las notas sobresalientes del teatro de Alarcón es el elemento moralizador. Como veremos más farde él se burló de las demasías de Lope.

líasfen estas ligeras observaciones para indicar la popularidad que el disfraz varonil adquirió entre algunos de nuestros drama­turgos del siglo xvii1 . Pasemos ahora a estudiar el uso quede él hizo 'Lope que, como hemos visto, fué el que más lo empleó.

Los casos en que Lope usa el disfraz varonil son los siguientes :

1. Cuando una dama abandona su hogar para seguir a su amante o a su esposo.

II. Cuando ella se lanza a vengar ultrajes. ILL Cuando se ve obligada a huir para evadir castigos o peligros

que amenacen su vida. IV. Cuando su carácter, excesivamente varonil armoniza más

con el vestido masculino.

I. He aquí o t ros eontemporáiU'os de Lope que t ambién se s i rvieron del reeurso :

Cristóbal de Viniés , A tila furioso : ¡os he rmanos Dioico y .losé lu^ueroa y Córdoba . La

dama capitán (el'. Srhae l ïe r . < ¡esch ¡elite, ete. , I I . p. líOT)) ; Be lmonte . La monja alférez

(perdida) ; Monta lbán . La monja alférez. La puerta macarena, ( I ra . par te ) ; Morolo, La.

adúltera penitente : Santa Teodora. La misma conciencia arasa, San Francisco de Sena,

Los reían de Escaramán. La negra par el honor : Manees Candan io , El ¿astre de ('am pillo,

L',1 darlo contra su dama ; Rojas Zorrilla, Lo que (pieria ver el Marqués de Villena. El

desafio de ('arlos J". Los áspides de Cleopatra : (Inillén do Cas t ro , El cerco de 'I remecín.

.La humildad soberbia. El nacimiento de Montesinos, Pagar en propia moneda. La oca­

sión hace al ladrón ; C l a r amon le , El secreto en la mujer. El valiente negro en Fia tides ;

Mira de Ameseua . La fénix de Salamanca ; Yole./; de ( ¡nevara , La serrana de la Vera,

Ole.

Siguiente

Page 6: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

li H U L L K T I N H I S P A N I Q U E

Y. (.'uando una dama de espíritu inquieto y aventurero se enga­lana con el disfraz varo/til para lucir caprichosamente sus bizarrías.

VI. Cuando Jas actrices tienen que hacer eJ papel de un personaje masculino imberbe.

Ln gran parte de las comedias estudiadas, estas situaciones se entrecruzan de modo que sería inexacto limitar tal o cual pieza a una sola división; pero apreciada en su totalidad, esta clasifi­cación abarca todos los casos en que Lope usó el recurso. Ilus­tremos ahora cada una de estas divisiones.

1. CASOS EN QUE UNA DAMA ABANDONA SU HOCAH1 PARA SEUUIR

AU AMANTE o AL ESPOSO. — La gran mayoría de las comedias que estudiamos nos presentan estos tipos. Las más de las veces la comedia se convierte en novela bizantina2 y, dada la libertad de que gozaba el dramaturgo, vemos a las damas disfrazadas per­derse en un mar de aventuras, ya expuestas a los azares de la guerra en el tráfago de los campamentos3 , ya prisioneras en manos de los turcos o de otros enemigos4, ya en un cubil de ban­doleros5, ya vestidas de villanos en alguna aldea'', ya de lacayos, o a veces de esclavos de sus amantes7 , o ya de pajes de sus con-

1. A veces la fuga es del convento. (]f. Arad. X., L \ , Inlrod.. .win. nota ó. 2. Ya Bouterweck. Ticknor. Menénde/, Pida! y otros erílieos no mrnos distinguidos

han notado ¡a gran afinidad que hay entre Ja remedia lopesca, y el cuento de aventuras. Sin embargo, hay que atenuar esta impresión ron la de otros erílieos no menos eminen­tes, entre dios Lord Holland, Menéndez y Pelayo. ele., que han sentido el gran primor dramático ron que Lope elaboraba la exposición de sus eomrdias. En raras ocasiones introduce Lope la dama disfrazada al principio de sus dramas, Estas se introducen o al apretarse el nudo, o al declinar el desenlace,

'A. Encontramos ejemplos de estos tipos en muchos dramas de Lope : Camila, en Dineros son calidad ; Atilinta, en Las grandezas de. Alejandro : Kelisarda, en La infanta, desesperada ; Arcila e Ircana, en Dan Juan de. Austria en Flandes ; Marcela y Aynora, en El asalto de Maslrique : Marcela, en Los españoles ert. Flandes ; Flora, en La ¡¡nueza en la desdielia ; Margarita, en /.</ imperial de Otón: hasarda, en La nueva victoria de don (lánzalo de Córdoba ; Leonor, en El galán de la Membrillo, etc.

'i. Abundan estos tipos en los dramas de ambiente morisco : Lucinda en El amigo par fuerza ; ASaja, en El favor agradecido ; Lucinda, en Los esclavos libres, e l e

5. Ejemplos : Rósela, en Pedro Carbonero ; Clarinda, en La contienda de Diego Gar­cía de Paredes; Laura, en Antonio Hora, etc.

6. Ejemplos : Jürianda, en Las balaceas del Duque de Alba, y la reina, en Los pleitos de. higlatcrra, etc.

7. J'^jeiiiplos : Pedro, en El mesan de la Corle : Pedro, en El ruiseñor de Sevilla ; San­cho, en El lacayo fingido ; Escobardillo. en El galán Caslrucho ; Malico, en Los donaires de M ático; Konis, en El esclavo fingido; Camila, en El esclavo de Venecia, etc.

Page 7: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

EL DISFRAZ VAKO.MI. ES LOPE DL VK(iA /

trarias en amor1. Ln lin, una vez disfrazadas de hombres, estas

atrevidas doncellas se arrojan por mil caminos, dotando el recurso

de gran variedad y colorido.

11. C A S O S EN O U E UNA DAMA SK D I S F R A Z A DE H O M B R E PARA

V E N G A R U L T R A J E S O P E R P E T R A R O T R A S V E N G A N Z A S . D i f í c i l Se

hace a veces deslindar estos casos y los de la clasificación ante­rior, pues corno dice Lope por boca de Lucinda en Ixts bizarrías

de lid isa, « ira y amor son lo mismo ». Muchas damas salen en persecución de los galanes que las han burlado con el propósito de perpetrar horribles venganzas, pero cuando los hallan se desar­man por completo y terminan por seguirlos más y más prendadas de ellos"2. Otras, alentadas por el espíritu guerrero les preparan hábiles emboscadas3. Otras, finalmente, cruzan con ellos las espadas en duelos y pendencias4.

I I I . L A S O S EN Q U E UNA DAMA SE VE O B L I G A D A A H U I R D 1 S F R A -

Z A I") A P A IÎ A E VI T A I \ C A S T1G O S O P E L I G R O S Q U E A M E N A G E N S U VI D A.

- Aquí también se entrecruzan las situaciones, pues muchas de las mujeres (¡ne huyen con sus amantes lo hacen, no movidas por su amor a ellos, sino temerosas de que la patria potestad les imponga maridos que ellas detestan5 . Aquí también se podrían incluir los casos de las damas que, habiendo caído en poder del enemigo, se dan a la fuga vestidas de hombre. Gran número de moras hay también que huyen de su patria con prisioneros cris­tianos para abrazar su religión6. Hay casos más concretos aún. La monja Teófila en los Locos por el cielo, disfraza a Dona de hombre para salvarla de la crueldad de los paganos que la persi-

L G I'. Glavela. i'ti El valeroso catalán.

'1. Tal es el caso, por e jemplo de Luc inda en Lu je rompida.

'.',. Así l í o sa rda . en Los Ramirez de Arellano,

'i. Kl recurso de los duelos c a i r e el ga lán y la d a m a disfrazada dio origen a muy

bellos pasos en el teal.ro lopesco. Gf. por e jemplo. Los hechos de Garcilaso ;/ moro Tarje,

La divina vencedora. La gallarda toledana, El más galán portugués. Pobreza no es vileza,

Las bizarrías de Melisa, e tc . Ka la comedia Pobreza no es vileza el duelo precipi ta el

desenlace. Al a sa l t a r a su a m a n t o , Don J u a n , H ose I a cae h e r i d a ; él la reconoce v le

ofrece su mano en m a t r i m o n i o a ¡nodo de reparac ión . « Desenlace ingenioso y nuevo »,

dice Menéndez y Pelayo. a u n q u e , por v e n t u r a , d e m a s i a d o tea t ra l » [Arad. .V.. X I I ,

In t rod . , CXI . IX) ,

5. e j e m p l o s ; Hipól i ta , en El castigo del discreto, y Klvira, en El hidalgo bencerraje.

O. e j e m p l o s : Gal iana , en Los palacios de Galiana, y Ada ja . en El favor agrade­cido, etc.

Page 8: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

<S B U L L E T I N H I S P A N I Q U E

guen a muerte. La Condesa Isabela1 es arrojada al mar en un barco que hace agua por decreto real. Milagrosamente salvada, ella se ve obligada a cambiar de trajes para evadir la furia de un marido ofendido2.

En estos casos Lope usa el disfraz varonil más como recurso novelesco que dramático. Estas damas, una vez proscritas, am-bulan por todas partes, en guerras o en despoblado, huyendo de la justicia. Raras veces conviven con los otros personajes y, natu­ralmente, que el disfraz pierde su valor dramático para conver­tirse en una mera gala del vestir.

IV. CASOS EN QUE EL CARÁCTER DE UNA DAMA ICS EXCESIVA­

MENTE VARONIL, TANTO QUE ARMONIZA MAS CON !L L VESTIDO MAS­CULINO. — Sin hacer hincapié en las amazonas que Lope presentó en algunas comedias3, encontraremos tipos de mujer civilizada varoniles en extremo. Resaltan entre estas doña María Pérez, en La varona castellana, y doña María Céspedes, en El valiente

Céspedes. La primera abandona su hogar por pelear junto a su hermano. líe aquí como Lope nos la presenta :

Yo me muero por Ja guerra ; Ver que <'ste entra, aquél repara, piérdome por cuchillarlas ; mis liestns y gustos sen. en dos desnudas espadas \ a c e n m e en el corazón toda mi gloria se encierra. los que no tengo en la cara.

Ver ma ta r es mi alegría4 .

No le va en la zaga a este portentoso virago doña María Cés­pedes que también abandona su hogar por acompañar a su her­mano a la guerra. Una de las escenas más atractivas de la come­dia es la de la ronda nocturna en que doña María, disfrazada de hombre, tiene un encuentro con Teodora, dama de su hermano que también está disfrazada de hombre. Esta situación, muy ori­ginal en sí misma, es una hábil variación del tema de los duelos que ya dejamos asentado.

1. La fuerza lastimosa. Situación muy parecida se halla, en Los torneos de Aragón, Arad. A\, X, ;¡ (h).

2. En La hermosura aborrecida, doña Juana tiene que recurrir al disfraz para sal­varse de su esposo don Sancho (pío. cansado de ella, la maltrata e intenta deshacerse de ella por medios violentos, Laura, en La inocente Laura recurre al vestido de truhán para salvar la vida después de haber sido herida.

3. Cf. Las mujeres sin hambres y Las grandezas de Alejandro, etc. 'i. Arad.. VIII, 226 (b).

Page 9: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

EL DJSF'RAZ VARONIL E N LOI'!:; \)K VEUA ¡'

Elvira, linda amazona de La campana de Aragón, pudiera muy

bien incluirse entre estos varoniles tipos. Criada en la selva por

su padre adoptivo, don Lorfunio de Cizaña, para substraerla a

la venganza de un rey ambicioso, ella crece indómita, luciendo a

todo t iempo el disfraz varonil. Uno de ios personajes dice de ella :

l'M a n d a r de h o m b r e ves t ida

no es para que yo me a s o m b r o .

que en t ra je y en todo es h o m b r e :

pasó e n t r e lieras su vida

con ese ves t ido y n o m b r e . [Arad. .Y,, Y. .")('>('> ínj.

V. C A S O S IÍN Q U E I ¡ N A D A M A D E E S P Í R I T U I . M I U Í I Í T O Y A Y E N T U ­

R E n o SE ENGALANA CON EL •-<• DISFRAZ VARO.ML » PARA I.UC1R

CAPRICHOSAMENTE sus BIZARRÍAS. — Astuto conocedor del cora­

zón femenino, Lope creyó sorprender en éJ cierta inquietud, cierto

deseo de libertad, o cierta ambición de aventura . Así nos presenta

algunas damas que, sin pretexto alguno bien deünido. se visten

de bombre para andar libremente. Las más de las veces, cierto

es, terminan por encontrarse en lances que las acercan a galanes

<le quienes ellas luego se e n a m o r a n : pero el móvil inicial que las

induce a cambiar sus vestiduras es indefinible. Tal es el caso de

Las bizarrías de Bel isa, La vengadoras de las mujeres y Lo fingido

verdadero. En este último drama, Hosarda, barragana del .Empe­

rador Laricio, sale disfrazada a pasearse por las calles de Ploma a

media noebe.

Ln esta clase de comedias, el disfraz es un mero adorno escé­

nico completamente independiente de la t rabazón. La mejor

prueba de ello es que las protagonistas no osan mantenerse cerca

de los otros personajes mientras están disfrazadas1 .

VI. CASOS EN QUE LAS ACTRICES TIENEN QUE HACER EL PAPEL

DE UN PERSONAJE .MASCULINO I M B E R B E 2 . E s t a S S i t u a c i o n e s 110

L Asi Reüsa !e vuelve las espaldas a don Juan sin atreverse a conversar cou d en [MI? bizarrías de Bclisa (verso :ÍUá'.M. Laura, en La cruzadora de las ntujrrrs, have a esconderse terminado el torneo en (pie disfrazada ha vencido a todos sas preten­dientes. Arad. V\, XI1L GUI',.

"2. Al hacer <pie las adrices usurparan el lugar de los adores . Lope no hace nada más que exagerar el proceso evolutivo del histrionisino. Sabido es que en los comien­zos del teatro no admitían mujeres en las tablas ou ninguna nación europea. Los ae-

Page 10: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

10 nru.KTiN ií i si' \ jN i (j t ; ]•:

abañen Lanío aJ dramaturgo corno al autor o empresario. Tienen que ver más con Ja representación que con la composición de la comedia. Las incluímos para hacer completa nuestra clasifica­ción y puesto que Lope manifestó expresamente su deseo de que tal o cual papel lo hiciera una mujer vestida de hombre1 .

Pasemos ahora a estudiar la técnica del manejo del recurso, pues aunque la crítica le ha negado a Lope el arte de sistematiza]', hemos encontrado varios principios fundamentales que se repi­ten en casi todos los casos en que Lope usa el disfraz varonil, liste hecho nos induce a sospechar que nuestro dramaturgo usaba el recurso metódicamente, trabajando sus comedias con un poco más de cuidado deJ que generalmente se le atribuye.

Ll primer detalle que se nos ofrece es el de la preparación de las escenas en que ha de salir una mujer vestida de varón. Lope evita toda ambigüedad posible haciendo que la dama mani ueste siempre su propósito de disfrazarse de antemano. En La gallarda

toledana :

AI KNDO/A. «''..Donde, señora? Al KNDO/.A. «•'(lomo? D A . A N A . A Aladrid. DA. A N A . tin varonil vestido-.

lores hacían los papeles femeninos vist ¡«'aldose de mujer. Kspaña fué probablemente la primera nación <¡uc rompió osla tradición (cf. ][. A. líenuerf. The Spanish Stage. New-York. P.MV.i. p. l'il y siguientes). Las mujeres se fueron introduciendo paulati­namente hasta <[ue las encontramos no sólo disfrazadas de hombre, sino haciendo los papeles que correspondían a ellos. Ya en el año 1587 se había establecido dclinitiva-menle el derecho de representar mujeres : - de aquí adelante tampoco pueda repré­senla!' ningún muchacho vestido ele mujer » (Pérez Pastor. Maceos dalos acerca del histrio/tisiuo español. Madrid, 1902, p. 19i.

Sin embarco, aún en el teatro del Lope. Tirso y Alarcón se encuentran restos de la tradición. El Conde Fernán (¡onzález. La fuerza lastimosa. Un pastoral albergue. La iliscrela enamorada, de Lupe ; La república al re\-és. ¡il Aquilcs. de Tirso ; FA escundido i/ la tapada, de Calderón, y Mudarse por mejorarse, de Alarcón ofrecen ejemplos de hombres disfrazados de mujer. Oslo es en parte, restos de una tradición clásica.

La nobleza I radieionalisla se e;uiaba también por las normas anticuas. Así vemos <pie en sus festividades los hombres seguían haciendo los papeles de mujer. Ln una carta al P. I-Yaneisro Sánchez, un amigo je dice ; •< Después ha habido todos lus día,-algún género de entretenimiento en el líetiru. y el certamen poética» y el vejamen de! jueves fin'' muy celebrado, y hoy tienen mojiganga de todos los señores, y entre, otro-sale id Almirante vestido de muger •> [Memorial histórico españoL XIV, .'JUá. Cf. tam­bién, p. : i :> 71.

1. (X ¡.as mocedades de fíoldá/i citada anteriormente. 2. Acad. A'., VI. 71) (a, I)). Of. además 80 (a).

Anterior Inicio Siguiente

Page 11: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

KL HISL-UAZ. V A H U . N I L K.N L O C K \) K V E O A

A veeas la recomendación viene de otro personaje

11

L K O M [JA. (-l.)w: h an ' '

lv\ i! ¡A. Huirte. i l i O M Ii A. ¿ ( i o n i o p o d r í

IvuuA Tú, muchas voces, señora, la caza has ejercitado ;

sal ]>or el jardín segura, cuando ya la noche oscura i ¡ende su manió estrellado, en habito varonil ' . . .

Hecha Ja advertencia y consumado el cambio de trajes, la

dama disfrazada tiene siempre especial cuidado en manifestar

su verdadera identidad tan pronto aparece en escena. De este

modo el placer de los espectadores consiste, no en ser encañados,

sino eu conjeturar los mil enredos de que son capaces las daiuax-

hoiahrcs. Laura perseguida hace su primera salida, de paje, advir­

tiendo : » Presto el disfraz me vestí2. » Ln \'iuda, casada ij don­

cella, Octavia se anuncia asi :

A las bodas de mi hermano, con disíra/.ado vestido curiosamente he venido 3.

Solo dos comedias hemos hallado en que Lope mantiene secreta la identidad de la dama disfrazada hasta í in alizar el enredo : El

ruiseñor de Sevilla* y Fl galán Capirucho5.

A la preparación de la escena, o a la presentación de Ja dama disfrazada si^uc immediatamerite, si no simultáneamente la jus-tilieación del cambio de trajes. Va notamos que en la elaboración de ciertas escenas o en Ja creación de ciertos personajes Lope pro­cede cuidadosamente para que el disfraz no parezca extráneo.

1. Arad. A\ , YL tHill ib).

•1. Amd. A"., V I H , I l'i Ib).

;). Arad. A',, X. WA (bi.

•'i. Al t e rmina r cl s ecundo a r l o , Podro (Lisarda) . dice cu versus r amp lones :

" Que pues y;i no puede ser seré ami^n m i e n t r a s h o m b r e .

• pie ya por suya me nombre , pues mujer no luí mujer . »

{Amd.. XV. T'i ( IJ) .

listo, sin e m b a r c o , no es muy explíci to, pues el e spec tador une conoce a Lisarda por

Pedro , la ve ves t ida de mujer sólo una ve/, para hacerle una burla a Plíselo, y r o m o ya

se lia dicho hay a lgunos casos de hombres disfrazados de mujer .

5. Nos referimos a Lsoobardil lo [Birsena), a ipiien no conocemos h a s t a bien e n t r a d o

el ú l t imo a r l o . Ln el r aso de Lucrecia , en el mismo d r a m a . Lope procede como de

cos tumbre , r eve lando su iden t idad en c u a n t o ella aparece d is f razada (Arad. A'., VI ,

46 (a}.

Page 12: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

12 lU'LLI'JTI N lllSI'AMllt!•[•:

Cuando oslo no lo parece siiüeiente, Lope trata de ¡ustiliear cl recurso basándose en hechos concretos. En La noche toledana :

Seniírainis lo declara : que ser su hijo unciendo, lauto imperio gobernó ' .

En LOS Tellos de Metieses : « En hábito de varón huyó Euc'C-

nia2 . . . » EA\ Más pueden celos que amor :

— ¿Habrunse en el inundo vislo — '"(^uién duda que han sido lanías mujeres que disfrazadas que han ocupado los libros, hayan hecho extrañas cosas? — y de la lanía las alas3'.-' —

Acercándose más a su época, .Lope hace decir a Blanca :

Con esta transformación (jan ó fama soberana

ía varona castellana en los campos de Aragón1 .

Saliendo del plano de la objetividad histórica, Lope encuentra una justilieaeión subjetiva irrefutable :

Dice bien, que es guerra, amor, y no es traición en la guerra, la celada por Jos bosques, la engañosa diferencia, mudándose los vestidos

t rocando en el mar las velas.. . y, por lo mismo, quien aína, sepa que tiene licencia para usar en cualquier tiempo engaños y es t ra tagemas 5 .

Sentado este principio, Lope se daba a sí mismo carta blanca pura disfrazar a todas las damas enamoradas de sus comedias. I Je aquí lo mucho que abusó del recurso.

Preparada la escena, advertido el público y justificado el em­pleo del disfraz varonil, el cuarto aspecto de la técnica del manejo del recurso consiste en hacer verosímil la presentación de las mu­jeres disfrazadas de hombre, lina rápida lectura del Arte Nuevo

bastará para convencer al más apasionado lector de Ja supremo importancia que el principio de verosimilitud revestía para Lope. ¿Cómo lo aplicó al uso del disfraz varonil!

1. Arad. V. . X I I I , 102 í;i).

•1. Acarí., V I I , 2'J'i (íi'i.

:i. Arad. .V.. XI I , f>77 (a).

'i. Acád. :V., I X , 15!! (a).

5. El saber partir da/lar [Arad. :Y., X I I I , 5 1 G (a).

Page 13: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

EL DISFRAZ VAItONJL EN LOPE DE VEGA l o

Las mujeres disfrazadas de hombre se esfuerzan por identifi­carse en todo Jo posible con las figuras varoniles que representan. Las damas disfrazadas asumían toda clase de papeles : de galanes, soldados, peregrinos, esclavos, etc., acomodando las prendas del vestir a su correspondiente estado. Todos estos papeles se con­virtieron en clichés, pues las parcas acotaciones no estipulan nin­gún detalle de indumentaria1 . El hábito corto no parece haber sido considerado disfraz varonil como se desprende de esta excusa de Leonarda :

( lomo tu a m o r no cons ien te a c o m p a ñ a r a t u g e n t e . . .

que en t raje de h o m b r e me v i s ta . en lui h i lo co r to vengo,

y es fuerza en e s t a c o n q u i s t a (Acad. V . V I I I . 15 1)).

Las damas escogían trajes que las encubrieran bien para realizar sus hazañas sin temor de ser conocidas2.

Luego cambiaban la voz, como se deduce de un aparte de Ma-tico : « ... mostrarme quiero feroz, quiero hacer gorda la voz3. » En El ingrato arrepentido, Lisardo dice de Llórela : « ¡ Qué linda Lene la voz !... voz baja y tono excelente4. » Luego cambian todo su porte por completo : « Así hemos de ser los hombres : mirar alto y pisar recio ; del pie al cabello soy alma5. » Algunas damas actúan con más naturalidad :

¿ \ o s ien to con aire el p i e / / -Piensas que en h a b l a r Feroz

¿ \ ' o piso con b i za r r í a ? cons i s te la v a l e n t í a 6 ?

•'•Tengo a f e m i n a d a voz?

1. Cf. por ejemplo : El acero de. Madrid (Arad. V., XI, 20G (a}: .¡.os bandos de Sena (Acad. iV.. I I ] , 53a a), El despertar a quien duerme (II. I II , 355 (a), etc.

2. La descripción de una que pasa por peregrino :

" I-ji'i j^'i'ga míe se vestía v un sombrerillo galán cubría de perlas y oro vuelta la copa a la falda. la hermosura y el decoro Rizo el pelo de la frente, que de su rostro salía. cuello grande a lo romano, la esclavina a media espalda, bordón y rosario en mano. . . » de un bruñido cordobán,

(El ingrato arrepentido. Acad. .Y., VI, 325 a).

3. Los donaires de Alat ico. Acad. I\7., IV, 715 (b,. •'.. Acad. N.: VI, 532 (b). 5. Acad. N., VI, 86 (bj.

(>. Las grandezas de Alejandro. Acad. .Y., VI, 331 (a). Tan completo y radical es el cambio que el gracioso hace a veces observaciones críticas : cf. p. 140.

Page 14: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

tí B U L L E T I N I l l S I ' À N M O U L

De aquí en adelante no day ninguna insensatez que no cometan estos hombres improvisados por parecer hombres reales.

Sin embargo, por completa que nos parezca la transformación. Lope excede aún más en precauciones para hacer el recurso vero­símil. El lugar de la acción corresponde directamente a las nece­sidades de los personajes disfrazados. Justifica, en parte, la ex traordinaria abundancia de disfraces el hecho de que la mayor parte de Ja acción de los dramas de Lope sucede en la calle, a !;• reja, en los parques, en los montes, y las más de las veces bajo o manto protector de la noche1. Muy raras veces la acción ocurn en la intimidad del hogar. De aquí la notable ruptura de la unidac de Jugar.

Las damas disfrazadas tratan de evitar toda proximidad o con vivencia con Jos otros personajes que ponga en peligro su incógnito Dice Lucinda en La prisión si// culpa : « me quiero ir, pues es eiert< que ha de conocer quién soy2. » Debido a esto, el disjrazvarunü n« puede en realidad, desempeñar gran papel, pues el traje mantiem a estas damas a considerable distancia de Ja intriga de Ja pieza

A pesar de todas estas precauciones, su gran sentido dramátid le dicta medidas más verosímiles aún a Lope. Rarísima es la dam; que acierta a engañar fácilmente a los otros personajes. Estos conciben siempre sospechas del engaño, pero no siempre se at re ven a verificarlas, pues como dice el gracioso Ortuño : « ¡ Mal ano! ,'Quién intentara prueba de tanto peligro3! » Lope hac*

]. Octavia, disfrazada, cu Viuda, rasada i/ doncella

••• ... ¡10 Ji 10 atrevo a llegar, lanía es ía gente y las voces.

i Cuánto, oh noche, desconoces ;

cuánto sabes disfrazar ! •>

lArad. V.. X. 'if>:'i (b). Uompeya. cu í.as cuentan dol (iran Capitán

•• Noche, enseñada a rallar tantos jíiistos y placeres; máscara al sol, pues eres

I au amiga de disfraces, que de sus ausencias naces y de su venida mueres. »

{AcaeL, XI . 400 1>).

Cf. otros ejemplos en Anninda celosa (Arad, M,, I, (197 (h), El mesón de la Cari'' [Arad. X.. I. 2'.!7 (a). El jaez en sa causa (Acad. V.. VI, <ibT> (b), etc.

•1. Arad, V,. VIH, G2(i (a). ',',. El /riás galán portugués [Arad., X, 'i00 (a). Tri.sl.an en El mármol de Felisarti>

sugiere : Llama a un doctor y haciendo cala y pesquisa,

que entienda de hembras y machos, sabrás si es Celio o líjlisa. »

(Arad., XIV, 2V. )>).

Page 15: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

liL IHSFIiAZ VAlUi.MI. KN I.OI'K DE VKCA i;

s i (M'n pre cine se trasluzca cierta feminidad inextinguible que delata

a las mujeres disfrazadas. A veces es su rostro imberbe 1 , otras

Ja inflexión de la voz 2 : , y otras su porte en treneral:J.

f inalmente, y este es ei défaite más verosímil de todos ; de

nada les vale a muchas damas el disfraz ni las precauciones que

tomen, fines son reconocidas, ya inmedia tamente , o al poco rato

de lucir sus nuevas vestiduras, 'bal es el caso de Celia en. ha esco­

lástica celosa, que sale a desaliar a babrieio en presencia de su

amante Murcio :

M u i d o , 'i Cie los! ' ' (¿ué os eslo

[que vi.

o qué os lo quo vengo a

| ver'/

<•• \ o es mi herniosa ( lelia

¡aque l la

t r a n s f o r m a d a en es tu-

I d i an I o'.'...

f.Mt i! i c io . Si yo no hub ie r a ca ído

por las señas del cabel lo

rub io , hern ioso y recog ido ,

señora, en que sois mujer, prelendiéraos responder ; mas ¿quién sois, por vida

I mía4?

Lope se da (Mienta de todas las posibilidades e imposibilidades

en el uso del disfraz varonil. Si. en alo-unas ocasiones él hace (¡ue

fracase el intenlo del disfraz, es porque él ju/o-a con Clarino :

' t i ene un ingenio sut i l ;

pero yo juzgo por ciego

el que no ve que es mujer"1.

Si en otras comedias él mantiene y defiende el recurso, es porque

él se basa en la siouiente contestación de Laura :

— Pero sabéis que me admira que os tengan lodos por

| hombro. LA t HA. Como oslo sor v osle nombre

te consta a ti que os mentira, piensas que, los oíros ven lo que nunca imaginaron0.

Concluyamos, pues, este análisis de la técnica del recurso del

disfraz varonil, advirt iendo vina vez más que Lope procedía orde-

I. 2 y :¡. Abundan tante las insinuaciones sobre el feminismo de las damas disfra­zadas que sería ocioso recoger ninguna aquí. Cualquiera de los dramas (pie incluimos <'" nuestra lista de comedias que ofrecen ejemplos de damas disfrazadas podrá con­vencer al teclor de esto. Los adjetivos que generalmente se aplican a estas damas son : '< capones .!. •• desbarbados ». « hermafrodita >>. - gallinas «. K mozos doncellas ¡); ido.

c Arad. V,. V. 'ilíX (al. á. ,-bW. V., V!. 'J'.l (al. «.'). Arad. .V., XII, 'Ml', (h).

Anterior Inicio Siguiente

Page 16: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

I ó lUM.I .KTI X I I I S I ' A N Î O C K

nadamente , preparando, primero la ocasión pai'a introducir el

recurso, justificándolo lítelo, poniendo sobre aviso a los oxpoe-

fadores para que reconocieran el recurso, adornándolo constan­

temente de detalles (¡ne lo hacían verosímil, y mostrando, final­

mente en muchos casos, su imposibilidad en la vida real.

Ahora bien, , 'qué valor dramático tiene el recurso del disfraz

varonil! Lscaso, si so relaciona con la frecuencia con que Lope

recurrió a el. Ll disfraz vara/til es más bien un accesorio de la

/irise en scène (pie de la arqui tectura dramát ica de la pieza, (iran

número de mujeres se introducen sólo en el último acto luciendo

su disfraz [jara tomar parte en el desenlace de la comedia1 . La

introducción de otras es episódica y no influye gran cosa en el

curso de la acción -.

A pesai' de todo esto y de que, por respeto a la verosimilitud,

Lope se vio obligado a reslringir la presencia de las damas dis­

frazadas a ciertas ocasiones solamente, él saca algún part ido del

disfraz varo/til en el sentido dramático. Muy raras veces da el re­

curso origen a la acción de la pieza. l)e promover acción alguna, el

disfraz varonil se introduce mayormente después de la exposición

del drama para apretar aun más el nudo. Ln El honrado fiern/ano,

Julia H o r a d a se disfraza de hombre para robarse a Llavia. lo cual

da origen a gran par te de la acción. Ln El ¡/¿grato arrepentido, el

disfraz de Llórela hace posible todos sus enredos (pie culminan

en el a lumbramiento de un hijo, (iracias al disfraz Dinarda con­

sigue librar a Albano de El anzuelo de Fenisa haciendo que la bus­

cona se enamore de ella. Ln El amigo por fuerza, Lisaura y Lu­

cinda, esta últ ima de esclavo, consiguen libertar al Londe Ásfolfo

introduciéndose en la cárcel v dando muerto al guarda. ]<niul--

mente importante es el disfraz de Teodora en Los bandos de. Seno

que enamora a la hermana de su amante , pero como luce una

cruz de San Juan no puede casarse. Ln varios otros casos, come

ya hemos visto, el disfraz facilita la evasión de algunos personajes.

sin lo cual se truncaria la acción.

1. Cl. /:/ i-dslt ÍI<I t/i'l discreto. La noche toledana. Dineros son calidad. c\t:.

-. Cf. La carbonera. El acero de Madrid. Lo ¡incido cerdadero. fíe.

Page 17: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

El., DISFRAZ VARONIL EN LOPE DE VEGA 17

Lope saca más provecho dol disfraz varonil cuando lo utiliza para hacer efectivo el desenlace de la pieza. Ya señalamos eí caso de ['inda, casada ij doncella; he aquí otros más. En Los donaires

de M al ico la solución depende de la revelación del incógnito de la infanta de León que había vivido seis años en traje varonil. En ha fuerza lastimosa. El valor de las mujeres, ha hermosura abor­

recida, ha inoccnle haura, y otros dramas parecidos el disfraz varo­

nil juega papel importante en el desenlace. La dama encubierta (|iie revela su verdadera identidad al íin de la pieza trunca por completo la acción haciendo efectiva la solución. Este procedi­miento explica en parle el hecho de que, siendo un dramaturgo Um poco escrupuloso como se le cree, Lope no echara mano muy a menudo a de i ex machina para terminar sus dramas.

Ll recurso de engañar con la verdad y el del disfraz varonil están íntimamente ligados. Lope le dedicó varios versos al primero en el Arte. Xnevo :

VA filloa fui i' ron la verdad es rosa que tía parecido bien, como lo usaba en todas sus comedias Miguel Sanchez, digno por la invención de esta memoria 1 .

La dama disfrazada es un excelente instrumento para la práctica de este recurso, pues representa dos personalidades : una para el auditorio y otra para Jos demás personajes de la comedia. Así sus palabras tendrán doble sentido en cada uno de los cuales se refle­jan las dos personalidades distintas. Laura perseguida excusa su ignorancia de los asuntos cortesanos diciéndole al Rev : « Sov nuevo en este traje que llevo2. » Ll Rey entiende las palabras en el sentido directo y cree que Laura es un paje novicio, mientras que el auditorio sabe que el supuesto paje es una mujer. En El

ingrato arrepentido, Llórela de hombre, enamora y engaña a Leo-nide con su hablar equívoco :

ló,oiu:i,.\. (lamina. FIJMIF.I.A. !>el misino modo, lj[-:o\in.\. «-'Quiéresme bien? y esto con llaneza tanta t'i.onKLA. Imagina. que un dedo no se ade­

quo eres lo mismo que yo. [ lanta IJF.OXIDA. f'Que soy tú? en ser iguales en todo.

1. Arle nuevo. c<J. cit. versos, :U9-:C22. •2. Arad. V.. VII. 115 (a).

Page 18: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

18 B U L L E T I N HISPA NI Oli II

desde el cabel lo a-la plan- I . F . O M U A . Con eso nio voy con t en ­

ida. l í a 1 .

FI público que estaba en el secreto, gracias a la preparación del recurso y a la presentación de Ja dama disfrazada, debía recibir gran placer de estas situaciones, pues como dice Lope :

S i e m p r e el h a b l a r e q u í v o c o ha t en ido ,

y aque l la i n c e r l i d u m b r e an l ibob i^ i ca ,

^•raii lugar en el vu lgo , p o r q u e piensa

que el sólo e n t i e n d e lo que el o t ro d i c e 2 .

Más aún que para los efectos de engañar con la verdad, Lope usó el disfraz varonil romo fuente de comicidad. Algunas timo ratas damas aciertan a disfrazarse sólo para sufrir las necedades de los graciosos y las insinuaciones a veces jocosas y a vece;-picantes de los otros personajes3. Fu otros casos, como liemos visto, estas damas desempeñan los papeles de pajes o lacayo; admirablemente bien y se convierten en émulos de los graciosos si no es que ellas mismas se convierten en graciosos de la pieza4

Otras veces, merced al disfraz, estas damas urden enredos que culminan en hermosas escenas cómicas. Así, en lAI carbonera

Menga, labradora desechada por Bras, se disfraza de hombre par; acecharlo a la reja de otra mujer que él enamora. Al sorprenderle le da de cintarazos y el burdo labrado]' exagera su cobardía po­niendo los gritos por el cielo5. Finalmente, el hecho de que un;

1. Acad, M., VI, 5,'iO (al. '2. Arte nuevo, ed. r.ii, versus, Uli.'í. '.iiio. ;Í. Ci', esta ivea.pii.ular.ion de epit.el.os :

•• i I andas cosas nos dijeron a las dos un atrevido eoino os ven tan desbarbado! dijo : <• i Hola, Ñuño Salido1

Cual caminante decía ••: ¿Dónde, lleváis las doncellas'.'' » (¡ue a cualquiera inoro viendo Cual dijo : « Estos mozos son vol venados huyendo <: retoños de aquel barbado. •• a ver a señoría tía ; Y cual me dijo : « Soldado, cual decía en Jos mesones .< ¿va a nadar, o al escuadrón, o en los eorrilos y esquinas. ••• que lleva dos calabazas? » cpie era guerra de gallinas, Y cual dijo : « ¿A qué persona, pues iban allá capones. <• no siendo dos veces mona. Viendo mi barba, y sin ellas ••< echara nadie dos mazas? >•

[La inocente sangre. Acati.. IX, 195.)

•'i. ASÍ, por ejemplo, Estela, en ¡.os torneos de Aragón, y Lisarda, en El valor de /«,. mujeres, se visten de locos y se apropian todu el donaire que se halla en estas pieza \ aunque a decir verdad no pueden calificarse de graciosos.

,"i. Acati.. IX. 5 i 2-5 '^ . Hay también otra hermosísima escena en Las Inicias y c/:-cetios tic /ieiiitii. Aeud. X.. IV [a v hi.

Page 19: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

KL [HSFHAZ VAUONIL li.N LOCK DK VK<iA ! 9

mujer consiga engañarnos o engañar a otros fingiendo ser hombre

causa cierta incredulidad y sorpresa, pero cuando se descubre el

engaño, esta sorpresa se torna en risa, bien a expensas nuestras ,

o la de los oíros personajes engañados.

Ll último, y quizás el más importante de todos los aspectos del

recurso del disfraz varonil es el sensual. Recuérdese que Lope

dirigía sus comedias mayormente al populacho de los corrales,

Y que este populacho gozaba ante el espectáculo vulgar de una

mujer ceñida en traje de hombre. He aquí la descripción de este

espectáculo hecha por Francisco Ortiz en Apología en defensa de

las comedias, etc., en Uil·l :

Y i»sí digo que ni en el teatro se consienta bailar la zarabanda ni cosa que sea deshonesta, TÚ í'uera de él se permita que se aprenda y ejercite, porque es una cosa, ocasionadísima para que se cometan graves peca­dos, pues ha de ser más (pie de hielo el hombre que no se abrase en lujuria viendo una mujer desenfadada y desenvuelta, y algunas veces, para este efecto, vestida como hombre, haciendo cosas que movieran a un muerto l.

Hábil conocedor de psicología popular, Lope vio en el disfraz

varonil el elemento sensual que exhai taba a la muchedumbre . Por

eso lo incluyó, algunas veces innecesariamente en tan gran nú­

mero de comedias. Sólo así se explica que, entre otras cosas, el

disfraz varonil levantara la to rmenta de censura de par te de los

moralistas que causó el cierre de los teatros en España en más de

nna ocasión.

Ln conclusión, el disfraz varonil es un recurso rico en posibili­

dades, pero Lope no lo explotó hasta la saciedad. Lo usó a v e c e s

para motivar la acción de sus dramas, para enredar la t rama, o

para resolver el desenlace. Le sirvió para ocasionar dichos o esce­

nas cómicos. Pero esto no juslitica la inclusión del recurso en

ciento trece piezas. Ll aspecto indecoroso, sensual y vulgar del

espectáculo de una mujer vestida de hombre es lo único que

explica tan exagerada abundanc ia 2 .

1. 10. Cotarelo. < 'ontrorersias sobre la lirilud del Iralrn en España. Madrid, l'JO-'i, p. 'i\)'\ el passim.

-. Por temor de aparecer más analíticos de la cuenta aventuramos, sólo en forma de nula, una nueva posibilidad del uso del disfraz varonil. 101 dramaturgo es capaz de despertar cierta súbita emoción en los riivuiislaníes cuando hace que personajes que

Page 20: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

20 U C E L K T I I N H I S I ' A i M O l ' K

La excesiva libertad con que Lope empleaba el recurso le gran­jeó varias censuras de algunos de sus contemporáneos. Ln Más

merece quien más anuí, Don Antonio Hurtado de Mendoza, se expresa en estos términos :

l. TI poeta celebrado

y en todo el mundo excelenle,

viéndose ordinar iamente

de otro ingenio mormurado

de que siguiendo a un g'alán

en [raje de nombro vestía

tanta infanta rada día.

le dijo : « Señor don Juan ,

si vuesarr.ed sal isfeelio

de mis comedias mormura,

ruando ron gloria y ventura

novecientas haya, hecho,

verá <[iie es cosa de risa

el arle : y sordo a. su nombre,

las sacará en traje de hombre

v aún, olro día. en camisa ó

Lsta crítica parece haber sido motivada por las censuras de Don Joan Ruiz de Alarcón. Kterno émulo de Lope, Alarcón no desperdiciaba ocasión para vengarse del cruel trato que nuestro poeta le ofrecía. Ln ¡AIS paredes o//rn, él censura al Kénix así :

CELIA. Bien parece que no ves que, en viendo un hombre, al mo­

lo que en Jas comedias hacen [men I o,

las Infantas de León. lo ruedan y mudan (raje.

A N A . ¿Cómo? y sirviéndole de paje.

CELIA. Con lal condición van con las piernas al viento"-,

o con Lal desdicha nacen.

La referida infanta de León (pues no es más que una), es doña

conocen el engaño, .se dirijan a la dama disfrazada en términos que amenacen acabar con el incógnito. En Las rúenlos del Cran Ca piló», Don .luán su olvida y se dirige a la dama disfrazada llamándola por su propio hombre :

— V e n , P o m p e y a . — • N'en, Fa I do,

— No me nombres. — Iré donde quieras.

(Arad., XI. -'i0.7 <b).

En VA blasón dr los ('/triers, Dorotea que se ha esforzado por encubrirse a Chaves, se olvida por ím momento :

CHAVI:S. Ven conmigo. CIIAVKS. «-'.Qué? DOHOTF.A. Soy lu esclava. Do KOTEA. Que tienes un esclavo en mí.

Bien podemos imaginarnos la uiiuriúii de los candidos esperi adores que se dejan ava­sallar por la fuerza emoliva de algunos dramas, cuando estas equivocaciones pueden acarrear prisión o muerte al personaje cuya identidad se ha de manLener secreta.

t. Teatro de Alarcón. ed. Clásicos castellanos. Madrid. DUS. vol. X X X V I I . p. NXViii. Creemos con A. Reyes que esto va dirigido a Lope.

•1. Ibid,, p. 11\. Cf. C. H. lïoiii·Iand. Las Páreles Oyen. Now-York, Henry llüll. D'H-I, p. ISti.

Anterior Inicio Siguiente

Page 21: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

I ; L I I I S F U A Z V A I Í O I S I L E N L O C K D K V E G A 21

Juana, do Los donaires de Matt'co, que vivió seis años disfrazada

de hombre. Los impugnadores de Lope se encarnizaron contra él

en más de una ocasión a causa de este drama. Banees Cándame

lo examina con sus puntillos de moralista : «. ... así se hallarán

Los donaires de M al ico, donde está una mujer disfrazada sirviendo

de paje a su galán, con bien poca decencia en sus acciones1... »

Lope mismo, con su habitual desparpajo, se burla socarrona-

mente de sus excesos :

Toiní . I Yeiv el diablo1 ¿Ya sois no estundo ducha a. cal-

L macho.J [zarlos.

MKONOI*. Ya soy hombre, os zampasteis los brivies-

TO.M K. 'l'an aprisa, [eos2'.-'

Esta actitud condescendiente de parte de Lope se debe a que habiéndose levantado ron la monarquía cómica a tan gran dis­tancia de sus críticos, él podía permitirse el lujo de estar de acuerdo con ellos. Las relaciones entre éstos y Lope aparecen más curiosas aún «Miando los encontramos a ellos incurriendo en los mismos defectos que le imputaban a Lope.

Sin embargo, no fué el aspecto artístico del recurso, sino el moral, el que más atrajo a los críticos contemporáneos. En este sentido se levantó tal algarabía de voces disidentes que amenazó seriamente la existencia del teatro español, logrando abolirlo tem­poralmente. En las grandes controversias sobre la licitud del. tea­tro que llenaron los siglos pasados, la mujer, especialmente la .mujer vestida de hombre, desempeñó papel importantísimo3. Conocidísima es la censura del padre Mariana. Hea qui otra menos conocida :

Y lo que es cosa usada en las comedias y no menos inmodesta, las mujeres se visten de hombre... ¿Qué cosa más torpe y provocativa

1. Motando, Controversias, etc.. p. 7íj ía'l. 2. El "alan de. la Membrillo. Arad.. IX, I 1 H (ai. '•'>. cr. ; '• Mslii bien lodo eso. dijo el Regidor, señor Maestro ; mas como hedía la

ley se invent;) la malicia, será dificultoso conseguir su buen efecto si se loma más de raí/ la causa ; fuera de (pie con esto no se evita el representar mujeres, (pie es el Aipiiies de esta ííuorra « {Anónimo, 16*20, en Motando. Controversias, etc., p. 220 (b).

... se ípiif.ó el representar las mujeres, por parecer, (pie el verlas vestidas e.urio-saiuenle, ya de su traje, ya did de varón, cuando se ofrecía, incita bu a torpes y des­honestos deseos. - Dr. Jerónimo Alcalá Yáñe/, y Ribera. El donado hablador, lG2'i [l hid., p. al (b).

Page 22: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

ZZ l iUÏ.LKTIN I I IS l 'A iMOl 'E

que ver a una mujer de esta calidad que oslaba ahora, en el labiado dama hermosa afeitada y afectada, salir dentro de un insumió vestida de «alan airoso, ofreciendo al registro de los ojos de lautos hombres todo el cuerpo que la naturaleza misma quiso que estuviese siempre casi lodo retirado de la vista? <• Pues qué sería si en ese traje danzase como lo hacen muchas veces'.' ("Cuál estarán los corazones de muchos infelices que las miraron antes y con cuidado en su traje de mujeres1.'

Del mismo tenor es la censura de centenares de moralistas de

los siglos xvi, xvii y xvín que se encarnizaron contra el disfraz

varonil'2. 'Tales proporciones lomó el escándalo que el gobierno

se vio obligado a interceder en más de una ocasión y a legislar

contra los abusos del recurso3 .

Los clamores de esta lucha se abogaron por completo en la

estrepitosa algarada del romanticismo, y los detalles picantes d<

la l i teratura del siglo x v n que tanto a larmaban a nuestros mora­

listas se perdieron en el torrente de crapulos'idad que introdujo

el natural ismo. Al mismo tiempo los dramaturgos perdieron o;

interés que anter iormente manifestaban por el recurso, de tal

modo, que resucita)1 boy día el disfraz varonil, equivaldría sol<

a un capricho.

Sin embargo, los eruditos que se han dedicado a desenterrar

nuestro teatro clásico lian vuelto a suscitar el problema, aunque

enfocándolo de diferente modo. La crítica moderna se preocupe

por la bistoricidad y verosimilitud del recurso. Creizenach lo ere»

una absurda inverosimilitud, (die krassesten l 'iiwahrseheinlich

keiten)4 . Mézières cree que en manos de Shakespeare y sus con-

1. Controversias, p. \'1\ (b). 2. No se puede précisai' a ciencia cierta hasta qué época duró ía fuga de] disjra-

vnrtmil pues si bien es cierto que en HiV.) la justa de teólogos de Valencia al inna qie para esta fecha no se usaba el disfraz varonil (Cotarelo. Ibid., p. á79 (a), I). l>ieg Verde dice en su lirrvr. disfurso. etc. (lfj'iOVj ; <• Consultóse con las religiones y las t n versidades de ¡Salamanca y Alcalá; y últimamente todo aquel nublado se resolvió e dar a Jas comedíanlas cierto traje de baquerillos para cuando hubiesen de representa • de hombres. >

:•;, Cotarelo, Controversias, etc., p. GH0739. Nos hemos visto obligados a citar est­ot ra con tanta frecuencia pues es lo más completo que sobre este aspecto de nuestra teatro hay escrito. Además, las obras citadas por el erudito español son muy difíe.ile-de conseguir. Por falta de espacio no hemos citado más invectivas contra la muje: disfrazada de homore. Referimos el lector curioso a dicha obra para más amplia infor­mación.

•i. Grschirhíe des .Xcure/t Dramas. Halle, .Max Niemeyer, f909. vol. IV, p. 2.Vi.

Page 23: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

KL D I S l ' I l A / , VA 1W)N IL K N LOP1C DIC VKCA 2!.J

temporáneos el recurso es de lo más inverosímil que darse puedo1. Lessing también lo acepta con reservas2. Otros críticos estudian la historicidad del recurso3, francisco A. Jcaza lo cree posible y mantiene que en el siglo xvu debieron existir mujeres que anduvieron vestidas de hombre4. De Lollis cree con otros críticos italianos que <• la cosa dovè esser fréquente in Ispagna, perché como una bizarría speciíicamente spagnola venisse segna-lata in Italia5 ». Finalmente, Sehevill cree que la dama disfra­zada era un mero tipo literario, y que su interminable variedad se explica sólo admitiendo la posibilidad de que todo un auditorio, (yo traduciría toda Fspaña) se dejara hipnotiza!' por ta l t ipo6 .

A nuestro parecer las afirmaciones y negaciones de la crítica se confunden en exageraciones. En la España de los siglos xvi y xvn existieron mujeres que lograron burlar la vigilancia paterna o conventual y escaparse vestidas de hombre para perderse en un mar de aventuras. Doña Catalina de Erauso. cuyas conocidí-

1. Shol·i'speare. ses tritures et sw critiques. P;iris. Charpen t i e r , 18G0, p. 65 : " I 'n des

ressorts d r a m a t i q u e s qu ' emp lo i en t lo plus souvent Shakespea re el, ses c o n t e m p o r a i n s ,

c'est !c t raves t i s sement d 'une fi.11 M 111 c i'n homme . II n 'y ;¡ rieu (le plus i nv ra i semblab le .

Caí' la femme ainsi déguisée ne prend aucune précaut ion pour i fè l ro pas r econnue ;

uni- fois qu'elle a revêtu li.' cusi unie d ' h o m m e , il semble qu 'e l le ait changé de visage,

de laille i'l de voix. I·llh- si' presenti' ' d e v a n t pen1 , mère, l'ivre et. a m a n t , s ans j a m a i s

('•veiller soupçons . , . «

2. Lessing admi te (Drama tu rg i e , 2.V" soiréei que e| recurso pres ta a la p i e / a cierto

aire romanesco ; per.> a í i rma que proporciona mater ia l para urdi r i n t e re san te s escenas

i Ti in iras. Sin embargo , añadí ' que requiere gran tar i o tie pa r t e del d r a m a t u r g o para

liarer parecer reales d ichas escenas.

:•!. Américo Castro, rol i r iéndose a Los bizarrías de Melisa \\~ida de ¡jipe de Vega,

eh' . Madrid, l'.U'.L ]). :>U>) dice : • Además (tel in terés que pres ta a esta comedia, el

ser. p robab lemente la úl t ima del gran poeta , no deja de tener en sí a lgún valor pa ra

¡a historia l i teraria ; es, en efecto, curioso que la ú l t ima comed ia de Lope que conoce­

mos nos présenle un tipo do mujer varonil y a r r iesgada , que se e n a m o r a de un galán,

lo corteja y persigue, se disfraza de hombre y le salva dos veces la vida. Como es sa­

bido, osle tipo femenino con mat ices y g radac iones va r i ad í s imas , t iene b a s t a n t e difu­

sión den t ro del tea t ro del siglo w i i . a u n q u e aun se ignore si se t r a t a s o l a m e n t e de una

moda li teraria, o si las cos tumbres c o n t e m p o r á n e a s in Huyeron en la concepción de

esos caracteres . ••

•'i. Las norelas ejemplares, etc. , ed. Madrid, 190!, p. 18'i-187.

à. Cervantes re.azioiuirio. R o m a , l'.>2'i. p. \'M). no ta 2.

(i. The Dramatic Art oj Lope de Vega, e tc . . Univers i ty of Calif. Press, P.UK. Berke­

ley, Calif., p. 20 : « W h y did the public, accept this ligure in its never -end ing va r i e ty ,

and why was it copied by all the p l aywr igh t s of t he sevenfeenlh cen tury ' / It. cannot,

be explained, unless we a d m i t t h a t a whole audience may become hypno t i zed by a

l i terary type . »

Page 24: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

•1\ !il U . K T l . N II I S I ' A M O I ' K

simas hazañas han sido establecidas históricamente, nos ol'rec;' el más elocuente de todos los ejemplos1. lín El laurel de Apolo,

Lope nos relata con todos los visos de verdad el caso de una t;il Feliciana que disfrazada de hombre estudió en Salamanca y s•:• echó a perder por celos que concibió de don Félix, su amante \ Hecho histórico y probado jurídicamente es el disfraz de Oatalin; , esposa de Lope de Rueda, .lista comedianta, según aparece d1

las declaraciones de los testigos que se presentaron en el pleil i que ella entablara contra el Duque de Medinaceli, acostumbra!' i a servir al dicho duque en calidad de paje, luciendo el varonil ve--ti do que el duque le diera3. Igualmente histórica es la luga < c la duquesa de Chevreuse, quien pasó a Kspaña en traje de homhr •, a caballo, acompañada de un escudero4. Miguel de Castro n< s

I. .1. Fiízmaurice Kelly, The A'un Ensign, y (.1. W. Bacon, The Lije and Drama V Work* ni Doctor Juan l'érez de Montalcán ( 1602-3638). en fieme historiaue, mars I [)] !.. ti" (i1.), p. ICJó-'rO-S.

lí. Algunos críticos han t rularlo do ideniiliear a esta Feliciana ron 1H poetisa espa­ñola doña Feliciana Lnríquc/. de Guzmán. Lf. dotando, Obras de. Tirso, etc., en Aru> a biblioteca de autores españoles. p. y .1. Sanche/, Arjona, .Xotieias referentes a ¡os ana- >• del teatro en Sevilla, etc.. Sevilla, LSUS, p. :>ï7, y .1. < ;areía Soriano, Obras de /.upe ir Ve ¡in [Aead. A'., XI, Infrod.. xvni-x ix j , y Mamad Serrano y San/,. Apuntes para un biblioteca de escritoras españolas, e l e .Madrid, Sues, de Rivadenoira, l'JO!!, vol. I. p. '•' -1 fa y 1)). [Os In último crítico no osa .sus tener la hipótesis de los otros, pero "sí mante n: que la Feliciana de El Lanrel de Apolo debió haber sido tina mujer de carne y hue >. Todas eslas hipótesis parien del principio que El alcalde mmjor de Lope, y El au••</• medico, de Tirso, que tienen gran parecido, dramatizan una historia igual a la in F nuada por Lope en su poema. La cita, de El Laurel de Apolo es la siguiente y se ¡ i-cuenlra en la süva 111.

" Pues mintiendo su nombre. V transformada on hombre. oyó filosofía y por curiosidad astrologia... y de aquella eiontitica Academia mereció los laureles con que premia ; no de otra suerte que a Plafón divino aquella celebrada .Manlinea, que en forma de varón a Grecia vino.. . »

:;. N. A. Lories, Un pleito de Lope de .Rueda. Madrid y Valladolid. IÍNC!.

•'i. Hallamos noticia de osla evasión en el epistolario de los padres jesuítas que ha publicado la Academia de la Historia en su colección Memorial histórico español •' " ... I na duquesa de Francia, hermana del Duque de (luisa, varonil mujer que pre­tendió malar a Richelieu, vino huyendo y corrió la posta en hábito de hombre fronda días, y la semana pasada entró en Madrid, donde fué recibida con gran aparaba • Vol. X1Y, p. '2('><s. lOn la introducción de este volumen, p, i \ , se vuelve a hacer ¡'fe-reneia a la llegada de la Lhevreuse a hispana. Todos estos datos se hallan establecidos

Page 25: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

KL mSÍ'l íAZ VARO.ML KN LOI'K D ¡í VKGA 2:>

refiere en su autobiografía los lances a que se expuso cuando huía de la justicia con su amante disfrazada de hombre1 . Diego Duque de Estrada nos relata aventuras semejantes cuando el y su amada, disfrazada de varón, asentaron plaza en Milán, en la compañía de don Luis de Cordoba2. El duque de Lorena huyó de « su casa y corte en hábito de carbonero, y su mujer también3 . »

En todos lugares y en todo tiempo ha habido espíritus inquie­tos v aventureros. Los biógrafos de Sor Juana Inés de la Cruz alinnan que ella importunaba mucho a su madre, pidiéndole que la permitiera disfrazarse de hombre y la enviara así a la Univer­sidad de Méjico'1. Volviendo a la Península, sabemos que doña Mariana Aleaforada, monja portuguesa, sintió vehementes deseos de disfrazarse y escaparse del convento al igual de doña Catalina de Lrauso 5.

En las mentes españolas del siglo xvn parecía ejercer especial atracción la posibilidad del disfraz varonil. Ya hemos visto los casos de Ja historia antigua que Lope cita en su teatro. Cristóbal de Barrionuevo trae a cuento el caso de la Reina de Suècia6 y el de otra vizcondesa que solían disfrazarse a menudo. Los escri­tores de cartas y avisos muestran tener especial interés por todos estos detalles curiosos. En los relatos de algunos viajeros encon-

u I ici;) 11 nenie también en el libro de V. Cousin, Mm(! de Oteare use el Mmc de Hautcjorl. nouvelles études sur les jaunies illustres el la société du T I ' / / * siècle. Paris, Didier el, O , ISñC, l. 1, p. 59 y 1ÍS5-2S9.

1. Vida del soldado español Miguel de Castro, escrita por él mismo y publicada por A. Paz y Mélia [Biblioteca hispana). Barcelona y Madrid, 1900. p. 12-1-'., 16-17. Las aventuras que nos describe el valen Ion español tienen en general mucho de novelescas, pero el papel <|u<> él se adjudica, de envenenador de la niuier que lo sigue enamorada loramente, no tiene nada de simpático y nos induce a creer que no es producto de la fantasía del soldado, sino más bien una confesión de culpabilidad.

2. Memorial ¡iistórieo español. XII , 22,'i. Cf. B. Croco. Rcaltá e fantasia nellc memorie. di Diego Duque de Estrada. Napoli. 1928.

o. (.'artas, ele., en Memorial ¡lislórico español, vol. XII I , p. 65,

'i. Fama >/ obras postumas, ole. Madrid, Imp. de Ángel Pascual Rubio, i 725, vol. I l l , :Ï r.

5. Lettres portugaises, éd. de Léon Sr.hulz. Paris, Ces Variétés littéraires, 1926, p. 7;ï. Sobre esta delicada fase de la sociedad del siglo xvn, véase El Buscón de Que-vedo <ed. Clasicos castellanos, vol. V, p. 262), y la larga nota de A. Castro .sobre Ja acción tie Pablos que se mete galán de monjas. Pos Avisos de Pellicer, y las Cartas de los Padres jesuítas dan noticia de muchos escalamientos de convento. Sobre «. las mujeres disfrazadas en la vida monástica >•, Cf. Acad. A\. IV, Inlrod., xvín, nota 5,

6, Avisos, en Colección de escritores castellanos, vol. I, p. 55.

Page 26: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

liti Ki i . i .KTi iN i i i s i ' A r s i n r !•;

Iranios testimonios del carácter aventurero de las españolas de!

siglo xvii . « Respecto a las damas, dice Berfaut que iban con fre

cueneia en busca de hombres sin darse a conocer, para diver­

t i rse 1 . Mme. dWulnoy trae a cuento otra historia de disfrace-

y dice que no hay temeridad que el amor no lleve a cabo en Ks

paña 2 . rm íin, se encuentran muchos testimonios del uso rea:

del disfraz varonil, algunos de ellos de buena t in ta , otros dudosos.

Pero, (; podrá por esto concluirse que era costumbre de las espa

ñolas disfrazarse de hombre y ambular l ibremente por las calle,

a todas horas?Dec id idamente , no. ' tales casos eran entonces, ;

siguen siendo ahora, excepcionales y ext ravagantes . Así se deduc

de la contestación a la demanda que Mariana de Rueda presen­

tara contra el duque de Medinaceli :

... por la misma demanda se excluye la parle contraria do lo qu • pide, ni por decir que andaba en. hábito indecente puede pedir cus alguna, ni menos por decir que se holgaba y daba placer es nueva ii -vención de demanda que no debe ser admitidaa .

Y aún admitiendo que rebuscando entre carias, avisos, relacione;

y memorias encontráramos un centenar más de casos auténtico ^

de mujeres disfrazadas de hombre, no por eso podríamos aí lnna •

que el disfraz varonil representa una de las costumbres o institu­

ciones de la época, pues hay que recordar que los que tales me­

dentes reüeren son diminutos historiadores que se interesan pe1

la novedad y por los detalles excepcionales para despertar Ja cu­

riosidad y atraer la atención pública.

Si los casos históricos del uso del disfraz varonil que heñios pr< -

sentado tan someramente no bas tan a probar que el recurso e;

re dejo de las costumbres de la sociedad contemporánea de Lope--,

por lo menos sirven para dar más que pensar a los críticos qm>

1. J. ( íai'f'ía Mercadal, hispana vista por los extranjeros, vol. I l l , p. U>8. passim. 'J.. The .Lady's Travels in Spain. London. 1808, vol. 1, p. 155 (La cuarta carta). ;>. (ht pleito <le Lope de Rueda, éd. cit., p. 1ÍU. 'i. A. Lastro diría que el disfraz varonil entra en la ideología del drama como una

posil.de solución ;d problema de la mujer que aquella sociedad había esclavizad-i. Bajo la égida del disfraz varonil las mujeres tenían la libertad de amar que se Ls negaba, Fortalece esta conjetura las frecuentes tiradas feministas que acompañan el uno del recurso. Lt. Cada cual lo que le toea. Teatro Antiguo español, vol. I í , p. 18 i. V sigs.

Page 27: El Disfraz Varonil en Lope de Vega 0

EL DISFRAZ VAKOiNIL EN LOPE DE VEGA 2 J

declaran ei recurso completamente inverosímil. La existencia real

del disfraz varonil establece su posibilidad dramática dentro de

los límites de la verosimilitud, a pesar de que, como dice Boileau :

« Le vrai peut quelquefois n'être pas vraisemblable. »

J. HOMERO ARJONA. ConiieeUe.ul Stale College.

I\-S. — A la lisia de comedias de Lope en que se eneuenlra el disfraz varonil liav que alïadir Carlos V en Francia. De modo <|iie de -1Ü0 eniiiedias suyas que luimos examinado, l l ' i . y no 1K!, revelan id uso di' (ni dislïaz.

S

IMPRIMERIE DAUPELEY-GOUVERNEUTl A NOGENT-LE-HOTROU. 1 9 3 7 .

Anterior Inicio