El Estado Judío

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“EL ESTADO JUDÍO” El primer párrafo de la Declaración de Independencia de Israel. “Eretz Israel (la Tierra de Israel) fue la cuna del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y nacional. Aquí logró por primera vez su soberanía, creando valores culturales de significado nacional y universal, y legó al mundo el eterno Libro de los Libros”. En la Tierra de Israel nació el pueblo judío: sus raíces, cultura, identidad nacen allí. Y con el correr del tiempo. Pero es absolutamente imposible comprender la historia, tradición y cultura del pueblo judío sin ser conscientes de lo que la Tierra de Israel le ha significado y significa. Pero no es solamente la tierra. Es también el Estado. La soberanía. Un fragmento bastante posterior de la Declaración de Independencia –en relación a la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobando por mayoría el establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel- expresa que “Este reconocimiento por parte de las Naciones Unidas sobre el derecho del pueblo judío a establecer su propio estado es irrevocable…es el derecho natural del pueblo judío de ser dueño de su propio destino, como todas las otras naciones, en un Estado soberano propio”.

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Características e historia del Estado Judío

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“EL ESTADO JUDÍO”

El primer párrafo de la Declaración de Independencia de Israel. “Eretz Israel (la

Tierra de Israel) fue la cuna del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual,

religiosa y nacional. Aquí logró por primera vez su soberanía, creando valores

culturales de significado nacional y universal, y legó al mundo el eterno Libro de

los Libros”.

En la Tierra de Israel nació el pueblo judío: sus raíces, cultura, identidad nacen

allí. Y con el correr del tiempo. Pero es absolutamente imposible comprender la

historia, tradición y cultura del pueblo judío sin ser conscientes de lo que la Tierra

de Israel le ha significado y significa.

Pero no es solamente la tierra. Es también el Estado. La soberanía. Un fragmento

bastante posterior de la Declaración de Independencia –en relación a la

Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobando por

mayoría  el establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel- expresa que “Este

reconocimiento por parte de las Naciones Unidas sobre el derecho del pueblo

judío a establecer su propio estado es irrevocable…es el derecho natural del

pueblo judío de ser dueño de su propio destino, como todas las otras naciones, en

un Estado soberano propio”.

En verdad, el Estado Judío está concebido como una creación original en un

territorio que no ha sido determinado aún. Pero no son las extensiones de tierra

las que constituyen el Estado, sino los hombres reunidos por una soberanía.

El Estado de Israel surgido en 1948 no es el primer Estado judío que conoció la

historia. Por eso dice la Declaración que “Aquí logró por primera vez su

soberanía”.

El pueblo constituye el fundamento humano del Estado, el territorio, el fundamento

material. Y el fundamento humano es el más importante de los dos.

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Hubo un Primer Estado judío en Eretz Israel en épocas bíblicas, la época de los

reyes David, Salomón y posteriores (más allá de la división de los reinos) siendo

destruido finalmente por los asirios el reino de Israel y por los babilonios el reino

de Iehudá. Siglos después, el Segundo Estado judío resurge en Eretz Israel en la

época de la dinastía asmonea (fundada por los macabeos) y, más efímero aún,

perdurará hasta la invasión romana. La destrucción del Segundo Templo de

Jerusalem, año 70 E.C, habrá de simbolizar la destrucción del Segundo Estado

judío.

A partir de allí hubo que esperar pacientemente, durante casi dos milenios, hasta

que la mano del hombre judío lograra reconstruir el estado. “Después de ser

exiliados de su tierra por la fuerza, el pueblo le guardó fidelidad durante toda su

dispersión y nunca dejó de orar y esperar su retorno a ella para la restauración de

su libertad política”. Así dice el segundo párrafo de la Declaración de

Independencia de Israel.

El pueblo judío, en los largos y muchas veces oscuros años de su dispersión, no

se olvidó de su tierra, la soñó, la anheló, le rezó. Varias de sus festividades y

conmemoraciones se vinculaban, se vinculan a ella. Pero además “Impulsados

por este histórico y tradicional vínculo, los judíos procuraron en cada generación

reestablecerse en su patria ancestral”, dice otro fragmento del referido texto.

Justo es decir que nunca, incluso en las épocas más difíciles, dejó de haber judíos

en Eretz Israel. Su presencia física se mantuvo siempre a lo largo de los siglos.

Después del exilio forzoso de su tierra, el pueblo mantuvo su fe a través de su

dispersión y no cesó de rezar y de esperar la vuelta a su tierra y la restauración en

ella de su libertad política.

Empujados por estos lazos históricos y tradicionales, los judíos se esforzaron a

través de las generaciones en establecerse de nuevo en su antigua tierra. En las

últimas décadas volvieron en masa. Pioneros «mapilim» (inmigrantes que van a

Eretz-Israel desafiando la legislación restrictiva) y defensores hicieron florecer el

desierto, re vivir la lengua hebrea, construyeron pueblos y ciudades, y crearon una

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comunidad próspera controladora de su propia economía y cultura, amante de la

paz pero sabiendo defenderse, aportando los bienes del progreso a los habitantes

de todos los países, y aspirando a una nación independiente.

Pero lo más importante, estaría por llegar a fines del siglo XIX: en el año 1897

respondiendo al llamado del padre espiritual del Estado judío, Teodoro Herzl, se

congregó el primer Congreso Sionista que proclamó el derecho del pueblo judío al

renacimiento nacional en su propio país, (Declaración de Independencia).

El sionismo, movimiento de liberación nacional del pueblo judío, será el nervio

motor que impulsará el renacimiento y la reconstrucción del Estado judío.En su

momento Herzl profetizó “No sé si en 5 años pero sí en 50 el Estado judío será

una realidad”.

Y llegamos a lo que fue la peor tragedia del pueblo judío a lo largo de su historia.

El Holocausto no fue, de ninguna manera, lo que motiva la creación del Estado. El

mismo ya venía en proceso desde varias décadas y su infraestructura estaba

bastante adelantada hacia 1939. Pero seguramente la Shoa sí aceleró la creación

del Estado de Israel. “La catástrofe que azotó al pueblo judío, la masacre de Seis

millones de judíos en Europa, fue otra clara demostración de la urgencia por

resolver el problema de su falta de hogar, restableciendo en Eretz-Israel el Estado

judío que habrá de abrir las puertas de la patria de par en par a todo judío”…

(Declaración de Independencia). Si Israel hubiese nacido 10 años antes de la

fecha en que nació, la catástrofe que se abatió sobre el pueblo no habría tenido la

magnitud que tuvo.

Los supervivientes del holocausto Nazi en Europa, así como los judíos de otras

partes del mundo, continuaron emigrando a Erezt-lsrael superando las dificultades,

restricciones y peligros, y nunca cesaron de afirmar su derecho a una vida digna,

libre y honrada en su tierra nacional. Durante la Segunda Guerra Mundial, la

comunidad judía de este país participó plenamente en la lucha entre las naciones

que defendían la libertad, paz y amor contra la maldad de las fuerzas nazis, y con

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la sangre de sus soldados y su esfuerzo militar ganó el derecho a figurar entre los

pueblos fundadores de las Naciones Unidas.

Israel es un Estado democrático. El único Estado democrático en la región más

allá de sus imperfecciones. Y esto es importante tenerlo en cuenta.

Significativos son, además, otros párrafos de la Declaración “El Estado de Israel…

estará basado en los principios de libertad, justicia, y paz a la luz de las

enseñanzas de los profetas de Israel; asegurará la completa igualdad de derechos

políticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo;

garantizará libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura;

salvaguardará los Lugares Sagrados de todas las religiones…”.

Y casi al finalizar dice que “Extendemos nuestra mano a todos los Estados vecinos

y a sus gentes y ofrecemos paz y buenas relaciones, y apelamos a ellos para el

establecimiento de puntos de cooperación y ayuda mutua con el pueblo judío

establecido en su propia tierra. El Estado de Israel está dispuesto a hacer todo lo

posible en un esfuerzo común para el progreso de Oriente Próximo”.

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó

una resolución proclamando el establecimiento del Estado judío en Erezt-Israel; la

Asamblea General solicitaba la adopción por los habitantes de Eretz-Israel de

todas las medidas necesarias para la ejecución de esta resolución. El

reconocimiento del derecho del pueblo judío a establecerse en su Estado, hecho

por las Naciones Unidas, es irrevocable.

El derecho es el derecho natural del pueblo judío de ser dueños de su propio

destino, como todas las naciones, en su propio Estado soberano.