El Gesto de Las Vanguardias

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El gesto de las vanguardias: Dadá y la revolución del siglo XX “Il faut être absolument moderne” Rimbaud “Ser modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx, ‘todo lo sólido se desvanece en el aire” Marshall Berman “Buscar una explicación a las vanguardias artísticas europeas investigando sólo (...) las mutaciones del gusto es una empresa condenada al fracaso” Mario De Micheli “Rumbbb...... Trrraprrrr rrach...... chaz” César Vallejo Cuando en 1916 Zurich asiste incrédulo al nacimiento del movimiento dadaísta, asiste a la vez a una originalísima forma de entender el mundo que se transformaría, con el tiempo, en signo del siglo que estaba naciendo. Experiencia que integra y funda a un tiempo, Dadá vive y es expresión de la marejada vanguardista que envolvió a Europa en la primera mitad del siglo XX, y que sitúa en las primeras tres décadas del 1900 algunas de las más interesantes y potentes manifestaciones artístico- ideológicas europeas del siglo que se fue. Nacido en pleno desarrollo de la Primera Gran Guerra, el dadaísmo es producto del encuentro de una particular

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El gesto de las vanguardias: Dad y la revolucin del siglo XX

El gesto de las vanguardias: Dad y la revolucin del siglo XX

Il faut tre absolument moderneRimbaudSer modernos es formar parte de un universo en el que,como dijo Marx, todo lo slido se desvanece en el aireMarshall Berman

Buscar una explicacin a las vanguardias artsticas europeas investigando slo (...) las mutaciones del gusto es una empresa condenada al fracasoMario De Micheli

Rumbbb...... Trrraprrrr rrach...... chazCsar VallejoCuando en 1916 Zurich asiste incrdulo al nacimiento del movimiento dadasta, asiste a la vez a una originalsima forma de entender el mundo que se transformara, con el tiempo, en signo del siglo que estaba naciendo.Experiencia que integra y funda a un tiempo, Dad vive y es expresin de la marejada vanguardista que envolvi a Europa en la primera mitad del siglo XX, y que sita en las primeras tres dcadas del 1900 algunas de las ms interesantes y potentes manifestaciones artstico-ideolgicas europeas del siglo que se fue. Nacido en pleno desarrollo de la Primera Gran Guerra, el dadasmo es producto del encuentro de una particular sensibilidad que hall en la Suiza neutral el campo ideal para su desenvolvimiento: llegados all desde los ms diversos rincones de Europa, Zurich se convirti en la capital del antibelicismo intelectual y artstico, a la vez que en el refugio de disidentes y activistas polticos venidos de Rusia, Alemania y otros centros neurlgicos de la nueva etapa revolucionaria que estaba por abrirse en el viejo continente.

Pero entender cmo se fue gestando en ese Zurich del 16 parte del sentido del siglo XX, es algo que involucra algo ms que el lugar y el momento adecuado.

Para el crtico Mario De Micheli, el arte moderno naci de una ruptura con los valores decimonnicos[1], de un quiebre en la unidad espiritual y cultural del siglo XIX. (...) y de la polmica, de la protesta y de la revuelta que estallaron en el interior de tal unidad naci el nuevo arte[2]. Es decir, el fenmeno de las vanguardias se inscribe dentro de una suerte de tradicin de la ruptura, la que en cierto sentido inaugura en la forma en que actualmente la conocemos, al dotar a esta ruptura de una radicalidad indita hasta entonces, a no ser por antecedentes directos como Baudelaire o Rimbaud, los que sin embargo an no le daban a esta radicalidad los niveles de organicidad y sentido poltico-programtico que alcanzaran las vanguardias posteriormente.

Sin embargo, y ms all de la enorme significacin no slo de Dad, sino del conjunto de las vanguardias artsticas en la construccin de un discurso inscrito en la tradicin de la ruptura, nos interesa en primer lugar el dnde se sitan el discurso y la prctica dadasta. Pregunta que, ms all de la retrica, apunta a situar este discurso y esta prctica en relacin a la modernidad.

Es Dad y tal vez por extensin, el conjunto de las prcticas de avant garde- expresin de una modernidad tarda, un ltimo grito de advertencia de la modernidad frente a la despersonalizacin y- paradjicamente- decolectivizacin que se nos vena encima? O fue ms bien un antecedente directo, una suerte de cabeza de playa de lo que conocemos como posmodernidad?

El movimiento Dad entra perfectamente en algunos de los parmetros planteados por Jameson para referirse a las representaciones de lo moderno, al exponer (...) la posicin social del viejo modernismo o, mejor dicho, el apasionado repudio del que fue objeto por parte de la antigua burguesa victoriana y posvictoriana, que percibi sus formas y su ethos alternativamente como repugnantes, disonantes, oscuros, escandalosos, inmorales, subversivos y, en general, antisociales[3]. Representacin bastante sintonizada no slo con cmo las esferas oficiales reciban las provocaciones del dadasmo, sino que y tal vez por ah vaya la cosa- bastante cercana tambin al propio espritu de provocacin que animaba al dadasmo.

Y es tal vez en la contradiccin que hay entre este espritu y encontrar hoy las obras de Marcel Duchamp o Francis Picabia en espacios consagrados del circuito cultural (museos, galeras), que podemos seguir la pista del moderno dadasmo, ya absorbido cooptado incluso en su formalidad esttica- por la pluralidad[4] posmoderna, y por la canonizacin e institucionalizacin acadmica del movimiento modernista en general[5], clave esta ltima en la que Jameson ve una de las razones de la emergencia del posmodernismo.

Desde esta perspectiva, no nos queda ms que aceptar la enorme modernidad del gesto dadasta, as como de su base programtica condensada en sus manifiestos-: la provocacin como estrategia discursiva es, prcticamente, un en s de la modernidad, o al menos de la modernidad tarda de principios del siglo XX.

Y sin embargo, el movimiento dadasta participa tambin de una cierta muerte de la razn, muerte que implica tambin la supuesta muerte del sujeto, punto de partida del pensamiento posmoderno...

Hagamos un pequeo alto, para ver si podemos profundizar en los que seran los aspectos posmodernos desde la ptica de Jameson- de la produccin dadasta. Haciendo referencia a los procesos de creciente aceptacin e integracin de los discursos o formas- estticas rupturistas desde la cultura oficial de la sociedad occidental, Jameson plantea que lo que ha sucedido es que la produccin esttica actual se ha integrado en la produccin de mercancas en general: la frentica urgencia econmica de producir constantemente nuevas oleadas refrescantes de gneros de apariencia cada vez ms novedosa (desde los vestidos hasta los aviones), con cifras de negocios siempre crecientes, asigna una posicin y una funcin estructural cada vez ms fundamental a la innovacin y la experimentacin esttica[6]. Y es en este ltimo punto el de la innovacin y la experimentacin- en el que encontramos, adems, la voz de De Micheli, que suena como un eco ante la definicin de Jameson: As pues, Dada es antiartstico, antiliterario y antipotico. Su voluntad de destruccin tiene un blanco preciso que es, en parte, el mismo blanco del expresionismo; pero sus medios son bastantes ms radicales. Dada est contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lgica, contra la inmovilidad del pensamiento (...). Por tanto, en su rigor negativo tambin est contra el modernismo (...), acusndolos, en ltima instancia, de ser sucedneo de cuanto ha sido destruido o est a punto de serlo, y de ser nuevos puntos de cristalizacin del espritu, el cual nunca debe ser aprisionado en la camisa de fuerza de una regla, aunque sea nueva y distinta[7].

Parte con Dad lo que Jameson identifica como una posicin y una funcin estructural cada vez ms fundamental (de) la innovacin y la experimentacin esttica? La pregunta es legtima s, como parece cada vez ms claro, instalamos a las vanguardias, y al dadasmo en particular, en un escenario de transicin hacia un nuevo paradigma, o hacia la desintegracin de todo paradigma, si se prefiere. La prctica de Dad, altamente iconoclasta, parece en ese sentido todo un adelanto de lo que ms tarde cristalizara en la posmodernidad. Como dice De Micheli, lo que interesa a Dada es ms el gesto que la obra; y el gesto se puede hacer en cualquier direccin de las costumbres, de la poltica, del arte y de las relaciones[8], lo que parece completamente coherente aunque no idntico- a lo planteado por Jameson con respecto a los "Diamonds Dust Shoes" de Andy Warhol, en los que la obra ha sido desplazada por el gesto del fetiche, y donde el contenido ya no es referencial. Como dice Fredric Jameson, No hay en este cuadro nada que suponga el ms mnimo lugar para el espectador; un espectador que se enfrenta a l, al doblar una esquina del pasillo de un museo o de una galera, tan fortuitamente como a un objeto natural inexplicable[9], situacin que no deja de recordarnos los objetos Dad instalados en las paredes del Cabaret Voltaire, que resultaban difcilmente explicables al comn de la gente.Pero haba ah, sin embargo, un dilogo con el contexto. Un dilogo si se quiere incoherente, sustentado en la provocacin y la interpelacin, pero un dilogo al fin; dilogo que si bien no buscaba la comprensin de obra en s, exiga a grandes gritos el crdito del escndalo provocado por el gesto en el espectador el buen burgus, por lo general-. Y es que ah donde las obras de Warhol exudan un impersonal individualismo en serie, el dadasmo fue ante todo una negacin, y por tanto una rebelin. Y la rebelin es, sin lugar a dudas, una de las piedras angulares de lo que nos hemos empeado en rotular como moderno.Dad, al ser expresin de un espacio esttico transitivo, es producto de las contradicciones de este espacio, a las que por si no fuera ya todo suficientemente confuso- se superponen las contradicciones propias de lo moderno: los intelectuales radicales encuentran obstculos radicales: sus ideas y movimientos corren peligro de desvanecerse en el mismo aire moderno que descompone el orden burgus que ellos luchan por superar[10], apreciacin de la que el dadasmo, a pesar del constructo programtico negacionista que desarrolla, no parece escapar, pues debe adivinar su seguro fin en medio del convulso inicio del siglo XX, a pesar de su particularidad esttica, que no hace ms que operar, en definitiva, como una estrategia diferenciadora ms. En ese sentido, vale la pena seguir a Berman cuando plantea que los intelectuales deben reconocer las profundidades de su propia dependencia dependencia tanto econmica como espiritual- del mundo burgus que desprecian, agregando que jams podremos superar esas contradicciones a menos que nos enfrentemos directa y abiertamente a ellas[11], ejercicio que el dadasmo, paradjicamente, no lleva a cabo a travs del despliegue puramente esttico y declamativo, sino que por medio de la accin poltica directa en tanto movimiento como es el caso del ncleo dadasta alemn[12]-, o a travs de la intervencin poltica posterior de sus miembros, que vuelcan sus energas hacia la actividad revolucionaria, una vez terminado el despliegue Dad.

Para decirlo de otro modo, e intentando algn grado de sntesis, el desarrollo y muerte de Dad es la historia en pequeo de un trnsito que an no sabemos si ha acabado; es una de las manifestaciones palpables de esos particulares momentos en que un paradigma comienza a transformarse o derrumbarse, dependiendo de la ptica con que se mire-, para dar paso a una nueva forma de comprender y construir el mundo a partir de un nuevo paradigma. Y las contradicciones por las que pas el dadasmo la bsqueda frentica de todas las vanguardias por encontrarse a s mismas en la tradicin de la ruptura- son las propias de un perodo de transicin, que, como en un espejo visionario, ve reflejado en el arte el devenir de sus pasos futuros.

El absurdo, la negacin, la provocacin como estrategia, son la forma en que Dad digiri en la medida de sus limitaciones- ese tiempo en que todo lo slido se desvanece en el aire.NOTAS________________________[1] De Micheli, Mario. Las vanguardias artsticas del siglo XX, Madrid: Alianza Editorial, 1998.[2] d.[3] Jameson, Fredric. El posmodernismo o la lgica cultural del capitalismo avanzado, Barcelona: Ediciones Paids, 1995.[4] Pluralidad que, por lo dems, slo acepta lo plural. Es decir, una diversidad en lo que lo programticamente no-diverso entendido como lgica confrontacional, ya sea entre clases, grupos de inters, propuestas estticas, etc- es rechazado con un sospechoso hegemonismo ideolgico altamente funcional a las lgicas sistmicas. Obviamente este es un tema que no se puede desarrollar en una nota al pie, pero no parece menor mencionarlo, aunque sea al pasar, dada la importancia que esta lnea de pensamiento posee para entender algunos aspectos de nuestra cotidianeidad.[5] Jameson, Fredric. Op. cit.[6] d.[7] De Micheli, Mario. Op. cit.[8] d.[9] Jameson, Fredric. Op. cit.[10] Berman, Marshall. Todo lo slido se desvanece en el aire, Mxico: Siglo Veintiuno Editores, 1992.[11] d.[12] El caso de los dadastas alemanes a cuyo pas se extendi rpidamente el movimiento nacido en Suiza- es realmente paradigmtico de la relacin que mantendra el movimiento con la poltica, pues casi la totalidad de los integrantes de Dad en Alemania se sumaron a la Liga Espartaquista, participando activamente en los levantamientos que la Liga llev a cabo en Colonia y Berln. Incluso uno de sus miembros, el pintor, poeta y editor dadasta Baargeld fund el Partido Comunista de Renania. De otro lado, en Zurich, Hugo Ball dejara definitivamente la actividad artstica poco despus de la Revolucin de Octubre, para dedicarse casi exclusivamente a la poltica, camino que aos ms tarde tambin seguira el gran maestro de Dad, Tristn Tzara, al convertirse en militante comunista.