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ElgranfrisonarrativodelosEpisodiosNacionalessirviódevehículoaBenitoPérezGaldós(1843-1920)pararecrearenél,novelescamenteengarzada,latotalidad de la compleja vida de los españoles —guerras, política, vidacotidiana, reacciones populares— a lo largo del agitado siglo XIX. EnGERONA,sibien laperipeciadeGabrieldeAraceliprosigueen lamedidaindispensable para tender un puente narrativo entre el episodio anterior,Zaragoza, y el siguiente, Cádiz, el grueso del relato aborda otra gesta desufrimientoyheroísmo,perfectamenteentreveradaconunargumentoenelquenofaltanelamor,elodio,lanotacostumbristaocómica,sobreelfondode la colectiva resistencia gerundense frente al asedio de las tropasfrancesas.

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BenitoPérezGaldós

GeronaEpisodiosNacionales,PrimeraSerie,LibroVII

ePUBv1.0Dbooti16.04.12

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Autor:PérezGaldós,Benito1843-1920Título:GeronaPublicación:Alicante:BibliotecaVirtualMigueldeCervantes,2001Notassobreediciónoriginal:Edicióndigitalbasadaenla2ªed.,Madrid,ImprentayLitografíadeLaGuirnalda,1878.IlustracionesdelosSres.Pellicer,Mélida,Esteban,FerrizySotoapartirdelaedicióndelT.IV,Madrid,AdministracióndeLaGuirnaldayEpisodiosNacionales,1883.

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-Prefacio-

Enelinviernode1809a1810lascosasdeEspañanopodíanandarpeor.LodemenoseraquenosderrotaranenOcañaaloscuatromesesdelacasiindecisavictoriadeTalavera:aúnhabíaalgomásdesastrosoylamentable,yeralatormentademalaspasionesquebramabaentornoalaJuntacentral.SucedíaenSevillaunacosaquenosorprenderáamislectores,si,comocreo,sonespañoles,yesqueallítodosqueríanmandar.Estoesachaqueantiguo,ynoséquétieneparalagentedeestesigloeltalmando,quetrastornalascabezasmássólidas,daprestigioalostontos,arroganciaalosdébiles, almodestoaudaciayalhonradodesvergüenza.Pero sea loquequiera,elloesqueentoncesandabanalagreña,sinatenderalformidableenemigoqueportodaspartesnoscercaba.

Yaqueleraenemigo,lodemásesflordecantueso.Meríoyodeinsurreccionesabsolutistas y republicanas, en tiempos en que el poder central cuenta con grandeselementosparasofocarlas.Aquellonoseparecíaaningunadeestasniñeríasdeahora,pues con las tropas que Napoleón envió a España a fines del año 9 constaba detrescientosmilhombreselejércitoinvasor.Losnuestros,dispersosydesanimados,notenían un general experto que los mandase; faltaban recursos de todas clases,especialmente de dinero, y en esta situación el poder central era un hervidero deintriguillas. Las ambiciones injustificadas, las miserias, la vanidad ridícula, lapequeñez inflándoseparaparecer grande como la ranaquequiso imitar al buey, laintolerancia,elfanatismo,ladoblez,elorgullorodeabanaaquellapobreJunta,queyaen sus postrimerías no sabía a qué santo encomendarse. Bullían en torno a ellapolíticos de pacotilla de la primera hornada que en España tuvimos, generalespigmeosqueno supieronganarbatalla alguna;y aunquehabía tambiénvaronesdeméritoasíenlamiliciacomoenlocivil,estosonoteníanarrojoparasobreponersealostontos,ocarecíandeaquellasprendasdecaráctersinlascuales,enlodegobernar,depocovalenlavirtudyeltalento.

Tuvo la Junta allá porMarzo elmalísimo acuerdo de establecer elConsejo deCastilla, fundiendo en él todos los demás Consejos suprimidos, y cuando estaantiguallaseviodenuevoconvida;cuandoestamáquinaroñosa,inútilygastadaseencontrópuestaotravezenmovimiento,allíeradevercómopretendíagobernarelmundo.LafatuidaddeaquellosconsejerosquetantoadularonaJosénoteníaigual.Desdequeselespusoenjuego,empezaronaintrigarcontraquienleshabíasacadodelolvido,ydecíanquelaJuntaera ilegítima.ValiéndosedeD.FranciscoPalafox,hermanodeldefensordeZaragoza;deMontijo,aquienhemosvistoenalgunaparte,delmarquésde laRomanaydeotrospájaros, llenarondeenredosa laJuntaya lacomisiónejecutiva.Porúltimo,enlaRegencia,últimametamorfosisdeaquelpodertan nacional como desgraciado, también sembraron cizaña los del Consejo. Esta

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pandilleja no era otra cosa que el partido absolutista, que ya empezaba a sacar laoreja; y para que desde el principio se tuviera completa noticia de su existencia,también repartiódinero entre la tropa, fiando sus esperanzas auna sediciónmilitarqueporentoncesquedó frustrada.NadadeestoerayanuevoenEspaña,porqueelmotíndel19deMarzoenAranjuez,deque,simalnorecuerdo,hicemención,obrafuede lamismagente;masno sevalieron sólode la tropa sino tambiéndevarioscuerposfacultativosydistinguidos,comoloslacayos,pinchesymozosdecuadradela regia casa.EnSevilla azuzaron a lo que un gran historiador llama con enérgicoestilolabozalmuchedumbre,yhubofrecuentesserenatasdeberridosypatadasporlascalles;masnopasódeaquí.

Unarmamoralesgrimíanentoncesunoscontraotroslospolíticosmenudos,yerael acusarse mutuamente de malversadores de los caudales públicos, cuyo groserorecurso hacía elmejor efecto en el pueblo. Cuando se disolvió la Junta en Cádiz,hubounregistrodeequipajes,queesdelomásvilybochornosoquecontienenuestramodernahistoria; pero no se encontró nada en lasmaletas de los patriotas, porqueestos,malos o buenos, tontos o discretos, no tenían el alma en los bolsillos, ni latuvieronaunsusinmediatossucesores,añosadelante.

Perdonenustedes,simeocupodeestossainetesdelaepopeya.Loextrañoesquelasmiseriasdelospartidos(puestambiénentonceshabíapartidos,aunquealguienlodude)noimpedíanlacontinuacióndelaguerra,nidebilitabanelformidableempujedelanación,conindependenciadelasvictoriasoderrotasdelejército.Verdadesquelasdiscordiasdearribanohabíancundidoalamasacomúndelpaís,queconservabacierta inocenciasalvajecongrandesviciosynopocasprendaseminentes,porcuyarazón lahomogeneidaddesentimientossobrequesecimentara lanacionalidad,eraaúnpoderosa,yEspaña,hambrienta,desnudaycomidadepulgas,podíacontinuarlalucha.

Cansaría a mis amados lectores si les contara detalladamente mi vida duranteaquelfunestoaño9,quecomenzadoconlasproezasdeZaragoza, terminabaconeldesastredeOcañayladispersióndelejércitoespañol.Porfortunanomeencontréenaquella jornada, pues incorporado al principio del año al ejército del Centro, medestinaron en Agosto a la división del duque del Parque, y asistí a la acción deTamames.PocopuedodecirdeladeTalavera,quenoseaporreferencia,puesel27yel28deJuliomeencontrabaenPuentedelArzobispo,yaunquealgopodríacontardelacampañadelduquedelParque,loomitopornocansaramisamigos.Afindelañoservía en la divisióndeD.FranciscoCopons, que con las deD.TomásZeraín, deLacy y Zayas guardaba el paso de Sierra-Morena, porque ha de saberse que losfranceses,envalentonadoshastalosumoyreforzadosconnuevatropa,sedisponíanainvadir laAndalucía,a losdiezyochomesesde labatalladeBailén, ¡a losdiezyochomeses!Lasfuerzasdequedisponíamosapenasmerecíanelnombredeejército,

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y el del duque deAlburquerque, único que aún se conservaba en buen estado, nopodía tampoco resistirelempujede los francesesvictoriosos,y se retirabahaciaelMediodíaparaprotegerlaresistenciadelpodercentral.

¡Qué situación, amigos míos! Esto pasaba, como he dicho, al poco tiempo deaquellabrillanteyrápidacampañadeJunioyJuliode1808;ylosmismoslugaresqueantesnosvieronvictoriososyllenosdeorgullopresenciabanahoraeltristedesfiledelosdispersosdeOcaña,queacadainstantevolvíanelrostroconinquietud,creyendosentirlaspisadasdeloscaballosdeVíctor,SebastianiyMortier.

—¡Quiénhubieracreído—dijeaAndresilloMarijuán,cuandoalmorzábamosenuna venta deCollado de los Jardines—que habíamos de desandar tan pronto estecamino!AhorameparecequenoparamoshastaCádiz.

—Conpacienciaseganaelcielo—mecontestó—.Yotengotodalaquepuedendar siete meses de bloqueo como el de Gerona. Todavía estoy admirado deencontrarmevivo,Gabriel.Perodime, ¿dóndehasganadoesa charretera? ¿Creerásque yo no soy nada?Digomal porque dentro de la plazame hicieron almodo desargentoyaestashorasnadiemehareconocidomigrado.HaréunareclamaciónalaJunta.

—Yo gané mis grados en Zaragoza — respondí con orgullo— y también teaseguroquealcabodeunañoconservociertadudadesi seréyomismoelqueenaquellosfieroscombatessehalló,osidespuésdemuertomehabré trocadoenotrosujeto.

—Bien dicen que enZaragoza y en el ejército delCentro se dieron los gradoscomoquienechaalmorzadasdetrigoalasgallinas.AmigoGabriel,enEspañanosepremiamásquealostontosyalosquemetenbullasinhacernada.Dime,tenientedealmíbar,¿enZaragozacomistesratonesflacosypedazosdeesterafritoscongrasadeasnoviejo?

Reímede lapregunta,y loscircunstantesdieronbromaaMarijuán,porqueestedesdequesenosuniócercadeAlmadéndelAzogueenlosúltimosdíasdelaño,noshabía venido aturdiendo con el perenne contar de sus privaciones y hambres enGerona.

—Enmimochila—continuóelaragonés—tengoundiariodelsitioqueescribióen laplazaelSr.D.PabloNomdedeu,yos lodaréa leer,paradespertarelapetitocuandoestéisdesganados.Porahoraenmarcha,quemeparecedanordendetomarsoletahaciaabajo.

En efecto, después de una hora de descanso emprendimos el camino hacia elMediodía,yMarijuánrepetíalacanciónconquenosaporreabalosoídosdesdequeleencontramos:

Dígasmetú,Girona

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siten'arrendiràs…Liromlireta.Cómvolsquem'rendescasiEspañanonvolpas.Liromfalagarideta,liromfaliretala.

EnBailénhicimosnoche.¡Quétristeimpresiónprodujoenmílavistadeaquelloscampos,alconsiderarque losatravesábamosdespuésdedejarcasi todaCastillaenpoderdelosfranceses,aquienespocoanteshabíamossojuzgadocontantafortunaenelmismositio!¡Cómoserepresentóenmiimaginaciónloqueallíhabíavistoyoído,laperspectivayelestruendogloriosodelaacción,iluminadaporelardorososoldeJulio!Todoestabafrío,helado,quieto,triste,silencioso,oscuro,yparecíaquesobrelosllanosylasmansascolinasdeBailén,unapesadaeinformesombrasepaseabaaflor del suelo. Visitamos luego Marijuán y yo el palacio de Rumblar, creyendoencontrar allí todavía a la condesa y a su familia, y aunque era ya de noche, nospropusimos penetrar seguros de ser bien recibidos. Cuando dimos los primerosaldabazos en la puerta, contestonos el lejano ladrido de un perro, sin que rumoralguno indicase la presencia de criatura humana en el palacio, lo cual nos hizocomprenderqueestabaabandonado.Insistimos,sinembargo,endargolpes,yalcabooímosunavozquedesdeelpatioconenojadotononosrespondía,mejordicho,nosincrepabaexclamando:

—Allávoy.¡Condenadosmuchachos,quéquerránaestashoras!AbrionosechandosaposyculebrasporsufeabocaeltíoTinaja,antiguoservidor

de la casa (pues no era otro el que a la sazón la guardaba), y luego que nos huboreconocido, desarrugó el ceño, hízonos entrar ofreciéndonos un asiento junto a lalumbre,yallínoscontócómotodalafamiliaconbuenapartedelaservidumbrehabíamarchadoaCádizhuyendodelainvasiónfrancesa.

—MiseñoralacondesadoñaMaríaestabaenquesehabíadequedar—nosdijo—; pero sus primas deMadrid, que llegaron porTodos los Santos, le volvieron lacabezadelrevés.D.Pacotambiénteníamuchomiedo,yentreél,lasprimasylastresseñoritas,todosllorandoymoqueandoenruedo,ablandaronelalmadebroncedelacondesa,obligándolaamarchar.

—¿No ha venido también el Sr. D. Felipe? —pregunté comprendiendo a quépersonassereferíaeltíoTinaja.

—ElSr.D. Felipe no ha venido, porque según dijeron, está con el francés. Suhermana,laseñoramarquesa,esmuyespañola,yhabíandeverustedescómodisputacon su sobrina, que se ríe del Lord y dice que ningún general español vale doscuartos.

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—¿HavenidotambiénD.Diego?—No señor. Pues pocas lágrimas han derramado las niñas, y pocosmares han

corridode losojosde laseñorapor lascalaveradasdedonDiego.Nohayquien lesaque deMadrid, donde se junta con flamasones, anteos, perdularios, gabachos ygentemalaqueletraealretortero.ParecequeyanosecasaconlaseñoritaInés,porcuyarazónmiamaestáquetrina,yelotrodíaellaysusprimashablaronmásdeloregular. D. Paco se puso por medio y echó una arenga en latín. Las señoritasempezarona llorar,yaqueldíaen lamesanadiehablóunapalabra.Noseoíamásruidoqueeldelosdientesmascando,eldelostenedorespicandoenlosplatosyeldelasmoscasqueibanagolosinear.

—¿YcuándosalieronparaCádiz?—Hace cuatro días. Las tres señoritas ibanmuy contentas, y doñaMaríamuy

tristeyensimismada.LamalaconductadelseñordonDiegolatieneenascuasylabuenaseñorasevaacabando.

Nadamásmedijoaquelhombrequemerezcamención,yavariaspreguntasmíashartoprolijaseimpertinentes,nocontestócosaalgunadeprovecho.Despuésquenosofreció parte de su cena, díjonos que podíamos albergarnos en la casa por aquellanoche,ycomolatropasealojabaenelpueblo,nosquedamosallí.Solo,ymientrasMarijuándormía,recorrívariashabitacionesaltasdelacasa,iluminadasnomásqueporlaluna,yunadulceeinexplicableclaridadllenabamialmaduranteaquellamuday solitaria exploración. No hubo mueble que no me dijese alguna cosa, y miimaginación iba poblando de seres conocidos las desiertas salas. La alfombraconservabaamisojosunahuellaindefinible,másbienpensadaquevista;viuncojínque aún no había perdido el hundimiento producido por el brazo que acababa deoprimirlo,yenlosespejoscreívernolahuella,nilasombra,porqueestasvocesnosonpropias,sinounanada,mejordichounvacío,dejadoallíporlaimagenquehabíadesaparecido.

En una habitación que daba a la huerta vi tres camas pequeñas. Dos de ellasparecíacomoqueteníanunlugarfijoenlosdostesterosdederechaeizquierda.Laterceraqueestorbabaelpaso, revelabahabersidopuestaparaunhuéspeddepocosdías. Las tres estaban cubiertas de blanquísimas colchas, bajo las cuales los fríoscolchonesseinflamabansinpesoalguno.Lapiladeaguabenditaestaballenaaúnymojélaspuntasdelosdedos,haciéndomeenlafrentelaseñaldelacruz.Unfuerteescalofrío corrió por mi cuerpo al contacto helado, como si los dedos que habíantomadolasúltimasgotasserozaranconlosmíosenlasuperficiedelagua.Recogídelsuelo una pequeña cinta y unos pedacitos de papel retorcidos, engrasados yperfumados,queindicabanhaberservidoparamoldearlosrizosdeunacabellera.Elsilenciodeaquellugarnomeparecíaelsilenciopropiodeloslugaresdondenohaynadie,sinoaquelqueseproduceenlosintervaloselocuentesdeundiálogo,cuando

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hechalapreguntaelinterlocutormeditapararesponder.Salídeaquellaestancia,ydespuésderecorrerotrasconigualinterés,sintiéndome

al fin cansado, me recosté en un sofá, donde cerca ya del alba me dormíprofundamente.LaluzdeldíaentrabaatorrentesporlasventanasybalconescuandomedespertóAndréscantandosuestribillocatalán:

DígasmetúGironasiten'arrendiràs.

En aquellos días, los últimos del mes de Enero de 1810, ocurrieron las máslamentables desgracias del ejército español. Creeríase que el genio de la guerra,fundamental en nosotros como el eje del alma, nos había faltado, y la lucha fuedesordenadayalaaventura.ElgeneralDesollesatacóenPuertodelReyaladivisiónGirón que se desbandó junto a las Navas de Tolosa, y al mismo tiempo Gazánacometía el paso de Nuradal, mientras Mortier forzaba el de Despeñaperros. ElmariscalVíctorpenetróporTorrecampopara caer sobreMontoro,ySebastianiporMontizón, de modo que la invasión de Andalucía se verificó por cuatro puntosdistintos con estrategia admirable que acabó de desconcertarnos. Verdad es, ysírvanos esto de disculpa, que teníamos por general en jefe a D. Juan Carlos deAreizaga, hombre nulo en el arte de la guerra, y en cuya cabeza no cabían tresdocenasdehombres.Lapericiadealgunosjefessubalternosservíademuypoco,ydesmoralizada la tropa, convencida de su incapacidad para la resistencia, no veíadelantedesínigloria,nihonor,sinoelcómodorefugiodeCórdoba,Sevillaolaislagaditana.ResistenciaformalsólolahallaronlosfrancesesporMontizónentreVentaNueva y Venta Quemada, donde mandaba D. Gaspar Vigodet, el cual después debatirseconmuchoarrojoordenólaretiradaenregla.Ensuma,señoresmíos,dolorosoes decirlo y doloroso es recordarlo; pero es lo cierto que los franceses avanzaronhaciaCórdobacuandonosotrosllorábamosnuestraimpotenciacaminodeSevilla.

¿Y qué podré deciros del espectáculo que nos ofreció esta ciudad amotinada,sometidaa las intrigasdeunafacción tanpequeñacomoaudaz?Debuenagananodiríanada,tragándometodoloqueséyocultandotodoloquevi,paraquesemejantesfealdadesnoentristecieranestoscuadros;peroyalafamahadichocuantohabíaquedecir,ynoporqueyolocalledejarádesaberse,quesienmíconsistiera,aesteyaotroshoyosdenuestrahistorialesecharíatierra,muchatierra.

Es el caso que fugitiva la Central, los conspiradores erigieron allí una juntillasuprema,yazuzadoelpopulacho,noseoíanmásquevivasymueras,olvidándosedel francés que tocaba a las puertas, cual si en el suelo patrio no hubiese másenemigosqueaquellosdesgraciadoscentrales.¡Loqueeslapasiónpolítica,señores!Noconozcopeornimásvilsentimientoqueeste,queimpulsaaodiaralcompatricio

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conmayorvehemenciaquealextranjeroinvasor.Yomeespantabapresenciandolosatropellosverificadoscontraalgunosy lasalvaje invasiónde lascasasdeotros. ¡Ygraciasqueescaparonconvidademanosdeaquellaplebeholgazanaychillona!Enunapalabra,aquelloeradelomásdenigrantequehevistoenmivida,ysi laJuntacentral valía poco, los individuos que en Sevilla y después en Cádiz agujerearon,como inquietos y vividores reptiles, sus fundamentos, no ocupan, a pesar de sumuchobullirydelasdistintasposturasquetomaron,unlugarvisibleenlahistoria.Supequeñezloshacedesaparecerenlasperspectivasdelopasado,ysusnombressineco no despiertan admiración ni encono. Pertenecen a ese vulgo que, con ser tanvulgo,hainfluidoenlosdestinosdelpaísdesdelaprimerarevoluciónacá;gentezuelasin ideal, que se perdería en las muchedumbres como las gotas de lluvia en elOcéano, si la vituperable neutralidad política de los españoles honrados, decentes,entendidosypatriotas,quesonlosmás,nolespermitieraactuarenlavidapública,tratando al país como un objeto de exclusiva pertenencia que se les ha dado paradivertirse.

Pero quiero poner punto en esta materia, que seduce poco mi entendimiento.Continuando nuestra retirada llegamos al Puerto de SantaMaría, donde estuvimosdosdíasconsusnoches,yallífuedondeadquirísobreelformidablecercodeGeronaestupendasnoticias.Debounaexplicaciónamislectores,yvoyadarla.

Miobjetoalcomenzarestaúltimasesión,enqueapaciblementenosencontramos,amados señores míos, fue referir lo mucho y bueno que vi en Cádiz cuando nosrefugiamos allí, después que los franceses penetraron enAndalucía; pero un deberpatrióticomeobligaaaplazarporbrevetiempoesteminaturaldeseo,haciendolugara algunos hechos del sitio deGerona, que contaré también, si bien los contaré deoídas.Unamigodeaquellos tiempos,yquedespués lo fue tambiénmíoenépocasmás bonancibles, me entretuvo durante dos largas noches con la descripción demaravillosashazañasquenodebonipuedopasarensilencio.Aquílaspongo,pues,suspendiendoelcursodemihistoria,quereanudaréenbreve,siDiosmedavidaamíy a ustedes paciencia. Sólo me permito advertir, que he modificado un tanto larelacióndeAndresilloMarijuán, respetandopor supuesto todo lo esencial, pues surudo lenguajeme causaba cierto estorbo al tratar de asociar su historia a lasmías.Hagoestaadvertenciaparaquenosemaravillenalgunosdeencontrarenlaspáginasque siguenobservacionesy frasesypalabras impropiasdeunmuchachosencilloyrústico. Tampoco yo me hubiera expresado así en aquellos tiempos; pero téngasepresente que en la época en que hablo, cuento algo más de ochenta años, vidasuficienteami juicioparaaprenderalgunacosa,adquiriendoasimismounpocodelustreenelmododedecir.

RelacióndeAndresilloMarijuán:

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-I-

YoentréenGeronaaprincipiosdeFebrero,ymealojéencasadeuncerrajerodela calle deCort-Real.A fines deAbril salí con la expedición que fue en busca devíveres a Santa Coloma de Farnés, y a los pocos días de mi regreso, murió aconsecuenciadelasheridasrecibidasenelsegundositioaquelbuenhombrequemehabía dado asilo. Creo que fue el 6 de Mayo, es decir, el mismo día en queaparecieronlosfranceses,cuandoalvolverdelaguardiaenelfuertedelaReinaAna,encontré muerto al Sr. Mongat, rodeado de sus cuatro hijos que llorabanamargamente.

Hablarédeloscuatrohuérfanos,queyaloerancompletamenteporhaberperdidoasumadrealgunosmesesantes.Siseta,ocomosidijéramos,Narcisita,lamayorenedad, tenía pocomás de los veinte, y los tres varoncillos no sumaban entre todosigualnúmerodeaños,puesBadoret[1]apenasllegabaalosdiez,Manalet[2]noteníamás de seis, y Gasparó empezaba a vivir, hallándose en el crepúsculo deldiscernimientoydelapalabra.

Cuando penetré en la casa y vi cuadro tan lastimoso, no pude contener laslágrimas y me puse a llorar con ellos. El Sr. Cristòful Mongat era una excelentepersona,buenpadreypatriotaardiente;peroaunmásqueelrecuerdodelasbuenasprendasdeldifuntomecontristaba la soledadde lascuatrocriaturas.Yo lesamabamucho,ycomomibuenhumoryfrancacondiciónpropendíanaenlazarelalmadeaquellos inocentes con la mía, en algunos meses de trato, Badoret, Manalet yGasparó,sedesvivíanpormí.NohabloaquídeSiseta,porqueparaestateníayounsentimientoextraño,depiedadyadmiracióncompuesto,comoseverámásadelante.Miocupaciónen lacasamientrasvivióelSr.Mongateraenprimer términohablarconestedelascosasdelaguerra,yensegundotérminodivertiraloschicoscontodaclasedejuegos,enseñándoleselejercicioyrepresentandoconellosdetrásdeuncofrelas escenas del ataque, defensa y conquista de una trinchera. Cuando yo iba deguardia,bienaMonjuich[3], biena los reductosdelCondestableodelCabildo, lostres,inclusoGasparó,meseguíanconsendascañasalhombroremedandoconlabocaelsondecajasytrompetasorelinchandoalmododecaballos.

Asociadocordialmenteasudesgracia,lesconsolécomopude,yaldíasiguiente,después que echamos tierra al buen cerrajero, y luego que se retiraron los vecinosfastidiosos que habían ido a hacer pucheros condoliéndose ruidosamente de loshuérfanos,perosindarlesauxilioalguno,toméporlamanoaSiseta,yllevándolaalacocina,ledije:

—Siseta,yatúsabes…Pero antes quiero decir que Siseta era unamuchacha gordita y fresca, que sin

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tener una hermosura deslumbradora, cautivaba mi alma de un modo extraño,haciéndomeolvidaratodaslasdemásmujeresyprincipalmentealaquehabíasidomi novia en la Almunia de Doña Godina. Rosada y redondita, Siseta parecía unamanzana.Noeraesbelta,perotampocorechoncha.Teníamuchagraciaensuandar,yposeyendo bastante soltura e ingenio en la conversación, sabía sin embargoacomodarsealassituaciones,distinguiéndoseporunagrandisposiciónparanoestarnuncafueradesulugar,decuyasprendaspuedecolegirsequeSisetateníatalento.

Puesbien,comoantesindiqué,tomándoleunamano,ledije:—Siseta…Noséquémepasóen la lengua,puescalléunbuenrato,hastaqueal finpude

continuarasí:—Siseta,yatúsabesquevaparacuatromesesqueestoyalojadoentucasa…La muchacha hizo un signo afirmativo, demostrando estar convencida de mi

permanenciaenlacasadurantecuatromeses.—Quierodecir—proseguí—quedurantetantotiempoheestadocomiendodetu

pan, aunque también os he dado elmío.Ahora con lamuerte del Sr.Cristòful, oshabéisquedadohuérfanos.¿Tienenustedestierras,algunacasa,algunarenta?…

—No tenemos nada —me contestó Siseta dirigiendo tristes miradas a loscacharrosdelacocina—.Notenemosnadamásqueloquehayencasa.

—Lasherramientasvalenalgunacosa—dije—masenfinnohayqueapurarse,queDios aprieta, perono ahoga.Aquí está el brazodeAndrésMarijuán. ¿Dejó tupadrealgúndinero?

—Nada—respondió—nohadejadonada.Durantesuenfermedadtrabajabamuypoco.

—Bien,muybien—dijeyo—.Conesopodéisrecibirelplusquenosdanahorayla ración queme toca todos los días.No hay que apurarse.Tú serásmadre de tushermanos,yyoserésupadre,porqueestoydecididoaahorcarmecontigo.Ea,dejarsede lloriqueos;Siseta,yo tequiero.Talvezcreerás túqueyono tengo tierras. ¡Quétonta!SivierasquédosdocenasdecepastengoenlaAlmunia;sivierasquécasa…sólolefaltaeltecho;peroesfácilcomponerla,sinfabricarlatodadenuevo.Conquelodicho,dicho.Encuantoseacabeestesitio,queserácosadedíasaloquepienso,venderás los cachivaches de la herrería, me darán mi licencia, pues también seconcluirá la guerra; pondremos sobre un asno a la señora Siseta con Gasparó yManalet,y tomandoyode lamanoaBadoret,caminaquecaminarás,nos iremosaesebajoAragón,queeslamejortierradelmundo,dondenosestableceremos.

Unavezquedesembuchéestediscurso,volvíaltaller,conobjetodeexaminarlasherramientas, y todo aquel mueblaje me pareció de poquísimo valor. La huérfanadespuésquemeoyera,sindecircosaalguna,púsoseaarreglarlostrastosordenandotodoconhábilmanoyalimpiarelpolvo.Loschicosmerodearonalpunto,corriendo

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precipitadamentea traer suscañas,palosydemásaparatosdeguerra,viéndomeyoobligadoen razóndeestadiligenciaa recomendarlesgranceloenel serviciode lapatria y del rey, pues bien pronto, si los franceses apretaban el cerco, Geronanecesitaría de todos sus hijos, aunde losmás pequeñitos.Por último, después quedurante media hora pusieron armas al hombro y en su lugar, cebaron, cargaron,atacaronehicieronvariasdescargasimaginarias,peroqueretumbabanenelangostotaller, les vi soltar las armas decaído elmarcial ardor, y volver a su hermana conelocuenteexpresiónlosojos.

—¿Qué? —pregunté yo, comprendiendo lo que significaba aquel mudointerrogatorio—.Siseta,¿nohayquécomer?

Sisetadisimulandosuslágrimas,registrabalosnegrosandamiosdeunaalacena,encuyascavernosasprofundidadeslainfelizseempeñabaenveralgunacosa.

—¿Cómoeseso?—dije—.Siseta,nomehabíasdichonada.¿Quémecostaríairalcuartelypedirquemeadelantenlaracióndemañana?…¿Yparaquéquieroyolossietecuartosque tengoahorrados?Nada,hija; esprecisono sólo traer lonecesarioparahoy,sinotambiénprovisionesabundantes,porsiescaseanlosvíveresdentrodelaplaza.Dicenqueahoranosvanadardosrealesdiarios.Yamefiguroloqueharástú con esta riqueza. Pero no es ocasión de detenerme en habladurías, que estosvalientessoldadossemuerendehambre.Tomalossietecuartos:voyalpuntoporlalibreta.

No tardéenvolverconelpan,y tuveelgustodevercomeramishijos (desdeentonces empecé a darles este nombre). Siseta se mantuvo en los límites de unasobriedad excesiva, y mientras duró el festín les hablé de los grandes acopios devíveresqueseestabanhaciendoenGerona,conversaciónqueparecíamuydelagradodelospequeñuelos.EnestoelSr.Nomdedeu,habitantedelpisosuperiordelacasa,pasópordelantedelatiendaendirecciónalportalcontiguo.Saludonosafablementeatodos,ydespuésdedeciralgunaspalabrasdedesconsueloconmotivodelapérdidadelexcelenteseñorMongat,subióasucasa,rogándomequeleacompañara.Yoteníacostumbre de ir todas las mañanas a referirle lo que se decía en los cuerpos deguardia,yestasvisitasteníanparamíeldobleatractivodecontarloquesabíaydeoír las agradablespláticasdelSr.Nomdedeu,hombre conquienno sehablabaunasolavezsinsacaralgunaenseñanzaprovechosa.

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-II-

ElSr.D.PabloNomdedeueramédico.Nopasabadeloscuarentaycincoaños;perolosestudiosopenasdomésticas,paramídesconocidas,habíantrabajadoentalestérminossunaturalezaqueaparentabamuchomásdelmediosiglo.Eraacartonado,enjuto,amarillo,congrancorvaenlaespinadorsal,ylacabezasalpicadadeescasospelosrubiosyblancos,comoyerbaquenacealazareningratatierra.Todoanunciabaen él debilidad y prematura vejez, excepto su mirar penetrante, imagen del almaenérgica y del entendimiento activo. Vivía en apacible medianía, sin lujo, perotambién sin pobreza,muyquerido de sus paisanos, consagrado fuera de casa a losenfermosdelhospital,ydentrodeellaalcuidadodesuhijaúnica,enfermatambiénde doloroso e incurablemal. Para que ustedes acaben de conocer a aquel apaciblesujeto,me falta decirles queNomdedeu era un hombre de gran saber y demuchaamenidadensusabiduría.Todoloobservaba,ynosepermitíaignorarnada,demodoque jamás ha existido hombre que más preguntase. Yo no creí que los sabiospreguntasentonteríasdelasquenoignoraunrústico;peroélmedijovariasvecesquela ciencia de los libros no valdría nada, si no se cursase el doctorado de laconversacióncontodaclasedepersonas.

De su casa poco diré. Era tan humilde como decente. Muchos libros, algunasestampasfrancesasdeanatomía,emparejadasconotrasdesantos,ybastantescuadrosque ostentaban detrás del vidrio innumerables yerbas secas con sendos letrerosmanuscritosalpie.Peroloqueprincipalmenteimpresionabamiánimoalsubiracasadel Sr. Nomdedeu era una criatura tierna y sensible, una belleza consumida ymarchita,una tristevidaque juntoa lapequeñaventanaabiertaalMediodíaqueríaprolongarseabsorbiendolosrayosdelsol.MerefieroaladesgraciadaJosefina,hijadel insigne hombre que he mencionado, la cual, enferma y postrada, se merepresentaba como las flores secas guardadas por el doctor detrás de un vidrio.Josefinahabíasidohermosa;peroperdidosalgunosdesusencantos,otrossehabíansublimado en aquel descendente crepúsculo que iba difundiendo sobre ella lassombrasde lamuerte. Inmóvilenunsillón, suaspectoerapor locomúneldeunaabsoluta indiferencia. Cuando su padre entró conmigo el día a que me refiero,Josefinanorespondióasuscariciasconunasolapalabra.Nomdedeumedijo:

—Suexistenciadeplomoestápendientedeunahebradeseda.Pronunció estas palabras en voz alta y delante de ella, porque Josefina estaba

completamentesorda.—El profundo silencio que la rodea —continuó el padre— es favorable a su

salud, porque siendo sumal un desarrollo excesivo de la sensibilidad, todo lo quedisminuyalasimpresionesexteriores,aumentaráelreposo,aquedebeesalánguidaydecadentevida.Noespero salvarla; y todomi afán consistehoyen embellecer sus

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días,fingiendoquenoshallamosrodeadosdefelicidadesynodepeligros.Desearíallevarla al campo, pero el deber y el patriotismo me obligan a no abandonar elcuidadodelhospital,cuandonosamenazaun tercercerco,queparecevaasermásrigurosoquelosdosprimeros.Diosnossaqueenbien.¿ConquesemurióesepobreSr.Mongat?

—Sí, señor —respondí— y ahí tiene usted cuatro huérfanos desvalidos quepediríanlimosnaporlascallesdeGerona,siyonoestuvieradecididoaquitarmeelpandelabocaparadárselo.

—Dios te premiará tu generosidad. Yo también haré lo que pueda por esosinfelices.Sisetapareceunabuenamuchacha,ysubealgunasvecesaacompañaramihija.Dilequevengamásamenudo,yhoymismoencargaréalaseñoraSumta[4]quelesdéa loshijosdeCristòfulMongat todoloquesobreenlacasa.Perocuéntame,¿qué has oído en el cuerpo de guardia? Antes dime lo que ha ocurrido en esaexpediciónaSantaColomadeFarnés.¿Fuisteallá?

—Sí, señor; mas no nos ocurrió nada de particular. Los franceses se nospresentaronen la tardedel24deAbril;perocomoéramospocos,yno llevábamosporobjetoelbatirnosconellos,sinotraerprovisionesaGerona,luegoquecargamosloscarrosylasmulas,nosvinimosparaacáconD.EnriqueO'Donnell.Loscerdos[5]

dominan toda laSagarra;pero los somatenes leshacenperdermuchagente,yparaabastecerse pasan la pena negra. El general francés Pino mandó hace poco unbatallónaSanMartínenbuscadevíveres.Alllegar,elcoronelpidióalalcaldeparaeldíasiguientedemadrugadaciertonúmeroderacionesdetocino(porqueabundanenaquelpueblolosanimalitosdelavistabaja);ycomoelbatallónestabacansado,dioles boletas de alojamiento, distribuyendo a los soldados en las casas de losvecinos. El alcalde aparentó deseo de servir al señor coronel, y al anochecer elpregonerosaliópor lascallesgritando:«Eixanita lasdotse,cadavehímataràsonporch».

—Ycadavecinomatósufrancés.—Asíparece,señor,yasímelocontaronenelcamino;peronorespondodeque

seaverdad,aunque lagentedeSanMartínescapazdeeso.Luegoquehicieronsumatanza, escondieron armas,morrionesy cuantopudiera descubrirlos; y cuando sepresentóelgeneralPinotratarondeprobarlequeallínohabíaestadonadie.

—Sabes,Andrés—medijoNomdedeu—queesoparececosadecuento.—Séaloono—repuse—conestosyotroscuentosseanimalagente.Loscerdos

están ya sobreGerona, y estamañana les hemos visto en los altos deCosta-Roja.Aquídentronosomosmásquecincomilseiscientoshombres,quenosonbastantesparadefenderlamitaddelosfuertes.Deestoselquenosehacaídoya,esporquenose le ha dado licencia. Si Zaragoza, que tenía dentro de murallas cincuenta milhombres,hacaídoalfinenpoderdelfrancés,¿quévaahacerGeronaconcincomil

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seiscientos?—Ya serán algunosmás—dijoNomdedeupaseándosepor la habitación con la

inquietud nerviosa y retozona que se apoderaba de él hablando de las cosas de laguerra—. Todos los vecinos de Gerona toman las armas, y hoy mismo se estánformandoenelclaustrodeSanFélixlaslistasdelasochocompañíasquecomponenlaCruzadagerundense.Yohequeridoafiliarme;perocomomédico,cuyosserviciosnopuedenreemplazarse,mehandejadofueraconsentimientomío.Tambiénseestáformandohoyelbatallóndeseñoras,dequeescoroneladoñaLucíaFitz-Gerard,¿laconoces?Enverdad te digo, amigoAndrés, que enmediode la penaque causa elconsiderar los desastres que nos amenazan, se alegra uno al ver los belicosospreparativosquetantoenaltecenalvecindariodeestaciudad.

Mientras esto decíamos, expresándonos uno y otro con bastante exaltación,Josefina fijaba en nosotros sus ojos sorprendida y aterrada, y atendía a nuestrosgestos, dando a conocer que los comprendía tan bien como la misma palabra.Advirtiolo su padre y volviéndose a ella, la tranquilizó con ademanes y sonrisascariñosas,diciéndome:

—La pobrecita ha comprendido al instante que estamos hablando de la guerra.Estolecausaunterrorextraordinario.

Laenfermateníadelantedesíenunamesilladepinoungranpliegodepapelconplumaytintero.Laescrituraservíaapadreehijademediodecomunicación.

Nomdedeu,tomandolaplumaescribió:—Hijamía,no tengasmiedo.Hablábamosde lasbandadasdepalomasquevio

ayerAndresilloenPedret.Dicequematótodaslasquequisoyquetetraeráunparestatarde.No,notemas,hijamía,novolveráahabermássitiosenGerona.Sisehaconcluidolaguerra.Puesqué,¿nolosabías?EsasnoticiashatraídoelSr.Andresillo.Verdad que se me había olvidado decírtelo. Estamos en paz. Veremos si mañanapuedes salir a dar un paseo porMercadal. La semana que entra iremos aCastellà.Dice nostramoMansió que están los rosales tan cargados de rosas… ¿Pues y loscerezos?Esteañohabrátantacereza,quenosabremosquéhacerdeella.Hemandadoquepongandoscolmenasmás,yparecequedentrodeunmeslavacatendrásucría.A lagallinapintadase lehapuestounabuenaechaduraconseiso sietehuevosdepata.Dentrodediezdíaslossacaráatodos,ydarágustoveraesafamilia.

Luegoqueestoescribió,volvioseamíelSr.D.Pablo,yprocurandodisimularsuaflicción,medijo:

—Deestemodo lavoyengañando,paraarrancar suánimoa la tristeza.Si ellasupieraquemicasadecampocontodaslasplantasylosanimalitosqueallíteníanoexisteya…Losfrancesesnohandejadopiedrasobrepiedra.¡Pobredemí!Rodeadodedesastres,amenazadocomotodoslosgerundensesdeloshorroresdelaguerra,delhambreydelamiseria,tengoquefingirjuntoaestaniñainfelizunbienestaryuna

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paz que está muy lejos de nosotros, y he de ocultar la amargura de mi corazóndestrozado,mintiendocomounhistrión.Peroasíhadeser.Tengolaconviccióndeque si mi hija llegase a conocer la situación en que nos encontramos y tuvieseconocimiento del bombardeo y de las escaseces que nos amagan, su muerte seríainmediata; y quiero prolongarle la vida todo el tiempoqueme sea posible, porqueconfíoenquesialgúndíaDiosySanNarcisoresuelvenponerfinalasdesgraciasdeesta ciudad, podré salir de Gerona y llevarla a disfrutar la vida del campo, únicamedicinaquelaaliviará.

Josefina al concluir de leer el papel, movió tristemente la cabeza en señal deincredulidad,yluegodijo:

—PuesmarchémonosmañanaaCastellà.—Estesíqueesapuro—medijoNomdedeu,tomandolaplumaparacontestara

suhija—.¿Quélevoyadecir?Perosindetenerseescribió:—Hija mía, ten un poco de paciencia. El tiempo que parece bueno, está muy

malo, ymañana ha de llover.Yo lo conozco por lo que dicenmis libros.Ademástengoquehacerenelhospitaldurantealgunosdías.

Entonces la enferma, que sin duda se fatigaba hablando o no tenía gusto enpronunciarpalabrasquenooía,tomótambiénlapluma,yconrapideznerviosatrazólosiguiente:

—Andrésestabahablandodebatallas.—No, no, corazónmío—repuso el padre, acentuando su negativa con risas y

ademanesfestivos.—¡No,no,señoritaJosefina!—exclaméyoagritos,puesescostumbreinstintiva

alzarlavozdelantedelossordos,aunsabiendoqueestosnopuedenoír.—Precisamente—escribióD.Pablo—ahorameestabadiciendoquelevanadar

licencia, porque ya no se necesitan soldados. Hija mía, esta tarde vendrán aquíalgunosamigosparaquebailenlasardanaytedistraiganunrato.¿Porquénosiguestulectura?

Yluegopusoenmanosdesuhijauntomo,queeralaprimerapartedelQuijote,elcualabrióellapordondeloteníamarcado,comenzandoaleertranquilamente.

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-III-

Nomdedeullevándomejuntoalaventana,medijo:—Laideadelaguerraydelbombardeolecausamuchohorror.Esnaturalqueasí

sea,puestoquedeuna fuerteydolorosa impresióndemiedoproviene sudesordennerviosoylapasióndeánimoquelatieneentanlamentableestado.Enelsegundositio,amigoAndrés,puedodecirqueperdíamiqueridaniña,únicoconsuelomíoenla tierra.Ya sabesque llegoaquí el bárbaroDuhesmeamediadosde Juliodel añopasado,cuandodijoaquellasarrogantespalabras:El24llego,el25laataco,latomoel 26 y el 27 la arraso.Hombre que tales bravatas decía, igualándose aCésar, eraforzosamenteunnecio.Llegóenefecto,yatacó,peronopudotomarniarrasarcosaalguna, como no fuese su propia soberbia, que quedó por tierra ante esos muros.Tenía9.000hombres,yaquídentroapenaspasabande2.000,conlospaisanosquesehabían armado a toda prisa. Duhesme puso cerco a la plaza, y abiertas trincherasentreMonjuichylosfuertesdelEsteyMercadal,el13empezóabombardearnossinpiedad. El 16 intentaron asaltar el Monjuich, pero sí… para ellos estaba. ElregimientodeUltonialodefendía…Perovoyamiobjeto.Comoteibadiciendo,mipobreniñaperdióelsosiego,ysuespanto la teníaenveladedíaydenoche,cuyoestadode excitación, junto con la resistencia a tomar alimento, la puso a punto demorir.Figúratemipenaylademisobrino.PorquehedeadvertirtequeyoteníaunsobrinollamadoAnselmoQuixols,hijodemihermanadoñaMercedes,residenteenLa-Bisbal.

»NosésisabrásquemihermanayyoteníamosconcertadocasaraAnselmoconJosefina, enlace que era muy agradable a entrambos muchachos, porque desdealgunosmesesanteshabíangastadoalgunasmanosdepapel enescribirse cartas,ydíchosemilamorosaspalabrasenhonestolenguaje.Entoncesvivíamosenlacalledela Neu, muy cerca de la plaza. El día 15 habíamos bajado al portal, donde noscreíamos más seguros del bombardeo, y estábamos comiendo en compañía deAnselmo, que por breve rato dejó el servicio para venir a informarse de nuestrasituación. ¡Ay, amigoAndrés! ¡Qué día, quémomento!Una bomba penetró por eltecho,atravesóelpisoalto,yhoradandolastablascayóenelbajo,dondealestallarconhorribleestruendocausóespantososestragos.Anselmoquedómuertoenelactoatravesado el pecho por un casco,mi fámulo fuemortalmente herido, y la señoraSumta también aunque sin gravedad. Yo recibí un golpe, y sólo mi hija quedóaparentementeilesa;pero¡quétrastornoensuorganismo!,¡quédesquiciamiento,quéhorribleperturbaciónensupobrealma!Lahorrendaexplosión,elsúbitopeligro, lamuertedesuprimoyfuturoesposo,aquienrecogimosdelsueloenelmomentodeexpirar,elriesgoquecorríamosconelincendiodelacasahirieroncongolpetanrudosu naturaleza endeble y resentida, que desde entonces mi hija, aquella muchacha

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amable, graciosa y discreta dejó de existir, y en su lugar dejome el cielo estadesvaliday lastimosacriatura,cuyospadecimientosmásmeduelenamíqueaellapropia; esta vida que seme va aniquilando entre el dolor y lamelancolía, sin quenada puede reanimarla. En el primermomento de la catástrofe, Josefina se quedócomosihubieraperdido la razón.Apesardenuestrosesfuerzosporsujetarla,saliócorriendoa lacalle,ysus lamentosdolorososdeteníanalpasajeroycontristabanalinvencible soldado. Seguímosla, y llamándola sin cesar con las palabras máscariñosas, intentábamos llevarlaasitiosegurodondese tranquilizase,peroJosefinano nos oía. En su cerebro agitado por hirviente excitación reinaba el silencioabsoluto.

»Yocreíquenosobreviviríaaaqueltrastorno;pero¡ay,Andresillo!,vivegraciasamis cuidados, ami vigilante y previsor estudio por salvarla.Ha permanecido encamatodoelinvierno.Yavescómoestá.¿Vivirá?¿Alargarásustristesdíashastaelverano?¿PodrásalirdeGeronadentrodealgunosmeses,siresistimoselasedioysevanlosfranceses?¿QuésuertenosdestinaDiosenlosdíasquevienen?¡Pobreniñitamía! Inocente y débil, sufrirá los horrores del sitio tal vezmejor que nosotros losfuertes.Noséquédaríaporqueestasituaciónterminarapronto,permitiéndomesalirunatemporadadecampoconmipobreenfermaPerofigúrateloquediríandemí,siahoraescapasedeGerona.Noloquieropensar.Mellamaríancobardeymalpatriota.En verdad, muchacho, que no sé cuál de estos dos calificativos me lastima más.¡Cobarde omal patriota!No…aquí, Sr. deNomdedeu, señormédico del hospital,aquí,enGerona,alpiedelcañón,con lavendaenunamanoyelbisturíen laotraparacortarpiernas,sacarbalas,vendarllagasyrecetaracalenturientosyapestados.Vengangranadasybombas…Puedequesemueramihija;puedequeladébilluzdeestalamparitaseapague,nosóloporfaltadeaceite,sinoporfaltadeoxígeno;moriráde terror, de consunción física, de hambre; pero ¡qué vamos a hacer! Si Dios lodisponeasí…

Diciendo esto, D. Pablo, vuelto hacia los cristales del balcón, se limpiaba laslágrimasconunpañueloencarnadotangrandecomounabandera.

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-IV-

Por la noche, después de hacer la guardia en la Torre Gironella, volví a mialojamientoymeencontréconunanovedad.Pichotahabíaparido, sí, señores,y lafamilia de que orgullosamente me consideraba jefe, estaba aumentada con trescriaturas,alascualeseraprecisomantener.NosésihehabladoaustedesdePichota,hermosagatapardaconmanchas,aquienlostresmuchachosprofesabanunamorsinlímites.Perdónesemeeldescuidopornohaberlamencionadoantes,yahorasólofaltadecirquealverlostresretoñosquenoshabíaregalado,dijeaSiseta:

—Es preciso que dos de estos caballeritos sean arrojados al Oñá, porque noestamosparamanteneratantagente.Luegoqueacabendemamar,seráprecisounaracióndiariaparaalimentarlos,ydicenquevamosaandarescasos.

—Déjalos, hombre—me respondió—.Dios dará para todos, y si no que se lobusquenellosmismos.No faltaráquécomerenGerona.Loscerdos no semeteránconustedes,yhastameparecequenoseatreveránaasomarlasnaricesporacá.

—¿Quia,quésehandeatrever?—exclaméyocon festiva ironía—.Nos tienenmuchomiedo.SubeconmigoalaTorreGironella,yveráslosmosquitosqueandanallá por Levante y Mediodía. Franceses en San-Medir, Montagut y Costa-Roja,francesesenSanMiguelyenlosÁngeles,yporvariar,francesesenMontelibi,PauyelllanodeSalt.Yaverás,prendamía.Aquísomosseismilquinientoshombresquenobastanparaempezary tenemosunasmurallitas…¡quéobras,válgameDios!Damiedoverlas.Figúratequecuandoloslagartoscorrenporentrelaspiedras,estassemuevenydanunascontraotras.Nosepuedehablarreciojuntoaellas,porqueconelestremecimientodel sonido, secaende su sitio.En fin,yonosé loquevaapasarcuandoabranbateríalosfrancesesyempiecenabombardearnos.

La señora Sumta, ama de gobierno de don PabloNomdedeu, que solía bajar adarnos conversación en sus ratos de ocio, metió su hocico en nuestro diálogo,diciendo:

—TienerazónAndrés.Lasmurallasdelosfuertesparecenunaalmendradahechaconazúcarsinpunto.Midifuntoesposo,quedeDiosgoce,yquehizolacampañadelRosellón contra la República de los cerdos, me decía varias veces: «Si no fueraporqueestáallíSanFernandodeFiguerasconsusmurallasdediamante,yaquílosgerundensesconsuscorazonesdeacero, todas lasplazasdelAmpurdáncaeríanenpoder de cualquier atrevido que pasase la frontera». En fin, lo de menos será lapiedra,contalquehayahombresdepechoyunbuenespañolquesepamandarlos.¿Yquémediceusted,Sr.Andresillo,deeseencanijadogobernadorquenoshanpuesto?

—D.MarianoÁlvarezdeCastro.EstefueelquenoquisoentregaralosfranceseselMonjuichdeBarcelona.Dicenqueeshombredemuchotemple.

—Puesnoloparece—repusolaseñoraSumta—.Cuandonosmandaronacáeste

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sujetoenfebreroylevi,alpuntolodiputéporpocacosa.¡Quésepuedeesperardequiennolevantatantoasídelsuelo!Elotrodíapasójuntoamí,y…créalousted,nomellegaalhombro.EltalD.MarianoÁlvarezdeCastromeserviríadebastón.¿Lehavistoustedlacara?Esamarillocomounpergaminoviejo,yparecequenotienesangre en las venas. ¡Qué hombres los del día! Quien conoció a aquel generalRicardos,quenocabíaporesapuerta,conunpechoyunaespalda…Dabagustoversucararedonditaysuscarrilloscomoclavellinas…

—Señora Sumta —dije riendo—, cuando los generales tengan un oficiosemejantealdelasamasdecría,entoncessepodrárenegardelosqueseanflacosyencanijados.

—No,Andresillo, no digo eso—repuso lamatrona—.Lo que digo es que sinpresencianosepuedemandar.Consideratú:cuandounaveadoñaLucíaFitz-Gerard,coroneladelbatallóndeSantaBárbara;cuandounaveaquellascarnes,aquelandarimponente, dan ganas de correr tras ella amatar franceses. Pero dime, Siseta: ¿noestástúafiliadaenelbatallóndeSantaBárbara?

—Yo,señoraSumta,nosirvoparaeso—repusomifuturaesposa—.Tengomiedoalostiros.

—Esquenosotrasnohacemosfuego,hijamía,almenosmientrasesténvivosloshombres.Llevarmuniciones,socorreralosheridos,daraguaalosartilleros,ysiseofrece,iraquíoallíconunaordendelgeneral;estaseránuestraocupación.Yaleshedichoquecuentenconmigopara todo,para todo,aunqueseapara llevar labanderadel batallón. De veras te digo, Andresillo, que es gran lástima no tener mejoresmurallasyungeneralmenosamarilloyconalgunosdedosmásdetalla.

YomereíadelascosasdelaseñoraSumta,mujertanamablecomoentrometida,y lejos de enojarme sus barrabasadas, nos causaban sumo gusto a Siseta y a mí,mayormentealverqueensusvisitas,elamadegobiernodeD.PabloNomdedeunobajaba nunca sin traer algún condumio para los huérfanos. A eso de las nueve sedespidiópararegresarasualojamiento,yentoncesnosdijo:

—Ya la señorita ha de estar acostada. El señor acaba de entrar, y ahora estaráescribiendo suDiario de todos los días, uno al modo de libro de coro, donde vaapuntando lo que le pasa. ¡Ay!, el amo confía que la niña se curará, y yo, sin sermédico,digoyaseguroquesialargahastaquecaiganlashojas,serámuchoalargar…Ahora estamos empeñados en hacerle creer que la semana que viene iremos aCastellà.Sí,¡buenatemporadadecamponosespera!Bombasymásbombas.Laniñanosehadeenterardenada,yelamodicequeaunqueardalaciudadtodaycaiganapedazos todas las casas, Josefina no lo ha de conocer. Pues digo, si los cerdosaprietanelcercocomosedice,yescaseanlosvíveres…Peroelamotampocoquiereque laniña comprendaque escasean lasvituallas.Si tenemoshambre, capaz esmiseñorD.Pablodecortarseunbrazoyaderezarunguisoteconél,haciendocreerala

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enfermaquetenemosaqueldíapiernadecarnero.Buenova,buenova.Adiós,Siseta,adiós,Andrés.

Cuandonosquedamossolosdijeamifutura,mirandoalosgatillos:—SálvenselostresinfantesdeEspaña.SihayhambreenGeronalacarnedegato

dicenquenoesmala.¡Ay,Sisetademicorazón!¡Cuándonosveremosfueradeestasmurallas!¡Cuándoseacabaráestamalditaguerra!¡Cuándoestaremostúyyoconlosmuchachos,Pichotaysusniños,caminodelaAlmuniadeDoñaGodina!¿EstarádeDiosquenonossentaremosalasombrademisolivosmirandoalasramasparavercómovacuajandolaaceituna?

Hablandode estemodome engolfaba en tristes presagios; peroSiseta, con susobservaciones impregnadasdesentimientocristiano,dabaciertaserenidadcelesteamiespíritu.

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-V-

El13deJunio,sinoestoytrascordado,rompieronlosfranceseselfuegocontralaplaza,despuésdeintimarlarendiciónpormediodeunparlamentario.YoestabaenlaTorre de San Narciso, junto al barranco de Galligans, y oí la contestación de D.Mariano, el cual dijo que recibiría a metrallazos a todo francés que en adelantevolvieseconembajadas.

Estuvieronarrojandobombashastaeldía25,yquisieronasaltarlastorresdeSanLuisySanNarciso,quedestrozaroncompletamente,obligándonosaabandonarlasel19. También se apoderaron del barrio de Pedret, que está sobre la carretera deFrancia,yentoncesdispusoelgobernadorunasalidaparaimpedirquelevantasenallíbaterías. Pero exceptuando la salida y la defensa de aquellas dos torres no hubohechos de armas de gran importancia hasta principios de Julio, cuando los dosejércitos principiaron a disputarse rabiosamente la posesión de Monjuich. Losfrancesesconfiabanenqueconestecastillotendríantodo.¿Creeránustedesquesólohabía dentro del recinto 900 hombres, que mandaba D. Guillermo Nash? Losimperialeshabíanlevantadovariasbaterías,entreellasunaconveintepiezasdegrancalibre,ysincesararrojabanbombasalosdelcastillo,querechazaronlosasaltosconobusescargadosconbalasde fusil.Porcuatrovecesseecharon loscerdosencima,hastaqueenlaúltimadijeron«yanomás»yretiraron,dejandosobreaquellaspeñaslabicocadedosmilhombresentremuertosyheridos.Nopuedoapropiarmeniunaparte mínima de la gloria de esta defensa porque la estuve presenciandotranquilamentedesdelatorreGironella…

EntodoelmesdeJuliosiguieronlosfranceseshaciendoobrasparaaproximarsealaplaza,yviendoquenolapodíantomaravivafuerza,poníansuempeñoenimpedirque nos entraran víveres, de cuyo plan comenzaron a resentirse los ya alarmadosestómagos.

EncasadeSiseta,sinreinarlaabundancia,nosepasabamal,yconloqueyolesllevaba,unidoalosfrecuentesregalosdelseñorD.PabloNomdedeu,ibantirandoloshabitantes todos de la cerrajería. Verdad que yo me quedaba los más de los díasmirandoalcieloparadarlesaelloslomío;peroelmilitarconunbocadoaquíyotroallí semantiene, sostenido tambiénpor el espíritu, que toma su sustancia no sé dedónde. Yo tenía un placer inmenso, al retirarme a descansar unas cuantas horas osimplemente unos cuantos minutos nada más, en ver cómo trabajaba Siseta en sucasa, arreglando por puro instinto y nativo genio doméstico, aquello que no teníaarregloposible.Losplatosrotoseranobjetodeunaescrupulosaydiariarevisión,ylavajilla más perfecta no habría sido puesta con mejor orden ni con tan brillanteaparato.Enlasalacenasdondenohabíanadaquecomer,milchirimbolosdelozaylata, que fueron en sus buenos tiempos bandejas, escudillas, soperas y jarros,

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aguardaban losmanjares a que los destinó el artífice, y losmuebles desvencijadosque apenas servían para arder en una hoguera de invierno, adquirieron inusitadolustreconeltormentodelosdiarioslavatoriosyfriegasaqueladiligentemuchachalossujetaba.

—Mira,prendamía—ledecíayo—semefiguraquenovendráningunavisita.¿Aquéterompeslasmanoscontraesacaobacarcomidayesepinoapolilladoquenosirve ya para nada? Tampoco viene al caso la deslumbradora blancura de esascortinasdesgarradas,ydeesosmanteles,sobreloscuales,pordesgracia,nochorrearálagrasadeningúnpavoasado.

Yo me reía, y hasta aparentaba burlarme de ella; pero entretanto una secretasatisfacción ensanchabami pecho al considerar las eminentes cualidades de la quehabíaelegidoparacompañerademiexistencia.Undía,despuésdehablardeestascosas,subíavisitaralSr.Nomdedeuyencontrelesumamenteinquietoalladodesuhija,queseguíaleyendoelQuijote.

—Andrés—medijodulcificandosufisonomíaparadisimularconlosojosloqueexpresaban las palabras— principian a faltar víveres de unmodo alarmante, y losfrancesesnodejanentrarenlaplazaniunalibradehabichuelas.Yoestoydecididoacomprar todo loquehaya,acualquierprecio,paraquemihijanocarezcadenada;perosilleganafaltarlosalimentosenabsoluto¿quéharé?,hereunidobastantesaves;perodentrodeunpardesemanassemeconcluirán.Laspobresestántanflacasqueda lástima verlas. Amigo, ya sabes que desde hoy empezamos a comer carne decaballo. ¡Bonito porvenir! Álvarez dice que no se rendirá, y ha puesto un bandoamenazandoconlamuertealquehabledecapitulación.Yotampocoquieroquenosrindamos…deningunamanera;pero¿ymihija?¿Cómoesposiblequesunaturalezaresista los apuros de unbloqueo riguroso? ¿Cómopuedevivir sin alimento sanoynutritivo?

Laenfermaarrojóellibrosobrelamesa,yalruidodelgolpevolvioseelpadre,encuyafisonomíavimudarseconlamayorprestezalaexpresióndolorosaenafectadaalegría.

Enaquelmomento trajo laseñoraSumta lacomidade laseñorita,yesta,comovieseunpannegroyduro,loapartódesíconademándesagradable.

Elpadrehizoesfuerzosporreírse,yalpuntoescribiólosiguiente:—¡Qué tonta eres! Este pan no es peor que el de los demás días, sinomucho

mejor.Esnegroporquehemandadoalpanaderoque loamasaseconunamedicinaqueleenviéyqueteharámuchísimoprovecho.

Mientrasella leía,él trinchabaunmediopollo,mejordichounmedioesqueletodepollo,sobrecuyadescarnadaosamentaseestirabaunpellejoamarillo.

—Nosécómolaconvencerédequetienedelanteunbocadoapetitoso—medijocondolorprofundo,perocuidandodeconservarlasonrisaenloslabios—.¡Diosmío,

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nomedesampares!LaseñoraSumtaqueestabadetrásdelsillóndelaenferma,dijoasuamo:—Señor, yo no quería decirlo; pero ello es preciso: de las cinco gallinas que

quedabansehanmuertotres,ydosestánenfermas.—¿Esposible?¡LaSantaVirgennosayude!—exclamóeldoctor,chupandolos

huesosdelpolloparaanimarasuhijaaqueimitaratanmeritoriaabnegación—.¡Conque se hanmuerto! Ya lo esperaba. Dicen que todas las aves del pueblo se estánmuriendo.¿HaidoustedalaplazadelasColesaversihayalgunagallinafrescaygorda?

—Nohaymásquealambres,yalgunoslechuzosquedanasco.—¡Diosmetengadesumano!¿Quévamosahacer?Ydiciendoestochupabay rechupabaunhueso, saboreándolo luegoconvisajes

desatisfacción,paraponderardeestemodoalosojosdelaenfermalaexcelenciadeaquellavianda.PeroJosefina,despuésdeprobarelsecoanimal,apartóelplatodesícon repugnancia. D. Pablo, sin detenerse a escribir, porque en su azoramiento yansiedadfaltábalelapacienciapararecurriratantardomedio,exclamóagritos:

—¿Qué,noloquieres?Puesestáexquisito,delicioso.Algoflaco;peroahoraseusan lospollos flacos.Así loprescribe lahigiene,y losbuenoscocineros jamás teponenenelpucherounavemedianamenteentradaencarnes.

Pero Josefina no oía, como era de esperar, y cerrando los ojos con desaliento,pareció más dispuesta a dormir que a comer. En tanto D. Pablo levantábase, ypaseandoporelcuarto,cruzadaslasmanosyconexpresióndeterrorenlosojos,nosecuidabadedisimularsudesesperación.

—Andrés—medijo—esprecisoquemeayudesabuscaralgoquedaramihija.Gallinas,patos,palomas;¿sehanconcluidoyalasavesdecorralenGerona?

—Todo se ha concluido —afirmó la señora Sumta con oficiosidad—. Estamañana,cuando fuia la formación (puesyopertenezcoa la segundacompañíadelbatallóndeSantaBárbara)todoslosmilitaressequejabandelaescasezdecarnes,ylacoroneladoñaLuisadijoqueprontoseríaprecisocomerratones.

—¡Vayaustedaldemonioconsusbatallonesysuscoronelas! ¡Comeranimalesinmundos!No,mipobreenfermanocarecerádealimentosano.Aver:busquenporahí…pagaréunagallinaapesodeoro.

Luegovolviéndoseamí,medijo:—CuentanqueseesperaunconvoydevíveresenGerona, traídoporelgeneral

Blake. ¿Has oído tú algo de esto?Amíme lo dijo elmismo intendenteD.CarlosBeramendi,aunquetambiénsemanifestóquedudabapudierallegarfelizmenteaquí.Parece que están enOlot con dosmil acémilas, y todo se ha combinado para quesalga de aquí D. Blas de Fournás con alguna fuerza, con objeto de distraer a losfranceses.¡Oh!,siestoocurrieraprontoynosllegaraharinafrescayalgunacarne…

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Si no, dudo que nos escapemos de una horrorosa epidemia, porque los malosalimentos traen consigo mil dolencias que se agravan y se comunican con lainsalubridaddeunrecintoestrechoyllenodeinmundicias.¡Diosmío!Yonoquieronada para mí; me contentaré con tomar en la calle un hueso crudo de los que searrojanalosperros,yroerlo;peroquenofalteamiinocenteydesgraciadaenfermitaunpedazodepande trigoyunahiladecarne…Andrés ¡sivierasquémalos ratospasoenelhospital!Elgobernadorhamandadoquelosmejoresvíveresquequedansedestinen a los soldados y oficiales heridos, lo cualme parecemuy bien dispuesto,porqueelloslomerecentodo.Estamañanaestabarepartiéndoleslacomida.¡Sivierasqué perniles, qué alones, qué pechugas había allí! Tuve intenciones de escurrirbonitamente una mano por entre los platos y pescar un muslo de gallina, parametérmelo con disimulo en el bolsillo de la chupa y traérselo a mi hija. Estuveluchando un largo rato entre el afán que me dominaba y mi conciencia, y al fin,elevandoelpensamientoydiciendo:«Señor,perdónameloquevoyhacer»,medecidía cometer el hurto. Alargué los dedos temblorosos, toqué el plato, y al sentir elcontactodelacarne, laconcienciamediounfuertegritoyaparté lamano;perosemerepresentóelestadolastimosodeminiñayvolvíalasandadas.Yateníaentrelasgarraselmuslo,cuandounoficialheridomevio.Alpuntosentíquelasangresemesubíaalacara,ysoltélapresadiciendo:«Señoroficial,noquedadudaqueesacarneesexcelenteyquelapuedenustedescomersinescrúpulo…».Mevineacasaconlaconciencia tranquila pero con las manos vacías. Y hablando de otra cosa, amigoAndrés,dicenquealfinsetendráquerendirMonjuich.

—Así parece, Sr. D. Pablo. El gobernador ha ofrecido premios y grados a losseiscientos hombres de D. Guillermo Nash; pero con todo, parece que no puedenresistirmástiempo.Losquehaydentrodelcastilloyanosonhombres,puesningunohaquedadoentero,y si se sostienenuna semana, esprecisocreerqueSanNarcisohacehoyunmilagromásprodigiosoqueeldelasmoscas,ocurridoseiscientosañosha.

—Estamañanamedijeronquelosdelcastillonoestányaparafiestas;peroqueelgobernadorSr.Álvarezlesmandaresistirymásresistir,comosifuerandehierrolospobres hombres. Diez y nueve baterías han levantado los franceses contra aquellafortaleza…conque figúrate el sin número de confites que habrán llovido sobre lagentedeD.GuillermoNash.

—Nonecesito figurármelo,Sr.D.Pablo—repuso—que todoeso lo tengomásquevisto,pueslatorreGironelladondeyoestoy,notieneningunavaritadevirtudesparaimpedirquelasbombascaigansobreella.

Laenferma,levantándosedesuasientosinsersentida,seacercóanosotros.—Hijamía—ledijoNomdedeuconsorpresaycariñoapesardelacertezadeno

seroído—tudisposiciónaandarmepruebaqueestásmuchomejor.Unoscuantos

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paseosporlasafuerasdelaciudadtepondríancomonueva.¡Ay,Andrés!—añadiódirigiéndoseamí—,daríadiezañosdemividaporpoderdardiezpaseosconmihijapor el camino de Salt. Por espacio de muchos meses ha permanecido en unapostraciónlastimosa,yahorasunaturaleza,sintiéndoserenacer,buscaelmovimientoyquieresacudirlamortalsomnolencia.

Josefina recorría la habitación con paso ligero, y sus mejillas se tiñeron delevísimocarmín.

—¡Oh,quéalegría!—exclamóD.Pablo—.Entodounañonohasandadotantocomoenestostresminutos.Mira,Andrés,cómoselecoloreaelsemblante.Lasangrecircula, losmiembros adquieren soltura y brío, la apagada pupila brilla con nuevoardor,yunarespiracióncadenciosayenérgicasaledeloprimidopecho.

Diciendoestomiamigoabrazóybesóasuhijaconentusiasmo.—Aquí tienes, insigne Marijuán —prosiguió con júbilo— el resultado de mi

sistema. Todos decían: «El Sr. D. Pablo Nomdedeu, que es tan buen médico, nocuraráasuhija».Yyodigo:«Sí,majaderos,elSr.D.PabloNomdedeu,queesunmalmédico, curará a su hija».Mi hija estámejor,mi hija está buena y con unoscuantosmesesdetemporadaenCastellà…

Laenferma,enefecto,manifestabaalgunaanimación.Alverlasdemostracionesdesupadrehizoyrepitióenérgicossignosquenoentendí.Lafaltadeoídohabíalequitadoelhábitodeexpresarseporlapalabra,adquiriendoconestoinsensiblementela rápidamovilidad facial ymanualde los sordo-mudos.Sólo en casosde apuroycuando no era comprendida, recurría instintivamente a poner en acción la lengua,exprimiendolasideasconciertaoscuridadysiempreconrapidezyescasaarmonía.

—Quierovestirme—dijoagitandoelguardapiés.—¿Paraqué,hijamía?—¿NovamosestatardeaCastellà?Enelpatiodoscaballos…loshevisto.Nomdedeuhizoconlacabezadolorosossignosnegativos.—Esoscaballos—medijo—sonelmíoyeldelvecinoD.Marcos,quevanal

matadero.Josefinacorrióalaventanaquedabaalpatio,volviendoluegoanuestrolado.—Quierosalir…calle—exclamóconvehemencia.—Hijamía—dijoD.Pablo,asociandolossignosalaspalabras—yasabesqueha

llovido.Estánlospisosllenosdefango.Notesentarábien.Tomamibrazoydemosunoscuantospaseos,delasalaalacocinaydelacocinaalasala.

Josefinamostróinmensofastidio,ymiróalacallecondesconsuelo.—Aquítienesungrancompromiso—medijoeldoctor,tirándosedeunmechón

decabellos.Josefinamirandoafueraaltravésdelosvidrios,exclamó:—¡Quéprecioso…elcielo!

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—Esverdad—repusoelpadre—.Pero…másvalequetesientesentusilloncito.¿Porquénotomasalgunacosa?Mira…unodeestosbollitos.

Josefina corrió a su asiento y dejose caer en él, apartando con repugnancia lasgolosinasqueleofrecíasupadre.Luegomoviólacabezaaunladoyotrocerrandolosojos,ypronunciandoestaspalabrasquecaían sobreel corazóndelpadrecomobombasenplazasitiada.

—¡GuerraenGerona!…¡OtravezguerraenGerona!Nomdedeu, sin atreverse a contradecirla habíase sentado junto a ella, y con la

cabezaentrelasmanosllorabacomounchiquillo.

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-VI-

Alosdosdíasdeacontecidoesto,serindióMonjuich.¿Quépodíanhaceraquelloscuatrocientos hombres que habían sido novecientos y que caminaban a no serninguno?El12deAgostolaguarnicióndelcastillosecomponíadeunostrescientosocuatrocientoshombres,sinpiernaslosunos,sinbrazoslosotros.Monjuicheraunmontóndemuertos,ylomásrarodelcasoesqueÁlvarezseempeñabaenqueaúnpodíadefenderse.Queríaquetodosfuesencomoél,esdecir,unhombreparaatacaryunaestatuaparasufrir;masnopodíaserasí,porquedelapastadeD.MarianoDioshabíahechoaD.Mariano,ydespuésdijo:«basta,yanoharemosmás».

Serindióelcastillo,despuésdeclavarlospocoscañonesquequedaronútiles,yporlatardedeaqueldíavimosdesfilaralaquehabíasidoguarnición,marchandolamayorpartealhospital.TodosquisimosveraLucianoAució,eltamborquedespuésdehaberperdidounapiernaenterayverdadera,siguiómuchotiemposeñalandoconredobles la salida de las bombas; pero LucianoAució habíamuerto sacudiendo elparchemientrastuvolosbrazospegadosalcuerpo.Dabalástimaveraaquellagente,yyo ledije aSisetaquehabía idocon los tres chicos a laplazadeSanPedro:—Como estos medios hombres estaré yo dentro de poco, Siseta, porque ya queacabaron con Monjuich, ahora la van a emprender con la torre Gironella, cuyasmurallasnosehancaídoya…porpunto.

Los franceses no esperaron al día siguiente para combatir la ciudad, que se lesvenía a la mano, una vez que tenían la gran fortaleza, y desde la misma nocheempezaronalevantarbateríasportodoslados.Tantaprisasedieronqueenpocosdíasalcanzamosavermuchísimasbocasdefuegoporarriba,porabajo,porlamontañayporel llano,contra lamuralladeSanCristóbalypuertadeFrancia.Elgobernador,que harto conocía la flaqueza de aquellas murallas de mazapán, dispuso que seejecutaranobrascomolasdeZaragoza,cortadurasportodoslados,parapetos,zanjasyespaldonesdetierraenlospuntosmásdébiles.

Lasmujeresy los ancianos trabajaronenesto,yyome llevéa laplazadeSanPedro amis tres chiquillos, quemetíanmucho ruido sin hacer nada. Por la nocheregresaronasucasa,completamenteperdidosdesuciedadyconlosvestidoshechosjirones.

—Aquítetraigoestostrescaballeros—dijeaSiseta—paraquelosrepases.Ella se enojó, viéndoles tan derrotados, y quiso pegarles; pero yo la contuve

diciendo:—Si han ido al trabajo, fue porque así lo ordenó el gobernador D. Mariano

ÁlvarezdeCastro.Sonlostresmuybuenospatriotas,ysinoesporellos,creoquenosehubieraacabadohoylacortaduraquecierraelpasodelacalledelaBarca.¿Ves?EsaarrobadefangoquetieneGasparóenlacabeza,esporquequisometertambién

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susmanosenharina,ysubiendoalparapeto,rodódespuéshastaelfondodelazanja,dedondelesacaronconunaazada.

Sisetaaloíresto,empezóasolfearleenciertaparte,encareciéndoleconenérgicaspalabraslaconvenienciadequenotomaseparteenlasobrasdefortificación.

—¿Vesesteverdugónque tieneManalet enel carrilloyen la sienderecha?—proseguí librando aGasparó de las justicias de su hermana—. Pues fue porque seacercó demasiado al gobernador cuando este iba con el intendente y toda la planamayor a examinar las obras. Estas criaturitas, no contentas con verle de cerca, semetíanenelcorrillo,enredándoseentrelaspiernasdeD.Marianoentérminosquenoledejabanandar.Unayudante lasespantaba;perovolvíancomolasmoscasdeSanNarciso, hasta que al fin, cansados del juego, los oficiales empezaron a repartirbofetones,yunodeelloslecayóenlacaraatuhermanoManalet.

—¡Ay,quéchicosestos!—exclamóSiseta—.Todosdeseanqueseacabeelsitioparapodervivir,yyoquieroqueseacabeparaquehayaescuela.

Entre tanto los tres patriotas volvían a todas partes sus ardientes ojos, en cuyapupilaresplandecíaelrayodeunavigorosayexigentevida;mirabanasuhermanaymemirabanamí, atendiendoprincipalmentea losmovimientosdemismanos,porversimelasllevabaalosbolsillos.

—Siseta —dije— ¿no hay nada que comer? Mira que estos tres capitanesgeneralesmequierentragarconlosojos.Yverdaderamente,cómohandeserviralapatria,sinoselesponealgúnpesoenelcuerpo.

—Nohaynada—dijolamuchachasuspirandotristemente—.Sehaconcluidoloquetútrajistelasemanapasada,yhacedosdíasquelaseñoraSumtanomedalamásmínimahora,porqueparecequearribafaltantambiénlasprovisiones.¿Nostraesalgoestanoche?

Porúnicarespuesta,fijélavistaenelsuelo,ydurantelargoratoguardamostodosprofundosilencio,sinatrevernosamirarnos.Yonollevabanada.

—Siseta—dijealfin—.Laverdad,hoynohetraídocosaalguna.Sabesquenonosdanmásquemediaración,yyohabíatomadoadelantadasdosotresdiciendoqueeran para un enfermo. Esta mañaname dio un compañero un pedazo de pan y…¿paraquénegártelo?…teníatantahambrequemelocomí.

Felizmenteparatodos,bajólaseñoraSumtatrayendoalgunosmendrugosdepanyotrosrestosdecomida.

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-VII-

Asípasabanmuchosdías,yalosmalesocasionadosporelsitio,seunióelrigorde la calorosa estación para hacernos más penosa la vida. Ocupados todos en ladefensa,nadiesecuidabadelosinmundosalbañalesqueseformabanenlascalles,nide los escombros, entre cuyas piedras yacían olvidados cadáveres de hombres yanimales; ni por lo general, la creciente escasez de víveres preocupaba los ánimosmásqueenelmomentopresente.Todoslosdíasseesperabaelanheladosocorroyelsocorro no venía. Llegaban, sí, algunos hombres, que de noche y con grandesdificultadesseescurríandentrodelaplaza;peroningúnconvoydevituallasaparecióen todoelmesdeagosto. ¡Quémes,SantoDios!Nuestravidagiraba sobreunejecuyos dos polos eran batirse y no comer. En las murallas era preciso estarconstantementehaciendofuego,porquesiendoescasalaguarnición,nohabíalugararelevos, además de que el gobernador, como enemigo del descanso, no nos dejabadescabezarunmalsueño.Allínodormíansinolosmuertos.

EstecontinuadotrabajohizoqueduranteaquelmesaciagoestuviesehastaochodíassinveramisqueridosniñosyaSiseta,loscualesmejuzgaronmuerto.Cuandoal fin los vi, casi les fue difícil reconocerme en el primer instante; tal era miextenuaciónydecaimientoacausadelasgrandesvigilias,delhambreyelcontinuobregar.

—Siseta —le dije abrazándola— todavía estoy vivo aunque no lo parezca.Cuando recuerdo el enorme número de compañeros míos que han caído para novolversea levantar,meparecequemipobrecuerpoestá tambiénentre lossuyos,yqueestoquevaconmigoesunafantasma[6]quedarámiedoalagente.¿Cómovaporaquídealimentos?

—Coneldineroquemequedabadeloquetúmedistehemoscompradoalgunacarne de caballo.De arriba nos envían algo, porque la señorita enferma no quierecomerdeestosplatosqueahoraseusan.ElSr.Nomdedeupararáenloco,segúnyoveo,yayerestuvoaquí todoeldía rellenandodepajadospielesdegallina,con locualhacecreerasuhijaqueharecibidoavesfrescasdelaplaza.Despuésledacarnede caballo, y echándole discursos escritos le hace comer unas tajaditas. La señoraSumta salió ayer con su fusil y volvió diciendo que había matado no sé cuántosfranceses. Los tres chicos nome han dejado respirar en estos ocho días. ¿Querráscreerqueayersesubieronaltejadodelacatedral,dondeestánlosdoscañonesquemandóponerelgobernador?Yonosépordóndesubieron,mascreoquefueporlostechos del claustro. Lo que no creerás es que Manalet vino ayer muy orgullosoporquelehabíarozadounabalaelbrazoderecho,haciéndoleunaregularherida,porlocualtraíaunpapelpegadoconsalivaencimadelarozadura.Badoretcojeadeunpie. Yo quiero detener al pequeño; pero siempre se escapa, marchándose con sus

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hermanos, y ayer trajo un pedazo de bomba comomedia taza, llena de granos dearrozquerecogióenmediodelarroyo…Ytú¿quéhasoído?¿EsciertoquevienensocorrosporlapartedeOlot?ElseñorNomdedeunopiensamásqueenesto,yporlasnoches cuando siente algún ruido en las calles, se levantay asomándosepor elventanillodelpatio,dice:«Vecinita,esagentequepasameparecequehahabladodesocorro».

—Loqueyotepuedodecir,Siseta,esqueestanochealamadrugadasalealgunatropa de aquí por la ermita de los Ángeles, y se dice que va a entretener a losfrancesesporunladomientraselconvoyentraporotro.

—Diosquieraquesalgabien.Estodecíamos,cuantosesintiófuerteruidodevocesenlacalle.Abríalpuntola

puerta, y no tardé en encontrar algunos compañeros, que alojados en las casasinmediatas salieron al oír el estruendo de carreras y voces. La señora Sumta sepresentó también a mi vista, fusil al hombro, y con rostro tan placentero cual siviniesedeunafiesta.

—Ya tenemosahí los socorros—dijo lamatrona,descansandoen tierrael fusilconmarcialabandono.

AlpuntoaparecióenlaventanaaltaelbustodelSr.Nomdedeu,quiensinpodercontenersualegríagritaba:

—¡Yahallegadoelsocorro!¡Albricias,pueblogerundense!SeñoraSumta,subausted a informarme de todo. ¿Pero ha entrado ya el convoy? Traiga ustedinmediatamentetodoloqueencuentreacualquierprecioquelovendan.

Unsoldado,amigoycompañeromío,nosdijo:—Todavíanohaentradoelconvoyenlaplaza,nisabemoscuándonipordónde

entrará.—LociertoesquehaciaelladodeBruñolassesienteunvivofuego,yesquepor

allídonEnriqueO'Donnellseestábatiendoconlosfranceses.—También se oye tiroteo por los Ángeles, donde dicen que está Llauder. El

convoyentraráporelMercadal,sinomeengaño.—SeñoraSumta—dijoD.Pablodesdelaventana—subaustedaacompañarami

hijamientrasyovoyaenterarmedeloqueocurre;perodejeustedfueraesosarreosmilitaresypóngaseeldelantaly laescofieta.Entre tanto,enciendael fuego,pongaagua en los pucheros, que si usted va por los víveres yo mondaré luego las seispatatasquecompréhoyyharétodolodemásqueseaprecisoenlacocina.

Estas conferencias no se prolongaronmucho tiempo, porque tocaron llamada ycorrimosalamuralla,dondetuvimoslaindeciblesatisfaccióndeoírelvivofuegodelosfranceses,atacadosdeimprovisoaretaguardiapor las tropasdeO'DonnellydeLlauder.Paraayudaralosqueveníanasocorrernossedispararontodaslaspiezas,sehizo un vivo fuego de fusilería desde todas las murallas, y por diversos puntos

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salimosahostigaralossitiadores,facilitandoasílaentradadelconvoy.Porúltimo,mientrashaciaBruñolasseempeñabaunreciocombateenquelosfrancesesllevaronla peor parte, por Salt penetraron rápidamente dos mil acémilas, custodiadas porcuatromilhombresalasórdenesdelgeneraldonJaimeGarcíaConde.

¡Quéinmensaalegría!¡QuéfrenesíprodujoenloshabitantesdeGeronalallegadadel socorro!Todo el pueblo salió a la calle al rayar el día para ver lasmulas, y sihubieransidoseres inteligentesaquelloscuadrúpedos,nose leshabríarecibidoconmás cariñosas demostraciones, ni con tan generosa salva de aplausos y vítores.AlpasarporlacalledeCort-Real,yaentradoeldía,encontréaSiseta,alostreschicosyaD. PabloNomdedeu, y todos nos abrazamos, comunicándonos nuestro gozomáscongestosqueconpalabras.

—Geronasehasalvado—decíamos.—Ahora que aprieten los cerdos el cerco —exclamó D. Pablo—. ¡Dos mil

acémilas!Tenemosvíveresparaunaño.—Biendecíayo—añadióSiseta—queporalgunapartehabíadevenir.Aquel día y los siguientes reinó en la plaza gran satisfacción, y hasta nos

hostilizaronflojamentelosfranceses,porquedetuviéronsealgunosdíasenocuparlasposicionesquehabíanabandonadoacausadelajugarretaqueseleshizo.Encuantoalos auxilios, pasada la impresióndel primer instante, todos caímos en la cuenta deque los mismos que nos los habían traído nos los quitarían, porque reforzada laguarniciónconloscuatromilhombresdeConde,estosnosayudabanaconsumirlosvíveres. ¡Funesto dilema de todas las plazas sitiadas! Pocas bocas para comer danpocosbrazosparapelear.Muchosbrazostraenmuchasbocas,demodoquesisomospocos nos vence el arte enemigo; si muchos nos vence el hambre. Sobre estacontradicciónsefundaverdaderamentetodoelartemilitardelossitios.

Así lo decía yo a D. Pablo pocos días después de la llegada de las dos milacémilas,anunciándolequebienprontonosquedaríamosotravezenayunas,alocualmecontestó:

—Yohehechograndesprovisiones.Perosielsitioseprolongamucho,tambiénse me concluirán. Ahora, según dicen, Álvarez tiene proyectado hacer un granesfuerzoparaquitarnosdeencimaesacanalla.Yasabesquea fuerzadecañonazoshanabiertobrechaenSantaLucía,enAlemanesyenSanCristóbal.Deundíaaotrointentaránelasalto.¿Sepodráresistir,Andrés?Yoiréalabrechacomotodos;pero¿quépodremoshacernosotros,infelicespaisanos,contralasembestidasdetanfieroenemigo?

Desde aquellos días hasta el 15deSeptiembre en queD.Marianodispusounasalidaatrevidísima,nosehablómásquedelospreparativosparaelgranesfuerzo,ylos frailes, las mujeres y hasta los chicos hablaban de las hazañas que pensabanrealizar,peligrosquesoportarydificultadesqueacometer,contanfebrilinquietudy

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novelería, como si aguardasen una fiesta. Yo le dije a Siseta que era preciso sedispusieraatomarparteconlasdesusexoenlagranfunción;peroella,quesiempresenegóacalzarelcoturnodelasaccionesheroicas,mecontestóconrisasybromasque no servía para el caso, pero que si por fuerza la llevaban a la batalla, haría lapruebademataralgúnfrancésconlastenazasdelaherrería.

Lasalidadel15nodiootroresultadoqueenvalentonaralosseñorescerdos,loscuales,deseososdeponerfinalcerco,tomandolaciudad,senosecharonencimaeldía19,asaltandolamurallapordistintospuntosconcuatrofuertescolumnasdeadosmil hombres. En Gerona fueron tan grandes aquella mañana el entusiasmo y laansiedad,quehastaseolvidóaquellagentedequenuevamentenosfaltabaunpedazodepanquellevaralaboca.

Lossoldadosconservabansuactitudserenaeimperturbable;peroenlospaisanosseadvertíaunaalucinación,unaalmododeembriaguez,quenoeranaturalantesdeltriunfo.Losfrailes,echándoseengruposfueradesusconventos,ibanapedirqueseles señalase el puesto demayor peligro: los señores graves de la ciudad, entre loscualesloshabíaquedatabandelsegundoterciodelsigloanterior,tambiéndiscurríandeaquíparaallíconsusescopetasdecaza,yrevelabanensusanimadossemblanteslapresuntuosacreenciadequeellos lo ibanahacer todo.Menosbulliciososymásrazonablesqueestos,losindividuosdelaCruzadagerundensehacíantodoloposibleparaimitarensureposadaecuanimidadalatropa.LasdamasdelbatallóndeSantaBárbarano sedabanpuntode reposo,anhelandoprobarconsus incansables idasyvenidasqueeranelalmadeladefensa;loschicosgritabanmucho,creyendoquedeestemodoseparecíanaloshombres,ylosviejos,muyviejos,quefueraneliminadosde la defensa por el gobernador, movían la cabeza con incrédula y desdeñosaexpresión,dandoaentenderquenadapodríahacersesinellos.

Lasmonjas abrían de par en par las puertas de sus conventos, rompiendo a untiempo rejas y votos, y disponían para recoger a los heridos sus virginales celdas,jamás holladas por planta de varón, y algunas salían en falanges a la calle,presentándose al gobernador para ofrecerle sus servicios, una vez que el interésnacional había alterado pasajeramente los rigores del santo instituto.Dentro de lasiglesiasardíanmilvelasdelantedemilsantos;peronohabíaoficiosdeningunaclase,porque los sacerdotes, lomismoque los sacristanes,estabanen lamuralla.Toda lavida,ensuma,desdeloreligiosohastalodoméstico,estabaalterada,ylaciudadnoera laciudaddeotrosdías.Ningunacocinahumeaba,ningúnmolinomolía,ningúntaller funcionaba, y la interrupción de lo ordinario era completa en toda la líneasocial,desdelomásaltoalomásbajo.

Loextrañoeraquenohubieraconfusiónenaqueldesbordamientoespontáneodelcivismogerundense;puestangrandecomoesteeralasubordinación.VerdadesqueD.Marianosabíaestablecerlarigurosísima,ynopermitíadesmanesniatropellosde

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ningunaclase, siendo inexorablementeenérgicocontra todoaquelquesacaraelpiefueradelpuestoqueselehabíamarcado.

Las campanas tocaban a somatén, ocupándose en el servicio los chicos delpueblo, por ausencia de los campaneros, y el cañón francés empezó desde muytemprano a ensordecer el aire. Los tambores recorrían las calles, repicando subelicosamúsica,ylosresplandoresdelosfuegosparabólicoscomenzaronacruzarelcielo.Todoestabaperfectamenteorganizado,ycadauno fuederechoa su sitio,nonecesitando preguntar a nadie cuál era. Sin que sus habitantes salieran de ella, laciudadquedóabandonada,quierodecirqueningunosecuidabadelacasaqueardía,del techo desplomado, de los hogares a cada instante destruidos por el horriblebombardeo.Lasmadresllevabanconsigoalosniñosdepecho,dejándolesalabrigodeunatapia,odeunmontóndeescombros,mientrasdesempeñabanlacomisiónqueel instituto deSantaBárbara les encomendara.Menos aquellas en que había algúnenfermo,todaslascasasestabandesiertas,ymueblesycolchones,traposycalderosenrevueltohacinamientoobstruíanlasplazasdelAceiteydelVino.

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-VIII-

YoestabaenSantaLucía,dondehabíamuchatropaypaisanos.AllímeencontréaD.PabloNomdedeu,quemedijo:

—Andrés, mis funciones de médico y mi deber de patriota me obligan aapartarme hoy de mi hija. Mucho he sermoneado a la señora Sumta para que sequedara encasa:pero esemarimachomeamenazócondenunciarmealgobernadorcomopatriotatibiosipersistíaenapartarladelasendadegloriaporlacuallallevanlosacontecimientos.Mírala;ahíestáentreaquellosartilleros,yserácapazdeservirsolaelcañóndea12siladejan.LabuenaSisetasehaquedadoacompañandoamiqueridaenfermita.Yalehedichoqueleharéunbuenregalosiconsigueentreteneralaniña,demodoqueestanocomprendanadade loquepasa.Escosadifícil;perocomonooyeniloscañonazos…Heclavadotodaslasventanasparaquenoseasome,ydejandocerradaalaluzsolarlahabitación,heencendidoelcandil,haciéndolecreerque hay una fuerte tempestad de truenos y rayos. Como no caiga una bomba allímismo o en las inmediaciones, es probable que nada comprenda, engañada por elprofundo y saludable silencio en que yace su cerebro. ¡Diosmío, aparta demí lastribulaciones y libra mi hogar del fuego enemigo! ¡Si me has de quitar el únicoconsueloquetengoenla tierra,daleunamuerte tranquilaynoconturbessuúltimoinstanteconlacruelagoníadelespanto!¡Sihadeiralcielo,quevayasinconocerelinfierno,yqueesteángelnoveademoniosjuntoasíenelmomentodesumuerte!

LaseñoraSumta,empujandoaunladoyotroconsusmembrudosbrazos,llegóanosotros,hablandoasíasuamo:

—¿Qué hace ahí, señor mío, como un dominguillo? ¿Pero no tiene fusil, niescopeta, ni pistolas, ni sable? Ya… no lleva más que la herramienta para cortarbrazosypiernasalquelohayamenester.

—Médicosoy,ynosoldado—repusodonPablo—:misarreossonlasvendasyelungüento,misarmaselbisturí,ymiúnicaglorialadedejarcojosalosquedebíansercadáveres.Perosiprecisofuere,vengaunfusil,quecuraréespañolesconunamanoymataréfrancesesconlaotra.

Teníamos por jefe en Santa Lucía a uno de los hombres más bravos de estaguerra,unirlandésllamadoD.RodulfoMarshall,quehabíavenidoaEspañasinquenadie lo trajesey sóloporgustodedefendernuestra santacausa.Aventureroono,Marshall por lo valiente debía haber sido español. Era rozagante, corpulento, desemblante festivo ymirar encendido, algo semejante al de D. Juan Coupigny quevimosenBailén.Hablabamalnuestralengua;peroaunquealgunadesuspalabrotasnos causaban risa, decíalas con la suficiente claridad para ser entendidas, y nadaimportabaquedestrozaraelcastellanocontalquedestrozasetambiénalosfranceses,comolohizoenvariasocasiones.

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Habíaquever el empujedeaquellas columnasdecerdos, señores.Noparecíansino loboshambrientos,cuyoobjetonoeravencernos,sinocomernos.Searrojabanciegos sobre la brecha, y allí de nosotros para taparla.Dos veces entraron por elladispuestos a echarnos de la cortina; peroDios quiso que nosotros les echásemos aellos.¿Porqué?¿Dequémodo?Estoesloquenosabrécontestaraustedessimelopreguntan.Sóloséqueanosotrosnosenosimportabanadamorir,yconestotalvezestá dicho todo. D. Mariano se presentó allí, y no crean ustedes que nos arengóhablándonosdelagloriaydelacausanacional,delreyydelareligión.Nadadeeso.Púsoseenprimera línea,descargandosablazoscontra losque intentabansubir,yalmismo tiemponosdecía:«Las tropasqueestándetrás tienenordendehacer fuegocontralasqueestándelante,siestasretrocedenunsolopaso».Susemblanteceñudonoscausabamásterrorquetodoelejércitoenemigo.Comoalgúnjefeledijeraquenoseacercasetantoalpeligro,respondió:«Ocúpeseusteddecumplirsudeber,ynosecuidetantodemí.Yoestarédondeconvenga».

Marchosedespuésaotropunto,dondecreíahacerfalta,ysinélnosaturdimosdenuevo.Aquelhombretraíaconsigounaluzmilagrosa,quenospermitíavermejorelsitioymedirnuestrosmovimientosylosdelosfranceses,paraqueestosnopudieranechársenosencima.Lossoldadosenemigosmoríancomomoscasalpiedelabrecha;pero de los nuestros caían también por docenas. Recuerdo que un compañeromíomuy amado fue herido en el pechoy cayó junto amí en unode losmomentos demayorapuro,demásvivofuego,deverdaderaangustiaycuandounligeroesfuerzodemásodemenosporunaparteuotrahabríadecidido si lamurallaquedabaporFranciaoporEspaña.Eldesgraciadomuchachoquiso levantarse,pero inútilmente.Dosmonjasseacercaron,despreciandoelfuego,yloapartarondeallí.

PerolapérdidamássensiblefueladeljefedonRodulfoMarshall.Tengolagloriade haberle recogido enmis brazos en elmismo boquete de la brecha, y no semeolvidará lo que dijo poco después, tendido en la calle en el momento de expirar:«Muerocontentoporcausatanjustaypornacióntanbrava».

Cuando esto pasó, ya los franceses indicaban haber desistido de entrar en laciudadporaquellaparte.Yhacíanbien,porqueestábamoscadavezmásdecididosano dejarles entrar. Si a tiros no lográbamos contenerlos, los acuchillábamos sincompasión;ycomoestonobastara,aúnteníamosalamanolasmismaspiedrasdelamuralla para arrojarlas sobre sus cabezas. Esta era un arma que manejaban lasmujeresconmuchodenuedo,ydesdeloscontornosllovíanguijarrosdemedioquintalsobre los sitiadores.Cuando la funciónen lamuralladeSantaLucía terminaba,nonosveíamosunosaotros,porqueelpolvoyelhumoformabandensaatmósferaentodalaciudadysusalrededores,yelruidoqueproducíanlasdoscientaspiezasdelosfranceses vomitando fuego por diversos puntos, a ningún ruido demáquinas de latierranidetempestadesdelcieloeracomparable.Lamurallaestaballenademuertos

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que pisábamos inhumanamente al ir de un lado para otro, y entre ellos algunasmujeres heroicas expiraban confundidas con los soldados y patriotas. La señoraSumtaestabaroncadetantogritar,yD.PabloNomdedeu,quehabíaarrojadomuchaspiedras,teníalosdedosmagullados;peronoporestodejabadecuidaralosheridos,ayudándolemuchasseñoras,algunasmonjasydosotresfrailes,quenovalíanparacargarunarma.

Deprontoveovenirunchicoquesemeacercahaciendocabriolas,saludándomedesdelejosagritosyesgrimiendounpaloencuyapuntaflotabaelúltimojiróndesubarretina.EraManalet.

—¿Dóndehasestado?—lepregunté—.Correatucasa,entératedesituhermanahatenidonovedad,ydilequeyoestoysanoybueno.

—Yonovoyahoraacasa.MevuelvoaSanCristóbal.—¿Yquétienestúquehacerallí,enmediodelfuego?—Labarretinatienetresbalazos—medijoconelmayororgullo,mostrándomeel

gorrohechotrizas—.Cuandosequedóasílateníapuestaenlacabeza.Nocreasqueestabaenelpalo,Andrés.Despuéslahepuestoaquíparaquelagentelavieratodallenadeagujeros.

—¿Ytushermanos?—BadorethaestadoenAlemanes,yahoramedijoqueélsolohabíamatadonosé

cuántosmilesdefranceses,tirándolespiedras.YoestabaenSanCristóbal:unsoldadomedijoquese lehabíanacabado lasbalas,yque le llevarahuesosdeguinda,y lellevémásdeveinte,Andrés.

—¿YGasparó?—GasparóandasiempreconmihermanoBadoret.TambiénestuvoenAlemanes,

yaunqueSisetalequisodejarencerradoencasa,élseescapóporlapuertadeatrás.Ahora hemos estado juntos, buscando algo que comer en aquel montón dedesperdiciosquehayenlacalledelLobo;peronoencontramosnada.¿Tienesalgo,Andrés?

—Algo,¿quéeseso?¿PuesacasoquedaalgoquecomerenGerona?Aquínosecomemásquehumodepólvora.¿Hasvistoalgobernador?

—Ahoraibaporahíarriba.ParececomoquevaalCalvario.Nosotrosbajábamosconotroschicos,ycuandolevimos,pusímonosenfila,gritando:«VivaSuMajestadelgobernadorD.Mariano».¡Puesquerráscreerquenonosdijotantoasí!Nisiquieranosmiró.

—¡Hombre,quéfaltadecortesía!¡Nosaludaragentetanrespetable!—DespuésBadoretsemetióen lasCapuchinas,porqueestabaabierta lapuerta.

Andrés,¿sabesqueallíhayunsoldadomuertoquetieneuntroncodecolenlamano?Simedaslicenciaseloquitaré.

—Nosetocaalosmuertos,Manalet.Veremossiahoraquehemosdestrozadoa

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losfranceses,nosdanalgunacosa.Infinidaddemujeresocupábanseallíenretiraralosheridos,ytambiénrepartíana

los sanos algunas racionesdepannegroymuypocovino.Nosotrosveíamosa losfranceses,retirándoseporelllanoadelante,ynopodíamosreprimirunsentimientodeardiente orgullo al ver el resultado tan colosal con tan pequeños medios. Parecíarealmente un milagro que tan pocos hombres contra tantos y tan aguerridos nosdefendiéramos detrás de murallas cuyas piedras se arrancaban con las manos.Nosotros nos caíamos de hambre, ellos no carecían de nada; nosotros apenaspodíamosmanejar la artillería, ellosdisparabancontra laplazadoscientasbocasdefuego.Pero¡ay!,noteníanellosunD.MarianoÁlvarezquelesordenaramorirconmandato ineludible, y cuya sola vista infundiera en el ánimo de la tropa unsentimientosingularquenosécómoexprese,puesenélhabíaademásdelvalorylaabnegación,loquepuedellamarsemiedoalacobardía,recelodeaparecercobardealos ojos de aquel extraordinario carácter. Nosotros decíamos que el yunque y elmartilloconqueDiosforjóelcorazóndeD.Marianonohabíaservidodespuésparahacerpiezaalguna.

Manaletseseparódemí,yalpocoratoleviaparecerconotrosmuchoschicos,todos descalzos, sucios, harapientos y tiznados, entre los cuales venía su hermanoBadoret, trayendo a cuestas aGasparó, cuyos brazos y piernas colgaban sobre loshombros y por la cintura de aquel. Todos venían muy contentos, y especialmenteBadoretquerepartíaalgunasguindasasuscompañeros.

—Toma,Andrés—medijoelchicodándomeunaguinda—.Yatienesparatodoel día. Toma esta otra y repártela entre tus compañeros, que tendrán un hambre…¿Sabes cómo las he ganado?Pues te contaré. Iba yo conGasparó a cuestas por lacalledelLobo,yviabierta lapuertadelconventodeCapuchinas,quesiempreestácerrada. Gasparó me pedía pan con chillidos y más chillidos, y yo le pegaba decoscorrones para que callara, diciéndole que si no callaba, se lo contaría al señorgobernador. Pero cuando vi abierta la puerta del convento, dije: «aquí ha de haberalgo»,ymecolédentro.Metimeenelpatio,entrédespuésenlaiglesia,paséalcoro;luego a un corredor largo donde había muchos cuartos chicos, y no vi a nadie.Registrétodo,porsicaíacualquiercosa;peronoencontrésinoalgunoscabosdevelaydosotresmadejasdeseda,queestuvechupandoaversidabanalgúnjugo.Yamevolvía a la calle, cuando sentí detrás demí,pist,pist… pues…como llamándome.Miré y no vi nada. ¡Quémiedo,Andrés, quémiedo!Allá a lo últimodel corredorhabía una lámina grande,muygrande, donde estaba pintado el diablo con un granraboverde.Penséqueeraeldiabloquienme llamaba,yechéacorrer.Pero ¡aydemí!,quenopodíaencontrarlasalida,ytodoeradarvueltasymásvueltasenaquelmaldito corredor;y a todasestaspist,pist…Después oí que dijeron:—Muchacho,venacá—ytantomiréporeltechoylasparedesquealcancéaverdetrásdeunareja

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unamanoblanca,yunacara arrugadaypetiseca.Yano tuvemiedo,y fui allá.Lamonjitamedijo:—Ven,notemas,tengoquehablarte—.Yomeacerquéalarejayledije:—Señora,perdónemeusía;yocreíqueeraustedeldemonio.

—Seríaunapobremonjaenfermaquenopudosalirconlasdemás.—Esomismo.Laseñoramedijo:—Muchacho,¿cómohasentradoaquí?Dioste

manda para queme hagas un gran servicio. La comunidad se hamarchado. Estoyenfermaybaldada.Quisieronllevarme;perosehizotardeyaquímedejaron.Tengomuchomiedo.¿Sehaquemadoyatodalaciudad?¿Hanentradolosfranceses?Ahoraquedándomemediodormidasoñéquetodaslashermanashabíansidodegolladasenelmatadero,yquelosfrancesesselasestabancomiendo.Muchacho,¿teatreverástúairahoramismoalfuertedeAlemanesydarestaesquelaamisobrinodonAlonsoCarrillo,capitándelregimientodeUltonia?Silohaces,tedaréesteplatodeguindasque ves aquí, y este medio pan…—. Aunque no me lo diera, lo habría hecho,encantimás…Cogí la esquela, ellame dijo por dónde había de salir, y corrí a losAlemanes.Gasparóchillabamás;peroyoledije:—Sinocallastemetemosdentrodeuncañóncomosi fuerasbala,disparamos,yvasaparar rodandoadondeestán losfranceses, que te pondrán a cocer en una cacerola para comerte—. Llegué aAlemanes.¡Quéfuego!Lodeaquínoesnada.Lasbalasdecañónandabanporallícomocuandopasaunabandadadepájaros. ¿Creesqueyo les teníamiedo? ¡Quia!Gasparóseguíallorandoychillando;peroyoleenseñabalaslucesquedespedíanlasbombas, le enseñaba las chispas de los fogonazos, y le decía:—¡Mira québonito!Ahora vamos nosotros a disparar también los cañones—. Un soldado me dio unamanotada, echándome para afuera, y caí sobre un montón de muertos; pero melevantéyseguípalante.Entróelgobernador,ycogiendounagranbanderanegraquepareceunpañodeánimas,laestuvomoviendoenelaire,yluegolesdijoquealquenofueravalientelemandaríaahorcar.¿Quétal?Yomepusedelanteygrité:—Estámuybienhecho—.Unossoldadosmemandaronsalir,ylasmujeresquecurabanalosheridos se pusieron a insultarme, diciendo que por qué llevaba allí esta criatura…¡Quéfuego!Caíancomomoscas;unoahora,otroenseguida…Losfrancesesqueríanentrar,peronolosdejamos.

—¿Tútambién?—Sí; lasmujeresy lospaisanosechabanpiedraspor lamurallaabajosobre los

marranos que querían subir; yo solté a Gasparó, poniéndolo encima de una cajadondeestabalapólvoraylasbalasdeloscañones,ytambiénempecéaecharpiedras.¡Quépiedras!Unaechéquepesaba lomenos sietequintales,y cogióaun francés,partiéndolopormitad.Aquelloteníaquever.Losfranceseseranmuchos,ynadamássino que querían subir.Vieras allí al gobernador,Andresillo.D.Mariano y yo nosechamospadelante…ynospusimosadondeestabamásapuradalagente.Yonosélo quehice, peroyohice algo,Andrés.El humonomedejabaver, ni el ruidome

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dejabaoír.¡Quétiros!Enlasmismasorejas,Andrés…Estáunosordo.¡Yomepuseagritarllamándolesmarranos,ladronesydiciendoqueNapoleóneraunacáyunallá!Puede que nome oyeran con el ruido; pero yo les puse de vuelta ymedia.Nada,Andrés,paranocansarte,allíestuvemientrasnoseretiraron.Elgobernadormedijoqueestabasatisfecho,no,amínomehablónada,selodijoalosdemás.

—¿Ylacarta?—BusquéalSr.Carrillo.Yoleconocía;loencontréalfincuandotodoseacabó.

Dile el papel, y me dio un recado para la señora monja. Luego acordándome deGasparó, fui a recogerle donde le había dejado, pero no lo encontré. Todo se mevolvíagritar:«¡Gasparó,Gasparó!»peroelniñonoparecía.Porfinmeloveodebajodeunacureña,hechounovillo,conlospuñosdentrodelaboca,mirandoafueraporentre lospalosde la ruedayconcada lagrimón…Echémeleacuestasycorría lasCapuchinas.Peroaquívienelobueno,yfuequecomoyoveníapensandoenbatallas,yconlacabezallenadetodoaquelloquehabíavisto,semeolvidóelrecadoquemedioelseñorCarrilloparalamonjita.Ellamereprendió,diciéndomequeyohabíarotolacartayquelaqueríaengañar,porlocualnopensabadarmeelplatodeguindasnielpanofrecidos.Sepusoagruñiryme llamómalcriadoybestia.Gasparóechabasangredeldedodeunpieylamonjitalelióuntrapo;perolasguindas…nones.Porfin,amigoAndrés,todosearreglóporquevinoelmismoSr.Carrillo,conlocuallaseñoramediolasguindasyelpanyechéacorrerfueradelconvento.

—Llevaestechicoatucasaparaquelecuidetuhermana—dijereparandoqueelpobreGasparósangrabaaúndelpie.

—Después—mecontestó—.HeguardadoalgunasguindasparaSiseta.—Muchachos—gritóManaletquesehabíaalejadoconsuscompañerosyvolvía

alacarrera—porlacalledeCiudadanosvaelgobernadorconmuchagente,muchasbanderas;delantevanlasseñorascantando,ylosfrailesbailando,yelobisporiendo,ylasmonjasllorando.Vamosallá.

Comoselevantayhuyeunabandadadepájaros,asícorrieronyvolaronaquellosmuchachos,dejandolibredesuinfantilalgazaralamuralladeSantaLucía.Yonomemoví de allí en todo el día, y las señoras nos repartieron raciones de pan y carne,ambosmanjaresdedetestablesaboryolor;perocomonohabíaotracosa,fuerzaeraapechugarconello,sinmostrarasco,nirepugnancia,nidesgana,paranoenojaraD.Mariano.

Alanochecer,ycuandomarchabadeSantaLucíaalCondestable,encontréaD.PabloNomdedeuenlacalledelaZapatería,dondehabíavariosheridosarrojadosporelsuelo.

—Andrés—medijo—todavíanohevueltoamicasa.¿Pasaráalgo?Creoqueenla calle de Cort-Real no ha caído ninguna bomba. ¡Cuánto herido, Dios mío! Lajornada ha sido gloriosa; pero nos ha costado cara. Ahora mismo estuvo aquí el

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gobernadorvisitandoaestapobregente,ylesdijoquelaguarniciónylospaisanoshabíandejadoatráseneldíadehoyalosmásgrandeshéroesdelaantigüedad.

—¿Hacuradoustedmuchosheridos?—Muchísimos,yaúnquedanbastantes.Miscompañerosyyonosmultiplicamos;

pero no es posible hacermás. Yo quisiera tener cienmanos para atender a todos.Tambiényoestoyherido.Unabalame tocóelbrazo izquierdo;peronoescosadecuidado.Meheliadountrapoynohetenidotiempoparamás…¿Quéhabrásidodemipobrehija?

—Pronto lo sabremos, Sr.D. Pablo. La noche llega.Hecha la primera cura deestosheridos,ustedpodráirunratoasucasa,yyoesperoquemedenlicenciaporunahora.

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-IX-

Cuandofuialacasa,yacercadelasdiez,aúnnohabíaregresadoD.Pablo.Dejéabajoelfusil,ysubísintardanza,anhelandosaberdeSisetaydelaseñorita,yalasdosme las encontré en la sala en actitud nomuy tranquilizadora. Estaba Josefinarecostada en su silla conmuestras de decaimiento y postración; pero con los ojosabiertos, atentamente fijos en la puerta.De rodillas a su lado,Siseta le tomaba lasmanos y con ademanes y palabras tiernas, a pesar de no ser oídas, procurabatranquilizarla.

—Gracias a Dios que viene alguien de la casa —me dijo Siseta—. ¡Qué díahemospasado!¿YelSr.D.Pablo,ylaseñoraSumta,ymistreshermanos?

Respondile que a ninguno de los nuestros había pasado desgracia, y ellaprosiguió:

—Laseñoritaqueríasaliralacalle,yhetenidoquelucharconellaparadetenerla.Todo lo comprende, y aunque no oye los cañonazos, se estremece toda y tiemblacuandoresuenaalguno,aunqueseamuylejano.Tanprontolloraba,comocaíaenmisbrazosdesmayadallamandosincesarasupadre.LapobrecitasabemuybienquehayguerraenGerona.Yo tambiénhe tenidounmiedo…Figúrate:aquísolas…Acadainstantemeparecíaquelacasaseveníaalsuelo.Perolopeorfuequesenosmetieronaquí unos hombres. No me quiero acordar, Andrés. A eso de las dos, y cuandoparecióqueseacababanlostiros,entraronseisosietepatriotas,unosconuniforme,otros sin él y todos con fusiles.Cuandonos vieron, empezaron a reírse de nuestrosusto,y luegodieronenregistrar lacasa,diciendoquequerían llevarse todoloquehabía de comida, porque la tropa estaba muerta de hambre. La señorita se quedócomodifuntacuando losvio,yellosporbromanosapuntabancon los fusilesparaoírnos gritar llamando a todos los santos en nuestra ayuda. Aunque eran unosbárbaros, no nos hicieron daño algunomás que el gran susto y el llevarse cuantoencontraronenlacocinayenladespensa.¡Ay,Andrés!NohandejadonadadeloqueelSr.D.Pablohabíaguardado,yestanochenoseencontraráaquíniunamigadepanquellevaralaboca.¡Cómosereíanlosmalditosalmeterenungransacolomuchoybueno que encontraron! Yo les rogué que dejasen alguna cosa; pero volvieron aapuntarmeconlosfusiles,diciendoquela tropateníaganas,yquelaseñoraSumtaleshabíadichoqueestasdespensasestabanbienprovistas.

Nohabíaconcluidomiamigasurelación,cuandoentróelSr.D.Pablo;masparano presentarse a su hija con el brazomanchado de sangre, pasó a una habitacióninterior,conobjetodearreglarseunpocoyvendarsuherida,encuyositiomereuníconélparacontarleloocurrido.

—¡Dios y la Virgen Santísima nos amparen!—exclamó con consternación—.¡Conquemehansaqueadolacasa!Laculpalatieneesamaldita,ysiemprehabladora

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Sumta, que por todas partes ha de ir pregonando si tenemos o no tenemosprovisiones. ¿Y mi hija? La pobrecita habrá comprendido que se encuentra en elcráter de un espantoso volcán, y serán inútiles todas nuestras comedias paraconvencerladelocontrario.Esprecisobuscaralgoquecomer,Andrés,sí,algoquecomer.Mihijasemorirádeterror;peronoquieroquesemueradehambre.

—NadaseencuentraenGerona—respondí—ymenosaestashoras.—¡Qué calamidad! Pero cómo es posible… —dijo en la mayor confusión,

mientrasyolevendabalaherida,ysemudabadevestido—.¡Ay!,cómomedueleelbrazo; pero esprecisodisimular.Andrés, no temarches.Estanochenecesitode tuayuda…Esprecisoquebusquemosalgúnalimento.

Alpresentarsedelantedesuhija,éstamostrósualegríaclaramente,abrazándoleconcariño;peroalpuntosusojosrevelaronvivísimoespanto,echóatráslacabezaycruzandolasmanosexclamó,«sangre».

—¿Quéhablasdesangre,hijamía?—dijoelpadredesconcertado—.Queestoymanchadodesangre…Ya…sí,enlachupahayalgunasgotas…perodéjamequetecuente.¿Sabesqueheidodecaza?

Lamuchachanoentendía.—Que fui de caza —escribió en el pliego de papel D. Pablo—. Fue un

compromiso; no me pude evadir. El magistral y D. Pedro me cogieron, y zas, alcampo…Hematadotresconejos.

Laenfermaoprimiéndoselacabezaentrelasmanos,exclamó:—¡GuerraenGerona!—¿Qué hablas ahí de guerra? Lo que hay es que hemos tenido un fuerte

temporal…Mehemudadoderopa,porquemepusecomounauva.¿Hascomidohoybien?

—Nohatomadonada—dijoSiseta—.YasabrásumercedporAndrés,queunosbergantessaquearonlacasa.

Estopasaba,cuandosentimosgranestruendoenlobajodelacasa,noestampidode bombas y granadas, sino clamor chillón y estridente, demil desacordes ruidoscompuesto,talescomopatadas,bufidos,cacharrazosysonesbélicosdevariaíndole;pero que al pronto revelaban proceder de unamuchedumbre infantil que se habíametidoporlaspuertasadentro.Nomdedeullenodeconfusión,mirabaatodoslados,inquiriendoconlosojosquépodíaseraquello;peroprontoélylosdemássalimosdedudas,viendoentrarunaturbadechiquillos,quedesvergonzadamenteysinrespetoanadie, se colaron en la sala, dando golpes, empujándose, chillando, cacareando yberreando en los más desacordes tonos. Dos de ellos llevaban sendos cacharroscolgados al cinto, y sobre cuyo abollado fondo redoblaban con palillos de sillasviejas;variostocabanlatrompetaconlanariz,ytodosalcompásdelainaguantablemúsicabailabanconágilesbrincosycabriolas.Parecíaunachusmainfernalquesalía

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delasescuelasdePlutón.NonecesitodecirquealfrentedelejércitoveníanManaletyBadoret,esteúltimo

llevandoacuestasaGasparó,talcomolevienlamuralla.Ningunodejabadellevarpalo, calderoviejoovara conpingajos colgadosde la punta, con cuyosobjetos sesimulabanfusiles,tamboresybanderas.Unfondodesilladepajaatadoaunacuerdayarrastradoporel suelo, servíade trofeoauno,yotroadornabasucabezaconuncesto medio deshecho, no faltando las casacas de militares hechas jirones y losmorrionesdeantiguaformacondescoloridasplumasadornados.

D. Pablo, ciego de cólera y fuera de sí, apostrofó a los muchachos tanviolentamente, que casi casi estuvieron a punto de aplacar un poco su entusiasmobélico.

—Granujas, largo de aquí al instante—les dijo—. ¿Qué desvergüenza es esta?¡Meterseenmicasadeestemodo!

Siseta, indignada de tal audacia, cogió por un brazo aManalet, que acertara apasarjuntoaella,ycomenzóavapulearledeunmodolastimoso.Yotambiéntoméparteenlapersecucióndelenjambre,yempezóelrepartodepescozonesadiestraysiniestra. Pero de pronto observamos que la enferma contemplaba a losdesvergonzados muchachos con complaciente atención y sonreía con tantaespontaneidad y desahogo como si su alma sintiera indecible gozo ante aquelespectáculo. Hícelo notar al Sr. D. Pablo, y al punto este se puso de parte de losalborotadores,conteniendoaSisetaqueibasobreellosconimplacablefuror.

—Dejarlos —dijo Nomdedeu—. Mi hija demuestra que está muy complacidaviendo a esta canalla.Mira cómo se ríe,Andrés; observa cómo les aplaude. Bien,muchachos;corredychilladalrededordelcuarto.

Y diciendo estoD. Pablo, poniéndose enmedio de la sala, empezó a llevar elcompás.Enmalhoraselesordenóseguir.¡SantoDios!¡Quéalgazara,quéestrépito!Parecíaquelasalaseibaahundir.Bastedecirqueseextralimitarondetalmodo,ydetalmodosedejaronllevaralosúltimosdeliriosdelatravesura,quealfinfueprecisoponerfrenoatantojuegoyvocerío,porquehastallegóelcasodequelostranseúntessedetuvieranenlacalle,sorprendidosyescandalizadosportandesusadorumor.

—¿Dóndehasestadotodoeldía?—exclamóSisetaechandomanoaBarodet[7],ydeteniéndole—. ¡Y la criatura tiene sangre en el pie! Ven acá, condenado; me laspagarás todas juntas. Espera a que bajemos a casa, y verás. Y tú,Manalet demildemonios,¿quéhashechodelacamisa?

—Enlacallede laBallesteríaestabancurandounosheridosyno tenían trapos.Mequitélacamisayladi.

—¿Paraquéhabéistraídoacasatantomuchachomalcriado?—Son nuestros amigos, hermana —repuso Badoret—. Hemos estado en el

Capitolyallínoshandadounpocodevino.Hermana,aquíenelsenotetraigocinco

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guindas.—Marrano, ¿piensas que las voy a comer de tus manos asquerosas? Ven acá,

Gasparó. Este pobrecito no habrá comido nada. ¿Qué te han hecho en el pie, quetienessangre?

—Hermana, una bala de cañón pasó por donde estábamos, y siGasparó no sehaceparaunlado,lellevamediocuerpo;nolecogiómásquelauñachica.¡Sivierasqué valiente ha estado! Semetió debajo del cañón y allí se estuvomirando a losfranceses que querían subir a la muralla. Y les amenazaba con el puño cerrado.¡Bonitogeniotieneminiño!Puesnocreas…Ningúnfrancéssemetióconél.

—Tevoyadesollarvivo—ledijoSiseta—.Espera,esperaaquebajemos.Aversisemarchaprontodeaquítodaesacanalla.

—No,queseaguardenunpoco—indicódonPablo—.Sonunosjovenzuelosmuysalados.Miraquécontentaestá Josefina.Loquequiero,Badoret,esquenometáismucho ruido.Bailenustedes,ymarchende largoa largopor toda lacasa;pero singritarparaquenoseescandalicelavecindad.Ydime,Manalet,¿traenustedesalgodecomer?

—Yotraigocincoguindas—dijoprontamenteBadoret,sacándolasdelseno.—Dadmecondisimuloysinque loveamihija todo loque traigáis,queyoos

daréochavosparaquecompréispólvora.—Pauettienecuatroguindas—dijoManalet.—Puesvenganacá.—Yyotengotambiénunpedazodepan,quemesobródeldelamonja.—Pepet—dijootrodemischicos—traeacáesemediopepinoquelecogisteal

soldadomuerto.—Yodoyestepedazodebacalao—dijootroentregandolaofrendaenmanosde

D.Pablo.—Yyoestacabezadegallinacruda—añadióuntercero.Enunmomento se reunieron diversosmanjares tales como troncos de col, que

llevabanimpresoelsellode las limpiasmanosdesusgenerososdueños;garbanzoscrudosquehabíansidosacadospor losagujerosde lassacasporsutilísimosdedos;algunospedazosdececina,andrajosdebuñuelos,zanahorias,dosotresalmendrasenconfite, queyahabían recibidomuchasmordidas,yotrasviandas, tan liberalmenteentregadascomoalegrementerecibidas.Procurandoquenoseenterasesuhija,llamóD.PabloalaseñoraSumta,queacababadellegarenaquelinstante,yllevándolatraselsillóndelaenferma,ledijo:

—A ver si con todo esto compone usted una cena para la enferma. Es precisohacerlecreerquenadamosenlaabundancia.

—¿Quéhemosdehacerconesto,señor,sinoloquerránnilasgallinas?Encasanofaltaquécomer.

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—¡Maldita sargentona; todo se lo han llevado, todo lo han saqueado unosmalditos militares que se entraron aquí! Si usted no fuera tan entrometida, tanbocona, y tan amiga de meterse donde no la llaman y de hablar lo que nadie lapregunta,nonosveríamosenesta…Ynodigomás.Avíeustedunacenaconesto;que mañana Dios dirá. ¿Se ha olvidado usted de cocinar? ¡Lástima que no se lereventaraelfusilentrelasmanos,aversisecurabadesuslocuras!Alacocina.¡Uf!Pronto,alacocina.Estáustedapestandoapólvora.

Losmuchachos,quecomotodoslosdesuedad,erandelosquesiselesdaelpiesetomanlamano,luegoquesevieronautorizadosporeldueñodelacasaparahacerde las suyas, dieron rienda suelta a la bulliciosa iniciativa, y no fue gresca la quearmaron. Rodeando la mesa que la enferma tenía ante su sillón, no se dieron porsatisfechos con mirar los distintos objetos que en ella había, sino que en todospusieronlasmanos, tocando, tentandoymoviendocuantovieron.Josefina, lejosdemanifestar disgusto por tanta impertinencia, se reía de ver su inquietud. Por señasindicóasupadrequedebíadardecenaralosimportunosvisitantes,aloquecontestóconpalabrasyciertafestivaironíaD.Pablo:

—Sí,ahora.Sumtalesestápreparandounopíparobanquete.PadreehijadialogaronunratocomoDioslesdioaentender,yalfinlaenferma,

convozclarayentera,hablóasí:—No,nomepuedenconvencerdequenohayguerraenGerona.Ustednohaido

decaza,sinoacurarlosheridos,yestoschicosquevienenimitandoalossoldadoshacenahoralomismoquehanvisto.

—¡Quéhabladoraestá!—dijoNomdedeu—.Buensíntoma.Enunañonoleheoído tantas palabras juntas. Está visto que las travesuras y lindezas de estosmuchachos han reanimado su espíritu. Andrés y tú, Siseta; riámonos todos,mostrandohallarnosmuysatisfechos.

Según la orden del amo, prorrumpimos en sonoras risas, siendo al puntoexcesivamentesecundadosalpuntoporelcoroinfantil.D.Pablosentoseluegojuntoaella,y tomandolaplumasepreparóacomunicarlealgograveylargoydifícildeexprimirpor señas,pues sóloeneste caso sevalíaNomdedeudel lenguajeescrito.Púsemetrasdesuasiento,ypudeleer,mientrasescribía,loquesigue:

—Hijamía,tienesrazón.HayguerraenGerona.Yonoteloqueríadecirpornoasustarte;peropueslohasadivinado,bastadeengañosycomedias.Niyoheestadodecaza,nihepensadoenello.Voyacontarteloocurridoparaquenoestimesnienmásnienmenoslossucesosdeestegrandía.Ciertoesquelosfranceseshanvueltoaponer cerco aGerona.Hace tiempoque se presentó amenazándonosun ejército dedoscientosmilhombres,mandadosporelmismoemperadorNapoleónenpersona.

Josefinaal leerestoqueerade lomásgordo,mironosa todos, interrogándonosconlosojosacercadelaexactituddetalnoticia,ynonecesitamosqueD.Pablonos

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lo advirtiera para hacer demostraciones afirmativas que hubieran convencido a lamismaduda.Elpadrecontinuóasí:

—Hasde saber que ahora tenemos aquí ungobernador que llamanD.MarianoÁlvarezdeCastro, el cual encuantoviovenir a los francesesdispuso las cosasdemanera que no quedara uno solo para contarlo.Concertó demodo que un ejércitoespañoldequinientosmilhombres,queestabaahíporAragónsinsaberquéhacerse,vinieseennuestraayudaporelladodeMontelibi,precisamentecuandolosfrancesesnosatacabanestamañanaporelotrolado.Alamanecerrompieronelfuego;desdelamuralla de Alemanes se veía a Napoleón I montado en un caballo y con ungrandísimo morrión todo lleno de plumas en la cabeza. Embisten los franceses…¡Ay!,hijamía:habíastúdeveraquello.Nuestrossoldadoslosbarríanmaterialmente,y como a la hora de empezar el combate apareció el ejército de quinientos milhombrescomollovido,lospobrescerdosnosupieronaquésantoencomendarse.Enfin,hijamía, leshemosdadounapaliza tal,queaestashorasvan todoscaminodeFrancia con su Emperador a la cabeza, con lo cual se acaba la guerra y prontotendremosaquíanuestroreyFemando.

Josefinavolvióaasesorarsedenosotrosantesdedarcréditoatalesmaravillas.—Yonotelohabíaqueridodecir—continuóNomdedeu—pornoasustarte;pero

eljúbilodelaciudadestangrande,queniauntúqueestástanretraídapodríasdejarde conocerlo. Lo mismo que estos chicos, andan los mayores por el pueblo,entregadosalasmanifestacionesdeundeliranteregocijo.Figúratequeenlospasadosdías,losfrancesesqueandabanporahí,nopermitíanllegarcomestiblesalpuebloyhoy todo es abundancia, y además de lo que puede venir, tenemos todo lo que alenemigosehacogido,quees,sinomeengaño,tantosmilesdebueyes,nosécuántosmillonesde sacosdeharina,y losmilesde losmilesengallinas,huevos,etc…YapodemosmarcharaCastellàcuandoquieras…

—Mañanamismo—dijoJosefinaconafán.—Sí,mañanamismo—escribióD.Pablo—.Estamoscomoqueremos,yjamásha

tenidoGeronatemporadamásalegre,másanimada.Lagenteestálocadecontento,ytodo se vuelve cantos y bailes y felicitaciones y regocijos. Como los víveres hanentradoestatardeconabundanciafenomenal,hijamía,yotehetraídodetodocuantohayenlaplaza;yaunquetuestómagosiguedébil,yocreoquedebestomardetodo,con tal que sea en dosis muy pequeñas. Sobre esto consulté a D. Pedro, micompañero en el hospital, y me dijo que convenía alimentarte con una grandiversidaddemanjares,tomandodecadaunoraciónmuymínimaycuidandosegúnloordenaHipócrates,dequealternenenunmismoplatolacecinaylasguindas,losbuñuelos con la leguminosa cicer pisum, que llamamos garbanzo, y las almendrasconfitadas con esa planta salutífera que se conoce en la ciencia porBeta vulgarislatifolia,yquecomúnmentellamamosacelga,manjardegranvirtudmedicinalsise

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lemezclacondulce,connuecesyhastaconunpoquitodebacalao.Conquedispontea cenar, que mañana si el día está bueno, se podrá ir a Castellà, aunque a decirverdad, hijamía, ahora caigo en que tal vez sea difícil, porque todos los carros ycaballerías del pueblo los ha tomado la Junta con objeto de organizar la granprocesiónycabalgataconquehadecelebrarseestetriunfosinigual.Peroserácosadedosotresdías.Esprecisoqueteanimesparasaliraverlasiluminacionesdeestanoche, aunque hablando en puridad no te conviene tomar el sereno; y para queparticipesdelacomúnalegría,aquítenemosaAndrésyaSiseta,queseprestaránabailar delante de ti con los chicos un poco de sardana y otro poco de tira-bou,comenzando esta noche, para que también en esta casa se manifieste la inmensasatisfaccióny patriótico alborozode que está poseída la ciudad.Como tú nooyes,suprimiremoselfluviolylatanoraquesólosirvenparameterinútilruido.Conquepuedesdarlaseñalparaquecomiencelafiesta.Yovoyuninstanteaprepararenelcomedor la riquísimayabundantecenaconqueobsequiaremosaestos jóvenes,asícomoalospreciososybieneducadosniños.

YluegovolviéndoseaSisetayamí,nosdijo:—Nohaymás remedio.Esprecisobailarunpoquito,aunquesupongo,Andrés,

que ese cuerpo, venido hace poco de Santa Lucía, no estará para sardanas. Pero,amigos,bailandohacéisunaobradecaridad. ¡Quién lohabíadedecir! ¡Hay tantasmanerasdepracticarelsantoEvangelio!

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-X-

Ellectornolocreerá;ellectorencontraráinverosímilquebailásemosSisetayyoen aquella lúgubre noche, precisamente en los instantes en que incendiados variosedificios de la ciudad, esta ofrecía en su estrecho recinto frecuentes escenas dedesolación y angustia. Formando con ocho chiquillos un gran ruedo, bailamos, sí,obedeciendo a la apremiante sugestión de aquel padre cariñoso que nos pedía conlágrimasen losojosnuestracooperaciónen ladifícilcomediaconqueengañabaaldelicadoespíritudesuhija;perobailamosensilencio,sinmúsica,ynuestrasfigurasmovibles y saltonas tenían no sé qué mortuorio aspecto. Nuestras sombrasproyectadasenlaparedremedabanunadanzadeespectros,ylosúnicosrumoresqueaaquelbaileacompañabaneran,ademásdenuestrospasos,elrocedelosvestidosdeSiseta,elretemblardelpiso,yunligerocantoentredientesdeBadoretquealmismotiempohacíaademándetocarelfluviolylatanora.

Pormipartesosteníainteriormenteunarudaluchaconmigomismoparacontraery esforzar mi espíritu en la horrible comedia que estaba representando, e igualesangustiasexperimentabaSiseta,segúndespuésmedijo.

Alfinlaturbaciónmoral,unidaalcansancio,mehicieronexclamar:«yanopuedomás»,arrojándomecasisinalientoenunsillón.LomismohizoSiseta.

PeroJosefinaquenoscontemplabaconindeciblesatisfacciónyagrado,pidionosque bailásemosmás, y con elocuentesmiradas dirigidas a su padre, nos decía queéramosunosholgazanessincortesía.VieraisallíalbuenD.Pablosuplicándonosquebailáramos por la salvación eterna; y ¿qué habíamos de hacer? Bailamos comoinsensatos segunda y tercera tanda.Al fin nos sirvió de pretexto para descansar elhechode servirsea ladesgraciada joven lahipocráticacenadequeanteshehechomención, la cual fue acompañada de elocuentes discursosmímicos y literarios deldoctor Nomdedeu, quien ponderaba a su idolatrada enferma las excelencias delrepugnante pisto, servido ennueveo diez platos con racionesmicroscópicas.Todoaquelloeraunafarsalúgubrequeoprimíaelcorazón,ydonPabloquelapresidía,elinfeliz D. Pablo, escuálido, ojeroso, amarillo, trémulo, parecía haber salido de lasepulturayesperarelcantodelgalloparavolverseaella.Sisetallorabaaescondidas,yalgunosdeloschicos,rendidosalpoderososueñoyalagranfatiga,habíanestiradolos miembros y cerrado los ojos en diversos puntos, y donde cada cual encontrómejorcomodidadyfácilpostura.

—Sr. D. Pablo —dije al médico— no nos mande usted bailar más, porquenosotrosmismoscreeremosqueestamoslocos.

—Hijosmíos—mecontestó—tengoelcorazónpartidodedolor.Necesitoestaren batalla constantemente para contener las lágrimas que se me caen de los ojos.¡PobreGerona! ¿Existirásmañana?¿Estaránmañanaenpie tusnobles casasy con

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vidatusvalienteshijos?¡Yotengoespírituparatodo;paralamentaryllorarlamuertedemiciudadnatal,yatenderal cuidadodemipobrehija!¿Quécuesta representarestafarsa?Nada;lapobrecitasedejaengañarfácilmente,ycomosuenfermedadnoes otra cosa que una fuerte pasión de ánimo, en el ánimo se han de aplicar loscauterios,lascataplasmas,lostónicosylosemolientesqueleherecetadoestanoche.Puede que le hayamos salvado la vida. ¿Sabéis lo que significan en naturaleza tandelicada, tan sutilmente sensible, una triste o agradable impresión? Pues significatantocomolavidaolamuerte.Sí,hijosmíos:siyonocuidaradeocultaramihijalasangustias que atravesamos, se pondría su alma en tales términos que el menoraccidentelamataría,comounsoplodevientoapagalaluz.Esprecisoresguardarestapobrelámparadelairequelamata,ydarlaelquelavivifica.Asívatirando,tirando,yquiénsabesilapodrésalvar.Sed,pues,caritativos,yprocuraddivertirla.Vedcómoseríe;reparadquépreciosocolorhantomadosusmejillas.LacreenciadequeGeronaestállenadefelicidadesylaesperanzadeserllevadaprontoaCastellà,lafortificanydan nueva vida. Esta nochemarchamos bien; peromañana ¿qué haré, qué la dirémañana?Sicrecelaescasezdevíveres,comoesprobable,sisedeclaranelhambreyla epidemia, y caen bombas en parajes cercanos o aquí mismo, ¿qué comediarepresentaremos?Diosmefavorezcaymeinspire,puesparasuinfinitamisericordianadahayimposible.

—Estoymuertodecansancio—dijeyo,viendoqueJosefinapedíamásbaile—yademásestardeytengoquemarcharmeamipuesto.

Sisetayanopodíatenerseenpie,ylaseñoraSumta,queyacíaenelsueloconlainmovilidad de un talego, roncaba sonoramente, remedando en la cavidad de susfosasnasalesellejanozumbidodelcañón.Badoret,cansadoyadetocarensilencioelfluviolylatanora,dormíacomolosdemáschicos.D.Pablo,bastantegenerosoparano exigirnos imposibles, se apresuró a complacer a la enferma, poseída de ciertofebril insomnio, y sepuso adanzar enmediode la sala haciendo corro con cuatrochicos de losmás despabilados. Cuando yo salí, quedaba el pobre señor haciendopiruetas y cabriolas con ningún arte ymucha torpeza; pero su incapacidad para elbaile, provocando la hilaridad de su hija, más le inducía a seguir bailando. Dabasaltos, alzaba los brazos descompasadamente, se descoyuntaba de pies y manos,tropezaba a cada instante, inclinándose adelante o atrás, hacía mil paseosestrambóticosymilfigurasgrotescasqueenotraocasiónmehabríanhechoreír,yunsudorangustiosoafluíadesurostromacilento,desfiguradoporlasmuecasyvisajesque leobligabanahacerel fatigosomovimientoy losagudosdoloresdesuherida.Nuncaviespectáculoquetantomeentristeciera.

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-XI-

Esto que he referido a ustedes se repitió algunos días. Después vinieroncircunstanciasdistintasytodocambió.Losfrancesesescarmentadosconlavigorosaynuncavistadefensadel19deSetiembre,mediantelacualestrelláronsecontratodoslos puntos de la muralla que quisieron franquear, no se atrevían al asalto. Teníanmiedo, dicho sea sin petulancia; conocían la imposibilidad de abrir las puertas deGerona por la fuerza de las armas, y se detuvieron en su línea de bloqueo, conintención de matarnos de hambre. El 26 de Setiembre llegó al campo enemigo elmariscalAugereau,elcualdicensehabíadistinguidoenlasguerrasdelarepúblicayen el Rosellón; trajo consigo más tropas, las cuales poniéndonos por todos ladoscercomuyestrecho,nosencerraronen términosquenopodíaentrarniunamosca.Excusadoesdeciraustedesquelospocosvíveresquehabíasefueronacabandohastaque no quedó nada, sin que el gobernador diera a esto importancia aparente, puescada hora se sostenía más en su tema de que Gerona no se rendiría mientras élviviese, y aunque media población sucumbiera a las penas del hambre y a lascalenturasqueseibandesarrollandoalcompásdenocomer.

Ya no era posible pensar en socorros, como no vinieran por los aires. Ya noteníamos el triste recurso de buscar la muerte en lasmurallas, porque ellos no secuidabandeasaltarlas,yeraforzosocruzarsedebrazosydejarsemorir,mirandolaefigie impasible de don Mariano Álvarez, cuyos ojos vivos no paraban nuncaobservandoaquíyallínuestrascaras,porver sialguna tenía trazasdedesalientoocobardía. Estábamos moralmente aprisionados entre las garras de acero de sucarácter,ynonoseradadoexhalarunaquejaniunsuspiro,nihacermovimientoqueledisgustara,nidaraentenderqueamábamoslalibertad,lavida,lasalud.Ensuma,leteníamosmásmiedoqueatodoslosejércitosfrancesesjuntos.

Morir en la brecha es no sólo glorioso, sino hasta cierto punto placentero. Labatallaemborrachacomoelvino,ydeliciososhumosyvaporessesubenalacabeza,borrandodenuestramentelaideadelpeligro,yennuestrocorazóneldulcecariñoalavida;peromorirdehambreenlascalleseshorrible,desesperante,yenla tétricaagonía ningún sentimiento consolador ni risueña idea alborozan el alma irritada yfuriosacontraelmíserocuerpoqueseleescapa.Enlabatalla,lavistadelcompañeroanima; en el hambre el semejante estorba. Pasa lomismo que en el naufragio; seaborrecealprójimo,porquelasalvación,seatabla,seapedazodepan,deberepartirseentremuchos.

LlegóelmesdeOctubreyseacabótodo,señores:seacabólaharina,lacarne,laslegumbres.Noquedabasinoalgúntrigoaveriado,quenosepodíamoler.¿Porquénose podía moler? Porque nos comimos las caballerías que movían los molinos. Sepusieron hombres; pero los hombres extenuados de hambre, se caían al suelo. Era

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preciso comer el trigo como lo comen las bestias, crudo y entero. Algunos lomachacaban entre dos piedras, y hacían tortas, que cocían en el rescoldo de losincendios. Aún quedaban algunos asnos; pero se acabó el forraje, y entonces losanimalitos se juntaban de dos en dos y semantenían comiéndosemutuamente suscrines.Fueprecisomatarlos antes que enflaquecieranmás; al fin la carnede asno,que es la más desabrida de las carnes, se acabó también.Muchos vecinos habíansembradohortalizasenlospatiosdelascasas,entiestosyaunenlascalles;perolashortalizas no nacieron. Todo moría, humanidad y naturaleza, todo era esterilidaddentro deGerona, y empezóunaguerra espantosa entre los diversos órdenes de lavida, destruyéndose demayor amenor. Era una guerra amuerte en la animalidadhambrienta,ysialladodelhombrehubieraexistidounsersuperior,noshubiéramosvistocazadosyengullidos.

Yopadecíalasmáscruelespenas,nosólopormí,sinoporlainfelizSisetaysustreshermanos,quecarecíanabsolutamentedetodo.Loschicoseranalprincipiolosmejorlibrados,porqueellossalíanalacalle,ymerodeandoohusmeandoaquíyallá,siempresacabanalgunacosa;peroSiseta,lapobreSiseta,noteníamásamparoqueyo, y yomevolvía locopara buscarle el sustento.Había, sí, algunosvíveres en laplaza,yseencontrabanpececillosdelOñá,quemásquepecesparecían insectos,ypájarosescuálidos,queerancazadosdesdelostejados:tambiénhabíaalgunacarnedemulo y de perro; pero para adquirir estos artículos se necesitaba dinero, muchodinero,ynosotrosnoloteníamos.Laracióndetrigosecohabíallegadoasernostanrepugnantecomounveneno.

D. Pablo Nomdedeu gastaba todos sus ahorros para poner a su hija una malacomida,y fuede losquedieronporunagallinadiezy seisoveintepesos, cuandoalgúnpayés,afrontandomilpeligrosyvenciendoobstáculosmil,lograbaentrarenlaplaza.Enlosdíasdelagranescasez,laseñoraSumtanobajabanadaacasadeSiseta,y loschicossesecaban losojosmirandoa laescaleraporversidescendíaporellaalgúnmaná.LlegótambiéneldíaenqueBadoret,ManaletyGasparósecansarondesus correrías por las calles, porque de todas partes eran expulsados losmuchachosvagabundos, por la mala opinión que había respecto a la limpieza de sus manos.Flacosycasidesnudos,mis treshermanosomis treshijos,puescomoa tales tratésiempre,inspirabanprofundacompasión,yformandolastimerogrupojuntoaSiseta,permanecían largashorasensilencio, sin juegosni risas, tangravescomoancianosdecrépitos; inertesyquebrantados, sinmásaparienciadevidaqueel resplandordesusgrandesojosnegros,llenosdeansiosoafán.Sisetalesmirabalomenosposible,deseando así conservar la calma que se había impuesto como un deber, y hasta seatrevíaamostrarconatosdeseveridad,creyendoequivocadamentequeentaltrancelafuerzamoralservíadealgunacosa.

Yoestuvetresdíassinverlos,porquemisobligacionesmeimpedíaniralacasa.

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Cuandofui,encontrelesenlasituaciónquehedescrito.Desdeluegoadmirélaenterezadelospobresniños,bastanteinteligentesparano

importunarnospidiéndonosloquesabíannopodíamosdarles.ÚnicamenteGasparó,comiéndose sus puños y bebiéndose sus lágrimas, faltaba a la circunspecciónsostenidaporsushermanos.LlegóunmomentoenqueSiseta,nopudiendocontenersudolor,empezóalloraramargamenteregistrandodespuéslosúltimosrinconesdelacasaporversiparecíademilagroalgunavianda.Yosalí,volvíaentrar,salídenuevoy regresé, después de dar mil vueltas, con la terrible evidencia de que no podíaencontrarnada.Sisetayyoconvenimosenqueeraprecisorezar,conlaesperanzadequeafuerzaderuegos,nosenviaseDiosporsusmisteriososcaminos,algodeloquetantonecesitábamos.PerorezamosyDiosnonosmandónada.

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-XII-

Repentinamentemeocurrióunaideasalvadora.—Siseta—dijeamiamiga—.HacedíasquenoveoaPichota;perosupongoque

andaráporahíconsustresgatitos.—¡Oh!—merespondiócondolor—.¿NosabesqueelSr.D.Pablohaacabado

contodalafamilia?¡PobrePichota!Éldicequeesunacarneexcelente;peroyocreoquememoriríadehambreantesdecomerla.

—¿HamuertoPichota?Nosabíanada:¿ytambiénlostresangelitos?…—Noteloqueríadecir.Enestosúltimosdíasquehasfaltadodecasa,D.Pablo

bajabaconfrecuencia.Undíasemepusodelantederodillasrogándomequeledieraalgoparasuhija,puesyano teníavíveres,nidineroparacomprarlos.Cuandoestomedecía, unode losgatitosme saltó al hombro, yD.Pablo, echándolemano conmucha presteza, se lo guardó en el bolsillo. Al día siguiente bajó de nuevo ymeofreciólosmueblesdesusalasiledabaotrodeloshijosdePichota,ysinaguardarmicontestación,entróenlacocina,despuésenelcuartooscuro,púsoseenacechoylomismoqueungatocazaalratón,asícazóélalgato.Cuandosaliótuvequecurarlelosarañazosquetraíaenlacara.Elterceropereciódelamismamanera,ydespuésdeesto Pichota ha desaparecido de la casa, tal vez por haber entendido que no estásegura.

Yo meditaba sobre la deserción del pobre animal cuando se nos presentó derepente Nomdedeu. Su aspecto era por demás macilento y cadavérico, habiendoperdidoafuerzadepadeceresfísicosymoraleshastaaquellabondadosaexpresiónyeldulce acentoque ledistinguían.Suvestidoestabadesordenadoy roto,y traía laescopetadecazayunlargocuchillodemonte.

—Siseta—dijobruscamente,yolvidándosedesaludarme,apesardequehacíaalgunosdíasquenonosveíamos—.YasédóndeestáesapícaradePichota.

—¿Endónde,Sr.D.Pablo?—En el desván que hay en el fondo del patio y que servía de pajar y granero

cuandoyoteníacaballo.—Talveznoseráella—dijomiamigaensugenerosoanhelodesalvaralpobre

animal.—Sí,esella,tedigoqueesella.AmínosemedespintaPichota.Lamuytunanta

saltóestamañanapor laventanade ladespensaymerobóunpernilqueallí tenía.¡Qué atrevimiento!Comerse la carne de su propio hijo. Es preciso acabar con eseanimal.Siseta,yatehedadogranpartedemismueblesencambiodelosgazapos.Nomequedaotracosadevalorquemis librosdemedicina.¿Losquieresa truequedePichota?

—Sr.D.Pablo,nilosmuebles,niloslibrostomaré;cojaustedaPichota,yyaque

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nosvemosreducidosatalextremidad,déunaparteamishermanos.—Está bien—respondióNomdedeu—.Andrés, ¿te atreves a cazar ese terrible

animal?—Nocreoqueseanprecisostantospertrechosmilitares—respondí.—Puesyosílocreo.Vamosallá.Barodety suhermanoquisieron seguirnos,peroSiseta loscontuvo,diciéndoles

queno fuerancuriososnientrometidos;ysoloselmédicoyyosubimosaldesván,entrando despacio y con precauciones por temor a ser acometidos del rabiosocarnicero, a quien el hambre y el instinto de conservación debían haber dado unaferocidadextraordinaria.D.Pablo,porquelapresanoseescapara,cerrópordentrolapuertayquedamoscasiencompletaoscuridad,puesladébilluzqueporunestrechoventanillo entraba, no aclaró el lóbrego recinto sino cuando nuestros ojos fueronperdiendo poco a poco el deslumbramiento de la luz exterior.Multitud de objetos,como muebles destrozados y viejos obstruían buena parte de la estancia y sobrenuestrascabezasflotabandensoscortinajesdeteladearaña,guarnecidosporelpolvodeunsiglo.Cuandoempezamosaverloscontornosylasoscurastintasdelrecinto,buscamos con los ojos al prófugo; pero nada vimos, ni se oyó ruido alguno queindicasesupresencia.ManifestémisdudasaD.Pablo;peroélmedijo:

—Sí,aquíestá.Lavientrarhaceunmomento.Movimosalgunascajasvacías,arrojamosaunladoalgunospedazosdesillayun

pequeñotonel,yentoncessentimoselrocedeuncuerpoquesedeslizabaenelfondodelapiezaatropellandoloshacinadosobjetos.EraPichota.Vimosenelfondooscurosusdospupilasdeunverdeaurífero,vigilandoconferozinquietudlosmovimientosdesusperseguidores.

—¿Laves?—dijoeldoctor—.Tomamiescopetaysuéltaleuntiro.—No—repuse riendo—.Esmuy fácil errar la puntería.De nada sirve en este

casoelfusil.Póngaseustedaeseladoydemeelcuchillo.Lasdospupilaspermanecíaninmóvilesensuprimeraposición,yaquellalumbre

verdosa y dorada que no se parece a la irradiación de ninguna otramirada, ni depiedraalguna,produjoenmífuerteimpresióndeterror.Despuésdistinguíelbultodelanimal,ysusmanchasparduscasynegrassobreamarillosemultiplicabanamisojos,ensanchandosucuerpohastadarle lasproporcionesdeun tigre.Yoteníamiedo,¿aqué negarlo con pueril soberbia?, y por unmomento sentime arrepentido de haberemprendidoobratandifícil.D.Pabloqueteníamásmiedoqueyo,dabadientecondiente.

Celebramos consejo de guerra, del cual salió que debíamos tomar la ofensiva;pero cuando cobrábamos algún valor sentimos un sordo ronquido, un ruido entrearrulloyestertorqueanunciabalasdisposicioneshostilesdePichota.Ensulenguaje,lagatanosdecía:«Asesinosdemishijos,venidacá,queosespero».

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Pichota,queprimeroestabaenposturadeesfinge,seagachósentandolaangulosacabezasobrelaspatasdelanteras,yentoncessumiradacambió,despidiendounaluzazul que proyectaba de dos rayas verticales. Parecía fruncir el torvo ceño. Luegoirguió la cabeza, pasose las patas por la cara, limpiando los largos bigotes; y dioalgunasvueltassobresímisma,parabajaraunsitiomáscercano,dondesepusoenactituddesalto.Lafuerzamuscularqueestosanimalestienenenlasarticulacionesdesus patas traseras es inmensa, y desde su puesto podía saltar hasta nosotros. YoobservéquelasmiradasdelanimalsedirigíanmásrectamenteaD.Pabloqueamí.

—Andrés—me dijo— si tú tienes miedo, yo me voy encima de ella. Es unavergüenza que un animal tan pequeño acobarde de este modo a dos hombres. Sí;señoraPichota,noslacomeremosausted.

Parecequeelanimaloyóyentendióestasamenazadoraspalabras,porqueaúnnohabíaacabadodepronunciarlasmiamigo,cuandoconligerezasumalanzosesobreél,haciéndolepresaenelcuelloyen loshombros.La lucha fuebrevey lagatahabíapuestoyaenejecuciónelconjuntodesupotenciaofensiva,demodoqueelrestodelcombate nopodíamenosde sernos favorable.Acudí endefensademi amigo, y elanimal cayó al suelo, llevándose en las uñas algunas pequeñas partículas de lapersonadelbuendoctor,haciéndomeamíalgunosdesperfectosenlamanoderecha.Corrióluegoendistintasdirecciones,peroallanzarsesobremí,tuvelabuenasuertederecibirlaconlapuntadelcuchillodemonte,locualpusofinaldesigualcombate.

—Esteanimalesmás temiblede loquecreí—medijoD.Pablo,apoderándosedelcuerpopalpitante.

—Ahora,Sr.Nomdedeu—dijeyo—partiremoscomohermanoslapresa.El doctor hizo unamueca que indicaba su profundo disgusto, y limpiándose la

sangredelcuello,medijocontonoagresivoqueporprimeravezentoncesoídesuslabios:

—¿Qué es eso de partir? Siseta contrató conmigo a Pichota a cambio de mislibros.¿Túsabesquemihijanohacomidonadaayer?

—TodossomoshijosdeDios—repuse—ytambiénSisetaylosdeabajohandecomer,Sr.D.Pablo.

Nomdedeuserascólacabeza,haciendoconbocaynaricescontraccionesbastantefeas;ytomandoelanimalporelcuellomedijo:

—Andrés, no me incomodes. Siseta y los bergantes de sus hermanos puedenalimentarseconcualquierpiltrafaquebusquenenlacalle;peromienfermanecesitaciertoscuidados.Despuésdehoyvienemañana,y trasmañanapasado.Siahora tedoymediaPichota,¿quéledaréamihijadentrodeunpardedías?Andrés,tengamoslafiestaenpaz.Buscaporahíalgoqueecharatuschiquillos,queellosconroerunhuesoquedaránsatisfechos;perohazelfavordenotocarmeaPichota.

Deestamaneraelcorazóndeaquelhombrebondadosoysencillose llenabade

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egoísmo obedeciendo a la ley de las grandes calamidades públicas, en las cuales,como en los naufragios, el amigo no tiene amigo, ni se sabe lo que significan laspalabrasprójimoysemejante.OyendoaD.Pablo,despertoseenmíigualsentimientoegoístadelavida,yvienélunaborrecidopartícipedelatabladesalvación.

—Sr.Nomdedeu—exclaméconsúbitacólera—hedichoquePichotasepartirá,ynohaymássinoquesepartirá.

El médico al oír este resuelto propósito, mirome con profunda aversión poralgunossegundos.Suslabiostemblabansinarticularpalabraalguna:púsosepálido,yluego conungesto repentino,me empujóhacia atrás fuertemente.Yo sentí quemisangre abrasada corría hacia el cerebro, un repentino escalofrío que circuló pormicuerpome crispaba los nervios. Cerrando los puños, alargué lasmanos casi hastatocarconellaslacaradeNomdedeu,ygrité:

—¿ConquenosepartePichota?Puesmejor.Mejor,porqueestodaparamí.¿Quétengo yo que ver con la señorita Josefina, ni con susmales ridículos? Dele ustedtelarañas.

Nomdedeurechinólosdientes,ysincontestarmesefuederechohaciaelanimalque yacía en tierra desangrándose. Hice yo igual movimiento; nuestras manos sechocaron,forcejeamosunbreveinstante,descarguésobreélmispuños,yNomdedeurodóporelsuelolargotrecho,dejándomeencompletaposesióndelapresa.

—¡Ladrón!—exclamó—.¿Asímerobasloqueesmío?Aguardayverás.Recogiendo lavíctima,medispuseasalir.PeroNomdedeucorrió,mejordicho,

saltócomoungatohaciadondeestabalaescopeta,ytomándola,meapuntóalpechodiciendocontrémulayroncavoz:

—Andrés,canalla:suéltalaoteasesino.Miréenderredormíobuscandoelcuchillodemonte;peroyaD.Pabloloteníaen

elcinto.Corría lapuertadeldesványnopudeabrirla;entromedesúbitounterrorquenopudevencer,ysaltémaquinalmente,sinsaberloquehacía,hacialoscajonesvacíos,losmueblesviejosyelmontóndecachivachesdondesenoshabíaaparecidoPichota.Mispiessehundíanentretablasdesvencijadascuyosclavosmelastimaban,ymi cabeza tropezó en las vigas del techo haciendo caer el polvo, la polilla y lasrepugnantesinmundiciasdepositadaspordossiglos.

—Bárbaro—gritédesdearriba—yamelaspagarástodasjuntas.PeroNomdedeuseguíatrasmí,buscandolapunteríayconpiefirmehollabalas

rotas tablas; yo corrí de un extremo a otro seguido por él, y dimos varias vueltas,subiendo, bajando, hundiéndonos y levantándonos en los desfiladeros, laberintos ysinuosidadesdeaquellacaverna.

Por fin, habiendo salido el tiro, Nomdedeu extendió su hocico como ávidocazador,porversimehabíaalcanzado.Felizmentelabalanometocó.

—Nome ha tocado—dije con furiosa alegría, disponiéndome a caer sobremi

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enemigo.Peroéldesenvainóalinstantesucuchillo,yconacentomásfrenéticamentealegre

queelmío,gritóenmediodeldesván:—¡Ven, ven!… ¡Ladrón, que quieres matar de hambre a mi hija!… Suelta a

Pichota,suéltala,miserable.Ysinesperaraqueyoleacometiera,corrióhaciamí.Entromemayorpánicoque

cuandomeperseguíaconlaescopeta,ydenuevonoslanzamosalosprecipiciosenminiatura,tropezandoysaltando,yodelante,éldetrás,yogritando,élrugiendo,hastaque rendido de fatigas caí entre destrozadas tablas que me impedían todomovimiento. Me encontré débil y me reconocí cobarde, sintiéndome incapaz deluchar con aquella furia, metamorfosis del hombre más manso, más generoso yhumanitarioqueyohabíaconocido.

—Sr.D.Pablo—dije—tomeustedaPichota.Nopuedomás.Sehavueltoustedtigre.

Sincontestarmenada,ymostrandolahorribleagitaciónycrisisdesualmaenunsordomugido, recogió el animal que yo había arrojado lejos demí, y abriendo lapuerta,semarchó.

Yo,despuésdepasadalairascibilidaddeaquelcuartodehora,apenasmepodíatener,salí,bajéacasadeSiseta,ycuandoestameviomagullado,arañadoycubiertodepolvo,tuvomiedo.Enpocaspalabrasconteleloocurrido,ylostresmuchachosmeoyeronconespanto.

—No hay nada por hoy —les dije con angustia—. Voy a la calle a ver siencuentrounapersonacaritativa.

Siseta se abrazó a sus hermanos, derramando lágrimas de desesperación, y yocorrídesoladofueradelacasa.Enlacallemarchabacomounebrio,sindirección,niaplomo, ni camino, y con lamente en ebullición, cargada, atestada y henchida decriminalesideas.

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-XIII-

Ami paso encontraba las familias desvalidas, formando horrorosos grupos dedesolaciónenmediodelavíapública,conlospiesenellodoyguarecidalacabezadel sol y la lluvia bajo miserables toldos de sucias esteras. Se arrancaban de lasmanos unos a otros la seca raíz de legumbre, el fétido pez del Oñá, las habascarcomidasyloshuesosdeanimalesnocriadosparalamatanza.Diestroscarniceros,improvisados por la necesidad, perseguían por todos los rincones deGerona a lospobresperros,quebastanteinteligentesparacomprendersupróximasuerte,buscabanrefugio en lo más recóndito, y aún se atrevían a traspasar la muralla, corriendo aescape hacia el campo francés, donde eran acogidas con aplauso y algazara talespruebas de nuestra penuria. Por todas partes, en sótanos y tejados, los gatos sedefendíanconsusásperasuñasdelataquedelahumanidad,empeñadaenvivir.

Los soldados recibían su ración de trigo seco; pero los habitantes de la ciudadteníanquebuscarse el sustento comoDios les daba a entender.La cazay la pescaeranlaocupaciónmásimportante.Encuantoalostrabajosmilitares,nohabíanada,porque nuestra situación consistía en recibir bombas y granadas, sin poder apenasdevolverles lossaludos.Envariaspartespedíquemedieranalgoparaunospobreshuérfanos,pero lagentememirabacon indignación,yalgunomeechóencaramirobustez.Yoestabaenlospuroshuesos.

En la calle de Ciudadanos y en la plaza del Vino [8] vi muchos enfermos quehabíansidosacadosdelossótanosparaquesemurieranmenospronto.Sumaleradelosquellamabanlosmédicosfiebrenerviosacastrense,complicadaconotrasmuchasdolencias, hijas de la insalubridad y del hambre; y en los de tropa todas estasmolestiascaíansobrelafiebretraumática.

Sin quererlo yo, me apartaba a cada instante de mi objeto, que era buscaralimento para mis niños, y aquí me llamaban para que ayudasen a arrastrar unenfermo, allí me rogaban que ayudara a poner tierra encima de los cadáveres.Mideseoeraarrojarmecomolosdemásenmediodelarroyoesperandolamuerte;peroelejemplodealgunosqueresistíanconsin igual tesónelcansancio,meobligabaaseguirenpie.EnlacalledelaZapateríaViejasacamosfueradelossótanosavariosclérigos,ancianosyniños,mereciendoenpremiodenuestroservicioalgunospedazosde pan negro y de cecina. Los otros devoraban su parte; pero yo guardé la mía,adquiriendoconsuposesiónlafuerzamoralquehabíaperdido.

LacalleocallejóndelaForsa,queconducedesdelaZapateríaViejaalacatedral,eraunahorriblesentina,unaacequiaangostaylóbrega,dondealgunossereshumanosyacían como en sepultura esperando quien los socorriese o quien los matase.Entramosenella,conducidosporD.CarlosBeramendi,hombredegranméritoquesemultiplicabaparadisminuirenloposiblelasdesgraciasdelaciudad,yrecogimos

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loscuerposvivosymediovivos,muertosymediomuertos,sacándolosalasgradasdelacatedral,dondelesbañasenairesmenoscorrompidos.Lacatedralyanopodíacontenermásenfermosylaplazasefueconvirtiendoenhospitalaldescubierto.Allívi aparecer en lo alto de la gradería a D. Mariano Álvarez, que daba algunasdisposiciones para el socorro de los heridos. Su semblante era en toda Gerona elúnicoquenoteníahuellasdeabatimientonitristeza,yconservábasetalcomoenelprimerdíadelsitio.Grannúmerodegentelerodeaba,yentreellosviconsorpresaaD.PabloNomdedeuconotrosmédicos,individuosdelajuntadesalubridadyvariaspersonas influyentes. La multitud vitoreó a Álvarez, quien no dijo nada,absteniéndose de manifestar disgusto ni alegría por la ovación, y descendiótranquilamente.Lagraderíaofrecía elmás lamentable aspectoy con la algazaradelosvivasyaclamacionesdirigidasalgobernadoreradifíciloírlasquejasylamentos.Desdelejosseobservabaclaramentequemuchosdelosquecomponíanlacomitivadel héroe estaban afligidos ante tan doloroso espectáculo. Sin duda hablaban aD.Marianodelaescasezdevíveres,porqueseoyóunavozdeprotestaquedijo:«Señor,cuandonohayaotracosa,comeremosmadera».

EnestollegójuntoamíD.PabloNomdedeu,quesehabíaseparadounpocodelacomitiva.

¡Comermadera!—exclamó—.Esosedice,peronosehace.Andrés,mealegrodeverteporaquí.¿Cómoestás,ySisetayloschicos?

Aunque empezaba a extinguirse en mi alma el resentimiento, amenacé con elpuñoaNomdedeu.

—¡Ah,todavíameguardasrencorporlodeestamañana!—dijo—.Andresillo,enestos casos no es uno dueño de sí mismo. Yo me espantaba entonces y me heespantadodespuésdeencontrarmetanbárbaroysalvaje.Setratadevivir,Andrés,yelpícaroinstintodeconservaciónhacequeelhombreseconviertaenfierecita.Queyoseacapazdemataraunsemejante,escosaquenosecomprende;¿noesverdad?¡Ay,amigomío!La ideadequemihijamepidedecomerynopuedodarlenada,ahogaenmíelpatriotismo,elpensamiento,lahumanidad,trocándomeenunabestia.Andrés,nosomosmásquemiseria.Indignolinajehumano,¿quéeres?Unestómagoy nadamás. Se avergüenza uno de ser hombre, cuando llegan estos casos en quetodas las relaciones sociales desaparecen y reina la Naturaleza pura. Pero estoyviendoqueelnúmerodeheridosesinmenso.Hoyhemosestadohaciendoelrecuentodemedicinas, y nohayni para la décimaparte enun solo día. ¿Adóndevamos aparar? ¿Es posible que esto se prolongue? No, no puede ser. Mira qué horrorosoaspectopresentalagraderíacubiertadecuerposhumanos.

En efecto, los cien escalones que conducen a la catedral ofrecían en pavorosoanfiteatrouncuadrocompletodelosmalesdelaheroicaciudad.

Álvarez con su comitiva seguía bajando, y la multitud apartábase para abrirle

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paso.—Señor —le dijo Nomdedeu, volviéndome la espalda—. Olvidé decir a

vuecenciaquelosmedicamentosquetenemosnobastanniparaladécimaparte.D. Mariano miró fríamente y sin marcada expresión al médico. ¡Qué bien vi

entoncesalcélebregobernador,ycuánpresentessequedarondesdeentoncesenmimentesusfacciones,sumirarysuspalabras!Lacarapálidaycurtida,losojosvivos,el pelo cano, la figura delgada y enjuta, la contextura de acero, la fisonomíaimperturbableyestatuaria,latranquilidadylaserenidadjuntasensusemblante;todoloexaminé,ytodoloretuveenlamemoria.

—Si no hay bastantesmedicinas—dijo—empléense las que hay y después seharáloqueconvenga.

Estamuletilla de lo que convenga eramuy suya, y con ella solía terminar susdiscursosyamonestaciones,siendoenélmuynaturaldecir:«Sinosepuederesistirelasalto,ylosfrancesesentranenlaciudad,moriremostodosydespuésseharáloqueconvenga».

—Peroseñor—añadióD.Pablo—losenfermosnoadmitenespera.Sinoselescura…sepodrátirarundía,dos…

Álvarez paseó serenamente la vista por el anfiteatro, y después volviéndose aNomdedeu,ledijo:

—Ningunodeellossequeja.Prontorecibiremosauxilios.Laplazanoserendirá,SeñorNomdedeu,porfaltademedicinas.¿Nodiscurreustedalgúnmedioparaaliviarlasuertedelosenfermosyheridos?

—¡Oh; sí, señor! —dijo el médico alentado por algunos de la comitiva quemurmuraronfrasesmásenconsonanciaconlospensamientosdelmédicoqueconlosdel gobernador—.Me ocurre que Gerona ha hecho ya bastante por la religión, lapatriayel rey.Hallegadoyaal límitede laconstancia,señor,yexigirmásdeestapobregenteesconsumarsucompletaruina.

Álvarez agitó ligeramente el bastón de mando en la mano derecha, y sininmutarsedijoaNomdedeu:

—Ya… sólo usted es aquí cobarde. Bien: cuando ya no haya víveres, noscomeremosaustedyalosdesuralea,ydespuésresolveréloquemásconvenga.

Cuandoacabódehablar,callarontodosdetalmodo,queseoíaelzumbidodelasmoscas.Nomdedeuvolvióatráslacabezabuscándomeconlavista,paradisimularsuturbación;yhartoconfusohubodeabandonarlacomitiva.Hastamuchodespuésdeque esta pasara, no recobró el uso de la palabrami buendoctor, y estaba pálido ytembloroso,señalinequívocadesumiedo.

—Andrés —me dijo en voz baja tomándome del brazo, y llevándome endirecciónde laplazadeSanFélix—esehombrevaaacabarconnosotros.Yosoypatriota, sí señor, muy patriota; pero todo tiene su límite natural, y eso de que

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lleguemosacomernosunosaotrosmepareceunatemeridadsalvaje.—La entereza de D. Mariano —le respondí— nos llevará a tragarnos

mutuamente;peropor loqueamí toca,ymientras sepaqueesehombreestávivo,antesmecomeréamordidasmipropiacarne,quehablardecapitulacióndelantedeél.

—Grandeysublimeessuconstancia—medijo—yolaadmiroymecongratulodequetengamosalfrentedelaplazahombrecuyamemoriahadevivirporlossiglosdelossiglos.¡Oh,siyofuerasoloenelmundo,Andrés!Siyonotuvieramásquemiindignapersona,sinotuvieraotrocuidadoquelavisitaalhospitalyelrecorridodelosenfermosqueestánenlacalle,yomismolediríaaD.Mariano:«Señor,nonosrindamosmientrashayaunoquepuedaviviralmorzándosealosdemás»;peromihijano tiene la culpa de que una nación quiera conquistar a otra… Sin embargo,humillemoslafrenteantelavoluntaddeDios,delacualesejecutorenestosdíaseseinflexibleD.MarianoÁlvarez,másvalientequeLeónidas,máspatriotaqueHoracioCocles,másenérgicoqueScévola[9],másdignoqueCatón.Esesteunhombrequeennada estima la vida propia ni la ajena, y como no sea el honor todo lo demás leimportapoco.EnlasjornadasdeSetiembre,cuandoVives,elcapitándeUltonia,sedisponíaparaunapequeñaexcursiónalcampoenemigo,preguntóadonMarianoquea dónde se acogería en caso de tener que retirarse.El gobernador le contestó: «Alcementerio».¿Quéteparece?¡Alcementerio!Esdecir,queaquínohaymásremedioquevenceromorir,ycomovenceralosfrancesesesimposibleporquesoncientoylamadre,sacalaconsecuencia.¡Estoentusiasma,Andresillo!Selellenaaunolabocadiciendo: ¡Viva Gerona y Fernando VII!, le parece a uno que ya está viendo lashistoriasquesevanaescribirensalzándonoshastalasnubes;peroyoquisierapoderdecir ¡VivaEspañayviva Josefina!, oquealmenosentre las ruinashumeantesdeestaciudadyentreelmontónquehandeformarnuestroscuerposdespedazados,sealzararebosandosaludmiqueridahijaúnicaquenuncahahechomalaEspañaniaFrancia,niaEuropa,nialaspotenciasdelNortenidelSur.

El doctor detúvose a examinar varios enfermos, y corrí a casa de Siseta parallevarleslopocoquehabíarecogido.

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-XIV-

Casi juntamenteconmigoentróBarodet,quehabíasalidoahacerunaexcursiónpor la plaza de las Coles, y volvía tan alegre y saltón, que le juzgué portador devíveresparaochodías.

—¿Quéhay,Badoret?—lepreguntamosSisetayyo.Nos contestó abriendo los puños para mostrar algunas piezas de cobre, y

cerrábalosdespués,bailandoconfrenesíenmediodelasala.—¿De dónde traes eso? ¿Lo has cogido en alguna parte? —le preguntó su

hermana con enojo, sospechando sin duda que el chico había hecho incursioneslamentablesenlapropiedadajena.

—Meloshandadoporelratón…Andrés,unratóntangrandecomounburro.Encuantolleguéconélalaplaza,unviejosoltótresrealesporél.

—¿Paracomérselo?—exclamóSisetaconhorror.—Sí—repusoBadoretdándoleloscuartos—.Túnoloquisiste,puesavenderlo.—Mira, Andrés —me dijo Siseta— luego que tú te fuiste, estos condenados

bajaronalpatio,yporlapuertecillaqueestájuntoalpozo,semetieronenlacasadelcanónigoD.JuanFerragut,queestáabandonadacomosabes.Apocovolvieronconunaratatangrandecomodeaquíamañana…¡Quépatas!¡Quérabo!

—Lacarnedeestepreciosoeinteligentísimoanimal—dijeyodandoaSisetaloque llevaba— no es mala, según dicen los muchos que en Gerona la estánconsumiendo.Porahora,muchachos, remediémonosconestoqueos traigo,yDiosdarámásadelanteotracosa.

Comimos, si así puede llamarse una refacción tan exageradamente sobria, quemásparecíahechaparadarentretenimientoalosdientes,quesustanciaalcuerpo.Yomedormísobreelsuelopocodespués,ycuandodesperté,Sisetacongranaflicciónmedijo:

—Gasparóestámalo.Hacesadodellorar,yestácomodesmayadoconelcuerpoardienteytemblandodeescalofríos.¿TardaráenvolverelSr.Nomdedeu?

Examinéalchico,ysuaspectomehizotemblar,porquenodudéunmomentoqueestuvieseatacadodelafiebreaquesucumbíadiariamentepartedelapoblación;peroprocuré tranquilizar a su hermana, asegurando que los síntomas delmal que teníadelante, no eran parecidos a los que a todas horas se observaban en los sitiosmáspúblicos de la ciudad. Pero Siseta, en su buen sentido, no daba crédito a misconsuelos,comprendiendolagravedaddesuhermanito.Conlamayornaturalidaddelmundo,yolvidandoen supreocupación lascircunstanciasde laciudad,memandóquelellevasealgunasmedicinas,ytuvequeemplearmilrodeosycircunlocucionesparadecirlequenolashabía.Lainfelizmuchachaestabainconsolable.

UnahoradespuésentróD.PabloNomdedeu,alcualllamamosparaqueasistiese

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alenfermo,yseprestóaellodebuengrado.—¡Pobre Gasparó! —dijo al verle—. Ya he dicho varias veces que con los

alimentosquediariamenteseconsumenaquí,estoschicosnohandellegaraviejos.—Peromi hermanono semorirá, señor donPablo—afirmóSiseta llorando—.

Ustedqueestanbuenmédico,lecurará.—Hija mía —repuso fríamente el doctor— tiende la vista por esas calles, y

observadequévalenlosbuenosmédicos.LoquerespiramosenGeronanoesaire,esunasutil e invisiblemateriacargadademuertes. ¡Ay!VivimosporespecialdondeDios,losquevivimos.Tenemosungobernadordebroncequemandaresistiraestoshombresquesecaenmuertospormomentos.D.MarianoÁlvareznoveenelcuerpohumano sino una cosa con que rellenar los cementerios, y que no pudiendo servirparabatirsenosirveparanada.Élnoatiendemásquealinmortalespíritu,yfijandosuatenciónenlavidaperpetuaqueconlosmiserablesojosdelacarnenopodemosver,despreciatodolodemás.Sí,lamagnituddeesehombremetieneasombradoporlomismoqueessuperioramí.Elgobernadorresistiráelhambre,lasprivaciones,lasenfermedades,mientrastengaunagotadesangrequemantengaenpielaurnadesugrandeespíritu,puessualmaeselalmamenosatadaalcuerpoqueheconocido;ysinopudieseresistir,serácapazdecomerseasímismo…PeroveamosquésehaceconesepobreGasparó, hijamía; yo creoquedebes ir a enterrarle a la plazadelVino,donde se ha hecho una gran fosa, porque si dejamos aquí su pobre cuerpo, puedecorromperselaatmósferadeestacasamásdeloqueestá.

—¿Demodoqueustedledapormuerto?—preguntóSisetacondesesperación.—Siseta,nuestramisiónenelestadoaquehanllegadolascosas,sinalimentosni

medicinas que recomendar, se reduce a evitar los horribles efectos de ladescomposiciónatmosférica.Sipudiéramosteneramanobuenastazasdecaldo,unpocodevinoblancoyalgunosemolientesyherméticos,creoqueseríafáciltornarlasaludalarobustanaturalezadeeseniño;peroesimposible:nohaynada.¡Feliceslosquesemueren!Sinoconsigosalvaramihija,mepondréenlamuralla,cuandohayaotroasalto,paramorirgloriosamente…PobreGasparó:¡concuántoplacertecuidaríasi viera en ti esperanzas de vida! Siseta, sentiría mucho que mi hija conociera laproximidad de unmoribundo. En caso de queGasparó llore o chille, lemandaráscallar.Adiós,adiós,hijosmíos;cuidadoconmisinstrucciones.

Ysubió.Teníatodaslaaparienciadeunloco.Sisetadestrozóunmueble, calentó agua con él ydiose a aplicar al enfermoen

diversasformasunaterapéuticadesuinvención,compuestadeaguatibiaenbebida,encataplasmas,enfriegas,enrociadas,enparches.Comoadvirtieraciertaquietudenelenfermo,creyolarepentinamejoría,porefectodesusextraordinariosespecíficos,ydijocontantainocenciacomoalegría:

—Andrés,meparecequeestámejor.Sehadormido.Mimadredecíaqueelagua

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delOñáeralamejormedicinadelmundo,yconaguasecurabaellatodossusmales.¿Vescómoestámástranquilo?Cuandodespiertequerráirajugarconsushermanos.¿Perodóndeestánesosmalditos?¡Badoret,Manalet!…

Sisetalosllamógritandovariasveces,ylosmuchachosnoparecían.Estabanenlacasadelcanónigo.

YosubíaveraD.Pabloyasuhija,yencontréaestatanabatidaydesfigurada,quecuandocerrabalosojosquedándosesinmovimientoconlacabezahundidaentrelos almohadones, parecía realmente muerta. Ya era casi de noche y Nomdedeu,sentadojuntoalvelador,escribíasudiario.

—Andrés—medijoeldoctor— teagradezcoquevengasahacermecompañía.¿Nome guardas rencor por lo de esta mañana? Eres un buen muchacho, y sabeshacerte cargo de las circunstancias. En estos casos, no hay amigo para amigo, nihermano para hermano.Ahoramismo, simetieras tumano en el plato donde va acomermihija,creoquetemataría.

—¿YlaseñoritaJosefina—lepregunté—creetodavíaquehayfiestasenGerona,yquemañanairáaCastellà?

—¡Ay!,no.La ilusiónduróhastaeldíasiguientenadamás.Suestadomoralesespantoso.Yanopuedeocultárselenada,yesinútilrepresentarcomediascomoladela otra noche. Lo sabe todo, y no ignora los últimos pormenores, gracias a unaindiscrecióndeesaendiabladaseñoraSumta,aquiendebuenaganaarrastraríaporlos cabellos. Figúrate,Andrés, que una de estas noches, cuandoyo estaba curandoenfermosporesascalles,latalseñoraSumta,queamásdesercuriosacomomujer,es entrometida y novelera como un chico de diez años, deseando dar a suentendimientoelpastodeunabelicosalecturaenarmoníaconsusaficionesmilitares,sacódelaalacenademidespachoestediarioqueestoyescribiendo,ysepusoaleerloaquímismodelante demi hija.Esta sintió al instante deseos de leer también, y lamuy necia de la señora Sumta se lo permitió, añadiendo de su propia cosechacomentariosencomiásticosdelosempeñosyheroicidadesdelsitio.Cuandovolví,mihijahabíallegadoalasúltimaspáginas,yensucalenturientaatenciónycuriosidadseleibaelalmaapedazos.Lalecturalaembelesabaylamatabaalmismotiempo,yelterrory laadmiracióncompartíanseeldominiode sualma. ¡Ay,cuánto trabajomecostóarrancarledelasmanoselmalhadadodiario!Lapobrecitanodurmióentodalanoche,ypuestosucerebroenerección,allíeradevercómoimaginababatallasenlacalle,cómosentíaelruidodelasbombas,cómoasegurabaestarsequemandoconelresplandordelosincendios,cómomirabalosríosdesangrequeenrojecíanelTeryelOñá,sinquemefueraposibletranquilizarla.Lainfelizcorríadeunaparteaotradelahabitación comouna loca; y llamaba agritos aD.MarianoÁlvarez, ensalzando labravuraygrandeánimodenuestrogobernador.Otrasveces,dominadaporelmiedo,mepedíaquelaescondieseenlomásprofundodelospozosparanooírelzumbido

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deloscañonazosniverelresplandordelasllamas.Tanprontosudelicadoorganismonervioso, que es su naturaleza toda, se crispaba dándole actividad febril, comocuando dominados por el entusiasmo nos centuplicamos; tan pronto abatiéndosellorosa, su cuerpo caía flojo y blando como unamadeja. Precisamente la falta delsentidoacústico,queparecedebíaserundescansoparasuespíritu,esunverdaderotormento,porqueoyerumoresquesintenerexistenciarealretumbanensucerebro;ylos espectrosdel sonido aterran su imaginaciónmásque losde la vista. ¡Pobrecitahijamía!Creíverlamorirenunadeaquellascrisis.Erasuvidacomounhilomuydelgadoqueporintervalosseponetirante,tirante,amenazandoromperse.Yoteníaelalmaensuspenso,ycomprendiendoquecontratalestadodenadavalenlaciencianiloscuidados,mecrucédebrazosybajélafrenteesperandoelfallodeDios.Deestemodohapasadoalgunosdías,Andrés,yúltimamentetodoslossíntomasdedesordennervioso han desaparecido, para no quedarmás que el delmiedo, unmiedo en elúltimogradodelodeprimente,quelatieneaplanada,moribunda.¿Vesesacara,vesesaexpresiónsoñolientayabatida,esadiafanidadpropiadelosprimerosinstantesdela muerte? ¿Por ventura eso tiene apariencia de vida? No parece sino que estesimulacrodeexistenciapermaneceantemisojospordisposiciónmilagrosadelcieloparaconsolarmedurantelaausenciarealdemiverdaderahija.

Despuésdeunlargoytristesilencio,continuóasí:—Andrés, mañana saldrá el sol; mañana habrá lo que en nuestro lenguaje

llamamos día; mañana tendremos otro hoy, es decir, nuevos apuros. Veremos quémigadepanmereservaDiosparaeldíaquehadevenir.Comoquieraquesea,mihijatendrámañanasuplatoenestamesa.Asíhadeser,cuesteloquecueste.

Ydichoesto,siguióredactandosudiario.Cuando volví al lado de Siseta, la encontré más tranquila, engañada por el

aparente alivio del pobre niño. Su principal inquietud consistía entonces en laausenciadeBadoretyManalet,queapesardeloavanzadodelanoche,novolvíanacasa.Perodeacuerdolessupusimosocupadosenexplorarlahabitaciónvecina,ynosehablómássobreelparticular.Retiremeyoamiguardia,pesarosodedejarlasola,ydurante toda lanocheestuvemortificadoporcavilacionesypresentimientosquenomedejarondormir.

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Aldíasiguientenoocurriónovedadparticular.Gasparóseguíalomismo.Badorety su hermano aparecieron tras larga ausencia, llenos de rasguños, contusiones,magulladurasymordidas;peromuycontentosconloscuartosquerecientementeleshabíaproporcionadosuindustria.Apesardeesterefuerzopecuniario,aqueldíafueelabastecimiento de la casa más penoso y difícil que otro alguno, y Siseta,desmejorándoseporgrados,perdíarobustezysaluddehoraenhora.Comoentoncesocurrieronacontecimientos terriblesennuestracasa,nopuedopasarlosensilencio.Despuésdeunbreveyviolentosueño,despertomealrayareldíaelgolpeardeunpie,que no por ser de amigo carecía de dureza, y cuando abrí los ojos, encaré con eltambordelregimiento,FelipeMuro,quemedijo:

—HacaídounabombaenlacasadelcanónigoFerragut,calledeCort-Real,yeltejado ha ido a buscar refugio dentro de los cimientos.Yo lo he visto,Andrés.Tuamigoelmédico,D.PabloNomdedeu,salióalacallegritandoybufandoencuantovioarderlasbarbasdelvecino.Felizmentelacasanoardió,yhastahoynotienemásaveríaquehabersidoaplastadacomounbuñuelo.¿Novasallá?

Debuenaganahabríacorridoallugardelacatástrofe;perolaordenanzameatabaalamuralladeAlemanesdurantealgunashoras,yesperéconlamáscruelansiedad.CuandomeencontrélibreypudetrasladarmealacalledeCort-Real,viconalegríaquemi casa estaba intacta, aunque amenazada de algún deterioro por la repentinafalta de apoyo de la contigua, cuya fachada yacía casi totalmente en el suelo,viéndosedesdelacalleelinteriordelashabitacionesconpartedelosmueblesenlamismasituaciónenquelosdejóeldueñoalabandonarsudomicilio.MentalmentedigraciasaDiosporhaberlibradodeladesgracialacasadelosmíos,ycorríalladodeSiseta, a quien encontré en el taller y en el mismo sitio donde la había dejado lanocheanterior,juntoallechodesuhermano.Laconsternacióndelapobremuchachaeratal,quenoacertéatranquilizarlaconinútilesconsuelos.

—Siseta—ledije—esprecisoresignarsealoquequiereDios.¿Ytuhermano?No me contestó ni había para qué, porque su hermano se moría. Ella misma

hallábase en tan lastimosa situación física y moral, que sólo por un enérgicopropósitodesu fuerteespíritu, semanteníavigilanteyatentaa laagoníadelpobreGasparó. Sin el dolor, Siseta habría caído al suelo, abatida por el insomnio y lainanición;peroelladespreciabasupropiaexistencia,yparaatenderlaeraprecisoquedesaparecieseladelosdemás.

—¿ElSr.Nomdedeunohaasistidoatuhermano?—lepregunté.—No—repuso—. El Sr. D. Pablo dice que aquí nada falta sino echarle tierra

encima.—¿Yesposiblequenotehayaproporcionadoalgunasmedicinas?Siélquisiera,

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podríahacerlo.—Dicequenohaymedicinas.—Dime:¿Gasparóhatomadoalgúnalimento?—Nada.Conloscuartosquetrajeronayerloschicos,secompróunpedacitomuy

chico de cecina; y lo puse en las parrillas, y esta mañana vino D. Pablo, se mearrodilló delante llorando a moco y baba, y como a pesar de esto me resistiera adárselo,amenazomeconmatarmeyselollevó.

—¿Tútampocohastomadonada?…¡Oh!EsprecisoqueyolesientelamanoaeseladronzuelodeD.Pablo.¿Tenemosnosotrosobligacióndemantenerleasuhija?¿Ytushermanos?

—No sé dónde están—repuso Siseta con profundo terror—.Desde anoche nohanvueltoacasa.

—Pero,Siseta—exclaméconangustia—noiríanalacasadelcanónigo.¿Sabesquesehavenidoalsuelo?

—Nosésiiríanallá…Estamañanasentíungranruido.Creíqueeraestacasalaqueseveníaal suelo;yabrazandoamihermanocerré losojosymeencomendéaDios.Peroluegoquecesóelruido,miréaltechoylovienelmismositio.Lagentegritabaenlacalle,yeradifícilrespiraracausadelpolvo.No,Diosmío,noesposiblequemishermanosestuvieranhastahoydentrodeesacasa.Yocreoquehabránidoalmercadoavenderloquehayancogido.

CadapalabrapronunciadaeraunesfuerzoangustiosodeladecaídanaturalezadeSiseta.Cubríasufrenteheladosudor,ysentadaenelsueloapoyabasusbrazosenlaestera para sostenerse. Pálida como la misma muerte, y con los ojos apagados yhundidos, daba pena de ver cómo se agostaba aquella planta, sin poder echarle unpocodeagua.

DerepentebajómetiendomuchoruidoelSr.Nomdedeu,quealverme,medijo:—¡Oh, Andresillo! ¡Cuántome alegro de que estés aquí! Supongo que traerás

algo.Túeresgenerosoynoteolvidasdelosbuenosamigos.—Nada traigo, señor doctor; y si trajera, no sería para usted. Cada cual se las

compongacomopueda.—¡Qué bromas gastas! Supongo que traerás siquiera un poco de trigo. Y tú,

Siseta,¿tienesalgoparamí?¿Tushermanosnohantraídonada?¡Oh,amigosdemialma!¿Nohaynadaparaestepobreinfelizquevemorirasuhija?Andrés,Siseta—añadió juntando lasmanosyponiéndosede rodillasdelantedenosotros—haced lacaridad,poramordeDios,quetodoloquetuviereisdemenosenlatierralotendréisdemásenelcielo.Yasabéisqueaquídanunoporcientoyalládancientoporuno.Andrés, Siseta, queridísimos amigos míos, vosotros que nadáis en la abundancia,socorredaestemendigo.Nadamequedaya:hevendidotodosmislibros,yconlasplantasdemimagníficoherbario,quehe reunidoduranteveinteaños,hehechoun

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cocimientoparadárseloaella.Sólomerestanlasplantasmalignasovenenosas,ylaincomparable colección depolipodiums, que os puedo vender… ¿De veras que notenéisnada?Nopuedeser.Ustedesesconden loque tienen;ustedesmeengañan,yestonolopuedoconsentir;no,noloconsentiré.

Deestamanera,Nomdedeupasabadelaaflicciónmásamargaaunacólerahostilyatrabiliaria,queaSisetayamínosinfundióbastanterecelo.

—Sr.Nomdedeu—dijeresueltoaalejardenosotroshuéspedtanimportuno—notenemosnada.Yaveusted.ElpobreGasparósemuere,ynopodemosdarleunbuchedeaguaconvino.Déjenosustedenpazotendremosundisgusto.

—Eso se verá. Yo no me voy de aquí sin algo. Ustedes esconden lo que vancomprandoconloscuartosquetraenloschicos.Mihijanopuedeseguirasímuchashoras,Andrés.QueserindaGerona,sí,señor,queserinda,yquesevayaalinfiernoconcienmilparesdedemonioselSr.D.MarianoÁlvarez,quehadichoestamañana:«Cuando la ciudad principie a desfallecer, se hará lo que convenga».No sé a quéespera.Aún no cree que la ciudad está bastante desfallecida. ¡Oh! Lo que debierahacerelgobernadorescastigaralospillosqueacaparanlasvituallas,privandoasussemejantesdelomáspreciso,yustedessonestos,sí,señor.Ustedestienenesasarcasllenasdecomestibles,ylomenoshayahídiezonzasdececinayunpardedocenasdegarbanzos.Estoesunrobo,unrobomanifiesto.Siseta,Andrés,amigosmíos:yahevendido todas lasestampasycuadrosdemicasa. ¿Queréiselperritoquebordóencañamazomi difunta esposa cuando estaba en la escuela? ¿Loqueréis?Pues os lodaré, aunque es una prenda que he estimado como un tesoro, y de la cual hicepropósitodenodeshacermenunca.Osdoyelperritosimedaisloqueestáguardadoenelarca.

Abrimos el arca,mostrándole su horrenda vaciedad; pero ni aun así se dio porvencido.Estabafrenético,conaparienciasdetrastornosemejantealaembriaguezoaldeliriodeloscalenturientos,yalhablarsulenguasinfuerzachasqueabalaspalabras,entonándolas a medias, como un badajo roto que no acierta a herir de lleno lacampana.Temblaba todoél,yel llantoy la risa, lapena, la ira, la resignacióno laamenazaseexpresabansucesivamenteenlasrápidasmodificacionesdesufisonomíaagitadaymoviblecomoladeuncómico.

Cuandomelevantéparaobligarleasalir,amenazomeconlospuños,yenuntonoque no es definible, pues lomismo podía ser dolorido llanto que honda rabia, nosdijo:

—Miserables, ladronesde loajeno.Haré loquediceelgobernador.Sí,Andrés,Siseta.Mihijanosemorirá;mipobrehijanosemorirá,porquecuandonohayaotracosanoscomeremosaustedesydespuésseresolveráloquemásconvenga.

Cuandoseretiró,Sisetamedijo:—Andrés,yonosésivivirémuchomásqueGasparó.Hazelfavordebuscara

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mis hermanos. Si Dios ha determinado que en este día se acabe todo, se acabará.SomosbuenoscristianosymoriremosenDios.

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Dejando para más tarde la exploración al mercado, marché a la abandonadaviviendadeD.JuanFerragut,canónigodelacatedral,quedesdelosprimerosdíasdelsitio huyó de Gerona buscando lugar más seguro. Aunque este veterano de lasmiliciasdocentesdeCristonofiguraenmirelación,deboindicarqueeraelprimeranticuariodetodalaaltaCataluña;hombreeruditísimoeincansableenestodereunirmonedas,escarbarruinas,descifrarepígrafesyhusmeartodoslosrastrosdepisadasromanas ennuestro suelo.Su colecciónnumismática era célebre en todo el país, yademásposeíainapreciabletesoroenvasos,lámparas,arnesesylibrosraros;peroelgrande amor que tenía a estos objetos no fue parte a detenerle en su huida,abandonando la historia romana y carlovingia por poner en seguro la más queningunainestimableantigualladelapropiavida.Luegounabombaarreglóelmuseoasumanera.

Entrábase en la desierta casa por una pequeña puerta que comunicaba ambospatios, y que los vecinos solían tener abierta para venir a tomar agua en el delnuestro.Cuandopenetréenelpatio,halléqueunagranpartedeestesehabíatrocadoenrecintocubierto,formadoporlaacumulacióndevigasytabiquesatascadosenunángulo antes de llegar al piso. Aquel improvisado techo no necesitaba sino ligeroimpulso,unavoz fuerte,una trepidación insensibleparacaeral suelo.Adelantandocuidadosamente llegué a la caja de la escalera, abierta a la luz y al aire por elhundimientodelassalasdelafachadaydeunapartedeltechopordondepenetrólabomba. Cubrían el suelo muebles confundidos con trozos de pared, vidrios y mildesigualesfragmentosdepreciosidadesartísticas,materiacaóticadelahistoria,queningúnsabiopodíayareunirniordenar.Laescalerahabíaperdidounodesustramos,y para subir era preciso trepar, saltando abruptas alturas. Desde abajo veíase elinteriordeunaalcobaquedebíaserladelseñorcanónigo,lacualpiezaconuntesterode menos, y conservando parte de sus muebles, se asemejaba a los aposentos dejuguete para los niños, cuando se les quita la tapa o pared lateral, cuya ausenciapermiteverellindointerior.Sialgunoscuadros,cofresyroperosmanteníansearribaen los mismos puestos que desde luengos años ocupaban, en cambio la cama delcanónigoyacíaenlohondodelaescaleraenunaposturaquepodemosllamarbocaabajo. Los gruesos pilares de aquelmueble, que no era otra cosa que unmedianomonte de roble, aparecían por diversos puntos tronchados, esparciendo sus agudasastillas, y las colgaduras en desorden dejaban ver entre sus pliegues los brazos demarfildeunSantoCristo,ylassecasramasdeunasdisciplinas.Deentrelosdespojosdelapiedra,yenlaoscuridaddelosrinconesyhondurasqueformaban,visurgirelbrillodedosdiscosluminosos,comodospuntos,comodosojosquememiraban.Apesardequesentísúbitotemor,bajemearecogeraquellasluces.Eranlosespejuelos

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delbuenFerragut.En la imposibilidad de subir, di voces al pie de la escalera, por ver si desde

aquellas solitarias cavidades me respondía alguno de los muchachos a quienesbuscaba.Gritécon toda la fuerzademispulmones: ¡Badoret,Manalet!,peronadiemerespondía.Recorrítodolobajo,explorandolomásescondidoylomáspeligrosodelosescombros,ysóloencontrélabarretinadeunodeloschicos;peroestonoerasuficiente razón para suponer que ellos existiesen bajo las ruinas. Por último,regresando al hueco oí un agudo silbido, que resonaba en lo más alto del tejado.Aguardéunrato,yenbreveoyéronsedenuevolosmismosagudossones,yaparecióuna figura, que desde arriba con evidente peligro se inclinaba paramirar hacia elfondo.EraBadoret.

Elmuchacho,poniéndoseambasmanosenlaboca,gritó:¡Manalet,alerta!Y luego forzando la voz, añadió:—¡Allá van! ¡Allá vaNapoleón, con toda la

guardiaimperial,ylatropamenuda!Dicho esto desapareció, y yome quedé absorto esperando ver aNapoleón con

todalaguardiaimperial.Enefecto;porlarotaescaleradescendíaaescapetendidounnumeroso ejército cuyos precipitados pasos metían bastante ruido. Saltaban depeldañoenpeldañoporentrelospedazosdevigas,yconligerezasumafranqueabanlos claros de la escalera, gruñendo, chillando, escarbando, describiendo piruetas,curvas,círculos,yempujándose,confundiéndoseyprecipitándoseunossobreotros.

Delante iba el mayor de todos que era grandísimo, como ser de privilegiadamagnitudybellezaentrelosdesuclase,yseguíanleotrosdemenostallaymuchospequeños,entreloscualeshabíajovenzuelos,juguetonesymuchosgraciososniños.Noerandocenas,sinocientos,miles,¡quéséyo!,unverdaderoejército,unanaciónentera,masa imponentequeenotrascircunstanciasmehabríahechoretrocederconespanto.Lasoscilacionesdesuslargosrabosnegroserantales,queparecíanculebrascorriendo en medio de ellos, y sus brillantes ojos de azabache expresaban elazoramiento y la ansiedad de retirada tan vergonzosa. Venían hostigados, y lainmunda caterva pasó junto a mí y en derredor mío con rapidez inapreciableescurriéndoseporentrelosescombroshaciaelpatio.Seguíalosyoconlavista,yporunaoscurapuertecillaquevienlapared,sumergiéronsetodosenunsegundo,comochorroquecaealabismo.

Yonohabíavistoaquellapuertaabiertaenunánguloyqueocultabandostonelespuestosenelpatio.Acerquemeaellaydesdelabocagrité:

—Manalet,¿estásahí?Alprincipionosentírumoralguno,sinounlejanoyvagosondehojarasca[10]que

meparecíaproducidoporlaspisadasdelaguardiaimperialsobremontonesdeyerbaseca.Peroalpocoratocreísentircomovocesylamentosquealprincipioparecieronaprensión mía o eco de mis propios gritos; pero oyendo que se repetían más

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acentuadoscadavez,resolvíaventurarmeenlointeriordelaposentooscurísimoqueantemíseabría.

Nadapudeverenlosprimerosmomentos;masapocodeestarallídistinguí lasformas robustas de las tinajas y toneles, cajones rotos, arreos de caballerías y decarros,ymilobjetosdeindefinibleconfiguración,queibansaliendopocoapocodelaoscuridadamedidaquemisojosseacostumbrabanaella.

El sitio erapocoagradable,yno séporqué lasbarrigasdeaquellas tinajasmeofrecían un aspecto temeroso, causa paramí de invencible horror. Yo reconocí enaquellasformasextravaganteslasdeciertosmonstruosqueveníanaamedrentarmeenmissueñosdeenfermo,ynolesfaltabamásquecuatropatasresbaladizas,húmedas,cartilaginosas,paraarrojarsesobremí.Alospocospasosprodujeelmismoruidodehojarascaqueanteshabíasentido,yobservéquepisabagrandescapasdeyerbaseca,depositadaallísindudaparabestiasquenohabíandecomerla.

De pronto, señores, sentí que las hojas sonaban pisadas por mil patitas, y loscabellos seme erizaron de espanto. ¿Por qué, si allí no había leones, ni tigres, niculebras, ni ningún animal verdaderamente fuerte y temible?Lo cierto es que tuvemiedo, un miedo inmenso que heló la sangre en mis venas, dejándome atónito yparalizado.Quisehuiryhundimeenlayerbaseca.Revolvílosojosentornomío,yaumentómiterroralverquesedisponíaparaacometermepordistintosladosconlarabiademilbestiasferocestodoelejércitoimperial.

Enuninstantemesentímordidoyrasguñadoenlostobillos,enlaspiernas,enlosmuslos, en las manos, en los hombros, en el pecho. ¡Infame canalla! Sus ojuelosnegrosyrelucientescomopequeñascuentas,memirabangozándoseenlaperplejidaddelavíctima,ysushocicospuntiagudosselanzabanconvoracidadsobremí.Grité,pateé, manoteé; pero la flojedad del suelo en que me sostenía imposibilitaba midefensa,yconesfuerzosextraordinariospugnabaporecharmefueradeaquelmardehojasecaenelcual,sieradifícilelcorrer,másdifícileraelnadar.Laturbainsolente,aguijoneadaporelhambre,seatrevíaaatacarme.¿Quépuedeunosolodeaquellosmiserables animales contra el hombre? Nada; pero ¿qué puede el hombre contramillaresdeellos,cuandolanecesidadlesobligaaasociarseparacombatiralreydelacreación?Hallándomesindefensa, exclaméconangustia: ¡Badoret,Manalet, venidenmiauxilio!¡Socorro!

Por último, conseguí poner el pie en tierra firme, y sacudiendo manotadas adiestraysiniestra,logréaminorarelvigordelataque.Corrídeunladoparaotro,ymesiguieron;subimeaungrantonel,yvelocescomoelrayosubieronellostambién.Suestrategia era admirable; adivinabanmismovimientos antes de que los realizase, ycomosaltaradeunpuntoaotro,metomabanladelanterapararecibirmeenlanuevaposición.Animábanse en el combate por un himnode gruñidos que amímedabaescalofrío, y parecía que rechinaban en acordada música militar sus dientes,

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demostrandogranrabiaydespechotodosaquellosquenopodíanhacermepresa.¡Terrible animal! ¡Quéadmirablemente lehadotado laProvidenciaparaque se

busquelavidaadespechodelhombre,paraquesedefiendacontralasagresionesdefuerza superior, para que venza obstáculos naturales, para que haga suyas lasmáslaboriosasconquistashumanas;paraquemantengasuinmensaproleenloprofundode la tierra y al aire libre, en los despoblados lo mismo que en las ciudades! LaProvidencialehahechocarnívoroparaqueencuentrealimentoentodaspartes;lehahechoun roedor para quedevore a pedazos lo quenopuede llevarse entero; le hadado ligereza para que huya; blandura para que no se sientan sus alevosos pasos;finísimo oído para que conozca los peligros; vista penetrante para que atisbe lasmáquinas preparadas en su daño, y agudo instinto para que con hábilesmaniobrasburlevigilanciasexquisitasypersecucionesinjustas.Ademásposeeinfinitosrecursosycomobestiacosmopolita,queigualmenteseadaptaalacivilizaciónyalsalvajismo,posee vastos conocimientos de diversos ramos, demodo que es ingeniero, y sabeabrirsepasoporentreparedesytabiquesparaexplorarnuevosmundos;esarquitectohabilísimo, y se labra grandiosas residencias en los sitiosmás inaccesibles, en loshuecosdelasvigasyenlosvanosdelostapiales;esgrannavegante,ysaberecorreranado largas distancias de agua, cuando su espíritu aventurero le obliga a atravesarlagunasy ríos; se aposenta en las cuadernasde losbuques, dispuesto a comerse elcargamento si le dejan, y a echarse al agua en la bahía para tomar tierra si lepersiguen; es insigne mecánico, y posee el arte de trasportar objetos frágiles ydelicados, secretos de que el hombre no es ni puede ser dueño; es geógrafo tanconsumado, que no hay tierra que no explore, ni región donde no haya puesto suligera planta, ni fruto que no haya probado, ni artículo comercial en que no hayaimpresoelsellodesusdiezyseisdientes;esgeólogoinsigneyaudazminero,puessiadviertequenodisfrutadegrandessimpatíasaflordetierra,semeteallídondejamásrespiró pulmón nacido, y construye bóvedas admirables por donde entra y saleorgullosamente,comunicandocasasyedificios,yhuertasyfincas,con locualabrericas vías al comercio y destruye rutinarias vallas; y por último, es gran guerrero,porque además de que posee mil habilidades para defenderse de sus enemigosnaturales,cuandoseencuentraacosadoporelhambreendíasmuycalamitosos,reúneyorganizapoderososejércitos,atacaalhombre,yalfin,sinohallamediodesalirdelpaso,estosejércitossearmanunoscontraotros,embistiéndosecontantocorajecomotáctica,hastaquealfinelvencedorviveacostadelvencido.

Poseyendoungransentidocivilizador,seacomodaalcarácterdelascomarcasyregionesqueescogeparadesarrollarsugenioactivo,ycomesiempredeloquehay.Esosí,norespetanisaberespetarnada:eneltocadordeladamaelegantesecomelosperfumes;yencasadelboticariolasmedicinas.Enlaiglesiahacemilcondimentosconlasreliquiasdelossantos,yenlosteatrosseapropialoscoturnosdeAgamenóny

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lalorigadeD.PedroelCruel.Artistaaveces,sieldestinolellevaalosmuseos,sealmuerzaaMurilloycenaconalgodeRafael,ycuandoaciertaapenetrarencasadelosanticuariosodeloseruditos,seconvierteenunodeestosporlainfluenciadelalocalidad,esdecir,quesetragaloslibros.

Todas estas eminentes cualidades las desplegó contra mí la inmensa falange.Aquellospadresquepordardecomerasushijos;aquellosamantesespososqueporlibrar de la muerte a sus mujeres, no vacilaban en mirar frente a frente a un sersuperior,teníantodalaperversidadquedanlassupremasexigenciasdelavida.Peroera realmente una vergüenza para mí el rendir mi superioridad de fuerza y deinteligencia ante aquella chusma de los bodegones, que procedentes de distintospuntosde la ciudad,por caminos sólo sabidosde ella sola, sehabía reunidoen talsitio. Así es, que reponiéndome al cabo de algún tiempo de mi primitivo susto,arrebatéunpaloquealalcancede lamanovi,yhaciendopie firmesobreel tonel,comencéadescargargolpesatodoslados,increpandoamisenemigoscontodoslosvocablosinsultantes,groserosydesvergonzadosdelalenguaespañola.

Sinoobtuvedesde luegopor estemedioventajaspositivas, conseguí almenosamedrentar a los pequeños, que eran los más insolentes, y sólo los grandescontinuaron empeñados en roerme. Pero los grandes me ofrecían un blanco másseguro, y he aquí que después de un rato de combate peligroso, incesante, en quemultiplicabalosmovimientosdemisbrazosypiernasconrapidezmáspropiadeunbailarín que de un guerrero, comencé a adquirir alguna ventaja. La ventaja en lasbatallas, una vez que se manifiesta, va creciendo en proporción geométrica,determinadaporlostemoresyrecelosdelqueflaquea,porelorgulloyreanimacióndel que gana terreno, y esto me pasó a mí, que al fin, señores míos, a fuerza detrabajoydeangustiapudeadquirirelconvencimientodequenoseríadevorado.

Cuandomevilibredelaguardiaimperial(puesnorenuncioadarleestenombre)mehallabatancansadoquediconmicuerpoentierra.

—Simeatacanotravez—dijeparamí—acabaránconmigo.

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-XVII-

Peroenladesbandadadelnumerosoejército,noabandonaronelcampotodosloscombatientes, no: allí enfrente demí, arrastrandopor el suelo supanza formidableestaba uno, elmás grande, elmás fuerte ¿por qué no decirlo?, elmás hermoso detodos,fijandoenmíelchispeanterayodesusnegraspupilas,conlaorejaatenta,elhocicohusmeante, lasgarraspreparadas,elpeloerizado,yextendida laresbaladizacolaescamosaypardusca.

—¡Ah, eres tú, Napoleón! —exclamé en voz alta como si el terrible animalentendiesemispalabras—.Yatereconozco.Ereselmayoryelmásfuertedetodos,ereselqueibadelantecuandobajabaisporlaescalera.Infame,tucorpulenciaytusañostedansobrelosdeturalealasuperioridadquedemuestras;peroeresunegoístaque por tu propio provecho reúnes a tus hermanos para que te ayuden en tuscarnicerías.Miserable,ellosestánflacosytúestásgordo.Loqueelloshusmeantútelo comes, y a falta de otro manjar, devorarás a los pequeñuelos que te siguen,orgullososdetenerungeneraltanbravo.Miserable,¿porquémemiras?¿Creesquete temo? ¿Crees que temo a una vil alimaña como tú?El hombre, que a todos losanimalesdomina,quedetodossevale,quesealimentaconlosmásnobles¿temblaráanteunindignoroedorcomotú?

Corrí hacia él, pero desapareció agachándose para esconderse entre unosmaderos.Despejéaquelsitio;peroélseescurrióligeramenteyleperdídevista.Estaexploraciónmellevómuyadelanteenlalargabodega,yenlacrujíainmediataviquesedesparramabanaunladoyotro,corriendoporencimadelastinajasyporlasmilsinuosidades de la pared,mis enemigos de unmomento antes. Todosmemirabanpasarycorríandeunladoparaotro.Nomequedabadudadequeeranalgunosmiles.Acadainstantemeparecíamayorsunúmero.

Enun rincónde laúltimacrujíahabíaunpequeño tonel enpie tapadoconunabaldosa,conaspectomuyparecidoaldeunacolmena.Ciertovagorumorquedeallísalía,mehizofijar laatención,yentoncesviquepor laposicióndel tonel, labocaestabadefrente.Peroloquemecausósorpresanofueesto,sinoquepordichabocaapareció un dedoy después dos.En elmismomomento una voz almismo tiempoinfantilycavernosa,comovozdeniñoquesaleporelagujerodeuntonel,llegóamisoídosdiciendo:

—Andrés,yateveo.Aquíestoy.Soyyo,Manalet.¿Sehaidoesacanalla?Meheencerrado aquí para que no me comieran, y he tapado mi casa con una baldosa.¿Tienesalgodecomer?

—No;yapuedessalir.Notengasmiedo—lerespondí.—Están ahí todavía. Siento sus patadas. Son cientos de miles. Ayer no había

tantos;peroNapoleónhaidoestamañanayhavueltoconnosécuántosmilesmás.

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Toma este eslabón y esta yesca, Andrés. Prende fuego en un manojo de yerba,teniendocuidadodequenoseenciendatodoyveráscómoechanacorrer.

Diome por el agujero el pedernal, eslabón y pajuela, y al punto hice fuego.Cuando el resplandor de la llama iluminó las oscuras bóvedas ymuros, todos loscaballeroscorrierondespavoridos,ybienprontonoquedóuno.Ignoroellugardesurepentinaretirada.

—Sehanido—dije—.Yapuedessalir.Entonces vi que se levantaba la baldosa que tapaba el tonel y aparecieron los

cuatro picos negros de unbonete de clérigo.Debajo de este tocado se sonreía conexpresióndetriunfolacaradeManalet.

—Sitúnovienes—dijo—¿quéhubierasidodemí?—¡Bonitosombrero!—exclamériendo.—Perdílabarretina,ycomoteníafríoenlacabeza…—¿YBadoret?—Estáeneltejado.Oyeloquenospasó.Ayercazamosalgunos;peronopudimos

cogeraNapoleón;queasílellamamosporserelmásgrandeyelmásmalodetodos.Cuando anocheció, anduvimos dando vueltas por la casa y nos encontramos unacama; ¡quécama,Andresillo!Era ladel canónigo.Comovalíamásque lanuestra,nosacostamosenella;peronopudimosdormir,porquealpocoratosentimosunrumde dientes y uñas… Eran esos pillos que se estaban cenando la biblioteca. Noslevantamos,Andrés,y lesapedreamoscon los librosycon losmuchoscacharrosyfiguritas de barro que el canónigo tiene allí. ¿Pues creerás que no pudimos cogerninguno vivo? Perseguidos por nosotros, se fueron en bandada al tejado, luegobajaronalpatio,volvieron,ynosotrossiempretrasellossinpoderlospescar.Peromedijo Badoret: «Yome voy al tejado, y les hostigaré para que bajen. Ponte tú a laentrada de la bodega, detrás de la puerta, y conforme vayan entrando, les vasdescargandopalos,yalgunohadecaer».Asílohicimos.Yobajéaquí,ydesdearribaBadoretmedecía:«Alerta,Manalet. ¡Allávan!».¿Querráscreerqueestandoyoenesapuertaentraron todosenbatallóncon tantafuerzaquemecaíalsuelo?Cuandomelevantéencendílaluzytodossemarcharon;peroluegovolvieronyentretodoscasimecomen. ¡Ay,Andrés,quémiedo!Unomeroíaporaquí,otroporallá,yyoempecéallorar,porqueyacreíanovolveravermásaSiseta,aGasparó,atinialSr.Nomdedeu.Pero,amigo,oyeloquehiceparaescapar: lerecéaSanNarcisoya laVirgenunosochopadrenuestros lomenos,ycátateaquíquenohabíadedecirmáslíbranos delmal amén, cuando, chico, suenan unos truenos, unos cañonazos, unosestampidos tan terriblesqueaquelloparecía el findelmundo. ¿Quécreesqueera?Puesnadamássinoqueungiganteempezóadarpatadasenlacasa,encimitadeaquí,ydesdeestamismabodega sentí caer lasparedes.Allí habíasdever cómocorríanestosbichos,llenosdemiedoporlosgolpesquedioelgigantemandadoporlaVirgen

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ySanNarcisoparasalvarme.Meparecequeleestoyoyendo.—Puesqué,¿hablótambién?—Sí,hombre.Puesnohabíadehablar.Despuésdedarmuchaspatadasdijocon

unvozarrón[11]muy fuerte: «¡Canallas, dejad aManalet!». Pues verás.Después deestoquisesalir,peronoencontrélapuerta.Mevolvílocodandovueltasparaarribayparaabajo,yotravezrecéaSanNarcisoyalaVirgenparaquemesacaran.Nada,nomequeríansacar.LuegovolvióNapoleón,yconélmuchos,muchísimosmás,porquehasdesaberqueporelagujeroqueestádebajodeaquellapipasepasandeestacasaalalmacéndelacalledelaArgentería,ytambiénvanalrío,yalascasasdelaplazadelasColes.Comoahoranoencuentranquécomerenningunaparte,andandeaquípara allí y entran y salen. Pues, hijito, la volvieron a emprender conmigo, y lasegundaveznomevalió rezarhastadiezyochoodiezynuevepadrenuestros.Loquehicefueencenderluz,yentoncesmedejaronenpaz;peroteníatantomiedoquememetí en el tonel dondeme encontraste y lo tapé con la baldosa para estarmásseguro.Yodecía:«¿Perotendréqueestaraquíunpardeaños,SanNarcisitodemialma?».YmeacordabadeSisetaydeGasparó.¡Ay,Andrés,sinovienestú,allímequedo!

—Puesvámonosfuera—ledijetomándoleporlamano—ybusquemosaBadoretpara salir de esta casa. Veo que los dos sois unos cobardes, que os habéis dejadoacoquinarporesosanimalitos.¿Habéisllevadoalgoalmercado?

—¡Quéhabíamosde llevar!Espérateyverás.Hemosde cogervivosunpardedocenas,ysitúnosayudas…Andresillo,Napoleónvalelomenosnuevereales.Silecogiéramos…

SalimosfuerayManaletsesorprendiódever losdestrozoscausadosen lacasaporlaexplosióndelproyectil.

—Mira los desperfectos hechos por el gigante que vino a salvarte, Manalet.Ahoratratemosdesubirenbuscadetuhermano.

—En el otro patio hay una escalera chica por donde se puede subir—dijo—.¡Cómoestálacasa!Biendecíayoqueelgigante,porquerermetermuchoruido,ladestrozótoda.

Subimos, y en ninguna de las habitaciones del piso principal vimos al buenBadoret. Le llamábamos, pero ninguna voz nos respondía. Por último, le hallamosdormido sobre una cama colocada en uno de los últimos aposentos del desván.Despertámosle y nos llevó a la biblioteca donde, según dijo, tenía un repuesto devíveresquehabíaencontradoenlacasa.

—Sí, señorD.Andrés—dijo sacandogravementeuna llavedel bolsillo de susandrajososcalzones—.Aquítengounabuenacosa.

Yabriólagavetadeunagrancómodaantiguachapeadademarfilymadreperla.Loprimeroquevifueungrannúmerodeantiguasmonedasdecobreyplata,todas

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romanas, a juzgar por lo que había oído contar de las colecciones del canónigoFerragut.Badoretapartóaun ladovariosobjetos,ydescubrióunniñoJesúsdeesapastadealfeñiquequetanbienhanhechosiemprelasmonjas.

—Esteesunregalitoquehicieronlasmonjasalseñorcanónigo—dijetomándolo—. Se lo llevaremos a Siseta. En casos de hambre, es lícito comerse lo ajeno.Muchachos,cuidadoconcogerunasoladeesasmonedas.

AlniñoJesús le faltabaunapiernadevoradaporBadoret,ynopudeevitarqueManaletsecomieselaotra.

—¿Tienesalgomás?—pregunté.—Sí—dijo Badoret—. Si el Sr. Andrés quiere unas lonjitas demanuscrito de

ochocientosañosyunacopadetintasuperior,selopuedoservir.Por el suelo yacían arrojados en desorden y medio roídos por los ratones, los

preciosos manuscritos y los incunables, reunidos en tantos años por el celo y lapacienciadelilustreclérigo;yconunplanoaplumadelavíaromanaampurdanesa,Badoretsehabíahechounsombrerodetrespicos.

—Aquí tengo un pincho que voy a llevar esta tarde a lamuralla para ver quédicendeéllosfranceses—dijoelmismoseñalandounapartesanadelrenacimiento,cuyo rico damasquino causaría admiración almenos inteligente—.Por ese agujeroque está en el rincón, salieron varios generales que venían de la otra casa, y paracortarles la retirada lo tapé con la cabeza de aquella estatua de mármol que estádebajodelsillón.

Enefecto,unacabezadeángeltapabaunagujeroqueseabríaporeldesconchedelamampostería en el zócalo de la pieza. Estaba ajustado y atacado con papeles ytrozosdevitela,entrecuyosplieguesseadvertíaelhermosocoloridoyelorodelasletraspintadasporlosbenedictinosdelaEdadMedia.

—HabéisdestrozadotodaslasmaravillasqueaquíteníaelSr.Ferragut—dijeconenfado—.Encambiodetantapérdida,nadahabéispodidollevarhoyalmercado.

—Ya llevaremos, amigo Andrés —me contestó Badoret—. ¿Cómo está mihermana?¿CómoestámiseñorhermanoD.Gasparó?Nosalgodeaquísinllevarlesunabuenapieza.LacabezadelniñoJesússeráparaelchiquito,elcuerpoparaSiseta,unbrazoparalaseñoritaJosefina,yotroparaelSr.Nomdedeu.VeremossisecogeaNapoleón.Anochevinoaquíyquisollevarseunpedazodeveladecera.Sinoestoypronto a coger el violín enque tocaba el señor canónigoy a estampárselo encima,cargaconella.

EnelsueloyacíahechoastillaselEstradivariusdelbuenFerragut;peroManaletlerecogióconintento,segúndijo,dehacerunbarcoconél.

—Andrés—dijoBadoret—.Napoleónesmaloytraidor.Nosedejacoger,ysabemásque todos nosotros.Cuandoviene con su gente, él se ponedelante y les echacadaarenga…Cuandoencuentranalgo, él se locomeydahocicadasa losdemás.

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Aunqueletiresencimapalos,cacharros,estatuas,cuadros,monedas,libros,violines,bonetes,mapasycuantohayaquínoconsiguesmatarleniherirle.Tediréporqué.Túcrees queNapoleón es una rata.Aviado estás.No es sino el demonio, el demoniomismo.Osino,escucha.AnochedespuésquebajóManalet,metendíenlacamadelcanónigo,queesmásblandaquelamía,ydesdequecerrélosojossentíquemeroíanundedo.Sacudílamanoyaquellopasó.Peroluegoempezaronaroermeotrodedo.¡Ay,chico,quémiedo!Volviéndomedelotrolado,mepusepanzaarriba.Entonceselcondenadoanimalsemesubióencimadelpecho.Chico,cadapatapesabatantocomolatorredeSanFélix;yameibaaplastando,aplastando,ynopodíarespirar.Yateníael pecho como el canto de un papel… Aunque me daba muchísimo miedo, teníamuchísimaganadeverlo,ydije:«¿abrolosojosonolosabro?».Avecesdecía:«losabro»,yavecesdecía:«puesnolosabro».Porfin,amigo,dije:«puesquieroverlo»,ylovi.¡Jesúsmevalga!Loteníaencima,echadosobreloscuartostraseros,yconlaspatas delanteras tiesas. Me miraba y los ojos no eran sino como dos lunas muygrandes.Enlapuntadecadapelonegroteníaunachispadefuego,ylosbigoteserantangrandes,tangrandísimoscomodeaquí…comodeaquí,¿hastadóndediré?,hastaelcampanariodelasmonjasDescalzas.Elpicarónestabamuysatisfechomirándome,yserelamíaconunalenguazadefuegoencamadotangrandecomotodalacalledeCort-Real,desdelaplazadelAceitehastaBallesterías.Yoqueríasaltarperonopodía.¡Pobrecitodemí!QuiseecharmeallorarllamandoaSiseta,perotampocopude.Asíestuve hasta que me ocurrió decir: «Huye, perro maldito, al infierno». Amigo, elanimalsaltóbufando.Corrítraséldeunaposentoaotroygrité:«PorlaseñaldelaSanta Cruz». Del dormitorio corrió a la biblioteca, de la biblioteca al dormitorio,hasta que al fin… ¿qué pensarás que hizo? ¡Bendita sea mi boca! Pues reventó,quierodecir,saltócontralasparedesyeltecho,yparedesytechotodosevinoabajo.Laescaleraqueestápegadaeldormitoriosecayó,haciendounruido,¡quéruido!Lasparedes iban retumbando así, bum, bum… la cama, los muebles, todo se hizopedazos,todosecayóalfondo,yluego,chico,elpatiosubióarriba:yovielbrocaldelpozovolandoporlosaires,yeltejadosefuealpatioymediacasasehizopolvo.Yomeacurruquédetrásdeesearmario,yallí,conlasmanosencruz,recéhastaquesemesecólalengua.Unsudorsemeibayotrosemevenía.Enfin,Andresillo,hastaquenollegóeldía,nosalídelrincón,nisemequitóelmiedo.Luegosubíaldesván,estuve rondando por las bohardillas que no se habían hecho pedazos, y allí meencontré otra vez con el señor Napoleón, seguido de su guardia imperial. Leshostigué: se retiraron por la escalera abajo, llamé aManalet, nome respondió,memetíenelcuartodelamadelcanónigo,registrandotodoyenelarcaencontréelniñoJesúsdealfeñiqueydespués,sinsabercómonicuándoquedemedormidoenlacamadondemeencontraste.

—Pues ahora a casa —le dije—. Que vuestra hermana está con cuidado por

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ausenciatanlarga.—Despacio, amigoAndrés—me contestó elmayor—.Mira lo que tengo aquí

preparado.¿Vesestegranartesón?Puesseleponebocaabajo,levantadoporunladocon una cañita, se ata a la punta alta de la cañita un hilito, se ponen debajo unospedazosdeesos ratoncillosmuertosquehayen laescalera, loscualesquemaremosantesparaquehuelan;plantamosenelpatiotodaestaartimaña,ynosescondemosenlaescalera,conelhilitoenlamanoparapodertirarsinquenosvean.Hacemoshumoenelsótanoquemandolayerba.Salentodos,conelgranNapoleónalacabeza,yestelosllevaalartesón,queesEspaña;empiezanaroerdiciendo:«québuenaconquistahemos hecho»; entonces tiramos del hilo, y España se les cae encima cogiéndolesvivos.

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-XVIII-

Diciendo esto, cargaron con el artesóny bajáronlo al patio, y en un instante eltraidor aparato quedómuy bien instalado, con el cebo dentro y el hilo en su sitio.Españaestabadispuesta:nofaltabamásquelainvasiónfrancesa.

Badoretentróimpertérritoenlabodegayvolvióalpocoratodiciendo:—Estánen guerra unos con otros. Vengan acá, que esto merece verse—. Entramos, y enefecto, vi la colosal batalla.Yo sabía que aquel enérgicoy emprendedor animal sevuelveen sudesesperacióncontra supropia casta cuandonoencuentra enningunapartemediosdesubsistencia;perojamáshabíavistoloschoquesdeaquellosferocesejércitos, que se embestían con la saña salvaje de las primitivas guerras entre loshombres. Se arrojaban unos sobre otros, enredándose en horroroso vórtice, y seclavabansinpiedad las terriblesarmasde susagudosdientes.Esta luchanoeraenmodoalgunounarevueltaexplosióndeodiosyhambresindividuales,sinoqueteníaconjuntospoderosos, y lasmasasparduscas indicaban empujes colectivosdirigidosporelinstintomilitarquealgunascastaszoológicasposeenenaltogrado.

—Losqueestánbajoeltonel—dijoBadoret—sonlosdelladodealládelOñáquehanvenidonadando.ConellosestántodoslosdelaparroquiadeSanFélix,ylosdeesteladosonlosdelaplazadelasColes,losmásgordos,losmásbravos,ytienenporjefeaNapoleón.

—Puesesosquehanvenidonadando—dijeyo—nosonotrosquelosingleses,ylosde laparroquiadeSanFélixsonlagentedelNorte.MeparecequevaganandoFrancia,esdecir,laplazadelasColes.

Sus gruñidos formaban un rumor espeluznante. Las desigualdades del terrenopermitíanalosejércitosdesarrollarengranescalapoderosaestrategia.Subíanunosaapoderarsedeuncajónvacío,yembestidoshábilmenteporlaespalda,eranarrolladosyexpulsadosdesuposición.Lasmasaspequeñassereuníanformandoenormecuñaquealpuntodesbaratabalaextensalíneadeloscontrarios;estos,desorientadosyendesorden, reuníanse de nuevo concertando sus falanges, y sobre los cadáveresexangües,lasmilpatitasmarchabanconvertiginosacarrera.Losmáspequeñoscaíanrodandoimpulsadosporlosgrandes,ylaspanzasblanquecinasvueltashaciaarriba,variaban el informe aspecto de los valientes escuadrones. Las luchas individualessucedíana losempujescolectivos,y laheroicasangreteñía losferacescampos.¿Aquién pertenece la victoria? Ahora lo veremos. Los de la plaza de las Colesdominaroneltonel,yplantándosealláconprovocativapresunción,miraronjadeantesaúndecansancio,cómohuíanhacíaelfondodelabodegalashuestesdestrozadasdelaparroquiadeSanFélixydelotroladodelOñá.

—Badoret,Manalet—exclaméyo—.Franciaesvencedora.¿Veis?YadominalahermosaItalia;observadcómocorrehaciaelNorteesanubedetudescosysajones.

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Pero esto no ha concluido.Vedle allí.Ved cómo se relame, cómo enrosca el largoraborelucientecualunacuerdadeseda.Conlosojuelosnegrosenqueresplandeceelgeniodelaguerra,observadesdeaquellaalturalasdiversascomarcasquetieneasuspies,ylosmovimientosdesusdesorganizadosenemigos.Estámidiendoelterreno,ysu previsión admirable adivina los sitios que escogerán los otros para esperarle.Atendedbien,Badoret yManalet: reparadquedespuésquehadescansadoun rato,gozándose allá arriba con sus rápidos triunfos, se prepara a bajar de su trono.Inmensas falanges llenas de entusiasmo le rodean, y allá en el Norte el espacioresuenaconelchirridodemildientesquechocan,ylascolasazotanconimpacienciaelsuelo.Nuevasbatallassepreparan,Badoret,Manalet.Estonoquedaráasí,ysinome engaño, el pérfido aspira a dominar todos los subterráneos, desde elGalliganshastaelpuentedepiedrayambasorillasdelhermosoOñá.¿Oís?Lasbelicosasuñasseafilanenelsuelo,yenlascuentecitasdevidrioquetienenporojosbrillaelardordeloscombates.Lahoraterribleseacerca,yelogro,hambrientodecarneynuncasaciado, devorará a los hijos delNorte. ¡Ay! ¡Las pobresmadres han concebido ydadoaluznadamásqueparaesto!Yavan;yaseacercan.Vedcómotodoslosdelaotracrujíasereúnen,acudiendodedistintaspartes.Elogrodesciendepausadamentedesutrono,yunaaureolademajestadlerodea.Asuvistalosdébilessehacenfuertesy los tímidos searrojana losprimerospuestos.Yaseencuentranyestá trabadadenuevolaferozpelea.

Avanzamos para ver mejor, y vimos cómo se devoraban llevando siempre lamejor parte los de abajo, es decir, Francia. Si los otros eran más fuertes, estosparecíanmás ligeros.Losdel ladoalládelOñá, losdeSanFélixyelMatadero,sesostenían enérgicamente, pero al fin no les era posible resistir el empuje de suscontrarios,queparecíanposeídosdesublimeenajenación,ysushociquitosnegrosybigotudosloarrasabantododelantedesí.Siloquelesimpulsabaalaluchaerapuraysimplementeelanhelodesatisfacersuapetito,unaveztrabadaaquella,despiertoyexaltado el genio militar, los escuálidos soldados no se acordaban de llenar suspanzasconlosdespojosdelvencido,yunidealdeglorialesimpelíaaavanzarsobrelos rotos escuadrones, sobre las tinajas teñidas de sangre, sobre el tonel jamásconquistado,dominándolotodoconsuplantaatrevida.

Creerán losoyentesquemiento,quedesfiguro loshechos,quepinto loquemeconviene;juzgaránquemicabezatrastornadaporlaspenalidadesydebilitadaporlainanición,forjóellamismaparasupropioentretenimientoestasbatallasderoedores,estas ambiciones de la última escala animal, para representar en pequeño las de laprimera. Pero yo juro y perjuro que nada he dicho que no sea cierto, así comotambiénloesqueBadoret,alvercómosedestrozaban,encendióunabuenaporciónde yerba, apartándola del resto, para que no se declarase incendio, y al instante elmuchoydensohumonosobligóasalirafueraapresuradamente.

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—Ahoranoquedaráunodentro—dijoBadoret—.Andrésytú,hermano,cogedunpalo,ycuandosalgan,decadagarrotazocaeráunregimiento.Yotirarédelhilodela trampa. Si algún otro que el gran emperador se acerca a comerse el cebo,espantadleconungolpe.EnlatrampanohadecaersinoSuMajestad.

Prontolapuertadelaoscuracuevaempezóavomitargenteymásgente,esdecir,guerrerosdeaquellaformidablepeleaquehabíamosvisto.Corrieronporelpatioendistintas direcciones, subieron la escalera, tornaron a bajar, y no pocos de ellos seacercaron al artesón en quien veían los chicos nada menos que la representacióngenuina de nuestra querida y desgraciada madre España. Badoret de improvisoimpúsonossilenciodiciendo:

—Ahíviene;apártensetodos,yabranpasoasugrandeza.Enefecto,elmásgrande,elmáshermoso,elmásgordodeaquelloscaballeros,

aparecióen lapuertadelsubterráneo.Desdeallí revolvióconorgulloa todos ladoslos negros ojos, y moviéndose despaciosamente, arrastraba con elegantesondulaciones el largo rabo.Contrajo el hocico,mostrando sus dientes demarfil, yrasguñóel sueloconmajestuosogesto.Anduvo largo trechoentre la turbamultadelossuyos,quecondesdénmiraba,yalllegaralamitaddelpatio,vioaquelinusitadoaparato que teníamos dispuesto.Acercose, y estuvomirándolo por diversas partes,sorprendidosindudadesuextrañaforma,ysolicitadodelosolorososreclamosdelcebohábilmentepuestodentro.Muyporlobajo,dijeyoaManalet:

—Esteemperadortienedemasiadotalentoparameterseaquí.—Quiénsabe,Andresillo—mecontestóelchico—.Comoestátanenfatuadocon

lasbatallasqueacabadeganar,yselehabrápuestoenlacabezaqueparaélnohayratoneras,nitrampas,nilazos,puedequeseciegueysemetadentro.

Napoleónseacercóconpasoresuelto.Aunquedotadodeinmensaprevisiónydepenetrante vista, el humo de gloria que llenaba su cerebro había enturbiado suspoderosasfacultades,yencontrándolotodofácil,sinvermásqueasímismoyasufeliz estrella, precipitose decididamente dentro de España. El hilo funcionó, ycayendoconestrépitolaartesa,SuMajestadquedóenlatrampa.

—¡Ah,pícaro,tunante,ladrón!—exclamóBadoretsaltandodegozo—.Ahoralasvasapagartodasjuntas.

—Irá vivo almercado—añadió el otro—y nos darán por su cuerpecito nuevereales.Niuncuartomenos,hermanoBadoret.

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-XIX-

AtadoporelraboelvencedordeEuropa,loschicosqueríanllevarloalmercado;peroyolotoméparamí,diciéndoles:

—Si trabajáisunpocomásnoosfaltaránotrosrespetablessujetosque llevaralmercado.Dejad este paramí, que lo necesito, y coged a Saint-Cyr, aDuhesme, aVerdieryaAugereau.

Haciendo,pues,nuevasyvaliosaspresassemarcharon.Yoatravesabalapuertecilla,mejordicho,elagujeroquecomunicabaalpatiode

la casa de Ferragut con la mía, cuando mi cabeza tropezó con otra cabeza. NostopamoselseñorNomdedeuyyo,élqueriendoentraryyoqueriendosalir.

—Detenteunratomás,Andrés—medijoconagitación—yayúdame.Peroquéhermosoanimaltienesahí.¿Cuántopidesporél?

—Nolovendo—repuseconorgullo.—Es que yo lo quiero—me dijo con firmeza, deteniéndome por un brazo—.

¿Sabes que se ha muerto Gasparó? Mi hija se muere también, es decir, quieremorirse; pero yo no lo permito, no lo permitiré, no señor; estoy decidido a nopermitirlo.

—Nadadeesomeimporta,Sr.Nomdedeu—repuse—.¿CómoestáSiseta?—¿Siseta?Semorirá también.Heaquíunamuerteque importapoco.Sisetano

tienepadrequesequedesinhija.¿Medasloquellevasahí?—Ustedbromea.Adiós,Sr.Nomdedeu.Poraquellapuerta sebajaadondehay

muchodeesto.—¡Oh!¡quérepugnantesitio!—exclamóeldoctor—.¿Peroqué llevasahí?Un

niñoJesúsdealfeñique.Dámelo,Andrés,dámelo.¡Azúcar!Diosmío.¡Azúcar!¡Quérayodeluzdivina!

—Nopuedodarlotampoco.EsparaSiseta.Eldoctorsepusolívido,máslívidodeloqueestaba,ymiromeconunaexpresión

rencorosa que me llenó de espanto. Le temblaban los labios, y a cada instantellevábaselasconvulsasmanosasuamarillocráneodesnudo.Meinfundíalástima;meinfundíaademássuvistapoderosoegoísmo,yledetestaba,sí,ledetestaba,sobretododesdequetuvolaaudaciademirarconávidosojoselniñoJesússinpiernasqueyollevaba.

—Andrés—medijo—yoquieroesepedazodeazúcar.¿Melodarás?ExaminerápidamenteaNomdedeu.Niélteníaarmas,niyotampoco.—Sinomelodas,Andrés—prosiguió—yoestoydispuestoaquesepierdami

almaporquitártelo.Diciendo esto, el doctor, sin darme tiempo a tomar actitud defensiva, arrojose

sobremí,ymehizocaeralsuelo.Clavomelasmanosenloshombros,ydigoqueme

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clavó, porque parecía quemanos de hierro, horadandomi carne, se hundían en latierra.Luché,sinembargo,enaquelladifícilposición,yconseguí incorporarme.LafuerzadeNomdedeueravigorosaperodepocaconsistencia,yseconsumíatodaenelprimermovimiento. Lamía,muscular e interna, carecía de rápidos impulsos; perodurabamás. ¡Oh, qué situación, quémomento!Quisiera olvidarlo, quisiera que seborraraporsiempredemimemoria;quisieraqueaqueldíanohubieseexistidoenlaesferadeloreal.Perotodofueciertoylomismoquelovoycontando.YopesésobreD.Pablo,comoélhabíapesadosobremí,ypugnéporclavarloenelsuelo.Yonoerahombre, no, era una bestia rabiosa, que carecía de discernimiento para conocer suestúpida animalidad. Todo lo noble y hermoso que enaltece al hombre habíadesaparecido, y el brutal instinto sustituía a las generosas potencias eclipsadas. Sí,señores,yoeratandespreciable,tanbajocomoaquellosinmundosanimalesquepocoanteshabíavistodespedazandoasuspropioshermanosparacomérselos.Teníabajomismanos,¿quémanos?,bajomisgarrasaunancianoinfeliz,ysinpiedadleoprimíacontra el duro suelo. Un fiero secreto impulso que arrancaba del fondo de misentrañas,mehacía recrearmeconmipropiabrutalidad,yaquella fue laprimera, laúnicavezenquesintiéndomeanimalpuro,megocedeelloconsalvajeexaltación.Peronofuiyomismo,no,no, lorepetirémilveces;fueotroquiendetalmaneraycontantasañaclavósusmanosenelcuelloenjutodelbuenmédico,ylesofocóhastaquelosbrazosdeésteseextendieronencruz,exhalóunhondoquejido,ycerrandolosojos,quedosesinmovimiento,sinfuerzasysinrespiración.

Me levanté jadeante y trémulo, con el juicio trastornado, incapazde reunir dosideas, y sin lástima miré al desgraciado que yacía inerte en el suelo. El niño dealfeñique cayósemede lasmanos, yNapoleón, quedurante la lucha se había vistolibre,cargóconél,huyendoatodoescape,conelhiloaúnatadoenlacola.

Esperéunmomento.Nomdedeunorespiraba.Labrutalidadprincipióadisiparseenmí,yasícomoenlasnegrasnubesseabreunresquicio,dandopasoaunrayodesol,asíenlosnegroresdemiespírituseabrióunahendidura,pordondelaconcienciaescondidaescurrióundestellodesudivinaluz.Sentíelcorazónoprimido;milvocesextrañas sonaban enmi oído, y un peso, ¡qué peso!, una enorme carga, un plomoabrumadorgravitósobremí.Quedemeparalizado,dudabasierahombre,reflexionérápidamente sobre el sentimiento que me llevara a tan horrible extremo, y al finatemorizadopormisombra,huídespavoridodeaquelsitio.

Paséalotropatio,yentrandoencasadeSiseta,laviexánimesobreelsuelo.Aunlado estaba el cadáver del pobre niño, ymás al fondo advertí la presencia de unatercerapersona.EraJosefina,quehallándosesolaporlargotiempoensucasa,habíabajado arrastrándose. Examiné a Siseta, que lloraba en silencio, y a su vistaexperimenté un temor inmenso, una angustia de que no puedo dar idea, y laconcienciaquehacepocomeenviaraunsolorayo,meinundótododeimprovisocon

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espantosasclaridades.Ungranimpulsodellantosedeterminabaenmiinterior;perono podía llorar. Retorciéndome los brazos, golpeándome la cabeza, mugiendo dedesesperación,exclamésinpodercontenerelgritodemialmairritada:

—Siseta,soyuncriminal.HematadoalSr.Nomdedeu,¡lehematado!Soyunabestiaferoz.Élqueríaquitarmeunpedazodeazúcarqueguardabaparati.

Sisetanomecontestó.Estabaestupefactaymuda,ylaextenuación,lomismoqueelprofundodolor,lateníanensituaciónparecidaalaestupidez.Josefinaacercándoseamíytirándomedelaropa,mepreguntó:

—Andrés,¿hasvistoamipadre?—¿AlSr.Nomdedeu?—contesté temblando como si el ángel de la justiciame

interrogara—.No,nolohevisto…Sí…allíestá…allí…pasandoalotropatio.Y luego,anhelandoarrojar lejosdemí las terribles imágenesquemeacosaban,

volvimeaSisetayledije:—Sisetademicorazón,¿hamuertoGasparó?¡Pobreniño!¿Ytúcómoestás?¿Te

hacefaltaalgo?¡Ay!Huyamos,vámonosdeestacasa,salgamosdeGerona,vámonosalaAlmuniaadescansaralasombradenuestrosolivos.Noquieroestarmásaquí.

Unextraordinarioyvivísimoruidoexteriornomedejólugaramásreflexionesniamáspalabras.Sonabancajas, corría lagente, la trompetay el tambor llamabanatodosloshombresalcombate.Sisetaalargólentamenteelbrazoyconsuíndicemeseñalólacalle.

—Ya,yaloentiendo—dije—.D.Marianoquierequetodosestosespectroshaganuna salida, o resistan el asalto de los franceses.Vamos amorir.Anhelo lamuerte,Siseta.Adiós.Aquíestánloschicos.¿Losves?

EranBadoretyManaletqueentrarondiciendo:—HermanaSiseta,trecereales,traemostrecereales.¿HasarregladoaNapoleón?

¿DóndeestáNapoleón?Saliendo conmi fusil al hombro a donde el tambor me llamaba, corrí por las

calles.Estabaciegoynoveíanadanianadie.Micuerpodesfallecidoapenaspodíasostenerse; pero lo cierto es que andaba, andaba sin cesar. Hablando febrilmenteconmigomedecía;¿peroestoy loco?…¿peroestoyvivoacaso? ¡Terriblesituaciónde cuerpo y de espíritu! Fui a la muralla de Alemanes, hice fuego, me batí condesesperacióncontralosfrancesesqueveníanalasalto,gritabaconlosdemásymemovíacomolosdemás.Eralaruedadeunamáquina,ymedejaballevarengranadoamis compañeros. No era yo quien hacía todo aquello: era una fuerza superior,colectiva,untodoformidablequenoparabajamás.Lomismoeraparamímorirquevivir. Este es el heroísmo. Es a veces un impulso deliberado y activo; a veces unciegoempuje,unabandonoalageneralcorriente,unafuerzapasiva,elmareodelascabezas,elmecánicoarranquedelamusculatura,elfrenéticoydesbocadoandardelcorazón que no sabe a dónde va, el hervor de la sangre, que dilatándose anhela

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encontrarheridaspordondesalirse.Esteheroísmolotuve,sinquetrateahoradealabarmeporello.Lomismoqueyo

hicieron otros muchos también medio muertos de hambre, y su exaltación no seadmirabaporquenohabíatiempoparaadmirar.Yoopinoquenadiesebatemejorquelosmoribundos.

Allí estaba D. Mariano Álvarez, que nos repitió su cantilena: «Sepan los queocupan los primeros puestos, que los que estándetrás tienenordende hacer fuegosobretodoelqueretroceda».Perononecesitábamosdeesteaguijónqueelinflexiblegobernadornosclavabaenlaespaldaparallevarnossiemprehaciaadelante,ycomomuyacostumbradosaverlamuerteentodasformas,nopodíamostemeralaamigainseparabledetodoslosmomentosylugares.

Lamismafatigasosteníanuestroscuerposhablábamospocoynosbatíamossingritosnibravatas,comoescostumbrehacerloenlasocasionesordinarias.Jamáshaexistidoheroísmomásdecoroso,yafuerzadeverelejemplo,imitábamoselaspectoestatuario de D.Mariano Álvarez, en cuya naturaleza poderosa y sobrehumana seestrellabansinconmoverlalasimpresionesdelalucha,comolasrabiosasolasenlapeñainmóvil.

Pormipartepuedoasegurarquellenoelespíritudeangustia,alarmadahasta losumo la conciencia, aborrecido de mí mismo, me echaba con insensato gozo enbrazosdeaquellatempestad,queenciertomodoreproducíaexteriormenteelestadodemipropioser.Laasimilaciónentreamboseranatural,ysienpequenosintervalosyo acertaba a dirigirmi observación dentro demímismo,me reconocía comounaexistencia flamígerayestruendosa,parteesencialdeaquellaatmósfera inundadadetruenos y rayos, tan aterradora como sublime. Dentro de ella experimentábansegrandes acrecentamientos de vida, o la súbita extinción de la misma. Yo puedodecirlo: yo puedo dar cuenta de ambas sensaciones, y describir cómo acrecía elmovimiento,oporelcontrario,cómoseibanextinguiendolosruidosdelcañón,cualecosqueseapagabanrepetidosdeconcavidadenconcavidad.Yopuedodarcuentadecómotodo,absolutamentetodo,ciudad,campoenemigo,cieloytierra,dabavueltasen derredor de nuestra vista, y cómo el propio cuerpo se encontraba de improvisoapartadodelbullidoryvertiginosoconjuntoqueallíformabanlasalmascoléricas,elhumo,elfuegoylosojosatentosdeD.MarianoÁlvarez,querelampagueandoentretantoshorroresloengrandecíantodoconsuluz.Digoestoporqueyofuidelosquequedaronapartadosdelconjuntoactivo.Mesentíarrojadohaciaatrásporunafuerzapoderosayalcaer,bañándomelasangre,exclaméenvozalta:

—¡GraciasaDiosquemehemuerto!Unpatriotaqueporno tenerarmasecontentabaconarrojarpiedras, arrancóel

fusildemismanosinertes,yocupandomipuestogritóconalegría:—Acabáramos.¡GraciasaDiosquetengofusil!

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Fui primero hollado y pisoteado, y sobre mi cuerpo algunos patriotas seempinaban para vermejor hacia fuera; pero prontome apartaron de allí y sentí elcontacto de suavísimas manos. Pareciome que unos pájaros del cielo bajaban aposarsesobremicuerpodolorido,trayéndolemilagrosoalivio.Aquellasmanoseranlasdeunasmonjas.

Diéronmedebeberymecuraron,diciéndoseunasaotras:—Elpobrecillonovivirá.Ignorodóndeestaba,ynomeesposibleapreciareltiempoquetranscurría.Sólo

enunaocasiónrecuerdohaberabiertolosojosadquiriendolacertidumbredequemerodeabaoscurísimanoche.Enelcielohabíaalgunas tristesestrellasquefulgurabancon blanca luz. Sentía entonces agudísimos dolores; pero todo se extinguióprontamente, y cayendo en profundo sopor, vivía con largas interrupciones desensibilidad. Otra vez abrí los ojos y vi que se estaban batiendo. Las monjasacudieron de nuevo a mí, y su asistencia me produjo muy vivo consuelo. Yo nohablaba:nopodíahablar;perounaccidentehartooriginalmeobligópocodespuésaempeñarme en usar la palabra. Entre la mucha gente que por allí en distintasdireccionesdiscurría,viunmuchachoenquienhubedereconoceraBadoret.

Badoret llevaba a cuestas el cuerpode unniño de pocos años, cuyas piernas ybrazoscolgabanhaciaadelante.Asícargabacomúnmenteasuhermanocuandovivía,yasílollevabamuerto.Hiceunesfuerzoyllaméalmuchacho.Este,queseinclinabaaexaminaralosqueallíendiversospuntosyacían,acercoseamíymedijo:

—Andrés,¿tútambiénhasmuerto?—¿Porquéllevasacuestaselcuerpecitodetuhermano?—¡Ay!Andrés,memandaronqueloecharaalhoyoquehayenlaplazadelVino;

peronoquieroenterrarlo,ylollevoconmigo.Elpobreyanolloranichilla.—¿Ytuhermana?—HermanaSisetanosemueve,nihabla,nilloratampoco.Lallamamosynonos

responde.IbaapreguntarleporJosefina;peromefaltóvalor,semeextinguiólafacultadde

hablar, y nublándose mis ojos, vi desaparecer a Badoret, saltando con su lúgubrecargasobrelos[12]hombros.

Lafiebretraumáticaseapoderódemícongranintensidad,reproduciéndomeloshechosquehabíanprecedidoalasituaciónenquemeencontraba.Sisetaaparecíaamiladoconsuhermanoenlosbrazos,yyoledecía:—Prendamía,yanopodemosirasentarnosalasombradelosolivosquetengoenlaAlmunia,porquemiconcienciavadetrásdemíacosándomesincesar,ytengoquehuirycorrerhastaqueencuentreunsitiolejanoadondeellanopuedaseguirme.Novolveréaentrarjamásentucasa,

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porqueallí juntoestá, tendidoencruzsobreel suelo,D.PabloNomdedeu,aquienmatéporquemequeríaquitarmiazúcar.Yomevoyadondenomeveagentenacida.Dametumano.Adiós.

Aldeciresto,estababesandolamanodeunaseñoramonja.Otrasvecescreíasentirelcontactodeunbrazojuntoalmío,yexclamaba:¡Ah!,

esusted,Sr.D.PabloNomdedeu.Losdoshemosmuertoynos juntamosenloquellamábamosallálaotravida;sóloqueustedcaminahaciaelcielo,yyovoyderechoal infierno. Aquí donde estamos, entre estas oscuras nubes, ya no hay odios niresentimientos.Me pesa de haberlematado a usted, y válgame el arrepentimiento.¿Cómo había de consentir en darle a usted el azúcar? No, Sr. D. Pablo, no loconsentiréjamás.¿Aúninsisteustedenquitármela,cuandodespojadosdelavestiduracorporal,volamoslosdosporestaregióndondenohayruido,niluz,ninada?¿Aúnaquí, equivocándonosde caminos,nos encontramospara reñir?Perono, sigaustedadelante y no se detenga a quitarme lomío.Diosmeperdonarámi crimen; yo fuiatacadoporusted,yomedefendía,yunabestiaferozquesemetiódentrodemí,lematóausted.FuesindudaaquelinfameNapoleón.¡Oh!¿Porquéquiseapropiarmeelaparentecuerpodetanfierodemonio?Sí,yateestoyviendodelantedemí…Allávoy,nome llamesmás.Vagandopor estos espaciosdondenohay ruido,ni luz,ninada,yocreíquenotepresentaríasdelantedemí;peroaquíestás.Cierraesosojillosnegros como cuentas de azabache, no claves enmí tus dientesmás blancos que elmarfil,nienrosquesesaculebraque llevasporcola.Yaséque tepertenezcodesdequecayóelartesónsobreti,ytustramasinfernalesmepusieronenelcasodemataraaquel santo varón, buen amigo, excelente padre y honrado patriota. Iré contigo alinfierno,queserámiexpiación.Novuelvaselhorrendohocicohaciaatrás,queyatesigo.LosarcángelescelestialesmeazuzaroncomoaunperrocuandomeacerquéalaspuertasdelParaíso,yahoracaminohaciaabajo.Adiós,Nomdedeu,yateveoalláarriba.Brillascomounaestrella;peroturesplandornoiluminaestaoscuridadenquemeveo.Elcalorde las llamasquedespidespor laboca, infameNapoleón,meestáabrasando,meahogoenunaatmósferadefuego,yunasedespantosasecamiboca.¿Nohayquiénmedéunpocodeagua?

Unvasotocómislabios.Lasmonjasmedabanagua.Luegotornabaalosmismosdelirios,siempreéstosdiversosacadainstante,ora

terribles,oragratos,hastaqueundíamereconocíenelusocompletodemissentidosyconelentendimientoclaroysinnubes.Vielcieloencima,enderredormuchagenteque hablaba, y ami lado un fraile.No se oían cañonazos, y el silencio, con serlo,parecíaunruidoindefinible.

—Hijomío—medijoelfraile—¿estásmejor?¿Tesientesbien?Esaheridadelpechonoesmortal.SihubierarecursosenGeronayse tealimentarabien,curaríascomootrosmuchos.

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—¿Quéocurre,padre?¿Quédíaeshoy?¿Acuántosestamos?—Hoyesel9deDiciembre,yocurreunainmensadesgracia.—¿Qué?—EstáenfermoD.MarianoÁlvarez,ylaciudadsevaarendir.—¡Enfermo!—exclaméconsorpresa—.YocreíqueD.Marianonopodíaestar

enfermonimorir.Moriremosnosotros;peroél…—Él tambiénmorirá.Hoy le ha entrado el delirio y ha traspasado elmando al

tenientedelReyD.JuanBolívar.DesdequeÁlvarezestáencama,nadieconsideraposible la defensa. Sólo hay mil hombres disponibles, y aun estos están tambiénenfermos.Aestashorashayjuntadejefesparaversiserindeonolaplazaenestedía.Metemoquesesaldránconlasuyalospícarosquequierenlarendición.Esunavergüenzaqueestopase.Hayaquímuchagentequenopiensamásqueencomer.

—Padre —dije yo— si hay algo por ahí, démelo, aunque sea un pedazo demadera.Nopuedoresistirmás.

El fraile me dio no sé qué cosa; pero yo la devoré sin averiguar lo que era.Despuéslehabléasí:

—¿Supaternidadestáaquíauxiliandoalosmoribundos?Yo,aunqueDiosensuinfinitamisericordiameconserveporahoralavida,quieroconfesarungranpecadoquetengo.Sinomequitodeencimaestegranpeso,nopodrévivir.PorahícreeránqueD.PabloNomdedeuhamuertodehambreodemiedo.No,yodebodeclararquelehematadoporquemequisoquitarunpedazodeazúcar.

—Hijomío—repusoelfraile—oestásaúndelirando,oconfundisteconotroalSr.Nomdedeu,puestengolaseguridaddehabervistoaestehoymismo,sinobuenoysano,almenosconvida.Nodescansaenlodecuraradiestroysiniestro.

—¡Cómo! ¿Es posible?—exclamé con estupefacción—. ¿Vive el Sr. D. PabloNomdedeu, ese espejo de los médicos? Padre, tan buena nueva me devuelve porenterolavida.Yoledejépormuertoenmediodelpatio.Nopuedocreersinoqueharesucitadoparaquesuhijanoquedasehuérfana.Padre,¿conoceustedaSiseta,lahijadelSr.CristòfulMongat?¿Sabeporventurasivive?

—Hijo,nadapuedodecirtedeesamuchacha.SóloséquelacasadondevivíanelSr.MongatyelSr.Nomdedeu,hasidodestruidaporunabombaayermismo.Tengoideadequetodossushabitantessesalvaron,exceptoalgunoquesehaextraviado,ynoselepuedeencontrar.

—¡Oh! ¡Si pudiera levantarmey correr allá!—dije—.Peroparecequemehanclavadoenestamalditacama.¿Endóndeestoy?

—EstaeslacamaenquemurióPeriquillodelRoch,asistentedelSr.D.FranciscoSatué, que es, como sabes, edecán del gobernador. Cuando murió Periquillo, tepusimosaquí,yayerdijoSatuéquetetomaríaporasistente.

—¿ConqueSuPaternidadnomedanoticiasdelapobreSiseta?Elcorazónme

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dicequenohamuerto,yquenosoyporlotantoviudo.—¿Erescasado?—Conelcorazón.Sisetaserámimujersivive…¿YdiceSuPaternidadquenoha

muertoelSr.Nomdedeu?—Asíparece,puesseleveporlaciudad.Verdadesquemásbientieneaspectode

unmuertoqueanda,quedepersonaviva.—¿Seráciertoloqueoigo?¿YelSr.D.Pablosemueve?—Anda,aunquecojo.—¿Yabrelosojos?—Sí; sus ojos parduzcos buscan las piernas rotas en la oscuridad de los

escombros.—¿Yhabla?—Consuvozclueca,quetanbuenascosassabedecir.—¿Peroeselmismo,ounremedodedonPablo,unasombraquevienedelotro

mundoafigurarqueponevendas?—Elmismo,aunquedepurodesfigurado,apenasseleconoce.—¡Oh,quéinmensaalegríasiento!¿Demodoqueharesucitado?—Nodudesquevive;perotambiénteaseguroquenodoydosochavosporloque

lequedederazón.En todo aquel día nome pudemover, aunque notaba de hora en hora bastante

mejoría.Lacuriosidadyelafánmedevoraban,anhelandosaberlasuertedelosmíos,y aunque la certidumbre de no ser matador de Nomdedeu había dado grantranquilidadamiespíritu,elnosaberelparaderodeSisetameentristecíaensumogrado.Sinmovermedeallísupequelaplazaestabaapuntoderendirse,yquehabíaido a tratar con el general francés el español D. Blas de Fournás. Esto teníamuyirritadosalosfantasmasqueconelnombredehombresdiscurríanaúnarmaalbrazoporlasmurallasdestruidas,yfueprecisoaFournás,cuandosaliódelaplaza,ocultarelverdaderomotivodesuviaje.

Álvarez,segúnoí,seagravabaporinstantesyrecibiólossacramentoselmismodía9;peroaunen talsituación insistíaennorendirse, repitiendoestoconpalabrasenérgicas,lomismodormidoquedespierto.Muchospatriotasseresistíanacreerquefuera cierto lo de la rendición, y la posibilidad de entregarse al extranjero causabamás horror que la muerte y el hambre; verdad es que muchos tenían aún la locaesperanzadequellegasensocorros.

Por la tardeempezóasusurrarsequealdíasiguienteentrarían loscerdos,y lospatriotas acudieron a casa del gobernador, la cual, casi por completo arruinada,apenasconservabaenpielosaposentosdondeelheroicopacienteresidía,yallíentrelasruinas,metiéndoseporlosclarosdelasparedesdestruidas,alborotaronlargoratopidiendoasuexcelenciaquesaliesedenuevoagobernarlaplaza.DicenqueÁlvarez

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ensudeliriooyólospopularesgritos,eincorporándosedispusoqueresistiéramosatodo trance. Enfermos o heridos los que aún vivíamos, con diez mil cadáveresesparcidos por las calles, alimentándonos de animales inmundos y sustancias querepugna nombrar, nuestro más propio jefe debía de ser y era un delirante, uninsensato, cuyograndeespírituperturbadoaúnse sosteníavaronily sublimeen lasesferasdelafiebre.

Al día siguiente pude dar algunos pasos sin alejarme mucho. De buena ganahabríahechounaexcursiónporlaciudadvisitandolacasadeSiseta;perolasseñorasmonjasquetancariñosamentemecuidabanimpidiéronmelo.ElcapitánD.FranciscoSatué llegose a mí y me hizo saber que había resuelto tomarme por asistente enreemplazo de Periquillo Delroch[13], y yo, agradecido a su bondad, me tomé lalibertaddedecirle:

—Mi capitán: ¿sabe usía por dónde anda Siseta? Supongo que usía conoce aSiseta,lahijadelSr.CristòfulMongat.

Satué no se dignó contestarme, y volvió la espalda, dejándome solo con mishorrorosas dudas. Yo preguntaba a todos; pero nadie me hablaba sino de lacapitulación.¡Capitular!Parecía imposible talcosacuandotodavíaexistíapegadoalasesquinaselbandodeD.Mariano:«Serápasada inmediatamentepor lasarmascualquierpersonaaquienseoigalapalabracapitulaciónuotraequivalente».

Según oí decir, los franceses habían dado una hora de tiempo para arreglar lacapitulación; pero nuestra Junta pedía un armisticio de cuatro días, prometiendocumplirla si al cabo de dicho plazo no venía el socorro que desde Noviembreestábamos esperando.ElmariscalAugereau no quiso acceder a esto, y por último,despuésdemuchasidasyvenidasdeuncampoaotro,firmáronselascondicionesdenuestrarendiciónalassietedelanochedel10.

Enesteconvenio,comoentodoslosquehicieronlosfrancesesenaquellaguerra,sepactóloqueluegonohabíadesercumplido:respetaraloshabitantes,respetarlareligióncatólicaylasvidasyhaciendas,etc…Todoestoseescribeysefirmasobreuntambordentrodeunatiendadecampaña;peroluegolasórdenesexpedidasdesdeParísporlagranrataobliganaponerenolvidoloacordado.

—¡Bonitofinal!—medijoelpadreRull,quemehabíaasistidoduranteelpenosomal—.¡Yquehayamosvenidoaestodespuésdehaberresistidosietemeses!¿Ytodoporqué,amigoAndrés?Porquenoserepartendospavosporbarbaaldía,yporquealgunosehavistoobligadoamantenersechupandoel jugodeunpedazodeestera.Dioscóridesdicequeelespartocontienesustanciasalimenticias.¡Oh!SiÁlvareznohubieracaídoenfermo,siaquelhombredebroncepudieraaúnlevantarsedesulechoy venir aquí y alzar el bastón en la mano derecha… Ya sabes, Andrés, que laguarnicióndebesalirmañanadelaplazaconloshonoresdelaguerra,marchandoaFranciaprisionera.CreoqueospondránatirardelcarrodeNapoleóncuandosalgaa

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paseo…Loscerdos senosmeteránaquímañanaa lasochoymedia,yparecehanacordadonoalojarseenlascasassinoenloscuarteles.¿Locreestú?Yaveráscómono lo cumplen. Me parece que los veo echando a los vecinos a la calle paraacomodarse sus señorías en las pocas casas que han dejado en pie. Y ahora tepreguntoyo:¿quéharándenosotros,lospobresfrailes?Amigo,conGeronaseacabóEspaña, y con la salud de Álvarez se acabaron los españoles bravos y dignos.Muchachos,¡vivaD.MarianoÁlvarezdeCastro,terrordelaFrancia!

Durante la noche, los vecinos y los soldados, sabedores ya de las principalescláusulas de la capitulación, inutilizaron las armas o las arrojaron al río, y alamanecerlosquepodíanandar,queeranlosmenos,salieronporlapuertadelArenypara depositar en el glacis unas cuantas armas si tal nombre merecían algunoscentenares de herramientas viejas y fusiles despedazados. Los enfermos nosquedamosdentrodelaplaza,ytuvimoseldisgustodeverentraralosseñorescerdos.Como no nos habían conquistado, sino simplemente sometido por la fuerza delhambre, nosotros los mirábamos de arriba abajo, pues éramos los verdaderosvencedores,yellosalmododeimpíoscarceleros.Sinoexistieseelgolosocuerpo,ysóloelalmaviviera,¿pasaríanestascosas?

En honor de la verdad, debo decir que los franceses entraron sin orgullo,contemplándonos con cierto respeto, y cuando pasaban junto a los grupos dondehabíamásenfermos,nosofrecíanpanyvino.Muchosseresistieronacomerlo;peroalfinlafuerzainstintivaeratalqueaceptamosloquealaspocashorasdesuentradanos ofrecieron.Durante todo el día estuvieron entrando carros cargados de víveresqueestacionadosenlasplazasdeSanPedroydelVino,servíandedepósito,adondetodoelmundoibaarecogersuparte.¡Comer!,¡quénovedadtangrande!Sentíamoselregresodelcuerpoquevolvíadespuésdelalargaausencia,aserapoyodelalma.Seadmirabaunodetenerclarosojosparaver,piernasparaandarymanosconqueafianzarseenlasparedesparairdeunpuntoaotro.Losrostrosadquiríandenuevopocoapocolaexpresiónhabitualdelafisonomíahumana,yseibaextinguiendoelespantoqueaundespuésdelarendicióncausábamosalosfranceses.

Dadmealbricias,porqueal fin, señoresmíos,mereconocíconbríosparaandarveintepasosseguidos,aunqueapoyándomeconladerechamanoenunpalo,yconlaizquierdaenlasparedesdelascasas.NocreáisqueelandarporlascallesdeGeronaen aquellos días era cosa fácil, pues ninguna vía pública estaba libre de hoyosprofundísimos, demontones de tierra y piedras, además de losmiles de cadáveresinsepultos que cubrían el suelo. En muchas partes los escombros de las casasdestruidas obstruían la angosta calle, y era preciso trepar a gatas por las ruinas,exponiéndoseacaerluegoenlascharcasqueformabanlasfétidasaguasremansadas.Elviajealtravésdeaquellosmontes,lagosyríoseratanfatigosoparamí,queacadapocotrechomesentabasobreunapiedrapara tomaraliento.Mascuandonoeraya

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posiblepensarenbatirse,ycuandoestabaaplacadoelterribleardordelaguerra,meproducía indecibleespanto lavistade tantosmuertos;yal examinar loshorrorososcuadros que se desarrollaban ante mi vista, cerraba a veces los ojos temiendoreconocerenunamanoheladalamanodeSiseta,enlapuntadeunvestido,lapuntadelvestidodeSiseta,enunapiedrecitaencarnadalascuentasdecoralqueadornabanlaslindasorejasdeSiseta.

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-XXI-

Al llegar a la calle de Cort-Real, vi allí casi en total ruina la casa donde sealbergaban los míos. Unos vecinos me dijeron que el señor Nomdedeu y su hijaestabanaposentadosenlacalledelaNeu;peroquenosesabíadóndehabíanidoapararSisetaysushermanos.Contristadocontalnoticia,fuienbuscadeldoctor,ylaprimerpersonaquesalióamiencuentrofuelaseñoraSumta,encargándomequenohicieraruidoporqueelseñordormía.

—Aquíencontrarástodoslospapelescambiados,Andresillo—medijo—porquelaseñoritaJosefinasehapuestobuena,yelamoestátanmalo,quesemoriráprontosiDiosnoloremedia.

Enestooímoslavozdeldoctor,queenaposentocercanosonaba,diciendo:—Déjeleustedentrar,señoraSumta,queestoydespierto.Andrés,amigoquerido,

venacá.Entré, pues, y D. Pablo arrojándose de su lecho me abrazó con cariño,

hablándomeasí:—¡Qué placerme das,Andrés! ¡Yo creí que habíasmuerto! ¡Ven acá, valiente

joven, y abrázame otra vez! ¿Cómo va esa salud? ¿Y ese estómago?No convienecargarlo después de tanta privación. ¿Hay apetito?… Te recomiendo mucho lasobriedad.¿Tienesheridas?Lascuraremos…Mandaloquegustes,hijo.

Yo,muy confundido, le expresémi gratitud por tanta benevolencia, añadiendoqueleconsiderabacomoelmásgenerosoycristianodelosmortalesporpagarconabrazosycariñoslosgolpesquedemírecibiera.

—Señor—añadí— yo creí habermuerto almejor de los hombres, y no podíavivirconelgranpesodemiconciencia.Veoqueustedperdonalasofensasyabresusbrazosalosquehanintentadomatarle.

—Todoestáperdonado,ysiculpahuboentitratándomecomometrataste,mayorfuelamía,queenmifuror,noreparabaenquitartelavidaporunpedazodeazúcar.Aquellas,amigoAndrés,nodebenconsiderarsecomoaccioneslibresqueconstituyenverdaderaresponsabilidad,ylahorriblesituaciónenqueambosnoshallábamosnosdisculpa a los ojos de Dios. En tan triste momento, la ley suprema de la propiaconservación imperaba sobre todas las leyes, nuestro carácter, el resultado de lasfacultades ingénitasocultivadasporel tratoyde loshábitosadquiridos,noexistíarealmente,y el torpebrutoenqueestamosmetidos, rompía salvajemente todos losfrenos que se oponían a la satisfacción de sus necesidades. Por mi parte, puedodecirtequenomedabacuentadeloquehacía.Elespectáculodemipobrehijametrastornabaelpocosentidoqueaúnmehacíareconocermecomohombre,ydelantedemínohabíaamigosnisemejantes.Estasrelacionesseacaban,seextinguencuandoelbrutal instinto recobrasusdominios,ysiveíaunpedazodepanenbocadeotro

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hombre,parecíameestounprivilegioirritante,quemiegoísmonopodíatolerar.¡Ay,quéhorrorosopadecimiento!¡Quévergonzosoestadodemoralyquédegradacióndelsermásnoblequepisalatierra!Válgametansólolacircunstanciadequenadaqueríaparamí,sinotodoparaella.Tengolaseguridaddequeanoserpormiidolatradahija,yomehubierarecostadoenunrincóndelacasa,dejándomemorirsinhaceresfuerzoalgunoporconservarlavida.

—YlaseñoritaJosefinaharesistidolasprivacionestalvezmejorquenosotros.—Muchomejor—añadióNomdedeu—.Yamevesamíqueparezcouncadáver.

Puesella,completamentetransfigurada,parecehaberseapropiadotodalasaludqueamímefalta.Estometeníacontentísimo,Andrés.Peroverásahoraloquehapasado.Cuando me dejaste en el patio de la casa del canónigo, tardé mucho tiempo enrecobrar el uso de los sentidos a consecuencia del gran golpe y de la muchaextenuación.Porfin,noséquémanoscaritativasmesacaronalacalle,donderecobrécompletoacuerdo.Misensaciónprincipaleraunagransorpresadehallarmeconvida.Arrastrémehastaentrarencasa,yenlashabitacionesdeSisetaencontréamihija.Lainfelizcasinomeconocía.Ibaaperecerdeinanición.¡Diosmío!Quisieramorir,silamuerte borrara de mi memoria el recuerdo de aquellas horas. Yo decía:—Señor,antesdevertalespectáculo,valieramásquequedaraexánimesobrelasbaldosasdelacasadelcanónigo—.¡Ay,amigoMarijuán,nomepreguntesnadasobreesto!Sólotediréquehabiendosalidoenbuscadealimentos,alregresar,mihijayanoestabaallí.

—¿YSiseta?—preguntéconlamayorinquietud.—Siseta tampoco—repusoNomdedeu inmutándose en sumo grado—. Pero ¿a

quémepreguntasporSiseta?Yonosénadadeella.Déjameseguir.Ningunodelosvecinossupodarmerazóndelparaderodemihija,ycorrícomounlocoporlaciudadbuscándola. Felizmente ni ella ni yo estábamos allí, cuando la casa fue destruida.Pero yo te pregunto: ¿a dónde creerás que había idomi idolatrada Josefina? PuesnadamenosquealatorreGironella,dondecontemplabaelhorriblefuegoconquesedefendióaquel fuerteensuspostrimerías.Teasombrarásdequemihija fueraa talsitio.Puesoye.Encontrándosesolaenlacasa,lahorriblenecesidadobligolaasaliralacalle,ydiscurriólargotiempoporGerona,implorandolacaridadpública,perosinseratendidapornadie.Mientrasmayorerasudesamparo,mayoreseransusesfuerzospor apegarse a la vida, y aquella naturalezamiserablehalló en símisma suficienteenergíaparasobreponersealasituación.Pareceestoimposible,peroescierto.Ahoracaigo en que a las criaturas de ánimo apocado nada les conviene tanto comoencontrarse lanzadas de improviso a un gran peligro sin sostén ni ayuda demanoextraña.Puesbien,Josefina,solaenmediodetantoshorrores,huyóporlapendienteque conduce a los fuertes, creyendo más seguros aquellos sitios. La vista de loscadáveres que obstruyen el camino prodújole gran espanto, ymayor aún al ver decerca la terrible acciónqueallí se trabara.Cuandoquiso retroceder lapobrecita, le

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fueimposible,yencontroseenvueltaenelfuego,enelmomentodelaretirada.¡Oh,quéincomprensiblessonlosarcanosdelaNaturaleza!Siyohubierasabidoporquélugaresandabamienferma,ytodoelprotomedicatohubiéramepedidomidictamensobre su suerte, habría dicho: «Josefina morirá en el acto de verse próxima a uncombate».Puesnofueasí,Andrés.Segúnmehacontadoellamisma,alveraquello,sintiose con inusitada energía, y susmiembros desentumecidos como pormilagro,adquirieron una agilidad que jamás habían tenido. Sin hallarse libre de miedo,inundabasualmaunagenerosayexpansivainquietud,yabundanteslágrimascorríande sus ojos… A esto añade que luego volvió dos veces a la ciudad, donde unasseñoras apiadadas de ella la dieron algún alimento; que después, sin saber cómo,viosearrastradaeneltropeldelasqueibanallevarpólvoraalasmurallas;añadequedurmiódosnochesencamporaso;quelaseñoraSumtatomándolaporsucuenta,latuvo más de tres horas en Alemanes, hasta que se retiró de allí la guarnición, ycomprenderássihansidofuertesloscauteriosaplicadosporelazaralespíritudeesapobreniña.Ahora,Andrés,merestadecirtequesiellahaadquiridosúbitamentebríosy agilidad, yo he perdido radicalmente mi salud, a consecuencia de los intensospadeceres físicos y morales de esta temporada, y aquí dondeme ves, no doy doscuartosporloquepuedavivirdeaquíaldomingoqueviene.Laalegríaquemecausael ver cómo se ha regenerado el organismo de aquella que es todomi amor ymiconsuelo,ahogaelsentimientoquepodríacausarmelapropiamuerte.Loquehoymeproduceprofunda tristezaesel convencimientoadquiridohacepocodeque soyundetestable médico. Sí, Andrés, yo creí saber bastante, y ahora resulta que todo loignoro, todo, todo.Figúratequedespuésdeadoptarenel tratamientodeJosefinaelsistema de precauciones, de cuidados que me recomendaban en diverso estilocentenaresdelibros,salimosconlapatochadadequeelmejorsistemaeselopuestoal que yo seguí. ¡Y para esto, Dios mío, ha estudiado uno treinta años! ¡Oh!,medicina,medicina,¡cuándesdeñosayesquivaeres!¡Cómoteocultasalquemástebusca, y qué bien guardas tus encantos! Cuando parece más fácil tocarte, másrápidamentedesapareces,comosombraquedelasansiosasmanosseescapa.¡Quiénme lo había de decir! Yo intentaba curarla con delicadezas y cuidados y dengues,resguardándolahastadelaireportemoraqueelairemismolahicieradaño,yDioslahafortalecidoconlascrudezas,lasmolestias,losgolpes,lossustos,conelfuegoyelfrío,con lospeligrosy lasmuertes.Yoevitabaenella lasgrandes impresionesquemeparecíadebieranquebrarsunaturaleza,comolosmartillazosrompenelvidrio,ylos fortísimos sacudimientos de la sensibilidad la han repuesto en su primer ser yestado. Curose como había enfermado, y este misterio y esta novedad pasmosaconfunden mi inteligencia. Hasta ahora no sabía que la enfermedad curase laenfermedad, y me muero con mil ideas sobre este oscuro punto… porque yo memuero,Andrés:enesosíquenoseequivocarámiescasosaber.

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Diciendo esto, se tendió de largo a largo en la cama, y a cada rato exhalabahondísimossuspiros.Yolehabléasí:

—Sr.D.Pablo,usted,aunquehapadecidobastante,tieneelconsuelodeverasuhijanosóloconvida,sinoconlasaludqueantesnotenía;peroyo,nisiquierapuedoasegurarquevivemiadoradaSisetaysusdoshermanos.

Eldoctor,aloírme,movioseinquietamenteensulechoconsíntomasdealteraciónnerviosa, e incorporándose de improviso, me mostró su cara, muy contrariada ydesfiguradadeunmodonotable.

—Nome preguntes por Siseta y sus hermanos—exclamó con torpe lengua yhaciendo ademán de apartar un objeto que inspira desagrado—.Yo no sé nada deellos.Andrés,másvalequetemarchesymedejesenpaz.

LaseñoraSumta,queentróalasazón,pusoeldedoenlasien,mirandoasuamoconexpresióndelástima.Conelgestoylamiradaqueríadecirme:

—Nohagascaso,queelamohaperdidoeljuicio.Perdiéralo o no, lo cierto es queme llenaban de inexplicables confusiones sus

palabras. Interroguele de nuevo; pero él, cerrando los ojos y extendiendo brazos ypiernas, cual exánime cuerpo, aparentaba no oírme, o realmente aletargado, nomeoía.

Josefinaentróenseguidaymostrómuchaalegríaalverme.Pormipartequedemesorprendido al notar la animación de sus ojos, su color menos pálido que deordinario,yalobservar laagilidad, lagraciaydesenvolturaquehabíaadquiridoensus movimientos desde que no nos veíamos. Después de contestar con amablessonrisas a mis cumplidos, que adivinaba por el movimiento de los labios, mepreguntóporSiseta.

—¡Ay!—respondí,expresandoconsignosmisupremaaflicción—.Siseta…sehaido,señorita;nosédóndeestá.

—Busquémosla—dijoJosefinaconresolución.—¡Ay!, gracias, señorita Josefina… Yo no me puedo tener; pero si usted me

acompaña,sacaréfuerzasdeflaquezapararecorrerlaciudad.En la casa tenían ya comida abundante, que se repartía entre los diferentes

vecinos allegadizos que allí se albergaban, y a mí me dieron una buena porción.CuandosalíenlazandomibrazoconeldeJosefina,mesentíatanrestablecido,quenonecesitébuscar apoyoen lasparedes,ni arrojarmeal suelo cadadiezminutosparatomaraliento.

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-XXII-

¿DóndebuscaremosaSiseta?¿Dónde?…Siseta,gritábamosportodoslados,enlas ruinas, en la puerta de las casas enteras, en las plazas, en lasmurallas, en lascortaduras,enlosmontonesdeescombros;peroningunavozconocidanosrespondía.En diversos puntos de la ciudad, los franceses se ocupaban en tapar con tierra loshoyosdondehabíansidoarrojadosloscadáveres,ymilesdecuerposdesaparecíandelavistadelosvivosparasiempre…¡Oh!—exclamabayoconlamayorangustia—,¡siestaráahíSiseta!

Hubieraqueridoescarbarconmismanostodaslasfosas,porcerciorarmedequenoyacíaenellaslapersonaperdida.Visitamosluegoloshospitales,yenningunodeellosaparecierontampocoSisetanisushermanos:preguntamosdepuertaenpuertaatodos los conocidos, a los vecinos todos, y nadie nos dio razón ni noticia alguna.PasandoaMercadal,lorecorrimostodo,yalvolver,miréalfondodelrío,porversientre sus turbias aguas se distinguía el cuerpo de Siseta. Pregunté por ella a losespañolesyalosfrancesesquenomeentendieron;peroambasnacionescarecíandenoticiasacercademiamiga;subíalostejados,bajéalossótanos,labusquéenplenaluzyenlaprofundaoscuridad;peroelrayodesusojos,paramísuperioratodaslasclaridades,nobrillabaenningunaparte.

Porúltimo, cuando llegábamoscercadelpuentedeSanFranciscodeAsís, creídistinguirunalastimosafigurademuchacho,enlacual,aunqueconmuchadificultad,podíareconoceralapersonadelbuenManalet.Noeraposibledeterminarlaformadesu vestido, que era un andrajo, por cuyas rasgaduras los brazos y las piernas encompleta desnudez asomaban. Su rostro cadavérico, sus manos negras, su cuellomanchadodesangre,suspiesheridos,sumirartemerosomecausaronprofundapena.Lellamé,conelalmadivididaentreunaanimosaesperanzayuninmensodolor,yélcorrióaabrazarmeconlosojosllenosdelágrimas.Pasadoelprimermomentodesualegría, la presencia de Josefina al ladomío produjo en el ánimo del pobre chicovivísimainquietud;mirábalaconojosazorados,ehizoalgúnmovimientoparahuirdenosotros.Deteniéndole,tuvevalorparapreguntarleporsuhermana.

—Hermana Siseta—me dijo— no está, no la busquen ustedes. Se ha ido conGasparó.Losdos…

Aldecirlosdosseñalabalatierra.Yo,poseídodeprofundodolor,nomereconocíasatisfechoconsusvagasnoticias

yquería sabermás; seguí tras él, peromi corto andar nomepermitió alcanzarle yhube de resignarme al terrible padecimiento de la duda; porque, en efecto, lasafirmacionesdeManaletnoresolvíanmiperplejidad,ylaspalabras,elrazonamiento,lainquietuddelinfelizchicoindicabanquealgúnmisterioparamíignorado,existíaenladesaparicióndeSiseta.

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—SeñoritaJosefina—dijeamiacompañante,expresandocomomefueposibleeldesalientoyladesesperación—noconseguiremosnada.VolvámonosalacalledelaNeu.

Ambos muy tristes y desanimados nos detuvimos en el puente, mirando a lostranseúntes,quediscurríansincesardeunladoaotroycomoyobuscabanpersonasqueridasqueeldesordendelosúltimosdíashabíahechodesaparecer.Lasfosassobrelascualesseechabatantatierraibanpocoapocodestruyendolosrastrosquehabríanpodidoguiarensusexploracionesapadres,esposasehijos,ylanecesidaddeenterrarprontohacíaquemuchasfamiliassequedasenencompletaignoranciarespectoalasuertedelossuyos.

Estábamossentadosjuntoalpuente.Josefinamemirabaensilencio,compadecidademidolorosaperplejidad,yyo interrogabaalcielo,cansadoyade interrogara latierra y a los hombres.De repente, la hija del doctor diome un ligero golpe en lacabeza y agitando los brazos en dirección del río, señaló una casa de las que selevantanconloscimientosdentrodelOñáaespaldasdelaplazadelasColesydelacalledelaArgentería.Alprincipionodistinguínada;peroellaconelrostroalterado,lamiradachispeanteyelíndiceextendidohaciaunpuntofijo,dirigiómiatenciónaltejado de una de aquellas casas, de cuyo alero, un muchacho se descolgabatrabajosamenteporunacuerda.EraBadoret.Alinstantegritéfuertemente:¡Badoret!¡Badoret!,yelchicoqueoyómivoz,saludomeconlamanoenelmomentodeponerpiefirmeenunbalcón,desdeelcualparecíaquereravanzaralpuentesaltandodeunacasa a otra. Los irregulares aleros, balconajes, miradores y cuerpos salientes deaquellaorilladel río,permitíanesteviaje singranpeligro.Por fin,Badoret llegóadonde estábamos, y pude notar que su aspecto era más lastimoso que el de suhermano.

—Andrés—medijo—¿hanentradolosfranceses?—Sí—lerespondí—.¿Endóndeestásmetidoquenolosabes?¿Hasresucitado

acaso?—¿Demodoqueyahayalgoquecomer?—Sí,todoloquequieras…¿YSiseta?—Siseta está durmiendo desde ayer. ¿Quieres verla? La llamamos y no quiere

despertar.—¿Perodóndeoshabéismetido?¿DóndeestáSiseta?—¿Hay ya qué comer? No hemos vuelto a ver a Napoleón, Andrés. ¿Cuánto

daránahoraporél?—AndaaldiabloconNapoleón.Llévameadondeestátuhermana.—Eneltejado.—¡Eneltejado!—Sí:lallevamosalláentretodos,porqueelSr.Nomdedeulaqueríamatar.

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—¡Matarla!¡Estásloco!—Sí;paracomérsela.Nopudereprimirlarisa,apesardequemiánimonoestabaparaburlas.—ElSr.Nomdedeu—prosiguió—sevolviólocoyquisocomernosatodos.—Estáistontossinduda—repliqué—.LlévamedondeestáSiseta.—Sinovaspordondeyohevenido…Delacasadelcanónigodondeestamos,se

pasaporel tejadoa ladeldroguerode lacallede laArgentería,perodeestanosepuedesaliralacalleporqueestácerrada…Porlabodega,sepasaaunacasadelotroextremoqueestáquemadaypor las tejas sebaja a losbalconesdel río.Sipuedeshacer que te abran la puerta de la casa del droguero que está en la calle de laArgenteríajuntoalaplazadelasColes,entrarásmejorqueyohesalido.

—Vamosallá—dijeconresolución—.Sieseseñordroguerononosquiereabrirlapuerta,laderribaremosapuñetazos.

Porfortuna,nomepusieronobstáculosaqueentraraporlacasaindicada,locualverifiquédejandoaJosefinaenlainmediatadelacalledelaNeu.Subíal tejado,ysaltandocongrandesesfuerzosypeligrosdetechoentecho,llegamosBadoretyyoalasbohardillasdelacasadelcanónigo.Allíenunlóbregoaposentodeldesván,dondeantañotuvosuviviendaelamadegobiernodelSr.Ferragut,yacíalapobreSisetasinmovimiento ni sentido sobre un miserable colchón. La llamé con fuertes voces,incorporelaenellecho,ylainfelizabriólosojos,perosinaparentarreconocerme.Migozoalverquevivíafueinmenso;peroaúndudabaquepudiesetornaralavida,ynopensémásqueenprodigarletodaclasedesocorros.Recorrílacasaaturdidamentesindarmecuentade loquebuscaba,yviendistintashabitacioneshastaunadocenadechicosdeocho adoce años, enquienes reconocí a los amigosque acompañaban aBadoretyManaletentodassuscorrerías;peroelestadodeaquellos infelicesniñoseraatrozmentelastimosoydesconsolador.Algunosdeellosyacíanmuertossobreelsuelo,otrossearrastrabanporlabibliotecasinpodersetener,unoestabacomiéndoseunlibro,yotrosaboreabaelespartodeunaestera.

—¿Quéhapasadoaquí?—preguntéaBadoret.—Ay¡Andrés!,nopodíamossalirporningunaparte.Estábamosencerradoshace

dosdías.Anuestracasanosepodíapasar,porquesieteparedesllenaronelpatiohastaarriba.Noteníamosquécomer,nidóndebuscarlo…EstamañanabuscamosManaletyyounasalida.ÉlsedescolgóporlacalledeArgentería,yyopordondemeviste…peroamísemeestáyapegandolalenguaalcielodelaboca,nopuedomoverme,ymecaigomuertotambién.

Diciéndolo, Badoret, cerró los ojos y se extendió de largo a largo en el suelo.Algunos de sus camaradas lloraban, llamando a sus madres, y por todos lados elespectáculodeaquelladesolacióninfantilcontristabamialma.Resueltoaobrarconprontitud,paséporeltejadoalascasasinmediatas,llamé,pedísocorro,logréqueme

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oyeran y que acudiesen enmi auxilio algunos vecinos, y bien pronto, reuní en losdesiertos lugares donde se hallaba mi infeliz amiga gran número de víveres y nopocaspersonascaritativas.

LaprimeraenquienprobamosnuestrosrecursosfueSiseta,quetardómuchoenrecobrar su acuerdo, inspirándome serias inquietudes; pero al fin me reconoció, yvencidasurepugnanciaatomarlosalimentosqueleofrecíamos,convenciéndosealfin de que no le dábamos animales inmundos ni horribles manjares, entró en unperíododefortalecimientoque indicabaunaenérgicadisposiciónde lanaturalezaarecobrarsuprimitivoequilibrioyasiento.Badoretcobrósusfuerzasconmásrapidezy a la media hora ya hablaba como una tarabilla arengando a sus amigos. Paraalgunosdeestosllegótardeelremedio,ynonosdieronmástrabajoqueentregarsuscuerposa laspobresmadresqueveníana recogerlos,despuésdehaberlosbuscadoinútilmenteportodalaciudad.

—HermanaSisetahadespertadoalfin—medijoBadoret,tragándosemediopan—.YopenséqueíbamosaquedarnosaquíparaqueseregalaranconnuestropellejoNapoleón,Sancir,Agujerónylosdemásqueandanporahí.Noestamostodosvivos,Andrés,porquePauetnoresuella,ySisó,queestabatanrabiosocontraloscerdos,seha quedado tieso en la biblioteca conmedio libro en el cuerpoy otromedio en lamano.AsíquisierayoveralcondenadodeD.PabloNomdedeuquequisohacerconnosotrosunguisote.Yaestamoslibresdecaeralfondodelacazuelaconsalyagua,yesodequelaseñoritaJosefinaselealmuerceauno,notienegracia…LosmarranosestányadentrodeGerona.Vaya…ydecíanqueD.Marianonolesdejaríaentrar.Siesloqueyodigo…muchafacha,muchoboquear,ydespuésnada.

—Nodesatines,ycuéntameporquétrajisteisaquíatuhermana.—PregúntaseloaD.PabloyalaseñoraSumta.Nosotroslellevamosahermana

Sisetasieterealesquehabíamosganado.HermanaSisetaestaballorandoconGasparóenbrazos.Uncaballeroentróenlacasayconmalosmodosmandóqueenterrásemosalniño.EntonceshermanaSisetalediomuchosbesosyyolecarguéparallevarlealafosa;peromedabalástimayestuveconélacuestas todoeldía,hastaquealfin…Manalet,echabalatierrayyolaapretabaconlasmanosparaquequedasebien.Peroluego quisimos volverle a ver, y sacamos la tierra… ¡Ay! Andresillo: después latornamosaechar,yyanolevimosmás…Alvolveracasa,D.Pabloentrósuspirandoy dando gemidos, y dijo que traía todos los huesos rotos. Después pidió algo decomer a la señora Sumta, y la señora Sumta se puso también a echar suspiros ygemidos.La señorita Josefina, tendida en el suelo, se chupaba losdedos,D.Pabloempezóagritarllamandoalsantoacáyalsantoallá,yluegoatodosnosdabaconlapuntadelpie,diciendo:«Levantaosysalidabuscaralgoparamihija».Despuésdelentierrohabíamoscompradoconlossieterealesunpannegroyduro,yselodimosamihermana.SivierasquéojosleechóD.Pablo.Sisetaesmástonta…¿creerásque

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noquisoelpanymandóqueselodiéramosalaseñoritaJosefina?Peroyodije:«sí,para ella está», y dando la mitad aManalet empezamos a comérnoslo. La señoraSumtasaltandoencimademí,mequitómiparte;peroManaletsecomiótodalasuyadeuntragón,atacándoselaconlosdedosparaquelepasaraporelgañote.Entonces,amigo Andrés, el Sr. Nomdedeu fue arriba y bajando al poco rato con un grancuchillo, nos dijo: «Diablillos desvergonzados, puesto que no servís más que deestorbo,oscomeremos».YomereíyManaletsepusoatemblaryallorar,peroyoledecía:«noseasburro:primeronoslecomeríamosnosotrosaél,situvieraalgomásque huesos. La señora Sumta sí que está gordita». Cuando la vieja oyó esto, meamenazóconelpuño,yD.Pablovolvióadecir:«Sí;nos lescomeremos,¿porquéno?…».Después la señorita Josefina se abrazó a su padre, y este se puso a llorarsoltandolagrimonescomobalas,yluegolaarrullabaensusbrazoscomosiellafueraunchiquillo. ¡PobreD.Pablo!Deverasmedaba lástima…Arrullandoa suhija lecantabacomoa losniñosydespuésdecía:«SeñoraSumta, traigaustedunatazadecaldo».Aloíresto,nopodíamenosdereírme,ydije:«PuesyaquevaalacocinalaseñoraSumta,tráigameamíunpardeperdicesporqueestoydesganado,ynoquieromás».Losdossepusieronfuriosos,peroelmédicoparecíaloco,ytodoselevolvíagritar:«SeñoraSumta;traigaustedcaldoparamihija,tráigaloustedprontoolamatoausted…».¡Silehubierasvisto,Andrés!Echabachispasporlosojos,yconlospelosamarillos tiesos sobre el casco, parecía nada menos que un demonio… En estopasaronmisamigosporlacalle,llamáronme,yosalíconellos,yalpocorato,cuandoibaporlacalledeCiudadanos,veoveniraManaletcorriendoyllorando,quedecía:«HermanoBadoret,venprontoqueD.Pablonosquieremataratodos».Chico,echéacorrer con todos mis amigos hacia casa. ¿Has visto un gato rabioso cómo tira lazarpa,enseñalosdientes,bufaysalta?PuesasíestabaD.Pablo.Dejandoasuhijaenelsuelo,veníahacianosotros,nosamenazabaconelcuchillo,golpeabaconelpieami hermana, luego parecía querer matarse a él mismo, y a todo esto gritaba así:«¡Quieroacabarconelgénerohumano!…».Estolodijomuchas,muchísimasveces.Mis amigos estabanmuertos demiedo, y yo cogí unas tenazas para tirárselas a lacabeza.Peronomediotiempo,porquesinsoltarsucuchillosalióalacallegritandosiempre que iba a acabar con todo el género humano, y entonces Manalet dijo:«Vámonosde aquí y llevémonos aSiseta».Dichoyhecho: éramosdoce: entre losmásgrandescargamosamihermana,queestabacomouncuerpomuertosinmovernibrazonipierna,ylallevamosalacasadelCanónigo;Manalet,llenodemiedoibadelante chillando: «A prisa, a prisa, que viene otra vez con el cuchillo…». ¡Ay!Amigo Andrés, cuando nos vimos en esta casa, respiramos. Luego porque lapobrecita no estuviera sobre las baldosas del patio la subimos a este aposento congrandísimo trabajo, poniéndola en la cama donde la ves. La llamamos, y no nosrespondía. Entonces nos ocurrió que debíamos buscarle algo que comer; pero no

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hallamos salidamásquepor los tejados, y antes nos asparíanquepasar otra vez anuestracasa.Aquíde losapuros,chico, llegó lanocheynosmoríamosdehambre.PauetySisóanduvieronporlostechoscomiéndoselasyerbasyelmusgoquenacenentrelastejas.Yobajéalabodega…nirastrodeNapoleón.SehanidotodosalotroladodelOñá,corriéndosehaciaelcampoenemigo…Puescomoteibadiciendo,vinodespuésdelanocheeldía,ydespuésdeldíaotranoche,yluegoamanecióeldíadehoy y nosotros sin comer. Se me olvidaba contarte que oímos caer la bomba ennuestra casa, y yo dije: «Ahí me las den todas. Si ha cogido a Nomdedeu bienempleadoleestáporbruto…».Amigo,desdeeltejadonosasomábamosalospatiosdetodaslascasasdeporaquí;llamábamosalagenteparaquenossocorriera;perononoshacíancaso.Verdadesquemuchosde losqueveíamosabajoestabanmuertos.Misamigosseacobardaron¡pobrecitos!,comounosgallinas,ySisódijoqueseibaacomer una de sus manos. Yo los llevé a la biblioteca, dándoles permiso para quesacaranelvientredemalañoconloslibros,yalgunosasífuerontirando.¡Quédía,quénoche,Andrés!Mihermananonosrespondíacuandolallamábamos,yManaletmedijo:«Hermano,yomevoyatirardeltejadoalacalleparatraeralgodecomidaaSiseta…».Estuvimosmirando las rejasy losbalconesparaversi sepodíasaltar,yporfinManaletsefueescurriendo,nosécómo,sentandolospiesenlosclavosylasmanosenlasrejas,ybajóalacalleporjuntoalaplaza.Yobajétambiénpordondemeviste,yconestotedigotodo,porqueyanohaynadamásquecontar.

—Bien,Badoret,veoqueacertasteen trasladaraquía tuhermana,puesaunquenomeparezcacierto,comodijiste,queD.Pabloquisieramerendarseatufamilia,eseesunhombreaquienladesgraciadesuhijaexaltayenfurece,ycapazesdecometercualquieratrocidad.Ahora,graciasaDios,estamoslibresdetaleshorrores,porqueelsitiohaconcluidoyhayenGeronavíveresabundantes.

Alcaerdelatarde,Siseta,susdoshermanosyloscamaradasdeestosquehabíanescapadoalamuerte,noofrecíancuidado.AldíasiguientetrasladéamisamiguitosaunacasadelacalledelaBarca,dondenosdieronasilo.

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-XXIII-

Yonotardéenreponerme,ytranscurridospocosdíasmepresentéamiamodonFranciscoSatué,quienmediounamalísimanoticia.

—Disponteparaelviaje—medijo,dándomeuniforme,tahalíyespada,paraqueentodoellocomenzaseaejercitarmisaltasfunciones.

—¿Puesadóndevamos,micapitán?—A Francia, bruto—me respondió con su habitual rudeza—. ¿No sabes que

somosprisionerosdeguerra?¿Creesquenosdejanaquíparamuestra?—Señor,yocreíquenadiesemeteríayaconnosotros.—EstamosenGeronacomoenfermos;peroquierenquevayamosaconvalecera

Perpiñán. Nos detienen tan sólo porque el gobernador no se halla en situación depoderserllevadoenuncarrodemuniciones.

—¡Ojalánoloestuvieraencienmeses!—Bárbaro¿quédices?—exclamóamenazándome.—No, mi capitán, no es que yo desee otra cosa que la salud de nuestro

queridísimogobernadorD.MarianoÁlvarezdeCastro;peroesodellevarleaunoaPerpiñánescasi tanmalocomoloquehemospasado.Peropuesasí lomandan losquepuedenmásquenosotros,sea,ypormínohadequedar.NoaPerpiñán,sinoalfin del mundo, iré con mis jefes, mayormente si llevamos entre nosotros al grangobernador.

Yohablabaasí,echándomeladebravo;peroenrealidadsentíaprofundapenaalcaerenlacuentadequeeraunprisionerodeguerra,decuyalibertadyresidencialosfrancesesdisponíanasuantojo.¡Desgraciadoelqueenlaguerraponesuaficiónenlugaresypersonas,quenohandepoderseguirtrasélenlosfrecuenteseinesperadosviajesaqueimpulsanlavictoriaoladesdicha!

CuandofuialladodeSiseta,casiderramandolágrimasmeexpreséasí:—Prendamía, ¿ves cuán desgraciado soy?…Ahorame llevan a Francia como

prisionero de guerra, con todos los demás militares que estamos aquí, desde D.Mariano hasta el último ranchero. Si te pudiera llevar conmigo, Siseta… Peromicapitán,elSr.D.FranciscoSatué,eselprimerperseguidordemuchachasquehayentodaCataluña,y le tengomiedo.Ahorameocurre,Siseta,quemientrasyo tomoelcaminodeesacondenadaFrancia,aquienveríadebuenaganacomidadelobos, túcontusdoshermanosdebesmarchartealaAlmuniadedoñaGodina,dondeestámimadre, y esperarme allí cuidándome las haciendas, hasta que me suelten o Diosdispongadelavidadeestepecador.

Sisetamecontestódándomeesperanza,yasegurandoqueconveníaaguardarconserenidad el cumplimiento de nuestro destino, sin desconfiar de la bienhechoraProvidencia.Convinimos al fin en que no era una gran desventura que yo fuese a

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Francia, y por su parte hallómuy prudente refugiarse en la Almunia,mientras yovolvía.LaverdaderadificultaderalaabsolutacarenciademediosparavivirdentrodeGerona, lo mismo que para ausentarse. Éramos pobres hasta el último grado, ydespués de pasar tantos y tan penosos trabajos, Siseta y sus hermanos estabandestinadosasostenersedelacaridadpública.PeroDiosnoabandonaalascriaturasdesvalidas,yheaquícómovinoennuestraayudaporinesperadoscaminos.¿Dequémanera?¿Cuándo?Esto,losmismosacontecimientosquevoycontandooslodirán.

Perodéjenmeacudir a casadelSr.D.PabloNomdedeu, de cuya saludmehandadomuymalasnoticiasalvolverdecasadeltalabartero,dondellevéeltahalídemiamo para que le echase una pieza. Déjenme ir allá, que a pesar de las cuestionesdesagradablesque tuvimos,nodejade ser el señordonPablounentrañableamigomío, a quien quiero de todas veras. Lomalo es que no puedo ir tan pronto comodeseara,porqueenlacalledeCort-Reallamuchagentequeallísejuntaenanimadoscorrillos,medetiene el paso. ¿Quéocurre? ¿Tenemosun cuarto sitio?Noesnada;parece que los franceses, cansados de haber cumplido hasta ayer demala gana lasprincipalescláusulasdelacapitulación,hanacordadosolemnementeromperlas.Asíme lo dijo el padre Rull, a quien vi muy sofocado entre el gentío, refiriendo condeclamatoriapomposidadlospormenoresdelsuceso.

—Estoesunadesvergüenza—decía—yunemperadorquetalescosashaceesunpillo…nada,unpillo;¿quémeimportaqueoiganlosfranceses?Nobajarélavoz,no,señores. Lo dicho, dicho. En la capitulación se acordó que los regulares seríanrespetados,yahorasalimosconquenosllevanaFrancia.¿Puesqué,lasórdenessoncosas de juego? ¿Somos chicos de escuela, para que hoy se nos diga una cosa ymañanaotra?

—También yo voy a Francia, padre Rull—le dije— y consolémonos uno conotro, que frailes y soldados hacen buena miga, y la carga se lleva mejor en doshombrosqueenuno.

—Nada,hijosmíos,iremosadondenosllevenysoportaremossuscrueldadesconpaciencia, como nos lo manda Nuestro Señor Jesucristo. Si así lo habéis queridovosotros, ¿qué se ha de hacer? Ved aquí las consecuencias de capitular cuandotodavíapodíahabersetiradounatemporaditamás,comiendoloquehabía.AFrancia,pues,yfíeseusteddepalabrasdecerdos.Nosotrosconfiábamosingenuamenteenelcumplimientode lopactado,cuandovieraisaquíqueestamañanasepresentaen lasanta casa un oficialejo, el cual con voces torpes y destempladas, dijo que nospreparásemosparasalirmañanamismoparaFrancia,porqueS.M.elemperador lohabíadispuestoasídesdeParís.Porlovisto,nostementantocomoalossoldados.Ydíganmeustedesahora:¿quévaaserdeGeronasinfrailes?

Cada uno contestaba al padre Rull, según sus ideas, cuál con enojo, cuálfestivamente;peroalfintodoslosqueleoímos,convinimosenquelodelviajeera

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unagrandísimapicardíadeS.M.elemperadordelosfranceses.Cuandomeretirédeallí, quedaba el buen fraile sermoneando a sus amigos sobre la preeminencia quesiemprealcanzaronlasórdenesreligiosasenlostratadosdelasnaciones.

LleguéacasadelSr.Nomdedeu,ydesdemientradaconocíquelasaluddelbuenmédico no debía de ser buena, por las señales de consternación que noté en elsemblantedeJosefinalomismoqueeneldelaseñoraSumta.Estamedijo:

—Andresillo,nohablesalamodeSisetanideloschicos,porquesiemprequeselenombran,ledaunoalmododedesmayo.

Josefinamepreguntópor losmíos,yal instante lecomuniquéconlaalegríademisojoselinfelizencuentrodeminoviaysushermanos.

—Todossesalvan,menosmibuenpadre—dijotristementelamuchacha.Alinstanteentréaveralenfermo,quienmerecibióconsuhabitualbondad.Junto

asulechoestabaunhombreenquienreconocíaunodelosescribanosdeGerona.IndudablementeD.Pabloibaahacer testamento.Suaspectoyfiguranopodían

sermás tristes, al punto se echaba de ver que aquella lámpara tenía yamuy pocoaceite.Lapostrimeraluzbrillaba,sí,comopróximaaextinguirse,convivaclaridad,y la irregular llama, tan pronto grande como chica, espantaba con sus oscilacionesdeslumbradoras. Unas veces el espíritu del buen doctor se empequeñecía conextraordinarioaplanamiento;otrasseagrandaba,tomandoproporcionessuperioresalas de la vida común: y con este variar angustioso, síntoma de todo fuego que seapagaluchandoentrelacombustiónylamuerte,lalenguadelmédicopasabadeunmutismoinvencibleaunalocuacidadmareante.

Cuandoentré, respondióamiscariñosaspreguntasconmonosílabos,quesalíandifícilmentedesusofocadopecho;peroalpocoratosefuedespabilandoentérminos,que a ninguno de los presentes nos dejaba meter baza, y él se lo decía todo sinmostrarsecansado.

—¿Conque aseguras túquenomoriré? Ilusión, amigomío, ilusiónde tubuendeseo.Diosmehaleídoyalasentenciayenestonohaynipuedehaberdudaalguna.Yocumplímimisión,ahoraestoydemás.

—Señor,anímeseusted—exclaméfingiendoentusiasmarme—.Puesqué,¿ahoraqueGeronaestálibredehambresymuertes,sehadeirelhombremejordetodalaciudad?Levántesedeesacamayvamosporahíaverlasmurallasrotas,losfuertesdeshechos,lascasasarruinadas,testigosdetantoheroísmo.Fuerapereza.Esonoesmásquepereza,señordonPablo.

—Pereza es, sí; pero la pereza última y definitiva, aquella del viajero quehabiendoandado toda la jornada, searroja sinalientoenelcamino,convencidodequenopuedemás.Perezaes,sí,lamejordetodas,porquellevaalmásdulce,almásplacentero de los sueños, la muerte. ¡Ay, qué postrado me siento! Pues qué, ¿eraposiblequedespuésdetancolosalesesfuerzosenlofísicoyenlomoral,siguieseyo

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viviendo? No una vida como la mía, sino cien robustas y vigorosas habríanseconsumido en esta lucha con la naturaleza, que yo sostuve durante tanto tiempo;porquedecirte,Andrés, el sinnúmerodedificultadesquevencí, sería el cuentodenuncaacabar.Bastereferirtequeenpocosdías,busque,fomentéydesarrolléenmícualidadesqueno tenía;enpocosdías, trasformadohasta losumo,encontremeconsentimientosypasionesqueantesnotenía,ytodofuecomosiunaseriedehombresdiversossedesarrollarandentrodemípropio.Yoestoyasombradodeloquehice,yahora comprendo qué inmenso tesoro de recursos tiene el hombre en sí, si sabeexplotarlo. Al fin, Andrés, mi pobre hija alargó sus días hasta el fin del cerco, ycuandolossanosyrobustossucumbieron,ella,enfermayendeblesehasalvado.Heaquípremiadadignamentemiamorosasolicitudymiscolosalesesfuerzos.Estatiernaniña,queestodomiamor,estáhoydelantedemíalegrandomivistaymialmaconelcolordesusmejillas.Bastaesteespectáculoaconsolarmedetodasmispenas,ysimeentristecelamuerteesporquemihijayyonosseparamosahora.Dioslopermiteasí,porque ya ella no necesita de mis constantes cuidados, y la savia vital quemilagrosamentehaadquiridoledarábríosparasubsistirporsísola,sinelapoyodeestasmanosfatigadas,quereclamalatierra,ansiosadecarne.

—Sr.D.Pablo—ledijedominandomimelancolía—desecheustedesos tristespensamientos,quesonlaprimerayúnicacausadesumal;mandealaseñoraSumtaquetraigayadereceunpardechuletas,queyalashaybuenasenGerona,sinserdegato ni de ratón, y cómaselas en paz y gracia de Dios, con lo cual, o muchomeengaño,onohabrámuertequeleentreenlargosaños.

—Estonovaconchuletas,amigoAndrés.Micuerporechazatodoalimento,ynoquieremásquemorirse.Estáechandoavoceselalma,increpándolaparaquesevayafueradeunavez.

—Másconsumidosyextenuadosestabanotros,ysinembargohanvivido,yporahí andan hechos unos robles. Y si no, ahí tenemos el ejemplo de Siseta, a quiendimostodospormuerta,yvivaysanaestá,graciasaDios.

—¿ViveSiseta?—preguntóNomdedeuconprofundo interésyciertaexaltaciónquenopudodisimular.

—Sí,señor;tanvivaestácomosusdoshermanos.—¿Estássegurodeello?—Segurísimo.—¿Ynotieneheridasensucuerpogentil,nigolpesensucabeza,nirasguñosen

supiel,nilefaltabrazo,pierna,dedouotrapartealgunadesuestimablepersona?—No,señor,nadalefalta—repusejovialmente—oalmenosnotengoyonoticia

deello.—¿Y losmuchachos, aquellos juguetonesy traviesosmuchachos, estánvivosy

sanos?

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—También, señor doctor, y todosmuy deseosos de venir a ofrecer a usted susrespetosconlacortesíaquelesespropia,saltandoychillando.

—¡Oh, loado sea Dios! —exclamó con cierto arrobamiento contemplativo elinfortunadodoctor.

Dichoesto,permanecióunratomeditandouorando,queambasfuncionespodíandeducirsedesurecogidaysilenciosaactitud,yluegoreposadamentemehablóasí:

—Mehasproporcionadoindecibleconsueloaldarmenoticiastanlisonjerasdelafamilia del Sr. Mongat, porque me atormentaba la sospecha, el recelo, más quesospechayrecelo,laterriblecertidumbredequeyohabíaocasionadoungranmalaesos muchachos y a su bondadosa hermanita, cuando después del lamentableaccidente del pedazo de azúcar, entré en casa de Siseta. Mi hija iba a morir deinanición.YopedíaalaseñoraSumtaquenosdieraalgodecomer,ylaseñoraSumtano nos daba nada.Yo pedí aDios queme enviase algo del cielo, yDios tampocoqueríaenviarmenada.Sisetaestabaallí;sushermanosentraronhaciendoruido,ylainsolente vitalidad que revelaban sus ágiles cuerpos despertó en mi alma unsentimientoquenotepodrépintar,aunqueporespaciodecienañostehableyagotetodos los recursos de todas las lenguas conocidas. No: aquel sentimiento es unaanomalíahorrorosaenelserhumano,ysóloesposiblequeexistadurantecortísimosintervalos en días que muy rara vez contará el tiempo en su infinita marcha. Yomiraba a los chicos, yo miraba a su hermana, y sentía un insaciable y sofocanteanhelo de hacerlos desaparecer de entre los seres vivientes. ¿Por qué, amigomío?Esto sí que no sabré decírtelo, porque yo mismo no lo entiendo. No creas queconturbabami cerebroel repugnante instintode la antropofagia: no,noesnadadeeso.Eraunsentimientodellinajedelaenvidia,Andrés;peromucho,muchísimomásfuerte; era el egoísmo llevado al extremo de preferir la conservación propia a laexistenciadetodoelrestodelahumanafamilia;eraunaaspiraciónbrutalaaislarmeen el centro del planeta devastado, arrojando a todos los demás al abismo, paraquedarme solo con mi hija; era un vivísimo deseo de cortar todas las manos quequisieran asirse a la tabla en que los dos flotábamos sobre las embravecidas olas.Pintar todo lo que yo odié en aquel momento a los dos hermanos y a la pobremuchacha, sería más difícil que pintarte los horrores del infierno, abrazando lograndey lopequeño,elconjuntoy lospormenoresde lamansióndondeelhombreimpenitenteexpíasusculpas.Cadainhalacióndesualientoalrespirar,meparecíaunrobo; cada átomo de aire que entraba en sus pulmones, un tesoro arrancado alconjuntode elementosvitales queyoquería reunir en tornomíoydemihija.Losmalditos se repartían un pedazo de pan, un pedacito de pan,Andrés, amasado contodoeltrigoycontodaelaguadelacreación,paramiregalo.Enaquellacrisisdelegoísmo,yonocomprendíaqueelUniversoconsusmilmundos,sufaunaysuflora,susinagotablesrecursosyprodigiosexistieseparanadiemásqueparaJosefinaypara

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mí.Detúvose el doctor fatigado, y yo, queriendo apartar de sumente ideas que le

hacíanmásdañoqueelmalfísico,ledije:—Mande usted a paseo, Sr. D. Pablo, esas vanas imaginaciones que le están

secando el cerebro. Siseta y sus hermanos están buenos, amigo, y yo le aseguro austedquenoseloshacomido.¿Aquépensarmáseneso?

—Calla, Andrés, y déjame seguir —dijo reposadamente—. No son vanasimaginacionesloquecuento,puesloqueyosentíarealexistenciatuvodentrodemí.Me faltaba decirte que reconocí la horrible metamorfosis de mi espíritu, pues nopuedodarle otro nombre, ymedecía: «No, yo no soyyo.Diosmío, ¿por qué hasconsentido que yo sea otro?». Efectivamente, yo no era yo. ¡Qué horrorosaslobreguecesrodeabanlosojosdemiespírituasícomolosdemicuerpo!…Aquelloscondenadosmuchachosestabancomiendo,Andrés;llevabanalabocaunospedazosdepan,ydelantedemí,teníanlaaudaciadeofrecerunaparteasuhermana.¡Cómoquierestúqueestovieraimpasiblementequiendentroteníadifundidosporsusangreyhaciendocabriolasen lassutilescuerdasdesusnervios losmillaresdedemoniosque yo llevaba conmigo! ¡Al ver cómomordían con sus insolentes dientecillos; alverles tragar con tanta desvergüenza, duplicose en mí el furor contra ellos y lesincrepé,diciéndolesnoestardispuestoaconsentirquenadieviviesedelantedemí!Andrésamigo,Andrésdemicorazón;yotoméuncuchilloyloesgrimía,comoquienintentamatarmoscasaestocadas;corríahaciaellos,corríahaciaSisetay la señoraSumta;peroenmisalvajeinsensateznomefaltabaunpensamientohumanoquemedetuvieseenlosarranquesbrutalesdeaqueldesbordadoapetitodematar.Loschicos,que de improviso salieron, regresaron con otros de su edad, y sus chillidos yprovocativasrisasmeenardecieronmás.Desdeentoncesmisojosnubladosnovieronmás que sangrientos objetos; entrome un delirio salvaje, durante el cual sentíadetestablecomplacenciaenheriracasoenelvacío,descargandogolpesatodosladoscontra cuerpos que me rodeaban y azuzaban sin cesar. Creo que después de darvueltas por la casa, salí a la calle, y mi brazo vengativo iba destruyendo enimaginarios cuerpos a toda la familia humana. Hablaba mil inconexos desatinos;contemplabacongozoalosquecreíamisvíctimas;buscabalasoledad,insultandoacuantos se me ofrecían al paso; pero la soledad no llegaba nunca, pues de cadavíctimasurgíannuevoscuerposvivosquemedisputabanelairerespirable, la luzycuantostesorosdevidahermoseanyenriquecenelvastomundo…Noséquéhabríasido de mí si unos frailes no me hubieran sujetado en la calle de Ciudadanos,llevándomeacuestaslargotrecho.¡Ay,amigomío!Enmicerebro,queeraunamasade bullidoras burbujas, cual si hirviera puesto al fuego, retumbaron estas palabras:«Es lástima que el Sr.Nomdedeu se haya vuelto loco».Y al recoger esta idea,mialma pareció disponerse a recobrar su perdido asiento. Luego los frailes dijeron:

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«Démosleunpocodeestas lonjasdecuerodesillónquehemoscocido,aversiserepone…».Lespreguntépormihija,yrespondiéronmequenoteníannoticiadelashijas de nadie. Encontreme con un poco de fuerza regular, no exaltada y anómalacomolaquemehabíaimpulsadoatantosdisparates,yquisemarcharamicasa…Caíalsuelo…perdíelcuchillo…unamonjameofreciósubrazoylleguéamicasa.NiSiseta,nisushermanos,niJosefina,ni laseñoraSumtaestabanyaallí.Lasmonjasmedieronunpocode corcho fritoquenopude comer, y lespreguntépormihija.Todo lo que había pasado se me presentó como los recuerdos de un sueño, peroaunque adquirí el convencimiento de no haber extinguido todo el linaje de losnacidos,noestabasegurodelainvulnerabilidaddemisciegosgolpes.«Yohematadoalgo»,medijeparamí;yestaideamecausabahondísimapena.Mereconocíacomoyomismoexclamando:«PabloNomdedeu,¿fuistetúquientalhizo?».

—Bastaya,amigomío—dijeinterrumpiéndole,aladvertirquelosrecuerdosdesus locuras empeoraban al buen doctor—. Más adelante nos contará usted tancuriosas novedades.Ahora procure descabezar un sueño, entre tanto que la señoraSumtaaderezalaschuletasconsabidas.

—Calla,Andrés,ynoquierasgobernarenmí—repuso—.Yodormirécuandolotengaporconveniente.Déjameconcluir,queyanofaltamucho.Losenfermerosdelhospitalfueronlosquemeproporcionaronalgúnalimentoquesepodíacomer,conlocualmeencontrérelativamentebien,ypudesalirenbuscademihija.Yasabescómolaencontréalfin,yloqueleaconteció.Pormiparte,hijo,yomismo,despuésdelahorrorosa crisisquehabíapasado,meespantabadevermeasistiendoenfermosquesindudaloestabanmenosqueyo,yheridosquenoteníanllagastanterriblesensucuerpocomolaqueyo teníaenmialma. ¡Ay,Andrés!Nomdedeuestabaheridodemuerte. Las penas sufridas con tanta paciencia desde mayo me han labrado esteprofundomalqueahorasientoyquemellevarádentrodepocoalsenodeDios.Meadmirodehaberresistidotanto,ydigoquetuvefuerzadecienhombres.No,unosoloesincapazdetanto.D.MarianoÁlvarezteníapararesistirelestímulodelagloriaydelagradecimientopatrio;yonohetenidoantemísinoespectáculoslastimososyunporveniroscuro.Elesfuerzohasidogrande;latensióninmensa;poresolacuerdaseha roto, y me voy, me voy, hija mía, Andrés, señora Sumta y demás presentes.Bastantehehecho.Elquecreahaberhechomás,quelevanteeldedo.

Josefina y la señora Sumta lloraban, y yo cuando el enfermo calló, procurabaconsolarlecontiernaspalabras.PocomástardefueronaverleSisetaysushermanos,con cuya visita pareció muy complacido el enfermo, y a todos prodigó cariños ycongratulaciones,obsequiándolesconunaexcelentecomida.Despuéssedurmió,yalcaerdelanoche,horaenqueporencargosuyo,volvióelescribano,acompañadodetrespersonasdelaintimidaddeD.Pablo;estenosllamóatodosdiciendoqueibaadictarsutestamento,elcualhizoenregla,nombrandoporherederadecasitodossus

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bienes a su hija Josefina, con una cláusula, sobre la cual debo llamar a ustedes laatención,paraqueconozcanlagenerosidaddeaquelejemplarsujeto.AdemásdequeeldoctordejabaaSisetayasushermanoslosveinticuatroalcornoquesqueteníaenlapartedeOlot,dispusoqueencasodemorirsinsucesiónlaseñoritaJosefina,pasaseeltotaldelosbienesaSisetayasushermanos,recomendandoaaquellayaestaqueviviesenjuntosparaperpetuarlaamistadybuenosserviciosdequelainfelizenfermahabíasidoobjetoporpartedelosmíosduranteelsitio.Lafortunadeldoctorerahartoexigua,pues la fincadeCastellà,devastadapor los franceses,valíabienpoco,y lodemás consistía en diversos grupos de alcornoques diseminados por la comarcaampurdanesay en sitios a los cuales los herederosno se aventurarían a emprenderviajeporsaberelcorchodequeerandueños.TambiénamíyalaseñoraSumtanosdejóvariasmandas,aunquelamíamáserahonoríficaquedeprovecho,porconsistirenelDiariodelasperipeciasdelsitio,redactadodepuñoyletraporelmismodoctor.Elamadegobiernopescótodoslosmueblesyropasquedelacasapudieronsalvarse.

Luegoqueeltestamentofuehecho,administraronalenfermoelSantoViático,ycumplida esta ceremonia, quedoseNomdedeumuy postrado, hablando poco y condificultad,mirándonosaratosconestúpidoasombroycerrandodespuéslosojosparaentregarse a un inquieto sueño. ExceptuandoManalet, que se durmió en el suelo,todosvelamos,dispuestosaasistirleconlamayorsolicitudyesmero;peroelinfelizD.Pablononecesitólargotiempodenuestraasistencia.Cercadelamadrugada,abriólosojos,llamóasuhija,yabrazándolatiernamentelehablóasí:

—¿Tequedastú,hijamía?¿Tequedasaquícuandoyomevoy?¿Demodoquenote veré más? Entonces toda la eternidad será infierno para mí… Josefina, ven,sígueme, ponte elmanto que nos vamos.Mi hija no se apartará demí ni un solomomento…Despuésdepasarjuntoslasgrandespenas,¿hemosdesepararnoscuandotodohaconcluido?No,Josefina.VámonosjuntosonosquedaremosaquíenCastellà.Paseemos por nuestra huerta viendo cómo van saliendo los pepinos, y no noscuidemos de lo que pasa enGerona.Mira qué tomates, hija, y observa cómo vantomandocoloresospimientos…¿Ves?PorahívienelaseñoraPintadapavoneándoseconsusdiezyochopollos:entreelloshayseispatitos,quesonlosmásguapos,losmássaladosylosmásmonosdetodos.Lleganalestanque,ysinquelamadrepuedaimpedirloconcacareadasamonestaciones…¡zas!,alaguatodos.MiracómoseasustalaseñoraPintadaylosllama.Peroellos…sí,quesiquieres…Hijamía,losperalesno pueden con más peras: algunas están maduras. ¿Pues y los melocotones? Meparecequelacabrahamordidoenlasmatasdeestasremolachas…¡peroquia!¡siesDioscórides, el burro de nostramoMansió!Míralo, allí está haciendode las suyas.¡Eh, fuera! Le llamo Dioscórides por lo grave y sesudo. El gran sabio de laantigüedadmeperdone…¿Hasvistolaspalomas,Josefina?Veamossianochesehancomido también las ratas algunoshuevosde losqueaquellas están sacando…¡Eh,

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nostramoMansió, que Dioscórides se come la huerta! Amárrelo usted…El pobrehortelanonomeoye…¡Quéhadeoírsiestálimpiándolelasbabasasunieta?Venacá,Pauleta,tomalamanodeJosefina,yvamosaordeñarlavaca.¡Quéhermosoestáel ternerillo!Noacercarsemucho,queelotrodíadiounacornadaanostramo…Aver,Josefina,traeelcántaro.Mansiódicequeyonoséhacerestamaniobra,yyoledesafío a él y a todos losnostramosde la comarca aquehaganmejorqueyo estaoperación del ordeñar.No temas, Esmeralda, no te hago daño, pisch, pisch…Estaatmósfera del establo te sientamuybien, hija, y amíme agrada en extremo…Yavienetranquila,dulce,grave,amorosaycalladalaincomparablenoche,encuyosenotan bien reposa mi alma. ¿Oyes las ranas, que empiezan a saludarse diciéndose:¿Cómoestáis?Bien,¿yvos?¿Oyeslosgrillosdisputandoestanochesobreelmismotemadeanoche?¿Oyeselmisteriosodisílabodelcuco,queparecelaimagenmusicalmásperfectadelaserenidaddelespíritu?Yavienenloslabradoresdeltrabajo.¡Conquégustoalarganlosbueyessuhocicoadivinandolaproximidaddelestablo!Oyeloscantosdeesosgañanesydeesoschicos,quevuelvenhambrientosalacabaña.Ahílostienes.Miracómorodeanalaabuela,queyahapuestoelpucheroalalumbre.Elhumodelostechosformandoesbeltascolumnassobreelcieloazul,discurreluegoyvaporosamente se extiende a impulsos del suaveviento quevienede lamontaña ajugarenlascopasdeestosverdesolmos,deestasoscurasencinas,deestoslánguidossauces,deestosflacoschopos,cuyascharoladashojasbrillanconlasúltimaslucesdelatarde…Laoscuridadavanzapocoapoco,yelcieloprofundoofrecesobrenuestrascabezasuntranquilomaralrevés,porcuyodiáfanocristalenvanotratamosdelanzarla vista para distinguir el fondo. ¡Oh!, quedémonos aquí, hija mía, y no nosseparemosnisalgamosmásdeestelugardelicioso.Todoestátranquilo:loscencerrosdelasovejassuenancongravemúsicaalolejos;elcuco,elgrilloylarananohanacabadoaúndeponerenclarolacuestiónquelestienetandeclamadores.Elvientocesa también, cierra los ojos, extiende los brazos y se duerme. Ya no humean lostechos;Esmeraldaseechasobrelafrescayerba,ysuhijo,abrigándosejuntoaella,hociquea buscando en el seno materno lo que nosotros hemos dejado. NostramoMansió duerme también, yDioscórides, escondiendo el ojo brillante bajo la negraceja,sumergeelcerebroenprofundosopor.Laspalomashandejadodearrullarse,losconejos se esconden en sus guaridas, meten los pájaros bajo el ala la inteligentecabeza,ylaseñoraPintadaseretirapausadamentealcorralconsusdiezyochohijos,incluso lospatos,quevandejandoenel suelo lahuellade suspalmasmojadas.Elmundo reposa, hija; reposemos nosotros también. El cielo está oscuro. Todo estáoscuro, y no se ve nada.Mi espíritu y el tuyo anhelaban ha tiempo esta profundatranquilidadpornadienipornadaturbada.Reposemos;nohaysolnilunaenelcielo,y sólo el lucero nos envía una luz que viene recta hasta nosotros comounhilo deplata.Míralo, Josefina, y descansa tu frente enmi hombro.Yo reposarémi cabeza

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sobrelatuya,yasínosdormiremosapoyadoselunoenelotro.Todohacalladoynosevemásqueellucero…¿loves?

Despuésdeesto,nadamásdijoenestemundoelSr.Nomdedeu.Algún tiempo después de expirar, nos costó gran trabajo desasir de los brazos

helados del doctor a su desconsolada hija, cuyo estado era tan lastimoso que dabaocasiónaaugurarunasegundacatástrofe.

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-XXIV-

Adiós, señores; me voy a Francia, me llevan. Los sucesos que he referidohabíanmehechoolvidarqueeraprisionerodeguerra,comolosdemásdefensoresdelaplaza,yeraforzosopartir.Solamenteenrazóndemienfermedadmefuepermitido,comoaotrosmuchos,elpermanecerallídesdeel10hastael21,demodoqueconelmalacababaladulcelibertad.

Adiós,señores;mevoy,adiós,pues tantaprisamedabaaquellacanalla,quenodigoparadespedirmedemiscarosoyentes,peroniaunparaabrazaraSisetaysushermanosmealcanzabaelbrevetiempodequedisponía.Notificadalamarcha,nosseñalaronhora,nosrecogieronyhaciéndonosformarenfila,caminaquecaminarásaFrancia.Loscastigos impuestosporcontravenirelprogramadecircunspecciónquenoshabíanrecomendado,eran: lapenademuerteparaelconatodefuga,cincuentapalosporhablarmaldeJoséBotellas,cantareldígasmetúGirona,onombraraD.Mariano Álvarez. —Adiós, Siseta, adiós, Badoret y Manalet, cara esposa yhermanitosmíos.Cuidadoconloqueosheadvertido.ElprisioneroosescribirádesdeFrancia,siantesnolograburlarlavigilanciadesuscruelescarceleros.Adiós.Noosmováisdeaquí,mientrasyonooslomande,nipenséisporahoraentomarposesióndevuestrosalcornoques,queesoymuchomásseharámásadelante.AcompañadaladesgraciadahijadelgranD.Pablo,yalegradsustristeshoras.Adiós,dadotroabrazoa AndrésMarijuán, a quien llevan preso a Francia por haber defendido la patria.TengoconfianzaenDios,yelcorazónmedicequenohededejar loshuesosenlatierradeloscerdos.Ánimo:nolloréis,queelquehaescapadodelasbalas,tambiénescaparádelasprisiones;ysobretodonoesdepersonasvalerosasellagrimeartantoporunviajedepocosdías.Saludesloqueimporta,quelibertad…ellasolasevieneporsuspasoscontados,sinquenadielopuedaimpedir.Adiós,adiós.

Así les hablaba yo al despedirme, y por cierto que carecía completamente delánimoyenterezaquea losdemásrecomendaba, faltándomepocoparadaral trasteconmiseriedad;peroconveníaenaquellaocasiónechármeladehombredebronce.Migravedaderaficticiaynohayheroísmomásdifícilqueaquelqueyointentabaaldespedirme deSiseta y sus hermanos.La verdad es que tenía el corazón oprimidocomosimanogigantescameloestrujaraparasacarletodosujugo.

SisetasequedóenlacalledelaNeu,agobiadaporsuprofundaaflicción.Badorety Manalet me acompañaron hasta más allá de Pedret, y no fueron más adelanteporque se lo prohibí, temiendo que con la oscuridad de la noche se extraviaran alregresar. Salimos, pues, en la noche del 21. Delante iba rodeado de gendarmes acaballoelcocheenque llevabanaD.MarianoÁlvarez:seguían losoficiales,entreloscualesestabamiamo,ydosotresasistentescompletábamoselprimergrupodelacomitiva. Más atrás marchaba toda la clase de tropa, soldados convalecientes de

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heridasodeepidemiaensumayorparte.Laprocesiónnopodíasermáslúgubre,yelcochedelgobernador rodabadespaciosamente.Noseoíamásque lengua francesa,quehablabanenvozaltayalegrenuestroscarceleros.Losespañolesíbamosmudosytristes.

HicimosaltoenSarrià,dondesenosagregaronlosfrailesquehabíansalidoantesquenosotrosconelmismodestino,yconsuspaternidadesalacabezanadafaltóparaquelacomitivaparecieseunjubileo.Dabalástimaverlos,porquesientreelloshabíajóvenes robustos y recios que resistían el rigor de la penosa jornada, no faltabanancianos encorvados y débiles que apenas podían dar un paso.La gendarmería losarreaba sin piedad, y lo más que se les concedió fue que alguno de nosotros lesofrecieraapoyollevándolosdelbrazo.ElpadreRullsofocabasuimpetuosacólera,ymarchando delante de todos con resuelto paso, revolvía sin duda en su menteproyectos de venganza. Los legos, que cargaban repletas alforjas, repartíangraciosamenteencadadescansoracionesdepan,queso,frutassecasyalgúnvino,delocualalgoserodabasiemprehacialaparteseglardelacaravana,aunquenomucho.Algunosgendarmesfranceses,máshumanosquesusjefes, tambiénnosofrecíannopocapartedesusvíveres.

Deestemodo llegamosaFiguerasa las tresde la tardedel22,ysinpermitirledescanso alguno, fue el gobernador enviado al castillo de San Fernando. Frailes ysoldadosquedaronenelpueblo,ysolamentesubimosconaquellosdelserviciodelpropiogeneralodesusayudantes.Marchamostodostraselcoche,yalllegardentrodelafortaleza,ladebilidaddeD.Marianoeratal,quetuvimosquesacarleenbrazosparatrasportarledelamismamaneraalpabellónquelehabíandestinado,elcualeraundesnudoydestartaladocuartuchosinmuebles.Entróelhéroeconresignaciónenaquellapieza,yechosesinpronunciarquejaalgunasobrelastablas,queamaneradecama ledestinaron.Losque talveíamos,estábamos indignados,nocomprendiendotan baja e innoble crueldad en militares hechos ya de antiguo a tratar enemigosvencidosyrivalespoderosos,perocallábamospornoirritarmásalosverdugos,queparecíandisputarse cuál tratabapeor a lavíctima.Luegoque se instaló, trajeronalenfermo una repugnante comida, igual al rancho de los soldados de la guarnición;pero Álvarez, calenturiento, extenuado, moribundo, no quiso ni aun probarla. Denadanosvaliópedirparaélalimentosdeenfermo,puesnoscontestaronbruscamenteque allí no había nadamejor, y que si durante el cerco habíamos sido tan sobrios,comiésemosentoncesloquehabía.

Con la resignaciónyenterezapropiasde sugrandealma, resistióÁlvarezestasmiserias y bajas venganzas de sus carceleros; y sólo le vimos inmutado cuando elgobernadordelcastillo,queeraunsoldadotedemedianagraduación,brusco,fatuoymuy soplado, empezó a dirigirle impertinentes preguntas. La insolencia de aquellacanallanosteníaciegosdeira,puesnosóloelgobernadordelaplaza,sinooficialejos

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delaúltimaescala,seatrevíanahacerpreguntastontaseimportunasanuestrohéroe,quenisiquieraleshacíaelhonordemirarles.

Laspreguntaserannosólocontrariasalacortesía,sinoalespíritumilitar,puesentodasellasselepedíacuentaanuestrojefedelgrancrimendehaberdefendidohastaladesesperaciónlaciudadqueelgobiernodesupatrialehabíaconfiado.Noparecíanmilitareslosqueconinsultosyburlasgroserasmortificabanalhombredemástemplequeentodotiemposepusieradelantedesusarmas.Álvarez,siemprecaballeroaunen presencia de gente de tal ralea, les respondió sencillamente:—Si ustedes sonhombresdehonor,hubieranhecholomismoenmilugar—.Tansublimeconceptonolo comprendían la mayor parte, y solamente algunos oficiales distinguidos,penetrándosedel indignopapelqueestabanhaciendo, seapresurarondespuésde larespuestadelgeneral,aponerfinaldenigranteinterrogatorio.

Miamoenviomealinstantealpuebloenbuscadecarneparaaderezarlacomidadel enfermo, y gracias a mi prontitud y diligencia, pronto pudimos servirle unacomidamediana.Delantedelosfranceses,quenosnegabantodoauxilio,Satuépusoelpuchero, soplabael fuegootrooficialespañol,yconvertidos todosencocineros,nosdisputábamoschicosygrandeselhonordeasistiralenfermo.Pasóbienlanoche;pero serían lasdosde lamadrugada, cuandoconestrépito llamarona lapuertadelpabellón,diciéndonosquenosdispusiéramosaseguirelviajeaFrancia.Álvarez,quedormíaprofundamente,despertóalruido,yenteradodelacontinuacióndelajornada,dijosencillamente:—Vamosallá—.Quiso incorporarsesobre las tablasenqueconnuestros capotes le habíamos arreglado unmal lecho, y no pudo… ¡Tan agotadasestaban sus fuerzas!…Peroenbrazos le llevamosnosotrosal coche,yconun fríoespantoso,azotadospor la lluviadehieloypisando lanievequecubríael camino,emprendimoseldelaJunquera.Unaprecauciónridículahabíanañadidolosfrancesesa las que antes tomaran para custodiarnos. Esto hace reír, señores. Además de lafuerteescoltadecaballos, sacaron tambiéndeFiguerasdospiezasdeartillería,queibandetrásdenosotros,amenazándonosconstantemente.Esquesurecelodequenosescapásemoseravivísimo,yconningunadelascautelasordinariascreíanseguralapersonadeD.MarianoÁlvarez, inválidoy casimoribundo.Éramosmuypocos enaquellasegundajornada,porquelosfrailesylatropaquedáronseenFiguerashastaelamanecer.IgnorosiparatenerarayalasfogosidadesdelpadreRull,sepertrecharontambiénconunpardebateríasdecampañayalgunosregimientosdelínea.

En la Junquera nos detuvimos muy poco tiempo; siguiendo luego por Franciaadelante,llegamosaPerpiñánalassietedelanochedelmismodía23,ydespuésdedetenemosencasadelgobernador,nosllevaronalCastillet,fortalezadeladrillo,deairosa vista, obra del reyD. Sancho, la cual habrán visto cuantos hayan estado enaquella ciudad. Sin más ceremonias, destinaron para habitación de Álvarez untenebroso aposento amanerade calabozo, conmáshumedadesquemuebles, y tan

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inmundoysucio,queelmismoD.Mariano,apesardesutempleresignadoyfuerte,nopudocontenerseyexclamóconindignación:¿Esestesitiopropioparaviviendadeungeneral?¿Ysonustedeslosquesepreciandeguerreros?Elalcaide,queeraunbárbaro, alzó los hombros, pronunciando algunas palabrotas francesas, que mepareció querían decir poco más o menos: «es preciso tener paciencia». Luego,dirigiéndose a los de la comitiva, aquel caritativo personaje nos dijo que estabadispuesto a darnos de comer lo que quisiéramos, pagándolo previamente en buenamoneda española.Lamoneda española ha sido siempremuybien recibida en todopaísdondehahabidomanos.Dándolelasgracias,pedímosleloquenospareciómásnecesario,yaguardamoslacena,aposentadostodosenlainmundapocilga.Nuestroprimer cuidado fue improvisar con los capotes una cama para el gobernador, cuyafatigaydebilidad iban siempre en aumento.El cancerberovolvió al poco rato conunos manjares tan mal guisados, que no se podían comer, lo cual no fue parte aimpedir que nos los cobrase a peso de oro; pero se los pagamos con gusto,suplicándole,unosenmalfrancésyotrosencastellano,quenoshicieraelfavordenohonrarnosmásconsuinteresantepresencia.

Peroélonoentendióoquisomostrarnos todoelpesode su impertinencia,yacada cuarto de hora venía a visitarnos, poniéndonos ante los ojos, que en vanoqueríandormir,laluzdeunadeslumbradoralinterna.Estomortificabaatodos;peroprincipalmentealenfermo,queporsuestadonecesitabareposoysueño,yasíselodijimosalalcaide,añadiéndolequecomonopensábamosfugarnos,podíaeximirnosde sus repetidos reconocimientos. Él nos respondía con amenazas soeces;quedábamos luego a oscuras, nos vencía el dulce sueño; pero no habíamostrasportadolosumbralesdeestaricayapacibleresidenciadelespíritu,cuandolaluzdelalinternavolvíaaencandilarnuestrosojos,yelalcaidenostocabaelcuerpoconsupataparacerciorarseporlavistayeltactodequeestábamosallí.

Satué, furioso y fuera de sí,medijo en uno de los pequeños intervalos en queestábamos solos: «Si esebestiavuelve con la linterna, se la estrello en la cabeza».PeroD.Mariano, calmó su arrebato, condenandouna imprudencia que podía ser atodosfunestísima.Lanochefueportanto,ymercedalasvisitasdelalcaide,penosayhorrible.Porlamañananoshizoelhonordevisitarnoselcomandantedelaplaza,elcualhablólargamenteconÁlvarez,tratándoleconciertabenevolenciacortésquenosagradó;mas luegohizorecaer laconversaciónsobreunsucesodequeno teníamosnoticia y allí dio rienda suelta a las groserías y los insultos. Parece que algunosoficiales de los trasladados a Francia inmediatamente después de la rendición deGerona,sehabíanfugado,enlocualobraroncuerdamente,sipadecieronelmartiriodelalinternadelseñoralcaide.Alhablardeesto,elcomandantelesprodigódelantedenosotrosvocabloshartodenigrantes,añadiendo:«Peroporfortuna,hemospescadoa once de los prófugos, y han sido arcabuceados hace dos días. Buscamos a los

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demás».Álvarezsesonrióydijo:¿Conquevolaron,eh?…yensurostroporuninstante

dibujose ligeraexpresiónfestiva.ApesardequeelcomandantedePerpiñánnoerahombre demieles, prometió a Álvarez dejarle descansar todo aquel día, poniendofrenoalasimportunidadesdelacandileja,ynosdispusimosparadormir;pero¡ay!,estábamos destinados a nuevos tormentos, entre los cuales elmayor era presenciarcómopadecíaensilenciosinhallaralivioensusmalesnipiedadenloshombres,elmásfuerteydignodelosespañolesdeaqueltiempo;estábamosentregentequehacíapunto de honra elmudar las coronas del heroísmo en coronas demartirio sobre lafrentedelquenoseabatió,nisedobló,niserompiójamásmientrastuvounhálitodevidaquesostuvierasugrandeespíritu.

Serían, pues, las diez de la mañana, cuando el alcaide nos hizo ver su cararedonda,encendidaybrutal,derubiospelosadornada,yaunqueporlaclaridaddeldíaveníasinlinterna,demostronosdesdesusprimeraspalabrasquenoveníaanadabueno. Díjonos aquel simpático pedazo de la humanidad que nos dispusiéramos asalirtodos,ycomoleindicáramosqueelenfermoacausadelahorrorosafiebrenopodíamoverse, repuso que vendría quien le hiciesemover.D.Mariano nos dio elejemplode la resignación, incorporándoseensu lecho,ypidiendosusombrero.Lelevantamosenbrazos; tratódeandarporsupropiopie,masnosiéndoleposible, lecondujimos fuera del aposento, y bajamos todos en triste procesión, mudos yabrumadosdepena.Fueradelcastillovimosdosfilasdegendarmeríaindicándonoselcaminohacia lamuralla,y lacuriosamultitudnoscontemplabacon lástima.Aquelespectáculonopodíasermástriste,yconelalmaoprimidayllenadeangustiadijeparamí:«Nosvanafusilar».

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-XXV-

¡Oh, qué trance tan amargo, y qué horrenda hora! Eso de que a sangre fría lequiten a uno la preciosa existencia, lejos de la patria, ausente de las personasqueridas,sinojosquelelloren,ensoledadespantosayentregentequenoveenellomásque lavíctima inmoladaa los interesesmilitares, esde lomásabrumadorquepuedeofrecersealacontemplacióndelespírituhumano.Yomirabaaquelcielo,ynoera como el cielo de España; yo miraba a aquella gente, oía su lengua extrañamodulandoenconjuntovocesincomprensibles,ynoeraaquellagentetampococomola gente de España. Sobre todo, Siseta no estaba allí, y el vacío formado por suausencianolohabríanfrenadocienvidasotorgadasencambiodelaquemeibanaquitar.Meocurrióprotestarcontraaquellabarbarie,gritandoydefendiéndomecontramiles de hombres; pero la realidad demi impotenciame aplastaba con formidablepesadumbre.Dejédeverloqueteníaantelosojos,ymuyintensacongojamehizollorar como unamujer.Mostraban enterezamis compañeros; pero ellos no habíandejadoenGeronaningunaSiseta.

Al llegar a lamuralla vimos formados en fila a los frailes y soldados que noshabían seguido. Algunos legos y ancianos lloraban; pero el padre Rull despedíallamas por sus negros y varoniles ojos. En tan supremo trance, el fraile patriota,rabiando de enojo contra sus verdugos, había olvidado la principal página delEvangelio. Nos pusieron también a nosotros en fila, y la persona de Álvarez fueconfundidaentrelosdemássinconsideraciónasujerarquía.Estuvimosparadoslargorato, ignorando qué harían de nosotros, en terrible agonía, hasta que apareció unoficialejobarrigudo,queconunpapelitoenlamanonosibanombrandounoporuno.Tantoaparato, lacruel exhibiciónanteelpopulacho,eldesplieguede tancolosalesfuerzascontraunospobresenfermosmuertosdehambre,decansancioydesueño,noteníamásobjetoquepasar lista. ¡Ay!Cuandoadquirí lacertidumbredequenonosfusilaban, los franceses me parecieron la gente más amable, más caritativa y máshumanadelmundo.

Volvimos al castillo, donde hallamos una gran novedad. El aposento dondepasamoslanoche,sehabíaconsideradocomoungranlujodecomodidadesparaestospícarosinsurgentesybandidos,quetanheroicamentedefendieronlaplazadeGerona,y nos destinaron a una lóbrega mazmorra sin aire, empedrada de agudísimosguijarros,entrecuyoshuecosseremansabanfétidasaguas.Doblepuertaconcerrojosfuertísimoslacerraba,yunmezquinoagujeroabiertoenelanchomurodejabaentrarsóloalmediodíaunrayodeluz,insuficienteparaquenosreconociésemoslascaras.Protestamos; elmismoÁlvarez reprendió ásperamente al alcaide; pero este ni aunsiquiera tuvo ladignaciónde contestarnosotra cosamásque laofertade servirnosunabuenacomida,siselapagábamosbien.Elilustreenfermoseempeorabadehora

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enhora,ydesdeaqueldíacomprendimosquesenosibaamorirenlosbrazos,sinoseinstalabaenlugarmáshigiénico.HaciendounesfuerzoelmismoÁlvarez,escribióunacartaalgeneralAugereau,notificándolelosmalostratamientosdequeeraobjeto;pero no tuvo contestación. Y seguía lo de la linterna por la noche, en cuya obracaritativaseesmerabaelmalditofrancésregordeteyrubio,aménderobarnosconlaperversacenaquenosponía.Sielgobernadornecesitabaalgunamedicina,nohabíafuerzas humanas que la hiciesen traer, por temor de que se envenenara, yregistrándonos escrupulosamente, fuimos despojados de todo instrumento cortantepara evitar que tratásemos de poner fin a aquella deliciosa vida con que éramosregalados.

En aquella inmunda pocilga estuvimos hasta que concluyó Diciembre y elfunestísimoaño9,enfermostodos,ymásqueenfermo,moribundoelgranÁlvarez,que al resistir tan grandes padecimientos mostró tener el cuerpo tan enérgico yvigorosocomoelalma.Durantelaslargasytristeshorasdepartíaconnosotrossobrela guerra, contábanos su gloriosa historiamilitar y nos infundía esperanza y bríos,augurandoconelevadodiscernimientoelgloriosofindelaluchaconlosfrancesesyel triunfo de la causa nacional. Su extraordinario espíritu, superior a cuanto lerodeaba, sabía abarcar los acontecimientos con segura perspicacia, y oyéndole,oíamoslavozpoderosadelapatriaquellegabaalcalabozoexcavadoenextranjerosuelo.

Al fin nuestro doloroso encierro en aquellamazmorra donde nos consumíamosviendoextinguirselanoblevidadeldefensordeGerona,tuvofinunanocheenqueelalcaideentróadecirnosquenosvistiéramosatodaprisaporquenosibanainternarenFrancia. Esta noticia, a pesar de alejarnos de España nos produjo inmensa alegríaporqueponíafinalencierro,ynoaguardamosaquelarepitieseelpanzudohombrede la linterna, demostrándole de diversos modos el gran gusto que sentíamos porperderledevistalomismoqueasuaparato.NossacarondePerpiñánconnumerosaescolta,yibanlosfrailesconnosotros.Eljefedelagendarmeríadioordendefusilaratodoseñorfrailequetratasedehuir,ynospusimosenmarcha.

PeroenesteviajelaProvidencianosdeparóunhombregenerosoycaritativoqueaescondidasde losfranceses,suscompatriotas,prodigóal ilustreenfermosolícitoscuidados.Eraelmismococheroque leconducía,elcual,condolidodesusmaleseignorandoquefueseunhéroe,mostrósuscristianossentimientosdediversosmodos.Agradecidosasubondadquisimosrecompensarle;peronoconsintióenadmitirnada,y como los gendarmes le mandaran que avivase el paso de las caballerías paramarcharmás a prisa, él, sabiendo cuánto daño hacía al paciente la celeridad de lacarrera,fingióenfermedadesenelescuálidoganadoydesperfectosenelviejococheparajustificareltardopasoconqueandaba.Todoslosdeapie,queéramoslosmás,leagradecimosenelalmalaperezadesuvehículo.

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DespuésdedescansarunpocoenSalces,hicimosnocheenSitjans,ynuncaatalpuntollegáramos,porquehaciendobajardesucochealgeneral, leaposentaronconlosdemásdesuséquitoenunacaballerizallenadeestiércol,ydondenohabíacamani sillas, ni nada que se pareciese a unmueble, siquiera fuese elmásmezquino ypobre. Agotada la paciencia ante tanta infamia, y viendo cuán poco adecuado eraaquel inmundo sitio para quien por su categoría y además por su lastimoso estadotenía derecho a todas las consideraciones, no pudimos contener la explosión denuestroenojo,ycondurísimaspalabras increpamosal jefedelagendarmería.Este,después de amenazarnos, pareció aplacarse, comprendiendo sin duda la justicia denuestra reclamación, y al fin después de vacilar, vino a decir en suma que elalojamientonoeracuentasuya.Porfinelcochero,conordenoporsimpletoleranciadeljefedelafuerza,introdujoenlacuadraunacamaenquedescansóalgunashoraseldesgraciadoenfermo,cuyaprodigiosaresistenciaparecíatocaryaalúltimolímite.

A la mañana siguiente cuando nos íbamos a poner de nuevo en marcha,aparecieron unos guardias a caballo que traían una orden para el jefe que nosconducía.Abriendoelpliegoennuestrapresencia,nosdioaconocersucontenido,elcual no era otra cosa sino quemonsieur Álvarez debía volver a España. Esto nosalegró sobre manera, por la esperanza de ver pronto la patria querida, y hastasospechamos,si,apiadadosdenuestradesgracia,sedispondríanaquelloscaballerosadejarnosenlibertadluegoquetraspasásemoslafrontera.Losfrailes,lagentedetropaquenopertenecíaa lacomitivadelenfermo,creyéronse tambiéndestinadosapisarprontoelsueloespañol,ymostráronsemuyalegres;perolosgendarmesalpuntolessacarondesu risueñoerror,mandándolesseguiradelante,porFranciaadentro.Nosdespedimos de ellos tiernamente recogiendo encargos, recados, cartas y amorosasmemorias de familia, y volvimos la cara al Pirineo. D. Mariano al saber que sevariabaderumbo,dijo:«ComonomevuelvanalCastilletdePerpiñán, llévenmeadondequieran».

Excuso enumerar los miserables aposentamientos, los crueles tratos que sesucedierondesdeSitjansalafronteraespañola,nisécómoportantotiempoyatanrepetidosgolpesresistiólanaturalezadelhombrecontraquiensedesplegabatangranlujodemaldad.Porúltimo,señores,concluirérefiriendoaustedeslaúltimaescenadeaquelterribleviacrucis,lacualocurrióenlamismafrontera,yunpocomásalládePertús.EselcasoquecuandoconelmayorgozohabíamospisadolatierradeEspaña,se presentaron unos guardias a caballo con nuevas órdenes para los gendarmes.Eljefemostrosemuycontrariado,yhabiéndosetrabadoligerareyertaentreesteyunodelosportadoresdeloficio,oímosestafrase,queaunquedichaenfrancés,fácilmentepodía ser comprendida: «Monsieur Álvarez debe volver, pero los edecanes yasistentesno».

Alpuntocomprendimosquesenosqueríaseparardenuestroidolatradogeneral,

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dejándonosatodosenFrancia,mientrasaélselellevabaotravezsolo,enteramentesolo, al castillo de Figueras. Esto causó una verdadera desolación en la pequeñacomitiva.Satué,cerrandolospuñosyvociferandocomouninsensato,dijoqueantesse dejaría hacer pedazos que abandonar a su general; otros, creyendomal caminopara convencer a nuestros conductores el de la amenaza y la cólera, suplicamos aljefede losgendarmesquenosdejaseseguir.Elmismoenfermo indicóquesi se leseparabadesusfielescompañerosdedesgracia,laresidenciaenEspañaleseríataninsoportablealmenos,comolaprisiónenelCastillet.Suplicamostodosendiversoestiloquenosdejasenasistiryconsolaranuestroqueridogobernador,peroestofueinútil. Como complemento de los mil martirios que con refinado ingenio habíanaplicado al héroe, quisieron someter su grande alma a la última prueba. Ni suenfermedad penosísima, ni sus años, ni la presunción de su muerte que se creíapróximaysegura, lesmovierona lástima; tantaera la rabiacontraaquelquehabíadetenido durante sietemeses frente a una ciudad indefensa amás de cuarentamilhombres,mandadosporlosprimerosgeneralesdelaépoca;quenohabíasentidoniasomo de abatimiento ante una expugnación horrorosa en que jugaron once milnovecientasbombas,sietemilochocientasgranadas,ochentamilbalas,yasaltosdecuyoempujesepuedejuzgarconsiderandoquelosfrancesesperdieronentodosellosveintemilhombres.

Cansadosdeinútilesruegos,pedimosalfinquesepermitierairacompañandoysirviendoalgeneral aunodenosotros,paraquealmenosnocarecieseaquelde laasistenciaquesuestadoexigía;peroniestosenosconcedió.LaagriadisputainspiróalmismoÁlvarez laspalabrassiguientes:«Todasestas sonestratagemasdequesevalen los franceses paramortificar a aquel a quien no han podido hacer bajar laespalda».

Bruscamentenosquisieronapartardelcocheenqueiba;peroatropellandoalosquenos lo impedían,nosabalanzamossobreél,yunosporuncostadootrosporelopuesto, le besamos las manos regándolas con nuestras lágrimas. Satué se metióviolentamente dentro del coche, y los gendarmes lo sacaron a viva fuerza,amenazándoleconfusilarleallímismo,sinosereportabaenlasmanifestacionesdesudolor.Elgeneral,despidiéndonosconánimosereno,nosdijoquerenunciásemosaunainútilresistencia,conformándonosconnuestrasuerte;añadióqueélconfiabaenelpróximo triunfode lacausanacional,yqueaunsintiéndosepróximoamorir, sualmaseregocijabaconaquellaidea.Recomendonoslaprudencia,laconformidad,laresignación,yélmismodioasusconductoreslaordendepartirparaponerprontofinauna escenaquedesgarraba su corazón lomismoque el nuestro.El cupépartió aescapeynosquedamosenFrancia,sujetadosporlosgendarmes,quenosponíansusfusilesenelpechoparaimpedirlasdemostracionesdenuestraira.Seguimosconlosojosllenosdelágrimasdedesesperaciónelcochequeseperdíapocoapocoentrela

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bruma,ycuandodejamosdeverle,Satuébramandodeira,exclamó:«Selollevaronesosperros;selollevanparamatarlesinquenadielovea».

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-XXVI-

NopuedopintaraustedesnuestraprofundaconsternaciónalvernosesclavosdeFrancia,yconsiderando lasituacióndeldesgraciadoÁlvarez,solo,enpoderdesusverdugos.Nuestra propia suerte de prisioneros nos causabamenos pesar que la deaquelheroicoveterano, condenadopor suvalor sublimea ser juguetedeuna cruelsoldadesca,aquienloentregaronparaquesedivirtiesemartirizándole.

Encerráronnos enPertús enuna inmunda cuadra, donde con centinelasdevistanostuvieronhastaeldíasiguiente,encuyaalborada,cuandonosllevabanfueradelpueblo, verificamos un acto honroso, con el cual quiero poner fin ami narración.Allí,sobreunaspeñasdesdelascualessedivisabanalolejosloscerrosyvertientesde España, nos dimos las manos y juramos todos morir antes que resignarnos asoportarlaodiosaesclavitudquelacanallaqueríaimponernos.Desdeaquelinstanteprincipiamosaconcertarunhábilplanparafugarnos,cualtantosotros,quellevadosaFrancia,habíansabidovolverporpeligrososcaminosymediosalapatriainvadida.

Amigosmíos:pornocansaraustedesconprolijidadesquesóloamíserefierenyamisparticularescuitas,omitolospormenoresdenuestraresidenciaenFrancia,ydelosmediosqueempleamospararegresaraEspaña.Éramosseis,ysólotresvolvimos.Losdemás,cogidosinfraganti,fueronfusilados,dosenMaurellasyunoenBoulou.¿Alguno de los que me oyen no se ha visto en igual caso? ¡Cuántos de los queestamos aquí desataron sus manos de las cuerdas que los franceses han llevado aFrancia después de la toma de Zaragoza o de Madrid! Con la relación de lospadecimientosquesufríen la frontera,de lasdiablurasyestratagemasquepuseenjuego para escaparme, y de las mil cosas que me sucedieron desde que pasé lafronteraporPuigcerdàhastaunirmeenelcentrodeEspañaaestadivisióndeLacyenqueahoraestoy,emplearíaotrasdosnocheslargas,puestodoelsitiodeGeronaylasextravagancias de D. Pablo Nomdedeu no exigen más tiempo y espacio que lospeligros,trapisondas,trabajosyterriblestrancesenquemehevisto.Concluyo,pues,no sin dirigir una ojeada hacia atrás, como parecen exigírmelomis caros oyentes,deseososdesaberquéfuedeSiseta,asícomodesushermanitosBadoretyManalet.

Noestaríamiánimo tranquilosien tan largoplazohubiesevividosinsaberdepersonastancarasparamí.AntesdeabandonaraCataluñaconintencióndeunirmealejércitodelCentro,hallémediosparahacerllegaraGeronanoticiasmías,yDiosmedeparó el consuelo de que también vinieran a mí verdaderas y frescas. Los treshermanossiguenallísanosybuenosencompañíadelaseñoritaJosefina,queenellosve todasu familia,yelúnicoconsuelodesus tristesdías.Lahijadeldoctornoharecobradoporcompletolasalud,nidesgraciadamentelarecobrará,segúnmedicen.Ha tenido inclinación a entrar en un convento; mas Siseta procura arrancarla susmelancolíasylainduceaqueaspirealmatrimonio,enlaseguridaddeencontrarbuen

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esposo. No demuestra, sin embargo, Josefina disposición a seguir este consejo, ygustadeembebersuvidaencontemplacionesdelaNaturalezaydelareligión,quesonsindudaelalimentomásapropiadoasupobreespírituhuérfanoysolitario.

SisetaysushermanosaguardanaqueyomeretiredelejércitoparamarcharalaAlmunia,dondetengomistierras,consistentesendosdocenasdecepasyunnúmeronomenor de frondosos olivos, y pormi parte pido aDios que nos libre al fin defranceses,parapodersoltarelgravepesodelasarmasytornaramipueblo,dondenopiensohaceraltiempodemillegadaotracosadeprovechomásquecasarme.

Con lo que Siseta ha heredado, y lo que yo poseo, tenemos lo suficiente parapasarconhumildebienestary felicidad inalterable lavida,puesnomemortificaelescozorde la ambición,ni aspiro a altos empleos, ahonoresvanosni a la riqueza,madre de inquietudes y zozobras. Hoy peleo por la patria, no por amor a losengrandecimientosdelamilicia,ydetodoslospresentessoyquizáselúnicoquenosueñaconsergeneral.

Otrosanhelangobernarelmundo;sojuzgarpueblosyvivirentreelbulliciodelosejércitos;peroyocontentoenlasoledadsilenciosa,noquieromásejércitosqueloshijosqueesperohadedarmeSiseta.

AsíacabósurelaciónAndresilloMarijuán.Lahereproducidocontodafidelidadensuparteesencial,valiéndomecomopoderosoauxiliardelmanuscritodeD.PabloNomdedeu,queaquelmibuenamigomeregalómás tardecuandoasistíasuboda.Repitoloquedijealcomenzarellibro,yesquelasmodificacionesintroducidasenesta relación afectan sólo a la superficie de lamisma, y la forma de expresión esenteramente mía. Tal vez haya perdido mucho la leyenda de Andrés al perder lasencillezde su toscoestilo;peroyo teníaempeñoenuniformar todas laspartesdeestahistoriademivida,demodoqueensuvastalongitudsehallaseeltrazodeunasolapluma.

CuandoMarijuáncalló,algunosdelospresentesdieroninterpretacionesdiversasalencierrodeD.MarianoÁlvarezenelcastillodeFigueras,ycomoyadesdeantesdeentrarenAndalucíahabíamossabidolamisteriosamuertedel insignecapitán, lafiguramásgrandesindudadelasqueilustraronaquellaguerra,cadacualexplicóelsucesodedistintomodo.

—Dícesequeleenvenenaron—afirmóuno—encuantollegóalcastillo.—Yo creo que Álvarez fue ahorcado—opinó otro— pues el rostro cárdeno e

hinchado, según aseguran los que vieron el cadáver de Su Excelencia, indica quemurióporestrangulación.

—Puesamímehandicho—añadióuntercero—queloarrojaronalacisternadelcastillo.

—Hayquienafirmaquelemataronapalos.—Puesnomuriósinodehambre,yparecequedesdesullegadafueencerradoen

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uncalabozo,dondelotuvierontresdíassinalimentoalguno.—Ycuandolevieronbienmuerto,yseasegurarondequenovolveríahacer[14]

otra como la de Gerona, expusiéronle en unas parihuelas a la vista del pueblo deFigueras,quesubióenmasaacontemplarelcuerpodelgrandehombre.

Discutimos largo rato sin poder poner en claro la clase de muerte que habíaarrebatadodelmundoaaquelinmortalejemplodemilitaresypatriotas;perocomosufin era evidente, convinimos por último en que el esclarecimiento del medioempleadopara exterminar tan terrible enemigodel poder imperial, afectabamás alhonor francés que al ejército español, huérfano de tan insigne jefe; y siverdaderamente fue asesinado, como sehavenido creyendodesde entonces acá, laresponsabilidad de los que toleraron sin castigarla tan atroz barbarie bastaría aexceptuarentoncesaFranciadelaaplicacióndelasleyesdelaguerraenloqueantestienen de humano. Que murió violentamente parece indudable, y mil indicioscorroboranunaopiniónqueloshistoriadoresfrancesesnohanpodidoconingeniososesfuerzos destruir. No es creíble que órdenes de París impulsaran este horribleasesinato;perounpoderquesinodisponía,tolerabatansalvajesatentados,merecíaindisputablemente las amarguras y horrendas caídas que experimentó luego. Lasoberbia enfatuada y sin freno perpetra grandes crímenes ciegamente, creyendorealizaractosmarcadosporilusoriodestino.Losmalvadosengrandeescalaquehantenidolasuerteoladesgraciadequetodouncontinenteseenvilezcaarrojándoseasuspies,lleganacreerqueestánporencimadelasleyesmorales,reguladorassegúnsu criterio, tan sólo de las menudencias de la vida. Por esta causa se atreventranquilamente y sin que su empedernido corazónpalpite con zozobra, a violar lasleyesmorales, ateniéndose para ello a lasmil fútiles ymovedizas reglas que ellosmismosdictaronllamándolasrazonesdeestado,interesesdeestaodelaotranación;y a veces si se les deja, sobre el vano eje de su capricho o de sus pasiones hacenmoveryvoltearapueblosinocentes,amillaresdeindividuosquenoquierensinoelbien.Verdadesquepartede laresponsabilidadcorrespondealmundo,porpermitirquemediadocenadehombresounosolojueguenconélalapelota.

Desarrolladosenproporcionescolosaleslosviciosyloscrímenes,sedesfiguranen tales términos que no se les conoce; el historiador se emboba engañado por lagrandezaópticade loqueenrealidadespequeño,yaplaudeyadmiraundelito tansólo porque es perpetrado en la extensión de todo un hemisferio. La excesivamagnitudestorbaalaobservaciónlomismoqueelachicamientoquehaceperderelobjetoenlasnieblasdeloinvisible.Digoesto,porqueamijuicio,NapoleónIysuefímero imperio, salvoel inmensogeniomilitar, sediferenciande losbandolerosyasesinos que han pululado por el mundo cuando faltaba policía, tan sólo en lamagnitud. Invadir las naciones, saquearlas, apropiárselas, quebrantar los tratados,engañar almundo entero, a reyes y a pueblos, no tenermás ley que el capricho y

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sostenerse en constante rebelión contra la humanidad entera, es elevar almáximum[15]dedesarrolloelmismosistemadenuestrosfamososcaballistas.Ciertasvoces no tienen en ningún lenguaje la extensión que debieran, y si despojar a unviajante de su pañuelo se llama robo, para expresar la tala de una comarca, laexpropiaciónforzosadeunpuebloentero,losidiomastienenpérfidasvocesyfrasescon que se llenan la boca los diplomáticos y los conquistadores, pues nadie seavergüenzadenombrarlosgrandiososplanescontinentales,laabsorción[16]deunospueblosporotros…etc.Paraevitarestodebieraexistir(noreírse)unapolicíadelasnaciones,corporaciónenverdadalgodifícildemontar;peroentretantotenemosalaProvidencia, que al fin y al cabo sabe poner a la sombra a los merodeadores engrande escala, devolviendo a sus dueños los objetos perdidos, y restableciendo elimperiomoral,quenuncaestáportierralargotiempo.

Perdónenme mis queridos amigos esta digresión. No pensaba hacerla; pero alhablardelamuertedelincomparableD.MarianoÁlvarezdeCastro,elhombre,entretodoslosespañolesdeestesiglo,queamásaltoextremosupollevarlaaplicacióndelsentimientopatrio,nohepodidomenosdeextenderlavistaparaobservartodoloquehabía en derredor, encima y debajo de aquel cadáver amoratado que el pueblo deFiguerascontemplabaenelpatiodelcastillounamañanadelmesdeenerode1810.Aquelasesinato,sirealmentelofue,comosecree,debíatraergrandescatástrofesaquien lo perpetró o consintió, y no importa que los criminales, cada vez másorgullosos, se nos presentaran con aparente impunidad, porque ya vemos que elmucho subir trae la consecuencia de caer demás alto, de lo cual suele resultar elestrellarse.

OímoselrelatodeAndrésMarijuán,aposentadosenunacasadelPuertodeSantaMaría, donde moraban, además de nosotros, que pertenecíamos al ejército deAreizaga, muchos canarios de Alburquerque, que habían llegado el día antes,terminando su gloriosa retirada. A este general debió el poder supremo no habercaídoenpoderdelosfranceses,puesconsuhábilmovimientosobreJerez,mientrasconteníaenÉcijalasavanzadasdeVíctoryMortier,diotiempoaprepararladefensade la isla de León, y entretuvo al enemigo en las inmediaciones de Sevilla. EstopasabaaprincipiosdeFebrero,yenlosmismosdíassenosdioordendepasaralaIsla,porqueenelcontinente,oseadelpuentedeSuazoparaacá¡tristeesdecirlo!,nohabíaniunpalmodeterrenodefendible.TodaEspañaafluyóaaquelpedazodepaís,yse juntabanallíejército,nobleza,clero,pueblo, fuerzae inteligencia, toda lavidanacional en suma.De lamismamanera, enmomentosde repentinopeligropara elhombredeánimoesforzado,todalasangreafluyealcorazón,dedondesaledespuésconnuevobrío.

PormipartedeseabaardientementeentrarenlaIsla.Aquelpantanodesalyarenainvadidopormovedizoscharcosysurcadoporreguerosdeaguasalada, teníanpara

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mí el encanto del hogar nativo, ymás aún las peñas donde se asientaCádiz en laextremidad del istmo, o sea en la mano de aquel brazo que se adelanta paradepositarla enmediode lasolas.Yoveíadesde lejos aCádiz, yunaviva emociónagitabamipecho.¿Quiénnoseenorgullecedetenerporcunalacunadelamodernacivilizaciónespañola?Ambosnacimosenlosmismosdías,puesalfenecerelsigloseagitóelsenodelaciudaddeHérculesconlagestióndeunaculturaquehastamuchodespués no se encarnó en las entrañas de la madre España. Mis primeros añosagitadosyturbulentos,fuéronlotantocomolosdelsiglo,queenaquellamismapeñaviocondensada lanacionalidadespañola,ansiando regenerarseentreeldoblecercodelasolastempestuosasydelfuegoenemigo.PeroenFebrerode1810aúnnohabíanada de esto, y Cádiz sólo era para mí el mejor de los asilos que la tierra puedeofrecer al hombre; la ciudad de mi infancia, llena de tiernísimos recuerdos, y tansoberbiamentebellaqueningunaotrapodíacomparársele.CádizhasidosiemprelaAndalucía de las ondas, graciosa y festiva dentro de un círculo de tempestades.Entonces asumía toda la poesía del mar, todas las glorias de la marina, todas lasgrandezasdelcomercio.Peroenaquellosmesesempezabasumayorpoesía,grandezay gloria, porque iba a contener dentro de sus blancos muros el conjunto de lanacionalidad con todos sus elementos de vida en plena efervescencia, los cualesexpulsadosdelgranterritorio,serefugiabanallídejandolapatriavacía.

A las puertas de Cádiz comienzan los acontecimientos de mi vida que másvivamenteanhelocontar.Estadmeatentos,ydejadmequepongaordenentantosytanvariadossucesos,asíparticularescomohistóricos.Lahistoriaalllegaraestaislayaestapeñaestanfecunda,queniellamismasedacuentadelamultituddehijosquedepositaentanestrechonido.Tratarédequenosemeolvidenada,nienlomíonienloajeno.Paranoperderlacostumbre,comienzoporunaaventurapropia,enquenadatiene que ver la atisbadora historia, pues hasta hoy no he tenido empeño encomunicarlo a nadie, ni aunque la comunicara, se inmortalizaría en láminas debronce,yfuelosiguiente:

Un amigo mío portugués de los que habían venido de Extremadura conAlburquerque,rondabaciertacasaenlaextremidaddelacalleLargadondealgunosdíasantesvieraentrardesconocidabeldad,queélponíapor lasnubes,siemprequetocábamosestepunto.Suspaseosdiurnosynocturnos,enquemostrabauncelo,unaabnegaciónsuperioresatodoencomio,nodieronmásresultadoqueveraltravésdelas apretadas verdes celosías, dos figuras, dos bultos de indeterminada forma, peroquealpuntorevelabanseralegresmujeresporelsordocuchicheoylasrisasconqueparecían festejar la cachaza de mi paseante amigo. Cuanto menos las veía, másacabadamente hermosas se le figuraban, y con la dificultad de hablarlas, crecía sudeseo de poner fin gloriosamente a una aventura, que hasta entonces había tenidopocos lances.Una tardequiso leacompañaseyoensucentinelaalpiede lareja,y

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tuve la suerte de quemi presenciamodificara la monótona esquivez de las bellasdamas,lascualeshastaentoncesniabilletesniaseñas,niamiradaslánguidashabíancontestadomás que con las risas consabidas y los ceceos burlones. Figueroa habíadeslizado una esquela, y tuvo la indecible satisfacción de recibir respuesta en unbilletequecayó,cualbendicióndelcielo,delantedenosotros.Enéldecíalahermosadesconocida que estaba dispuesta a abrir la celosía para expresarle de palabra sugratitud por los amorosos rendimientos, y añadía que hallándose en un grancompromisoporcausadeunsucesodomésticoquenopodíarevelar,solicitabaparasalirdeéllaayudadelgalánjuntamenteconladesuamigo.

Estonosllamógrandementelaatención,ydevueltaalalojamientoparaesperarlahoradelassieteenquesenoshabíacitado,hicimosmilcomentariossobreelsuceso.Mientrasmayoreraelmisterio,mayor tambiénel anhelodedescifrarlo,ycuriososambosporsabersiíbamosatenerunasabrosaaventuraoaserobjetosdeunabroma,acudimosporlanochealpiedelareja.Encuantollegamos,abrioseestayunavozdemujer,cuyoacentoaunquedulcenomepareciórevelarpersonadeelevadaclase,dijoaFigueroaconbastanteagitaciónestaspalabras:

—Señor militar, si es usted caballero, como creo, espero que no se negará aconcederaunadesgraciadadamalagenerosaayudaquesolicita.MiesposoelseñorduquedelosUmbrososMontesduermeaestashoras;peronopuedodejarlepisaraustedelrecintodeestearcásar,quemicelosodueñohaconvertidoensepulcrodemihermosura, en cárcel de mi libertad y en muerte de mi vida. El más leve rumordespertaría al fiel y sanguinario Rodulfo, paje de mi señor y carcelero mío. Puesverasté:mi honra depende de que al punto una persona de confianza atraviese lassaladasondasypartaaCádizallevarunrecadourgentísimo,sinlocualmisituaciónestalquenoesperaréaquevengalarosadaaurora,paraarrancalmelavidaconunvenenodecienmortíferasplantascompuestoquetengoaquíenaquestabotellita.

Figueroaestabaperplejoyembobado,aunquealgodispuestoatomaraquelloenserio, y yo contenía la risa al considerar cómo se reían de nosotros las dosdesconocidas; pero mi amigo aseguró estar resuelto a prestar a ambas cuantosserviciosfácilesodifícilesquisieranpedirle,yentonceslamismaqueanteshablara,añadió:

—¡Oh!,gracias,invitomilitar;asíloesperabayodesugalanteríaycaballerosidadnuncadesmentidaenmilymillances,cuallopruebanlasvocesdelafamaquehantraídoamisorejassushasañas.Bueno,puesverasté.Micriada,queesestaguapaygallardadonsella[17],queamiladoveusted,ysellamaSoraida[18],iráaCádizenunfrágilesquifequePericoelboterotienepreparadoenelmuelle;perocomoesgrandesu cortedad, deseo vaya acompañada de ese vuestro leal amigo, que está ahíoyéndonoscomounmarmolejo.

Alpuntodijequeestabadispuestoaacompañaraladoncella,ymiamigo,algo

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corrido con los discursos de su adorada beldad, no sabía qué contestar. Ladesconocidahablóasíconcrecienteafectación:

—¡Oh! Gracias, insine amigo del valiente Otelo. Ya lo esperaba yo de sumalanimidad[19].Puesoigasté, señormilitar.Mientras este fiel amigova aCádiz aacompañar ami donsella[20] en la difícil comisión quemiamenasado[21] honor leencomienda, nosotros nos quedaremos aquí pelando la pava en este balcón; con locual,¿usté[22]seentera?, tendréocasióndemostrarleelamorosofuegoqueinflamamipecho.

Nohabíaacabadodehablar,cuandoabriéndoselapuertadelacasa,aparecióunamujercubiertadelacabezaalospiesconespesomantonegro,lacualllegándoseamíytomándomeelbrazo,meobligóaquerápidamentelasiguiese,diciéndome:

—Señoroficial,vamos,queestarde.No tuve tiempo para oír lo que desde la ventana decía la desconocida al

amartelado Figueroa, porque la dama, criada o lo que fuera, no me permitíadetenermeymeimpulsabahaciaadelante,repitiendosiempre:

—Señor oficial, siga usted. ¡Qué pesado es usted!…Nomire usted atrás ni sedetenga,queestoydeprisa.

Quiseversurostro;peroseloocultabacuidadosamente.Seconocíaquetratabadecontenerlarisaydisimularlavoz.Eraunamujerarroganteyquemerevelabaconsólo el roce de su mano en mi brazo la alta calidad a que pertenecía. Desde suaparición había yo sospechado, que no era criada, y después de oírla y sentir elcontactodesuvestido,ningúnhombresehabríaequivocadorespectoasuclase.Yoestabaalgoaturdidoporloinusitadodelaaventura,yunadulceconfusiónembargabami alma. Venían a mi mente indicios, recuerdos, y aquella mujer llevaba en losplieguesdesuvestidounaatmósferaquenoeranuevaparamí.Peroalprincipioniaun pude formular claramente mis sospechas. La desconocida me llevabarápidamenteyandábamosaprisaporlascallesdelPuerto,hablandodeestamanera:

—Señora,¿insisteustedeniraCádizpormaraestashoras?—¿Porquéno?¿Semareausted?¿Tieneustedmiedoaembarcarse?—Porbuenoqueestéelmar,elviajenoserácómodoparaunadama.—Esustedunnecio.¿Creeustedqueyosoycobarde?Sinotieneustedánimoiré

sola.—Esonoloconsentiré,yaunquesetrataradeiraAméricaenelfrágilesquifede

quehablabalaseñoraduquesadelosUmbrososMontes…Ladesconocidanopudocontenerlarisa,yeldulceacentodesuvozresonóenmi

cerebro,despertandomilideasquerápidamentecambiaronenluzlasoscuridadesdemipensamiento,yencertidumbrelasnebulosasdudas.

—Adelante—exclamó al ver que me detenía—. Ya estamos en el muelle. Elboteroestáallí.Lamareasubeynosfavorecerá;elmarparecetranquilo.

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Callé y seguimos hasta elmalecón. Era preciso bajar por una serie de piedraspuestasenlaformamásparecidaaunaescalera,yeldescensonocarecíadepeligro.Toméenbrazosamicompañera,ylabajécuidadosamentealbote.Entoncesnipudo,niquisosindudaocultarmesurostro,ylaconocí.Lafuerteemociónnomepermitióhablar.

—¡Oh, señora condesa! —exclamé besándole tiernamente las manos—. ¡Quéfelicidadtangrandeencontrarausía!…

—Gabriel —me contestó— ha sido realmente una felicidad que me hayasencontrado,porquevasaprestarmeungranservicio.

—Estoydestinadoasercriadodevuecenciaendondequieraquemehalle.—Criadono:yaesostiempospasaron.¿Dóndehasestado?—EnZaragoza.—¿Vesquéfácilmentesevanganandocharreteras,yconellasposiciónynombre

en el mundo? Entramos en unos tiempos en que los desgraciados y los pobres seencaramaránalospuestosquedebeocuparlagrandeza.Gabriel,estoyasombradadevertecaballero.Bien,muybien.Asítequería.Nomehabíasdichonada.¿Porquénomehasbuscado?…Yanonosquieres.

—Señora, ¿cómo he de olvidar los beneficios que de vuecencia recibí? Estoyconfundido al ver que nuevamente, y cuando menos lo esperaba, se digna usíaservirsedemí.

—Nobajes tanto,Gabriel;hancambiado lascosas.Túnoereselmismo;no teconozco.Meves,mehablas,¿ynomepreguntasporInés?

—Señora—exclamé anonadado—nome atreví a tanto.Veo que vuecencia hacambiadomásqueyo.

—Talvez.—¿Inésvive?—Sí,estáenCádiz.¿Deseasverla?Puesnoteapures;yoteprometoquelaverás,

laverás.Diciendoesto,Amaranta se expresabaenun tonoquemehacía comprender su

anhelodemortificaraalguien,alpermitirmeverasuhija.Subenevolenciameteníatanconfundido,queniaunacertabaadarlelasgracias.

—¡Enquémomentotancríticoparamítemehasaparecido,Gabriel!UnsucesoquesabrásmástardemeobligaairaCádizestanoche,sola,sinqueningunodemifamilialosepa.Diosnomepodíaofrecercompañeronicustodiomásapropósito.

—Peroseñora,¿usíanoconsideraquelaspuertasdeCádizestáncerradasaestashoras?

—Loestánparamí todasmenosuna.Poresomeaventuroenesta travesíaquepodríaserpeligrosa.Eljefedeguardiaenlapuertademaresamigomíoymeespera.Yoteníaelbotepreparado.Estabadispuestaa irsola,ycuandotepresentasteenla

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calleacompañandoaloficialquenosrondaba,vielcieloabierto.Gabriel,tejuroqueestoy contentísima de verte en la honrosa condición en que ahora te hallas.Así tedeseabayo.Perochiquillo,¿erestúmismo?…¡Puesnollevasuscharreterascomounhombre!… El muy zarramplín con ese uniforme, que le sienta bien, tiene aire depersonadecente…VayaustedahacercreeralagentequehasjugadoenlaCaleta…chico, bien, bien, así me gusta… qué bien te vendría ahora aquella farsa de tusabolengos…Nomecansodemirarte,pelafustán…¡qué tiemposestos!Heaquíungatoquequisozapatosyquesehasalidoconello…Tejuroqueeresotro.Inésnotevaaconocer…¡Quéatiempohasvenido!Estásmuybien,hijito…Desdequefuistemipajeconocítucorazóndeoro…¡Ay!,notefaltabamásqueelforro,yveoquelovas teniendo…Gabriel: creoque te alegras de verme, ¿no es verdad?Yo también.Cuántasveceshedicho:siahoraaparecieseesemuchacho…Mañanatecontarétodo.Chiquillo,soylamujermásdesgraciadadelatierra.

ElboteavanzabaconlaproaaCádiz.Elboterofijoenlapopallevabaeltimón,ydosmuchachoshabíanizadolavelalatina,conlacual,mercedalvientofrescodelanoche, la embarcación se deslizaba cortando gallardamente las mansas olas de labahía.Laclaridaddelalunanosalumbrabaelcamino:pasábamosvelozmentejuntoala negramasa de los barcos de guerra ingleses y españoles, que parecían correr alcostado en dirección opuesta a la que seguíamos.Aunque elmar estaba tranquilo,agitábasebastanteelbote,ysostuveconmibrazoalacondesaparaimpedirquesehiciera daño con las frecuentes cabezadas del barco. Los tres marinos nopronunciaronunasolapalabraentodoeltrayecto.

—¡Cuántotardamos!—dijoAmarantaconimpaciencia.—Elbotevacomounrayo.Antesdediezminutosestaremosallá—dijealverlas

lucesdelaciudadreflejadasenelagua—.¿Tienevuecenciamiedo?—No, no tengo miedo —repuso tristemente— y te juro que aunque las olas

fueran tan fuertes, que lanzaran el bote a la altura de los topes de ese navío, novacilaríaenhaceresteviaje.Lohabríahechosola,sinotehubierasaparecidocomoenviado del cielo para acompañarme. Cuando te vi, mi primera idea fue llamarte;pero luego mi criada y yo discurrimos la invención que oíste, para desorientar alhidalgoportugués.Noquieroquenadiemeconozca.

—LaseñoraduquesadelosUmbrososMontesestaráaestashorastrastornandoelsesodemibuenamigo.

—Sí, y lo hará bien. Si mi ánimo estuviera tranquilo, me reiría recordando lagravedadconquedijo las relacionesque le enseñéesta tarde.Hacepoco, comoseempeñara en galantearme un viajero inglés,Dolores quiso pasar por ama y yo porcriada;peroélconocióalpuntoelengaño.Nonosdejabaniasolniasombra,ynopuedes figurarte las felices ocurrencias de mi doncella a propósito del caballerobritánico,desuaspectotristón,desusardientesarrebatosydesucojera.Eraaratos

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amableyfino,aratossombríoysarcásticoysellamabalordByron.—Noesextrañoquevuecenciaenloquecieraaeseseñoringlés.Peroyallegamos,

señoracondesa,yelbotevaaatracarenelmuelle.Salelaguardiaadarnoselquiénvive.

—Noimporta;tengopase.DiquellamenaD.AntonioMaella,jefedelaguardia.Presentoseeloficial,ynosdioentradasindificultad,abriéndonosluegolapuerta,

pordondepasamosalaplazadeSanJuandeDios.Mientrasnosacompañabahastadichopunto,hablóbrevementeconAmaranta.

—Yalaesperabaausted—dijo—.Lasdosseñorasmarquesastienenpreparadosuviajeparamañana,enlafragatainglesaEleusis.PiensanestablecerseenLisboa.

—Suobjetoesalejarsedemí—repusoAmaranta—.Felizmentehetenidoavisooportuno,ymeparecequellegoatiempo.

—Tancalladoteníanelviaje,queyomismonolohesabidohastaestatardeporelcapitándelafragata.¿Piensaustedpartirtambiénconellas?

—Partirésinopuedodetenerlas.Aldeciresto,lacondesa,sinperdertiempoencontestaraloscumplidosyfinezas

deloficial,tomómibrazo,yobligándomeatomarpasoalgovivo,medijo:—Gabriel, no nos detengamos. ¡Cuán inquieta estoy!… Ya te lo contaré todo

después.Figúratequedespuésdequemehacenvivircomoendestierro,separadadelo quemás amo en elmundo…¿qué te parece?Diosmío, ¿qué he hecho yo paramerecer tal castigo?…Pues sí…Después quemeobligan a vivir allá…Tediré…hastasehanempeñadoenhacermepasarporafrancesada…Ytodo¿porqué?,dirástú…Puesnadamássinoporque…andemosmásaprisa…porquemeopongoaquelahagandesventuradaparasiempre…Mitíanotienesensibilidad,ynuestraparientaladeRumblartieneunrollodepergaminosenelsitiodondelosdemásllevamoselcorazón.Además,con losvidriosverdesdesusespejuelosnovemásquedinero…Gabriel, etiqueta y soberbia en un lado, soberbia y avaricia en otro…No puedesfigurartecuánapenadasytristesestánlastrespobresmuchachas…YahoraquierenllevárselasaLisboa…¿quédices túaeso?…Todoporalejara Inésdemí…¡Concuánto secreto han preparado el viaje!… ¡Con qué habilidad me confinaron en elPuerto,haciendollegaralosindividuosdelaJuntafalsasnoticiasacercademí!Porfortunasoyamigadelembajador inglés,Wellesley…queno…Puessí,mi tíayyonosdisputamosardientementeeldirigiralapobreInéshaciasumejordestino…ellavaporunasenda,yoporotra…loqueyoquieroesmásrazonable;ysino,dimetuparecer…Peroyahablaremosmañana. ¿Tequedarás en la Islaovendrás aCádiz?Esperoquenosveremos,Gabrielillo.¿TeacuerdascuandoerasmipajeenelEscorialyyotecontabaaquellashistorias?

—Esos y otros recuerdos de aquel tiempo, señora—le respondí—son losmásdulcesdemivida.

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—¿Te acuerdas cuando te presentaste en Córdoba? —prosiguió riendo—.Entoncesestabasalgotonto.¿TeacuerdasdecuandoenMadridfuisteacasaconelpadreSalmón?…¿TeacuerdasdecuandoteencontréenelPardovestidodeduquedeArión?…Despuésme he acordadomucho de ti, y he dicho: «¡Dónde estará aqueldesgraciado!…».NopuedocreersinoqueDiostehacogidoporlamanoparaponertedelantedemí…Yallegamos.

NosdetuvimosjuntoaunacasadelacalledelaVerónica.—Llamaalapuerta—medijolacondesa—.Estaeslacasadeunaamigamíade

todaconfianza.—¿Viveaquílaseñoramarquesa?—preguntétirandodelacampanilladelareja

—.Estacasanomeesdesconocida.—AquívivedoñaFloradeCisniega:¿laconoces?Entremos.Sevenlucesenla

sala.Aúnestánenlatertulia;estemprano.AhíestaránQuintana,Gallego,Argüelles,Gallardoyotrosmuchospatriotas.

Subimosyenungabineteinteriornosrecibióelamadelacasa,enquienalpuntoreconocíunaamistadantigua.

—¿Estáaquí?—lepreguntóconansiedadlacondesa.—Sí; aunque se embarcanmañana de secreto, han venido esta noche sin duda

paraqueyonosospechesudeterminación.Peroamínosemeengaña…¿vaustedalasala?Estámuyanimadalatertulia.¡Ay!,amigamía,estanocheheganadoalmonteunabuenasuma.

—No,novoyalasala.HagaustedsaliraInésconcualquierpretexto.—Estáencoloquiotiradoconelamableinglesito.Perosaldrá.MandaréaJuana

quelallame.Después de dar la orden a su doncella, doña Flora me observó atentamente,

queriendoreconocerme.—Sí, soy Gabriel, señora doña Flora, soy Gabriel, el paje del Sr. D. Alonso

GutiérrezdeCisniega.Doña Flora, no necesitando más, abalanzose a mí con todo el ímpetu de su

sensiblecorazón.—Gabrielillo,¿esposiblequeseas tú?—exclamóchillonamenteestrechándome

entresusbrazos—.Estáshechounhombre,uncaballero…¡Quéaltoestás!Cuántomealegrodeverte…yateheechadodemenos…pero¡québuenmozoeres!…¿Quétalmeencuentras?…Otroabrazo…¡Ay!…¿Porquémedejaste?…¡pobrecitoniño!

Mientras eraobjetode tan ardientesdemostracionesde regocijo, sentí el rumorpropiodeunrápidomovimientodefaldashaciaelcorredorqueconducíaalapiezadondeestábamos.

FIN

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Juniode1874

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Notas

[1]DiminutivodeSalvador.(N.delA.)[2]Id.deManuel.(N.delA.)[3][«Monjuich»siceneloriginalvariasveces,envezde«Montjuïc».(N.delE.)][4]LomismoqueAsunción.(N.delA.)[5]EnCataluñadurantelainvasiónllamabanalosfrancesesporchs.(N.delA.)[6][Usoantiguodelapalabra«fantasma»congénerofemenino(N.delE.)][7][«Barodet»siceneloriginalvariasveces,envezde«Badoret».(N.delE.)][8]HoydelaConstitución.(N.delA.)[9][«Scévola»siceneloriginal,envezde«Escévola».(N.delE.)][10][«ojarasca»eneloriginal(N.delE.)][11][«bocerrón»eneloriginal(N.delE.)][12][«las»eneloriginal(N.delE.)][13] [«Delroch» sic en el original, en vez de «del Roch» que ha aparecido

anteriormente.(N.delE.)][14][«volveríahacer»siceneloriginal,envezde«volveríaahacer».(N.delE.)][15][«máximun»eneloriginal(N.delE.)][16][«absorsión»eneloriginal(N.delE.)][17][Sincursivaeneloriginal(N.delE.)][18][Sincursivaeneloriginal(N.delE.)][19][Sincursivaeneloriginal(N.delE.)][20][Sincursivaeneloriginal(N.delE.)][21][Sincursivaeneloriginal(N.delE.)][22][Sincursivaeneloriginal(N.delE.)]

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