El elefante que se encogió
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El elefante que se encogióERENA B. BURATTINI
Ilustraciones de Leonor Pérez
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Colección La buena letraDirección editorial: Gloria PáezEditor: Héctor HidalgoIlustraciones: Leonor PérezPortada de colección: diseño i punto
La presentación y disposición de la obra son propiedad del editor. Reservados todos los derechos para todos los países. Ninguna parte
de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este
electrónico, fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorización escrita por parte de los titulares de los derechos.
Impreso en Chile por Quad/Graphics Chile S.A.
© Erena B. Burattini (Erna Butendieck Burattini)© 2012 MN Editorial Ltda.Avda. Eliodoro Yáñez 2416, Providencia, Santiago, ChileTeléfono: 233 5101Fax: 234 4869e-mail: [email protected]: www.mneditorial.cl
Se terminó de imprimir esta primera impresión de la primera edición de 2000 ejemplares, en el mes de mayo de 2012.Nº de inscripción: 216.818ISBN: 978-956-294-320-8
MN Editorial es una marca registrada de MN Editorial Ltda.
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Érase una vez una frutilla que se balanceaba muy oronda, colgada de una maceta de barro. El rubor de su cara se perdía bajo su f lequillo verde. Como no tenía espejo –¡por suerte para ella!–, no sabía de sus pecas. De haberlo sabido, ¡vaya disgusto!, porque esta frutilla era muy, pero que muy pretenciosa. Motivo suficiente para no balancearse de cualquier manera, no, se balanceaba muy ufana, tan oronda toda ella.
¡Era la única fruta de la planta! –las otras se retrasaban aún en flor–. Por eso, se vanagloriaba creyéndose única. ¡Vamos, que se regocijaba en su unicidad!
4 La frutilla oronda
En ese estado único se encontraba, cuando una hormiga muy panzuda se asomó a la barandilla de la terraza. Nada más llegar, le encandiló esa joya roja que colgaba de un cordoncillo verde.
—¡¿Joyas en una planta?! –chilló la hormiga, muy sorprendida.
Sus patitas se multiplicaron por la prisa para ver de cerca esa magnífica piedra.
—¡Un rubí que huele a frutilla! –se volvió a sorprender.
Era tanta la admiración de la hormiga que fue en busca de la pandilla que se estaba zampando los restos de la barbacoa en la casa vecina.
No tardaron en ir apareciendo en fila india un sin fin de hormigas que giraron y giraron alrededor de la maceta. Ese bello rubí perfumado las dejó embobadas. Por suerte para la frutilla, sólo la
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observaron sin tocarla. ¡La confusión de las hormigas la salvó! Al fin, cuando se cansaron de admirarla se retiraron en fila india, tal como habían llegado.
¡La frutilla se hinchó de orgullo y estuvo a punto de reventar! ¡Nunca había sido tan admirada! Pobrecilla, no sabía que la vanidad deja la cabeza hueca; y desde ese vacío se dijo muy convencida y, como siempre, tan oronda:
“Qué importante soy, nadie se atreve a comerme. No cabe duda que seré inmortal”
Mientras la frutilla se decía esto, un gorrión que volaba en busca de gusanillos, quedó deslumbrado por algo rojo que relucía en una terraza. No se lo pensó dos veces y fue a posarse en la barandilla. En seguida tuvo claro que esa cosa roja que brillaba era una frutilla madura.
—Con el hambre que tengo, hoy comenzaré por el postre, y ¡qué postre!
Í N D I C E
1. El elefante que se encogió .............................. 5
2. El jinete del teclado ....................................... 21
3. Estrellas con perlitas . ...................................... 31
4. La frutilla oronda ........................................... 43
5. Nubes juguetonas .......................................... 49
6. Un palacio con fantasmas .............................. 59
7. Una mariposa inquieta ................................... 75
8. Matrioshka . ..................................................... 89
6
El elefante que se encogió es un excelente conjunto de ocho historias dedicadas a los niños que privilegia la imaginación, el humor y la ternura. Cuentan sobre per-sonajes tan singulares como un elefante de circo que tiene la peculiar capacidad de hacerse muy pequeño con la lluvia, fantasmas que se escapan de los cuadros, una niña cazadora de estrellas, los peligros que corre una inocente frutilla orgullosa de su belleza y unas muñecas rusas que albergan la ternura de una abuela. Erena B. Burattini logra con sus cuentos una interesan-te complicidad con los niños lectores, quienes ven en ellos los mundos que tanto les interesa descubrir.
El elefanteque se encogió