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El Estado Nutricional como Factor de Riesgo en el desarrollo de las Úlceras por Presión en personas mayores atendidas en la comunidad Pedro Luis Rubio Martínez

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El Estado Nutricional como Factor de Riesgo en el desarrollo de las Úlceras por Presión en personas mayores atendidas en la comunidad

Pedro Luis Rubio Martínez

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TESIS DOCTORAL

El Estado Nutricional como Factor de Riesgo en el desarrollo de las

Úlceras por Presión en personas mayoresatendidas en la comunidad

Pedro Luis Rubio Martínez. DICIEMBRE, 2015

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Departamento de Enfermería Comunitaria, Medicina Preventiva y SaludPública e Historia de la Ciencia

Facultad de Ciencias de la Salud

TESIS DOCTORAL

“El estado nutricional como factor de riesgo en el desarrollode las úlceras por presión en personas mayores atendidas en la

comunidad”

Pedro Luis Rubio Martínez

Tesis presentada para optar al grado de DOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Programa de doctorado: Ciencias de la Salud

Dirigida por: Prof. Dr. José Verdú Soriano

DICIEMBRE. 2015

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Dr. José Verdú Soriano, Profesor Titular de Universidad del Departamento de

Enfermería comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pública e Historia de la Ciencia de

la Universidad de Alicante

CERTIFICA:

Que la memoria titulada “El estado nutricional como factor de riesgo en el desarrollo de

las úlceras por presión en personas mayores atendidas en la comunidad” presentada por

D. Pedro Luis Rubio Martínez para obtener el grado de Doctor por la Universidad de

Alicante ha sido realizada bajo mi dirección.

Y para que conste y surta los efectos oportunos, expido el presente certificado.

Alicante, mes de diciembre de dos mil quince

Fdo. Prof. Dr. José Verdú Soriano

DIRECTOR

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DEDICATORIA

A mi mujer Mavi y mis dos hijos, Pedro Luís y Silvia,

por todo el tiempo que no pude dedicarles.

Un sueño, un reto, una aventura...

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AGRADECIMIENTOS

A mi profesor y amigo el Dr. José Verdú Soriano por brindarme su talento y su generosidad.

Por su paciencia y confianza desde el primer momento. Muchas gracias.

Al equipo de enfermería del C.S. De Calasparra, en especial a: María José Bernal, Joaquina

García, Rafael Guirao, Mª José Ramón, Gemma Criado, Fulgencio Pelegrín, José Manuel

Tudela, María Sánchez y Francisca Aroca, por su lealtad y profesionalidad.

Al equipo directivo del área IV del Servicio Murciano de Salud por su apoyo.

Al equipo directivo y de enfermería de la Residencia de Ancianos y Centro de Día Virgen de

la Esperanza de Calasparra.

A las enfermeras María José Valverde y Nuria Sánchez por su ayuda continua y

aportaciones.

Al enfermero y amigo José Navarro, por su estímulo constante.

A mi compañera y amiga Maribel García Hernández.

A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra por su colaboración.

Por último a toda la población de Calasparra que ha acogido mi carrera profesional y a todos

los enfermeros que se empeñan en su quehacer diario por luchar desde un lado de la cama

contra esta gran epidemia del S. XXI: las úlceras por presión.

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IIndice de contenidosndice de contenidos

Resumen ….............................................................................................................. 25

1. INTRODUCCIÓN ….............................................................................................. 31

1.1. Preámbulo …............................................................................................................... 33

1.2. Consideraciones básicas sobre úlceras por presión …................................................ 36

1.3. La piel: el órgano afectado …..................................................................................... 41

1.3.1. Epidermis …...................................................................................................... 41

1.3.2. Dermis ….......................................................................................................... 42

1.3.2. Hipodermis …................................................................................................... 42

1.4. Etiopatogenia de las úlceras por presión …................................................................ 44

1.5. Clasificación de las úlceras por presión …................................................................. 53

1.5.1. Categoría/Estadío I: eritema no blanqueante …............................................... 53

1.5.2. Categoría/Estadío II: úlcera de espesor parcial …............................................ 53

1.5.3. Categoría/Estadío III: pérdida total del espesor de la piel …............................ 54

1.5.4. Categoría/Estadío IV: pérdida total del espesor de los tejidos …..................... 54

1.6. Factores de riesgo de las úlceras por presión …......................................................... 57

1.6.1. Edad ….............................................................................................................. 58

1.6.2. Situación de dependencia …............................................................................. 58

1.6.3. Estado nutricional …......................................................................................... 59

1.7. Valoración del paciente …........................................................................................... 60

1.7.1. Escala EMINA para valoración del riesgo UPP …........................................... 61

1.7.2. Índice de Barthel …........................................................................................... 62

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1.7.3. Mini Nutritional Assessment (MNA) …........................................................... 64

1.8. Epidemiología de las úlceras por presión: situación actual ….................................... 66

1.8.1. Estados Unidos …............................................................................................. 66

1.8.2. Europa ….......................................................................................................... 67

1.8.3. España ….......................................................................................................... 67

1.9. Estado nutricional y úlceras por presión ….................................................................. 73

1.9.1. Valoración del estado nutricional del paciente …............................................... 78

1.9.2. Prevención y tratamiento de las UPP: abordaje nutricional …............................ 81

1.9.3. Estado nutricional y UPP en el paciente geriátrico …........................................ 89

2. JUSTIFICACIÓN …............................................................................................................ 93

3. FASE I. Revisión Sistemática ….......................................................................................... 99

3.1. Objetivo ….................................................................................................................. 101

3.2. Material y Método ….................................................................................................. 101

3.3. Resultados …............................................................................................................. 106

3.4. Discusión …............................................................................................................... 126

4. FASE II. Estudio de Cohortes …........................................................................................ 133

4.1. Objetivos e Hipótesis ….............................................................................................. 135

4.2. Material y Método …................................................................................................. 135

4.2.1. Diseño …........................................................................................................... 135

4.2.2. Ámbito de estudio …......................................................................................... 135

4.2.3. Periodo de estudio …........................................................................................ 136

4.2.4. Tamaño de la muestra …................................................................................... 136

4.2.5. Criterios de inclusión ….................................................................................... 136

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4.2.6. Criterios de exclusión ….............................................................................. 136

4.2.7. Variables de estudio …................................................................................. 137

4.2.8. Procedimiento para selección de la muestra …........................................... 137

4.2.9. Análisis relacionados con la aparición de UPP …...................................... 137

4.2.10. Fuentes de información ….......................................................................... 137

4.2.11. Recogida de datos ….................................................................................. 137

4.2.12. Análisis estadístico …................................................................................. 138

4.2.13. Consideraciones éticas …........................................................................... 138

4.3.Resultados …................................................................................................................ 140

4.3.1. Descripción de la muestra …............................................................................ 140

4.3.2. Análisis de las medidas preventivas …..............................................................142

4.3.3. Relación entre el estado nutricional y las variables estudiadas ….....................143

4.3.4. Relación entre las medidas preventivas y el estado nutricionales …................ 143

4.3.5. Incidencia de úlceras por presión …................................................................. 150

4.3.6. Análisis multivariable …................................................................................... 153

4.4.Discusión …................................................................................................................. 156

5. CONCLUSIONES …......................................................................................................... 160

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS …......................................................................... 165

7. ANEXOS …....................................................................................................................... 179

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IIndice de tablas y figurasndice de tablas y figuras

Tabla 1. Estadíos de evolución y manifestaciones fisiopatológicas de las UPP ….......................... 50

Tabla 2. Clasificación de los factores coadyuvantes de las UPP …................................................ 51

Tabla 3. Niveles de dependencia según IB …................................................................................. 63

Tabla 4. Estado nutricional según MNA …..................................................................................... 65

Tabla 5. Datos de prevalencia según unidades hospitalarias …...................................................... 69

Tabla 6. Datos de prevalencia según países ,................................................................................... 71

Tabla 7. Datos de prevalencia global según niveles asistenciales ….............................................. 72

Tabla 8. Nutrientes, funciones y efectos indeseables relacionados con las UPP …....................... 77

Tabla 9. Valoración del individuo según IMC ….......................................................................... . 80

Tabla 10. Principales nutrientes e integridad de la piel …............................................................. 83

Tabla 11. Análisis sistemático de la revisión bibliográfica …....................................................... 111

Tabla 12. Factores Críticos y Mayores relacionados con la aparición de UPP …......................... 123

Tabla 13. Dimensiones de Riesgo ….............................................................................................. 125

Tabla 14. Características clínicas y estilo de vida ….................................................................... 140

Tabla 15. Medidas preventivas adoptadas durante el estudio …................................................... 142

Tabla 16. Distribución del estado nutricional en cada nivel de las variables …........................... 144

Tabla 17. Relación entre alteración del estado nutricional y el resto de variables …................... 145

Tabla 18. Asociación entre nutrición y medidas preventivas en toda la muestra (I) …................ 146

Tabla 19. Asociación entre nutrición y medidas preventivas en toda la muestra (II) …............… 147

Tabla 20. Asociación entre nutrición y medidas preventivas en toda la muestra (III) ….............. 147

Tabla 21. Asociación entre nutrición y medidas preventivas en malnutridos (I) …......................148

Tabla 22. Asociación entre nutrición y medidas preventivas en malnutridos (II) …......................149

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Tabla 23. Asociación entre nutrición y medidas preventivas en malnutridos (III) ….....................149

Tabla 24. Incidencia de UPP en toda la muestra …........................................................................ 151

Tabla 25. Incidencia de UPP en sujetos con alteración nutricional …........................................... 153

Tabla 26. Análisis multivariante …............................................................................................... 153

Figura 1. Corte anatómico de las capas de la piel …...................................................................... 42

Figura 2. Nuevo modelo conceptual para UPP ….......................................................................... 45

Figura 3. Fuerzas mecánicas que actúan en la aparición de UPP …............................................... 48

Figura 4. Categoría/Estadío I …...................................................................................................... 54

Figura 5. Categoría/Estadío II …................................................................................................... 54

Figura 6. Categoría/Estadío III ….................................................................................................. 55

Figura 7. Categoría/Estadío IV …................................................................................................... 55

Esquema 1. Acción de los Factores de Riesgo para el desarrollo de UPP …................................. 57

Gráfico 1. Resumen de los datos de Prevalencia …....................................................................... 68

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AAbreviaturas breviaturas

UPP Úlcera por Presión

EfyC Enfermería Familiar y Comunitaria

GNEAUPP Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y

Heridas Crónicas

AP Atención Primaria

CCSS Centros de Salud

ATDOM Atención Domiciliaria

GRADE Grupo para la Clasificación de la Evaluación, Desarrollo y Valoración de las

Recomendaciones. Grading of Recomendations Assessment, Development and

Evaluation

MNA Mini Nutritional Assessment

NPUAP National Pressure Ulcer Advisory Panel

WONC Wound Ostomy and Contience Nurses Society

EPUAP European Pressure Ulcer Advisory Panel

KC Queratinocitos

MEP Malnutrición Energético-Proteica

IMC Índice de Masa Corporal

AVD Actividades de la Vida Cotidiana

IB Índice de Barthel

ALA Ácido Alfa-Lipoico

HQS Estudios de Alta Calidad. High Quality Studies

MQS Estudios de Calidad Moderada. Medium Quality Studies

LQS Estudios de Calidad Baja. Low Quality Studies

VLQS Estudios de Calidad Muy Baja. Very Low Quality Studies

OR Odds Ratio

AGHO Ácidos Grasos Hiperoxigenados

DM Diabetes Mellitus

SEMP Superficies especiales para manejo de presiones

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RResumenesumen

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Resumen 25

Resumen

En los últimos años las úlceras por presión (UPP) se han convertido en un importante problema de

salud pública al que nos enfrentamos día a día como profesionales sanitarios de Enfermería Familiar

y Comunitaria (EFyC). El 4º Estudio Nacional de Prevalencia de UPP realizado por el Grupo

Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP)

en el año 2013, muestra un incremento significativo de la prevalencia de este tipo de lesiones en los

tres niveles asistenciales, siendo de un alarmante 12,6 – 14,2% en los Centros Sociosanitrarios

(CSS) y de un 7,96 – 9,1% en los pacientes incluidos en el protocolo de Atención Domiciliaria

(ATDOM).

Debido a la prevalencia que este tipo de lesiones crónicas presenta, podemos hablar de ellas como

un problema que repercute seriamente sobre el Sistema Nacional de Salud, generando importantes

costes en cuanto a recursos materiales y humanos, así como una destacada merma en la calidad de

vida de quienes las presentan.

Son muchos los factores que se cree que intervienen en la aparición de este tipo de lesiones

tisulares, y entre ellos se encuentra el estado nutricional del paciente. La nutrición juega un papel

crucial en el proceso de cicatrización de las heridas, por lo que se presume que un correcto abordaje

nutricional no sólo favorece la cicatrización de las UPP sino que también podría emplearse como

herramienta de prevención para evitar su aparición.

Si asumimos que la mayor parte de los casos de UPP pueden evitarse a través de medidas

preventivas, conocer cómo intervienen los diferentes factores que potencian su aparición, y en

concreto el estado nutricional, resulta fundamental para poder establecer un abordaje adecuado.

Objetivo General.

Conocer cuál es la relación entre nutrición-malnutrición y desarrollo de UPP en pacientes

mayores de 75 años incluidos en el Programa de Atención Domiciliaria (ATDOM), e

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 26

institucionalizados en residencias geriátricas en el municipio de Calasparra (Murcia),

considerados pacientes de riesgo para el desarrollo de UPP según la escala EMINA y con

grado de dependencia medido a través del índice de Barthel.

Material y Método.

El estudio que aquí se presenta se estructura en dos fases bien diferenciadas:

FASE I: Revisión Sistemática.

Se realiza una revisión sistemática a partir de las principales bases de datos de literatura

científica de ciencias de la salud (DARE, HTA, MEDLINE, SCIELO, LILACS, EBSCO,

etc.); también se incluyó documentación relevante presente en guías de práctica clínica y

tesis doctorales recogidas en la página web oficial del grupo GNEAUPP1, todo ello

siguiendo las recomendaciones de la declaración PRISMA2.., centrándonos en las

investigaciones publicadas en los últimos quince años con el fin de sintetizar el

conocimiento existente entre la relación que guardan estado nutricional y UPP.

FASE II: Estudio de Cohortes.

Se realiza un estudio de cohortes prospectivo durante un periodo de seis meses con el fin de

establecer la relación existente entre el estado nutricional de los pacientes y la aparición de

UPP en ellos.

Variable dependiente: incidencia de UPP.

Variable independiente: estado nutricional del paciente medido mediante el test MNA.

Otras variables explicativas: riesgo de desarrollo de UPP medido con la escala EMINA,

nivel de dependencia medido con el índice de Barthel, y otras medidas preventivas

aplicadas.

1 información disponible en: http://gneaupp.info/2 Declaración PRISMA: documento que recoge una serie de normas para mejorar la calidad de los estudios científicos,y cuenta con explicaciones detalladas de sobre la metodología y la conducción de revisiones sistemáticas.

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Resumen 27

Ámbito de Intervención.

El ámbito de estudio se distribuye entre los pacientes de la localidad de Calasparra (Murcia)

institucionalizados en la Residencia de Mayores y Centro de día Ilunion Virgen de la

Esperanza, y los incluidos dentro del programa ATDOM, entendiendo como ATDOM el

conjunto de actividades de ámbito comunitario y de cariz biopsicosocial que se realizan en

el domicilio de la persona con el fin de detectar, valorar, apoyar y hacer el seguimiento de

los problemas de salud y sociales del individuo y de su familia.

El grupo de estudio lo forman todos aquellos pacientes mayores de 75 años que cumplen con

los criterios de inclusión y no concurren con ninguno de los criterios de exclusión, formando

parte del mismo desde el mes de febrero del año 2015 hasta julio del mismo año.

Resultados.

FASE I: Revisión sistemática.

De un total de 220 documentos revisados, 29 fueron incluidos en un primer momento en la

FASE I de nuestro estudio tras aplicar los criterios de inclusión-exclusión.

Una vez seleccionados se realiza un análisis de calidad metodológica en función del método

propuesto por Coleman et al con el que conseguimos clasificarlos en documentos de calidad

alta (HQS), moderada (MQS), baja (LQS) o muy baja (VLQS). De los 29 artículos, 8 de

ellos se eliminaron después de su análisis a texto completo por no cumplir con los criterios

de inclusión, de manera que, tras esta segunda revisión obtenemos 21 documentos

definitivos que cumplen con los criterios y la calidad metodológica adecuada para nuestra

investigación.

Tras el análisis de la documentación seleccionada se confirma la existencia de factores de

riesgo y de confusión que intervienen en el desarrollo de UPP, siendo el estado nutricional

del paciente uno de ellos; sin embargo, se trata de una relación teórica, y son muy pocos los

estudios científicos que prueban una relación directa y estadísticamente significativa entre

esos factores y la aparición de UPP.

Además, la revisión realizada permite corroborar la utilidad de las escalas validadas Mini

Nutritional Assessment (MNA), EMINA y el índice de Barthel (instrumentos empleados en

el presente estudio) en la detección y clasificación de los pacientes de riesgo.

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FASE II. Estudio de Cohortes.

Contamos para el estudio prospectivo con 300 pacientes, de los cuales el 83,3% estaban

atendidos en ATDOM y un 15,7% institucionalizados en la residencia para mayores y centro

de día Ilunion Virgen de la Esperanza (Calasparra, Murcia), con una media de edad de 83,5

años (±5,2 años), estando el rango entre los 74 y 100 años. De la muestra, tan solo 1 de cada

3 personas son hombres, de manera que un 67 % pertenece al sexo femenino.

Conclusiones.

Los resultados confirman, por encima de los niveles de azar, la relación entre la nutrición-

malnutrición del paciente y el desarrollo de UPP, de manera que un individuo con déficit

nutricional presenta 4,1 veces más posibilidades de desarrollar una UPP que aquel que

mantiene un estado nutricional óptimo.

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IIntroducciónntroducción

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Introducción 33

1. Introducción

1.1. Preámbulo

La enfermedad ha acompañado al ser humano a lo largo de toda su historia siendo las heridas,

y especialmente las de carácter crónico, una de las máximas representaciones del deterioro

fisiológico de nuestro organismo, hecho que nos lleva a afirmar que tan antiguo como nuestra

existencia es el manejo de las lesiones que en el cuerpo se producen, pues como bien nos

muestra Jiménez C. en el artículo Curación avanzada de heridas (1), 60.000 años antes de

Cristo el Neandertal ya era capaz de seleccionar y aplicar las hierbas adecuadas para tratar

quemaduras.

Sabemos que las heridas afectan a cientos de miles de pacientes a nivel mundial. Las

estimaciones más recientes elevan a 400 millones el número de personas que sufren este tipo

de lesiones, de las cuales unos 20 millones serían crónicas; sin embargo, desde la información

recogida en la cultura egipcia a través de los Papiros de Ebbers y Smith, pasando por los

escritos de Hipócrates sobre el tratamiento de úlceras venosas, o las conclusiones de Florence

Nightingale durante la Guerra de Crimea, las heridas crónicas han sido consideradas

tradicionalmente como un mal común e irremediable propio del proceso natural de

envejecimiento, pensamiento que no cambió hasta el siglo XX después de la Segunda Guerra

Mundial (2), dejando lentamente paso a la consideración actual que asume que este tipo de

lesiones constituyen por sí mismas un importante reto de salud pública (3,4,5), pues se trata

de lesiones de larga duración, dolorosas y debilitantes que tienen como resultado una extrema

pérdida de la calidad de vida de gran repercusión, no solamente en los pacientes afectados

sino también en su entorno familiar y social (6,7,8,9).

Quizás, de entre los diferentes tipos de heridas crónicas, las UPP sean las más frecuentes en la

población adulta, lo que nos lleva a considerar que “las úlceras por presión, lejos de ser un

proceso banal, inevitable o silente, son un problema de salud de primer orden a nivel

mundial” (10).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 34

Diferentes estudios, tanto a nivel nacional (10,11,12,13) como internacional sitúan su

prevalencia entre el 8 y el 23%, siendo los últimos datos de prevalencia a nivel nacional los

aportados por el 4º Estudio Nacional de Prevalencia de UPP realizado por el GNEAUPP en el

año 2013, según los cuales nos enfrentamos a una tendencia creciente en los tres ámbitos de

actuación sanitaria: Atención Primaria, Domiciliaria y Hospitalaria. Del mismo modo, otros

estudios (14,15) sitúan la incidencia, es decir, el número de nuevos casos, entre un 1.7 y un

3.3%.

Como bien considera de forma unánime la comunidad científica, el principal elemento para

disminuir incidencia y prevalencia de las UPP es la prevención.

La prevención es el pilar básico sobre el que se apoyan las principales organizaciones

centradas en el estudio de este tipo de lesiones tisulares (16), pues la gran mayoría de ellas se

pueden evitar empleando las medidas adecuadas.

Para poder establecer las medidas preventivas de las que hablamos es indispensable conocer

cuáles son los factores que intervienen en la aparición de UPP, tanto potenciando su desarrollo

como limitando el mismo, siendo el estado nutricional de la persona uno de esos factores. Del

mismo modo, la nutrición juega un papel crucial en el proceso de cicatrización de las heridas,

relación que desde hace mucho tiempo se ha puesto de manifiesto en múltiples documentos,

como en la obra Notas de Enfermería: Qué es y qué no es de Florence Nightingale (17)

donde, entre otros factores como la luz o la ventilación, habla de la gran importancia que la

alimentación tiene para lograr la curación completa del paciente, algo que pone de manifiesto

a través de afirmaciones como:

“Yo diría a la enfermera: ten una norma de pensamiento respecto a la dieta de tu

enfermo; considera y recuerda cuánto ha tomado y cuánto es lo que debería haber

tomado hoy.”

Se presume, por tanto, que un correcto abordaje nutricional no sólo favorece la cicatrización

de las UPP sino que también podría emplearse como herramienta de prevención para evitar su

aparición.

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Introducción 35

Así mismo, la importancia de un buen control metabólico viene reforzada por documentos

como las Recomendaciones del Comité de Ministros del Consejo de Europa (18), donde se

indica que:

“La valoración nutricional debe ser una herramienta imprescindible en la evaluación

completa del paciente. Ésta deberá ser universal, precoz, sencilla de aplicar, basada

en la mejor evidencia científica disponible y adaptable a las diversas circunstancias

clínicas de los pacientes como edad, sexo o gravedad de la enfermedad. La

detección de un paciente en riesgo nutricional deberá seguirse de una evaluación

nutricional completa, un plan terapéutico nutricional individualizado y una

monitorización de la evolución”

De todo lo expuesto hasta el momento se deduce que estudios centrados en conocer la

relación entre malnutrición-desnutrición y el desarrollo de UPP, cuánto se puede atribuir a

estos conceptos y cómo se relacionan con otros posibles factores de riesgo se hacen de sumo

interés para establecer un abordaje adecuado.

El trabajo que aquí se plantea pretende revisar los conocimientos científicos sobre las UPP, su

mecanismo de producción y su epidemiología, así como analizar la intervención de los macro

y los micronutrientes en el desarrollo de dichas lesiones para poder, de este modo, extraer

conclusiones basadas en la evidencia sobre este gran problema de salud pública.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 36

1.2. Consideraciones Básicas sobre Úlceras por Presión

Una UPP, en términos generales, es una herida crónica, es decir, un tipo de lesión que no sigue

los tiempos normales de cicatrización y se estanca en alguna fase de ese proceso impidiendo

la restauración completa del tejido afectado. Partiendo de esta premisa y gracias a los avances

científicos que han tenido lugar en el campo de las heridas crónicas en los últimos años, se

han ido desechando términos que resultaban ser erróneos como indica Verdú (2005) en su

tesis doctoral Epidemiología, Prevención y Tratamiento de las Úlceras por Presión (2);

términos como úlceras por decúbito o decubitus ulcer procedente de la palabra latina

decubitus, que hace referencia a la posición de decúbito y resulta inadecuado por ser inexacto

al indicar la forma en la que se produce la úlcera, ya que esa posición no es la más lesiva ni la

única que de lugar a estas lesiones cutáneas. Otros términos ya en desuso y que han sido

utilizados comúnmente para este tipo de alteración son bedsore, traducido al castellano como

escara, y con el que se pone de manifiesto la antigua tendencia a señalar directamente la

situación de encamamiento como responsable de la aparición de UPP (19), llaga o enconos

(cuando presentan supuración) (20).

En este sentido, la tendencia universal actual es la de usar el término úlcera por presión ya

que, de forma técnica, pone de manifiesto cual es el principal mecanismo que da lugar a la

lesión: la presión perpendicular que un plano sólido ejerce sobre una determinada zona

corporal, generalmente sobre una prominencia ósea.

Son muchas las definiciones que a lo largo de los años se han desarrollado en el campo de las

UPP con el fin de clarificar éste concepto, de manera que a través de una breve revisión

histórica como la que a continuación se propone podemos evidenciar cuál ha sido su

evolución hasta llegar a las más actuales aportaciones; de este modo, en el año 1975 y de

manos de Shea encontramos una de las primeras referencias hacia las UPP, siendo

consideradas como “cualquier lesión provocada por una presión ininterrumpida que provoca

lesión del tejido subyacente” (21).

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Introducción 37

Años después, en 1995 la National Pressure Ulcer Advisory Panel3 (NPUAP), se refiere a ellas

como las “áreas localizadas de tejido necrosado que tienden a aparecer cuando el tejido

blando está comprimido entre las prominencias óseas y una superficie externa durante un

periodo prolongado” (22).

Con el paso del tiempo y siguiendo esta línea encontramos otras definiciones como la de la

Wound Ostomy and Contience Nurses Society (WONC)4 del año 2003, en la que se habla de

UPP desde un punto de vista más fisiopatológico afirmando que se trata de:

“Un área localizada con destrucción de tejidos que se da cuando los tejidos blandos

son comprimidos sobre las prominencias óseas durante largos periodos de tiempo.

La destrucción de los tejidos acontece cuando el tejido comprimido presenta una

deprivación de oxígeno” (23).

Ya en el año 2009, como resultado de la celebración del 9th European Pressure Ulcer Advisory

Panel Open Meeting en el que se establece un nuevo sistema de clasificación para este tipo

de lesiones, la European Pressure Ulcer Advisory Panel (EPUAP) decide elaborar de manera

conjunta con la National Pressure Ulcer Advisory Panel (NPUAP) la Guía de Referencia

Rápida para la prevención de UPP a nivel europeo y americano, en la que proponen como

definición aceptada universalmente para las UPP la siguiente : “lesión localizada en la piel

y/o tejido subyacente, por lo general sobre una prominencia ósea, como resultado de la

presión o la presión en combinación con la cizalla” (24).

3 National Pressure Ulcer Advisory Panel (NPUAP): Organización independiente dedicada a la prevención y

tratamiento de las úlceras por presión en EE.UU., y que tiene como representación a nivel europeo a la EPUAP.

Información disponible en:

4 Wound Ostomy and Contience Nurses Society (WONC): sociedad profesional de enfermería para avanzar en la

práctica clínica y orientar la prestación de asistencia para las personas con heridas, ostomias e incontinencia.

Información disponible en:

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 38

Tomando como referencia esa definición, en el mismo año, el Grupo de Trabajo de UPP de La

Rioja en su Guía para la Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de las UPP, desarrolla una

definición en la que, además de los aspectos propuestos por la EPUAP/NPUAP incluye la

importancia del factor temporal que indica la WONC como condicionante fundamental para

la aparición de este tipo de lesiones, refiriéndose a ellas como:

“Lesión de origen isquémico localizada en la piel y/o tejido subyacente, producida

por la acción combinada de factores extrínsecos, entre los que destacan las fuerzas

de presión, fricción y cizallamiento, siendo determinante la relación presión-

tiempo” (25).

Más completa y actual es la definición que en 2014 presenta GNEAUPP, en la que hablan de

las UPP en lo siguientes términos:

“Lesión localizada en la piel y/o el tejido subyacente por lo general sobre una

prominencia ósea, como resultado de la presión, o la presión en combinación con

las fuerzas de cizalla. En ocasiones, también pueden aparecer sobre tejidos blandos

sometidos a presión externa por diferentes materiales o dispositivos clínicos” (10).

Es esta última la que más se adapta a la situación actual de la investigación en UPP y, por

tanto, la que tendremos en cuenta a la hora de desarrollar nuestro trabajo de investigación.

En cualquier caso, como se ha mencionado hasta el momento, nos encontramos ante un

padecimiento crónico que nos hace tener presentes una serie de características que lo

diferencia claramente de aquellas alteraciones agudas, y que nos ayudan a comprender la

dimensión personal, familiar, social y económica que este tipo de problemas acarrea:

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Introducción 39

Se trata de un proceso de larga duración con periodos de remisión y recaídas.

Su aparición se considera multifactorial.

Generan incapacidad residual, es decir, dejan importantes secuelas que disminuyen

significativamente la calidad de vida del paciente (26).

Tienen una gran importancia social, consecuencia de su repercusión socioeconómica

y el gasto sanitario que generan debido a su larga duración. Es más, las alteraciones

crónicas como las UPP “dificultan el crecimiento económico y reducen el potencial

de desarrollo de los países” (27).

Son potencialmente prevenibles. Concretamente en el campo de las UPP en torno a un

95% de los casos pueden evitarse tan solo con la aplicación de cuidados y arsenal

terapéutico básico, teniendo en cuenta las necesidades individuales de cada paciente y

manejando correctamente elementos como la presión, la superficie de descanso del

sujeto e incluso la dieta (28).

Finalmente, hemos de tener en cuenta que existen una serie de errores generalizados

en cuanto a las alteraciones crónicas; malentendidos que han contribuido a lo largo de

los años a considerar este tipo de lesiones como secundarias y menos importantes que

algunos procesos infecciosos, dejándolas relegadas a un segundo plano (27).

Tomando como base las definiciones aceptadas por la comunidad científica para el concepto

de UPP y los elementos característicos de las lesiones crónicas, podemos igualar el concepto

de herida crónica al de úlcera y, como bien se indica en el Documento Técnico No. XII

Nutrición y Heridas Crónicas (2011) del GNEAUPP, consideramos que existe una UPP

cuando nos encontramos ante una lesión que cumple con las características ya citadas y en la

que podemos objetivar (29):

Una fase inflamatoria prolongada.

Defectos en la remodelación de la matriz celular.

Formación de radicales libres.

Inhibición tanto en los factores de crecimiento celular como en la migración de los

queratinocito (KC), células predominantes de la epidermis y responsables del

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 40

mantenimiento estructural de la misma.

Sin embargo a pesar de existir claras características definitorias, cuya presencia nos haría

pensar que nos encontramos ante una UPP, y de contar con aceptadas definiciones científicas,

llegar a un diagnostico certero de UPP no es tan sencillo como parece (2) ya que son múltiples

las lesiones tisulares que pueden presentarse en un paciente (y de aspecto similar a las úlceras

de las que hablamos), así como la concomitancia de factores de riesgo y de confusión que nos

llevan a un diagnóstico erróneo de UPP cuando en realidad nos encontramos, por ejemplo,

ante una lesión provocada por una alteración en la humedad de la piel del paciente como

consecuencia de la incontinencia urinaria.

Por tanto, resulta fundamental para los profesionales sanitarios, y en concreto para el personal

de enfermería, conocer cual es el agente causal principal de las UPP, así como los factores

coadyuvantes que potencian su aparición, y el proceso de formación de este tipo de heridas

con el fin de poder diferenciarlas de otras similares como las úlceras que aparecen en el pié

diabético o las generadas por las alteraciones circulatorias, aquellas provocadas por un exceso

de humedad, o las que son consecuencia de la fricción para, de este modo, establecer un

abordaje adecuado para cada situación.

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Introducción 41

1.3. La piel: el órgano afectado

Para poder comprender tanto la etiología como la patogenicidad de las UPP resulta

imprescindible conocer, a grandes rasgos, cuál es la estructura y composición, y cómo se

comporta el órgano afectado por esta lesión, es decir, la piel.

Sabemos que la piel es el mayor órgano del cuerpo (constituye el 15% de nuestro peso), con

una extensión aproximada de 1.7 metros cuadrados y un peso de unos 3 kilogramos.

Como se muestra en el monográfico dedicado a la piel y los procesos de cicatrización del

portal de Internet www.ulceras.net (30), cuando éste órgano se encuentra intacto impide la

pérdida de líquido corporal, defiende al organismo contra infecciones al representar la

cubierta que nos separa del medio externo, nos protege contra los traumatismos y nos ayuda a

regular la temperatura corporal gracias a la transpiración. Además, la piel constituye una de

las principales fuentes de información para el ser humano al tratarse de un “órgano dotado de

múltiples terminaciones nerviosas que le confieren sensibilidad al tacto y a la presión, a los

cambios de temperatura y a los estímulos dolorosos” (31).

En cuanto a la estructura de la piel encontramos tres capas bien delimitadas:

1.3.1. Epidermis.

Se trata de la capa más externa de la superficie corporal y a su vez se encuentra dividida en

otras cinco capas o estratos: estrato basal, estrato espinoso, estrato granuloso, estrato lúcido y

estrato córneo.

Es importante conocer que esta capa es avascular y en ella aparecen los anteriormente

mencionados queratinocitos (KC), células queratinizadas responsables del mantenimiento de

la epidermis, que van modificando su estructura y especializándose en función del estrato en

el que se encuentran, caracterizadas por crecer de dentro hacia afuera y de regenerarse de

manera continua a través de la descamación.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 42

1.3.2. Dermis.

Capa intermedia de la piel formada por tejido conjuntivo y numerosas terminaciones tanto

vasculares como nerviosas, que se divide en dos capas o estratos: el estrato papilar y el

estrato reticular (30). A diferencia de la epidermis, la dermis se caracteriza por no seguir la

misma pauta de reparación, pues en este caso no se descama de manera continua sino que

su reparación debe realizarse a través de los procesos de cicatrización. Este es un punto

fundamental a tener en cuenta ante las heridas, y en especial ante la existencia de una

úlcera por presión, ya que una lesión presente en la epidermis, o incluso en la dermis

superficial, podrá regenerarse sin problema, mientras que aquellas lesiones que ocupen

más de un tercio del grosor de la piel llegando a la parte más profunda de la dermis,

requerirán un proceso de regeneración más largo y complejo en el que intervienen

múltiples factores como el estado nutricional del sujeto como veremos más adelante (32).

1.3.3.Hipodermis.

Capa más profunda de las que componen la piel. En ella aparecen los adipocitos formando

el tejido adiposo, de ahí que esta capa contribuya a la termorregulación, almacenamiento

energético y remodelación de la piel.

Figura 1. Corte anatómico de las capas de la piel. Tomado de la Guía de Cuidados de Enfermeríaen la Prevención y Tratamiento de las UPP (2008)

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Introducción 43

Cuando nos encontramos ante una lesión que afecta a alguna de estas capas, y especialmente a

las más profundas, para poder repararla nuestro organismo pone en marcha una serie de pasos

que, en conjunto, se conocen como proceso de cicatrización, y que podemos resumir en las

siguientes etapas o fases (32,33):

En un primer momento tiene lugar una Fase Inflamatoria, caracterizada por la hemostasia

realizada por las plaquetas y la formación del tapón de fibrina en el lecho de la herida. En ese

momento, la presencia de plaquetas atrae a una serie de sustancias, como los neutrófilos y

macrófagos, que se encargan de la “limpieza” de la herida dando lugar a la inflación que

caracteriza a esta etapa.

Posteriormente se inicia la Fase Proliferativa en la que se forma un tejido de granulación o

de soporte reparativo en el que predominan compuestos como el colágeno, la fibrina o el

ácido hialurónico, que se disponen formando una especie de estructura de sostén para cerrar la

solución de continuidad de la piel. Finalmente, una vez que está completa la fase proliferativa,

el proceso culmina con la Fase de Maduración o Remodelación de la cicatriz. En ella se

produce la maduración de las fibras de colágeno con la consiguiente aparición de una cicatriz.

Para que sea posible este proceso es necesaria la intervención de múltiples elementos que,

desde los factores de coagulación (de naturaleza proteica) responsables de la hemostasia,

hasta el colágeno (molécula también protéica) que genera la cicatriz final, dependen en gran

medida del estado nutricional que el sujeto presente en un momento dado, lo que nos lleva a

afirmar que una alteración nutricional, tanto por defecto como por exceso, se convierte en un

importante factor de riesgo para el paciente ya que, por una parte, facilita la aparición de

lesiones cutáneas y, por otra, dificulta la cicatrización de aquellas ya presentes. Por

consiguiente, a la hora de valorar tanto el estado de la piel de un paciente aparentemente sano

como el proceso de cicatrización que éste presente en caso de padecer una herida o UPP,

debemos saber que un estado de malnutrición favorecerá la acción de los mecanismos que

generan este tipo de lesiones, impedirá los procesos normales que permiten la progresión de

las heridas hacia las etapas de la cicatrización anteriormente nombradas, y potenciará la

aparición de infecciones (34) como bien se expondrá de forma más detallada en los

siguientes apartados.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 44

1.4. Etiopatogenicidad de las úlceras por presión

Para llegar a las consideraciones científicas que priman en nuestros días en el campo de las

UPP resulta necesario conocer, al igual que en el caso de las definiciones, cuál ha sido la

evolución histórica de su etiología, de manera que para comenzar debemos remontarnos a los

estudios realizados por Goth en 1942 o a los de Kosiak en 1959 (35), en los que comienza a

considerarse el hecho de que la presión ejercida sobre los tejidos y el tiempo de exposición a

ésta son los responsables de las lesiones que presentaban la mayoría de pacientes encamados

de la época.

Con el paso de los años, y especialmente durante la década de los 80, la investigación

científica se centró en el estudio no solo de la presión, sino de la presión en conjunto con el

resto de fuerzas mecánicas que actúan sobre los tejidos corporales, así como la importancia de

otros factores como puede ser la humedad o el estado nutricional del sujeto (36). A raíz de

estas líneas de investigación durante mucho tiempo ha primado la idea de que la aparición de

UPP era el resultado de la asociación de tres grandes fuerzas mecánicas: presión, cizalla y

fricción; sin embargo, en 2014, García-Fernández et al desarrollan un estudio de consenso

por grupo de expertos (método Delphi) que supone el planteamiento de un nuevo modelo

teórico para las UPP, y en el que se distingue entre aquellas lesiones tisulares producidas por

acción de la fricción o la humedad y las UPP propiamente dichas, de manera que nos

encontramos ante los siguientes tipos de heridas crónicas (37):

Lesiones por humedad: Sabemos que la exposición prolongada de la piel a la humedad

da lugar a la maceración de los tejidos, situación que puede desembocar en la aparición

de una serie de lesiones específicas y bien definidas en la actualidad. De este modo

hablamos de lesiones por humedad cuando el deterioro de la integridad cutánea se debe a

la exposición prolongada del tejido a una fuente de humedad, como ocurre en las

situaciones en las que existe un deterioro del nivel de conciencia a o nivel neurológico,

dando lugar a alteraciones en la sudoración, incontinencia urinaria y/o incontinencia

fecal, pudiendo originar esta última mayores complicaciones para el paciente debido a la

presencia de enzimas autolíticas en las heces que no están presentes en la orina (38)

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Introducción 45

Generalmente se trata de lesiones superficiales que aparecen en las zonas del cuerpo sin

prominencias óseas como el glúteo o la zona interna de los muslos.

Lesiones por fricción: estas lesiones son el resultado de la acción directa de las fuerzas

paralelas o de roce sobre la piel, de manera que dan lugar a una serie de heridas por

erosión, sobre todo en aquellos pacientes dependientes en cuanto a su movilidad. Como

bien indica García-Fernández et al (2014) (37), un ejemplo sería la situación en la que el

paciente se encuentra sentado y, por la acción de la fuerza de gravedad, se va deslizando

sobre la superficie de la cama o sillón en el que se encuentra. Al igual que las anteriores,

se trata de lesiones de escasa profundidad y con aspecto de abrasión.

Úlceras por presión: se trata del tipo de herida crónica en el que se centra el trabajo que

aquí se presenta. Como veremos más adelante, están provocadas fundamentalmente por la

acción de dos fuerzas mecánicas: la presión y el cizallamiento. En este caso las lesiones sí

se localizan sobre prominencias óseas y son generalmente profundas.

Estos son los tres tipos generales de heridas de carácter crónico ante las que nos podemos

encontrar, sin embargo, la combinación entre ellas da lugar a una serie de lesiones mixtas que

quedan reflejadas en la siguiente figura:

Figura 2. Esquema del nuevo modelo conceptual de UPP propuesto por García – Fernández et al(2014). Tomado de Rumbo (2014)

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 46

De este modo se plantea la modificación del modelo teórico para las UPP, generando una

innovadora línea de investigación en el campo de las úlceras y heridas crónicas, y como

indica Rumbo (2014): “gracias a este modelo de clasificación podemos entender el porqué

algunos pacientes, que están sometidos a fuerzas de presión, desarrollan UPP y sin embargo

otros, desarrollan otro tipo de lesiones crónicas que aún compartiendo el mismo origen, no se

pueden considerar UPP” (39)

Como podemos observar, la comunidad científica actual desecha la tendencia tradicional a

considerar que las UPP están generadas por los tres mecanismos citados con anterioridad

(presión, fricción y cizalla), distinguiendo claramente entre úlceras por presión y lesiones por

fricción. Por lo tanto, el esquema conceptual de las UPP queda englobado dentro de los

siguientes procesos mecánicos según la última guía de práctica clínica publicada por la

EPUAP/NPUAP para el año 2014 (19), y en función de las últimas aportaciones en este

campo:

Presión: es el mecanismo principal que da lugar a la lesión tisular de la que hablamos,

incluido dentro de las consideradas normal forces por la comunidad internacional. Se

trata de la fuerza que la propia gravedad ejerce, de forma perpendicular, sobre la

superficie corporal que está en contacto con un plano duro, generalmente la cama o sillón

en el que se encuentra el paciente, por tanto, esta fuerza “provoca el aplastamiento tisular

entre dos planos, uno perteneciente al paciente y otro externo a él” (38). La presión

ejercida sobre los tejidos y el tiempo de exposición a ésta son dos factores inversamente

proporcionales, es decir, que presiones ligeras mantenidas durante largos periodos de

tiempo pueden generar UPP del mismo modo que las genera una presión elevada

(superior a 70mmHg) aplicada durante un tiempo más limitado (dos horas) (40). Además,

la presión ejercida sobre el paciente va a depender de factores como (19,38):

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Introducción 47

a) Movilidad y actividad. La reducción de la capacidad del paciente para mantenerse

activo disminuye seriamente sus posibilidades para aliviar la presión mantenida

sobre una determinada zona corporal, de ahí que los pacientes dependientes para el

desarrollo de las actividades de la vida diaria estén incluidos dentro del grupo de

riesgo para el desarrollo de UPP, y hayan sido seleccionados para la investigación

que en este texto se plantea.

b) Percepción sensorial. En este caso la percepción sensorial hace referencia a “la

capacidad del paciente para reaccionar ante la presión relacionada con el disconfort”

(38), pues la sensación de presión constante genera una situación de malestar que

lleva al sujeto a cambiar de postura de manera que una alteración en la percepción

del paciente (como ocurre, por ejemplo, en las situaciones de disminución del nivel

de conciencia) dificulta el alivio de la presión.

Cizallamiento (Shear stress). Este mecanismo se conoce también como fuerza externa

de pinzamiento vascular y aparece cuando el paciente se encuentra sentado o acostado;

un ejemplo típico de la acción de las fuerzas de cizalla es la posición Fowler (aquella en

la que el paciente se coloca semisentado con una angulación de unos 45-60º y con las

rodillas flexionadas), en la que se combina la acción de la fuerza de la gravedad sobre el

sacro al mismo tiempo que ocurre fricción al ir deslizándose el cuerpo hacia abajo con el

mantenimiento de esta postura. Como indica Martínez et al (2007) (40), el resultado de

esta situación es la alteración de la microcirculación en las diferentes capas de la piel,

sobre todo en el tejido subcutáneo, comprometiendo así la tanto la oxigenación del tejido

como la llegada de nutrientes y la eliminación de desechos del mismo.

En resumen, desde un punto de vista mecánico, las UPP son el resultado de la presión

mantenida sobre los tejidos en combinación con las fuerzas mecánicas de cizalla, fuerzas

tangenciales que aparecen cuando el sujeto se encuentra sentado o acostado con la cabeza

elevada (41) por eso, como decíamos con anterioridad, el término úlcera por decúbito resulta

incorrecto pues, como vemos, no es esa la única posición que va a dar lugar a la úlcera.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 48

Todas estas fuerzas mecánicas afectan a los tejidos mediante un complejo proceso que va a

depender también de factores como la morfología o las propiedades del tejido implicado pero,

¿cómo actúan realmente estos mecanismos sobre la piel?

Históricamente, los estudios centrados en la etiopatología de las UPP delimitan los valores

normales de presión de oclusión capilar entre los 16 y los 33 mmHg (20,36,38,40,41), por lo

que podemos concluir, como afirma Martínez et al (2007) en el texto Cuidados de la piel y

prevención de úlceras por presión en el paciente encamado (40) que, a efectos prácticos, se

establece el valor de 20mmHg como cifra de referencia para esta presión, teniendo siempre

presentes las condiciones individuales de cada sujeto. Cuando se supera este umbral en los

tejidos corporales se produce un colapso en la microcirculación de la zona sometida a las

fuerzas de presión y/o cizallamiento dando lugar a situaciones de isquemia localizada. La

isquemia, al impedir la llegada suficiente de sangre al tejido afectado, producirá hipoxia,

bloqueo en el aporte de nutrientes y en los sistemas de eliminación de los productos de

desecho (42). Si la presión no desaparece y se sigue manteniendo en el tiempo, la isquemia

evolucionará hacia trombosis venosa y alteraciones degenerativas que desembocan,

finalmente, en necrosis y ulceración.

Figura 3. Esquema de la acción de las diferentes fuerzas mecánicas que actúan sobre lasuperficie corporal. Tomado de la tesis doctoral de Hernández Martínez (2012) (38)

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Introducción 49

Sin embargo, debemos tener en cuenta que la aparición de UPP no se produce exclusivamente

por la isquemia debida a la presión, sino que una parte de la exacerbación de estas lesiones es

consecuencia de la reperfusión del tejido, lo que es conocido también como hiperemia

reactiva. Como indica Soldevilla en su tesis doctoral Las úlceras por presión en

Gerontología, la hiperemia reactiva se define como un “complejo conjunto de reacciones

mediante las cuales el organismo incrementa el flujo sanguíneo en los tejidos que han sido

deprivados de oxígeno” (20); el retorno brusco de sangre al tejido previamente isquémico

favorece la acumulación de glóbulos blancos en los capilares dañados, situación que obstruye

los propios capilares agravando la isquemia y la respuesta inflamatoria local (43).

A pesar de que en la actualidad no existen estudios suficientes que proporcionen valores

numéricos definitivos sobre los umbrales de presión y el daño tisular que ésta produce en la

población humana, sí que conocemos que el tiempo y el tipo de presión van a condicionar la

aparición de la lesión de manera que, como se ha citado con anterioridad, el tiempo actúa de

forma inversamente proporcional a la presión como bien indicaba Kosiak con sus estudios

pioneros en este campo (35): una discreta presión mantenida durante largos periodos de

tiempo puede generar lesiones irreversibles, del mismo modo que las puede crear una presión

elevada en un periodo de tiempo más limitado (35,38,40,41,44), pues una presión externa de

70mmHg mantenida durante dos horas puede generar lesiones isquémicas en los tejidos.

Como resumen a todo este proceso de afectación tisular podríamos decir que las fuerzas

mecánicas de las que hablamos actúan sobre la superficie corporal de tres modos (45) :

Provocan la oclusión directa del flujo sanguíneo capilar de la zona afectada, con la

consiguiente exacerbación del daño por la reperfusión de los tejidos cuando dejan de

estar sometidos a estas fuerzas.

Generan daños en el endotelio de capilares y arteriolas.

La oclusión directa de los vasos sanguíneos durante un tiempo prolongado produce de

forma directa la muerte celular por hipoxia, ausencia del aporte necesario de nutrientes

y acumulación de desechos.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 50

No obstante, la aparición de una UPP no depende en exclusividad de estas dos fuerzas

mecánicas, sino que se introduce en la ecuación un tercer factor: la tolerancia individual de

los tejidos a la acción de dichas fuerzas. Las primeras referencias a este factor vienen dadas

por Bergstrom et al (1987) y Braden (1987), que se refieren a la tolerancia tisular como la

capacidad que la piel y sus estructuras subyacentes tienen para soportar los efectos de la

presión sin la aparición de consecuencias adversas, y que viene determinada por una serie de

factores coadyuvantes que podemos dividir en factores intrínsecos y factores extrínsecos

(46,47). Por lo tanto, todos aquellos elementos diferentes de las fuerzas mecánicas externas y

que contribuyen a la aparición de UPP serán denominados factores coadyuvantes,

predisponentes o de riesgo, factores que, siguiendo los datos aportados por la literatura actual,

podemos clasificar del siguiente modo (36,38,40,41,44,48):

Tabla 1. Clasificación de los factores coadyuvantes para las UPP

FACTORES EXTRÍNSECOS FACTORES INTRÍNSECOS

Calor y Humedad: incontinencia urinaria,fecal y/o mixta

Condición física del paciente

Perfumes y productos de limpieza Alteraciones neurológicas

Dispositivos terapéuticos no adecuados Trastornos del aporte de oxígeno:cardiopatías, EPOC...

Superficie de apoyo inadecuada Medicación: inmunosupresores,radioterapia, sedación...

Cuidados de enfermería: cuidadosdeficientes y/o insuficientes

Edad: prematuros, menores de 6 meses ymayores de 70 años

Técnicas realizadas sobre la piel: masajesenérgicos

Estado nutricional: desnutrición,malnutrición, obesidad...

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Introducción 51

Los factores considerados intrínsecos son aquellos que dependen directamente del paciente,

sus condiciones y características, y difícilmente podemos influir sobre ellos para controlar el

desarrollo de las úlceras por presión. Por otro lado, los factores extrínsecos son aquellos que

rodean la situación en la que se encuentra el sujeto y “desde un punto de vista puramente

mecánico determinan la magnitud, duración y tipo de fuerzas que actúan a nivel de la

superficie cutánea”(41); a diferencia de los anteriores, son éstos sobre los que podemos actuar

como profesionales sanitarios modificándolos y reduciendo su acción sobre los tejidos

cutáneos.

Este proceso de producción de las UPP se manifiesta a través de una serie de cambios

fisiopatológicos sobre la superficie de la piel afectada, cambios que Soldevilla y el grupo

GNEAUPP muestran del siguiente modo (20,44).

Tabla 2. Estadíos de evolución y manifestaciones fisiopatológicas de las UPP. Tomado de

Soldevilla (2008)

ESTADÍO DE LAÚLCERA

CAMBIOSFISIOPATOLÓGICOS

MANIFESTACIONESCUTÁNEAS

Hiperemia reactiva Al dejar de aplicar presiónsobre la zona afectada, la

sangre vuelve hacia el tejido

Enrojecimiento que desapareceal dejar de ejercer presión

Hiperemia que nopalidece

Se interrumpe lamicrocirculación de la zona

Enrojecimiento que noblanquea al aplicar presión

sobre la zona

Edema Rotura de los capilares conafectación de los vasos

linfáticos

Inflamación de la zona afectada

Necrosis Muerte celular con destruccióntisular

Decoloración

Úlcera visible Continúa la muerte celular condestrucción tisular

Herida blanca y esponjosa conpresencia de esfacelos en el

lecho

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 52

A pesar de conocerse cuáles son las principales fuerzas responsables de la aparición de UPP y

el modo en el que éstas actúan sobre la piel, es indiscutible que existe una gran variabilidad

inherente a cada individuo en la aparición de este tipo de lesiones, de manera que el modo en

que los diferentes estratos de la piel se ven afectados por estas fuerzas mecánicas externas es

un proceso complejo que no se conoce por completo y que depende de factores mecánicos,

morfológicos (tamaño y forma de las capas de tejido) y temporales, factores que se potencian

con el proceso de envejecimiento, los estilos de vida, la presencia de determinadas

enfermedades e incluso el tratamiento farmacológico.

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Introducción 53

1.5. Clasificación de las úlceras por presión

Desde el año 1975, cuando Shea (21) propone la primera clasificación numérica de lesiones

según los hallazgos patológicos localizados en la piel (38), la literatura científica ha

desarrollado numerosas clasificaciones sobre las UPP con el fin de crear un cuerpo de

conocimientos organizado que facilite el diagnóstico y el posterior abordaje terapeútico de

este tipo de lesiones. De este modo, las úlceras se clasifican en diferentes estadíos, grados o

categorías atendiendo al grado de afectación de los tejidos, encontrándonos con agrupaciones

que van desde los dos estadíos de evolución hasta aquellas que llegan a los seis. En el

presente documento decidimos utilizar la clasificación propuesta por el GNEAUPP en el año

1997 y con última revisión en el año 2003, al tratarse de un sistema desarrollado en

concordancia con la mayoría de sociedades científicas centradas en el estudio de las UPP

como la EPUAP/NPUAP (19,24,25,36,38,41,44,48,49).

1.5.1. Categoría/Estadío I: eritema no blanqueante

Presencia en la piel intacta de un eritema cutáneo que no palidece al aplicar presión sobre

él. En las pieles oscuras se puede manifestar como una lesión en tonos azules, marrones o

morados. Otras manifestaciones que pueden darse en el sujeto son: alteraciones en la

temperatura de la piel, en la consistencia del tejido afectado (edema) y en la sensaciones

(dolor, escozor). Además, como bien indica la NPUAP/EPUAP en su Guía de Referencia

Rápida para el Tratamiento de las Úlceras por Presión, “el estadio I puede indicar personas

en riesgo de desarrollar una úlcera por presión” (24).

1.5.2. Categoría/Estadío II: úlcera de espesor parcial

Existe una pérdida del espesor parcial de la dermis que se manifiesta como una ulceración

poco profunda con un lecho rojizo y sin presencia de esfacelos. Esta úlcera superficial

también puede adoptar el aspecto de una ampolla o abrasión. Debemos tener en cuenta

que, en esta categoría, pueden darse confusiones con otro tipo de lesiones como las

relacionadas con la humedad.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 54

1.5.3. Categoría/Estadio III: pérdida total del espesor de la piel

Úlcera ligeramente profunda con bordes más evidentes que el estadío anterior. La lesión

afecta al tejido subcutáneo, pudiendo extenderse hasta llegar a la fascia pero, en cualquier

caso, el hueso, el músculo o el tendón no son visibles o directamente palpables. La

profundidad de esta úlcera varía en función de la localización anatómica debido al espesor

del tejido adiposo que presente la zona. Pueden presentar esfacelos y/o tejido necrótico.

1.5.4. Categoría/Estadío IV: pérdida total del espesor de los tejidos

Pérdida total del grosor de la piel con necrosis del tejido muscular, óseo o de estructuras de

sostén como tendones y cápsula articular, pudiendo darse con bastante frecuencia

osetomielitis u osteítis. Pueden presentar esfacelos y a menudo también presentan

cavitaciones y/o tunelizaciones.

Al igual que ocurre en la categoría anterior, la profundidad de la úlcera en estadío IV

también varía según la localización anatómica.

Figura 4. Categoría/Estadío I. Tomada delbanco de imágenes del GNEAUPP (Anexo I)

Figura 5. Categoría/Estadío II. Tomada delbanco de imágenes del GNEAUPP (Anexo I)

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Introducción 55

Estas son las cuatro categorías en las que, de manera general, se clasifican las UPP. Sin

embargo, si ampliamos más la información vemos como podemos encontrar una serie de

categorías adicionales propuestas por la EPUAP/NPUAP como las Inclasificable/Sin

clasificar o las de Profundidad desconocida.

Resulta necesario mencionar que, a fin de garantizar la calidad y excelencia de nuestro

trabajo, a la hora de seleccionar una clasificación para realizar un diagnóstico clínico de un

determinado paciente, hemos de tener en cuenta las directrices que nos indica la

EPUAP/NPUAP pues, algunas de las alteraciones que se producen en los datos

epidemiológicos sobre UPP son debidas, según los investigadores, a que existe una clara

tendencia a clasificar de forma inadecuada estas lesiones; el error se produce sobre todo al

identificar “como categoría I a lesiones con pérdida de integridad cutánea que, realmente,

correspondería a categoría II” (12), de ahí la importancia del uso de una clasificación validada

científicamente así como del conocimiento y destrezas a la hora de utilizarla. Para evitar

errores como estos debemos (24,44):

Figura 6. Categoría/Estadío III. Tomada delbanco de imágenes del GNEAUPP (Anexo I)

Figura 7. Categoría/Estadío IV. Tomada delbanco de imágenes del GNEAUPP (Anexo I)

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 56

Utilizar un sistema válido de clasificación de úlceras por presión para documentar

bien el nivel de pérdida de tejido.

No usar un sistema de clasificación que no sea exclusivo de úlceras por presión

(abrasiones, quemaduras...)

Educar a los profesionales sanitarios a cerca de técnicas de evaluación especiales para

su empleo con individuos de piel oscura.

Educar a los profesionales sanitarios para diferenciar las úlceras por presión de otros

tipos de heridas (por ejemplo, úlceras venosas, úlceras arteriales...)

Educar a los profesionales sanitarios sobre el uso adecuado del sistema de

clasificación y de la apariencia de los diferentes tipos de tejido en lugares en los que

se encuentren comúnmente úlceras por presión.

Confirmar la fiabilidad de las clasificaciones con los profesionales responsables de

clasificar las úlceras por presión.

No clasificar úlceras por presión sobre membranas mucosas.

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Introducción 57

1.6. Factores de riesgo de las úlceras por presión.

Como se ha puesto de manifiesto en las líneas anteriores, son muchos los factores

considerados de riesgo o coadyuvantes en la aparición de úlceras por presión, bien sean de

naturaleza intrínseca (ligados a las propias características del paciente) o de naturaleza

extrínseca (dependientes de las condiciones del entorno del sujeto), todos ellos dependen

directamente de la biomecánica para desarrollar su acción sobre la superficie corporal, y como

reza la última definición de la guía de práctica clínica internacional del año 20014 (42), éstos

factores todavía no se ha dilucidado su relación, y pueden ser tanto consfusores como factores

de riesgo.

El “camino” que los factores de riesgo siguen para ayudar en la aparición de una úlcera por

presión viene detallado en el esquema que Coleman et al proponen en su artículo de 2014,

adaptando la información aportada por la NPUAP/EPUAP (42):

Los factores extrinsecos (entre los que destacan las fuerzas mecánicas de presión, fricción y/o

cizallamiento así como el tiempo de exposición a dichas fuerzas), teniendo en cuenta que la

fricción se ha eliminado de los últimos modelos conceptuales; van a generar en los diferentes

tejidos una serie de tensiones internas o stresses que deforman el tejido y obstaculizan los

procesos de transporte y nutrición del mismo. Por otro lado, los factores intrínsecos son los

Factores deRiesgo

Condiciones Mecánicas (MechanicalBoundary Conditions): magnitud de lasfuerzas mecánicas, tiempo de exposición,tipo de fuerza (presión, fricción, cizalla...)

Nivel de tolerancia (Susceptibility and Tolerance of the Individual):

susceptibilidad individual del paciente

Deformacionesinternas (internal

strain stresses)

Umbral deDaño

(damagethereshold)

¿UPP?

Esquema 1. Acción de los factores de riesgo para el desarrollo de UPP. Tomadodel artículo de Coleman et al. A new pressure ulcer conceptual framework

(2014)

Extrínsecos

Intrínsecos

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 58

que determinan el llamando en inglés damage threshold o umbral de daño, es decir, la

predisposición inherente que cada sujeto presenta para el desarrollo de UPP (41,42). La

combinación de ambos factores será la que, finalmente, de lugar o no a la lesión tisular.

Ante el gran número de factores de riesgo que intervienen en este tipo de lesiones, para el

presente documento decidimos desarrollar en exclusiva aquellos que se incluyen en nuestro

estudio, es decir, la edad, el grado de dependencia y el estado nutricional del sujeto.

1.6.1.Edad

Con respecto a la edad, como bien se indica en el documento del año 2008 Guía de

Práctica Clínica de Enfermería: prevención y tratamiento de úlceras por presión y otras

heridas crónicas (48), son los sujetos de edad inferior a seis meses y superior a los setenta

años los que mayor riesgo presentan a la hora de desarrollar UPP, siendo más frecuentes

en éste último grupo.

La piel del anciano es cualitativamente diferente a la de un adulto joven, sobre todo desde

el punto de vista de la permeabilidad: en personas de edad avanzada la piel es más

permeable, lo que facilita que la humedad presente en el medio externo penetre hacia los

tejidos corporales aumentando, de este modo, la superficie de fricción (38); así mismo,

este incremento de la permeabilidad también contribuye a la pérdida de líquido hacia el

exterior lo que facilita la sequedad de la piel, hecho que se ve agravado por la tendencia a

la deshidratación de este grupo social. Todos estos cambios se traducen en una alteración

del aporte de nutrientes y oxígeno a la piel, una pérdida de elasticidad y una disminución

de la reposición celular, lo que hace de la piel un área completamente susceptible a la

aparición de lesiones y la cronicidad de las mismas.

1.6.2. Situación de Dependencia

Este concepto hace referencia a la movilidad – inmovilidad y el nivel de actividad que

presenta el sujeto. Desde el punto de vista de las úlceras por presión la movilidad actúa

como un medio para aliviar las fuerzas mecánicas que actúan sobre la superficie corporal,

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Introducción 59

de manera que aquellos individuos que vean reducida su movilidad, como los que se

encuentran en situaciones de dependencia, serán los que presenten un mayor riesgo en este

grupo.

1.6.3. Estado Nutricional

Existe un acuerdo general en que la nutrición es un aspecto importante en el manejo de

heridas, tanto en prevención como en tratamiento. La malnutrición energético-protéica

(MEP), deficiencias específicas en algunos nutrientes o condiciones adversas específicas

(deshidratación, infección o hiperglucemia) podrían afectar al proceso normal de

cicatrización (50) y/o al desarrollo de nuevas lesiones.

En cuanto a este factor es fundamental tener en cuenta que a la hora de considerar las

desviaciones de este estado debemos tener presentes tanto las alteraciones por defecto

(desnutrición) como las alteraciones por exceso (obesidad), ya que ambos extremos se

encuentran íntimamente ligados a la aparición de lesiones tisulares (29). Aquellos

individuos en estado de desnutrición presentarán un mayor grado de fragilidad tisular

debido a la falta de nutrientes en los diferentes tejidos corporales y, así mismo, aquellas

personas cuyo patrón nutricional esté alterado por exceso se verán expuestas a mayores

niveles de presión debido a su índice de masa corporal (IMC) y a la gran cantidad de tejido

adiposo en la hipodermis que dificulta la vascularización de la zona.

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1.7. Valoración del paciente

Partiendo de la información que aporta la literatura científica sobre los principales factores

coadyuvantes de las UPP, podemos delimitar en dos grandes grupos los pacientes en situación

de riesgo de padecer estas lesiones, de manera que contamos con (49).

Pacientes geriátricos. “El 70% de los mayores de 70 años son candidatos a

desarrollar UPP” (49) debido en gran medida a que, por las características propias del

proceso de envejecimiento, en esta población concurren muchos de los factores

predisponentes para la aparición de UPP (fragilidad, dependencia, patologías crónicas

que comprometen el aporte de oxígeno a los tejidos, polimedicación etc.)

Pacientes con lesión medular o parálisis cerebral. En este tipo de pacientes se

encuentra comprometida fundamentalmente la movilidad, generándose en ellos un

importante estado de dependencia.

Además, hay una serie de factores relevantes que en ocasiones puntuales nos llevan a incluir a

una persona, considerada fuera de riesgo en condiciones normales, dentro de los grupos de

riesgo para este problema, como puede ser una intervención quirúrgica de más de diez horas,

periodos de hipotensión prolongada que requieren el encamamiento, pruebas diagnósticas que

requieren reposo de 24 horas...

La prevención es el pilar básico para abordar las úlceras por presión al ser éstas en su gran

mayoría prevenibles, por lo que “identificar los individuos que presenten riesgo de desarrollar

UPP, así como valorar los factores de riesgo específicos que los convierten en personas de

riesgo” (48) debería ser un paso prioritario dentro de las labores del equipo de enfermería. A

tenor de ésto, diferentes grupos científicos han validado una serie de escalas que se convierten

en las principales herramientas de valoración en el ámbito de las úlceras por presión, ya que

resulta fundamental contar con un instrumento fiable que nos permita detectar el riesgo

potencial o real de nuestro paciente ante el problema de las UPP (8,25), y deben aplicarse

siempre que nos encontremos ante un paciente con sospecha de riesgo de UPP al evidenciarse

en él uno o varios de los factores de riesgo que hemos descrito con anterioridad. Resulta

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Introducción 61

oportuno evaluar el riesgo en la primera entrevista con el sujeto y revaluar a intervalos

periódicos (49).

En el monográfico sobre escalas de valoración para úlceras por presión disponible en

ulceras.net se exponen las características que una escala debería tener para poder emplearse

en clínica:

• Alta sensibilidad, es decir, debe detectar como pacientes de riesgo a las personas que

realmente presentan un riesgo significativo de UPP.

• Alta especificidad, es decir, ha de tener capacidad suficiente para detectar como

pacientes sin riesgo a las personas que realmente presentan un riesgo nulo de UPP.

• Buen valor predictivo que determine la eficacia de la prueba diagnóstica.

• Fácil de utilizar.

• Aplicable en diferentes contextos asistenciales.

Bajo estas características son muchos los instrumentos desarrollados hasta la fecha que

valoran tanto el riesgo de desarrollar UPP propiamente dichas (escala NORTON, EMINA,

BRADEN etc.), como la probabilidad de presentar alteraciones que potencien su aparición

como, por ejemplo, una situación de dependencia o un estado de malnutrición.

En este caso nos centraremos en exponer los aspectos más importantes de aquellas

herramientas empleadas para nuestro estudio se propone: escala EMINA, índice Barthel y

Mini Nutritional Assessment (MNA).

1.7.1.Escala EMINA para la valoración del riesgo de úlceras por presión.

Se trata de una escala desarrollada y validada en nuestro país por el grupo de enfermería

del Instituto Catalán de la Salud del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital

Universitari de Tarragona Joan XIII.

Esta escala se desarrolló con el objetivo ser utilizada en el contexto de pacientes agudos y

de larga estancia para valorar el riesgo de desarrollar úlceras por presión, y su validación

ha sido apoyada por diferentes autores a nivel nacional (8,51,52,53).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 62

Como características más relevantes podemos citar:

Resulta de fácil aplicación a través de cinco parámetros (estado mental, movilidad,

humedad relacionada con la incontinencia, nutrición y actividad) que se puntúan del 0 al

3 en positivo. Las iniciales de cada uno de los parámetros que se evalúan son las que

componen el nombre de esta escala.

Cuenta con una descripción exhaustiva de cada uno de los criterios de riesgo, lo que

hace que disminuya la variabilidad inter-observadores a la hora de aplicarla.

Las autoras determinan el punto de corte en 4, generando una clasificación de los

pacientes en cuatro grupos de riesgo: sin riesgo (0 puntos), riesgo bajo (1-3 puntos),

riesgo medio (4-7 puntos) y riesgo elevado (8-15 puntos). Esta clasificación facilita la

estandarización de los cuidados en función del grupo sobre el que se actúe.

Además, a diferencia de otras escalas de valoración, EMINA incluye dentro de sus

parámetros la variable “nutrición” (centrada en los datos analíticos referentes a los valores

de proteínas totales y albúmina), característica que la convierte en ideal para emplearla en

nuestro estudio.

1.7.2. Índice de Barthel.

Instrumento desarrollado en 1995 por una serie de hospitales de enfermedades crónicas de

Maryland (Hospital del Estado de Montebello, Hospital Principal del Ciervo y el Hospital

Occidental de Maryland), mediante el cual se mide la capacidad que una persona tiene para

realizar las actividades de la vida diaria (AVD).

El Índice de Barthel (IB) queda definido por la comunidad científica como:

“Medida genérica que valora el nivel de independencia del paciente con

respecto a la realización de algunas actividades de la vida diaria (AVD),

mediante la cual se asignan diferentes puntuaciones y ponderaciones según la

capacidad del sujeto examinado para llevar a cabo estas actividades”(54).

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Introducción 63

Se valoran diez items en este índice, y los valores asignados a cada actividad se basan en el

tiempo y la cantidad de ayuda física requerida para dicha actividad, de esta manera es

posible determinar cuál es el estado funcional del paciente.

Las AVD incluidas en el índice original son diez: comer, trasladarse entre la silla y la cama,

aseo personal, uso del retrete, bañarse/ducharse, desplazarse (andar en superficie lisa o en

silla de ruedas), subir/bajar escaleras, vestirse/desvestirse, control de heces y control

miccional. A las actividades se le pueden asignar valores de 0, 5, 10 ó 15 puntos, de

manera que el rango global puede variar entre 0 (completamente dependiente) y 100

puntos (completamente independiente). Según la puntuación obtenida podemos clasificar

la capacidad funcional del sujeto del siguiente modo (55,56,57,58):

Tabla 3. Niveles de dependencia según el Índice de Barthel

PUNTUACIÓN NIVEL DE DEPENDENCIA

< 20 puntos Dependencia Total

20 – 40 puntos Dependencia Grave

45 – 55 puntos Dependencia Moderada

> 60 puntos Dependencia Leve

En la práctica clínica puede ser administrado mediante entrevista con el paciente, por la

observación del paciente a la hora de realizar las AVD, o puede ser autoadministrado por el

propio sujeto.

Por su validez (capacidad del instrumento para medir lo que realmente debe medir) y

fiabilidad (capacidad de la prueba para obtener los mismos resultados bajo las mismas

condiciones), además de su fácil aplicación e interpretación, el IB es un instrumento de

gran utilidad para asegurar la evolución de los pacientes.

Si bien es cierto que desde un primer momento surgió para valorar el grado de dependencia

de pacientes con alteraciones neuromusculares y musculoesqueléticas, diferentes estudios

han validado la aplicación de este índice en personas de edad avanzada, aunque aparecen

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 64

ciertas limitaciones en su aplicación cuando se trata de pacientes de edad superior a los 85

años (59,60).

1.7.3. Mini Nutritional Assessment (MNA)

La alta prevalencia de desnutrición en la población anciana hace indispensable la

valoración del estado nutricional de este grupo social, hecho que se hace más evidente

cuando se trata de la valoración de pacientes con riesgo de UPP al existir, teóricamente,

una clara relación entre el estado de desnutrición y la aparición de estas lesiones.

Una de las principales herramientas creadas con ese fin es el Mini Nutritional Assessment

(MNA), un test específicamente desarrollado a principios de 1990 para la población

anciana y elaborado por el Centro de Medicina Interna y Clínica de Gerontología de

Toulouse (Francia), el Centro de Nutrición Clínica del Programa de la Universidad de

Nuevo México (EE.UU.), y la Nestlé Research Centre en Lausanne (Suiza). Entre sus

características destaca el hecho de que no requiere personal cualificado ni determinaciones

bioquímicas (29,61). La versión íntegra consta de 18 preguntas divididas en cuatro áreas

nutricionales:

Mediciones antropométricas: índice de masa corporal, circunferencia braquial,

circunferencia de la pierna y pérdida de peso en los tres últimos meses.

Evaluación global del paciente: vive independiente, toma medicación diaria, estrés

psicológico o enfermedad aguda en los últimos tres meses, movilidad, problemas

neuropsicológicos y lesiones o úlceras cutáneas.

Valoración dietética: número de comidas al día, productos diarios de consumición,

ingesta de frutas y verduras, pérdida de apetito reciente, ingesta de líquidos, y forma

de alimentarse.

Evaluación subjetiva: problemas nutricionales, y estado de salud comparado con otras

personas de su misma edad.

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Introducción 65

La puntuación máxima es de 30 puntos, de manera que el estado nutricional de un paciente

valorado con el MNA puede quedar incluido en una de las siguientes categorías (50):

Tabla 4. Situación nutricional según MNA

PUNTOS SITUACIÓNNUTRICIONAL

RECOMENDACIONES

> 24 Estado nutricional satisfactorioRepetir MNA cada tres

meses en ancianos frágilesy con una periocidad

variable según el estado delpaciente.

Educación nutricional.

17 – 23,5 Riesgo potencial demalnutrición

Realzar una entrevistadietética detallada.

Implementar medidas paramejorar el estado

nutricional.

<17 Malnutrición Intervención nutricionalinmediata.

Respecto a la validación del MNA, la literatura científica muestra que éste test ha sido

validado para pacientes mayores de 65 años, incluyendo individuos activos o gravemente

limitados de diferentes países, entre ellos el nuestro (61). El valor predictivo positivo del

MNA es de 80,3%, la sensibilidad del 98% y la especificidad del 25% - 28%, por lo que se

trata de una herramienta completamente válida y fiable para su aplicación sobre la

población anciana (62).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 66

1.8. Epidemiología de las Úlceras por Presión

Para poder abordar el problema de las UPP de manera adecuada se hacen indispensables los

estudios epidemiológicos sobre este tipo de lesiones, pues el conocimiento y la posterior

difusión de los datos relacionados con las UPP es una herramienta básica tanto para la

actuación clínica como para poner fin a la concepción de este problema como un proceso

banal e inevitable.

Sin embargo, estimar cifras globales significativas sobre lo que las UPP suponen a nivel

asistencial y domiciliario resulta difícil debido en gran medida al número de lesiones que no

constan en los registros sanitarios. Aún así, es cierto que existe un gran número de estudios

regionales o locales realizados desde los años 80 que nos permiten, a groso modo, obtener una

visión general sobre este problema, de modo que contamos con datos como los siguientes:

1.8.1 Estados Unidos

En el año 1993 Oot-Giromini (63) obtiene un 29% de prevalencia sobre una muestra de

103 pacientes. Unos años después, en 1999, Stephanie R. lidera otro estudio

epidemiológico en este país que determinó una tasa de prevalencia del 14.8% (N=42.817),

siendo un 7.1% de las lesiones de origen nosocomial (64).

Una de las publicaciones más significativas realizada en este país es la de Vangilder y su

equipo (2008), que agrupan los datos de prevalencia de nueve estudios internacionales (la

mayoría de ellos estadounidenses) realizados entre los años 1989 y 2005. Los resultados

obtenidos indican unas tasas de prevalencia de entre el 5,6% - 9,2% en 1989 y 10% para

2005 (65). Además, se calcula que en EE.UU en torno al millón de personas padecen

úlceras por presión, muriendo alrededor de 60.000 como consecuencia de las

complicaciones de las mismas (26).

Otros países como Turquía (10,4% - 11,6%) (66,67), México (17%) (68) o Canadá (con

unos datos de prevalencia para el año 2001 de entre el 36.8% y el 53.2%, y una incidencia

del 11.7%) (69) han realizado estudios epidemiológicos sobre este problema durante los

últimos años.

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Introducción 67

1.8.2. Europa:

A nivel europeo, Reino Unido es uno de los países con mayor número de estudios

epidemiológicos sobre UPP, de manera que en noviembre de 1997 se publica la Cuarta

Encuesta de Prevalencia de Úlceras por Presión (70) en la que se detectó una prevalencia

del 10.1% en 265 hospitales (n=39.874), siendo el rango de edad de 71 a 80 años el

predominante para este tipo de lesiones. Sin embargo, en el mismo año y con un estudio

realizado sobre la población anciana de Liverpool, Christopher Shiels y Brenda Roe

obtienen una tasa ligeramente inferior, del 7.9% en una muestra n=1.278 sujetos (71). Del

mismo modo, como indica Francisco J. Hernández en su tesis doctoral (38), Boers et al. en

el año 1999 determinaron una prevalencia del 10.1%.

Más recientemente, en 2002, la EPUAP publicó un estudio piloto de prevalencia en

hospitales de Bélgica, Italia, Portugal, Suecia y Reino Unido, que contaba con una muestra

final de 5.947 pacientes, de los cuales el 18.1% (n=1078) presentaban UPP, y con los

siguientes datos de prevalencia global por países: Bélgica (21.0%); Italia (8.0%); Portugal

(12.5%); Reino Unido (21.0%); Suecia (23.0%) (38,72).

1.8.3. España.

En nuestro país los estudios epidemiológicos más destacados en el campo de las UPP son

los Estudios Nacionales de Prevalencia que, desde el año 2001 y hasta el 2013 (fecha del

último estudio publicado) el grupo GNEAUPP diseña con el fin de proporcionar a la

comunidad datos significativos sobre la frecuencia y las variables definitorias de este

problema de salud pública.

Haciendo una revisión de los cuatro estudios de prevalencia existentes hasta el momento,

en el presente tratado decidimos elaborar el gráfico que se muestra a continuación con el

objetivo de poner de manifiesto de forma esquemática cuál ha sido la evolución de las

úlceras por presión en los últimos catorce años:

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 68

Atendiendo a estos datos nacionales sobre UPP podemos afirmar que, desde el año 2001 al

2009, la prevalencia de estas lesiones en España se ha mantenido en el tiempo en los tres

niveles asistenciales, si bien es cierto que resulta especialmente significativo el dato

obtenido en ATDOM en el segundo de los estudios, ya que pasamos de una tasa del 8,34%

en 2001, a una tasa del 3,73% en 2005 sin que en ese periodo de tiempo se haya

establecido a nivel nacional ningún programa o iniciativa de prevención lo que, en palabras

del grupo GNEAUPP, “nos hace pensar en algún sesgo no tenido en cuenta” (12) en alguno

de los dos estudios.

El principal cambio en cuanto a la tendencia habitual en la evolución de las úlceras por

presión en nuestro país lo encontramos en el cuarto y más actual de los estudios

publicados. En 2013 observamos como se produce un incremento de las tasas de

prevalencia de todos los niveles, siendo realmente alarmante el 13,41% que se obtiene en

centros sociosanitarios, que contaban con una tasa del 6,39% cuatro años antes. Ante esto,

2001 2005 2009 20140

2

4

6

8

10

12

14

ATDOM

A. Hospitalria

C. Sociosanitarios

8,348,81

8,346,10

8,24

6,39

8,51

7,87

13,41

3,73 5,89

7,20

Gráfico 1. Resumen de los datos de prevalencia. Tomado de los estudios nacionales delGNEAUPP

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Introducción 69

como indica el grupo GNEAUPP en su cuarto estudio de prevalencia:

“No tenemos una explicación clara, aunque la hipótesis más plausible podría ser

el efecto de la crisis económica y los recortes sanitarios experimentados en

nuestro país, que han hecho una gran mella en este tipo de centros, afectando

tanto a los recursos humanos como a los materiales” (10).

A pesar de los últimos datos, vemos cómo la prevalencia se mantienen dentro de los

niveles habituales de otros países con las mismas características socioeconómicas que el

nuestro, con una tendencia constante en el ámbito hospitalario, lo que nos permite agrupar

los datos según unidades asistenciales del siguiente modo (6,12,13):

Tabla 5. Datos de prevalencia según unidades hospitalarias. Tomado del 3er Estudio

Nacional de Prevalencia de UPP del GNEAUPP (2011)

PREVALENCIA ÁREA HOSPITALARIA

Prevalencia 0 (0%) Pediatría y Psiquiatría

Prevalencia baja (5%) Unidades mixtas (medicina y cirugía)

Prevalencia media (5,1% - 10%) Unidades de corta estancia

Prevalencia alta (10,1% - 20%) Urgencias

Prevalencia extrema (>20%) Unidad de Cuidados Intensivos, Paliativos yunidades geriátricas.

Por otra parte, en cuanto a la localización de estas lesiones sí que encontramos una línea

constante en los cuatro estudios publicados, siendo más frecuente su aparición en sacro,

talón, trocánter y maleolos, en ese orden, localizaciones que también son características en

otros países. Desde el punto de vista general sabemos que la mayoría de las UPP son de

origen nosocomial (un 65%), predominan en el sexo femenino (excepto en Atención

Hospitalaria donde se dan más en varones) y aparecen por encima de los 72 años (10).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 70

Atendiendo a los aspectos económicos, las úlceras por presión suponen en España un

desembolso para el sistema sanitario y la sociedad en general que ronda cifras superiores al

5% del gasto sanitario anual (73), gasto que queda distribuido más o menos del siguiente

modo según los datos que indica el estudio de Posnett et al. (2005) (74).

Los recursos materiales usados para el tratamiento de las UPP suponen un 14,6% del

gasto total (67,4 millones de euros sobre un gasto total de 461 millones).

“El coste medio del tiempo de enfermería empleado en el tratamiento de las UPP

representa el 19,2% de su coste total” (74).

El gasto en materiales es más bajo por paciente en el caso de los apósitos de cura en

ambiente húmedo a pesar de que los costes de los apósitos de cura en ambiente

húmedo son más caros.

Son las UPP de categoría II las que generan los costes más elevados.

Las úlceras por presión presentan una importante morbilidad, disminuyen

significativamente la calidad de vida de quienes las padecen y de sus cuidadores, y

suponen un gran gasto económico para el Sistema de Salud en cuanto a recurso humanos y

materiales (2). En este aspecto, un estudio destacable en nuestro país es publicado por

Verdú, Nolasco y García (2003), en el que se analiza la evolución de la mortalidad por este

problema en el periodo comprendido entre 1987 y 1999. Los principales datos, agrupados

por comunidades autónomas, ponen claramente de manifiesto que estas lesiones son:

“Un problema que afecta en su mayoría a personas de edad avanzada y que la

probabilidad de que una personas muera como consecuencia de una UPP aumenta

con la edad” (75).

Así mismo se comprobó una mayor mortalidad por UPP en mujeres que en hombres con

tasas de 20 defunciones por cada 100.000 habitantes en hombres frete a 31 por cada

100.000 en mujeres.

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Introducción 71

Estas características de morbi-mortalidad y el saber que el 95% de las UPP se pueden

evitar con una práctica clínica adecuada, han llevado a la comunidad científica a plantearse

éste problema desde el punto de vista ético y legal, de manera que países como Reino

Unido actúan contra ellas desde el derecho penal, el derecho civil y mediante

procedimientos disciplinarios (28), debido a la tendencia a entender la aparición de úlceras

como maltrato.

Atendiendo a los datos epidemiológicos expuestos a lo largo de estas líneas observamos

cómo existe una importante variabilidad en las tasas de prevalencia, incluso dentro del

mismo país, diferencias que dificultan en gran medida la comparación de estos resultados y

que podrían ser consecuencia de factores como el uso de diferentes sistemas de

clasificación de UPP, criterios de inclusión-exclusión poco clarificados, uso de diferentes

diseños etc. En términos generales, los datos aportados por los diferentes estudios

internacionales nos permiten resumir la prevalencia global a nivel hospitalario de UPP

como se muestra en la siguiente tabla (12):

Tabla 6. Datos de prevalencia según países. Tomado del 3er Estudio Nacional de

Prevalencia de UPP del GNEAUPP (2011)

PAÍS PREVALENCIA PAÍS PREVALENCIA

Italia 8,3% Reino Unido 21,1%

Francia 8,9% Gales 26,7%

Alemania 10,2% Bélgica 21,1%

Portugal 12,5% Dinamarca 22,7%

Irlanda 18,5% Suecia 23%

Si tomamos como referencia los datos en función a los tres niveles asistenciales, de manera

global, las tasas de prevalencia quedan agrupadas del siguiente modo (2).

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Tabla 7. Datos de prevalencia global según niveles asistenciales. Tomado de Verdú

(2005)

NIVEL ASISTENCIAL PREVALENCIA

Atención Hospitalaria 4,7% - 32,1%

Atención Comunitaria 4,4 - 30%

Centros Sociosanitarios 4,6% -20,7%

Como vemos, independientemente del país o el nivel asistencial de referencia, los datos

epidemiológicos más relevantes hasta la fecha nos muestran unas tasas de prevalencia que

sitúan a las UPP dentro de los niveles medios e incluso altos, llegando en algunos casos a

los extremadamente altos (más del 20%). Todos esto no hace más que confirmar la

necesidad de mejorar la calidad de la atención mediante el establecimiento de protocolos

de prevención para este tipo de lesiones. Además, estudios adicionales que optimicen las

guías y herramientas de prevención son necesarios, especialmente en las unidades de

atención sanitaria que cuenten con tasas elevadas de UPP.

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Introducción 73

1.9. Estado nutricional y úlceras por presión

La literatura científica pone de manifiesto en innumerables ocasiones la relación existente

entre el estado nutricional y la aparición de úlceras por presión en un determinado individuo.

Sin embargo, como se ha mencionado con anterioridad, dicha relación es principalmente

teórica, es decir, se ha fundamentado desde la fisiología y son pocos los estudios centrados en

establecer una relación estadísticamente significativa entre esos dos factores. No obstante,

existe un consenso general que indica que la nutrición es un aspecto importante en el manejo

de las úlceras tanto para prevención como para tratamiento (23,24,25,29,48,49,50).

Llegados a este punto consideramos necesario establecer la diferencia entre nutrición y

alimentación. En primer lugar debemos tener presente que el término alimentación hace

referencia a un conjunto de procesos que se realizan de forma voluntaria y consciente,

procesos que serán los que determinen en gran medida los hábitos de la vida alimentaria de

cada uno. Por otro lado, el término nutrición es aquel que se refiere a los procesos

involuntarios puramente fisiológicos que incluyen la digestión y absorción de los nutrientes

(29). Ambos términos son complementarios ya que, como bien se indica en el Documento

Técnico No. XII: nutrición y heridas crónicas del grupo GNEAUPP:

“Se puede producir una mala nutrición por una ingesta de alimentos inadecuada

(por exceso o por defecto) o por haber un problema en algún proceso de la

nutrición (malabsorción intestinal o deficiencia de alguna enzima metabólica)”

Una mala nutrición/alimentación va a afectar de forma negativa al proceso de cicatrización de

las heridas como las UPP. Este aspecto, unido a los factores etiológicos que las provocan,

junto con las barreras locales y sistémicas (tejido necrótico, exceso de humedad o las bacterias

presentes en la herida) son puntos a considerar para el abordaje integral de las mismas y su

resolución.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 74

Se sabe que la cicatrización es un proceso complejo, regulado por la integración de las

respuestas sistémicas y celulares, y que requiere de la acción de numerosos macro y

micronutrientes, por ejemplo, los aminoácidos y ácidos nucleicos (esenciales para la síntesis

de proteínas), las grasas (necesarias para el mantenimiento de las membranas celulares) y los

hidratos de carbono (importantes para proporcionar la energía necesaria en los procesos

metabólicos).

Más específicamente, Elisabeth M.H. en su artículo de 2004 (76) habla del papel de los

nutrientes en cada una de las fases del proceso de cicatrización (inflamatoria, proliferativa y

maduración), de manera que la vitamina C, vitamina E, el selenio, la arginina, la cisteína y la

metionina son esenciales para la primera de estas fases. En la fase proliferativa, caracterizada

por el aumento de la síntesis de fibroblastos y colágeno, la presencia de vitamina A, vitamina

C, tiamina, ácido pantoténico, zinc, magnesio y arginina resulta fundamental para completar

la cicatriz. Finalmente, para que en la fase de maduración se produzca la reticulación de las

fibras de colágeno junto con la tracción de la herida es necesaria la presencia de vitamina A,

vitamina C, cobre y magnesio (77). Por todo ésto, los principales estudios sobre cicatrización

de heridas crónicas se han centrado en la acción de la vitamina A, la vitamina C, el zinc y la

arginina, y las repercusiones que su déficit puede tener en el organismo, y nos llevan a afirmar

que la mala situación nutricional aumenta el riesgo y empeora la evolución de las úlceras por

presión a pesar de que los mecanismos por los que la situación nutricional está implicada en el

riesgo y evolución de las UPP son múltiples y no están completamente definidos (78).

Centrándonos en el aspecto de la nutrición en relación con el desarrollo de las UPP y su

cicatrización debemos hablar de la malnutrición como factor de riesgo, entendiendo por ésta

el desequilibrio de los nutrientes esenciales para nuestro organismo y no únicamente una

deficiencia de los mismos, pues a un estado de malnutrición se puede llegar también por

exceso. En resumen, podemos decir que consideraremos que un individuo se encuentra en

estado de malnutrición y, por tanto, posee un riesgo mayor de desarrollar una UPP cuando

presenta (29):

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Introducción 75

Desnutrición.

Dentro de la desnutrición podemos distinguir entre la calórica o Marasmo (producida

por una disminución de aporte general de nutrientes con pérdida de tejido adiposo) y la

proteica o Kwarshiorkor (producida por un déficit de proteínas pero con

mantenimiento del panículo adiposo). Además, también existe una desnutrición mixta,

combinación de las anteriores, que es la de mayor prevalencia en pacientes

hospitalizados.

Sobrepeso y obesidad.

La obesidad es una enfermedad crónica compleja y multifactorial que implica factores

ambientales, genéticos, fisiológicos, metabólicos y de comportamiento que afectan a

múltiples áreas del organismo y su funcionamiento.

Desde el punto de vista de las heridas crónicas y las úlceras por presión existen

indicadores contradictorios sobre el modo en el que los pacientes con sobrepeso u

obesidad se ven afectados por este tipo de lesiones. Sin embargo, los estudios más

actuales muestran que una persona con sobrepeso (IMC superior a 25) u obesidad

(IMC superior a 30) tendrá más posibilidades de desarrollar hipertensión, cardiopatías,

enfermedad vascular periférica (que potencia la aparición de úlceras venosas de

componente vascular en miembros inferiores) y diabetes entre otras patologías (79,80).

Cualquiera de estas situaciones, sumadas a la clara disminución de la movilidad y al

aumento de la presión que el propio peso corporal ejerce sobre los tejidos, hacen de

estos individuos un importante grupo de riesgo para las UPP.

Además, en pacientes obesos aparece mayor frecuencia de infección de heridas y

retraso en la cicatrización, debido a que el tejido adiposo posee una vascularización

mínima y su exceso supone una barrera que dificulta el aporte de flujo sanguíneo y

liberación de nutrientes (81).

La desnutrición se considera un factor primario en la disminución de la tolerancia de los

tejidos a la presión, favoreciendo el proceso de formación y desarrollo de úlceras, pero no

cabe ninguna duda que un exceso de peso también debe ser identificado como un grave riesgo

de aparición de UPP. En definitiva, diferentes estados respecto a la situación nutricional

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 76

pueden tener un efecto negativo sobre los tejidos corporales, así, ante las alteraciones que se

pueden producir en el organismo relacionadas con el estado nutricional (tanto obesidad como

la desnutrición calórico-proteica), las deficiencias en nutrientes específicos o circunstancias

adversas específicas (deshidratación, infección o hiperglucemia) pueden afectar a los tejidos

corporales y al proceso normal de cicatrización, pero, ¿de qué modo interviene la nutrición en

la de aparición y cicatrización de las heridas crónicas tales como las úlceras por presión?

Como se indica en el artículo de 2007 de De Luis y Aller (82), en primer lugar la malnutrición

influye sobre los tejidos reduciendo el aporte de nutrientes y perjudicando, de esta forma, el

mantenimiento y la reparación de los mismos. En segundo lugar, la reducción de la masa

grasa (con la consiguiente pérdida de su efecto almohadilla) disminuye la superficie de apoyo

de la piel y favorece la acción de las fuerzas mecánicas en los pacientes con desnutrición. En

tercer y último lugar, los estados de malnutrición dificultan la movilidad y autonomía del

paciente, aumentando los espacios de tiempo durante los que se somete la piel a la presión,

presión que puede resultar excesiva cuando hablamos de una situación de sobrepeso u

obesidad.

Desde un punto de vista puramente fisiológico sabemos que un déficit proteico interfiere en la

neovascularización y en la síntesis de colágeno, elemento fundamental para el proceso de

cicatrización como hemos visto con anterioridad (83,84,85). Además, a nivel del sistema

inmunitario, el déficit proteico disminuye la respuesta de los anticuerpos, la función inmune y

la fagocitosis, por lo que la resistencia ante las infecciones se ve disminuida así como la

eficacia del proceso de cicatrización, hecho reforzado por los datos que aportan múltiples

estudios (86,87,88).

En esta misma línea de pensamiento, Mueller SD et al. (89) defienden que aumenta el riesgo

de rotura de la piel y se enlentece el proceso de cicatrización de una herida cuando concurren

una ingesta calórica reducida, la deshidratación y una reducción de la albúmina sérica, a pesar

de que otros estudios como el aportado por Thomas DR. et al., muestran que parámetros como

los que estamos nombrado (albúmina, proteínas séricas, hemoglobina, recuento linfocitario,

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Introducción 77

índice de masa corporal o peso corporal) no resultan directamente significativos, si bien

escierto que en su estudio observacional, se objetiva que dietas de menos de 1000 Kcal. al día

predicen el desarrollo de UPP en pacientes de larga estancia (90).

Por otro lado, nutrientes como las proteínas, la vitamina A, vitamina C, y zinc entre otros, son

los que han demostrado tener una relación más fuerte en el proceso de cicatrización de las

heridas (50). Estos nutrientes son considerados clave debido a que intervienen en la funcionan

celular, las respuestas estructurales e inmunes, así como en todas las fases de la cicatrización.

En este sentido, Collins C. (91) propone una clasificación de estos elementos según sus

funciones y sus efectos indeseables sobre el organismo:

Tabla 8. Nutrientes, funciones y efectos indeseables. Collins C., tomado del Documento XII

de GNEAUPP (2011)

NUTRIENTE FUNCIÓN EFECTOS INDESEABLES

Proteínas Síntesis de tejidos, epitelización,cicatrización y respuesta inmune.

Retraso en la cicatrización,edemas...

Grasas e HC Evitan que las proteínas se usenpara la obtención de E.

La pérdida de grasa aumenta elriesgo de UPP.

Vitamina A Mejora inmunidad, epitelización,síntesis de colágeno y

cicatrización

Disminuye la tasa deepitelización.

Vitaminascomplejo B

Producción de co-enzimas, co-factores y colágeno.

Afectación de la inmunidad.

Vitamina C Antioxidante, síntesis decolágeno.

Dehiscencia de heridas,inmunidad comprometida,

fragilidad capilar.

Vitamina E Antioxidante. Riesgo aumentado de fibrosis yhemorragia.

Magnesio Co-factor en el metabolismo deenzimas.

Puede ser sustituido por el Mg.

CobrePotencia factores de crecimiento y

la matriz celular. No conocido.

Continúa

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 78

Vitamina K Coagulación y hemostasia. Coagulopatías, hemorragia yhematomas.

Selenio Antioxidante. Disminución de la función de los macrófagos.

Zinc Co-factor de enzimas importantes. Disminución de la formaciónde fibroblastos y colágeno.

Hierro Previene anemia, optimiza laperfusión tisular y la producción

de colágeno.

Isquemia y reducción delcolágeno

1.9.1. Valoración del estado nutricional del paciente.

Por todo lo expuesto hasta el momento vemos como resulta muy complicado generalizar

sobre la respuesta metabólica en la cicatrización de las heridas y el papel que cada uno de

los nutrientes juega en dicho proceso, especialmente cuando se trata de lesiones crónicas.

Lo que sí queda patente es la importancia que las desviaciones en el estado nutricional del

paciente tienen sobre su estabilidad tisular, siendo fundamental un buen control metabólico

que evite los extremos (desnutrición y sobrepeso/obesidad) a fin de reducir el riesgo de

UPP; sin embargo, a pesar de que ambas situaciones se consideran factores coadyuvantes

para el desarrollo de este tipo de lesiones, hasta la fecha la mayor parte de la literatura se

ha centrado en el estudio de la relación de la desnutrición y la posibilidad de aparición de

úlceras por presión o la dificultad en la cicatrización de éstas, y son pocos los estudios

centrados en otras etiologías. Debido a ésto, la inmensa mayoría de las herramientas para

valoración del estado nutricional del paciente se centran sobre todo en la detección de una

situación de desnutrición energético-proteica.

En la actualidad diversos organismos internacionales como la EPUAP/NPUAP (24,92) o

nacionales como el GNEAUPP (29,50,93), así como múltiples guías de práctica clínica

(24,48,49,94,95) abogan por un cuidadoso control nutricional del paciente con riesgo

potencial de desarrollar UPP y del paciente con lesiones in situ, pues la valoración del

estado nutricional nos permite distinguir entre una verdadera situación de malnutrición y

una enfermedad de base, además de permitirnos establecer un buen soporte nutricional que

favorecerá la cicatrización de las lesiones, así como podrá evitar la aparición de las mimas

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Introducción 79

en conjunto con otras medidas preventivas. Siguiendo esta premisa, la literatura actual nos

muestra la importancia de realizar una valoración del estado nutricional del paciente desde

nuestro primer contacto con él para poder establecer las medidas individuales adecuadas.

Para ello, a lo largo de los años, se han establecido una serie de parámetros que nos ayudan

a conocer, sobre todo a nivel hospitalario, si un sujeto se encuentra en situación de

desnutrición. Estos parámetros se pueden agrupar del siguiente modo:

Parámetros Bioquímicos.

En este grupo se analiza principalmente la concentración sérica de proteínas como la

albúmina, la prealbúmina y la transferrina. A pesar de que tradicionalmente la

albúmina ha sido la más usada para detectar el estado de desnutrición, considerándose

éste cuando existen niveles inferiores a 3,5 mg/dl (50), en la actualidad su validez ha

sido cuestionada debido a su largo tiempo de vida media (21 días) y a que pueden

verse alterados sus niveles por múltiples factores como la hidratación. En

contraposición, la prealbúmina presenta una vida media de 1-2 días, lo que la hace

más sensible que la albúmina a los cambios agudos asociados a alteraciones en la

nutrición.

Por otro lado, la transferrina sérica (proteína encargada del transporte del hierro en

sangre) resulta “útil como marcador poblacional pero pierde sensibilidad y

especificidad como marcador individual” (50).

El recuento leucocitario también se utiliza como indicador debido a que la

malnutrición compromete el estado inmunitario, considerándose indicativo de

desnutrición un descenso por debajo de los 1500 millones/mm3.

Parámetros Antropométricos.

Desde el punto de vista antropométrico resulta importante conocer, más que el peso

puntual del sujeto, el porcentaje de pérdida involuntaria de éste durante los últimos

meses, pues una pérdida involuntaria del 5% o superior en el último mes se asocia a

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 80

una mayor mortalidad (96). En este sentido podemos encontrar las siguientes situaciones:

Desnutrición Ligera: pérdida < 5% del peso corporal en un mes ó < 10% en tres

meses.

Desnutrición Moderada: pérdida del 5% del peso corporal en un mes ó del 10%

en tres meses.

Desnutrición Severa: pérdida >5% del peso corporal en un mes ó >10% en tres

meses.

El índice de masa corporal (IMC) es uno de los parámetros más utilizados para la

valoración del estado nutricional debido a su facilidad y rapidez de obtención.

Además, este indicador nos permite valorar el estado de malnutrición tanto por defecto

como por exceso a partir del peso ideal que el individuo debería tener en función de su

talla (49).

Tabla 9. Valoración según IMC. Tomado de la guía clínica: úlceras por presión y

Heridas Crónicas (2008)

IMC VALORACIÓN

< 16 Desnutrición Grave

16 – 16,9 Desnutrición Moderada

17 – 18,4 Desnutrición Leve

18,5 – 24,9 Normopeso

25 – 29,9 Sobrepeso (Obesidad Grado I)

30 – 34,9 Obesidad Grado II

35 – 39,9 Obesidad Grado III

> 40 Obesidad Grado IV

También se utilizan indicadores como el pliegue tricipital (indicador de la cantidad de

grasa corporal), la circunferencia media del brazo o la circunferencia muscular del

brazo.

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Introducción 81

Escalas para la valoración del estado nutricional.

Son múltiples las herramientas que existen para valorar el estado de nutrición de los

pacientes, muchas de ellas específicas para la población anciana, como el Nutrittional

Risk Index, la Valoración Subjetiva Global, el Malnutrition Universal Screening Tool

o el Mini Nutrittional Assessment (MNA).

Como se ha expuesto con anterioridad el MNA es una de las herramientas más

utilizadas para la valoración del estado nutricional del sujeto, especialmente diseñado

para ser aplicado sobre pacientes geriátricos. Su fiabilidad y validez ha sido

determinada por múltiples estudios internacionales y nacionales desarrollados tanto a

nivel hospitalario como en pacientes institucionalizados (29,50,61,62), lo que nos

lleva a seleccionarlo como herramienta para el cribado del estudio de cohortes que

aquí proponemos. Además, una de las principales ventajas del MNA es que detecta el

riesgo de malnutrición antes de que se identifiquen cambios importantes de peso o en

los parámetros bioquímicos. Además “permite una intervención nutricional

específicamente dirigida a aquellas áreas del MNA con una menor puntuación y sirve

para monitorizar el seguimiento y evaluar la eficacia de la intervención nutricional”

(61).

1.9.2. Prevención y tratamiento de las úlceras por presión: abordaje nutricional

A la hora de planificar los cuidados de enfermería en el paciente con riesgo de UPP o

portador de las mismas resulta imprescindible basar la práctica asistencial en evidencias

científicas, evaluando constantemente nuestro trabajo y contemplando en todo momento al

paciente como un ser integral. En este sentido, en la Guía de Referencia Rápida para la

prevención de úlceras por presión la EPUAP/NPUAP propone una serie de

recomendaciones a seguir a la hora emplear la nutrición como herramienta de prevención y

tratamiento para las UPP, destacando puntos como la importancia de remitir a un equipo de

especialistas en nutrición al paciente con riesgo de malnutrición, elegir preferentemente y

siempre que sea posible la vía oral para la alimentación u ofrecer suplementos

nutricionales (en caso de que sean necesarios) conjuntamente con la alimentación habitual

(24).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 82

Si partimos de la premisa de que las necesidades nutricionales de una persona en riesgo de

desarrollar úlceras por presión o portadora de las mismas se encuentran sensiblemente

aumentadas debido a las necesidades inherentes que requiere el proceso de cicatrización, el

objetivo a perseguir será asegurar que la dieta del individuo contenga los alimentos

necesarios para protegerle de padecer UPP o ayudar a su curación. En general le

facilitaremos una dieta hiperproteica que garantice un correcto aporte de (25,49,50):

Calorías: 30 – 35 Kcal/Kg peso/día.

Proteínas: 1.25 - 1.5 gr/Kg peso/día, pudiendo ser necesario un aumento de hasta un

máximo de 2 gr./Kg.peso/día).

Minerales : Zinc , Hierro, Cobre

Arginina

Vitaminas : Vit C, Vit A, Complejo B

Aporte hídrico: 30 cc Agua/día/Kg peso

Sin embargo, como se ha expuesto, el aporte nutricional del paciente variará en función del

estadío, número y gravedad de las lesiones que presente, de modo que Hurd (97), propone

una clasificación en la que se indica las necesidades nutricionales más adecuadas según la

categoría de la úlcera ante la que nos encontremos:

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Introducción 83

Tabla 10. Principales nutrientes según la integridad de la piel. Hurd, tomado del

Documento Técnico No. XII de GNEAUPP (2011)

INTEGRIDAD

DE LA PIEL

PROTEÍNAS LÍQUIDOS CALORÍAS ACTUACIÓN

Piel Intacta 0,8-1,0g/kg/día

30 ml/kg/día 30Kcal/kg/día Cuidadospreventivos

UPP I-II.LaceracionesAbrasiones.

Úlcerasisquémicas (solo

1 ó 2heridas)

1,2-1,5g/kg/día

35 ml/kg/día 35Kcal/kg/día

Considerarsuplementos de multivitaminas y

minerales

UPP III - IV1,5-2,0

g/Kg/día35-40

ml/kg/día40

Kcal/Kg/día

Considerarsuplementos de

multivitaminas yminerales

Heridas severas.UPP

IV/quemaduras

Hasta 3,0g/Kg/día

40 ml/kg/día 40 ó +Kcal/Kg/día

Considerarsuplementos de

multivitaminas yminerales

A la hora de aplicar recomendaciones como las mostradas en la tabla anterior hemos de

tener siempre presente que cada paciente ha de ser valorado sobre una base individual por

un equipo multidisciplinar para determinar la cantidad de energía/proteínas/hidratación

requeridas, pues los requerimientos van a variar según cada individuo e, incluso dentro del

mismo sujeto, en función del momento del proceso de cicatrización en el que se encuentre

así como de la severidad, el número, el tamaño de las heridas, la edad, comorbilidades

asociadas y el nivel de actividad ya que proporcionar un incremento de calorías por sí solo

ha demostrado no ser eficaz en la mejora de la cicatrización de heridas crónicas (98).

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En este sentido, a diferencia de lo que se podría pensar ante un paciente malnutrido, el

camino para corregir ese estado y prevenir la aparición de lesiones tisulares no siempre

pasa por un incremento energético en la dieta, sino que la ingesta energética debe ser

estrechamente controlada y equilibrada según las necesidades del individuo y su

movilidad, sobre todo en aquellos pacientes que presenten sobrepeso u obesidad. Por tanto,

debemos optimizar la ingesta de nutrientes como las proteínas sin provocar cambios

drásticos en el aporte energético de la dieta.

Sobre los requerimientos nutricionales, atendiendo a las recomendaciones de la literatura

actual, podríamos señalar a modo de resumen cuatro puntos cardinales a considerar que

relacionan la nutrición y la cicatrización de heridas, y en especial de las UPP:

Ingesta de proteínas. Ante una herida, sobre todo si resulta muy exudativa, es

importante determinar los balances de nitrógeno, pues si son negativos nos pueden

indicar la existencia de un déficit de proteínas que afectará negativamente a la

cicatrización de las heridas con disminución de la respuesta fibroblástica, la neo-

angiogénesis, la síntesis de colágeno y los procesos de remodelación. Además, los

niveles de proteínas como la albúmina, prealbúmina y transferrina en sangre son los

parámetros utilizados comúnmente para valorar el estado nutricional de un sujeto. En

este sentido, estudios como el realizado por Reed et al. en 2003, han analizado el papel

de la albúmina sérica en la cicatrización y producción de úlceras por presión

detectando que un nivel bajo de este elemento fue un factor de riesgo significativo

para el desarrollo de este tipo de lesiones, acompañado de un importante estado de

malnutrición (99). Sin embargo este parámetro ha sido cuestionado en la actualidad

debido a que son muchos los factores que pueden modificarlo, factores como la edad

que “puede disminuir la concentración de albúmina entre un 3 y un 8% por cada

década después de los 70 años” (50).

Algunos aminoácidos específicos también pueden influir en el proceso de curación, en

concreto aquellos que intervienen en la síntesis de colágeno pues, como hemos visto

con anterioridad en el proceso de cicatrización de las heridas, el colágeno es uno de

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Introducción 85

los principales remodeladores de la piel.

El colágeno es rico en los aminoácidos prolina, hidroxilisina, hidroxiprolina, glicina y

arginina. La arginina es un aminoácido no esencial importante para la síntesis de

proteínas y la proliferación celular, así mismo, los niveles plasmáticos de dicho

aminoácido nos permiten monitorizar el estado nutricional de un paciente ya que, a

pesar de ser no esencial, la síntesis endógena no basta para compensar los bajos

niveles de consumo de arginina (100). La arginina parece influir favorablemente en la

cicatrización de heridas, al producir cambios microvasculares y en la perfusión tisular,

aumentando la producción de colágeno, de manera que estudios como el realizado en

el año 2010 por Anholt et al. (78) evidencian diferencias significativas en la reducción

de las UPP en aquellos pacientes sometidos a dietas con un alto contenido en proteínas

y arginina, pues se redujo la superficie de la lesión a una media de 0,26 cm2/día

durante las tres primeras semanas de suplementación dietética, estabilizándose a 0.16

cm2/día a partir de la octava semana.

Finalmente podemos nombrar a la glutamina como nutriente asociado al proceso de

cicatrización al tratarse de una fuente alternativa de energía para la células de división

rápida, incluyendo los fibroblastos de la herida, las células epiteliales y macrófagos.

La investigación sugiere que la suplementación con glutamina después de la cirugía

mayor, en estados catabólicos como la situación de inmovilidad o ante quemaduras

extensas, pueden resultar beneficiosos (101,102).

Ingesta de ácidos grasos. Los ácidos grasos son un componente esencial de las

membranas celulares y, puede influir en la reparación de tejidos y en la curación de las

heridas a través de su potencial para influir en las vías inflamatorias reduciendo la

producción de citoquinas. El uso de fórmulas inmuno-moduladoras, que contienen

ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes inmuno-moduladores parece modificar

beneficiosamente las respuestas inflamatorias e inmunes (29).

Ingesta de líquidos. La perfusión adecuada del tejido de la herida es esencial para el

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 86

suministro de fluidos y nutrientes, y mantener las defensas inmunitarias. La

deshidratación es un factor de riesgo importante para el desarrollo de las úlceras por

presión (103). La piel se vuelve inelástica, frágil y más susceptible, por lo que la

situación respecto a la ingesta de líquidos debe ser evaluada y, si es necesario,

corregirla como parte del cuidado rutinario de enfermería.

Las pérdidas insensibles de líquido a través de la piel normal y por la evaporación de

la herida, reforzada por fiebre, no se pueden estimar, pero la cantidad de líquido de

drenajes y exudado, junto con el volumen y el aspecto de la orina, y el mantenimiento

de la presión arterial adecuada se pueden utilizar como marcadores de una hidratación

adecuada.

Ingesta de micronutrientes. Sabemos que los micronutrientes son aquellas sustancias

que nuestro organismo necesita en muy pequeñas proporciones pero que resultan

indispensables para el desarrollo de los procesos metabólicos.

En este sentido se ha evidenciado que las heridas crónicas se asocian con niveles

séricos bajos de vitaminas A y E, beta-carotenos y zinc (98,103), por lo que dentro de

los micronutrientes que presentan capacidad de prevenir o atenuar el daño producido

por los radicales libres y, por consiguiente, pueden potencialmente mejorar la

cicatrización de heridas destacan, como bien indica Hurd (97), las vitaminas A, C y E,

zinc, selenio y magnesio.

Vitamina A. Promueve la cicatrización por el aumento en la diferenciación de los

fibroblastos, la síntesis de colágeno, aumento de las fuerzas de tensión en la herida y

reducción de la infección.

Vitamina C. Es un antioxidante, cofactor de enzimas, y un reductor químico

importante para la cicatrización de heridas. Resulta esencial en la síntesis de colágeno

y en el mantenimiento del sistema inmune, de manera que bajas concentraciones de

vitamina C se asocian con alteración de la síntesis de colágeno y riesgo de desarrollo

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Introducción 87

de úlceras por presión (104). Ademas, su consumo es importante incluso después de la

cicatrización, ya que en esta fase las lesiones son más metabólicamente activas y las

cicatrices pueden volver a romperse en estados de carencias de vitamina C (104). Las

recomendaciones internacionales se sitúan en los sujetos sanos en 75 mg/día (mujeres)

y 95 mg/día (varones), con un límite tolerable de 2 g al día (83). En los últimos

tiempos una dosis supra-fisiológica de la vitamina C (>1 g/día) se ha defendido como

promotora de la cicatrización de heridas pero, como la saturación de los tejidos para

esta vitamina se sitúa en una ingesta de 200 mg/día, debemos controlar el consumo

excesivo ya que éste, lejos de aportar beneficios como se pone de manifiesto en el

Documento Técnico No. XII del GNEAUPP (29), puede llegar a ser perjudicial para

nuestro paciente, causándole diarreas que incrementarán el riesgo de lesiones cutáneas

por humedad.

Vitamina E. A diferencia de las otras vitaminas, el papel de la vitamina E es uno de

los grandes interrogantes en el proceso de cicatrización, no estando clara la necesidad

de su suplementación ante este tipo de lesiones, si bien es cierto que posee

propiedades tanto anti-inflamatorias como antioxidantes (83). Se considera

beneficiosa en el control de la respuesta aguda a una lesión, y es esencial para la

estabilidad de las grasas dentro de la membrana celular. Sin embargo, se ha

demostrado en estudios con animales que la suplementación reduce la resistencia a la

tracción de la herida, aumentando el riesgo de dehiscencia de la misma, lo que nos

lleva a afirmar que su excesiva suplementación no tiene ningún beneficio probado.

Vitamina K. Se requiere como cofactor para los factores de la coagulación y se

produce, normalmente, por las bacterias del intestino grueso. Si un paciente tiene

alguna situación en la que la producción endógena se vea limitada (por ejemplo,

consumo de antibióticos), esto puede llevar a deficiencias, lo que puede dar lugar a

hemorragias e importantes alteraciones en la cicatrización de heridas al verse alterados

los factores de coagulación (105).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 88

Zinc. Se trata de un cofactor que actúa en muchos sistemas enzimáticos implicados en

el metabolismo de los macronutrientes. La deficiencia de zinc está asociada con

retraso en la cicatrización de heridas a través de la discapacidad en la proliferación de

fibroblastos, la tasa de epitelización, y la síntesis de colágeno (106), y son los

vegetarianos, alcohólicos y aquellos con enfermedades digestivas como diarrea,

fistulas gastrointestinales etc. (98). Sin embargo, los niveles séricos de zinc son

difíciles de interpretar y la suplementación sólo beneficia a aquellos que tienen

deficiencias.

Hierro. Es un nutriente necesario para la síntesis de colágeno.

La anemia severa puede retrasar la curación por diferentes motivos: en primer lugar, la

circulación periférica se ve reducida dando lugar a una mala oxigenación de la herida,

y en segundo lugar se produce una disminución de la acción bactericida de los

leucocitos.

Cobre. Es un importante nutriente para la cicatrización ya que también interviene en

la producción de colágeno. Al igual que ocurre con otros micronutrientes, existe un

nivel máximo de 10000 μg/día.

Ácido alfa-lipoico (ALA). Este elemento fue aislado por Reed et al (107), se

encuentra en pequeñas concentraciones en células vegetales y animales, y actúa en el

organismo como factor de crecimiento. Además, el ácido alfa-lipoico sirve para la

regeneración de la vitamina C y la vitamina E. Todas estas propiedades, unidas a la ya

conocida como antioxidante, le otorgan un panorama prometedor en el campo de las

úlceras pues muchos de estos elementos se dan en el proceso de cicatrización como

bien indica el Documento Técnico No. XII del GNEAUPP.

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Introducción 89

1.9.3.Estado nutricional y riesgo de úlceras por presión en el paciente geriátrico

Una vez que conocemos, desde el punto de vista nutricional, cuáles son los principales

elementos que intervienen en el mantenimiento estructural de nuestros tejidos y la relación

teórica entre éstos y el desarrollo de lesiones cutáneas como las úlceras por presión,

podemos deducir que, unido a los factores coadyuvantes que potencian este tipo de

lesiones, es la población anciana el grupo de mayor riesgo debido no sólo a que los

diagnósticos más prevalentes en este grupo de edad son los relacionados con el deterioro

de la movilidad física, la dependencia para llevar a cabo las actividades básicas de la vida

diaria (AVD) o el deterioro de la integridad cutánea, sino también por la tendencia que este

grupo social tiene hacia la malnutrición, sobre todo hacia la desnutrición energético-

proteica (108).

En cuanto a la situación epidemiológica en los ancianos, la literatura científica arroja datos

como la prevalencia de la malnutrición energético-proteica (MEP) en la comunidad, siendo

ésta relativamente baja con una tasa de un 1-5% determinada usando el MNA como

herramienta (50). En contraposición, sí resulta alarmante el dato referente al riesgo de

malnutrición en esta población, que se encuentra entre el 8-47% poniendo de manifiesto la

gran importancia que la detección de este problema y la actuación precoz tienen para poder

evitar la aparición de UPP en estos pacientes malnutridos. Dentro del ámbito hospitalario

la prevalencia de malnutrición aumenta considerablemente a unas tasas del 30-60% en los

adultos mayores, llegando incluso al 84% en los sujetos mayores de 65 años o más. Aún

así, conocer de forma fiable la prevalencia total de malnutrición en la población anciana

resulta bastante difícil y, si bien es cierto que hay un gran número de estudios regionales,

los datos globales sobre las tasas de prevalencia de este problema son muy escasos.

La malnutrición es un importante problema en la población anciana y en estos casos está

asociada a un incremento de la morbi-mortalidad, ingresos hospitalarios frecuentes y

hospitalizaciones más prolongadas, mayor susceptibilidad de infecciones y, por tanto,

mayor riesgo en presentar úlceras por presión (UPP). Además, en este tipo de pacientes

concurren múltiples factores que agravan el riesgo de lesiones tisulares como el grado de

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 90

deterioro cognitivo del paciente, el grado de actividad física que desarrolle, la situación

social o las patologías de base (109).

Además, en este grupo social existe la dificultad añadida de determinar cuál es la etiología

de la malnutrición, pues en este estado de desequilibrio intervienen factores propios del

deterioro fisiológico del organismo así como problemas socioeconómicos (aislamiento

social, bajo poder adquisitivo...), la polimedicación, la presencia de enfermedades crónicas

de base y problemas psicológicos, factores que pueden influir directamente sobre la

alimentación/nutrición potenciando la situación de malnutrición.

En este sentido, siendo conscientes de la repercusión que el estado nutricional tiene y

tendiendo presente que el estudio que aquí se propone se centra en la población anciana,

consideramos imprescindible desarrollar una serie de puntos clave sobre nutrición en las

personas de edad avanzada.

Sabemos que la función inmune está alterada en los ancianos (109)

Con la edad se produce una reducción en las reservas de proteínas endógenas y esto se

traduce en que la proporción de proteínas corporales utilizadas en el recambio diario

de proteínas cae del 30% al 20%. Este fenómeno hace que los adultos mayores deban

tener en la dieta una ingesta de proteínas superiores a los individuos más jóvenes

(100).

Los pacientes mayores debilitados son particularmente vulnerables a la deshidratación

y, voluntariamente, pueden disminuir la ingesta de líquidos para controlar la

incontinencia urinaria, lo que aumenta la fragilidad de la piel y, con ello, el riesgo de

úlceras por presión (110).

Con la edad la concentración sérica de los niveles de albúmina pueden disminuir entre

un 3 y un 8% por cada década después de los 70 años (50).

En cuanto a la hemoglobina y el hematocrito, los individuos de edad avanzada

presentan cierta tendencia a la anemia, pudiendo llegar el déficit de hierro a una tasa

de prevalencia del 44% (111).

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Introducción 91

En resumen, los pacientes con un estado nutricional alterado (ya sea por exceso o por

defecto) presentan un importante incremento del riesgo de mortalidad, sepsis, infecciones,

y alteraciones tisulares como las úlceras por presión. Este estado de desequilibrio

nutricional es más característico en la población anciana debido en gran medida a las

características inherentes al propio proceso de envejecimiento, de ahí que el riesgo de

aparición de UPP en este tipo de pacientes es considerablemente más elevado que en el

resto de la población. Debido a ésto, la valoración del estado nutricional de la población

anciana resulta especialmente importante para prevenir la aparición de lesiones cutáneas o

facilitar su cicatrización en caso de presentarlas, y para ello contamos con herramientas

fiables, válidas, rápidas y sencillas de usar como el Mini Nutritional Assessment, que nos

permiten clasificar al paciente en función de su nivel de desnutrición y poder, de este

modo, establecer las medidas preventivas y/o correctivas adecuadas para cada situación.

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JustificaciónJustificación

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 95

2. Justificación

La documentación revisada pone de manifiesto el gran impacto que suponen las UPP para quienes

las padecen, así como para su entorno sociofamiliar, la comunidad y el Sistema Nacional de Salud

por motivos basados en cuatro grandes aspectos que justifican el trabajo que aquí se propone:

prevalencia, morbi-mortalidad, coste socioeconómico y envejecimiento poblacional.

La prevalencia es el primer pilar que motiva el presente estudio, pues partimos de unos últimos

datos epidemiológicos que sitúan este problema en torno al 8 – 23%. Concretamente en nuestro

país, en el año 2013, observamos cómo se produce un incremento de ésta en todos niveles

asistenciales, siendo realmente alarmante el 13,41% que se obtiene en centros sociosanitarios, que

contaban con una tasa del 6,39% cuatro años antes, el 8,51% de ATDOM y el 7,57% de los centros

hospitalarios. Sin embargo, a pesar de el gran número de casos de UPP, la comunidad científica

nacional afirma que el 95% de las úlceras por presión son potencialmente evitables aplicando las

medidas adecuadas para cada paciente a través de “simplificadas pautas de cuidados y arsenal

terapéutico básico” según los datos que aportan Soldevilla y Navarro en su artículo de 2006 (28)

En cuanto a la morbi-mortalidad, las úlceras por presión constituyen un problema que disminuye

significativamente la calidad de vida de quienes las padecen y de sus cuidadores. En este aspecto las

UPP incrementan considerablemente la probabilidad de que una persona muera, afectando en su

mayoría a la población de edad avanzada según el estudio publicado por Verdú, Nolasco y García en

2003, en el que se analiza la evolución de la mortalidad por este problema en el periodo

comprendido entre 1987 y 1999 en nuestro país (75).

Desde el punto de vista socioeconómico sabemos que este problema supone un 14,6% del gasto

total de nuestro país (67,4 millones de euros sobre un gasto total de 461 millones) en cuanto a

recursos materiales empleados para su tratamiento. Además, el coste medio del tiempo de

enfermería empleado en estas lesiones oscila en torno al 19,2% de su coste total (74). Por otra parte,

destacar los costes sociales ocasionados por las UPP, que conllevan absentismo laboral de las

personas afectadas.

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Justificación 96

Finalmente, el último de los pilares que motivan este estudio tiene que ver con el envejecimiento de

la población que sufren los países desarrollados.

Estos aspectos hacen de las UPP un importante problema de salud pública que, de hecho, alcanza la

dimensión de “epidemia del Siglo XXI” en los países desarrollados o, como bien indicaba Pam

Hibbs en la década de los 80 (75), de “epidemia debajo de las sábanas”, aludiendo a la envergadura

epidemiológica de estas lesiones. Además, la presencia de UPP se establece no solo como indicador

de morbi-mortalidad como se muestra en el trabajo de Nolasco, García y Verdú, sino como

indicador de la calidad de los cuidados de enfermería al descansar sobre este colectivo la

responsabilidad de los mismos.

Al tratarse de un problema de salud evitable, de un “injustificado accidente”como bien relata

Soldevilla en su tesis doctoral (20), se hace oportuno analizar desde todas las dimensiones, incluida

la nutricional, los factores que pueden intervenir en la aparición del problema o en la mejoría del

mismo, de ahí que consideremos necesario el estudio que aquí se plantea con el fin de actualizar el

marco conceptual existente sobre úlceras por presión mediante la revisión sistemática que se ha

realizado; revisión que pone de manifiesto la compleja y numerosa interacción de factores de riesgo

y factores de confusión en este tipo de lesiones tisulares. Así mismo, el análisis bibliográfico

realizado resulta imprescindible para poder enlazar la evidencia epidemiológica en cuanto a

prevalencia, incidencia y morbi-mortalidad de este problema de salud pública con la fisiología,

etiología y patogenia del mismo, facilitando así una mejor comprensión del problema de las UPP.

Por tanto, podemos afirmar que el trabajo actual persigue conocer la dimensión que tiene en la

literatura los factores de los que dependen las UPP y, singularmente, determinar si el factor

nutricional es independiente a la aparición de UPP, pues la transcendencia de estos problemas a

penas han sido estudiada en nuestra comunidad.

Es necesario un despertar, una “rebelión profesional” de Enfermería, para dejar de entender las

úlceras como algo inherente a la edad avanzada o a la hospitalización prolongada, y actuar desde el

primer momento con herramientas que surjan de diferentes dimensiones y que eviten, incluso, la

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 97

muerte del paciente.

No solo los números deben impulsarnos a ese buen obrar, sino que desde la ética y la Ley deben

comprometer al profesional a abrazar soluciones que eviten este gran mal a través de actuaciones

oportunas.

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Fase IFase IRevisión SistemáticaRevisión Sistemática

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FASE I. Rev. Sistemática 101

3. FASE I: Revisión Sistemática

3.1. Objetivo

Sistematizar la información aportada por los estudios realizados en los últimos quince años

sobre el problema de las UPP y la relación que este tipo de lesiones guarda con el estado

nutricional de quienes las presentan.

3.2. Material y método

Tipo de estudio: revisión sistemática de la literatura con síntesis narrativa de los

artículos seleccionados . La revisión sistemática se ha estructurado metodológicamente

en base a las recomendaciones de la declaración PRISMA (112) siguiendo la metodología

de trabajo que se muestra en la sección Anexos (ANEXO IV).

Estrategia de Búsqueda: la búsqueda se llevó a cabo en las siguientes bases de datos:

Centre for Reviews and Dissemination. University of York.

Database of Abstracts of Reviews of Effects (DARE)

Health technology assessment database (HTA)

NHS Economic evaluation database (NHS EED)

Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud

(LILACS)

Currents Contents: Clinical Medicine; Social and behavioral sciences; Life sciences.

EBSCO Online.

Index Medicus On-Line and International Nursing Index (MEDLINE).

Indice Medico español (IME)

InterSciencia. (Wiley). Medicine, Life sciencies. Social sciences. ScienceDirect:

Medicien and dentistry; Nursing and health professions; Social sciences.

Pascal. ProQuest. Springer.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 102

El período de estudio comprendió los años 2001-2013 considerando los autores que con

anterioridad a estas fechas habían desarrollado estudios similares con la idea de exponer

las nuevas líneas de investigación en pleno siglo XXI.

Se utilizaron los siguientes descriptores en las diferentes bases de datos (en el idioma

correspondiente) y sus combinaciones booleanas:

(Úlcera)

(Úlcer* por presión)

(Heridas)

(Herid* crónicas)

(Úlcer* y estado nutricional)

(Malnutrición)

(Pressure ulcer)

(Pressure ulcer* AND nutrition)

(Nutritional Status)

(Dietary Intake)

Adicionalmente, se llevó a cabo una búsqueda inversa a partir de las referencias

bibliográficas de los estudios seleccionados.

Selección de documentos.

C r i t e r i o s de i n c l u s i ó n : todos los estudios, independientemente del diseño, que

relacionen UPP y factores nutricionales. Sólo se incluyeron estudios publicados en

español, inglés, portugués, italiano y francés. No obstante, se incluyen los

estudios cuyo porcentaje de pacientes seguidos durante el periodo especificado es

superior al 75%. Es decir, las pérdidas de pacientes no superan el 25 %, según el

criterio habitualmente establecido. Estudios donde los pacientes son seguidos de

forma sistemática durante el periodo establecido.

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FASE I. Rev. Sistemática 103

C r i t e r i o s de e x c l u s i ó n : en todos los casos se han excluido los trabajos no publicados

en revistas científicas, es decir se ha excluido la denominada “literatura gris”, que

hace referencia al conjunto de documentos, de muy diversa tipología, que no son

editados o que se publican pero se distribuyen a través de canales poco

convencionales (actas de congresos, informes de investigación, proyectos,

patentes, normas, resúmenes de congresos, etc.), por no tener garantía de haber

pasado un filtro de calidad metodológica inicial de los revisores de revistas

científicas.

Aquellos artículos que no incluían un resumen en la base de datos, también fueron

excluidos del estudio. Después de la valoración de la calidad metodológica, aquellos

artículos con una calidad baja o muy baja, también fueron excluidos.

Extracción de datos.

Los datos fueron extraídos por el investigador principal y comprobados por otro de

manera independiente, comprobando si existe algún error o modificación a realizar. Han

sido recogidos en una tabla de extracción de datos confeccionada para tal fin que

incluía los siguientes apartados:

Referencia bibliográfica del estudio (autor y año de publicación)

País de realización.

Diseño del estudio.

Objetivos.

Población/Muestra.

Resultados.

Comentarios.

Calidad/Limitaciones.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 104

Análisis de la calidad metodológica.

Para el estudio de los artículos se realiza un análisis descriptivo de los mismos. Se ha

valorado la calidad metodológica de los estudios identificados en la búsqueda

bibliográfica mediante el método propuesto por Coleman et al (113), donde se

especifican los siguientes criterios para determinar el grado de calidad:

¿Hay un número suficiente de eventos? ( regla de oro: ¿hay 10 eventos por cada factor

de riesgo? )

¿Hay presentación de datos suficiente para evaluar la adecuación del método y

análisis?

¿Es la estrategia para la construcción de modelos (es decir, la inclusión de las

variables ) adecuada y en base a un marco conceptual?

¿Es el modelo seleccionado adecuado para el diseño?

Cada criterio se evaluó en relación a su cumplimiento (sí / no / parcial / seguro ) y

proporcionó un enfoque estructurado para la clasificación de la calidad del estudio

global.

De forma práctica diferenciamos y clasificamos los estudios en alta, moderada, baja o

muy baja calidad utilizando los siguientes criterios:

Estudios de alta calidad (HQS): si para todos los criterios.

Estudios de calidad moderada (MQS): si para el criterio 1 y al menos 2 de los otros

criterios.

Estudios de calidad baja (LQS): no para el criterio 1 y no hay o parciales para otros

2 criterios.

Estudios de muy baja calidad (VLQS): no para el criterio 1 y la ausencia o

parcial para todos los otros 3 criterios.

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FASE I. Rev. Sistemática 105

Cada estudio fue valorado de forma independiente por los dos investigadores. En caso

de discrepancias en su consideración como válido, fue consultado un tercer investigador

quien decidió su aceptación o no.

Análisis de la información. Síntesis de la literatura.

Para el análisis de la literatura incluida en esta revisión se llevan a cabo dos tipos de

análisis, por un lado una síntesis narrativa para la extracción de resultados y por otro se

hace un recuento de la frecuencia de aparición de los diferentes factores de riesgo

nutricional, agrupándolos finalmente en dimensiones de riesgo que relacionan dichos

factores con las UPP.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 106

3.3. Resultados

En el diagrama de flujo según recomendaciones PRISMA 2009 (112)5 se puede observar el

desarrollo de la revisión sistemática.

El resultado final de esta revisión sistemática ha conducido a la selección inicial de 29

artículos después de un cribado integrado por 220 artículos.

De los 29 artículos , 86 de ellos se eliminaron después de su análisis a texto completo por

no cumplir criterios de inclusión. La síntesis narrativa que extraemos de estos 21 artículos

definitivos, cuyo contenido queda recogido en la Tabla 11 podría quedar resumida, en

función de si se estudian parámetros antropométricos o marcadores bioquímicos, como

sigue:

Desde el punto de vista de las medidas antropométricas, en el año 2002 Casimiro et al.

(114), investigando la prevalencia y factores de riesgo asociados a UPP en una población

geriátrica de 827 pacientes, encuentran como la diabetes y la deshidratación favorecen la

aparición de estas lesiones; del mismo modo apuntan a una relación inversamente

proporcional entre IMC y desarrollo de UPP, siendo un IMC bajo un factor de riesgo.

Además, la evaluación subjetiva del estado nutricional a través del Nutrition Screening

Determine Scale modificado mostraría una asociación lineal estadísticamente significativa

con las úlceras. Finalmente los autores destacan que una puntuación mayor de 14 en la

escala de Norton modificada se asoció con menor tasa de lesiones tisulares.

Siguiendo el análisis de los factores de riesgo para las UPP, en 2004, en un estudio

transversal de ensayo- intervención, Hudgens et al. (109) comparan si existe relación entre

el estado nutricional (usando para ello la puntuación del MNA y la función inmune a través

del test Kruskall-Wallis) con estas lesiones en ancianos de 65 años o más. En este caso los

autores concluyen que el sistema inmune es fundamental para la cicatrización de heridas,

por lo que mejorar el estado inmunológico y nutricional en pacientes con UPP puede

aumentar la curación y prevención de las mismas. En esta línea de investigación, en el año

5 En la sección “Anexos” se muestra el esquema seguido para llevar a cabo el análisis metodológico de la bibliografía consultada según la declaración PRISMA (ANEXO III)

6 En la sección “Anexos” se muestra la relación de estudios descartados (ANEXO IV)

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FASE I. Rev. Sistemática 107

2005 Donini y su equipo (115) desarrollan un estudio de cohortes retrospectivo a través del

cual determinan que en el desarrollo de las UPP intervienen multitud de factores,

considerando que la nutrición es uno de ellos.

Posteriormente, en 2007, Ami Homel et al. (116) proponen un estudio analítico de

intervención con el fin de valorar si un aporte nutricional adecuado favorece la

cicatrización de las UPP. De este modo consiguen reducir en un 50% el número de

pacientes que han desarrollado este tipo de lesiones durante su estancia en el hospital, de

manera que concluyen que una intervención nutricional en pacientes que tienen una

condición nutricional deficiente previa mejora considerablemente la cicatrización de las

heridas y reduce el riesgo de desarrollar úlceras.

Dos años después Michael Nonnemacher et al. (117) determinan qué combinación de

factores de riesgo son determinantes para el desarrollo de UPP analizando 12 situaciones

consideradas comúnmente como adyuvantes para estas lesiones; de sus resultados nos

interesa resaltar en nuestra revisión cómo la desnutrición y la deshidratación juegan un

papel relevante en este proceso.

En 2010 los japoneses Iizaka et al. (118) destacan en su estudio como la desnutrición es el

factor de riesgo más significativo que explica una mayor tasa de UPP. Para los autores una

valoración del estado nutricional del paciente y una ingesta adecuada ,supervisada por un

profesional de salud se asociaron significativamente con una menor probabilidad de

desarrollar UPP. Por otro lado también comprobaron como la desnutrición estuvo asociada

a las UPP más graves (OR: 1.88). Del mismo modo y en el mismo año, Merrilyn Banks et

al. (119) aseguran que la desnutrición se asocia con al menos dos veces más posibilidades

de tener una UPP en los servicios públicos de salud de Queensland, tanto es así, que

consideran imprescindible que los servicios sanitarios tomen medidas para identificar,

prevenir y tratar la desnutrición especialmente en aquellos pacientes que, por sus

características personales, tienen un mayor riesgo de desarrollar úlceras.

En 2010, Iizaka et al. (120) a través de un estudio descriptivo-transversal pretenden

determinar cómo la pérdida de proteínas a partir del fluido de la herida es generalmente

Page 109: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 108

reconocido como uno de los factores que contribuyen al deterioro del estado nutricional en

ancianos con UPP. Para los autores la cantidad total de pérdida de proteínas podría ser

pequeña y no significativa para relacionarla directamente con el estado nutricional aunque

sí podríamos relacionarla con el aumento de la herida y la severidad de la misma.

En 2011Verschueren et al. (121) en un estudio multicéntrico prospectivo de cohortes tienen

como objetivo determinar la incidencia y los factores predictores de UPP en pacientes con

lesión de médula espinal. Señalan como un IMC menor de 20 (kg. m2) supondría un riesgo

para UPP en torno a (OR: 1.8), al mismo tiempo el hecho de ser fumador o una ingesta de

alcohol aunque a menudo se ven como factores de riesgo no se ha podido establecer una

relación estrecha en la aparición de UPP. La herramienta para valorar el riesgo en pacientes

medulares en este caso es la escala SCIPUS que tiene en cuenta aspectos entre otros como :

niveles de glucemia, albúmina, proteínas, hematocrito o el hábito tabáquico o de alcohol

anteriormente citados. Siguiendo la misma línea, Eman S.M. Shahin et al. (122) proponen

que existe una relación significativa entre los parámetros de malnutrición, medidos a través

de un IMC inferior a 18,5 (kg. m2) y un bajo consumo nutricional con las UPP.

En 2012 y en nuestro país, A. Sancho et al. (108) en un estudio descriptivo transversal

con 100 pacientes de dos centros de salud de Tarragona, demuestran que el 14 % de

pacientes de ATDOM presentan malnutrición y un 46% riesgo de desnutrición. En

aquellos pacientes en situación de malnutrición, el riesgo de ulceración es

significativamente superior, el grado de dependencia física mayor, y los valores de la

albúmina, el colesterol y el IMC son significativamente menores, de ahí que planteen la

necesidad de una intervención nutricional para solventar el riesgo tan elevado de UPP que

presentan los pacientes domiciliarios desnutridos o malnutridos. En este sentido,Takahashi

et al. (123) se centran en el análisis de los factores de riesgo para las UPP y apuntan a una

batería multifactorial de elementos para la aparición de estas lesiones entre los que

destacan: sexo, edad, estado civil, y situaciones comórbidas como diabetes, cáncer,

demencia y depresión.

Page 110: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

FASE I. Rev. Sistemática 109

En 2013 Brito et al. (124), en un estudio descriptivo multicéntrico, concluyen que la

prevalencia de UPP en hospitales de Brasil es alta, siendo extremadamente alta la

prevalencia de malnutrición. Señalan que la desnutrición es uno de los factores de riesgo

más importantes asociado con el desarrollo y la severidad de las UPP y remarcan cómo los

pacientes que están desnutridos son más propensos a desarrollar estas lesiones.

Por último, en el 2013, en la línea de estudios centrados en la nutrición como factor de

riesgo para las UPP, Milta O. Little et al.(125), en una revisión sistemática, resaltan y

debaten los beneficios de la suplementación nutricional para la prevención y cicatrización

de las heridas partiendo del hecho que la desnutrición y malnutrición son factores de riesgo

para UPP que precisan ser abordados desde un primer momento.

Más específicamente también se han desarrollado estudios sobre la medición de los

parámetros bioquímicos que pueden interferir en el proceso de cicatrización de heridas,

principalmente crónicas, de manera que en el año 2002 Gengenbacher et al. (126), en un

estudio de casos control, centran su interés en las proteínas, de modo que los pacientes con

UPP muestran valores estadísticamente significativos menores de albúmina, transferrina,

hemoglobina, colesterol, hierro y zinc. Del mismo modo el recuento de linfocitos fue

ligeramente, pero no estadísticamente, menor en el grupo de pacientes portadores de UPP.

Posteriormente, en el año 2003, Reed et al.(107) desarrollan un estudio de cohortes con

una muestra de 2.771 pacientes y advierten cómo la presencia de niveles bajos de albúmina

( OR:1.40 ) y confusión mental (OR:1.45) son factores de riesgo estadísticamente

significativos, así como el hecho de estar desnutrido (OR:1.69) supone un riesgo

considerable para desarrollar UPP. En 2007 Jane Nixon et al. (127) también establecen

elementos predictores independientes para el desarrollo de UPP, siendo en este caso los

niveles bajos de albúmina, el peso y la presión intraoperatoria mínima arterial diastólica..

Avanzando en el tiempo, en 2009, Enid Wai-Yung Kwong et al. (128) concluyen con

certeza que la desnutrición es un factor de riesgo para desarrollar UPP y, de los contenidos

de la dieta, la ingesta proteica parece ser el más importante considerando, por tanto, que

Page 111: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 110

una dieta baja en proteínas supondría un factor de riesgo de igual modo que un IMC bajo,

albúmina sérica baja, y pérdida de peso se asocian a un mayor riesgo de UPP. En 2011,

Usha Kalava et al. (129) pretenden determinar la asociación entre los niveles de vitamina

D y UPP, concluyendo que las comorbilidades médicas aumentaron el riesgo de úlceras,

mientras que una deficiencia de vitamina D no es un factor de riesgo independiente

pudiéndose interpretar como un marcador para enfermedades comórbidas.

Otro estudio en el que se valoran los parámetros albúmina, colesterol total y linfocitos es el

desarrollado por Pardo Cabello et al. (130); se trata de un estudio descriptivo en el que se

seleccionaron 140 pacientes, usando la herramienta CONUT para el diagnóstico de

desnutrición y encontrando una asociación entre el estado de desnutrición moderada-

severa y UPP.

Finalmente y también en 2011 Agnieszka Wojcik et al. (131) evalúan la relación entre el

aporte nutricional, los factores antropométricos y la gravedad de las UPP y las úlceras

venosas. Para los autores se ha revelado que existe una asociación entre la gravedad de las

úlceras y un aporte deficitario en la dieta de vitaminas A, K, magnesio y proteínas.

Proponen que la optimización de los soportes nutricionales podría conseguir una estrategia

importante para promover la curación de las heridas y reducir la gravedad de las mismas.

Page 112: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

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eron

una

may

or c

ircu

nfer

enci

a m

uscu

lar

del b

razo

(AM

C)

( p

= 0

,05)

, la

circ

unfe

renc

ia d

e la

pant

orri

lla

(CP

) (

p =

0,0

38)

y el

índi

ce d

e

mas

a co

rpor

al (

IMC

) (

p =

0,0

43)

los

valo

res.

Alte

raci

ones

de

las

prue

bas

antr

opom

étri

cas

de I

MC

, plie

gue

cutá

neo

del

tríc

eps

(TSF

) <

perc

entil

10

y A

MC

<pe

rcen

til 1

0 se

enc

ontr

aron

en

12 p

acie

ntes

Es

posi

ble

redu

cir

el d

esar

rollo

de U

PP a

dqui

rida

s en

el

hosp

ital e

n pa

cien

tes

anci

anos

con

frac

tura

de

cade

ra a

pes

ar

de q

ue ti

enen

una

con

dici

ón

nutr

icio

nal d

efic

ient

e pr

evia

a

la f

ract

ura.

Los

res

ulta

dos

indi

can

que

la

mej

ora

nutr

icio

nal e

stab

leci

da

redu

ce a

l 50%

el d

esar

roll

o de

UP

P ho

spit

alar

ias.

HQ

Con

tinú

a

Page 116: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

en e

l gru

po c

ontr

ol y

en

4 pa

cien

tes

del

grup

o de

inte

rven

ción

.

Nin

guno

de

los

4 pa

cien

tes

en e

l gru

po d

e

inte

rven

ción

des

arro

llad

o úl

cera

s po

r

pres

ión.

Sin

em

barg

o, d

os d

e lo

s 12

paci

ente

s en

el g

rupo

de

cont

rol s

e vi

eron

afec

tado

s.

Mic

hael

Non

nem

ache

r, et

al./

2009

Ale

man

iaE

ncue

sta.

(1)

dete

rmin

ar la

com

bina

ción

de

fact

ores

de

ries

go q

ue m

ejor

pred

ice

el r

iesg

o de

des

arro

llar

UP

P en

tre

los

paci

ente

s

hosp

italiz

ados

en

un h

ospi

tal

univ

ersi

tari

o de

cui

dado

s

inte

nsiv

os.

(2)d

eter

min

ar e

l pes

o ap

ropi

ado

para

cad

a fa

ctor

de

ries

go.

(3)

obte

ner

una

herr

amie

nta

de

eval

uaci

ón d

e ri

esgo

s co

ncis

o y

fáci

l de

usar

par

a el

uso

dia

rio

por

part

e de

l per

sona

l de

enfe

rmer

ía.

n =

34.

238

caso

s

ingr

esad

os e

n E

ssen

Clín

icas

.

La

tasa

de

prev

alen

cia

de U

PP

fue

del 1

,8%

(625

cas

os).

El a

náli

sis

iden

tific

ó 12

fac

tore

s pr

edic

tivo

s

para

el d

esar

roll

o de

UPP

. La

sens

ibil

idad

y

la e

spec

ific

idad

fue

ron

del 8

3,4

y el

83,

1%,

resp

ectiv

amen

te, c

on u

n va

lor

pred

ictiv

o

posi

tivo

de

8,4%

y u

n va

lor

pred

ictiv

o

nega

tivo

del

99,

6%.

Los

pre

dict

ores

en

su m

ayor

ía

se c

orre

spon

den

a lo

s

utili

zado

s en

las

esca

las

esta

blec

idas

, aun

que

el u

so d

e

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ores

de

pond

erac

ión

es u

n

enfo

que

nove

doso

.

Tant

o el

mod

elo

fina

l de

regr

esió

n y

la e

scal

a de

deri

vado

s m

uest

ran

una

valid

ez d

e bu

en p

ronó

stic

o.

MQ

S

Con

tinú

a

Page 117: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

Shin

ji I

izak

a,et

al.

/201

0Ja

pón

Est

udio

ana

lític

o-

Obs

erva

cion

al d

e

caso

s co

ntro

l.

Inve

stig

ar e

l im

pact

o de

l est

ado

nutr

icio

nal y

fac

tore

s re

laci

onad

os

con

la n

utri

ción

en

el d

esar

roll

o y

la

seve

rida

d de

las

UPP

adq

uiri

das

en

el á

mbi

to d

e la

ate

nció

n

dom

icil

iari

a.

En

207

ofic

inas

de

aten

ción

dom

icil

iari

a

en J

apón

fue

ron

sele

ccio

nado

s al

aza

r

a lo

s pa

cien

tes:

290

con

UP

P ad

quir

idas

en c

asa

y 45

6 s

in

UPP

.

La

desn

utri

ción

fue

sig

nifi

cativ

a y

la m

ás

fuer

tem

ente

aso

ciad

a co

n un

a m

ayor

tasa

de

UPP

(O

R: 2

,29,

IC

95%

, 1,5

3-3,

44).

La

valo

raci

ón d

el e

stad

o nu

tric

iona

l del

paci

ente

y la

inge

sta

alim

enta

ria

adec

uada

se

asoc

iaro

n si

gnif

icat

ivam

ente

con

una

men

or

prob

abil

idad

de

desa

rrol

lar

UPP

(O

R, 0

,43,

0,47

, IC

95%

, 0.2

7-0.

68, 0

.28-

0.79

,

resp

ectiv

amen

te).

La

desn

utri

ción

tam

bién

fue

sign

ific

ativ

amen

te m

ayor

y f

uert

emen

te

asoc

iada

con

las

UPP

más

gra

ves

(OR

=

1,88

, IC

95%

, 1.0

3-3.

45).

La

calid

ad d

e la

ate

nció

n

dom

icili

aria

de

los

fact

ores

de r

iesg

o ta

les

com

o la

redi

stri

buci

ón d

e la

pre

sión

ha m

ejor

ado,

por

lo q

ue e

l

man

ejo

nutr

icio

nal e

s un

fact

or m

ás c

ruci

al e

n la

prev

enci

ón d

e U

PP.

.

HQ

S

Eni

d W

ai-Y

ung

Kw

ong

et

al./

2009

Chi

naE

stud

io d

e co

hort

es

pros

pect

ivo.

Eva

luar

la in

cide

ncia

de

UPP

y lo

s

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ores

que

afe

ctan

el d

esar

roll

o de

UPP

ent

re lo

s an

cian

os r

esid

ente

s

ingr

esad

os e

n as

ilos.

n =

346

res

iden

tes

de

65 a

ños

o m

ás, d

e

cuat

ro h

ogar

es d

e

anci

anos

pri

vado

s de

Hon

g K

ong.

.

La

inci

denc

ia d

e U

PP

fue

25,1

6%.

Se d

emos

tró

que

los

resi

dent

es q

ue

perm

anec

en e

n ca

ma,

esp

ecia

lmen

te

aque

llos

con

co-

mor

bilid

ad (

insu

fici

enci

a

rena

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ccid

ente

cer

ebro

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ular

) y

que

vive

n en

asi

los

de a

ncia

nos,

don

de n

o ha

bía

enfe

rmer

as, s

ino

auxi

liare

s de

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erm

ería

,

esta

ban

en m

ayor

rie

sgo

de d

esar

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ar U

PP..

La

desn

utri

ción

es

un f

acto

r

de r

iesg

o pa

ra d

esar

rolla

r

UP

P.

De

los

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ores

de

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ieta

,

la in

gest

a pr

otei

ca p

arec

e

más

impo

rtan

te.

Un

índi

ce b

ajo

de m

asa

corp

oral

(IM

C),

alb

úmin

a

séri

ca b

aja,

y p

érdi

da d

e

peso

se

asoc

ian

con

un

may

or r

iesg

o de

UPP

.

HQ

S

Con

tinúa

Page 118: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

Shin

ji li

zaka

R.N

.,et a

l.

2010

Japó

nE

stud

io d

escr

ipti

vo.

Tra

nsve

rsal

.

Det

erm

inar

cóm

o la

pér

dida

de

prot

eína

s es

rec

onoc

ido

com

o

uno

de lo

s fa

ctor

es q

ue

cont

ribu

yen

al d

eter

ioro

del

esta

do n

utri

cion

al e

n an

cian

os

con

UPP

.

n =

25

paci

ente

s de

60

años

o m

ayor

es e

n 10

inst

ituci

ones

.

La

pérd

ida

de p

rote

ínas

est

á

dire

ctam

ente

rel

acio

nada

con

la

seve

rida

d de

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ism

a he

rida

,

teni

endo

en

cuen

ta á

rea,

prof

undi

dad

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infe

cció

n.

No

enco

ntrá

ndos

e un

a co

rrel

ació

n

con

el I

MC

o la

cir

cunf

eren

cia

del

braz

o.

La

cant

idad

tota

l de

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ida

de

prot

eína

s po

dría

ser

peq

ueña

y n

o

sign

ific

ativ

a pa

ra r

elac

iona

rla

dire

ctam

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con

el e

stad

o nu

tric

iona

l

aunq

ue S

Í po

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mos

rel

acio

narl

a co

n el

aum

ento

de

la h

erid

a y

la s

ever

idad

de

la m

ism

a.

HQ

S

Mer

rily

n B

anks

, PhD

., et

al.

2010

Aus

tral

iaE

stud

io m

ultic

éntr

ico

tran

sver

sal

Det

erm

inar

el e

fect

o de

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ado

nutr

icio

nal s

obre

la p

rese

ncia

y

seve

rida

d de

las

UP

P.

Mue

stra

en

Que

ensl

and,

Aus

tral

ia, t

omad

a e

n un

solo

día

en

20 h

ospi

tale

s

y 6

cent

ros

resi

denc

iale

s

públ

icos

par

a a

udito

riar

el e

stad

o nu

tric

iona

l de

los

2208

suj

etos

de

cuid

ados

inte

nsiv

os y

839

de e

dad

utili

zand

o la

Eva

luac

ión

Glo

bal

Subj

etiv

a.

La

desn

utri

ción

se

asoc

ia c

on a

l

men

os d

os v

eces

la r

azón

de

posi

bilid

ades

de

tene

r un

a U

PP e

n lo

s

serv

icio

s pú

blic

os d

e sa

lud

de

Que

ensl

and.

En

los

suje

tos

con

desn

utri

ción

hab

ía

una

OD

de

2,6

(int

erva

lo d

e

conf

ianz

a 95

% 1

,8-3

,5, p

< 0

,001

) de

tene

r un

a U

PP e

n la

s in

stal

acio

nes

de

cuid

ados

inte

nsiv

os y

2.0

(95

%

inte

rval

o de

con

fian

za 1

,5-2

,7, p

<

0,00

1) p

ara

resi

denc

ias

de a

ncia

nos.

Se d

eben

tom

ar m

edid

as p

ara

iden

tific

ar, p

reve

nir

y tr

atar

la

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utri

ción

, esp

ecia

lmen

te e

n

paci

ente

s co

n ri

esgo

de

úlce

ra p

or

pres

ión

MQ

S

Con

tinú

a

Page 119: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

JHM

Ver

schu

eren

, et a

l.

2011

Hol

anda

Est

udio

mul

ticén

tric

o

pros

pect

ivo

de

coho

rtes

Det

erm

inar

la in

cide

ncia

y

los

pred

icto

res

de la

s U

PP

en p

acie

ntes

con

lesi

ón d

e la

méd

ula

espi

nal (

LM

E)

dura

nte

la r

ehab

ilita

ción

hosp

itala

ria.

n =

193

pac

ient

es.

La

apar

ició

n de

las

UPP

, inc

luye

ndo

la e

tapa

1, f

ue

de 3

6,5

% d

uran

te la

fas

e de

reh

abili

taci

ón a

guda

y

39,4

% d

uran

te la

reh

abili

taci

ón f

unci

onal

. La

may

oría

de

las

UPP

se

encu

entr

a en

el s

acro

(43

% )

,

segu

ido

por

el ta

lón

(19

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y e

l isq

uion

(15

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. Los

fact

ores

de

ries

go p

ara

las

UP

P du

rant

e la

reha

bili

taci

ón f

unci

onal

se

com

plet

an c

on la

neum

onía

y /

o en

ferm

edad

pul

mon

ar, b

aja

punt

uaci

ón e

n la

Med

ida

de I

ndep

ende

ncia

Func

iona

l (FI

M),

el a

uto-

cuid

ado,

la c

ontin

enci

a, la

s

tran

sfer

enci

as ,

la lo

com

oció

n y

la p

untu

ació

n to

tal

de la

FIM

mot

or.

La

apar

ició

n de

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UP

P es

com

para

ble

con

otro

s

estu

dios

. Fue

ron

enco

ntra

dos

algu

nos

fact

ores

de

ries

go

sign

ific

ativ

os p

ara

la

apar

ició

n de

UPP

dur

ante

la f

ase

de r

ehab

ilita

ción

agud

a.

HQ

S

Em

an S

.M. S

hahi

n B

.Sc.

,

et a

l.

2010

Ale

man

iaD

escr

ipti

vo.

Tra

nsve

rsal

Est

able

cer

la r

elac

ión

entr

e

pará

met

ros

de m

alnu

tric

ión

y U

PP

en h

ospi

tale

s y

resi

denc

ias

de a

ncia

nos.

n =

239

3 pa

cien

tes

de

asil

os y

n =

406

7 de

22

hosp

ital

es.

Se a

prec

ia u

na r

elac

ión

sign

ific

ativ

a en

tre

bajo

pes

o

(5%

/10%

) y

UP

P al

igua

l que

ent

re b

ajo

cons

umo

nutr

icio

nal y

baj

o B

MI

con

UP

P in

dist

inta

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te e

n

paci

ente

s ho

spit

aliz

ados

com

o en

aqu

ello

s

ingr

esad

os e

n as

ilos

.

Exi

ste

una

rela

ción

sign

ific

ativ

a en

tre

los

pará

met

ros

de

mal

nutr

ició

n co

mo

son

:

bajo

pes

o no

des

eado

,BM

I

men

or d

e 18

,5 y

baj

o

cons

umo

nutr

icio

nal

con

las

UPP

.

HQ

S

Con

tinúa

Page 120: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

Taka

hash

i, Pa

ul Y

. et a

l.

2011

USA

Est

udio

de

coho

rte

retr

ospe

ctiv

o

Det

erm

inar

los

fact

ores

de

ries

go d

e ul

cera

ción

en

una

mue

stra

com

unita

ria

n =

12.

650

paci

ente

s.D

e lo

s 12

.650

pac

ient

es, 3

66 p

acie

ntes

des

arro

llaro

n

UP

P (2

,9%

). E

n el

mod

elo

fina

l, la

eda

d, e

l sex

o

mas

culin

o, y

el c

uida

do a

larg

o pl

azo,

fue

ron

fact

ores

sig

nifi

cativ

os.

UP

P pr

evia

con

una

OR

de

5,60

(in

terv

alo

de

conf

ianz

a 95

%, 3

,86-

8,14

) fu

e el

pri

ncip

al f

acto

r de

ries

go.

Cat

arat

as d

iabe

tes,

insu

fici

enci

a re

nal y

enf

erm

edad

vasc

ular

per

ifér

ica

tam

bién

se

asoc

iaro

n co

n el

desa

rrol

lo d

e U

PP.

Los

res

ulta

dos

apun

tan

a

una

bate

ría

mul

tifac

tori

al

de f

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res

para

UP

P

com

o: s

exo

,eda

d, e

stad

o

civi

l y c

ondi

cion

es

méd

icas

com

órbi

das

com

o di

abet

es, c

ánce

r ,

dem

enci

a, d

epre

sión

com

o

fact

ores

det

erm

inan

tes.

HQ

S

Ush

a R

Kal

ava,

et a

l.

2011

USA

Est

udio

de

caso

s

cont

rol.

Det

erm

inar

la a

soci

ació

n

entr

e lo

s ni

vele

s de

vita

min

a

D y

UP

P.

Todo

s lo

s ca

sos

y lo

s

cont

role

s er

an a

ncia

nos

resi

dent

es d

e la

com

unid

ad

may

ores

de

60 a

ños

en

inst

ituci

ones

de

ate

nció

n

prim

aria

en

el c

onda

do d

e

Olm

sted

, Min

neso

ta.

La

prim

era

coho

rte

está

inte

grad

a po

r 17

90

paci

ente

s e

n la

que

se

iden

tific

an 1

23 p

acie

ntes

con

UPP

.

La

med

ia (

desv

iaci

ón e

stán

dar)

de

edad

de

los

part

icip

ante

s en

el e

stud

io c

on U

PP

fue

80,4

6 añ

os

(± 8

,67)

, y e

l pro

med

io d

e ni

vel d

e vi

tam

ina

D f

ue

30,9

2 ng

/ m

l (±

12.4

6). E

n el

aná

lisi

s un

ivar

iado

, la

defi

cien

cia

de v

itam

ina

D (

nive

les

<25

ng

/ ml)

se

asoc

ia c

on la

s U

PP (

OR

: 1,8

71, P

= 0

,015

4).

Las

com

orbi

lidad

es d

e lo

s su

jeto

s se

cal

cula

ron

segú

n el

índi

ce d

e C

harl

son

y ta

mbi

én s

e as

ocia

ron

con

las

UPP

(O

R: 1

,136

, P <

0,00

1).

En

el m

odel

o fi

nal d

e re

gres

ión

logí

stic

a

cond

icio

nal,

la a

soci

ació

n de

vit

amin

a D

y la

s U

PP

se c

onvi

rtió

en

no s

igni

fica

tiva

des

pués

de

ajus

tar

por

com

orbi

lidad

Las

com

orbi

lidad

es

méd

icas

aum

enta

ron

el

ries

go d

e U

PP.

Def

icie

ncia

de

vita

min

a D

no e

s un

fac

tor

de r

iesg

o

inde

pend

ient

e pa

ra la

s

UPP

, y p

uede

ser

un

mar

cado

r de

enfe

rmed

ades

com

órbi

das.

HQ

S

Con

tinúa

Page 121: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

Pard

o C

abel

lo e

t al.

2011

Esp

aña

Est

udio

Des

crip

tivo

Det

erm

inar

la

prev

alen

cia

de

desn

utri

ción

al i

ngre

so

en u

n ho

spita

l de

med

ia-

larg

a es

tanc

ia, y

ana

lizar

posi

bles

fac

tore

s

asoc

iado

s,la

pos

ible

rela

ción

con

la

mor

talid

ad y

los

ttº d

e

desn

utri

ción

rea

lizad

os.

n =

140

pac

ient

es.

Para

el d

iagn

ósti

co d

e de

snut

rici

ón, s

e ap

licó

una

herr

amie

nta

basa

da e

n ni

vele

s de

albú

min

a, c

oles

tero

l tot

al y

linf

ocit

os

(CO

NU

T).

Se

reco

gier

on d

atos

dem

ográ

fico

s

(eda

d ,s

exo)

y c

línic

os (

pres

enci

a de

UP

P,

sond

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ca ,

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enci

a, n

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,

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via

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stic

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gres

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í com

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mor

talid

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n el

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La

desn

utri

ción

afe

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de

los

paci

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e in

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l de

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a y

se a

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n m

ayor

mor

talid

ad.

Se

halló

aso

ciac

ión

entr

e

desn

utri

ción

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erad

a-se

vera

y

UPP

(p=

0.03

6).S

e en

cont

asoc

iaci

ón e

ntre

des

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ició

n y

mor

talid

ad a

1 m

es.E

l 35,

6% d

e

los

paci

ente

s co

n de

snut

rici

ón

mod

erad

a-se

vera

rec

ibió

ttº

nutr

icio

nal.

HQ

S

A. S

anch

o et

al.

2012

Esp

aña

Est

udio

des

crip

tivo

tran

sver

sal a

par

tir d

e

paci

ente

s de

dos

cent

ros

de s

alud

.

Eva

luar

el g

rado

de r

elac

ión

entr

e el

ries

go d

e pr

esen

tar

UP

P

y el

est

ado

de d

eter

ioro

cogn

itivo

y a

ctiv

idad

físi

ca, e

stad

o nu

tric

iona

l,

cond

ició

n ci

vil,

situ

ació

n

soci

al, a

sí c

omo

los

dato

s

antr

opom

étri

cos,

bioq

uím

icos

en

sang

re y

enfe

rmed

ades

conc

omit

ante

s en

paci

ente

s de

l pro

gram

a

AT

DO

M.

n =

100

pac

ient

es d

e do

s

cent

ros

de a

tenc

ión

prim

aria

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Tarr

agon

a

( ce

ntro

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rio)

La

OR

ent

re a

lto y

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o ri

esgo

de

UP

P fu

e 3,

73

supe

rior

en

los

paci

ente

s co

n m

alnu

tric

ión

que

en lo

s pa

cien

tes

con

esta

do n

utri

cion

al

sati

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tori

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s re

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del

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est

udio

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ran

que

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e

cuid

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, el e

stad

o ci

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acie

nte,

así

com

o

los

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s

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opom

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cos

y de

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erm

edad

es

conc

omita

ntes

no

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elac

iona

ron

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el r

iesg

o

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PP.

Pla

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n la

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e un

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ción

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elev

ado

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PP

en p

acie

ntes

dom

icil

iari

os d

esnu

trid

os o

mal

nutr

idos

.

HQ

S

Con

tinúa

Page 122: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

P.A

. Bri

to e

t al.

2013

Bra

sil

Est

udio

des

crip

tivo

mul

ticén

tric

o.

Eva

luar

la c

orre

laci

ón

entr

e m

alnu

tric

ión

y U

PP

N =

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pac

ient

es

inst

ituci

onal

izad

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51

hom

bres

y 2

22 m

ujer

es c

on

una

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ia d

e ed

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e 58

.4

años

.

La

prev

alen

cia

y la

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erís

tica

s

de la

UP

P, e

l est

ado

nutr

icio

nal y

la

asoc

iaci

ón e

ntre

la p

rese

ncia

de

UPP

, y e

l est

ado

nutr

icio

nal y

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as

vari

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udio

fue

ron

eval

uado

s .

En

los

resu

ltado

s de

su

estu

dio

halla

n un

a pr

eval

enci

a de

UPP

. de

16,9

% ,

coin

cidi

endo

con

un

porc

enta

je d

e 52

,4 %

de

pac

ient

es

desn

utri

dos

.

Así

las

UP

P. y

su

grav

edad

se

asoc

iaro

n di

rect

amen

te c

on

mal

nutr

ició

n (

P <

0,0

5 ).

Con

cluy

en lo

s au

tore

s en

que

la

prev

alen

cia

de U

PP

en h

ospi

tale

s

gene

rale

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Bra

sil e

s al

ta, y

la

prev

alen

cia

de m

alnu

tric

ión

es

extr

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amen

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lta. L

a de

snut

rici

ón e

s

uno

de lo

s fa

ctor

es d

e ri

esgo

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tes

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iado

s co

n el

des

arro

llo

y la

sev

erid

ad d

e la

UPP

, en

los

hosp

itale

s br

asile

ños.

Rem

arca

n

fina

lmen

te c

omo

los

paci

ente

s qu

e

está

n de

snut

rido

s so

n m

ás p

rope

nsos

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desa

rrol

lar

UP

P.

HQ

S.

Mil

ta O

. Lit

tle

201

3

USA

Rev

isió

n si

stem

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a.A

clar

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obre

algu

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icio

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ient

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ició

n pa

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UPP

.

Rev

isan

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mar

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cion

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cion

ales

sob

re

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fect

o be

nefi

cios

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miz

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en

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urac

ión

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s he

rida

s, s

e ne

cesi

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ensa

yos

alea

tori

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larg

o pl

azo

de lo

s

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ient

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es y

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niti

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mos

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enef

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de

la s

uple

men

taci

ón n

utri

cion

al.

MQ

Page 123: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 122

En función de los datos aportados por todos estos estudios, para poder catalogar los

parámetros usados en la valoración de malnutrición – desnutrición y su relación con las

UPP decidimos clasificarlos en función de la frecuencia con la que aparecen en los

artículos, diferenciándolos de menor a mayor importancia del siguiente modo:

Factores Marginales, cuando aparecen en menos de un 10% de los estudios.

Factores Menores, cuando aparecen entre el 10 y el 24,9% de los estudios.

Factores Mayores, cuando están entre el 25 y el 49,9% de los estudios.

Factores Críticos, cuando el factor está al menos en el 50% de los estudios.

Teniendo en cuenta este análisis, se observa que hasta la fecha de la revisión, los

factores críticos y mayores más utilizados para relacionar estado nutricional y las UPP

serían los mostrados en la Tabla 12.

Page 124: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

Tabl

a 12

. Fac

tore

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cos

y M

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elac

iona

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ción

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. %D

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ICO

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úmin

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012

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sta

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OR

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nutr

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012

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Col

este

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2002

-201

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23,8

%)

ME

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info

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l)20

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011

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)M

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012

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)M

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o20

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011

4(19

%)

ME

NO

RC

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nfer

enci

a de

l bra

zo20

02-2

009

4(19

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NO

RP

cr20

02-2

012

4(19

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ME

NO

RZ

inc

2002

-201

24(

19%

)M

EN

OR

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cer

2009

-201

23(

14,2

%)

ME

NO

RV

it. A

2005

-201

23(

14,2

%)

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NO

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it. B

1220

05-2

012

3(14

,2%

)M

EN

OR

Tra

nsfe

rrin

a20

02-2

012

3(14

,2%

)M

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2002

-200

83(

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%)

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2002

-201

02(

9,5%

)M

AR

GIN

AL

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08-2

010

2(9,

5%)

MA

RG

INA

LV

it. E

2011

-201

22(

9,5%

)M

AR

GIN

AL

Hie

rro

2002

-201

22(

9,5%

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AR

GIN

AL

Hem

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2010

-201

12(

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)M

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GIN

AL

Cre

atin

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dl)

2002

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5%)

MA

RG

INA

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5%)

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08-2

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2(9,

5%)

MA

RG

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LS

obre

peso

2008

1(4,

7%)

MA

RG

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LC

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2011

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7%)

MA

RG

INA

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2009

1(4,

7%)

MA

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LD

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n20

081(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

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rica

2002

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LIn

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nden

cia

alim

enta

ria

2004

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LA

min

oáci

dos

2005

1(4,

7%)

MA

RG

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ia20

111(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

Áci

do f

ólic

o20

111(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

Cal

cio

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LC

onti

núa

Page 125: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

Mag

nesi

o20

111(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

Sel

enio

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LC

obre

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LV

it. D

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LV

it. K

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LFi

bras

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LC

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imie

ntos

nut

rici

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091(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

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1(4,

7%)

MA

RG

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ria

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7%)

MA

RG

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4,7%

)M

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GIN

AL

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7%)

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RG

INA

L

Mag

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111(

4,7%

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AR

GIN

AL

Sel

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2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LC

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2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LV

it. D

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LV

it. K

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LFi

bras

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LC

onoc

imie

ntos

nut

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onal

es20

091(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

Apo

rtes

ene

rgét

icos

2011

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LIn

tole

ranc

ia a

lim

enta

ria

2002

1(4,

7%)

MA

RG

INA

LG

lóbu

los

roj

os20

021(

4,7%

)M

AR

GIN

AL

Leu

coci

tos

2009

1

(4,7

%)

MA

RG

INA

L

Page 126: El estado nutricional como factor de riesgo en el ... · A mi compañera y amiga Maribel García Hernández. A mi compañero Alfredo Pérez Carrillo, médico del C.S. de Calasparra

FASE I. Rev. Sistemática 125

A partir de estos resultados de frecuencia, en el presente estudio se propone una

agrupación de los mismos atendiendo a cuatro dimensiones de riesgo que relacionan

nutrición y UPP como se muestra en la Tabla 13.

Tabla 13. Nutrientes y dimensiones del riesgo Ta

DIMENSIÓN DE RIESGOF. NUTRICIONAL: PARÁMETROS DEFINICIÓN OPERATIVA

D. BIOQUÍMICA

- Albúmina (mg/dl)

- Colesterol

- Linfocitos (xml)

-Zinc

-Vitamina A

-Vitamina B12

-Transferrina

-Vitamina E

-Hierro

-Hematocrito

-Creatinina (mg/dl)

-Prealbúmina

-Aminoácidos

-Hiperlipidemia

-Ácido fólico

-Calcio

-Potasio

-Magnesio

-Selenio

-Cobre

-Vitamina D

-Vitamina K

-Fibras

-Glóbulos rojos

-Leucocitos

Crítico

Menor

Menor

Menor

Menor

Menor

Menor

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

D. ANTROPOMÉTRICA -IMC

-Peso

-Circunferencia del brazo

-Circunferencia de pantorrilla

-Circunferencia de cintura

-Sobrepeso

Crítico

Menor

Menor

Menor

Marginal

Marginal

Continúa

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 126

ESTILOS DE VIDA

-Diabetes

-Tabaco

-Ingesta de alcohol

-Frecuentación de comidas

-Nutrición insuficiente

-Ingesta adecuada

-Deshidratación

-Ingesta calórica

-Independencia alimentaria

-Hiperlipidemia

-Intolerancia alimentaria

-Aportes energéticos

Menor

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

Marginal

MULTIDIMENSIONAL -Escala MNA Marginal

3.4. Discusión

Es indiscutible el papel crucial de la nutrición en el proceso de cicatrización normal de los

tejidos humanos y, por tanto, en la resolución de heridas crónicas como las UPP, de ahí que se

presuma que un correcto abordaje nutricional facilite tanto la resolución de este problema

como la prevención del mismo. Sin embargo, como se ha podido objetivar a lo largo de la

revisión realizada, la relación entre estos dos factores es principalmente teórica, siendo

bastante limitado el número de trabajos centrados en establecer una relación

estadísticamente significativa entre nutrición y úlceras. Además, en este último caso,

históricamente no ha existido un consenso a la hora de seleccionar el tipo de diseño o los

parámetros bioquímicos a analizar como determinantes de malnutrición – desnutrición para

este problema, si bien es cierto que la malnutrición y la ingesta de proteínas se establecen

como parámetros con definición operativa de Factores Mayores, es decir, aparecen citados

entre un 25% y un 50%. Sólo el IMC y la albúmina son evaluados con una definición

operativa de Factores Críticos utilizada por el 66,6% y 61,9% de los autores

respectivamente para determinar el estado nutricional. El resto de parámetros evaluados

para la determinación del estado nutricional tienen una categoría de Factores Menores o

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FASE I. Rev. Sistemática 127

Factores Marginales, aunque esto no significa que pierdan trascendencia e importancia

pues esto sería sólo una visión transversal del presente investigador, y quizás en unos años

en la dinámica de las investigaciones serán usados como punto de partida para alcanzar

otras conclusiones, cambiando así su calificación.

A pesar del uso más extendido del IMC y la albúmina, ambos presentan limitaciones para

evaluar el estado nutricional, pues el IMC no es un método diagnóstico sino un mecanismo

de cribado, y debería continuarse con una valoración completa del individuo. Con respecto

a la albúmina, los estudios actuales muestran que podría alterarse por la situación basal del

sujeto.

Atendiendo a los estudios centrados en el análisis de los parámetros bioquímicos

(42,43,45,46,49,54,55,56,57,59,60), la albúmina sérica se establece como uno de los más

empleados para determinar el estado de malnutrición del paciente y diversos estudios (42,

43, 50) muestran que los pacientes con UPP tienen valores bioquímicos significativamente

menores. Sin embargo, también hay estudios que ponen de manifiesto las limitaciones que

su valoración presenta, entre las que destaca su inespecificidad debida a su larga vida

media, al hecho de que la administración de líquidos puede producir cambios importantes

en sus concentraciones plasmáticas independientemente de la velocidad de síntesis, y a que

distintas enfermedades (insuficiencia hepática, síndrome nefrótico, eclampsia, enteropatías

perdedoras de proteínas, etc) se establecen como causas no nutricionales de

hipoalbuminemia más allá de las UPP. Otros factores como el estrés favorecen aumentos

del catabolismo proteico que dan lugar a un descenso de las concentraciones de

seroalbumina y, además, la administración de albúmina, plasma fresco y sangre también

altera los valores de esta proteína.

Todo esto pondría en entredicho la validez de este parámetro como indicador de riesgo para

el desarrollo de UPP y justificaría el uso de otros determinantes como la prealbúmina o la

transferrina, de ahí que, desde el año 2009, los estudios se estén centrando en parámetros

bioquímicos y analíticos de mayor precisión en laboratorio para la determinación del

estado nutricional de los pacientes, entre los que se encuentran también algunas vitaminas y

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 128

oligoelementos.

Otro de los parámetros bioquímicos analizados para valorar el estado de malnutrición –

desnutrición en los estudios revisados es la creatinina, un producto de degradación de la

creatina que es componente energético muscular de manera que, partiendo de que un gramo

de creatinina en orina representa entre 18 – 20 kg. de músculo esquelético, podemos

determinar la pérdida de masa muscular que sufre un paciente desnutrido a través de

este parámetro.

Sin embargo, a partir de los 54 años existe un descenso fisiológico del 10% en la

excreción de urinaria de creatinina por cada decenio; además, situaciones como la fiebre o

la insuficiencia renal pueden alterar los valores de la misma. Para obtener un valor fiable

son necesarias 3 determinaciones seriadas de orina de 24 horas y el cálculo de su promedio,

de ahí que no quede establecido como uno de los parámetros más usados para la

valoración del estado nutricional del sujeto. Además, también parece existir una

asociación entre la gravedad de las UPP y un aporte deficitario en la dieta de vitaminas

A, K, magnesio y proteínas (58)

Como vemos, hasta el momento y de forma aislada, podemos asegurar que no se ha

encontrado ningún marcador bioquímico que actúe como gold standard para la valoración

nutricional cumpliendo todos estos requisitos:

Ser constantemente anormal en pacientes malnutridos: alta sensibilidad y escasos falsos

negativos.

Ser constantemente normal en pacientes sin malnutrición: alta especificidad y escasos

falsos positivos.

No ser fácilmente afectable por factores no nutricionales.

Ser fácilmente normalizable con un aporte nutricional adecuado.

Debido a estos inconvenientes, y si se opta por utilizar marcadores bioquímicos, sería

aconsejable utilizar más de un marcador bioquímico y elegirlo en función de la situación

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FASE I. Rev. Sistemática 129

de cada paciente en particular.

Desde el punto de vista antropométrico, los artículos seleccionados (41,47,48,49,50,51,53)

se centran en el análisis de parámetros como el peso, la talla, el IMC, la medida de la

circunferencia del brazo, la medida del pliegue graso tricipital, la circunferencia de la

pantorrilla o la circunferencia de la cintura. En este sentido, a pesar de que hay estudios

(41,50,53,54) que muestran que existe una relación inversamente proporcional entre IMC y

la aparición de UPP (siendo un IMC bajo un factor de riesgo), debemos cuestionar el IMC

al presentar éste una variabilidad significativa al verse alterado por situaciones

independientes al estado nutricional como el exceso de líquidos corporales por la existencia

de edemas. Por otra parte, en la medición de pliegues hay que tener en cuenta el factor de la

obesidad que produce un efecto negativo en el parámetro transformándolo en no tan

seguro y acertado. En general podríamos afirmar que los principales errores en la

interpretación de estas medidas antropométricas son:

La imprecisión, ya que los resultados dependen mucho de quién los mide, dónde y cómo

se miden.

La poca fiabilidad, porque factores como la hidratación, el tono muscular, la edad,

influencian los resultados.

La inexactitud, porque hay muchas variables, en el pliegue, la compresión, el tejido

adiposo y la piel.

Como vemos, a pesar de no existir en los artículos seleccionados una uniformidad de

criterios respecto a qué parámetros son los más adecuados para valorar el estado nutritivo

de un paciente, sí que existe un consenso general a la hora de determinar el desequilibrio en

este estado como uno de los factores coadyuvantes en el desarrollo de UPP, de ahí que se

incida en la importancia de desarrollar con todos y cada uno de los pacientes una valoración

mediante herramientas validadas para ello, pues nos aportan información sobre:

El estado nutricional del paciente.

El riesgo que el estado nutricional puede generar sobre las UPP.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 130

Nos indican qué pacientes podrían beneficiarse de un tratamiento nutricional específico.

Muestran cuáles son las necesidades nutricionales individuales.

En conclusión, a pesar de que por medio de esta revisión se han identificado cuáles son los

parámetros más empleados para valorar el estado nutricional en relación con la aparición de

UPP, también se han puesto de manifiesto algunas carencias a la hora de determinar cuáles

de ellos resultan ser completamente válidos y fiables para dicho propósito. Ante estos

inconvenientes quizá los cambios de enfoque terapéutico que invitan a una suplementación

nutricional basada en el análisis de otros parámetros diferentes a la albúmina sérica (como la

prealbúmina, la transferrina, vitaminas o elementos como el magnesio) permitan un avance en la

prevención y resolución de las UPP corrigiendo en un futuro próximo los protocolos de

actuación de las mismas por resultar incompletos en la actualidad. Así mismo, creemos

necesario desarrollar herramientas que permitan detectar precozmente una alteración del

estado nutricional, así como abordar los desajustes fisiológicos que provocan en el

organismo las UPP y heridas en general.

Aunque las escalas de valoración de riesgo nutricional o desnutrición como: MNA, CONUT...

aparecen como marginales, por su poco uso en los estudios, ésto no quiere decir que no sean de

interés. De hecho, algunas de ellas como MNA o MUST, tienen mejores valores de validación que

los otros elementos identificados en esta revisión.

Esta situación supone un reto para la enfermería del s. XXI, que muchas veces sufre en

silencio con sus pacientes y cuidadores la amarga realidad invalidante de las UPP. Que las

UPP dejen de considerarse “un terreno de nadie” o mejor dicho un terreno en el que pocos

enfermeros se ven preparados para un tratamiento eficaz sigue siendo hoy por hoy un reto.

Si estas lesiones debemos entenderlas como un problema de salud , dinámico y reversible ,

las actuaciones y estrategias en el campo nutricional, cómo no, deberán adaptarse desde

una valoración inicial a las particularidades e idiosincrasia de cada paciente permitiendo

ajustes puntuales y personales al estado de las heridas que consigan avanzar en la

cicatrización y resolución de las mismas de manera eficaz, eficiente y efectiva.

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FASE I. Rev. Sistemática 131

Es por ello que se decide, por seguir aportando evidencia a la relación entre estado nutricional y

UPP, además utilizando una herramienta multidimensional, validada y de bajo coste como es el

MNA.

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Fase IIFase IIImportancia del estado nutricional en pacientes ancianos con riesgo de

desarrollar úlceras por presión en Calasparra (Murcia). Estudio de

cohortes prospectivo.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 135

4. FASE II: Importancia del estado nutricional en pacientes ancianos con

riesgo de desarrollar úlceras por presión en Calasparra (Murcia). Estudio

de cohortes prospectivo.

4.1. Objetivos e Hipótesis

4.1.1. Objetivo General. Determinar el riesgo de desarrollar UPP en pacientes malnutridos o

con riesgo de malnutrición según MNA (Anexo IX) , en pacientes mayores de 75 años en

ATDOM o ingresados en residencia de ancianos de la localidad de Calasparra (Murcia) con

riesgo medio o alto según escala EMINA para UPP y un índice de dependencia según

Barthel de severo o total.

4.1.2. Hipótesis. Los pacientes mayores de 75 años en ATDOM o ingresados en la residencia de

ancianos de la ciudad de Calasparra con una puntuación en la escala EMINA (Anexo VII) con

resultado de riesgo medio o alto y una dependencia para las actividades básicas de la vida diaria

según índice de Barthel (Anexo VIII) con grado de dependencia de severo o total presentarán una

incidencia mayor de UPP si en la evaluación del cribaje para el MNA obtienen puntuaciones entre

0-7 malnutridos u 8-11 riesgo de malnutrición, frente a aquellos bien nutridos cuya incidencia para

UPP será menor.

4.2.Material y Método

4.2.1. Diseño. Estudio de cohortes prospectivo durante un período de 6 meses para determinar la

importancia del estado nutricional, en pacientes mayores de 75 años, según MNA, cuyo riesgo

para el desarrollo de UPP sea de medio o alto según escala EMINA y un índice de Barthel de

severo o total en la población de Calasparra (Murcia) sujetos a ATDOM o ingresados en la

residencia de ancianos de dicha localidad.

4.2.2. Ámbito de estudio. Pacientes de la localidad de Calasparra mayores de 75 años

incluidos en el protocolo ATDOM, o institucionalizados en residencia de ancianos que

cumplan los criterios de inclusión del estudio y no concurra en ellos ninguno de los criterios

de exclusión.

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Fase II. Estudio de Cohortes 136

4.2.3. Período de estudio. 6 meses a partir del mes de febrero del 2015 hasta julio del

mismo año.

4.2.4. Tamaño de la muestra. Se estudiarán todos los pacientes mayores de 75 años de la

localidad de Calasparra conforme a los criterios de inclusión sin que concurra en ellos

ninguno de exclusión durante un período de 6 meses desde febrero del 2015 hasta julio de

este mismo año.

El cálculo de la muestra se realizará en base al riesgo relativo (RR), no obstante, esta

muestra nunca será inferior a 300 pacientes para obtener una potencia estadística

adecuada.

4.2.5. Criterios de inclusión.

El paciente tiene al menos 75 años de edad y pertenece a uno de los dos grupos de

estudio; pacientes sujetos ATDOM o ingresados en residencia de ancianos, ambos de

la localidad de Calasparra.

El paciente tiene una puntuación en la escala de EMINA entre 4-7 con un riesgo

medio o 8-15 con un riesgo alto de desarrollar UPP.

El paciente presenta un grado de dependencia moderado, alto o total, según la escala

de Barthel.

El paciente está libre de UPP.

El paciente o el representante legal han firmado el Impreso de Consentimiento Informado.

4.2.6. Criterios de exclusión.

El paciente presenta úlceras por presión activas.

El paciente tiene una puntuación en la escala de EMINA entre 1-3 con un riesgo

bajo o 0 sin riesgo de desarrollar UPP.

El paciente presenta un grado de dependencia leve o es independiente, según la escala de

Barthel.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 137

4.2.7. Variables de Estudio.

Variable principal de resultado: incidencia de UPP.

Factor de exposición: estado nutricional medido con la escala MNA.

Otras Variables explicativas: Riesgo de desarrollo de UPP medido con EMINA.

Nivel de dependencia medido con escala de Barthel.

Medidas preventivas aplicadas.

4.2.8. Procedimiento para la selección de la muestra. La muestra fue seleccionada de los

pacientes que se encontraban en el domicilio e incluidos en el programa ATDOM que

cumplieran los criterios de inclusión y exclusión. También fueron seleccionados los

pacientes que se encontraban en la Residencia y que cumplían con los mismos criterios (en

este caso fueron incluidos todos los pacientes de la residencia). Para la selección de los

pacientes en domicilio, se solicitó a cada enfermera del centro de salud que proporcionara u

listado de todos los pacientes incluidos en ATDOM. De este listado se seleccionaron

aquellos que cumplían con los criterios antes mencionados. Fueron incluidos todos los que

cumplían los criterios, que habían sido informados y consintieron en participar. Todos los

pacientes informados consintieron en participar, finalmente.

4.2.9. Análisis relacionado con la aparición de UPP. Se considerará una UPP en estadio

inicial, la aparición de eritema no blanqueante según directrices del GNEAUPP y

evidenciado mediante el método del disco transparente.

4.2.10. Fuentes de Información.

Los datos se recogerán a partir de la historia clínica informatizada en OMI-AP y

medianteobservación directa por parte de los investigadores del estudio.

4.2.11. Recogida de Datos.

Todas las variables serán registradas en un cuaderno de recogida de datos (CRD. ANEXO

VI) diseñado para esta finalidad. Posteriormente, los datos serán introducidos en una base de

datos para su explotación y análisis

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Fase II. Estudio de Cohortes 138

4.2.12. Análisis Estadístico.Se ha realizado un análisis descriptivo mediante el cálculo del número y porcentaje de cada

variable cualitativa en los niveles del grado de nutrición, y se ha estimado el p-valor de

asociación mediante el Test Chi-Cuadrado o el test exacto de Fisher cuando las variables eras

dicotómicas.

Se ha realizado un análisis descriptivo mediante el cálculo del número y porcentaje de cada

variable cualitativa de medidas preventivas en los niveles del grado de nutrición, y se ha

estimado el p-valor de asociación mediante el Test Chi-Cuadrado o el test exacto de Fisher

cuando las variables eras dicotómicas. Se ha realizado este análisis en los tres puntos del

tiempo medidos.

Los análisis anteriores se han repetido teniendo en cuenta solo los casos de malnutrición o en

riesgo de malnutrición para evaluar este efecto.

Se ha calculado la incidencia de úlceras en cada nivel de las variables cualitativas, y se ha

estimado el p-valor de asociación mediante el test Chi-Cuadrado o el test exacto de Fisher

cuando las variables eras dicotómicas. Este análisis se ha repetido teniendo en cuenta solo

los casos de malnutrición o en riesgo de malnutrición para evaluar este efecto.

Por último, se ha estimado la magnitud del riesgo de aparición de ulceras por presión según

cada nivel de las variables explicativas mediante el ajuste de modelos de regresión logística,

y estimando el Odds Ratio (OR) y un intervalo de confianza al 95% (IC95%). Se ha

estimado los OR simples para cada variable, ajustados por edad y sexo para evaluar su

efecto confusor, y un ajuste multivariante.

4.2.13. Consideraciones éticas.

El proyecto fue evaluado y aprobado por el comité ético y unidad docente del Área IV del

Noroeste de Murcia, perteneciente al SMS (Servicio Murciano de Salud) (ANEXO II). Del

mismo modo, recibe el certificado de autorización de la Residencia Ilunion Virgen de la

Esperanza, cuyo equipo emite un dictamen favorable (ANEXO III).

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 139

El estudio se realizará según la declaración de Helsinki.

El paciente podrá abandonar el estudio en cualquier momento si esa fuera su voluntad.

El paciente fue informado sobre las implicaciones de la participación en el estudio, y se

solicitó la firma del procedimiento informado.

En todo momento, los datos serán tratados de manera anónima e identificados a través de un

número para garantizar la plena confidencialidad, y de acuerdo con la LOPD (Ley Orgánica

de Protección de Datos).

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Fase II. Estudio de Cohortes 140

4.3. Resultados.

4.3.1. Descripción de la muestra

La muestra, de acuerdo con el cálculo a priori, quedó configurada por 300 personas, de las

cuales el 83,3% estaban incluidas en ATDOM, y un 15,7% en la residencia geriátrica. La

edad media de la muestra estudiada es de 83,5 ± 5,2 años (IC95% = [83,9-84,1]), estando el

rango de edad entre los 74 y 100 años.

Por sexo, el 67% de los participantes eran mujeres, de manera que sólo 1 de cada 3 personas

eran hombres, en consonancia con la evolución sociodemográfica de la localidad.

En la Tabla 14 se resumen las características clínicas y de estilo de vida de los pacientes de

la cohorte estudiada.

SI NO

n % n %

IVC 236 78,7 64 21,3

HTA 212 70,7 88 29,3

DM 89 29,7 211 70,3

EPOC 46 15,3 259 84,7

CPI 27 9,8 273 91

Deterioro Cognitivo 201 67 99 33

Fumador 4 1,3 296 98,7

Respecto a la convivencia, la mayoría de los sujetos, el 74%, vive en familia o en pareja,

sólo un 7,7% vive solo y un 18,3% en otras situaciones, seguramente la mayoría en la

residencia geriátrica.

Tabla 14. Características clínicas y de estilo de vida

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 141

En este sentido, 73,7% refiere tener un familiar como cuidador principal, mientras que en un

16% de los casos serían profesionales sanitarios los cuidadores principales, y en un 10,3%

asalariados no profesionales.

Un dato importante a tener en cuenta hace referencia a la situación económica de los

pacientes encuestados, pues más de la mitad de la muestra (56,7%) sobreviven con un

salario menor a los 500 euros.

Otro dato a resaltar sobre las características definitorias de nuestra muestra es que 1 de cada

3 pacientes, aproximadamente 32,3%, son analfabetos.

Respecto al riesgo de desarrollar UPP medido a través de la escala EMINA, vemos como el

71,7% de los pacientes son clasificados como personas de riesgo medio, y un 28,3% riesgo

alto.

En cuanto a la dependencia medida con el Índice de Barthel, el 84,3% de los pacientes

quedan clasificados como sujetos con un nivel de dependencia severa, y un 15,7% muestran

un nivel de dependencia total.

Si analizamos el factor de exposición, es decir, el estado nutricional medido a través del

MNA, un 13% de los sujetos presenta malnutrición (IC95% = [9,4%-17,3%]) y un 55,3%

presenta riesgo de malnutrición (IC95% = [49,5%-61,0%]) lo que, sumados ambos, supone la

presencia de un 68,3% de pacientes con alteración de su estado nutricional (IC95% = [62,7%-

73,6%]), de manera que sólo un 31,7% se encuentran dentro de los niveles nutricionales

considerados dentro de la normalidad (IC95% = [26,4%-37,3%]).

En cuanto a la incidencia de UPP, en el conjunto de la muestra, sólo 13 pacientes (4,3%)

desarrollaron una úlcera nueva durante los seis meses del estudio (IC95% = [2,3%-7,3%]).

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FASE II. Estudio de Cohortes 142

4.3.2. Análisis de las medidas preventivas.

Durante los seis meses en los que se desarrolló el estudio, se aplicaron a los pacientes una

serie de medidas preventivas que fueron evaluadas en cuatro momentos del tiempo, de

manera que obtenemos los siguientes resultados (tabla15):

Momento I(inicio)

Momento II Momento III Momento IV

n % n % n % n %Andador/bastón 176 58,7 174 58 107 55,7 169 56,3Camb. posturales 115 38,3 109 36,3 104 34,7 97 32,3Sillón 152 50,7 154 51,3 148 49,3 138 46AGHO 103 34,3 95 31,7 89 29,7 84 28Apósitos 19 6,3 14 4,7 11 3,7 11 3,7SEMP 37 12,3 35 11,7 31 10,3 26 8,7Supl. nutricionales 13 4,3 12 4 9 3 6 2

Como se observa, no hay cambios sustanciales en las medidas preventivas aplicadas a lo

largo del estudio, siendo el mismo porcentaje de aplicación o disminuyendo hacia el final,

posiblemente por la pérdida de casos debido a éxitus o traslados. Resaltar como medidas de

mayor aplicación el uso del andador/bastón para incentivar la movilidad, el desplazar a los

pacientes al sillón. En menor medida la aplicación de cambios posturales y el uso de

AGHO. El resto de medidas tienen una aplicación muy baja, siendo el uso de SEMP de

alrededor del un 8-12%, los apósitos entre un 4% y un 6% y los suplementos nutricionales

entre 2-4%.

Tabla 15. Medidas preventivas adoptadas durante el periodo de estudio

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 143

4.3.3. Relación entre el estado nutricional y las variables de estudio.

A través de la Tabla 16 podemos encontrar las relaciones entre el estado nutricional con las

posibles variables explicativas.

Como se puede observar, resaltamos que la proporción de malnutridos es mayor en los

sujetos mayores de 85 años (p = 0,014).

Atendiendo a los datos referentes a las patologías de los pacientes que componen la muestra,

vemos como aquellos con Diabetes Mellitus (DM) presentan, en mayor proporción,

malnutrición o riesgo de malnutrición que los que no presentan dicha patología (p = 0,045).

Además, con respecto la presencia de deterioro cognitivo, los pacientes con este problema

tienen mayor proporción de malnutrición o de riesgo de la misma que aquellos con un nivel

cognitivo considerado normal (p ≤ 0,001).

Por otro lado cabe destacar como la proporción de malnutrición o riesgo de malnutrición

resulta ser mayor en aquellos sujetos analfabetos que en aquellos que no lo son (p = 0,023).

Finalmente, también se pone de manifiesto un incremento de la proporción de sujetos

malnutridos en aquellos clasificados como sujetos de alto riesgo mediante la escala de

valoración para el desarrollo de UPP EMINA (p ≤ 0,001).

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FASE II. Estudio de Cohortes 144

Tabla 16. Distribución del estado nutricional en cada nivel de las variables

Malnutrición Riesgo Normal

n % n % n % p-valor

Edad < 85 años>= 85 años

1524

38,561,5

103 62,038,0

6134

64,235,8

0,014*

Sexo HombreMujer

1623

41,069,0

54 32,567,5

2966

30,569,5

0,493

Lugaratención

DomicilioResidencia

318

79,520,5

14224

85,514,5

8015

84,215,8

0,645

IVC SiNo

327

82,117,9

12838

77,122,9

7619

80,020,0

0,738

HTA SiNo

2811

71,828,2

11551

69,330,7

6926

72,627,4

0,837

Diabetes SiNo

1623

41,059,0

53113

31,968,1

2075

21,178,9

0,045*

EPOC SiNo

732

17,982,1

23143

13,986,1

1679

16,883,2

0,722

Cardiopatía SiNo

732

17,982,1

11155

6,693,4

986

9,590,5

0,083

tabaco SiNo

039

0,0100

3163

1,898,2

194

1,198,9

0,648

Det. cognitivo SiNo

336

84,615,4

12541

75,324,7

4352

45,354,7

< 0,001*

Analfabeto SiNo

1722

43,656,4

59107

35,564,5

2174

22,177,9

0,023*

Renta < 500 euros>= 500 euros

2217

56,443,6

10066

60,239,8

4847

50,549,5

0,313

Convivencia Vive soloVive con su parejaVive con su familiaOtros

313149

7,733,335,923,1

7527631

4,231,345,818,7

13264115

13,727,443,215,8

0,171

Cuidador FamiliarAsalariado no profesionalProfesional sanitario

2568

64,115,420,5

1222024

73,512,014,5

745

16

77,95,3

16,8

0,258

EMINA Riesgo medioRiesgo alto

1326

33,366,7

12145

72,927,1

8114

85,314,7

< 0,001*

Barthel DependenciaseveraDependencia total

2415

61,538,5

13531

81,318,7

941

98,91,10

< 0,001*

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 145

En la Tabla 17 se puede ver el mismo análisis entre la alteración del estado nutricional

(malnutrición/riesgo de malnutrición) y el resto de variables, a diferencia de la tabla 15, en

la que quedaban incluidos todos los pacientes de la muestra (malnutridos, riesgo de

malnutrición y normonutridos).

Malnutrición Riesgon % n % p-valor

Edad < 85 años 15 38,5 103 62 0,011*>= 85 años 24 61,5 63 38

Sexo Hombre 16 41 54 32,5 0,350Mujer 23 59 112 67,5

Lugar atención Domicilio 31 79,5 142 85,5 0,336Residencia 8 20,5 24 14,5

IVC Si 32 82,1 128 77,1 0,668No 7 17,9 38 22,9

HTA Si 28 71,8 115 69,3 0,848No 11 28,2 51 30,7

Diabetes Si 16 41 53 31,9 0,346No 23 59 113 68,1

EPOC Si 7 17,9 23 13,9 0,614No 32 82,1 143 86,1

Cardiopatía Si 7 17,9 11 6,6 0,052No 32 82,1 155 93,4

tabaco Si 0 0 3 1,8 1,000No 39 100 163 98,2

Det. cognitivo Si 33 84,6 125 75,3 0,290No 6 15,4 41 24,7

Analfabeto Si 17 43,6 59 35,5 0,362No 22 56,4 107 64,5

Renta < 500 euros 22 56,4 100 60,2 0,718>= 500 euros 17 43,6 66 39,8

Convivencia Vive solo 3 7,7 7 4,2 0,607Vive con su pareja 13 33,3 52 31,3Vive con su familia 14 35,9 76 45,8Otros 9 23,1 31 18,7

Cuidador Familiar 25 64,1 122 73,5 0,495Asalariado no profesional 6 15,4 20 12Profesional sanitario 8 20,5 24 14,5

EMINA Riesgo medio 13 33,3 121 72,9 < 0,001*Riesgo alto 26 66,7 45 27,1

Barthel Dependencia severa 24 61,5 135 81,3 0,011*Dependencia total 15 38,5 31 18,7

De estos datos se desprende que la proporción de malnutridos es mayor en mayores de 85

años (p = 0,011). De igual modo, pero sin llegar a ser significativo, hay mayor proporción de

malnutridos en pacientes que sufren cardiopatías.

Tabla 17. Relación entre alteración del estado nutrición y resto de variables

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FASE II. Estudio de Cohortes 146

En el resto de variables no se aprecian diferencias significativas en cuanto a malnutrición, si

bien es cierto que los pacientes con alto riesgo de aparición de UPP en la escala de

valoración EMINA presentan mayor proporción de malnutrición (p ≤ 0,001).

Por último, aquellos con un nivel de dependencia total para el Índice de Barthel son aquellos

que presentan mayor proporción de malnutrición (p = 0,011).

4.3.4. Relación entre las medidas preventivas y el estado nutricional

En las tablas 18, 19 y 20, se encuentran resumidas la asociación entre malnutrición y

medidas preventivas llevadas a cabo según el momento del estudio. Como se puede

observar, no hay grandes cambios en los tres momentos.

Tabla 18. Asociación entre malnutricón y medidas preventivas aplicadas

Malnutrición Riesgo Normaln % n % n % p-valor

Andador-Bastón Si 7 17,9 95 57,2 74 77,9 < 0,001*No 32 82,1 71 42,8 21 22,1

Cambios posturales Si 26 66,7 70 42,2 19 20 < 0,001*No 13 33,3 96 57,8 76 80

Sillón Si 33 84,6 90 54,2 29 30,5 < 0,001*No 6 15,4 76 45,8 66 69,5

Agho Si 26 66,7 55 33,1 22 23,2 < 0,001*No 13 33,3 111 66,9 73 76,8

Apósitos Si 7 17,9 7 4,2 5 5,3 0,006*No 32 82,1 159 95,8 89 94,7

SEMP Si 15 38,5 17 10,2 5 5,3 < 0,001*No 24 61,5 149 89,8 90 94,7

Suplementos nutricionales

Si 5 12,8 7 4,3 1 1,1 0,011*No 34 87,2 156 95,7 93 98,9

En la primera revisión, los pacientes malnutridos aparecen en mayor proporción entre los

que no se les proporciona andador-bastón, así como en los que sí se les realiza cambios

postulares, en los que sí se les coloca en sillón, en los que sí se les aplica AGHO, en los que

sí se les coloca apósitos, en los que sí disponen de SEMP y en los que sí se les da

suplementos nutricionales. A partir del momento II el cambio más significativo que se

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 147

produce en relación al estado nutricional de los pacientes y la aplicación de medidas

preventivas reside en el uso de apósitos, de manera que a partir de ese momento ya no se

aprecian diferencias en cuanto a esta variable.

Tabla 19. Asociación entre malnutricón y medidas preventivas aplicadas

Malnutrición Riesgo Normaln % n % n % p-valor

Andador-Bastón Si 9 25,0 92 57,9 73 77,7 < 0,001*No 27 75,0 67 42,1 21 22,3

Cambios posturales Si 26 72,2 65 40,9 18 19,1 < 0,001*No 10 27,8 94 59,1 76 80,9

Sillón Si 28 77,8 89 56,0 37 39,4 < 0,001*No 8 22,2 70 44,0 57 60,6

Agho Si 22 61,1 52 32,7 21 22,3 < 0,001*No 14 38,9 107 67,3 73 77,7

Apósitos Si 4 11,1 5 3,1 5 5,3 0,128No 32 88,9 154 96,9 89 94,7

SEMP Si 13 36,1 16 10,1 6 6,4 < 0,001*No 23 63,9 143 89,9 88 93,6

Suplementos nutricionales

Si 5 13,9 6 3,8 1 1,1 0,004*No 31 86,1 153 96,2 92 98,9

Tabla 20. Asociación entre malnutrición y medidas preventivas aplicadas

Malnutrición Riesgo Normaln % n % n % p-valor

Andador-Bastón Si 8 25,8 89 56,3 70 76,1 < 0,001*No 23 74,2 69 43,7 22 23,9

Cambios posturales Si 21 67,7 65 41,1 18 19,6 < 0,001*No 10 32,3 93 58,9 74 80,4

Sillón Si 25 80,6 87 55,1 36 39,1 < 0,001*No 6 19,4 71 44,9 56 60,9

Agho Si 19 61,3 51 32,3 19 20,7 < 0,001*No 12 38,7 107 67,7 73 79,3

Apósitos Si 3 9,7 4 2,5 4 4,3 0,166No 28 90,3 154 97,5 88 95,7

Semp Si 8 25,8 17 10,8 6 6,5 0,012*No 23 74,2 140 89,2 86 93,5

Suplementos nutricionales

Si 2 6,5 6 3,8 1 1,1 0,277No 29 93,5 152 96,2 91 98,9

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FASE II. Estudio de Cohortes 148

De igual modo, en las tablas 21, 22 y 23, se observa el mismo análisis pero realizado en este

caso sólo entre aquellos sujetos que presentan alteración en el estado nutricional, de manera

que quedan fuera del análisis aquellos pacientes que mantienen un estado nutricional

adecuado.

Tabla 21. Asociación entre malnutrición y medidas preventivas (Momento I)

Malnutrición Riesgo

n % n % p-valor

Andador-Bastón Si 7 17,9 95 57,2 < 0,001*

No 32 82,1 71 42,8

Cambios posturales Si 26 66,7 70 42,2 0,007*

No 13 33,3 96 57,8

Sillón Si 33 84,6 90 54,2 < 0,001*

No 6 15,4 76 45,8

Agho Si 26 66,7 55 33,1 < 0,001*

No 13 33,3 111 66,9

Apósitos Si 7 17,9 7 4,2 0,007*

No 32 82,1 159 95,8

Semp Si 15 38,5 17 10,2 < 0,001*

No 24 61,5 149 89,8

Suplementos nutricionales Si 5 12,8 7 4,3 0,058

No 34 87,2 156 95,7

Como podemos observar, en primera revisión (Momento I) la situación de alteración en el

estado nutricional se da en mayor proporción en aquellos sujetos a los que no se les

proporciona andador-bastón y en aquellos a los que no se les aplica apósitos. Sin embargo,

los datos también muestran cómo la proporción de malnutridos es mayor en el grupo de

pacientes en los que sí se les realiza cambios posturales, sí se les coloca en el sillón, en los

que sí se les aplica AGHO, y en los que sí disponen de SEMP.

Aunque no llega a ser significativo, los pacientes malnutridos aparecen en mayor proporción

en los que se les administra suplementos nutricionales.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 149

Por otra parte, las tablas 22 y 23, para el segundo y tercer momento de la revisión, no

presentan cambios significativos con respecto al primer momento, a excepción del momento

III, en el que no existen diferencias por suplementos nutricionales.

Malnutrición Riesgon % n % p-valor

Andador-Bastón Si 9 25 92 57,9 < 0,001*

No 27 75 67 42,1Cambios posturales Si 26 72,2 65 40,9 0,001*

No 10 27,8 94 59,1Sillón Si 28 77,8 89 56 0,023*

No 8 22,2 70 44Agho Si 22 61,1 52 32,7 0,002*

No 14 38,9 107 67,3Apósitos Si 4 11,1 5 3,1 0,062

No 32 88,9 154 96,9Semp Si 13 36,1 16 10,1 < 0,001*

No 23 63,9 143 89,9Suplementos nutricionales Si 5 13,9 6 3,8 0,033*

No 31 86,1 153 96,2

Malnutrición Riesgon % n % p-valor

Andador-Bastón Si 8 25,8 89 56,3 0,003*No 23 74,2 69 43,7

Cambios posturales Si 21 67,7 65 41,1 0,010*No 10 32,3 93 58,9

Sillón Si 25 80,6 87 55,1 0,009*No 6 19,4 71 44,9

Agho Si 19 61,3 51 32,3 0,004*No 12 38,7 107 67,7

Apósitos Si 3 9,7 4 2,5 0,088*No 28 90,3 154 97,5

Semp Si 8 25,8 17 10,8 0,039*No 23 74,2 140 89,2

Suplementos nutricionales Si 2 6,5 6 3,8 0,620No 29 93,5 152 96,2

Tabla 22. Asociación entre malnutrición y medidas preventivas (Momento II)

Tabla 23.Asociación entre malnutrición y medidas preventivas (Momento III)

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Fase II. Estudio de Cohortes 150

4.3.5. Incidencia de UPP

En la tabla 24 se refleja la incidencia de UPP en toda la muestra estudiada y por las variables

explicativas del estudio. Como se observa, los pacientes con deterioro cognitivo presentan

una mayor incidencia de UPP (p = 0,006), así como los pacientes analfabetos (p = 0,032),

los que tienen alto riesgo de desarrollar UPP según EMINA (p<0,001), los que tienen

dependencia total según el Índice de Barthel (p<0,001) y los malnutridos (p<0,001).

A continuación, en la tabla 25, se tienen en cuenta únicamente aquellos pacientes que tienen

alteración nutricional para la medición de la incidencia, de manera que, de nuevo, los

pacientes con deterioro cognitivo presentan mayor incidencia de UPP (p = 0,042), los de alto

riesgo según EMINA (p < 0,001), los dependientes totales (p < 0,001) y los malnutridos (p =

0,004).

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Fase II. Estudio de Cohortes 151

Tabla 24. Incidencia de UPP, para toda la muestra, por las variables explicativas

Upp-no Upp-sin % n % p-valor

Edad < 85 años 173 96,6 6 3,4 0,389>= 85 años 114 94,2 7 5,8

Sexo Hombre 94 94,9 5 5,1 0,764Mujer 193 96 8 4

Lugar atención Domicilio 244 96,4 9 3,6 0,129Residencia 43 91,5 4 8,5

IVC Si 227 96,2 9 3,8 0,486No 60 93,8 4 6,3

HTA Si 205 96,7 7 3,3 0,213No 82 93,2 6 6,8

Diabetes Si 87 97,8 2 2,2 0,358No 200 94,8 11 5,2

EPOC Si 42 91,3 4 8,7 0,121No 245 96,5 9 3,5

Cardiopatía Si 27 100 0 0 0,616No 260 95,2 13 4,8

tabaco Si 4 100 0 0 1,000No 283 95,6 13 4,4

Det. cognitivo Si 188 93,5 13 6,5 0,006*No 99 100 0 0

Analfabeto Si 89 91,8 8 8,2 0,032*No 198 97,5 5 2,5

Renta < 500 euros 161 94,7 9 5,3 0,404>= 500 euros 126 96,9 4 3,1

Convivencia Vive solo 23 100 0 0 0,225Vive con su pareja 88 96,7 3 3,3Vive con su familia 126 96,2 5 3,8Otros 50 90,9 5 9,1

Cuidador Familiar 214 96,8 7 3,2 0,233Asalariado no profesional 29 93,5 2 6,5Profesional sanitario 44 91,7 4 8,3

MNA Malnutrición 32 82,1 7 17,9 < 0,001*Riesgo de malnutrición 160 96,4 6 3,6Estado nutricional normal 95 100 0 0

EMINA Riesgo medio 213 74,2 2 15,4 < 0,001*Riesgo alto 74 25,8 11 84,6

Barthel Dependencia severa 251 87,5 2 15,4 < 0,001*Dependencia total 36 12,5 11 84,6

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Fase II. Estudio de Cohortes 152

Tabla 25. Incidencia de UPP en sujetos con alteración nutricional (malnutrición o Riesgo)

Upp-no Upp-sin % n % p-valor

Edad < 85 años 112 94,9 6 5,1 0,402>= 85 años 80 92 7 8

Sexo Hombre 65 92,9 5 7,1 0,767Mujer 127 94,1 8 5

Lugar atención Domicilio 164 94,8 9 5,2 0,125Residencia 28 87,5 4 12,5

IVC Si 151 94,4 9 5,6 0,488No 41 91,1 4 8,9

HTA Si 136 95,1 7 4,9 0,219No 56 90,3 6 9,7

Diabetes Si 67 97,1 2 2,9 0,226No 125 91,9 11 8,1

EPOC Si 26 86,7 4 13,3 0,103No 166 94,9 9 5,1

Cardiopatía Si 18 100 0 0 0,610No 174 93 13 7

tabaco Si 3 100 0 0 1,000No 189 93,6 13 6,4

Det. cognitivo Si 145 91,8 13 8,2 0,042*No 47 100 0 0

Analfabeto Si 68 89,5 8 10,5 0,076No 124 96,1 5 3,9

Renta < 500 euros 113 92,6 9 7,4 0,567>= 500 euros 79 95,2 4 4,8

Convivencia Vive solo 10 100 0 0 0,302Vive con su pareja 62 95,4 3 4,6Vive con su familia 85 94,4 5 5,6Otros 35 87,5 5 12,5

Cuidador Familiar 140 95,2 7 4,8 0,254Asalariado no profesional 24 92,3 2 7,7Profesional sanitario 28 87,5 4 12,5

MNA Malnutrición 32 82,1 7 17,9 0,004*Riesgo de malnutrición 160 96,4 6 3,6

EMINA Riesgo medio 132 98,5 2 1,5 < 0,001*Riesgo alto 60 84,5 11 15,5

Barthel Dependencia severa 157 98,7 2 1,3 < 0,001*Dependencia total 35 76,1 11 23,9

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Fase II. Estudio de Cohortes 153

4.3.6. Análisis multivariante

En la Tabla 26 se resumen los modelos de regresión logística estudiados.

Tabla 26. Análisis multivariante.

Simple1

Ajustado2

Multivariante3

OR IC95% p-valor OR IC95% p-valor OR IC95% p-valorEdad < 85 años 1 1

>= 85 años 1,6 (0,5-5,0) 0,394 - - - 0,8 (0,2-3,0) 0,789Sexo Mujer 1 1

Hombre 1,2 (0,4-3,9) 0,735 - - - 1,5 (0,4-5,4) 0,577Lugaratención

Domicilio 1 1Residencia 2,6 (0,7-9,0) 0,132 1,6 (0,5-4,9) 0,444 NS

IVC Si 1 1No 1,6 (0,5-5,6) 0,431 1,5 (0,4-5,5) 0,509 NS

HTA Si 1 1No 2,1 (0,7-6,5) 0,205 1,9 (0,6-6,2) 0,242 NS

Diabetes Si 1 1No 2,9 (0,6-13,7) 0,168 2,9 (0,6-13,6) 0,170 NS

EPOC No 1 1Si 2,8 (0,8-9,9) 0,101 2,9 (0,8-11,1) 0,112 NS

Cardiopatía SiNo - - - - - - - - -

tabaco SiNo - - - - - - - - -

Det.cognitivo

SiNo - - - - - - - - -

Analfabeto No 1 1Si 2,9 (0,9-9,3) 0,069 3,2 (0,9-11,2) 0,057 NS

Renta >= 500 euros 1 1< 500 euros 1,6 (0,5-5,3) 0,464 1,5 (0,5-5,3) 0,459 NS

Convivencia Vive soloVive con supareja

- - - - - - - - -

Vive con sufamiliaOtros

Cuidador Familiar 1 1Asalariadonoprofesional

1,7 (0,3-8,5) 0,539 1,6 (0,3-8,3) 0,573 NS

Profesionalsanitario

2,9 (0,8-10,4) 0,112 2,7 (0,7-9,9) 0,133

EMINA Riesgomedio

1 1 NS

Riesgo alto 12,1 (2,6-56,3) 0,001 12,0 (2,5-56,8) 0,002Barthel Dependencia

severa1 1 1

Dependenciatotal

24,6 (5,2-116,3) <0,001 24,8(5,2-

118,7)<0,001 21,7

(4,4-106,4)

<0,001

Continúa

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Simple1

Ajustado2

Multivariante3

OR IC95% p-valor OR IC95% p-valor OR IC95% p-valorEdad < 85 años 1 1

>= 85 años 1,6 (0,5-5,0) 0,394 - - - 0,8 (0,2-3,0) 0,789Sexo Mujer 1 1

Hombre 1,2 (0,4-3,9) 0,735 - - - 1,5 (0,4-5,4) 0,577Lugaratención

Domicilio 1 1Residencia 2,6 (0,7-9,0) 0,132 1,6 (0,5-4,9) 0,444 NS

IVC Si 1 1No 1,6 (0,5-5,6) 0,431 1,5 (0,4-5,5) 0,509 NS

HTA Si 1 1No 2,1 (0,7-6,5) 0,205 1,9 (0,6-6,2) 0,242 NS

Diabetes Si 1 1No 2,9 (0,6-13,7) 0,168 2,9 (0,6-13,6) 0,170 NS

EPOC No 1 1Si 2,8 (0,8-9,9) 0,101 2,9 (0,8-11,1) 0,112 NS

Cardiopatía SiNo - - - - - - - - -

tabaco SiNo - - - - - - - - -

Det.cognitivo

SiNo - - - - - - - - -

Analfabeto No 1 1Si 2,9 (0,9-9,3) 0,069 3,2 (0,9-11,2) 0,057 NS

Renta >= 500 euros 1 1< 500 euros 1,6 (0,5-5,3) 0,464 1,5 (0,5-5,3) 0,459 NS

Convivencia Vive soloVive con supareja

- - - - - - - - -

Vive con sufamiliaOtros

Cuidador Familiar 1 1Asalariadonoprofesional

1,7 (0,3-8,5) 0,539 1,6 (0,3-8,3) 0,573 NS

MNA Riesgo demalnutrición

1 1 1

Malnutrición5,8 (1,8-18,5) 0,003 5,6 (1,7-18,4) 0,005 4,1

(1,1-14,8)

0,034

De esta tabla se deduce que los únicos términos que explican la aparición de UPP son el

MNA y el IB. La edad y el sexo no llegan a ser confusores para el riesgo de aparición de

úlceras por MNA ni para IB.

Al introducir IB en el modelo multivariante el OR del MNA pasa de 5,6 a 4,1, por lo que el

riesgo Barthel actúa como confusor del riesgo de aparición de úlceras por malnutrición.

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL. 2015 155

Análogamente, el OR de Barthel pasa de 24,8 a 21,7, por lo que MNA también es confusor

para el riesgo de aparición de úlceras por dependencia.

Por otra parte, el estudio aquí realizado pone de manifiesto que presentar malnutrición

aporta 4,1 veces más riesgo de aparición de UPP que presentar riesgo de malnutrición, para

cualquier edad, sexo y grado de dependencia.

El grado de dependencia total aporta 21,7 veces más riesgo de aparición de úlceras que el

grado severo.

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Discusión 156

5. DISCUSIÓN.

En este estudio se pone de manifiesto el papel que tiene el estado nutricional como factor de

riesgo para la incidencia de UPP en pacientes mayores que todavía no las han desarrollado.

No obstante, como en cualquier estudio, este puede ser mejorable y no está exento de

limitaciones. El tamaño muestral obtenido es el que se había planificado a priori y ha

resultado tener suficiente potencia estadística para las variables de interés principales, como

es el factor de exposición, el estado nutricional medido con el MNA, el nivel de dependencia

o el riesgo de desarrollar UPP. Es posible que algunas otras variables explicativas

consideradas necesitaran un tamaño muestral mayor para llegar a ser estadísticamente

significativas, como por ejemplo el nivel educativo.

Respecto a la selección de los pacientes, el procedimiento utilizado permitió obtener casi la

totalidad de los pacientes que cumplían con los criterios de inclusión y exclusión,

obteniendo una de las muestras más amplias para este tipo de estudios en el campo que nos

ocupa. A pesar de ello, una posible limitación podría ser el bajo número de úlceras que se

han desarrollado en el periodo del estudio, solo un 4,3% de incidencia, pero por otro lado,

esto nos indica la calidad de los cuidados de enfermería prestados y la implicación de los

cuidadores y sus familias de esta localidad. Que además se evidencia en los datos

presentados sobre las medidas preventivas.

Si nos centramos en lo publicado hasta la fecha y los resultados de nuestro estudio,

encontramos una escasa bibliografía que utilice la misma metodología, lo que nos dificulta

las comparaciones. No obstante, podemos obtener evidencias indirectas con las que analizar

nuestros resultados.

En la revisión sistemática de la primera fase de esta tesis encontramos algunos estudios que

analizan las UPP y el estado nutricional (109,114,115,118,119,122,128), aunque la mayoría

usan otros instrumentos para valorar el estado nutricional y como variable de resultado

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P. L. Rubio Martínez 157

utilizan la presencia de UPP ya desarrolladas o la prevalencia y no la incidencia.

En general la mayoría de estudios que existen son con poblaciones de pacientes que ya

presentan UPP. Recientemente, algunos estudios se han interesado también por la capacidad

predictiva de las escalas nutricionales en el desarrollo de UPP (132, 133). Respecto al tipo

de pacientes, son escasos los estudios con población domiciliaria (118). Generalmente están

empleando pacientes de residencias geriátricas o de hospital. Y metodológicamente, como se

vio en la revisión sistemática, la mayorías son estudios transversales y solo permiten

establecer asociación y no causalidad.

Por tanto, es una constante en estos estudios, independientemente del tipo de población o de

variables estudiadas, el encontrar una asociación entre el estado nutricional y las UPP, de

modo que todos los estudios referenciados acaban concluyendo que los pacientes

malnutridos tienen un mayor riesgo de desarrollo de UPP. En el caso de los pacientes en el

domicilio, Lizaka (118) encuentra una OR de 2,29 entre los pacientes malnutridos en

domicilio para desarrollar UPP. En nuestro estudio, la OR es de 4,1 y en consonancia con lo

encontrado hasta ahora. Recientemente, pero en población hospitalaria, Tsousi et al (132)

encuentran una OR de 3,825 de desarrollar UPP entre los malnutridos usando la escala

MUST. En este estudio se utilizó la prevalencia y no la incidencia, siendo la prevalencia de

14,2%. Finalmente, Yatabe et al (133), en un estudio de cohortes pero de población en

hospitales de Japón, encuentra una incidencia de UPP del 7,1% y concluyen que el MNA

puede ser una escala predictora de UPP, sobre todo cuando el valor de MNA es menor de 8.

Por tanto, habría que resaltar que son escasos los estudios que analizan la aparición de UPP

y los relacionan con el estado nutricional, sino que se suele utilizar poblaciones de pacientes

portadores de UPP.

En nuestro caso, dada la importancia de la prevención frente al tratamiento, se utilizó una

muestra de personas en riesgo pero sin UPP, identificando que los pacientes mayores que se

encuentran en riesgo de desarrollar UPP en sus domicilios o en residencias geriátricas tienen

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Discusión 158

4,1 veces más riesgo de desarrollar UPP si están malnutridos según el MNA. Desde esta

perspectiva se hace necesario incorporar a la práctica clínica la valoración sistemática del

estado nutricional en los pacientes mayores y en riesgo de desarrollo de UPP.

El MNA como se vio en la introducción es una herramienta ampliamente validada, sencilla

de utilizar y de bajo costo, que ha sido de gran ayuda para identificar a los pacientes con

alteración de su estado nutricional (ya sea malnutrición o riesgo de malnutrición). Así, el

68,3% de los pacientes tenía algún grado de desnutrición y el 13% estaban desnutridos. Dato

que no es nada desdeñable y que sigue resaltando la importancia de la valoración nutricional

en este tipo de pacientes.

Otro dato a resaltar en el otro sentido, es que no se ha desarrollado ninguna UPP entre

aquellos pacientes que estaban bien nutridos según la escala utilizada, aunque presentaran

otras alteraciones de salud. Y a tener en cuenta como un posible indicador de calidad de vida

indirecto, durante el estudio fallecieron 11 pacientes (5 en el momento II, 3 n el momento III

y otros 3 en el momento IV), todos ellos murieron sin desarrollar UPP.

También es de interés, y seguramente puede constituir una nueva línea de investigación, la

relación entre el nivel educativo y el desarrollo de UPP, que podría estar relacionado con el

nivel de conocimientos, o con el nivel socioeconómico. En el análisis bivariante los

analfabetos tienen una incidencia del 8,2% frente a un 2,5% de los no analfabetos. Estas

diferencias no se encuentran en el modelo multivariante pero quizá con un mayor tamaño

muestral si se hubieran encontrado diferencias.

También, el riesgo que presentan los pacientes con dependencia total según el índice de

Barthel es de interés. Así, estos tienen 21,7 veces más riesgo de desarrollar UPP. No

obstante, ajustado por edad, sexo y dependencia, los malnutridos siguen teniendo mayor

riesgo. Sabiendo que el efecto de estas variables puede ser multiplicativo, significa que la

OR combinada para la malnutrición y la dependencia total supondría un OR = 88,97. Dicho

de otro modo, los pacientes con dependencia total y malnutrición tienen una alta

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL 2015 159

probabilidad de desarrollar UPP, incluso, seguramente, con buenas medidas de prevención.

De hecho, estas dos variables, estado nutricional y dependencia, son claves en el nuevo

modelo teórico de lesiones asociadas a la dependencia, desarrollado recientemente (37).

Seguramente, el estado nutricional, como se está viendo, tendrá un papel muy importante en

la tolerancia de los tejidos frente a los factores etiológicos que pueden desarrollar lesiones,

En nuestro caso las UPP, pero se debería estudiar en otras etiologías.

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Conclusiones 160

6. CONCLUSIONES

En primer lugar, centrándonos en la primera de las dos fases propuestas para este estudio, es

decir, en la revisión sistemática, los resultados obtenidos nos llevan a afirmar que la mayoría

de los estudios que analizan la relación entre estado nutricional y la aparición de UPP son

muy heterogéneos, tanto en su metodología como en cuanto a las variables estudiadas, entre

otros motivos porque aún no existe un gold standar para valorar el estado nutricional,

aunque sí que existe un acuerdo general a la hora de utilizar como principales indicadores

para éste estado las medidas bioquímicas, antropométricas y los métodos

multidimensionales como el test MNA, cuya validez ha sido demostrada por múltiples

estudios a nivel nacional e internacional.

Otro de los elementos que caracterizan a los estudios analizados para esta revisión y que

quizás dificulten la obtención de datos significativos al respecto, es que, metodológicamente,

emplean muestras basadas en pacientes con UPP previa al inicio del estudio, por lo que

resulta más complejo establecer relaciones causa-efecto entre las variables estado nutricional

y desarrollo de UPP. Así mismo, el gran grueso de estudios realizados en este campo son de

tipo transversal, aunque es cierto que en los últimos años se comienza a emplear estudios de

cohortes.

Por otro lado, resulta importante destacar que, de todos los artículos revisados, solamente se

ha encontrado un estudio de población domiciliaria, siendo todos los demás estudios

realizados sobre pacientes de residencias y de hospital, por lo que no muestran con claridad

las condiciones cotidianas que delimitan el marco nutricional de lo sujetos.

Sin embargo, a pesar de las limitaciones que los estudios sobre nutrición – aparición de UPP

presentan, en términos generales, se puede sintetizar que existe una asociación entre el

estado nutricional y la presencia de UPP, pudiendo ser un factor de riesgo o factor confusor

para la aparición de este tipo de lesiones tisulares el hecho de que un individuo presente una

desviación en su estado nutricional con respecto a la normalidad. En este aspecto el

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P. L. Rubio Martínez. TESIS DOCTORAL 2015 161

problema reside en que no se conoce en qué sentido se da esta relación, aunque parece que

los pacientes malnutridos tienen más UPP que los que mantienen un estado nutricional

adecuado.

En función a estos resultados se pone de manifiesto la necesidad de realizar estudios como el

que aquí se propone, en el que se tiene en cuenta tanto a sujetos institucionalizados como a

aquellos que desarrollan sus actividades diarias en el domicilio, se opta por un diseño de

cohortes en contraposición a los estudios transversales, y se aplican tests de valoración

validados como son la escala de valoración EMINA, el Índice de Barthel y el MNA.

En este sentido, el estudio de cohortes aquí desarrollado muestra que el MNA ha permitido

clasificar como malnutridos al 13% de la muestra estudiada. De estos, el 61,5% son mayores

de 85 años y el 55,3% se encuentran en riesgo de malnutrición. Esto supone que 68,3% de la

muestra tiene alguna alteración de su estado nutricional.

Así mismo, una vez finalizada la revisión sistemática, el análisis de los resultados obtenidos

y su discusión, podemos llegar a una serie de conclusiones generales que pueden ayudar a

incrementar el nivel de conocimientos existente hasta la actualidad en el campo de las UPP

en relación al estado nutriconal:

1. La malnutrición es mayor en las personas mayores de 85 años, con riesgo alto de

desarrollar UPP, analfabetos, con diabetes, con deterioro cognitivo y dependencia total

para el IB.

2. Los pacientes que presentan un estado de malnutrición son aquellos sobre los que se

aplica un mayor número de medidas preventivas, sabiendo que estas medidas preventivas

se aplican de manera uniforme durante todo el periodo de estudio.

3. Este estudio ha permitido determinar la incidencia de UPP en la población estudiada,

indicador epidemiológico poco estudiado hasta el momento, ya que la mayoría de los

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Conclusiones 162

estudios en este campo se centran en el análisis de la prevalencia. En este caso la

incidencia global de UPP con la que nos encontramos es del 4,33%.

4. Mediante análisis bivariante, los datos indican que los pacientes con riesgo alto de

desarrollar UPP tienen mayor incidencia de UPP (14,9%). También los que tienen

deterioro cognitivo (6,9%), dependencia total (30,6%), los analfabetos (9%) y los

malnutridos (17,9%).

5. En los modelos multivariantes de regresión logística, los únicos términos que explican

significativamente la aparición de UPP son la escala MNA y el índice Barthel. El grado

de dependencia total, según Barthel, aporta 21,7 veces más riesgo de aparición de UPP

que el grado severo.

6. La malnutrición aporta 4,1 veces más riesgo de aparición de UPP que presentar riesgo de

malnutrición, para cualquier edad, sexo y grado de dependencia.

7. Finalmente se confirma que en los pacientes mayores con dependencia y riesgo de

desarrollar UPP, el estado nutricional es un factor de riesgo para el desarrollo de las UPP.

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BibliografíaBibliografía

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AnexosAnexos

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ANEXO I. Autorización uso de imágenes de GNEAUPP

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ANEXO II. Certificado de autorización de la Comisión de Docencia e Investigación del

Hospital Comarcal de Noroeste de la Región de Murcia.

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ANEXO III. Certificado de autorización de la Residencia Ilunion Virgen de la Esperanza

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ANEXO IV. Diagrama de flujo: análisis metodológico seguido para la Revisión Sistemática

Citas identificadas a través de lasBases de datos MEDLINE,

COCHRANE etc. (n = 230)

Citas adicionales identificadas a Través de otras fuentes

(búsqueda inversa, consulta a Autores etc.

(n = 16)

Citas después de eliminar duplicados(n = 220)

Citas evaluadasMediante título

Y abstract(n = 198)

Citas excluidas (n = 165)

Artículos a textoCompleto evaluados

Para ser seleccionados(n = 21)

Estudios incluidosPara la síntesis

Cualitativa(n = 21)

Estudios incluidosPara la síntesis

Cuantitativa (metanálisis)

(n = 21)

Artículos completosExcluidos y razones

(n = 6)

– No cumple con criterios

De inclusión (n = 7)

– Idioma (n = 0)

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ANEXO V. Artículos excluidos de la Revisión Sistemática

AUTOR (AÑO) PAÍS DISEÑO COMENTARIOS CALIDAD

C. Harris et al./2004.

(62)

UK. Estudio descriptivo Estudio poco profundo de factores

extrínsecos e intrínsecos que

intervienen en población anciana

malnutrida

LQS

W. Raffoul et al./2004.

(63)

Suiza Estudio observacional de

cohortes

Muestra de 9 pacientes durante 5 días

antes de cirugía y 19 días después de

la misma.

LQS

E.MH. Mathus-Vliegen et

al./2004.

(64)

Alemania Estudio descriptivo Revisión metodológica de trabajos y

publicaciones

LQS

O. Uzun et al./2004

(65)

Turquia Estudio descriptivo

transversal

No apropiado al objetivo del estudio. LQS

C. Sharp et al./2006.

(66)

Australia Revisión sistemática Pretenden identificar los factores de

riesgo para el desarrollo de upp,

recogidos en las herramientas de

detección y su nivel de evidencia

LQS

G. Sergi et al./2007.

(67)

Italia Estudio observacional de

casos control

Muestra no significativa de 52

pacientes

LQS

J.J. Elsner et al.2008.

(68)

Israel Estudio observacional Muestra no significativa y objeto de

estudio no apropiado

LQS

J. Fontaine et al./2008.

(69)

Francia Estudio descriptivo Desarrollo narrativo con revisión de

la literatura.

LQS

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ANEXO VI. Cuaderno de Recogida de Datos

CUADERNO DE RECOGIDA DE DATOS

ESTUDIO DE COHORTES PARA INVESTIGAR LAIMPORTANCIA DE LA VARIABLE NUTRICIONAL EN

LA APARICIÓN DE UPP

DATOS DEL INVESTIGADOR

Nombre y Apellidos:

INICIALES DEL PACIENTE:

CÓDIGO DE ASIGNACIÓN:

NUMERO DE INSCRIPCIÓN:

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ESTUDIO DE COHORTES PARA INVESTIGAR LA IMPORTANCIA DE LA VARIABLENUTRICIONAL EN LA APARICIÓN DE UPP

Consentimiento Informado

Nombre del paciente: ________________________________________Número de inscripción: ________Código de asignación: _______

No firme este Impreso de Consentimiento Informado sin haber tenido la oportunidad de hacerpreguntas y recibir respuestas satisfactorias a todas sus consultas.

He leído la Información para el Paciente de este impreso de consentimiento, o me la han leído. Mispreguntas sobre la Hoja de Información y el estudio han sido contestadas a mi satisfacción. Estoy deacuerdo en participar en el estudio de investigación: “ESTUDIO DE COHORTES PARAINVESTIGAR LA IMPORTANCIA DE LA VARIABLE NUTRICIONAL EN LA APARICIÓNDE UPP”

Autorizo a que las notas de mis registros clínicos se den a conocer a los investigadores. Las notas deregistro obtenidas de la investigación se tratarán con la máxima reserva y confidencialidad posible,de acuerdo con la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de carácterpersonal y el R.D. 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento para eldesarrollo de dicha Ley Orgánica, en cuento a el procesamiento de los datos y su facilitación aterceros.

Todos estos registros serán codificados. Mi nombre como paciente participante en este estudio seguardará en reserva en cualquier publicación científica o informe preparado como resultado de esteestudio.

Puedo abandonar este proyecto sin dar una explicación y esto no afectará para nada a cualquier otrotratamiento que necesite como paciente.

Sé que, de tener alguna duda sobre la información y el estudio o enrojecimiento en alguna zonapuedo ponerme en contacto con el investigador principal del estudio:

Pedro Luis Rubio. TEL: 686103873

Investigador Colaborador:

Nuria Sánchez. TEL: 676199116

Firma del paciente___________________________________ Fecha _______

Firma del investigador _______________________________ Fecha ________

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Lista de comprobación de criterios para la Selección del Paciente

Rellene por favor al iniciar la evaluación y compruebe la idoneidad del paciente para tomar parte en esteestudio.

Criterios de inclusión

Compruebe cada uno de los siguientes criterios. Los pacientes solo pueden inscribirse en el estudio si responden a todos los criterios con un “sí”.

Criterios de inclusión SI NOEl paciente tiene al menos 75 años de edad y pertenece a uno de los dos grupos de estudio;pacientes sujetos ATDOM o ingresados en residencia de ancianos, ambos de la localidad deCalasparra.El paciente tiene una puntuación en la escala de Emina entre 4-7 con un riesgo medio o 8-15 con un riesgo alto de desarrollar UPP.El paciente presenta un grado de dependencia moderado, alto o total, según la escala de BarthelEl paciente está libre de UPPEl paciente o el representante legal han firmado el Impreso de Consentimiento Informado.

Criterios de exclusión

Compruebe cada uno de los siguientes criterios.Los pacientes solo pueden inscribirse en el estudio si responden a todos los criterios con un “no”.

Criterios de exclusión SI NOEl paciente presenta úlceras por presión activasEl paciente tiene una puntuación en la escala de Emina entre 1-3 con un riesgo bajo o 0 sin riesgo de desarrollar UPP

El paciente idóneo para este estudio recibirá un número de inscripción (número de estudio). Por favor,ponga el número de inscripción en esta página y en cada impreso de recopilación de datos para identificar alpaciente durante el estudio.

Númeroinscripción:

Iniciales delpaciente:

Fecha:

Sexo: Varón Mujer Fecha denacimiento:

Paciente ATDOM

Paciente Ingresado enresidencia de ancianos

Paciente asignado alcódigo:

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CRONOGRAMA / REGISTRO DEL ESTUDIO

FECHA CUMPLIMENTACIÓN

SI NO

23/02 al 01/03

del 2015

Lista de comprobación inclusión

13/04al 19/04

del 2015

Consentimiento informado

25/05al 31/05

del 2015

Valoración día 0

06/07al 12/07

del 2015

Observaciones / Incidencias relativas al registro:

¿Aparición de UPP? ¿Dónde aparecen? ¿Cuándo?

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VALORACIÓN INICIAL DEL PACIENTE (DÍA 0)

Código de asignación:

Nº de inscripción

VARIABLES DE PREVENCIÓN DE UPP:

¿Se realizan cambios posturales?

SI NO Frecuencia: (Cada Horas)

¿Se sienta en el sillón?

SI NO Frecuencia: (Cada Horas)

¿Se aplica AGHO?

SI NO Frecuencia: (Cada…….Horas)

¿Se aplican apósitos para reducir la presión en talones y/o codos?

SI NO

¿Utiliza alguna superficie especial para el manejo de la presión? (SEMP)

SI NO Tipo de superficie:

¿Recibe algún suplemento nutricional?

SI NO Tipo de suplemento:Nº envases/día:

Iniciales de nombre y apellidos:

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VARIABLES DE COMORBILIDAD

Insuficiencia venosa: SI NO

HTA: SI NO

Diabetes: SI NO

EPOC: SI NO

Cardiopatía isquémica: SI NO

Tabaquismo: SI NO

Alcohol: SI NO

Deterioro cognitivo: SI NO

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VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Y DE FILIACIÓN DEL PACIENTE

CIP: Código de identificación del paciente

Sexo: 1 Varón 2Mujer.

Fecha de nacimiento: (DD/MM/AAAA).

Nivel de estudios: 1.Analfabetismo. 2. Sabe leer y escribir. 3. Primarios. 4. Secundarios. 5.Universitarios

Situación económica: (ingresos mensuales por unidad familiar) 1.Menor de 500 euros.2 entre500-1000 euros 3.1000-1500 euros 4. Más de 1500 euros.

Convivencia: 1 vive sólo2vive con su pareja3.vive con su familia4.otros.

Paciente incluido en ATDOM: A

Paciente en Residencia: B

Cuidador: 1 familiar.2. Asalariado.3. Profesionales.

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Puntuación en la escala EMINA:

Puntuación índice de BARTHEL:

Puntuación MNA (Mini Nutritional Assessment):

OBSERVACIONES:

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VALORACIÓN DE SEGUIMIENTO DEL PACIENTE (II)

VARIABLES DE PREVENCIÓN DE UPP:

¿Se realizan cambios posturales?

SI NO Frecuencia: (Cada Horas)

¿Se sienta en el sillón?

SI NO Frecuencia: (Cada Horas)

¿Se aplica AGHO?

SI NO Frecuencia: (Cada…….Horas)

¿Se aplican apósitos para reducir la presión en talones y/o codos?

SI NO

¿Utiliza alguna superficie especial para el manejo de la presión? (SEMP)

SI NO Tipo de superficie:

¿Recibe algún suplemento nutricional?

SI NO Tipo de suplemento:Nº envases/día:

Puntuación en la escala EMINA:

Puntuación índice de BARTHEL:

Puntuación MNA (Mini Nutritional Assessment):

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OBSERVACIONES:

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VALORACIÓN DE SEGUIMIENTO DEL PACIENTE (III)

VARIABLES DE PREVENCIÓN DE UPP:

¿Se realizan cambios posturales?

SI NO Frecuencia: (Cada Horas)

¿Se sienta en el sillón?

SI NO Frecuencia: (Cada Horas)

¿Se aplica AGHO?

SI NO Frecuencia: (Cada…….Horas)

¿Se aplican apósitos para reducir la presión en talones y/o codos?

SI NO

¿Utiliza alguna superficie especial para el manejo de la presión? (SEMP)

SI NO Tipo de superficie:

¿Recibe algún suplemento nutricional?

SI NO Tipo de suplemento:Nº envases/día:

Puntuación en la escala EMINA:

Puntuación índice de BARTHEL:

Puntuación MNA (Mini Nutritional Assessment):

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OBSERVACIONES:

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VALORACIÓN DE SEGUIMIENTO DEL PACIENTE (IV)

VARIABLES DE PREVENCIÓN DE UPP:

¿Se realizan cambios posturales?

SI NO Frecuencia:(Cada Horas)

¿Se sienta en el sillón?

SI NO Frecuencia:(Cada Horas)

¿Se aplica AGHO?

SI NO Frecuencia: (Cada…….Horas)

¿Se aplican apósitos para reducir la presión en talones y/o codos?

SI NO

¿Utiliza alguna superficie especial para el manejo de la presión? (SEMP)

SI NO Tipo de superficie:

¿Recibe algún suplemento nutricional?

SI NOTipo de suplemento:

Nºenvases/día:

Puntuación en la escala EMINA:

Puntuación índice de BARTHEL:

Puntuación MNA (Mini Nutritional Assessment):

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OBSERVACIONES:

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ANEXO VII. Escala EMINA para valoración del riesgo de UPP

Sin riesgo: 0Riesgo bajo: 1-3Riesgo medio: 4-7Riesgo alto: 8-1

Estado mental Movilidad Humedad R/C Incontinencia

Nutrición Actividad

0

Orientado Paciente orientado y

consciente

Completa Autonomía

completa paracambiar de posiciónen la cama o en la

silla

No Tiene control deesfínteres o lleva

sonda vesicalpermanente, o notiene control de

esfínter anal perono ha defecado en

24 horas

Correcta Toma la dieta

completa, nutriciónenteral o parenteral

adecuada. Puedeestar en ayunashasta 3 días por

prueba diagnóstica,intervención

quirúrgica o condieta sin aporte

proteico. Albúminay proteínas con

valores iguales osuperiores a losestándares delaboratorio

Deambula Autonomía

completa paracaminar

1

Desorientado oapático o pasivo

Apático o pasivo odesorientado en el

tiempo y en elespacio. (Capaz deresponder a órdenes

sencillas)

Ligeramentelimitada

Puede necesitarayuda para cambiar

de posición oreposo absoluto porprescripción médica

Urinaria o fecal ocasional

Tiene incontinenciaurinaria o fecal

ocasional, o llevacolector urinario o

cateterismointermitente, o

tratamientoevacuadorcontrolado

Ocasionalmenteincompleta

Ocasionalmentedeja parte de la

dieta (platosproteicos).

Albúmina yproteínas con

valores iguales osuperiores a losestándares delaboratorio.

Deambula con ayuda

Deambula conayuda ocasional

(bastones,muletas, soportehumano, etc.)

2

Letárgico o hipercinético Letárgico (no

responde órdenes) ohipercinético por

agresividad oirritabilidad

Limitación Importante Siemprenecesita ayuda paracambiar de posición

Urinaria o fecal habitual

Tiene incontinenciaurinaria o fecal, o

tratamientoevacuador nocontrolado

Incompleta Diariamente dejaparte de la dieta

(platos proteicos).Albúmina y

proteínas convalores iguales osuperiores a losestándares delaboratorio

Siempre precisa ayuda

Deambulasiempre con

ayuda(bastones,

soportehumano, etc.)

3

Comatoso Inconsciente. No

responde a ningúnestímulo. Puede serun paciente sedado

Inmóvil No se mueve en lacama ni en la silla

Urinaria y fecal Tiene ambas

incontinencias oincontinencia fecalcon deposiciones

diarreicasfrecuentes

No ingesta Oral, ni enteral, ni

parenteral superior a3 días y/o

desnutrición previa.Albúmina y

proteínas convalores inferiores alos estándares de

laboratorio

No deambula Paciente que no

deambula.Reposo

absoluto

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ANEXO VIII. INDICE DE BARTHEL para valoración de las AVD

Parámetro Situación del paciente Puntuación

Total:

Comer

- Totalmente independiente 10

- Necesita ayuda para cortar carne, el pan, etc. 5

- Dependiente 0

Lavarse - Independiente: entra y sale solo del baño 5

- Dependiente 0

Vestirse

- Independiente: capaz de ponerse y de quitarse la ropa, abotonarse, atarse los zapatos

10

- Necesita ayuda 5

- Dependiente 0

Arreglarse - Independiente para lavarse la cara, las manos, peinarse, afeitarse, maquillarse, etc.

5

- Dependiente 0

Deposiciones (valórese lasemana previa)

- Continencia normal 10

- Ocasionalmente algún episodio de incontinencia, o necesita ayuda para administrarse supositorios o lavativas

5

- Incontinencia 0

Micción (valórese la semanaprevia)

Continencia normal, o es capaz de cuidarse de la sonda si tiene una puesta 10

Un episodio diario como máximo de incontinencia, o necesita ayuda para cuidar dela sonda

5

Incontinencia 0

Continúa

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Máxima puntuación: 100 puntos (90 si va en silla de ruedas)

Resultado Grado de dependencia

< 20 Total

20-35 Grave

40-55 Moderado

≥ 60 Leve

100 Independiente

Parámetro Situación del paciente Puntuación

Usar el retrete

- Independiente para ir al cuarto de aseo, quitarse y ponerse la ropa… 10

- Necesita ayuda para ir al retrete, pero se limpia solo 5

- Dependiente 0

Trasladarse

- Independiente para ir del sillón a la cama 15

- Mínima ayuda física o supervisión para hacerlo 10

- Necesita gran ayuda, pero es capaz de mantenerse sentado solo 5

- Dependiente 0

Deambular

- Independiente, camina solo 50 metros 15

- Necesita ayuda física o supervisión para caminar 50 metros 10

- Independiente en silla de ruedas sin ayuda 5

- Dependiente 0

Escalones

- Independiente para bajar y subir escaleras 10

- Necesita ayuda física o supervisión para hacerlo 5

- Dependiente 0

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ANEXO IX. Mini Nutritional Assessment MNA®

Apellidos: Nombre:

Sexo: Edad: Peso, kg: Altura, cm: Fecha:

Responda a la primera parte del cuestionario indicando la puntuación adecuada para cada pregunta. Sume los puntos correspondientes al cribaje y si la suma es igual o inferior a 11, complete el cuestionario para obtener una apreciación precisa del estado nutricional.

Evaluación del estado nutricional.

De 24 a 30 puntosDe 17 a 23.5 puntosMenos de 17 puntos

estado nutricional normal riesgo de malnutriciónmalnutrición

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