El Fin de Todas Las Cosas Kan Estructura

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Universidad de la Salle Facultad de Filosofía y Humanidades Filosofía de la Historia Hollman Arturo Ladino G. KANT- EL FIN DE TODAS LAS COSAS 1977 (PG 129-131) En este pequeño fragmento del texto, Kant alienta a optar por el sistema dualista dado su sentido práctico. Este nos permite lograr una expectación de nuestro estado en el mundo venidero como proyección del estado moral presente, así los principios que determinan nuestro comportamiento en la actualidad han de ser los determinantes de nuestro estado en el futuro, dado que se esperaría que estos se preservaran como constitutivos de nuestro ser. En consecuencia, es el actuar el determinante del estado del hombre en el mundo venidero, es decir su realidad práctica. Seguidamente surgen dos interrogantes determinantes a la hora de establecer la relación entre filosofía de la historia y moral. Primero ¿Por qué el hombre espera un fin del mundo? Tal fin se presenta necesario para los seres racionales en tanto que pretende otorgar una finalidad al mundo presente, finalidad que se entiende como sentido. La finalidad otorga un desenlace a la creación del mundo, un para que, y este para que dilucida el sentido de la creación. Segundo ¿Por qué el fin del mundo se proyecta como un fin con horrores? Esto puesto que un fin con horrores y desgracias parece lo más coherente con una existencia “corrompida”, como lo es la existencia humana. Así pues el fin y su determinación oscura han de ser lo único con lo que la “sabiduría divida” pueda corresponderle a la corrupción humana. En conexión con lo anterior se resaltan los grandes horrores que por lo general siempre acompañan los presagios sobre el día final. El día final en la mayor parte de las culturas se ha caracterizado por un carácter catastrófico y horrible, como si la salida de este

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Universidad de la Salle

Facultad de Filosofía y Humanidades

Filosofía de la Historia

Hollman Arturo Ladino G.

KANT- EL FIN DE TODAS LAS COSAS 1977 (PG 129-131)

En este pequeño fragmento del texto, Kant alienta a optar por el sistema dualista dado su sentido práctico. Este nos permite lograr una expectación de nuestro estado en el mundo venidero como proyección del estado moral presente, así los principios que determinan nuestro comportamiento en la actualidad han de ser los determinantes de nuestro estado en el futuro, dado que se esperaría que estos se preservaran como constitutivos de nuestro ser. En consecuencia, es el actuar el determinante del estado del hombre en el mundo venidero, es decir su realidad práctica.

Seguidamente surgen dos interrogantes determinantes a la hora de establecer la relación entre filosofía de la historia y moral. Primero ¿Por qué el hombre espera un fin del mundo? Tal fin se presenta necesario para los seres racionales en tanto que pretende otorgar una finalidad al mundo presente, finalidad que se entiende como sentido. La finalidad otorga un desenlace a la creación del mundo, un para que, y este para que dilucida el sentido de la creación. Segundo ¿Por qué el fin del mundo se proyecta como un fin con horrores? Esto puesto que un fin con horrores y desgracias parece lo más coherente con una existencia “corrompida”, como lo es la existencia humana. Así pues el fin y su determinación oscura han de ser lo único con lo que la “sabiduría divida” pueda corresponderle a la corrupción humana.

En conexión con lo anterior se resaltan los grandes horrores que por lo general siempre acompañan los presagios sobre el día final. El día final en la mayor parte de las culturas se ha caracterizado por un carácter catastrófico y horrible, como si la salida de este mundo o el paso a otro tuviera que darse a la par con una purificación, purificación que solo es posible para el hombre por vía del sufrimiento. Así Kant señala que este día del juicio viene acompañado por lo general de sufrimiento y desastres en todas las esferas del mundo. Tales horrores y desgracias tienen origen en una causa, a saber, la caída de la moral y el aumento de la perversión, de los vicios y sus consecuencias. Es la perversión de la moral humana la causa principal de tan terribles hechos, desde la agonía y miseria de la misma humanidad hasta la destrucción del planeta y de los principios metafísicos.

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Este detrimento de la moral viene dado como consecuencia de un quedarse atrás la moralidad en relación con el veloz desarrollo del talento y la abundancia humana. El hombre esforzado en su desarrollo banal, en el crecimiento de su capital y el brillo de su imagen exterior, cada vez más hambriento de necesidades ha venido olvidando el desarrollo de la moralidad. Sin embargo esta naturaleza humana es insaciable pues “(…) las necesidades crecen mucho más a prisa que los medios para satisfacerlas.” Ahora bien, el proyecto de la abundancia y del talento humano se encuentra con obstáculos y decae, ratificando su finalidad doliente y tenebrosa; ante lo cual se alza el proyecto de la moral como el camino más apropiado para el hombre.

Seguidamente se presenta una pequeña observación, la cual nos da claridad sobre el papel de la temática del fin del mundo dentro de la moralidad humana. ¿Cuál es el papel de la idea? Las ideas no pueden tomarse meramente como objetos independientes de la realidad humana, como meros entes de reflexión, deben ser abordadas más que como fundadoras de lo concreto, como parte de esto, con lo cual puedan ser pensadas en razón y beneficio de los principios morales. Al intervenir estas como determinantes de los principios morales adquieren un propósito practico y preciso para el hombre. En consecuencia la idea del fin de todas las cosas ha de asentarse como un principio concreto que actué como determinante del actuar humano, convirtiéndose en tanto determinante en constitutivo de la moralidad.

Es aquí donde podemos ver claramente la relación de la filosofía de la historia y la moralidad humana. El pensar histórico es una forma de filosofía moral en razón de que este pensar nos conduce ineludiblemente a la reflexión sobre la finitud humana y esto a su vez conlleva un pensar la moralidad del hombre de cara a esta finalidad. El pensar histórico es un pensar el mundo en el tiempo, su origen y su finalidad, su sentido, este pensar nos conduce a una reflexión moral, al postular el fin de todas las cosas como el desenlace hacia el que ha de confluir el actuar humano indefectiblemente, actuar que entra en confrontación moral frente a la idea de final de todas las cosas, de juicio final. Por consiguiente, el fin de todas las cosas y más aún el juicio final se consolida como determinantes de la moral.