EL ESTADO: HEGEL Y MARX - Universidad Nacional de … · Marx no hay una separación entre...

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EL ESTADO: HEGEL Y MARX Luz Teresa Gómez La síntesis de toda la reflexión anterior alrededor de lo que es el Estado para Hegel, está contenida en la afirmación: "El Estado es la realidad efectiva de la idea ética, el espíritu ético como voluntad sustan- cial revelada, clara para sí misma, que se piensa y se sabe y cumple aquello que sabe precisamente porque lo sabe" 1 . Pienso que esa orientación general del Estado como Síntesis de la problemática ética y de la idea ética, va a ser el punto de partida para la crítica que Marx desarrollará en este texto de la Crítica del Derecho y del Estado Hegeliano 2 . Como ustedes saben este libro fue escrito en 1843 y cubre el análisis de los parágrafos 261 al 313; hay cerca de 20 parágrafos que no están analizados por Marx. Loe comentaristas señalan que esta obra es fundamental para poder entender el pensamiento de Marx, pero no solamente para eso, sino para entender también la dialéctica hegeliana y la significación del método hege- liano. Podría decirse que en esta Crítica del Derecho Hegeliano, junto con el último capítulo de los Manuscritos Económicos y Filosóficos 3 , está el funda- mento de la concepción crítica que Marx va a desarrollar sobre Hegel. 1 § 257. 2 Marx, Carlos, Crítica del Derecho del Estado Hegeliano. Traducción Eduardo Vas- quez. Imprenta Universitaria de la Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación. Caracas, Venezuela, 1980. 3 Marx, Karl. Manuscritos del 44. alianza Editorial. Traducción. Francisco Rubio Lló- rente. Madrid, 1972. p. 184.

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EL ESTADO: HEGEL Y MARX

Luz Teresa Gómez

La síntesis de toda la reflexión anterior alrededor de lo que es el Estado para Hegel, está contenida en la afirmación: "El Estado es la realidad efectiva de la idea ética, el espíritu ético como voluntad sustan­cial revelada, clara para sí misma, que se piensa y se sabe y cumple aquello que sabe precisamente porque lo sabe"1.

Pienso que esa orientación general del Estado como Síntesis de la problemática ética y de la idea ética, va a ser el punto de partida para la crítica que Marx desarrollará en este texto de la Crítica del Derecho y del Estado Hegeliano2.

Como ustedes saben este libro fue escrito en 1843 y cubre el análisis de los parágrafos 261 al 313; hay cerca de 20 parágrafos que no están analizados por Marx.

Loe comentaristas señalan que esta obra es fundamental para poder entender el pensamiento de Marx, pero no solamente para eso, sino para entender también la dialéctica hegeliana y la significación del método hege­liano. Podría decirse que en esta Crítica del Derecho Hegeliano, junto con el último capítulo de los Manuscritos Económicos y Filosóficos3, está el funda­mento de la concepción crítica que Marx va a desarrollar sobre Hegel.

1 § 257.

2 Marx, Carlos, Crítica del Derecho del Estado Hegeliano. Traducción Eduardo Vas-quez. Imprenta Universitaria de la Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación. Caracas, Venezuela, 1980.

3 Marx, Karl. Manuscritos del 44. alianza Editorial. Traducción. Francisco Rubio Lló­rente. Madrid, 1972. p. 184.

Antes de señalar algunos de los aspectos de los Manuscritos, quisie­ra anotar cómo esa crítica de Marx a Hegel sólo es posible a través del pensamiento de Feuerbach, Marx va a señalar en el Prólogo a la segunda edición de El Capital que "Hace cerca de 30 años, en la época en que todavía estaba de moda aquella filosofía, tuve ya ocasión de criticar todo lo que había de mistificación en la dialéctica hegeliana"4. Indicando como ese camino es recorrido a través de Feuerbach, miremos lo que señala en los Manuscritos del 44:

Feuerbach es sin duda el único que tiene, respecto a la dialéctica hegeliana, una actitud seria y crítica y el único que ha hecho verdaderos descubrimien­tos en este terreno. En general es el vencedor de la vieja filosofía. Lo grande de la aportación y de la discreta sencillez con que Feuerbach le da al mundo está en sorprendente contraste con el comportamiento contrario.

La gran hazaña de Feuerbach es:

1. La prueba de que la filosofía no es sino la religión puesta en ideas y desarrollada discursivamente, que es por tanto tan condenable como aque­lla y no representa sino otra forma, otro modo de existencia de la enajena­ción del ser humano;

2. La fundación del verdadero materialismo de la ciencia real, en cuanto que Feuerbach hace igualmente de la relación social, del ser del hombre el principio fundamental de su teoría y

3. En cuanto contrapuso a la negación de la negación que afirma ser lo positivo absoluto, lo positivo que descansa sobre él mismo y se fundamenta positivamente sobre él mismo5.

Podemos encontrar en varios textos, y en otros apartes de los Ma­nuscritos, esa reflexión sobre el carácter del pensamiento de Feuerbach como el que ha permitido el tránsito hacia el materialismo de Marx. Este sería un primer elemento de método para el trabajo en este texto.

Un segundo elemento es que hay en todo el planteamiento un trabajo metodológico acompañado de un trabajo político. Y en ese traspaso de los dos elementos es donde podríamos señalar que en esta reflexión de Marx no hay una separación entre contenido y método, sino que en la medida en que va haciendo la crítica metodológica y va demostrando las contradicciones que según él, están presentes en el pensamiento de He­gel, desarrolla una serie de elementos políticos para terminar en la

4 Marx, Karl. El Capital. Tomo I. Fondo de Cultura Económico 7 Reimpresión 1975. Traducción de Wenceslao Roces. Postfacio a la Segunda Edición, p. xxiii.

5 Marx, Karl. Manuscritos. Op. Cit. p. 184.

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reflexión sobre las clases, que va a ser el presupuesto de los elementos políticos y sociales que planteará más adelante en su teoría.

Y el tercer elemento de método que quiero señalar es que, curiosa­mente en esta crítica a Hegel, Marx retoma minuciosamente los postu­lados del método hegeliano. Es la lógica dialéctica la que le permite hacer la crítica a los planteamientos de Hegel. Me parece que estos tres ele­mentos son fundamentales.

Este es un texto bastante largo, del cual intenté extractar algunas ideas, casi todas alrededor de un concepto específico. Vamos a retomar­las en el orden dado a partir del parágrafo 261 que versa sobre el derecho interno del Estado en la reflexión de Hegel.

Hegel plantea lo siguiente:

Frente a las esferas del derecho privado y del bienestar privado, de la £ami-liay de la sociedad civil, el Estado es, por una parte, una necesidad externa y su poder superior a cuya naturaleza están subordinadas sus leyes así como sus intereses y son dependientes de ella, pero, por otra parte, él es su fina­lidad inmanente y tiene su fuerza en la unidad de su finalidad última y de los intereses particulares de los individuos en cuanto tienen deberes res­pecto a él, a la vez que tienen derechos6.

Me parece que esta es la primera contradicción que Marx intenta afrontar y la tomaríamos como una primera idea. Dice Marx:

Por una parte, frente a las esferas de la familia y la sociedad civil, el Estado es una "necesidad externa", un poder, al cual las "leyes" e "intereses" están "subordinados" y son "dependientes" de él. El que el Estado, frente a la familia y a la sociedad, sea una "necesidad extema", yacía ya, en parte, en la categoría de "transición" y, en parte, en su relación consciente con el Estado. La subordinación al Estado corresponde todavía completamente a esta relación de necesidad externa. Pero lo que Hegel entiende por "de­pendencia" se manifiesta en la frase siguiente, extraída de la nota agregada a este parágrafo; "que la idea de que las leyes, en particular las leyes del derecho privado, dependen del carácter determinado del Estado, así como la opinión filosófica de no considerar la parte sino en su relación con el todo, han sido consideradas, especialmente por Montesquieu. etc,"7. Por consi­guiente, dice Marx, hay una dependencia interna. Es decir, el Estado tiene que aparecer como ese sustento de la Sociedad Civil y de la familia, pero al mismo tiempo el Estado tiene su fundamento en la sociedad civil y en la familia. Hay por tanto una dependencia interna y una determinación esen­cial del derecho privado por el Estado en la Sociedad Civil, es decir, hay una

6 § 261.

7 Marx, Karl. Critica del Derecho del Estado Hegeliano Op. Cit. p. 181.

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finalidad inmanente que está sustentada en la realidad, que constituye las determinaciones del Estado.

Digamos que esa sería una primera contradición en la formulación de Hegel, y por eso Marx critica la forma como es concebido el Estado como puesto por encima de la Sociedad Civil y de la familia pero al mismo tiempo dependiendo de ellas.

Dice Marx:

Hegel no habla aquí de las colisiones empíricas; habla de la relación de las "esferas del derecho privado" y del bienestar privado de la familia y la Sociedad Civil con el Estado; se trata de la relación esencial de estas esferas mismas. No sólo sus "intereses" sino también sus leyes", sus "determina­ciones esenciales", son dependientes del estado y le están "subordinados". El Estado se comporta como "poder superior" respecto a sus "leyes e intere­ses". Su "interés" y su "ley" se comportan como algo "subordinado". Viven en "dependencia" respecto a él. Precisamente porque "subordinación"y "de­pendencia" son relaciones extemas que constriñen y contradicen el ser au­tónomo, la relación de la "familia" y de la "Sociedad Civil" con el Estado es que ésta parece como una necesidad externa...". "El que las "leyes del dere­cho privado" dependen del "carácter determinado del Estado", está subsu-mido, por tanto, en la relación de una "necesidad extema", precisamente porque 'la sociedad civil y la familia" en su verdadero desarrollo, es decir, autónomo y completo, están presupuestas al Estado como "esferas" parti­culares". "En la "subordinación" y en la "dependencia" Hegel desarrolló pos­teriormente uno de los lados de la identidad conflictiva y precisamente el lado de extrañamiento dentro de la libertad8.

Pienso que éste es un elemento de método fundamental. Su crítica va a indicar cómo en la medida en que el punto de sustento de la sociedad civil y de la familia va a estar en el Estado, ellas tienen necesariamente que sufrir ese proceso de extrañamiento frente a él, pero a su vez son los elementos que constituyen el Estado.

En seguida dice:

Hegel establece aquí una antinomia no resuelta. Por una parte, necesidad externa, por la otra, finalidad inmanente. La unidad de la finalidad última universal del Estado y del interés particular de los individuos debe consistir en que sus deberes con respecto al Estado y sus derechos en él son idénticos9.

O sea, aparece un problema de identidad que tiene en el fondo una contradicción, el problema de lo exterior y lo interior del Estado.

8 Ibid. pp. 22-23.

9 Ibid. p. 23.

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Indicando otra idea importante en relación con esta contradicción entre exterior e interior, dice Marx:

El modo y la manera como el Estado se mediatiza con la familia y la Sociedad Civil, son las "circunstancias, el arbitrio y la propia elección de la determi-

Y en seguida aparece un concepto fundamental:

La razón del Estado nada tiene que ver con la repartición del material del estado en familia y sociedad civil11.

Lo importante será reflexionar alrededor del problema de la "Razón del Estado" y cómo esos elementos de la Razón en el Estado tienen su fundamento en la familia y en la sociedad civil. Es un desarrollo de lo que estaba planteado anteriormente.

El Estado surge de ella de un modo inconsciente y arbitrario. Familia y Sociedad Civil aparecen como el oscuro fundamento natural desde el cual se escinde la luz del Estado. Por material del Estado se entiende: las fun­ciones del Estado, la familia y la sociedad civil, en tanto que forman parte del Estado y participan como tales en el Estado12.

O sea, que la crítica sobre la exterioridad y la interioridad se com­plementa con el papel de la Razón de Estado que se fundamente en las determinaciones familia y sociedad civil, pero que al mismo tiempo en­cuentran su fundamento en la razón.

Plantea entonces Marx la crítica de la siguiente manera:

Familia y sociedad civil son concebidas como esferas del concepto de Estado y precisamente como las esferas de su finitud, como su finitud. El Estado es el que se escinde en ellas, el que las presupone y hace eso precisamente "para ser desde su idealidad espíritu infinito para sí. El se escinde para sí. El adjudica de este modo a estas esferas el material de esa realidad infinita suya, de manera que esa adjudicación a lo individual aparece mediatizada. La pretendida "idea real" (el espíritu como infinito, real) es expuesta como si actuase según un principio determinado y una intención determinada. Ella se escinde en esferas finitas y hace eso para retrotraerse en sí, para ser para sí...13.

10 Ibid.

11 Ibid. p. 23-24.

12 Ibid. p. 24.

13 Ibid. p. 24.

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Como veíamos al principio, en la definición que le sirve de punto de partida a Hegel, "el Estado es la realidad efectiva de la idea ética, el espíritu ético como voluntad sustancial revelada, clara para sí misma, que se piensa y se sabe y cumple aquello que sabe precisamente porque lo sabe"14. El papel de la razón que está presente en todas las cosas. Pero en la crítica de Marx se muestra que hay una contradicción en esa racionalidad del Estado hegeliano que tiene que presuponerse en su exterioridad y en esos elementos, en esas esferas escindidad de él mismo.

¿Qué significa todo esto? Que la familia y la sociedad civil son parte del Estado, el material del Estado es repartido entre ellas, los ciudada­nos del Estado son miembros de la familia y al mismo tiempo de la sociedad civil y va a comprobarlo con este planteamiento de Hegel:

La idea real, el espíritu que se escinde a si mismo en dos esferas ideales de su concepto, la familia y la sociedad civil, en cuanto se escinde en finitud, por tanto, la partición del Estado en familiay sociedad civil es ideal, es decir, necesaria, pertenece a la esencia del Estado; familia y sociedad civil son partes reales del Estado, existencias reales espirituales de la voluntad15; familia y sociedad civil se convierten ellas mismas en Estado. Dice Marx: "Ellas son lo que actúa. Por lo contrario, según Hegel, ellas son actuadas por la idea real"16.

Allí estaría toda la crítica que se condensaría en esta reflexión de Marx sobre cómo familia y sociedad civil son la condición sine qua non para el desarrollo del Estado; sin embargo, contradictoriamente el Es­tado las presupone y las determina, según Hegel.

Dice Marx:

La finalidad de su existencia empírica no es esta existencia empírica misma, sino que la idea separa de sí misma estas presuposiciones "para ser desde su idealidad para sí espíritu infinito real", es decir, el Estado político no puede ser sino la base natural de la familia y sin la base artificial de la sociedad civil; ellas son para él una condición sine qua non; pero la condi­ción es puesta como lo condicionado, lo determinante es puesto como lo determinado, lo producto es puesto como el producto de su producto. La idea real sólo se rebaja a la "finitud" de la familia y la sociedad civil para, me­diante su superación, producir su infinitud y gozar de ella17.

14 § 257.

15 § 262.

16 Ibid. pp. 25-26.

17 Ibid. p. 26.

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Me parece que este es el elemento de método que a lo largo de todo el texto Marx va a reiterar.

Más adelante vamos a ver cómo Mane señala, acogiéndose al método expuesto en la Ciencia de la Lógica, que Hegel incurre en una contra­dicción en esta reflexión sobre el Estado al plantear el sujeto como pre­dicado y el predicado como sujeto.

Hemos señalado hasta aquí los conceptos de la exterioridad y la interioridad del Estado y el concepto de la Razón del Estado.

Empieza luego a reflexionar sobre el papel y la significación que tiene la constitución. En el parágrafo 265 Hegel dice:

Estas instituciones forman la Constitución, es decir, la racionalidad desa­rrollada y realizada en lo particular, y por ello son la base firme del Estado así como de la confianza y de la disposición de los individuos para él, y las columnas fundamentales de la libertad pública, pues en ellas está realizada y es racional la libertad particular y, por tanto, en ellas mismas es existente en sí la unión de la libertad y la necesidad18.

Recordemos que estos elementos de libertad y necesidad aparecían en el mundo ético como fundamentales. Aquí se plantea que la Consti­tución, como un desarrollo de lo particular, requiere ese proceso de apre­hensión de la libertad y la necesidad. Más adelante Marx va a señalar que aquí hay un tránsito en el planteamiento de Hegel al ubicar lo particular en la Constitución como la materialización de esos elementos de necesidad y de libertad que están en el mundo ético. Y dice Marx que aquí aparece un tránsito similar al que presenta Hegel en La Lógica en el paso de la esencia al concepto, porque se trata de mirar la libertad y al mismo tiempo la necesidad.

Dice Marx:

La transición de la familia y de la sociedad civil al Estado consiste, por tanto, en que el espíritu de aquellas esferas, que es en sí el espíritu del Estado, se comporta ahora también como tal respecto a si mismo y en cuanto su interior se es real. Por consiguiente, la transición no es derivada de la esenciapar-ticular de la familia, etc., y de la esencia particular del Estado sino de la relación universal de necesidad y libertad19.

Esto, dice Marx:

18 § 265. Ibid. p. 27

19 Ibid. p. 28.

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Es completamente la misma transición que es efectuada en la Lógica desde la esfera de la esencia a la esfera del concepto. La misma transición es hecha en la Filosofía de la Naturaleza desde la naturaleza inorgánica a la vida. Son siempre las mismas categorías las que proveen el alma, sea a esta esfera, sea a aquella. Se trata de encontrar las determinaciones abstractas correspondientes para las determinaciones concretas similares20.

Marx hace una crítica a cómo en la Ciencia de la Lógica se da el tránsito de la esencia al concepto y cómo en la reflexión que Hegel realiza sobre el Estado muestra esos dos elementos21.

El tránsito de ese proceso de libertad y necesidad que se va a mate­rializar en un particular, es la Constitución.

Dice Marx:

Sujeto es aquí "la necesidad en la idealidad", la "idea dentro de sí misma"; el predicado, la disposición política yla Constitución política". Esto significa en alemán: la disposición política es la sustancia subjetiva del Estado; la constitución política es la sustancia objetiva del Estado". Es elemento de lo particular, o sea, la constitución es esa materialización de los elementos generales del Estado. El desarrollo lógico de la familia y de la sociedad civil hasta el Estado es, por tanto, pura apariencia pues son desarrollados como la disposición familiar, la disposición civil, la institución de la familia y las instituciones sociales no son vistas como tales sino que se relacionan con la disposición política y la constitución política vistas desde el punto de vista del estado22.

Marx empieza a indicar ese elemento de método que señalábamos: que el predicado se constituye en sujeto y el sujeto se constituye en predicado. Dice:

Es importante sobre todo que Hegel convierte a la idea en sujeto y al sujeto verdadero y real como la "disposición política", en predicado. Pero el desa­rrollo ocurre en el lado del predicado23.

0 sea, es empezar a demostrar cómo esa reflexión sobre la sociedad civil y la familia como elementos dependientes del estado tiene que ser el punto de partida y no el punto de llegada a partir de la idea. Se trata de mirar que el desarrollo ocurre siempre del lado del predicado. A partir

20 Ibid. p. 28.

21 En la ciencia de la Lógica el paso de la esencia al concepto supone el paso de la necesidad de la esencia a la libertad del concepto. En la Filosofía del Derecho la necesidad de la sociedad civil se realiza en la libertad del Estado.

22 Ibid. p. 28.

23 Ibid. p. 29.

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de aquí aparece claramente su posición materialista: es a partir de los desarrollos de la familia, de la sociedad civil como es posible el desarrollo del Estado.

Luego hay una larga reflexión sobre el carácter que Hegel da a esa disposición de ánimo que toma un contenido particular en la constitu­ción en el sentido de un organismo. El texto de Hegel dice:

La disposición de ánimo toma su contenido particularmente determinado de los distintos aspectos del organismo del Estado. Este organismo es el desarrollo de la idea hacia sus diferencias y hacia la realidad objetiva de ellas. Estos distintos aspectos son así los distintos poderes y sus funciones y actividades, a través de los cuales lo universal se produce continuamente, y puesto que están determinados por la naturaleza del concepto, de manera necesaria e igualmente, puesto que su producción está presupuesta se man­tiene y este organismo es la constitución política24.

O sea, el mostrar cómo hay una expresión de distintas manifesta­ciones del Estado, distintos poderes; por eso va a empezar a señalar el carácter del poder del príncipe, del poder legislativo, etcétera, para mos­trar cómo hay una manifestación de esas particularidades en la consti­tución. Dice Hegel que este organismo es la contitución política y va a continuar desarrollando esos elementos. Al respecto Marx dice lo si­guiente:

Según la verdad, Hegel no ha hecho otra cosa que disolver la "constitución política" en la idea abstracta universal del "organismo", pero determinado desde la "idea universal". El ha convertido en un producto, en un predicado de la idea, lo que es sujeto. El no desarrolla su pensar a part ir del objeto, sino que desarrolla el objeto conforme a su pensar acabado y perfeccionado en la abstracta esfera de la lógica25.

Más adelante va a retomar esta crítica señalando cómo dada la coherencia que hay en la lógica hegeliana, Hegel intenta hacer un tras­paso de esos elementos de la Lógica a la realidad de la vida social. Y lo que logra no es, dice, sino un desarrollo de la lógica. No logra un desa­rrollo de la sociedad civil.

Pero ese es el aporte positivo: demostrar que la lógica tiene sentido y aplicabilidad y demostrar que se comprueba en un hecho tan concreto como es el Estado en la Sociedad civil. Sin embargo Marx critica:

El ha convertido en un producto, en un predicado de la idea lo que es el sujeto. El no desarrolla su pensar a part ir del objeto, sino que desarrolla el

24 § 269. Ibid. p. 29.

25 Ibid. p. 33.

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objeto conforme a su pensar acabado y perfeccionado en la abstracta esfera de la Lógica. No se trata de desarrollar la idea determinada de la constitu­ción política, sino que se trata de dar a la constitución política una relación con la idea abstracta, de ubicarla como un miembro de la historia de su vida, (la de la idea); una mistificación evidente26.

Mas adelante va a señalar Hegel en el parágrafo 270,

que la finalidad del Estado es el interés universal como tal y en ello, en cuanto él es la sustancia de ellos, él es la conservación de los intereses particulares, constituye su: 1) Realidad abstracta o sustandalidad; pero ella es: 2) su necesidad en cuanto se dirime ella en las diferencias del concepto de su actividad, las cuales, por aquella sustancialidad, son asimismo deter­minaciones reales estables, poderes27.

Dice Marx comentando esto: "La finalidad del estado es el interés universal", es decir, el espíritu que sabe y quiere que la sustancia del Estado sean esos elementos universales. Sin embargo, esa finalidad del Estado solamente puede entenderse como elemento de justificación de lo particular, de lo individual.

Me parece que aquí Marx empieza a hacer referencia a un elemento de método que va a criticar a lo largo de todo el texto. Recordemos que en la Ciencia de la Lógica Hegel ha hecho una clara diferenciación y una clara articulación entre las categorías de lo universal, lo individual y lo particular al plantear que lo universal son aquellos elementos generales, abstractos; lo individual, las manifestaciones singulares, y que la ver­dadera posibilidad de su dialéctica y de su método va a estar en la medida en que se dé un traspaso entre lo universal y lo singular en los particulares.

A mi modo de ver lo que logra hacer Marx , tomando los elementos de la Lógica, es criticar la concepción hegeliana de Estado, porque va a demostrar cómo no se hace una reflexión del traspaso de lo universal y de lo singular en lo particular, sino que se escinden los dos elementos. Se plantea, por un lado, el elemento de la universalidad del Estado que es el elemento que tiene que servir de apoyo a la sociedad civil, y, por otro lado, las determinaciones del estado: familia y sociedad civil que lo constituyen, pero que están separadas de él. No se plantea el traspaso a particulares. Me parece que ese es uno de los elementos de método fundamentales aportados por Marx.

Continuando la reflexión sobre estos elementos Marx critica la re­flexión de Hegel en cuanto al concepto de cultura. Dice Hegel lo siguiente:

26 Ibid. p. 33.

27 5 270.

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Pero justamente esta sustandalidad que es el espíritu que se sabe y se quiere en cuanto penetrando por la forma de la cultura. Por lo tanto el Estado sabe lo que él quiere, y lo sabe en su universalidad en cuanto pen­sado; por eso obra y actúa siguiendo fines sabidos, principios oonoddos y leyes que no son sólo en sí, sino también para la condenda; del mismo modo si se refiere a circunstancias y situadones dadas, lo hace de acuerdo con el conocimiento determinado de ellas28.

Está desarrollando la idea del punto de partida desde el Estado. El Estado que es el punto de partida universal que sabe lo que quiere porque a su vez es él mismo el pensamiento y sólo es penetrado por la forma de la cultura, mas no por su esencia.

Entonces se pregunta Marx sobre lo que quiere decir esta refle­xión:

1. El espíritu que se sabe y se quiere es la sustancia del Estado. 2. El interés universal y en él el mantenimiento de los intereses particulares, es la fina­lidad universal y el contenido de ese espíritu, la sustancia existente en el Estado, es dedr, el Estado solamente tiene sentido con esas manifestadones particulares, esa es su sustancia, "la naturaleza del Estado, del espíritu que se sabe y se quiere".. El espíritu que se sabe y se quiere, el espíritu consciente, el espíritu culto, logra la realización de ese contenido abstracto sólo como una actividad diferenciada, como existencia empírica de distintos poderes, como una fuerza articulada29.

Entonces está aquí la contradicción que ha indicado en un principio. La necesidad de que el espíritu tenga ese carácter universal pero que a su vez tenga su manifestación esencial como negación de lo universal en lo particular que son la sociedad civil y el Estado y que, al mismo tiempo, en esa actividad de los distintos poderes, en esa particularidad que es a su vez la esencia, encuentre lo que es su realización.

Dice Marx que aquí hay una clara contradicción porque

El contenido concreto, la determinación real aparece como formal; y la de-terminadón de la forma, totalmente abstracta, aparece como el contenido concreto30.

O sea, esa determinación del Estado, de la universalidad, aparece como lo concreto.

28 § 270. Ibid. p. 35.

23 Ibid. p. 35.

30 Ibid. p. 38.

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La esenda de las determinadones estatales no es que sean determinadones estatales, sino que ellas, en su más abstracta figura, puedan ser considera­das como determinaciones lógicometaíísicas31.

Y aquí formula una crítica fundamental:

El verdadero interés no es la filosofía del derecho, sino la lógica. El trabajo filosófico no consiste en que el pensar se encarne en determinadones polí­ticas, sino en que las determinaciones políticas existentes sean volatilizadas en pensamientos abstractos. El momento filosófico no es la lógica de la cosa, sino la cosa de la lógica. La Lógica no sirve como prueba del Estado, sino que el Estado, sirve como prueba de la lógica32.

Me parece que esta es la esencia de esta crítica que, a la vez, valida el pensamiento lógico de Hegel. Es el elemento de método que planteaba al principio como fundamental. Marx se apoya en la lógica de Hegel para poder criticarlo, pero, con su critica, valida la lógica hegeliana en su propio método.

En la reflexión sobre la constitución interior para si dice Hegel:

La Constitución es radonal en cuanto el Estado diferencia y determina en él mismo su actividad según la naturaleza del concepto y predsamente de tal modo que cada uno de estos poderes en sí mismos es la totalidad, por cuanto ellos tienen y contienen en ellos a los otros momentos eficazmente y porque expresan la diferencia del concepto, permanecen simplemente en su idealidad y constituyen sólo un todo individual33.

Dice Marx: "En vez del concepto de Constitución obtenemos la cons­titución del concepto"34. Me parece que esa es la síntesis en esta refle­xión.

Entremos a la parte del poder del príncipe, dónde dice Hegel:

El poder del príndpe contiene en sí los tres momentos de la totalidad: la universalidad de la Constitución y de las leyes, la deliberación como reladón de lo particular con lo universal y el momento de la última decisión, en cuanto el de la autodeterminación, a la cual todo lo demás se retrotrae y de donde toma el comienzo de su realidad. Este absoluto autodeterminar cons­tituye el prindpio de diferencia del poder del príndpe como tal y es el que hay que desarrollar primero35.

31 Ibid. p. 38.

32 Ibid. p. 38.

33 § 272.

34 Ibid. p. 39.

35 Ibid. p. 40. § 275.

284

Aquí aparece, alrededor de la reflexión sobre el príncipe, la contra­dicción entre lo universal, lo individual y lo particular, como lo va a plantear Marx. El dice:

Los asuntos y actividades del estado están ligados a individuos (el Estado es activo solamente mediante individuos), pero no al individuo como indi­viduo físico, sino como individuo estatal, a la cualidad del Estado del indi­viduo. Por eso, es ridículo cuando Hegel dice que ellos estarían ligados a la personalidad particular como tal, de modo extemo y accidental. Antes bien, ellos están ligados a él mediante un vínculo sustandal , mediante una cua­lidad esendal suya. Ellos son la acción natural de su cualidad esencial. Este sin sentido proviene de que Hegel condbe los asuntos y actividades del Estado abstractamente para si y además en oposición de la individualidad particular; pero el olvida que la individualidad particular es una fundón humana y que los asuntos y actividades del Estado son funciones humanas; olvida que la esencia de la "personalidad particular" no es su barba, su sangre y su psiquis abstracta, sino su cualidad social y les asuntos del Estado, etc., no son otra cosa que modos de existencia empírica y de acdón de las cualidades sedales del hombre. Por consiguiente se comprende que los individuos, en cuanto son portadores de los asuntos y poderes del Estado, son considerados según su cualidad sodal y no según su cualidad privada36.

Esta crítica al poder del príncipe está mostrando cómo si bien Hegel quiere mirar el poder del príncipe como individualidad vinculado con la universalidad del Estado, al señalar que el poder del príncipe tiene un carácter de exterioridad lo está reduciendo al carácter individual, lo está concibiendo como persona individual y está negando el elemento social que está en el trasfondo.

Me parece que esta reflexión sobre el carácter genérico del hombre y su carácter social va a ser retomado en los Manuscritos un año des­pués, de manera muy profunda; pero la esencia de esta reflexión del carácter social del hombre considero que se encuentra ya cuando dice que:

...por consiguiente se comprende que los individuos en cuanto son portado­res de los asuntos y poderes del estado son considerados por su cualidad social y no según su cualidad privada37.

Yo quisiera redordar aquí el segundo elemento de método que plan­teaba al comienzo, sobre cómo se trata de mirar vinculados método y política ¿Qué está planteando aquí Marx? Está formulando una crítica a la concepción hegeliana sobre el papel del príncipe. Y está mostrando cómo el problema no puede examinarse desde el punto de vista de lo

36 Ibid. p. 42.

37 Ibid. p. 42.

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individual, y está señalando que el tratarlo como persona individual sin mirar los elementos universales conforma una contradicción al método hegeliano. Pero lo plantea también desde el punto de vista político y social cuando señala que esas cualidades individuales no son cualidades humanas como tales, sino que la verdadera humanidad se entiende en el sentido en que se toma como cualidad social. Hay un vínculo claro de esos dos elementos, el elemento de lo metodológico y el elemento de lo político que Marx ubica aquí como social y que Hegel ubica en la indivi­dualidad.

Derivada del poder del príncipe, Hegel hace una reflexión sobre lo que es la soberanía. Expone cómo la soberanía tiene que ser concebida como idea y Marx va a anotar:

por consiguiente, la soberanía, el idealismo del Estado, existe solamente como necesidad interna; como idea. Hegel también se satisface con eso, pues se trata solamente de la idea. Por tanto, la soberanía existe sólo como subs­tancia carente de conciencia, ciega36.

Y agrega luego Marx:

Si Hegel hubiera partido de los sujetos reales como base del Estado no habría necesitado convertir en sujeto al Estado de una manera mística. Pero la subjetividad —dice Hegel- es, en su verdad, sólo como sujeto y la personi-dad sólo como persona. Esto también es una mistificadón. La subjetividad es una determinadón del sujeto; la personalidad una determinadón de la persona. En vez de concebirlos como predicados de sus sujetos, Hegel inde­pendiza a los predicados y los deja transformarse luego, de una manera mística, en sujetos39.

Aquí en esta reflexión sobre la soberanía hay otra síntesis del pro­ceso de la universalidad a la particularidad y a la singularidad que me voy a permitir leer porque concentra toda esa crítica de Marx:

pero mientras que Hegel concibe precisamente a la soberanía como el idea­lismo del Estado, como la determinación real de las partes de la idea del todo, él la convierte ahora en la autodeterminadón "abstracta de la volun­tad, en cuanto carente de fundamento, en la cual está lo último de la decisión. Es esto lo individual del estado en cuanto tal. Anteriormente se trataba de la subjetividad, ahora se trata de la individualidad. El Estado, como Estado soberano, tiene que ser uno, ser un individuo, poseer individualidad. "Cuan­do se habla de soberanía hay que garantizar eso de que el estado sea uno, sea individuo y posea individualidad. "El Estado "no solamente" en esta individualidad es uno; la individualidad es solamente el momento natural

38 Ibid. p. 44.

39 Ibid. p. 44.

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de su unidad; la determinación natural del Estado. Este momento absoluto dedsivo no es, por tanto, la individualidad en general, sino un individuo, el monarca. De dónde? Porque, cada uno de los tres momentos del concepto, en la Constitudón desarrollada hasta la radonalidad, posee una configura­ción separada real para sí. Un momento del concepto en la "singularidad", pero todavía no es un individuo. Y qué debería ser una Constitución en la que la unviersalidad, la particularidad, la singularidad tuvieran cada uno una "configuración separada real para sí"? Puesto que no se trata en general de ningún abstracto, sino del Estado, de la sodedad, puede admitirse inclu­so la clasificadón de Hegel. El ciudadano en cuanto determina a lo universal, es legislador, y en cuanto decide lo singular, en cuanto quiere realmente, es un principe*".

Aquí está la crítica fundamental a esta parte. El ciudadano en cuan­to determina lo universal es legislador, el poder del príncipe tiene la capacidad de dar las leyes. Pero la decisión es personal, la decisión tiene ese elemento de la autodeterminación de la persona. Entonces dice:

...en cuanto decide lo singular, en cuanto quiere realmente, es príndpe. Cuando va a aplicar las leyes se convierte en príndpe, en persona, pero al mismo tiempo está representando al ciudadano y ha de tener presente el concepto de la generalidad. Querrá esto decir: la individualidad de la vo­luntad del Estado es "un individuo", un individuo particular, distinto de todos los demás? O sea, el monarca, el príndpe que es el que decide, el que legisla en un momento dado. También la universalidad, la legislación posee una configuración separada, real para sí. Por consiguiente puede conduirse: estos individuos particulares son la legislación41.

La crítica a la concepción sobre el príncipe está condensada en esta reflexión de Marx. Si bien el soberano posee como ciudadano el poder de la totalidad, en la medida en que es capaz de concebirse como repre­sentante de la ley, como legislador tendrá el carácter universal, pero como ejecutor de la ley tendrá el carácter de persona. La pregunta es: ¿está representando como persona a todos los demás, esos individuos particulares constituyen la legislación, la ley?

Pienso que para la sociología política es fundamental ese elemento de lo universal, de lo individual y de lo particular en la ley. Podríamos señalar que siguiendo la lógica hegeliana y la crítica que con base en ella hace Marx, se trataría de hacer que la particularidad esté en la esencia de la ley. o sea, la síntesis de los elementos generales vinculados con lo particular. La síntesis en el sentido de que la ley ha nacido de las condiciones de la sociedad civil, se ha materializado como universalidad y debería ser ejecutada para la sociedad civil, no por unos individuos con

40 Ibid. p. 46.

41 Ibid. p. 46.

287

su interpretación individual, sino ejecutada para las mayorías de la sociedad civil en sus particularidades concretas. Estas son reflexiones que podrían derivarse de estos elementos.

Marx continúa reflexionando sobre el concepto de soberanía y el papel del monarca:

El monarca es la "soberanía personificada", la "soberanía llega a ser hom­bre", la condenda corporal del Estado, por la cual todos los otros son exclui­dos de esta soberanía y de la personalidad y condenda del Estado42.

Aquí, retomando los planteamientos de Hegel, muestra cómo el mo­narca representa a todos, aunque en realidad estos están excluidos.

Dice Hegel:

También se puede decir que la soberanía respecto a lo interno reside en el pueblo cuando se habla sólo en general del todo, como justamente se ha mostrado antes cuando se hablaba de lo que correspondía al Estado43.

Hegel involucra la reflexión sobre el pueblo en este concepto de so­beranía, según lo deducimos de este parágrafo y de la crítica que hace Marx, quien señala:

Como si el pueblo no fuera el Estado real. El estado es un abstracto. Sólo el pueblo es lo concreto. Es notable que Hegel, quien atribuya sin vadlar vina cualidad viviente a lo abstracto, sólo con vacilaciones y cláusulas atribuye a lo concreto una cualidad viviente como es la soberanía. 1. La cuestión es precisamente: ¿No es la soberanía, la cual es absorbida en el monarca, una ilusión? Soberanía del monarca o soberanía del pueblo: Esta es una cues­tión. 2. También puede hablarse de una soberanía del pueblo en oposición a la soberanía existente en el monarca. Pero no se trata entonces de una y la misma soberanía que surge en dos lados, sino que se trata de dos conceptos de soberanía totalmente contrapuestos44.

La posición de Hegel subraya que la soberanía del pueblo estaría subsumida en la soberanía del príncipe y en la soberanía general del Estado. Marx plantea que son dos cosas completamente diferentes por­que sólo el pueblo es lo concreto. Y que no se puede subsumir la soberanía del pueblo, según lo hace Hegel, en una única soberanía,

...sino que son dos conceptos de soberanía totalmente contrapuestos, uno de los cuales sólo puede llegar a la existencia de un monarca, y el otro es tal

42 Ibid. p. 48.

43 Obs. § 279.

44 Ibid. p. 51.

288

que sólo puede llegar a la existenda de un pueblo. Es lo mismo cuando se pregunta: ¿Dios es el soberano o el hombre es el soberano? Una de las dos es ima no verdad, aunque es una no verdad existente45.

Y entonces empieza Marx a hacer una hermosa reflexión sobre el papel del pueblo, retomando la crítica a la concepción del pueblo en Hegel, y lógicamente al hacer tal reflexión aparece la categoría de de­mocracia.

La democrada es la verdad de la monarquía; la monarquía no es la verdad de la democrada. La monarquía es necesariamente democracia como incon-sistenda con respecto a sí misma; el momento monárquico no es ninguna inconsecuenda en la democracia. La monarquía no puede ser concebida a partir de sí misma; la democrada puede ser concebida a partir de sí misma. En la democracia ninguno de los dos momentos adquiere otra significadón que la que le corresponde. Cada uno es realmente sólo el momento del demos total. En la monarquía, una parte determina el carácter del todo. Toda la constitución tiene que modificarse según el punto estable. La democracia es el género de la Constitución. La monarquía es una especie y precisamente una mala especie. La democracia es contenido y forma. La monarquía sólo debe ser forma, pero ella falsea el contenido46.

En esta reflexión Marx hace una disquisición sobre las diferencias entre Estado y las distintas formas de gobierno. Al plantear el papel de la democracia como la representación, como la síntesis particular de los múltiples individuos que se sienten allí representados, está mostrando cómo en la democracia metodológicamente aparecen los dos momentos: el momento individual y el momento de lo universal. En la monarquía solamente aparece el momento de lo individual. Y dice Marx satírica­mente que esa representación es una mala forma de lo que debe ser el Estado:

Hegel parte del Estado y convierte al hombre en Estado subjetivo; la demo­cracia parte del hombre y convierte al Estado en el hombre objetivado47.

No es solamente un cambio de método sino un cambio de concepción política. Me parece que lo está intentando aquí Marx es mostrar los dos elementos que señalábamos. Hay una crítica a los elementos políticos apoyada en elementos metodológicos.

En relación con la soberanía Marx crititca a Hegel sobre su concepto de soberanía del pueblo.

45 Ibid. pp. 51-52.

46 Ibid. pp. 52-53.

47 Ibid. p. 53.

289

Dice Hegel:

se puede hablar de soberanía de un pueblo para expresar que respecto del exterior es un pueblo independiente y constituye un estado, tal como ocurre con el pueblo de Gran Bretaña, mientras que, por ejemplo, los pueblos de Inglaterra, Escoda, Irlanda, Venecia, Genova o Ceilán, no son ya pueblos soberanos, desde el momento en que han dejado de tener príncipes propios o gobiernos superiores para sí48.

Dice Marx:

por tanto, la soberanía del pueblo es aquí la nacionalidad; la soberanía del príndpe es la nacionalidad o el prindpio del prindpado es la nacionalidad, la cual constituye para sí y exdusivamente la soberanía de un pueblo. Un pueblo cuya soberanía consiste sólo en la nacionalidad, tiene un monarca. Las distintas nacionalidades de los pueblos no pueden afirmarse ni expre­sarse mejor que mediante monarcas distintos. El abismo que hay entre un individuo absoluto y otro, lo hay también entre estas nadonalidades49.

Siguiendo esa lógica de la reflexión hegeliana la soberanía del pue­blo se puede expresar realmente en la medida en que hay nacionalidad; en la medida en que un pueblo se diferencia de otro se manifiesta como soberano. Pero esas distintas soberanías aparecen en una persona, en los distintos soberanos, en los príncipes: allí existirá lógicamente una contradicción.

Dice Marx: "No se trata de llevar la existencia empírica". Esta refle­xión metodológica plantearía un cambio completo, por eso las críticas que va a hacer en esta parte sobre la soberanía tienen que ver también con una reflexión sobre la personalidad del príncipe, de una persona real y concreta que recibe supuestamente todos los elementos de lo individual y de lo particular.

Hay una formulación que muestra lo que sucede en el método hege­liano y que concluye con la afirmación de Marx de que el verdadero camino es puesto de cabeza. Dice:

Otra consecuenda de esta especulación mística es la de que una existencia empírica particular, una existenda empírica singular, diferendada de las otras, es concebida como la existencia de la idea. Una vez más, hace una profunda impresión mística ver puesta por la idea la existenda empírica particular y encontrar así en todos los grados una encamadón de Dios. Por ejemplo, si en el desarrollo de la familia, de la sodedad dvil, del estado, etc., esos modos de existenda sodal del hombre fueron considerados como reali-

48 Obs. § 279.

49 Ibid. p. 65.

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zación, objetivación de su esenda, entonces la familia, etc., aparecerían como cualidades inherentes a un sujeto. El hombre sigue siendo la esenda de todas esas esendas, pero estas esendas aparecen también como su uni­versalidad real y por tanto también como lo colectivo. Por el contrario, si familia, sociedad civil, Estado, etc., son determinaciones de la idea, de la substancia como sujeto, entonces tienen que obtener una realidad empírica y la masa de hombres, en la que se desarrolla la idea de la sociedad dvil, es ciudadana y la otra es dudadana del Estado. Ya que se trata sólo de una alegoría cuando se atribuye la significación de la idea realizada a cualquier existencia empírica, se comprende por sí mismo que esos receptáculos han cumplido su determinadón en cuanto han llegado a ser una incorporadón determinada de un momento de vida de la idea. De allí que lo universas! aparece en todas partes como un determinado, como un particular, en tanto que lo singular en ninguna parte llega a su verdadera universalidad80.

Esto último me parece que es una síntesis de todo lo que ha dicho anteriormente. De allí que lo universal aparece en todas partes como un determinado -el estado está en todas las manifestaciones de la sociedad civil y de la familia-, como un particular, en tanto que lo singular -los individuos concretos, las manifestaciones concretas de una sociedad civil con sus organizaciones específicas- esa singularidad en ninguna parte llega a ser verdadera universalidad.

Por tanto, necesariamente aparece como lo más profundo, como lo más especulativo, cuando las más abstractas determinadones que aún no han llegado a una realización verdadera, las bases naturales del Estado, tales como el nacimiento, o la propiedad privada, aparecen como las más altas ideas, las ideas que han llegado a ser hombre inmediatamente. Y ello se comprende por sí mismo. El verdadero camino es puesto de cabeza. Lo más sencillo es lo más complicado y lo más complicado lo más sendllo. Lo que tenía que ser punto de partida se convierte en resultado místico y lo que razonablemente debería ser resultado se convierte en punto místico de par­tida. Ciertamente lo único que significa hacer del monarca la persona abs­tracta que enderra en sí el Estado, es que la esenda del Estado es lapersona privada en la que se realiza la relación de toda persona privada con el Estado51.

Sobre el poder del gobierno podríamos decir, en síntesis, con Marx, que Hegel no lo desarrolla propiamente. ¿Por qué no lo desarrolla? Dice Marx:

Podría creerse que Hegel tenía que determinar tanto a la "sodedad civil" como a la "familia" como determinadón de cada individuo del Estado y, por consiguiente, igualmente también a las "cualidades del Estado" ulteriores

50 Ibid. pp. 65- 66.

51 Ibid. p. 67.

291

como determinación del individuo del Estado en general. Pero no es el mis­mo individuo que desarrolla una nueva determinadón de su esencia social. Es la esenda de la voluntad que desarrolla supuestamente desde sí misma sus determinaciones52.

Visto de esta manera el poder del gobierno aparecería como la mo­tivación individual, la personalidad de cada uno de aquellos repre­sentantes del gobierno, que, como determinación de la voluntad, desarrollan su concepción sobre lo que es la ley, sobre lo que es el gobier­no. Por eso va a decir 2Aarx que propiamente esa reflexión sobre el poder del gobierno no está expresada en la reflexión hegeliana. Sin embargo, va 8 retomar algunos de los elementos de esa reflexión en el poder del gobierno sobre la administración y la burocracia.

Quiero destacar la reflexión de Marx sobre la burocracia porque, en general, pensamos que es en Weber donde vamos a encontrar los máxi­mos desarrollos sobre este problema y, sin embargo, la consideración de Marx a partir del pensamiento hegeliano es muy rica.

Dice Marx:

Ya que Hegel reivindicó el poder "administrativo" y el poder "jurídico" piara la esfera de la sociedad civil, el poder del gobierno, no es otra cosa que la administración, a la que él desarrolla como burocracia53.

"Hegel parte de la separación del Estado y de la "sodedad civil", de los "intereses particulares" y de lo "universal en sí y para sí", y por supuesto que la burocratía se basa en esta separación. Hegel parte de la presuposidón de las "corporadones" y por supuesto que la burocracia presupone las cor­poraciones, por lo menos el "espíritu" de las "corporadones". Hegel no desa­rrolla ningún contenido de la burocracia, sino solamente algunas determinadones universales de su organización "formal"y, por supuesto, la burocraría es solamente "formalismo" en un contenido que se encuentra fuera de ella54.

La "burocracia" es el formalismo del Estado de la sodedad dvil. Ella es la "condenda del estado", la "voluntad del estado", la "fuerza del estado", (todas estas son definiciones de Hegel), como una corporación (el "interés universal" se puede sostener frente a lo particular solamente en cuanto un "particular", mientras que lo particular se sostiene frente a lo universal en cuanto un "universal"...)55.

52 Ibid. p. 70.

53 Ibid, p. 73.

54 Ibid. p. 74.

55 Ibid. p. 75.

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Voy a leer esta reflexión sobre la burocracia porque sintetiza todo lo que plantea en las páginas siguientes. Dice:

El "formalismo del Estado" que es la burocrada, es el "Estado como forma­lismo", y pomo tal formalismo lo ha descrito Hegel. Y que este "formalismo del estado" se constituye como fuerza real y se convierte a sí mismo en un contenido material propio,...56.

O sea, en la medida en que el estado empieza a funcionar necesita esta organización interna que se manifiesta en la burocracia como for­malismo.

Luego dice:

...se comprende por sí mismo que la "burocracia" es un tejido de ilusiones » * * v í / ^ V / v » o r\ l o " Í I U C M A » - » A C A T ^ o f o d r » " T^ l TP c- r \ í V i f 11 V i n i * r i ' > ' * Q >"í Cf\ £><2 11T1 O C T i í V l f l l »^f w u n ^ u u v# . u 4 . M L J . W . * w . ~ « U U . U S . V . ¿ 1 1 . J _ . u u . x . . . V. w L U VL.L W . U . L - W V W V . . I v ^ w j * . * . . , » -

jesuítico y teológico de parte a parte. Los burócratas son los jesuítas del Estado y los teólogos del Estado67.

En seguida dice:

Puesto que la burocrada es el "Estado como formalismo" según su esencia, también lo es según su finalidad. La finalidad real del Estado se le aparece a la burocrada, por tanto, como una finalidad contra el estado. Por eso convierte ella el "espíritu formal del Estado" o la carenda real del espíritu del Estado, en imperativo categórico, la burocrada se considera a sí misma como la finalidad última del Estado. Puesto que la burocrada convierte sus finalidades "formales" en su contenido, ella entra en todas partes en con­flicto con las "finalidades reales". Por tanto, ella está obligada a hacer pasar a lo formal por el contenido y a lo contenido por lo formal58.

Resalto ese elemento de que está obligada ha hacerse valer como burocracia, como administración y hacer aparecer la formalidad como si eso fuera la finalidad del estado. 'La burocracia es un círculo del cual nadie puede escapar. Su jerarquía es unajerarquía del saber59. Yo diría que es la jerarquía de un saber supuesto, de un saber formal.

La cima confía a los drculos inferiores la comprensión de los detalles, mien­tras que los drculos inferiores creen a la dma capaz de comprender lo universal y así se engañan recíprocamente80.

56 Ibid. p. 76.

57 Ibid. p. 76.

58 Ibid. p. 76. 59 Ibid. p. 76. 60 Ibid. p. 76.

293

Me parece que aquí está su crítica fundamental a la burocracia. Es una crítica política, pero a su vez es una crítica de método. En la medida en que lo universal no es capaz de materializarse como particular, sino que se materializa como individualidades, se materializa no como con­tenido real sino como forma. Y las instancias superiores de la burocracia dejan la individualidad para que los funcionarios de segundo plano de­sarrollen todos los detalles, o sea, vayan al desarrollo real, supuesta­mente, de la forma del estado.

Y nosotros podemos percibir lo que es un funcionario en un Estado como el nuestro: es absolutamente forma, porque su contenido es su misma forma. Para un funcionario, por ejemplo, lo importante es estar en una ventanilla y poner un sello, sin que eso tenga ningún contenido ni racionalidad. Aquí es donde se ha perdido la racionalidad del estado. Cualquiera de estos funcionarios parte del supuesto de que en las esferas superiores hay alguien que sí entiende la Razón del Estado; y en las esferas superiores, como la universalidad es la forma y es abstracta, suponen que el contenido se lo van a dar en esas instancias inferiores. Como las instancias inferiores piensan lo contrario, dice Marx que se engañan recíprocamente.

Me parece que la síntesis de Marx comentando la reflexión de Hegel es magistral, sobre todo porque es una síntesis política y de método. Dice Marx:

La. superadón de la burocrada sólo puede consistir en que el interés uni­versal llegue a ser realmente interés particular y no como en Hegel mera­mente en el pensamiento, en la abstracción, y ello sólo es posible de modo que el interés particular llegue a ser realmente interés universal. Hegel parte de una oposidón irreal y, por tanto, la lleva solamente a la identidad imaginaria61.

Hay luego una larga reflexión sobre cómo en esa organización de los funcionarios, en esa organización de la burocracia están vinculados ele­mentos como el sueldo, la remuneración de los diversos oficios. Marx va a señalar cómo la transformación de las actividades del Estado en oficios presupone la separación del Estado de la sociedad civil. O mejor, esa diferenciación que hace Hegel exigiría un punto de vista diferente que planteara la organización y la división social del trabajo a partir de la sociedad civil y no a partir del Estado.

Me parece importante señalar cómo Marx va a indicar que para Hegel el problema de la jerarquía de la burocracia es un problema de control. Aquí sintetiza esta parte del poder del gobierno diciendo que

61 Ibid. p. 78.

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Hegel ha desarrollado el poder del gobierno en cuanto servidumbre del Estado. Es decir, que se ha dedicado a mirar esos elementos de las corporaciones y de la burocracia como forma y no como contenido

En relación con el poder legislativo, que es el último punto que comenta Marx, hay una referencia al papel de la constitución.

Dice Marx:

El "poder legislativo es una parte de la constitudón", la cual "en sí y para sí se encuentra fuera de su determinación directa". Pero la Constitudón tampoco se ha hecho por sí misma. Las leyes, las cuales requieren "deter­minadón más amplia", tienen que haber sido formadas. Tiene que subsistir o haber subsistido un poder legislativo antes de la Constitudón y fuera de la Constitudón. Tiene que subsistir un poder legislativo fuera del poder legislativo real, empírico, puesto. Pero, responderá Hegel, nosotros presu­ponemos un Estado subsistente. Hegel es únicamente filósofo del derecho y desarrolla el género Estado. El no puede medir la idea según lo existente; tiene que medir lo existente según la idea62.

Como vemos Marx critica la posición de Hegel porque la constitución aparece en ella como ese elemento por encima de la sociedad civil y de la realidad. Marx pregunta: ¿de dónde salieron esas disposiciones de la Constitución? ¿de dónde salió esa realidad? Hegel supondría que hubo una legalidad anterior y respondería: suponemos que el Estado está como sustento de esta legalidad. Marx va a señalar cómo Hegel ha colo­cado lo existente según el desarrollo de la idea.

Para la última parte del poder legislativo ustedes encontrarán en este texto una reflexión (cerca de 80 páginas) sobre cómo ha sido el proceso de la conformación de las clases en la Edad Media y el papel que Hegel le atribuye a las clases en su concepción.

Quisiera señalar que lo que Marx plantea aquí es cómo en la cons­titución de las distintas clases, cómo en los distintos modos de produc­ción, se tiende a que en el modo de producción capitalista aparezca una clase que haga posible la síntesis de lo universal, de lo individual y de lo particular. Me parece que ésta es la síntesis de los elementos de método y de los elementos políticos; y por eso en la Introducción a la Filosofía del Derecho (1843-1844) Marx no hace otra cosa que formular la conjunción de lo universal y de lo particular para la situación alemana en una clase que debe garantizar prácticamente esa síntesis. Dice Marx:

¿Dónde reside pues la posibilidad positiva de la emancipadón alemana?

62 Ibid. p. 86.

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Respuesta: En la Constitudón de una dase con cadenas radicales, de una clase de la sodedad burguesa que no es una clase de la sodedad burguesa, de un estamento que es la disolución de todos los estamentos, de un sector al que su sufrimiento universal le confiere carácter universal; que no recla­ma ningún derecho especial, ya que no es una injusticia especial la que padece sino la injusticia a secas; que ya no puede invocar ningún título histórico sino su título humano; que, en vez de oponerse parcialmente a las consecuencias, se halla en completa oposición con todos los presupuestos del Estado alemán. Es un ámbito, por último, que no puede emanciparse sin emanciparse de todos los otros ámbitos de la sodedad, emandpando así a todos ellos. En una palabra, es l&pérdida total del hombre y por tanto sólo recuperándolo totalmente puede ganarse a sí misma. Esta disolución de la sociedad en la forma de un estamento espedal, es el proletariado™'.

Síntesis de preguntas, respuestas e intervenciones

Dr. Mesa: Ustedes saben que este texto completo (La Crítica a la Filosofía del Derecho) sólo fue publicado en 1927. En cambio es muy divulgada desde 1844 la introducción. Lo otro permaneció inédito. Por supuesto es sobremanera cargado de sugestiones de todo orden.

Me parece importante preguntarse por esta contraposidón de Marx y Hegel; si no fue publicado en su tiempo, qué sentido puede tener todo esto. Y desde el punto de vista del presente, tenemos que preguntamos, sobre la base de lo que empíricamente tenemos, ¿qué sentido tiene esta perspectiva del pro­letariado como salvador, como recuperador de la esenda del estado alemán y de la sodedad alemana y de la sociedad mundial?

El problema de la burocracia me parece fundamental. Considero que Marx ha apuntado a elementos esenciales de la burocracia como el se­creto, o a elementos empíricamente observables que ya se han señalado como el salario y el saber. Pero el problema del secreto y el aparecer como el estado concreto, como la relación del Estado y la sociedad civil, es un elemento capital. Y todas las relaciones del método y la lógica que muy bien se han señalado nos tienen que dar pábulo para la reflexión.

Asistente: Esta última parte anticipa lo que va a ser el pensamiento de Lassalle64 sobre los factores reales de poder.

63 Marx, Karl. Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Obras de Marx y Engels. OME 5. Edición dirigida por Manuel Sacristán. Traducción y notas de José María Ripalda. Editorial Crítica S.A. (Grupo Editorial Grijalbo). 1978. pp. 222-223.

64 Lassalle, Ferdinand. (1825-1864) político alemán. En 1845 se trasladó a París y en 1848 entró en contacto con Marx y Engels con quienes estuvo luego en desacuerdo. Lassalle es considerado, desde el punto de vista filosófico, como un hegeliano de izquierda y como uno de los principales teóricos del socialismo alemán. Sus ideas socialistas chocaron con las de Marx por cuanto propugnó u n "socialismo de Estado"

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Por ejemplo cuando habla del poder legislativo y de que tiene que haber un poder antes de las leyes. Mi impresión es que toca el problema de los factores reales de poder en la constitución.

Expositora: Pero la cuestión de Marx sería saber si ese poder está antes de las leyes. ¿Cuál es el punto de partida? ¿Cómo llegan la cons­titución y la ley en lo abstracto a tener validez real?

Dr. Mesa: Y la ley en el sentido exacto, como Marx mismo la señala, como correspondiente a relaciones objetivas, como expresión de relacio­nes objetivas.

Expositora: Yo creo que ahí hay un problema de método. La ley es lo universal, pero la crítica que Marx le hace a Hegel es: reconocemos la ley como universasl, pero no como punto de partida. El punto de partida no es lo universal, el punte de partida es la síntesis de esos elementos comunes y universales en lo concreto y en lo particular que permiten que la ley, en un determinado momento, sea reconocida como válida para todos.

Dr. Mesa: Esa última reflexión que usted expone me parece funda­mental. ¿Cómo hacer que en la ley, o sea, que en lo universal se reconozca lo particular? Que cada individuo particular reconozca en su acción y en sus intereses elementos de lo universal. Y que lo universal recoja estas singularidades y las concrete en la esfera de la particularidad. Esa unidad de lo universal, lo particular y lo singular es la clave de esta reflexión.

Creo que atenidos al texto de la Lógica y a la concepción que Hegel tiene de la idea, podríamos interrogar este texto de Marx. Podríamos preguntar, por ejemplo, si el sentido que Hegel asigna a la idea es estric­tamente el que Marx está considerando. Porque Marx está considerando la idea aquí como una pura abstracción, de donde dependería lo concreto. Pero ¿es así en Hegell

En la lógica no es eso estrictamente. Y aquí en el mismo texto de la Filosofía del Derecho hemos visto cómo la idea propiamente, el derecho realizado, el concepto realizado, el hombre realizado es el hombre que pasa a ser concreto. La realización es el hombre concreto, asible, men­surable, observable. Hemos visto cómo la eticidad es la moralidad sub­jetiva elaborada que pasa a lo concreto, a lo real.

en el cual es Estado tenía que intervenir con el fin de fomentar y regular las coope­rativas obreras. Lassalle propugnó asimismo el sufragio universal dentro del Estado popular alemán. En 1859 publicó La Guerra I tal iana y la Misión de Prusia en que exaltaba la unificación alemana. La crítica a la tendencia socialista lassallana fue expuesta por Marx en la Crítica del Programa de Gotha. (Dice, de filosofía. José Ferra ter Mora. T. 3. p . 1915 y G.E.L. Y. 11 pp. 453-454).

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Pero hay un elemento que nos induce a preguntamos de nuevo la razón para que Marx no insistiera en este aspecto. Se advierte cómo Marx tuvo en cuenta que la crítica de un sistema o de parte de un sistema, en este caso de la Filosofía del Derecho, requería otro sistema. Desde el punto de vista de la filosofía, y particularmente de la lógica, sería completamente inválida una crítica de Kant, por ejemplo, concen­trada sobre un aspecto de su sistema, una crítica que no se hiciera desde otro sistema. Hay algunas indicaciones de que Marx hubiese descubierto que era necesaria una confrontación desde otro sistema y por eso buscó constituir un sistema desde el cual realizar esta crítica.

El hecho es que este texto no se conoce casi en un siglo y se publica únicamente su Introducción. Simplemente sugiero esto como problema.

Expositora: Es probable que el camino que toma Marx para llegar a Hegel, es decir, la crítica de Feuerbach a Hegel, sea la mediación que le hace difícil apropiarse del concepto de idea en su profundidad. La vuelta que hace Feuerbach, según su concepción materialista y, como veíamos al principio, la primera reflexión científica en contraposición a Hegel, hace necesaria una vuelta a la materialidad. Marx mira esa re­flexión de Hegel desde el punto de vista de Feuerbach, que plantea el lado de materialismo por oposición al supuesto idealismo hegeliano.

Dr. Mesa: Pero nos encontramos con aquel texto, para mi cardinal, de la primera Tesis sobre Feuerbach. No por azar es sobre Feuerbach. En esta tesis para Marx toda la falla del materialismo anterior consistió en exaltar en primer lugar el objeto con prescindencia del sujeto; y toda la falla del idealismo anterior fue, al contrario, exaltar el sujeto con prescindencia del objeto.

Esto fue lo que permitió a los idealistas elaborar lo que es propio del sujeto, es decir, todo el proceso del conocimiento en su parte subjetiva. Creo que esa tesis tendría que ser recordada al leer este y otros textos coetáneos de Marx. Porque si nosotros vamos a leer en la Lógica o vamos a leer en este texto lo que significa para Hegel la idea, encontramos que la idea es nada menos que la realización, la corroboración del concepto en lo real. Es lo que Marx va a identificar luego como la praxis. Sugiero pensar en esto.

Asistente: Yo plantearía un problema que resulta interesante desde mi investigación. Me parece que la obra de Alejandro López, en Proble­mas Colombianos y en El Ideario Liberal, que revertiría en la Constitu­ción de 1936, de la que en buena parte él fue inspirador, es justamente tratar de lograr el ascenso del burgués en Colombia, el ascenso de los intereses privados. No el ascenso del proletariado fabril o del proleta­riado rural porque sus miembros para él tendrían que pasar una fase que sería la de nacerse hombres.

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Pienso, por ejemplo, en el texto Problemas Colombianos, donde él afir­ma que el peón tiene que dejar de serlo; él plantea que el peón o las clases proletarias del campo y de la ciudad se hagan hombres y que el terrate­niente y el hombre medio de la ciudad se hagan burgueses, reconozcan sus intereses. En estas condiciones la Constitución de 1936 no habría podido tener otra salida, incluso como parte culminante de la obra inte­lectual de Alejandro López.

Hago esta reflexión examinando los puntos de vista iniciales del seminario, pensando, por ejemplo, si en Alemania la clase burguesa estaba ya tan desarrollada como para que Marx planteara la necesidad del desarrollo del proletariado.

Dr. Mesa: Ustedes conocen la historia de Alemania en este período. La clase burguesa alemana no había llegado a una revolución industrial como la que estaba experimentando Inglaterra, o siquiera como la que estaba experimentando Francia en la mayor parte de su territorio.

Recuerden ustedes que este texto de Hegel es de 1823 y todavía se trata de una clase en proceso de enriquecimiento, en proceso de confor­mación, de lo que se llamaría una clase en sí. Y solamente después de 1830, como lo indica la historia política alemana, singularmente en los años cuarenta y de manera más concreta después de la llamada Revo­lución de Marzo del 48, es cuando la clase dirigente industrial se plantea el problema del Estado de manera nítida.

Y se lo planteará de manera muy distinta de como Marx lo hace. La burguesía realiza la unidad del Estado en alianza con la nobleza territorial y no con el proletariado como Marx lo propugnó hasta 1842. Marx aban­dona después de 1842, y particularmente después de 1843, toda esa ilusión de ver el proletariado y la burguesía en una alianza, y de ver el proletariado dirigiendo el proceso; ese cambio se verá propugnado e impulsado direc­tamente por la nobleza y la burguesía tal como se realiza con Bismarck65.

65 Bismarck, Otto Magdeburgo (1815-1898) Estadista alemán, llamado el Canciller de hierro. De 1864 a 1871 Bismarck realizó la unidad alemana en dos etapas. En primer lugar eliminó a Austria. Guerra de los Duedes; convención de Gastrein, punto de partida de la guerra conta los Habsburgo a los que había aislado diplomáticamente. Después de la derrota de Sadowa, Austria tuvo que aceptar la disolución de la con­federación germánica y la reconstitución de la confederación alemana del norte, di­rigida por Prus iay en la que no figuraba Austria. Prusia se anexionó los tres ducados daneses y los estados alemanes que habían apoyado a Austria. En una segunda época apartó a Francia que le impedía anexionarse los estados del Sur. Después de la unifi­cación, Bismarck, que era canciller de Alemania, consolidó su obra: admitió en la con­federación a los estados del sur del Main, amplió los poderes del emperados y del canciller, concedió al Banco del Imperio el poder de emitir marcos (1872), promulgó el código de procedimiento civil y criminal (1872-1876), estableció el servicio militar de site años (1874) y germanizó las minorías nacionales. (G.E.L. T. 3 pp. 198-199).

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La burguesía alemana encuentra su despliegue moderno a partir de 1840, particularmente a partir de 1850 y eso culmina en la unidad del Estado. Pero la burguesía alemana no alcanza una madurez orgánica suficiente como para determinar el estado por sí sola y no lo pudo hacer ni siquiera a través de Bismarck, ni en todo el siglo pasado.

Es decir, se produce, de manera peculiar en la cultura alemana, un proceso similar al que se da en el siglo XVII en Inglaterra, en que la nobleza territorial se enriquece de tal manera y sea burguesa de tal modo por medio del comercio de granos, etcétera, que la burguesía ya no está socialmente en condiciones de determinar por sí misma unívo­camente el Estado. Ha de entrar en alianza con esta nobleza territorial enriquecida. Lo que no sucedió en Francia por otras razones.

Asistente: Existe una concepción sobre la reforma constitucional según la cual dicha reforma sería el verdadero acuerdo de paz que puede darse entre los colombianos. En esa expresión se considera que los textos constitucionales por sí mismos pueden reordenar la sociedad que está en conflicto, o sea, se le da una mayor función de la que realmente tiene.

Pero lo otro es considerar que esos elementos normativos de carácter universal tienen un menor influjo moralizador, positivo, del que pueden tener. De hecho el problema empírico, de investigación real, sería ver cuál es el texto constitucional para una sociedad determinada.

Dr. Mesa: Ese es el problema de Marx. Relean ustedes los primeros estudios de Marx del 42 sobre la censura en Alemania, sobre varias leyes, sobre los debates en la dieta Renana, donde hay una reflexión sobre la ley que continúa la reflexión de Hegel en este libro y que me parece perfecta en el siguiente sentido: la ley ha de ser impersonal (así se concibe en el derecho de hoy). Pero, sobre todo, ha de ser una ley científica. O sea, una ley que responda a las relaciones concretas de la naturaleza o de la sociedad. Esa ley es una razón, quiere decir una relación constante y objetiva que el legislador ha de saber percibir y trasladar al concepto.

La constitución entonces es un concepto, pero concepto en el sentido en que estamos hablando. Si el legislador no puede llegar a percibir esa rela­ción concreta de los distintos elementos del poder, -no hablo en este caso de factores, que es como está en la traducción de Lassalle, sino de lo que originalmente escribió: de relaciones reales de poder-, si el legislador no percibe esas relaciones reales de poder no estará realizando una legislación válida. Y puede ser la Constitución de Don Jorge Tadeo Lozano en 1811 o la Constitución de 1863, o cualesquiera otras, pero no será válida. Y no lo será no sólo porque un grupo insurja contra otro, sino porque la realidad que pretende regular no existe. Esta tesis de Lassalle me parece incuestio­nable. Puede existir el texto constitucional escrito o no, pero es la sociedad

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civil quien establece esas relaciones reales de poder que luego el legis­lador ha de poder percibir y expresar jurídicamente.

Ese es el sentido de la pacificación que significaría una constitución, es decir, establecer en la ley colectivamente acordada un texto que exprese jurídicamente esas relaciones reales de poder, no inventadas, ni impuestas.

Ahora, a propósito de la crítica de Marx a Hegel recuerdo esto: un príncipe no es simplemente una persona que se arrogue el poder; sino que un príncipe es el punto de afluencia y de convergencia de esas rela­ciones reales de poder en una época o en otra. Esas relaciones de poder están perfectamente cristalizadas en una anécdota, que tal vez he rela­tado aquí antes, acerca de cómo Napoleón recibió a los príncipes del Sur de Alemania que fueron a decirle como ellos no estaban de acuerdo con lo que funcionarios franceses habían hecho allí en cuanto impuestos y otras materias; ellos se quejaban y pedían la intervención del emperador. Napoleón les contesta de una manera jurídica y políticamente perfecta: Señores, la cuestión es que yo no soy su príncipe: yo soy su dominador. Lo que equivale a decir: he llegado aquí como dominador y me voy a imponer; si yo fuese su príncipe estaría determinado por las relaciones que afluyen en mí, pero yo soy su dominador, voy a dominar esto.

Cuando los profesores de derecho dicen: La Constitución es un ele­mento pacificador, deben decir las razones. Si no es por estas relaciones de poder expresadas allí, cristalizadas aquí, jurídicamente dadas, en­tonces no lo puede ser.

Vemos todo el esfuerzo que los legisladores, buenos o malos, los periodistas, los juristas están realizando, etcétera; pero sucede que hay un solo plano en que esto se puede definir: ¿son capaces de expresar jurídicamente esas relaciones reales de poder? ¿Cuál es el poder de los estamentos intelectuales, de los industriales, de los agricultores y (de los varios agricultores)? Y en el plano de la industria no son sólo las agremiaciones industriales. Es la relación de todos ellos con su peso específico real, no inventado. Ese fue el gran talento de Nuñez y de Caro, a cuyo ejemplo nosotros podemos referimos de manera constante.

Asistente: Es probable concebir que en un momento determinado de la historia nacional la Constitución sólo se realiza parcialmente como concepto. Es decir, en algunas partes sí explica el país, sí hay una inte­rrelación. Por ejemplo si se toma en cuenta la tesis planteada en el estudio de Alejandro López y sobre cómo es posible analíticamente a la luz de Hegel examinar en el caso colombiano la historia de la región antioqueña como una historia consolidada por la sociedad civil y no por una forma de estado.

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Me da la impresión de que sí hay condiciones para demostrar, por lo menos en el siglo XIX, un Estado que se realiza parcialmente. De alguna manera la frase citada de Alejandro López acerca de la pugna entre el hacha y el papel sellado expresa el reconocimiento de hecho de ambas fuerzas. Es decir, que el hecho normativo, el hecho de la legalidad de la propiedad era un elemento que por lo menos desde mediados del siglo XIX era una práctica muy consolidada en la parte Andina. Uno era el problema que se encontraba en las zonas marginales, porque, dada la gran disposición de tierras baldías, a la gente le parecía completamente posible cambiarse de un lugar a otro. Pero en las zonas en donde ya el reconocimiento legal de la propiedad obligaba precisamente a una inter­vención normativa, había una forma de Estado, aunque se puede consi­derar patrimonial, con unas formas de administración que no estaban plenamente desarrolladas. Pero de todas maneras difícilmente se puede concebir una sociedad donde la sociedad civil se regule a sí misma.

Dr. Mesa: Bueno, en este caso hay que tener en cuenta cómo esa colonización se realizó en buena parte de modo violento. Es decir, había títulos coloniales de individuos que ni siquiera sabían cuáles eran los terrenos atribuidos; pero los colonizadores, como dice Alejandro López, se enfrentaban con su acción colonizadora, simbolizada por el hacha. Fue una lucha social sumamente intensa.

Asistente: En la región de Caldas se encuentra, en las versiones oficiales de la historia del departamento, la recurrencia de colonizadores que se apropiaban de un gran sector de territorio y que luego eran obli­gados jurídicamente a salir de ahí, porque esas tierras habían sido con­cedidas generalmente desde muchos años antes.

Dr. Mesa: Agreguemos que no era simplemente, como se divulga, la acción de los colonos individuales -había algunos-, sino de compañías capitalistas para ese tiempo, sociedades anónimas de colonización.

Asistente: El punto exactamente es que había quienes tenían gran­des territorios, grandes áreas, que no eran tierras en el sentido econó­mico. La concepción de Alejandro López se orienta a que se realice la sociedad civil como la sociedad de los grandes intercambios. Lo que a los héroes de la independencia se les dio, dice él en su ensayo, eran grandes áreas, lo cual no significaba la generalización de unas nuevas relaciones que expre­sarán un Estado diferente. No era posible la existencia de un Estado en el sentido moderno. Ese es el sentido del ensayo de Alejandro López.

Asistente: Por eso hay que tener en cuenta el papel que Hegel señala a la administración de la justicia, el papel del control de las intituciones sobre la propiedad misma. De alguna manera suponer la independencia de la sociedad civil frente al Estado, es desconocer que haya una forma realmente institucionalizada, es decir, de algún nivel de

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universalidad que está operando en el control del intercambio. Uno examina datos concretos sobre la discusión de la propiedad comunitaria, la propiedad comunal; era un problema real el que pudiera entrar en el mercado de tierra. Esto sólo se resuelve hada inicios de la década del veinte, en algunas zonas, por ejemplo en la zona oriental. Grandes extensiones que habían sido repar­tidas desde mucho antes, pero sin una titulación clara.

Pero lo que interesa como problema es lo siguiente: El problema de interpretación de una sociedad determinada implica su nivel de norma­tividad y su nivel de constitucionalización. ¿Qué correspondencia tiene con la realidad? ¿Cómo atiende o no a la naturaleza de los cambios que se están dando en su interior?

Puede observarse en zonas marginadas del país, por ejemplo en la región oriental, cómo las características de la libertad de mercado, la libertad de la propiedad privada, etcétera, todas esas posibilidades están haciendo que un gran sector de colonos de pequeña propiedad, que mu­chas veces han recibido adjudicaciones y que han durado más de 10 a 15 años, empiezan a tener conflictos con las grandes empresas capita­listas del campo que adelantan un proceso de desalojo práctico y llevan a un conflicto sobre la tierra de una envergadura que aún no se ha podido ni siquiera visualizar.

Pero la cuestión es si realmente el Estado, en esa perspectiva legada por Hegel, como una síntesis de todo el proceso de formación histórica de la sociedad moderna, resulta ser un instrumento eficaz en el examen de la obra de determinados políticos, en la obra de cierto sector econó­mico; o si se puede examinar en forma independiente del problema del Estado habida cuenta de que éste no tiene aún características modernas.

En síntesis: ¿se pueden examinar problemas de la sociedad colombiana independientemente de la forma de dominación que manifiesta el Estado?

Asistente: Quiero aclarar un equívoco: no es que Alejandro López, en su análisis de Problemas Colombianos, al centrarse sobre las poten­cialidades de la sociedad civil se quede en eso. En toda esa obra y en el Ideario Liberal, que es un punto culminante justamente, lo que hace es mostrar la necesidad de la presencia del Estado de modo que cubra todas las clases sociales o las capas sociales de la época.

Asistente: Otra pregunta es: ¿nuestros empresarios privados han desarrollado y han desplegado todas sus capacidades al margen del Estado, o siempre han tenido la tutela del estado?

Dr. Mesa: Creo que con la protección del estado, en buena parte. Pero antes solos contra el estado. Por ejemplo, examinemos todo el pe­ríodo que va desde 1910 a 1930: en ese período había un grupo de em­presarios de vanguardia prácticamente desprotegido; a la intemperie. A

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la intemperie quiere decir sometidos a toda clase de competencia, de inefi­cacia administrativa, del carácter rudimentario del trabajo y de los traba­jadores sin educación técnica de ninguna naturaleza, sin conocimientos de los mercados internos, o apenas un conocimiento que se iniciaba, etcétera. No había, por lo menos hasta 1923, un banco central de emisión, no había Contraloría, no había estadísticas válidas. Recuerden que la estadística hubo de esperar hasta 1938 cuando la creó el doctor Carlos Lleras.

Recuerden cómo en 1916-1917 en el Parlamento se presentaba to­davía la discusión, que a veces tiene ecos contemporáneos, acerca de si la industrialización era conveniente o no; muchos decían, entre ellos el Doctor Laureano Gómez, que se trataba de industrias exóticas, que no necesitábamos aquí. Para ellos era mejor importar. Pero luego los em­presarios privados empezaron a tener la acogida del Estado por medio de la protección aduanera, de las leyes, de la legislación sobre sindicatos, etcétera. Ellos como parte muy importante de la sociedad civil fueron haciendo el Estado.

Asistente: Hay un asunto que me parece capital: ¿La tarea de la ciencia social y en particular de la sociología sería la de señalar cuáles son las relaciones reales de poder en la sociedad colombiana? Aquí hemos visto que, dentro de las diferentes perspectivas de método, el problema en últi­mas se resuelve empíricamente mostrando cómo es realmente el país.

De modo que el problema fundamental para la sociología es su va­lidación como perspectiva para comprender los problemas del país; ir a la investigación y demostrar lo que potencialmente tiene en la teoría.

En relación con el Estado hay dos tendencias que yo percibo muy intuitivamente. Una, que considera que es posible examinar a la luz del Estado cuál es la evolución de la sociedad colombiana. Es decir, ver cuál es la realidad que está inmersa en él como institución, etcétera. Y otra, muy influida por la tesis un poco mecanicista de ciertas interpretaciones marxistas, afirmando que el Estado es sólo un instrumento de domina­ción de la clase burguesa o de otra clase en un momento determinado, y que privilegia por tanto el análisis de la sociedad civil. Aquí estaría esa tendencia de ver los movimientos sociales independientes de su re­lación con el Estado.

Me parece que ahí hay un problema que tiene pertinencia para el caso colombiano. ¿Se puede utilizar como punto de referencia metodoló­gico el Estado para la comprensión de la naturaleza de las relaciones de poder en Colombia, o por el contrario, dado lo poco moderno de las rela­ciones de mercado que se dan en el país, habría que privilegiar el análisis de la sociedad civil?

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Dr. Mesa: Me parece que de una manera concreta no se puede, como usted dice, privilegiar uno u otro, sino examinar la totalidad. Ponga usted el caso del narcotráfico. Nada más incontrolable para el Estado, cualquiera que éste sea. Pero usted no puede examinar el impacto del narcotráfico en la sociedad, en la economía, en la cultura, sin referirse al Estado; es el punto de referencia, es el punto de medición. ¿El estado controla o no controla esto, y por qué controla o no controla? El caso de los Estados Unidos sería un ejemplo. Usted puede ver cómo allá la mafia permea sectores del Estado, pero usted tiene que referirse a esa instan­cia que se llama Estado para poder descubrir la gravedad del fenómeno.

La formación del Estado en Colombia es un problema ineludible para cualquier analista de la sociedad entre nosotros. Me interesa seña­lar un aspecto. Me ha llamado la atención de manera particular cómo una de las razones de la gran crisis de los países socialistas, primera­mente de ia Unión Soviética, es que los puestos de mando fundamentales en el estado y en la economía estaban en manos de especialistas de las ciencias naturales, de ingenieros, de personas sin la percepción debida­mente afinada de la multiplicidad contradictoria de la estructura social.

En uno de los debates más sugestivos que uno pueda ver, una de las razones de la crisis, según varios participantes, ha sido esa. Lo dicen no individuos de segundo orden, sino figuras determinantes del aparato directivo y lo manifiestan los órganos de prensa más importantes66. Aquí hay un problema fundamental, expresado en este tono: durante todo ese período de la postguerra, particularmente lo que llamamos el estanca­miento, hemos dejado que los ingenieros, los naturalistas, con prescin­dencia de los sociólogos, de los historiadores, de los psicólogos, de los artistas, dirigieran el aparato del Estado en áreas en que ellos no podían obrar sino de manera dictatorial, dando órdenes sin interesarse por los matices, etcétera.

Si esto que usted dice, por ejemplo, se dejara al análisis de los inge­nieros sin debida preparación, probablemente encontrarían muchas di­ficultades de comprensión. Pero, según esta tesis, para un sociólogo que debe tener su mente muy bien afinada, o para un economista, un psicó­logo o un historiador, la cuestión sería mucho más compleja. Y esa com­plejidad exigiría no ir con cartabones a estudiar lo real, sino damos cuenta de la multiplicidad de matices, mediaciones, movimientos, con­tradicciones; de lo contrario probablemente nos vamos a equivocar. En­tre otras cosas porque no seremos capaces de ver las tendencias de la situación; eso que sí pudieron ver Nuñez y Caro en su época. Porque lo

66 Pravda, 28 de septiembre de 1991. En esta fecha el académico Anatoli Logunov resume, los términos del problema en la entrevista "La verdad no se somete a la privatización".

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importante no es solamente analizar esto. Es obvio que hay que anali­zarlo, es fundamental hacerlo, pero para los constitucionalistas lo estra­tégico es ver cómo el país dentro de cincuenta años va a caber ahí. Eso fue lo que hicieron Jefferson, Madisony Washington.

A propósito se me ocurre que la gente no ve el carácter de las dos mentalidades que eran Nuñez y Caro, antagónicas como se ve en su formación. Nuñez formado en diez años de positivismo inglés particu­larmente spenceriano; y Caro con el autoritarismo de la monarquía abso­luta española y francesa y la apologética del catolicismo. Cómo es que ellos llegan a conjugarse para poder ver el país en su tendencia, no sólo en su apariencia presente sino en su tendencia. Eso es algo que habría que ver directamente en los discursos de Caro y Nuñez, en su mentalidad, en sus escritos. Pero me parece que hay un fenómeno ahí que los juristas no perciben claramente: la ductilidad de ese pensamiento, la plasticidad de esa expresión, la plasticidad de la expresión de Caro y Nuñez que permitía aprehender lo real con la mayor claridad posible entonces. Frente a algunos problemas Nuñez era mucho más dúctil talvez que Caro, y esto le permitía, como lo quería Napoleón, elaborar unos códigos que fueran, como él decía, breves y oscuros antes que casuísticamente establecidos. Breves y oscuros parecería una arbitrariedad dictatorial, pero sucede que la ciencia natural hoy aconseja (y las más altas eminencias de la ciencia natural) poner mucha atención a las leyes de la naturaleza, pero esperar su cumplimiento apro­ximado, solamente aproximado. La naturaleza no se puede medir, ni por la matemática más perfecta, de manera exacta, sino de manera aproxima­da. Es decir, las leyes aproximadamente se cumplen, tendencialmente se cumplen, pero no un modo mecánicamente riguroso, sino probabilísticamente preciso. Uno de los más grandes espíritus revolucionarios de las ciencias modernas, Norbert Wiener, uno de los creadores de la cibernética, pensando sobre estos problemas subrayaba la necesidad de atenemos de una manera aproximada a la ley, no ser más riguroso que la ley misma.

Si alguien se propusiera estudiar las condiciones actuales del país y viera esferas prácticamente incontroladas del gobierno, ciertas instan­cias burocráticas, el narcotráfico, el contrabando, todo esto, como algo que no está adecuado a la legalidad, y viera que adecuarlas es práctica­mente imposible para un Estado que no se despliegue en esos espacios, pues incurriría en el pesimismo desesperado. Pero el Estado se está formando en Colombia de manera evidente; el fortalecimiento de ciertos centros institucionales va dándose con hechos, si bien con muchas ten­siones y dificultades, y va dándose paralelo a la composición cada vez más compleja de la sociedad civil; la organización es cada vez más nítida. El sistema bancario, por ejemplo, ha sido controlado; puede ser débil o no, pero ha sido controlado, allí ya saben que no pueden abusar. El problema de la justicia se afronta; el ejército es cada vez más institucio­nalizado; el saqueo del Estado se limita cada vez más, etcétera.

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