EL EVANGELIO DE JESUCRISTO

¿QUIÉN ES DIOS? Dios es eterno, siempre ha existido. Él es independiente, no le falta nada en sí mismo. Dios es santo, tan puro que nada imperfecto puede permanecer

delante de Su presencia. Él es justo, siempre haciendo lo que es correcto, ya que Él mismo es el último estándar para la verdad. Gracias a Dios, Él también es bondadoso y misericordioso. (Génesis 1:1, Salmos 7:11-12; 89:14; 145:8-9: Isaías 5:16; Habacuc 1:13; Juan 14:6; 17:17; Hechos 17:24-25; Hebreos 12:29;

1ª Pedro 1:16)

¿QUIÉN ES EL HOMBRE? Los humanos son seres creados, hechos a la imagen y semejanza de Dios y por ende únicos entre todas las demás criaturas. Somos dependientes de Dios para nuestra existencia y propósito, que es adorarle y disfrutarle a Él

para siempre. A pesar de haber sido creado a su imagen, toda la humanidad se ha rebelado contra Dios, rehusando reconocerle y honrarle a Él como

se merece. (Génesis 1:26-27; Salmos 86; Romanos 1:1-3:23; 5:12; 11:36; 1ª Corintios 6:20; 10:31)

¿CUÁL ES NUESTRO DILEMA? Que todos hemos rechazado a Dios y que todos somos culpables de lo que la Biblia llama pecado. El pecado es la transgresión de la ley de Dios (como ejemplificado (ilustrado) en Sus Diez Mandamientos), que es un reflejo de Su carácter y naturaleza. Como pecadores de nacimiento y por elección, hemos

violado la Ley de Dios y estamos condenados por nuestra desobediencia. Él no puede y no dejará al pecado sin ser castigado, y tan solamente una

violación de Su Ley es suficiente para juicio. El castigo eterno de Dios para todos los transgresores de la ley es la muerte segunda en el lago de fuego.

(Salmos 51:5; Proverbios 17:15; Eclesiastés 12:14; Mateo 5-7; Juan 3:18; Romanos 3:23; Santiago 2:10; 1ª Juan 3:4; Apocalipsis 20:9-15)

¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN DE DIOS? La justicia de Dios demanda un pago, pero Su misericordia invita el

perdón. En Su compasión, Dios hizo un camino para salvar a la humanidad condenada, a través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Es en la cruz de Cristo que Dios dio por satisfecha Su justicia y demostró Su amor por los pecadores. (Romanos 5:8; 2ª Corintios 5:21; Hebreos 9:22; 1ª Juan 4:8-10)

¿QUIÉN ES JESUCRISTO? Jesucristo, quien es el Hijo de Dios vino a este mundo como un hombre

a vivir una vida de perfecta obediencia a todos los mandamientos de Dios Padre y a morir la muerte requerida para el pago del pecado. En la

cruz, Jesús recibió el castigo que nosotros merecíamos para liberar a los pecadores. Tres días después de Su crucifixión, Jesucristo se levantó de los muertos, venciendo al pecado y a la muerte, adquiriendo la vida eterna para aquellos que confían en Él. Su resurrección es la aprobación de Dios Padre de la obra redentora de Cristo. (Juan 1:1,14; Romanos 3:23-26; 4:24-25; 1ª

Corintios 15:1-11)

¿CÓMO DEBEMOS RESPONDER? La única manera de responder al evangelio es con arrepentimiento y fe.

Arrepentimiento es el dolor del corazón hacia el pecado, es un renunciar a éste, y un compromiso sincero a abandonarlo y a caminar en obediencia a Cristo. (Isaías 55:6-7; Romanos 7:15,24; 2ª Corintios 7:9-10). Fe hacia la salvación es confiar en Jesucristo como una persona viviente para el

perdón de pecados y para la vida eterna con Dios. (Juan 3:16; Hechos 16:31; Romanos 6:23; Efesios 2:8-9; Hebreos 11:1). Es solamente cuando nos

volvemos del pecado (arrepentimiento) y volvemos a Cristo (fe) que somos salvos (Hechos 3:19)

UNA OR ACIÓN DE ARREPENTIMIENTO (SALMOS 51:1-12 REINA VALER A 1960)

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi

maldad, y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió

mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la

nieve. Hazme oir gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo

de tu salvación, y espíritu noble me sustente.”

LA SEGURIDAD (GARANTÍA) DE LA SALVACIÓN

Un cristiano que verdaderamente ha nacido de nuevo del Espíritu Santo es una nueva creación, quien vivirá una vida que refleje la obra radical

de Dios de la nueva creación. La seguridad de la salvación se basa en la auto-evaluación a la luz de lo que la Biblia dice es verdad (cierto) acerca de

aquellos que tienen vida eterna en Cristo Jesús.

Prácticamente esto significa que él o ella crece continuamente en amor hacia Dios y los demás, quiere compartir la verdad del Evangelio con aquellos que no conocen a Jesús, se aferra a la sana doctrina, odia el

pecado, y progresivamente muestra los frutos del Espíritu – amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. (Ver Mateo

7:16, 22:37-40, 28:19-20; 2ª Corintios 5:17, 13:15;

1ª Juan 1:5-10, 2:3-4, 9-11, 15-17, 24-25, 3:10, 4:13, 5:13; Gálatas 5:22-23; Hebreos 12:50b)

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