El engaño de negar el cambio climático

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:: portada :: Ecología social :: 23-06-2015 De por qué quienes niegan el cambio climático son su peor pesadilla El engaño de negar el cambio climático Naomi Oreskes TomDispatch Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Riba García. Introducción de Tom Engelhardt Para mi nieto, que todavía no tiene tres años, pasárselo bien es jugar al escondite: esconderse de pronto tras un arbusto demasiado pequeño para ocultarlo o en la entrada de una casa donde está a la vista mientras yo doy vueltas y vueltas preguntando en alta voz en qué sitio estará. En este juego hay una especie de pensamiento mágico y de negación de la realidad que tiene su gran encanto. Cuando similares acciones de negación son cometidas por adultos, cuando se niegan a ver lo que está delante de sus ojos -las aceras y carreteras derritiéndose en India, los embalses casi vacíos en una reseca California, las lluvias extremas y las inundaciones en Texas y Oklahoma, las noticias de que el calentamiento global de año pasado fue un record histórico y que este año ya amenaza ser otro, o la de que Alaska acaba de pasar el mayo más caluroso de su historia, o la de que 13 de los 14 años desde que las temperaturas empezaron a registrarse han tenido lugar en este siglo XXI, o la de que la supuesta "pausa" en el proceso de calentamiento del planeta después de 1998 fue una fantasía- el encanto se esfuma rápidamente. Cuando descubres que detrás de este negacionismo de la realidad hay por lo menos 125 millones de dólares de dinero negro, ese encanto se esfuma aún más rápidamente. En apenas tres años, fuentes conservadoras sin identificar han volcado cifras alucinantes en un sitio web de laboratorios de ideas y grupos de activistas dedicados a impulsar la negación del cambio climático (en esas cifras no están incluidas las enormes sumas que la Gran Industria Energética continúa aportando a la promoción del negacionismo, como lo viene haciendo desde los ochenta del siglo pasado). En otras palabras, algunos de los intereses más poderosos y lucrativos del mundo están resueltos a negar la realidad con una notable ferocidad con el fin de confundir al público y poner obstáculos a cualquier acción o movimiento que pretenda proteger el medio ambiente del planeta que siempre ha alimentado a la humanidad. Es un espectáculo carente de todo encanto. Los perfectamente financiados negacionistas del cambio climático y los políticos que los apoyan (que, a su vez, son apoyados por el mismo conjunto de financistas) gritan una y otra vez "¡engaño!". La verdad es que ellos son el engaño y de momento, allí donde miremos veremos que ahí están en la entrada de una casa cercana, crudamente desnudos y bien a la vista. Aun así, con el respaldo de tanto dinero, controlan el Partido Republicano y el Congreso con mayoría republicana en ambas cámaras (hoy, por ejemplo, el 72 por ciento de los senadores republicanos niega el cambio climático). Esto significa que para el grupo cada día más nutrido de candidatos a la presidencia por el Partido Republicano, la frase "Yo no soy científico, sin embargo..." seguida de dudas o del rechazo a la ciencia del clima será un tópico del año electoral 2016. No podría ser un cuadro más sombrío, aunque cada día es más posible que en las décadas que vienen vivamos un cambio cada día más veloz del clima debido a la emisión de gases de efecto invernadero. page 1 / 13

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  • :: portada :: Ecologa social ::

    23-06-2015 De por qu quienes niegan el cambio climtico son su peor pesadillaEl engao de negar el cambio climticoNaomi OreskesTomDispatchTraducido del ingls para Rebelin por Carlos Riba Garca.

    Introduccin de Tom Engelhardt

    Para mi nieto, que todava no tiene tres aos, pasrselo bien es jugar al escondite: esconderse depronto tras un arbusto demasiado pequeo para ocultarlo o en la entrada de una casa donde est ala vista mientras yo doy vueltas y vueltas preguntando en alta voz en qu sitio estar. En estejuego hay una especie de pensamiento mgico y de negacin de la realidad que tiene su granencanto. Cuando similares acciones de negacin son cometidas por adultos, cuando se niegan a verlo que est delante de sus ojos -las aceras y carreteras derritindose en India, los embalses casivacos en una reseca California, las lluvias extremas y las inundaciones en Texas y Oklahoma, lasnoticias de que el calentamiento global de ao pasado fue un record histrico y que este ao yaamenaza ser otro, o la de que Alaska acaba de pasar el mayo ms caluroso de su historia, o la deque 13 de los 14 aos desde que las temperaturas empezaron a registrarse han tenido lugar eneste siglo XXI, o la de que la supuesta "pausa" en el proceso de calentamiento del planeta despusde 1998 fue una fantasa- el encanto se esfuma rpidamente. Cuando descubres que detrs de estenegacionismo de la realidad hay por lo menos 125 millones de dlares de dinero negro, eseencanto se esfuma an ms rpidamente. En apenas tres aos, fuentes conservadoras sinidentificar han volcado cifras alucinantes en un sitio web de laboratorios de ideas y grupos deactivistas dedicados a impulsar la negacin del cambio climtico (en esas cifras no estn incluidaslas enormes sumas que la Gran Industria Energtica contina aportando a la promocin delnegacionismo, como lo viene haciendo desde los ochenta del siglo pasado). En otras palabras,algunos de los intereses ms poderosos y lucrativos del mundo estn resueltos a negar la realidadcon una notable ferocidad con el fin de confundir al pblico y poner obstculos a cualquier accin omovimiento que pretenda proteger el medio ambiente del planeta que siempre ha alimentado a lahumanidad. Es un espectculo carente de todo encanto.

    Los perfectamente financiados negacionistas del cambio climtico y los polticos que los apoyan(que, a su vez, son apoyados por el mismo conjunto de financistas) gritan una y otra vez"engao!". La verdad es que ellos son el engao y de momento, all donde miremos veremos queah estn en la entrada de una casa cercana, crudamente desnudos y bien a la vista. Aun as, con elrespaldo de tanto dinero, controlan el Partido Republicano y el Congreso con mayora republicanaen ambas cmaras (hoy, por ejemplo, el 72 por ciento de los senadores republicanos niega elcambio climtico). Esto significa que para el grupo cada da ms nutrido de candidatos a lapresidencia por el Partido Republicano, la frase "Yo no soy cientfico, sin embargo..." seguida dedudas o del rechazo a la ciencia del clima ser un tpico del ao electoral 2016. No podra ser uncuadro ms sombro, aunque cada da es ms posible que en las dcadas que vienen vivamos uncambio cada da ms veloz del clima debido a la emisin de gases de efecto invernadero.

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  • Esto significa, por supuesto, que enfrentarse directamente con los negacionistas del cambioclimtico no puede ser ms importante. Por esta razn, TomDispatch tiene la suerte de podercontar otra vez con la historiadora de la ciencia Naomi Oreskes -que ha testimoniado recientementeante la comisin del Congreso controlada por los republicanos en la que militan numerososnegacionistas del clima- para hacerse cargo de sus falsos reclamos, fantasas y mentiras. Junto conErik Conway, ella es coautora del ya clsico Merchants of Doubt sobre los procedimientos utilizadospor la corporacin de los combustibles fsiles, como ya lo haba hecho antes la industria del tabaco,para crear una sensacin de pblica incertidumbre sobre el peligro de sus productos. Msrecientemente, otra vez junto con Conway, escribi The Collapse of Western Civilization: A Viewfrom the Future, una mirada retrospectiva a los efectos del calentamiento global y el negacionismoclimtico desde el punto de vista de un historiador de 2393.

    * * *

    De cmo la ciencia "polticamente motivada" es una buena ciencia

    Hace muy poco tiempo, el Washington Post public nuevos datos que mostraban algo que lamayora de nosotros ya sentamos: que la polarizacin cada da ms marcada en el Capitolio sedebe al fuerte bandazo hacia la derecha dado por el Partido Republicano. Los autores del estudio secentran en el senador John McCain para ilustrar esta cuestin. Para mi consternacin personal, laodisea poltica de McCain echa luz sobre el giro contra la ciencia de los republicanos.

    Aunque hoy parecera imposible, en la primera mitad del siglo XX el de los republicanos era elpartido que apoyaba con ms fuerza el trabajo de los cientficos; eso se deba a su reconocimientode las distintas formas en que la ciencia poda sustentar la actividad econmica y la seguridadnacional. Los demcratas dudaban ms; solan ver a la ciencia como una actividad elitista y lepreocupaba que los nuevos organismos federales como la Fundacin Nacional de la Ciencia y elInstituto Nacional de la Salud llegaran a concentrar recursos en las elitistas universidades de laCosta Este.

    En las ltimas dcadas, ciertamente, los republicanos han dado un golpe de timn hacia la derechaen muchos temas y ahora atacan regularmente los hallazgos cientficos que amenazan suplataforma poltica. En los ochenta, cuestionaron de obviedad de la lluvia cida; en los noventa, losataques fueron contra la ciencia que se ocupaba del ozono; y en lo que va de este siglo, lanzaronlos ataques ms feroces no solo contra la ciencia que estudia el clima sino tambin personalmentecontra los propios cientficos de esta disciplina.

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  • Aunque el senador McCain no se dedic directamente a atacar la ciencia, tuvo un giro alarmante.Despus de todo, junto con el senador demcrata Joe Lieberman, present las leyes deadministracin climtica de 2003, 2005 y 2007, que instituan un sistema obligatorio* de limitaciny control de las emisiones de gas invernadero. En su momento, estas leyes fueron apoyadas pormuchos demcratas y la mayor parte de los grupos ambientalistas. Sin embargo, en 2010, McCain,retrocedi rpidamente, empez a negar su propia ley y a insistir en que nunca haba respaldadouna limitacin "en un nivel determinado". Ahora propugna un incremento de las perforacionesmarinas para extraer gas y petrleo, y reclama que aspectos importantes de la poltica energticadeben dejarse en manos del gobierno de cada estado y las administraciones locales; adems, hacriticado al presidente Obama y al secretario de estado Kerry por plantear que el cambio climticodebe ser un tema de la seguridad nacional, una posicin con la que acuerda el propio Pentgono.

    Aun as, comparado con muchos de sus colegas, McCain parece un moderado; rechazan el cambioclimtico por tratarse de un fraude y una patraa, mientras realizan indagaciones macarthianassobre las actividades de los principales cientficos del clima. Muchos de ellos atacan la ciencia delclima porque temen que sea utilizada para ampliar el mbito de accin gubernamental.

    En una vista en la que testifiqu el mes pasado, miembros republicanos de la Comisin de RecursosNaturales denunciaron una cantidad de investigaciones cientficas relacionadas con elcumplimiento de leyes ambientales ya existentes por tratarse de "ciencia del gobierno". Esto,sostenan, significaba que las leyes eran -por definicin- corruptas, polticamente sesgadas eirresponsables. La ciencia en particular objeto de ataque implicaba trabajos realizados por -o endefensa de- organismos federales como el Servicio de Parques Nacionales, pero la cienciarelacionada con el clima tuvo tambin su alcuota de insultos.

    Sin duda, los cargos eran absurdos: la labor cientfica de la mayor parte de las agencias est sujetaa mucho ms examen, explicacin y supervisin, incluyendo varios niveles de revisin por pares,que la investigacin acadmica. Por el contrario, la investigacin llevada a cabo bajo el auspicio dela industria a menudo no est sujeta a escrutinio pblico alguno.

    Sin embargo, en la preparacin de mi testimonio me di cuenta de que estaba en juego algo muchoms vasto: la cuestin del manejo poltico de la propia ciencia. Es frecuente que se sostenga que laciencia medioambiental realizada en los organismos federales esta "sesgada polticamente" y portanto debe desconfiarse de ella. Me di cuenta de que era hora de desafiar la suposicin de que esaciencia es una ciencia maligna. Aunque sostenida por amplios sectores, es posible demostrar queesa idea es falsa. Por otra parte, la sugerencia de que la "ciencia del gobierno" es intrnsecamenteproblemtica para los republicanos, que abominan del gran gobierno, ignoran el hecho de que lasmayores contribuciones durante el siglo XX, al menos en las ciencias fsicas, partieron justamentede la ciencia del gobierno.

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  • La historia muestra que mucha -tal vez la mayor parte- de la ciencia persigue objetivos polticos,econmicos o sociales. Buena parte de la mejor ciencia en la historia de Estados Unidos ha estadocentrada en objetivos explcitamente polticos. Pensemos en el Proyecto Manhattan. Durante laSegunda Guerra Mundial, los cientficos de movilizaron para resolver los detalles de la fisinnuclear, la separacin de istopos, la metalurgia a altas temperaturas y presiones, y muchas otrascuestiones con el propsito de fabricar la bomba atmica. El objetivo poltico de pararle los pies aAdolf Hitler y la sensacin de que el mundo poda depender del xito de esa misin porporcionaronuna poderosa motivacin para la actividad cientfica.

    Tambin est el programa espacial. El primer avance en el desarrollo misilstico de Estados Unidosfue para amenazar a la Unin Sovitica con la destruccin nuclear. El objetivo poltico de "contener"al comunismo fue un fuerte estmulo para los cientficos. Unos aos despus, el objetivo demantener la paz mediante la doctrina de la Destruccin Mutua Asegurada tambin espole a loscientficos para asegurar que las armas que ellos diseaban iran all donde fueran enviadas yfuncionaran como advertencia de que llegaran al blanco elegido.

    En el programa Apollo, los cientficos de la NASA saban que trabajando correctamente no soloaseguraran que nuestros astronautas pusieran pie en la Luna sino tambin que regresaran a casa.Saber que hay vidas que dependen de tus clculos puede ser una poderosa forma de promoverresponsabilidad.

    Alguien podra argumentar que todos esos proyectos eran tecnolgicos, no cientficos, pero estadistincin significa bien poco. Si esos proyectos propiciaron nuevas tecnologas, tambin estuvieronbasados en desarrollo cientfico de nueva factura. Por otra parte, los polticos pueden impulsarbuena ciencia incluso en ausencia de objetivos tecnolgicos.

    La de las placas tectnicas, por ejemplo, es la teora unificadora de la moderna ciencia de lageodinmica, que -tambin- fue una produccin poltica. El trabajo fundamental que favoreci estoprovino de la oceanografa implicada en los programas de la Armada de EEUU destinados adesarrollar procedimientos de deteccin de submarinos rusos mientras escondamos los nuestros.De la sismologa tambin surgi el trabajo de los militares para poder distinguir los terremotos delos ensayos de artefactos nucleares. En otras palabras, los objetivos militares y polticos impulsan lainvestigacin necesaria para entender los fundamentos de los procesos geolgicos del planeta;alcanzar esa comprensin, no es casual y asegura el conocimiento bsico para la exploracin deyacimientos de petrleo y gas, la bsqueda de yacimientos de minerales y la minera, y laprediccin de movimientos ssmicos.

    Casi todo este trabajo fue realizado por cientficos que trabajaban directamente para el gobierno opor acadmicos de universidades e instituciones de investigacin financiados por el gobierno. ElProyecto Manhattan era ciencia del gobierno. El estudio de las placas tectnicas era ciencia del

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  • gobierno.

    Salvados del agujero de ozono

    La ciencia medioambiental, es algo diferente?

    Pensad en los hombres y las mujeres que sentaron las bases del Protocolo de Montreal para laConferencia para la Proteccin de la Capa de Ozono. Instituida en 1985, esta Conferencia nosprotege de las potencialmente devastadoras consecuencias de la reduccin del ozono. En estosmomentos, el agujero en la capa de ozono se est recuperando y los cientficos esperan que estarecuperacin se complete en las dcadas venideras, algo que no hubiera ocurrido sin el trabajo deaquellos cientficos ambientalistas que en los setenta reconocieron la amenaza a la que se veaexpuesto el ozono estratosfrico.

    Despus, los cientficos que trabajan en la NASA y la Universidad de California se dieron cuenta deque los productos qumicos liberados en la atmsfera por los aviones supersnicos y las lanzaderasespaciales podan reaccionar con el ozono de la estratosfera y destruirlo. Debido a esta amenaza, laNASA empez a financiar estudios de las reacciones qumicas implicadas en ella. Mientras tanto,Sherwood Rowland y Mario Molina, en el instituto cientfico Irvine de la Universidad de California,reconocieron que cierto tipo de productos qumicos conocidos como fluorocarburos clorados (CFC,por sus siglas en ingls), presentes en los aerosoles con lacas fijadoras para el pelo y otrosproductos de consumo, poda destruir la capa de ozono en la estratosfera. Al principio, estaposibilidad fue vista con escepticismo, incluso por sus mismos colegas. Poda realmente un aerosolcapilar acabar con la vida en el planeta Tierra? Eso pareca una afirmacin demasiado aventurada,si no indignantemente excesiva.

    Sin embargo, en 1985, Joseph Farmer, del Servicio Antrtico Britnico, anuncio el descubrimientode una zona de la Antrtida en la que el ozono estratosfrico se haba reducido espectacularmente:el "agujero de ozono". Al ao siguiente, un equipo conducido por Susan Solomon, de laAdministracin Nacional Ocenica y Atmosfrica (NOAA, por sus siglas en ingls), insinu que eracierto que el ozono estaba disminuyendo por los productos qumicos clorados derivados de los CFCcomo consecuencia de reacciones catalticas producidas en las nubes estratosfricas en los Polos.

    En 1987, el profesor de Harvard James Anderson realiz un experimento a bordo de un avin U-2 dela NASA que vol sobre la Antrtida en el que se estableci mediante mediciones directas que lacapa de ozono haba sido intensamente daada y que esos daos estaban relacionados con losgasas CFC. Se trataba de una sorprendente confirmacin de unas hiptesis formuladas aos antes.

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  • Ms tarde, el equipo de Anderson obtuvo mediciones similares en el rtico. Toda su investigacinfue financiada por la NASA.

    Sobre la base de este trabajo, el presidente George H.W. Bush, republicano; el secretario de estadoGeorge Schultz y el secretario de estado adjunto John Negroponte brindaron su apoyo al Protocolode Montreal para la conferencia de Viena y de este modo comprometieron al mundo, primero, en lareduccin, y ms tarde, en el retiro paulatino de los gases CFC. En 1988, con el apoyo delpresidente Bush, el Congreso ratific el Protocolo de Montreal.

    Desde entonces, Susan Solomon fue elegida para integrar la Academia Nacional de Ciencias deEstados Unidos, la Academia de Ciencias Europea y la Academia de Ciencias de Francia. En 2008, larevista Time la mencion como una de las 100 personas ms influyentes del mundo. JamesAnderson, a su vez, se hizo acreedor a numerosos premios. En 1995, Rowland y Molinacompartieron el Nobel de Qumica por su trabajo sobre la destruccin de la capa de ozono.

    Si la ciencia relacionada con el ozono hubiera sido tergiversada, corrompida o incluso realizadaincorrectamente, ninguno de ellos habra recibido semejantes honras. Ms importante an, si laciencia hubiese estado equivocada, ahora mismo estaramos en una situacin desesperada porqueel agujero de ozono no se habra recuperado. Entre otras cosas, los ndices del cncer de piel enEEUU habran aumentado en un 60 por ciento respecto de la incidencia de hoy en da. El ganado,los cultivos y las plantas y animales silvestres tambin habran resultado afectados.

    Bush, un presidente republicano, no fue engaado. Hizo lo adecuado y nos protegi de un dao,pero poca gente se dio cuenta de lo bien que haba funcionado el Protocolo de Montreal y del bajocosto de su xito. El Protocolo fue ratificado por 197 pases -para decirlo de otro modo, por todo elmundo!- y la produccin y consumos de los gases destructores del ozono han cado en un 98 porciento.

    En la medida que los fabricantes reemplazaron rpidamente los fluorocarburos por nuevosproductos ms inocuos, no solo el costo fue reducido; el mundo sac provecho del cambio. ElProtocolo estimul la competencia en la innovacin tecnolgica y redujo los costos de fabricacin,mejor la eficiencia y seguridad y baj los precios al consumidor, mientras evitamos grandesprdidas econmicas en la agricultura, la pesca y en los impactos adversos en la salud humana. Losbeneficios indirectos en materia de salud -solo en trminos de cnceres y cataratas evitados- sehan estimado en 11 veces los costos directos de implementacin. Y no se produjo prdida neta depuestos de trabajo, aunque hubo un pasaje a empleos ms calificados que fueron tomados portrabajadores ms formados para desempearse en condiciones de mayor seguridad.

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  • En los noventa, segn avanzaba el reconocimiento de un perjudicial cambio climtico, la historiadel xito en la recuperacin del agujero de ozono se convirti en un modelo de lo que podramoshacer para detener ese cambio, especialmente si la accin emprendida refuta los manidosargumentos conservadores que sostienen que la proteccin medioambiental restringe elcrecimiento, daa la economa, destruye puestos de trabajo o que si bien es una ventaja para lososos polares en nada beneficia a las personas. Pero el giro republicano hacia la derecha ya estabaen curso. Cuando lleg la cuestin de la regulacin, el GOP -el Grand Old Party, es decir, el PartidoRepublicano- estaba en la palestra para rechazar cualquier expresin de la ciencia que apuntara enesa direccin.

    Al principio del siglo XX, los republicanos fueron pioneros en la proteccin del medioambiente:hacia la mitad del siglo, trabajaron junto con los demcratas para aprobar leyes como la de PolticaNacional por el Medioambiente o la del Aire Limpio. Sin embargo, hacia los ochenta, la resistenciacontra medidas ambientales que podra limitar las prerrogativas del sector privado empez aensombrecer su histrico compromiso con un Estados Unidos seguro y hermoso. Para los noventa,toda regulacin en principio era vista como mala, incluso cuando -como en el caso del ozono- en laprctica era clara y demostrablemente buena.

    El cambio climtico y los embaucadores

    La tinta con que se escribi el Protocolo de Montreal todava no se haba secado completamentecuando la ciencia que se ocupaba del ozono fue atacada** por corrupta y polticamente motivada(ms o menos de la misma manera que hoy es atacada la ciencia ambiental). En 1995, lacongresista republicana Dana Rohrabacher organiz un encuentro sobre "integridad cientfica" conla intencin de desafiar a esa ciencia. Representantes de la industria privada y de laboratorios deideas conservadores empezaron a manifestar que la ciencia que estaba detrs del Protocolo deMontreal era incorrecta, que resolver el problema sera devastador para la economa y que loscientficos involucrados en eso estaba exagerando la amenaza para conseguir ms dinero para susinvestigaciones. El hoy tan conocido reclamo de que "no exista un consenso cientfico" -que pocassemanas ms tarde mostr su completa falsedad con la concesin del premio Nobel a Rowland yMolina- en relacin con la disminucin del ozono fue incorporado en el Registro del Congreso.

    Si se quitaran los nombres y la fecha de esa conferencia, sera posible imaginar que el tema de laconvocatoria era el cambio climtico y que hubiera tenido lugar la semana pasada. De hecho, laciencia del clima viene sufriendo el ataque de las mismas personas y organizaciones que atacarona los cientficos que trabajaron con la capa de ozono y utilizaron muchos de los mismosargumentos, tan equivocados hoy como lo eran entonces.

    Pensemos en lo que sabemos sobre la historia y la integridad de la ciencia climtica.

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  • Desde hace ms de 100 aos los cientficos saben que los gases de efecto invernadero como eldixido de carbono (CO2) y el metano (CO4) capturan calor en la atmsfera de un planeta. Si seaumenta la concentracin de esos gases, el planeta se calienta. Venus es increblemente caluroso-460 grados centgrados-, no solo por el hecho primordial de que est mucho ms cerca del Sol quela Tierra sino tambin porque su atmfera es varios cientos de veces ms densa y compuestaprincipalmente de CO2.

    El oceangrafo Roger Revelle fue el primer cientfico estadounidense que centr su atencin en elriesgo de poner cantidades cada vez mayores de CO2 en la atmsfera como consecuencia de laquema de combustibles fsiles. Durante la Segunda Guerra Mundial, Revelle sirvi en la OficinaHidrogrfica de la Marina de Estados Unidos y continu trabajando en estrecha colaboracin con lamarina durante toda su carrera. En los cincuenta del siglo pasado, se hizo eco de la importancia dela investigacin cientfica en el cambio climtico ocasionado por la actividad humana y llam laatencin sobre la amenaza del aumento del nivel del mar como consecuencia del derretimiento delos glaciares y de la expansin trmica de los ocanos, una amenaza que pona en riesgo laseguridad de las grandes ciudades, puertos e instalaciones navales. En los sesenta, varios colegassuyos se unieron a l a partir de sus preocupaciones, entre ellos el geoqumico Charles DavidKeeling, que -en 1958- fue el primero en medir la concentracin de dixido de carbono en laatmsfera, y el geofsico Gordon MacDonald, que trabaj en el primer Consejo de Calidad Ambientaldurante la presidencia del republicano Richard Nixon.

    En 1974, el crecimiento de la comprensin del cambio climtico fue resumido por el fsico AlvinWeinberg, director del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, quien manifest que era posible que lautilizacin de combustibles fsiles tuviese que limitarse bastante antes de su agotamiento debido ala amenaza que representaban para la benfica estabilidad climtica de la Tierra. "Aunque es difcilestimar cundo deberemos hacer un ajuste en las polticas energticas del mundo para tener encuenta este lmite", escribi, "se podra llegar a ese momento en 30 o 50 aos."

    En 1977, Robert M. White, primer administrador de la NOAA y ms tarde presidente de la AcademiaNacional de Ingeniera, resumi en Oceanus los hallazgos cientficos de esta manera: "Ahoraentendemos que los desechos industriales, como el dixido de carbono liberado por la quema delos combustibles fsiles, pueden tener consecuencias climticas que plantean a la sociedad futurauna amenaza digna de consideracin... Experiencias en la ltima dcada han demostrado lasconsecuencias de incluso pequeas fluctuaciones en las condiciones climticas [y] bosquejan unanueva urgencia en el estudio del clima... Los problemas cientficos son formidables, los problemastecnolgicos no tiene precedente alguno y el potencial de impactos econmicos y sociales esominoso".

    En 1979, la Academia Nacional de Ciencias concluy que "Si contina aumentando la emisin dedixido de carbono, no vemos razn para dudar que se producir un cambio climtico y no hayrazn alguna para creer que estos cambios sern desdeables".

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  • Esos hallazgos hicieron que la Organizacin Meteorolgica Mundial uniera fuerzas con NacionesUnidas para crear el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climtico. La idea era estableceruna base cientfica slida para las polticas pblicas informadas. As como la buena ciencia sent lasbases de la Conferencia de Viena, tambin ahora la buena ciencia construira los cimientos de unaConferencia Marco sobre el Cambio Climtico de Naciones Unidas, ratificada en 1992 por elpresidente Bush.

    Desde entonces, el mundo cientfico ha afirmado y reafirmado la validez de las pruebas cientficas.La Academia Nacional de Ciencias, la Sociedad Meteorolgica de Estados Unidos, la Unin Geofsicade Estados Unidos, la Asociacin Estadounidense para el Avance de la Ciencia y muchas otrasorganizaciones similares, as como las ms importantes organizaciones cientficas y acadmicas delmundo, concedieron su aprobacin al trabajo de la ciencia climtica. En 2006, once academiasnacionales de la ciencia, entre ellas la ms antigua del mundo, la italiana Accademia Nazionale deiLicei, publicaron una inslita declaracin para destacar que la "amenaza del cambio climtico esclara y est en aumento" y que "cualquier demora en la accin provocar costos mayores". Desdeentonces han pasado casi 10 aos. Hoy, los cientficos nos aseguran que las pruebas de la realidaddel cambio climtico inducido por la actividad humana son "clarsimas" y el Banco Mundial nos diceque sus impactos y costos ya se hacen sentir.

    El trabajo cientfico que est en la base de este consenso ha sido realizado por cientficos de todo elmundo; hombre y mujeres, mayores y jvenes y, en EEUU, tanto republicanos como demcratas.De hecho, esto es bastante curioso, dado que los denunciados recientemente de "engaar" porcongresistas republicanos, es posible que la mayor parte de ellos sean republicanos y nodemcratas. Gordon MacDonald, por ejemplo, fue un asesor muy cercano al presidente Nixon yDave Keeling fue premiado en 2002 con la Medalla Nacional de la Ciencia por el presidente GeorgeW. Bush.

    Aun as, a pesar de la larga historia de este trabajo y de su naturaleza apoltica, la ciencia del climacontina siendo insidiosamente atacada. El pasado mayo, los cientficos climticos ms prestigiososdel mundo se encontraron con el papa Francisco para informarle acerca de los hechos del cambioclimtico y la amenaza que este representa para la salud, la riqueza y el bienestar futuros de loshombres, las mujeres y los nios, por no mencionar las numerosas especies con las quecompartimos este nico planeta. En ese mismo momento, en un intento de impedir que el Papahablara sobre el significado moral del cambio climtico, negacionistas del calentamiento delplaneta se reunan cerca del Vaticano. Dondequiera que hayan seales de que el panorama polticoest cambiando y de que el mundo podra estar preparado para actuar contra el cambio climtico,las fuerzas negacionistas no hacen otra cosa que redoblar sus esfuerzos.

    La organizacin responsable del mitin negacionista en Roma fue el Instituto Heartland, un grupocon un largo historial no solo en el rechazo de la ciencia del clima sino de la ciencia en general. Porejemplo, este instituto fue el responsable de la infame valla publicitaria que comparaba a loscientficos del clima con el Unabomber. Tiene una documentada historia de trabajo junto con laindustria tabacalera para cuestionar las pruebas cientficas del dao producido por el consumo de

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  • tabaco. Tal como Erik Conway y yo demostramos en nuestro libro Merchants of Doubt, muchos delos grupos que hoy niegan la realidad y la importancia del cambio climtico producido por laactividad humana haba trabajado previamente para poner en duda las pruebas cientficas de losdaos producidos por el tabaco.

    Hoy da sabemos que millones de personas han muerto como consecuencia de enfermedadesrelacionadas con el tabaco. Debemos esperar que la gente muera en cantidades parecidas paraque aceptemos la evidencia del cambio climtico?

    La financiacin privada crea un agujero en la atmsfera

    No se atac a la ciencia que investiga la capa de ozono porque estuviera equivocada desde elpunto de vista cientfico sino porque tena trascendencia poltica y econmica, es decir, amenazabapoderosos intereses. Lo mismo vale para la ciencia que se ocupa del cambio climtico, que nosadvierte de que el concepto de "los negocios son los negocios" pone en peligro nuestra salud,nuestra riqueza y nuestro bienestar. En estas circunstancias, no debe sorprendernos que algunossectores de la comunidad de los negocios -especialmente el Complejo de la Combustin del Carbn,la red de poderosas industrias basadas esencialmente en la extraccin, comercializacin y quemade combustibles fsiles- hayan tratado de socavar ese mensaje. Este complejo ha apoyado ataquescontra la ciencia y los cientficos al mismo tiempo que financia investigaciones de distraccin yconferencias engaosas para crear la falsa impresin de que hay un debate cientfico fundamentale incertidumbre en relacin con el cambio climtico.

    El objetivo de todo esto es, por supuesto, confundir a los estadounidenses para retrasar todaaccin, lo que nos trae al meollo del asunto cuando se habla de ciencia "polticamente motivada".S, la ciencia puede ser parcial, sobre todo cuando el apoyo financiero de esa ciencia proviene degrupos que tienen intereses creados relacionados con un resultado en particular. Sin embargo, lahistoria nos dice que es mucho ms probable que esos intereses creados sean un rasgo propio delsector privado que del pblico.

    El ejemplo ms sorprendentemente documentado de esto est relacionado con el tabaco. Durantedcadas, las compaas tabacaleras costearon investigacin cientfica en sus propios laboratorios,lo mismo que en universidades, escuelas mdicas e incluso en institutos de investigacin delcncer. Ahora sabemos, gracias a sus propios archivos, que el propsito de esas investigaciones noera llegar a la verdad en relacin con los peligros del tabaco sino crear la imagen de un debatecientfico e instalar la duda acerca de si el tabaco era realmente daino cuando los patrones de laindustria ya saban que s lo era. De este modo, la intencin de la "investigacin" era proteger laindustria contra las demandas legales y las regulaciones.

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  • Quizs aun ms importante -como sin duda es cierto con muchos de los que financian elnegacionismo climtico-, la industria saba que la investigacin que sufragaba era sesgada. En loscincuenta, sus ejecutivos tenan plena conciencia de que el tabaco causaba cncer; en los sesenta,saban que provocaba un gran nmero de otras enfermedades; en los setenta, saban que el tabacoera adictivo; y en los ochenta, saban que el humo del tabaco tambin provocaba cncer en losfumadores pasivos y el sndrome de muerte sbita infantil. Aun as, era mucho menos probable queeste trabajo investigativo financiado por la industria encontrara que el consumo de tabaco daarala salud que la investigacin independiente. Entonces, por supuesto, se aument la falsafinanciacin.

    Qu lecciones se pueden extraer de esta experiencia? Una es la importancia de revelar las fuentesde financiacin. Cuando preparaba mi testimonio ante los Congresistas, se me pidi que revelaratodas las fuentes de financiacin gubernamental de mis investigaciones. Esta solicitud era del todorazonable. Pero no hubo una solicitud comparable para que revelara cualquier financiacin privadaque pudiera haber tenido; una omisin muy poco razonable. Preguntar solo sobre financiacinpblica pero no sobre la privada es como hacer una inspeccin de seguridad en solo la mitad de unavin.

    Desastres anormales y la pesadilla del negacionismo

    Muchos republicanos se resisten a aceptar las abrumadoras pruebas cientficas del cambioclimtico por temen que sean utilizadas como excusa para aumentar el mbito y el alcancegubernamentales. He aqu lo que debera animarlos a repensar toda la cuestin: gracias a lademora de ms de 20 aos en la accin para reducir las emisiones globales de carbn ya hemosaumentado significativamente la probabilidad de que el perjudicial calentamiento del planetaobligue a realizar aquellas intervenciones gubernamentales que ellos tanto temen y tratan deevitar. De hecho, el cambio climtico ya est provocando el incremento de un sinnmero defenmenos climticos extremos -sobre todo inundaciones, rigurosas sequas y olas de calor- quecasi siempre acaban en respuestas gubernamentales a gran escala. Cuanto ms tiempo dejemospasar, tanto mayores sern las intervenciones necesarias.

    Tal como lo demuestran las devastadoras consecuencias del cambio climtico en Estados Unidos,los futuros desastres redundarn en una cada vez mayor dependencia en el gobierno, sobre todo elfederal (por supuesto, nuestros nietos no los llamarn desastres "naturales" ya que sabrn muybien quin los ha inducido). El significado de esto es que el trabajo actual de los negacionistas delclima solo ayuda a asegurar a que estemos menos preparados para enfrentar el impacto total delcambio climtico, lo que a su vez lleva a cada vez mayores intervenciones del Estado.Formulmoslo de otra manera: los negacionistas del clima estn haciendo todo lo posible paracrear la presadilla que ms temen. Estn garantizando el mismsimo futuro que proclaman quererevitar.

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  • Y no solo en Estados Unidos. Dado que el cambio climtico afecta a todo el planeta, los desastresclimticos brindaran a las fuerzas antidemocrticas la justificacin que buscan para apropiarse delos recursos naturales, declarar la ley marcial, entrometerse en la economa de mercado e impedirlos procesos democrticos. Esto significa que los estadounidenses a quienes importa la libertadpoltica no deberan contenerse cuando se trate de apoyar a los cientficos del clima y de actuarpara impedir las amenazas que ellos han documentado tan clara e intensamente.

    Actuar de otra manera solo puede aumentar las posibilidades de que en el futuro se desarrollenformas autoritarias de gobierno. Un futuro en el que nuestros hijos y nietos -entre ellos, los de losnegacionistas del clima- sern los perdedores, como lo ser tambin la Tierra y la mayor parte delas especies que viven en ella. Admitir y destacar este aspecto de la ecuacin climtica puedeaportar alguna esperanza de que algunos republicamos -los ms moderados- se distancien de lasuicida poltica del negacionismo.

    Notas

    * El sistema llamado "cap and trade". (N. del T.)

    ** Aunque han pasado ms de 25 aos desde entonces, en la web todava se pueden leerargumentos que intentan minimizar la responsabilidad de la actividad humana en el dao de lacapa de ozono. Vase "Conceptos errneos sobre el agujero de ozono" en la pgina de Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Agujero_de_la_capa_de_ozono. (N. del T.)

    Noami Oreskes es profesora de Historia de la ciencia y profesora asociada de Ciencias de la Tierra yel planeta en la Universidad de Harvard. Ella y Eric Conway son coautores de Merchants of Doubt:How a Handful of Scientists Obscured the Truth on Issues from Tobacco Smoke to Global Warming.Su libro ms reciente, escrito junto con Eric Conway, es The Collapse of Western Civilization: A Viewfrom the Future (Columbia University Press, 2014).

    Fuente:

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  • http://www.tomdispatch.com/post/176011/tomgram%3A_naomi_oreskes%2C_why_climate_deniers_are_their_own_worst_nightmares/#more

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