El Honrado Leñador

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EL HONRADO LEÑADOR Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayó el hacha al agua. Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Como me ganare el sustento ahora que no tengo hacha? Al instante ¡oh, maravilla! Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador: Espera, buen hombre: traeré tu hacha. Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de plata. Tampoco es la mía dijo el afligido leñador. Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro. ¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mía! Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te mereces un premio. LA SEPULTURA DEL LOBO Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le sobraba. Sintiéndose viejo, empezó a pensar en su propia vida, sentado a la puerta de su casa. ¿Podrías prestarme cuatro medidas de trigo, vecino? Le pregunto el burrito. Te daré; ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las tres noches siguientes a mi entierro.

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EL HONRADO LEADORHaba una vez un pobre leador que regresaba a su casa despus de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el ro, se le cay el hacha al agua.Entonces empez a lamentarse tristemente: Como me ganare el sustento ahora que no tengo hacha?Al instante oh, maravilla! Una bella ninfa apareca sobre las aguas y dijo al leador:Espera, buen hombre: traer tu hacha. Se hundi en la corriente y poco despus reapareca con un hacha de oro entre las manos. El leador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergi la ninfa, para reaparecer despus con otra hacha de plata.Tampoco es la ma dijo el afligido leador. Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro.Oh gracias, gracias! Esa es la ma! Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te mereces un premio.

LA SEPULTURA DEL LOBOHubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le sobraba. Sintindose viejo, empez a pensar en su propia vida, sentado a la puerta de su casa.Podras prestarme cuatro medidas de trigo, vecino? Le pregunto el burrito.Te dar; ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las tres noches siguientes a mi entierro. Muri el lobo pocos das despus y el burrito fue a velar en su sepultura. Durante la tercera noche se le uni el pato que no tenia casa. Y juntos estaban cuando, en medio de una espantosa rfaga de viento, llego el aguilucho que les dijo:Si me dejis apoderarme del lobo os dar una bolsa de oro.Ser suficiente si llenas una de mis botas. Dijo el pato que era muy astuto. El aguilucho se marcho para regresar en seguida con un gran saco de oro, que empez a volcar sobre la bota que el sagaz pato haba colocado sobre una fosa. Como no tenia suela y la fosa estaba vaca no acababa de llenarse. El aguilucho decidi ir entonces en busca de todo el oro del mundo. Y cuando intentaba cruzar un precipicio con cien bolsas colgando de su pico, fue a estrellarse sin remedio. Amigo burrito, ya somos ricos. Dijo el pato. La maldad del Aguilucho nos ha beneficiado. Y todos los pobres de la ciudad. Dijo el borrico, por que con ellos repartiremos el oro.

EL PAPEL Y LA TINTAEstaba una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una pluma, baada en negrisima tinta, la mancho llenandola de palabras. No podrias haberme ahorrado esta humillacion? Dijo enojada la hoja de papel a la tinta. Tu negro infernal me ha arruinado para siempre.

No te he ensuciado. Repuso la tinta. Te he vestido de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel, sino un mensaje. Custodias el pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso. En efecto, ordenando el despacho, alguien vio aquellas hojas esparcidas y las junto para arrojarlas al fuego. Pero reparo en la hoja "sucia" de tinta y la devolvio a su lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojo las demas al fuego.

CAPERUCITA Y LAS AVESAquel invierno fue ms crudo que de ordinario y el hambre se haca sentir en la comarca. Pero eran las avecillas quienes llevaban la peor parte, pues en el eterno manto de nieve que cubra la tierra no podan hallar sustento Caperucita Roja, apiadada de los pequeos seres atrevidos y hambrientos, pona granos en su ventana y miguitas de pan, para que ellos pudieran alimentarse. Al fin, perdiendo el temor, iban a posarse en los hombros de su protectora y compartan el clido refugio de su casita. Un da los habitantes de un pueblo cercano, que tambin padecan escasez, cercaron la aldea de Caperucita con la intencin de robar sus ganados y su trigo. -Son ms que nosotros -dijeron los hombres-. Tendramos que solicitar el envo de tropas que nos defiendan.-Pero es imposible atravesar las montaas nevadas; pereceramos en el camino -respondieron algunos. Entonces Caperucita le habl a la paloma blanca, una de sus protegidas. El avecilla, con sus ojitos fijos en la nia, pareca comprenderla. Caperucita Roja at un mensaje en una de sus patas, le indic una direccin desde la ventana y lanz hacia lo alto a la paloma blanca.

Pasaron dos das. La nia, angustiada, se preguntaba si la palomita habra sucumbido bajo el intenso fro. Pero, adems, la situacin de todos los vecinos de la aldea no poda ser ms grave: sus enemigos haban logrado entrar y se hallaban dedicados a robar todas las provisiones.

De pronto, un grito de esperanza reson por todas partes: un escuadrn de cosacos envueltos en sus pellizas de pieles llegaba a la aldea, poniendo en fuga a los atacantes.

Tras ellos lleg la paloma blanca, que haba entregado el mensaje. Caperucita le tendi las manos y el animalito, suavemente, se dej caer en ellas, con sus ltimas fuerzas. Luego, sintiendo en el corazn el calor de la mejilla de la nia, abandon este mundo para siempre.

LA RATITA BLANCA

El Hada soberana de las cumbres invito un da a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armio y guiando sus carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Alba, al or llorar a unos nios que vivan en una solitaria cabaa, se detuvo en el camino.

El hada entro en la pobre casa y encendi la chimenea. Los nios, calentndose junto a las llamas, le contaron que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se moran de fro y miedo.

-Me quedare con vosotros hasta el regreso de vuestros padres -prometi ella. Y as lo hizo; a la hora de marchar, nerviosa por el castigo que poda imponerle su soberana por la tardanza, olvido la varita mgica en el interior de la cabaa. El Hada de las cumbres contemplo con enojo a Alba.

Cmo? ,No solo te presentas tarde, sino que adems lo haces sin tu varita? Mereces un buen castigo! Las dems hadas defendan a su compaera en desgracia. -Ya se que Alba tiene cierta disculpa. Ha faltado, s, pero por su buen corazn, el castigo no ser eterno. Solo durara cien aos, durante los cuales vagara por el mundo convertida en ratita blanca. Amiguitos, si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura deslumbrante, sabed que es Alba, nuestra hadita, que todava no ha cumplido su castigo..

HISTORIASLA FASCINACION

De un tiempoa la fechahe notado que me fascina la gente joven. Se trate de chicos o chicas, mi admiracin es asexual.El solo mirarlos me causa un placer irremplazable. Sus movimientos, gestos, esa fingida indiferencia ante todos y todo. Me gusta disfrutar de sus facciones, su piel lozana y fresca, los labios ligeramente humedecidos por la lengua. Tan perfectos, bellos y encantadores.Yo solo mirando, sin moverme, sosteniendo la respiracin ante la maravilla.Como las alas de una preciosa mariposa aleteando delante de mis ojos en cmara lenta.En particular, me gusta ms an cuando los miro y ellos vagan por el mundo sin saber lo hermosos que son, y lo son por muchas razones,una, mi favorita, quizs,es que lo son por toda esa juventud que cargan como si se tratase de cualquier cosa, toda esa energa. Sin darle casi ninguna importancia.Como un pauelo mal guardado en el bolsillo trasero del pantaln, la mitad de fuera, esperando a que algn extrao en un descuido te lo saque sin darte cuenta. De un jaln.Si, de un tiempo a la fecha los prefiero jvenes, se trate de chicos o chicas.Me fascina mirarlos. Estn vivos o muertos.

REGRESO A CASAHurgando el bolsillo de mi abrigo saco la llave de su casa, la misma que me diera dos aos atrs y que he cargado conmigo desde entonces. Le daba miedo imaginar que un da poda caer en la ducha o por las escaleras, y que los vecinos notaran su ausencia y encontraran su cadaver, cuando ya estuviera en avanzadoestado de descomposicin.Un miedo ridculo viniendo de alguien que se ocup toda la vida de llamar la atencin, y de rodearse de gente que revolota a su alrededor como lo hacen las moscas sobre la mierda.Entr por la puerta principal con toda la calma hasta llegar a la cocina, ah la encontr de espaldas con su mandl de mariposas.~Con que guisando eh?Llevndose la mano al pecho y agitada me dijo ~Pero que susto me has dado! Bien podras haber llamado. Tienes hambre? Llegas en buen momento, acabo de terminar tu favorito: Asado. Sintate que te atiendo.~Ya, deja que me lave las manos, ya vengo.Me mir en el espejo de su bao, un bao que me conoca quizs mejor que yo. La mirada que me devolva mi reflejo me erizo la espalda. Cuando se ha acumulado tanto rencor por tanto tiempo, el mismo aire se convierte en un barro espeso que vuelve dolorosa la propia respiracin.De vuelta en la cocina la encontr con la vista dentro de la cazuela.Al sentir mis pasos se ha vuelto haca m con esa sonrisa odiosa de toda la vida. ~Te lavaste las manos y no te has sacado los guantes?.No le d tiempo de nada, tom uno de sus cuchillos y se lo enter en el pecho hasta escuchar los huesos tronar.~T tienes la culpa! T me lo quitaste! T mataste a pap! Te odio!Ella an sorprendida, me dirige una mirada de compasin maternal y tristeza, mientras su estpido mandl de mariposas se llena de sangre.~Pero Mariana, hija...estas loca!~Estamos mam, estamos.

MARIACHI AQUEn el nmero 12 de la calle del Olmo Ernesto miraba a su madre y a sus tias andar de un lado para el otro de la enorme casona con el pauelo en la mano y lloriqueando. Lupe la nica criada de la casa se encargaba de tapar los espejos de la habitacin con grandes sabanas blancas. Mara la madre de Ernesto le haba encargado estar atenta para detener el reloj en el momento preciso. La puerta principal no dejaba de sonar por los parientes interesados en dar el ltimo adis a la anciana abuela; as como para saber algo sobre el testamento.El medico de cabezera no se apartaba del lado de doa Eulalia; tomando los signos vitales de cuando en cuando y suministrando morfina para que el pobre cuerpo ya cansado no sufriera de ms.Ernesto y sus primos no saban realmente lo que estaba por venir, que era todo eso de las tias lloronas y los espejos tapados. Los tios que nunca venan de visita ahora contaban chistes en el corredor.Era como una fiesta sin ser fiesta.Las manos de Lupe abrieron el enorme reloj de pie y detuvieron las manecillas a las siete menos cinco.El galeno entrego unos papeles a Mara y se retir muy serio. No le dio paletas a ninguno de los nios como era su costumbre.Fue una de las tas quin cubri el azulado rostro de la pobre abuela.Justo al lado, en la calle del Olmo nmero 11, Manuel escuchaba el llanto de su primognito, la partera salio para anunciarle que se trataba de un sano y rosado varoncito.Lleno de gozo Manuel mando a traer mariachis para festejar a su hijo y dar las gracias a su mujer.Al arribar a la calle del Olmo y ver tanta multitud, los mariachis no saban si entrar en el 11 o en el 12.

DE TAJOEl invierno pasado marc exactamente dos aos desde la ltima vez que nos vimos. Que me tuviste sin que yo te tuviera.Durante todo este tiempo he venido arrastrando los pies como un enfermo, un sonmbulo, ningn lugar me parece bueno para m por que soy yo el que no se siente bien a donde quiera que vaya. Es como si este mundo no estuviese hecho para alguien que guarda una pasin tan ardida como yo.

Dara cualquier cosa por dejar de respirarte cada vez que me amanece, por borrar el tacto de tu piel sobre la ma, la textura de tus cabellos de entre mis dedos hmedos por tus sudores.

Acudo con puntualidad a las comidas familiares sin ningn inters mas que el de mantenerlos tranquilos por mi bienestar, aprendiendo de vez en cuando a dibujar esa sonrisa fingida que parece contentarlos a todos, menos a mi; de igual forma no falto nunca a mis charlas con el psiquiatra. Ese viejo.

El pobre piensa que hemos hecho algunos avances.

Todas las pastillas que me ha recetado solo han conseguido hundirme en un estado de permanente sigilo, soy como un gato abandonado, siempre con hambre, pero siempre callado. Dolido tan hondo que ya es imposible que salga de m ser maullido alguno.

Lo he venido pensando desde hace mucho pero no haba dado con eso que hace falta para decidirse de una buena vez. El sentido de supervivencia me vena sosteniendo no se de que manera.

Hasta que el otro da por la tarde el buen doctor me ha dicho las palabras que si no mgicas, precisamente adecuadas Necesitas borrarla ya de tu mente para siempre, debes eliminarla por completo.

Por eso estoy aqu, parado a mitad de la cocina con ambas manos temblorosas aferradas al mango del cuchillo enterrado en mi vientre, mirando como ese chorro oscuro y espeso semejante al aceite, llora hasta llegar al suelo. Era el nico modo.Tenia que cortarte de m.

EL FACTOR SORPRESAEntre semana por lo regular a las cuatro de la tarde el andn del metro estaba tan a reventar, como un mercado de pulgas el sbado por la maana. Los codos de la gente se golpeaban a veces con suavidad, otras con una completa y notable falta de cortesa; todo con tal de ganar algn espacio lo mas cercano posible a la llegada del tren y a la puerta del mismo.

Con su bastn para ciegos camin entre los bolsos de mano, los portafolios y los empellones. Logr abrirse paso y llegar hasta la misma orilla del andn. La punta negra y redondeada por el desgaste acaricio varias veces la lnea lisa que marca el lmite seguro para los pasajeros.

La punta del bastn jugueteaba con la lnea de color amarillo de brillantes azulejos, mientras su mente viajaba imaginndose que entre tanta gente nadie lo notaria, podra tratarse de un accidente comn. La multitud, la cercana al borde, la inquietud de los otros por estar cerca, la precipitada llegada del tren.

FABULASFabula el Perro y el ReflejoHaba una vez unperro, que estaba cruzando un lago. Al hacerlo, llevaba una presa bastante grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a si mismo en elreflejo del agua. Creyendo que era otro perro y viendo el enorme trozo de carne que llevaba, se lanz a arrebatrsela.

Decepcionado qued cuando, por buscar quitarle la presa al reflejo, perdi la que el ya tena. Y peor an, no pudo obtener la que deseaba.

Moraleja: El que envidia lo de los dems, pierde lo que tiene con justicia.

El aguila y la flechaUn da, estaba sentada un guila en el pico de una montaa esperando cualquier presa que pasara por ahi, pero, lo vio un cazador y lanzndole una flecha la hiri.

La flecha estaba hecha con plumas de guila y cuando ella se dio cuenta de esto dijo:-Qu tristeza, terminar mis das por causa de las plumas de mi especie!

Moraleja:Ms profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas.

El guila, la liebre y el escarabajo.Una vez estaba una liebre siendo perseguida por un guila, y vindose perdida, pidi ayuda a un escarabajo suplicndole que le ayudara.

El escarabajo le pidio al guila que perdonara a su amiga. Pero el guila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devor a la liebre en su presencia.Desde entonces el escarabajo observaba los lugares donde el guila pona sus huevos, y hacindolos rodar, los tiraba a tierra. Vindose el guila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurri a Zeus pidindole un lugar seguro para depositar sus huevos.Zeus le ofrecio colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo lo sucedido, hizo una bola de estircol que se asemejara a un huevo de aguila y la dej caer sobre el regazo de Zeus.Entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, se levanto y tir a la tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las guilas no ponen huevos en la poca en que salen los escarabajos.

Moraleja:Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan dbil que no pueda alcanzarte.

El aguila, el cuervo y el pastorLanzndose desde una cima, un guila arrebat a un corderito. La vio un cuervo y tratando de imitar al guila, se lanz sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras seenredaron en la lana, y batiendo al mximo sus alas no logr soltarse.

Viendo el pastor lo que suceda, cogi al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llev a sus nios.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y l les dijo:- Para m, slo es un cuervo; pero l, se cree guila.

Moraleja:Pon tu esfuerzo y dedicacin en lo que realmente ests preparado, no en lo que no te corresponde.

Fabula el Pastor mentirosoEstaba un pastor de ovejas junto con su rebao, el cual comenz a gritar con todas sus fuerzas: "Auxilio! Auxilio! El lobo viene por mis ovejas". El pueblo, dejando a un lado todos sus quehaceres, acuden al llamado del joven, para darse cuenta que no es mas que una chanza pesada.

El joven vuelve a hacerlo una segunda vez, y temiendo el pueblo, volvi. Sin embargo, nuevamente no era mas que una burla. Luego grit de nuevo, siendo esta vez verdad que el lobo estaba atacando, sin embargo el pueblo no crey en sus gritos, por lo que la fiera termin devorndose el rebao.

Moraleja: Mentimos y mentimos, y perdemos la confianza que los dems tienen en nosotros. Cuando digamos la verdad, no nos creern.