el egregor de la paloma

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Cada grupo, cada movimiento religioso, político, artístico, cada país forma un «egregor». Un egregor es un ser psíquico emanado por una colectividad, formado por los pensamientos, los deseos, los fluidos de todos los miembros que trabajan para el mismo fin. Cada egregor tiene sus colores, sus formas particulares: para Francia, el gallo, para Rusia, el oso, etc... Pero ni el gallo, ni el oso, ni el tigre, ni el dragón van a resolver los problemas de la humanidad. Frecuentemente, los egregores se oponen entre sí en los mundos sutiles - algunos clarividentes ven los combates entre egregores - y algún tiempo después estallan las guerras en la tierra entre los hombres... Es necesario, pues, que ahora la humanidad entera forme el egregor de la paloma que aporta la paz. Omraam Mikhaél Aivanhov I PARA UNA MAYOR COMPRENSIÓN DE LA PAZ Un día asistí a un debate público sobre la paz. Tomaron la palabra varias personalidades muy cualificadas, instruidas, inteligentes, simpáticas, e incluso divertidas. Gracias a ellas aprendí que la paz es un estado deseable para toda la humanidad, mientras que la guerra es el peor de los males. Verdaderamente estaba encantado, y me dije: « ¡Puesto que, por fin, se ha comprendido lo beneficiosa que es la paz, evidentemente la humanidad se salvará! » Sin embargo, quería saber de qué manera se iba a instaurar esta paz. Varios oradores expusieron sus proyectos. Uno propuso crear una policía mundial que impidiese a los países luchar entre sí. Lo cual es magnífico, pero, ¿cómo hacerlo? Este proyecto me hizo pensar en la fábula de La Fontaine, en la que los ratones organizaban una asamblea para encontrar el medio de protegerse

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Cada grupo, cada movimiento religioso, político, artístico, cada

país forma un «egregor». Un egregor es un ser psíquico emanado

por una colectividad, formado por los pensamientos, los deseos,

los fluidos de todos los miembros que trabajan para el mismo fin.

Cada egregor tiene sus colores, sus formas particulares: para

Francia, el gallo, para Rusia, el oso, etc... Pero ni el gallo, ni el

oso, ni el tigre, ni el dragón van a resolver los problemas de la

humanidad. Frecuentemente, los egregores se oponen entre sí en

los mundos sutiles - algunos clarividentes ven los combates entre

egregores - y algún tiempo después estallan las guerras en la

tierra entre los hombres... Es necesario, pues, que ahora la

humanidad entera forme el egregor de la paloma que aporta la

paz.

Omraam Mikhaél Aivanhov

I

PARA UNA MAYOR COMPRENSIÓN DE LA PAZ

Un día asistí a un debate público sobre la paz. Tomaron la

palabra varias personalidades muy cualificadas, instruidas,

inteligentes, simpáticas, e incluso divertidas. Gracias a ellas

aprendí que la paz es un estado deseable para toda la humanidad,

mientras que la guerra es el peor de los males. Verdaderamente

estaba encantado, y me dije: « ¡Puesto que, por fin, se ha

comprendido lo beneficiosa que es la paz, evidentemente la

humanidad se salvará! »

Sin embargo, quería saber de qué manera se iba a instaurar

esta paz. Varios oradores expusieron sus proyectos. Uno propuso

crear una policía mundial que impidiese a los países luchar entre

sí. Lo cual es magnífico, pero, ¿cómo hacerlo? Este proyecto me

hizo pensar en la fábula de La Fontaine, en la que los ratones

organizaban una asamblea para encontrar el medio de protegerse

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del gato. Después de muchas discusiones, el más anciano de los

ratones presentó la siguiente solución: es necesario, decía, atar un

cascabel al cuello del gato; de esta forma se le oiría venir de lejos.

Esta maravillosa solución fue acogida con aplausos.

¡Desgraciadamente nunca se pudo encontrar un ratón lo

suficientemente audaz como para atar el cascabel al gato! Lo

mismo ocurre para este proyecto de policía mundial. ¿Dónde

encontrar una fuerza internacional lo bastante honesta e imparcial

para ejercer esta función, y, además, cómo imponerla luego a

todas las naciones?

Otro orador vino a decir que la paz sólo sería posible a

través del federalismo y se extendió en toda clase de teorías en las

que, verdaderamente, casi nadie comprendió nada. Un tercero

tomó la palabra para acusar al Estado de abusar del poder y de

transformar a los ciudadanos en esclavos... Finalmente, me vi

obligado a concluir que la paz no vendría tan pronto, puesto que

nadie la comprende e incluso no se sabe realmente lo que es.

Únicamente el punto de vista iniciático puede aportar luz

sobre esta cuestión, porque para obtener la paz, hay que poseer un

conocimiento profundo del ser humano. Diréis: « ¡Oh, al ser

humano ya le conocemos! » No, no se conoce su estructura

psíquica con los distintos cuerpos sutiles, ni sus necesidades

definidas, ni sus aspiraciones que hay que satisfacer. Y,

especialmente, no se conoce al ser humano en la forma que lo

hemos presentado con sus dos naturalezas, el yo inferior y el Yo

superior, la personalidad y la individualidad... Pues bien, hasta

que no posean esta ciencia quienes quieren la paz, por más que

hagan, la paz no vendrá a la tierra.

De momento vemos que hay mucha pasión en las gentes,

que se acusan mutuamente de ser un factor desencadenante de la

guerra. De esa forma se imaginan que trabajan en favor de la paz.

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Para unos, los culpables son los ricos; para otros, son los

intelectuales, los políticos o los sabios. Los creyentes acusan a

aquellos que no pertenecen a su iglesia de ser heréticos y de llevar

a la humanidad por el camino de la perdición, y los incrédulos

acusan a los creyentes de fanatismo... Observad y veréis que

siempre se trata de suprimir algo exterior a sí mismo, a las cosas o

a las personas, y de esta forma cada cual cree poder instaurar la

paz en el mundo. Y en eso se equivocan. Aunque se suprimiesen

los ejércitos y los cañones, al día siguiente los humanos habrían

inventado otros métodos para matarse entre sí, La paz es un

estado interno que nunca se conseguirá suprimiendo algo externo.

Primeramente hay que suprimir las causas de la guerra dentro de

sí, Veamos un ejemplo muy simple. Un hombre ingiere una

copiosa comida a base de salchichas, jamón, pollo, todo ello

acompañado con vinos variados. Después de la comida, se dice:

«Ahora, voy a buscar un lugar tranquilo para reposar.»

Efectivamente, encuentra un lugar tranquilo, pero siente dentro de

sí algo que empieza a agitarse. Toma un cigarrillo, fuma, y

después se distiende pensando que le gustaría tener junto a él una

encantadora mujer. ¿Dónde encontrarla? En casa del vecino,

naturalmente. Hay un muro, pero no importa, salta por encima.

Ya podéis imaginaros la continuación de la historia...

¡Evidentemente no vale la pena seguir hablando de paz!...

La paz no es un estado que se puede lograr mecánicamente.

Si buscáis la paz manteniendo al mismo tiempo en vosotros las

condiciones habituales de excitación y de malestar, nunca la

encontraréis. La paz es un resultado, una consecuencia,

significando que todas las funciones y las actividades interiores y

exteriores del hombre están perfectamente armonizadas y

equilibradas. Por lo tanto, hay que conocer los medios y los

métodos capaces de producir la paz, y esto es toda una ciencia.

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Desde el momento en que el hombre mantiene dentro de sí

ciertos deseos, haga lo que haga, no puede estar en paz, porque a

través de esos deseos ya ha introducido en sí el germen del -

desorden. Tomemos el ejemplo de aquél que ha cometido un

robo: automáticamente piensa que alguien le ha podido ver, y no

puede dejar de imaginarse todo lo que puede sucederle: le

vigilarán, le detendrán, le meterán en prisión... Nunca estará

seguro de no haber sido visto, de no haber dejado algún rastro o

de no haber hecho algún movimiento revelador de su acción, y ya

no se siente tranquilo: pierde el apetito, el sueño, sólo piensa en

esconderse.

Otro ha recibido dinero y ha prometido devolverlo, pero

como es incapaz de privarse de algo para reunir la suma prestada,

no lo devuelve, y helo aquí perseguido por su acreedor, del cual

no sabe cómo escapar... Otro dice algunas palabras duras e

hirientes a un amigo, con lo cual se gana un enemigo. ¡Y la paz se

esfuma una vez más! Inútil que continúe, se podrían encontrar

centenares de ejemplos. Pues sí, las personas demuestran un

talento insospechado para perder su paz. Si os persigue una jauría

de perros ladrando porque habéis robado, saqueado, o porque no

habéis cumplido vuestras promesas o pagado vuestras deudas,

¿cómo queréis tener paz? «Huyendo de mis acreedores», diréis

vosotros. De acuerdo, pero en cuanto a los acreedores que están

en vosotros, las inquietudes, los remordimientos que os persiguen,

¿cómo huir de ellos?.. Razonar de esta forma representa una falta

de saber y de verdaderos conocimientos. No os engañéis, el

pensamiento siempre os perseguirá.

Aparentemente es muy fácil tener paz: es suficiente ir a las

altas montañas en donde reina el silencio y la soledad. Pero he

aquí que ni aun ahí el hombre .se siente en paz. ¿Por qué? Porque

lleva consigo un transistor en la cabeza, sí, un transistor del que

nunca se separa y que siempre funciona...

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Y, ¿qué oye? A menudo este transistor está conectado a

emisoras del infierno en las que también hay música,

naturalmente, pero, ¡qué música, qué ruido! Y sin embargo está

allí, en las cimas, en la tranquilidad y en silencio. Sí,

externamente todo está en calma, pero internamente las

tempestades y los huracanes surgen violentamente. Entonces,

¿cómo conseguir la paz?

Todo el mundo sabe que el cuerpo humano está constituido

por un gran número de órganos relacionados entre sí; cada cual

hace un trabajo particular, pero todos deben estar de acuerdo, en

armonía, de lo contrario se producirán desórdenes, lo que en

música se conoce como disonancias. El hombre sólo puede

encontrarse en buena salud y en paz con la condición de que todos

sus órganos realicen su trabajo con desinterés, impersonalmente,

para el bien de todo el organismo. Pero esta salud, esta paz, no

son más que estados puramente físicos. Para tener la paz del alma

y del espíritu hay que ir mucho más arriba, es preciso que todos

los elementos que constituyen el otro organismo, el organismo

psíquico, vibren también al unísono, sin egoísmo, sin tensiones,

sin prejuicios, como los órganos de la estructura física. Por lo

tanto, la paz es un estado superior de conciencia; sin embargo, por

depender de la salud de nuestro organismo y teniendo en cuenta

que las menores molestias que en él aparecen pueden

comprometer nuestra armonía psíquica, es preciso que estos dos

organismos físico y psíquico estén en armonía para que la paz se

instale completamente.

La paz tal como se la comprende generalmente no es la

verdadera paz. Si durante algunos minutos o algunas horas no

sentís agitación ni molestias internamente, no podéis hablar aún

de paz, porque no se trata de un estado duradero. La verdadera

paz, una vez instalada, no puede perderse. La paz no consiste

únicamente en sentirse bien, en calma, tranquilo durante unos

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instantes; es algo más profundo, mucho más precioso... La paz, ya

lo he dicho, es un resultado.

Cuando los instrumentos de una orquesta están

perfectamente acordados, cuando todos los músicos, por haber

trabajado con él mucho tiempo, conocen al jefe que les dirige, le

quieren y le obedecen, entonces se desprende de ello una

extraordinaria armonía. En el ser humano, también la paz es una

armonía, un perfecto acorde entre los elementos, las fuerzas, las

funciones, los pensamientos, los sentimientos y las actividades.

Esta paz profunda, inexpresable, es muy difícil de obtener

porque para ello se requiere voluntad, paciencia, amor y un gran

saber. Cuando el discípulo empieza a aprender y a comprender la

naturaleza y las propiedades de cada elemento, pensamiento,

sentimiento, deseo, para que nunca se introduzca en él nada que

pueda perturbar su armonía interna, y por fin consigue eliminar de

su organismo todo aquello que no vibra al unísono, sólo entonces

obtiene la paz.

Si fumáis, si coméis y bebéis cualquier cosa, introducís en

vuestro organismo ciertos elementos nocivos que os ponen

enfermos y entonces no podéis tener paz. Si os duelen los dientes,

si tenéis cólicos o palpitaciones, ¿cómo queréis tener paz? Habéis

introducido en vosotros partículas que/provocan obstrucciones o

fermentaciones, y ahora hay que eliminarlas. La misma ley se

aplica al nivel psíquico. Mientras sigáis ignorando la naturaleza

de vuestros sentimientos, pensamientos, deseos, pasiones,

instintos, y mientras los respiréis y os alimentéis de ellos sin saber

si os reportarán un bien o un mal, no os sentiréis nunca en paz.

La paz es, pues, la consecuencia de un saber profundo sobre

la naturaleza de los elementos que alimentan al hombre en los

distintos planos. Y junto a este saber, naturalmente, como acabo

de deciros, se precisa una gran atención, una poderosa voluntad

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para no permitir jamás que se introduzcan elementos

perturbadores. Si los Iniciados dan a la pureza una importancia

tal, se debe a que han verificado desde hace mucho tiempo que la

más pequeña impureza en su cuerpo físico, en sus sentimientos o

en sus pensamientos, era suficiente para que perdieran la paz.

La paz, os lo acabo de decir, es el resultado de una armonía

entre todos los elementos que constituyen el hombre: el espíritu,

el alma, el intelecto, el corazón, la voluntad y el cuerpo físico. Y

si es tan difícil de obtener, precisamente se debe a que estos

elementos raramente se encuentran en armonía. Determinada

persona tiene pensamientos lúcidos, sabios, pero he aquí que su

corazón, en el que se ha filtrado un sentimiento bajo, le empuja a

hacer locuras. O bien está animado de los mejores deseos, y es su

voluntad la que está paralizada. ¿Cómo queréis que se sienta en

paz en semejantes condiciones? La paz es la última cosa que

puede obtener el hombre. Pero cuando, después de todo tipo de

sufrimientos y de luchas, de fracasos y de victorias, consigue por

fin que triunfe su naturaleza divina sobre todas las rebeliones e

inquietudes de su naturaleza inferior, sólo entonces puede

encontrar la paz. Antes, posiblemente podía llegar a vivir unos

momentos maravillosos, pero ello no duraba mucho tiempo. Y

por eso se oye a mucha gente decir: «He perdido mi paz».

La paz, la verdadera paz, es imposible perderla. Pueden

producirse perturbaciones alguna que otra vez, pero sólo se trata

de movimientos superficiales: interiormente, profundamente, la

paz está ahí. Se parece al océano en el que la superficie siempre

está agitada por las olas, pero lejos de la superficie, en las

profundidades, reina la paz. Cuando habéis conseguido introducir

en vosotros la verdadera paz, los desórdenes que pueden

producirse en el exterior no llegan a perturbaras, os sentís

protegidos como en una fortaleza. Está dicho en el Salmo 91:

«Porque Tú eres mi refugio, oh Eterno, Tú haces del Altísimo tu

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morada.» Esta elevada morada, es el Yo superior. Cuando llegáis

a alcanzar este punto, la cima de vuestro ser, entonces conocéis la

paz. Esta paz es una sensación divina, inexpresable. Pero antes de

llegar a este estado, ¡cuántas victorias tenéis que conseguir sobre

vuestras tendencias inferiores!

Por consiguiente, la paz proviene de una armonía, de una

consonancia absoluta entre todos los factores y elementos que

constituyen el ser humano. Pero aún añadiría lo siguiente: esa

armonía no puede existir si no se han purificado todos esos

elementos. Si no se avienen, se debe a que se han introducido en

ellos impurezas. Cuando un hombre ha absorbido un alimento que

no le conviene, no se siente bien, se vuelve irritable: pero si toma

una purga, ¡todo mejora!

Las impurezas destruyen la paz. Por lo tanto, para conseguir

la paz, lo primero que hay que hacer es trabajar para purificarse,

para eliminar todos los materiales que impiden el buen

funcionamiento del intelecto, del corazón y de la voluntad. Un

verdadero Iniciado ha comprendido una cosa: que lo esencial es

llegar a ser puro, puro como un lago en la montaña, puro como el

cielo azul, puro como un cristal, puro como la luz del sol...

Mediante esta pureza podrá obtener todo lo demás.

Evidentemente no es tan fácil alcanzar la pureza, pero por lo

menos hay que comprenderla, luego amarla y desearla con todas

las fibras del propio ser, y, finalmente, tratar de realizarla.

Cuando se producen desórdenes en vuestro cuerpo físico, en

vuestro corazón o en vuestro pensamiento, sabed que habéis

absorbido elementos impuros, e «impuros» puede significar

sencillamente: extraños. Las impurezas son materiales indeseables

porque son extraños al organismo humano. Esos materiales quizás

no sean impuros en sí mismos pero se les considera impuros

porque su presencia en el organismo provoca perturbaciones. Por

Page 9: el egregor de la paloma

consiguiente son nocivos, y hay que desprenderse de ellos. Si os

sentís enfermos o atormentados, se debe a que habéis permitido

que una impureza se introduzca en vosotros bajo la forma de un

pensamiento, de un sentimiento o de cualquier otra cosa.

Cada impureza, tanto en el plano mental como en el astral o

en el físico, aporta molestias; y cuando digo «molestias» me

refiero a un mal menor, porque las impurezas también pueden

producir el envenenamiento, la intoxicación, e incluso la muerte.

Por lo tanto, hay que purificarse en todos los planos, en el plano

físico mediante baños, purgas, enemas, ayuno, etc., y en el plano

psíquico mediante la oración, la meditación y otros ejercicios

espirituales. Sólo de esta manera conseguiréis la verdadera paz.

Sólo cuando el hombre esté lo suficientemente atento como

para conservar su reino intacto, obtendrá una paz estable y

duradera. Y, ¿qué será esta paz? Una felicidad indescriptible, una

sinfonía, un estado de conciencia sublime en el que todas las

células se bañan en un océano de luz, nadan en las aguas vivas y

se alimentan de ambrosía... Entonces vive en una armonía tal que

todo el Cielo se refleja en él, empieza a ver todos los esplendores

que antes no había visto porque estaba demasiado turbado,

demasiado agitado y porque su mirada interna, e incluso externa,

no podía fijarse sobre las cosas para verlas. Sólo la paz permite

ver y comprender la existencia de realidades sutiles; por eso los

Iniciados, que han logrado saborear la verdadera paz, descubren

las maravillas del universo.

La mayor parte de los seres humanos sólo buscan lo

pasajero, lo ilusorio, y ello les produce decepciones y tristezas.

Pero les es difícil comprenderlo. Para comprenderlo, hay que

sufrir, decepcionarse... Verdaderamente hay que tocar fondo, estar

desesperado para entender que lo que se deseaba no aporta ni la

paz, ni la plenitud, ni la gloria, ni el poder, ni nada. Pero es

Page 10: el egregor de la paloma

imposible explicarlo a aquellos que todavía son demasiado

jóvenes. Hay que ser mayor, muy mayor interna o externamente,

para interesarse únicamente en las riquezas eternas. El que es

joven todavía sigue jugando con las muñecas, los soldados de

plomo y los castillos de arena; su edad no le permite preocuparse

por cosas más serias, pero cuando madura lo abandona todo para

conseguir grandiosas realizaciones y entonces conoce la paz.

La paz únicamente se instala cuando todas las células

empiezan a vibrar al unísono con una idea sublime y

desinteresada. Por eso llevan razón los sabios cuando dicen que

no podéis conocer la paz si no introducís en vuestras células, en

todo vuestro ser, pensamientos de amor, es decir, la misericordia,

la generosidad, el perdón, la abnegación. Vosotros no podéis,

porque sólo esos pensamientos aportan la paz. Cuando tenéis, por

ejemplo, algo que reprochar a vuestro vecino sin podérselo

perdonar y os rompéis la cabeza para encontrar el sistema de

vengaros... o cuando alguien os ha robado y pensáis

continuamente que debe devolvéroslo, entonces no es posible

tener paz, esos pensamientos son demasiado personales,

demasiado egoístas. Y aunque estéis tranquilos durante algunos

momentos, durante algunas horas, todavía no habéis alcanzado la

paz, sólo se trata de un poco de reposo, una calma momentánea

(esa paz, pueden alcanzarla incluso los malos), y luego, de nuevo

os sentís envueltos por vuestras angustias y vuestros tormentos.

La verdadera paz es un estado espiritual que no se puede

perder una vez alcanzado. Cuando tenéis el deseo de cumplir la

voluntad de Dios, es decir, de llegar a ser un bienhechor de la

humanidad, de amar a todos los hombres, de servirles, de

perdonarles, esta idea hace vibrar al unísono todas las partículas

de vuestro ser, y entonces, podéis saborear la paz. Esta paz, una

vez obtenida, os seguirá por todas partes: la sentisteis ayer, y hoy

está también ahí... y mañana, desde que os despertáis, os espera

Page 11: el egregor de la paloma

de nuevo. Os extrañáis al comprobar que no necesitáis hacer

esfuerzo alguno para reencontrarla. Antes, para calmaros debíais

concentraros durante mucho tiempo, rezar, cantar o incluso tomar

algunos calmantes; ahora ya no es necesario, la paz está ahí, en

vosotros.

Por consiguiente trabajad durante mucho tiempo esta idea de

amar, de hacer el bien, de perdonarlo todo... hasta que llegue a ser

tan poderosa que impregne todas vuestras células, las cuales

empezarán a vibrar al unísono con ella. A partir de entonces la

paz ya no os abandonará, y aunque posteriormente os turben

determinados acontecimientos, mirando en vosotros mismos

descubriréis que la paz aún está ahí, a pesar de todo. Porque no es

como antes, una tranquilidad, una calma prefabricada, impuesta,

que no dura más que el tiempo que empleáis en esforzaros por

mantenerla... Es un estado que, por decirlo de alguna manera,

forma parte de vosotros.

¿Habéis visto las fieras? Mientras el domador está con ellas

dan la impresión de entenderse, pero cuando se va, se echan unas

encima de las otras para despedazarse. Observad los niños en una

clase: mientras el profesor está en ella, están tranquilamente en su

sitio, pero cuando sale, se mueven, gritan, alborotan. Lo mismo

les sucede a las células del organismo: mientras hagáis esfuerzos

por dominarlas, aceptarán mantenerse relativamente tranquilas,

pero desde el momento en que os ausentéis, es decir, que tengáis

la cabeza en otra parte, las molestias empezarán de nuevo. Por lo

tanto hay que ocuparse de ellas, lavarlas, alimentarlas, educarlas

como si fuesen vuestros hijos, vuestros alumnos. Sí, y cuando

hayáis conseguido instruirlas, cuando sepan hacer su trabajo

perfectamente sin discutir ni rebelarse, entonces habrá llegado la

paz.

Page 12: el egregor de la paloma

En cualquier caso, no os imaginéis que cambiando de

apartamento, de amigos, de oficio, de libros, de país, de

religión… o de mujer, tendréis paz. La paz no depende de esos

cambios. Algo de tranquilidad, un respiro, sí, pero poco tiempo

después, allá donde estéis, os asaltarán otros tormentos, porque no

habéis comprendido que la paz depende solamente de un cambio

en la forma de pensar, de sentir y de obrar. Hacedlo y veréis que

aunque sigáis en el mismo sitio, con las mismas dificultades,

tendréis paz. Porque la paz no depende exclusivamente de las

condiciones externas, la paz viene de dentro y resplandece, os

invade a pesar de las turbulencias y temblores del mundo entero.

Es como un río que viene de lo alto. Y cuando poseéis esta paz,

sois capaces de derramada, de esparcirla como algo real, vivo;

hacéis un trabajo sobre el mundo entero aportando esa paz a los

demás.

¡Cuánta gente dice actualmente que trabaja por la paz en el

mundo! Pero en realidad no hacen nada para que esta paz se

instale verdaderamente. Sólo son palabras... Crean asociaciones

en favor de la paz, pero lo hacen sólo para exhibirse, para

invitarse entre sí, para distraerse; su vida no es una vida para la

paz. Nunca se les ocurrió pensar que, ante todo, las células de su

cuerpo, todas las partículas de su ser físico y psíquico deberían

vivir según las leyes de la paz y de la armonía, a fin de emanar

esta paz para la cual, según parece, pretenden trabajar. Mientras

sigan escribiendo sobre la paz y se reúnan para hablar de la paz,

continúan alimentando la guerra en ellos, porque, en realidad,

están prestos a luchar por una u otra cosa. Entonces, ¿qué paz

pueden aportar? El hombre debe instaurar la paz primeramente en

sí mismo, en sus actos, en sus sentimientos, en sus pensamientos.

Sólo entonces trabaja verdaderamente para la paz.

Page 13: el egregor de la paloma

II

LAS VENTAJAS DE LA UNIÓN DE LOS PUEBLOS

¡Cuántos grandes países, que ahora forman una unidad, no

hace mucho tiempo estaban compuestos de Estados separados que

guerreaban entre sí! Un día comprendieron que era preferible la

unidad y, desde que la alcanzaron, se convirtieron en verdaderas

potencias. Pero se trata de una etapa que aún resulta insuficiente,

porque cada uno de estos países quiere manifestarse como una

potencia real, siente que el vecino le hace la competencia: está

inquieto, y el otro también, y he aquí que preparan sus

armamentos. Entonces, ¿cómo queréis que termine? Se destruirán

mutuamente.

Por lo tanto, todos los países deben comprender que ha

llegado el momento de conseguir una unidad mucho más vasta,

mucho más amplia: todos los Estados de la tierra deben unirse y

esta unión, como en el organismo humano, producirá la salud, el

bienestar, la fuerza. La humanidad todavía no goza de buena

salud: está enferma, cancerosa, 'porque la filosofía de la

separatividad reina por doquier. Cada cual intenta trabajar para su

propio país, para su familia, para sí mismo. Pues bien, esta

tendencia creará guerras y complicaciones eternamente, porque en

esa división siempre se lesionarán los intereses de unos u otros.

Ahora hay que simplificar las cosas, hay que convencer a los

países del mundo entero que acepten unirse, con lo cual todos los

humanos vivirán mucho mejor: a nadie le faltará nada, todos

nadarán en la abundancia, tendrán libertad de viajar, de

encontrarse, de amarse, de divertirse, de crear.

En el pasado, cuando el hombre no era capaz de ampliar su

campo de conciencia más allá de los intereses de la casta, de la

tribu o de la nación, las ideas de separatividad tenían su razón de

ser. Incluso los grandes Iniciados, como Moisés, por ejemplo,

Page 14: el egregor de la paloma

mantuvieron la idea de que era necesario luchar contra los

pueblos extranjeros, y el propio Moisés participaba en esas

guerras. En aquella época era imposible hacer comprender el

amor fraternal y la necesidad de una familia universal. Pero ahora

es diferente, y con la rapidez de los medios de comunicación y de

información, la tierra se ha convertido de golpe en algo tan

pequeño, que ha llegado el momento de que los humanos

comprendan que deben suprimir las fronteras y unirse para que el

mundo entero sea una única familia. Se combate, pero, ¿para

defender qué? ¡Observad cómo se afanan en defender un estado

de cosas que está destinado a desaparecer! Pronto sentirán

vergüenza al descubrir cuán limitado era su punto de vista.

Sin embargo, actualmente se comprueba que se está

haciendo un trabajo inmenso en las conciencias, y veréis cómo se

intensificará, si no es gracias a los adultos, será gracias a los

jóvenes. Porque ya se está viendo cómo los jóvenes obligan a los

adultos a ampliar sus concepciones, así como a renunciar al

racismo, al nacionalismo, a la intolerancia: no pueden soportar

más esas ideas demasiado estrechas, que son el origen de todas las

guerras. Sí, está llegando una juventud que trastornará el mundo

entero: tanto en Rusia como en América habrá una formidable

revolución.

Los dirigentes políticos se imaginan con demasiada

frecuencia que el destino de un país está en sus manos. Puede ser,

durante algún tiempo pueden mantener esta ilusión, pero no

durará mucho. Todos los que han creído que todo dependía de

ellos mismos, han acabado mal. Los tiranos siempre acaban mal:

hacen rodar algunas cabezas, y después, un día, es la suya la que

acaba por rodar, de alguna u otra manera. Porque en realidad, no

son los humanos - a pesar de lo poderosos que sean - los que

dirigen los destinos de la humanidad, sino las altas Entidades

Page 15: el egregor de la paloma

invisibles que observan y que controlan la marcha de los

acontecimientos.

¡Observad ese conjunto de imperios formidables que

hicieron temblar al mundo y que han desaparecido enterrados bajo

el polvo o bajo las arenas del desierto! Sí, hay otras Inteligencias,

otras Fuerzas que trabajan hacia una meta desconocida por

nosotros. Por lo tanto, es necesario que los humanos traten de

comprender y que sean más humildes, de lo contrario más pronto

o más tarde se romperán la crisma. Aun las sociedades secretas

que creían ser capaces de conquistar el mundo, no lo consiguieron

jamás, y muchas de ellas han desaparecido. Mientras que los que

siguieron los proyectos de Dios, los grandes Iniciados, a pesar de

que a menudo fueron pisoteados y masacrados, no perdieron

nunca su ideal. Porque los proyectos de Dios son siempre la salud

de la humanidad, su liberación, su felicidad, ¡y ellos lo realizarán!

Mis queridos hermanos y hermanas, La Fraternidad Blanca

Universal está ahí para recordar a los humanos que son hijos del

mismo Padre, Dios, que les da la vida, y de la misma Madre, la

naturaleza. Entonces, ¿por qué matarse? ¿Por qué trabajar los

unos contra los otros? Es monstruoso, insensato. Ved que nada

puede objetarse a ello. Aceptando esta verdad no se puede seguir

separado, detestándose, no es lógico. Hay que vivir de acuerdo

con esta verdad, o bien hay que rechazarla directamente, lo cual

es más honesto. Cuando no se tienen ni el mismo padre ni la

misma madre, en rigor está permitido combatirse, pero hacer lo

que hacen muchos cristianos, los cuales, a pesar de afirmar esta

creencia, se asesinan entre sí y asesinan a los demás, no es

correcto, hay en ello una formidable contradicción.

Dios está más allá de las consideraciones de raza,

nacionalidad o pueblo. Da a todos la vida. No ha creado a los

humanos para que sean ante todo arios o semitas, eslavos o

Page 16: el egregor de la paloma

árabes, chinos o americanos. Les ha creado, eso es todo. Son ellos

quienes, debido a sus condiciones de evolución, no han podido

hacer otra cosa que dividirse en clan es, familias, sociedades,

países. Pero todo ese conjunto de distinciones que provocan tantas

hostilidades un día desaparecerán, y todos los humanos se

sentirán ciudadanos del mundo. He ahí lo que se saludable y

deseable. ¿Qué hombre político pretenderá lo contrario? Que

venga a verme y le mostraré matemática, científica e

históricamente que ciertas formas de ver las cosas son caducas.

Hace escasamente algunas decenas de años, el francés que

se hubiese atrevido a pregonar una reconciliación con los

alemanes hubiese sido fusilado. A pesar de esa idea adquirida,

actualmente no se fusila ni a los franceses ni a los alemanes: se

tienden la mano entre sí, se visitan, se aman, ¡e incluso traen al

mundo un buen número de pequeños franco - alemanes!

Entonces, ¿por qué no habría de producirse una

reconciliación entre todos los pueblos? Los alemanes y los

franceses se han convertido en amigos, bueno, está bien, pero ello

no ha cambiado gran cosa: otros enemigos les acechan esperando

el momento propicio para tragárselos. Por lo tanto, hay que crear

una unidad mucho más grande para poder escapar

verdaderamente a todos los peligros. De lo contrario, a los pobres

seres humanos no les salvarán ni sus armas ni su diplomacia. Pero

pronto, ante las amenazas que pesarán sobre la humanidad, todos

se verán obligados a tenderse la mano.

Evidentemente, Marte, el instinto de agresividad, existirá

siempre, y por ello el hombre siempre experimentará la necesidad

de batirse y de conseguir victorias. Los fines y los medios

cambiarán, pero la necesidad, la tendencia no desaparecerá. El

hombre tiene el derecho de declarar la guerra al mundo entero

porque es una necesidad que la naturaleza ha colocado en él. Sí,

Page 17: el egregor de la paloma

tiene el derecho de hacerlo, pero únicamente con las armas del

amor y de la luz. En el futuro, la guerra, tal como existe

actualmente bajo formas tan homicidas, desaparecerá: los

humanos habrán comprendido cuán costosas son las guerras en

todos los órdenes, y cesarán de asesinarse. Pero puesto que el

espíritu belicoso persistirá - la propia Inteligencia cósmica no

quiere que se extinga - los humanos seguirán combatiéndose, pero

bajo otras formas, y el vencedor, en lugar de destruir a los demás,

les dará la vida, la riqueza, la luz, el amor. ¡Y será tan hermoso!

Por lo tanto siempre habrán batallas, pero serán de una naturaleza

diferente, como las batallas que se libran en el espacio las

estrellas y los soles enviándose continuamente flechas de luz.

III

ARISTOCRACIA Y DEMOCRACIA

LA CABEZA DEL ESTOMAGO

Hasta el presente, ningún régimen político se ha revelado

verdaderamente eficaz para aportar a los pueblos la felicidad y la

paz. Ni la monarquía, ni la oligarquía, ni la república, etc., han

aportado soluciones verdaderamente definitivas.

¿Por qué? Sencillamente porque un sistema de gobierno no

lo es todo. Mientras que los individuos a los que se pretende

imponerlo no tengan conciencia de sus deberes, mientras que no

comprendan que deben esforzarse por armonizarse entre sí, con

cualquier régimen se producirán los mismos desórdenes, los

mismos problemas; en definitiva, pues, las mismas desgracias.

En nuestros días, la democracia se ha instaurado

prácticamente en todo el mundo. Simbólicamente, la democracia

representa el gobierno del estómago. Sí, el pueblo, el «demos,» es

el estómago. ¿Acaso el pueblo sabe exactamente lo que es bueno

y lo que es malo? No, se siente empujado por toda clase de deseos

Page 18: el egregor de la paloma

y codicias que reclaman satisfacción. La prueba está en que tras

habérsele dado todas las oportunidades de reclamar, ¿acaso

pide el Reino de Dios y su Justicia?, ¿acaso pide la luz y el amor?

No, el estómago y el vientre no piden otra cosa que comer más, y

luego lo ensucian y destrozan todo. El pueblo aún no posee el

ideal superior. Sí, porque necesita una cabeza y ésta le falta.

Naturalmente, se necesita una cabeza clara, iluminada,

desinteresada, porque si el que se encuentra solo en la cima tiene

los mismos instintos que la muchedumbre que reclama abajo, no

sirve de nada.

«Pedid el Reino de Dios y su Justicia», ha dicho Jesús. Y

como el Reino de Dios es una monarquía, todos los países del

mundo deben organizarse según la imagen del universo en el que

Dios es el rey. Yo no digo que en la hora actual las monarquías

sean más adecuadas que las repúblicas, no; hablo en principio.

Cuando el estómago es ciego, no se le debe dar el gobierno; y

cuando la cabeza es innoble, tampoco se le debe dar. Sin

embargo, entendedme bien, estoy hablando en principio. Que el

pueblo gobierne, de acuerdo, ¡pero con la condición de que esté

iluminado! Si no está iluminado, no debe gobernar. Y si la cabeza

está confusa, es ignorante, cruel, ¡que tampoco gobierne! Por otra

parte, a menudo es la cabeza la que produce más destrozos y no el

estómago. Hablo, pues, desde el punto de vista simbólico, y en el

plano simbólico todo está claro, es matemático.

Ser un verdadero aristócrata no consiste solamente en poseer

un nombre, antepasados, títulos de nobleza, tierras, sino en

demostrar uno mismo sentido moral, generosidad, fuerza de

carácter. Si el gobierno democrático ha acabado por prevalecer

casi en todo el mundo, se debe a que la aristocracia se ha

comprometido. Desgraciadamente, la supresión de los reyes, de

los emperadores y de los zares no ha hecho automáticamente más

felices a los pueblos. Porque muchos de los que han tomado el

Page 19: el egregor de la paloma

poder, incluso en los países comunistas, repiten los crímenes de

los antiguos señores, y de ahí que se produzca una nueva

revolución. De nuevo serán destruidos, porque no están a la altura

requerida: han olvidado que abolieron la monarquía y los nobles

para que reinara un ideal de fraternidad y de justicia. Con el

tiempo todo se olvida, todo se materializa, todo se envilece...

Como la Iglesia, que ha olvidado los principios del amor que

Jesús le había dado y se ha materializado más y más a través de

los siglos.

Ahora hay que volver a esa aristocracia del corazón, del

alma, que es la de los Iniciados, de los grandes Maestros, de todos

los seres iluminados que han dado pruebas. Hablar de justicia y de

felicidad para el pueblo, no es suficiente.

Todo el mundo es capaz de hablar, pero, ¿cuántos son

capaces de vivir lo que predican? Mientras los países tengan

dirigentes que no estén iluminados por la luz iniciática, nada

positivo resultará de sus decisiones. Algunos cambios en los

campos económico, material, financiero o político nunca serán

suficientes para resolver los problemas; siempre nos encontramos

con la misma historia, con el mismo lodo. Ved que todavía no se

ha comprendido lo que hay que cambiar.

El pueblo de Roma reclamaba el pan y los juegos circenses,

y se cita este detalle tan célebre de la historia romana como si

ningún otro pueblo hubiese hecho este tipo de reclamaciones. En

realidad, los humanos siempre hacen el mismo tipo de

reclamaciones, pero bajo otra forma. Las han modernizado, eso es

todo, pero son las mismas: comer y divertirse, por eso hacen las

huelgas y las revoluciones. En la hora actual, los juegos circenses

son el cine, la televisión, las discotecas, los partidos de fútbol, de

lucha... ¡Verdaderamente los espectáculos no faltan! Siempre se

trata de la misma naturaleza que necesita divertirse y para la cual

Page 20: el egregor de la paloma

se han encontrado alimentos cada vez más numerosos. ¿Cuántas

personas piden el Reino de Dios y su Justicia? ¿Cuántos piden la

luz, la pureza, la verdad, la bondad? Todo da vueltas alrededor del

dinero, de la comida y de los placeres.

La libertad posiblemente sea la única reclamación humana

de naturaleza espiritual, sin embargo, tal como la comprenden,

acaba por ser una forma de perder el tiempo, de divertirse, de

hacer idioteces y de molestar a los demás y a sí mismo. ¿Quién

piensa en ser libre para consagrar su tiempo en trabajos sublimes?

La mayoría de luchas sociales y políticas giran alrededor del

vientre, del sexo, de la pereza y del placer. Por consiguiente, si se

da a la gente lo que reclama, no se hace otra cosa que hundirla

más y más en el egoísmo y en las pasiones.

¡Cuántos libros, películas, revistas, espectáculos, arrastran

actualmente a los humanos hacia el desorden, la anarquía, el caos!

¡Y tienen éxito! Es extraordinario ver cómo la naturaleza humana

tiene necesidad de un alimento infernal. Por eso los escritores y

los artistas no son tan culpables de dar este alimento a la gente.

Porque al buscarlo con tanta avidez, aquéllos tratan de

procurárselo. Así pues, no es culpa suya, y si estuvieran instruidos

por Iniciados, sabrían que no hay que descender jamás para

satisfacer las apetencias de la muchedumbre y los antojos de la

naturaleza inferior. Se quedarían en la cima y obligarían a las

masas a subir hasta alcanzarles, hasta alcanzar esta inteligencia,

esta belleza que pueden dar. Representan el cerebro y deberían

desempeñar el papel de una verdadera aristocracia. Pero quieren

contentar a la masa, al «demos», al estómago, con lo que la

aristocracia del cerebro se derrumba. He ahí por qué actualmente

el lado inferior domina, se impone, dirige, reclama...

De ahora en adelante hay que formar de nuevo una

aristocracia intelectual, moral, espiritual, para que la masa pueda

Page 21: el egregor de la paloma

evolucionar; y las tendencias que han tomado el poder, el

«demos», el estómago, el vientre, el sexo, deben dejar el gobierno

a la cabeza, porque no compete a la cabeza el satisfacer los deseos

del vientre y del sexo.

Si preguntáis a la naturaleza cómo dispone las cosas, os dirá:

«y vosotros, ¿cómo equipáis un barco? Para que un barco

funcione se necesitan máquinas, y esas máquinas con sus

carburantes, ¿acaso son inteligentes? No, propulsan el barco, eso

es todo; son fuerzas ciegas que pueden precipitarlo contra las

rocas, contra un iceberg o contra otros barcos, provocando un

naufragio. - ¡Ah! pero hay un capitán que vigila, que es

inteligente, que dirige. - Pues bien, también yo, cuando construí al

hombre, le di máquinas que le propulsan, que vomitan fuego, y

también le di un capitán. Pero si el capitán se duerme, si se

emborracha y lo abandona todo, el barco va a la deriva».

Las máquinas están abajo, en la bodega, en las

profundidades del barco, y arriba, en el puente, es decir en la

cabeza, la naturaleza ha colocado al capitán: con los ojos, los

oídos, la boca para que observe, escuche y dé órdenes. ¿Por qué la

cabeza no está entre las piernas, por ejemplo, o bajo los pies?.. En

realidad, está donde está por muchas razones. Sí, los que no

quieren razonar lo sacrifican todo a las máquinas, y escarnecen a

la cabeza.

Por consiguiente, ahí está lo que hay que comprender: los

maquinistas que están abajo no pueden ver para dirigir las

operaciones, y no pueden porque esa función corresponde al

capitán. Pero son capaces de conseguir que funcione el barco,

todo depende de ellos. Como el pueblo, fijaos: sin él, sin su

trabajo, todo el país moriría de hambre, incluida la aristocracia.

Por lo tanto, no hay que subestimarlo, representa los medios, las

condiciones, las fuerzas que son absolutamente necesarias al

Page 22: el egregor de la paloma

conjunto del cuerpo. El pueblo está para sembrar y cosechar, y sin

él habría carestía de víveres. Pero darle las funciones que

corresponden al capitán, a la aristocracia, no: su punto de vista es

demasiado limitado, es incapaz de elegir inteligentemente y

orientar los acontecimientos en la dirección adecuada.

Perdonadme, pero es así. No corresponde a las células del

estómago el instruir a las demás y dirigirlas. Cuando el estómago

y el sexo reclaman, el cerebro no debe obedecerles

sistemáticamente, satisfaciéndoles sin reflexionar. Es la sabiduría

la que debe orientar e iluminar a los humanos, y entonces las

fuerzas del pueblo estarán ahí para realizar los esplendores de la

sabiduría.

Al crear al hombre, la Inteligencia cósmica le ha mostrado,

mediante la estructura de su cuerpo, cómo debe organizarse la

vida social, y, por otra parte, los humanos han conseguido, por

tanto, realizar algo que se parece al modelo. ¡Pero están aún tan

lejos de la perfección! Naturalmente, están los que gobiernan y

los que son gobernados, pero no siempre están en el lugar que les

corresponde.

Lo que falta, es el verdadero respeto del orden de las cosas

en el propio hombre y en la sociedad. Yo no combato al pueblo

que hay en mí, sino que le alimento, le cuido, le limpio. ¡Ah!, sí,

en mi casa el pueblo está muy bien cuidado, pero hay una

aristocracia a la que debe obedecer. Yo no le permito cantar como

se cantaba en la revolución: «Ah, eso funcionará, eso funcionará,

a los aristócratas se les colgará.» Mi pueblo no canta semejantes

canciones contra la aristocracia; por el contrario la respeta, la

obedece.

Diréis: « ¡Pero es peligroso lo que está contando! ¡Si ahora

predica la aristocracia y condena la democracia, es peligroso!»

Todo es siempre peligroso. Cuando coméis o bebéis, os podéis

Page 23: el egregor de la paloma

asfixiar o envenenar y morir. Cuando salís a la calle, os puede

caer una teja en la cabeza u os puede atropellar un coche...

Vivimos en medio de peligros, pero hay que decir la verdad. Y la

verdad es que debemos restablecer de nuevo una aristocracia

iluminada y no orientamos según los criterios y los gustos del

pueblo ignorante. Ahora comprendedme bien: no hablo de clases

sociales sino de principios; sé perfectamente que en el pueblo hay

verdaderos aristócratas, seres que tienen ideales y aspiraciones

verdaderamente elevados. Yo les he encontrado, no tenían ni

título, ni castillo, ni nada, pero por su forma de vivir

perfectamente razonable, generosa y desinteresada, eran unos

perfectos aristócratas.

Empezáis a comprenderme, ¿verdad? En realidad, no estoy a

favor de la aristocracia ni de la democracia, sino a favor del

orden, de la unidad, de la armonía que existe en el universo y que

también se refleja en el cuerpo. Pues sí, si la Inteligencia cósmica

no ha situado el vientre sobre las espaldas, ni la cabeza en los

pies, es porque hay alguna razón. La cabeza está arriba, el vientre

está abajo, y si ahora la gente quiere que el vientre esté en lo alto

y la cabeza donde sea, ello sólo puede conducir al desorden. Hay

que comprender que existe un orden universal que no es

exactamente aquel que los humanos querrían instaurar.

Durante años aún se mantendrá el estado actual: habrá

repúblicas, democracias, guerras, devastaciones, revoluciones... y

cuando los humanos, fatigados, extenuados, casi muertos,

comiencen a desear un nuevo orden, quizás entonces los grandes

Maestros vendrán a tomar las riendas para conducir el destino de

la humanidad, y ante tal justicia, ante tal esplendor, todos se

someterán, todos obedecerán. El pueblo ama la justicia, ama el

orden, y si se muestra incapaz de conseguir que reinen, se debe a

que en lugar de escoger seres superiores, escoge siempre a

algunos de sus miembros. Si escogéis un jefe entre las hormigas,

Page 24: el egregor de la paloma

tendréis siempre una hormiga: quizás sabrá discutir, pelearse,

picar, y llenar su granero, pero eso es todo, no podéis esperar de

él que haga el bien a la humanidad.

Sólo los seres de inspiración superior pueden conseguir que

reine el orden, la paz y la armonía en el mundo. Cuando un día

esta aristocracia elitista comience a hacerse oír, todo se

transformará. Y será el propio pueblo el que reclamará el

gobierno de la aristocracia, de los mejores; verá que solo, sin la

luz iniciática, corre hacia su perdición.

Pero no olvidéis nunca que esta jerarquía debe existir ante

todo en el interior de vosotros mismos. Por eso tenéis que pedir al

Cielo que os envíe una aristocracia de seres luminosos para

instruiros y guiaros. Ello no impedirá a la democracia que ejecute

sus trabajos, sino todo lo contrario, e incluso se harán de noche,

porque esos trabajos son indispensables; si el pueblo no hace su

trabajo: la digestión, la circulación, la eliminación, todo el

organismo está perdido... y la aristocracia también.

II

Lo que ocurre en nosotros es la imagen exacta de lo que

pasa en la sociedad: en ella encontramos las mismas revoluciones,

los mismos desórdenes, los mismos cambios de situación.

¡Cuántos reyes que no estuvieron a la altura de las circunstancias

fueron derrocados por sus súbditos! No conocían las terribles

leyes del karma y se permitían toda clase de injusticias y

crueldades. Pero he aquí que otros, subterráneamente, en el

silencio, preparaban su derrocamiento, y un día fueron

derrocados. ¡La historia nos ha dado tantos ejemplos! ¡Cuántos

reyes han sido destronados y encerrados en los calabozos con un

poco de agua y algunos mendrugos de pan! Y estaban allí,

maltrechos, esperando su liberación, mientras que los que se

habían adueñado del poder gobernaban en su lugar. Todo el

Page 25: el egregor de la paloma

mundo lo sabe, pero, ¿cuántos han comprendido que esto es

precisamente lo que pasa en nuestra vida interior? El rey que hay

en nosotros se deja arrastrar por la pereza o por el libertinaje, y he

aquí que las fuerzas hostiles se apoderan de él, le meten en el

calabozo y gobiernan en su lugar...

Por lo tanto, es preciso que el hombre recupere su lugar, y

esté a la cabeza de su reino, de lo contrario acabará por ser

completamente reemplazado por los granujas y los bandidos que

también están en él. Desde el momento en que no respeta ciertas

leyes, que no es justo ni honesto, se producen revoluciones dentro

de él y le desplazan, reemplazándole los monstruos, que dirigen

en su lugar. Y los demás, que están ciegos, no ven que ya no es la

misma persona que estaba dirigiendo antes. Por otra parte, nos

damos cuenta de este hecho en algunos casos de locura. Cuando

alguien empieza a decir: «Yo soy Gengis Khan » o «Yo soy

Jesús» o «Yo soy Napoleón», es que ha sido reemplazado.

Naturalmente, ni Gengis Khan, ni Napoleón, y aún menos Jesús,

están allí, pero el pobre, ¡ya no sabe dónde está! El

desdoblamiento de la personalidad es actualmente un fenómeno

conocido y clasificado, nadie duda de él. Pero lo que no se sabe es

que el desdoblamiento, o más bien esta multiplicación de la

personalidad, es un fenómeno que se da en cada uno. Porque el

hombre está poblado por millares de espíritus y entidades, y

según el caso, son unos u otros los que se manifiestan.

Sé que lo que digo puede resultar muy raro para algunos. Y,

sin embargo, es la verdad. El hombre está habitado por un pueblo

de células que dependen directamente de él, estando, por lo tanto,

influido por él. El pueblo le imita por esta razón. Si el hombre se

permite transgresiones, su pueblo toma nota de ello y hace

exactamente lo mismo que su maestro, pero es sobre éste sobre

quien caen más tarde los golpes, al sentir que algo no funciona

correctamente. Se lamenta: «Pero, ¿qué está ocurriendo en mí?

Page 26: el egregor de la paloma

¡Es la revolución! » En realidad es él quien ha educado así a sus

células, y ya no tiene poder sobre ellas. Mientras que el hombre

ignore que sus células son diminutas almas inteligentes, y que

todo un pueblo está ahí, en él, al que debe conocer y del que se

tiene que ocupar, nunca le obedecerán. Aunque lo pida, lo exija...

no hay nada que hacer.

Ved que no habíais contemplado el problema de esta

manera. Vivís como todo el mundo: inconscientemente. Pues no;

tenéis que ser conscientes de ahora en adelante, porque tenéis un

deber respecto a ese pueblo que está en vosotros. Se os ha dado

para que podáis hacer muchas cosas con él y no hacéis otra cosa

que darle mal ejemplo. Cuando se trata de presentarse ante los

demás, en sociedad, sois impecables: los gestos, las palabras, la

mímica, los vestidos, todo perfecto. Pero cuando estáis solos,

como nadie mira, es diferente, y os dejáis llevar, sin pensar en

todo este pueblo que os observa. Y entonces el pueblo piensa: «

¡Muy bien, puesto que éste es el ejemplo que nos da, le vamos a

imitar, y ya verá! », y, consecuentemente, os derriba. Mientras

que si sabéis cómo comportaros con él, este pueblo es capaz de

hacer maravillas con vosotros.

Sí, si conocierais solamente la inmensidad de este pueblo,

¡os sentiríais tan orgullosos! Son millares, millares de criaturas,

una población superior a toda la tierra. Y aún os diré que existen

Iniciados que han logrado educar de tal manera a las entidades

que están en ellos, reforzándolas y haciéndolas evolucionar, que

son capaces de ejecutar trabajos fuera del cuerpo, consolando,

curando a los amigos, o a los discípulos. Sí, estas entidades

adquieren la apariencia del Iniciado para presentarse ante estas

personas, y por ello, piensan que es el propio Iniciado quien ha

ido a ayudarles. No es así, e incluso puede suceder que el Iniciado

sea el último en saber que ha hecho algo para talo cual persona.

Page 27: el egregor de la paloma

Sí, por su trabajo inteligente, consciente, un ser puede

reforzar de tal manera a algunas de las entidades que están en él, y

darles tantas posibilidades, que aunque él sea incapaz de visitar el

mundo entero, gracias a estas entidades, puede ir por todas partes

para iluminar a las criaturas y preparar la llegada del Reino de

Dios. Creedme, es la pura verdad, pero una verdad que la ciencia

oficial está lejos de sospechar. En cuanto a aceptarla, ¡no quiere ni

hablar de ello! Tampoco los rusos, que trabajan y se interesan por

los fenómenos parapsicológicos, tales como la clarividencia, el

aura, el cuerpo etérico, han llegado aún a estos conocimientos. En

realidad, las posibilidades del hombre son increíbles, ilimitadas,

indescriptibles, pero dependen de su grado de evolución. Si

decide instruirse, dominarse, vencer ciertas debilidades, las

posibilidades están ahí, en el camino, esperándole. Y lo que os

estoy diciendo, todos los Iniciados, todos los Maestros, desde la

creación del mundo, lo han dicho antes que yo. Yo no invento

nada. Estoy aquí para transmitir el secreto de su saber, de su

poder, y llevaros poco a poco hacia este esplendor.

Entonces, ¿dónde está el mal cuando os digo que debéis

volver a ocupar vuestro puesto de reyes? Sí, dominad, gobernad,

sabed renunciar a ciertas debilidades para escapar a todas esas

bestias salvajes que están dentro... No hay trabajo más importante

por hacer que el convertirse en rey de sí mismo, y que todo este

pueblo de dentro os empiece a amar, a respetar, a obedecer.

Cuando ve que sois un buen rey, en el momento que le pedís

algo, intenta satisfaceros. Antes de dejaros llevar por la cólera,

por ejemplo, podéis decir: « ¡No, paraos!», y enseguida se

calman. Si no, tendréis que esperar jornadas enteras: se calmarán

cuando quieran y no podréis hacer nada.

La aristocracia es algo que debéis restaurar ante todo,

conservando preciosamente todo lo que hay en vosotros de noble,

Page 28: el egregor de la paloma

puro y luminoso. ¡Pero si creéis que la mayoría de los humanos

piensan en proteger su aristocracia interior...! Por un papel en una

película, por una foto en una revista, o también por algún vestido

o alguna joya, una joven perderá su candor y su pureza. También

un sabio es capaz de poner toda su inteligencia y sus capacidades

excepcionales al servicio de la destrucción, si le proponen por

hacerlo sumas fantásticas. Entonces, ¿vigilamos nuestra

aristocracia, la protegemos? No, la vendemos, la pisoteamos, la

ensuciamos. Mientras que por nada del mundo, ni por dinero, ni

por gloria alguna, un Iniciado dejará que su aristocracia quede

comprometida. Porque sabe que gracias a ella, gracias a estos

seres de luz, de inteligencia, de sabiduría que viven en él,

obtendrá un día el cielo y la tierra; para él todo lo que podamos

proponerle, nada significa, no es nada.

Así pues, cuando hablo de la aristocracia, hablo de la

verdadera aristocracia interior. Si logra mantenerse en la cumbre,

todo el pueblo de células vive en armonía. De lo contrario, la

aristocracia se derrumba, porque los demás, los instintos, la

codicia, los vicios, las debilidades, han tomado el poder. ¡Y he

aquí que los aristócratas son ahorcados como en la canción!...

Esto es lo que siempre ocurre cuando la aristocracia interior no

está a la altura de las circunstancias: los aristócratas son

ahorcados, y es el populacho quien gobierna.

A menudo eso es lo que os ocurre también a vosotros, claro

está que los ciegos no lo ven, pero si os presentáis ante un

Iniciado, inmediatamente verá la situación y os dirá: «Mi pobre

amigo, ¿por qué has dejado que las cosas llegaran hasta el punto

de convertirte en un esclavo? y tú incluso desconoces cómo se ha

producido. Pues bien, he aquí las razones: o te faltaba luz, o no

tenías ningún amor por el mundo divino, o bien carecías de

voluntad suficiente para continuar el trabajo.» No hay más que

tres explicaciones posibles, no hay cuatro, cinco o diez, como se

Page 29: el egregor de la paloma

imaginan los humanos que ven siempre causas externas allá

donde no las hay: los padres, la sociedad, la educación, la falta de

dinero, los vecinos, la competencia... Sí, siempre causas

externas... Pero no es así, las verdaderas causas son sencillamente

la falta de inteligencia, de amor o de voluntad. Esa es la manera

de ver las cosas de un Iniciado. Sabe que no hay que buscar las

razones en el mundo exterior, sino en la vida interior del hombre,

en la que ha permitido que se instalara el desorden. Por ello su

primer trabajo es el de adquirir nuevos criterios para ver

claramente las causas de los propios problemas. Sólo con esta

condición será capaz de resolverlos.

IV

SOBRE EL DINERO

I

El dinero no es la causa de todos los crímenes como se cree

en general. El dinero sólo es un medio, un instrumento. Es el

hombre quien, a través de él, trata de satisfacer sus apetencias, y

como normalmente lo hace a costa de los demás, se producen

intrigas, luchas, crímenes. Suprimid el dinero, poned cualquier

tipo de cambio en su lugar, siempre que el hombre esté lleno de

debilidades, de deseos inferiores y de pasiones, se presentarán los

mismos problemas.

Por lo tanto, el dinero no es culpable, sino el hombre que no

está iluminado y que no sabe cómo manejarlo, cómo servirse de

él, ni por qué razón, ni con qué fin. El dinero en sí no es ni bueno

ni malo, es neutro. Si posee tanto poder, se debe a que los

humanos se lo han dado. Si un día decidiesen quitarle este valor y

dárselo a cualquier otra cosa, empezaría la misma historia, con las

mismas tragedias, los mismos engaños, las mismas subidas... ¡y

las mismas caídas!

Page 30: el egregor de la paloma

Puesto que los humanos han dado valor al dinero y este

valor permite la satisfacción de una cantidad de necesidades,

todos se concentran en este medio natural para procurarse aquello

que necesitan; lo cual es normal, natural. Pero pueden encontrarse

otras monedas de cambio. Puede que en el futuro no haya dinero:

la moneda será el amor... sí, porque el amor es una moneda

superior al oro.

Pero aún es pronto para que la humanidad llegue a esas

concepciones, y puesto que el dinero existirá aún durante cierto

tiempo, será necesario aprender a pensar correctamente sobre este

asunto, para no caer nunca en el engaño. Hay que saber cómo

considerar las cosas, eso es todo. Tener dinero no es malo. ¿Cómo

ayudaréis a los demás si no tenéis dinero? Tenéis amor en vuestro

corazón, lo cual está muy bien, pero materialmente nada podéis

hacer por los demás si sólo tenéis amor... Estoy hablándoos como

si debiera convenceros, pero no debo preocuparme en cuanto a

esto, está muy claro en vuestras cabezas: todos estáis de acuerdo

en que hay que tener dinero. Sí, pero la cuestión está en saber

cómo hay que comportarse con el dinero, cómo hay que

emplearlo. Cuántas veces os he dicho: tomad el dinero, metedlo

en la caja fuerte o en vuestro bolsillo, ¡pero jamás en vuestra

cabeza! Si lo ponéis ante vuestros ojos como un ideal a alcanzar a

cualquier precio, si lo metéis en vuestra cabeza como un guía, os

dará malos consejos y os perderéis.

Si dais dinero a alguien que no controla sus pensamientos,

sus sentimientos, sus deseos, lo primero que hará será usarlo y

abusar de él hasta arruinarse. Con este dinero va a destruir a todos

sus enemigos, conseguir todas las mujeres, etc. La cuestión no

está en el dinero, éste sólo os da la posibilidad de satisfacer los

deseos de vuestro corazón; el dinero no es el culpable de todo.

Tomad cualquier cosa, el petróleo, el carbón, el gas... Podéis

disponer de ellos para destruir o para construir. Y si los utilizáis

Page 31: el egregor de la paloma

mal, no son esos objetos los culpables, sino vosotros que no tenéis

nada bueno en el corazón. La conclusión que podéis sacar es que

primeramente debéis transformaros a vosotros mismos para llegar

a serviros del dinero y de todo lo demás, sólo para vuestra

elevación y para el bien de la humanidad. El día en que lo logréis,

no caeréis, aunque seáis millonarios: sólo os interesaréis en

realizar aquellas obras sublimes que vuestra alma soñó llevar a

cabo desde siempre.

Dejad que el dinero desempeñe el papel que le corresponde,

y vosotros ocupaos únicamente de mejorar. Cuántas veces he oído

a la gente lamentarse: « ¡Ah!, el dinero es la causa de todas las

desgracias.» ¡Hablan así cuando no lo tienen! Pero cuando lo

tienen, todo es distinto. Así pues, ante todo, son estúpidos puesto

que no ven la verdadera causa de las desgracias. Y en segundo

lugar son deshonestos. ¡Dos defectos terribles! Lo correcto es

decir: « ¡Ah! el dinero es muy necesario, maravilloso, ¡pero con la

condición de que no me arrodille nunca ante él!» Porque si os

concentráis demasiado en el dinero, sacrificáis todo lo que hay de

hermoso en vosotros. E incluso cuando lo tengáis, habréis

destruido ya las mejores cualidades que os habrían permitido

sentir las alegrías y los placeres que la riqueza puede procurar.

Después no los sentiréis más. En eso reside el peligro: tendréis

todo lo que habéis querido, pero os sentiréis desgraciados porque

habréis destruido en vosotros las mejores sensaciones, algo que

hacía que todo lo que gustabais tuviese los más exquisitos, los

más sutiles sabores.

Naturalmente es terrible no tener dinero, ni nada. Pero si hay

que escoger entre las dos perspectivas: poseerlo todo y haber

perdido la capacidad de apreciar las cosas, o, por el contrario, no

tener nada y conservar el buen gusto, es preferible la segunda,

porque cuando tenéis paladar, con lo más insignificante que cae

en vuestra boca, os llenáis de alegría y de felicidad. Si hay que

Page 32: el egregor de la paloma

escoger, es mejor escoger el buen gusto. Sí, conservar el buen

gusto es esencial.

Pero este gusto por las cosas, sólo puede darlo la luz.

Cuando encontráis esa luz, todo lo que hacéis: comer, trabajar,

pasearas, se convierte en algo delicioso.

Por consiguiente, lo esencial es aprender a trabajar con la

luz, de lo contrario la vida resultará incomprensible. Todo está

contenido en la luz, y si existe un campo en el que hay que

profundizar, éste es el de la luz: lo que es, cómo trabaja y cómo,

también nosotros, debemos trabajar con ella.

Y ahora veamos lo que nos revela la Ciencia iniciática: el

oro no es otra cosa que la luz del sol condensada en las entrañas

de la tierra desde hace millones de años. Los que buscan oro,

interiormente tienen una oscura intuición de que se trata de la luz

solar, y de que esta luz contiene la vida, contiene el amor... ¡Por

lo tanto, los que buscan el oro están justificados! Sí, porque

toman el camino directo para encontrar lo que los demás buscan

por caminos equivocados y, con frecuencia, peligrosos.

Los hombres buscan el oro instintivamente porque sienten

que contiene un elemento divino, una quintaesencia escondida.

Un Iniciado no busca el oro, sino que busca la luz, porque sabe

que cuando posea la luz, ésta se condensará en él y se convertirá

en oro. Lo cual es mucho mejor que tener oro en el armario o en

los bolsillos.

Me diréis que nunca habéis visto a un Iniciado de oro... Su

oro está dentro, es su luz, aunque no la veáis. «Y, ¿qué puede

hacer con el oro? ¡Dios mío, qué ignorantes sois! En lo alto hay

«almacenes», en los que puede comprar sabiduría, alegría, paz

con este oro, y al hacerla se siente tan rico que se dedica a

distribuir enseguida esas riquezas entre los demás. Mientras que

Page 33: el egregor de la paloma

los ricos, incluidos sus lingotes de oro, se pudren, enmohecen, se

sienten aplastados, infelices, solitarios. Por lo tanto, ese oro no es

suficiente para darles la felicidad.

¿Me comprendéis o no ?.. Hay realidades desconocidas que

hay que conocer, y no sólo conocer sino también vivir, de manera

que se puedan conseguir los verdaderos tesoros. Es toda una

disciplina. Diréis que todo eso son pamplinas; sí, ¡pero son

pamplinas que se realizan!

Y, ¿queréis saber cómo dispone del oro un Iniciado? Un

ejemplo: cuando alguien está enfermo, se debe a que ha cometido

errores por los que tiene que pagar. Pero yo digo a las entidades

celestiales: «Quiero a esta persona, porque ha hecho cosas

positivas para la Fraternidad; ¿cuánto hay que pagar?» Y yo pago;

inmediatamente la persona se cura. Pues sí, eso es real, se puede

pagar con ese oro por alguien y se cura.

Por lo tanto, mis queridos hermanos y hermanas, está bien

buscar la riqueza, pero con la condición de buscarla allá donde se

encuentra realmente, en su quintaesencia, y no donde está

cristalizada, pesada y prácticamente inoperante, porque entonces

no puede daros lo esencial. Si tenéis que transportar vuestras arcas

a través del desierto, acabaréis por decir: «Ah, Señor Dios, si

alguien me pudiera traer un vaso de agua, le daría todas mis

riquezas.» Pero nadie viene, y os morís de sed con vuestro oro.

Mientras que si tenéis el otro oro, bebéis, os sentís aliviado y no

morís.

Si tenéis dinero, ese dinero os abre todas las puertas. En el

mundo físico, sí, pero las otras puertas, las puertas de la paz, de la

felicidad, de la alegría, de la inspiración, las puertas de todas las

cualidades y virtudes permanecen cerradas. ¿De qué os servirá

tener todas las demás puertas abiertas cuando las puertas del

santuario están cerradas? Coméis, os paseáis, trabajáis sin ánimo.

Page 34: el egregor de la paloma

Hagáis lo que hagáis, no experimentáis alegría alguna: es la señal

de que las puertas espirituales están cerradas. Pues bien, eso

significa que habéis comprendido la vida y los valores de la vida

erróneamente.

II

No hay que tratar de impedir que la gente busque la riqueza.

Pero los que la buscan deben saber lo que tienen que hacer para

no ser aplastados por el peso de las desgracias, de los miedos, de

las angustias. Porque eso es lo que les espera si no tienen la luz.

Está bien que sean ricos, pero sin sucumbir a los estados

negativos, fieles acompañantes de todos aquellos que se adentran

en este camino. Que sean ricos, pero sin lesionar a los demás, y,

sobre todo, que aprendan a hacer circular sus riquezas, que

permitan gustosamente que los demás participen de ellas. Porque

dar es una manera de progresar. Pero no se está acostumbrado a

dar. Muchos tienen inmensas fortunas que guardan para sí. ¡Y

todavía se sienten desdichados! No hay que impedir que las

personas lleguen a ser ricas, sino que hay que enseñarles a

compartir sus riquezas.

La tendencia a acumular ha sido la causa de divisiones y

masacres sin fin entre los humanos. Por todas partes, e incluso en

familias muy unidas, ¡cuántas tragedias por cuestiones de

herencias! Porque siempre domina la rapacidad, con lo cual el

mundo no puede escapar a la infelicidad. Todas las guerras se han

originado por el deseo de tener más de lo que se tiene. El móvil

ha sido siempre el de ir a buscar cualquier cosa en la casa del

vecino: el dinero o las tierras... ¡como si en la vida sólo existieren

el dinero y las tierras para sentirse rico y feliz!

En realidad, Dios ha repartido todo entre todos: el alimento,

el agua, el aire, el calor, la luz, y en el mundo sutil el prana y toda

clase de elementos benéficos. Entonces, ¿por qué el hombre aún

Page 35: el egregor de la paloma

se siente pobre y miserable? Porque no sabe atraer esos elementos

y absorberlos. Únicamente los Iniciados saben encontrar esa

riqueza por todas partes en el universo. Todos los demás piensan

que la vida es pobre, que el Señor no les ha dado nada. Sí, todo

está repartido con largueza, todo está a la disposición de todas las

criaturas; pero las criaturas son débiles, perezosas, ciegas,

estúpidas, y por ello siguen siendo pobres.

Dios lo ha repartido todo en la atmósfera: el sol, las

estrellas, las montañas, los océanos. No se ha guardado nada para

El. Todo está a vuestra disposición, no hay prohibiciones. Esas

están en vosotros porque no sois ni fuertes, ni puros ni

inteligentes. Pero, en realidad, todo lo que necesitáis está ahí.

Mirad la luz, el calor, el espacio, las estrellas; todo está a vuestra

disposición, pero sois vosotros quienes no conseguís utilizarlo.

Dios es justo y grande, y nunca dijo que Sus riquezas deban

ser para unos y no para otros; pero si no habéis hecho nada que os

capacite para aprovecharos de ellas, El no es responsable. Por eso

debéis estudiar, ejercitaros, de lo contrario seguiréis siendo

durante muchas encarnaciones pobres y miserables, y seguiréis

acusando al Señor.

Lo que nunca deja de asombrarme es el ver cómo los

humanos se limitan a sí mismos. Observad su forma de

alimentarse: se limitan a comer, beber, respirar, es decir, a

alimentarse de elementos sólidos, líquidos y gaseosos, dejando de

lado el elemento ígneo: el fuego, la luz... Por esa razón sucumben:

porque no se alimentan adecuadamente. Para alimentarse

convenientemente, necesitan de los cuatro elementos; y

precisamente el cuarto elemento, el fuego, es el elemento

esencial. Por eso es importante ir cada mañana a la salida del sol,

con el fin de absorber ese fuego y esa luz que están ahí,

dispensados a profusión cada día.

Page 36: el egregor de la paloma

Por otra parte, mirad al sol. ¿Hay acaso en toda la tierra un

ser cuya luz, amor y generosidad puedan comparársele? No;

entonces tomadle como modelo, y poco a poco vuestro intelecto

tendrá su luz, vuestro corazón su calor, vuestro espíritu su poder.

Y sobre todo, como él, daréis, daréis...

La mayoría de los seres humanos tienen como norma de

conducta la acción de tomar; están educados así, y toda la cultura

contemporánea está estructurada bajo el lema de tomar. Sólo se

comprende esa palabra... Como ese campesino que cayó en un

pozo. Un hombre pasó por allí y oyó sus gritos de socorro: se

acercó, le vio y le dijo: « ¡Dame tu mano! » Cuando oyó la

palabra «dar», el campesino retiró inmediatamente el brazo que

estaba a punto de extender: prefería seguir en el pozo a darlo.

Cuando el otro se dio cuenta de que se trataba de un avaro

recalcitrante que no quería oír la palabra dar, le dijo: «Toma mi

mano». ¡Ah, la palabra «tomar»!...El campesino tomó

inmediatamente la mano y se salvó. La palabra tomar le

convencía, pero dar, no. ¡Y si fuese el único! Allá donde van, las

personas buscan aquello que pueden tomar. Estudian, se unen,

trabajan, se casan para tomar, su espíritu está siempre orientado

en esa dirección. Por eso el ser humano, allá donde va, no emana

ni luz, ni calor ni vida: porque sólo piensa en tomar.

Incluso en el amor, cuando el hombre y la mujer se buscan,

cada cual está preocupado únicamente en tomar; el hombre quiere

absorber la vida de la mujer y recíprocamente. Hay casos en que

es preferible que se separen: violan la ley del amor. Diréis: «Pero

se amaban: estaban unidos, fundidos.» No, era para tomar: cada

cual quería conseguir ciertas cosas de su pareja, explotarla

impunemente, sin escrúpulos. En lugar de depositar algo bueno en

el alma y en el corazón del otro, un anhelo, una vida, una

inspiración, para que ese ser se despierte y avance, pues no, cada

Page 37: el egregor de la paloma

día se extrae, se toma, se bebe, se come a sus expensas. Debido a

esa mentalidad el mundo entero se está- desmoronando.

No existe escuela alguna en la que se enseñe a la gente a

dar, excepto en la escuela del sol. Todos los planetas toman. Sólo

el sol da, por eso hay que aprender en esa escuela. El es el único

que realmente sabe dar, entonces, ¿cómo no amarle? Amamos a

todas las criaturas que saben dar algo bueno, nos atraen. Mientras

que las que toman... al poco tiempo tenemos que huir, que

escondemos de ellos. ¿Por qué algunos se imaginan que podrán

despojar eternamente a los demás? Estos se dan cuenta e

inmediatamente les abandonan. Así pues, reflexionad, y veréis

cuán ventajoso resulta desarrollar en vosotros la tendencia a dar.

V

SOBRE LA REPARTICIÓN DE LAS RIQUEZAS

A menudo me preguntan sobre el problema de la repartición

de las riquezas. Es una cuestión que preocupa a mucha gente,

porque en la desigualdad de esta repartición, ven la mayor de las

injusticias.

En realidad, el problema se planteó desde el principio de la

historia humana. El que era más hábil o más fuerte, por ejemplo,

el mejor cazador, cazaba más y así acumulaba más riquezas que

los demás. Esta desigualdad de bienes que se considera injusta, en

su origen era completamente justa. Por lo demás, la naturaleza no

quiere la igualdad, la uniformidad.

Desde la Revolución de 1789, la República francesa tiene

por divisa: «Libertad, Igualdad, Fraternidad», pero en realidad la

igualdad no existe en el universo, por todas partes reina la

desigualdad. En la tierra no hay igualdad, en ningún plano.

« ¡Pero nosotros hemos hecho de la igualdad una ley!» Sí, pero la

ley no es más que una cosa teórica, abstracta, un texto colgado en

Page 38: el egregor de la paloma

una pared, no es un hecho. En la realidad, la igualdad no existe en

ninguna parte: la naturaleza ha querido la diversidad y esa

diversidad engendra la desigualdad. Debido a que entre los

hombres las capacidades son distintas, algunos han conseguido

más que otros. ¿Es eso normal? Completamente normal.

¿Debemos ponemos furiosos por ello? De ninguna manera. Pero

la gente no reflexiona hasta tal punto; gritan, se rebelan, porque se

dejan arrastrar por los demás. Pero aquí lo que importa es

comprender, estudiar, esclarecer. Si luego hay razones para gritar,

pelearse, bueno, puede hacerse, pero primeramente todo debe

estar claro.

Aquello que la gente posee, es de justicia. Los ricos merecen

su riqueza y los pobres su pobreza. Si eso no resulta evidente para

la mayoría se debe a que se ha rechazado la creencia en la

reencarnación, que explica y justifica cada situación, cada etapa.

¿Por qué algunos son ricos en esta encarnación? Porque de una u

otra forma trabajaron en sus encarnaciones precedentes para tener

estas riquezas. Está dicho en la Ciencia iniciática que todo lo que

pidáis, un día lo obtendréis. Tanto si es bueno como si es malo, lo

obtendréis: el Señor da a todos lo que Le piden. Pero luego, si se

rompen la cabeza, El no tiene la culpa. Si pedís pesadas cargas y

luego os sentís aplastados por su peso, ¿acaso es culpa del Señor?

A vosotros os correspondía conocer las consecuencias últimas de

lo que pedíais. Nunca reflexionáis suficientemente sobre lo que

puede ocurrir: una vez realizados vuestros deseos, ¿no os sentiréis

más desdichados, pobres o enfermos? A menudo habría sido

preferible que esos deseos no hubiesen sido satisfechos. Por eso el

discípulo debe comenzar por aprender que hay cosas que se

pueden pedir y otras que no hay que pedir.

Pero que los ricos han llegado a ser ricos porque han

desarrollado ciertas cualidades, y porque han trabajado para

obtener estas riquezas, esto es seguro. La ley es verídica. Diréis:

Page 39: el egregor de la paloma

«Sí, pero se han servido del engaño, de la violencia, de la falta de

honestidad, de las mentiras.» Es posible, pero incluso sirviéndose

de estos medios, estaba escrito que obtendrían la riqueza, porque

lo han hecho todo para obtenerla. Evidentemente, lo que no se ha

dicho, es si conservarán mucho tiempo estas riquezas, ni si

estarán satisfechos, alegres y en paz. Pero tendrán lo que han

pedido. Han triunfado por medios ilícitos, pero no importa, han

triunfado. Pero lo que desconocen son las consecuencias. Muchos

mendigos y vagabundos, son personas que, en sus vidas pasadas,

se enriquecieron arruinando a los demás o utilizaron su riqueza

para el mal. Naturalmente no siempre es así, como tampoco todos

los ricos han llegado a serlo mediante engaños y deshonestidades;

algunos han llegado a serlo por su trabajo esforzado, o por

herencia, o por suerte, o gracias a un descubrimiento. No puedo

detenerme en cada caso particular, hablo en general.

Así pues, la desigualdad reina en la naturaleza: algunos son

pobres, otros son ricos. ¿Por qué se imagina la gente que todos

debemos ser iguales? Ello llevaría a la inacción, cesaría el

movimiento, la evolución, por falta de competición. Tanto si se

persigue la riqueza, como el poder o el saber, no se puede impedir

la competición.

En esa cuestión de la igualdad de las riquezas, hay algo que

precisar. La gente se queja, se arranca los cabellos, y hace lo que

sea por cambiar esa situación, pero nunca lo logrará, porque es la

naturaleza la que sostiene la desigualdad. ¿Por qué apiadarse

ahora de los perezosos, los incapaces, los ignorantes? Que se les

dé algo por generosidad es otra cuestión. Pero dar al que es

estúpido o perezoso exactamente lo mismo que al que tiene un

gran talento y conocimientos, ¡es injusto!

Algunos... digamos «filósofos», querrían eliminar en el

hombre el deseo de poseer siempre más. Tampoco eso es posible,

Page 40: el egregor de la paloma

nunca lo conseguirán, porque es la propia naturaleza la que ha

colocado este deseo en el hombre, y si no es en el plano físico, lo

es en el plano afectivo o en el plano intelectual. En cualquier

plano que se le considere, el hombre se siente empujado a

enriquecerse de alguna u otra forma. Por consiguiente, querer

poseer siempre más es algo completamente normal. Y, ¿cuándo

empieza esa tendencia a ser anormal? El organismo nos lo dice de

una forma tan clara que ningún filósofo puede objetar nada. Si

diese mi opinión personal, todo el mundo podría decirme: «Pues

no, según mi parecer no es así, Según yo... » Y no se acabaría

nunca. Por lo tanto, no voy a manifestar mi opinión, sino el de la

naturaleza universal: trato siempre de encontrar a través de sus

obras cómo ha resuelto el problema. Puesto que entonces no se

trata de mi opinión personal, todo el mundo se ve obligado a

reconocerlo.

Entonces, veamos, ¿está permitido amasar riquezas?

Naturalmente. ¿Qué hace el estómago cuando le dais alimento?

Se lanza sobre él, lo transforma, toma lo que le es necesario, pero

todo lo demás lo envía a otra parte, no lo conserva para sí. Lo que

recibe, no sólo lo utiliza para sí, sino que lo trabaja y lo distribuye

inmediatamente por todo el cuerpo. Después de algunas horas,

cuando siente otra vez un vacío, vuelve a alimentarse y todo

vuelve a empezar. Y gracias a esa distribución impersonal, a ese

desinterés, el hombre se encuentra en buen estado de salud, habla,

anda, trabaja, canta...

Supongamos ahora que el estómago dijese: « ¡De ahora en

adelante lo guardaré todo para mí! ¿Por qué voy a seguir dando a

todos esos idiotas? ¿Y si hubiese carestía? Nunca se sabe lo que

puede deparamos el futuro. Tengo que alimentar a mucha gente y

es preciso que me abastezca.» Acumula, acumula, y cae enfermo.

¿Por qué? Porque no se ha respetado la ley de la impersonalidad,

de la fraternidad. Los médicos hablarán de obstrucción, tumor,

Page 41: el egregor de la paloma

cáncer, de lo que quieran... Lo mismo sucede si los pulmones, la

cabeza o el corazón empiezan a retener para sí.

Todos los humanos son como las células de un mismo

cuerpo, e incluso hay muchas más células en nuestro organismo

que seres humanos sobre la tierra - nuestro cerebro contiene, él

solo, varios millares de millones -. Entonces, ¿a qué se debe el

que todas las células del cuerpo se ayuden mutuamente y vivan

fraternalmente, y que los humanos sean tan estúpidos que no lo

consigan? Si pudiesen realizar esta fraternidad universal, habría

una prosperidad tal que los países y los individuos no sentirían ya

la necesidad de acumular riquezas y protegerlas, porque habría de

todo para todo el mundo.

¿Por qué la gente sólo piensa en acumular? Pues porque

continuamente se meten en situaciones complicadísimas que les

conducen indefectiblemente a la catástrofe; por lo tanto, tienen

que acumular todo tipo de cosas como previsión de los días

aciagos. Si todos fuesen razonables, nadie sentiría la necesidad de

acumular: cada cual dispondría de todo, en la cantidad que

quisiera... e incluso los medios de transporte serían gratuitos. Se

seguiría trabajando para no oxidarse, pero se trabajaría

gratuitamente... Sí, gratuitamente, porque es tan agradable estar

rodeado de gente que os recompensa por vuestro trabajo con

sonrisas, con amor... ¡El dinero se eclipsa ante eso!

Por lo tanto hay que iluminar a los humanos para que

pierdan esa necesidad de amasar más dinero y riqueza de la que

necesitan. Cuando la humanidad se convierta en una familia,

cuando las fronteras desaparezcan, esa necesidad de acumular

también desaparecerá y no habrá ya injusticias. Ahí está, pues, la

solución: que cada cual comprenda las ventajas de la fraternidad

universal y trabaje para ella, como las células en el organismo que

goza de buena salud.

Page 42: el egregor de la paloma

VI

COMUNISMO Y CAPITALISMO

DOS MANIFESTACIONES COMPLEMENTARIAS

I

El mundo entero actualmente está dividido en dos: por un

lado los capitalistas, y por el otro los comunistas. En realidad, el

capitalismo y el comunismo no solamente representan dos formas

distintas de concebir la producción y la repartición de las riquezas

materiales, sino que son dos conceptos mucho más vastos.

Tomemos el ejemplo de una joven. En el pasado... e incluso

hoy aún en algunos casos, una joven es ante todo capitalista: no

quiere que la besen, no quiere que la acaricien, lo guarda todo

para sí. Sus padres le han aconsejado ser capitalista, y ella sigue

estos consejos durante cierto tiempo. Pero como la corriente

comunista avanza, deslizándose por todas partes, un día acaba

también por introducirse en la cabeza de la joven, que ahora

quiere repartir todo su corazón, todo su-encanto, toda su belleza:

¡se ha convertido en comunista! Lo mismo le sucede a un joven:

después de un período capitalista, también él se convierte en

comunista, distribuyendo por todas partes su quintaesencia. ¡Pues

sí, todo eso es comunismo! Naturalmente, nadie ve las cosas de

esta manera. Pero yo estoy tan deformado que las veo así.

Digamos pues que una joven que da su capital a un recién llegado

es comunista. Pero en el fondo, ¿por qué da este capital? Para

poder quedarse con el capital del joven, que a su vez perderá el

suyo. Este comunismo no es honesto. La joven se vuelve amable,

generosa, pero para poseer el capital del otro; porque sin capital

no se puede vivir. Una chica posee pues un capital formidable, y

con este capital puede comprar muchas cosas... Por lo menos

puede conseguir que la inviten a una buena comida en un

Page 43: el egregor de la paloma

restaurante; aunque después, será a ella a quien se comerán, pero,

en fin, ¡no insistamos!... Ved cuán complicado es todo.

En realidad la naturaleza nos muestra que los dos son

necesarios: el comunismo y el capitalismo. ¿Qué es un niño? Un

capitalista. Grita, se impone, porque quiere que se le dé todo y lo

quiere todo para sí. Pero un día cuando se casa y tiene hijos, se ve

obligado a convertirse en comunista y entonces reparte sus

riquezas. Los hombres nacen todos capitalistas, el comunismo

viene más tarde. Cuando un joven encuentra a una muchacha para

fundar un hogar, se forma una comunidad, y ese es el comienzo.

Es la propia naturaleza la que obliga a los seres a

manifestarse como capitalistas y comunistas, pero en épocas

diferentes, naturalmente. Primeramente el hombre es capitalista,

porque quiere llegar a ser rico. La naturaleza le da el capital: sus

brazos, sus piernas, sus ojos, sus orejas, su sexo y su cerebro son

un capital con el cual debe trabajar para adquirir las riquezas que

luego podrá repartir. Si sois pobres, ¿qué podéis repartir? Nada.

Ni siquiera podréis ayudar a vuestra mujer y a vuestros hijos. Hay

que ser rico para poder ayudar a los demás.

El capitalismo debe ser solamente un medio, pero el error de

los capitalistas está en haberlo convertido en un fin. Los

capitalistas no han comprendido nada... Y los comunistas

tampoco. ¿Creéis acaso que los comunistas son verdaderamente

comunistas? ¡Eso, sólo Dios lo sabe! A menudo critican y

combaten a los capitalistas porque en el fondo querrían ser tan

fuertes y tan poderosos como ellos. El que se siente pobre y

desheredado, preconiza el comunismo. Pero si se vuelve rico, ¡ah!

entonces se olvida del comunismo. Mientras la gente es pobre, es

comunista; pero cuando se enriquece se vuelve capitalista, porque

en ese momento, si aceptan el comunismo, deberían compartirlo

todo y eso no les interesa. Sin embargo, yo creo en el comunismo.

Page 44: el egregor de la paloma

¿Por qué? Porque Jesús era comunista, pero un comunista

blanco, no rojo. Por ahora ni los comunistas ni los capitalistas

actúan correctamente. Cuando el ideal consiste en acumular

riquezas, se producen todo tipo de inconvenientes que no se

habían previsto. Y cuando se quiere repartir sin discernimiento, se

producen nuevos imprevistos, también perjudiciales. Por

consiguiente, si los capitalistas y los comunistas no quieren ir más

allá en su comprensión de las cosas, se matarán: habrá guerras

civiles y más tarde otras guerras... Ni los unos ni los otros tienen

esa luz que damos aquí: trabajar por un elevado ideal. Sólo

trabajan para sí, y si dan la impresión de trabajar para los demás,

en realidad siguen trabajando para ellos mismos.

Es necesario que los capitalistas y los comunistas se

comprendan para ayudar conjuntamente a la humanidad. Ambos

son necesarios porque las dos corrientes del capitalismo y del

comunismo trabajan simultáneamente en el universo. ¿Por qué los

humanos están divididos en este sentido si el equilibrio cósmico

reposa en esas dos corrientes? Convertíos, pues, en verdaderos

capitalistas y comunistas a la vez, y alcanzaréis la plenitud.

Muchos comunistas lo son porque se les obliga a ello, se les

quita su terreno, su casa... no son ellos quienes han decidido

darlo. Por lo tanto, ¡se trata de un comunismo muy raro si se

obliga a la gente a dar lo que les pertenece! Limitar, oprimir,

aplastar a los demás, ¿es eso comunismo? No, el comunismo

consiste en enseñar a los seres a repartir, a dar, a sonreír, a amar,

conservando al mismo tiempo el capital, porque sin capital, ¿qué

se puede hacer? Si no tenéis ni un céntimo, aunque tengáis

fantásticas ideas, no podréis realizarlas. Mientras que con capital,

montáis una empresa, ganáis enormemente, e inmediatamente

podéis repartir vuestros beneficios: os convertís en comunistas.

Pero para llegar a ser comunista, primero hay que ser capitalista.

¡Eso es lo que hay que entender! Si no tenéis nada, no podréis ser

Page 45: el egregor de la paloma

comunista. Todos los que poseen capitales y que no han

comprendido la razón de ser del capital son capitalistas muy

negativos, y los comunistas llevan razón al atacarles. Pero no

tienen razón cuando atacan a los verdaderos capitalistas, porque

sólo los verdaderos capitalistas son verdaderos comunistas.

Diréis: « ¡Dios mío! ¡Qué complicado es todo, no

comprendo nada!» Sí, todo se complica en vuestras cabezas

porque no estáis instruidos en la Ciencia iniciática. Cuando se os

presentan las verdades tal como la Inteligencia cósmica las ha

creado, no comprendéis nada, porque estuvisteis en escuelas

humanas en las que se os inculcaron ideas erróneas. Mientras que

yo he ido a la Escuela de la Inteligencia cósmica en la que se me

ha dicho lo siguiente: si no eres capitalista, no puedes convertirte

en comunista. Por lo tanto hay que ampliar nuestra comprensión,

llegar a ser un capitalista y servirse de las propias riquezas,

incluso del propio cerebro, de la boca, de los brazos, de las

piernas, para hacer el bien. En ese momento, sois un comunista

ideal. Pero si no tenéis nada y queréis ser comunista, ¿qué bien

hacéis? Ninguno. Y si tomáis lo que no os pertenece, sois un

ladrón.

Querer eliminar a los ricos para quedarse con lo que tienen y

vivir como ellos, ¿acaso es una forma correcta de entender las

cosas? Cuando se está en la miseria se combate a los ricos, pero

cuando se es rico, ¡ya no se les combate! En realidad, deberíais

oponeros a los ricos y repartirlo todo cuando sois ricos. Pero

hablar mal de los ricos cuando se está en la miseria es demasiado

fácil. Lo mismo les sucede a las chicas feas que critican a las

guapas; las critican porque se sienten feas. Si fuesen guapas no

criticarían la belleza.

Así pues, derribar a los capitalistas diciendo: « ¡Viva el

comunismo!» y oprimir al pueblo aún más cruelmente que los

Page 46: el egregor de la paloma

predecesores, no, no puede ser. ¿Cómo se justificarán los

comunistas ante la historia? ¡Porque todo está grabado! Cada día

se ven más libros y films que muestran cómo, después de haber

forzado a la gente a confesar crímenes que nunca habían

cometido, se les condena injustamente. Pero la historia lo juzgará,

y juzgará a todos, a los capitalistas y a los comunistas, pondrá a

todos en el mismo cesto, y justificará a aquellos que trataron de

enriquecerse para poder dar esas riquezas a los demás, realizando

así grandes cosas por la felicidad de la humanidad.

Por otra parte esa verdad debe ser comprendida y aplicada

en todos los ámbitos. Mirad: todo el mundo quiere estudiar,

instruirse, ganar dinero para hacerse estimar y respetar, porque

donde se presenta un hombre rico, instruido o poderoso, se abren

las puertas. En todos los ámbitos, encontramos la eterna tendencia

a querer convertirse en capitalista, es decir a poseer, a dominar, a

adueñarse. Eso toma diferentes formas: para unos es la riqueza,

para otros es el poder, el gobierno, para otros el conocimiento...

El conocimiento quizás pertenezca a un nivel superior, pero en el

fondo se trata de la misma tendencia: llegar a ser rico para

imponerse. Sí, los que son sabios se comportan exactamente

como los ricos: a menudo son separatistas, despreciativos, y en

absoluto fraternales.

Todos los ignorantes y los débiles tienen tendencias

«comunistas»: les gusta encontrarse, abrazarse, invitarse, son muy

accesibles, muy amables... ¡porque no tienen nada! Mientras que

resulta imposible ver a los poderosos y a los sabios: hay que pedir

visita con varios meses de antelación y a menudo os recibe su

secretaria, porque ellos son inaccesibles. ¿Es así como hay que

comportarse? Los que son ricos en un determinado nivel no deben

considerarse como pontífices orgullosos, sino que deben

descender un poco hasta el nivel de los demás, ser fraternales,

repartir las propias riquezas: entonces sí serán verdaderos

Page 47: el egregor de la paloma

comunistas. El saber y el poder hay que buscarlos como medios

de ayudar a la humanidad y no para arreglar los propios asuntos.

Cuando veo la gente que habla por la televisión, tanto si son

comunistas como capitalistas, observo como adoptan una actitud

«capitalista»; se sienten bien equipados en el campo del

conocimiento, de la argumentación, hablan como déspotas, no

tienen amor, ni humildad, ni dulzura. Sí, no hay equivocación

posible, para mí todas las actitudes son clasificables. Diréis:

«Pero, ¿cómo puede usted clasificar estas actitudes en las

categorías capitalista y comunista?» ¡Oh!, se debe a que se

emplean continuamente estas dos desdichadas palabras. Podría

encontrar otras, pero entretanto utilizo éstas, que son muy

cómodas.

Hay que poseer conocimientos, títulos, diplomas, pero no

para vosotros, no para arreglar vuestros propios asuntos. El saber

no debe ser un medio para satisfacer vuestro yo inferior. No;

todos los talentos que podéis desarrollar para convertiros en

sabios, artistas, políticos, financieros, no deben ser sino medios

para hacer el bien. En cuyo caso se convierten en algo divino,

porque ambos se encuentran: sois a la vez capitalista y comunista.

Yo he reflexionado ampliamente sobre esta cuestión desde hace

años, y os puedo decir que he resuelto el problema: me he

convertido a la vez en capitalista y comunista.

Ambos, capitalismo y comunismo, son necesarios,

indispensables, y, como os he dicho, es la propia naturaleza la que

ha sancionado esas dos tendencias. El niño que toma es un

capitalista, y el viejo que lo reparte todo antes de irse al otro lado

es un verdadero comunista: no ha guardado nada para sí. Entre los

dos se encuentran todos aquellos que no pertenecen

verdaderamente a ninguna de las dos categorías: capitalistas que

no lo son y comunistas que tampoco lo son. El ideal consiste en

Page 48: el egregor de la paloma

ser a la vez capitalista y comunista, es decir enriquecerse para

repartir sin descanso las riquezas. En cuyo caso se es perfecto.

Pero si sólo sois comunista o sólo capitalista, de cualquier forma

estáis perdidos.

El que quiere poseer lleva razón. Sí, la naturaleza le ha dado

este derecho. La prueba está en que poseemos un cuerpo físico,

nos pertenece, y es peligroso intentar repartirlo. Está bien el

querer repartir ciertas cosas, pero debe conservarse el propio

cuerpo. Mirad el árbol: es capitalista, conserva sus raíces, su

tronco, sus ramas, pero es comunista cuando reparte sus frutos. Es

así como la naturaleza ha concebido las cosas. Un Iniciado que

haya comprendido la lección de la naturaleza hace exactamente lo

mismo que el árbol: conserva sus raíces, su tronco, sus ramas,

pero reparte sus frutos, es decir, sus pensamientos, sus

sentimientos, sus palabras, su luz, su energía y su dinero.

Únicamente el Iniciado es un verdadero capitalista y un verdadero

comunista. Los demás no son más que niños que riñen entre sí y

que no han comprendido lo que en realidad es la verdadera vida, y

por eso nunca llegarán a resolver sus problemas: porque no

poseen la verdadera luz iniciática.

Por consiguiente, ya lo veis, el verdadero capitalista es el

Iniciado, el cual se enriquece, se enriquece... y también es el

verdadero comunista, porque reparte sus riquezas día y noche.

Sólo conserva su capital, porque nada podría hacer sin él.

Imaginaos que alguien se acerca a mí y me dice: « ¡Oh, qué violín

tan estupendo tiene usted! ¡Por favor, démelo! » Si soy un

verdadero capitalista, le diré: «No, yo no os voy a dar mi violín

porque es mío, pero puede venir todos los días que lo desee, y yo

tocaré para usted.»

Mientras los humanos estén atrapados en esta división entre

capitalistas y comunistas, habrá guerra entre ellos. ¡Cuántos

Page 49: el egregor de la paloma

robos, explosiones, incendios, raptos y asesinatos tienen por

origen esas dos palabras!

La sabiduría consiste en dejar que se desarrollen de forma

equilibrada las dos tendencias, capitalista y comunista. E incluso

durante la jornada, por ejemplo, hay que saber ser ambas cosas.

Ser simplemente capitalista, es decir, vivir en la propia

madriguera sin ver a los demás, es muy negativo. Y estar siempre

con los demás porque se es incapaz de vivir solo, es un tipo de

comunismo molesto. Entonces yo ya he resuelto el problema:

empleo la mitad de la jornada para mí, trabajo, rezo, medito:

acumulo; y en la otra mitad, hablo, recibo visitas: reparto. Y de

esta forma uno se siente feliz porque ha contentado a las dos

naturalezas.

Si siempre estáis solos sin dar nada de vosotros mismos, os

sentiréis mal, os faltará algo. Y si estáis continuamente con los

demás lo perderéis todo, el recipiente se vacía, y no os quedará

nada para vosotros. Por consiguiente, os veis obligados a

convertiros en capitalistas renunciando un poco a encontraros con

los demás para poder enriqueceros de nuevo. Los que acumulan

demasiado y los que reparten demasiado, son desdichados. La

tercera solución es la única capaz de hacer felices a los humanos:

mitad mitad.

II

Mientras se piense en el capitalismo y en el comunismo

separadamente, oponiéndolos, se está en un error. El capitalista

que acumula sin repartir nunca nada empieza a enmohecerse. Es

como el trigo que guardáis durante años en el granero en lugar de

sembrarlo: las ratas se lo comen, o se pudre. Es completamente

normal la tendencia a querer poseer; pero querer poseer

Page 50: el egregor de la paloma

solamente, sin dar nada, es un instinto primitivo que debe ser

educado. Todo lo que el hombre posee debe servirle para hacer el

bien.

Aunque, naturalmente, no son precisamente las riquezas

materiales lo que hay que buscar, porque para llegar a ser rico

materialmente siempre hay que despojar al vecino o incluso

cometer algunas acciones deshonestas. La tierra es pequeña, el

espacio está limitado, por lo tanto, más o menos siempre nos

enriquecemos a expensas de los demás. Pero si este deseo de

enriquecerse tiene por finalidad el Cielo, aunque toméis de los

valores celestiales que son tan vastos, inmensos, infinitos, no

disminuiréis en absoluto esa inmensidad, ese océano inagotable,

no lesionaréis los intereses de nadie. Y una vez os hayáis

enriquecido, lo repartiréis entre los demás.

La solución a los problemas del capitalismo y del

comunismo reside en que los capitalistas y los comunistas acepten

ampliar sus ideas, considerando las cosas desde un punto de vista

más elevado. Esa es la solución que yo he encontrado. En mí no

se da esa lucha entre el comunismo y el capitalismo, la que ambos

se tienden amistosamente la mano, se abrazan, son felices. Día y

noche los capitalistas que hay en mí se enriquecen e incluso dejan

atrás a todos los capitalistas de la tierra, los cuales están

limitados, atados. Pues sí, ¿qué puede hacerse en la tierra? Si

queréis ir demasiado deprisa, podéis sufrir un accidente: hay

árboles, casas, personas, y a veces os veis obligados a conducir a

treinta por hora para no atropellar al ganado. Mientras que en el

éter, aunque os desplacéis más rápido que la luz, no hay

accidentes. Y es ahí, a esa altura, donde se encuentran los

capitalistas en mí, y por ello no encuentran ningún obstáculo a sus

empresas... Mientras que los demás, pobrecitos, aunque hagan

todo lo posible por tragarse toda la tierra, están limitados. ¿Qué

queréis? En la materia, las cosas son así.

Page 51: el egregor de la paloma

En cuanto a los comunistas que se sienten tan orgullosos de

su filosofía, de su generosidad, de su altruismo, encuentran otro

tipo de obstáculos. Como ignoran la estructura del ser humano, no

saben que el hecho de mejorar las condiciones materiales

rechazando todas las aspiraciones espirituales conduce

necesariamente a la civilización a la catástrofe. Cuando los

humanos no cultivan su vertiente espiritual se convierten en seres

astutos, deshonestos, crueles, como animales. De esa forma el

mejor de los comunistas puede convertirse rápidamente, abusando

de su fuerza y de su poder, en algo parecido al peor de los

capitalistas: injusto, violento y despótico. A pesar de su filosofía,

que es estupenda, muchos comunistas están comprometidos: ¡hay

pruebas de ello! Sí, es muy fácil predicar una filosofía ideal, pero

realizarla cada día concretamente en la propia vida, ya es más

difícil, y, sin embargo, eso es lo esencial.

La Inteligencia cósmica ha construido al hombre para que

pueda alcanzar su pleno desarrollo sólo en el caso de que

mantenga su unión con el mundo superior, del que recibe la luz y

la fuerza. Mientras sólo confíe en su intelecto limitado, no posee

todas las posibilidades de ver y de prever, y comete errores

catastróficos en todos los campos. Aquellos que - comunistas o

capitalistas - basan su poder en la técnica, la industria o el

progreso material, están condenados a sucumbir tarde o temprano.

Porque su acción, inspirada únicamente por el deseo de dominar

el mundo sin tener en cuenta los planes de la Inteligencia

cósmica, remueve las capas de la atmósfera psíquica y física,

provocando a las fuerzas hostiles, a los terribles poderes que se

desencadenan inmediatamente contra ellos.

Pues sí, todos aquellos que han decidido resolver los

problemas políticos y sociales por medio del materialismo, sin

estudiar la naturaleza profunda del ser humano, tendrán un día

grandes sorpresas. Porque esa necesidad de alimento espiritual se

Page 52: el egregor de la paloma

despertará en el pueblo con una fuerza tal que nada podrá hacerles

renunciar a ello, ni las amenazas, ni las prisiones, ni la muerte.

Únicamente los Iniciados han conseguido conciliar en su

vida el comunismo y el capitalismo, y lo han hecho

conscientemente. Saben que esa circulación es una ley de la vida:

tomar y dar... Sí, y la vida eterna se basa en recibir del Cielo, y en

repartir lo que se ha recibido, para que después todo vuelva

inmediatamente hacia el Cielo y sea purificado allí nuevamente.

La circulación venosa es capitalista: la sangre de todo el cuerpo se

dirige hacia los pulmones para ser purificada. Después, desde allí,

la sangre va hacia el corazón que la envía por todo el cuerpo: la

circulación arterial es, pues, comunista.

La circulación de la sangre es, en realidad, el reflejo de un

proceso cósmico. Esa energía que viene de Dios, del Centro, y

que desciende a través de todos los reinos de la naturaleza

(humano, animal, vegetal...), para vivificarlos, se carga así de

impurezas, y después, por caminos desconocidos, vuelve hasta los

pulmones y el corazón del universo para purificarse, a fin de ser

enviada nuevamente hacia las criaturas. Esta circulación

representa el capitalismo y el comunismo bien entendidos.

VII

POR UNA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA ECONOMIA

En el momento actual, los humanos tienden cada vez más a

asignar un papel preponderante al campo económico, y

aparentemente llevan razón, porque es muy importante asegurar

lo mejor posible la producción y la repartición de las riquezas en

el mundo. Su error consiste en no ver que, en realidad, la

economía depende de factores situados en un plano más elevado,

o en no tenerlo en cuenta.

Page 53: el egregor de la paloma

El lado económico, si queréis, es el lado muerto: no puede ni

desplazarse, ni obrar, ni expresarse; son otros elementos los que

deciden desplazarlo aquí o allá, y según sea la sabiduría o la

locura del que lo desplaza, los resultados son completamente

diferentes. Cuando la cabeza que debe decidir está enferma,

finalmente arruina la economía. Entonces aparecen los

descontentos, las huelgas, las revoluciones...

Es una lástima que los humanos se hayan dejado hundir en

la materia hasta el punto de olvidar que no es ella lo más

importante, sino los factores que obran sobre ella. Suponed que

tengáis capital y armas: os sentís muy fuertes. Pero si sois

estúpidos, llega otro más inteligente que vosotros y os puede

destruir porque posee un elemento superior a todo lo que poseéis.

Sí, la inteligencia triunfa frecuentemente sobre todos los medios

materiales.

Cada suceso que se produce en el plano material depende de

los fenómenos que se producen mucho más arriba, en el mundo

invisible de los pensamientos y de los sentimientos, y mientras no

se perciban esos elementos invisibles que obran sobre la materia

para influenciarla en sentido positivo o negativo, se tendrá una

visión errónea de las cosas. La realidad es que no existe nada

económico, técnico o industrial que pueda funcionar por sí solo.

Cuando se quiere representar la anatomía del ser humano,

nos servimos de distintos esquemas que tipifican los sistemas de

que está constituido: el sistema óseo, el sistema circular, el

sistema muscular, el sistema nervioso, etc. Ninguno de estos

esquemas representa la totalidad del ser humano, sino solamente

un aspecto. Lo que no se sabe es que más allá del sistema

nervioso existen varios sistemas más, que aún son desconocidos

por la ciencia oficial. Nadie, por ejemplo, menciona el sistema

áurico con sus corrientes de luz y color, y sin embargo dirige el

Page 54: el egregor de la paloma

sistema nervioso, exactamente como el sistema nervioso dirige

los sistemas circulatorio, respiratorio, etc... Por lo tanto no se ha

estudiado la totalidad del ser humano.

Al dar tal preponderancia al campo económico: a las

materias primas, a los capitales, a los mercados, a las

importaciones, las exportaciones, y demás..., los humanos

muestran que se han limitado a los sistemas óseo, muscular y

circulatorio. No han alcanzado el sistema nervioso y aún menos el

sistema áurico, y eso es lo que explica que al preocuparse tanto

por la economía, (expansionarse, enriquecerse sin cesar) dejan de

lado ciertas reglas, ciertas leyes, ciertas virtudes que corresponden

a estos sistemas. Es así como los dirigentes, que ponen

principalmente el énfasis en la economía, están a punto de

provocar la decadencia de toda la humanidad. Para ser más fuerte

y más rico que el vecino, se está obligado a cometer acciones que

no siempre son del todo honestas. Sí, fatalmente es así.

Así pues, mientras que por un lado aumenta la opulencia,

por el otro disminuye el respeto a las leyes divinas, y eso es lo

que va a desencadenar las peores catástrofes. Sé muy bien que no

se puede aceptar lo que estoy diciendo: porque no se ve. No se ve

que para obtener el éxito en el plano económico, se está obligado

a cometer continuamente acciones deshonestas y criminales. Lo

mismo ocurre en la política o en el espionaje: todo está permitido.

Se pretende trabajar para el propio país. Sí, pero... ¿y los demás

países ?... Son siempre los intereses económicos los que os

aconsejarán eliminar la moral. Cuando están en primer lugar,

todas las buenas cualidades quedan difusas y son reemplazadas

por el egoísmo, la violencia, la astucia, la falta de escrúpulos. La

vida económica es indispensable, se comprende, pero debe

dominarse para que obedezca a otras necesidades, a otros poderes

que le son superiores. De no ser así, las mejores aspiraciones son

escarnecidas para enriquecer a los egoístas.

Page 55: el egregor de la paloma

Hay que empezar a reflexionar para ver claramente que el

primer puesto debe corresponder al mundo divino, y que todo el

resto está a su servicio. La verdad es que los humanos han

confundido el fin con los medios. Saben que siempre hay un fin

que alcanzar y unos medios para lograrlo; pero lo que no han

visto es que están tomando como medios todas las facultades y

los dones que el Cielo les ha dado para alcanzar el fin más

rastrero. Para satisfacer sus apetitos más inferiores sacrificarán lo

que hay de mejor en ellos, e incluso el Señor debe someterse para

ayudarles en sus desmanes y en sus locuras. Y, ¿creéis que se han

dado cuenta de esta situación? ¡De ninguna manera! No pierden el

tiempo preguntándose: «Pero, ¿cómo soy? ¿Qué estoy buscando

?» Pues no, se necesita un Maestro que les diga: « ¡Pero mira,

amigo mío, cuál es tu meta! ¡Es el infierno! ¿Y los medios? Pues

bien, tú has empleado como medios al Señor, a los Ángeles, a la

ciencia, al arte, a la religión... » Sí, ¡he aquí de qué se han servido

para alcanzar el infierno!

Ciertamente el progreso material, industrial, aporta algo. Al

entrar ahora en una casa no puede uno dejar de maravillarse por

todo lo que ve: la calefacción, la televisión, el teléfono, el

aspirador, el lavaplatos, la lavadora... Pero entonces, ya que lo

tienen todo, ¿por qué los humanos nunca se han sentido tan

insatisfechos, rebeldes y enfermos como ahora ?... Pero ante este

fracaso tan evidente siguen buscando en la misma dirección. No

quieren comprender que, para ser verdaderamente felices, tienen

que buscar otra cosa: el amor, la sabiduría, la verdad, y dudar de

que las comodidades y la vida fácil vaya a aportarles algo

positivo. Lo que realmente aportan todas esas facilidades son la

pereza, el egoísmo y la debilidad. Pero, desgraciadamente, eso es

lo que se desea: la pereza, el placer... no hacer nada y tenerlo

todo.

Page 56: el egregor de la paloma

Y, ¿qué aconsejo yo? Aconsejo ambas cosas: tener todas las

facilidades materiales, pero mantener físicamente, y sobre todo

psíquicamente, una actividad infatigable para no anquilosarse y

embrutecerse. Diréis que ya he hablado otras veces sobre esto. Sí,

os he hablado, pero, ¿ha dado resultado? ¿Estáis decididos a obrar

en este sentido? No, aún no; también vosotros estáis tan

concentrados en la materia, en los placeres, que no os queda

tiempo para abriros al mundo divino e invitar a las entidades

sublimes para que desciendan a trabajar con vosotros. Entonces,

mis queridos hermanos y hermanas, esto es muy grave; si no

queréis comprender, sufriréis y nadie os podrá salvar. Sólo

vosotros podéis salvaros por la luz y por el amor. Así pues,

analizad en qué consagráis vuestro tiempo, vuestras energías,

vuestra atención. Veréis que no concedéis mucho espacio al

mundo divino - el único, sin embargo, que os puede purificar,

iluminar, resucitar - y que consagráis casi todo vuestro tiempo y

vuestras energías al mundo material que, después de haberos

proporcionado algunos momentos de alegría, os aplasta, os

aprisiona y os disgrega.

Consideremos el ejemplo de un hombre rico: si no hace

nada positivo con sus riquezas, si se deja llevar por los placeres

de la vida ordinaria, cuando vuelva en una próxima encarnación

no tendrá nada, será un vagabundo bajo los puentes, dispuesto a

recibir golpes como los demás vagabundos. No sabrá que había

sido muy rico en el pasado y que si ahora está en la miseria, es

porque no hizo nada por los demás con sus riquezas. Cuántas

criaturas vienen al mundo en un estado verdaderamente

deplorable sin que se sepa por qué. Esta cuestión nunca ha sido

bien explicada ni por la psicología, ni por la medicina, ni por la

pedagogía, ni por el psicoanálisis... ni tampoco por la religión.

Sólo puede serio por la Ciencia iniciática.

Page 57: el egregor de la paloma

Así pues, si queréis prepararos las condiciones adecuadas

para vuestra próxima encarnación, ante cualquier cosa que

emprendáis, decid primeramente: «Busco la luz, busco el amor,

busco la fuerza... ¿La obtendré haciendo esto o aquello? Y el

Cielo que os escucha, os dará la respuesta. ¡Hay tanto que decir

todavía sobre la economía! Cuando una sociedad está demasiado

preocupada por sus intereses económicos, se producen toda clase

de desequilibrios e inconvenientes porque no hubo suficiente

sabiduría para preverlo. Mirad, se quiere exportar lo más posible

porque es extremadamente ventajoso, y de una cosa a otra se

acaba por vender armas y aviones de combate a naciones que, por

sus continuas luchas, pueden comprometer la paz y la seguridad

de todo el planeta. Algunos de estos pueblos apenas saben leer y

escribir, en cambio, se les proporciona las armas más

perfeccionadas. Naturalmente se ganará mucho dinero, pero, por

otro lado, también lo pagarán muy caro. ¡Señor Dios, qué

ceguera! Y así es como la economía será la ruina de muchos

países.

Sí, mis queridos hermanos y hermanas, ningún problema es

más importante que la economía, en esto estoy de acuerdo. Una

cosa que los humanos no han comprendido es que no es por abajo

por donde hay que estudiar el problema para resolverlo, sino por

arriba, porque lo que está abajo no es más que el reflejo de lo que

está arriba.

II

La sociedad está tan bien organizada para dar a los humanos

todo lo que quieren, que éstos se han vuelto abúlicos: saben que

encontrarán siempre algo o alguien que les resolverá su problema.

Page 58: el egregor de la paloma

Pueden esquiar sin prestar demasiada atención: si se rompen una

pierna irán a un hospital, y se la enyesarán. Si deben trabajar

sobre un andamio, ¿por qué verificar si está bien colocado? Si

caen, se les recogerá para curarles. Y, ¿por qué tener cuidado con

los dientes? Se irá al dentista. Y en cuanto a los vestidos, ¿por qué

cuidar de no mancharlos? Hay tantos productos de limpieza, ¡eso

sobra! También hay quien se pasea por el bosque y tira un

cigarrillo encendido: ¿por qué preocuparse si se provoca un

incendio? Los bomberos ya lo apagarán.

Es así como la atención, la perspicacia, la sabiduría, la

inteligencia disminuyen cada vez más. ¿Por qué desarrollarlas

cuando hay tantos medios externos para corregir las tonterías que

hemos hecho? Todos los investigadores, los técnicos, están ahí

para ayudar a los humanos. Pero en realidad no les ayudan,

porque de esta forma los humanos se vuelven cada vez más

débiles y perezosos, embruteciéndose. Puede que estén más

instruidos que antes, ¡pero también son mucho más negligentes y

despreocupados! La cuestión ahora no está en obtener el progreso

material y técnico, sino más bien en poder trabajar en el campo

interno para ejercer la atención, la prudencia, el dominio de sí

mismo.

Porque también hay que pensar en la posibilidad de que

puedan producirse sucesos que nos priven de todas estas

comodidades. Mirad lo que pasa con el petróleo: se extraía, se

extraía sin cesar y se derrochaba la energía porque se creía que el

petróleo no se agotaría jamás, que estaría siempre a la disposición

de todos, y fijaos ahora en la cantidad de problemas políticos que

se han suscitado a causa del petróleo. Se ha convertido en un arma

terrible en las manos de los que lo poseen, y ahora la paz del

mundo está continuamente amenazada a causa del petróleo. La

economía es algo magnífico, pero sería mejor para los hombres

que intentaran conocer y aceptar las verdades capaces de mejorar

Page 59: el egregor de la paloma

ante todo su vida psíquica, porque es la vida externa la que tarde o

temprano acaba por sufrir las consecuencias de sus debilidades

internas.

¡Posiblemente yo sea el único que comprende correctamente

la economía! Se habla de economía, se estudian las ciencias

económicas, y yo no conozco nada de todo eso, pero sé que la

economía no se encuentra allá donde la buscan los seres humanos.

¿Queréis practicar la verdadera economía, tener riquezas, tesoros

que podréis gastar inmediatamente para ayudar a los demás? Pues

bien, hay que llegar a desarrollar la atención, la iluminación, ser

dueño de sí mismo, razonable. Esa es la verdadera economía.

Nadie la busca ahí, ¿lo veis?; y las mayores pérdidas, las mayores

ruinas las producen los economistas.

Todos están en camino de arruinarse espiritualmente,

moralmente, intelectualmente, e incluso materialmente, porque en

realidad no han comprendido la verdadera naturaleza de la

economía. La verdadera economía comienza por algo en lo que

nunca se os ocurriría pensar: por la atención. Uno se queda

pasmado al ver el número de medios y de productos que existen

para reparar lo que se ha estropeado, roto o ensuciado, y no

solamente en cuanto a objetos, sino también en cuanto a seres

humanos. ¡Es inaudito! ¡La mitad de la humanidad trabaja para

reponer los desaguisados de la otra mitad! Pues bien, he ahí un

punto que debería preocupar a los economistas ante todo, porque

la gente confía demasiado en los medios externos, diciendo: «

¿Por qué preocupamos en prestar atención si hay tantos técnicos y

obreros capaces de reparar todo lo que hemos estropeado,

incluidos nosotros mismos?» Cuantas más facilidades se tienen,

menos se desarrolla la atención, y así es como se derrumba una

economía: porque se está acostumbrado a gastar demasiado en

reparar.

Page 60: el egregor de la paloma

Pero sé muy bien que este punto de vista no es el de los

economistas. Porque nunca han enfocado el problema desde este

punto de vista, y además tienen una filosofía completamente

opuesta: hay que producir cada vez más, y para que esta

producción se venda es preciso que la gente consuma al máximo.

Se les empuja así al consumo e incluso al derroche: cuantos más

productos compren, tanto mejor. Si se vuelven descuidados y

estropean su coche o sus aparatos, tanto mejor, se verán obligados

a comprar otros... Si no son razonables y arruinan su salud,

también está muy bien, porque de esta forma enriquecerán las

industrias y los laboratorios farmacéuticos. Naturalmente, de esta

forma los negocios de ciertas personas y de ciertas naciones

marchan perfectamente, pero para el conjunto de la humanidad,

para su equilibrio, su salud, su felicidad, esta concepción de la

economía es ruinoso, catastrófico.

En realidad, sólo la naturaleza conoce y practica la

economía: sabe cómo hacer para no perder ni un solo átomo.

Cualquier mota de polvo, cualquier inmundicia, todo lo utiliza.

Mirad: incluso los desechos y las inmundicias que producen los

humanos, son absorbidos y transformados en los talleres de abajo,

y he aquí que se convierten en un alimento para la vegetación.

Nada se pierde, nada se desecha. Los humanos están muy lejos de

poseer esta inteligencia de la naturaleza: no solamente agotan la

tierra forzando la producción y malgastando sus recursos, sino

que además tienen el problema del depósito de los desperdicios.

Mirad los problemas que se producen con los residuos radiactivos

y otros residuos de materias extremadamente tóxicas para las

cuales no se ha encontrado aún el medio de destruirlas. Se ven

obligados a acumularlas en galerías subterráneas, lo cual

representa un terrible peligro para la humanidad.

La verdadera economía no se encuentra, pues, ahí donde la

buscamos. Y os diré que incluso la verdadera economía consiste

Page 61: el egregor de la paloma

en no dilapidar las fuerzas, las cualidades, las energías que el

Cielo nos ha dado. Empieza, pues, por la sabiduría, la medida, la

atención. ¡Actualmente hay muchos economistas, abundan! Pero

la humanidad nunca encontrará la felicidad a través de estos

grandes economistas, porque no ven más que el lado material de

la vida y de los problemas.

Un ser que malgasta y dispersa todas sus energías psíquicas

debido a sus pasiones, a sus deseos, a sus pensamientos y a sus

sentimientos desordenados, ¿qué comprensión puede tener de la

economía? Diréis que no veis qué relación puede haber...

¡Sencillamente porque estáis ciegos! Estos dos campos no están

separados. He ahí por qué los que están a la cabeza de un país y

que se pronuncian sobre las cuestiones económicas deberían ante

todo aprender ciertas verdades que no se encuentran en los libros

de economía: cómo está constituido el hombre, cómo está unido a

todo el universo, cómo está jerarquizado este universo, y que

todas las empresas humanas deben obedecer a un modelo, a una

idea celeste. En ese momento, todo lo que hagan, todo lo que

ordenen, será perfecto.

VIII

LO QUE TODO HOMBRE POLÍTICO

DEBERÍA SABER

I

El ser humano está hecho de dos naturalezas (digámoslo así

para simplificar): una naturaleza inferior a la que hemos llamado

«personalidad», y una naturaleza superior a la que hemos llamado

«individualidad». Cuando es la naturaleza superior la que domina,

el hombre puede hacer un bien inmenso al mundo entero,

mientras que si se deja arrastrar por la personalidad que es

egocéntrica, cruel y ansiosa, no puede hacer otra cosa que

Page 62: el egregor de la paloma

molestar a los demás. Desgraciadamente, en todo el mundo es la

personalidad la que ocupa el primer lugar: en las familias se ve a

la mujer tirando la manta hacia sí, y al marido haciendo lo

mismo… en la sociedad cada cual trata de labrarse su camino a

expensas de los demás... En la política, en la economía, en el arte,

por todas partes no se ve otra cosa que a la personalidad,

manifestándose y tratando de imponerse, de avasallar.

Pero los humanos no poseen criterio suficiente para analizar

el origen de sus exigencias y de sus reivindicaciones. ¡Cuántas

veces los humanos han hecho la experiencia del cambio e incluso

de la revolución! Pero la situación no ha mejorado. Y, ¿por qué

no ha mejorado? Porque a pesar de las revoluciones, la gente no

se ha liberado del círculo vicioso de sus deseos y de sus fines

realmente inferiores. Mientras no mejoren las mentalidades,

ninguna situación puede mejorar verdaderamente. Hay que salir

de esas regiones inferiores colmadas de atractivos y apetencias, y

entonces los cambios que tendrán lugar serán verdaderas mejoras.

A pesar de todo, y aunque los políticos utilicen cada día más

la palabra «cambio», seguirán produciéndose los mismos

esfuerzos encarnizados por parte de los ambiciosos para ocupar

los puestos que les van a dar más poder y más dinero. No se

preparan para asumir la grandiosa tarea que les corresponde, no

trabajan para llegar a ser más desinteresados, más nobles, más

dueños de sí mismos... ejemplos. Eso no les interesa. ¿De qué les

serviría mejorarse? No es eso lo que necesitan. Necesitan puestos

para tener poder, para satisfacer sus pasiones, sus deseos de

conquista, de dominación, de venganza. ¡He ahí por qué el mundo

no encontrará jamás la paz!

En realidad, la sociedad actual está tan poco iluminada que

excita todas las tendencias inferiores de sus miembros. Los

padres, por su parte, son tan ignorantes que se imaginan que

Page 63: el egregor de la paloma

educan a sus hijos empujándoles a conseguir favores y privilegios

por medios no demasiado lícitos. Para ellos en eso consiste la

educación. En lugar de decirles: «Prepárate, porque si un día

tienes que responsabilizarte, deberás mostrarte a la altura de tu

tarea sin comprometerte jamás.» Pero no, les dan pésimos

consejos y se alegran de su éxito aún en el caso de que no lo

merezcan. Lo que se quiere es triunfar en el plano material, y

puesto que para conseguirlo hay que emplear subterfugios,

trampas, violencia, se acaba por destruir todo lo que había de

positivo en el carácter.

Diréis: «Sí, pero si obramos según sus consejos, si nos

preparamos para convertimos en personas ejemplares, las

condiciones en el mundo son tales que pasaremos completamente

desapercibidos, nos situaremos en el punto más bajo de la escala.»

Pero, ¿qué sabéis vosotros sobre las grandes leyes espirituales

para llegar a semejantes conclusiones? Cuando en verdad os

convirtáis en un ser excepcional, en un modelo, en un sol, aunque

no lo queráis, aunque os opongáis, los demás os tomarán por la

fuerza y os colocarán en lo más alto para dirigirles y guiarles... Si

eso no se produce es porque no lo merecéis, todavía no estáis

preparados; por consiguiente, no tenéis de qué protestar.

Los humanos aspiran a la verdadera luz, a la verdadera

ciencia, la necesitan, la buscan, pero como aquellos que

frecuentan no son precisamente modelos impecables, emplean la

deshonestidad y la violencia para triunfar a cualquier precio.

Internamente, todos aspiran a lo que es noble, sublime, pero como

no lo encuentran, se ven rodeados de pillos y de ladrones,

desanimándose y empezando a imitarles adoptando esa filosofía

tan extendida: «Haced el bien y recibiréis el mal»... «Sed

honestos y moriréis de hambre»... «El hombre es un lobo para el

hombre»... Entonces, cada vez más, cada cual se pone a la altura

de las criaturas más inferiores.

Page 64: el egregor de la paloma

Lo que es triste es que durante la adolescencia muchos

tienen ese deseo de trabajar por un ideal, de hacer grandes

sacrificios, de comportarse como caballeros; pero al cabo de

algún tiempo, después de estar en contacto con la realidad y bajo

la presión ambiental que les aconseja ser «razonables»,

«inteligentes», renuncian y se ponen a la altura de los demás. Eso

se ve por todas partes: las personas tienen buenos deseos, anhelos

positivos, pero no encuentran instructores, modelos que les

sostengan, les aconsejen y les impidan volver hacia atrás, y

entonces, debido a esos pequeños inconvenientes, a las bromas, a

las burlas de los demás, al poco tiempo llegan a ser como las

fieras que les rodean.

Pero suponed que en el futuro haya criaturas que luchen, que

lo sacrifiquen todo para llegar a realizar un ideal sublime, y veréis

cómo enseguida se les va a querer, buscar y apreciar. Es así como

puede venir el Reino de Dios a la tierra. Si por ahora aún no ha

venido, se debe a que la mayoría de los gobernantes de este

mundo no tienen un ideal elevado. No están tan locos, no son tan

tontos como para perseguir unos fines tan sublimes,

¿comprendéis? ¡Prefieren aprovecharse de la situación! Pero si un

día algunos se deciden a realizar este ideal pase lo que pase,

entonces, creedme, aparecerá el verdadero poder, la verdadera

luz, la verdadera belleza.

Sólo los sabios, los Iniciados, los grandes Maestros que han

dominado su personalidad, han podido expresar su individualidad

y dejar una obra inolvidable, eterna, indeleble. Siempre han

existido tales seres - la historia nos ha conservado el recuerdo -

pero son muy pocos en comparación con ese conjunto de

personalidades que pueblan la tierra, dando libre curso a sus

instintos más inferiores: la avidez, la hostilidad, la venganza. Y

cuando son semejantes seres quienes mantienen actividades

políticas en un país, sólo pueden producir víctimas. Por eso las

Page 65: el egregor de la paloma

guerras no se acabarán nunca: debido a esta filosofía de la

personalidad. Mientras los humanos no cambien de filosofía, no

podrán producirse verdaderas mejoras: siempre habrá en alguna

parte de la tierra guerras y miserias.

Si el Reino de Dios aún no ha venido a la tierra es porque

todos trabajan por una política inspirada en la personalidad. Sí,

cuando analizo los fines de la política, veo que siempre son

mediocres. Evidentemente están presentados de manera atrayente,

y adornados para impresionar a la galería. Pero en realidad,

cuando analizo estas metas, observo cómo todo ello equivale

frecuentemente a decir: levántate para que yo me siente en tu

lugar. Sí, todos son iguales, pero poco a poco comprenderemos

que no se pueden fabricar violines con cualquier clase de madera,

hay que encontrar la madera adecuada. Sí, los hombres políticos

deberían prepararse, instruirse en las Escuelas iniciáticas, de lo

contrario continuarán arrastrando a los pueblos hacia la catástrofe.

También yo trabajo para una política, pero para una política

que no está inspirada en la personalidad. Lo que es triste es que

aún no hay mucha gente preparada para captar esas ideas. Id a

hablar de una política inspirada en la individualidad: la

generosidad, el desinterés, la luz...nadie os seguirá. Pero hablad

de la posibilidad de destruir o incendiar, y enseguida atraeréis a

millares de personas. Por eso os pido disculpas por deciros que

los humanos aún tienen necesidad de sufrir.

Sí, no hay otra explicación: todavía necesitan sufrir, y un

día, debido a esos sufrimientos, encontrarán el camino. Diréis que

soy cruel. No, siento decíroslo, pero los humanos tienen

necesidad de sufrir para comprender. La prueba está en que

cuando se presenta un enviado del Cielo que puede iluminarles y

ayudarles, ¿acaso le escuchan? No, y no solamente no le

escuchan, sino que le encierran, le queman, o le crucifican. Pero

Page 66: el egregor de la paloma

cuando es un monstruo el que les hace sufrir le acogen con los

brazos abiertos, y son ellos mismos quienes le dan todos los

poderes para destruirles. Estudiad la historia y veréis que los

humanos buscan a los que les hacen sufrir.

Los anales de la Ciencia iniciática cuentan que muchas

humanidades han desaparecido, y que algunas, como la raza de

los Atlantes, por ejemplo, tenían una cultura y una técnica mucho

más avanzada que las nuestras. Si desaparecieron fue debido a esa

tendencia de la personalidad que empuja a los seres a querer

dominarlo todo y a sojuzgar por la violencia.

Y lo que es un pésimo presagio para el porvenir de la

humanidad es que esta tendencia se manifiesta cada vez más en el

mundo actual. Sólo vemos partidos o Estados que quieren

dominar y aplastar a los otros; se fabrican armas cada vez en

mayor cantidad y más mortíferas. Si hay una industria que no está

en paro, esa es la del armamento: cada país lo fabrica para sí y

para sus países clientes. Actualmente, África está abastecida con

armas que le venden otros países; esos países están contentos

porque se han enriquecido, pero, ¿cómo no se les ocurre pensar

que un día deberán sufrir las consecuencias catastróficas de esa

venta de armas?

La Inteligencia cósmica, que vive en la eternidad, no se

acercará a la humanidad. Ya desaparecieron tantas otras, que si

ésta también desaparece por su propia culpa, no se conmoverá

demasiado: con algunos individuos que queden, se preparará una

nueva. De nosotros depende el que no seamos destruidos. Si nos

empeñamos en hacer todo lo posible para ser destruidos, la

Inteligencia cósmica permanecerá imperturbable, no intervendrá,

nos deja libres.

La humanidad ha llegado a un alto grado de desarrollo, es

evidente, y este desarrollo lo debe al intelecto. Por sí mismo, el

Page 67: el egregor de la paloma

intelecto es neutro, no está ni bien ni mal orientado, pero cuando

está dirigido por la personalidad - lo cual ocurre en la mayoría de

los casos - es el medio más eficaz para realizar los proyectos más

perniciosos. Gracias al extraordinario desarrollo de las facultades

intelectuales, la personalidad logra cada vez más manifestar sus

tendencias negativas: querer acapararlo todo y suprimir lo que se

le resiste.

Y cuando oigo los discursos de ciertos representantes de los

partidos políticos o de los sindicatos, ¡Dios mío, dejadme reír!

Sus actividades nunca darán resultado. ¿Por qué? Porque no son

ningún ejemplo, ningún modelo, tienen ambición, prejuicios, es

su personalidad quien gobierna. Diréis que son muy inteligentes,

que saben hablar... Sí, lo sé, pero esto no es suficiente. Conocen la

política, la historia, la economía, pero están dirigidos por la

personalidad. Cuando su individualidad llegue a gobernar,

entonces sí, podrán realizar alguna que otra cosa. Pero, ¿acaso

saben que existe en ellos una naturaleza superior que debe tomar

las riendas?

Ningún hombre puede llegar a ser un buen jefe de gobierno

mientras tenga impulsos, proyectos dictados por la ambición, el

interés, la vanidad o el deseo de venganza... En esas condiciones

jamás podrá aportar la felicidad a su pueblo. ¡Oh! naturalmente,

podrá alucinar con falsas razones a los demás, a fin de que no

descubran sus verdaderos móviles, todos encuentran el sistema

con palabras, gestos, frases en las que se cuestiona el bienestar de

la patria, la felicidad de los hombres, la verdadera justicia, etc...

Pero la realidad, no pueden decirla: si se presentan tal como son,

con sus angustias, su voluntad de dominio, ¿os dais cuenta?, nadie

les aceptaría. Ellos lo saben, por eso engañan, mienten, intimidan.

En el pasado, sí, hombres como Gengis Khan, Atila,

Tamerlán, podían obtener todo lo que querían, incluso

Page 68: el egregor de la paloma

mostrándose tal como eran. Eran otras épocas, otras mentalidades,

y cuanto más cruel, injusto e implacable era el jefe, más

posibilidades tenía de triunfar. Pero ahora no se puede; hay que

presentar metas aceptables, razonables, incluso generosas, de lo

contrario se está perdido. ¡Por esto se ha trabajado tanto

actualmente en adquirir maneras convincentes para atraer a las

víctimas, y una vez atraídas, ­ zas - se las tragan! Es fácil: esas

víctimas no tienen intuición, inteligencia, ni conocimientos. Con

un poco de método y de tiempo, incluso un bribón puede

convencer a cualquiera, con la condición de no mostrar sus

verdaderas intenciones.

Para encontrar seres que tengan verdaderamente móviles

desinteresados, hay que dirigirse a los grandes Iniciados que han

dado pruebas, que se han purificado, que han sufrido, pero que

han vencido y triunfado. Por otra parte, no hay que confiar en

todo el mundo. Si en el hombre la naturaleza superior ha vencido

a la naturaleza inferior, podéis tener confianza en él, pero nunca

antes. Primeramente, ¡desconfiad de cualquier cosa que os cuente

un hombre! Y tampoco os digo que tengáis confianza en mí, que

me creáis, que me sigáis. Os digo solamente: «Venid conmigo,

venid a comprobar...» Y si después de haberme observado durante

meses o años pensáis que podéis tener confianza en mí, entonces

sois libres de seguirme. Pero jamás os he dicho que me sigáis el

primer día.

II

Está claro que cuando se escuchan mis conferencias y se

está al corriente de todos los acontecimientos que suceden

actualmente en el mundo, se encuentra que los asuntos de los que

hablo no tienen ninguna relación con la actualidad. Se dice:

«Pero, ¿qué nos está contando? ¡Si supiese lo que ocurre en

Polonia, en el Líbano o incluso en Francia, no nos entretendría

Page 69: el egregor de la paloma

con cosas tan insignificantes!» Y he ahí que no se ha entendido

nada, porque lo que os doy es, precisamente, la base de todo: los

métodos, los medios, las claves para resolver todos los problemas

de la existencia.

Si ahora os hablara de los hechos, ¿de qué serviría? ¡Hay

tanta gente que habla de ellos sin dar soluciones! ¡Sólo son

estadísticas, informes que nunca servirán para nada, y sólo Dios

sabe si son exactos! Por consiguiente dejo todas esas cuestiones

para los demás, y me ocupo de lo esencial, de lo que seguirá

siendo válido durante toda la eternidad. El ser humano tienen un

cuerpo físico, una voluntad, un corazón, un intelecto, un alma, un

espíritu, y la cuestión está ahí: ¿cómo debe trabajar con esos

elementos, con los cuales siempre tendrá que contar? Sí, durante

la eternidad, cualesquiera que sean los acontecimientos, el ser

humano se encontrará ante los mismos problemas: cómo pensar,

sentir, obrar, amar, crear...

Personalmente he escogido el tema más importante: el ser

humano. Todos los que no ven su importancia, pierden el tiempo

y sus energías en anécdotas que todo el mundo olvida poco

tiempo después. Sí, ¡es extraordinaria esta tendencia de la gente a

interesarse en futilidades! Un nuevo gobierno, por ejemplo, he ahí

de qué nos ocupamos con pasión... Pero, ¿cuánto tiempo va a

durar este gobierno? Algunos meses, después cambiará, y habrá

que ocuparse de otro. Y los partidos políticos... algunos aparecen,

y otros desaparecen o cambian de nombre, y si no conocéis esos

nombres y los de aquellos que están a la cabeza, vais a ser mal

vistos. Que no sepáis nada de las cosas celestes, eso no importa,

pero desconocer las disputas de los dirigentes políticos, lo que se

ha dicho por televisión, ¡ah! esto es grave... Sin embargo, ello es

lamentable, es miserable, ¿qué aporta eso a los humanos en

cuanto a su verdadero porvenir, es decir para su paz, su luz, su

inmortalidad?

Page 70: el egregor de la paloma

Diréis: « ¡Pero si lo que quieren es ayudar a su país!» No se

puede ayudar de esta manera, no se ha podido jamás ayudar a los

humanos de esta manera. Se imaginan que les ayudan... No, no

son esas discusiones y disputas políticas las que pueden

ayudarles. Todo esto nunca ha aportado nada, salvo descontento,

furor, huelgas y revoluciones. ¿Qué ha mejorado la política? Los

hospitales están llenos de enfermos, los tribunales atestados de

procesos, y pronto se necesitará un guardia por cada habitante.

Encontraréis millares de personas en el mundo que sitúan la

política en primer lugar. Día y noche no se ocupan más que de

eso, pero, ¿qué soluciones encuentran? Ninguna, salvo pertenecer

a un partido. ¡Ah! esto sí, ¡es glorioso, es fantástico el pertenecer

a un partido, toda la gloria está ahí! Pero ese partido, ¿va a

resolver verdaderamente los problemas? ¿Acaso está en el buen

camino, en la verdad? No nos ocupamos de eso. Una vez inscrito

en el partido, uno se siente hinchado, fuerte, seguro de sí. Pero a

menudo este orgullo no dura mucho, porque si el partido no

alcanza la victoria, he aquí que sus miembros se deshinchan. Toda

su gloria no era más que una pompa de jabón.

¿Estáis de acuerdo conmigo? No, no lo creo. Bueno, Como

queráis. Pero sabed que todas esas tendencias que se están

manifestando en este momento no son prácticamente otra cosa

que tendencias anárquicas. ¡Si la gente pudiese darse cuenta de lo

alejada que está de la verdad! Pero les gusta equivocarse,

ilusionarse, hacer algo, aunque no sirva para nada. De esta manera

se mueven, no están inactivos, así matan el tiempo. Se entiende

que es positivo el ser activo, pero, ¡por lo menos escojamos una

actividad interesante!

Id ahora a hablar de política en cualquier parte, en la calle,

en el tren, y veréis que los jóvenes, los ancianos, todos os

expondrán fantásticas ideas políticas. Dios mío, viven una vida

Page 71: el egregor de la paloma

tan limitada, tan personal, ¿qué ideas pueden tener? Y si

escucháis a los jefes de los partidos políticos, oiréis que cada cual

acusa al otro de trabajar para arruinar a la nación y hacer

desgraciados a los ciudadanos. ¡Cada cual siente un amor tan

grande por la patria! Y en realidad, ¿es verdaderamente sincero,

habla en interés de su país y de sus compatriotas, o para sí mismo,

para ser elegido? Y luego, vemos lo que vemos cuando resultan

elegidos... Desgraciadamente, vemos lo que ya habíamos visto

otras veces.

Por no estar de acuerdo en lo que significa «interés del país»

es por lo que hay tantos partidos, y cada vez habrá más. Pero, ¿de

qué sirven tantas divisiones? Hay que ver el conjunto, un fin

definitivo, y no obcecarse en hechos particulares, luchando por

objetivos que pronto van a ser reemplazados por otros.

No digo que todos estén equivocados, no; cada cual tiene

razón desde su punto de vista. Pero, en conjunto, todos cometen

errores. Un egoísta que no se preocupa por los intereses de los

demás arregla las cosas para satisfacer todos sus deseos y sus

caprichos, pero, fatalmente, los demás se lo reprochan; pero él no

lo comprende, porque ante sí mismo todo estaba en regla, todo era

perfecto, todo era lógico. Lo mismo ocurre con los partidos

políticos. Todo lo que dicen es absolutamente cierto, lógico desde

su punto de vista, pero en relación a otro punto de vista, el punto

de vista de la totalidad, ya no es tan verdadero.

Cuando un niño quiere hacer alguna cosa, está persuadido

de tener razón, y se extraña de que sus padres se lo impidan o le

castiguen por haberlo hecho... ¡Según el grado de comprensión a

que el niño haya llegado, lo que desea puede ser absolutamente

lógico y legítimo! Y he aquí que comprueba que los demás, que

son malos y poco comprensivos, ponen obstáculos a sus deseos, y

se rebela. Es exactamente lo que pasa con todo el mundo. Cada

Page 72: el egregor de la paloma

cual tira la manta hacia sí: «Según yo, es así, según yo, es asá.»

Sí, pero ese «según yo», ¡es tan limitado! Se necesita una

inteligencia que puede juzgar las cosas como nosotros las vemos,

pero al mismo tiempo capaz de penetrar en las conciencias de los

demás para modificar o completar este punto de vista. Entonces se

descubrirá la verdad y se verá que todos llevan razón sin tener

razón: es decir, que tienen razón desde el punto de vista de su

comprensión, pero no desde el punto de vista de la colectividad

cósmica.

Mientras no se es lo suficientemente amplio, impersonal,

evolucionado, se ven las cosas según uno mismo, y la propia

verdad no es más que un pedazo de la verdad. Así pues, todos los

partidos políticos se equivocan porque cada cual sólo ve las cosas

desde su punto de vista. Si un día pueden ver la realidad, no se

sentirán tan orgullosos de sí mismos. Todos aquellos que no

intentan alcanzar un punto de vista universal se equivocan, y un

día u otro, la propia vida les demostrará que se han equivocado.

No estoy en contra de la política, sino que la entiendo de

forma distinta. Si se da el poder a alguien que no conoce la

estructura del ser humano, la forma en que está unido a todas las

potencias cósmicas, ¿cómo queréis que pueda aportar algo

verdaderamente positivo a su país? Si no ha conseguido esta

unión en sí mismo, ¿cómo queréis que lo consiga para toda una

nación? ¿Acaso un idiota puede instruir a los demás, una persona

débil soportar pesadas cargas o un ser impuro purificar a los

demás? ¡Es imposible! Pues bien, también es imposible que los

políticos hagan felices a los demás si no han sido instruidos en

una Escuela iniciática: allí se les enseñará que para ser

verdaderamente un hombre político, se necesita primeramente

poseer un conocimiento profundo del hombre y de la naturaleza,

respetar las leyes divinas y no tener ninguna ambición, ninguna

pasión personal.

Page 73: el egregor de la paloma

Todos hablan de servir a la patria, pero a menudo sólo son

palabras, piensan sobre todo en su bolsillo, en su prestigio, en su

poder, y tienen uñas, garras y dientes, que emplean para abrirse

camino y conseguir el primer lugar. Mientras otros que están más

iluminados pero que no tienen uñas, ni garras, permanecen en la

sombra. No me opongo a la política, pero para mí la única política

válida es la de los Iniciados que han estudiado la naturaleza

humana, sus debilidades, sus necesidades y las condiciones

espirituales, afectivas, morales y económicas en las que puede

expansionarse. Mientras no se conozca todo esto, la política no

puede conducir a otra cosa que a enfrentamientos sangrientos. Y

mirad, incluso Karl Marx, al que tanto se ensalza, se glorifica y se

sigue, también va a quebrar dentro de poco tiempo con toda su

compañía. Sí, porque no se resuelven todos los problemas

humanos mediante la lucha de clases, la colectivización de los

medios de producción, etc. Que Karl Marx ha sido un genio, esto

es seguro, nadie lo puede negar, pero que no lo previó todo, que

no vivió una vida divina, que no ha sido un Iniciado, esto también

es seguro. No niego que haga falta gente cualificada en cada

campo de la vida social, pero ante todo se necesitan, en la cima,

Iniciados que conozcan lo esencial, aunque no sepan nada más.

¿Estáis extrañados? Pues considerad mi caso, por ejemplo.

No hay sobre la tierra un hombre que sea tan ignorante como yo

en cuanto a organización, economía, finanzas. No sé nada sobre

estos temas. Y entonces, ¿qué es lo que sé? Pues bien, una sola

cosa, una: cómo verter agua, eso es todo, y el agua

inmediatamente encuentra su camino. Cuando esto sucede,

aparece y se implanta inmediatamente un cultivo: las plantas, los

animales, los hombres... Hay que hacer que el agua fluya sin

preocuparse por lo demás. Es lo que yo hago aquí, en la

Fraternidad, desde hace años: me ocupo de que el agua fluya, y

sois vosotros, sí, vosotros, quienes al igual que las plantas, los

Page 74: el egregor de la paloma

pájaros, los árboles, los animales, los hombres, encontráis cada

cual vuestro sitio. No me incumbe a mí el encontraros un sitio, yo

no debo ocuparme de eso. Para eso no tengo espíritu organizador.

No me ocupó de otra cosa que del agua, porque si hay agua, las

cosas se organizan por sí solas. ¡Y esa agua es el amor, es la vida!

En tanto que los políticos crean que para mejorar la

situación es suficiente instaurar una buena organización, crear

nuevas instituciones, nuevas estructuras o nuevos puestos, todo va

a morir y a disgregarse, porque no se han preocupado del agua.

Todo lo que puedan organizar externamente se demostrará que es

ineficaz mientras no se ocupen de que fluya el agua. Por ello se

precisa que en la cumbre haya un ser que posea .la luz, el saber, el

amor, porque entonces las distintas ramas de todas las actividades

sabrán cómo desarrollarse para contribuir al éxito de la empresa.

¡Podemos observar también este fenómeno en la vida

cotidiana! No sabéis con exactitud cómo actuar para triunfar en lo

que tenéis que hacer, pero si lo amáis, si os gusta hacerlo,

entonces triunfaréis debido a vuestro amor, porque vuestro amor

sabe desenvolverse. Pero si no tenéis este amor, por más que

ensayéis, ¡no hay nada que hacer!

Vemos mujeres que leen todos los libros de cocina y

emplean los mejores ingredientes, pero las comidas que preparan

no se pueden comer, porque no les gusta cocinar. Mientras que

otras, sin haber leído jamás una receta, y con algunos ingredientes

muy simples, no se sabe cómo, logran platos suculentos. Porque

les gusta lo que hacen. ¡Ahí está, es el amor! Por otra parte,

naturalmente, tampoco soy un bebé como para no comprender

que la organización de un país es algo complejo. Sí, pero para que

funcione hace falta una luz, un amor, que el agua fluya, y

entonces todos los demás recibirán la inspiración y sabrán lo que

deben hacer.

Page 75: el egregor de la paloma

Mirad lo que ocurre en una reunión en la que se encuentran

unas cuantas personas para decidir sobre un proyecto. Si estas

personas se entienden, se comprenden entre sí, al final de la

reunión todo se arregla y el proyecto se realiza. Pero si llegan sin

amor y solamente quieren contradecir, criticar u oponerse, no

encontrarán soluciones jamás. A menudo eso es lo que ocurre en

muchas reuniones: no hay amor, se reúnen una, dos, tres veces...

diez veces, y nada sale de esas reuniones, como no sea

malentendidos, querellas. Porque cuando se está inspirado por el

amor, a veces en cinco minutos se resuelven problemas que sin él,

permanecerían insolubles durante años.

Entonces, ¿por qué los humanos son aún tan ciegos? Y

además, ¡se toman a sí mismos por algo fantástico! No, si no

llegan a resolver sus problemas, no tienen de qué sentirse

orgullosos. Pues bien, tienen que saber que lo que les impide

encontrar la solución es la falta de amor. Creen en el poder del

intelecto, en el poder del espíritu crítico, y es ahí donde se

equivocan; no hay que creer en la eficacia de esas cosas, incluso

pueden ser peligrosas. Que pongan un poco de amor en sus

encuentros, en sus entrevistas, eso es todo, e inmediatamente se

resolverán los problemas; todos se irán felices, incluso extrañados

de que haya resultado tan sencillo.

Habéis visto dos personas discutiendo... ¿qué hacen? Las

dos hablan al mismo tiempo y acaban por destrozarse. Sí, porque

no se escuchan. Las dos están tan imbuidas de sí mismas que

ninguna quiere escuchar a la otra, y en seguida se excitan tanto

que no pueden dominarse y acaban por emocionarse. Realmente

los individuos no son psicólogos, ni pedagogos. Si fuesen

inteligentes, deberían saber de antemano que es así, y evitarían

llegar más allá. Un hombre inteligente muestra primeramente

mucho amor, mucha benevolencia, mucha atención a lo que se

Page 76: el egregor de la paloma

dice, para despertar en el otro algo bueno, y entonces todo puede

resolverse.

Para terminar, os diré que mientras los dirigentes políticos

no estén instruidos en la Ciencia iniciática, cometerán errores. El

público que asiste a sus debates se maravilla y aplaude: « ¿Habéis

visto cómo ha respondido tal persona a su adversario? ¡Ah,

caramba! ¿Qué le ha dicho?.. ¡Cómo le ha apaleado! ¡Entonces,

ha sido magnífico!» Pero un Iniciado que ve todo esto no se

maravilla. Con los ciegos todo funciona, se lo tragan todo, pero

con los Iniciados, no es así.

Entonces no esperéis gran cosa de la política si los políticos

no han estudiado la Ciencia iniciática; cada vez se producirán más

dificultades, choques, incomprensiones para las cuales no

encontrarán solución. Pues sí, me veo obligado a deciros la

verdad, a pesar de que no guste a todos. Mientras no se posea esta

ciencia que concierne al hombre, al universo, al Creador, las

soluciones que se encuentren sólo serán parciales, momentáneas,

pasajeras, y siempre producirán inconvenientes que no se habían

sabido prever.

IX

EL REINO DE DIOS

I

¿A qué se deben los desórdenes actuales? ¿A qué se debe

ese vacío y ese descontento? A pesar de todo lo que poseen, los

humanos están insatisfechos, se sienten miserables. ¿Por qué?...

Porque se comportan como si sólo fuesen materia, como si fuesen

sólo un vientre y un sexo. Únicamente buscan satisfacer a ambos.

Se diría que nunca han sabido que también existe en ellos un

Page 77: el egregor de la paloma

alma, un espíritu, una chispa divina, algo de otra naturaleza, de

otra dimensión, de otra intensidad, de otra vibración, en la que

deben sondear a fin de averiguar de qué tiene necesidad, y cuáles

son sus deseos. El alma del hombre tiene unas necesidades

distintas a las del cuerpo físico, pero aquél quiere darle una

alimentación que no puede asimilar, y nunca le da lo que el alma

pide. Esta pide el espacio infinito, la luz des1umbradora, pide la

armonía, la música celestial, pero el hombre le da un alimento

material, y por ello el alma sueña, suspira, se ahoga, muere.

Cuando el hombre empiece a conocerse, cuando comprenda

que no sólo está hecho de un cuerpo físico, sino también de varios

cuerpos sutiles, los cuales necesitan independientemente una

alimentación apropiada y que deben estar entre sí en armonía, ese

cambio de filosofía producirá una mejora en todos los terrenos:

social, económico, político, y entonces el Reino de Dios podrá

venir a instaurarse en la tierra. Mientras el hombre no se conozca,

el Reino de Dios no puede venir porque lo busca allá donde no

está.

El Reino de Dios no es una realización material, sino

espiritual, es un estado de conciencia, por lo cual es esencial que

los humanos cambien su estado de conciencia por un saber

adecuado. Naturalmente, es imposible que ese cambio se

produzca rápidamente en la conciencia de todos; para algunos ese

cambio no podrá producirse hasta dentro de millares de años.

Pero es suficiente que una minoría de seres muy evolucionados

comprendan y acepten estas ideas de la Fraternidad Blanca

Universal, del Reino de Dios en la tierra, de la Edad de Oro. Ellos

serán quienes gobernarán y los demás se verán obligados a

seguirles como la cola sigue a la cabeza. Se les dará la posibilidad

de integrarse en esa minoría que formará el Reino de Dios, y

cuando vean la nueva vida que se les propone, con una nueva

Page 78: el egregor de la paloma

organización social realmente magnífica para todas las criaturas,

nadie protestará.

El Reino de Dios, por lo tanto, debe introducirse

primeramente en la cabeza de los seres humanos como

inteligencia, como luz; luego entrará en el corazón como

sensación, como amor, y finalmente descenderá al plano material,

donde se manifestará como abundancia y paz. Eso es posible y yo

trabajo para ello. Aunque, ciertamente, hay muy poca gente que

me comprende; la mayor parte sigue con sus viejos conceptos del

pasado, diciendo: «Es imposible, nunca se podrá cambiar al

hombre, y mirad, ahí están las pruebas... » Y me muestran todos

los acontecimientos que se producen en el mundo.

Evidentemente, también yo los veo, y sé mejor que nadie que si

este estado de cosas se mantiene, el Reino de Dios jamás podrá

venir. Pero si se acepta la filosofía de los Iniciados, todo resulta

posible.

Esta filosofía de los Iniciados se basa únicamente en el

conocimiento del ser humano. Creemos que le conocemos pero en

realidad no es así, y, por ello, todos los medios que se encuentran

para resolver los problemas no son más que paliativos. Se tiene la

impresión que los problemas están resueltos, pero he aquí que

poco tiempo después, esas «soluciones» ocasionan otros

inconvenientes. Mirad lo que ocurre en medicina: a menudo al

curar un mal, se ocasiona otro. Y la educación... con todas las

mejoras que se producen en las escuelas, ¿acaso los niños saben

encauzarse mejor en la vida? No; la educación es defectuosa

porque ignora la estructura del ser humano.

Por eso siempre he dicho que la única ciencia que se debería

estudiar y profundizar verdaderamente es la ciencia del ser

humano. Sí, debería ser el centro, y todas las demás: la física, la

química, la mecánica, la astronomía, la biología... deberían servir

Page 79: el egregor de la paloma

a esta ciencia que ha sido abandonada a su suerte. Diréis: «Sí,

pero la anatomía, la fisiología, ¿no sirven para nada?» Son bases

necesarias, naturalmente, pero no nos enseñan lo que realmente es

el ser humano en su totalidad.

De ahora en adelante hay que cambiar incluso la concepción

de la ciencia y colocar al ser humano en el centro de todos los

estudios - el ser humano con la Divinidad que lo habita -. Sólo

cuando el hombre tome conciencia de que todo debe moverse

alrededor de este centro divino en él, podrá resolver sus

problemas. He ahí por qué insisto continuamente en la

importancia de este centro divino en relación al cual todas las

células, todas las partículas deben organizarse. Ahí está el secreto:

reunir todos esos elementos dispersos que huyen en todas

direcciones y hacerles volver como si fueran planetas alrededor

del sol. Entonces sí, podéis hablar de orden, de felicidad, de paz...

entonces podéis hablar del Reino de Dios: porque hay un centro,

hay un sol, un núcleo alrededor del cual todos los demás

elementos encuentran su sitio, el trayecto a seguir, y no chocan

entre sí.

Tengo una confianza absoluta en la filosofía de los

Iniciados, sí, absoluta, porque una vez estudiada y comparada con

todo lo demás, es la única que se mantiene en pie, la única; todas

las demás están por los suelos. ¡Ya veis lo fácil que resulta

comprender todo eso! Suprimid el centro en el hombre, es decir

su espíritu, su alma, y se convierte en un cadáver, todo su cuerpo

se disgrega. Por consiguiente, hay que encontrar ese átomo central

que está ahí, en nosotros, que está vivo, que vibra, y hacer que

todo lo demás converja hacia él, porque sólo él es capaz de

mantener el orden y la paz.

Cuántas veces se oye a la gente decir: « ¡He perdido la

cabeza!» Sí, pierden la cabeza y no pueden dominarse, no saben

Page 80: el egregor de la paloma

lo que dicen ni lo que hacen. Todo ocurre lejos de su control y

cometen errores que luego hay que reparar. Naturalmente, la

cabeza no es más que un símbolo; también podría ser el corazón:

« ¡He perdido el corazón! », puesto que el corazón también es un

centro.

En realidad, las palabras no tienen ninguna importancia, se

puede hablar de la cabeza o del corazón, pero lo que se ha perdido

en estos casos es el centro divino, y entonces sí que se propaga el

desorden: es una huída en todos los sentidos, el desastre. Todas

las células se dan cuenta de que la cabeza, el jefe no está allí, y

que, por lo tanto, es el momento de hacer lo que les viene en

gana: se convierten en enemigos del hombre, amenazándole.

Antes, eran obedientes, amables; todas las células del corazón, de

los pulmones, de los brazos, de las piernas... estaban a su servicio,

pero ahora casi desean que se muera. Está en la cama y le dicen:

«Tienes tu merecido. Ahora lo comprendes, ¿no es así?» Y se

divierten. Pero si consigue que vuelva el centro, el espíritu,

inmediatamente vuelven al trabajo armoniosamente.

Si hay algo que deban comprender los humanos, no son ni

los microbios ni las estrellas, sino cómo mantener el espíritu en el

centro de todas las actividades. Sólo con esa condición vivirán en

plenitud y en paz, y eso será el Reino de Dios.

II

No existe una actividad más importante y más gloriosa para

el hombre que la de conseguir que converjan todos los poderes de

su intelecto, de su corazón y de su voluntad hacia la realización

del Reino de Dios en la tierra. Desgraciadamente no se encuentran

muchos candidatos para este trabajo, y lo que se ve cada día más

en el mundo, es la manifestación de una personalidad exacerbada:

el orgullo, la vanidad, las pretensiones... Cada cual tiene sus

metas, sus ambiciones, y al Reino de Dios se le deja de lado.

Page 81: el egregor de la paloma

He aquí por qué es tan importante que aquí, en la

Fraternidad, formemos un núcleo vivo, poderoso, para esta

realización del Reino de Dios. De esta manera podremos influir

en otros cerebros, en otras almas. Y un día, cuando los hijos de la

luz estén unidos, unidos por el mismo pensamiento, por la misma

meta, harán inclinar la balanza hacia su lado, y triunfarán sobre

los seres que sólo piden la destrucción y el caos.

Diréis: «Pero, ¿por qué el Cielo no se decide a intervenir por

sí mismo para cambiar el mundo ?» Naturalmente, puede hacerlo,

pero sin el consentimiento y la buena voluntad de los humanos,

sería inútil: no comprenderían, no lo apreciarían, y de nuevo lo

destruirían todo. Mientras que si la voluntad de cambio viene de

ellos mismos como consecuencia de lo que han sufrido y de las

lecciones que han recibido, entonces querrán verdaderamente

mejorar el estado de las cosas, lo cual se- producirá

automáticamente. El mundo invisible pondrá en marcha otras

fuerzas, otras corrientes, otras energías, y asistiremos a un cambio

extraordinario. Pero este cambio debe provenir de los humanos.

Deben decidir trabajar conjuntamente para conseguir la

intervención de las fuerzas cósmicas. Si no insisten, no obtendrán

nada. Las sublimes Inteligencias jamás decidirán mezclarse en los

asuntos de los humanos, simplemente porque eso no les satisface.

A los humanos corresponde el pedido.

Por eso cada vez que nos reunimos, deberíais venir con el

deseo de atraer las fuerzas del Cielo para la realización del Reino

de Dios. Mientras que si cada cual llega con sus preocupaciones

personales: casarse, alojarse, cambiar de trabajo, desbancar a la

competencia, etc., todos esos deseos y pensamientos disparatados

no pueden formar un poder capaz de poner en marcha energías

benéficas en el cosmos, no llevan a nada. Para conseguir

resultados debemos concentramos todos en el mismo fin.

Page 82: el egregor de la paloma

En la concentración hay un gran poder. Concentrando los

rayos de sol con una lupa, es posible encender un bosque. Pero es

preciso concentrarlos. Ya que nos reunimos, debemos hacerlo con

el fin de conseguir resultados, de lo contrario es inútil, e incluso

estúpido reunirse. Si no vamos a hacer nada positivo con todas

esas fuerzas que emanan de la colectividad, es mejor quedarse en

casa. ¿Por qué perder el tiempo en actividades inútiles? Si no se

van a obtener resultados es insensato continuar. Y mi papel,

precisamente, consiste en iluminaros, en orientaros, en

determinaros a obtener los mejores resultados posibles.

La cuestión está en encontrar siempre una finalidad al

trabajo espiritual y decirse: «Medito, pienso, rezo por talo cual

razón. » Sí, indicad la razón, el fin, para que todas esas fuerzas no

se vayan a cualquier parte. Y de esta manera vuestros

pensamientos se volverán obedientes, estarán a vuestro servicio.

El pensamiento es muy difícil de domesticar, de someter, es como

un caballo desbocado. Pero ejercitándose diariamente se acaba

por volverlo dócil, obediente, sumiso. Y como somos muchos y

nos reunimos a menudo, las fuerzas y las energías que emanamos

se inscriben, se registran y son reunidas en los depósitos divinos...

y un día veréis los resultados. ¿Cuándo? Eso no nos incumbe.

El Reino de Dios vendrá, eso puedo decíroslo. La Edad de

Oro vendrá... Cada vez que rezáis con sinceridad, intensa y

desinteresadamente, se os acoge, pero progresivamente; el

proceso es continuo y se amplifica poco a poco porque lo que

pedís no puede realizarse en un día. Desde el instante que rezáis,

lo que pedís empieza a realizarse, pero se necesita mucho tiempo

para que se realice plenamente. Cuando plantáis un grano, la

realización ya está hecha. Para que el grano se convierta en un

árbol se necesitarán años, pero ya se os ha concedido lo que

pedíais porque ya crece. Si pedís el Reino de Dios y su Justicia,

no podéis conseguir que aparezca el mismo día, eso no es posible,

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porque se trata de un árbol gigantesco que no puede crecer de

golpe. Pero está plantado, el grano está plantado, y el árbol crece.

« ¡Pero yo no lo veo! »¡Ah, si eres miope!... Pero yo lo veo, el

grano crece.

Cuando venís por la mañana a la salida del sol, concentraos

en el Reino de Dios, desead el Reino de Dios, sólo eso, porque el

Reino de Dios es un estado de perfección, de plenitud... todo está

contenido en él: la salud, la riqueza, la belleza, el orden, la

libertad, la paz, el equilibrio, la armonía, la felicidad... mejor que

enumerar todo eso, es más «económico» decir del Reino de Dios

que es una síntesis de todas las bendiciones. Alguien dirá: « ¡Ah,

si tuviese el poder! »... ¡Si fuese rico!... ¡Si fuese hermoso!» Pero

eso sólo son aspectos particulares, atributos del Reino de Dios.

Por otra parte hay que estar atento, porque cuando se

empieza a desear algo en particular, se instala el desequilibrio en

nosotros. El Reino de Dios es ante todo un estado de equilibrio y

de armonía, y en el momento en que se empieza a insistir en una

cosa en detrimento de otra, ya se introduce el germen del

desequilibrio. Todo lo que nuestra alma, nuestro espíritu, nuestro

corazón, nuestro intelecto, nuestro cuerpo físico necesitan, está

comprendido en la realización del Reino de Dios.

Jesús decía: «Pedid el Reino de Dios y su Justicia, y todo lo

demás se os dará por añadidura.» Sí, porque en el momento que

trabajáis por una idea divina, ésta ya actúa sobre vosotros y os

aporta todo lo que posee. Si únicamente tenéis una idea, una, a

pesar de todas vuestras imperfecciones, vuestras debilidades y

vuestra ignorancia, esta idea que existe en el mundo de la luz, de

lo alto, os pone en comunicación con nuevos amigos, os hace

conocer nuevas criaturas, otras regiones; y es así como poco

tiempo después, esta única idea os aporta todo el Cielo. La sola

idea del Reino de Dios... es capaz de uniros a las demás ideas que

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vibran en armonía con ella, con lo cual conseguís lo demás. Ese

es el sentido de las palabras de Jesús: «Pedid el Reino de Dios y

su Justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.» Entre el

principio y el final de esta frase hay todo un espacio por explorar.

Esa es una de las verdades más importantes de la Ciencia

iniciática: una idea, que por sí misma es limitada, puede aportaros

otras riquezas que no posee por sí misma. Es verdad, porque os

une a muchas otras ideas que están en armonía con ella; poco a

poco esas otras ideas se relacionan con vosotros, y como cada una

posee un terreno aquí, una morada allá, simbólicamente hablando,

todas las demás riquezas vienen a vosotros a causa de esa idea. Sí,

porque en lo alto todo está unido, no hay separación, y cuando se

pone en movimiento una idea, las demás la siguen. Si estáis en

buena relación con una idea, si la queréis, si la alimentáis, si

queréis atraérosla, os pondrá en comunicación con todas las

demás que os envían lo que poseen. Ved cómo, entre el principio

y el fin de esta frase: «Pedid el Reino de Dios y su Justicia... y

todo lo demás se os dará por añadidura», hay un espacio vacío

que yo lleno para vosotros.

Hoy os explico lo que está escrito en la promesa del

Evangelio: cómo todo lo demás se nos dará por añadidura. Es

posible gracias a una afinidad especial, mágica, magnética entre

una idea sublime y todas las demás ideas que se le parecen, y

también porque una idea tiene siempre representantes aquí, en la

tierra. He ahí por qué tendréis todo lo demás.

¡Bienaventurados los que me han comprendido! Cada día,

aquí, colectivamente, tenemos que pedir el Reino de Dios.

Naturalmente, también podemos pedirlo cuando estamos solos,

pero solos no podemos producir efectos tan poderosos, o bien

deberíamos conocer otras leyes. El que está solo debe saber que

nunca hará nada si está solo, y mediante el pensamiento debe

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reunir a toda esa colectividad de seres dispersos por el mundo que

no cesan de trabajar en este sentido. Solo nunca se obtiene nada

en este campo. Incluso si no se puede estar siempre con los

demás, por lo menos hay que unirse a ellos mediante el

pensamiento y esperar a que otros muchos cerebros vibren al

unísono con nosotros y respondan a nuestra llamada.

Porque la verdadera evolución va en el sentido de la

colectividad. Aquel que se expande en la colectividad evoluciona

maravillosamente. Los que se sienten desgraciados, oprimidos en

ella, y que quieren evolucionar solos, intelectualmente, leyendo,

instruyéndose, demuestran que están dirigidos por su

personalidad. Pues bien, eso aún no es una buena evolución. Es

necesario amar la colectividad, sentirse inmerso en ella como en

un océano en el que todas las almas vibran conjuntamente. Sí, hay

una evolución a realizar: tarde o temprano, deberéis vencer ciertas

tendencias personales, someterlas, desnudaros para poder

finalmente decir: « ¡Soy un ser colectivo, ya no soy una oruga,

soy una mariposa!» En ese momento podéis abandonar la tierra, y

viajar hacia otros planetas, hacia las estrellas.