Si la libertad concreta entraña una opción entre diversas posibilidades, el hombre no puede dejar de plantearse cual de ellas es la mas valiosa.

El animal no se encuentra en esa incertidumbre: su sistema de instintos determina en cada momento la respuesta que debe dar.

El hombre como animal abierto se haya indeterminado. Y ante las distintas posibilidades tiene que determinar cual es la que debe seguir, cual es la opción adecuada.

El hombre, en virtud de su misma realidad física es un animal moral.

La moral no consiste primariamente en un sistema o en un conjunto de normas, sino que es una estructura física del ser humano, fundada en su constitutiva apertura a la realidad.

Si el hombre se plantea problemas éticos, ello acontece en virtud de la indeterminación y apertura característica de la praxis humana.

Una vez que el ser humano se sitúa ante un conjunto de posibilidades, tiene que elegir una que considere preferible.

Ahora bien, decidir cual es la preferible es hacerse una pregunta ética. Y para ello es menester tener algún criterio.

El hombre no decide que es bueno o malo de un modo arbitrario, improvisando en cada momento.

Tiene que tener alguna idea general sobre lo que es bueno y que es malo. Evidentemente, estas ideas le son proporcionadas por la sociedad en la cual ha nacido y por la cultura en la cual vive.

Para optar de un modo racional y responsable hay que tener una idea sobre la cual es el bien general que el hombre tiene que perseguir en su vida, sobre su fin último. Solo así es posible justificar una opción como preferible a la otra.

Las ideas sobre estos bienes o fines varían enormemente en cada cultura y en cada etapa histórica.

Nunca dejan de estar presentes, porque ellas son las que sirven para orientar la actividad diaria de los seres humanos.

Teniendo una idea sobre lo que es el bien del hombre, es posible deducir deberes concretos y normas de acción.

Todo deber moral, lejos de ser algo evidente de por si, es la consecuencia de una determinada concepción de los fines generales de la vida humana.

De este modo, podemos ya entender mejor lo que es la ética: “se trata de una reflexión sobre la praxis humana, en orden a saber cual es el fin que ésta debe perseguir y cuales son las tareas que se le imponen en cada momento concreto si quiere alcanzar ese fin”.

Esta reflexión no es fácil, en seguida surgen una enorme cantidad de preguntas: ¿Por qué seguir este fin y no otro?, ¿Por qué preferir estas acciones y no aquellas otras?, ¿Cuáles son los verdaderos bienes de la vida humana?

Basta con una observación a las distintas sociedades para caer en la cuenta de que los hombres nunca han logrado un acuerdo pleno sobre cuales son los bienes que debe realmente perseguir y cuales son los males que debe evitar.