El Grito Del Florero

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El grito del florero El sol despierta a la mañana de un viernes de comercio en la ciudad, un poblado de veinte mil habitantes llamado Santafé de Bogotá. Pobladore extraños cuchichean por el mercado; se distinguen los acentos de criollos peninsulares. !ambién las voces de nobles, comercian plebeos. El bullicio aumenta en la Pla"a #aor. $os tra%es marcan diferencias entre &uienes vienen de la notar'a, la casa de lo virre a&uellos &ue frecuentan la cárcel de la ciudad. Es () de %ulio de *+*). alta poco para el mediod'a. Por las calles tra ceñudo camina en busca de un florero. Su andar r'gido orgulloso se detiene en la es&uina de calle real con **, frente a la puerta de un conocido almacén. El criollo se llama $ui comerciante &ue lo recibe osé /on"ále" $lorente, elegante chapet0n de gran fortuna. $a excusa es el ban&uete de recepci0n del comisario real 2illavicencio, recién llegado a 1mérica. El 3nico pedido4 un %arr0n con un ramillete de flores para adornar la mesa del invitado de honor. El tono de -ubio a contiene agresi0n. $a respuesta de $lorente, plena de desprecio, es 56o5. #uchos dirán luego &ue us0 groser'as para refer 2illavicencio a todos los americanos. 7 &ue el florero en cuesti0n termin0 caendo al suelo partiéndose en mil peda"os 8aun&ue uno mu si conservado9. $o cierto es &ue, a poco de iniciada la discusi0n, pas0 caminando 5el sabio5 rancisco osé de :aldas, &uien salud0 a $lorente d $lorente le respondi0 con desgano. $os hermanos rancisco 1ntonio #orales, criollos también, lo increparon, comen"ando la revuelta. $a pla"a estaba llena. El grito del florero hab'a encendido la chispa. $a oligar&u'a criolla hab'a desencadenado la furia de todo un pueblo m durante la vida colonial hab'a abierto la puerta a la independencia de :olombia. Ese mismo d'a se convoc0 a :abildo 1bierto, se form0 una se encarcel0 al 2irre bonapartista, %urándose lealtad al -e de España. 13n faltaba mucho para &ue los realistas abandonaran sus colonias am $a disputa del florero no hab'a sido inocente; muchas reuniones le hab'a llevado a la unta de 6otables de Santafé la planificaci0n de tal re ellas se hab'an hecho en el 7bservatorio 1stron0mico dirigido por el 5sabio5 :aldas, &uien se hab'a prestado a un plan alternativo4 en caso d aceptara prestar su florero, él pasar'a frente al almacén saludándolo desnudando su actitud despectiva hacia los americanos.

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El grito del floreroEl sol despierta a la maana de un viernes de comercio en la ciudad, un poblado de veinte mil habitantes llamado Santaf de Bogot. Pobladores de acentos extraos cuchichean por el mercado; se distinguen los acentos de criollos y peninsulares. Tambin las voces de nobles, comerciantes, nativos y plebeyos. El bullicio aumenta en laPlaza Mayor. Los trajes marcan diferencias entre quienes vienen de la notara, la casa de los alcaldes o del virrey y aquellos que frecuentan la crcel de la ciudad.Es 20 de julio de 1810. Falta poco para el medioda. Por las calles tranquilas, un criollo ceudo camina en busca de un florero.

Su andar rgido y orgulloso se detiene en la esquina de calle real con 11, frente a la puerta de un conocido almacn. El criollo se llama Luis de Rubio. El comerciante que lo recibe Jos Gonzlez Llorente, elegante chapetn de gran fortuna. La excusa es el banquete de recepcin del comisario real Antonio de Villavicencio, recin llegado a Amrica. El nico pedido: un jarrn con un ramillete de flores para adornar la mesa del invitado de honor.

El tono de Rubio ya contiene agresin. La respuesta de Llorente, plena de desprecio, es "No". Muchos dirn luego que us groseras para referirse a Villavicencio y a todos los americanos. O que el florero en cuestin termin cayendo al suelo y partindose en mil pedazos (aunque uno muy similar ha sido conservado). Lo cierto es que, a poco de iniciada la discusin, pas caminando "el sabio" Francisco Jos de Caldas, quien salud a Llorente desde la calle. Llorente le respondi con desgano. Los hermanos Francisco y Antonio Morales, criollos tambin, lo increparon, comenzando la revuelta.

La plaza estaba llena. El grito del florero haba encendido la chispa. La oligarqua criolla haba desencadenado la furia de todo un pueblo menospreciado durante la vida colonial y haba abierto la puerta a la independencia de Colombia. Ese mismo da se convoc a Cabildo Abierto, se form una Junta Suprema y se encarcel al Virrey bonapartista, jurndose lealtad al Rey de Espaa. An faltaba mucho para que los realistas abandonaran sus colonias americanas.

La disputa del florero no haba sido inocente; muchas reuniones le haba llevado a la Junta de Notables de Santaf la planificacin de tal revuelta. Muchas de ellas se haban hecho en el Observatorio Astronmico dirigido por el "sabio" Caldas, quien se haba prestado a un plan alternativo: en caso de que Llorente aceptara prestar su florero, l pasara frente al almacn saludndolo y desnudando su actitud despectiva hacia los americanos.