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A RTICLE UROLOGIA I COMARQUES 2012 4 El fraude científico en medicina y urología que en aquellos en los que las implicaciones son muy importantes (un ensayo clínico con conclu- siones que afectan a miles de pacientes), sobre todo teniendo en cuenta que a mayor impor- tancia y trascendencia mayor es el número de lectores críticos. Por último, el fraude tiene casi siempre connotaciones (E) económicas para em- presas y científicos. Ya en el siglo XVII, Isaac Newton se inventó un factor de corrección que, aplicado a su maravi- llosamente bien realizado cálculo teórico sobre la velocidad del sonido, lograba que el resultado final se acercase a las cifras dadas por otros in- vestigadores de le época cuyos resultados consi- deraba él los más acertados. Pero es en biomedi- cina donde el fraude científico es más frecuente, hecho éste muy influido por la variabilidad de la respuesta biológica, variabilidad mucho más acusada que en otros campos como la física o las matemáticas. El hecho de pasar de una sociedad en la que el científico era un amateur que no vivía de sus aportaciones a la ciencia y con pocas o en ocasio- nes ninguna consecuencia económica, a una so- ciedad moderna en la que todo descubrimiento o aportación a la ciencia lleva aparejadas desde cuestiones curriculares hasta patentes comer- ciales, ha favorecido, e incluso podríamos decir, que instigado, el fraude. Ptolomeo, quien tomó prestados los datos astronómicos de Hiparco de Nicea, sin duda cobró ventajas y consideraciones en su época logrando un mayor reconocimiento por parte de sus colegas, pero no había una in- dustria que sacase beneficio. Aunque cuando se habla de fraude no es lo mis- mo una mala publicidad que la invención de un ensayo clínico, sí que es cierto que todo puede tener sus consecuencias e implicaciones. La sim- ple transmisión de un error bibliográfico puede arrastrar a la comunidad científica a perpetuar errores de diagnóstico o de tratamiento que tar- dará años en desaparecer. Incluso, una vez descu- bierto el fraude, cuando se produce la retracción de un artículo, por ejemplo, se tardará 3,3 años de media en hacerlo público y aún así todavía se seguirá usando ese artículo por parte de otros investigadores. Un artículo de Kugler et al publi- cado en 2000 fue retractado en 2003 (Retraction: Regression of human metastatic renal cell carci- noma after vaccination with tumor cell-dendritic cell hybrids. Nature Medicine, 9: 1221, 2003). En cuanto a la extensión ésta es muy amplia. Un estudio ponía en evidencia que cerca del 2% de los investigadores reconocían haber cometido al- gún tipo de fraude ( como invención o ajustes de datos, por ejemplo)(1). Tipos de fraude: 1 Publicidad de logros 2 Publicidad engañosa 3 Sesgos en publicación 4 Incorrección citas 5 Fraude curricular 6 Autoplagio 7 Publicación sumatoria 8 Publicación en salami 9 Publicación duplicada 10 Autor fantasma 11 Autor invitado 12 Fraude económico 13 Plagio 14 Con robo de patentes 15 Falsedad/manipulación 16 Fabricación de datos 17 Invención estudios Dr. Francisco José Blasco Hospital Municipal de Badalona (Barcelonès) Dr. Francisco José Blasco Cuando se habla de fraude científico, en reali- dad nos estamos refiriendo a la mala conducta científica en su más amplio concepto, abarcan- do desde la acepción más conocida de fraude, hasta cuestiones más éticas en las que se usa la ciencia para inducir al error o engaño, pasando por la falta de escrúpulos al emplear informa- ción inventada o no contrastada. El fraude científico se caracteriza por (F) la fa- cilidad con el que se comete, pues en su más mínima expresión, como puede ser el mal uso de la bibliografía, se realiza con elevadísima fre- cuencia. (R): el fraude siempre busca una renta- bilidad, un rédito de cara a ob- tener algo material (como una beca o una subvención) o algo más intangible (como la gloria o el reconocimiento). Es de (A) amplia realización, pues no hay actividad humana en el que no se produzca, y (U) univer- sal, pues todas las escalas de la producción intelectual pueden estar implicadas, desde el sabio o científico hasta las empresas e instituciones en la que éstos tra- bajan. Además, es (D) difícil de detectar en la mayoría de las ocasiones, aunque por suerte lo es mucho más en aquellos casos en los que el fraude es de poca importancia (no co- tejar una bibliografía o copiarla directamente)

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El fraude científico en medicina y urología

que en aquellos en los que las implicaciones son muy importantes (un ensayo clínico con conclu-siones que afectan a miles de pacientes), sobre todo teniendo en cuenta que a mayor impor-tancia y trascendencia mayor es el número de lectores críticos. Por último, el fraude tiene casi siempre connotaciones (E) económicas para em-presas y científicos.Ya en el siglo XVII, Isaac Newton se inventó un factor de corrección que, aplicado a su maravi-llosamente bien realizado cálculo teórico sobre la velocidad del sonido, lograba que el resultado final se acercase a las cifras dadas por otros in-vestigadores de le época cuyos resultados consi-deraba él los más acertados. Pero es en biomedi-cina donde el fraude científico es más frecuente, hecho éste muy influido por la variabilidad de la respuesta biológica, variabilidad mucho más acusada que en otros campos como la física o las matemáticas. El hecho de pasar de una sociedad en la que el científico era un amateur que no vivía de sus aportaciones a la ciencia y con pocas o en ocasio-nes ninguna consecuencia económica, a una so-ciedad moderna en la que todo descubrimiento o aportación a la ciencia lleva aparejadas desde cuestiones curriculares hasta patentes comer-ciales, ha favorecido, e incluso podríamos decir, que instigado, el fraude. Ptolomeo, quien tomó

prestados los datos astronómicos de Hiparco de Nicea, sin duda cobró ventajas y consideraciones en su época logrando un mayor reconocimiento por parte de sus colegas, pero no había una in-

dustria que sacase beneficio.Aunque cuando se habla de fraude no es lo mis-mo una mala publicidad que la invención de un ensayo clínico, sí que es cierto que todo puede tener sus consecuencias e implicaciones. La sim-ple transmisión de un error bibliográfico puede arrastrar a la comunidad científica a perpetuar errores de diagnóstico o de tratamiento que tar-dará años en desaparecer. Incluso, una vez descu-bierto el fraude, cuando se produce la retracción de un artículo, por ejemplo, se tardará 3,3 años de media en hacerlo público y aún así todavía se seguirá usando ese artículo por parte de otros investigadores. Un artículo de Kugler et al publi-cado en 2000 fue retractado en 2003 (Retraction: Regression of human metastatic renal cell carci-noma after vaccination with tumor cell-dendritic cell hybrids. Nature Medicine, 9: 1221, 2003).En cuanto a la extensión ésta es muy amplia. Un estudio ponía en evidencia que cerca del 2% de los investigadores reconocían haber cometido al-gún tipo de fraude ( como invención o ajustes de datos, por ejemplo)(1).

Tipos de fraude:

1 Publicidad de logros 2 Publicidad engañosa 3 Sesgos en publicación 4 Incorrección citas 5 Fraude curricular 6 Autoplagio 7 Publicación sumatoria 8 Publicación en salami 9 Publicación duplicada 10 Autor fantasma 11 Autor invitado 12 Fraude económico 13 Plagio 14 Con robo de patentes 15 Falsedad/manipulación

16 Fabricación de datos 17 Invención estudios

Dr. Francisco José BlascoHospital Municipal de Badalona (Barcelonès)

Dr. Francisco José Blasco

Cuando se habla de fraude científico, en reali-dad nos estamos refiriendo a la mala conducta científica en su más amplio concepto, abarcan-do desde la acepción más conocida de fraude, hasta cuestiones más éticas en las que se usa la ciencia para inducir al error o engaño, pasando por la falta de escrúpulos al emplear informa-ción inventada o no contrastada. El fraude científico se caracteriza por (F) la fa-cilidad con el que se comete, pues en su más mínima expresión, como puede ser el mal uso de la bibliografía, se realiza con elevadísima fre-cuencia. (R): el fraude siempre busca una renta-bilidad, un rédito de cara a ob-tener algo material (como una beca o una subvención) o algo más intangible (como la gloria o el reconocimiento). Es de (A) amplia realización, pues no hay actividad humana en el que no se produzca, y (U) univer-sal, pues todas las escalas de la producción intelectual pueden estar implicadas, desde el sabio o científico hasta las empresas e instituciones en la que éstos tra-bajan. Además, es (D) difícil de detectar en la mayoría de las ocasiones, aunque por suerte lo es mucho más en aquellos casos en los que el fraude es de poca importancia (no co-tejar una bibliografía o copiarla directamente)

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te podemos hablar de fraude Sin embargo, al-gunos caos de plagio a terceras personas no sólo son fraude sino son casi cómicos. En un artículo muy sesudo sobre el fraude científico los autores plagiaron un párrafo entero de otra publicación de divulgación (Mundo Científico) aparecida más de veinte años antes (4).Tanto la publicación sumatoria de casos, que

para ser considerada fraude debe obviar el citar la publicación previa y el comentario de que se han añadido unos casos más, como la denominada publicación en salami, esto es, publi-car en pequeñas dosis un estudio ma-yor, también son objeto de discusión sobre la verdadera naturaleza del fraude. Cuando es fraude y cuando no que un extenso programa de in-vestigación se desmenuce en varios artículos depende más de la concien-

cia de cada uno que otra cosa. No voy a caer en otro error como sería autocitarse innecesaria-mente, por lo que no transcribo la bibliografía, pero yo mismo trocee la tesis doctoral en cuatro artículos, hecho que para mí conciencia no fue fraudulento.La publicación en varias revistas del mismo ar-tículo por los mismos o diferentes autores (una tu, una yo) también se considera fraude si bien depende más de la editorial que otra cosa. Si la empresa editora lo publica en tres revista distintas, legalmente no lo es pero científicamente creo que sí. Un ejemplo lo tenemos en un documen-to de consenso sobre HBP que, pala-bra tras palabra, es publicado en tres revistas de la misma editorial por los mismos autores en diferente orden (5-7), lo que colisiona, entre otros aspectos, con el propio concepto de autoría.Los fraudes con trasfondo meramente comer-cial, como el caso del urólogo estadounidense Oesteriling acusado de divulgar información ses-gada ocultando ser poseedor de mas de 13000 acciones de una empresa comercializadora del TUNA, o el plagio y robo de una patente tomada de un artículo mandado a considerar y que no vió la luz (Nature) no son más que la punta del iceberg.Los fraudes más conocidos, los que salen en la prensa generalista, suelen llevar aparejada la invención pura y dura de datos o resultados. Famoso caso fue el del ratón trasplantado de

De la clasificación precedente, lo primero que hay que señalar es que no todos estaríamos de acuer-do con llamarlo fraude y algunos puntos son discutibles. El tema de la publicidad es cuando menos controvertida. Una publicidad engañosa basándose o apoyándose en datos científicos es una forma indudable de fraude. Decir que una intervención quirúrgica tiene un 0% de trasfusio-nes y 0% de complicaciones, es fraude. (2).Cuando nos adentramos en el mundo editorial, que es donde se produce con más frecuencia el típico fraude, tenemos que tener muy en cuen-ta al editor y a los revisores. En ocasiones el re-visor avisa de que el artículo no le parece bien orientado, pero el editor sigue adelante (expe-riencia personal en revisión del Int J UroToday). Por otra parte, los correctores también tienen su responsabilidad. Así, en un artículo de Ayuso et al publicado en Actas Urológicas Españolas (3) se han colado repeticiones tediosas de bibliografía que desbarata el tipo de puntuación del factor de impacto. Y es éste, el tema de la bibliografía donde se produce el mayor número de fraudes (aunque la palabra pueda sonar un tanto exage-rada). Es cierto que se comenten errores involun-tarios pero también es muy común no cotejar las fuentes, incluir referencias bajadas por internet directamente o simplemente copiadas. También el autoplagio debería ser tenido en cuenta. Es frecuente que párrafos enteros se co-pien de un artículo a otro, máxime cuando son tipo revisión. Cuando es fraude y cuando no, es discutible pues el autor es el mismo explicando lo mismo o algo muy similar y por tanto difícilmen-

piel en el que se pilló in fraganti al investigador coloreando la piel del ratón (Summerlin, 1974) o el ultimo, y muy famoso por las posibles con-secuencias que hubiera tenido de ser verdad, el caso de Woo Suk Hwang, investigador surco-reano quien dijo haber logrado la obtención de células germinales de las tres capas (endo ecto y mesodérmicas) tras haber introducido en óvulos humanos enucleados el núcleo de células somá-ticas de un sujeto distinto al óvulo, lo que abría un enorme y espectacular campo al desarrollo de tejidos humanos para trasplante (Science marzo de 2004 y junio de 2005) y que en enero de 2006 se supo era un fraude con invención de datos y resultados.Podríamos seguir aportando ejemplos de fraude y ascender en el grado de complicación pero el culmen estaría en un caso en el que se pudo lle-gar hasta el asesinato por activa o por pasiva.. D. Shelton, historiador neozelandés, denunció en 2009 en el Journal of the Royal Society of Medicine que William Hunter y William Smellie habrían estados relacionados con el probable asesinato de cerca de 40 mujeres entre 1750 y 1774 para sus atlas de fetos a término. Hoy día siguen considerándose uno de los mejores atlas jamás elaborados

18 Falsedad personalidad 19 Intrusismo 20 Fraude instituciones 21 Compra de voluntades 22 Secuelas criminales 23 Crimen

Bibliografia:(1) How many scientits fabricate and falsify reserach? A systematic review and meta-analysis of survey data. Fanelli D. PloS ONE, 2009

(2) La Vanguardia, mayo y octubre de 2011

(3) Ayuso et al. Trasplante renal de donante vivo: evaluación de los candidatos mediante TAC helicoidal. Actas Urol Esp 2006, 30: 145

(4) Schulz y Katlme. Los fraudes científicos. Rev Iberoamericana de Polímeros, 2003, 40.

(5) Molero et al. Criterios de derivación en hiperplasia benigna de próstata para atención primaria. Aten Primaria. 2010;42:36

(6) Castiñeiras et al. Criterios de derivación en hiperplasia benigna de próstata. Actas Urol Esp. 2010, 34:24

(7) Brenes et al. Criterios de derivación en hiperplasia benigna de próstata para atención primaria. Semergen. 2010,36:16.

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