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EL DIEZMO

ES MALDICION

Para el hermano y hermana que aceptó a Jesucristo como su salvador personal

Prohibida su reproducción parcial o total. Todos los derechos reservados

Impreso en Santiago de Chile

Marzo del 2003

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PREFACIO

En la palabra de Dios, La Biblia, que es la fuente de inspiración, encontramos grandes enseñanzas. Dios como el poder creador del universo y todo lo que hay, Gen. 1:1.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Salm. 19:1 los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

Son muchos millones de planetas, que Dios hizo, pero yo quiero hablarle de uno solo, este es el planeta tierra. En este planeta creó los seres animados como las cosas inanimadas, lo que es una realidad desde el principio porque la creación y los tiempos no han cambiado hasta el día de hoy, ni cambiarán hasta el fin.

Pero yo quiero llevarle a pensar en uno de los seres animados que Dios creó, este es justamente el hombre, el ser más inteligente de todos los seres que él, creó, con capacidad de dominar todo lo que hay en la tierra como lo dice el Génesis 1:26 – 27. Para que el hombre no estuviese solo, de una de sus costillas formó Dios una mujer y la trajo al hombre y vivieron un largo tiempo en un estado de inocencia en el huerto del Edén, terminando ese hermoso tiempo, por causa del pecado.

Enseguida comienza la segunda dispensación, pero Adán y Eva fueron expulsados fuera del huerto para que labrasen la tierra. Procrearon hijos e hijas, así comenzó la multiplicación de la raza a gran escala, lo mismo sucedió con el pecado, de tal modo estos hechos llegaron a la misma presencia de Dios. Esta dispensación adánica, duró alrededor de dos mil años, el designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo el mal. Dios se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, esta dispensación, Dios la terminó justamente con el diluvio, salvándose solamente ocho personas en el Arca de Noé; que construyo por orden de Dios. A saber Noé, su esposa, sus tres hijos y sus esposas.

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INTRODUCCION

Hermano y hermana, quiero que Ud. ponga mucha atención a lo que va a leer en este libro, se trata de una enseñanza y al mismo tiempo se practica hoy en día, que a La Iglesia de Jesucristo no le corresponde hacer ni enseñar en los días de hoy, pero que lamentablemente esto se introdujo desde los días de la primitiva iglesia y a través de los años ha ido en aumento. Sin que los nuevos miembros de la iglesia se percaten que es una enseñanza falsa y lo peor de todo es que no hay nadie que se pare y diga: “Esto no corresponde a la iglesia de Cristo”, no hay un misionero, no hay un pastor ni un evangelista que diga que estamos mal espiritualmente con esta enseñanza, pero son miles y miles los que viven cómodamente con lo que reciben, en cambio son miles de miles los hermanos de escasos recursos y viudas que lloran por no poder cumplir con lo que les exigen las congregaciones, como si al dar lo que piden , creen que se justifican ante Dios y cuando no lo pueden dar, se encuentran tristes y acongojados, esto es justamente el Diezmo. En los capítulos siguientes explicaré concienzudamente sobre lo que dice el titulo del libro.

Ahora quiero seguir explicando sobre la explosión demográfica, en síntesis tocante a la descendencia de la promesa de la salvación, desde los días después del diluvio, después que se fueron las aguas, mas o menos cinco meses; Noé y su familia, comenzaron a vivir en la tierra y a multiplicarse, después de un año desde el día que comenzó el diluvio, bajó Noé, su familia y todos los animales que en el Arca estaban; Gen. 7:13 – 19. Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, diciéndoles: “fructificad y multiplicaos, llenar la tierra.” Gen 9:1 y Dios hizo un pacto con Noé y con todo ser viviente sobre la tierra, por los siglos perpetuos. En el cual promete no habrá más diluvios sobre la tierra. Este pacto se hace visible cada vez que llueve y aparece el arco iris.

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CAPITULO I

Después de haber transcurrido trece meses y veintisiete días cuando la tierra se secó, bajó Noé y su familia con todos los animales por orden de Dios, Gén.:8:14 –17. Noé en agradecimiento ofreció holocausto y Jehová percibió olor grato. Gén.8:20 – 21

Bendijo Dios a Noé y a sus hijos y les dijo fructificad y multiplicaos y llenad la tierra.Gén.9:1.

Desde aquel día comenzó la explosión demográfica en el mundo conforme a la orden de Dios, que existe hasta el día de hoy y lo será en el futuro, hasta que se termine el milenio después de la gran tribulación. Como lo dije en la introducción, sigo explicando sobre la demografía en síntesis, porque explicarlo en detalles sería demasiado extenso y se requeriría demasiado tiempo.

El tercer hijo de Noé que se llamó Jafet, fue el padre de los países de las costas de Asia y Europa, como Rusia, Yugoslavia, Checoslovaquia, Alemania, es decir de las razas blancas que existen hoy en día.

El segundo hijo de Noé llamado Cam, de él desciende el primer poderoso de la tierra, Nimrod, el que hizo la torre de Babel y cinco ciudades grandes entre ellas Nìnive, del segundo hijo de Cam nacieron también los Cananeos, este hijo se llamo Mizraim, de este nacieron los Filisteos, el Jebuseo, el Amorreo, el Gergeseo, el Heveo, etc. Estos vivieron en las ciudades de Sodoma y Gomorra, perversas e idólatras, ciudades que Dios destruyó con fuego y azufre, el resto de ellos estaba en todo Canaán. El primer hijo de Noé que se llamó Sem, de él viene la línea o descendencia de un

salvador conforme a lo que Dios prometió desde el principio según Gen.3:15. A Eva le nace el tercer hijo, llamado Set, de él viene la genealogía donde nació Noé, Gen.5:30. Que se sigue cumpliendo en el primer hijo de Noé, Sem. Este tuvo cinco hijos y del tercero llamado Arfaxad, nació Abraham .El padre de este vivía entonces en la tierra de Ur, perteneciente a los Caldeos, tomó entonces Taré a su hijo Abraham y también a Lot, hijo de Harán y se fueron a vivir a tierra de Canaán, donde vivían los Heveos e hijos, Amorreos, etc. Gente idólatra y descendiente de Cam, segundo hijo de Noé.

La tierra de Canaán después de muchos años vino a ser la tierra del pueblo de

Dios, porque Dios se lo prometió a Abraham, Gen: 12:7 .Conoció Abraham toda la tierra de Canaán y vivió en Betel o “casa de Dios”, muy cerca de la ciudad de Hai y Jericó.

Producto del hambre que asoló a las tierras de Canaán, Abraham tuvo que trasladarse a Egipto, donde vivió durante muchos años. Fue expulsado por el rey de Egipto, producto de una mentira tocante a su mujer. Vuelve entonces Abraham con su sobrino Lot a las tierras de Canaán con muchas riquezas, al mismo lugar de Betel con su sobrino Lot Gen.13:1 – 4.

Abraham y Lot tuvieron que apartarse de su territorio, por un altercado que tuvieron los pastores de ambos por los animales, además el campo era chico, Lot escogió toda la llanura del Jordán hasta Sodoma y Gomorra, donde vivían cinco reyes, estos servían al rey Quedorlaomer, este estaba aliado con tres reyes más. Después de doce años, estos cinco reyes se revelaron contra los cuatro y provocaron una guerra en la cual

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resultaron perdedores. Los cuatros reyes victoriosos se llevaron los despojos entre ellos se llevaron también a Lot, su gente, los animales y todo lo que poseía. Al enterarse Abraham alistó a sus hombres y salió a rescatarle, Gen.14:14, les dio alcance y recobró todos los bienes de Lot, su gente y animales, también trajo los despojos de los cuatro reyes y de los cinco que habían sido derrotados. A su regreso salió a su encuentro Melquisedec, rey de Salem y Sumo Sacerdote del Dios altísimo, quien le bendijo en nombre del Dios de los cielos y la tierra, entonces Abraham pagó el Diezmo de todo lo que traía.

Después de estos acontecimientos, Dios le prometió que tendría un hijo y que su simiente sería como las estrellas de los cielos que nadie podría contar y creyó a Jehová y le fue contado por justicia, Gen. 15:6, esto significa que Abraham creyó por fe a Dios, entonces Jehová le dijo a Abraham, que su descendencia sería oprimida en tierra ajena por espacio de cuatrocientos años, en aquel día hizo Jehová un pacto con Abraham, diciendo: “A tu descendencia daré esta tierra, la tierra de Canaán”, Gen.15:18

Cuando Abraham tenía la edad de noventa y nueve años, se le apareció Jehová y le dijo: “Yo soy el Dios todopoderoso, anda delante de mí y sé perfecto, e hizo un pacto con él, cambiándole el nombre, porque sería el padre de muchedumbre de gentes, desde ese tiempo su nombre es Abraham, Gen. 17:5.

Este pacto lo practicaron desde ese día en la carne, la circuncisión de todo varón, Gen.17:10 – 3. Pacto perpetuo para su descendencia y también para el extranjero comprado con su dinero y los que nacían en casa, al mismo tiempo, Dios le cambió el nombre a la esposa de Abraham, de Sarai a Sara, porque ella sería la madre de muchas naciones, reyes de pueblos y que al año siguiente tendría un hijo y su nombre sería Isaac, Gen.17:19. Isaac nace cuando Ismael tenía catorce años de edad v.25, según v.21, Sara dio a Abraham un hijo como Dios, había hablado Gen.21:2.

Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por su mujer a Rebeca, Gen.25:20 y a los

veinte años después les nacieron dos hijos a Esaú y Jabob, Gen.25:24 – 26. Pero en Jacob, se empieza a cumplir fielmente la promesa de Dios a su abuelo Abraham, Jacob recibe toda la bendición del futuro por la mano de su padre Isaac, que vino de parte de Dios. Gen.27:26 – 29. Después de esto Isaac le ordena a su hijo Jacob, que no tome de las hijas de Canaán para esposa, sino de sus parientes, entonces Jacob se fue a tierras de Paran-aram, donde se encontró con Laván, quien era hermano de su madre Rebeca, o sea su tío, este tenía dos hijas, Lea y Raquel, que eran sus primas con quienes el se casó, trabajó siete años por cada una, para su suegro Laván y seis años por el ganado que adquirió, o sea veinte años de trabajo, entonces Dios habló con Jacob para que se volviera a su tierra donde nació, Canaan, allí tenía que encontrarse con su hermano Esaú, que era su enemigo, pero Dios preparó todo y tuvieron un encuentro feliz, según Gen.33:4. Después Jacob siguió caminando despacio hasta que llegó con todos sus hijos y su ganado y animales al lugar de Siquem, donde compró un terreno y comenzó a vivir en Canaán, Gen 33:18 – 20.

Después de unos cuantos años Jacob se fue a vivir a tierra Efrata, esto es lo que

nosotros conocemos hoy como Belén en tierra de Judá, por que todavía no se repartían las

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tierras, faltaban mas de cuatrocientos años. Jacob iba de camino a Efrata cuando su esposa Raquel da a luz a su último hijo

Benjamín, debido a su avanzada edad y al extenuaste trabajo de parto, Raquel muere al dar a luz, Gen 35:17 – 19. Después de este acontecimiento, Jacob y sus hijos y toda su gente siguieron viviendo en Efrata, pero sus hijos mayores pastoreaban sus ovejas en Siquem, José pastoreaba ovejas allí donde vivía con sus hermanos, hijos de Bilba y Zilpa, que eran sirvientas de Jacob, José contaba a su padre todo lo malo que eran sus hermanos por esa razón todos sus hermanos le odiaban, pero Jacob su padre lo quería mucho mas que a sus otros hijos. José tenía diecisiete años, Gen. 37: 2. Fue en ese tiempo cuando tuvo el siguiente sueño: soñó que estaban en medio de un campo y ataban manojos de trigo, más el manojo de él, permanecía derecho y los demás manojos se inclinaban hacia él.

Al contar su sueño, sus hermanos le aborrecieron aún más por sus palabras. Tuvo un siguiente sueño: que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban hacia él. Lo contó a su padre y sus hermanos, pero su padre le reprendió y le dijo: ¿Acaso vendremos yo, tu madre y tus hermanos a postrarnos delante de ti? Surgió con esto la envidia de sus hermanos, pero su padre siguió meditando en ello.

Israel ordena por primera vez a su hijo José, con ese nombre ya que Dios le cambió el nombre según Gén. 32:28. 35:10 para que fuera a ver a sus hermanos mayores que pastoreaban las ovejas en Siquem, donde vivían antes, al llegar José a Siquem andaba perdido buscando a sus hermanos en el campo, lo encontró un hombre que le preguntó ¿qué buscas?, él respondió, busco a mis hermanos que pastoreaban las ovejas de mi padre, y el hombre contestó: “se han ido a Dotán”, José se fue a Dotán donde les encontró.

Al verle de lejos sus hermanos dijeron matémosle a este soñador y se prepararon,

pero su hermano mayor Rubén, le defendió, entonces José fue expulsado a una cisterna sin agua, al pasar por ese lugar unos Ismaelitas, que iban a Egipto, acordaron sus hermanos de sacarlo y venderlo como esclavo. José entonces fue vendido por veinte piezas de plata y allí en Egipto fue vendido a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia, Gen.39:1.

Jehová estaba con José y la casa del egipcio fue prosperada en gran manera y José

fue puesto a cargo de todo lo que tenía Potifar, era José un hermoso joven, la mujer de Potifar quería que este joven durmiera con ella, como él no accedió a sus deseos, ella le levantó una calumnia, por esta causa, Potifar lo puso en la cárcel, pero Dios, estaba con él, de manera que allí José reveló dos sueños que se cumplieron como él lo dijo.

Después de haber estado dos años en la cárcel, Faraón se soñó un sueño en el que

veía subir de un río siete vacas gordas y siete vacas flacas y que estas últimas devoraban a las gordas, siete espigas de trigo hermosas y siete espigas menudas después.

José fue liberado para que interpretara estos dos sueños de Faraón, los cuales eran

solo uno, siete años de abundancia y siete años de hambre. Era José de edad de treinta años cuando fue presentado ante el Faraón, y proclamado segundo en el reino.Gén.41:43 – 44.

José se casó con una mujer gentil y tuvieron dos hijos, Manasés y Efraín, estos

dos hijos le nacieron antes que viniera el primer año de hambre según Gén.41:50. Vinieron los siete años de abundancia, donde en todas las ciudades de Egipto acumularon alimento como la arena del mar, de tal manera que no tenían donde guardar sus alimentos.

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Pasados los siete años de abundancia de inmediato comenzaron los siete años de

hambre, en todos los países de alrededor, pero en gran manera, llegando al punto que no tenían que comer y empezaron allegar de las naciones vecinas a comprar alimentos para sobrevivir, entre estas naciones, vinieron los hermanos de José de Cannán a comprar alimentos, al llegar allí a Egipto, José conoce de inmediato a sus hermanos mayores, después de conversar con ellos, les preguntó si todavía tenían padre y hermano menor respondieron que sí, pero después de venderles el alimento que necesitaban, les exigió terminantemente que la próxima ves tenían que llevar al hermano menor y al mismo tiempo dejó a uno de ellos preso, a Simón, hasta que llegó el día en que tuvieron que volver a comprar alimentos, pero tuvieron que llevar a su hermano menor Benjamín, aunque su padre Jacob no quería.

Al llegar a Egipto por segunda vez, llevando a su hermano menor, José le conoció de inmediato y le ordenó a su mayordomo que les llevara a su casa para comer con ellos al medio día, Gén.43:16 – 17. El mayordomo hizo como José, le ordenó, pero sus hermanos pensaban que eso era una trampa por el dinero habían encontrado en sus bolsas que cuando fueron la primera vez, no entendían lo que estaba pasando. Cuando José volvió al medio día a casa, sus hermanos tenían preparado el presente que trajeron de Canaán, al entregarlo se inclinaron ante él hasta tocar la tierra, Gén.43:26. Supo que su padre estaba bien y ese día vio a su hermano menor Benjamín, se conmovió en gran manera y tuvo que ir a su pieza a llorar, por que ya no podía resistir más en su corazón lo que Dios había hecho con él, sus hermanos y su padre.

Repartió viandas para todos, pero la porción de Benjamín era cinco veces mas

grande que la de sus hermanos, bebieron y se gozaron con él, en esa misma tarde mandó José a su mayordomo que llenara sus costales con alimentos cuanto podían llevar y que pusieran su dinero en la boca de sus costales y en el costal de benjamín le pusieran la copa de plata donde bebía José, fue hecho como él ordenó.

En la mañana siguiente, estos hombre fueron despedidos con sus asnos cargados,

no se habían alejado mucho de la cuidad, cuando José ordenó a su mayordomo, que los detuviera por que faltaba la copa de plata con la cual el mismo bebía. Pero estos hombres dijeron que no la habían robado, el mayordomo comenzó a revisar los costales desde el mayor hasta el menor, encontrándose la copa en el costal de benjamín, todos fueron devueltos a Egipto, allí todos se inclinaron, se humillaron ante José, pidieron perdón por lo sucedido, tocante a esa copa perdida, pero José sabiamente buscaba la forma de revelarse a sus hermanos y deja detenido a benjamín por este hecho. Fue en ese momento cuando Judá intercede por su hermano menor, conforme al compromiso que tenía con su padre de volver con su hijo que el amaba, este era el menor de todos los hermanos, Benjamín, hijo de Raquel a quien Jacob amaba, fue entonces cuando Judá se ofrece como siervo a José en vez de su hermano menor, por no ver la muerte en su padre si se enteraba de la detención de Benjamín. Pero José ya no resistía más al ver la presencia de todos sus hermanos y clamó a gran voz: “haced salir a todos de mi presencia” y no quedó nadie con él.

Cuando José se da a conocer a todos sus hermanos, entonces hechó a llorar a gritos, oyeron los egipcios y la casa de Faraón, entonces él les dijo: “Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto”.

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Sus hermanos no sabían que responderle, estaban todos turbados delante de él. Entonces José les dijo: “No se pongan tristes ni les pese de haberme vendido acá, por que para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”, Gén.45:5.

Habían pasado dos años de hambre en toda la tierra cuando José se dio a conocer,

y les dijo: “quedan aún cinco años más de hambre, donde nadie podrá sembrar y cosechar, dense prisa y traigan a mi padre con todas sus nueras, nietos, animales y todo lo que tienen y vivirán en la tierra de Gossén y estarán cerca de mí”, Gén.45:10. “Yo os alimentaré para que no perezcan de hambre, contad a mi padre toda mi gloria en Egipto y daos prisa traed pronto a mi padre acá”. Esta noticia llegó a la casa de Faraón, que los hermanos de José habían venido a comprar, la cual agrado mucho a Faraón y a sus ciervos, diciéndole a José que hiciera venir a su padre y a toda su familia a vivir en la tierra de Egipto. Que trajeran todo cuanto tenían allí en Canaán, ofreciéndoles carros para traer los niños y sus mujeres, además mandó el alimento para el camino en su viaje hacia Egipto; salió Israel con todo lo que tenía y pasó a Berseba a ofrecer sacrificio al Dios de su padre Isaac, en ese lugar su abuelo Abraham, había adorado al Dios eterno, plantando un tamariscos e hizo un pozo donde sacaban agua para sus ganados. En ese lugar y en esa noche, Dios le habló y le dijo: “Jacob, heme aquí, yo soy Dios, el Dios de tu padre, no temas de descender a Egipto, por que allí yo haré de ti una gran nación. Yo descenderé contigo a Egipto y yo también te haré volver (a Canaán) y la mano de José cerrará tus ojos”. Salieron de Beerseba hacia Egipto, confiando en el único Dios de todos los siglos que cumple con su palabra, llegando a la tierra de Gossén, descendientes de Jacob, un número de sesenta y seis, mas Jacob, José y sus dos hijos, un número de setenta personas en total, sin contar las mujeres de sus hijos. Cuando llegaron a esas tierras de Gossén, José lo hizo saber a Faraón, diciéndole: “mi padre y mis hermanos han venido de la tierra de Canaán y he aquí están en Gossén”, José llevó a cinco de sus hermanos y los presentó a Faraón, también le presentó a su padre, quien bendijo a Faraón, en esos días Jacob tenía ciento treinta años de edad, siguieron viviendo en la tierra de Gosén y José alimentaba a su familia, durante los cinco años que todavía quedaban, los egipcios tenían que comprar sus alimentos, cuando ya no tenían mas animales empezaron a vender sus tierras para poder comer, porque el hambre era tan grande que al final tuvieron que venderse asimismo. Para poder preservar sus vidas, José acumuló todo el dinero de Egipto, de las naciones vecinas, todos los animales de Egipto, todas las tierras de Egipto y todas las personas, hombres y mujeres que habitaban allí, en ese tiempo de hambre y los entregó en manos de Faraón, pero el pueblo de Dios no tenía ningún problema y se multiplicó rápidamente, no compraron su alimento; llegaron los días que Israel se enfermó para morir y José llevó sus dos hijos para que su padre los bendijera, pero primero Jacob le pidió a José que cuando el muriera no lo sepultara en Egipto sino en Canaán, donde estaban su abuelo y su padre, José se lo prometió que así lo haría, después bendijo a sus dos hijos, primero bendijo a Efraín el menor y después a Manasés el mayor al revés de sus costumbres, desde el mayor Rubén hasta el menor benjamín, según Dios le puso palabras de bendición para cada uno,Gén.49. Murió Israel y lo embalsamaron e hicieron setenta días de duelo, después lo llevaron a Canaán para sepultarlo, fue desde Egipto una gran multitud de gente con José y sus hermanos y fue sepultado en una cueva en el campo de Macpela, que compró Abraham. Después de haber sepultado a su padre, llegaron los días en que José sé enfermó, pero el llamó a sus hermanos y les dijo, yo voy a morir, pero Dios les visitará y los llevará a la tierra que le juró a Abraham a Isaac y a Jacob, (la tierra de Canaán) que fluye leche y miel. Pero me tienen que jurar que cuando salgan de aquí tienen que llevar mis huesos, murió José a la edad de ciento diez años y lo embalsamaron y fue puesto en un ataúd en Egipto.

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CAPITULO II

En este capitulo le recuerdo la idea central de este libro, lo que tratará más

adelante, que yo mencioné en la introducción, esto es el diezmo, al referirnos a esto, tenemos por lógica que referirnos al pueblo de Israel de su genealogía, de su historia en particular, porque por este pueblo elegido, Dios el creador de todas las cosas se dio a conocer en todo el mundo, cumpliendo así con su promesa, con su palabra dicha a Abraham su amigo. El pueblo de Dios estaba viviendo en Egipto alrededor de trescientos cincuenta años y se había multiplicado en gran manera, los hombres eran todos fuertes y robustos, entonces el Faraón de turno al ver esto, tuvo miedo y dijo, no sea que este pueblo se una con otro pueblo y venga en guerra contra nosotros, entonces el Rey Faraón, dio orden a todas las parteras del pueblo de Israel que dieran muerte a todos los varones, y a las niñas dieran vida, pero las parteras temieron a Dios, y no obedecieron al Rey, fue en ese tiempo en que nació un varón robusto y hermoso, su madre lo crió hasta los tres meses y no lo podía ocultar más, por su llanto, habían soldados que rodeaban sus casas escuchando el llanto de algún niño para darle muerte echándolo al río Nilo.

La madre de este hermoso niño que era de la tribu de Leví, hizo un canastillo de juncos y la calafateó con asfalto y brea, colocando al niño dentro y lo puso en un carrizal a la orilla del río. La hija del Faraón descendió al río con sus criadas y paseándose por la orilla, vio ella el canastillo en el carrizal, ordenó a una de sus criadas que la tomase, al ver al niño que lloraba, tuvo compasión y dijo: De los niños de los hebreos es éste, una hermana mayor del niño se ofreció para ir a buscar una hebrea para que lo criara, la hija del Faraón le dijo que sí, la niña fue y trajo a la madre, la hija del Faraón le ordenó que se lo criara y le pagaría, fue así que cuando el niño creció se lo entregó a la hija del Faraón, quien le puso como nombre Moisés, que quiere decir, sacado, mientras este niño era instruido y educado en gran manera en la casa del Faraón, a sus hermanos, o sea al pueblo de Israel se le había ordenado hacer el doble de tarea diaria, trabajo de hacer adobes con paja y barro, afligiéndolos duramente por los soldados del rey. Fue entonces cuando el pueblo empezó a clamar a Dios, por esta dura tarea y aflicción que ellos tenían, sin descanso y poca comida, Dios no se hizo el sordo, él les escuchó, pero tenían que pasar algunos años para que Dios hiciera justicia por ellos, Moisés tenía cuarenta años de edad, cuando salió a ver a sus hermanos y vio a un egipcio como castigaba a un hebreo, pero él hizo justicia por sus manos, dando muerte al egipcio, este hecho llegó a oídos del Faraón, quién quiso matar a Moisés, este huyó a tierras de Madián, donde se casó con una hija del sacerdote de Madián Jetrho, llamada Séfora, por esos días trabajaba Moisés pastoreando las ovejas de su suegro Jethro, un día las ovejas se fueron a través del desierto, llegando hasta el monte Horeb, (monte de Dios). Allí Moisés vio esa grande visión donde una zarza ardía, pero no se consumía, el Angel de Jehová estaba ahí, porque Dios había visitado su pueblo viendo su grande aflicción.

Dios, se da a conocer a Moisés, dándole todas las instrucciones, de lo que debía

hacer y lo que Dios haría con los egipcios para que el Faraón diera la libertad a su pueblo, los dejara ir por el desierto para que le sirvieran y le adoraran. Se cumplió todo cuanto le dijo que iba hacer y el día que su pueblo cumplió cuatrocientos treinta años en la misma noche, Dios sacó a su pueblo con gran poder y mano fuerte contra los egipcios y Faraón, en esos días Moisés cumplía ochenta años de edad, salió el pueblo en un número de seiscientos mil hombres sin contar los niños, mujeres y extranjeros que vivían entre el pueblo de Israel, en esa noche salieron llevándose todo lo que tenían, animales, ganados

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y grandes riquezas, oro, plata, piedras preciosas, collares de oro, anillos y aros que el pueblo egipcio pagó para que el pueblo de Israel se fuera pronto y no vinieran otras plagas peores de las que ya habían sufrido, además se llevaron grandes cantidades de lino fino, cueros rojos y muchas otras especies, todo lo que pidieron, el pueblo egipcio les dio para que salieran pronto de su país. Al tercer día cruzaron el mar rojo, viendo el pueblo el gran poder de Dios, pasando en seco entre los muros de agua del mar, pero Faraón persiguió al pueblo con gran ira, trayendo seiscientos carros de guerra para hacer volver al pueblo hebreo, entró al mar, mas de la mitad del paso, pero Dios trastornó los carros, sacándole las ruedas y confundió a todos, fue entonces que Moisés volvió la vara y el mar se cerró, muriendo Faraón y también todos sus soldados quedando el pueblo de Dios libre de su esclavitud, de inmediato Moisés y todos los varones cantaron un cántico a Jehová y las mujeres danzaron al ver todo lo que Dios había hecho, salvándoles la vida a todo el pueblo. Caminaron tres días por el desierto de Shur y les faltó agua, de inmediato empezó a protestar el pueblo contra Moisés, a los quince días les faltó el pan y la carne, otra vez estaban en lo mismo, pero Dios les dio agua en todo lugar, el maná por la mañana, la carne, las codornices por la tarde. Al tercer mes llegaron al monte Sinaí, ya habían pasado por el monte Horeb donde Dios le salió al encuentro a Moisés, confirmándole su palabra, porque le había dicho que el pueblo pasaría por ahí. En este gran monte Sinaí, mientras el pueblo estaba abajo sin tocar el monte, Moisés fue llamado a que subiera solo, le dio los diez mandamientos oralmente, incluso el pueblo escuchó hablar a Dios y tuvieron gran temor, temblaron ante la presencia de Dios, de modo que pensaron que se morían en esos días, también les dio leyes y ordenanzas en relación a la idolatría y otras materias.

Después de este acontecimiento, Moisés es llamado nuevamente por Dios al monte, mientras Aarón, Nadab, Abiu y setenta de los ancianos de Israel subieron hasta cierto lugar, desde ahí subió Moisés y Josué su servidor, hasta que una nube los cubrió. Estuvieron ahí seis días, y al séptimo Jehová llamó a Moisés quien subió solo, recibiendo los mandamientos y las tablas de la ley, estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches, recibió allí todas las instrucciones para hacer el tabernáculo y el arca del pacto, donde Dios hablaría con Moisés, pidió a Moisés que tome ofrenda voluntaria del pueblo, según Exodo 25, para hacer todo cuanto Dios le mostró hasta capitulo 31.

Cuando Moisés y Josué bajaron del monte, se encontraron con la sorpresa de que Aarón y el pueblo, gritaban y alababan, se habían fabricado un Dios de oro, idolatría gran pecado, Moisés se enojó y quebró las dos tablas de los diez mandamientos. Después Moisés subió la tercera vez al monte Sinaí, estuvo otra vez cuarenta días y cuarenta noches, pero tuvo que llevar él las dos tablas de piedra, cuando regresó su rostro resplandecía de tal manera que no le pudieron mirar y tuvieron miedo de hacercarse a él. Exodo 34:29 – 30.

El pueblo ofrendó todo cuanto se necesitaba para hacer la obra del tabernáculo y

el Arca del pacto, utensilios y perfumes aromáticos y Dios eligió dos hombres a Bezaleel y Aholiab, a estos les dio toda sabiduría y ciencia para diseñar y enseñar a otros para hacer la obra de todo material, también hicieron las vestiduras del Sumo Sacerdote Aarón y sus hijos sacerdotes. Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó, así lo hizo y en el día primero del mes de Abril en el año segundo, el tabernáculo fue levantado, entonces una nube cubrió el tabernáculo y la gloria de Jehová llenó todo de manera que Moisés no podía entrar por la presencia de Dios. Exodo 40:35.

La relación entre el libro de Exodo y Levítico es mas o menos la misma que existe

entre las Epístolas del apóstol Pablo y los evangelios. Exodo es el libro de la redención y como tal, establece el fundamento para la purificación, adoración y servicio del pueblo

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redimido, es decir, el pueblo de Israel. Levítico ofrece mucho mas detalles en cuanto a la conducta, adoración y servicio de dicho pueblo. En Exodo, Dios habla desde el monte Sinaí, al cual les estaba prohibido acercarse, en cambio en Levítico, Dios habla en el tabernáculo donde moraba en medio de su pueblo, para enseñarles sobre la santidad que debían tener, para acercarse a él y sobre todo lo que tenían que hacer en el futuro inmediato, mientras estaban en el desierto y luego en las tierras de Canaán.

En este libro Levítico, libro del sacerdocio, encontramos muchos mandamientos

y ordenanzas que tanto los sacerdotes como el pueblo tenían que cumplir, sobre los holocaustos, sacrificios, expiaciones, perfumes aromáticos, aceites, etc. Leyes sobre la tierra, el descanso de la tierra guardar los días de reposo, años de reposo de la tierra, condiciones para disfrutar las bendiciones que Dios enviaría a ellos en la tierra de Canaán. Encontramos también en este libro Levítico, duras advertencias de castigo, si el pueblo no obedecía a sus mandamientos y estatutos que había ordenado. Cumplir castigo en que la tierra ni los árboles producían su fruto, si ellos no cumplían como Dios les ordenó, siete grandes castigos en sus tierras y en sus ciudades. También les entregó una profecía de dispersión del pueblo en las naciones quedando sus ciudades desiertas por su desobediencia, Cap.26 de Levítico.

El libro de números es el libro del censo del pueblo de Israel y de las peregrinaciones en el desierto, censo de cada una de las tribus, varones de veinte años arriba y de la tribu de Leví, varones de un año hacia arriba.

Fueron formados los escuadrones de todas las tribus, desde el mayor al menor según los nombres de los hijos de Jacob, para seguir su camino o marchar a la orden de Jehová, por boca de Moisés, los mayores adelante del arca del pacto y los menores detrás del arca, la tribu de Levì iba en medio de los escuadrones llevando el tabernáculo y el arca del pacto y todos los utensilios de la misma, marcharon por primera vez, desde el monte Sinaí a Cades, en el desierto de Parán, esto era frente a Jericó, hasta aquí el pueblo estaba en el desierto dos años, dos meses y veinte días Núm. 10:11 – 12. Cuando salieron del monte Sinaí, llegando a Cades. En este lugar Jehová, ordena a Moisés, que envíe doce hombres, uno de cada tribu, para expiar la tierra que él les había prometido. Moisés envió uno de cada tribu, quienes recorrieron todas las ciudades y vieron los campos, vieron también allí gigantes y las ciudades fortalecidas, pero en el valle de Escol, cortaron un sarmiento que tenia un racimo de uvas que lo llevaron entre dos en un palo, granadas e higos también, cuarenta días demoraron en ir y volver, cuando llegaron, Moisés les pidió informe de lo que habían visto, diez de estas personas dijeron que era imposible de tomar esas tierras, por los hombres tan grandes que existían y también los gigantes hijos de Anac, pero Caleb y Josué, se levantaron e hicieron callar a la congregación, les dijeron si Jehová esta con nosotros, nosotros los comeremos como pan, pero esta congregación lloro toda la noche y murmuró contra Moisés diciendo que ninguno de veinte años arriba entraría en esta tierra conforme a lo que dijeron solamente entraran los jóvenes menores de veinte años y también Caleb y Josué, pero el pueblo fue castigado, tuvieron que caminar en el desierto cuarenta años, un año por día, según el reconocimiento de las tierras, estuvieron frente a Jericó, por donde tenían que entrar a esas tierras que fluyen leche y miel, pero esos diez hombres murieron delante de toda la congregación, después marcharon según sus escuadrones, a la orden de Jehová, por boca de Moisés, pasando por varios desiertos y por las mismas partes dónde habían pasado antes hasta completar el tiempo de cuarenta años y murieron todos los hombres que habían salido de Egipto, conforme a lo dicho por Jehová.

Al cumplir los cuarenta años en el desierto, llegaron otra vez al desierto de Parán,

en Cades frente a Jericó, en los campos de Moab. Pero todos los hombres mayores que salieron de Egipto, ya no estaban, habían

muerto, también murió el Sumo Sacerdote Aarón, en el monte Hor, a la edad de ciento

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veintitrés años. Fue desnudado de sus vestiduras por Moisés, conforme a la orden de Jehová, en su lugar fue vestido con las vestiduras santas su hijo Eleazar.

En estos campos de Moab, el pueblo de Israel tuvo un nuevo censo, todos los

jóvenes de veinte años arriba que podían ir a la guerra, de cada una de las tribus, tuvieron grandes conquistas de tierras por varias guerras que ganaron antes de cruzar el Jordán.

Moisés seguía con vida, aunque Dios ya había elegido a Josué, como el nuevo guía del pueblo. Moisés siguió entregando muchas instrucciones y órdenes al pueblo antes de entrar a la tierra prometida, por Ej.: sobre la repartición de las tierras, sobre las ciudades donde iban a vivir los levitas, que eran cuarenta y dos ciudades mas seis de refugio.

El quinto libro de Moisés, Deuteronomio es la repetición de la ley, es decir los mandamientos, estatutos y decretos, Deut. 7:11. Entrega los últimos consejos al pueblo con motivo de su próxima entrada a la tierra prometida, conforme al pacto de Dios hecho con su pueblo.

Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente a Jericó desde allí, Jehová le mostró toda la tierra que iba a entregar a su pueblo, luego de este hecho muere a la edad de ciento veinte años, con todo su vigor, nunca se le acortó la vista. En su lugar asumió Josué hijo de Nun, fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés, había puesto sus manos sobre él y los hijos de Israel le obedecieron e hicieron como Jehová mandó a Moisés. Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, quien conoció a Jehová cara a cara.

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CAPITULO III En este capítulo, comenzamos a tratar el tema anunciado en el principio, es

justamente, el tema más espinudo de La Biblia; (El Diezmo), pero antes quiero llevarles un poco mas, en la historia del pueblo de Israel, porque éste pueblo es el que tenía que cumplir y aún tiene que cumplir hoy con la ley de Moisés, que se compone de mandamientos, estatutos y decretos. Deut. 7:11.Una orden que tenían que cumplir perpetuamente por vuestras edades donde quiera que habitéis Lev.23:14.

Dios había hecho un pacto con Abraham, cuando los sacó de Egipto, dándole

estatutos y ordenanzas en el monte Sinaí Lev.26: 45 – 46.Entre todas las ordenanzas y mandamientos, estaba también el Diezmo, de todo lo que iban a adquirir las siembras y los frutos de los arboles, de las vacas, y ovejas etc.Lev.27:30 – 34.

Después de la muerte de Moisés, Josué asume el cargo como nuevo guía del

pueblo, por supuesto con ayuda de Jehová de los ejércitos, el pueblo estaba en los campos de Moab, frente a Jericó, allí Josué recibió la orden de Dios de cruzar el río Jordán con todo el pueblo que tenía que recibir aquella tierra que fluía leche y miel, conquistaron la primera cuidad, Jericó, con el poder de Dios, después de esta conquista siguieron derrotando a esos pueblos idólatras que vivían allí, los amorreos, los gebuseos, ferbeseos, cananeos, heteos, jergeseos, hebeos, filisteos, etc. En un total de treinta y un reyes con todos sus ejércitos, también tenían que destruir a todos los habitantes, chicos y grandes, mujeres y hombres, pero en esto desobedecieron a Jehová dejando mucho pueblo vivo, estos se multiplicaron y después llevaron al pueblo de Dios a la idolatría. Josué repartió a todas las tribus de Israel conforme a sus familias y las ciudades a la tribu de Leví, porque esto serviría en el sacerdocio, también eligieron seis ciudades de refugio, el pueblo sirvió a Jehová mientras vivió Josué, después que murió el último anciano del pueblo, todos cayeron en gran idolatría y en gran opresión por sus enemigos que quedaron vivos, a pesar que el pueblo no cumplió con su palabra de obedecer a Dios, él, no le abandonó, si no que levanto hombres libertadores, estos son los “Jueces” que Dios le puso a su pueblo, para libertarlos de sus enemigos y para que vivieran en paz, en este tiempo de los Jueces, el pueblo se portó pésimamente mal, de manera qué “Cada uno hacia lo que bien le parecía”. Jueces Cap.17:6. En ese tiempo el pueblo de Israel cayó en siete apostasías, siete veces estuvo esclavo, en siete naciones paganas, pero Dios le liberó siete veces, por medio de siete Jueces que el puso para liberar a su pueblo. Quiero decirle que hasta aquí el pueblo no cumplió en nada con sus mandamientos, sobre todo con el Diezmo, para la tribu de Leví, que tenia que ejercer el sacerdocio, a pesar de que ya habían pasado tantos años, al cuidado de Dios, porque estos eran gobiernos teocráticos, el pueblo de Israel tuvo un total de trece Jueces.

Samuel el gran hombre de Dios, fue el último juez de su pueblo, profeta y

sacerdote, a este hombre el pueblo de Dios, le dijo que no querían mas que Dios los gobernara, si no que ellos querían un rey como tenían las demás naciones de la tierra, pero Dios, les advirtió que ellos padecerían muchas cosas bajo el mandato del rey, sus hijos y sus descendientes después de ellos.

Exigieron un rey y Dios les dio un rey, este fue el Rey Saúl, de inmediato

empezaron sus problemas peores que en la vida de los Jueces, guerras y más guerras con esas naciones paganas, que eran sus vecinos. Después de Saúl vino el Rey David, que gobernó durante cuarenta años, siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén, ya que tenía todos los materiales que su padre David le dejó, para que lo hiciera según el plano e indicaciones que le dió, en estos años de la vida del rey Salmón también hubieron guerras y paz, pero no encontramos nada que nos diga que el pueblo cumplió con la ley de

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Moisés, sobre todo con el Diezmo, porque esto es lo que estamos tratando de descubrir, de aclarar, para que el pueblo cristiano de hoy, pueda saber claramente como vivió el pueblo de Israel, que hizo, si cumplió con los mandamientos, estatutos y ordenanzas que Dios le dio para que cumplieran, en todo el tiempo y donde estuvieran, solamente encontramos que el pueblo ofrendaba voluntariamente y también pagaba el dinero por rescate de las personas según estaba estipulado,. 2 Cron. 12:4 – 16. Estas ofrendas las recibían los sacerdotes en el templo, para reparar las grietas y todo lo que deterioraba en el templo por los mismos reyes de Judá. 2 Cron. 34:3 – 13.

Después de la muerte del Rey Salomón, más o menos en el año 931 A.C. como

rey de Judá, pasaron por ese trono 11 reyes en un período de 220 años. Reinó en el trono de Judá el Rey Ezequías, hijo del más malvado que subiera a ese trono el Rey Acaz, y Jezabel su mujer. Ezequías, este rey temeroso de Dios, hizo una gran reforma en el pueblo de Israel todos habían caído en idolatría y tenían altares en todos los lugares del país, en los montes, en las plazas, al dios Baal, al dios Asera, al dios Sol, dejando de lado al creador de todas las cosas de los cielos y la tierra, a Jehová de los Ejércitos. Este gran Rey Ezequías derribó todos los altares en todo el país, de estos ídolos que el pueblo rendía culto, convirtió en polvo las imágenes y mató a sus sacerdotes y los quemó.

Ezequías, ordenó a los sacerdotes y levitas a cada uno según su oficio para que hicieran los sacrificios y oficiaran en el templo, de mañana y tarde, días de reposo, nuevas lunas, fiestas solemnes como está escrito en la ley de Moisés, Ezequías, hizo un edicto para el pueblo, para que trajeran lo que le correspondía a los sacerdotes y levitas, cuando ese edicto fue divulgado, el pueblo comenzó a llevar las primicias de grano, vino, aceite, miel y todos los frutos de la tierra, también llevaron en abundancia los diezmos de todas las cosas, el diezmo de los animales, vacas, ovejas y de los animales santificados a Jehová su Dios. Cuatro meses estuvieron llevando las primicias y los diezmos, de manera que formaron grandes montones de todo lo que llevaron, cuando el Rey Ezequías vio estos montones, preguntó sobre los mismos y el Sumo Sacerdote, le dijo que era de lo que el pueblo llevaba, entonces mandó hacer cámaras para depositar todas esas primicias y diezmos que el pueblo llevó. 2 Crón. 31:2 – 12. Por primera vez encontramos en la palabra de Dios, que el pueblo de Israel cumplió con la ley de Moisés, pero esto le duró muy poco, mientras el Rey Ezequías vivió, anduvieron muy bien, después de la muerte de este rey, de inmediato cayeron otra vez en idolatría, pasaron dos reyes más que hicieron lo malo ante Dios, enseguida gobernó el Rey Josías, quien hizo otra reforma en el pueblo de Israel, derribando todos los altares e imágenes que tenían nuevamente, en los montes y en las plazas de los pueblos, tanto en el reino de Judá como en el reino de Israel, porque el reino de Israel fue dividido en dos, después de la muerte del rey Salomón, después de la muerte del Rey Josías, pasaron tres o cuatro reyes más en el reino de Judá con un período muy corto y la nación cayó en cautiverio, fueron deportados por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, cautiverio que duró setenta años, por su pecado y por su desobediencia, este imperio Babilónico fue derrotado por los Medos Persas, siendo Ciro, rey del imperio persa, se cumplieron los setenta años, en el primer año de su reinado, Dios le ordenó a Ciro, que le edifique casa en Jerusalén.

Esdras, es el primer libro escrito después del cautiverio y Nehemías, que relatan el regreso a Palestina, por decreto de Ciro y bajo la dirección de Zorobabel, del remanente judío que colocó los cimientos del templo (536 A.C.) Después que este remanente fiel,

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quedó libre, Dios levantó tres profetas del mismo, para hablarles a todo el pueblo Israel, Hageo, Zacarías y Malaquías, la tarea de estos profetas fue la de animar, reprender e instruir al remanente y la nación. Como última parte del Antiguo Testamento, me voy a referir al profeta Malaquías, este fue llamado por Jehová de los Ejércitos “mi mensajero”, es el último de los profetas después del cautiverio, Dios les hablo duramente por medio de este profeta, a los sacerdotes, pecados de las familias, pecado del pueblo en general, no cumplieron con sus promesas, no cumplieron con la ley de Moisés, por eso aquí en Mal. 3:7 – 10, les dice desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes y no las guardasteis, volveos a mi y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los Ejércitos. Más dijisteis; ¿en que hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿en que te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al Alfolí y haya alimento en mi casa y probarme ahora en esto, dice Jehová de los Ejércitos si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Estas palabras fueron dichas por el profeta Malaquías, un poco más de cuatrocientos años A.C exclusivamente al pueblo de Israel o sea a la nación, no le dice al mundo entero, o a la iglesia de Cristo, el diezmo es parte de la ley de Moisés, por lo tanto ellos tenían que cumplir con esta ordenanza, pero no lo hicieron, fueron desleales, con su palabra y con Dios mismo. Lamentablemente, de este pasaje se agarran los pastores de hoy día, de la neo- iglesia profesante y apóstata de los últimos años, para aplicarles y exigirles el diezmo a los cristianos evangélicos de hoy, año 2002 en que escribo este libro, por favor, hermano y hermana, no le crea a los hombres, créale a Dios créale al Señor Jesucristo el Hijo de Dios, quien dio su vida con gran sufrimiento, por mi y por ti y hemos sido salvos por la fe en él, por gracia por misericordia no teniendo ningún mérito, no por alguna obra de la ley. Ahora que vamos a entrar en el Nuevo Testamento, quiero decirles que soy su hermano en la fe desde el año 1960, tengo cuatro años de estudios teológicos internado en Seminario, diversidad de estudios referentes en La Biblia, he leído muchísimos libros sobre todo La Palabra de Dios, en especial este tema del Diezmo, por eso escribo sobre esto con mucho conocimiento de la palabra, si usted esta entregando el diezmo, está bajo maldición según Gal.3:10. Yo les voy a decir la verdad escueta sobre este tema, como esta escrito en el Nuevo Testamento, no quiero que nadie sea engañado, esperando bendición según se les enseña hoy en día, pero según La Palabra de Dios, es todo lo contrario, hoy escuchamos predicar “un nuevo evangelio”, evangelio de la prosperidad o sea evangelio de hombre, no es el Evangelio del Señor Jesucristo, el Evangelio que recibió el apóstol Pablo directamente del Señor, por revelación a su siervo. En el Nuevo Testamento no hay nada que nos diga que La Iglesia de Jesucristo tendría que diezmar, porque Jesús nos liberó de la maldición de la ley.

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CAPITULO IV En la inmensidad de la misericordia de Dios, fue elegido un hombre, para revelar a la Iglesia las más grandes y más profundas doctrinas de La Palabra de Dios, éste es el Apóstol Pablo, quién es el segundo hombre con más conocimiento de La Palabra de Dios, (Antiguo Testamento) mientras el Señor Jesús, corría en las calles de Nazaret, cuando era un niño, Saulo lo hacía en las calles de Tarso, mientras Jesús, crecía físicamente y en sabiduría, Saulo lo hacía en Jerusalén en el sanedrín, a los pies de su maestro Gamaliel, estudió hasta ser graduado Rabino Judío, cuando tuvo su mayoría de edad treinta años, celoso de la ley, el mismo lo dice hebreo de hebreo, era tan grande su celo que en ese tiempo pidió carta al Sumo Sacerdote y a las autoridades, para perseguir y exterminar a lo que él creía que era otra sexta fue autorizado y comenzó una terrible persecución en Jerusalén con una buena cantidad de soldados donde dio muerte algunos y miles fueron esparcidos, con esta misma intención amenaza de muerte, se fue camino a Damasco, para destruir ahí a los creyentes, sin saber quiénes eran y sin imaginar en lo mas mínimo lo que le ocurriría antes de llegar a Damasco, Jesucristo, le salió al encuentro en pleno día en una luz más resplandeciente que la luz del sol y una voz que él oyó le dijo: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Y él preguntó ¿quién eres Señor? ¿ Qué quieres que haga? y el Señor Jesús le dijo: “yo soy Jesús a quién tú persigues, dura cosa te es dar coses contra el aguijón, entra en Damasco y se te dirá lo que debes hacer”, al instante este hombre quedo totalmente ciego, el Señor en su misericordia le dio incluso la dirección donde tenía que llegar calle la derecha, allí estaba Ananías orando por todos los creyentes y el Señor le hablo diciéndole que impusiera las manos sobre Saulo de Tarso para que recibiera la vista, porque este le seria muy útil para la obra, obedeciendo a Ananías oró por él, recibiendo la vista en el instante, cayeron de sus ojos algo así como escamas, después de esto se fue a Arabia donde estudio la palabra de Dios a los tres años volvió a Antioquía, desde allí lo enviaron a predicar La Palabra de Dios, el Evangelio de Jesucristo, convirtiéndose en el primer misionero, junto a Bernabé, enviado por el Espíritu Santo, llegando a la isla de Chipre en el Mar Mediterráneo , donde el Señor le uso y se convirtió en ese lugar el procónsul Sergio Pablo, se cree que en memoria de este hombre a Saulo de Tarso, se le cambio el nombre por Pablo, el apóstol Pablo es el apóstol de los gentiles, suyo y mío. Le recuerdo que entraremos fuertemente a discutir el tema del diezmo, que es parte de la ley de Moisés, ¿Sabes lo que dice el apóstol Pablo? El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquél que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Rom.10:4 - 5. El fin de la ley es Cristo, esto no quiere decir que la ley de Moisés terminó, la ley existe, para el pueblo Hebreo y el pueblo gentil, que no han aceptado a Jesucristo como su Salvador personal, hombre o mujer, ahora sobre la justicia de la ley le pregunto: ¿Puede usted cumplir con todo lo que ordena la ley?. Creo que no, porque ni los mismos Hebreos que recibieron la ley en el monte Sinaí, pudieron cumplir con esto ni la descendencia del pueblo. Hermano, hermana, si usted hace una cosa, de la ley, o dos, por ejemplo guardar el Sábado y dar el diezmo ¿usted cree que se justifica ante Dios, o lo hace esperando recibir bendición de parte de él?, usted ignora lo que dice el Apóstol Pablo a los Galatas, porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: “Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley para hacerlas”. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: “El justo por la fe vivirá”. Gal.3:10. Sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de ley ningún ser humano será justificado delante de

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él, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado Rom.3:19- 20. El Apóstol Pablo sigue diciendo que por las obras de la ley nada podemos conseguir. Pero ahora aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y los profetas, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Entiende usted hermana, entiende usted hermano lo que Dios a hecho en su grande amor, en su gran misericordia y en especial para el creyente, siendo justificado gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús. Concluimos, pues que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Rom. 3:21 – 28. La justicia de Dios no es ni un atributo, ni tampoco el carácter transformado del creyente si no Cristo mismo, quien satisfizo completamente en nuestro lugar, en su lugar, a favor nuestro todas las demandas de la ley y quien por medio del acto de Dios llamado imputación Sant. 2:23, nos ha sido hecho justicia, a los que creemos en él, 1 Cor.1:30. Más por él estáis en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría, justificación, santificación y redención. El creyente en Cristo Jesús se haya ahora protegido por una justicia totalmente completa y bendita, más al que no obra, si no cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obra, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. Rom.4:5-8. El apóstol Pablo nos dice en Rom.3:24 que nosotros hemos sido justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, redención, significa “liberar mediante el pago de un precio” se traduce en tres maneras 1 “comprar en el mercado” de esclavos. 2 “comprar y sacar del mercado”y nunca más estarán a la venta. 3 “soltar” “poner en libertad”. El Apóstol Pedro, nos dice que fuimos nosotros comprados, no con oro o con plata, sino con la preciosa sangre de Cristo Jesús. 1 Pedro 1:18 – 19. Usted y yo estábamos vendidos al pecado, muertos en delitos y pecados, esclavos en él, bajo una ley que nos condenaba a cada momento, sin misericordia y sin perdón, porque nadie puede pedir perdón a la ley, condena todos los días, más Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque esta escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero) Gal.3:13. Esta práctica de dar muerte en un madero viene desde el tiempo de Moisés, Deut. 21:23. Hermano, hermana de cualquier congregación evangélica, a la que usted pertenece, si usted está llevando acabo una práctica de la ley, mes a mes, el Apóstol Pablo le dice: De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis, de la gracia habéis caído Gál. 5:4. En cambio en el Evangelio, no hay cierta cantidad ni un tanto por ciento, el Apóstol le dice a los hermanos en Corinto: cada uno de cómo propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.1 Cor. 9:7.

Ahora quiero seguir con el libro a los Galatas, se cree que este libro fue escrito desde Corinto, mas o menos en el año 56 D.C. en el tercer viaje misionero del Apóstol Pablo porque en La Iglesia ya había entrado el Judaísmo, había una mezcla de la ley y la gracia, como en los días de hoy que ha aumentado en el mundo entero, en forma sorprendente, exigiéndole a sus miembros en las congregaciones, el diezmo, las

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primicias, diciéndoles que el que no lo da, es un ladrón y por lo tanto el ladrón, no puede predicar, amedrentando así a sus miembros, pero yo creo que usted es inteligente, dándose cuenta que los ladrones no son los miembros de la Iglesia, porque estamos en la gracia, ya no estamos mas bajo la ley, Cristo nos sacó de la maldición de la ley, el Apóstol Pablo le dice a los hermanos de Galacia : Estoy maravillado y sorprendido de que tan pronto os hayas alejado del que os llamo por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, si no hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaré otro evangelio diferente del que os hemos anunciado sea anatema. Gal. 1:6 – 8. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Gal. 1:9. Esta palabra anatema, quiere decir maldito, por eso, yo les digo que usted tenga mucho cuidado con el evangelio que usted predica hoy, que no sea un evangelio con mezcla, o sea con Judaísmo. El Apóstol, sigue diciendo: Más os hago saber hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre, pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Porque habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo (religión judía) que perseguía sobre manera a la Iglesia de Dios y la asolaba; y en Judaísmo aventajada a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo más celoso de las tradiciones de mis padres. Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, revelar a su hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles. Gal.1:11 – 16. Este hombre que fue tan celoso de las tradiciones de sus padres y que aventajaba a muchos de su nación, mire lo que le dice a los creyentes de Cristo. Nosotros judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, (ordenanzas y preceptos) si no por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley (primicias, diezmos o de abtenerse de alimentos) por cuanto, por las obras de la ley nadie será justificado, Gal. 2:15 – 16. No desecho la gracia de Dios; pues si por ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo, Gal. 2:21. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído Gal. 5:4. Más ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? Tienes que mantener fresca en su memoria, cada día que estabamos esclavos, presos en la ley y que Cristo nos redimió de la maldición de la ley, el Apóstol Pablo, reprende duramente a los hermanos de Galacia, le dice: ¡Oh Gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros antes cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? ¿No le dice a usted, este versículo, oh cristiano insensato? Y sigue diciendo: Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si es que realmente fue en vano. Esto es afirmativo, son miles y miles los que hacen una o dos cosas de la ley, es en vano, porque se han vuelto atrás de la gracia de Cristo han caído, y son miles y miles los falsos maestros que están al frente de las congregaciones obligando a judaizar a sus miembros, aprovechándose de la ignorancia de los mismos de la Palabra de Dios, sin poderse defender, porque desconocen la verdad, ésta doctrina mezclada que ha arrasado en todas las congregaciones en el mundo, con sus maestros que eligen los mejores textos en el A.T. donde Dios ofrece bendiciones a su pueblo Israel, ellos le aplican estos pasajes a la Iglesia de Cristo, son muchos los que caen en esta trampa, esperando recibir bendición, tal como su maestro le

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enseña, pero sin saber ellos que han caído en maldición, tal como lo dice el Apóstol Pablo en Gal.3:10. Porque los que dependen de las obras de la ley están bajo Maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciera en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Parece que estos falsos maestros ignoran que están llevando a la Iglesia de Cristo a la perdición, con está práctica de diezmar, algunos maestros le dicen a la congregación que esto es un principio bíblico, para la Iglesia, eso es una vulgar mentira, porque el principio bíblico de la Iglesia, comenzó con Jesucristo y sus Apóstoles, ratificado el día de Pentecostés por medio del Espíritu Santo, no tiene antes ni después algún principio que se parezca, aquí cabe un dicho vulgar, “el amor al dinero es la raíz de todos los males”, en una noche de culto un día domingo, mes de Abril 2002, estaba mi pastor, aconsejando a la congregación el diezmar y el Señor me habló en ese momento algo que nunca pensé, fue lo siguiente; “ El diezmo era para los levitas y no para el sumo sacerdote”. Creo que el Señor Jesús, no está de acuerdo con lo que los pastores de hoy están haciendo en sus congregaciones, la gente del mundo critican fuertemente a los pastores ellos dicen: “que los miembros de las congregaciones andan en bicicletas, mientras que los pastores andan en flamantes autos o camionetas último modelo y no trabajan un día a nadie”. Pero usted dirá seguramente, le trabajamos al Señor y yo le pregunto. ¿A cuál Señor? , porque el Señor Jesucristo no engaña a nadie, él no instituyó el diezmo a la iglesia, yo se que el Apóstol Pablo le dice a la Iglesia de Corinto, no embozarás al buey que trilla y esto está escrito en la ley de Moisés, no le dice por los bueyes, lo dice por los hombres que trabajan en el evangelio, pero nada te dice que tú como creyente en Cristo, tienes que diezmar, porque el diezmo está en la ley y la ley de Moisés quedó atrás. El Apóstol Pablo nos dice en Gal.3:24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. En el pueblo judío y griego, siempre tenían un individuo, generalmente un esclavo, que era el paidagogos, o el ayo, que tenía la responsabilidad de educar y asistir constantemente a los niños hasta que éstos llegaban a ser grandes y eran entregados al Padre, eso fue la ley, un paidagogos, o un ayo, hasta Cristo llegó, para el creyente en él, el hijo queda libre del ayo, es decir la ley. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estabamos bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos, Gal.4:4. Por que el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree, Rom.10:4. Tú no tienes que cumplir con ningún precepto u ordenanza de la ley, acuérdate que el diezmo es una ordenanza de la ley. El Apóstol te dice en Rom.10:8 – 10. Más ¿Qué dice? cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos, que si confesares con tu boca que Jesús es el señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Por que con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Hermanos amados, ahora estamos libres de la ley por haber muerto para aquella en que estabamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra, Rom.7:6. “La letra” es una expresión característica del Apóstol Pablo, para referirse a la ley, así como “Espíritu” es en estos pasajes el término que él emplea para indicar las relaciones y poderes de la nueva vida en Cristo Jesús. Pero si sois guiados por el espíritu, no estáis bajo la ley, Gal.5:18. Estad, pues firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud, Gal.5:1. Por que toda la ley, en esta sola palabra se cumple: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo, Gal.5:14. Vosotros corríais bien ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensareis de otro modo, más el que os perturba llevará la sentencia, quien quiera que sea, Gal.5:7 – 10. Los hermanos de Galacia, le querían

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mucho al Apóstol, le amaban, le ayudaban en todo, pero el les hizo una pregunta, esa misma pregunta se la hago yo a Ud., hermano, hermana, es esta: ¿Me he hecho pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?, Gal.4:16. Espero que no, creo que Ud. será un hermano, una hermana agradecida por comprender y entender la verdad del Evangelio de Jesucristo. Si Ud. tiene que tomar una firme decisión por Cristo, hágala ya, por que no puede haber mezcla en el Evangelio, la levadura es sinónimo de Judaísmo, malicia o maldad, en contraste con “sinceridad y verdad” 1ra Cor.5:6 – 8. Es doctrina errónea, Mat.16:5 –12. Jesús habla en este pasaje, léalo, esa enseñanza la practican los Fariseos, Saduceos y Herodianos, Mar.8:15. La levadura de los fariseos era un formalismo religioso, Mat.23:23 – 28. Jesús enseñó la parábola de la levadura y dijo: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado”, Mat.13:33. El Señor Jesucristo dijo: “Yo soy el pan verdadero que descendí del cielo, el que come de este pan que yo le doy, no tendrá mas hambre”, es su palabra santa y verdadera y sin engaño, es el verdadero Evangelio que tenemos que predicar. La palabra sana sin tergiversarla como lo hacen en el día de hoy. He podido escuchar con asombro a varios pastores, diciéndole a la congregación que Dios multiplica el Diezmo y la ofrenda que los hermanos dan al 30, al 60 y al ciento por uno, esto es lo que el señor explicó del sembrador que salió a sembrar, Mat.13:23, nada tiene que ver con el Diezmo o la ofrenda, que el que da más, más recibe: “esto es el Evangelio de la oferta y demanda”. ¿Qué me dice sobre esto hermano? Mi pueblo yerra ignorando las escrituras, dijo el señor, le aconsejo que lea el libro de los romanos y el libro a los Gálatas y todo lo entenderá, que Dios le bendiga y le ayude para que Ud. salga de ese compromiso con el hombre, si Ud. Está diezmando no lo haga más porque ni voluntario lo puede hacer, desde el momento en que Ud. Lo aparta, en su casa, ya está metido en la ley, se ha vuelto atrás, a la maldición de la ley de Moisés. Si usted está comprometido en su iglesia, o con su pastor, no lo haga nunca mas, entiéndalo por favor, yo le doy mi consejo: dé menos que el diezmo, o más, si es que usted puede hacerlo y así saldrá de la maldición en que se encuentra, eso sería una cooperación voluntaria para la obra, yo no le digo que no coopere, si no que salga de la maldición, no le crea al hombre, créale a Dios, a su palabra, el Apóstol Pablo, aconseja claramente el ofrendar en, 1ra Cor. 16:1- 2. Pero en segunda a los corintios el Apóstol, da testimonio en los capítulos 8 y 9, “por favor léalos”, de la liberalidad y la generosidad con que ofrendaban las Iglesias de Macedonia y se entiende que estas Iglesias eran pobres, pero ellas daban más allá de sus fuerzas, tanto que el Apóstol les dice, que es un don de Dios, que ellos tenían el dar para la obra del Evangelio y esas ofrendas eran administradas y repartidas entre los pobres en Jerusalén, el Apóstol también recibía de los mismos, pero tenemos que entender que estas ofrendas no eran solamente de dinero, si no cosas de comer y ropas, estos hermanos de Macedonia, habían entendido claramente que tenían que hacerlo por amor a Dios, amor al Señor Jesucristo, por amor a la obra del Evangelio y amor al prójimo, porque Dios cambia el corazón del creyente verdadero y convertido, éste da voluntariamente con amor, obedeciendo al Evangelio, y no por exigencia y engaño como lo hacen en el día de hoy, los pobres hermanos que están en el judaísmo, sin entender en que situación se encuentran ante Dios, creyendo que al dar el diezmo, están muy bien, cumpliendo con la palabra, pero el Apóstol Pablo dice, que se volvieron atrás, de la gracia habéis caído, y los que por las obras de la ley os queréis justificar, hermano, hermana, antes que aceptaras a Jesucristo como tu salvador personal, estabas bajo la ley de Moisés, condenado, porque no cumplías con la ley, condenado por tus pecados, pero cuando creíste y te arrepentiste y aceptaste a Jesús, como tu salvador personal, te saco de la maldición de la ley, por gracia soy salvo, por la fe en él, Jesús te perdonó, te lavó con su sangre, te justificó, te santificó, te compró porque te ama, anotó tu

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nombre en el libro de la vida, te sacó del infierno, de la perdición eterna. Yo te pregunto: ¿Le amas al Señor Jesucristo?, por lo que hizo, por ti, tu me dirás, sí le amo, ahora yo te pregunto: ¿Porque te volviste a la ley de Moisés?, ¿no sabes que el diezmo está en la ley? Si tu quieres cooperar en la obra, puedes dar con liberalidad, estás libre, sé generoso en dar, como los hermanos de Macedonia, si estabas metido en la ley, pídele perdón al Señor Jesucristo y sal de eso, creo que lo hiciste porque estabas mal informado, o engañado por esos maestros de hoy, que ya están incluidos en la condenación, por fraudulentos, dados a torpes ganancias que comercian con el “Evangelio” que ellos predican, el Señor Jesucristo ni los apóstoles, no enseñaron nada, sobre el diezmo, porque estamos en la gracia, para el creyente en Cristo, la ley con todas sus exigencias quedó atrás, esto es Palabra de Dios.

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NOTA AL PASTOR Antes de terminar este capítulo cuarto, con todo respeto me dirijo a usted pastor, que ya leyó el libro hasta aquí, al mismo tiempo le pido que no deje de leer el capítulo quinto, que es el complemento del capítulo cuarto, ahora le pregunto: ¿Se dio cuenta pastor, que usted está completamente equivocado al enseñar el Judaísmo en su congregación?, ¿Y que tiene una terrible sentencia en contra suya según Gal.5:10? Usted tiene que ser honesto, con usted mismo y con Dios, predique el evangelio, no por ganancias deshonestas, deshonrando el evangelio de Cristo, en el mundo, no se da cuenta que son miles y miles los que están fuera por causa del diezmo, por esa misma causa son miles y millones los que están siendo guiados a la maldición en este tiempo, maldito soy con maldición, los que por las obras de la ley os queréis justificar ante Dios, de la gracia habéis caído dice el Apóstol Pablo, pastor, creo que esto usted ya lo sabe, porque usted ya leyó las escrituras, pero sin embargo quiero decirle que casi estoy seguro, que todos los que enseñan el diezmo, como los que lo dan, se quedarán en el arrebatamiento de la Iglesia, porque se han vuelto atrás, a la ley de Moisés, el problema es netamente espiritual, en el evangelio del Señor Jesucristo no puede ni tiene que haber mezcla de enseñanza alguna, el evangelio es el verdadero pan del cielo, puro y limpio sin levadura, Jesús es nuestra pascua.

Encontramos en el libro de Apocalipsis, en el capítulo seis y siete, una multitud incontable de creyentes de todas las naciones, tribus y pueblos y lenguas, que entraron en la gran tribulación, que nadie podía contar y que todos fueron decapitados, por la Palabra de Dios y por el testimonio que tenían, evangélicos que no aceptaron la marca, que fueron salvos por su cuello, no se a preguntado usted pastor: ¿Porqué razón estos no fueron arrebatados junto con los demás?, ¿No será porque se están justificando a si mismos?. Clamaban a gran voz al Señor, pidiendo justicia por su sangre, que había sido derramada, pero el Señor les dijo que esperaran aún un tiempo mas, porque faltaban muchos, siervos, y consiervos y hermanos que tenían que ser muertos como ellos. El diezmo, no le corresponde a La Iglesia de Jesucristo, el hombre y las mujeres serán justificadas solo por la fe en él. Por gracia sois salvos, no por obras para que nadie se gloríe, no hay ni siquiera una insinuación en el Nuevo Testamento, en que la Iglesia deba diezmar, ¿se habrá olvidado el Señor, ó el Apóstol Pablo, del diezmo? No, porque Dios hizo un nuevo pacto con su pueblo y con su Iglesia, los que creemos en Cristo Jesús, Gál.3:17 – 18.

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CAPITULO V Amados hermanos yo les amo en el Señor, pero él les ama mucho más, dicen que la verdad es amarga, aunque sea así, bueno es decir la verdad como está escrito, no la niegue Ud., Dios lo sabe todo. Bueno, ahora entraremos en un nuevo tema, para confirmar lo tratado en el capitulo anterior, ya que el Apóstol Pablo, lo menciona en su libro a los Gálatas en el capitulo III, versículo 17 y 18, sobre este tema son muy pocos los hermanos y hermanas que están enterados, es sobre el nuevo pacto que Dios hizo con su pueblo Israel y con la iglesia del Señor Jesucristo, la que compró con su sangre derramada en la cruz del calvario, esa iglesia es Ud., yo y todos los que han creído en el Evangelio a través de los siglos y en el futuro. ¿Sabe Ud cuantos pactos ha hecho Dios con su pueblo? Nada menos que ocho pactos, el primero de estos es el pacto Edénico, Gen. 1:26-28. Reguló la vida del hombre en su estado de inocencia. El segundo pacto es el Adánico, Gen.3:14-19. Contiene las normas de vida para el hombre caído y promete la venida del redentor. El tercer pacto es el de Noé, Gen., 9:1, el cual establece el principio del gobierno humano. Cuarto pacto, el pacto de Abraham, Gen., 15:18, establece la nación israelita y confirma la promesa adánica de redención. Quinto pacto, el pacto Mosaico, Éxodo. 19:25, condena a todos los hombres “porque todos han pecado”. Sexto pacto, es el Palestino, Deut., cap. 28 – 30. Garantiza la restauración y conversión finales de Israel. Séptimo pacto, el pacto Davídico 2º Sam.7:8-17. Establece la perpetuidad de la familia Davídica, la cual se cumple en Cristo, Luc., 1:31-33; Pacto Nº ocho, el nuevo pacto. Se basa en el sacrificio de Cristo y garantiza la bendición eterna, bajo el pacto de Abraham, Gal., 3:13-29 a todo aquel que cree en él. Cristo tiene relación con los siete pactos anteriores ya mencionados, pero me voy a referir a uno solo, es el pacto que a nosotros se refiere, el octavo pacto, el Nuevo Pacto, que estaba profetizado antes que el pueblo de Israel fuese al cautiverio, anunciado por Dios mismo, por intermedio del profeta Jeremías, en el Cap.31:31-34 que dice: “He aquí que vienen días, dice Jehová en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá”, al decir la casa de Judá se está refiriendo a la iglesia de Cristo, porque Jesús es de la tribu de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; por que ellos invalidaron mi pacto, aunque fui un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: daré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo y no enseñará ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano diciendo: conoce a Jehová; por que todos me conocerán, desde el mas pequeño de ellos hasta el mas grande, dice Jehová por que perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré mas de su pecados. Esta profecía entregada a su pueblo alrededor de quinientos a seiscientos años antes de Cristo, ya se cumplió en el sacrificio santo del Hijo de Dios, pero la mitad de la profecía, la otra mitad se cumplirá inmediatamente, cuando suceda el arrebatamiento de la iglesia (esto es tocante al pueblo de Israel) cuando acepte a Cristo como su salvador. Hay muchos pasajes en el nuevo testamento que se refieren al Nuevo Pacto, sobre todo el libro a los Hebreos, por ejemplo en el Cap. 7:22, dice: por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Al decir: nuevo pacto, ha dado por viejo al primero y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer, Heb.8:13. Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna, Heb.9:15. El nuevo pacto es el testamento final de Cristo, con cada creyente, hombre o mujer y ha sido sellado con su sangre mediante su muerte, en la cruz del calvario.

Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el

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más amplio y mas perfecto tabernáculo, no hecho de manos es decir, no de esta creación, ni por sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Por que si la sangre de los toros y de los machos cabríos y la ceniza de la becerra rociada a los inmundos, santifican para la purificación de la carne. ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el espíritu eterno se ofreció a si mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Hebreo 9:11-14.

Si, pues la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo el recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio necesario es que haya también cambio de ley; y que aquel de quien se dice eso, es de la tribu, de la cual nadie sirvió al altar, porque manifiesto es que nuestro señor vino de la tribu de Judá de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento a cerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. Pués se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. Esto quiere decir, que es un sacerdocio superior al de Aarón, es un sacerdocio espiritual”. Queda pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley) y de la introducción de una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios, Heb.7:11 – 19. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar, más éste tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos, Heb.7:23-25. Por que la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres, pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre, Heb.7:28.

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados, pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies, porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados, Heb., 10:10-14.

Así que hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que el nos abrió a través del velo, esto es de su carne y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura.

Mantengámonos firmes, sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es él que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca.Heb.10:19-25.

Todo depende de la fe en el Señor Jesucristo, porque si tu tienes necesidad de una cosa aquí en la tierra, Jesús ya lo sabe, acaso no dice la palabra, pedir y se os dará, llamar y se os abrirá, ¿no somos nosotros más importantes que los pajarillos? Dios les alimenta a todos, él es nuestro padre y él nos alimentará, promesa fiel que se cumple en estos días de hoy, Dios escucha nuestras oraciones, así tiene que ser tu fe con seguridad, si dudas no podrás recibir porque tu fe no es de verdad en él.

Hermanos amados, Jesucristo es nuestro gran Sumo Sacerdote que está en el mismísimo lugar santísimo, ante Nuestro Padre Dios Todopoderoso, intercediendo por ti y por mi, entiéndelo de una sola vez y mientras estés aquí en la tierra que por ningún motivo o necesidad, tenga que volver a la ley de Moisés, haciendo una sola cosa, como lo es el Diezmo, esperando recibir bendición, para suplir tus necesidades o para tener bendiciones aquí en la tierra, la ley no es de fe, ni de bendición, como ya lo expliqué en el

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capitulo anterior, Ud. lo que tiene que pedir y adquirir aquí en la tierra, son bendiciones espirituales, adquiridlas trabajando en la obra de la predicación de la palabra de Dios, a toda criatura como lo ordena el Señor en Mat.28:19. En esto hay ganancia espiritual en el cielo, porque todo lo terrenal perecerá, ama a tu prójimo como a ti mismo, si estás ganando almas para Cristo, tendrás grande bendición en el cielo, esto es lo que debemos hacer, hacer tesoros en el cielo donde polillas ni orín corrompen, predica la palabra, de lo demás aquí en la tierra, Dios se encarga porque ya te conoce.

Dios hizo un Nuevo Pacto con su Nuevo Pueblo Israel y con su Iglesia, que es usted y yo, ese pacto Dios lo selló con la sangre santísima y gloriosa de su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, que es un contrato que hizo con nosotros, el nunca nos va a fallar, somos nosotros los que fallamos, los que dudamos y a veces infieles, pero dice su palabra, aunque nosotros fuéremos infieles el permanece fiel, no nos equivoquemos, he visto con asombro en estos últimos tiempos, tergiversar muchos textos del antiguo testamento, de los profetas mayores y menores, incluso del Pentateuco, interpretar pasajes o textos, haciéndolos decir lo que no dicen, aplicándolos a la Iglesia, cuando estos son profecías para el pueblo de Israel, que ya se cumplieron en este pueblo, no podemos agregar ni quitar de su palabra, a veces se hacen interpretaciones antojadizas o por conveniencia, pero muchos lo hacen por que no saben o no entienden ni preguntan, son muy pocos los pasajes bíblicos que tendrán doble cumplimiento, el Apóstol Pedro nos dice en el capitulo 1:20. Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de La Escritura es de interpretación privada o particular o personal, tenemos que tener mucho cuidado en la predicación de la palabra de Dios, mucho mas aun en estos tiempos en que estamos viviendo, donde a todo se le dice Amén.

Porque este Melquisedec, Rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo, cuyo nombre significa primeramente, Rey de Justicia también Rey de Salem, esto es Rey de paz sin padre, sin madre, sin genealogía, que ni tiene principio de días, ni fin de vida; sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad pues, cuan grande era este a quien aun Abraham el Patriarca, dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, (nosotros estamos en la gracia), es decir de sus hermanos (pueblo de Israel), aunque esos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel (Melquisedec) cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomo de Abraham los diezmos y bendijo al que tenia las promesas. Y sin discusión alguna el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales, pero allí uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví que recibe los diezmos; Porque aún estaba los lomos de su padres cuando Melquisedec le salió al encuentro. ¿Se da cuenta hermano y hermana, que hasta aquí nada se le dice a la Iglesia, que tiene que diezmar? Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (por que bajo él recibió el pueblo la ley). ¿Qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote según el orden de Melquisedec y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar, porque manifiesto es que nuestro señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. (Pero en esto Dios el padre está cumpliendo con el Pacto hecho a David, que su trono sería confirmado para siempre). Y esto es aún mas manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdocio distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. (Esto es un sacerdocio superior espiritual y para siempre). Y esto no fue

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hecho sin juramento, porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquicedec. Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Este es el octavo y último pacto, que Dios hizo con su pueblo Israel y con su Iglesia, porque Jesús es de la tribu de Judá y tiene un sacerdocio diferente al de la tribu de Leví, es un sacerdocio espiritual. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar, más éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal Sumo Sacerdote nos convenía; santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una sola vez para siempre, ofreciéndose así mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres, pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre. Heb. 7:1 – 20. Que la paz de Dios y la participación del Espíritu Santo, sea con usted, que Dios le bendiga ahora y para siempre. Amén.

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BIOGRAFÍA

El primer domingo del mes de Junio de 1960, a la edad de 22 años acepté a Cristo Jesús, como mi salvador personal, en la Iglesia Evangélica Aliancista, en Formio, Provincia de Valdivia, Chile, en el año 1963 en el mes de Marzo ingresé al Seminario Teológico Presbiteriano en Santiago de Chile, internado durante 2 años seguidos, adquiriendo un certificado de estudio con buenas notas, en 1965 fui superintendente de la escuela domical en Collico Valdivia, con una asistencia de 300 alumnos, desde principiantes a adultos (6 clases) en 1966 me casé con la hermana Adela del Carmen Mora Alvarez, nos fuimos a vivir a Santiago de Chile, allí servimos al Señor en la primera Iglesia Aliancista como maestro en la escuela dominical, con niños, jóvenes y adultos, fui predicador en la Iglesia y también en la calle junto a los hermanos que participaban. En 1968 nos fuimos a la comuna “La Granja”, a la población Pablo de Rokha, allí formamos la tercera Iglesia con 4 familias cristianas, así que soy fundador de esa Iglesia gracias al Señor, trabajé varios años allí en la predicación, en la enseñanza, secretario muchas veces y delegado a conferencias. En 1977 estudie de noche un año más, en el Seminario Teológico Bautista en Santiago de Chile, en 1980 viajé a la República Argentina, a la provincia de Río Negro, Cuidad de Villa Regina, donde estuve 3 meses y 20 días, participé en la Iglesia Aliancista Argentina en todo lo que pude, entregué una enseñanza de la Historia de la Iglesia primitiva, desde el año 05 A.C., hasta la conversión de Saulo de Tarso. En 1983 nuevamente viajé en el mes de Enero a Villa Regina, estuve trabajando en lo material y también en lo espiritual en dicha Iglesia, durante 3 meses y medio, volví nuevamente a mi casa en Santiago, y en 1984 el día 4 de Noviembre, me fui a la República Argentina con toda mi familia, mi esposa y 6 hijos, 3 varones y 3 hijas, llegamos el día 5 a Villa Regina donde estamos radicados definitivamente.

En el año 1997 estudié un año más, Teología Pastoral, en FIET “Federación Internacional Evangélica Teológica”, dependiente de la “Sociedad Bíblica Teológica Argentina”.

Agradezco a Dios infinitamente por darme esta oportunidad de escribir en estas páginas, ésta única y grande verdad, créalo, no hay otra, que Dios bendiga a cuanto él alcance con su Palabra y le abra el entendimiento, su hermano en Cristo.

ALIRO F. ORTEGA HOTTINGER

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