El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para...

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El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo Resumen Ejecutivo

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El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo

Resumen Ejecutivo

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

1 Información estadística CEPAL, PIB 2014 en dólares corrientes. La distribución de la población a 2015 es como sigue: México 56.1%, Colombia 21.7%, Perú 14.1%, y Chile 8.1%. La distribución del PIB regional es como sigue: México 60.7%, Colombia 17.7%, Chile 12.1%, y Perú 9.5%.

2 En este informe, productividad es una palabra clave. En el anexo metodológico, que se puede consultar en línea, se explica el modelo de crecimiento utilizado para elaborar el escenario base 2016-2035 para los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico, que está fundamentado en el concepto de “productividad multi-factorial” (PMF). Aquí basta con tener una idea básica, más intuitiva del significado del término: Productividad se refiere a “trabajar con mayor inteligencia” y no a “trabajar más duro”: refleja nuestra habilidad para generar más producto mediante una mejor combinación de insumos, gracias a nuevas ideas, innovaciones tecnológicas y nuevos modelos de negocios. Véase OECD (2015), “The Future of Productivity”, Nota conjunta de política elaborada por el Departamento de Economía y el Directorio de Ciencia, Tecnología e Innovación, julio 2015.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

3 Y dado el alejamiento histórico que ha prevalecido entre estos países en materia de cooperación e intercambio económico, particularmente entre los tres sudamericanos y México, la dimensión del reto consiste en aprender a trabajar juntos.

4 El TPP reúne a 12 países, 5 del Continente Americano (Canadá, Estados Unidos, México, Perú y Chile) y 7 de la región de Asia-Pacífico (Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Vietnam, Singapur y Brunei Darussalam. El TTIP se está negociando entre Estados Unidos y la Unión Europea. Y el RCEP incluye a los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) y sus 6 principales socios regionales (China, Japón, Corea del Sur, India, Australia y Nueva Zelanda.

5 Chile, México y Perú ya son miembros del TPP, pero falta Colombia.

6 Fondo Monetario Internacional; Latin American Indicators 1980-2020 database.

7 El escenario de línea de base para los países de la Alianza del Pacífico fue preparado por el Pardee Institute for International Futures de la Universidad de Denver.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

1El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen EjecutivoPwC

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

8 Conforme a la clasificación que realiza el Banco Mundial.

9 Habría que recordar que la adición de valor que haga un país de la región a un producto específico se puede sumar con la adición de valor que hagan los otros países para conformar un contenido regional sujeto a trato preferencial. Como lo ha expresado ya el director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) hasta agosto de 2013, Pascal Lamy, más del 50% del comercio mundial no petrolero consiste en bienes intermedios, indicativos de producción transfronteriza y, por ende, de cadenas de valor regionales y globales. Véase Reflexiones sobre la política comercial internacional de México 2006-2012; Beatriz Leycegui, coordinadora; ITAM y Secretaría de Economía, 2012.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

2PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Línea base

Escenario alternativo de crecimiento

2015 2035

5.2%

Escenario de la ambición

Escenario de crecimiento alternativo impulsado por el proceso de integración e iniciativas sectoriales disruptivas

Las cuatro economías cosechan los beneficios de la integración regional facilitada por el acceso a un mayor mercado, la adición de valor y la innovación

Ambición de crecimiento económico1

Fuente: PwC - Elaboración propia.

3.3%

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

10 Conforme a la definición y cálculo que realiza cada año el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

11 El índice de desempeño ambiental se calcula a partir de 20 indicadores que cubren dos ámbitos principales: la salud ambiental (reducir el estrés sobre la salud humana) y la vitalidad de los ecosistemas (proteger ecosistemas y recursos naturales). La calificación de 178 países y su ranking mundial se elaboran cada dos años por las Universidades de Columbia y Yale, con la colaboración del Foro Económico Mundial.

12 Véase el atlas de la complejidad económica elaborado por el Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard (http://atlas.cid.harvard.edu/ ).

13 El comercio transfronterizo de servicios (y en particular los servicios profesionales) es materia del capítulo 9 del Protocolo Adicional. Los servicios financieros, los servicios marítimos, el comercio electrónico y las telecomunicaciones, se abordan en los capítulos 11 al 14 del Protocolo.

Ref12345

PaísColombiaChileMéxicoPerúSUMA

Exportaciones5.8%4.7%2.4%9.6%3.5%

Importaciones13.1%8.0%0.9%11.9%3.9%

Comercio Total9.5%6.2%1.7%10.7%3.7%

Países miembros de la Alianza del PacíficoParticipación del comercio intra-regional dentro del comercio total de cada país, 2014

Fuente: Elaboración propia con base de datos integrada por SAI, Derecho y Economía, a partir de United Nations Comtrade Database.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

3PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

18 Una de ellas es un buen ejemplo del dinamismo reciente de las empresas denominadas “multilatinas” y de la distribución regional de la cadena de valor. Cuenta con 197 mil hectáreas de plantaciones forestales en cuatro países latinoamericanos; tiene 10 plantas industriales en cinco países de la región, y 340 locales comerciales en once países. Es líder en la producción y comercialización de tableros de fibra y partículas de madera para muebles y arquitectura de interiores en Latinoamérica. De los bosques de Chile produce madera aserrada y residuos, que exporta a México, dónde produce tableros MDF (medium density fiberboard), y está concluyendo una planta nueva para exportar a Estados Unidos. Además de la red de distribuidores que en gran medida son start-ups de pequeños empresarios franquiciatarios, esta compañía está gestionando alianzas estratégicas con empresas muebleras para hacer muebles de diseño, tanto para mercados locales como para exportación (de mueble estilo mexicano a la comunidad hispana en Estados Unidos, por ejemplo).

19 Cabe destacar la utilización del cobre en los paneles solares, como una vía de diversificación de gran potencial.

20 Como podría ser la producción de alimentos congelados, que reflejen la rica gastronomía regional a partir de recetas de los chefs locales de mayor reconocimiento internacional.

21 Entrevista con Franz Meiners, director de ARAUCO en México.

14 América Central ha iniciado ya este proceso de articulación.

15 Los cuatro países de la Alianza del Pacífico cuentan con tratados de libre comercio con Estados Unidos y con la Unión Europea.

16 Un segmento potencial es el denominado information technology outsourcing, y particularmente el desarrollo de software, industria en la cual México ocupa ya el cuarto lugar mundial, con 6 mil millones de dólares de exportaciones, después de la India, China y Filipinas.

17 Consultar en qué consiste esta transformación en curso en el libro de Klaus Schwab, The Fourth Industrial Revolution, Foro Económico Mundial, enero 2016.

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Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

4El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

22 El proceso de integración ha contado con un número creciente de países que han solicitado ser observadores formales y participantes de los eventos organizados por los países miembros. A la fecha hay 42 países observadores.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

5PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Lista de los sectores prioritarios basados en el impacto en la productividad y categorizados en dimensión humana, económica y facilitadora

Humana

Educación

Salud

Económica Facilitadora

Conectividad digitalManufactura de valor agregado

Conectividad física

Servicios financierosMinería

Petróleo y Gas

Electricidad y energías renovables

Fuente: PwC - Elaboración propia.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

PwC 6El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

23 La producción de caña de azúcar es un tema de alta sensibilidad política por su impacto en el empleo e ingreso agrícolas de los países. A futuro, requiere de nuevos mercados frente a la pérdida creciente de participación del azúcar en el mercado de los edulcorantes. Es el único producto que quedó fuera de la negociación del acuerdo de la Alianza del Pacífico.

24 Siguiendo el criterio de la Agencia Internacional de Energía, aquí se consideran energías renovables no convencionales a la solar (térmica y fotovoltáica), la eólica (terrestre y costa afuera), la geotérmica y la proveniente de las mareas.

25 Banco Mundial (2010); Meeting the electricity supply/demand balance in Latin America and the Caribbean; Rigoberto Ariel Yepez-García, Todd M. Johnson y Luis Alberto Andrés; septiembre 2010.

26 Si bien en Chile el crédito interno al sector privado rebasó en porcentaje al PIB del país en 2014, en los otros tres países de ubicó en menos de la mitad de ese indicador. Véase la base de datos de Banco Mundial

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

7PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

27 Estudios de Oxford Economics elaborados para PwC.

28 Los costos logísticos como proporción del valor de los productos se estimaron en un 32% para Perú, 23% para Colombia, 20% para México y 18% para Chile, cuando, comparativa-mente, Estados Unidos se ubicaba en 9.5%. Véase Banco Mundial (2007); Latin America adressing high logistic costs and poor infrastructure for merchandise transportation and trade facilities; Julio A. González, José Luis Guash y Tomás Serebrinsky; agosto 2007.

29 Third-party logistics companies son empresas especializadas en el manejo de las funciones logísticas (transporte, almacenamiento, tramitación aduanera, etc.) de grandes empresas exportadoras e importadoras, en esquema de outsourcing.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

8El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

PwC

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

9PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Capacidadescorporativas

Mentalidad en incrementar valorInnovación, investigación y diseñoDesbloquear estructuras establecidas

Marca determinadaEnfoque en la experiencia del clienteCambio en la calidad y el servicio

Asociaciones tripartitasKnow-how internacionalNuevas habilidades de capital humano

Mentalidad

de crecimiento

e innovación

Asociaciones y recursosno tradicionales

Mod

elos

deop

erac

ione

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xibles

y ad

apta

tivos

Responsab

ilidad,

integrid

ad

y suste

ntabilid

ad

Cliente fortalecido

e informado

Canales no convencionalesModelos de activos ligerosPosibilitar el uso de tecnología

Alineamiento entre la gerencia y la administraciónADN de integridad desde arribaDireccionados por la sustentabilidad y la diversidad

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

10PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

30 App que forma parte de las herramientas desarrolladas dentro del modelo CASALUD, que busca mejorar radicalmente la atención en los centros de salud de primer contacto, y que ha sido creado por el Instituto Carlos Slim de la Salud (ICSS).

31 En una muestra de 59 países, México ocupa el segundo lugar en cuanto al nivel de impunidad; Colombia el tercero y Chile el 14. Véase Índice Global de Impunidad 2015, elaborado por la Universidad de las Américas en Puebla.

32 El costo de la corrupción según la estimación cuantitativa de diversas organizaciones nacionales e internacionales, representa en el caso de México entre el 2% y el 10% del PIB del país. Véase el estudio de María Amparo Casar, México: Anatomía de la Corrupción, CIDE e IMCO, mayo 2015.

33 El costo económico de la violencia se estimó en 24.7% del PIB en Colombia, 12.3% en México y 5.1% en Perú, en el estudio de José Luis Londoño y Rodrigo Guerrero, Violencia en América Latina: Epidemiología y Costos; publicado por el BID en 1999.

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

11PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

12PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

La Alianza del Pacífico es un acuerdo de integración política y económica entre cuatro países latinoamericanos –Chile, Colombia, México y Perú-, que representan en conjunto alrededor de 220 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) del orden de 2 billones de dólares1. Su objetivo es lograr el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas en la región, así como impulsar el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, al tiempo que se transforma en una plataforma para la articulación política y económica, y la integración comercial. Su aspiración es aumentar el bienestar y la inclusión social de la población en la región, así como reducir la desigualdad socioeconómica.

Los países de la Alianza comparten más que el lenguaje y la herencia cultural. También tienen en común una política económica orientada al mercado, de apertura al comercio global, con un manejo sano de las finanzas públicas y baja inflación; así como un sistema democrático enclavado en un Estado de derecho como modelo de gobernanza. La Alianza del Pacífico tiene el potencial de acelerar el crecimiento y fortalecer la estabilidad en la región, poniendo el acento en medidas estratégicas innovadoras dentro de nueve sectores clave de las economías nacionales, que incidan en el aumento de la productividad2, y que puedan ser potenciadas a través del proceso de integración regional, mediante sinergias, intercambio de conocimiento y experiencias, y la asociación empresarial que permita articular cadenas de valor.

A fin de aprovechar este nuevo contexto, los grupos empresariales de la región –grandes y pequeños- deberán adoptar el mantra de “integración para el crecimiento productivo”, que significa que los cuatro países necesitan trabajar juntos en formas más eficientes3. Las empresas deberán trabajar con sus gobiernos en armonizar y simplificar regulaciones. Las multi-latinas y campeones locales habrán de tomar el liderazgo de innovar y mejorar las cadenas de suministro. Las empresas externas a la región construirán un entendimiento de este mercado conjunto y realizarán inversiones estratégicas para participar en él. Emprendedores locales deberán intensificar su papel como agentes de cambio cualitativo en los mercados.

El momento para actuar es ahora, cuando el mundo se está reconfigurando en torno a macro regiones comerciales como la Asociación Transpacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), y la Asociación Económica Regional Amplia (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP).4

No desconocemos la base reducida de intercambio comercial y articulación productiva que existe como punto de partida entre los cuatros países actualmente. Sin embargo, estamos convencidos de que los países miembros actuales y futuros de la Alianza del Pacífico habrán de esforzarse por procurar encontrar los incentivos para trabajar juntos, y también para buscar en forma activa y coordinada, ser incluidos en el TPP5 y en el TTIP, utilizando el mecanismo de diálogo de la Alianza para alinear intereses y formular propuestas comunes. El marco de actuación de la Alianza del Pacífico puede ayudar a conectar y desarrollar cadenas de suministro de Sudamérica con los mercados de América del Norte, a través de las cadenas industriales globales desarrolladas en México, como la electrónica, la automotriz y la aeroespacial. La productividad puede potenciarse a través del comercio: con bienes y servicios más diversificados y complejos.

La demografía regional presentará una reducción en la tasa de dependencia, excepto en Chile. Más población en edad de trabajar, respecto de la población que no trabaja, es una condición favorable para impulsar el crecimiento. De hecho, la región necesita crecer más de lo que se espera conforme al escenario de línea de base de los próximos 20 años. El crecimiento promedio en los últimos veinte años (1995-2015) no ha sido del todo satisfactorio: 4.6% para Perú, 4.1% para Chile, 3.4% para Colombia, y 2.8% para México6. La proyección de crecimiento para el periodo 2016-2035 en un escenario de “business as usual” sigue de cerca el patrón histórico: Perú al 4.3%, Chile al 3.3%, México al 3.2% y Colombia al 2.9%. En conjunto, la región crecería al 3.3% promedio anual.7

Con un tipo de crecimiento como éste, los cuatro países se rezagarán con respecto a sus grupos pares de nivel de ingreso8. Chile se quedará atrás del grupo de alto nivel de ingresos, y se ampliará la brecha entre los otros tres países y el grupo de nivel de ingreso medio-alto. La única manera de alcanzar a sus respectivos grupos consiste en impulsar la productividad en todas las formas posibles.

Ambición de la Alianza del Pacífico

Los cuatro países miembros aspiran a crecer a una tasa suficiente y sostenida que conduzca al mejoramiento gradual y firme del nivel de vida de su población. La ambición de la Alianza del Pacífico consiste en ser un instrumento acelerador del desarrollo para contribuir al logro de esta aspiración.

Para cumplir con ese papel, el proceso de integración se manifestará en tres vertientes principales:

i. La ampliación de los mercados locales para configurar un mercado regional unificado, con reglas, normas y estándares armonizados y facilitación del comercio y la inversión extranjera.

ii. La promoción activa de la estructuración de y la inversión en cadenas productivas regionales, aprovechando las reglas de acumulación de origen.9

iii. El intercambio intenso de conocimiento, experiencias y mejores prácticas en un marco de cooperación entre los actores interesados.

Dicha aceleración deberá permitir crecer en por lo menos dos puntos porcentuales adicionales a la tasa esperada, a fin de que los cuatro países puedan mantener el paso con sus grupos pares de nivel de ingreso, y puedan cerrar la brecha de bienestar que los separa de los países más aventajados.

Este crecimiento más alto puede obtenerse si los cuatro países, sus gobiernos y sector privado, empujan hacia adelante con perseverancia el tipo de acciones innovadoras que se requieren en los sectores clave de la vida económica y social. Estas acciones pueden tener un efecto más profundo dentro del proceso de integración de la Alianza del Pacífico, a través de las tres vertientes antes mencionadas.

La tasa objetivo de crecimiento anual es al menos de 5.2% en promedio regional, con lo cual el PIB prácticamente se triplicaría, de 2.1 billones de dólares en 2015 a 6 billones en 2035. Esta tasa equivale a un crecimiento de dos puntos porcentuales por arriba de lo estimado en el escenario base, con lo cual: Perú crecería al 6.2%, Chile al 5.2%, México al 5.1% y Colombia al 4.9%.

Un mayor crecimiento económico habrá de reflejarse en el desarrollo social y la reducción en la desigualdad, así como en una mayor sustentabilidad ambiental. La ambición de la Alianza del Pacífico en un sentido amplio incluye elevar el índice de desarrollo humano (IDH)10 de los cuatro países a fin de que alcancen el cuartil superior en el ranking mundial (más de 0.80 en la escala de cero a uno), lo cual habrá de reflejarse en una mayor prioridad a los rubros de educación y salud.

Con respecto a la sustentabilidad ambiental, la ambición consiste también en lograr que los cuatro países alcancen el cuartil superior en el ranking del índice de desempeño ambiental (IDA). Si bien se trata de una medición menos conocida que el IDH, es pertinente por el conjunto de fenómenos que abarca.11

Los países miembros de la Alianza del Pacífico, sus gobiernos, empresarios y sociedad civil desean promover esta asociación como símbolo de lo que está bien hecho, expresado en acuerdos de cooperación, en productos y servicios que se intercambian entre ellos y con el mundo, y –aún más importante- que son elaborados conjuntamente, con criterios de competitividad internacional, de inclusión social y comercio justo, y de sustentabilidad ambiental. Esa es la marca de la Alianza del Pacífico a la que aspiran los Presidentes de los cuatro países, los ministros de finanzas, múltiples observadores y analistas, los grupos empresariales y la comunidad toda.

Productividad a través del camino de la integración

La productividad tiene que ver esencialmente con formas más eficientes de utilizar los recursos disponibles. Sus motores son la inversión, la innovación y el conocimiento, y se expresa en bienes y servicios concretos. Productos más diversificados y complejos son una señal de productividad más alta12. Aumentar el valor agregado de su mezcla de exportaciones es una clara prioridad de los países de la Alianza del Pacífico.

El comercio intra-alianza fue superior a los 40 mil millones de dólares en 2014. México participó con el 32%, Colombia con el 26%, Chile con el 21% y Perú con el 20%. Dado el tamaño relativo de las economías, este comercio representó sólo el 1.7% del comercio total de México, el 6.2% para Chile, el 9.5% para Colombia, y el 10.7% en el caso de Perú. En conjunto, el comercio intra-regional significó el 3.7% del comercio exterior total de los cuatro países. Incrementar significativamente este nivel de intercambio es uno de los grandes retos del proceso de integración.

• la articulación de cadenas productivas regionales de la industria silvícola, desde la producción de madera y celulosa en plantaciones forestales y bosques nativos, hasta la producción de tableros, aglomerados, muebles, papel y libros que se está gestando con el liderazgo de empresas chilenas18

• el desarrollo de parques y clústeres de energía renovable no convencional, particularmente eólica y solar19

• la consolidación de una oferta internacional de frutas y verduras de primera calidad a lo largo de todo el año, a partir de las ofertas de productores de la región, coordinados en esquemas de mercadeo comunes; así como la búsqueda de alimentos distintivos de mayor valor agregado20

• el uso de polvos de cobre en el tratamiento de madera para mobiliario de hospitales y centros de salud, aprovechando sus propiedades antimicrobianas21.

Por el tamaño de su mercado interno y su vecindad con Estados Unidos, las cadenas de valor en México se han ubicado en los eslabones finales; mientras que la abundancia relativa de recursos naturales ha posicionado a los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico más cerca de los eslabones iniciales de las cadenas de valor. El reto ahora es que los bienes intermedios que exporten Colombia, Chile y Perú a México tengan mayor valor agregado local e intensidad tecnológica, al tiempo que México logra consolidarse como una plataforma funcional para una exportación diversificada hacia las grandes regiones comerciales del mundo: América del Norte, Europa y Asia-Pacífico.

Educación

El sector educativo debe enfocarse en la innovación y el uso óptimo de los recursos. Su reto central consiste en alcanzar educación de calidad a costos asequibles para los diferentes grupos de población que la requieren: a nivel primario, secundario, terciario, técnico y de capacitación para el trabajo. Para ello, es necesario incidir en diversos ángulos para lograr un mejoramiento integral: de maestros, de escuelas, de infraestructura digital, de metodologías y materiales educativos (desarrollo de contenidos técnicos educativos apropiados para un aprendizaje eficaz). La investigación científica y el desarrollo tecnológico, así como lograr que la gente obtenga empleos bien remunerados, son temas de la mayor importancia. La región puede beneficiarse de la preparación a gran escala de recursos humanos de alta calificación con la ayuda de programas de becas provenientes de los países observadores.22

Electricidad y energías renovables

La energía eléctrica será una plataforma para el crecimiento sostenido de la región de la Alianza del Pacífico gracias a sus precios competitivos, al uso incrementado de energías renovables no convencionales24 en la mezcla de fuentes de energía, y al fortalecimiento de la seguridad en su suministro. Los sistemas nacionales habrán de modernizarse con el desarrollo de las “redes inteligentes”, que elevarán significativamente la eficiencia del servicio, reduciendo al mínimo las pérdidas de energía en la transmisión y distribución, y dando la flexibilidad necesaria para el acceso de diferentes unidades generadoras de energía. Las zonas aisladas deben atenderse con micro-redes de energía solar. La producción concentrada geográficamente de energías renovables no convencionales debe abordarse mediante esquemas de organización empresarial tipo cluster, a fin de facilitar la promoción de proveedores locales y generar condiciones para la convivencia armónica con las comunidades locales. La demanda de energía eléctrica se duplicará en la región entre 2014-2030, abriendo amplias oportunidades para la inversión privada.25 La interconexión eléctrica regional es un imperativo estratégico, desde Chile hasta México, incluyendo Centro América. También es necesaria la investigación científica y el desarrollo tecnológico a escala regional, en esquemas cooperativos de red, particularmente en materia de energías renovables, a fin de aprovechar los grandes potenciales con que se cuenta.

Servicios financieros

Consolidar los sistemas financieros nacionales para que sean verdaderas palancas del desarrollo, es una alta prioridad. Es necesario canalizar una proporción creciente del crédito total al sector privado para su utilización productiva26. En particular, se requiere fortalecer esquemas que faciliten el acceso al crédito y otros servicios financieros de las pequeñas y medianas empresas. Esta será además una vía eficaz para reducir la economía informal. También habrá que innovar en mecanismos e instrumentos que contribuyan a captar el ahorro externo e interno de largo plazo y canalizarlo hacia proyectos de inversión en infraestructura. Un ejemplo representativo ha sido la formación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que articula operativamente las bolsas de valores de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico. Para su plena funcionalidad, aún falta armonizar ciertas regulaciones. En cuanto a la captación del ahorro local y la prestación de servicios financieros a la población, todavía es alta la proporción que no es atendida por el sistema financiero formal.

Conectividad digital

El reto de la conectividad digital es enorme por su velocidad y dimensión. Los cuatro países requieren integrar sus redes nacionales de banda ancha a fin de alcanzar la cobertura universal de servicios de internet a los distintos usuarios, a precios asequibles. Ese es el piso que necesitan los servicios y las industrias manufactureras para modernizarse y continuar innovando, incorporando tecnologías de información y comunicación, a través de modelos digitales disruptivos que utilizan internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, entre otras tendencias. El desarrollo de aplicaciones y contenidos es ya un tema de la mayor importancia. Este elemento y el alfabetismo digital son requisitos indispensables para el aprovechamiento pleno de la oferta de telecomunicaciones. Generar un ecosistema digital regional permitirá dar escala al desarrollo de aplicaciones y contenidos. La interconexión física de la región mediante fibra óptica debe fortalecerse; por ejemplo, aprovechando la interconexión eléctrica de los países, desde México hasta Chile, incluyendo América Central. La regulación debe mantenerse permanentemente actualizada, a fin de garantizar condiciones de competencia equitativa, atraer inversión, disminuir el costo en el despliegue de redes, supervisar la calidad de los servicios, fortalecer la ciber-seguridad y cuidar la neutralidad de la red.

• Enfoque sobre clientes informados y empoderados.- Incluye el desarrollo de marcas propositivas (por ejemplo, la marca “Alianza del Pacífico”); la creación de soluciones a la medida de las necesidades de diferentes tipos de clientes; y la combinación de productos y servicios con altos estándares de calidad para brindar respuestas integrales a las necesidades del cliente (por ejemplo, Rotoplás, que no vende tanques para agua, sino soluciones a la necesidad de disponer de agua potable en múltiples comunidades rurales)

• Modelos de negocios flexibles y adaptables.- Incluye modelos en los que se comparten activos (por ejemplo, mediante outsourcing en ciertos servicios especializados de salud en los que se requieren equipos costosos); modelos en los que se comparten canales de distribución; y modelos basados en la tecnología digital móvil (como la telemedicina y el desarrollo de aplicaciones para el tratamiento de enfermedades con enfoque preventivo; por ejemplo Diabe-diario30 para la diabetes)

• Asociaciones y recursos no tradicionales.- Incluye el fortalecimiento y operación eficiente de esquemas de organización industrial tipo clúster en actividades manufactureras, mineras, de extracción de petróleo y gas, y de producción de energías renovables no convencionales, así como la articulación de acuerdos amplios de alto nivel entre los actores públicos, privados y sociales para definir condiciones de operación y sustentabilidad a largo plazo de una actividad (por ejemplo, la iniciativa chilena Alianza Valor Minero); asociaciones para atraer tecnología e inversión extranjera; y el desarrollo de habilidades y capacidades humanas específicas para atender tareas requeridas en las cadenas de valor de productos y servicios

• Marco mental de innovación y crecimiento.- Incluye la promoción de ecosistemas de innovación que favorezcan el surgimiento de emprendedores y su consolidación; el incremento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la gestión eficiente de proyectos de cierta dimensión en los que intervienen diversas partes interesadas

• Rendición de cuentas, integridad y sustentabilidad.- Incluye el fortalecimiento de la gobernanza corporativa con la inclusión de consejeros independientes que favorezcan una visión de largo plazo; incorporar la integridad como valor fundamental del comportamiento empresarial a todos los niveles, empezando desde arriba; enmarcar las actividades empresariales en criterios relacionados con el combate al cambio climático y el fomento a un desarrollo bajo en carbono.

Papel del gobierno

Desde una óptica institucional, los gobiernos deben hacer más atractivos los ambientes de negocios en sus países. La medición en su desempeño en esta materia, y el ranking mundial correspondiente es elaborado cada año por el Banco Mundial en su clásica publicación Ease of Doing Business. Los cuatro países de la Alianza del Pacífico ocupan los primeros lugares dentro de la región latinoamericana, pero están rezagados en el ranking global frente a las mejores prácticas internacionales. Este análisis se presenta en el material en línea que complementa este documento.

Adicionalmente, en cada uno de los retos sectoriales ya presentados, se menciona cuál debería ser la actuación de los gobiernos.

Aquí sólo se mencionarán dos temas que no se analizan en el cuerpo del documento pero que sin duda gravitarán sobre los resultados que se obtengan, y que son de indudable preocupación generalizada: de los gobiernos, de las empresas, de la sociedad civil. Se trata del binomio impunidad31-corrupción32 y de la violencia exacerbada por el crimen organizado33. Si bien ningún país del mundo está exento de estos fenómenos, en el caso de la región son un obstáculo real e importante para poder crecer y generar bienestar social. Por ello, exhortamos a todos los involucrados a que perseveren en la búsqueda y aplicación de las mejores prácticas en la materia, empezando por el aprendizaje de los casos exitosos que hay en la región misma; por ejemplo, la gestión de la inversión pública en Chile y la transformación de Medellín, Colombia, de una ciudad dominada por carteles de la droga a una ciudad sustentable modelo.

Próximos pasos

Preservando valores comunes y políticas sanas, los países miembros de la Alianza del Pacífico necesitan trabajar en formas innovadoras diferentes, utilizando sus recursos más eficientemente, a fin de aumentar su productividad y despegarse del sendero de bajo crecimiento que parece como un destino inevitable. Y también deben perseverar en sus esfuerzos por trabajar juntos, aprendiendo uno del otro, y potencializando la productividad a través de la sinergia que genera el proceso de integración.

Entonces, los esfuerzos domésticos serán fortalecidos por un mercado común más grande, por el intercambio de experiencias y conocimientos, la atracción incrementada de inversión extranjera directa y cooperación internacional, y la búsqueda de una articulación competitiva de la producción en cadenas de valor regionales que puedan gradualmente mejorar su participación en los mercados mundiales y las cadenas globales de valor.

Es así que exhortamos a todos los interesados en la Alianza del Pacífico a que actúen ahora, a que definan juntos la hoja de ruta que habremos de seguir para hacer frente a los retos y concretar las oportunidades.

El primero de mayo de 2016 iniciará la vida formal de este acuerdo, que desde hace cinco años viene generando resultados. Hacia adelante, la incorporación de nuevos miembros (Costa Rica, Panamá, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, etc.) continuará fortaleciendo el proceso de integración, hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a cristalizar la promesa de lo que puede ser.

Entrevista con la señora Embajadora Socorro Flores, Subsecretaria de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe de México, y miembro del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico

A cinco años de su existencia, la Alianza del Pacífico ha logrado avances sustantivos y concretos, que motivan a sus miembros a profundizar cada vez más su proceso de integración. Hay muchas iniciativas en curso que buscan impulsar la competitividad de los países miembros, fomentar la inversión y las cadenas de valor regionales, y proyectar a la Alianza del Pacífico hacia el mundo, como un mecanismo dinámico, pragmático y al mismo tiempo, con ambición.

Los países observadores son aliados importantes de la Alianza del Pacífico, misma que debe aún perfeccionar sus esquemas de relacionamiento externo y generar la mayor colaboración posible con aquellos países interesados en trabajar con el mecanismo.

En cuanto al número de miembros y adhesiones futuras, con base en su naturaleza incluyente, la Alianza del Pacífico está abierta a aceptar nuevos miembros que estén dispuestos a cumplir con todos y cada uno de los compromisos plasmados en los instrumentos vigentes.

Es difícil saber a ciencia cierta cuantos países se irán sumando al mecanismo o si la Alianza se convertirá en una Comunidad Latinoamericana, ya que si algo caracteriza a América Latina es su pluralidad, pero la vocación integracionista de la Alianza del Pacífico es clara y su compromiso de seguir avanzando con paso firme hacia la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales, se refleja en los hechos.

Uno de los temas sustantivos que se ha estado discutiendo dentro de la Alianza del Pacífico en fechas recientes, es precisamente el futuro de la relación con los cuarenta y dos países que actualmente ostentan la categoría de Estados Observadores. El amplio número de observadores en un mecanismo que carece de un secretariado permanente, genera sin duda retos para una colaboración significativa. Sin embargo, ello no ha impedido la ejecución de proyectos conjuntos (12 finalizados y 8 en ejecución) con 19 países y la Unión Europea.

El carácter de Estado Observador no genera por sí mismo compromisos ni obligaciones de ningún tipo con el mecanismo, ya que es de naturaleza voluntaria. Sin embargo, muchos de estos países han ofrecido de manera generosa su apoyo a la Alianza del Pacífico a través de diversas iniciativas.

Minería

A corto plazo, la actividad minera requiere mejorar su productividad operativa a lo largo de su cadena de suministro, a fin de hacer frente a la caída en los precios internacionales de las materias primas y elevar la eficiencia. Nuevos modelos de gobernanza, con la participación de todas las partes interesadas, están surgiendo en la región, con objeto de generar acuerdos y definir agendas orientadas a dar sustentabilidad de largo plazo al sector minero. En ello, la participación de las comunidades locales y la preservación del medio ambiente son elementos fundamentales. La cooperación entre actores a nivel de las zonas productoras requiere de clústeres como esquemas organizativos, que permitan modernizar la cadena de valor, incluyendo soluciones tecnológicas basadas en conectividad digital, internet y análisis de datos. El fortalecimiento de las empresas proveedoras de servicios técnicos es necesario para que se constituyan también en oferta exportable. La investigación y desarrollo en el sector tiene dos prioridades claras que pueden atenderse mejor con una óptica regional que genera escala e intercambio de experiencias: la búsqueda de soluciones a problemas técnicos específicos como el uso del agua, la mitigación del polvo, los tanques de relave, entre otros; y por otra parte, la diversificación de usos industriales de los minerales para abrir nuevos mercados.

Manufacturas de valor agregado

La proporción de la producción de las industrias manufactureras con respecto a la producción total de los países de la Alianza del Pacífico debe incrementarse, con una clara orientación hacia bienes de mayor intensidad tecnológica. Entre la estructura industrial basada en recursos naturales que caracteriza a Chile, Colombia y Perú, y otra –como la de México- en la que los segmentos dinámicos son de mayor contenido tecnológico, como el de la automotriz y autopartes, el de la electrónica y el aeroespacial, hay oportunidades de complementación a través de la inserción competitiva de proveedores locales en cadenas de valor regionales. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, junto con la formación de recursos humanos calificados en función de clusters industriales especializados, es el camino para ingresar a la cuarta revolución industrial que está modificando el escenario productivo mundial. Las empresas multi-latinas y los campeones locales deben llevar el liderazgo en la organización de sus cadenas de suministro y la responsabilidad corporativa con su entorno.

Aunque el énfasis ha estado en la negociación de bienes, se estima que la región tiene un gran potencial en materia de exportación de servicios. Con base en los acuerdos y lineamientos13 ya contenidos en el Protocolo Adicional, se espera que los países precisen a corto plazo las reglas y criterios específicos para armonizar el tratamiento de ámbitos tan diversos como los servicios profesionales, los servicios de offshoring, los servicios de telecomunicaciones, los servicios de transporte, entre otros.

Frente a los grandes acuerdos macro-regionales en ciernes, la Alianza del Pacífico puede ser el espacio privilegiado para impulsar la articulación productiva regional, de América del Sur con América del Norte14, con miras al comercio transcontinental con Asia y Europa.15 México puede ser el gozne entre las dos regiones, a partir de la búsqueda de una inserción eficiente de Colombia, Chile y Perú en cadenas de valor globales de mayor intensidad tecnológica, como la automotriz, aeroespacial, electrónica y de tecnologías de información y comunicación. Dado el tamaño de las importaciones y exportaciones anuales de México en estas industrias, se considera viable encontrar oportunidades de interés empresarial para iniciar el desarrollo de proveedores locales en los tres países sudamericanos.16 La Alianza del Pacífico puede buscar también la convergencia con otros procesos relevantes de integración regional en Sudamérica; particularmente, con Mercosur.

Otra vertiente consiste en promover la combinación de recursos humanos calificados y financieros escasos en la región para integrar redes de investigación y desarrollo con el mandato explícito de generar alternativas de mayor valor agregado en los recursos naturales como son: la minería –de cobre, metales preciosos y otros-, las energías renovables –solar, eólica y geotérmica-, y derivados de la agricultura, la pesca y acuacultura y los productos forestales. El objetivo es acceder a la cuarta revolución industrial, en sus ámbitos biológico, físico y digital17.

Se requerirá encontrar, a través del diálogo, un balance adecuado entre cooperación y competencia, a fin de que los actores económicos tengan incentivos para trabajar conjuntamente. Se debe fomentar, adicionalmente, el intercambio regional de experiencias, la difusión de casos exitosos y las mejores prácticas, como una manera de aprender más rápido unos de otros. La plataforma de la Alianza del Pacífico puede ser útil para este propósito. Hay, de hecho, procesos en marcha que pueden ser fortalecidos:

Salud

Lograr cobertura universal con servicios de calidad a precios asequibles es el reto fundamental para los países de la Alianza del Pacífico. Ello requerirá usar las tecnologías y soluciones móviles para aumentar la penetración y bajar los costos. Habrá que impulsar cambios en el diseño institucional del sector, para garantizar equidad en los servicios entre los diferentes segmentos de población atendida; facilitar mecanismos que aseguren una adecuada supervisión de la calidad de los servicios; y alcanzar una mayor eficiencia administrativa. Frente a la escasez de recursos humanos de alta calificación y también de recursos financieros, se propone explorar la posibilidad de impulsar una especialización con enfoque regional para alcanzar niveles de excelencia en el tratamiento de ciertas enfermedades relevantes en sitios seleccionados. Un ejemplo sería el cáncer en Chile, la oftalmología y cirugías reconstructivas en Colombia, las enfermedades respiratorias en Perú, y la diabetes y enfermedades cardíacas en México. Otras oportunidades empresariales consisten en: el fortalecimiento del modelo de farmacia con atención médica, la gestión de inventarios para la atención de centros de salud rurales, la logística compartida para hacer más eficiente la distribución de medicamentos e insumos, el desarrollo de la telemedicina, y el turismo de salud. Los actores públicos y privados en este sector se beneficiarían de la comparación entre los modelos de salud de los cuatro países, que permita aprender unos de otros. Algunos temas relevantes para el intercambio de experiencias son: la gestión institucional de riesgos por parte de las “empresas proveedoras de salud”, la homologación de los procesos de acreditación regional de especialistas médicos, así como el financiamiento público suficiente.

La tecnología y los nuevos modelos de negocio y operación están generando numerosas oportunidades de avanzar en este renglón, a través de la banca móvil, basada en el uso de los teléfonos celulares, con ciber-seguridad y a costos razonables. La modernización de las instituciones financieras y el fortalecimiento de sus esquemas de gobernanza corporativa dan solidez a los sistemas financieros de la región. Los bancos centrales autónomos con que cuentan los cuatro países son garantes de la estabilidad monetaria y cambiaria. Las autoridades financieras están además comprometidas con el mantenimiento de condiciones sanas de competencia y con el fortalecimiento de la cooperación regional.

Conectividad física

Se estima que el mercado de infraestructura en los países de la Alianza del Pacífico se duplicará entre 2014 y 2025, alcanzando un monto anual de 200 mil millones de dólares, incluyendo los rubros de servicios (energía eléctrica, telecomunicaciones, gas y agua), transporte, extracción (hidrocarburos y minería), manufacturas (refinación, industria química y metales pesados), y social (salud y educación). Su proporción respecto al PIB de los cuatro países se mantendrá entre un 4 y un 6%.27 Para atender las necesidades de crecimiento deseado, esta inversión debe aumentar significativamente, y ello será posible sólo en un entorno de amplia colaboración entre los sectores público y privado, y de fuerte atracción de ahorro extra-regional. En particular, es necesario ampliar y modernizar la infraestructura y servicios de transporte, a fin de reducir los altos costos logísticos que prevalecen en la región.28 Las instituciones relacionadas con el ciclo de desarrollo de los proyectos de inversión en infraestructura deben mejorar en varios sentidos: asegurando la alineación con las prioridades nacionales de la selección de proyecto dentro de un proceso transparente; armonizando y simplificando en la región las regulaciones sobre licitaciones, contratos y esquemas de financiamiento; y diseñando mecanismos e instrumentos financieros que contribuyan a generar un flujo suficiente de recursos para la continuidad de los proyectos. La logística regional podría beneficiarse de la consolidación de las compañías 3PL29 globales y regionales.

Petróleo y gas

Consolidar a las actividades de petróleo y gas como una industria estratégica a largo plazo requiere de una visión de desarrollo sustentable y de un enfoque de negocios de agregación de valor. Colombia, México y Perú, como países poseedores del recurso natural y productores de hidrocarburos, necesitan incrementar sus reservas probadas en el corto plazo, así como alinear sus políticas con las del cambio climático y las regulaciones ambientales. Pueden producir combustibles más limpios utilizando como complemento la producción local de biocombustibles (particularmente de caña de azúcar)23. A pesar de la condición de bajos precios de los hidrocarburos que prevalecerá en el futuro previsible, surgen nuevas oportunidades y modelos de negocios a lo largo de la cadena de valor, para suministrar tecnología y recursos financieros a la exploración y explotación de crudo y gas; a la fase de transporte, almacenamiento y distribución; y también a la modernización y ampliación de plantas de refinación y petroquímica. El gas habrá de consolidarse como un insumo estratégico, no sólo para la producción más limpia de energía eléctrica, sino también como insumo regional de bajo costo para la producción industrial de mayor escala. En los tres países petroleros hay una base importante de empresas proveedoras locales que podrían beneficiarse de un mayor intercambio de experiencias y conocimientos para consolidar sus respectivos clústeres de proveedores de servicios en la industria upstream.

Para asegurar un debido seguimiento de la colaboración entre la Alianza del Pacífico y los países observadores, los Cancilleres de los países miembros están diseñando una nueva estrategia que ordene y sistematice el trabajo con los Estados Observadores teniendo en cuenta las particularidades de cada país y las prioridades del mecanismo. Esta nueva estrategia será presentada en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico, a realizarse en Chile el próximo mes de julio. Con ello, esperamos que todos los Estados Observadores, y los que se sumen (al menos hay cuatro candidatos más), tengan una mayor certidumbre de la posición proactiva y el compromiso que la Alianza del Pacífico tiene hacia el fortalecimiento de su vinculación con ellos.

La entrada en vigor del Protocolo Adicional el próximo 1º de mayo implicará la desgravación inmediata del 92% de los productos que constituyen el universo arancelario entre nuestros países. Ello dará un impulso importante a nuestro comercio y nos permitirá abrir nuevos esquemas. No es menor que los miembros de la Alianza del Pacífico sean considerados por el Banco Mundial en su informe Doing Business, entre los países con mejor ambiente de negocios.

En el corto plazo seguiremos perfeccionando nuestros esquemas de libre movilidad de personas -pilar esencial para multiplicar el comercio, la inversión y el turismo-; los programas de cooperación en el ámbito académico -como es el caso de la plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica- e impulsando la educación dual, la innovación y el fortalecimiento de las PYMES.

Y hablando de PYMES, debo destacar que para la Alianza del Pacífico la concesión de créditos, así como la facilitación al acceso de capital y una estrategia integral orientada a alentar el emprendimiento e internacionalización de los pequeños y medianos empresarios es fundamental. Hemos puesto un gran énfasis en el fortalecimiento de las PYMES dentro de las cadenas globales de valor porque son una fuente importante de empleo en la región, cuyo desarrollo se traduce directamente en beneficio de nuestros ciudadanos. Hoy existe un fondo que buscará capitalizar a las PYMES, así como múltiple proyectos de capacitación con los Estados Miembros que han transmitido experiencias y conocimientos a nuestros empresarios.

Otra área que refleja la ambición que tenemos con respecto a la integración a la que aspiramos es el trabajo que venimos realizando en el marco del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que representa el mercado bursátil más grande de América Latina por el número de compañías listadas (780 emisoras con un valor conjunto de más de mil millones de dólares) y por el tamaño de capitalización. Mediante el MILA empresas colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas pueden realizar operaciones e incrementar sus inversiones en el resto de los países.

Hay potencial y fortalezas en muchas áreas más en las que estamos trabajando, como por ejemplo la minería y la pesca, temas que se discuten hoy a nivel técnico. Todas estas acciones, sumadas al potencial que se generará con la puesta en marcha del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, a partir del 1º de mayo de 2016, incrementarán nuestra presencia en el mundo y contribuirán a elevar nuestra competitividad.

Productividad a través del camino sectorial

Si bien el proceso de integración de la Alianza del Pacífico habrá de potenciar la productividad de las actividades económicas de los cuatro países, serán las intervenciones locales estratégicas, públicas y privadas las que incrementen la productividad en primer lugar. Dichas intervenciones se ubican en nueve sectores clave que representan del orden del 50% del PIB de cada país, contienen a las actividades económicas líderes, y que han sido analizados para identificar retos y oportunidades que fomenten la innovación y el crecimiento. Cincuenta y seis áreas específicas de oportunidad para la acción pública y/o privada local, regional y de otros interesados de fuera de la región, se han perfilado en este documento. Les hemos denominado “apuestas estratégicas”.

Para abordar los sectores se clasificaron en desarrollo humano (salud y educación), desarrollo económico (minería, petróleo y gas, manufacturas de valor agregado), y sectores posibilitadores (servicios financieros, energía eléctrica, conectividad física, y conectividad digital). A continuación se resumen sus retos principales.

Papel del sector privado

El pleno aprovechamiento de las oportunidades que se presentarán en la región exige que las empresas y emprendedores desarrollen ciertas capacidades que hemos clasificado en cinco categorías generales, y que se describen con mayor detalle en el contenido en línea que complementa este documento:

Recomendaciones finales

Bienes

Personas

Ideas/Conocimiento

Capital

Servicios

• Impulsar con el liderazgo del sector privado la articulación de cadenas de valor regionales en industrias manufactureras específicas de alto potencial, a partir de la consolidación de clústeres y el desarrollo de proveedores competitivos locales (apoyando PYMES).

• Desarrollar y mantener sistemáticamente actualizado un servicio de información en línea que contenga todos los proyectos de inversión de cierto tamaño (por ejemplo, mayores de 100 millones de dólares) que fueran a ser ejecutados en un horizonte temporal de por lo menos los siguientes tres años, a fin de que los interesados potenciales pudieran identificar oportunidades y preparar con mayor anticipación sus estrategias de participación.

• Desarrollar y mantener en operación un servicio de consulta y asesoría a exportadores e importadores de la región, en línea, en torno a los diferentes regímenes comerciales que se han negociado en la Alianza del Pacífico, en el TPP, en acuerdos bilaterales de cada uno de los cuatro país miembros de la Alianza del Pacífico en tanto pueda afectar a otro miembro de la Alianza, y en acuerdos regionales con la misma consideración.

• Establecer un programa regional de estudios prospectivos, con la participación de las instituciones especializadas y expertos reconocidos de los cuatro países, a fin de generar propuestas de visiones comunes de desarrollo a largo plazo.

• Con miras al mayor aprovechamiento de la participación de los países observadores, promover su agrupación en función de su grado de compromiso con el proceso de integración regional y la propia iniciativa de los países observadores para desarrollar proyectos concretos. Al mismo tiempo, abordar activamente con las contrapartes apropiadas temas prioritarios para la región, como por ejemplo: un programa regional de preparación de recursos humanos de alta calificación y de cuadros técnicos para el trabajo; la participación en un vehículo regional de inversión neutra de capital en proyectos productivos estratégicos y de infraestructura; así como el intercambio de experiencias y conocimiento en ámbitos relevantes para las políticas públicas –como la cobertura universal de salud (casos de Turquía y Corea del Sur) o la agencia supervisora de la calidad de los servicios médicos (Italia)- en los cuales los países observadores cuentan con una trayectoria acreditada de éxito.

• Impulsar el desarrollo de la marca “Alianza del Pacífico” como sinónimo de los acuerdos, productos y servicios de calidad, elaborados con criterios de responsabilidad social y ambiental, y ejemplo de los procesos de integración productiva que pueden darse en la región.

• Impulsar redes regionales de investigación científica y desarrollo tecnológico en formatos de triple hélice, orientados a aportar soluciones a retos concretos de actividades como la energía (por ejemplo, dispositivos para el almacenamiento de la energía solar y eólica, y la producción local de equipos e implementos en clusters de energía solar y eólica), y la minería (por ejemplo, problemas técnicos comunes en los procesos productivos, y nuevos usos potenciales de los minerales).

• Establecer el fondo regional de inversión en infraestructura, como mecanismo de captación de ahorro público y privado, nacional y extranjero, que pueda canalizarse al financiamiento de proyectos de alta prioridad en la región, aprovechando la experiencia regional en materia de banca de desarrollo.

13PwC El futuro de la Alianza del Pacífico: Integración para un crecimiento productivo - Resumen Ejecutivo

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