El Humanismo Mexicano

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1 HUMANISMO MEXICANO: EL CASO DE FRAY ALONSO CABELLO Leticia Ivonne del Río Hernández Maestría en Humanidades área Historia Universidad Autónoma de Zacatecas La historia nos ha mostrado que la religión y la reflexión no son necesariamente antagónicas. También nos ha mostrado que la ignorancia puede ser la base de sustento de regímenes políticos al mismo tiempo que la religión ha llegado a erigirse como la única vía de acceso a cierto tipo de conocimiento. No puede negase la existencia de un sector culto dentro de la Iglesia en todas las épocas . En el transcurso histórico de la formación de nuestro país, podemos distinguir dos épocas fundamentales: la primera de ellas ocurrió cuando se fundó la Nueva España en el siglo XVI; la segunda, cuando se independizó México en el siglo XIX. En ambos períodos hay grandes paralelismos: re-estructuración de los Estados, transformaciones sociales, manifestaciones anticlericales, revolución en el mundo intelectual y la educación en la palestra. Asimismo, el Renacimiento y la Ilustración tuvieron como guía a un hombre de Iglesia: en Europa, Erasmo impulsó la renovación en el siglo XVI y Jansenio en el XVIII. En México lo hicieron Pedro de Gante y José Larrea, respectivamente, ambos franciscanos. En lo que respecta a la educación en nuestro país, estos dos grandes movimientos tuvieron una culminación completamente diferente. El humanismo que impulsaba la lectura y la reflexión crítica terminó por ser perseguido y castigado y se impuso el dogmatismo, hasta que la Ilustración volvió a hacer surgir el espíritu de renovación. La Iglesia fue combatida por considerar que la religión estaba basada en la autoridad y en la imaginación 1 , barreras que había que eliminar para poder construir un México moderno desde la razón y la lógica. Esa modernidad impulsada desde la filosofía (Rousseau, Diderot, Montesquieu, Jovellanos, etc) tuvo su antecedente en el humanismo, que podemos ubicar en los 1 .- BRADING 1991, 591

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HUMANISMO MEXICANO: EL CASO DE FRAY ALONSO CABELLO

Leticia Ivonne del Río Hernández

Maestría en Humanidades área Historia Universidad Autónoma de Zacatecas

La historia nos ha mostrado que la religión y la reflexión no son necesariamente

antagónicas. También nos ha mostrado que la ignorancia puede ser la base de sustento de

regímenes políticos al mismo tiempo que la religión ha llegado a erigirse como la única vía

de acceso a cierto tipo de conocimiento. No puede negase la existencia de un sector culto

dentro de la Iglesia en todas las épocas.

En el transcurso histórico de la formación de nuestro país, podemos distinguir dos

épocas fundamentales: la primera de ellas ocurrió cuando se fundó la Nueva España en el

siglo XVI; la segunda, cuando se independizó México en el siglo XIX. En ambos períodos

hay grandes paralelismos: re-estructuración de los Estados, transformaciones sociales,

manifestaciones anticlericales, revolución en el mundo intelectual y la educación en la

palestra. Asimismo, el Renacimiento y la Ilustración tuvieron como guía a un hombre de

Iglesia: en Europa, Erasmo impulsó la renovación en el siglo XVI y Jansenio en el XVIII. En

México lo hicieron Pedro de Gante y José Larrea, respectivamente, ambos franciscanos.

En lo que respecta a la educación en nuestro país, estos dos grandes movimientos

tuvieron una culminación completamente diferente. El humanismo que impulsaba la lectura

y la reflexión crítica terminó por ser perseguido y castigado y se impuso el dogmatismo,

hasta que la Ilustración volvió a hacer surgir el espíritu de renovación. La Iglesia fue

combatida por considerar que la religión estaba basada en la autoridad y en la imaginación1,

barreras que había que eliminar para poder construir un México moderno desde la razón y

la lógica.

Esa modernidad impulsada desde la filosofía (Rousseau, Diderot, Montesquieu,

Jovellanos, etc) tuvo su antecedente en el humanismo, que podemos ubicar en los

1 .- BRADING 1991, 591

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primeros 30 o 50 años del período colonial novohispano. En este trabajo pretendemos

destacar la problemática generada por el cambio de época y de las políticas culturales en

un período de yuxtaposición o de coyuntura. Para tal efecto, debemos situarnos en un

ambiente en donde la Reforma y la Contrarreforma venían ganando adeptos a través de la

lectura.

Por una parte, el tránsito de religiosos de la Península hacia América favorecía el

paso de manuscritos, libros e ideas que circulaban en Europa.

Por otra, se fundó el Tribunal del Santo Oficio en 1571 como elemento estabilizador

de la Nueva España que se convirtió en uno de los apoyos más importantes del Estado. Su

actuación abarcaba, además de la defensa de la religión y asuntos de fe, hasta todos los

ámbitos de la vida pública y privada, desde la política hasta la moralidad. La jurisdicción

inquisitorial se dirigió prácticamente hacia la población que tenía el poder político y

económico y hacia el clero secular y regular, por su influencia directa en la población:

indios, mestizos, mulatos, etc, y porque debían ser ejemplo de virtud y ortodoxia para los

cristianos en general.

Desde el primer auto de fe celebrado en Nueva España hubo procesos contra el

clero regular, entre los que citaremos el caso de Juan Fino, flamenco residente en

Michoacán por haber dicho que teniendo un libro de los Evangelios en casa no era

necesario ir a misa, es decir, proponía que a través de la lectura se podía llegar a ser buen

cristiano. Asimismo, fray Alonso Cabello, franciscano, subdiácono sevillano, fue acusado

ante la inquisición por otros frailes de su Orden que le hallaron ciertos papeles con un

diálogo inventado por él mismo.2

La ortodoxia de la Iglesia para entonces estaba en manos de los teólogos de

Salamanca, que desde 1527 habían intentado condenar inquisitorialmente las obras de

Erasmo en la Conferencia de Valladolid, pero no les había sido posible porque las

2.- MEDINA 1987, 11, 13, 32.

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jerarquías eclesiásticas, incluido el inquisidor general, Alonso Manrique y los consejeros del

Emperador estaban a favor del humanista. Pero desde entonces se le acusaba de hereje y

protestante luterano. El peligro protestante iba en aumento y las obras de Erasmo ya habían

sido incluidas en el Indice de 1559. Pero los franciscanos siguieron leyéndolo y utilizándolo

en sus escuelas y monasterios y así se extendió al Nuevo Mundo “por el mero hecho de

ensancharse allí la cultura española”.3

Pasaron muchos libros al Nuevo Mundo traducidos al castellano o en su texto

original latino a través de libreros, eclesiásticos, religiosos y particulares entre los que

podemos citar a Baltasar Jorge Valdés, Diego Méndez, Juan de Zumárraga, Melchor de

Castro, Pedro de Mendoza.4

Con toda seguridad los tres primeros flamencos, (Pedro de Gante, Juan Tecto y

Juan de Ayora), así como los Doce apóstoles franciscanos (Juan de Valencia, Toribio

Benavente, Motolinía, etc.) y los maestros del Colegio de Tlatelolco (Sahagún, Gaona,

Gilberti, etc.), tuvieron y usaron obras gramaticales y retóricas de Erasmo en su ejercicio

magisterial. La prohibición del Santo Oficio saco a relucir gran cantidad de ejemplares de

obras humanistas extendidas sobre todo en personalidades cultas. Ejemplares de los

Adagios de Erasmo estaban extendidos por toda la Nueva España: tenía el canónigo

Contreras en Guadalajara, el maestrescuela Veteta en Puebla, el cura Bartolomé de Paz y

un tal Gaspar Rodríguez de Villanueva. Otra lista de libros recogidos en México después de

1572 contiene otros muchos ejemplares de los Adagios entregados ya por personas

privadas o por librerías de convento".5

La Inquisición también recogió libros por falta de autor, impresor o año. El Licenciado

Bonilla, primer fiscal del Santo Oficio de México, en 1586 mandó una resolución inquisitorial

3.- BATAILLON 1991, 807.

4.- IRVING 1953. LEON PORTILLA 1992. ALMOINA 1945.

5.- BATAILLON 1991, 811. FERNANDEZ DEL CASTILLO 1914, 49, 52.

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al Chantre de Guadalajara, comisario de la Inquisición en aquella diócesis, para que

devolviera varios libros de lógica a un franciscano, lector de su Orden, porque a pesar de no

tener impresor ni año, eran de autor aprobado. También se dan instrucciones para que se

devuelvan otros libros en los siguientes términos:

... mirada de nuevo no parece se debe prohibir la Margarita Confesorum sine

authore, ni el Compendio Theologíe sinnne nomine authoris, porque solamente en el Catálogo se prohíbe el de Erasmo, y así estos libros se podrán volver a sus dueños; y en lo que toca a los Flos Sanctorum viejos, que no se les conozca impresión, podrá hacer allá lo que le pareciere, porque solamente en el Catálogo se prohíben los impresos en Zaragoza, el año de 56, y si son tan viejos y maltratados que vengan a ser inútiles, mejor es en duda, no devolverlos a sus dueños.

La memoria se le vuelve a enviar para que por ella los recoja y queme sin publicidad y nota; pues son libros no de herejes, sino que se prohíben por otras razones concernientes al buen gobierno de la república cristiana.6

El humanismo no escandalizaba a los franciscanos; por el contrario, los atraía

porque apoyaba su tarea diaria. El Primer Concilio Mexicano de 1555 había prohibido la

lectura de vida de santos a los indios para evitar confusiones, sin embargo, vemos como se

siguen utilizando en la evangelización. Como hemos dicho antes, Pedro de Gante fue uno

de los máximos exponentes del humanismo en México, fundó la primer escuela, aprendió

lenguas indígenas, escribió un catecismo en pictogramas, impulsó el colegio de Tlatelolco,

en una clara posición de reconocimiento de las culturas autóctonas y de intercambio de lo

mejor del Nuevo y del Viejo Mundo, asimismo, tradujo un Flos Sanctorum en colaboración

con los traductores del Colegio de Tlatelolco, y más tarde, éste centro educativo adquirió

otro ejemplar en 1568. Según la carta del fiscal Bonilla, los Flos Sanctorum recogidos en

Guadalajara estaban viejos y maltratados, seguramente por el uso constante de los

religiosos.

En 1564, el mercader Alonso de Castilla fue procesado en México por comprar y

vender libros prohibidos. Se encontraron en su tienda seis ejemplares del Enquiridión en

romance de Erasmo y tres del Apocalipsis de San Juan. En su defensa el mercader alegó 6.- FERNANDEZ DEL CASTILLO 1914, 333.

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que los había llevado dos o tres veces a la casa arzobispal y que se los habían aprobado.

Fray Bartolomé de Ledesma, de la orden de Santo Domingo, había sido nombrado por el

Consejo y por el arzobispo Montúfar para ver y examinar los libros del arzobispado de

México, y las palabras del mercader podían traerle serias consecuencias, por lo que negó

su conocimiento de los libros y que los hubiera dado por buenos. El proceso continuó en

contra del mercader pero no es difícil imaginar que los funcionarios hicieran la vista gorda

en la circulación de libros hasta que formalmente no les quedaba otro remedio que actuar

en consecuencia. Al mercader se le embargaron los siguientes títulos: tres libros del

Apocalipsis, diecisiete Sermones de Amores, una Glosa de Gabriel de Sarabia, doce libros

del Espejo de Vida Humana, un Terencio con prólogo de Felipe Melanthon, doce libros de

fascículos de Miré, una Epítoma de la Vida y excelencia de trece Patriarcas del Testamento

Nuevo y de nueve esclarecidas santas , las novelas de Bocaccio.7 Son libros de materia

amorosa, sentimiento romántico y reflexión moral, de culto a la inteligencia y de exaltación

vital, temas muy cercanos al pensamiento humanista que ensalzaba la individuación

psicológica y la potencialidad humana, la cultura del éxito del caballero cristiano.

El 82 por ciento de los procesos inquisitoriales del tribunal de México fueron contra

blancos, y el resto repartidos contra mulatos, mestizos, negros e indios. Del total de

procesos contra blancos, un tercio fueron acusaciones contra religiosos,8 porque en los

monasterios estaban las librerías, los copistas, los literatos, y esas condiciones tan

favorables para la producción y circulación de ideas también eran caldos de cultivo para las

herejías. En este contexto de Contrarreforma se inscribe el caso de fray Alonso Cabello,

que tuvo un fin aleccionador dirigido a erradicar las tendencias humanistas en personas

relevantes de la sociedad mexicana y entre los regulares.

7.- FERNANDEZ DEL CASTILLO 1914, 49, 51. BATAILLON 1991, 811.

8.- HERRERA SOTILLO 1982, 214, 224.

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La lejanía de los tribunales americanos del Consejo de la Suprema y General

Inquisición de España, provocaba que los procesos fueran lentos y a veces irregulares,

pues estaban fuera de la autoridad virreinal y episcopal.

El caso de fray Alonso Cabello, fue un proceso largo. En 1574 ya había sido

analizado por el tribunal de México y el fiscal había propuesto la sentencia acostumbrada

para estos casos: entrega al brazo seglar y tortura. Pero la Suprema y General Inquisición

tardó en contestar y en 1578 aún está pendiente la ejecución de la sentencia.9

Cabello tenía 18 años cuando fue procesado, era nacido en Sevilla y su padre, el

Lic. Marcelino Cabello, había sido corregidor de algunas ciudades de la Nueva España y

abogado de la Audiencia. Alonso Cabello ingresó a la Orden franciscana a los quince años

y a los diecisiete se ordenó de epístola. Dentro de su comunidad hizo estudios de

gramática, artes y filosofía, e inició los de teología; Cabello buscaba un modelo o

paradigma de religiosidad y lo encontró en la lectura de las obras de Erasmo: "le agradó

tanto su estilo y manera de hablar que se entregó totalmente a la lección de ellas".10

Antes del primer auto celebrado por el Tribunal del Santo Oficio en México, habían

sido absueltos varios acusados de erasmismo pero el caso de fray Alonso Cabello, fue

distinto, y así debía mostrarlo la justicia inquisitorial. La ortodoxia estaba por encima de

cualquier ímpetu de libertad religiosa: El joven franciscano fue acusado "de haber dicho, y

tenido y creído muchas cosas y proposiciones heréticas, erróneas, temerarias, y

escandalosas e injuriosas contra lo que tiene la Iglesia Católica".

Como el tribunal no estaba aun constituido, hubo que esperar al fiscal y oficiales,

notario de secretos, nuncio y portero, que habían salido de España con posterioridad al

proceso. Una vez instalado el Tribunal del Santo Oficio se celebró el primer auto de fe el 28

de febrero de 1574, primer domingo de cuaresma.11 9.- BATAILLON 1991.

10.- MIRANDA 1992, 35.

11.- MIRANDA 1992, 35

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En abril de 1574, en carta dirigida al Rey, el Licenciado Bonilla, fiscal de la

Inquisición en México,12 expresó las sentencias de 63 reos, de los cuales 2 fueron

quemados, 21 reconciliados en persona por ser partidarios de la secta de Martín Lutero y 5

relajados y entregados al brazo seglar por el mismo cargo. El clero regular estuvo presente

en este primer auto de fe, procurando no disminuir la autoridad de las religiones por los

casos particulares de algunos frailes.

La dificultad por lograr el equilibro entre la justicia y la labor evangelizadora de las

órdenes era mucha, pues los religiosos debían ser ejemplo de moral cristiana y patrón de

conducta para el pueblo americano, por tanto, castigarlos públicamente equivalía a restarles

crédito y facultad, pero tampoco se podían dejar impunes sus delitos. Como resultado de

las sentencias de este primer auto de fe, "el 13 de agosto del mismo año de 1574, se

procedió a colocar en la iglesia mayor los sambenitos de los reos que habían sido relajados

y reconciliado, ceremonia que se había demorado porque los inquisidores se ocuparon

mientras tanto de renovar los antiguos puestos por el Ordinario".13

12.- El primer fiscal del Santo Oficio de México fue el Lic. Alonso de Bonilla, pero éste no llegó a ser inquisidor, porque al morir el inquisidor, recibió un aviso el 14 de abril de 1578 de haber sido presentado para el obispado de Guadalajara. Como manifestó pocos deseos de aceptar aquella promoción, se le permitió continuar como inquisidor interino. Al año siguiente fue nombrado obispo de la Plata y salió de México para su nuevo destino el 19 de Marzo de 1580. Bonilla fue visitador del Perú en 1589, y hallándose en Lima, el 29 de Agosto de 1592, acusaba recibo de su presentación para el arzobispado de México. Se consagró en aquella ciudad, deseoso de volver a México, pero habiéndole ocupado todavía algún tiempo la pacificación de los alborotos de Quito, a su vuelta a Lima falleció allí en 1596. Era natural de Córdoba. En la capital de Nueva España estuvo sirviendo a la vez en el cargo de inquisidor y en el deanato de la Catedral. MEDINA 1987, 75-76.

13.- "Achaque común de todos los tribunales del Santo Oficio establecidos en América fue que desde un principio se enredaron sus ministros y delegados en todo género de competencias con las autoridades civiles -sin exceptuar a los mismos virreyes - y aún con las eclesiásticas, inclusos los arzobispos y obispos". MEDINA 1987, 48, 51.

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El catorce por ciento de los procesos inquisitoriales fueron contra ec lesiásticos14,

entre los cuales se encontraba fray Alonso Cabello, acusado de proposiciones heréticas,

erróneas, temerarias, escandalosas e injuriosas contra lo que predicaba la Iglesia de Roma,

la Religión y contra la Orden de San Francisco. Su proceso fue remitido a la Suprema y

General Inquisición, y en el reporte del fiscal Bonilla se le acusa de leer libros profanos

prohibidos por el Santo Oficio, "causa de donde surgen los herejes alimentando el libre y

liviano ingenio despreciando las tradiciones y enseñanzas de la Iglesia".15 Expresamente se

le acusa de leer los libros de Calvino sin el comentario de un autor católico; leer a Erasmo,

enemigo de las órdenes religiosas, a sabiendas de que eran peligrosos, y más aún de osar

imitar sus palabras e interiorizar sus doctrinas reflexionando sobre las cosas tenidas por

dogmas, tales como la Inmaculada Concepción, atreviéndose a decir que se basaba más

en común opinión que en la necesaria razón. También se le acusó de seguir las huellas de

los luteranos que despreciaban la escolástica y los autores modernos al calificarlos de

inútiles y dañinos, valorando únicamente a la Sagrada Escritura. Se le acusó de seguir a

Erasmo sobre la creencia sobre que los niños bautizados debían confirmarse después de

adultos, proposición condenada expresamente por la escuela de París y por el Concilio de

Trento; de menospreciar las ceremonias de la orden de san Francisco destinadas a la

composición y decoro tales como el andar con pasos moderados, traer la capilla puesta, las

manos cruzadas, los ojos bajos, no salir de la celda sin autorización y estricta obediencia al

14.- El porcentaje de procesos contra eclesiásticos era relativamente alto, el 14% del total de los penitenciados. "Esto señala la importancia y poder que tuvo el Santo Oficio dentro de la Iglesia cuando se trató de mantener el orden y la moral, pues todo el clero, desde los canónicos hasta el último fraile pasaron por el Tribunal mexicano, si sus acciones lo merecieron, aunque no todos recibieron igual trato. De los 112 sacerdotes juzgados, 46 eran "clérigos presbíteros" como decían los inquisidores para señalar que no pertenecían a orden alguna, era sacerdotes seculares. Entre ellos destacan tres Canónigos de las Catedrales de México, Michoacán y Nicaragua; dos Maestrescuelas de la Catedral Metropolitana de México y de Manila, y un Prebendado y Chantre de Oaxaca. Los demás eran sacerdotes de las ciudades de la zona central o encargados de pueblos de indios, ya que en esta época se trataba de sustituir a las Ordenes en el cuidado de la población indígena. Los 66 sacerdotes restantes eran regulares, destacando por su número los pertenecientes a la Orden de San Francisco, seguidos por los de Santo Domingo y la Compañía de Jesús. Hay muy pocos carmelitas descalzos, agustinos y mercedarios. Fueron enjuiciados por la Inquisición, además de los sacerdotes, 53 frailes pertenecientes a las mismas ordenes religiosas. La mayor parte de los juicios seguidos a sacerdotes, lo fueron a los confesores solicitantes, y a los frailes por decir misa y administrar sacramentos tenidos teniendo sólo órdenes menores. También fueron juzgados, integrantes del clero por Proposiciones y Delitos contra el Santo Oficio". HERRERO SOTILLO 1982, 224-225.

15.- El reporte se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, Libro 1047, fol. 293-298v.

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voto de silencio, comer y dormir con la capilla puesta y siempre cubiertos, beber con ambas

manos, costumbres todas observadas desde antiguo -dice el fiscal- y menospreciadas y

tenidas por innecesarias e impertinentes por el acusado, quien además de pensarlo, se

había atrevido a violarlas. Cabello había dicho que eran puras supersticiones y que se les

daba más honra de la que en realidad tenían, y que si un hombre las dejaba de cumplir no

era menos bueno que uno que si las cumpliera estricta y puntualmente. Fray Alonso Cabello

había imaginado una nueva religión sin ceremonias, sin votos ni profesión, para que

pudieran volver al siglo cuando les apeteciera, teniendo libertad para ejercer el sacerdocio o

casarse. Esta libertad haría que los hombres permanecieran voluntariamente en la Orden

hasta que quisiesen sin pena de excomunión ni apostasía; y si cometían algún pecado y

querían permanecer en la orden, les permitiría ser castigados corporalmente, pero sin que

ninguna regla los obligara a pecar nuevamente. El acusado también afirmó que no le

faltaban razones para buscar una nueva religión, lo mismo que a Lutero, "pues había menos

culpa en los defectos y pecados sin voto que con él, y más libertad de echar de la orden a

quien diera mal ejemplo", pues siendo la Regla de San Francisco de tan alta perfección,

también era dura y difícil de cumplir, y aquel que pensara que no podía o no quería llevarla

tendría la libertad de dejarla, según la imaginación del joven religioso. Fray Alonso creyó tan

acertada su nueva religión que imaginó que el Papa y la Iglesia Católica, en cuanto se

dieran cuenta de ella la aprobarían inmediatamente, pues según afirmaba, las religiones

iban en contra de la ley evangélica, de donde deducía otra herejía al afirmar que "las

buenas obras hechas sin obligación de voto son mejor y de mas mérito que las mismas

hechas con ella". Fray Alonso Cabello plasmó todas sus ideas en un Diálogo, en donde

atacaba las costumbres particulares de las religiones, y concluía que debían erradicarse.

En este Diálogo afirmaba que no sólo las constituciones de los capítulos particulares

de cada Regla debían suprimirse sino también las de los mismos fundadores "y luego da su

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razón como hacen los herejes diciendo que no porque sean cosa mala sino porque no se

guardan como conviene y que así es Dios mas ofendido".16

Para hacer su Diálogo Alonso Cabello juntó diversos pasajes de Erasmo y luego

añadió cosas suyas en contra de la Provincia del Santa Evangelio y sus religiosos; exageró

vicios y culpas y los extendió a todas la Orden e hizo declaraciones ofensivas tales como

que los religiosos eran: "sinvergüenzas, llenos de envidia, sin piedad, de feas y torpes

costumbres, ociosos y glotones, y que por sus propias honras se despedazan unos a otros,

y que toda su vida es una perpetua contención, odio disimulado y que eran encubiertos

nerones en crueldad; sus burlas y conversación eran continua detracción y escarnio,

además, eran temerarios en sus juicios, y que no tienen cosa porque deban ser mas

reverenciados pues no tienen santidad, sinceridad, ni mansedumbre, antes los llama mas

que la misma furia, furiosos, ambiciosos y llenos de jactancia; pasando mas adelante a los

sacerdotes y prelados gobernadores de la religión dice que de estos ya no hay que tratar

porque han perdido del todo la vergüenza y que su vida es una tiranía de los demás y así su

trato es su propia estimación y regalo en comer y beber y dormir y andarse de monasterio

en monasterio en banquetes preparándose para esto con mucha curiosidad, y al fin

concluye con decir que a tanto han llegado los vicios de los frailes que tienen todo el orden

natural pervertido y que la religión de estos obispos sólo viene a consistir en usar por una

parte de vida muy regalada y por otra de un imperio tirano e insolente".17

Cabello añade que los vicios de los frailes ni siquiera eran encubiertos, sino tratados

doméstica y familiarmente, por lo que la opinión común de tener a los religiosos por buenos

y santos era "un error y voto de viejas"; además, los acusaba de venderse entre sí la

absolución y comerciar con el perdón de los pecados teniendo así libre la ocasión de

delinquir una y otra vez. El joven franciscano también había opinado sobre la autoridad del

16.- AHN, Madrid, Libro 1047, fols. 295r-296r.

17.- AHN, Madrid, Libro 1047, fols. 296r y 296v.

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Papa y el comercio de indulgencias. Declaró que el Papa pretendía más autoridad que Dios,

y por eso permitía tanto número de religiosos, "para tener quien lo defienda y predique sus

bullas e indulgencias y para que extiendan más su jurisdicción y que el pueblo pasaba por

idiota, unos por ignorantes y otros por temor", debiéndose evitar tal situación por medio de

una elección pontifica por suerte, y no por votación.

El título del Diálogo de fray Alonso era "Fictae religionis sphira" que quiere decir

"Martillo de fingida religión". Para minimizar el escándalo agregó al título: "Philochristo" que

quiere decir "Amados de Christo", que fue interpretado por el fiscal como estilo de los

herejes, "que luego en que viendo derramar su ponzoñosa doctrina contra la verdad de la

Iglesia dicen que defienden a Christo y quieren enseñar al vulgo que esta engañado y este

fue el bordón de Lutero para fundar sus herejías y éste a usado el dicho fraile Alonso

Cabello en el discurso del diálogo diciendo que a Christo y a su honra favorece".18

El Diálogo tenía dos personajes: Etimegoro, que quiere decir hombre que dice

verdad a quien atribuyó las ideas en contra de las religiones para que se entendiese que

era verdadero; y Pseudologo, que quiere decir hombre que dice mentira que decía lo bueno

de las religiones para que mirándole el nombre se entendiese que todo lo que decía era

falso. Para que no hubiera confusión y se entendiera claramente su intención, al principio de

su Diálogo fray Alonso Cabello hizo decir a Pseudologo una opinión manifiestamente falsa

sobre el verdadera cristianismo y una alabanza sobre los vicios de la ciudad de México,

para que perdiera crédito ante los lectores, y Etimegoro lo ganara sobre lo que más

adelante diría sobre las religiones.

En el Diálogo Etimegoro decía que la verdadera religión consistía en guardar los

mandamientos de Dios y de su Iglesia, en la fe, esperanza y caridad. Entendía que la

verdadera religión se practicaba fuera de la vida y estatutos de las religiones, incluyendo las

costumbres establecidas por los primeros fundadores, "a todo lo cual, con gran escarnio y

18.- AHN, Madrid, Libro 1047, fols. 297r.

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menosprecio llamó humanas constitucioncillas". Decía Cabello: "el yugo de la ley de Dios es

muy suave y las Reglas de las Ordenes no son otra cosa que invención para vejar y oprimir

a los hombres, y no los hacen más cristianos ni perfectos"19, sino hombres ignorantes, tal y

como había afirmado Erasmo cincuenta años antes. Estaba convencido de que tanta

manifestación corporal semejaba los cristianos con los judíos, por lo cual las llamaba

"ceremonias de fariseos", y que el exceso de instituciones y religiones sólo embrutecía,

confundía y servía para alejar y enajenar más de Dios y de la verdadera religión.

El joven acusado afirmaba que el vicio de la ociosidad era común en el todo el

estado religioso y que no era justo que el pueblo sustentara de balde a semejante caterva,

cuya única opción era mendigar. Cabello proponía que los religiosos trabajaran, sin

excepción ni diferencia y que se mantuvieran con el trabajo de sus manos, a pesar de ser

consciente de que la Iglesia tenía aprobado todo lo contrario, según dice el reporte

inquisitorial, "estimando mucho la dignidad y excelencia de la religión y la necesidad de sus

oficios y ministerios", cuya oficio es "comer los pecados del pueblo con sus ayunos

oraciones y sacrificios por las necesidades espirituales y temporales de la república".

Cabello respondió que "no es posible que su Dios pueda socorrer a nadie con sus

oraciones particulares ni comunes en el coro ni ofrecer el santo sacrificio de la misa

agradable a Dios para remedio de alguna necesidad".20

Cabello proponía que se eliminaran los tres votos sustanciales de las religiones:

castidad, pobreza y obediencia, así como los claustros y las trancas de los monasterios.

Cuando el Diálogo de fray Alonso Cabello se hizo público entre los religiosos de su orden,

creó gran escándalo.

El joven fue interrogado por su prelado bajo el voto de obediencia, pero negó todas

las acusaciones y afirmó que sólo lo había compuesto para ejercitar el latín. Fray Alonso

19.- AHN, Madrid, Libro 1047, fols. 297v.

20.- AHN, Madrid, Libro 1047, fols. 298r.

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trató de defenderse haciendo pasar su escrito como mero ejercicio retórico, pero el estado

de la Iglesia universal, en plena Contrarreforma, no podía permitir posibles semillas de

erasmismo en la Nueva España. Para convencer a su superior comenzó a escribir otro

diálogo en favor de las religiones trocando los nombres de Etimegoro y Pseudólogo. Este

intento no engañó al fiscal de la Inquisición, quien opinó que Cabello era un hombre sabio y

cauteloso que sabía con exactitud en qué consistía su herejía y que sus palabras eran

afectadas para confundir el significado de los conceptos a través de confesiones variadas:

una veces aceptaba su culpa mental, pero no de obra, otras aceptaba su culpa de obra pero

no su convencimiento mental de lo que escribía, y otras tantas veces negaba todo cargo.

Cabello había confesando su culpa pero trataba de encubrir el sentido real de su Diálogo,

"haciendo fuera de tiempo unas muy exageradas detestaciones de sus errores" pero sin

arrepentimiento.

A pensar de sus esfuerzos en negar los cargos en sus confesiones Cabello fue

declarado culpable de herejía y apostasía contra la fe de la Iglesia. El fiscal propuso como

pena la degradación de la orden o el despojo de las sacras órdenes y del hábito

franciscano, así como la relajación de la justicia y brazo secular. En el reporte a la Suprema

y General Inquisición el fiscal agregó que si quedase alguna duda sobre la cuestión, el fraile

procesado fuera puesto a tormento hasta que dijera clara y enteramente la verdad.21

Este proceso formó parte del primer auto de fe realizado por el Santo Oficio en

Nueva España, único presidido por el Inquisidor Moya de Contreras que casi inmediata-

mente fue nombrado arzobispo de México.22

El proceso contra Alonso Cabello no es un caso aislado como dicen Bataillon.23 El

Humanismo se vivió muy sutil pero eficientemente en la comunidad franciscana y personas

21.- AHN, Madrid, Libro 1047, fols. 298v.

22.- MEDINA 1987, 49. Antes del establecimiento del Santo Oficio en México en 1571, había en el virreinato una inquisición monástica (1522-1533), llevada a cabo por los frailes evangelizadores; luego fue episcopal (1533-1571). ALBERRO 1988, 21.

23.- Cfr. BATAILLON 1991, 829.

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cultas durante los primeros 50 años de la Nueva España, como ya lo hemos dicho antes. El

Humanismo nació y se desarrollo gracias a los teólogos profesionales católicos protegido

por las jerarquías de la Iglesia, por el Emperador y por el Papa, pero la Contrarreforma hizo

de él un delito fuertemente reprimido.

Baudot se refiere al proceso de fray Alonso Cabello como un ejemplo de ideas

nuevas y de lectura atrevida en México24, pero en realidad fueron ideas y conceptos propios

de la formación monástica de principios del siglo XVI que formaban parte de un ambiente de

reflexión piadosa y de impulso al conocimiento bíblico auspiciados por la Orden de San

Francisco y por la Iglesia romana paralelos al movimiento renacentista y de inspiración

humanista, censurados poco antes del nacimiento de Cabello y condenados definitivamente

en el Concilio de Trento.

24.- "A veces la Inquisición persiguió las ideas nuevas, las lecturas atrevidas, los análisis religiosos demasiado renovadores. El largo proceso del franciscano fray Alonso Cabello, acusado de erasmista y de humanismo hereje en México, de 1573 a 1580, es ejemplo de ello" BAUDOT 1992, 308.

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Sobre las primeras siete acusaciones25 debemos decir que si bien el primer

inquisidor favoreció la divulgación de libros, una de las primeras medidas tomadas por Moya

de Contreras fue la "averiguación de los libros que hubiese en tierra y de los que de nuevo

entrasen, para lo cual mandó que todo el que tuviese libros, hiciese un catálogo de ellos,

jurado, y lo presentase en el Santo Oficio; disponiendo, además, que se visitasen las

librerías públicas que había en la ciudad". Pero era difícil controlar el tráfico de libros y

publicaciones en el inmenso territorio, dado que suspensos, apóstatas y acusados de otro

delitos pasaban desapercibidos disfrazados de frailes, mercaderes o comerciantes. "Muy

gráfico es lo que refiere al Consejo de Indias el arzobispo de México fray Alonso de

25.- Fray Alonso Cabello fue acusado de 41 proposiciones heréticas: 1.- Ser apóstata de la Fe. 2.- Leer libros profanos. 3.- Tener costumbres de herejes. 4.- Conocer las obras de Erasmo. 5.- Tener libertad de opinión y predicar contra la concepción sin mancha de la Virgen. 6.- Mezclar los misterios de la Fe con la filosofía y la lógica. 7.- Leer textos de Calvino. 8.- Creer que debía de haber una forma distinta de confirmar el bautizo en los adultos. 9.- Menospreciar las ceremonias de la Orden (andar con pasos concertados, manos cruzadas, ojos bajos, no salir de la celda sin ser llamados, estricto silencio y beber con ambas manos en el comedor). 10.- No haber guardado las ceremonias anteriormente mencionadas. 11.- Decir que las ceremonias eran supersticiones. 12.- Creer que los religiosos no deberían hacer votos de profesión, y desear que se pudieran casar. 13.- Proponer que la regla franciscana fuera voluntaria y que se pudiera tomar o dejar sin pena de excomunión. 14.- Creer que había muchos sacerdotes en los monasterios y proponer que hubiera sólo un cura que aplicara castigos corporales a los frailes que pecasen mientras éstos quisieran llevar el hábito. 15.- Proponer una nueva religión y decir que no le faltaban razones como a Lutero. Además, decir que la Regla de San Francisco era tan perfecta que muy pocos la cumplían. 16.- A pesar de ser amonestado, de leer y oir todos los viernes que la Santa Regla de San Francisco era aprobada por el Papa y la Iglesia seguía en su error. 17.- Creer que si exponía su nueva religión al Papa y a la Iglesia católica, la aprobarían. 18.- Escribir y hablar en contra de la Iglesia y de los preceptos evangélicos y decir que las buenas obras sin la obligación de los votos son de más mérito. 19.- Creer que el noviciado debería ser más largo y más intenso. 20.- Escribir "con diabólica industria" un Diálogo en contra de las órdenes religiosas. 21.- Creer que todas las Reglas y estatutos de las órdenes deberían suprimirse. 22.- Persuadirse a sí mismo de que los escrito en su Diálogo era verdad. 23.- Citar a Erasmo y añadir cosas suyas en contra de los religiosos. 24.- Exagerar los vicios y culpas de los frailes y de todo el Estado de las religiones. 25.- Decir que los frailes hacían comercio entre sí con la absolución de los pecados. 26.- Decir que el Papa permitía las malas costumbres en los religiosos para que éstos predicaran sus bulas e indulgencias y así extender su jurisdicción. 27.- Estar en contra de la manera de elegir al Sumo Pontífice y demás autoridades canónicas. 28.- Decir que los reyes permiten las órdenes para ampliar su jurisdicción y los límites de sus reinos tomando como instrumento a los frailes. "Pasando el pueblo por idiota por ignorancia y los letrados por temor". 29.- Escribir en su Diálogo, falsas doctrinas en contra del Estado de la Religión, empezando por su título: "Ficthae religionis esphira" que quiere decir martillo de fingida religión. 30.- Tratar de engañar poniéndole luego otro nombre, Philochristo (amados de Cristo) para evitar escándalos. 31.- Introducir dos personajes en su Diálogo: Etimegoro (hombre que dice verdad) y Pseudólogo (hombre que dice mentira) para que mirándoles el nombre se entendiese lo que quería decir. 32.- Al principio de su Diálogo hizo decir a Pseudólogo una alabanza de los vicios de la ciudad de México para que perdiera el crédito y lo ganara Etimegoro, en cuya persona hizo decir todas las proposiciones de que se le acusa. 33.- Decir que la verdadera religión está fuera de los estatutos de las religiones, incluyendo a sus fundadores, y llamando a la Regla, constitucionsillas. 34.- Decir que la ley de Dios es suave y la Regla de las órdenes invenciones para oprimir a los hombre ignorantes. 35.- Decir que la Regla de las órdenes son ceremonias de fariseos que embrutecen a los hombres y alejan de Dios. 36.- Exponer los vicios y ociosidad de los religiosos y decir que éstos deberían trabajar y mantenerse con sus manos, estando aprobado todo lo contrario "para mayor dignidad y excelencia de la religión". 37.- Decir y creer que los ayunos, oraciones y sacrificios de los religiosos en nada ayudaban al pueblo, ni tampoco el sacrificio de la misa ponía remedio a sus necesidades. 38.- Decir y creer que era mejor suprimir los tres votos sustanciales de castidad, pobreza y obediencia, y quitar "las trancas de los monasterios ". 39.- Después de publicar su Diálogo y causar escándalo entre los religiosos de su Orden, negó todos los cargos diciendo que había compuesto el Diálogo para ejercitarse en el latín y empezó a escribir otro diálogo en favor de las religiones, teniendo cuidado con Etimegoro y Pseudólogo. 40.- Creer muchas otras cosas en contra de la fe católica. A pesar de haber sido amonestado bajo juramento no dijo la verdad, sino que trató de encubrirse "como hombre sabio y cauteloso" y, una vez perdido, declaró y confesó sus errores con exageradas declaraciones, variando sus confesiones. Por todo ello fue condenado de hereje y apóstata.

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Montúfar: que un religioso viejo y anciano le dijo que si pasaba el golfo era porque acá

andaba con libertad".26

En los años en que fue procesado fray Alonso Cabello, los franciscanos habían

retomado la dirección del Colegio de Tlatelolco para seguir formando indios con tendencias

de renovación espiritual, y las lecturas de los humanistas formaban parte de la instrucción.

Ya se había perdido gran parte del prestigio del colegio, no por descuido de los alumnos y

profesores -como dice Ricard-,27 sino por la situación impuesta por la Contrarreforma y la

fundación de la universidad de México.

Según un inventario de libros importados al Nuevo Mundo, entre 1576 y 1606 se

encuentran libros de Erasmo utilizados para los estudios de gramática y de humanidades,

ninguno de los cuales estaba prohibido:28

En 1576: - "Ocho partes" (De octo orationis partium constructione) - Apotemas de Erasmo en romance En 1600: - Adagios en la edición autorizada de Paulo Manucio - De conscribendis epistolis - Ciceronianus - Epístolas de Erasmo en latín

Alonso Cabello en su confesión hace una relación de los libros de Erasmo que

pasaron por sus manos:29 - Preceptos de gramática comentados por Juan de Malara - Copia Verborum - De conscribendis epistolis - El Epítome de Lorenzo de Valla - Chyliadas, (en parte) 26.- MEDINA 1987, 11, 30.

27.- RICARD 1991, 333-342.

28.- IRVING 1953, 276, núm.105; 279, núm. 5; 312, núm. 215; 327, núms. 549 y 557; 317, núms. 325, 342.

29.- MIRANDA 1992, 35.

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- Glosas o scholias , prólogo y epístolas que pone sobre el tomo primero de San Jerónimo - Paráfrasis sobre el Nuevo Testamento - El diálogo: De recta latini grecique sermonis pronuntiatione - El diálogo: Ciceronianus

También confesó haber leído "las cosas que recita Alberto Pío de las obras de

Erasmo y unas dos epístolas de él". Es probable que el libro de Calvino referido en el

proceso sea "una epístola que hace el rey de Francia" que podría ser Institution chrétiene.30

Cabello era un joven formado con lecciones de Erasmo, y en él se inspiró para hacer su

Diálogo contra las costumbres de las comunidades religiosas:

... al principio le amargaba esto; más no por ello dejaba de leer las obras. Y al fin con

el uso de la continua lección, las hizo para sí más blandas y sufribles, porque de ninguna manera se quería apartar de ellas, atraído y detenido con el gusto que tomaba increíble de aquella elocuencia mundana. Y así con aquella libertad y lectura comenzó a hacerse muy liviano en los pensamientos.31

Cabello consideró por supersticiones las ceremonias externas pero no puede

calificarse de erasmista por la edad a la que fue procesado. Su mocedad se mostró cuando

al ser amonestado por sus superiores "escribió un papel pintándolas todo lo peor que pudo

y diciendo mal de ellas".32 Además del Diálogo, escribió sobre el matrimonio, apoyándose

en Exemplum Epistolae Suasoriae y De conscrivendis Epistolis .

Hubo otros procesos en los se mezclaban las ideas humanistas con la batalla entre

el clero secular y regular por el diezmo indígena y la construcción de una iglesia visible en la

Nueva España, además de la protección contra el peligro protestante, judío y musulmán. En

1572 el presbítero de Puebla, Juan Fernández de León fue acusado por proposiciones por

haber dicho que más valía encomendarse a Dios para que los pecados fueran perdonados

30.- BATAILLON 1991, 830.

31.- Archivo General de la Nación de México, Inquisición, 116, expediente 1, “Proceso en contra de Fray Alonso Cabello”. Ver MIRANDA 1992, 36-37.

32.- AGN, Inquisición, 116, expediente 1, "Proceso contra de Fray Alonso Cabello".

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que la confesión, y que la limosna debía darse a los pobres y no para la construcción de

una capilla. Esta causa se agravaba más porque este heterodoxo mexicano no procedía de

generación limpia. También fue procesado el franciscano fray Esteban Veyano en 1576 por

decir: "que el Pontífice debía tener necesidad de dinero y que por eso hacía tales misales y

breviarios de rezado nuevo, y que esto era ni más ni menos como decir que el Papa podía

conceder perdones siendo un hombre humano, que era cosa de burla, y que lo tuviesen los

fieles por burla".33

Alonso Cabello también acometió contra la autoridad del Papa siguiendo a la letra a

Erasmo sobre la elección de San Matías, hecha por sorteo entre los apóstoles. Sumado al

resentimiento que sentía contra algunos de sus superiores y compañeros, confesó que para

escribir las proposiciones que exageraban los vicios de los frailes, se había inspirado en De

recta pronuntiatione de Erasmo de donde sacó las sentencias en contra de los religiosos.

Por regla general, en los procesos del Santo Oficio, el fiscal debía pedir siempre y en

todo caso que el reo fuera puesto a tormento, según los instrucciones del inquisidor

Torquemada,34 pero las circunstancias planteaban serias dudas acerca del castigo que

debía imponerse a fray Alonso Cabello, pues los religiosos de la Nueva España debían

cuidar su reputación ante los indígenas y procurar su confianza y aprobación. Finalmente se

declaró que había incurrido en herejía y apostasía, pero por su confesión y arrepentimiento,

además del perdón y penitencia que pidió, se le admitió nuevamente en la Orden, no sin

antes ser reconciliado por medio del tormento y abjuración de sus errores, y prometer

completa enmienda, así como la retractación de todo lo escrito y pensado con anterioridad,

salvándose así del castigo extremo.35

33.- MIRANDA 1992, 27.

34.- "El tormento se aplicaba "in caput propium", para que el reo declarara en lo relativo a su causa propia, o "in caput alienum" cuando el tormento se le aplicaba para que declarase lo que sabía de otras personas; pero no se le hacía pregunta alguna que indicase lo que los jueces deseaban saber; la desgraciada víctima tenía que adivinar en medio de aquella tortura lo que se exigía de él", en México a través de los siglos , Tipo-Litográfico-Editorial Espasa y Compañía, Barcelona 1884-1889, tomo II, capítulo XXXVIII, reproducido en MEDINA 1987, 27, 30.

35.- HERRERO SOTILLO 1982, 282-283.

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Se tuvo en cuenta la reconciliación secreta teniendo en cuenta que la herejía fue

secreta y sólo conocida por algunos hermanos de su Orden, por lo que se satisfizo el

tribunal con "penitenciarle delante de su perlado y ocho frailes principales de la Orden" así

como la suspensión perpetua del orden sacro, la privación en su orden del voto activo y

pasivo, la permanencia en la condición de fraile menor, "sentándose en el más bajo y último

lugar de todos los frailes" y la reclusión en una cárcel de su religión por espacio de tres

años. Finalmente le hicieron expresar su arrepentimiento con palabras en contra de Erasmo

y de la literatura profana:

... en lo que toca a mí, digo a Dios y al mundo que el principio de mi caída vino de la

lección de Erasmo (...); no habiendo cosa que más fácilmente resbale y caiga que el hombre soberbio dado a las letras profanas.36

Su actitud ingenua y de arrepentimiento ante la sentencia, lo salvó de la hoguera,

pero también lo separó del estudio e instrucción de cualquier tipo. Fray Alonso Cabello fue

condenado a la ignorancia e incultura que el Humanismo había combatido.

La Orden de San Francisco permitió a fray Alonso Cabello acercarse a las obras de

Erasmo dentro del propio convento porque era parte de la formación monacal pero su

afición desmesurada y su espíritu atrevido de la juventud lo llevaron ante el Santo Oficio.

FUENTES DOCUMENTALES :

ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Inquisición, 116, expediente 1.

ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL DE MADRID, Libro 1047, Fol.. 293-298.

36.- MIRANDA 1992, 40, 42.

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BIBLIOGRAFIA ALBERRO Solange: Inquisición y Sociedad en México 1571-1700, México 1988, Fondo de Cultura Económica. BATAILLON, Marcel: Erasmo y España. Estudio sobre la historia espiritual del siglo XVI, Madrid 1991, Fondo de Cultura Económica. BAUDOT, Georges: La vida cotidiana en la América española en tiempos de Felipe II, siglo XVI, traducción de Stella Mastrangelo, México 1992, Fondo de Cultura Económica. BRADING, David A.: El orbe indiano. De la monarquía católica a la república criolla, 1492-1867, México 1991, Fondo de Cultura Económica. FERNANDEZ DEL CASTILLO, Francisco: Libros y Libreros en el siglo XVI, México 1914. HERRERA SOTILLO: María Asunción: Ortodoxia y control social en México en el siglo XVII: el Tribunal del Santo Oficio, Madrid 1982, Universidad Complutense. IRVING, Leonard A.: Los libros del conquistador, México 1953, Fondo de Cultura Económica, LUQUE ALCAIDE, Elisa /SARANYANA, Josep-Ignasi: La Iglesia católica y América, Madrid 1992, MAPFRE. MEDINA, Torobio: Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, México 1987, Grupo de Editores Miguel Angel Porrúa, UNAM. MIRANDA, José: "Renovación cristiana y erasmismo en México" en Iglesia y Religiosidad México 1992, El Colegio de México. RICARD, Robert: La Conquista Espiritual de México, Ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España de 1523-1524 a 1572, México 1991, Fondo de Cultura Económica.