El factor cubillo

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Dominical La capital que nació tras la caída del Muro ARQUITECTURA P Berlín Mariano Rajoy y la rebelión en la granja PERFIL P El líder del PP Suplemento semanal de LA PROVINCIA/DLP www.laprovincia.es Domingo, 8 de noviembre de 2009 oceana REVELACIÓN P El ex ministro Otero Novas revela un mensaje de Washington recibido por Adolfo Suárez en 1978 en el cual se advertía con apoyar al Mpaiac si no entraba en la OTAN EE UU amedrentó a España con Cubillo

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El factor cubillo

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DominicalLa capital que naciótras la caída del Muro

ARQUITECTURA P Berlín

Mariano Rajoy y larebelión en la granja

PERFIL P El líder del PP

Suplemento semanal de LA PROVINCIA/DLPwww.laprovincia.es Domingo, 8 de noviembre de 2009

oceana

REVELACIÓN P El ex ministro Otero Novas revela un mensaje de Washington recibido porAdolfo Suárez en 1978 en el cual se advertía con apoyar al Mpaiac si no entraba en la OTAN

EE UU amedrentó aEspaña con Cubillo

30 / II DOMINICALDomingo, 8 de noviembre de 2009

daba dormido desde 1968 y en el que ha-bían dado a Canarias consideración de “co-lonia africana”. Por entonces, los segui-dores de Cubillo había comenzado a ponerbombas caseras en Gran Canaria y Tene-rife. La OUA tenía un claro sesgo soviéti-co y Marruecos se había excluido. Y final-mente en una reunión en Luanda (Angola),la organización panafricana aprobó, conel apoyo del líder angoleño Agostinho Ne-to, darle apoyo militar al Mpaiac. Y asimis-mo formular una petición de descoloni-zación de las Islas al Comité deDescolonización de Naciones Unidas. Na-da menos...

La reacción social de Canarias en contrafue nítida. En las elecciones constituyentesde 1977 las Islas votaron abrumadoramen-te a favor de UCD, dando cuenta de mo-deración nada independentista. Era su res-puesta al hecho de verse en medio de un líogeoestratégico del cual era peón involun-tario, que le sonaba muy lejos pero que po-día acabar estallándole cerca. Lo de Cubi-llo sonaba más a chiste, la mayoría social enCanarias lo oía como un divertimento, enfin... Pero, sin embargo, tenía la habilidad

de hablar de los problemas de los barrios,de las huelgas, asuntos de los que ningu-na emisora hablaba en las Islas, dando voza los sin voz. Eso le otorgó cierta frescura asu emisora, Y fue haciendo que la gentele oyera a pesar de todos los dislates guan-chistas... lo cual inquietaba.

SALTAN LAS ALARMAS. Carlos Robles Pi-quer, que fue Secretario de Estado de Asun-tos Exteriores en aquellos años, recuerdaque “ya en 1970 tuve que asistir por Es-

paña a una reunión de los Países no Aliena-dos en Cuba. Íbamos como país invitadoy algunos hablaron de descolonización deCanarias. Incluso agresivamente el presi-dente de Seychelles, muy de izquierdas. Esavez Argelia se posicionó al lado de España”.

Otero Novas recuerda que “Cubillo rese-ñó en su radio argelina mi visita a La Palma,diciendo que qué pena que el [volcán] Te-neguía no hubiese explotado ese día” (ri-sas). Y cuando regresó a Madrid lo hizocon el “esbozo de un Plan Canarias, quele presenté a Fraga. Los canarios sólo que-rían que España atendiese demandas queeran todas razonables”. Claro que el Go-bierno de Arias cayó en julio de 1976. Y sur-gió Adolfo Suárez, que a su vez ratificó aOtero Novas, primero como secretario ge-neral de la Presidencia y luego ministrode la Presidencia. “A Suárez le volví a pre-sentar el Plan Canarias, al igual que el Plan[de regreso de] Tarradellas, pero natural-mente en esos meses la Reforma Política locentró todo”. El famoso plan finalmente lle-garía en 1979, con visita de Adolfo Suárez.

En esta película de vértigo, la urgencia dela cuestión canaria volvió a imponerse tras

Antonio G. González

Lo que te vengo a decir, en su-ma, es que Canarias puedeser para España a finales delsiglo XX lo que fueron Cu-ba y Filipinas a finales delXIX [las dos colonias ultra-marinas que se emanciparon

por las armas]”. Matías Vega Guerra, exhombre fuerte del franquismo en Gran Ca-naria, estaba sentado a finales de 1975 enel despacho de Manuel Fraga en Madrid,que acababa de ser nombrado ministro dela Gobernación en el Gabinete que el Reyencargó a Arias Navarro tras la muerte deFranco. Había ido a verlo. Y Fraga lo to-mó en serio. Por entonces un jovencísimoJosé Manuel Otero Novas, luego ministrode Presidencia con Adolfo Suárez, había si-do designado director general de PolíticaInterior. Fraga lo llamo, le contó lo de Ma-tías Vega y le ordenó: “Vete a Canarias,habla con todo el mundo y trae un infor-me y un plan para que eso no pueda ocu-rrir”.

Otero se marchó a Canarias en enerode 1976. Y lo que vio, en síntesis, fue a unasIslas en una situación de vulnerabilidad ex-trema. Mucho miedo al vacío. De un lado,una crisis económica de caballo, derivaciónobvia de la del petróleo de 1973. De otrolado, la incertidumbre sobre el futuro polí-tico general de España, aún abierto de paren par, visto además desde una lejanía nosiempre tranquilizadora. Y, por último, unhecho de gran impacto en las Islas: el aban-dono de (la entonces colonia española del)Sahara Occidental y su polémica entrega defacto a Marruecos. El Sahara era muchascosas para las Islas. Pero sobre todo enton-ces su colchón de seguridad frente al‘polvorín africano’, un continenteque las dos superpotencias de laépoca se disputaban a sangre yfuego en la lógica de la Guerra Fría.Washington jugaba fuerte a favorde un gran Marruecos al objeto de ta-ponar la influencia africana cre-ciente de una Argelia prosovié-tica. YE s p a ñ afirmó losacuerdostripartitos de des-colonización delSahara. “Sin elapoyo de EEUUMarruecos no se habría atrevido a la Mar-cha Verde [masiva marcha civil marroquíteledirigida por Hassan II que tomó elAaiún tras la salida de las tropas españo-la, de la que el viernes se cumplieron 34años]”, dice Otero. Se armó la de Dios. Ypara rematar la vulnerabilidad isleña enuna reunión en París la IATA concedía alcentro de Casablanca (Marruecos) el con-trol del pasillo aéreo Península-Canarias.

Argelia, gran perjudicada, se tomó lo delSahara como un acto de máxima hosti-lidad española. Otorgó cobertura total alFrente Polisario en su lucha armada contraMarruecos y se propuso desestabilizar Ca-narias. Para ello eligió a un personaje, An-tonio Cubillo, abogado laboralista canarioque vivía exiliado en Argel desde 1963 –enque huyó de la Policía para eludir un pro-ceso político– y había creado un grupoindependentista de tipo africanista, elMpaiac (Movimiento para la Autodetermi-nación y la Independencia de las Islas Ca-narias).

UN LÍO AJENO. A ambos les dieron finan-ciación y una potente frecuencia en Ra-dio Argel el 2 de diciembre de 1975. Así queCanarias despidió el año de la muerte deFranco con las algaradas radiofónicas de unexaltado Cubillo que llamaba desde la emi-sora La voz de Canarias Libre a la indepen-dencia de la patria guanche... Y no sólo eso.En la OUA (Organización para la UnidadAfricana), Argel logró despertar a comien-zos de 1977 el Dossier Canarias, que an-

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INSTRUMENTO P El extitular de Presidencia revelaque “se hacía una referencia alpapel que podía desarrollar elMpaiac”. Suárez respondióque “entraremos, pero en sumomento”, y mandó a Oreja amostrarse a favor en el Senado

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EL DATO P El ex ministro Otero Novas revela que en marzo de 1978, poco antes del atentadocontra el líder independentista canario en Argel, Adolfo Suárez recibió un mensaje informal deEEUU en el que se daba a entender que o España entraba en la OTAN “o nos encargaremos deque perdáis Canarias”, aludiendo incluso al “papel nuclear” que podría tener a los efectos el Mpaiac

Washington y el‘factor Cubillo’Washington y el‘factor Cubillo’

LA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMAS

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ta rusa en el Atlántico Sur. Antonio Már-quez, que fue director del entonces asti-llero público Astican, recibió una ofertainesperada del Ministerio de Pesca sovié-tico: un convenio por el que Moscú pa-garía treinta millones de euros de 1977 pa-ra que la flota rusa se reparase en LasPalmas. Márquez recibió al poco en su des-pacho a una delegación norteamericana, ungrupo de senadores del comité de Relacio-nes Exteriores. “Estaban obsesivos con elconvenio [de Pesca]. Me sorprendió tan-to interés, es que vinieron casi en plan deinterrogar”, ha dicho alguna vez Márquez.

LOS RODEOS. Un acontecimiento brutal,en el que el Mpaiac tuvo una clara respon-sabilidad indirecta, el accidente aéreo deLos Rodeos dio la última vuelta de tuer-ca. Dos Boeing 747 repletos de turistas cho-

caron casi a ras de pista. Hubo 561 muertos.Aún hoy es el mayor accidente de la his-toria de la aviación. El choque fue produc-to de fallos derivados del exceso de tráfi-co a causa del desvío de aviones desde elaeropuerto de Gran Canaria. Pero tal des-vío obedeció a que el Mpaiac había co-locado una bomba en este último, hiriendograve a una dependienta de una floristería.El aeropuerto debió ser cerrado al tráfico.El accidente hizo entrar en liza incluso alespionaje alemán que, como reveló una in-vestigación del Parlamento federal de la Ba-ja Sajonia, contribuyó a través de dos agen-tes a preparar el atentado contra Cubillo.

El ministro de Exteriores Marcelino Ore-ja aceleró entonces una gira de urgenciapor los países de la OUA para tratar de evi-tar que definitivamente los jefes de Esta-do africanos apoyaran al Dossier Canarias.Pero un hecho nuevo encrespó más los áni-mos de Argelia: la firma del primer acuer-do pesquero hispano-marroquí, que incluíaa las aguas del Sahara cuando NacionesUnidas no reconocía la soberanía marroquísobre éstas. Y la OUA decidió que su secre-tario general llevase el Dossier Canarias ala ONU, acompañado por Cubillo. AdolfoSuárez se alertó y pidió a Felipe Gonzálezy Alfonso Guerra que mediaran ante el pre-sidente argelino Huari Bumedian. Éstosviajaron a Argel en febrero de 1978 y lo-graron como gesto que Cubillo perdiera suemisora. Pero Bumedian exigía el final delapoyo hispano a Marruecos en el Sahara.

las elecciones de 1977 cuando el Gobier-no detectó conexiones del Mpaiac con elGrapo. Pero sobre todo cuando en la acci-dentada Cumbre de Trípoli, la OUA re-validó a nivel de ministros lo propuesto so-bre las Islas. Hasta Don Juan de Borbónviajó a Libia a verse con Gadaffi en vano.Para colmo, días antes de Trípoli el diarioLe Monde había filtrado la supuesta crea-ción de un eje Marruecos-España-Mauri-tania hostil al efervescente autodeterminis-mo africano. Y la OUA se puso en guardiaante la posibilidad, sugerida, de una nue-va base militar norteamericana en Canariasque ampliase el dispositivo de vigilancia deEEUU en el norte de África y el Sahel, quepivotaba entonces sobre Rabat e Israel.

“No se puede entender Canarias en laTransición sin hablar de Canarias en la IIGuerra Mundial”, subraya Otero, en rela-ción a la importancia geostratégica que és-ta tuvo en la crucial guerra submarina delAtlántico y los sucesivos planes de invasiónde las Islas trazados por Churchill y Hitler.Sea como fuere en 1976 Canarias volvió aser un escenario de espionaje en princi-pio de segundo nivel para la CIA, la KGB...En la zona residencial de Tafira, en GranCanaria, un capitán norteamericano fuediscretamente detenido y se desmanteló unsistema de alta tecnología de comunicacio-nes en un chalet alquilado. También fue ex-pulsaron a personal de Sovhispan, empre-sa hispano-soviética en el Puerto de La Luz,encargada del suministro a la poderosa flo-

CUCHILLADAS P Cuandolo acuchillaron mercenarioscontratados por policíasespañoles, Cubillo esperabapara asistir a la presentaciónde una demanda en NacionesUnidas de “descolonización” deCanarias por parte de la OUA

A la izquierda, Antonio Cubillo yace convaleciente del atentando en un hospital de Argel en abrilde 1978. Sobre estas líneas, arriba, el delegado argelino en la cumbre de la Organización para laUnidad Africana (OUA) celebrada unos meses antes en Trípoli, en el momento en que defiende latoma en consideración del ‘Dossier Canarias’, por el que se pide gestionar ante Naciones Unidasla apertura de un proceso de descolonización de Canarias. En el centro, los autores del intento deasesinato del líder independentista, Juan Antonio Alfonso y José Luis Espinosa detenidos por laPolicía argelina. Debajo, el accidente de Los Rodeos (Tenerife). i LA PROVINCIA/DLP

Sea como fuere, España estaba enton-ces en la vorágine negociadora interna dela nueva Constitución democrática. Y el in-greso español en la OTAN, un asunto capi-tal, recalca Otero, tanto para EEUU comopara la URSS, había quedado aparcado porel rechazo frontal de la izquierda política,que incluso proponía cerrar tal posibilidaden la Carta Magna. A finales de 1976 a Ote-ro lo había despertado de madrugada elembajador ruso, Sergio Bogomolov, dicien-do que tenía un mensaje personal para Suá-rez del presidente Leónidas Breznev. “Es-peré a que amaneciera y llevé a Bogomolova casa de Suárez. Se acababa de clausurarla asamblea del Pacto de Varsovia y lo queéste reclamaba a España que no entraseen la OTAN porque pondría en peligro elequilibrio de fuerzas y la paz mundial”. Me-ses antes los socialistas Felipe González,Miguel Boyer y Luis Gómez Llorente ha-bían firmado en Moscú un acuerdo delPSOE con el PCUS en ese mismo sentido.

MENSAJE CRÍPTICO. Entonces “tuvieronlugar unos hechos”, añade, “que por aho-ra yo no puedo relatar”. Y en 1978 “se pro-duce la misma presión sobre España ensentido contrario, de EEUU, que preten-de forzar claramente la decisión del in-greso en la OTAN. Y esa decisión tiene quever con Canarias”. Asuntos Exteriores es-taba al margen y, de hecho, Robles Piquer,que negoció entonces los acuerdos mili-tares en vigor con EEUU, afirma que “du-rante aquellos encuentros no se citó Cana-rias”. Pero, prosigue Otero Novas, a finalesde marzo “por conductos informales nosllega un mensaje que debidamente tradu-cido significaba: o entráis en la OTAN o nosencargaremos de que perdáis Canarias. Ycuando le doy mi conclusión a Suárez, élllegó a la misma idea. Lo tomamos muyen serio. Había, de hecho, una alusión al pa-pel nuclear que podía desarrollar al respec-to el Mpaiac. Miren al Mpaiac, se nos suge-ría. Un mensaje, todo, realmente críptico”.

Ciertamente la situación era comple-jísima para España. Y el dilema al que se en-frentaba Suárez, de tomarse en serio, comohizo, el mensaje de Washington, era terri-ble. Entonces el Presidente español respon-dió por el mismo conducto. “El mensajeque devolvimos fue que entraríamos enla OTAN, pero en su momento”. Suárez hi-zo más. Encargó al ministro de Exterio-res, Marcelino Oreja, un declarado atlan-tista, que fijase públicamente su posiciónfavorable al ingreso, aunque a título perso-nal, en una sesión en el Senado. Así hizoOreja, cogiendo por sorpresa a todo el ar-co político español, pues se había saltadoel pacto explícito de dejar a la OTAN fue-ra del debate para no entorpecer la Cons-titución. Con ello, para Otero Novas “nues-tra postura ante la demanda americanahabía quedado meridianamente clara”.

Lo que, a cambio de asegurar que teníaa España en el bote, hizo o no hizo EEUU,está por verificar. “Unas semanas despuésestaba supliendo al ministro de Exterio-res por ausencia de Oreja, y me llamó elembajador en Argel para decirme que Cu-billo acababa de ser acuchillado”. En efec-to, el líder del Mpaiac fue brutalmente ata-cado por dos mercenarios contratados porpolicías españoles en abril de 1978. Así lodeterminó una sentencia de la AudienciaNacional, que dejó en el aire la respon-sabilidad política. El líder del Mpaiac, quese salvó de milagro pero quedó paralítico,ha querido involucrar al ex ministro del In-terior, Rodolfo Martín Villa. Logró inclu-so que éste declarase en un juicio tras el cu-al Cubillo cobró una indemnización comovíctima del terrorismo. Meses después,en octubre de 1978, Oreja explicitó ante laAsamblea General de la ONU la neutrali-dad española en el Sahara. Y emprendióla pendiente gira africana, a la que siguie-ron otras. Y en esas otras circularían male-tines, dinero, compra de voluntades... Cu-billo había sido desactivado. “Creo que nofue nadie del Gobierno español quien in-tervino ahí [en el atentado]”, afirma Otero.

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A. G.

Ala dimensión de catás-trofe histórica hay queelevar lo que representópara Las Palmas de GranCanaria el abandono es-pañol del Sahara. Comoinsistió siempre Bernar-

dino Correa, amigo íntimo de Gil Roblesy perfecto conocedor de las relaciones is-leño-africanas desde los intentos de ins-taurar pesquerías industriales conjuntasa finales del XIX, la ex colonia españolafue siempre “las Canarias continentales”.Es decir, el hinterland natural por el cu-al las Islas conectaban con un continen-te vasto y pobrísimo, sin duda, pero has-ta en ello desigual y, desde luego, concapacidad de consumo más que sobradopara absorber mucho más de que lo quelos comerciantes isleños fueran capacesen su vida de poner en destino.

La dimensión internacional que en lossetenta adquirió Las Palmas de Gran Ca-naria se debió, mucho más que al turis-mo, que se trasladaba ya al sur de GranCanaria, a la internacionalización delbanco pesquero canario-sahariano, que

hizo del Puerto de La Luz base princi-pal de las principales flotas pesqueras delmundo en el Atlántico Medio Oriental.

En segundo término está la ya mencio-nada reexportación comercial a África-a través del ex Sahara español- a partirde la adquisición de mercadería a preciosinternacionales, que es lo que fue siem-pre la clave de la libertad comercial. Entorno a cuatrocientos millones de eurosteóricos de 1974 está calculado el volu-men de tal reeexportación por la Cámarade Comercio de Las Palmas. Esa cifraactualizada está aún a años luz de las ex-portaciones canarias actuales, si descon-tamos el refino de Cepsa en Tenerife.

Su destino era no otro que el mercadoinformal africano, a lomos de camellos oland-rovers que atravesaban las porosasfronteras nacionales del continente negro.No pocas anécdotas hay de canarios quehaciendo turismo recuerdan haber vistoproductos isleños hasta en El Cairo. Pe-ro esa actividad comercial, la de mayor ca-lado nunca en el Archipiélago, paró en se-co desde que Marruecos tomó posesióndel Sahara. Al mes siguiente, diciembre de1975, Rabat había fijado un arancel disua-

sorio, del cincuenta por ciento. Los trans-portes marítimos entonces no eran al-ternativa rentable y sencillamente la pér-dida del Sahara representó la quiebra dela relación con África. Y no sólo eso, su-puso también la quiebra del más viabledispositivo de partida para la diversifi-cación de la economía canaria. De haberseguido el Sahara en manos amigas, elbinomio turismo-construcción no habríatenido quizás el monopolio de la acumu-lación de capital y, por lo tanto, de la ac-tividad económica en las Islas.

Y en tercer lugar estaba la explotaciónminera extractiva en aquel entonces defosfatos (Fos-Bucraá) y que hoy habría si-do igualmente de gas y petróleo. Diez milcanarios se empleaban en El Aaiún, Daj-la o Smara y sus remesas eran aporte cla-ve a la calidad de vida de los barrios de lacapital grancanaria. Pero a comienzos de1976, los diez mil habían sido repatriados.

Ni que decir tiene que Cubillo no ha-bría tenido la significación peligrosa queadquirió como tal peón de Argelia. Ni queninguno de los dos bandos de la GuerraFría habría obstaculizado una relación ca-nario-africana que hoy es mera anécdota.

Arriba, Adolfo Suárez,en su visita a Canariasde 1979, flanqueado porLorenzo Olarte y porManuel FernándezEscandón. Debajo,dirigentes de la OUA enla cumbre de Trípoli en1978. A la derecha,arriba, Marcelino Oreja,titular de Exteriores, afinales de 1970 en laONU, declarando laneutralidad españolasobre el Sahara; en elcentro, él mismo con suhomólogo soviético,Andrei Gromiko, enMoscú un año antes;debajo, recorte de undiario argelino en quese da cuenta del juicio ycondena a muerte en1979 a los agresores deAntonio Cubillo, queluego fueron indultados.i LA PROVINCIA / DLP

TEMA DE PORTADA

Sahara, impacto de una pérdida

José Manuel Otero Novas (arriba) y CarlosRobles Piquer, en 1978 en Gran Canaria. i LP / DLP