EL INFANTE TERRIBLE DEL CINE

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LOS MEJORES DIRECTORES DEL CINE ESPECIAL AÑO 1. AÑO 1. EDICION 12.

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REVISTA DE CINE EN LINEA

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LOS MEJORES DIRECTORES

DEL CINE

ESPECIAL

AÑO 1.

AÑO 1. EDICION 12.

NOTA DEL EDITOR

Hemos llegado a nuestro primer año, una meta que pensamos inalcanzable y ahora vemos las ediciones pasadas y sonreímos al pensar en las futuras ediciones, muchas gracias a nuestros queridos lectores, y nunca lo olviden siempre habrá un ejemplar nuevo cada mes gracias a ustedes.

Decidimos que este ejemplar especial sea sobre los maestros del cine, que han inspirado a múltiples generaciones y hablar de nuestros favoritos.

STANLEYKUBRICK

El director, guionista y productor Stanley Kubrick nació el 26 de julio de 1928 en Nueva York (Estados Unidos), hijo de Gertrude Perveler y del médico Jacques L. Kubrick. Mal estudiante en su niñez, sus padres intentaron incentivarlo mandándolo a California para residir en Pasadena junto a su tío materno, Martin Perverler, personaje importante en su posterior carrera cinematográfica ya que le ayudó a financiar sus primeros proyectos fílmicos.Los intereses principales de Stanley eran el cine, la lectura, el ajedrez, deporte del que era un experto jugador, y la fotografía, afición que le valíó para conseguir su primer contrato profesional al trabajar para la revista “Look”.

Kubrick debutó como director cinematográfico con una serie de documentales rodados a comienzos de los años 50, los cortos “Day of The Fight” (1951), “Flying Padre” (1951) y “The Seafarers” (1953). Unos años antes, en 1947, se había casado con Toba Metz, dialoguista de la que se divorció en 1952.Su primer trabajo de ficción fue “Fear And Desire” (1953), drama bélico de bajo presupuesto en el que aparecía como actor el posterior director Paul Mazursky. Más tarde rodó otro título interesa pero menor en su brillante filmografía, “El Beso Del Asesino” (1955), relato pulp de poco más de una hora interpretado por Frank Silvera, quien también había sido el protagonista de “Fear And Desire”.

Cuatro años después Stanley Kubrick retornó a la pantalla con uno de sus proyectos más ambiciosos, “2001: Una Odisea Del Espacio” (1968), una película co-escrita por el director y el escritor Arthur C. Clarke, que pivotaba en un relato de este último llamado “El Centinela”.

El film maduraba las convenciones de la ciencia-ficción previa, ofertaba múltiples perspectivas en base a su criticismo y establecía las bases estéticas de las futuras producciones del género.

Después de muchos años de reclusión, Kubrick, quien barajaba varios proyectos, entre ellos “A. I. Inteligencia Artificial”, un film que después rodó su admirador Steven Spielberg, terminó realizando “Eyes Wide Shut” (1999), un drama psicológico protagonizado por la pareja Tom Cruise–Nicole Kidman.

Este último film se estrenó póstumamente, ya que Stanley Kubrick falleció el 7 de marzo de 1999 en Inglaterra. Tenía 70 años.

INGMARBERGMAN

Considerado uno de los directores de cine clave de la segunda mitad del siglo XX, es para muchos, el más importante productor de la cinematografía mundial.

La carrera cinematográfica de Bergman comienza en 1941 trabajando como guionista. Su primer guion lo concibió en el año 1944 a partir de un cuento suyo, Tortura (Hets), que sería finalmente un film dirigido por Alf Sjöberg. Simultáneamente a su trabajo como guionista ejerció como script; y en su segunda autobiografía, Imágenes, Bergman señala que él hizo el rodaje final de exteriores (fue su inicio como director profesional), y que su historia obsesiva y violenta fue retocada por Sjöbert, siendo este el que dio una tensión interior especial al personaje. La película estuvo producida por Victor Sjöström, por lo que Bergman tuvo de este modo un contacto próximo con dos grandes directores. Sjöström le apoyará, participando como actor en dos filmes suyos.

El éxito internacional de Tortura le permitió a Bergman iniciarse como director, un año después, con Crisis. Durante los siguientes diez años escribió y dirigió más de una docena de películas, que incluyen Llueve sobre nuestro amor (Det regnar på vår kärlek), Prisión (Fängelse) en 1949, Noche de circo (Gycklarnas afton) y Un verano con Mónica (Sommaren med Monika), ambas de 1953. La actriz de la última, Harriet Andersson, era a su juicio uno de los «raros ejemplares resplandecientes de la jungla cinematográfica».

En 1960 rueda otra de sus obras más hermosas, El manantial de la doncella (Jungfrukällan), una cruda fábula medieval basada en una vieja historia sueca de violación y venganza, por la que recibe el Óscar a la Mejor Película Extranjera, el Globo de Oro y un premio especial en el Festival de Cannes. Bergman se encuentra en la cima y, justo en esta época, comienza a pasar largos periodos de tiempo en la isla sueca de Fårö, donde rodará muchos de sus filmes claves.

Tras filmar un divertimento El ojo del diablo (Djävulens öga) —una interesante comedia olvidada con el paso de los años sobre el mito de Don Juan—, Bergman dirige tres de las películas más importantes de su filmografía: Como en un espejo (Såsom i en spegel) 1961, Los comulgantes (Nattvardsgästerna) 1962, y El silencio (Tystnaden) 1963, explorando temas como la soledad, la incomunicación o la ausencia de Dios. Los críticos trataron las obras como un tríptico y Bergman inicialmente desmintió tal afirmación (argumentando que no había planeado sus rodajes como una trilogía y que no veía similitudes entre los tres films), pero terminaría aceptando dicho rótulo para los trabajos

Dos dramaturgos, Henrik Ibsen y, sobre todo, August Strindberg , le influyeron e introdujeron en un mundo donde se manifestaban los grandes temas que tanto lo atraían, cargados de una atmósfera dramática, agobiante y aun desesperanzada, lo que deja una profunda huella en el espíritu del joven Bergman y una marcada influencia en su obra artística.

Es recurrente el hecho de que en la mayor parte de la filmografía del realizador sueco, sus personajes son atravesados por los mismos caminos en que se internan. Se trata de trayectorias que los reconducen hacia sí mismos, hacia su propia alma, hacia su propia conciencia. Son recorridos íntimos, enigmáticos, que muchas veces se apoderan del espectador transportándolo a una experiencia estrictamente personal e inquietante, en la medida en que sus personajes realizan aquella trayectoria sobrecargada por un denso dramatismo, aquél que implica desnudar el alma humana en forma genérica.

FEDERICOFELLINI

Director de cine italiano. Su infancia, evocada posteriormente en películas como Ocho y medio y Amarcord, en gran parte autobiográficas, transcurrió en su ciudad natal, Rímini, donde estudió en la escuela del asilo San Vincenzo. Sus primeras grandes aficiones, antes de descubrir su pasión por el cine, fueron el dibujo y la caricatura. A los diecisiete años publicó en una revista sus primeras caricaturas, que representaban a los compañeros del campamento de verano de la organización juvenil del Partido Nacional Fascista al que había asistido en el verano de 1936.

En 1951 se estrenó como director, primero codirigiendo, junto a Alberto Lattuada, el filme Luces de varieté, y posteriormente en su ópera prima El jeque blanco, basada en una idea de Michelangelo Antonioni. Al año siguiente ganó su primer premio: un León de Plata por Los inútiles en la Mostra de Venecia. En 1954, y en aquel mismo certamen, ganó un León de Plata por su siguiente película.

La strada, su primer filme de resonancia internacional y que le reportaría, así mismo, su primer Oscar; protagonizada por su esposa, esta realización inicia la transición del director desde el neorrealismo hacia un cine más personal, de marcado tono autobiográfico y repleto de elementos fantásticos.

LUISBUÑUEL

Entre los primeros recuerdos de Luis Buñuel está la escena, verdaderamente feudal, de grupos de pordioseros que acudían a la puerta de su hogar a mendigar un panecillo y una moneda de diez céntimos. Los que lo conocieron en su infancia cuentan de él numerosas travesuras, como una escapada con otros muchachos que duró más de veinticuatro horas y cuyo itinerario pasaba por los nichos del cementerio y concluía en una sórdida y oscura cueva. Allá estallaron los lamentos y las lágrimas, de modo que para tranquilizar a sus compañeros Luis se ofreció en sacrificio para ser comido. 

"En 1927 o 1928 (cuenta Luis Buñuel en sus memorias) yo estaba muy interesado en el cine. En Madrid presenté una sesión de películas de vanguardia francesa. Estaban en el programa Rien que les heures de Cavalcanti, Entracte de René Clair y no recuerdo qué otras películas. Tuvieron un enorme éxito. Al día siguiente me llamó Ortega y Gasset y me dijo: Si yo fuera joven, me dedicaría al cine. Luego, pasando la Navidad con Salvador Dalí en Figueras, le dije que quería hacer una película con él. Teníamos que buscar el argumento. Dalí me dijo: Yo anoche soñé con hormigas que pululaban en mis manos. Y yo: Hombre, pues yo he soñado que le seccionaba el ojo a alguien. Ahí está la película, vamos a hacerla. En seis días escribimos el guión. Estábamos tan identificados que no había discusión. Escribíamos acogiendo las primeras imágenes que nos venían al pensamiento y, en cambio, rechazando todo lo que viniera de la cultura o de la educación. Por ejemplo: la mujer agarra una raqueta para defenderse del hombre que quiere atacarla. Entonces, éste, mira a su alrededor buscando algo para contraatacar y (ahora estoy hablando con Dalí) ¿Qué ve? Un sapo que vuela. ¡Malo! Una botella de coñac. ¡Malo! Pues ve dos cuerdas. Bien, pero qué viene detrás de las cuerdas. El tipo tira de ellas y cae, porque arrastra algo muy pesado. Ah, está bien que se caiga. En las cuerdas vienen dos grandes calabazas secas. ¿Qué más? Dos hermanos maristas. Eso es, dos hermanos maristas".

El filme, rodado en París por Luis Buñuel con dinero que le dio su madre, fue un escándalo, pero también un éxito en ciertos círculos que lo aplaudieron como el gran cineasta de vanguardia del momento. Más tarde, tras enfriarse sus relaciones con Dalí a causa de la influencia que sobre éste ejercía su nueva compañera Gala, vendría otra película surrealista, L'age d'or (La edad de oro), donde se incluyen frases tan provocativas como "¡Qué alegría haber asesinado a nuestros hijos!" Y el siguiente filme sería Las Hurdes, tierra sin pan, documental sobre la barbarie y la miseria de la España profunda, producido con el dinero que había ganado a la lotería su amigo Ramón Acín.

No obstante, pactó con la productora que realizaría dos películas económicamente rentables para que le dejasen llevar a cabo un proyecto personal. Éste fue Los olvidados (1950), que acaparó premios a la mejor dirección, argumento y guión en los festivales de Cannes y México. Pese a las precarias condiciones en las que se desenvolvía allí su trabajo, siguió coleccionando galardones y asombrando al mundo con Subida al cielo (1951), Las aventuras de Robinson Crusoe (1952), Nazarín (1958) y otras, pero por razones económicas también se vio obligado a dirigir algunas películas de mucha menos monta.

Regresó a España para dirigir Viridiana (1961), con un argumento basado en una novela de Pérez Galdós, igual que su otro film español, Tristana (1970). La etapa final de su carrera es francesa, y en ella analizó a la burguesía presentando una imagen completa de la destrucción, el engaño y la falsa apariencia. La fascinación por todo un amplio repertorio de símbolos se concreta en las tres películas que produjo Serge Silberman (El discreto encanto de la burguesía, 1972 -Oscar de Hollywood-; El fantasma de la libertad, 1974; y Ese oscuro objeto

ANDREY TARKOVSKY

Tarkovski pronto fue el centro de atención de todo el mundo con su primer largometraje, La infancia de Iván (1962), que obtuvo el León de Oro del Festival de Cine de Venecia, Italia (ex-aequo con Cronaca familiare de Valerio Zurlini). Sin embargo, pronto Tarkovski cayó bajo la estricta vigilancia de las autoridades rusas, que temían que sus siguientes filmes no siguiesen los lineamientos del Partido Comunista de la Unión Soviética (no mostrar imágenes religiosas) y mostrasen el otro rostro de la Unión Soviética, de este modo se le recortó el presupuesto para filmar El idiota de Fiódor Dostoyevski y se le negó enteramente el rodaje de una película dedicada al Evangelio de Lucas.

Eran los años de la Guerra Fría y cualquier denuncia —ya fuera de manera directa o velada— hacia el régimen en cualquiera de las facetas artísticas era pronto reprimida. Como resultado de esa vigilancia, el siguiente film de Tarkovski, Andréi Rubliov (1966), fue prohibido hasta 1971. Andréi Rubliov fue exhibida a las cuatro de la mañana del último día en el Festival de Cine de Cannes, Francia, por orden expresa de las autoridades rusas con el fin de evitar cualquier posible nominación a los premios (de hecho, no ganó ninguno) y fue distribuida parcialmente para salvaguardar las apariencias.

A pesar de que no tenía control sobre el destino final de sus filmes, Andréi Tarkovski siguió filmando. Su siguiente filme, Solaris (1972), fue pronto aclamada en el Este y considerada por muchos como la respuesta soviética a la película 2001: Una odisea del espacio, del director estadounidense Stanley Kubrick, aunque Tarkovski siempre afirmó que no la había visto. De acuerdo a su libro póstumo Esculpir el tiempo y a su propio testimonio dentro del documental Tempo di viaggio, Andréi Tarkovski consideraba Solaris como su película menos lograda porque no había conseguido escapar de las reglas del género de ficción científica.

Sin embargo, trabajar en la Unión Soviética significaba trabajar siempre con las limitaciones, tanto creativas como cinematográficas, impuestas por las autoridades rusas. Sobrepasar tales limitaciones significaba problemas fuertes para cualquier cineasta ruso. En 1975, Tarkovski tuvo un problema con las autoridades, que por poco le costó la cárcel, a raíz de su película Zérkalo (El espejo), una densa y autobiográfica película con una radical e innovadora estructura narrativa.

Andréi Tarkovski, a la edad de 54 años, completamente alejado de su tierra natal y meses después de la filmación de Sacrificio, murió de cáncer pulmonar el 29 de diciembre de 1986, en París. Andréi Tarkovski fue enterrado en el cementerio para inmigrantes rusos en Francia en el pueblo de Sainte-Geneviève-des-Bois, en Isla de Francia.

AKIRAKUROSAWA

Aunque como ocurre con cualquiera, la vida de Akira Kurosawa (1910-1998) iba más allá de las películas, o bien, digamos que las películas se nutrían de su experiencia vital. Sin ir más lejos, su afición al alcohol le ayudó en El ángel ebrio. Akira nació en Omori, en la provincia de Tokio. Y se vio estimulado a escribir su `casi autobiografía´por el ejemplo de Jean Renoir y el no-ejemplo de John Ford. Advertía que para los que se acercaban a su cine, saber de él ayudaba a entenderle.

Muy unido a su hermano mayor, el suicidio de éste con 27 años le marcó. Precisamente él le inculcó el amor al cine, por su trabajo como narrador de filmes mudos. Entre las películas que Akira vio entre 1919 y 1929, cerca de un centenar, hay trabajos de Chaplin, Ford, Sternberg, Von Stroheim, Lubitsch, DeMille, Sjostrom, Lang, Wiene, Walsh, Dreyer, Pabst, Buñuel, Borzage, Renoir… El cine extranjero le interesa más que el nacional.

Su filmografía es apasionante. Bebió de fuentes occidentales, y él mismo influiría más allá de las fronteras de Japón. Shakespeare (Trono de sangre, Ran), Dostoievski (El idiota) por un lado, y los filmes revisitados en Occidente (Los siete samuráis y Los siete magníficos, Yojimbo y Por un puñado de dólares, La fortaleza escondida y La guerra de las galaxias) por el otro. El boom fuera de Japón se lo dio Rashomon, León de Oro en Venecia.

Cuando llegaron horas bajas (su mala experiencia con Tora! Tora! Tora!), algunos admiradores occidentales le echan una mano: Lucas y Coppola con Kagemusha, la sombra del guerrero, Spielberg con Los sueños de Akira Kurosawa, los rusos con Derzu Uzala. Aunque tocó muchas teclas (el cine negro en El infierno del odio y Los canallas duermen en paz, o su continua revisitación del mundo de los samuráis), quizá uno de sus títulos más rebosantes en humanidad fue Vivir. El periplo del funcionario anodino cuya vida da un vuelco cuando le diagnostican un cáncer (al fin hará algo útil, escuchar la petición de impulsar un parque infantil) confirma el humanismo de un gran cineasta.

Francois Truffaut

Amante de la lectura desde su niñez, fue un pequeño delincuente juvenil que conoció las instituciones correccionales y también desertó del Ejército francés. Adoptado por el crítico André Bazin, su primer trabajo fue en Cahiers du cinéma y después en Arts. En 1956 es ayudante de dirección de Roberto Rossellini.

Truffaut fue uno de los iniciadores del movimiento Nouvelle vague. Realizó Los cuatrocientos golpes (1959) historia de Antoine Doinel (Jean-Pierre Leaud) y de su amigo Rene (Patrick Auffray), personajes que representan al mismo Truffaut y a Robert Lachennay durante la infancia. Otras de sus películas son Quítate de ahí para que yo me meta, Tirad sobre el pianista (1960), que pone de manifiesto en Truffaut tendencias cómicas que difundirá a veces en Doinel, Jules y Jim (1962), La piel suave (1964), Besos robados (1968), Domicilio conyugal (1970), El amante del amor, (1977), La mujer de al lado, (1981), La piel dura (1976), Las dos inglesas y el amor (1971), Diario íntimo de Adele H (1975), La habitación verde (1978), La noche americana (1973, Oscar a la mejor película extranjera), El último metro (1980, Cesar a la mejor película), La novia vestía de negro (1968), en la que utiliza una intriga de Irish como trampolín para dominar mejor una poesía al estilo de Cocteau .

Francois Truffaut falleció el 21 de octubre de 1984 en Neuilly, Francia, víctima de un tumor cerebral. Fue enterrado en el cementerio de Montmartre en París.

JEANLUC

GORARDEn el verano de 1959 comenzó el rodaje de su primer largometraje, À bout de souffle sobre un guion de François Truffaut —de quien fue por esos años muy amigo— y con la colaboración de Claude Chabrol.

La película, protagonizada por Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg, supuso una revolución en la manera de filmar al utilizar técnicas hasta entonces poco ortodoxas, como rodar cámara en mano, utilizar el estilo documental o saltar de un plano a otro. A pesar de no lograr ningún premio en el Festival de Cannes, ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín, así como el Premio Jean Vigo.

Durante los siguientes años, Godard colaboró con otros integrantes de la Nouvelle vague como actor, codirector o productor, a la vez que dirigió películas enormemente influyentes que fueron aclamadas por la crítica cinematográfica como Banda aparte o Pierrot el loco. Algunos de los premios que cosechó en esta época fueron el premio especial del jurado y el de la crítica de la Mostra de Venecia por Vivir su vida, su segundo Oso de Oro por Alphaville, y un nuevo premio especial del jurado en la Mostra por La Chinoise.

Además, rodó Allemagne 90 neuf zéro (1991) y Les Enfants jouent à la Russie (1993), sobre esos años críticos. E hizo Hélas pour moi (1993) film que se inspira en la leyenda d'e Alcmena y de Amfitrión, que fue llevada al teatro por Plauto, Molière, Kleist y Giraudoux; quiere mostrar el deseo encarnado en el hombre; y utiliza asismimo ideas de Leopardi sobre el amor.

Hizo más tarde, un retrato de sí mismo en JLG/JLG - autoportrait de décembre (1995), y una película For Ever Mozart (1996), en la que está presente la música del título.