El éxito, ¿se goza o se sufre?

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Por: Pedro G. González Q. Octubre de 2012

El éxito, ¿se goza o se sufre?

Ayer pasé a saludar a Catalina, una buena

amiga, reconocida y admirada por sus logros

extraordinarios en ventas de seguro de vida.

Dadas las circunstancias, nuestro encuentro

sólo podía haberse dado ahí, en la cama.

Ella, conectada con tubos

y cables a los aparatos que

le ayudaban a seguir viva,

después de sufrir un

infarto. Yo, mirándola,

entristecido y apretando el

barandal con mis manos

húmedas.

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¿Qué la enfermó?

¿Efectos de la vejez?

Para nada, ella ronda

los 42. ¿Colesterol

elevado? Tampoco.

¿Sedentarismo? No.

¿El diagnóstico?

Estrés excesivo.

Su asistente me platicó que le extrañaba el

suceso, porque en los últimos seis meses,

se le veía muy bien. Había trabajado

intensamente, derrochando energía y

entusiasmo, para triunfar en el concurso

especial del club de campeones, organizado

por la aseguradora donde presta sus

servicios.

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Camino a casa, me pregunté: El éxito,

¿se goza o se sufre?

Desfilaron por mi mente:

Fernando, con ese dolor de espalda que

le impidió bailar con su hija el día de la

boda. Esa lesión en su columna,

producto del trabajo en exceso para

poder costear la fiesta.

Carlos, empresario con múltiples

compromisos sociales, que le han

estimulado una desmedida afición al

alcohol.

Y también me acordé de Toño, quién

durante años fue – según sus críticos –

pasivo y falto de ambición, pero que hoy

en día, a sus 57, goza de un holgado

retiro vitalicio, corre maratón y vive sin

apuro, disfrutando de su jardín, los

paseos dominicales en bicicleta y la

compañía de su esposa.

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A todo esto, ¿qué es el éxito?

Dijo Disraeli: “Triunfar tarde no es

triunfar, es alcanzar al mismo tiempo

la inmortalidad y la muerte”. Entonces,

¿pensaríamos que es un logro efímero,

con poco o nada de tiempo para

disfrutar?

O quizá, como dijo Fedro, es la ruina

de muchos.

¿Es un anhelo perenne de logro de

metas, según lo plantea Og Mandino?

O una lucha constante para no ser

desplazado de la cima, una vez

alcanzada, parafraseando a De Musset.

O la sencillez del poder vivir cómo se

desea, de acuerdo a la filosofía de

Chistopher Darlington.

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Mi frase favorita se

atribuye a Bessie

Anderson y dice: “Ha

alcanzado el éxito

quién ha vivido bien,

reído a menudo y

amado mucho”. Sólo

nos quedaría una tarea,

exclusiva e individual,

definir ¿qué es vivir bien?

EL AUTOR: Pedro G. González Quintero, ejerce como coach ejecutivo y emprendedor de negocios. Creador de Duentas, herramienta para el desarrollo de vendedores profesionales y de Dinerosidades, colección de relatos ácidos acerca del dinero personal.

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