El Estado Peronista TraEl estado peronista tras bambalinas. tres contribuciones para su estudios...

15
Año I, No. 2, Otoño 2013 ISSN: 2314-1204 Artículo El Estado peronista tras bambalinas: tres contribuciones para su estudio. Biernat, Carolina: ¿Buenos o útiles? La política inmigratoria del peronismo, Buenos Aires, Biblos, 2007. Fiorucci, Flavia: Intelectuales y peronismo, Buenos Aires, Biblos, 2011. Ramacciotti, Karina: La política sanitaria del peronismo, Buenos Aires, Biblos, 2009. María Paula Luciani IDAES-UNSAM/CONICET [email protected] Introducción a historiografía profesional en Argentina ha reabierto el estudio del primer peronismo bajo una nueva sensibilidad. Hoy parece haber poco lugar para interpretaciones globales o reflexiones de largo plazo sobre el movimiento que marcó la cultura política de nuestro país. Las nuevas perspectivas, en cambio, están abocadas a una tarea de deconstrucción de distintos aspectos del peronismo en el poder: allí donde éste buscó proyectar imágenes monolíticas, las últimas investigaciones históricas vienen resaltando la contingencia, la permeabilidad, los límites e incluso, la ineficacia. La fragmentación de los objetos de análisis y los cambios de escala ofrecen enormes ventajas, como las de poder trabajar con corpus de fuentes bien delimitados y extraer conclusiones que, como rasgo común, tienden a subrayar la complejidad y los matices a la hora de analizar un período tan denso como el del L 253

description

Comentario bibliográfico

Transcript of El Estado Peronista TraEl estado peronista tras bambalinas. tres contribuciones para su estudios...

  • Ao I, No. 2, Otoo 2013 ISSN: 2314-1204

    Artculo

    El Estado peronista tras bambalinas: tres contribuciones para su estudio.

    Biernat, Carolina: Buenos o tiles? La poltica inmigratoria del peronismo, Buenos Aires, Biblos, 2007.Fiorucci, Flavia: Intelectuales y peronismo, Buenos Aires, Biblos, 2011.Ramacciotti, Karina: La poltica sanitaria del peronismo, Buenos Aires, Biblos, 2009.

    Mara Paula Luciani

    IDAES-UNSAM/CONICET

    [email protected]

    Introduccin

    a historiografa profesional en Argentina ha reabierto el estudio del primer

    peronismo bajo una nueva sensibilidad. Hoy parece haber poco lugar para

    interpretaciones globales o reflexiones de largo plazo sobre el movimiento que

    marc la cultura poltica de nuestro pas. Las nuevas perspectivas, en cambio, estn abocadas a

    una tarea de deconstruccin de distintos aspectos del peronismo en el poder: all donde ste

    busc proyectar imgenes monolticas, las ltimas investigaciones histricas vienen resaltando la

    contingencia, la permeabilidad, los lmites e incluso, la ineficacia. La fragmentacin de los objetos

    de anlisis y los cambios de escala ofrecen enormes ventajas, como las de poder trabajar con

    corpus de fuentes bien delimitados y extraer conclusiones que, como rasgo comn, tienden a

    subrayar la complejidad y los matices a la hora de analizar un perodo tan denso como el del

    L

    253

  • 254 Artculos

    peronismo clsico. Como contrapartida, ya es poco frecuente especializarse en el peronismo.

    Para quienes intentamos investigar siguiendo las reglas y condicionamientos actuales del campo

    historiogrfico, estos no son tiempos de grandes relatos sino de contribuciones acotadas para la

    comprensin de fenmenos mayores. Y es preciso enunciarlo claramente porque los aportes que

    se considerarn en estas pginas deben evaluarse en funcin de esa premisa.

    Los trabajos de Carolina Biernat, Karina Ramacciotti y Flavia Fiorucci comparten ms que el

    marco temporal. Forman parte de un rea que se encuentra en plena gestacin y que tiene como

    propsito el estudio del Estado desde dentro. Esta suerte de historia al ras del Estado, en la

    que se suman aportes de la historia, la sociologa, la antropologa social y la ciencia poltica, busca

    evitar tanto la cosificacin del mismo como el acercamiento a sus instituciones a partir de la

    imposicin de una racionalidad que en realidad no poseen. De este modo, el Estado aparece como

    un actor fragmentario, plagado de desajustes entre los planes y el desarrollo efectivo de las

    agencias; entre la formulacin de una poltica y su aplicacin concreta; entre los referentes

    polticos y los administrativos.1 Los trabajos que se inscriben en esta perspectiva son

    relativamente recientes y estn conformando, de a poco, un espacio donde prima el intercambio

    de conocimientos, informaciones, fuentes originales y enfoques metodolgicos, pero donde

    todava no se han dado grandes debates historiogrficos. A su vez, las investigaciones ofrecen

    diversas vas de entrada al interior del Estado: se enfocan en la vida cotidiana de las agencias

    estatales; reponen el papel de los funcionarios y sus prcticas; ahondan en la relacin entre la

    expansin del Estado y el afianzamiento de algunas profesiones; estudian los usos de la

    produccin de conocimiento social en la definicin de distintas polticas sectoriales; entre otras

    variantes.

    En el caso particular del peronismo, Orgenes estatales del peronismo de Daniel Campione2

    permiti instalar la sugerente idea de que as como se haban estudiado los orgenes del

    1 Para profundizar en las caractersticas de este tipo de perspectiva, sugerimos la lectura de la introduccin de la compilacin de Bohoslavsky, Ernesto y Soprano, Germn (eds.): Un Estado con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina (desde 1880 a la actualidad), Buenos Aires, Prometeo, 2010, pp. 9-55.

    2 Campione, Daniel: Orgenes estatales del peronismo, Buenos Aires, Mio y Dvila, 2007. En realidad, es una versin revisada de Prolegmenos del peronismo. Los cambios en el Estado Nacional 1943-1946, Buenos Aires, FISyP-Manuel Surez Editor, 2003.

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 255movimiento rastreando la relacin de Pern con los sindicatos en el perodo 1943-1946, tambin

    era necesario dar cuenta de la centralidad que tuvieron los recursos ya presentes en un Estado

    intervencionista como el que vena perfilndose desde 1930 para la construccin del proyecto

    poltico de Pern. La reorganizacin estatal llevada a cabo durante ese breve e intenso lapso

    segua sin abordarse pese a su utilidad para comprender los ulteriores derroteros de los gobiernos

    peronistas. El trabajo de Campione hizo evidente que para seguir pensando el peronismo haba

    que meterse de lleno en el uso que el movimiento haba hecho del Estado y sus resortes.

    As, el conocimiento del Estado peronista viene mejorando desde hace algunos aos, pero de

    manera compartimentada. Las propuestas van desde indagar en la construccin y funcionamiento

    de reparticiones estatales de dismil jerarqua, develar los entretelones de la formulacin de

    determinadas polticas pblicas hasta seguir las trayectorias de algunos funcionarios relevantes.

    La eleccin de la estrategia suele estar influenciada de modo decisivo por la disponibilidad de

    fuentes. Por un lado, el argentino es un Estado cuya memoria institucional ha sufrido los embates

    de la inestabilidad poltica y los archivos ministeriales del peronismo se vieron afectados

    largamente. Por otro, la posibilidad de reconstruir los itinerarios de algunas figuras suele

    depender del hallazgo de algn archivo personal o de las huellas pblicas que el sujeto en cuestin

    pudo dejar. Esto es ms factible si el personaje se inscribe en lo que el historiador Ranaan Rein ha

    denominado las segundas lneas del liderazgo peronista: aquellas que por su ascendiente en

    ciertos sectores sociales o por su capital de experiencia en la administracin, fueron claves en el

    encumbramiento de Pern y en la construccin de su liderazgo, funcionando como mediadores

    en la relacin lder/masas y gestionando su desarrollo cotidiano.3

    Los libros de Biernat, Ramacciotti y Fiorucci se inscriben dentro de estos lineamientos

    generales. Los tres son producto de prolongadas investigaciones de posgrado y su lectura mejora

    el conocimiento sobre la elaboracin de polticas pblicas en el peronismo en tres sectores,

    respectivamente: poblacin/inmigracin, salud y cultura. Tambin tienen en comn el brindar

    informacin sobre reparticiones estatales de las que poco se saba previamente: la Direccin de

    Migraciones, la Secretara de Salud Pblica (luego, Ministerio) y la Subsecretara de Cultura. Estos

    3 Rein, Raanan: Juan Atilio Bramuglia. Bajo la sombra del lder. La segunda lnea de liderazgo peronista, Buenos Aires, Lumiere, 2006.

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

  • 256 Artculos

    sern los aportes que ponderaremos aqu y que servirn de ejes organizadores del texto, si bien

    cada obra por separado contribuye y responde a otros intereses, que dejaremos un tanto al

    margen Buenos o tiles? es parte de la proliferacin que han tenido los estudios inmigratorios en

    las ltimas tres dcadas, cimentada en el anlisis de nuevos archivos pblicos y privados para

    profundizar el conocimiento de las corrientes migratorias de la segunda posguerra. La poltica

    sanitaria del peronismo coparticipa, en parte, de una renovacin de la historia de la medicina, que

    buscar ligar los debates de la disciplina y los procesos de salud y enfermedad con sus contextos

    culturales, polticos y sociales, alejndose de la vieja tendencia a producir relatos celebratorios.

    Intelectuales y peronismo ahonda en las divisiones poltico-ideolgicas del campo intelectual

    durante la dcada peronista y toma herramientas de la historia intelectual y la sociologa

    bourdiana para volver a alumbrar las posiciones y estrategias de diferentes figuras e instituciones

    frente al movimiento, revisando la vieja idea del anti-intelectualismo del peronismo y su relacin

    imposible con la cultura.4

    Polticas pblicas durante el peronismo

    Algunos especialistas en el estudio de las polticas pblicas han puesto sobre la mesa las

    dificultades que implica el anlisis del Estado y de la expansin de sus capacidades. Durante

    dcadas, sobre todo desde la ciencia poltica, el Estado y sus tomas de posicin no fueron

    considerados si no a partir de los modos en que actores sociales externos a l, condicionaron su

    despliegue sucesivo.5 Esta forma de encarar el problema del funcionamiento del Estado slo pona

    el foco en la correlacin de estructuras sociales de poder-Estado, pasando por alto las dinmicas

    internas del accionar estatal, las tensiones en el entramado institucional y la yuxtaposicin

    compleja entre aspectos tcnicos y polticos que se conjugan en cada momento en que el Estado

    recoge (o no) asuntos socialmente problematizados. As, entender al Estado como mxima

    instancia de articulacin de relaciones sociales,6 no puede suponer que una poltica es algo que

    4 Fiorucci se aferra al concepto bourdiano de campo intelectual y sus luchas entre pares y competidores por la dominancia, que se traduce en distintas formas de capital social, simblico, material, etc. para analizar la relacin entre el Estado y el campo.

    5 Aguilar Villanueva, Luis F.: La hechura de las polticas pblicas, Mxico, Miguel ngel Porra, 1992, pp. 15-16.6 Oszlak, Oscar: Estado y sociedad: Nuevas reglas del juego?, en Reforma y Democracia, No. 9, 1997, pp. 7-60.

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 257empieza y termina en el momento en que se incorpora un problema a la agenda. Actualmente,

    se contempla la idea de que las polticas estn rehacindose de manera permanente: no refieren

    slo a una decisin del Estado, sino que ponen en juego todo un conjunto de acciones que van

    desde sentar posicin frente a un asunto, siguiendo por el diseo intencional de la poltica y la

    interaccin y tensin entre los actores estatales involucrados en llevarlas adelante, hasta su

    resultado y el efecto pblico que concitan en cuanto son medidas pensadas para suscitar consenso

    y aceptacin, al menos entre algunos sectores. Las polticas estatales son aproximaciones

    sucesivas a objetivos deseados, que tambin van transformndose y mutando.7 En este sentido, el

    Estado peronista abri una multiplicidad de frentes de intervencin en los que pretendi

    incursionar echando mano a herramientas como la planificacin estatal.8

    El objeto de investigacin de Biernat est delimitado, precisamente, por un rea de poltica

    pblica. Su meta es comprender la poltica migratoria peronista de manera compleja, en relacin

    con un contexto internacional de alta oferta de inmigrantes tras la finalizacin de la Segunda

    Guerra. Para situar su objeto, Biernat comienza destacando que pese a la cantidad de estudios que

    tocan la temtica de la inmigracin durante la posguerra en la Argentina, incluso en aquellos

    inclinados al abordaje especfico de la poltica migratoria, se detecta una tendencia a asimilar

    poltica con legislacin. Ese tipo de aproximacin deja de lado los procesos de gestacin y

    reglamentacin de las leyes, el anlisis de las prcticas administrativas encargadas de poner en

    ejercicio ese corpus normativo y la tensin cambiante entre stas y su enunciado legal (p. 18),

    como tambin la consideracin de los actores que entran en conflicto disputando una

    determinada competencia. Biernat despliega su propuesta, entonces, en tres niveles que resultan

    organizadores del contenido del libro. El primero, el de las ideas acerca del fenmeno migratorio.

    All analiza los debates de lo que denomina el poblacionismo argentino de la primera mitad del

    siglo XX, esto es, la corriente que conceba una relacin estrecha entre crecimiento humano y

    crecimiento econmico. La autora rastrea los intercambios en mbitos especializados,

    gubernamentales y en la prensa, como tambin las opiniones de ciertos grupos de inters,

    7 Aguilar Villanueva, Luis F., 1992, p. 498 La planificacin fue utilizada y publicitada como una herramienta que era condicin para lograr una gestin

    coordinada y racional de las facultades del Estado. Ver: Berrotarn, Patricia: Del plan a la planificacin. El Estado durante la poca peronista, Buenos Aires, Imago Mundi, 2003.

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

  • 258 Artculos

    detectando una tensin entre etapas en las que la inmigracin apareca como el factor clave para

    lograr el aumento de la poblacin y etapas en las que se fortaleci la preocupacin por fomentar

    el incremento de las tasas de natalidad internas. El clima de ideas previo se repone

    exhaustivamente para dar cuenta de la medida en que nutri los posicionamientos del gobierno

    peronista a la hora de planificar su poltica inmigratoria. Sintticamente, revela que la poltica de

    puertas abiertas asociada con la Ley de Colonizacin e Inmigracin de 1876, comenz a ser

    cuestionada durante el perodo de entreguerras y aunque la ley continu en vigencia, en los aos

    20 se introdujeron modificaciones en su reglamentacin, que aumentaban las restricciones y

    exigencias para desembarcar en el pas.

    El segundo nivel que propone Biernat para considerar la poltica pblica en cuestin, es el

    de la faz nominativa, o en otras palabras, el de las leyes, decretos y resoluciones que definen de

    manera concreta el lugar de la inmigracin en la gestin peronista, ms all de y en contraste con

    lo planificado. Al respecto, emerge la principal hiptesis de la autora: pese a que el peronismo dio

    un lugar central a la reflexin sobre los criterios de admisin de extranjeros en tanto parte de la

    problemtica del crecimiento poblacional y del desarrollo econmico en los Planes Quinquenales,

    tampoco modific la Ley de Inmigracin decimonnica. Su poltica discurri por instancias

    netamente administrativas por fuera del Poder Legislativo, probablemente por la poca factibilidad

    de llegar a un consenso en la materia, cosa que ni siquiera se lograba dentro del propio gabinete. 9

    Los cambios en los decretos y resoluciones, que iban modificando sucesivamente las condiciones y

    modos de obtencin de los permisos de libre desembarco, y en los roles de los distintos

    organismos de aplicacin del Ejecutivo, reemplazaron cualquier posibilidad de reformulacin

    cabal de la poltica sectorial. De esta manera, Biernat sienta posicin: la poltica del peronismo en

    9 Durante la elaboracin del Primer Plan Quinquenal, por ejemplo, Biernat revela que el peronismo mantuvo la poltica de puertas abiertas, pero despegndose relativamente, proponiendo una inmigracin libre pero seleccionada. O sea, ensayando restricciones ad hoc como las que venan implementndose desde la dcada de 1920. Los criterios de seleccin de inmigrantes, no obstante, tambin fueron objeto de debate. Por ejemplo, mientras los funcionarios de la Secretara de Trabajo y Previsin, del Instituto Argentino para la Promocin del Intercambio y del Banco Central sostenan la necesidad de guiarse por la ocupacin del aspirante a ingresar al pas, privilegiando a tcnicos industriales y obreros urbanos, los miembros del Consejo de Defensa Nacional y de laDireccin de Migraciones se inclinaban por la eleccin de extranjeros de origen rural y tipos humanos latinos y catlicos, que se pretendan ms asimilables con la poblacin local. Este tipo de discusiones marcaron los primerosaos de gobierno peronista. (Biernat, 2007, p. 79).

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 259esta rea debe ser leda predominantemente en continuidad con las etapas anteriores en tanto

    combinaba una ley aperturista con una serie de mecanismos ad hoc restrictivos.

    Hay todava un tercer nivel en que la historiadora disecciona la poltica inmigratoria: el de

    las prcticas cotidianas de los agentes encargados de llevarlas a cabo. Intenta mostrar, por un

    lado, la multiplicacin, superposicin y lucha al interior del organigrama migratorio (sobre todo

    entre la Direccin de Migraciones y el cuerpo consular) a travs de los aos y por el otro, la

    discrecionalidad con que el cuerpo de funcionarios aplicaba los criterios de admisin en el pas.

    Biernat convierte los sumarios administrativos y las denuncias a distintos funcionarios del sector

    en una fuente ideal para localizar los intersticios y distancias entre las normas y su aplicacin. De

    este modo, la otra cara de la falta de debate legislativo en materia inmigratoria era la utilizacin

    del espacio administrativo para dirimir tanto las disputas de ideas como las pujas de poder dentro

    del proceso de expansin de las capacidades estatales. La inestabilidad del marco normativo

    contribua a reforzar una praxis poco experta, plagada de arreglos informales, decisiones

    discrecionales e incluso corrupcin.

    Aunque el libro de Karina Ramacciotti lleva como ttulo La poltica sanitaria del peronismo, hay

    en el fondo una apuesta que desborda el inters por la poltica pblica y que apunta a sondear el

    proceso de construccin del rea de salud pblica como parte de una trama mayor de

    reconocimiento de los derechos sociales dentro de la agenda peronista. Comparte con Biernat el

    enfoque de considerar a las polticas en base a las ideas que las sustentan, los legados

    preexistentes, las prcticas y los cruces entre tcnica y poltica, pero dedica dos captulos (4 y 5) a

    desbrozar puntualmente dos lneas de intervencin sanitaria y sus vaivenes: la poltica de

    construccin hospitalaria y las campaas sanitarias masivas del peronismo. As, la autora emplea

    polticas especficas para iluminar el escenario de debates especializados y de intereses polticos

    cruzados que influan sobre la toma de decisiones y la esfera de la ejecucin en la Secretara de

    Salud Pblica.

    La construccin de hospitales y centros materno-infantiles iba, en la retrica, acompaada

    de un objetivo centralizador que pretenda nacionalizar la mayor parte de la asistencia

    hospitalaria. La inauguracin de construcciones dedicadas a la atencin mdica tuvo un alto

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

  • 260 Artculos

    impacto simblico en los primeros aos de la gestin de la Secretara de Salud Pblica y estuvo

    posibilitada tanto por la conviccin de que el aumento de camas era una condicin para la

    igualdad de derechos de todos los habitantes frente a la vida y la salud10 como por las abundantes

    partidas presupuestarias y facultades administrativas concedidas a esta agencia para decidir en el

    asunto. Sin embargo, desde aproximadamente 1950 su dinamismo fue rebasado por la intencin

    de la Fundacin Eva Pern de acaparar estas tareas. Siguiendo a Ramacciotti, ambas instituciones

    cooperaron inicialmente en actividades vinculadas a la asistencia mdica para los sectores ms

    desplazados, pero la experiencia del Tren Sanitario en 1951 y el rdito poltico que gener, inclin

    a la Fundacin a otorgar mayor importancia a las demandas vinculadas a la salud dentro de su

    esquema de prioridades. Al contar con mayores recursos econmicos, an en medio de la crisis

    econmica post 1949, la Fundacin se volc de lleno a la construccin de hospitales, tornando ms

    difusas las fronteras entre lo pblico y lo privado y entre la asistencia social y la salud pblica,

    elemento que sigue caracterizando a nuestra estructura sanitaria.

    En cuanto a las campaas sanitarias, Ramacciotti las relaciona con una intencin del

    peronismo de lograr una autntica centralizacin y nacionalizacin de la educacin para la salud

    de las masas. Pese a la proactividad mostrada en varios tipos de campaas (de integracin

    territorial, de emergencia frente a brotes epidmicos, de educacin para la salud de los

    trabajadores, y de concientizacin sobre la nutricin en las escuelas y mbitos familiares), la

    autora sostiene que aunque hubo mejoras en las redes de atencin del interior del pas, la funcin

    de esta poltica fue la de sostener la visibilidad de la Secretara luego Ministerio de Salud Pblica

    en el momento en que comenzaba a perder terreno frente a otros actores, como la Fundacin

    Eva Pern y los sindicatos.

    Finalmente, la dimensin de Intelectuales y peronismo que queremos recuperar aqu es aquella

    que brinda una sistematizacin de lo que fue la gestin cultural peronista. En su estudio, Fiorucci

    sugiere que hubo polticas diferenciadas segn estuvieran destinadas a los productores

    10 La construccin de hospitales no slo estuvo cruzada por las concepciones estatales en la materia sino por las cambiantes nociones en torno a la funcin que deba cumplir el hospital. Ramacciotti da cuenta de estos interesantes debates y seala particularmente las crticas socialistas a la gestin peronista, que apuntaban a la insuficiencia de medir la capacidad hospitalaria en base al nmero de camas. El hospital deba ser un centro de diagnstico y tratamiento y no slo de internacin. (Ramacciotti, 2009, pp. 97-110).

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 261culturales o a los consumidores de cultura. A su vez, distingue dos etapas para interpretar el

    primer conjunto: entre 1945 y 1950, hubo un mayor dinamismo y disponibilidad de recursos

    materiales en el rea, acompaado por una clara intencin de ampliar los canales de intervencin

    sobre el campo intelectual. Se articularon medidas como la convocatoria para participar de la

    organizacin de la Junta Nacional de Intelectuales en 1948 y la incorporacin de algunos

    personajes del mundo de la cultura a la administracin nacional. Pese a la intencin del

    peronismo de disear vas de cooptacin para los intelectuales, lo ms mentado de la intelligentsia

    argentina se resisti a esos proyectos, sobre todo porque en las medidas ensayadas se revelaba un

    ntido desconocimiento de las reglas del campo intelectual. El fracaso de ese primer perodo llev

    al gobierno a una estrategia ms confrontativa desde 1950 y, sobre todo, durante la segunda

    presidencia de Pern. Las medidas contradictorias se sucedieron y profundizaron el desencuentro:

    mientras el Estado asignaba dineros suculentos para los Premios de la Comisin Nacional de

    Cultura, comenzaba el perodo de reglamentacin y control centralizado de las Academias

    Nacionales. As, los cada vez ms dbiles intentos de atraccin quedaron subsumidos al proceso de

    peronizacin de la sociedad, en marcha en medio de la recesin econmica y ante una oposicin

    ms visible.

    Donde Fiorucci reconoce cierto xito a la gestin cultural de Pern, es en el mbito de las

    polticas de redistribucin de los consumos culturales, sobre todo en relacin con sus objetivos de

    lograr una mayor democratizacin y federalizacin del acceso a la cultura. Analizando distintos

    emprendimientos como el Tren Cultural, la Orquesta de Msica Popular y el Programa de

    Bibliotecas Populares, la historiadora llega a una conclusin interesante: pese a la presencia de

    algunos elementos folklricos y populares en las empresas alentadas por el peronismo, ste no

    estuvo ligado a una visin romntica en la que el pueblo funcionara como depositario de una

    cultura autntica o en que se planteara una dicotoma en que debiera reflotarse una cultura

    desde abajo en confrontacin con una cultura letrada. Ms bien al contrario, la idea de

    extender el acceso a la cultura a la mayora de la poblacin estuvo construida sobre la nocin

    liberal de que existe un centro que irradia cultura, asociado a la ciudad y de que es

    responsabilidad del Estado arbitrar los medios para la elevacin del soberano. El ataque a lo que

    podra ser pensando en trminos de alta cultura vena liado, entonces, con cuestiones polticas

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

  • 262 Artculos

    y no con una intencin de invertir las jerarquas culturales. Una vez ms, la interpretacin de

    Fiorucci enfatiza la continuidad por sobre la ruptura en las polticas del peronismo.

    Nuevas agencias y funcionarios: ajustes y reajustes en el crecimiento estatal

    Todo proceso de expansin estatal comprende la creacin de nuevas reparticiones y el

    fortalecimiento de algunas ya existentes. Asimismo, existe una dimensin de realimentacin en

    tal proceso, que se relaciona con los reajustes permanentes que implica el crecimiento del Estado,

    ya que las novedades de la transformacin estatal traen efectos no deseados o no esperados que

    intentan contenerse sobre la marcha. Cada reorganizacin genera nuevas contradicciones en el

    entramado institucional del Estado y con los actores externos a l.11 Los movimientos de personal

    tambin son parte de estos juegos y a menudo muestran la imbricacin entre factores tcnicos y

    polticos, que cambian acorde a determinadas coyunturas.

    En las tres obras se aprecia esta falta de linealidad en el diseo de los organigramas y en la

    delimitacin de responsabilidades. En el caso de Buenos o tiles?, Biernat reconstruye los cambios

    y tensiones existentes entre los organismos encargados de regular el flujo inmigratorio. Desde la

    dcada del 20, la Direccin de Inmigracin, bajo la rbita del Ministerio del Interior, era la

    principal responsable de autorizar el ingreso de extranjeros al pas. Sin embargo, sus funciones se

    superponan con las de Cancillera, cuyo cuerpo consular deba visar la documentacin de quienes

    aspiraban a radicarse en Argentina. El peronismo mantuvo en un primer momento esta estructura

    descentralizada, pero intent darle un bao de legitimidad tcnica a travs del nombramiento de

    un antroplogo en el rea. Biernat sigue, entonces, la trayectoria de Santiago Peralta, al frente de

    la Direccin de Inmigracin entre 1945 y 1947. Este sujeto tuvo una alta exposicin pblica y la

    autora lo define como simpatizante de las ideas nacionalistas de derecha, nativistas y

    antiliberales (p. 112). A Peralta se le encomend la organizacin del Instituto tnico Nacional,

    concebido como un espacio especializado que habra de ofrecer los elementos tcnicos necesarios

    para orientar racionalmente las corrientes inmigratorias. Desde ambas entidades, Peralta

    intent implantar criterios de seleccin de la poblacin basados en argumentos raciales as como

    11 Campione, 2007, p. 97.

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 263instalar una clasificacin entre buena o mala inmigracin que chocaba con los planes de

    industrializacin del peronismo.

    El cuestionamiento que sufriera Peralta en los mbitos acadmicos y la no adecuacin de sus

    visiones con los proyectos econmicos del gobierno, determinaron que perdiera la pulseada.

    Desde su salida, al mismo tiempo que se opt por designar a figuras menos conocidas al frente de

    la Direccin de Inmigracin, se hicieron varios intentos para dotar de mayor coherencia a las

    dependencias vinculadas a la inmigracin. Primeramente, se intent elevar la categora de la

    Direccin a Direccin General, pero colocndola dentro de la estructura de la Secretara de

    Trabajo y Previsin. A partir de 1949, pas a depender de la Secretara Tcnica de la Nacin y con

    la nueva reforma ministerial de 1954, se la traspas al Ministerio de Relaciones Exteriores. La

    competencia con el cuerpo consular fue, pese a todas estas modificaciones, constante. Otro

    problema que identifica Biernat es la falta de personal en el rea y su poca preparacin, incluso en

    cargos jerrquicos. Segn entiende, la lealtad poltica y la experiencia dentro de la reparticin

    fueron los principales resortes de ascenso. Biernat dibuja un panorama general errtico y un

    tanto catico a lo largo de todo el libro y, de algn modo, eso la justifica cuando considera que en

    la manera de encarar la poltica inmigratoria, queda al desnudo la contradiccin entre un Estado

    que pretenda ser omnipotente haciendo uso de las herramientas de planificacin y una

    burocracia que se comportaba anrquicamente (p. 178).

    En el caso del trabajo de Ramacciotti, la creacin de la Secretara de Salud Pblica se

    muestra tanto como el corolario de un proceso previo de paulatina institucionalizacin de la salud

    como terreno de intervencin estatal, como se inserta en el marco de los objetivos novedosos del

    peronismo de ampliar ciertos derechos sociales. La apuesta de la autora combina el anlisis de los

    debates en torno a la necesidad de reforzar la presencia del Estado central en un rea donde las

    instituciones de caridad y beneficencia eran fuertes desde el XIX, al mismo tiempo que presta

    atencin al papel que tuvieron los mdicos en ese periplo. Desde la creacin del Departamento

    Nacional de Higiene, este grupo profesional logr enarbolarse como referente y protagonista,

    brindando un barniz de legitimacin experta a cuestiones que tenan fuertes impactos polticos y

    pudiendo ocupar un lugar importante en el empleo estatal. La Secretara de Salud Pblica, creada

    en 1946, les ofreci un lugar privilegiado. Representaba simultneamente la jerarquizacin de la

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

  • 264 Artculos

    sanidad en la agenda estatal y la voluntad de modernizar el tipo de intervencin, armando una

    estructura administrativa y presupuestaria por fuera del Ministerio del Interior, del que haba

    dependido por ms de 60 aos. As, mientras que Biernat concepta como un dficit claro la

    precaria formacin profesional de los funcionarios de inmigracin, Ramacciotti sostiene que una

    de las particularidades de Salud Pblica fue la coexistencia entre la preparacin acadmica y la

    lealtad poltica de sus funcionarios.12

    En La poltica sanitaria del peronismo, el recurso de realizar un seguimiento de funcionarios

    para ahondar en el trasfondo del armado de las reparticiones estatales, tiene una centralidad que

    no tiene en las otras dos obras. Uno de los aportes ms importantes de Ramacciotti es la

    reconstruccin de la figura de Ramn Carrillo, neurocirujano santiagueo de la Universidad de

    Buenos Aires que luego de una estada formativa en Europa, se vincul con influyentes crculos

    castrenses y fue la cara de la intervencin militar en la Facultad de Medicina portea durante

    1945. El lugar nodal de Carrillo en el trabajo de Ramacciotti queda demostrado incluso en el

    recorte temporal de la investigacin. La autora se detiene en 1954, ao en que Carrillo desaparece

    del entramado peronista, y no en 1955. Es ms: el deterioro del vnculo entre Carrillo y Pern por

    la disputa del campo sanitario entre Salud Pblica, la Fundacin Eva Pern y los sindicatos, fue

    mucho ms decisivo para explicar el avance y retroceso de la Secretara en el organigrama, que las

    disposiciones formales. De hecho, la conversin de la Secretara en Ministerio en 1949 no se

    reflej en su presupuesto, sino todo lo contrario. Perdi recursos frente a la Fundacin y,

    consecuentemente, su accionar tambin perdi visibilidad pblica.

    Fiorucci, por su parte, opina que la creacin de la Subsecretara de Cultura en el seno del

    rea educativa en 1948 revela el reconocimiento de dos realidades por parte del gobierno

    peronista. Primero, que se haba impuesto la necesidad de separar debido a la complejidad

    alcanzada la administracin de justicia de la poltica educativa y cultural. La mayor relevancia

    otorgada a la cultura en la agenda estatal tena que ver con su utilizacin como mecanismo de

    cohesin y control social, en el marco de un gobierno populista legitimado por el advenimiento de

    la era de las masas y por la necesidad de gobernar ese cambio desde arriba. Luego, entre los

    12 Seala, por ejemplo, que de los 49 funcionarios que pasaron por la Secretara de Salud Pblica entre 1946 y 1949, todos fueron universitarios y de entre ellos, 46 fueron mdicos. (Ramacciotti, 2009, p. 73).

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 265propsitos de la Subsecretara figuraba explcitamente la pretensin del Estado de emplear esa

    dependencia para orientar la cultura y fijar sus objetivos, entre los cuales se inclua la intencin

    de corregir asimetras regionales. Esta vocacin fiscalizadora entraba en abierta oposicin a las

    reglas del campo intelectual, cuya relacin con el Estado es siempre compleja para el

    mantenimiento de la autonoma relativa del campo. El Estado puede terminar siendo una fuente

    de recursos y oportunidades para los intelectuales, tanto como introducir constreimientos en el

    quehacer cultural, que atentan en distinta medida contra la esencia misma de la tarea. Esta

    caracterstica aporta gran inestabilidad a la relacin Estado-campo intelectual y cultural.

    Para Fiorucci, el gobierno peronista fue torpe al designar a los funcionarios del sector, que

    fueron personajes menores o figuras procedentes del nacionalismo catlico, mal vistas por la

    mayora de los referentes intelectuales ms notables. Sin ir ms lejos, al mismo tiempo que se

    designaba a Antonio Castro un historiador absolutamente ignoto en el mbito metropolitano

    como Subsecretario de Cultura, se estableca que la Comisin de Cultura que asesoraba a la

    dependencia, se renovara va decisin del Poder Ejecutivo. Este tipo de decisiones obturaba

    cualquier posibilidad de quebrar el rechazo casi unnime que haba obtenido el peronismo desde

    su encumbramiento, pero segn Fiorucci, ante los ojos gubernamentales, pareca ms factible que

    estos segundones aceptaran las exigencias estatales como medio para impulsar sus carreras (p.

    36). A medida que se profundizaba el desentendimiento entre gobierno y representantes de la

    cultura y la produccin intelectual, Cultura perda jerarqua y en 1950 retrocedi al status de

    Direccin, cuestin que no se reglament si no hasta 1954. El mpetu inicial del gobierno en el

    sector mostr las marcas del constante enfrentamiento a veces, pblico y notorio; otras veces,

    manifestado en una fra indiferencia con las figuras ms renombradas del campo. La

    reglamentacin del funcionamiento de la Direccin en 1954 evidenci que el peronismo haba

    claudicado en sus intentos de cooptar a los productores culturales, para centrarse en las polticas

    de consumo cultural, donde s haba tenido mayor efectividad.

    A modo de cierre

    En este comentario bibliogrfico, intentamos hacer un balance selectivo de las

    contribuciones de tres estudios recientes sobre distintas reas de intervencin y transformacin

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

  • 266 Artculos

    del Estado durante el primer peronismo. Cada una de ellos ofrece informacin antes desconocida,

    obtenida gracias a la combinacin de una gama muy amplia de fuentes: revistas especializadas,

    prensa peridica, publicaciones oficiales y legajos estatales.

    Los trabajos construyen sus tramas de maneras ligeramente diferentes. Biernat apuesta a

    vertebrar su objeto en base a niveles de anlisis de la poltica inmigratoria, supeditando el

    tratamiento de las reparticiones estatales a esos planos de observacin. Ramacciotti liga, con un

    tratamiento equilibrado e interpenetrado, la construccin de la Secretara de Salud Pblica como

    agencia, tanto con la trayectoria de su principal funcionario como con el anlisis de lneas de

    accin sanitaria concretas. Fiorucci, en cambio, se mueve entre el inters por enfocar la gestin

    cultural del peronismo y el de abordar la revisin de los conflictos suscitados por el accionar

    estatal dentro del campo intelectual. Hay una parte del libro que mira especficamente hacia el

    interior del Estado, mientras otra, comparativamente ms extensa y menos presente aqu, est

    preocupada por repensar los comportamientos de los actores culturales por fuera del Estado

    frente a su ingente intervencin.

    Ms all de las diferencias, en los tres casos el Estado peronista est lejos de parecerse a

    aquella imagen de Estado fuerte, cohesivo y rupturista que el propio gobierno quiso propalar.

    Aqu y all, se enfatizan los vaivenes en la organizacin estatal antes que la unidireccionalidad y

    claridad de objetivos, la distancia entre lo dicho y lo hecho, los lmites antes que los alcances. La

    historiografa se encarama detrs de la tarea de descomponer al Estado peronista en sus partes y

    devolver complejidad y contingencia a la historizacin de su armado. El precio de encarar estas

    tareas de este modo es que a menudo, el peronismo pasa a ser evaluado en funcin de lo que

    pretendi ser y no fue, ms que en funcin de lo que lleg a ser realmente. A menudo, aunque

    estas perspectivas contemplan la yuxtaposicin entre tcnica y poltica en la organizacin estatal,

    el juego poltico del peronismo acaba siendo el factor que termina englutindose a todos los

    dems planos: la ley de inmigracin no se modific porque no poda llegarse a un consenso para

    tratarla en el Legislativo y porque sincerar la poltica selectiva de inmigracin poda dejar al

    gobierno en una posicin internacional incmoda; la salud no termin de centralizarse y

    universalizarse porque primaron los arreglos polticos del peronismo con los sindicatos y la

    capitalizacin que poda devenir del despliegue de la Fundacin Eva Pern; la iniciativa estatal en

    Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Mara Paula Luciani 267cultura se ralentiz porque sufri el desgaste provocado por la vocacin hegemnica del

    peronismo, que fractur el campo intelectual entre una minora peronista y una mayora

    antiperonista, quedando la primera en una posicin encorsetada y deslucida tanto por su inferior

    capital cultural previo como por el peso del lder.

    Al fin y al cabo, no cabe pensar que estos avatares y desencuentros de la gestin son en

    realidad parte de toda administracin estatal? Cunto ms errticos debieron ser los caminos de

    la organizacin de agencias y polticas estatales si el peronismo decidi abrir tantos frentes de

    intervencin de manera simultnea. En todo caso, el desafo es andar por estos lares cuidando que

    nuestras prefiguraciones sobre el deber ser, empaen lo menos posible la forma de recorrer los

    pasillos del Estado.

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao I, No. 2, Otoo 2013. ISSN: 2314-1204

    ArtculoEl Estado peronista tras bambalinas: tres contribuciones para su estudio.IntroduccinPolticas pblicas durante el peronismoNuevas agencias y funcionarios: ajustes y reajustes en el crecimiento estatalA modo de cierre