El Embrion en El Derecho Canonico

48
El embrión en el Derecho de la Iglesia FCO. JAVIER ELIZARI Moralia 30 (2007) 1-32 RESUMEN: La actitud del Derecho de la Iglesia hacia el embrión humano ha variado en el tiempo. En un primer período (hasta aproximadamente el Decreto de Graciano, ca. 1140), se califica por igual todo aborto de homicidio, penalizándolo como tal. A partir del Decreto hasta el Código de 1917 descubrimos importantes novedades. Los textos más numerosos del nuevo Derecho en esta materia son, extrañamente, pasajes de los Santos Padres, no cánones conciliares ni Decretales pontificias. En ellos se atribuye al embrión una doble identidad sucesiva, prehumana y humana y la nota de homicidio que se mantiene, queda reservada a los abortos de la segunda fase. En el último período, el de los Códigos de Derecho Canónico, se vuelve a la penalización por igual de todo aborto y se elimina toda connotación ontológica directa del embrión. Surge un tema nuevo: el bautismo de los fetos abortados. ABSTRACT: Church Law’s attitude towards human embryo has changed in time. In a first period (up to the Decree of Gratian, ca. 1140), all abortion is considered homicide and punished as such. In a second period (between the Decree and the 1917 Code of Canon Law) there are important innovations. In this period, quotations of the Holy Fathers are more abundant in the new legislation than those of council canons or papal decretals. In these texts, the

description

Derecho

Transcript of El Embrion en El Derecho Canonico

El embrin en el Derecho de la Iglesia

Fco. Javier Elizari

El embrin en el Derecho de la Iglesia

El embrin en el Derecho de la Iglesia

Fco. Javier Elizari

Moralia 30 (2007) 1-32

Resumen:La actitud del Derecho de la Iglesia hacia el embrin humano ha variado en el tiempo. En un primer perodo (hasta aproximadamente el Decreto de Graciano, ca. 1140), se califica por igual todo aborto de homicidio, penalizndolo como tal. A partir del Decreto hasta el Cdigo de 1917 descubrimos importantes novedades. Los textos ms numerosos del nuevo Derecho en esta materia son, extraamente, pasajes de los Santos Padres, no cnones conciliares ni Decretales pontificias. En ellos se atribuye al embrin una doble identidad sucesiva, prehumana y humana y la nota de homicidio que se mantiene, queda reservada a los abortos de la segunda fase. En el ltimo perodo, el de los Cdigos de Derecho Cannico, se vuelve a la penalizacin por igual de todo aborto y se elimina toda connotacin ontolgica directa del embrin. Surge un tema nuevo: el bautismo de los fetos abortados.

Abstract: Church Laws attitude towards human embryo has changed in time. In a first period (up to the Decree of Gratian, ca. 1140), all abortion is considered homicide and punished as such. In a second period (between the Decree and the 1917 Code of Canon Law) there are important innovations. In this period, quotations of the Holy Fathers are more abundant in the new legislation than those of council canons or papal decretals. In these texts, the embryos identity is distinguished in two successive phases: pre-human and human. Only abortion of foetus in the second phase is considered homicide. In the third and last period, marked by the Codes of Canon Law, equal penalization of every abortion comes back. Any direct ontological connotation of the embryo is eliminated. A new theme appears: the baptism of aborted foetus.

Palabras clave: Embrin humano/Derecho Cannico/Aborto

Los cauces a travs de los cuales la Iglesia ha manifestado su pensamiento y su actitud hacia el embrin humano son numerosos: recurso a la Biblia, obras de los Santos Padres, cnones conciliares, Decretales pontificias, libros penitenciales, documentos de la Santa Sede y de los obispos, escritos teolgicos, liturgia, arte, etc. En este artculo me cio a la imagen del embrin que nos ofrece el Derecho de la Iglesia Catlica Occidental a lo largo de la historia. A este asunto se dedica la mayor parte de mi trabajo (II, III, IV). Dada la diversidad de formas en que se ha ido configurando el Derecho eclesial, parece oportuna una exposicin previa (I) sobre ellas.En estas pginas utilizo indistintamente los trminos embrin y feto, lejos del sentido propio y diferenciado, hoy comn.

I. El derecho cannico

Hasta 1917 la Iglesia Catlica no dispuso de un Cdigo de Derecho Cannico, en el sentido moderno del trmino, es decir, un texto legal sistemtico, global, redactado de una sola vez. El primer Cdigo estuvo vigente hasta la promulgacin del actual en 1983.

La encarnacin del Derecho Cannico en un Cdigo encaja perfectamente en nuestra mentalidad. Ms ajenas a esta idea moderna del Derecho son las variadas formas que revisti en el pasado. De esta compleja historia presento un cuadro limitado que espero sea suficiente para enmarcar el presente estudio.

1. Perodo primero: hasta principios del siglo IV

En estos siglos la Iglesia funciona sin colecciones legales propiamente dichas, pero no en ausencia de normas que regulen la vida y disciplina de las comunidades cristianas. Estamos ante un modesto germen de Derecho Cannico cuya expresin ms visible son algunas colecciones pseudo-apostlicas en las que se mezclan normas jurdicas y cuestiones dogmticas, morales y litrgicas. El modesto cuerpo jurdico que se crea lentamente, procede de autores privados.

2. Perodo segundo: hasta el Decreto de Graciano (ca. 1140)

Estos ocho siglos representan una poca muy importante en la historia del Derecho Cannico. Respecto a la poca anterior, hay dos fuentes principales creadoras de Derecho: los cnones conciliares y las Decretales pontificias. Los primeros textos cristianos que muestran un estilo legislativo es decir, frmulas breves con tono imperativo son los cnones dictados por los concilios en series ms o menos amplias. Tampoco en estos casos estamos ante textos de carcter exclusivamente jurdico, puesto que los concilios afrontan con frecuencia cuestiones dogmticas.

Las Decretales, respuestas pontificias en forma de carta a preguntas precisas dirigidas a la Sede Apostlica en materia de disciplina o de derecho, son otra fuente importante del Derecho. Su nmero y peso, ms escaso al comienzo del perodo, crece segn avanza la Edad Media. Las Decretales, a pesar de ir dirigidas a destinatarios particulares, con frecuencia son tenidas en cuenta en otras Iglesias, dado su origen pontificio.

Al multiplicarse los cnones conciliares y las Decretales pontificias, este material se recoge en colecciones o compilaciones, para as facilitar su conocimiento, consulta y aplicacin.

Todas las colecciones son privadas. Ninguna cuenta con la aprobacin oficial de la autoridad de la Iglesia. Pero ello no significa un valor igual para todas ellas: la relevancia del autor real o supuesto concede a algunas un peso mayor.

En cuanto al contenido de las colecciones, he dicho antes que el ncleo primitivo y siempre importante estuvo constituido por cnones conciliares y Decretales pontificias. Pero en los ltimos tiempos del perodo, el fondo bsico se ve enriquecido con otros materiales de variada procedencia y naturaleza. Esta caracterstica la vemos reflejada de modo muy claro en el Decreto de Graciano y precisamente en relacin con el aborto. Adems de cnones conciliares y Decretales pontificias, encontramos, no raramente, textos de los Santos Padres y de otros escritores eclesisticos, disposiciones del Derecho civil, en especial del romano, escritos de carcter dogmtico, moral o litrgico, reglas monsticas, sobre todo de san Benito. La incorporacin de un material de procedencia tan diversa y de ndole tan distinta, en ocasiones completamente ajeno al mundo jurdico entendido propiamente, nos dan una imagen del Derecho eclesial muy distinta de la que hoy nos hacemos. 3. Perodo tercero: de Graciano a 1917

El Decreto de Graciano, coleccin cannica terminada alrededor del 1140, significa, segn apreciacin comn, un paso decisivo en el Derecho Cannico. Aunque en tiempos anteriores a l existen otras colecciones de caractersticas parecidas, a todas ellas las supera el Decreto. l recoge de modo definitivo, completo y ordenado las normas vigentes del Derecho Cannico del primer milenio. l logra de modo brillante, aunque no perfecto, limar las contradicciones entre las normas existentes. Estas caractersticas internas del Decreto contribuyen a su aceptacin general y al desplazamiento del uso diario de las dems colecciones, quedando stas relegadas a objeto de estudio. El Decreto no es un texto legal de modo unvoco, como los Cdigos de 1917 y 1983. Se parece ms a una coleccin jurisprudencial que a un Cdigo moderno.El Decreto de Graciano es la coleccin ms antigua y ms extensa de las seis que constituirn el Corpus Iuris Canonici, la gran fuente del Derecho oficial de la Iglesia hasta 1917. Las otras cinco colecciones que lo integran son las Decretales de Gregorio IX (1234), el Libro VI de Bonifacio VIII (1298), las Clementinas (1317), las Extravagantes de Juan XXII (1325) y las Extravagantes Comunes (1500, 1503). De estos seis libros, tres proceden de autores privados: los dos ltimos y el Decreto de Graciano. Los otros tres tienen vinculacin con autoridades de la Iglesia.

4. Perodo cuarto: los Cdigos de Derecho Cannico Como antes indiqu, desde 1917 la Iglesia Catlica cuenta con un Cdigo de Derecho Cannico, en el sentido moderno del trmino. El primer Cdigo estuvo vigente hasta la promulgacin del actual en 1983. Presentadas, aunque de forma rpida, las diferentes formas que ha ido adoptando el Derecho eclesial, doy paso al objeto central de mi estudio: la imagen del embrin humano en l reflejada en diferentes momentos: hasta aproximadamente el Decreto de Graciano (II), en el tiempo de vigencia del Corpus Iuris Canonici (III), en los Cdigos de Derecho Cannico (IV). Me limito a textos de la Iglesia Catlica Occidental.

II. Hasta el Decreto de Graciano (hacia 1140)

Muy escaso es el material jurdico de este perodo: cnones de cuatro concilios particulares y una carta del Papa Esteban V (VI). Los documentos estudiados fueron creados en un arco de casi seis siglos: concilio de Elvira, hacia 305; concilio de Lrida, hacia 524; concilios de Maguncia, 847 y Worms, 868; y el ms tardo, la carta de Esteban V (VI), 887-888. La relacin con el asunto aqu abordado es clara en todos ellos; no tanto en el concilio de Elvira.

Previamente al estudio de cada texto, presento algunas consideraciones generales. El Derecho de este perodo nos da una imagen del embrin a travs de la condena del aborto por dos vas estrechamente relacionadas. En primer lugar, todos los textos atribuyen a todo aborto la calificacin de homicidio, sin distincin de fases o momentos en que la accin abortiva se lleva a cabo. Adems, en casi todos los textos, la calificacin homicida va acompaada de sanciones que varan de unos concilios a otros.

En una poca en que la dimensin legal y moral no estaban tan separadas como sucede en nuestro tiempo, probablemente las disposiciones aqu estudiadas tuvieron no slo un significado jurdico sino tambin moral. Y detrs de la calificacin de todo aborto como homicidio, muchos pudieron ver entonces no una pura consideracin jurdica del embrin sino una imagen ontolgica o antropolgica del mismo. Estamos ante dos cuestiones complejas que me limito a apuntar. 1. Concilio de Elvira (hacia 305)

Para la historia del embrin en el Derecho de la Iglesia, es incierto el inters de este concilio, fechado a principios del siglo IV y celebrado en Elvira, localidad situada, segn opinin comn, no lejos de Granada.

Dos son los cnones de este concilio, el 63 y el 68, posiblemente relacionados con el presente estudio. Por haber cometido un doble crimen, no se ha de dar la comunin, ni siquiera al final de la vida, a la mujer que, en ausencia de su marido, concibe [un nio] por una relacin adulterina y, despus de esta accin criminal, lo mata (canon 63). La catecmena que ahoga al hijo concebido en una relacin adulterina, puede ser bautizada al final de la vida (canon 68).

La situacin eclesial de ambas mujeres difiere: bautizada (canon 63), catecmena (canon 68). La sancin aplicada es tambin diferente: negacin definitiva de la comunin a la bautizada (canon 63), aplazamiento del bautismo hasta la hora de la muerte para la catecmena (canon 68).

En ambos casos el concebido es fruto de un adulterio. La accin sancionada es descrita con verbos distintos en los dos cnones: matarlo (canon 63), ahogarlo (canon 68). No est claro si se trata de dos acciones distintas o iguales. En este punto, las interpretaciones difieren. Para unos, la sancin recae siempre en el infanticidio, no en el aborto; por lo tanto, el concilio nada nos puede descubrir sobre el embrin. Segn otra opinin, el canon 63 tratara del aborto y el 68 del infanticidio. Finalmente, algunos interpretan los dos cnones referidos al aborto.

Empecemos el anlisis por el canon 68, cuyo sentido parece ms claro. Comnmente se ve en l una referencia al infanticidio, no al aborto. Semejante interpretacin tiene un fundamento bastante slido en el verbo usado para acabar con la vida del concebido: praefocare, es decir, ahogar impidiendo la respiracin. Entendido en sentido propio, como parece lgico, el verbo slo puede aplicarse a un ya nacido; por lo tanto, slo al infanticidio.

Aceptada esta lectura del canon 68, se trata de indagar el sentido de matar al concebido (canon 63). En principio, el verbo es susceptible de ser aplicado al aborto y al infanticidio. Quienes ven aqu una medida contra el aborto, pueden encontrar un apoyo en un hecho no infrecuente en la literatura cristiana: la calificacin de todo aborto como occisin. Otros, en cambio, subrayan el paralelismo entre ambos cnones y, siguiendo la norma de interpretar desde un texto ms claro (canon 68) otro ms ambiguo (canon 63), entienden este ltimo como referido al infanticidio. Yo me inclinara, sin dogmatismos, por la ltima opinin.

2. Concilio de Lrida (hacia 524)

El canon 2, uno de los 16 cnones de este Concilio, celebrado entorno al ao 524 en Lrida, dice: Quien habiendo concebido por adulterio, ha buscado la muerte del hijo, tanto despus de nacer como en el seno materno, slo podr ser admitido a la comunin, pasados siete aos [de penitencia] y pasar el resto de su vida en lgrimas y en humildad. Si el culpable [del aborto] es un clrigo, ste dejar de ejercer sus funciones y, una vez readmitido a la comunin, slo podr ser readmitido como cantor (canon 2).

En el canon se condenan claramente con la misma sancin - siete aos de prcticas penitenciales - infanticidio y aborto. La identidad de penas para las dos conductas sugiere, al menos indirectamente, un status humano del embrin similar al del ya nacido.

Este canon ofrece una novedad interesante respecto a disposiciones jurdicas anteriores. A la sancin comn para todo cristiano implicado en tales acciones, se suma una especfica para el clrigo responsable de alguna de ellas, es decir, la irregularidad o inhabilitacin para el ejercicio de sus funciones clericales.

3. Concilio de Maguncia (ao 847)

De este concilio provincial celebrado en Maguncia el ao 847, nos ha llegado una carta dirigida al rey Luis y 31 cnones, llamados capitula, tomados, en su mayor parte, de concilios anteriores.

El canon o captulo 21 dice: Las mujeres que matan a sus hijos o se hacen abortar, eran condenadas en otro tiempo a hacer penitencia el resto de su vida; la penitencia queda reducida a diez aos.

Este canon, como sucede con frecuencia en no pocos textos, une en la misma condena el infanticidio y el aborto. Mientras que en fuentes cannicas anteriores se hablaba de mujeres que haban cometido estas acciones despus de un adulterio, aqu no se menciona tal circunstancia.

Desde una lectura obvia, la identidad de penas para ambas conductas puede entenderse como una afirmacin, al menos indirecta, de un mismo estatuto humano del embrin y del ya nacido. El canon suaviza la sancin respecto a fuentes del Derecho anterior, sin identificarlas claramente. La alusin no puede referirse al concilio de Lrida, que ya haba rebajado la pena a siete aos de prcticas penitenciales. El texto nos ofrece una indicacin valiosa, penitencia para el resto de su vida, de estar aludiendo a la seversima disciplina del concilio de Elvira.

4. Concilio de Worms (ao 868)

El asunto central de este concilio celebrado en Worms el ao 868 es una respuesta a la iglesia griega u oriental acerca de cuestiones trinitarias. Junto a ella, el concilio dicta un conjunto de cnones, uno de los cuales, el 35, aborda la cuestin del aborto.

Las mujeres que se hacen abortar han de ser castigadas como infanticidas. Las que, por inadvertencia, ahogan a sus hijos durante el sueo, sern tratadas con menor rigor. Omito todo comentario sobre el infanticidio accidental, para fijarme nicamente en el aborto. Sin precisar la cuanta de la pena, se establece un principio ya conocido por otros textos jurdicos: sancin idntica para el aborto y el infanticidio. En este punto, el actual canon no contiene novedad alguna. La identidad penal nos permite concluir, de modo indirecto, al menos, la atribucin de un mismo status humano para el embrin y el ya nacido.

5. El Papa Esteban V (o VI) (ao 887-888)

La carta del Papa Esteban V (VI), cuyo asunto principal es el recurso a las ordalas, contiene una referencia incidental al aborto, al parecer, la primera condena documentada de esta prctica, hecha por un Papa. Sera un despropsito afirmar o, simplemente, sugerir, a partir de este primer pronunciamiento papal conocido, bastante tardo, que el rechazo del aborto anteriormente era un tema eclesialmente debatido, existiendo tantos testimonios anteriores de signo contrario.

Por medio de la carta, Consuluisti de infantibus, el Papa responde a una consulta del arzobispo de Maguncia, cuyos trminos nos son conocidos slo a travs de la Decretal pontificia. La pregunta versaba sobre el uso de las ordalas, prctica descrita en la carta en estos trminos: recurrir a un hierro candente o a agua hirviendo. De esta forma se pretenda obtener de los padres una confesin sobre su responsabilidad en la muerte por asfixia o aplastamiento, de su hijo nacido poco antes, al dormir todos juntos en el mismo lecho. Para el Papa, semejante prctica, tildada de supersticiosa, no cuenta con el apoyo de los Santos Padres. Adems, a las autoridades de la Iglesia corresponde juzgar hechos conocidos por propia confesin o por aportacin de testigos mientras que los hechos ocultos y desconocidos se han de dejar al juicio de Dios, el nico que conoce el corazn humano.

En la respuesta a la consulta, aparece una referencia incidental al aborto. A los que son considerados reos de tal culpa en virtud de pruebas o por propia confesin, tu moderacin [el arzobispo] los ha de castigar, pues si es homicida quien destruye por el aborto al concebido en el tero, cunto ms no podr excusarse de ser un homicida, quien hizo perecer a un nio de al menos un da?.

La calificacin del aborto como homicidio es el punto de partida en la carta para, por un argumento de menor a mayor, tildar tambin de homicidio, el infanticidio, aun siendo ocasional. El texto, en su sentido obvio, aunque de modo indirecto, nos viene a decir que al embrin se le atribuye un status humano.

III. El Corpus Iuris Canonici

En esta parte de mi trabajo analizo la imagen del embrin en el Corpus Iuris Canonici. Antes de analizar cada texto, indico algunas caractersticas del Derecho de este perodo.

1. El asunto que figura en primer plano sigue siendo el aborto como homicidio, lo cual sigue proporcionando una contribucin puramente indirecta a la identidad del embrin. Mas en esta cuestin se introduce una novedad fundamental. Frente a la pasada calificacin absoluta de todo aborto como homicidio, en cualquier momento en que se realice, el nuevo Derecho, en su mayor parte, reserva juicio tan severo slo a algunos abortos, liberando a otros de tal estigma.

2. El Corpus Iuris Canonici no se limita a meras calificaciones sobre el aborto. Incluye, tambin, elementos ontolgicos o antropolgicos sobre el embrin, dndonos una idea ms directa de l. ste es ser humano cuando su pequeo cuerpo alcanza la apariencia o forma humana, cuando tiene vida, cuando el alma se hace presente en l; no antes. Aqu encontramos otra novedad importantsima respecto al Derecho anterior. La doble calificacin del aborto: homicidio en unos casos, no en otros, no es un capricho jurdico; se sostiene en la doble identidad sucesiva del embrin, prehumana y humana.

3. Seleccin de textos. Probablemente las dos novedades anteriores estn muy unidas a esta tercera. Todos los textos del perodo precedente, menos uno, la carta del Papa Esteban V (VI) desaparecen del nuevo Derecho. Son eliminados los cnones de los concilios de Elvira, Lrida, Maguncia y Worms. Se introducen seis textos nuevos: un concilio particular (el Guarmaciense), una carta del Papa Inocencio III y cuatro patrsticos, dos de San Agustn, uno de San Jernimo y otro del Ambrosiaster. Para la mentalidad jurdica actual resulta llamativa la inclusin en el Decreto de Graciano de textos patrsticos, originariamente muy ajenos al mundo del Derecho. Tal hecho no resultaba extrao para los recopiladores jurdicos de aquellos tiempos por varias razones. El concepto de Derecho era muy distinto del nuestro. Adems, la autoridad de los Padres poda suponer un gran apoyo a la calificacin del aborto en el nuevo Derecho, as como a la teora de la doble identidad del embrin humano dominante o muy extendida en el pensamiento eclesial del momento.

De las seis Colecciones o libros que componen el Corpus Iuris Canonici, cuatro no contienen disposicin alguna referente al embrin humano. Slo interesan para el presente estudio el Decreto de Graciano con cinco textos y las Decretales de Gregorio IX con dos.

1. Decreto/Agustn: De nuptiis et concupiscentiaEl primer texto patrstico, relacionado con el embrin, recogido en el Decreto, es un pasaje de la obra agustiniana De nuptiis et concupiscentia. Se le cita, a veces, como canon Aliquando, por la primera palabra del original latino.

Antes de analizar el contenido del texto, ofrezco mi propia traduccin. A veces esta crueldad libidinosa o libido cruel, ha llegado hasta administrar venenos esterilizantes. Y cuando stos se han revelado ineficaces, [se ha atrevido a] apagar o fundir de algn modo en el seno materno a los fetos concebidos, prefiriendo que su prole se perdiera a que llegara a vivir. O si [la prole] estaba viva en el tero, [ha preferido] matarla a que naciera.

San Agustn condena dos conductas: las prcticas anticonceptivas (venenos esterilizantes) y la destruccin de la prole antes de nacer. Al referirse a esta ltima, el autor ofrece directa y explcitamente algunos elementos para una ontologa del feto. La prole, antes de nacer, pasa por dos etapas sucesivas que l describe como feto sin vida o con ella. El pasaje no menciona el alma como principio vital, idea s presente en otro texto de Agustn, tambin recogido en el Decreto y estudiado ms adelante. La lectura del texto nos permite hablar de dos fases embrionarias, diferenciadas por la condicin de no viviente/viviente.

En coherencia con la ontologa esbozada, Agustn califica de modo distinto el aborto segn el momento en que se realice. La diferencia entre las dos fases del feto se percibe no slo desde el binomio prole no viva/viva, sino tambin a partir de los diferentes verbos utilizados para describir su destruccin que, al menos, sugieren, acciones de distinta naturaleza. La eliminacin de la prole no viva se expresa con tres verbos latinos, exstinguat: apagar, borrar, extinguir, destruir, hacer desaparecer; fundat: fundir, derretir, derramar, interire: me parece ms coherente traducir perderse y no morir, al referirse a un feto todava sin vida. La destruccin de la prole en la segunda fase es descrita como una occisin: occidi. Los verbos utilizados dan a entender que slo la eliminacin del feto vivo es un homicidio.

Por lo tanto, no es de extraar, que este texto agustiniano fuera entendido por telogos y canonistas, como un valioso apoyo a la tesis de que no todo aborto es homicidio, en correspondencia con la doble identidad del feto humano.

2. Decreto/Agustn: Questiones de ExodoEl texto, cuya traduccin ofrezco, suele citarse de modos diferentes. El hecho de que [xodo 21] no quisiera calificar de homicidio [el aborto] de un feto no formado [nos indica] que ciertamente tampoco atribuy la condicin humana a ese ser llevado en el vientre. Aqu suele plantearse el problema del alma, [es decir] si el feto no formado tampoco est animado y, por lo tanto, no es homicidio [el aborto de un feto informe], al no poder llamar [feto] animado al que carece de alma. Si aquel feto informe estaba de algn modo animado, - el gran problema del alma no ha de resolverse sin debatirlo, de modo precipitado y temerario - por eso la ley [es decir, xodo 21] no quiso considerar homicidio [el aborto de un feto informe], porque no podemos afirmar la existencia de un alma viva en un cuerpo sin capacidad de sentir. Hasta aqu el texto agustiniano tal como aparece en el Decreto. En l se omite una corta frase que viene inmediatamente en la obra del santo hiponense: si es que est presente [el alma] en un cuerpo todava no formado y por lo tanto, todava carente de la capacidad de sentir.

Antes de analizar el texto agustiniano, fijmonos un momento en la sntesis del mismo hecha por Graciano, por el procedimiento de pregunta y respuesta y colocada a la cabecera de las palabras de san Agustn. Se pregunta si son o no homicidas quienes provocan el aborto. A lo que responde: No es homicida quien provoca el aborto antes de la infusin del alma. En su sntesis Graciano se interesa, ante todo, en el aborto como homicidio, pero incorpora tambin un elemento antropolgico u ontolgico: el alma.

El texto de san Agustn es ms rico y complejo de lo reflejado en la sntesis de Graciano, en cuanto a la ontologa del embrin. Adems de la referencia al alma, se menciona la apariencia o forma humana y la sensibilidad o capacidad de sentir.

Comienza Agustn con dos afirmaciones que ve expresadas en xodo 21. La primera, explcita en el pasaje bblico, es valorativa: el aborto de un feto sin formar no puede calificarse de homicidio. La segunda, pertenece al mbito ontolgico: el feto informe no es un ser humano (hominem). Para Agustn esta segunda aseveracin est contenida de modo implcito en el texto bblico. Por lo tanto, para Agustn, segn xodo 21, el aborto de un feto informe no es homicidio porque el feto no posee la condicin de ser humano, condicin que va unida a la forma humana.

A continuacin, san Agustn introduce un tema propio, no presente en xodo 21 y rodeado de cierta ambigedad, el del alma. El santo se formula una pregunta, de ndole ontolgica: si el feto no formado carece de alma. Y muy unido a lo anterior, un segundo interrogante, de tipo valorativo: si el aborto de un feto no formado no es homicidio por haberse cometido en un sujeto carente de alma. Despus de unas breves indicaciones sobre el mtodo a seguir en orden a la respuesta: debatir el tema y no proceder de modo precipitado y temerario, nos ofrece una solucin algo ambigua sobre el momento de la presencia del alma en el feto. Frente a la posicin clara y tajante de ausencia/presencia del alma en un cuerpo no formado/formado, habla de una cierta presencia del alma en un cuerpo todava informe. Y ms adelante introduce el confuso concepto de alma no viva/viva que algunos entienden como alma presente pero sin o con signos exteriores que delaten su presencia.

La ausencia o presencia del alma (viva) parece, para Agustn, el elemento formal determinante para negar o atribuir al feto la condicin de ser humano y, consecuentemente, negar o dar al aborto la calificacin de homicidio. La presencia del alma (viva) est, a su vez, condicionada a la adquisicin de la forma corporal y a la capacidad de sentir del feto. Para Agustn y para los lectores del Decreto, el feto humano posee dos identidades sucesivas, definidas por la ausencia o presencia del alma (viva) en un cuerpo sin o con forma humana, sin o con capacidad de sentir.

Una vez analizado el texto agustiniano, voy a referirme a una cuestin suscitada por algunos: si san Agustn nos habla de la identidad moral y ontolgica del embrin o slo de su estatuto jurdico. Semejante pregunta aparece planteada respecto a otros textos patrsticos. No es tampoco fcil decidir si san Agustn se sita en un plano ontolgico o meramente jurdico; es decir, si se limita a afirmar que, de acuerdo con la ley mosaica, el aborto nicamente es condenado como homicidio cuando el feto ya estaba formado, prescindiendo de si constitua ya, ontolgicamente un ser humano pleno. Lanza cree que este texto de Agustn tiene slo un alcance jurdico: La ley no trata el problema doctrinal, sino slo le interesa determinar la pena; la distincin entre feto formado e informe tiene nicamente una finalidad jurdica La ley podra en tal caso (feto informe) no considerar homicidio el aborto perpetrado, dado que no puede decirse que el alma viva realmente en un cuerpo informe y, por ello, privado de sentido. C. Palomo, B. Honnings y R. J. Huser conceden igualmente a este texto un valor meramente jurdico.

No comparto esta opinin. Ciertamente, segn nuestros conocimientos actuales, el pasaje del xodo que subyace al texto agustiniano, es de carcter puramente legal. Pero, probablemente san Agustn no slo daba un valor jurdico a xodo 21, sino tambin moral, no poseyendo nuestros conocimientos cientficos para interpretar la Biblia y en unos tiempos en que ley y moral no eran conceptos tan distintos como hoy. Independientemente de esta observacin, la introduccin con una cierta insistencia del tema del alma, elemento innegablemente ontolgico, parece un indicador suficiente como para no relegar la preocupacin de Agustn al terreno puramente jurdico. Se basa en la ontologa del embrin para, con xodo 21, calificar al aborto de homicidio o no, segn los casos. Finalmente, la mentalidad ms propia de san Agustn es la de un telogo y filsofo, no tanto la de un jurista.3. Decreto/Ambrosiaster: Quaestiones Veteris et Novi TestamentiEste pasaje, recogido en el Decreto, est tomado de una obra, titulada Cuestiones sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Durante siglos atribuida a san Agustn, hoy figura entre los escritos del Ambrosiaster o Pseudo-Ambrosio.

Ofrezco mi traduccin, no exenta de dificultades en algunos puntos. Moiss dijo: quien golpee a una embarazada causndole un aborto, lo pagar con su vida [en compensacin] por la vida del feto si ste tena forma [humana]; pero si [el feto] no estaba formado, [el castigo ser] una multa en dinero. As [Moiss] quera probar la ausencia del alma antes de [la aparicin de] la forma [corporal humana]. Por lo tanto, si [el alma] se infunde en el cuerpo ya formado, [est claro que ella] no surge junto con el semen, por derivacin, en el momento de ser concebido. Pues si el alma apareciera al mismo tiempo que el semen, derivada del alma [de los padres, esto nos llevara a una conclusin absurda]: el malograrse diariamente de muchas almas, [en todos los casos en que] el semen no terminara en el nacimiento [de seres humanos], debido a la accin de algn flujo. La mirada al pasado nos indica el camino a seguir. Fijmonos en la creacin de Adn. Pues en el caso de Adn, modelo para nosotros, vemos que su cuerpo recibi el alma una vez formado. No poda [Dios] mezclar el alma con el barro de la tierra para as formar el cuerpo. La razn lo desautoriza. Era primero necesario construir la casa; luego llegara el inquilino. El alma, al ser espritu, no puede estar en terreno seco; por eso se dice que mora en la sangre. Por lo tanto, mientras los rasgos [del cuerpo] no estn formados dnde iba a estar el alma?

El Ambrosiaster toma como punto de partida lo dispuesto en xodo 21 ante un caso de aborto incidental: muerte del culpable si el feto estaba formado; multa, si no lo estaba. Las diferentes penas fijadas en el texto bblico no son una arbitrariedad jurdica; responden a la doble identidad ontolgica del embrin humano, ser humano slo cuando se infunde el alma; antes, no.

Para corroborar lo dicho en xodo 21, el autor encuentra otras bases, bblicas o racionales. En primer lugar, el argumento del absurdo. Defender la presencia del alma ya en el momento en que el cuerpo inicia su formacin sin haber adquirido todava la forma humana, nos llevara a una consecuencia absurda, es decir, el malograrse tantas almas, dado el nmero de abortos espontneos antes de que el cuerpo est ya formado.

A continuacin nos ofrece otro argumento bblico (Gnesis 2,7): el caso de Adn, modelo de todo ser humano. Su cuerpo recibi el alma cuando tena ya forma humana.

Sin perder la referencia a Adn, el autor recurre a otro argumento racional: la imagen de la casa. As como el inquilino no puede instalarse en una vivienda todava no construida, de la misma manera, el cuerpo ha de poseer una estructura humana para que el alma se haga presente.

La autoridad de san Agustn bajo cuyo nombre se cobij durante siglos este texto y su inclusin en el Decreto de Graciano sirvieron de apoyo slido durante siglos a la tesis de la animacin mediata, a la doble identidad del embrin humano y a la consideracin de slo algunos abortos como homicidio. 4. Decreto/Jernimo: Carta a AlgasiaEl cuarto y ltimo texto patrstico, de inters para el presente estudio, recogido en el Decreto, proviene de una carta de san Jernimo a Algasia, escrita probablemente el ao 407.

Veamos, primero, el texto de san Jernimo: As como el germen va tomando forma en el vientre poco a poco y no se considera homicidio mientras el cuerpo terminado no reciba su imagen propia y tenga formados sus miembros, as tambin una idea concebida por la razn, si no se manifiesta en obras, queda retenida en el seno y pronto perece por la accin del enemigo.

La referencia al embrin y al aborto es muy breve y puramente incidental; con todo, esta circunstancia no impidi que el pasaje gozara de una gran autoridad en la materia, tanto por su autor como por su inclusin en el Decreto.

Segn el pensamiento de san Jernimo, en el embrin se dan dos fases, diferenciadas por la ausencia o presencia de la forma humana y de los miembros del cuerpo. Mientras no se ha dado el paso a la segunda etapa, el aborto no es homicidio (lectura del Decreto), o bien, no estamos ante un hombre, un ser humano (lectura de la edicin de BAC). Con una u otra lectura, parece suficientemente clara la defensa de una doble identidad del embrin, de modo directo o indirecto.

5. Decreto/ Esteban V (VI). Carta Consuluisti de infantibus

La carta Consuluisti de infantibus, del Papa Esteban V (VI) dirigida al arzobispo de Maguncia, ha sido analizada al estudiar los textos jurdicos del perodo anterior, razn por la cual no me detengo ahora en ella. Simplemente anotar mi extraeza de que estudios jurdicos sobre el embrin no hagan alusin alguna a este texto, el primer documento pontificio referido claramente al aborto y, adems, recogido en el Decreto de Graciano.

Quedan por analizar dos textos del Corpus Iuris Canonici, ambos integrados en las Decretales de Gregorio IX.

6. Decretales/Concilio Guarmaciense

El canon de este concilio particular, sobre cuya fecha y lugar de celebracin carecemos completamente de datos, figura en las Decretales de Gregorio IX, en un apartado dedicado al homicidio voluntario y al casual. Se le cita con frecuencia como canon Si aliquis por las dos primeras palabras del original latino.

Si alguien, para satisfacer su pasin o movido por el odio, realiza una accin contra un hombre o una mujer, o da una pocin que impida la generacin, la concepcin o el nacimiento de la prole, sea considerado homicida.

El aborto no es el centro de atencin del canon y en la breve sntesis del mismo colocada en su cabecera por el compilador ni se le menciona, al menos, explcitamente. El canon conciliar se centra en algunas acciones y pcimas, realizadas con intenciones y efectos variados, entre ellos, el aborto. Todas las acciones se califican indiscriminadamente de homicidio. De los siete textos del Corpus Iuris Canonici estudiados, este canon y la carta del Papa Esteban V (VI) son los dos nicos que no aluden a la existencia de fases en la vida embrionaria.

7. Decretales/Inocencio III: Carta a los Cartujos

La Decretal del Papa, fechada el 1211, es el texto ms tardo sobre el aborto incluido en el Corpus Iuris Canonici. La carta pontificia, dirigida al Prior y Hermanos Cartujos, es respuesta a otra del Prior al Sumo Pontfice, cuyo contenido slo conocemos indirectamente por la respuesta papal. Segn el tenor de vuestra carta, un sacerdote de vuestra Orden, anteriormente monje negro [es decir, benedictino, por el color negro del hbito de esta Orden] haba contrado una amistad deshonesta con una mujer. sta aseguraba haber quedado embarazada de l y aada, adems, que, habiendo sido agarrada por l por la cintura, como jugando, haba sufrido lesiones que le produjeron el aborto. Ante lo sucedido, el mismo sacerdote, asesorado por hombres prudentes, decidi l mismo retirarse del servicio del altar [celebrar la Eucarista]. [En la carta] nos suplicis humildemente tengamos a bien mostrar misericordia hacia l. Por la presente respondemos a vuestra peticin: si el concebido no estaba todava vivificado, podr celebrar; de lo contrario, no deber hacerlo.

La mayor parte de la carta pontificia est dedicada a la exposicin del caso. Un sacerdote cartujo, implicado en un aborto en algn grado, decide renunciar al ejercicio de sus funciones sacerdotales, creyendo haber incurrido en la irregularidad que le impide tal ejercicio. Luego viene la peticin del Prior al Papa: misericordia con el monje sacerdote, es decir, la absolucin de la irregularidad. Finalmente, la breve respuesta del Papa: la vuelta al ejercicio de las funciones sacerdotales depende de la condicin del feto abortado. El texto dice simplemente si estaba o no vivificado, que hemos de entender, si tena o no vida por haber sido infundida el alma o no. El compilador de las Decretales hace una interpretacin razonable de la respuesta pontificia: si el concebido era animal racional vivificado o no. De forma suficientemente clara se viene a afirmar que el embrin slo se convierte en ser humano desde el momento de la presencia del alma racional. Lo cual nos permite hablar de la atribucin al embrin humano de una doble identidad sucesiva.

Para terminar este apartado, quiero sealar una circunstancia, a primera vista, extraa. La Decretal de Inocencio III, procedente de un Papa e incluida en el Corpus Iuris Canonici, ha sido excluida del Denzinger. Teniendo en cuenta el carcter privado, no oficial, de esta obra, la seleccin de los textos incluidos es responsabilidad de sus autores. Hecha esta observacin, es legtimo preguntarse por los motivos de la no inclusin del texto pontificio, histricamente importante en materia de aborto, tanto ms cuanto que otra carta papal, la de Esteban V (V) s figura en el Denzinger. Los autores no han dado explicaciones de la ausencia en su coleccin del documento del Papa Inocencio III. Probablemente la distinta medida aplicada a los dos textos pontificios se debe al diferente contenido reflejado en ellos. Mientras que la posicin del Papa Esteban no presenta discordancias con la enseanza oficial de la Iglesia actual sobre el aborto, la de Inocencio III ofrece matices que no encajan perfectamente en ella.

IV. Hacia un nuevo estatuto del embrin

La posicin del Corpus Iuris Canonici acerca del aborto y de la identidad del embrin humano, sufre un cambio efmero a finales del siglo XVI. Ms importante es la modificacin introducida en 1869, dcadas antes de que el Corpus Iuris Canonici quedara desplazado, como fuente formal jurdica, por el primer Cdigo de Derecho Cannico. La tendencia firmemente iniciada en 1869 se confirma y extiende con el Cdigo de 1917, refrendado en lo esencial por el de 1983.

Antes de analizar cada uno de los pasos dados en la nueva direccin, voy a presentar algunos de los rasgos del nuevo Derecho en la materia.

1. Las disposiciones cannicas afectan por igual al embrin en todo momento, desde su concepcin hasta el nacimiento. Se pone fin a la existencia de normas diferentes de acuerdo con las fases de su desarrollo, opcin del Derecho anterior.

2. Se eliminan las connotaciones ontolgicas o antropolgicas del Derecho anterior para limitarse a medidas puramente jurdicas.

3. Aparece un tema nuevo: la obligacin de bautizar a los fetos abortados, junto al tradicional de la excomunin para los responsables de un aborto.

4. Desaparece la calificacin explcita del aborto como homicidio, aunque quizs siga implcita al colocarlo bajo el ttulo delitos contra la vida.

1. Un cambio fugaz: 1588-1591

Dentro de una cruzada contra la degradacin de costumbres, el Papa Sixto V publica la Constitucin Effraenatam el 29 de octubre de 1588. En ella ocupan un puesto central las sanciones contra el aborto, asunto en el que el documento pontificio se presenta como innovador y ampliador del Derecho anterior. Omito el anlisis de numerosos puntos recogidos en esta Constitucin vaticana, para fijarme nicamente en lo relacionado con el objeto del presente estudio.

La novedad ms importante decretada por Sixto V, respecto a lo establecido en el Corpus Iuris Canonici es la extensin a todo aborto, tambin el del feto no formado, no animado, de las sanciones establecidas por el Derecho cannico y secular contra los homicidas ( 1). La excomunin se aplica tambin a los responsables de cualquier aborto sin distincin de fases ( 7 y 8).

La severidad de las sanciones, las dificultades para obtener la absolucin de la excomunin, as como el distanciamiento de la posicin de Sixto V respecto al sentir comn de telogos y canonistas, crearon un malestar extendido que encontr satisfaccin poco despus, el 31 de mayo de 1591, en la Constitucin Sedes Apostolica del Papa Gregorio XIV.

El nuevo Papa anula la extensin de sanciones al aborto del feto no animado. En relacin con las penas para quienes provocan el aborto de un feto no animado, [], establecidas en la mencionada Constitucin, ella queda, en la parte referida a tales penas, perpetuamente restablecida, para el pasado y para el futuro, a los trminos del Derecho Comn, de los Sagrados Cnones y de lo dispuesto por el Concilio de Trento, como si la mencionada Constitucin en este punto no hubiera existido. Se mantienen la excomunin y la irregularidad slo para el aborto del feto animado ( 2).

2. Constitucin Apostolicae Sedis, Po IX, 12 octubre 1869

La finalidad de este documento pontificio es poner orden y despejar inquietudes en el enmaraado terreno de las censuras latae sententiae, es decir las que se incurren automticamente, ipso facto, por el hecho de haber cometido un delito. Esta operacin clarificadora y tranquilizadora se haba revelado necesaria por el elevado nmero de tales penas aadidas con el paso de los siglos, por la prdida de sentido de algunas de ellas y por las dudas e inquietudes que la situacin generaba en sacerdotes y fieles.

Para lograr sus objetivos, la Constitucin de Po IX fija el siguiente principio: en adelante slo estarn vigentes las censuras latae sententiae, incluidas en este documento y en el modo en que aqu estn recogidas.

En cuanto a la excomunin latae sententiae incurrida por un aborto, Po IX realiza un cambio importante. Desde Gregorio XIV, dicha sancin estaba reservada al aborto de un feto animado. En adelante incurre en ella quien procura el aborto, si ste se produce, en cualquier momento en que se realice. La distincin entre feto no animado/animado desaparece del Derecho para efectos de la excomunin, posicin confirmada en los Cdigos de 1917 y 1983.

La Constitucin vaticana no entra en cuestiones sobre el estatuto ontolgico o moral del embrin ni, como sola hacer el Derecho anterior, califica al aborto de homicidio. Se cie a la dimensin penal. Con todo, algunos afirman o sospechan que la nueva norma penal ha podido constituir un apoyo indirecto a la teora de la animacin inmediata y a la tesis de la igual identidad humana del embrin en todo momento.

A raz de la Constitucin de Po IX se produjo una situacin anmala. Por un lado, quedaba abolida la distincin feto no animado/animado, no formado/formado para efectos de excomunin por aborto. Por otro lado, segua vigente para efectos de irregularidad, cuando en el aborto se vea implicado un clrigo o un candidato a las rdenes Sagradas. sta fue la interpretacin dada por los canonistas al silencio de la Constitucin en este punto.

3. Cdigos de Derecho Cannico

En ambos Cdigos, 1917 y 1983, la identidad del embrin humano aparece evocada de modo indirecto, a travs de dos vas. La primera, clsica en el Derecho de la Iglesia, es la va sancionadora: imposicin de sanciones a los responsables de un aborto. La segunda, nueva en el Derecho, pero conocida en la reflexin teolgica y en la prctica pastoral, son las disposiciones cannicas acerca del bautismo de los fetos abortivos. Dejo de lado diferentes puntos que no afectan al asunto aqu tratado, por ejemplo, precisiones sobre quines y cundo incurren en una sancin, etc.

a. Sanciones por el aborto

En ambos Cdigos, la accin de procurar el aborto conlleva para todo cristiano implicado la excomunin, la irregularidad tanto para los candidatos a las rdenes Sagradas como para los ya clrigos y para los religiosos iniciar el proceso de expulsin.

En los dos Cdigos, quien procura el aborto, si ste se produce, incurre en excomunin o irregularidad. Al desaparecer del texto jurdico toda referencia a la distincin entre embrin o feto inanimado y animado, se le concede la misma consideracin jurdica durante todo el tiempo. No se encuentra tampoco en el actual Derecho la calificacin directa del aborto como homicidio; sin embargo, en los dos Cdigos, la excomunin por el aborto se coloca bajo el ttulo de los delitos contra la vida.

b. Bautismo de los fetos abortivos

Con algunas variantes, los dos Cdigos afirman la obligacin de bautizarlos. En la medida de lo posible, se deben bautizar los fetos abortivos, si viven. Ha de procurarse que todos los fetos abortivos, cualquiera que sea el tiempo a que han sido alumbrados, sean bautizados en absoluto, si ciertamente viven; si hay duda, bajo condicin. Las diferencias de momento en que sucede el aborto no se tienen en cuenta en esta norma, incluso se rechazan explcitamente en el Cdigo de 1917.

c. Significado de las disposiciones del Cdigo

En ocasiones se suscita la cuestin sobre si lo dispuesto en el Derecho tiene alguna relacin con la doctrina de la Iglesia sobre los estatutos ontolgico y moral del embrin, expuesta en documentos oficiales.

Algunos han entendido los cnones del Cdigo como una especie de declaracin oficial de la Iglesia a favor de la teora de la animacin inmediata, llegando a ver en sta la razn de las disposiciones cannicas. No es propio del Derecho eclesial moderno zanjar debates doctrinales. Menos razonable parece tal interpretacin cuando el Magisterio de la Iglesia reconoce no haberse comprometido nunca expresamente en semejantes debates filosficos. Adems de la falta de un compromiso expreso, desde hace unos 30 aos el asunto de la animacin est prcticamente ausente de los documentos del Magisterio.

Lejos de la opinin anterior, otros ven en la teora de la animacin inmediata el marco ms obvio y natural para entender las disposiciones del Cdigo. Este parecer, quizs pensado en relacin con el Cdigo de 1917, no es aplicable al Cdigo de 1983, cuando el estatuto ontolgico del embrin apenas se plantea desde el concepto de animacin sino desde la atribucin al embrin de la condicin de ser humano o persona.

Es evidente que en la materia estudiada no existen disonancias entre el Derecho y los documentos doctrinales oficiales de la Iglesia, pero quizs no sea correcto interpretar este hecho como un apoyo o refrendo del Cdigo a posiciones ontolgicas o morales expresadas hoy por otros medios, no en el Derecho. El Cdigo se limita a fijar sanciones por el aborto y a establecer la obligacin jurdica de bautizar a los fetos abortivos.

Me parece ms ajustado interpretar las disposiciones exigentes del Derecho en relacin con el embrin, como una posicin tuciorista razonable, de modo anlogo a lo que sucede en el campo moral que no deja espacio prctico a planteamientos cuya validez terica pueda ser defendible. Creo que en esta misma lnea hace aos R. J. Huser explicaba la posicin del Cdigo de 1917 respecto al embrin: Cualquiera que pueda ser el valor especulativo y acadmico de la teora de la animacin retardada [lo mismo podra afirmarse hoy de la posicin defendida por algunos telogos catlicos que no reconocen al embrin desde el principio la condicin de persona o de ser humano], esto no puede aplicarse en la prctica en relacin con el crimen del aborto, o en el problema de conferir el bautismo a un feto abortado. Para esta seccin me sirvo, sobre todo, de dos excelentes estudios. A. Garca Garca, Introduccin. La codificacin de 1983 vista desde la historia, en: Aa. Vv., Cdigo de Derecho Cannico. Edicin bilinge comentada, BAC, Madrid 1983, xxvii-lix; B. E. Ferme, Introduzione alla storia del Diritto Canonico, I. Il Diritto Antico fino al Decretum di Graziano, Pontificia Universit Lateranense, Roma 1998.

J. Hervada P. Lombarda, El Derecho del Pueblo de Dios, Ed. Univ. de Navarra, Pamplona 1970, 69-70.

A. di Berardino, Patrologa, vol. IV, BAC, Madrid 2000, 632.

Comnmente se considera la primera Decretal, una del Papa san Dmaso (363-384), Epistola ad Gallos. Algunos dan el primado cronolgico a una de su sucesor, el Papa Silicio (384-398).

Ofrezco la referencia de la que hoy es la edicin clsica de esta obra, la edicin de Friedberg: Corpus Iuris Canonici. Editio Lipsiensis secunda, post Aemilii Ludouici Richteri curas, ad librorum manu scriptorum et editionis romanae fidem recognouit et adnotatione critica instruxit Aemilius Friedberg, Pars prior: Decretum Magistri Gratiani. Pars secunda: Decretalium Collectiones, Akademische Druck- und Verlangsanstalt, Graz 1959.

Si qua per adulterium, absente marito suo, conceperit, idque post facinus occiderit, placuit nec in fine dandam esse communionem, eo quod geminaverit scelus.

Catechumena, si per adulterium conceperit et praefocaverit, placuit eam in fine baptizari.

J. T. Noonan, Jr. (Ed.), The Morality of Abortion, Harvard University Press, Cambridge, Mass. 19723, 14 slo acepta como referido al aborto el canon 63, citado por error como 53. En el mismo sentido, A. Beugnet, en: A. Vacant E. Mangenot (Dir.), Dictionnaire de Thologie Catholique,tome premier, deuxime partie, Letouzey et An, Paris 1909, columna 2650. Para J. Gafo, El aborto y el comienzo de la vida humana, Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1979, 82, no es claro que el Concilio de Elvira se refiere al aborto. M. Delmaille, en: R. Naz (Dir.), Dictionnaire de Droit Canonique, tome premier, Letouzey et An, Paris 1935, columna 1539, cree que ambos cnones se refieren al infanticidio, no al aborto.

Ver Ch. J. Hefele, Histoire des Conciles, tome IV, premire partie, Letouzey et An, Paris 1911, 134.

Este texto es ignorado en los estudios ya citados, de Gafo, Noonan y del Dictionnaire de Thologie Catholique.

As lo entiende Ch. J. Hefele, o.c., tome IV, premire partie, 134, nota 6.

El texto no aparece ni siquiera citado en los estudios de Gafo, Noonan, Dictionnaire de Thologie Catholique y Dictionnaire de Droit Canon.

Ordalas: Prueba ritual usada en la Antigedad para establecer la certeza, principalmente con fines jurdicos, y una de cuyas formas es el juicio de Dios: Diccionario de la Lengua Espaola, Real Academia Espaola, Madrid 200122, 1104. El mismo Diccionario define el Juicio de Dios en estos trminos: Cada una de ciertas pruebas para averiguar la verdad que se hacan en la Antigedad; p. ej., la del duelo, la de manejar hierros ardientes, etc.: o.c., 899.

De hecho, ste es el texto pontificio ms antiguo sobre esta materia recogido por H. Denzinger, Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, a conciliis oecumenicis et summis pontificibus emanaverut, edizione bilingue a cura di P. Hnermann, Edizioni Dehoniane, Bologna 19962, 382-383. En la mayor parte de los estudios sobre el embrin en el Derecho eclesial no se menciona este documento pontificio, omisin llamativa teniendo en cuenta su incorporacin al Decreto de Graciano y su inclusin en el Denzinger.

H. Denzinger, o.c., 382 ve como posible que esta consulta estuviera motivada por el canon 35 del concilio de Worms.

Esta carta aparecer tambin en el perodo siguiente, por haber sido incluida en el Decreto de Graciano, parte 2, causa 2, cuestin 5, captulo 20, en estos trminos: Hi autem, qui probantur, uel confitentur talis reatus se noxios, tua eos castiget moderatio, quia si conceptum in utero qui per aborsum deleuerit, homicida est, quanto magis, qui unius saltem diei puerulum peremerit, homicidam esse se excusare nequibit?; ed. de Friedberg, tomo I, 462-463.

A pesar de que este rasgo aparece ya en algunas colecciones cannicas de la ltima fase del perodo anterior, lo destaco ahora, dado que el Decreto de Graciano supuso el eclipse total de las mismas, cuya vigencia como fuente de Derecho fue corta.

Probablemente la razn de eliminar estos cnones es la no vigencia del rgimen de sanciones en ellos fijado.

La Decretal del Papa Esteban V (VI) se recoge en la parte 2, causa 2, cuestin 5, captulo 20; ed. de Friedberg, tomo I, columnas 462-463. Los cuatro textos patrsticos se encuentran en la parte 2, causa 32, cuestin 2, captulos 7-10; ed. de Friedberg, tomo I, columnas 1121-1123.

El canon del Concilio Guarmaciense figura en el libro 5, ttulo 12, captulo 5; ed. de Friedberg, tomo II, columna 794. La carta de Inocencio III se encuentra en el libro 5, ttulo 12, captulo 20; ed. de Friedberg, tomo II, columna 802.

Parte 2, causa 32, cuestin 2, captulo 7; ed. de Friedberg, tomo I, columna 1121.

Estos trminos reflejan formas antiguas de concebir el proceso de formacin del ser humano, anterior al nacimiento.

De los diferentes significados del verbo latino interire: morir, hacer perecer, perderse, etc. he preferido el ltimo, pues parece ms congruente al tratarse de la destruccin de un feto todava no vivo.

Aliquando eo usque peruenit hec libidinosa crudelitas, uel libido crudelis, ut etiam sterilitatis uenena procuret, et, si nichil ualuerit, conceptos fetus aliquo modo intra uiscera exstinguat at fundat, uolendo suam prolem prius interire quam uiuere; aut, si in utero uiuebat, occidi ante, quam nasci; ed. de Friedberg, tomo I, columna 1121.

Algunos, entendiendo este pasaje a la luz de otros textos agustinianos, defienden que la distincin entre ambas fases no radicara en la ausencia o presencia de vida en cuanto tal, sino en la ausencia o presencia de signos exteriores de vida. Cf. J. Gafo, o.c., 77. En San Agustn parecen existir algunas fluctuaciones sobre el momento de la infusin del alma que podra estar presente desde el principio, aunque sin signos exteriores de tal presencia.

Una forma de citarlo es Questionum in Heptateuchum libri VII (Siete libros de cuestiones sobre el Heptateuco). Otras: Questiones Exodi, de Exodo, in Exodum. Las diferencias se explican porque el xodo es uno de los libros del Heptateuco, una parte del Antiguo Testamento. A veces se le cita como canon Quod vero, por las dos primeras palabras del original latino.

Para situar este pasaje agustiniano, el del Ambrosiaster y otros, hemos de tener presente el texto de xodo 21, 22-23, tal como est en la traduccin griega de los LXX: Si dos hombres pelean y hieren a una mujer embarazada de forma que su nio salga [aborto], pero no est formado, [el culpable] ser castigado con una multa que le imponga el marido y segn determinen los jueces, pero si est formado, dars vida por vida.

El texto latino dice puerperium, trmino con diversos significados: parto, prole, feto... Creo que resulta confuso traducir parto, como se hace en: Obras completas de San Agustn, XXVIII, Escritos bblicos (4). Cuestiones sobre el Heptateuco (en siete libros). Introduccin, versin, notas e ndices de O. Garca de la Fuente, BAC, Madrid 1989, 237.

Quod uero non formatum puerperium ad homicidium pertinere noluit, profecto nec hominem deputauit, quod tale in utero geritur. Hic de anima questio solet agitari, utrum quicquid formatum non est nec animatum quidem possit intelligi, et ideo non homicidium sit, quia nec exanimatum dici potest, si animam non habebat. Item: &. 1. Si illud informe puerperium iam quidem fuerat, sed adhuc informiter quodammmo animatum quoniam magna de anima questio non est precipitanda indiscussa temeritate sentenciae, ideo lex noluit ad homicidium pertinere, quia nondum dici potest anima uiua in eo corpore, quod sensu caret; ed. de Friedberg, tomo I, columna 1122.

El texto latino omitido dice: Si talis est in carne nondum formata et ideo nondum sensibus praedita: O. Garca de la Fuente, o.c., 238.

De his qui aborsum procurant, queritur, an iudicentur homicidae vel non? Non est homicida qui aborsum procurat ante, quam anima corpori sit infusa.

El tema del alma es el ms mencionado, siete veces. De ellas, en cuatro ocasiones aparece el sustantivo: de anima questio, animam non habebat, magna de anima questio, anima viva y en tres el adjetivo: nec animatum, nec exanimatum, quodammodo animatum.

El tema se nombra cinco veces, una de ellas en el pasaje omitido en el Decreto: non formatum, formatum non est, informe, informiter, carne nondum formata. Ntese que siempre se usa la forma negativa: no formado y nunca la positiva de formado.

Este concepto aparece slo dos veces, una de ellas en el breve pasaje omitido por el Decreto: sensu caret, nondum sensibus praedita.

La idea del alma, como ya se dijo, resulta algo compleja en San Agustn. Agustn niega, segn Lanza, la distincin aristotlica entre las almas vegetativa, sensitiva y racional. Para Agustn existe una sola alma, que puede estar presente aun en un cuerpo informe, sin poder desarrollar todas sus actividades especficas. Por ello, no descarta la idea de que el feto informe, aun cuando no manifiesta an su vida motibus viventis, est quodammodo informiter animatum. Informe y animado son dos conceptos opuestos y autoexcluyentes para Aristteles, pero que pueden ser simultneos para Agustn. []. Agustn, a pesar de que conoce la distincin entre feto formado y no formado, escribe ms bien en trminos de viviente y no-viviente, J. Gafo, o.c., 78.

J. Gafo, o.c., 78.

Parte 2, causa 32, cuestin 2, captulo 9; ed. de Friedberg, tomo I, columna 1122.

ste es el nombre dado a un annimo del siglo IV, autor de un comentario a las cartas de san Pablo. A. Souter es quien de forma concluyente ha devuelto al Ambrosiaster las Quaestiones Veteris et Novi Testamenti. Cf. A. di Berardino, Patrologa, vol. III, BAC, Madrid 1981, 215-216.

Es clara la alusin a xodo 21.

Literalmente, vida por vida (en latn, animam pro anima, la misma palabra para vida y para alma).

El texto latino dice datur, literalmente, se da.

El texto latino dice nascitur, literalmente, nace.

Si nos atenemos a la mentalidad del autor y del tiempo, deberamos traducir el sustantivo latino semen por semilla o simiente, lejos del significado especfico que hoy damos al trmino castellanizado de semen. Teniendo esto presente, permtaseme un anacronismo y traducirlo como semen.

Aqu se alude al llamado traducianismo espiritual, teora rechazada por la Iglesia, segn la cual, el alma no surge por creacin de Dios en el momento de unirse al cuerpo, sino por derivacin del alma de los padres.

Moyses tradidit: Si quis percusserit mulierem in utero habentem, et abortiuum fecerit, si formatum fuerit, det animam pro anima; si autem informatum fuerit, mulctetur pecunia, ut probaret non esse animam ante formam. Itaque si iam formato corpori datur, non in conceptu corporis nascitur cum semine deriuata. Nam si cum semine et anima existit ex anima, et multae animae cottidie pereunt, cum semen fluxu quodam non proficit natiuitati; sed si prius respiciamus, uidebimus quid sequi debeamus. Contemplemur facturam Adae. In Adam enim exemplum datum est, ut ex eo intelligatur, quia iam formatum corpus accepit animam. Non poterat animam limo terrae admiscere, et sic formare corpus. Sed ratione infirmabatur, quia primum oportebat domum compaginari, et sic habitatorem induci. Anima certe, quia spiritus est, in sicco habitare non potest, ideo in sanguine fertur habitare. Cum ergo liniamenta conpacta non fuerint, ubi erit anima?; ed. de Friedberg, tomo I, columna 1122.

Parte 2, causa 32, cuestin 2, captulo 10; ed. de Friedberg, tomo I, columna 1122.

Reproduzco el texto, tal como figura en el Decreto: Sicut semina paulatim formantur in utero, et tamdiu non reputatur homicidium, donec elementa confecta suas imagines membraque suscipiant: ita sensus ratione conceptus, nisi in opera proruperit, aduc in uentre retinetur, et cito perit ab hoste. Ver tambin: San Jernimo, Epistolario. Edicin bilinge, con traduccin, introducciones y notas por J. B. Valero, BAC, Madrid 1995, 476. La carta completa que abarca las pginas 459-520, es un verdadero tratado. Lleva por ttulo Libro sobre once cuestiones a Algasia.

Las lecturas no son uniformes. Algunas ediciones (el Decreto) dicen: no se considera homicidio, mientras otras ponen: no se considera hombre (non putatur homo).

En este punto existe una diferencia entre el texto jeronimiano tal como aparece en la ya citada edicin de BAC y el del Decreto. ste pone confecta, es decir, terminados. La edicin de BAC, 476 dice confusa, es decir, mezclados, reunidos, juntados en uno.

El texto de BAC dice: et cito abortio perit: y pronto muere por el aborto, mientras que el Decreto pone: et cito perit ab hoste: pronto muere por la accin del enemigo.

Se encuentra en el Decreto, parte 2, causa 2, cuestin 5, captulo 20; ed. de Friedberg, tomo I, columnas 462-463.

Decretales de Gregorio IX, libro 5, ttulo 12, captulo 5; ed. de Friedberg, tomo II, columna 794.

Si aliquis causa explendae libidinis vel odii meditatione homini aut mulieri aliquid fecerit, vel ad potandum dederit, ut non possit generare, aut concipere, vel nasci soboles, ut homicida teneatur.

Es homicida quien realiza o da sortilegios o venenos esterilizantes: Homicida est, qui facit vel dat sortilegia, vel venena sterilitatis.

Decretales de Gregorio IX, libro 5, ttulo 12, captulo 20; ed. de Friedberg, tomo II, columna 802.

Sicut ex literarum vestrarum tenore accepimus quum quidam presbyter vestri ordinis, qui prius fuerat niger monachus, quandam mulierem praegnantem, cum qua contraxerat consuetudinem inhonestam, et quae asserebat, se concepisse ex eo, per zonam arripuerit, quasi ludens, ipsa mulier postmodum per hoc sic se asseruit esse laesam, quod occasione huiusmodi abortivit; propter quod idem presbyter, proborum virorum usus consilio, se ipsum duxit ab altaris ministerio sequestrandum. Quare nobis humiliter supplicastis, ut cum eo agere misericorditer dignaremur. Nos vero devotioni vestrae insinuatione praesentium respondemus, quod, si nondum erat vivificatus conceptus, ministrare poterit; alioquin debet ab altaris officio abstinere; ed. de Friedberg, tomo II, columna 802.

El texto completo puesto al frente de la Decretal por el compilador dice: Quien provoca el aborto es un homicida, si el concebido era animal racional, en latn, Qui dat causam abortioni, homicida est, si conceptum erat vivificatum animal rationale; alias secus. Creo que J. Gafo, en su por muchos motivos excelente estudio, comete un error al referirse a estas palabras como a un segundo canon de las Decretales: El segundo canon es paradjico, ya que afirma, por una parte, que el aborto constituye un homicidio, si conceptum erat vivificatum animal rationale alias secus, pero, por otra, afirma es homicida el que hace o administra sortilegios o venenos de esterilidad, J. Gafo, o.c., 96. Ninguno de los dos textos son cnones, son simplemente las sntesis de la Decretal de Inocencio III y del canon del concilio Guarmaciense, hechas por el compilador de las Decretales.

Cf. nota 14.

Su texto puede verse en P. Gasparri , (Ed.), Codicis Iuris Canonici Fontes, vol. I, Typis Polyglottis Vaticanis, Romae 1926, 308-311.

Tambin es sancionada severamente la anticoncepin ( 5).

Vetera iura partim innovando, partim ampliando.

Los trminos de la Constitucin pontificia no dejan lugar a duda: Abortus, seu foetus immaturi, tam animati, quam etiam inanimati, formati, vel informis...

Gregorio XIV, refirindose a la severidad de su antecesor, la atribuye a un arrebato de celo por la justicia, iustitiae zelo accensus ( 1).

Su texto puede verse en P. Gasparri, o.c., vol. I, 330-331.

Notemos un cambio en cuanto al lenguaje. Sixto V se refera al embrin en trminos de animado/no animado, formado/no formado; Gregorio XIV abandona el concepto de no formado/formado para usar slo el referido a la animacin: inanimis, nec de animato foetu.

Quo vero ad poenas procurantium abortum foetus inanimis, [] in praedicta Constitutione contentas, Constitutionem praefatam, in ea parte ubi de his agit, ad terminos iuris communis, ac Sacrorum Canonum, et Concilii Tridentini dispositionem, auctoritate Apostolica tenore praesentium, tam quoad praeterita, quam quoad futura, perpetuo reducimus, perinde, ac si eadem Constitutio in huius modi parte numquam emanasset, 3.

Su texto puede verse en P. Gasparri, o.c., vol. III, 24-31.

Las censuras son penas medicinales, a diferencia de las expiatorias; cf. Cdigo de Derecho Cannico de 1983, canon 1312, 1.

El trmino latino procurat, utilizado en el Derecho, suele traducirse como procura, no como provoca quizs, porque este ltimo podra entenderse en sentido ms restrictivo que el otro, dando as pie a pensar que algunas personas no incurriran la pena de excomunin cuando el Derecho las incluye entre las penadas.

Procurantes abortum, effectu sequuto. El texto se encuentra en III. Excommunicationes latae sententiae Episcopis sive Ordinariis reservatae. 2.

Cf. J. Gafo, o.c., 116.121.

Cdigo 1917, canon 2350 1; Cdigo 1983, canon 1398. La formulacin del canon 1398 est hecha en estos trminos: Quien procura el aborto, si ste se produce, incurre en excomunin latae sententiae.

Cdigo 1917, canon 985; Cdigo 1983, canon 1041, 4.

Cdigo 1983, canon 1044 1,3. Segn el Cdigo de 1917 el clrigo debe ser depuesto: canon 2350 1.

Cdigo 1983, canon 695.

Qui abortum procurat, effectu secuto, canon 1398 del Cdigo 1983. El mismo contenido, slo con variaciones secundarias de lenguaje, se repite en ambos Cdigos, en relacin con la excomunin y la irregularidad.

Cdigo 1983. El ttulo bajo el cual se encuentra el canon 1398 reza as: De delictis contra hominis vitam et libertatem. Cdigo de 1917: De delictis contra vitam, libertatem, proprietatem, bonam famam ac bonos mores.

Fetus abortivi, si vivant, quatenus fieri potest, baptizentur: Cdigo de 1983, canon 871.

Curandum ut omnes fetus abortivi quovis tempore editi, si certo vivant, baptizentur absolute; si dubie, sub condicione.

Creo infundadas las afirmaciones de Eloy Tejero, en su comentario al canon 871 del Cdigo de 1983: La doctrina de que el feto humano est informado por el alma racional desde el primer momento de su concepcin, es la razn por la que el legislador manda bautizar en caso de aborto. Es de notar que esta doctrina es tan firme, que no tiene lugar en este caso el Bautismo bajo condicin, si consta que el feto vive, en P. Lombarda J. I. Arrieta (Dir.), Cdigo de Derecho Cannico, edicin anotada, Edic. Universidad de Navarra, Pamplona 1984, 542.

Cf. Sagrada Congregacin de la Doctrina de la Fe, Declaracin sobre el aborto provocado, 1974, 13 y nota 19; Sagrada Congregacin de la Doctrina de la Fe, Donum vitae, I.1; Juan Pablo II, Evangelium vitae, 60.

Cf. J. Gafo, o.c., 118.

Un mismo documento romano opta por el tuciorismo moral, refirindose a la ontologa del embrin, tanto desde el concepto de persona como del de alma. Desde el punto de vista moral, esto es cierto: aunque hubiese duda sobre la cuestin de si el fruto de la concepcin es ya una persona humana, es objetivamente un pecado grave el atreverse a afrontar el riesgo de un homicidio.[] Es suficiente que esta presencia del alma sea probable (y jams se demostrar lo contrario) para que arrebatarle la vida sea el riesgo de matar a un hombre, no solamente en expectativa, sino ya proviso de alma: Sagrada Congregacin de la Doctrina de la Fe, Declaracin sobre el aborto provocado, 1974, 13 y nota 19.

Citado por J. Gafo, o. c., 117.

3233