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    El doctor Robert Uric era el jefe de la Unidad de Nefrologa de una importante escuela univer-sitaria de medicina y un hospital de enseanza. ste, un centro mdico regional, tena alrededorde 1 000 camas, y se consideraba una institucin mdica ms o menos prestigiosa.

    Exista hostilidad y competencia constantes entre el hospital y la escuela de medicina. Lasdos instituciones, ambas estatales, tenan un solo alto funcionario en comn, el director general.

    De ste hacia abajo, la organizacin se divida en dos: la escuela de medicina con su profesoradomdico y su plantel docente en enfermera, por un lado, y el administrador del hospital, los em-pleados no mdicos del hospital y el personal de servicio auxiliar, por el otro (vea la figura 1).

    La planta fsica, diseada en forma de H, semejaba y acentuaba la estructura organizacio-nal. La escuela de medicina se ubicaba de este a oeste, con 10 pisos de altura en el lado norte,mientras que el hospital, tambin dispuesto de este a oeste, tena 8 pisos de altura en el ladosur. Estaban conectados slo por la barra de la H, un corredor sin oficinas que una a ambasinstituciones en cada uno de los seis primeros pisos.

    Gran parte del problema era la naturaleza inusual de las disposiciones financieras. Los m-dicos, como profesores acadmicos, reciban salarios, pero no honorarios por los servicios queproporcionaban a pacientes. A stos se les cobraban servicios profesionales, pero los ingresos sedepositaban en los fondos departamentales que los directores de cada departamento distribuana discrecin. Por otro lado, el hospital enviaba al Estado cada dlar de los ingresos que obtena

    de los pacientes, y despus deba pedir y justificar cada centavo de los ingresos operativos queobtena.

    Los subsidios complicaban an ms la situacin, sobre todo en el rea de los salarios. Losempleados del hospital eran trabajadores del servicio civil, regulados estrictamente por clasi-ficaciones de puestos y escalas salariales; no haba ninguna excepcin. Sin embargo, los pro-fesores de la escuela de medicina usaban con frecuencia los subsidios para complementar laescala salarial estatal, contratar directamente personal con salarios ms altos o proporcionarincentivos no salariales. Por la flexibilidad financiera, las condiciones laborales tambin eranmejores en la escuela de medicina, cuyo personal tena dinero para ms equipo, ms viajes eincluso ms fiestas.

    Las incongruencias entre las operaciones del hospital y las de la escuela de medicina seacentuaban por la integracin del profesorado en las funciones del hospital. La situacinse agravaba con los informes de tcnicos, empleados del piso de pacientes y auxiliares clnicos.Este personal del hospital trabajaba directamente bajo las rdenes de mdicos y enfermeras dela escuela de medicina, quienes tambin eran jefes administrativos de los departamentos clni-cos del hospital y tenan una buena posicin para observar y escuchar las diferencias entre el

    Roberta P. Marquette y Michael H. Smith prepararon este caso, con la supervisin de Theodore T. Herbert. El casono tiene la intencin de reflejar prcticas administrativas o tcnicas eficaces o ineficaces; se prepar para analizarlo enclase. Theodore T. Herbert, Crummer Graduate School of Business, Rollins College, Winter Park, FL 32789.

    Caso de estudio

    El hospitalescuela

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    hospital y la escuela de medicina (se pensaba que se necesitaban mdicos calificados para dirigirlos departamentos clnicos del hospital debido a la naturaleza tcnica de las funciones de losdepartamentos y a la necesidad mdica).

    Los directores adjuntos del hospital estaban a cargo de la mayor parte de los asuntos admi-nistrativos, entre los cuales se inclua la administracin de sueldos y programas de prestaciones.No obstante, los jefes de departamento (mdicos) eran responsables de supervisar las activida-

    des departamentales, evaluar a los empleados y recomendar aumentos salariales y promociones.Esta relacin de doble reporte pona a los empleados en una situacin de responsabilidadesmuy divididas. Adems, el desdn general de los mdicos hacia los administradores del hospitaldejaba a los directores adjuntos en la posicin de meras figuras carentes de autoridad en el reade servicios clnicos. El personal del hospital, aparentemente desde los administradores hastalos auxiliares clnicos, se quejaba de que los mdicos eran divas, que se consideraban casi divi-nos. Por otro lado, el personal mdico se quejaba de que el personal del hospital estaba integra-do por empleados incompetentes que trabajaban en el servicio civil.

    Una excepcin era el doctor Robert Uric, jefe de la unidad de nefrologa. A pesar de lacomplejidad de su puesto y de que perteneca al profesorado acadmico, el doctor Uric era muyapreciado por los empleados del hospital con quienes trabajaba. Una razn radicaba en que,

    FIGURA 1 Organigrama del hospital de enseanza y la escuela de medicina

    Director general

    Administradordel hospital

    Rector

    Comitdirectivo

    Director deldepartamento

    clnico

    Jefes dedepartamentos

    mdicos

    Director deldepartamentode enfermera

    Director adjunto deservicios mdicos

    Hospital de enseanza Escuela de medicina

    No clnico

    Director adjuntode personal

    Director adjuntode serviciosfinancieros

    PersonalSueldos y prestaciones

    Crditos y cobranzasFacturacin de pacientesFacturacin de seguros

    Director adjuntode servicios de

    apoyo

    Limpieza e intendenciaServicio de alimentosLavanderaMantenimiento

    Jefes deldepartamento de

    enfermera

    Jefes dedepartamentos

    mdicos

    Director adjunto deservicios auxiliares

    ClnicasQuirfanos

    Pisos de pacientes

    Clnico

    Unidad de nefrologaEEG (electroencefalografa)ECG (electrocardiografa)RadiologaOtros departamentos

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    siempre que era posible, comparta sus subsidios con los empleados del hospital que trabajabanen su unidad. Financiera y emocionalmente, la unidad de nefrologa del hospital, no el departa-mento universitario de medicina, era el hogar e hijo predilecto del doctor Uric.

    La unidad de nefrologa del hospital de enseanza, al igual que muchas otras unidades denefrologa, reciba lo que se poda llamar un trato de hijastra, desterrada a un segundo sta-no, donde la mayor parte del resto de los profesores y del personal poda evitar la realidad do-

    lorosa de los pacientes con enfermedades renales crnicas. No obstante, la unidad de nefrologaeraun lugar alegre. El personal, bajo el liderazgo de Uric, mantena una moral notablementealta en vista de la desesperanza de muchos casos y las frecuentes defunciones de pacientes quevisitaban durante aos la unidad y se convertan, con el tiempo, en casi miembros de una exten-sa familia. Ellos y sus familias apreciaban sinceramente el trabajo del personal de la unidad denefrologa (residentes, internos y tcnicos por igual), el cual era una fuente de admiracin parael profesorado y personal externos que conocan las condiciones de la unidad de nefrologa,semejante a una mazmorra. En realidad, el mismo doctor Uric era asombroso.

    Cuando las tardes eran agradables, se le vea recorrer los alrededores con un refresco y unsndwich en la mano, seguido por una docena de estudiantes, enseando al estilo socrtico en-tre los abedules y las ardillas. Cargar su almuerzo en una bolsa de papel no era la menor de lasextravagancias de Uric; corran muchas historias, como la de haber sido multado por descendera toda velocidad en su bicicleta una de las colinas escarpadas del campus. Adems, se comenza-

    ron a filtrar otras ancdotas a travs de los que conocan a alguien de la unidad de nefrologa:cuentos sobre fiestas de viernes por la tarde, animadas con alcohol y ponche de frutas, y, peoran, rumores de que cada mes preparaban un asado de conejo o de animales experimentalescuyos trasplantes no tenan xito, a los cuales se sacrificaba sin dolor y despus se asaban sobreun par de mecheros de Bunsen.

    Otros profesores consideraban a Uric una fuente constante de vergenza e incomodidad. Susacciones eran indignas; para ser un mdico investigador, se involucraba demasiado con sus pa-cientes. De hecho, lloraba abiertamente cuando sus pacientes moran, algo muy poco profesio-nal! Con todo, era un excelente director de nefrologa y un extraordinario maestro; al fin y al cabo,era una broma interna.

    Todo eso cambi con Flower Life.El doctor Uric reciba varios subsidios federales de los Institutos Nacionales de Salud (INS)

    para realizar investigacin en transplante de rin. Comenz a realizar investigacin activa

    durante el primer ao despus de tomar el control de la unidad de nefrologa. Uric, quien noera el tipo de hombre que se fascinaba con las cuestiones acadmicas, casi se haba obsesionadocon la necesidad de respuestas al ver sufrir y morir a sus pacientes porque no haba tratamientosdisponibles. Empez a resolver pequeos problemas individuales para pacientes especficos ydespus a generalizar y publicar las soluciones. Al aumentar su confianza en sus xitos iniciales,Uric solicit y obtuvo un subsidio, y comenz a trabajar en los problemas ms graves que en-frentaban los pacientes con insuficiencia renal crnica.

    Un problema importante de los trasplantes es conservar el rin adecuadamente (vivo ylleno de lquido) entre el donador y el receptor, y Uric trabajaba en este problema. En el trans-curso de su trabajo, descubri un lquido que se absorba mucho ms rpido que el agua en elnivel celular. Las pruebas mostraron que era una solucin ineficaz para perfusin, pero a Uricse le ocurri que si las plantas lo absorban tan bien como lo hacan las clulas humanas, seraun buen lquido para flores cortadas, es decir, para prolongarles la vida. Despus de encontrarla combinacin adecuada del lquido y una sustancia cida para evitar el cierre del extremo deltallo cortado, el doctor Uric decidi que tena una sustancia superior a cualquiera otra quehubiese en el mercado en ese momento.

    Segn lo requera el acuerdo de subsidio, Uric report su descubrimiento al INS, cuyosfuncionarios dijeron que no deseaban el lquido. La propiedad corresponda a la universidad,pero, cuando Uric se lo ofreci, los directivos sonrieron con indulgencia y dijeron que podaconservarlo. Uric, que no era un hombre que se desanimara fcilmente, ofreci despus su des-cubrimiento a un importante fabricante de suministros de enfermera. La empresa lo compr,le puso el nombre de Flower Life y comenz a ganar millones. De repente, el INS cambi deopinin y present una demanda. La historia apareci en los peridicos, primero en la loca-

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    lidad, luego en la regin y despus en todo el pas; ni qu decir, el doctor Uric se burl de lasituacin.

    Uric y sus extravagancias ya no eran una broma privada, y el profesorado empez a preocu-parse por la reputacin de la escuela. En la siguiente reunin del comit directivo, los jefes de losdepartamentos clnicos analizaron la situacin con el rector y sugirieron colocar a Uric en unpuesto menos visible hasta que la situacin se calmara. El rector estuvo de acuerdo y el comit

    ejecutivo consider que deba actuar con cautela; despus de todo, Uric tena un contrato fijoy era muy popular entre los estudiantes y el personal interno. No habra que permitir que estaaccin pareciera una persecucin. Al final, el comit decidi presentar al rector un plan paraestablecer una nueva direccin de investigacin en medicina. Con el respaldo del rector y dinerodonado por los fondos departamentales de los directores, el plan se aprob y se le ofreci pre-cipitadamente el puesto a Uric. Al principio lo rechaz, pero se le hizo saber sutilmente que siesperaba que la universidad lo respaldara en el inminente litigio, tendra que colaborar roden-dose de un aire de respeto. Uric acept, se le otorg un aumento salarial y se le transfiri a unnuevo laboratorio bellamente equipado, en el dcimo piso del edificio principal; se asign al jefede residentes de nefrologa, doctor Conrad, el encargo de la unidad de dilisis.

    El jefe de residentes tena reputacin de ser inflexible. Asisti a la escuela de medicina de unauniversidad ms pequea y estaba muy contento de haber conseguido un internado y residenciaen un importante hospital de enseanza. Conrad, excelente estudiante, present su solicitud

    para ingresar a Bellevue, el hospital dependiente de la Universidad de Nueva York, y a algunosotros importantes hospitales de enseanza. La nica admisin provino de su empleador actual,y el comit de evaluacin revis minuciosamente su solicitud antes de aceptarlo. En tanto suscalificaciones y pruebas de aptitud lo presentaban como un joven extremadamente brillante ydedicado, sus cartas de recomendacin lo mostraban como inflexible y ms bien implacable.George Conrad, que naci y creci en un ambiente muy pobre, estaba decidido a convertirse enmdico y a rodearse de esa aura segura y aparentemente impenetrable del mdico, segura tantofinanciera como social y profesionalmente. Tena una imagen del mdico sabio, distante, ecuni-me y tan infalible como una persona poda llegar a ser. Adems, un poco inseguro de sus orge-nes, haba adoptado desde mucho tiempo atrs la apariencia que l crea deba tener un mdico;ahora era difcil, aun para l, decir si esta apariencia se haba transformado en realidad.

    Con la remocin de Uric, los miembros del comit directivo consideraron que Conrad erala persona ideal para asumir la responsabilidad de la unidad de nefrologa. Sentan que Conrad

    actuara con mano dura. El director del departamento de anestesiologa, un poderoso y respe-tado miembro del comit, le inform sobre la asignacin. El director le dijo a Conrad que el co-mit tena la certeza de que podra dirigir la unidad de nefrologa y que no esperaban or sobreningn problema de la unidad bajo su capaz administracin. Tambin le sugiri que deba serfirme al solicitar a Uric que permaneciera lejos de la unidad, lo que permitira que la transicinde autoridad procediera rpidamente.

    El comit directivo esperaba un periodo de ajuste, pero las alteraciones de la rutina supera-ron cualquier cosa que los miembros hubiesen imaginado. Surgieron graves problemas de perso-nal en la unidad de dilisis, en donde se incrementaron las inasistencias y quejas constantes porlas condiciones imposibles para trabajar. En tanto estas quejas llegaban en gran nmero a lasoficinas de personal del hospital por medio de procedimientos formales, pocos mensajes, o nin-guno, llegaban al comit directivo o al rector. La administracin del hospital, incapaz de cam-biar la situacin sin el consentimiento del jefe de departamento, en este caso el doctor Conrad,esperaba la autorizacin apropiada para investigar el asunto y mejorar las condiciones.

    Al final del primer mes comenz la rotacin de personal; despus de tres meses, 90 de losantiguos empleados se haban ido. El doctor Conrad no crea til establecer una relacin per-sonal con los pacientes, y pareca sentir lo mismo respecto de sus subordinados. Los internosque rotaban por nefrologa se quejaban amargamente de la actitud de Conrad hacia ellos ydel trato que les daba; la matrcula de residentes que solicitaba rotar por el servicio disminuydrsticamente.

    Entre tanto, arriba, el trabajo de investigacin de Uric era montono y su disposicin habadecado. No logr entregar un informe de avance a tiempo, y la institucin que le otorgaba elsubsidio tom una postura ms rgida y le cancel el resto de su financiamiento.

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    El rector y el comit directivo no estaban satisfechos, pero todos pensaban que la situacinse corregira. Sin embargo, nadie crea que el problema fuera lo bastante grave para investigarsus efectos sobre los pacientes renales que se encontraban en el segundo stano. El rector y elcomit incluso tal vez olvidaron que la unidad de dilisis se encontraba ah abajo. Cuando lasnoticias salieron a la luz, revelaron que los efectos eran mucho ms dainos que cualquier cuen-to sobre los hbitos extraos del doctor Uric.

    Una paciente que acudi a dilisis tres veces por semana durante varios aos renunci a sulugar y se fue a su casa a morir. Como tena un tipo raro de sangre y tejidos, la mujer estuvomucho tiempo en la lista de espera de trasplante. Haba visto a muchos otros pacientes morir enla espera e incluso a ms pacientes obtener trasplantes, mientras sus probabilidades se reducancada da ms. Poco tiempo despus de que Uric dej la unidad, tom su decisin; la historia sefiltr despus de su muerte.

    Impresionados por la psima situacin que imperaba, el rector y el comit ejecutivo reinte-graron de inmediato a Uric como jefe de la unidad de nefrologa; despus comenzaron a anali-zar lo sucedido y qu se poda hacer para restablecer la unidad y la reputacin del hospital.