El Guardián Capítulo 1

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  • 8/9/2019 El Guardin Captulo 1

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    EEEEEEEEllllllllGGGGGGGGuuuuuuuuaaaaaaaarrrrrrrrddddddddiiiiiiiinnnnnnnn

    Andrea Milano

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    Prlogo

    Ani, ciudad de la Antigua Armenia; ao 1770.

    Las lenguas enfurecidas de fuego ascendan a travs de los muros sin darun segundo de tregua; devorando todo lo que encontraban a su paso. Lasllamas iluminaban aquella noche fra y negra de una manera amenazadora ycruel.

    El monasterio, erigido haca ms de quinientos aos atrs, se desdibujabadebido a la fuerza de aquel incendio que pareca haberse iniciado desde elmismsimo infierno.

    Alguien se mova en medio de aquel caos con sigilo, como si no tuvieraprisa en marcharse y escapar de una muerte segura y terriblemente dolorosa.

    La misin que deba llevar a cabo no le permita acobardarse y huir. l eraun hombre valiente, criado para no rendirse ante el menor peligro.

    Deba poner a salvo la reliquia; el fuego no poda acabar con siglos dehistoria. Arsen era perfectamente consciente de ello y no se marchara hasta quecumpliera su objetivo, no importaba si pereca en el intento.

    Se mezcl rpidamente entre los dems monjes que corrandesesperadamente con vasijas llenas de agua que lanzaban contra las llamashambrientas.

    Nadie not su presencia vestido con aquella tnica rada y sucia con

    holln. Tampoco se dieron cuenta con que cuidado llevaba envuelto un objetoque apretaba con fuerza contra su estmago.

    Se sinti tan importante en ese momento; el guardin de uno de lostesoros ms antiguos de la humanidad. Un tesoro que haba jurado protegercon su propia vida.

    Arsen estaba a punto de escabullirse por uno de los muros laterales delmonasterio cuando una mano le sujet con fuerza uno de sus pies.

    Hermano uno de los monjes, con el rostro parcialmente quemado, lomiraba con desesperacin desde el suelo Aydame!

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    No poda perder tiempo; su misin era mucho ms importante que la vidade aquel pobre hombre. Se zaf de la mano huesuda que se haba aferrado a sutobillo con la misma fuerza que un perro se prende a su presa y se march sinsiquiera echarle una ltima mirada.

    No poda ponerse piadoso ahora, deba escaparse de all y encontrar unsitio seguro en donde esconder el tesoro que acunaba entre sus manos. Ponerloa salvo era lo nico que deba hacer.

    Una tarea que haba sido asignada a todos los varones primognitos de sufamilia por generaciones enteras. Y saba muy bien que deba poner su propiavida en ello; as lo haba hecho su padre, su abuelo y todos sus ancestros. l nopoda desmerecer ese honor. Su familia haba sido la elegida para proteger lareliquia a travs de los siglos y l no sera el primero en fallar.

    Logr trepar hasta una ventana en una de las celdas en donde el fuego an

    no haba llegado. En un segundo estuvo fuera, logr caer sobre una mata debrezos y solo sufri unos cuantos rasguos. El caos le haba hecho perder elsentido de la orientacin por unos segundos, Arsen no recordaba donde loesperaba su caballo, listo para huir. Mir a su alrededor; divis el ro Akhurianhacia el oeste.

    Camin unos cuantos metros cuando divis una de las iglesias. Elincendio solo se haba propagado por el monasterio; las construcciones que lorodeaban permanecan intactas.

    Se dirigi hacia all a toda prisa. Encontr el lugar completamente vaco.Perfecto. Tal vez no necesitara recorrer muchos kilmetros para llevar a cabosu misin. Adems era peligroso viajar con aquel tesoro escondido entre unoscuantos lienzos; poda toparse con ladrones en el camino que no titubearan niun segundo en degollarlo y robarse la pieza que esconda con tanto recelo.

    Tom una de las antorchas que colgaban al costado de la puerta de accesoy recorri palmo a palmo el interior del lugar.

    No tuvo que buscar mucho; lo supo, cuando lo vio, que ese sera el refugioperfecto. La morada en donde descansara aquel tesoro a travs de los siglosvenideros.

    Arsen coloc la reliquia todava envuelta y la dej con cuidado sobre elpiso de piedra fro y hmedo. Se arrodill, sac de entre sus ropas un burilpuntiagudo y comenz a escarbar alrededor de uno de los bloques de piedracon fuerza. Le llev ms tiempo de lo esperado pero su rostro se ilumincuando finalmente la piedra termin de ceder. La quit y sus manos sudadascavaron un hoyo lo suficientemente profundo para albergar el tesoro que sufamilia resguardaba haca cientos de generaciones.

    Tom la reliquia y antes de colocarla en el hoyo, la destap y la observuna vez ms. Era inevitable sentirse sobrecogido ante aquella pieza que sostenaahora entre sus manos.

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    Arsen se sinti invadido por una paz inexplicable y por un momento, elbullicio de los monjes desesperados por aplacar las llamas del infierno que sehaban desatado en Ani, desapareci por completo.

    Un silencio profundo, etreo, inund cada rincn del lugar y supo

    entonces que no se haba equivocado; aquella iglesia sera la ltima morada deuna de las reliquias ms sagradas del mundo.

    La envolvi y con cuidado la meti dentro del hoyo. La cubri con tierra yluego coloc la piedra encima, asegurndose que nadie notase que haba sidoremovida. Se puso de pie y se persign.

    Su tarea estaba cumplida; la misin que cargaba su familia ahora pasara amanos de las generaciones futuras.

    Sali de la iglesia y encontr a su caballo atado en un rbol, se ape y semarch a todo galope del lugar sin mirar hacia atrs, mientras el fuego

    terminaba de devorar los muros del monasterio que haba sido su hogar losltimos cinco aos de su vida.

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    I

    Manchester, Inglaterra, Mayo de 2008.

    Kristopher Davros observ con detenimiento una de las tantas obras quecolgaban de una de las paredes del Museo de Manchester. No era un amanteapasionado del arte barroco ni de ningn otro pero saba apreciar una buenaobra de arte cuando la tena enfrente.

    Entrecerr los ojos y se cruz de brazos; una mano descansaba en sumentn mientras los dedos de la otra tamborileaban inquietos contra elimpecable saco de seda italiana que formaba parte de su atuendo esa tarde.

    Tena una cita con el director del museo y como era su costumbre haballegado con ms de media hora de antelacin. La puntualidad era seguramentela mayor de sus virtudes y nadie lo poda negar.

    Kristopher Davros poda ser caratulado de pedante muchas veces peronunca de llegar tarde a una cita. Mucho menos a una cita tan importante comoaquella.

    Estaba entretenido observando la pintura cuando unos gritos llegaronhasta l. Era una voz femenina y era obvio que la duea de esa voz chillonaestaba muy enfadada. Se dio media vuelta, pero en ese sector de la galera nohaba nadie ms que l. Comenz a moverse, siguiendo los gritos agudos deaquella mujer quien pareca estar presa de un ataque de nervios. Lleg hasta lagalera contigua y entonces descubri que la mujer no estaba sola. Un hombre laacompaaba y al parecer no tena ninguna intencin de hacer caso a las splicasde la mujer de que se marchara y la dejara en paz.

    Kristopher no supo si intervenir o esperar a ver que suceda. No parecaque estuviera en serios problemas; en realidad solo pareca tratarse de una

    pelea entre novios. Se recost contra una pared y agudiz el odo. Desde dondese encontraban, ellos no podan notar su presencia.

    Te he dicho que no vuelvas a buscarme! espet la joven apuntandocon su dedo ndice al rostro de su interlocutor Odio cuando te apareces aqu,creyndote mi dueo!

    Lexie, no me hagas esto! suplicaba el hombre intentando asir a lanerviosa mujer por los hombros No vas a dejarme ahora!

    La tal Lexie alz las manos y solt una carcajada.

    Ted, por Dios! sacudi la cabeza Solo hemos salido unas pocasveces!

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    Pero yo me enamor de ti, Lexie!

    Lo siento, Ted. Pero yo no siento lo mismo por ti le lanz una miradacomprensiva La pas bien contigo, pero eso fue todo.

    Lexie le asi la mano con fuerza Acaso has conocido a alguien

    ms?Lexie dio un paso atrs y observ a su alrededor, buscando salir de

    aquella situacin embarazosa de una vez por todas.Fue entonces que lo vio y por un segundo se convenci a s misma que

    aquella podra ser la solucin perfecta. No dices nada? Ted no la soltaba Entonces es verdad? Tienes a

    otro? Es eso?

    Lexie clav sus ojos negros en la figura masculina que pretenda pasardesapercibida detrs de unos de los muros que conducan a la galera principal

    del museo.Cario! llam a gritos Ser mejor que salgas, David ya sospecha lo

    nuestro!

    Kristopher se ech para atrs, tratando de hacerse invisible perocomprendi que ya era tarde; lo haba visto. Ella le haca seas de que se leacercara.

    Dios! Aquella mujer deba estar loca, no poda estar dirigindose a l!Entonces la mir y descubri que en efecto, era a l a quien estaba llamando.Kristopher se qued inmvil por un segundo pero no poda permanecer ajeno a

    lo que estaba sucediendo. La mujer estaba pidiendo su ayuda y l, como todoun caballero y a pesar de lo absurdo de la situacin, nunca dejara a una damaen peligro.

    Suspir hondo un par de veces y sali de su escondite improvisado,maldiciendo en silencio por haber sido tan tonto y dejarse ver. Si se hubieraescondido mejor y hubiera hecho odos sordos a sus gritos no estara a punto decometer la locura que estaba a punto de cometer.

    Camin pausadamente, como midiendo cada paso y mientras se acercabaa la pareja furibunda, not de inmediato la mirada asesina del tal Ted sobre l.

    Lexie se acerc y asi a Kristopher del brazo, atrayndolo hacia ella.David, te presento a se detuvo un segundo mientras pensaba en lo

    que dira a continuacin Te presento a mi novio dijo tranquilamente.Kristopher estir el brazo.

    Kristopher Davros se present.

    El tal Ted ni siquiera le devolvi el saludo.

    Y se puede saber donde has conseguido un novio tan distinguido,Lexie?

    Tanto Ted como Lexie notaron de inmediato que Kristopher Davros era unhombre de clase alta; su ropa fina y su porte as lo demostraban.

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    Lexie y yo nos conocimos en una cena de beneficencia que organiz elmuseo respondi Kristopher pasando su brazo por la cintura estrecha de lamujer que se haba convertido en un segundo en su nueva novia.

    Lexie se movi inquieta; era consciente que no poda hacer nada para que

    aquel desconocido le quitara las manos de encima, deba seguir con el jueguitoque ella misma haba comenzado.

    As es, nos conocimos hace dos semanas, Ted agreg nerviosa. Es decir que salas con ambos al mismo tiempo! Ted la mir

    despectivamente No eres ms que una cualquiera!

    A Lexie no le importaba lo que Ted Pearson pensara de ella en esemomento, lo nico que quera era deshacerse de l de una vez por todas. Sinembargo, a Kristopher le cayeron mal las palabras de aquel hombre tan groseroy altanero.

    Disclpate con la seorita en este mismo momento! le espetlevantando la voz por primera vez.

    Ted Pearson los mir a ambos y se les ri en la cara.

    Puedes quedarte con la putita si lo deseas! se dio media vueltaAprovchala mientras puedas, antes que te haga lo mismo que me hizo a m!solt antes de marcharse del museo.

    Lexie suspir aliviada mientras lo observaba atravesar la puerta de cristalque conduca a la calle. Finalmente haba sacado de su vida a un hombrefastidioso como Ted Pearson y se lo deba a un completo extrao.

    Cuando se dio cuenta que todava segua prendida de su brazo, se solt deinmediato.

    Parece que te has librado de una buena coment Kristopherseparndose de ella.

    Lexie le sonri. Estaba terriblemente avergonzada; no solo porque aquelhombre haba sido testigo de la pelea sino tambin por haberlo involucrado entodo el asunto.

    Lo siento se disculp agachando la mirada No deb hacerlo pero enese momento fue lo nico que se me ocurri para salir del paso.

    l le sonri y ella entonces descubri que para l haba sido divertida todaaquella confusin.

    No te preocupes.

    Lexie alz la mirada. l clav sus ojos color cielo en los de ella y por unsegundo, no supo que decir o que hacer.

    Fue un placer haberte ayudado.

    Lexie se sonroj ante aquella mirada tan intensamente azul que l leprodigaba sin ningn reparo.

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    No no deb involucrarlo pero lo vi y estaba tartamudeando y sesinti la mujer ms tonta del mundo en ese instante.

    No importa, en serio dijo Kristopher para tranquilizarla Fue bastanteraro, pero confieso que me gust ser tu novio al menos por un par de minutos.

    l haba desviado la mirada y Lexie crey morirse cuando descubri haciadonde estaban apuntando ahora. Con un movimiento rpido se cerr el escotede la blusa color caramelo que llevaba y le dirigi una mirada censuradora.

    Gracias se limit a responder con cierta prudencia. Aquel hombre nodejaba de ser un completo desconocido y sin embargo no le haba importadohacerse pasar por su novio para librarla del acoso de Ted.

    De nada Kristopher extendi la mano Creo que nadie nos hapresentado oficialmente. Soy Kristopher Davros.

    Lexie lo haba odo perfectamente la primera vez que l se haba

    presentado y aquel nombre se haba quedado grabado en su mente de unamanera casi inexplicable.

    Lexie Jones dijo apretando su mano para soltarla casi de inmediato.

    Muy bien, Lexie Jones, espero que volvamos a vernos algn da dijo lsin apartar la mirada de aquellos ojos negros que lo observaban con recelo.

    Lo dudo, seor Davros.

    Kristopher la corrigi, sonrindole con amabilidad.

    Kristopher repiti ella Si me disculpa, debo volver a mi puesto de

    trabajo.Por supuesto. No te quito ms tu tiempo.

    Lexie se despidi y camin a toda prisa a travs de la galera rumbo a suoficina. No supo por qu pero necesitaba alejarse de aquel hombre cuanto antesy acabar con aquella sensacin que le provocaba su cercana.

    Esa es una noticia maravillosa, David!

    Lexie y su jefe, David Spender se encontraban en la oficina de ste ltimotomando un caf mientras compartan las novedades del da.

    Lo s, lo s! las gafas cayeron a travs de la nariz puntiaguda de Davidcuando peg un saltito en su silla Es una oportunidad nica y el museo nopuede darse el lujo de desaprovecharla!

    Lexie lo saba mejor que nadie. Haca ms de dos aos que trabajaba en elmuseo como asistente del Departamento de Arqueologa y haca mucho tiempoque el museo no era contactado para llevar a cabo una investigacin desemejante envergadura. No haba comentado nada, pero se mora porque David

    le pidiera ser parte del proyecto. Se haba recibido con honores y era una de lasarquelogas con ms futuro dentro del plantel del museo, pero deba

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    conformarse por ahora en ser solo su asistente. No se quejaba, lo tomaba comouna etapa en la que poda ganar mucha experiencia, pero anhelaba, en unfuturo no muy lejano, ser nombrada como una de las encargadas del rea deArqueologa del museo. Bebi un sorbo de caf y suspir resignada.

    Supongo que ya habrn designado a las personas que irn a laexpedicin dijo intentando indagar con su jefe. David la mir y le sonricomprensivamente.

    En este momento el director Allentown est reunido con el patrocinadorde la expedicin.

    Quin es? pregunt curiosa Lexie.

    David dej la taza vaca sobre la bandeja de plata.

    No s mucho al respecto todava; solo s que se trata de un millonario untanto excntrico que ha deseado llevar a cabo esta expedicin desde hacetiempo. Al parecer, se puso en contacto con el director y su oferta fue imposiblede rechazar.

    Puedo imaginarlo.

    Sin dudas, el patrocinio y una importante suma de dinero sacaran almuseo de la crisis que vena soportando haca un par de meses; eso sin contarcon el prestigio que significaba emprender una gran investigacin arqueolgica.Si aquel excntrico millonario haba confiado en ellos no podan defraudarlo.Les iba su reputacin y buen nombre en ello.

    Lexie se sobresalt cuando alguien llam a la puerta. Lexie, seor Spender, el seor Allentown los espera en su oficina

    anunci Pamela, la secretaria del director del museo.

    Lexie y David se miraron por un segundo, si el gran jefe los mandaba allamar era porque tena algo importante que comunicarles. Ambos desearon ensilencio que les pidiera ser parte de la expedicin que saldra para Turqua entan solo una semana.

    Cuando entraron en la oficina de Ross Allentown, encontraron al directorcmodamente sentado en su silla giratoria. Haba un hombre sentado enfrente

    que les daba la espalda.Lexie, David, que bueno que llegaron les indic que tomaran asiento

    en el sof junto a la ventana. El hombre que les daba la espalda ni siquiera semovi.

    Tengo una noticia importante, muchachos el rostro regordete de RossAllentown se ilumin con una sonrisa de oreja a oreja.

    Lexie sinti que el corazn comenzaba a latir ms de prisa dentro de supecho. Tena el presentimiento que estaba a punto de escuchar lo que tantoquera or desde que se haba sumado al staff del museo.

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    El seor Davros ha pedido expresamente que ambos se sumen a laexpedicin a Turqua.

    El hombre sentado en la silla se gir y el corazn de Lexie ahora se detuvopor un instante cuando se enfrent a Kristopher Davros por segunda vez en

    aquel da.

    Andrea Milano