El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha (ed. de Enrique ...

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Lemir 19 (2015) - Textos - Conmemoración IV Cen- tenario de la Segunda Parte del Quijote: 479-928 ISSN: 1579-735X Miguel de Cervantes EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA dQ2 Texto preparado por Enrique Suárez Figaredo

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  • Lemir 19 (2015) - Textos - Conmemoracin IV Cen-tenario de la Segunda Parte del Quijote: 479-928

    ISSN

    : 157

    9-73

    5X

    Miguel de Cervantes

    EL INGENIOSO HIDALGO

    DON QUIJOTE DE LA MANCHA

    dQ2

    Texto preparado por Enrique Surez Figaredo

  • 480 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Portada de la editio princeps, modernizada la ortografa.

  • Lemir 19 (2015) - Textos 481Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    TASA

    YO, Hernando de Vallejo, escribano de Cmara del Rey nuestro seor, de los que residen1 en su Consejo, doy fe que, habindose visto por los seores dl un libro que compuso Miguel de Cervantes Saavedra, intitulado Don Quijote de la Mancha, Segun-da parte, que con licencia de Su Majestad fue impreso, le tasaron a cuatro maraveds cada pliego en papel, el cual tiene setenta y tres pliegos, que al dicho respeto2 suma y monta docientos y noventa3 y dos maraveds; y mandaron que esta tasa se ponga al principio de cada volumen del dicho libro, para que se sepa y entienda lo que por l se ha de pedir y llevar, sin que se exceda en ello en manera alguna, como consta y parece4 por el auto y decreto original5 sobre ello dado y que queda en mi poder, a que me refiero. Y de manda-miento de los dichos seores del Consejo y de pedimiento de la parte del dicho Miguel de Cervantes di esta fee en Madrid, a veinte y uno das del mes de otubre de6 mil y seiscien-tos y quince aos.

    Hernando de Vallejo7

    FEE DE ERRATAS

    VI este libro intitulado Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, y no hay en l cosa digna de notar que no corres-ponda a su original. Dada en Madrid a veinte y uno de otubre, mil y seiscientos y quince.

    El Licenciado Francisco Murcia de la Llana

    APROBACIN

    POR comisin y mandado de los seores del Consejo he hecho ver8 el libro conteni-do en este memorial: no contiene cosa contra la fe ni buenas costumbres, antes es libro de mucho entretenimiento lcito, mezclado de mucha filosofa moral. Pudesele dar licencia para imprimirle. En Madrid, a cinco de noviembre de mil seiscientos y quince.

    Doctor Gutierre de Cetina9

  • 482 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    APROBACIN

    POR comisin y mandado de los seores del Consejo he visto la Segunda parte de don Quijote10 de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saavedra: no contiene cosa contra nuestra santa fe catlica ni buenas costumbres, antes muchas11 de honesta recreacin y apacible divertimiento que los antiguos juzgaron convenientes a sus repblicas, pues aun12 la severa de los lacedemonios levantaron estatua a la risa, y los de Tesalia la dedicaron fiestas, como lo dice Pausanias13 referido de Bosio,14 libro 2 De sig-nis Ecclesiae, captulo 10, alentando nimos marchitos y espritus melanclicos; de que se acord15 Tulio en el primero De legibus, y el poeta diciendo:16 Interpone tuis interdum gau-dia17 curis, lo cual hace el autor mezclando las veras a las burlas, lo dulce a lo provechoso y lo moral a lo faceto,18 disimulando en el cebo del donaire el anzuelo de la reprehensin y cumpliendo con el acertado asunto en que pretende la expulsin de los libros de caba-lleras, pues con su buena diligencia maosamente19 va20 limpiando de su contagiosa do-lencia a estos reinos. Es obra muy digna de su grande ingenio, honra y lustre de nuestra nacin, admiracin y invidia de las estraas. Este es mi parecer, salvo, etc.21 En Madrid, a 17 de marzo de 1615.

    El Maestro Josef de Valdivielso22

    APROBACIN

    POR comisin del seor Doctor Gutierre de Cetina, Vicario General23 desta villa de Madrid, corte de Su Majestad, he visto este libro de la Segunda parte del ingenio-so caballero24 don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saavedra, y no hallo en l cosa indigna de un cristiano celo ni que disuene25 de la decencia debida a buen ejemplo ni virtudes morales,26 antes mucha erudicin y aprovechamiento, as en la continencia de su bien seguido asunto para extirpar los vanos y mentirosos libros de caballeras, cuyo contagio haba cundido ms de lo que fuera justo, como en la lisura27 del lenguaje caste-llano, no adulterado con enfadosa y estudiada afectacin, vicio con razn aborrecido de hombres cuerdos; y en la correcin de vicios28 que generalmente toca, ocasionado29 de sus agudos discursos, guarda con tanta cordura las leyes de reprehensin cristiana, que aquel que fuere tocado de la enfermedad que pretende curar, en lo dulce y sabroso de sus medi-cinas gustosamente habr bebido, cuando menos lo imagine, sin empacho ni asco alguno, lo provechoso de la detestacin de su vicio, con que se hallar, que es lo ms difcil de con-seguirse, gustoso y reprehendido.

    Ha habido muchos que por no haber sabido templar ni mezclar a propsito lo til con lo dulce han dado con todo su molesto trabajo en tierra, pues no pudiendo imitar a Digenes en lo filsofo y docto, atrevida, por no decir licenciosa y desalumbradamente, le pretenden imitar en lo cnico30 entregndose a maldicientes, inventando casos que no pasaron para hacer capaz al vicio que tocan de su spera reprehensin, y por ventura

  • Lemir 19 (2015) - Textos 483Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    descubren caminos para seguirle hasta entonces ignorados, con que vienen a quedar, si no reprehensores, a lo menos maestros dl.31 Hcense odiosos a los bien entendidos; con el pueblo pierden el crdito, si alguno tuvieron, para admitir sus escritos, y los vicios que arrojada e imprudentemente quisieren corregir, en muy peor estado32 que antes; que no todas las postemas33 a un mismo tiempo estn dispuestas para admitir las recetas o caute-rios;34 antes algunas35 mucho mejor reciben las blandas y suaves medicinas, con cuya apli-cacin el atentado y docto mdico consigue el fin de resolverlas, trmino36 que muchas veces es mejor que no el que se alcanza con el rigor del hierro.

    Bien diferente han sentido de los escritos de Miguel de37 Cervantes as nuestra nacin como las estraas, pues como a milagro desean ver el autor de libros que con general aplauso, as por su decoro y decencia como por la suavidad y blandura de sus discursos, han recebido Espaa, Francia, Italia, Alemania y Flandes. Certifico con verdad que en veinte y cinco de febrero deste ao de seiscientos y quince, habiendo ido el ilustrsimo seor don Bernardo de Sandoval y Rojas,38 Cardenal Arzobispo de Toledo, mi seor, a pagar39 la visita que a Su Ilustrsima hizo el Embajador de Francia que vino a tratar cosas tocantes a los casamientos40 de sus prncipes y los de Espaa, muchos caballeros franceses de los que vinieron acompaando al Embajador, tan corteses como entendidos y amigos de buenas letras, se llegaron a m y a otros capellanes del Cardenal mi seor, deseosos de saber qu libros de ingenio andaban ms validos;41 y tocando acaso en este que yo estaba censurando, apenas oyeron el nombre de Miguel de Cervantes cuando se comenzaron a hacer lenguas42 encareciendo la estimacin en que as en Francia como en los reinos sus confinantes se tenan sus obras: La Galatea, que alguno dellos tiene43 casi de memoria, la primera parte dsta44 y Las Novelas.45 Fueron tantos sus encarecimientos,46 que me ofrec llevarles que viesen el autor dellas, que estimaron con mil demostraciones de vivos deseos. Preguntronme muy por menor47 su edad, su profesin, calidad y cantidad.48 Halleme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondi estas forma-les49 palabras: Pues a tal hombre no le tiene Espaa muy rico y sustentado del erario pblico? Acudi otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza, y dijo: Si necesidad le ha de obligar a escribir, plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo l pobre, haga rico a todo el mundo.

    Bien creo que est, para censura, un poco larga; alguno dir que toca los lmites de li-sonjero elogio, mas la verdad de lo que cortamente digo deshace en el crtico la sospecha y en m el cuidado, adems que el da de hoy no se lisonjea a quien no tiene con qu cebar el pico del adulador, que aunque afectuosa y falsamente dice de burlas, pretende ser re-munerado de veras. En Madrid, a veinte y siete de febrero de mil y seiscientos y quince.

    El Licenciado Mrquez Torres

  • 484 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    PRIVILEGIO

    POR cuanto por parte de vos, Miguel de Cervantes Saavedra, nos fue fecha rela-cin que habades compuesto la Segunda parte de don Quijote de la Mancha, de la cual hacades presentacin, y por ser libro de historia agradable y honesta y haberos costado mucho trabajo y estudio nos suplicastes os mandsemos dar licencia pa-ra le poder imprimir y privilegio por veinte aos o como la nuestra merced fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hizo la diligencia que la premtica por Ns sobre ello fecha dispone, fue acordado que debamos mandar dar esta nuestra cdula en la dicha razn, y Ns tuvmoslo por bien. Por la cual vos damos licencia y facultad para que por tiempo y espacio de diez aos cumplidos, primeros siguientes que corran y se cuenten desde el da de la fecha de esta nuestra cdula en adelante, vos o la persona que para ello vuestro poder oviere,50 y no otra alguna, podis imprimir y vender el dicho libro que de suso se hace mencin, y por la presente damos licencia y facultad a cualquier impresor de nuestros reinos que nombrredes para que durante el dicho tiem-po le pueda imprimir por el original que en el nuestro Consejo se vio, que va rubricado y firmado al fin de Hernando de Vallejo, nuestro escribano de Cmara y uno de los que en l residen, con que antes y primero que se venda lo traigis ante ellos juntamente con el dicho original, para que se vea si la dicha impresin est conforme a l, o traigis fe en p-blica forma como por corretor por Ns nombrado se vio y corrigi la dicha impresin por el dicho original; y ms51 al dicho impresor que ans imprimiere el dicho libro no imprima el principio y primer pliego dl, ni entregue ms de un solo libro con el original al autor y persona52 a cuya costa lo imprimiere, ni a otra alguna, para efecto de la dicha correcin y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro est corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y estando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho principio y pri-mer pliego, en el cual imediatamente53 ponga esta nuestra licencia y la aprobacin, tasa y erratas, ni lo podis vender ni vendis vos ni otra persona alguna hasta que est el dicho libro en la forma susodicha, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en la dicha premtica y leyes de nuestros reinos que sobre ello disponen; y ms que durante el dicho tiempo persona alguna sin vuestra licencia no le pueda imprimir ni vender, so pena que el que lo imprimiere y vendiere haya perdido y pierda cualesquiera libros, moldes y aparejos que dl tuviere, y ms incurra en pena de cincuenta mil maraveds por cada vez que lo contrario hiciere, de la cual dicha pena sea la tercia parte para nuestra Cmara, y la otra tercia parte para el juez que lo sentenciare, y la otra tercia parte para el que lo denunciare; y ms a los del nuestro Consejo, Presidentes, Oidores de las nuestras Audiencias, Alcal-des, Alguaciles54 de la nuestra Casa y Corte y Chancilleras, y a otras cualesquiera justicias de todas las ciudades, villas y lugares de los nuestros reinos y seoros, y a cada uno en su juridicin, ans a los que agora son como a los que sern de aqu adelante, que vos guarden y cumplan esta nuestra cdula y merced que ans vos hacemos, y contra ella no vayan ni

  • Lemir 19 (2015) - Textos 485Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    pasen en manera alguna, so pena de la nuestra merced55 y de diez mil maraveds para la nuestra Cmara. Dada en Madrid, a treinta das del mes de marzo de mil y seiscientos y quince aos.

    YO EL REY

    Por mandado del Rey nuestro seor, Pedro de Contreras

  • 486 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    DEDICATORIA AL CONDE DE LEMOS

    ENVIANDO a Vuestra Excelencia los das pasados mis Comedias,1 antes impre-sas que representadas, si bien me acuerdo dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia; y ahora digo que se las ha calzado y se ha puesto en camino, y si l all llega, me parece que habr hecho algn servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas partes me dan a que le enve, para quitar el hmago2 y la nusea que ha causado otro don Quijote que con nombre de Segunda parte se ha disfrazado y corrido por el orbe. Y el que ms ha mostrado desearle ha sido el grande Emperador de la China, pues en lengua chinesca habr un mes que me escribi una carta con un propio,3 pidindome, o, por mejor decir, suplicndome se le enviase, porque quera fundar un colegio donde se leyese4 la lengua castellana y que-ra que el libro que se leyese fuese el de la Historia de don Quijote. Juntamente con esto me deca que fuese yo a ser el Rector del tal colegio. Preguntele al portador5 si Su Majestad le haba dado para m alguna ayuda de costa.6 Respondiome que ni por pensamiento. Pues, hermano, le respond yo, vos os podis volver a vuestra China a las diez o a las veinte7 o a las que vens despachado, porque yo no estoy con salud para ponerme en tan largo viaje; adems que, sobre estar enfermo, estoy muy sin dineros, y emperador por emperador y monarca por monarca, en Npoles tengo al grande Conde de Lemos, que sin tantos titulillos de colegios ni rectoras me sustenta, me ampara y hace ms merced que la que yo acierto a desear. Con esto le desped y con esto me despido, ofreciendo a Vuestra Excelencia Los trabajos de Persiles8 y Sigismunda, libro a quien dar fin dentro de9 cuatro meses, Deo volente;10 el cual ha de ser o el ms malo o el mejor que en nuestra lengua se haya compuesto, quiero decir de los de entretenimien-to; y digo que me arrepiento de haber dicho el ms malo, porque segn la opinin de mis amigos ha de llegar al estremo de bondad posible. Venga Vuestra Excelencia con la salud que es deseado, que ya estar Persiles para besarle las manos, y yo los pies,11 como criado que soy de Vuestra Excelencia. De Madrid, ltimo de otubre de mil seiscientos y quince.

    Criado de Vuestra Excelencia,Miguel de Cervantes Saavedra

  • Lemir 19 (2015) - Textos 487Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    PROLOGO AL LECTOR

    VLAME Dios, y con cunta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre o quier1 plebeyo, este prlogo, creyendo hallar en l venganzas, rias y vituperios del autor del segundo don Quijote, digo de aquel que dicen que se engendr en Tordesillas y naci en Tarragona!2 Pues en verdad que no te he dar3 este contento, que puesto que4 los agravios despiertan la clera en los ms humildes pechos, en el mo ha de padecer excepcin esta regla. Quisieras t que lo diera5 del asno, del mente-cato y del atrevido, pero no me pasa por el pensamiento: castguele su pecado, con su pan se lo coma y all se lo haya. Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco,6 como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo que no pasase por m, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, y no7 en la ms alta ocasin que vieron los siglos pasados, los presentes ni esperan ver8 los venideros. Si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas a lo menos en la estimacin de los que saben dnde se cobraron; que el soldado ms bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga,9 y es esto en m de manera, que si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella faccin10 prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas son que guan a los dems al cielo de la honra y al de desear la justa alabanza; y hase de advertir que no se escribe con las canas, sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los aos.

    He sentido tambin que me llame invidioso y que como a ignorante me describa qu cosa sea la invidia;11 que en realidad de verdad, de dos que hay, yo no conozco sino a la santa, a la noble y bien intencionada; y siendo esto as, como lo es, no tengo yo de perse-guir a ningn sacerdote, y ms si tiene por aadidura ser familiar del Santo Oficio; y si l lo dijo por quien parece que lo dijo, engaose de todo en todo, que del tal adoro el ingenio, admiro las obras y la ocupacin continua y virtuosa.12 Pero en efecto le agradezco a este seor autor el decir que mis Novelas son ms satricas que ejemplares, pero que son bue-nas;13 y no lo pudieran ser si no tuvieran de todo. Parceme que me dices que ando muy limitado y que me contengo mucho en los trminos de mi modestia, sabiendo que no se ha aadir14 aflicin al afligido y que la que debe de tener este seor sin duda es grande, pues no osa parecer a campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre, fingiendo su patria, como si hubiera hecho alguna traicin de lesa majestad. Si por ventura llegares a conocerle, dile de mi parte que no me tengo por agraviado, que bien s lo que son tenta-ciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer y imprimir un libro con que gane tanta fama como dineros y tantos dineros cuanta fama; y para confirmacin desto quiero que en tu buen donaire y gracia15 le cuentes este cuento:

  • 488 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Haba en Sevilla un loco que dio en el ms gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo; y fue que hizo un cauto de caa puntiagudo16 en el fin, y en cogiendo algn perro en la calle o en cualquiera otra parte, con el un pie le coga el suyo, y el otro le alzaba con la mano, y como mejor poda le acomodaba el cauto en la parte que, soplndole, le pona redondo como una pelota, y en tenindolo desta suerte le daba dos palmaditas en la barriga y le soltaba, diciendo a los circunstantes, que siempre eran muchos: Pensarn vuesas mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro? Pensar vuesa merced ahora que es poco trabajo hacer un libro?17

    Y si este cuento no le cuadrare, dirasle, lector amigo, ste, que tambin es de loco y de perro:

    Haba en Crdoba otro loco, que tena por costumbre de traer encima de la cabeza un pedazo de losa de mrmol, o un canto18 no muy liviano, y en topando algn perro des-cuidado se le pona junto y a plomo dejaba caer sobre l el peso. Amohinbase el perro, y dando ladridos y aullidos no paraba en tres calles. Sucedi, pues, que entre los perros que descarg la carga fue uno un perro de un bonetero, a quien quera mucho su dueo. Baj el canto, diole en la cabeza, alz el grito el molido perro, violo y sintiolo su amo, asi de una vara de medir y sali al loco y no le dej hueso sano;19 y a20 cada palo que le daba deca: Perro ladrn, a mi podenco?21 No viste, cruel, que era podenco mi perro? Y repitin-dole el nombre de podenco muchas veces, envi al loco hecho una alhea.22 Escarment el loco y retirose, y en ms de un mes no sali a la plaza, al cabo del cual tiempo volvi con su invencin y con ms carga. Llegbase donde estaba el perro, y mirndole muy bien de hito en hito, y sin querer ni atreverse a descargar la piedra, deca: ste es podenco; guarda!23 En efeto,24 todos cuantos perros topaba, aunque fuesen alanos o gozques,25 deca que eran podencos, y as, no solt ms el canto. Quiz de esta suerte le podr acontecer a este his-toriador, que no se atrever a soltar ms la presa26 de su ingenio en libros, que, en siendo malos, son ms duros que las peas.

    Dile tambin que de la amenaza que me hace que me ha de quitar la ganancia con su libro,27 no se me da un ardite, que, acomodndome al entrems famoso de La Perenden-ga,28 le respondo que me viva el Veinte y cuatro mi seor, y Cristo con todos.29 Viva el gran Conde de Lemos, cuya cristiandad y liberalidad bien conocida contra todos los golpes de mi corta fortuna me tiene en pie, y vvame la suma caridad del Ilustrsimo de Toledo don Bernardo de Sandoval y Rojas, y siquiera30 no haya emprentas en el mundo y siquiera se impriman contra m ms libros que tienen31 letras las coplas de Mingo Revulgo.32 Estos dos prncipes, sin que los solicite adulacin ma ni otro gnero de aplauso, por sola su bondad han tomado a su cargo el hacerme merced y favorecerme, en lo que me tengo por ms dichoso y ms rico que si la Fortuna por camino ordinario me hubiera puesto en su cumbre. La honra pudela tener el pobre, pero no el vicioso; la pobreza puede anublar a la nobleza, pero no escurecerla del todo; pero como la virtud d alguna luz de s, aunque sea por los inconvenientes y resquicios de la estrecheza, viene a ser estimada de los altos y nobles espritus, y, por el consiguiente, favorecida.

    Y no le digas ms, ni yo quiero decirte ms a ti, sino advertirte que consideres que esta segunda parte de Don Quijote que te ofrezco es cortada del mismo artfice y del mesmo pao que la primera, y que en ella te doy a don Quijote dilatado, y finalmente muerto y sepultado, por que ninguno33 se atreva a levantarle nuevos testimonios, pues bastan

  • Lemir 19 (2015) - Textos 489Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    los pasados, y basta tambin que un hombre honrado haya dado noticia destas discretas locuras sin querer de nuevo entrarse en ellas;34 que la abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen, y la caresta, aun de las malas, se estima en algo. Ol-vidbaseme35 de decirte que esperes el Persiles, que ya estoy acabando, y la segunda parte de Galatea.36

  • 490 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Captulo IDe lo que el cura y el barbero pasaron con don Quijote

    cerca de su enfermedad

    CUENTA Cide Hamete Benengeli en la segunda parte desta historia, y tercera salida de don Quijote que el cura y el barbero se estuvieron casi un mes1 sin verle, por no renovarle y traerle a la memoria las cosas pasadas; pero no por esto dejaron de visitar a su sobrina y a su ama, encargndolas tuviesen cuenta con rega-larle, dndole a comer cosas confortativas2 y apropiadas para el corazn y el celebro, de donde proceda, segn buen discurso, toda su mala ventura. Las cuales dijeron que as lo hacan y lo haran con la voluntad y cuidado posible, porque echaban de ver que su seor por momentos iba dando muestras de estar en su entero juicio. De lo cual recibieron los dos gran contento, por parecerles que haban acertado en haberle trado encantado en el carro de los bueyes, como se cont en la primera parte desta tan grande como puntual historia, en su ltimo captulo; y as, determinaron de visitarle y hacer esperiencia de su mejora, aunque tenan casi por imposible que la tuviese, y acordaron de no tocarle en ningn punto de la andante caballera, por no ponerse a peligro de descoser los de la he-rida, que tan tiernos estaban.

    Visitronle, en fin, y hallronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta3 ver-de, con un bonete colorado toledano, y estaba tan seco y amojamado, que no pareca sino hecho de carnemomia. Fueron dl muy bien recebidos, preguntronle por su salud y l dio cuenta de s y de ella con mucho juicio y con muy elegantes palabras. Y en el discurso de su pltica vinieron a tratar en esto que llaman razn de estado y modos de gobierno,4 enmen-dando este abuso y condenando aqul, reformando una costumbre y desterrando otra, hacindose cada uno de los tres un nuevo legislador, un Licurgo moderno o un Soln5 fla-mante, y de tal manera renovaron la repblica, que no pareci sino que la haban puesto en una fragua y sacado otra de la que pusieron; y habl don Quijote con tanta discrecin en todas las materias que se tocaron, que los dos esaminadores creyeron indubitadamen-te6 que estaba del todo bueno y en su entero juicio.

    Hallronse presentes a la pltica la sobrina y ama, y no se hartaban de dar gracias a Dios de ver a su seor con tan buen entendimiento; pero el cura, mudando el propsito primero, que era de no tocarle en cosa de caballeras, quiso hacer de todo en todo espe-riencia si la sanidad de don Quijote era falsa o verdadera; y as, de lance en lance7 vino a contar algunas nuevas que haban venido de la Corte, y, entre otras, dijo que se tena por cierto que el Turco bajaba8 con una poderosa armada, y que no se saba su designio ni adnde haba de descargar tan gran nublado, y con este temor, con que casi cada ao nos toca arma, estaba puesta en ella9 toda la cristiandad y Su Majestad haba hecho proveer10 las costas de Npoles y Sicilia y la Isla de Malta. A esto respondi don Quijote:

    Su Majestad ha hecho como prudentsimo guerrero en proveer sus estados con tiempo por que no le halle desapercebido el enemigo; pero si se tomara mi consejo, acon-sejrale yo que usara de una prevencin, de la cual Su Majestad la hora de agora debe estar muy ajeno de pensar en ella.

  • Lemir 19 (2015) - Textos 491Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    Apenas oy esto el cura cuando dijo entre s:Dios te tenga de su mano, pobre don Quijote,11 que me parece que te despeas de la

    alta cumbre de tu locura hasta el profundo abismo de tu simplicidad!Mas el barbero, que ya haba dado en el mesmo pensamiento que el cura, pregunt a

    don Quijote cul era la advertencia de la prevencin que deca era bien se hiciese: quiz podra ser tal que se pusiese en la lista de los muchos advertimientos impertinentes12 que se suelen dar a los prncipes.

    El mo, seor rapador13 dijo don Quijote, no ser impertinente, sino pertene-ciente.

    No lo digo por tanto replic el barbero, sino porque tiene mostrado la esperien-cia que todos o los ms arbitrios14 que se dan a Su Majestad o son imposibles o disparata-dos o en dao del Rey o del reino.

    Pues el mo respondi don Quijote ni es imposible ni disparatado, sino el ms fcil, el ms justo y el ms maero15 y breve que puede caber en pensamiento de arbi-trante alguno.

    Ya tarda en decirle vuesa merced, seor don Quijote dijo el cura.No querra dijo don Quijote que le dijese yo aqu agora, y amaneciese maana

    en los odos de los seores consejeros y se llevase otro las gracias y el premio de mi trabajo.Por m dijo el barbero, doy la palabra, para aqu y para delante de Dios, de no

    decir lo que vuesa merced dijere a rey ni a roque16 ni a hombre terrenal: juramento que aprend del romance del cura que en el prefacio avis al rey del ladrn que le haba robado las cien doblas y la su mula la andariega.17

    No s historias18 dijo don Quijote, pero s que es bueno ese juramento, en fee de que s que es hombre de bien el seor barbero.

    Cuando no lo fuera dijo el cura, yo le abono y salgo por l,19 que en este caso no hablar ms que un mudo, so pena de pagar lo juzgado y sentenciado.

    Y a vuesa merced quin le fa, seor cura? dijo don Quijote.Mi profesin respondi el cura, que es de guardar secreto.Cuerpo de tal! dijo a esta sazn don Quijote. Hay ms sino20 mandar Su Ma-

    jestad por pblico pregn que se junten en la Corte para un da sealado todos los caba-lleros andantes que vagan por Espaa, que aunque no viniesen sino media docena, tal21 podra venir entre ellos que solo bastase a destruir toda la potestad22 del Turco? Estnme vuesas mercedes atentos y vayan conmigo.23 Por ventura es cosa nueva deshacer un solo caballero andante un ejrcito de docientos mil hombres, como si todos juntos tuvieran una sola garganta, o fueran hechos de alfenique?24 Si no, dganme, cuntas historias estn llenas destas maravillas? Haba, en hora mala para m, que no quiero decir para otro, de vivir hoy el famoso don Belians o alguno de los del inumerable linaje de Amads de Gau-la!; que si alguno dstos hoy viviera y con el Turco se afrontara, a fee que no le arrendara la ganancia.25 Pero Dios mirar por su pueblo y deparar alguno que, si no tan bravo como los pasados andantes caballeros, a lo menos no les ser inferior en el nimo; y Dios me entiende y no digo ms.

    Ay! dijo a este punto la sobrina. Que me maten si no quiere mi seor volver a ser caballero andante!

    A lo que dijo don Quijote:

  • 492 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Caballero andante he de morir. Y baje o suba el Turco cuando l quisiere y cuan po-derosamente pudiere, que otra vez digo que Dios me entiende.

    A esta sazn dijo el barbero:Suplico a vuesas mercedes que se me d licencia para contar un cuento breve que

    sucedi en Sevilla, que por venir aqu como de molde me da gana de contarle.Dio la licencia don Quijote, y el cura y los dems le prestaron atencin, y l comenz

    desta manera:En la casa de los locos de Sevilla estaba un hombre a quien sus parientes haban

    puesto all por falto de juicio. Era graduado en Cnones26 por Osuna, pero aunque lo fuera por Salamanca, segn opinin de muchos, no dejara de ser loco. Este tal graduado, al cabo de algunos aos de recogimiento,27 se dio a entender que estaba cuerdo y en su entero jui-cio, y con esta imaginacin escribi al arzobispo suplicndole encarecidamente y con muy concertadas razones le mandase sacar de aquella miseria en que viva, pues por la miseri-cordia de Dios haba ya cobrado el juicio perdido; pero que sus parientes, por gozar de la parte de su hacienda, le tenan28 all, y a pesar de la verdad queran que fuese loco hasta la muerte. El arzobispo, persuadido de muchos billetes concertados y discretos, mand a un capelln suyo se informase del retor de la casa si era verdad lo que aquel licenciado le es-criba, y que asimesmo hablase con el loco, y que si le pareciese que tena juicio le sacase y pusiese en libertad. Hzolo as el capelln, y el retor le dijo que aquel hombre an se estaba loco, que puesto que hablaba muchas veces como persona de grande entendimiento, al ca-bo disparaba con tantas necedades, que en muchas y en grandes igualaban a sus primeras discreciones, como se poda hacer la esperiencia hablndole. Quiso hacerla el capelln, y, ponindole con el loco, habl con l una hora y ms, y en todo aquel tiempo jams el lo-co dijo razn torcida ni disparatada, antes habl tan atentadamente29 que el capelln fue forzado a creer que el loco estaba cuerdo; y entre otras cosas que el loco le dijo fue que el retor le tena ojeriza, por no perder los regalos que sus parientes le hacan por que dijese que an estaba loco, y con lcidos intervalos; y que el mayor contrario que en su desgracia tena era su mucha hacienda, pues por gozar della sus enemigos ponan dolo30 y dudaban de la merced que Nuestro Seor le haba hecho en volverle de bestia en hombre. Final-mente, l habl de manera que hizo sospechoso al retor, codiciosos y desalmados a sus parientes, y a l tan discreto que el capelln se determin a llevrsele consigo a que el arzo-bispo le viese y tocase con la mano la verdad de aquel negocio. Con esta buena fee, el buen capelln pidi al retor mandase dar los vestidos con que all haba entrado el licenciado. Volvi a decir el retor que mirase lo que haca, porque sin duda alguna el licenciado an se estaba loco. No sirvieron de nada para con el capelln las prevenciones y advertimientos del retor para que dejase de llevarle;31 obedeci el retor viendo ser orden del arzobispo; pusieron al licenciado sus vestidos, que eran nuevos y decentes,32 y como l se vio vestido de cuerdo y desnudo de loco suplic al capelln que por caridad le diese licencia para ir a despedirse de sus compaeros los locos. El capelln dijo que l le quera acompaar y ver los locos que en la casa haba. Subieron, en efeto, y con ellos algunos que se hallaron pre-sentes, y llegado el licenciado a una jaula adonde estaba un loco furioso, aunque entonces sosegado y quieto, le dijo: Hermano mo, mire si me manda algo;33 que me voy a mi casa, que ya Dios ha sido servido, por su infinita bondad y misericordia, sin yo merecerlo, de volverme mi juicio: ya estoy sano y cuerdo, que acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible. Tenga

  • Lemir 19 (2015) - Textos 493Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    grande esperanza y confianza en l, que pues a m me ha vuelto a mi primero estado, tambin le volver a l, si en l confa. Yo tendr cuidado de enviarle algunos regalos que coma; y cmalos en todo caso, que le hago saber que imagino, como quien ha pasado por ello, que todas nuestras locuras proceden de tener los estmagos vacos y los celebros llenos de aire. Esfurcese, esfurcese; que el descaecimiento34 en los infortunios apoca la salud y acarrea35 la muerte. Todas estas ra-zones del licenciado escuch otro loco que estaba en otra jaula, frontero de la del furioso, y levantndose de una estera vieja donde estaba echado y desnudo en cueros, pregunt a grandes voces quin era el que se iba sano y cuerdo. El licenciado respondi: Yo soy, herma-no, el que me voy; que ya no tengo necesidad de estar ms aqu,36 por lo que doy infinitas gracias a los Cielos, que tan grande merced me han hecho. Mirad lo que decs, licenciado: no os engae el Diablo, replic el loco. Sosegad el pie37 y estaos quedito en vuestra casa y ahorrareis la vuel-ta. Yo s que estoy bueno, replic el licenciado, y no habr para que tornar a andar estaciones. Vos bueno? dijo el loco. Agora bien, ello dir.38 Andad con Dios, pero yo os voto a Jpiter, cuya majestad yo represento en la tierra, que por solo este pecado que hoy comete Sevilla en sacaros desta casa y en teneros por cuerdo tengo de hacer un tal castigo en ella que quede memoria dl por todos los siglos de los siglos, amen. No sabes t, licenciadillo menguado, que lo podr hacer, pues, como digo, soy Jpiter Tonante,39 que tengo en mis manos los rayos abrasadores con que puedo y suelo amenazar y destruir el mundo? Pero con sola una cosa quiero castigar a este ignorante pueblo, y es con no llover en l ni en todo su distrito y contorno por tres enteros aos, que se han de contar desde el da y punto en que ha sido hecha esta amenaza en adelante. T libre, t sano, t cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado? As pienso llover como pensar ahorcarme. A las voces y a las razones del loco estuvieron los circustantes atentos; pero nuestro licenciado, volvindose a nuestro capelln y asindole de las manos, le dijo: No tenga vuesa merced pe-na, seor mo, ni haga caso de lo que este loco ha dicho, que si l es Jpiter y no quisiere llover, yo, que soy Neptuno, el padre y el dios de las aguas, llover todas las veces que se me antojare y fuere menester. A lo que respondi el capelln: Con todo eso, seor Neptuno, no ser bien enojar al seor Jpiter: vuesa merced se quede en su casa, que otro da, cuando haya ms comodidad y ms espacio,40 volveremos por vuesa merced. Riose el retor y los presentes, por cuya risa se medio corri el capelln; desnudaron al licenciado, quedose en casa y acabose el cuento.

    Pues ste es el cuento, seor barbero dijo don Quijote, que por venir aqu como de molde no poda dejar de contarle? Ah, seor rapista, seor rapista, y cun ciego es aquel que no vee por tela de cedazo!41 Y es posible que vuesa merced no sabe que las compara-ciones que se hacen de ingenio a ingenio, de valor a valor, de hermosura a hermosura y de linaje a linaje son siempre odiosas y mal recebidas? Yo, seor barbero, no soy Neptuno el dios de las aguas, ni procuro que nadie me tenga por discreto no lo siendo; slo me fati-go por dar a entender al mundo en el error en que est en no renovar en s42 el felicsimo tiempo donde campeaba43 la orden de la andante caballera. Pero no es merecedora la de-pravada44 edad nuestra de gozar tanto bien como el que gozaron las edades donde los an-dantes caballeros tomaron a su cargo y echaron sobre sus espaldas la defensa de los reinos, el amparo de las doncellas, el socorro de los hurfanos y pupilos, el castigo de los soberbios y el premio de los humildes. Los ms de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados45 y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman; ya no hay caballero que duerma en los campos sujeto al rigor del cielo, armado de todas armas desde los pies a la cabeza; y ya no hay quien,46 sin sacar los pies de los estribos,

  • 494 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    arrimado a su lanza, slo procure descabezar,47 como dicen, el sueo, como lo hacan los caballeros andantes. Ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre en aquella mon-taa, y de all pise una estril y desierta playa del mar, las ms veces proceloso y altera-do,48 y hallando en ella y en su orilla un pequeo batel49 sin remos, vela, mstil, ni jarcia50 alguna, con intrpido corazn se arroje en l entregndose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo, y l, puesto el pecho a la incon-trastable51 borrasca, cuando menos se cata se halla tres mil y ms leguas distante del lugar donde se embarc, y saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas no en pergaminos, sino en bronces. Mas agora ya triunfa la pereza de la di-ligencia; la ociosidad, del trabajo; el vicio, de la virtud; la arrogancia, de la valenta, y la terica,52 de la prctica de las armas, que slo vivieron y resplandecieron en las edades del oro y en los andantes caballeros. Si no, dganme: quin ms honesto y ms valiente que el famoso Amads de Gaula? Quin ms discreto que Palmern de Inglaterra? Quin ms acomodado y manual53 que Tirante el Blanco? Quin ms galn54 que Lisuarte de Grecia? Quin ms acuchillado ni acuchillador que don Belians? Quin ms intrpido que Perin de Gaula, o quin ms acometedor de peligros que Felixmarte de Hircania, o quin ms sincero que Esplandin? Quin ms arrojado que don Cirongilio55 de Tracia? Quin ms bravo que Rodamonte?56 Quin ms prudente que el rey Sobrino? Quin ms atrevido que Reinaldos? Quin ms invencible que Roldn? Y quin ms gallardo y ms corts que Rugero, de quien decienden hoy los duques de Ferrara,57 segn Turpn en su Cosmografa? Todos estos caballeros y otros muchos que pudiera decir, seor cura, fue-ron caballeros andantes, luz y gloria de la caballera. Dstos o tales como stos quisiera yo que fueran los de mi arbitrio; que a serlo, Su Majestad se hallara bien servido y ahorrara de mucho gasto, y el Turco se quedara pelando las barbas. Y con esto me quiero quedar58 en mi casa, pues no me saca el capelln della; y si59 Jpiter, como ha dicho el barbero, no lloviere, aqu estoy yo, que llover cuando se me antojare. Digo esto por que sepa el seor Baca que le entiendo.

    En verdad, seor don Quijote dijo el barbero, que no lo dije por tanto, y as me ayude Dios como fue buena mi intencin, y que no debe vuesa merced sentirse.

    Si puedo sentirme o no respondi don Quijote, yo me lo s.A esto dijo el cura:Aun bien que60 yo casi no he hablado palabra hasta ahora, y no quisiera quedar con

    un escrpulo que me roe y escarba la conciencia, nacido de lo que aqu el seor don Qui-jote ha dicho.

    Para otras cosas ms respondi don Quijote tiene licencia el seor cura, y as, puede decir su escrpulo, porque no es de gusto andar con la conciencia escrupulosa.

    Pues con ese beneplcito61 respondi el cura digo que mi escrpulo es que no me puedo persuadir en ninguna manera a que toda la caterva de caballeros andantes que vuesa merced, seor don Quijote, ha referido hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo, antes imagino que todo es ficcin, fbula y mentira, y sue-os contados por hombres despiertos,62 o, por mejor decir, medio dormidos.

    Ese es otro error respondi don Quijote en que han cado muchos que no creen que haya habido tales caballeros63 en el mundo, y yo muchas veces con diversas gentes y ocasiones he procurado sacar a la luz de la verdad este casi comn engao; pero algunas

  • Lemir 19 (2015) - Textos 495Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    veces no he salido con mi intencin, y otras s, sustentndola sobre los hombros de la ver-dad. La cual verdad es tan cierta que estoy por decir que con mis propios ojos vi a Amads de Gaula, que era un hombre alto de cuerpo, blanco de rostro, bien puesto de barba, aun-que negra, de vista entre blanda y rigurosa, corto de razones,64 tardo en airarse y presto en deponer65 la ira. Y del modo que he delineado a Amads, pudiera, a mi parecer, pintar y describir66 todos cuantos caballeros andantes andan en las historias en el orbe, que por la aprehensin67 que tengo de que fueron como sus historias cuentan y por las hazaas que hicieron y condiciones68 que tuvieron se pueden sacar por buena filosofa sus faciones, sus colores y estaturas.

    Qu tan grande le parece a vuesa merced, mi seor don Quijote pregunt el bar-bero, deba de ser el gigante Morgante?

    En esto de gigantes respondi don Quijote hay diferentes opiniones si los ha habido o no en el mundo, pero la Santa Escritura, que no puede faltar un tomo en la verdad, nos muestra que los hubo contndonos la historia de aquel filisteazo de Golas, que tena siete codos y medio de altura, que es una desmesurada grandeza. Tambin en la isla de Sicilia se han hallado canillas y espaldas69 tan grandes, que su grandeza manifiesta que fueron gigantes sus dueos, y tan grandes como grandes torres, que la Geometra sa-ca esta verdad de duda. Pero, con todo esto, no sabr decir con certidumbre qu tamao tuviese Morgante, aunque imagino que no debi de ser muy alto; y muveme a ser deste parecer hallar en la historia donde se hace mencin particular de sus hazaas que muchas veces dorma debajo de techado; y pues hallaba casa donde cupiese, claro est que no era desmesurada su grandeza.

    As es dijo el cura.El cual gustando de orle decir tan grandes disparates, le pregunt que qu senta acer-

    ca de los rostros de Reinaldos de Montalbn y de don Roldn y de los dems Doce Pares de Francia, pues todos haban sido caballeros andantes.

    De Reinaldos respondi don Quijote me atrevo a decir que era ancho de ros-tro, de color bermejo, los ojos bailadores y algo saltados, puntoso70 y colrico en demasa, amigo de ladrones y de gente perdida. De Roldn, o Rotolando, o Orlando, que con todos estos nombres le nombran las historias, soy de parecer y me afirmo que fue de mediana estatura, ancho de espaldas, algo estevado,71 moreno de rostro y barbitaheo,72 velloso en el cuerpo y de vista amenazadora, corto de razones, pero muy comedido y bien criado.

    Si no fue Roldn ms gentilhombre73 que vuesa merced ha dicho replic el cu-ra, no fue maravilla que la seora Anglica la Bella le desdease y dejase por la gala, bro y donaire que deba de tener el morillo barbiponiente a quien ella se entreg; y anduvo discreta de adamar74 antes la blandura de Medoro que la aspereza de Roldn.

    Esa Anglica respondi don Quijote, seor cura, fue una doncella destrada, andariega y algo antojadiza, y tan lleno dej el mundo de sus impertinencias como de la fama de su hermosura: despreci mil seores, mil valientes y mil discretos, y contentose con un pajecillo barbilucio, sin otra hacienda ni nombre que el que le pudo dar de agrade-cido la amistad que guard a su amigo.75 El gran cantor de su belleza, el famoso Ariosto, por no atreverse o por no querer cantar lo que a esta seora le sucedi despus de su ruin entrego,76 que no debieron ser cosas demasiadamente honestas, la dej donde dijo:

  • 496 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Y cmo del Catay recibi el cetroquiz otro cantar con mejor plectro.

    Y sin duda que esto fue como profeca, que los poetas tambin se llaman vates, que quiere decir adivinos. Vese esta verdad clara, porque despus ac un famoso poeta andaluz77 llor y cant sus lgrimas, y otro famoso y nico poeta castellano78 cant su hermosura.

    Dgame, seor don Quijote dijo a esta sazn el barbero: no ha habido algn poe-ta que haya hecho alguna stira a esa seora Anglica, entre tantos como la han alabado?

    Bien creo yo respondi don Quijote que si Sacripante o Roldn fueran poetas, que ya me hubieran jabonado79 a la doncella, porque es propio y natural de los poetas desdeados y no admitidos de sus damas, fingidas o no fingidas,80 en efeto, de aquellas a quien ellos escogieron por seoras de sus pensamientos, vengarse con stiras y libelos,81 venganza por cierto indigna de pechos generosos; pero hasta agora no ha llegado a mi noticia ningn verso infamatorio contra la seora Anglica, que trujo revuelto el mundo.

    Milagro! dijo el cura.Y en esto oyeron que la ama y la sobrina, que ya haban dejado la conversacin, daban

    grandes voces en el patio, y acudieron todos al ruido.

    Captulo IIQue trata de la notable pendencia1 que Sancho Panza tuvo con la sobrina

    y ama de don Quijote, con otros sujetos graciosos

    CUENTA la historia que2 las voces que oyeron don Quijote, el cura y el barbero eran de la sobrina y ama, que las daban diciendo a Sancho Panza, que pugnaba por entrar a ver a don Quijote y ellas le defendan la puerta:Qu quiere este mostrenco3 en esta casa? Idos a la vuestra, hermano, que vos sois, y

    no otro, el que destrae y sonsaca4 a mi seor y le lleva por esos andurriales.A lo que Sancho respondi:Ama de Satans! El sonsacado y el destrado y el llevado por esos andurriales soy yo,

    que no tu amo: l me llev por esos mundos, y vosotras os engais en la mitad del justo precio;5 l me sac de mi casa con engaifas,6 prometindome una nsula que hasta agora la espero.

    Malas nsulas te ahoguen respondi la sobrina, Sancho maldito! Y qu son nsulas? Es alguna cosa de comer, golosazo, comiln que t eres?7

    No es de comer replic Sancho, sino de gobernar y regir, mejor que cuatro ciu-dades y que cuatro alcaldes de Corte.8

    Con todo eso dijo el ama, no entrareis ac, saco de maldades y costal de mali-cias. Id a gobernar vuestra casa y a labrar vuestros pegujares,9 y dejaos de pretender nsu-las ni nsulos.

    Grande gusto receban el cura y el barbero de or el coloquio de los tres, pero don Quijote, temeroso que Sancho se descosiese y desbuchase10 algn montn de maliciosas necedades y tocase en puntos que no le estaran bien a su crdito, le llam y hizo a las dos

  • Lemir 19 (2015) - Textos 497Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    que callasen y le dejasen entrar. Entr Sancho, y el cura y el barbero se despidieron de don Quijote, de cuya salud desesperaron viendo cun puesto estaba en sus desvariados pen-samientos y cun embebido en la simplicidad de sus malandantes caballeras, y as, dijo el cura al barbero:

    Vos veris, compadre, como cuando menos lo pensemos nuestro hidalgo sale otra vez a volar la ribera.11

    No pongo yo duda en eso respondi el barbero, pero no me maravillo tanto de la locura del caballero como de la simplicidad12 del escudero; que tan credo tiene aquello de la nsula, que creo que no se lo sacarn del casco cuantos desengaos pueden imaginarse.

    Dios los remedie13 dijo el cura. Y estemos a la mira:14 veremos en lo que para esta mquina de disparates de tal caballero y de tal escudero, que parece que los forjaron a los dos en una mesma turquesa15 y que las locuras del seor sin las necedades del criado no valan un ardite.

    As es dijo el barbero, y holgara mucho saber qu tratarn ahora los dos.Yo seguro16 respondi el cura que la sobrina o17 el ama nos lo cuenta despus,

    que no son de condicin que dejarn de escucharlo.En tanto, don Quijote se encerr con Sancho en su aposento, y, estando solos, le dijo:Mucho me pesa, Sancho, que hayas dicho y digas que yo fui el que te saqu de tus

    casillas,18 sabiendo que yo no me qued en mis casas: juntos salimos, juntos fuimos y jun-tos peregrinamos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido por los dos; si a ti te mantearon una vez, a m me han molido ciento, y esto es lo que te llevo de ventaja.

    Eso estaba puesto en razn respondi Sancho, porque, segn vuesa merced di-ce, ms anejas son a los caballeros andantes las desgracias que a sus escuderos.

    Engaste, Sancho dijo don Quijote, segn aquello: Quando caput dolet, etc-tera.19

    No entiendo otra lengua que la ma respondi Sancho.Quiero decir dijo don Quijote que cuando la cabeza duele todos los miembros

    duelen; y as, siendo yo tu amo y seor soy tu cabeza, y t mi parte, pues eres mi criado; y por esta razn el mal que a m me toca, o tocare, a ti te ha de doler, y a m el tuyo.

    As haba de ser dijo Sancho, pero cuando a m me manteaban como a miembro se estaba mi cabeza detrs de las bardas, mirndome volar por los aires sin sentir dolor alguno; y pues los miembros estn obligados a dolerse del mal de la cabeza, haba de estar obligada ella a dolerse dellos.

    Querrs t decir agora, Sancho respondi don Quijote, que no me dola yo cuando a ti te manteaban? Y si lo dices, no lo digas, ni lo pienses, pues ms dolor senta yo entonces en mi espritu que t en tu cuerpo. Pero dejemos esto aparte por agora, que tiempo habr donde lo ponderemos y pongamos en su punto, y dime, Sancho amigo: qu es lo que dicen de m por ese lugar? En qu opinin me tiene el vulgo, en qu los hidalgos y en qu los caballeros? Qu dicen de mi valenta, qu de mis hazaas y qu de mi cor-tesa? Qu se platica del asumpto20 que he tomado de resucitar y volver al mundo la ya olvidada orden caballeresca? Finalmente, quiero, Sancho, me digas lo que acerca desto ha llegado a tus odos; y esto me has de decir sin aadir al bien ni quitar al mal cosa alguna, que de los vasallos leales es decir la verdad a sus seores en su ser y figura propia, sin que la adulacin la acreciente o otro vano respeto la disminuya. Y quiero que sepas, Sancho,

  • 498 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    que si a los odos de los prncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos correran, otras edades seran tenidas por ms de hierro que la nuestra, que entiendo que de las que ahora se usan es la dorada. Srvate este advertimiento, Sancho, para que discreta y bien intencionadamente pongas en mis odos la verdad de las cosas que supieres de lo que te he preguntado.

    Eso har yo de muy buena gana, seor mo respondi Sancho, con condicin que vuesa merced no se ha de enojar de lo que dijere, pues quiere que lo diga en cueros, sin vestirlo de otras ropas de aquellas con que llegaron a mi noticia.

    En ninguna manera me enojar respondi don Quijote: bien puedes, Sancho, hablar libremente y sin rodeo alguno.

    Pues lo primero que digo dijo es que el vulgo tiene a vuesa merced por grandsi-mo loco, y a m por no menos mentecato. Los hidalgos dicen que no contenindose vuesa merced en los lmites de la hidalgua, se ha puesto don y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas21 de tierra, y con un trapo atrs y otro adelante.22 Dicen los caballeros que no querran que los hidalgos se opusiesen a ellos, especialmente aquellos hidalgos escuderiles que dan humo23 a los zapatos y toman los puntos de las medias ne-gras con seda verde.24

    Eso dijo don Quijote no tiene que ver conmigo, pues ando siempre bien vestido y jams remendado;25 roto, bien podra ser, y el roto, ms de las armas que del tiempo.

    En lo que toca prosigui Sancho a la valenta, cortesa, hazaas y asumpto de vuesa merced hay diferentes opiniones: unos dicen loco, pero gracioso; otros, valiente, pero desgraciado; otros, corts, pero impertinente, y por aqu van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuesa merced ni a m nos dejan hueso sano.

    Mira, Sancho dijo don Quijote: dondequiera que est la virtud en eminente grado, es perseguida. Pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron dej de ser calumniado de la malicia:26 Julio Csar,27 animossimo, prudentsimo y valentsimo ca-pitn, fue notado de ambicioso y algn tanto no limpio, ni en sus vestidos ni en sus cos-tumbres; Alejandro,28 a quien sus hazaas le alcanzaron el renombre de Magno, dicen dl que tuvo sus ciertos puntos de borracho; de Hrcules, el de los muchos trabajos, se cuenta que fue lascivo y muelle;29 de don Galaor, hermano de Amads de Gaula, se mur-mura que fue ms que demasiadamente rijoso, y de su hermano, que fue llorn.30 As que, oh Sancho!, entre las tantas calumnias de buenos bien pueden pasar las mas, como no sean ms de las que has dicho.

    Ah est el toque, cuerpo de mi padre! replic Sancho.Pues hay ms? pregunt don Quijote.An la cola falta por desollar dijo Sancho. Lo de hasta aqu son tortas y pan

    pintado; mas si vuesa merced quiere saber todo lo que hay acerca de las caloas31 que le ponen, yo le traer aqu luego al momento quien se las diga todas sin que les falte una meaja;32 que anoche lleg el hijo de Bartolom Carrasco, que viene de estudiar de Sala-manca hecho bachiller, y yndole yo a dar la bienvenida me dijo que andaba ya en libros la historia de vuesa merced con nombre del33 Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha; y dice que me mientan a m en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y a la seora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cmo34 las pudo saber el historiador que las escribi.

  • Lemir 19 (2015) - Textos 499Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    Yo te aseguro, Sancho dijo don Quijote, que debe de ser algn sabio encantador el autor de nuestra historia, que a los tales no se les encubre nada de lo que quieren escribir.

    Y cmo dijo Sancho si era sabio y encantador!, pues segn dice el bachiller Sansn Carrasco, que as se llama el que dicho tengo, que el autor de la historia se llama Cide Hamete Berenjena!35

    Ese nombre es de moro respondi don Quijote.As ser respondi Sancho, porque por la mayor parte he odo decir que los

    moros son amigos de berenjenas.T debes, Sancho dijo don Quijote, errarte en el sobrenombre de ese Cide, que

    en arbigo quiere decir seor.Bien podra ser replic Sancho; mas si vuesa merced gusta que yo le haga venir

    aqu, ir por l en volandas.Harasme mucho placer, amigo dijo don Quijote, que me tiene suspenso lo que

    me has dicho y no comer bocado que bien me sepa hasta ser informado de todo. Pues yo voy por l respondi Sancho. Y dejando a su seor se fue a buscar al bachiller, con el cual volvi de all a poco espacio,

    y entre los tres pasaron un graciossimo coloquio.

    Captulo IIIDel ridculo razonamiento que pas entre don Quijote, Sancho Panza

    y el bachiller Sansn Carrasco

    PENSATIVO a dems qued don Quijote esperando al bachiller Carrasco, de quien esperaba or las nuevas de s mismo puestas en libro, como haba dicho Sancho, y no se poda persuadir a que tal historia hubiese, pues an no estaba enjuta en la cuchilla1 de su espada la sangre de los enemigos que haba muerto y ya queran que anduviesen en estampa2 sus altas caballeras. Con todo eso, imagin que algn sabio, o ya amigo o3 enemigo, por arte de encantamento las habra4 dado a la estampa; si amigo, para engrandecerlas y levantarlas sobre las ms sealadas de caballero andante; si enemigo, para aniquilarlas y ponerlas debajo de las ms viles que de algn vil escudero se hubiesen escrito, puesto deca entre s que5 nunca hazaas de escuderos se escribieron; y cuan-do fuese verdad que la tal historia hubiese, siendo de caballero andante, por fuerza haba de ser grandlocua,6 alta, insigne, magnfica y verdadera. Con esto se consol algn tanto, pero desconsolole pensar que su autor era moro, segn aquel nombre de Cide, y de los moros no se poda esperar verdad alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas.7 Temase no hubiese tratado sus amores con alguna indecencia que redundase en menos-cabo y perjuicio de la honestidad de su seora Dulcinea del Toboso; deseaba que hubiese declarado su fidelidad y el decoro que siempre la haba guardado, menospreciando reinas, emperatrices y doncellas de todas calidades, teniendo a raya los mpetus de los naturales movimientos.8 Y as, envuelto y revuelto en estas y otras muchas imaginaciones, le hallaron Sancho y Carrasco, a quien don Quijote recibi con mucha cortesa.

  • 500 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Era el bachiller, aunque se llamaba Sansn, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrn; de color macilenta,9 pero de muy buen entendimiento; tendra hasta vein-te y cuatro aos, carirredondo, de nariz chata y de boca grande, seales todas de ser de condicin maliciosa y amigo de donaires y de burlas, como lo mostr, en viendo a don Quijote, ponindose delante dl de rodillas, dicindole:

    Deme vuestra grandeza las manos, seor don Quijote de la Mancha, que por el hbi-to de San Pedro10 que visto, aunque no tengo otras rdenes que las cuatro primeras, que es vuesa merced uno de los ms famosos caballeros andantes que ha habido11 ni aun habr en toda la redondez de la tierra. Bien haya Cide Hamete Benengeli, que la historia de vuestras grandezas dej escritas, y rebin haya el curioso que tuvo cuidado de hacerlas traducir de arbigo en nuestro vulgar castellano para universal entretenimiento de las gentes.

    Hzole levantar don Quijote, y dijo:Desa manera, verdad es que hay historia ma y que fue moro y sabio el que la com-

    puso?Es tan verdad, seor dijo Sansn, que tengo para m que el da de hoy estn

    impresos ms de doce mil12 libros de la tal13 historia; si no, dgalo Portugal, Barcelona y Valencia, donde se han impreso, y aun hay fama que se est imprimiendo en Amberes; y a m se me trasluce que no ha de haber nacin ni lengua donde no se traduzga.14

    Una de las cosas dijo a esta sazn don Quijote que ms debe de dar contento a un hombre virtuoso y eminente es verse, viviendo,15 andar con buen nombre por las len-guas de las gentes, impreso y en estampa. Dije con buen nombre, porque siendo al contrario, ninguna muerte se le igualar.

    Si por buena fama y si por buen nombre va16 dijo el bachiller, solo vuesa merced lleva la palma17 a todos los caballeros andantes; porque el moro en su lengua y el cristia-no en la suya tuvieron cuidado de pintarnos muy al vivo la gallarda de vuesa merced, el nimo grande en acometer los peligros, la paciencia en las adversidades y el sufrimiento as en las desgracias como en las heridas, la honestidad y continencia en los amores tan platnicos de vuesa merced y de mi seora doa Dulcinea del Toboso.

    Nunca dijo a este punto Sancho Panza he odo llamar con don a mi seora Dul-cinea, sino solamente la seora Dulcinea del Toboso, y ya en esto anda errada18 la historia.

    No es objecin de importancia sa respondi Carrasco.No, por cierto respondi don Quijote. Pero dgame vuesa merced, seor bachi-

    ller, qu hazaas mas son las que ms se ponderan19 en esa historia?En eso respondi el bachiller hay diferentes opiniones, como hay diferentes

    gustos: unos se atienen a la aventura de los molinos de viento que a vuesa merced le pare-cieron Briareos y gigantes; otros, a la de los batanes; ste, a la descripcin de los dos ejr-citos que despus parecieron ser20 dos manadas de carneros; aqul encarece la del muerto que llevaban a enterrar a Segovia; uno dice que a todas se aventaja la de la libertad de los galeotes; otro, que ninguna iguala a la de los dos gigantes benitos, con la pendencia del valeroso vizcano.

    Dgame, seor bachiller dijo a esta sazn Sancho: entra ah la aventura de los yangeses, cuando a nuestro buen Rocinante se le antoj pedir cotufas en el golfo?

    No se le qued nada respondi Sansn al sabio en el tintero: todo lo dice y todo lo apunta, hasta lo de las cabriolas que el buen Sancho hizo en la manta.

  • Lemir 19 (2015) - Textos 501Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    En la manta no hice yo cabriolas respondi Sancho; en el aire s, y aun ms de las que yo quisiera.

    A lo que yo imagino dijo don Quijote, no hay historia humana en el mundo que no tenga sus altibajos, especialmente las que tratan de caballeras, las cuales nunca pueden estar llenas de prsperos sucesos.

    Con todo eso respondi el bachiller, dicen algunos que han ledo la historia que se holgaran se les hubiera olvidado a los autores della algunos de los infinitos palos que en diferentes encuentros dieron al seor don Quijote.

    Ah entra la verdad de la historia dijo Sancho.Tambin pudieran callarlos por equidad21 dijo don Quijote, pues las acciones

    que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qu escribirlas, si han de re-dundar en menosprecio del seor de la historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero.

    As es replic Sansn, pero uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas no como fueron, sino como deban ser, y el his-toriador las ha de escribir no como deban ser, sino como fueron, sin aadir ni quitar a la verdad cosa alguna.

    Pues si es que se anda a decir verdades22 ese seor moro dijo Sancho, a buen seguro que entre los palos de mi seor se hallen los mos, porque nunca a su merced le tomaron la medida de las espaldas que no me la tomasen a m de todo el cuerpo; pero no hay de qu maravillarme, pues, como dice el mismo seor mo, del dolor de la cabeza han de participar los miembros.

    Socarrn sois, Sancho respondi don Quijote. A fee que no os falta memoria cuando vos queris tenerla.

    Cuando yo quisiese olvidarme de los garrotazos que me han dado dijo Sancho, no lo consentirn los cardenales, que an se estn frescos en las costillas.

    Callad, Sancho dijo don Quijote, y no interrumpis al seor bachiller, a quien suplico pase adelante en decirme lo que se dice de m en la referida historia.

    Y de m dijo Sancho; que tambin dicen que soy yo uno de los principales pre-sonajes23 della.

    Personajes, que no presonajes, Sancho amigo dijo Sansn.Otro reprochador de voquibles24 tenemos? dijo Sancho. Pues ndense a eso y

    no acabaremos en toda la vida.Mala me la d Dios, Sancho respondi el bachiller, si no sois vos la segunda

    persona de la historia, y que hay tal que precia ms25 oros hablar a vos que al ms pintado de toda ella, puesto que tambin hay quien diga que anduvistes demasiadamente de cr-dulo en creer que poda ser verdad el gobierno de aquella nsula ofrecida por el seor don Quijote, que est presente.

    An hay sol en las bardas26 dijo don Quijote, y mientras ms fuere entrando en edad Sancho, con la esperiencia que dan los aos estar ms idneo y ms hbil para ser gobernador que no est agora.

    Por Dios, seor! dijo Sancho. La isla que yo no gobernase con los aos que tengo no la gobernar con los aos de Matusaln.27 El dao est en que la dicha nsula se entretiene no s dnde, y no en faltarme a m el caletre para gobernarla.

  • 502 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    Encomendadlo a Dios, Sancho dijo don Quijote, que todo se har bien; y quiz mejor de lo que vos pensis, que no se mueve la hoja en el rbol sin la voluntad de Dios.28

    As es verdad dijo Sansn, que si Dios quiere no le faltarn a Sancho mil islas que gobernar, cuanto ms una.

    Gobernador29 he visto por ah dijo Sancho que a mi parecer no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman seora y se sirven con plata.30

    sos no son gobernadores de nsulas replic Sansn, sino de otros gobiernos ms manuales, que los que gobiernan nsulas por lo menos han de saber gramtica.

    Con la grama31 bien me avendra yo dijo Sancho, pero con la tica ni me tiro ni me pago,32 porque no la entiendo. Pero dejando esto del gobierno en las manos de Dios, que me eche a las partes donde ms de m se sirva, digo, seor bachiller Sansn Carras-co, que infinitamente me ha dado gusto que el autor de la historia haya hablado de m de manera que no enfadan las cosas que de m se cuentan; que a fe de buen escudero que si hubiera dicho de m cosas que no fueran muy de cristiano viejo, como soy, que nos haban de or los sordos.33

    Eso fuera hacer milagros respondi Sansn.Milagros o no milagros dijo Sancho, cada uno mire cmo habla o cmo escribe

    de las presonas, y no ponga a trochemoche34 lo primero que le viene al magn.35

    Una de las tachas que ponen a la tal historia dijo el bachiller es que su autor pu-so en ella una novela intitulada El Curioso Impertinente, no por mala ni por mal razonada, sino por no ser de aquel lugar, ni tiene que ver con la historia de su merced del seor don Quijote.

    Yo apostar replic Sancho que ha mezclado el hideperro36 berzas con capa-chos.37

    Ahora digo dijo don Quijote que no ha sido sabio el autor de mi historia, sino algn ignorante hablador que a tiento y sin algn discurso se puso a escribirla salga lo que saliere, como haca Orbaneja,38 el pintor de beda, al cual preguntndole qu pintaba, respondi: Lo que saliere. Tal vez39 pintaba un gallo de tal suerte y tan mal parecido que era menester que con letras gticas escribiese junto a l: ste es gallo. Y as debe de ser de mi historia, que tendr necesidad de comento40 para entenderla.

    Eso no respondi Sansn, porque es tan clara que no hay cosa que dificultar en ella: los nios la manosean, los41 mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran, y, finalmente, es tan trillada42 y tan leda y tan sabida de todo gnero de gentes, que apenas han visto algn rocn flaco cuando dicen: All va Rocinante. Y los que ms se han dado a su letura son los pajes: no hay antecmara43 de seor donde no se halle un Don Quijote, unos le toman si otros le dejan, stos le embisten y aqullos le piden. Finalmente, la tal historia es del ms gustoso y menos perjudicial entretenimiento que hasta agora se haya visto, porque en toda ella no se descubre ni por semejas una palabra deshonesta ni un pensamiento menos que catlico.

    A escribir de otra suerte44 dijo don Quijote no fuera escribir verdades, sino mentiras, y los historiadores que de mentiras se valen haban de ser quemados, como los que hacen moneda falsa. Y no s yo qu le movi al autor a valerse de novelas y cuentos ajenos, habiendo tanto que escribir en los mos: sin duda se debi de atener al refrn: de paja y de heno, etctera.45 Pues en verdad que en slo manifestar mis pensamientos, mis

  • Lemir 19 (2015) - Textos 503Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    sospiros, mis lgrimas, mis buenos deseos y mis acometimientos46 pudiera hacer un volu-men mayor o tan grande que el que pueden hacer todas las obras del Tostado.47 En efeto, lo que yo alcanzo, seor bachiller, es que para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento. Decir gracias y escribir donaires es de grandes ingenios: la ms discreta figura de la comedia es la del bo-bo, porque no lo ha de ser el que quiere dar a entender que es simple. La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde est la verdad est Dios, en cuanto a verdad; pero, no obstante esto, hay algunos que as componen y arrojan libros de s como si fuesen buuelos.

    No hay libro tan malo dijo el bachiller que no tenga algo bueno.48 No hay duda en eso replic don Quijote, pero muchas veces acontece que los

    que tenan mritamente49 granjeada y alcanzada gran fama por sus escritos, en dndolos a la estampa la perdieron del todo o la menoscabaron en algo.

    La causa deso es dijo Sansn que como las obras impresas se miran despacio, fcilmente se veen sus faltas, y tanto ms se escudrian50 cuanto es mayor la fama del que las compuso. Los hombres famosos por sus ingenios, los grandes poetas, los ilustres his-toriadores, siempre o las ms veces son envidiados de aquellos que tienen por gusto y por particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos sin haber dado algunos propios a la luz del mundo.

    Eso no es de maravillar dijo don Quijote, porque muchos telogos hay que no son buenos para el plpito y son bonsimos para conocer las faltas o sobras51 de los que predican.

    Todo eso es as, seor don Quijote dijo Carrasco, pero quisiera yo que los tales censuradores fueran ms misericordiosos y menos escrupulosos, sin atenerse a los tomos del sol52 clarsimo de la obra de que murmuran; que si aliquando bonus dormitat Homerus,53 consideren lo mucho que estuvo despierto por dar la luz de su obra con la menos sombra que pudiese, y quiz podra ser que lo que a ellos les parece mal fuesen lunares, que a las veces acrecientan la hermosura del rostro que los tiene; y as, digo que es grandsimo el riesgo a que se pone el que imprime un libro, siendo de toda imposibilidad imposible com-ponerle tal que satisfaga y contente a todos los que le leyeren.

    El que de m trata dijo don Quijote a pocos habr contentado.Antes es al revs, que como de stultorum infinitus est numerus,54 infinitos son los que

    han gustado de la tal historia; y algunos55 han puesto falta y dolo56 en la memoria del au-tor, pues se le olvida de contar quin fue el ladrn que hurt el rucio57 a Sancho, que all no se declara, y slo se infiere de lo escrito que se le hurtaron, y de all a poco le vemos a caballo sobre el mesmo jumento, sin haber parecido. Tambin dicen que se le olvid po-ner lo que Sancho hizo de aquellos cien escudos que hall en la maleta en Sierra Morena, que nunca ms los nombra,58 y hay muchos que desean saber qu hizo dellos o en qu los gast, que es uno de los puntos sustanciales59 que faltan en la obra.

    Sancho respondi:Yo, seor Sansn, no estoy ahora para ponerme en cuentas ni cuentos,60 que me ha

    tomado un desmayo de estmago61 que, si no le reparo con dos tragos de lo aejo62 me pondr en la espina de Santa Luca.63 En casa lo tengo, mi oslo me aguarda; en acabando

  • 504 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    de comer dar la vuelta y satisfar64 a vuesa merced y a todo el mundo de lo que preguntar quisieren, as de la prdida del jumento como del gasto de los cien escudos.

    Y sin esperar respuesta ni decir otra palabra se fue a su casa. Don Quijote pidi y rog al bachiller se quedase a hacer penitencia65 con l. Tuvo el

    bachiller el envite,66 quedose, aadiose al ordinario67 un par de pichones, tratose en la me-sa de caballeras, siguiole el humor68 Carrasco, acabose el banquete, durmieron la siesta, volvi Sancho y renovose la pltica pasada.

    Captulo IVDonde Sancho Panza satisface al bachiller Sansn Carrasco de sus dudas y

    preguntas, con otros sucesos dignos de saberse y de contarse

    VOLVI Sancho a casa de don Quijote, y volviendo al pasado razonamiento, dijo:A lo que el seor Sansn dijo que se deseaba saber quin o cmo o cundo se me hurt el jumento, respondiendo digo que la noche misma que huyendo de la Santa Hermandad nos entramos en Sierra Morena, despus de la aventura sin ventu-ra1 de los galeotes y de la del difunto que llevaban a Segovia, mi seor y yo nos metimos entre una espesura,2 adonde mi seor arrimado a su lanza y yo sobre mi rucio, molidos y cansados de las pasadas refriegas, nos pusimos a dormir como si fuera sobre cuatro col-chones de pluma; especialmente yo dorm con tan pesado sueo, que quienquiera que fue tuvo lugar3 de llegar y suspenderme sobre cuatro estacas que puso a los cuatro lados de la albarda, de manera que me dej a caballo sobre ella y me sac debajo de m al rucio sin que yo lo sintiese.

    Eso es cosa fcil dijo Sansn,4 y no acontecimiento nuevo, que lo mesmo le su-cedi a Sacripante cuando, estando en el cerco de Albraca, con esa misma invencin le sac el caballo de entre las piernas aquel famoso ladrn llamado Brunelo.5

    Amaneci prosigui Sancho, y apenas me hube estremecido cuando, faltando las estacas, di conmigo en el suelo una gran cada; mir por6 el jumento y no le vi, acudi-ronme lgrimas a los ojos y hice una lamentacin que si no la puso7 el autor de nuestra his-toria puede hacer cuenta que no puso cosa buena. Al cabo de no s cuntos das, viniendo con la seora princesa Micomicona, conoc mi asno, y que vena sobre l en hbito de gi-tano aquel Gins de Pasamonte, aquel embustero y grandsimo maleador8 que quitamos mi seor y yo de la cadena.

    No est en eso el yerro replic Sansn, sino en que antes de haber parecido el jumento dice el autor que iba a caballo Sancho en el mesmo rucio.

    A eso dijo Sancho no s qu responder sino que el historiador se enga, o ya sera descuido del impresor.

    As es, sin duda dijo Sansn. Pero qu se hicieron los cien escudos? Deshici-ronse?

    Respondi Sancho:

  • Lemir 19 (2015) - Textos 505Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    Yo los gast en pro de mi presona9 y de la de mi mujer y de mis hijos, y ellos han sido causa de que mi mujer lleve en paciencia los caminos y carreras que he andado sirviendo a mi seor don Quijote; que si al cabo de tanto tiempo volviera sin blanca y sin el jumento a mi casa, negra ventura me esperaba.10 Y si hay ms que saber de m, aqu estoy, que res-ponder al mesmo Rey en presona, y nadie tiene para qu meterse11 en si truje o no truje, si gast o no gast; que si los palos que me dieron en estos viajes se hubieran de pagar a dinero,12 aunque no se tasaran sino a cuatro maraveds cada uno, en otros cien escudos no haba para pagarme la mitad;13 y cada uno meta la mano en su pecho14 y no se ponga a juzgar lo blanco por negro y lo negro por blanco; que cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces.

    Yo tendr cuidado dijo Carrasco de acusar15 al autor de la historia que si otra vez la imprimiere no se le olvide esto que el buen Sancho ha dicho, que ser realzarla un buen coto ms de lo que ella se est.

    Hay otra cosa que enmendar en esa leyenda, seor bachiller? pregunt don Quijote.

    S debe de haber respondi l, pero ninguna debe de ser de la importancia de las ya referidas.

    Y por ventura dijo don Quijote promete el autor segunda parte?S promete respondi16 Sansn, pero dice que no ha hallado ni sabe quin la tie-

    ne, y as, estamos en duda si saldr o no; y as por esto como porque algunos dicen: Nunca segundas partes fueron buenas, y otros: De las cosas de don Quijote bastan las escritas, se duda que no ha de haber segunda parte; aunque algunos que son ms joviales que saturninos17 dicen: Vengan ms quijotadas, embista don Quijote y hable Sancho Panza y sea lo que fuere, que con eso nos contentamos.

    Y a qu se atiene18 el autor?A que respondi Sansn en hallando que halle la historia que l va buscando

    con extraordinarias diligencias la dar luego a la estampa, llevado ms del inters19 que de darla se le sigue20 que de otra alabanza alguna.

    A lo que dijo Sancho:Al dinero y al inters mira el autor? Maravilla ser que acierte, porque no har si-

    no harbar, harbar21 como sastre en vsperas de Pascuas,22 y las obras que se hacen apriesa nunca se acaban con la perfecin que requieren. Atienda ese seor moro, o lo que es,23 a mirar lo que hace; que yo y mi seor le daremos tanto ripio a la mano24 en materia de aventuras y de sucesos diferentes, que pueda componer no slo segunda parte, sino cien-to. Debe de pensar el buen hombre, sin duda, que nos dormimos aqu en las pajas;25 pues tnganos el pie al herrar y ver del que cosqueamos.26 Lo que yo s decir es que si mi seor tomase mi consejo ya habamos de estar en esas campaas deshaciendo agravios y ende-rezando tuertos, como es uso y costumbre de los buenos andantes caballeros.

    No haba bien acabado de decir estas razones Sancho cuando llegaron a sus odos re-linchos de Rocinante, los cuales relinchos tom don Quijote por felicsimo agero, y de-termin de hacer de all a tres o cuatro das otra salida, y declarando su intento al bachi-ller, le pidi consejo por qu parte comenzara su jornada; el cual le respondi que era su parecer que fuese al reino de Aragn y a la ciudad de Zaragoza, adonde de all a pocos das se haban de hacer unas solensimas justas por la fiesta de San Jorge,27 en las cuales podra

  • 506 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sera ganarla sobre todos los del mundo. Alabole ser honradsima y valentsima su determinacin, y advirtiole que andu-viese ms atentado en acometer los peligros, a causa que su vida no era suya, sino de todos aquellos que le haban menester28 para que los amparase y socorriese en sus desventuras.

    Deso es lo que yo reniego,29 seor Sansn dijo a este punto Sancho, que as aco-mete mi seor a cien hombres armados como un muchacho goloso a media docena de badeas.30 Cuerpo del mundo, seor bachiller! S que tiempos hay de acometer y tiempos de retirar,31 y no ha de ser todo Santiago, y cierra, Espaa!32 Y ms, que yo he odo decir, y creo que a mi seor mismo, si mal no me acuerdo, que en los estremos33 de cobarde y de temerario est el medio de la valenta; y si esto es as, no quiero que huya sin tener para qu, ni que acometa cuando la demasa34 pide otra cosa. Pero sobre todo aviso a mi seor que si me ha de llevar consigo ha de ser con condicin que l se lo ha de batallar todo y que yo no he de estar obligado a otra cosa que a mirar por su persona en lo que tocare a su limpieza y a su regalo, que en esto yo le bailar el agua delante;35 pero pensar que tengo de poner mano a la espada, aunque sea contra villanos malandrines de hacha y capellina, es pensar en lo escusado. Yo, seor Sansn, no pienso granjear fama de valiente, sino del mejor y ms leal escudero que jams sirvi a caballero andante; y si mi seor don Quijote, obligado de mis muchos y buenos servicios, quisiere darme alguna nsula de las muchas que su merced dice que se ha de topar por ah, recibir mucha merced en ello; y cuando no me la diere, nacido soy,36 y no ha de vivir el hombre en hoto37 de otro, sino de Dios; y ms, que tan bien y aun quiz mejor me sabr el pan desgobernado que siendo goberna-dor. Y s yo por ventura si en esos gobiernos me tiene aparejada el Diablo alguna zanca-dilla donde tropiece y caiga y me haga38 las muelas? Sancho nac y Sancho pienso morir; pero si con todo esto, de buenas a buenas,39 sin mucha solicitud y sin mucho riesgo me deparase el Cielo alguna nsula o otra cosa semejante, no soy tan necio que la desechase; que tambin se dice cuando te dieren la vaquilla, corre con la soguilla,40 y cuando viene el bien, mtelo en tu casa.41

    Vos, hermano Sancho dijo Carrasco, habis hablado como un catedrtico; pe-ro, con todo eso, confiad en Dios y en el seor don Quijote, que os ha de dar un reino, no que42 una nsula.

    Tanto es lo de ms como lo de menos respondi Sancho, aunque s decir al seor Carrasco que no echara mi seor el reino que me diera en saco roto,43 que yo he tomado el pulso a m mismo44 y me hallo con salud para regir reinos y gobernar nsulas, y esto ya otras veces lo he dicho a mi seor.

    Mirad, Sancho dijo Sansn, que los oficios mudan las costumbres,45 y podra ser que vindoos gobernador no conocisedes a la madre que os pari.

    Eso all se ha de entender46 respondi Sancho con los que nacieron en las mal-vas,47 y no con los que tienen sobre el alma cuatro dedos de enjundia48 de cristianos viejos, como yo los tengo. No, sino llegaos a mi condicin,49 que sabr usar de desagradecimiento con alguno!

    Dios lo haga dijo don Quijote, y ello dir cuando el gobierno venga, que ya me parece que le trayo entre los ojos.

    Dicho esto, rog al bachiller que, si era poeta, le hiciese merced de componerle unos versos que tratasen de la despedida que pensaba hacer de su seora Dulcinea del Toboso, y

  • Lemir 19 (2015) - Textos 507Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    que advirtiese que en el principio de cada verso haba de poner una letra de su nombre, de manera que al fin de50 los versos, juntando las primeras letras,51 se leyese Dulcinea del Toboso.

    El bachiller respondi que puesto que l no era de los famosos poetas que haba en Espaa, que decan que no eran sino tres y medio,52 que no dejara de componer los tales metros,53 aunque hallaba una dificultad grande en su composicin, a causa que las letras que contenan el nombre eran diez y siete, y que si haca cuatro castellanas54 de a cuatro versos sobrara una letra; y si de a cinco, a quien llaman dcimas o redondillas, faltaban tres letras; pero, con todo eso, procurara embeber55 una letra lo mejor que pudiese, de manera que en las cuatro castellanas se incluyese el nombre de Dulcinea del Toboso.

    Ha de ser as en todo caso dijo don Quijote, que si all no va el nombre patente y de manifiesto no hay mujer que crea que para ella se hicieron los metros.

    Quedaron56 en esto y en que la partida sera de all a ocho das. Encarg don Quijote al bachiller la tuviese secreta, especialmente al cura y a maese Nicols, y a su sobrina y al ama, por que no estorbasen su honrada y valerosa determinacin: todo lo prometi Ca-rrasco. Con esto se despidi, encargando a don Quijote que de todos sus buenos o malos sucesos le avisase, habiendo comodidad; y as, se despidieron y Sancho fue a poner en or-den lo necesario para su jornada.

    Captulo VDe la discreta y graciosa pltica que pas entre Sancho Panza y su mujer Teresa

    Panza, y otros sucesos dignos de felice recordacin

    LLEGANDO a escribir el traductor desta historia este quinto captulo, dice que le tiene por apcrifo, porque en l habla Sancho Panza con otro estilo del que se poda prometer de su corto ingenio, y dice cosas tan sutiles que no tiene por posible que l las supiese, pero que no quiso dejar de traducirlo, por cumplir con lo que a su oficio deba; y as, prosigui diciendo:

    Lleg Sancho a su casa tan regocijado y alegre, que su mujer conoci su alegra a tiro de ballesta, tanto, que la oblig a preguntarle:

    Qu tras,1 Sancho amigo, que tan alegre vens?A lo que l respondi:Mujer ma, si Dios quisiera, bien me holgara yo de no estar tan contento como

    muestro.No os entiendo, marido replic ella, y no s qu queris decir en eso de que os

    holgrades,2 si Dios quisiera, de no estar contento; que maguer tonta, no s yo quin reci-be gusto de no tenerle.

    Mirad, Teresa respondi Sancho: yo estoy alegre porque tengo determinado de volver a servir a mi amo don Quijote, el cual quiere la vez tercera salir3 a buscar las aven-turas; y yo vuelvo a salir con l porque lo quiere as mi necesidad, junto con la esperanza que me alegra de pensar si podr hallar otros cien escudos como los ya gastados, puesto que me entristece el haberme de apartar de ti y de mis hijos; y si Dios quisiera darme de

  • 508 Lemir 19 (2015) - Textos Miguel de Cervantes Saavedra

    comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos4 y encrucijadas, pues lo poda hacer a poca costa y no ms de quererlo, claro est que mi alegra fuera ms firme y vale-dera, pues que la que tengo va mezclada con la tristeza del dejarte. As que dije bien que holgara, si Dios quisiera, de no estar contento.

    Mirad, Sancho replic Teresa, despus que os hicistes miembro de caballero andante hablis de tan rodeada5 manera, que no hay quien os entienda.

    Basta que me entienda Dios, mujer respondi Sancho, que l es el entendedor de todas las cosas, y qudese esto aqu. Y advertid, hermana, que os conviene tener cuenta estos tres das con el rucio, de manera que est para armas tomar:6 dobladle los piensos, requerid la albarda y las dems jarcias, porque no vamos a bodas, sino a rodear el mundo y a tener dares y tomares7 con gigantes, con endriagos y con vestiglos, y a or silbos, rugi-dos, bramidos y baladros; y aun todo esto fuera flores de cantueso8 si no tuviramos que entender con yangeses y con moros encantados.

    Bien creo yo, marido replic Teresa, que los escuderos andantes no comen el pan de balde, y as, quedar rogando a Nuestro Seor os saque presto de tanta mala ventura.

    Yo os digo, mujer respondi Sancho, que si no pensase antes de mucho tiempo9 verme gobernador de una nsula, aqu me caera muerto.

    Eso no, marido mo dijo Teresa; viva la gallina, aunque sea con su pepita:10 vivid vos y llvese el Diablo cuantos gobiernos hay en el mundo. Sin gobierno11 salistes del vien-tre de vuestra madre, sin gobierno habis vivido hasta ahora y sin gobierno os iris o os llevarn a la sepultura cuando Dios fuere servido. Como sos12 hay en el mundo que viven sin gobierno, y no por eso dejan de vivir y de ser contados en el nmero de las gentes. La mejor salsa del mundo es la hambre, y como sta no falta a los pobres, siempre comen con gusto. Pero mirad, Sancho, si por ventura os viredes con algn gobierno, no os olvidis de m y de vuestros hijos. Advertid que Sanchico tiene ya quince aos cabales y es razn que vaya a la escuela, si es que su to el abad le ha de dejar hecho de la Iglesia. Mirad tambin que Mari Sancha vuestra hija no se morir13 si la casamos, que me va dando barruntos que desea tanto tener marido como vos deseis veros con gobierno, y, en fin en fin, mejor parece la hija mal casada que bien abarraganada.

    A buena fe respondi Sancho que si Dios me llega a tener algo qu de gobier-no,14 que tengo de casar, mujer ma, a Mari Sancha tan altamente, que no la alcancen sino con llamarla seora.15

    Eso no, Sancho respondi Teresa: casadla con su igual, que es lo ms acertado; que si de los zuecos la sacis a chapines, y de saya parda de catorceno a verdugado y sabo-yanas16 de seda, y de una Marica17 y un t a una doa tal y seora, no se ha de hallar18 la mochacha, y a cada paso ha de caer en mil faltas, descubriendo la hilaza19 de su tela basta y grosera.

    Calla, boba dijo Sancho, que todo ser20 usarlo dos o tres aos, que despus le vendr el seoro y la gravedad como de molde; y cuando no, qu importa? Sase ella seora y venga lo que viniere.21

    Medos, Sancho, con vuestro estado respondi Teresa, no os queris alzar a mayores,22 y advertid al refrn que dice: al hijo de tu vecino, lmpiale las narices y mtele en tu casa.23 Por cierto que sera gentil cosa24 casar a nuestra Mara con un condazo o con un25 caballerote que cuando se le antojase la pusiese como nueva26 llamndola de villana, hija

  • Lemir 19 (2015) - Textos 509Don Quijote de la Mancha 2 Parte (ed. Enrique Surez Figaredo)

    del destripaterrones y de la pelarruecas. No en mis das, marido! Para eso, por cierto, he criado yo a mi hija! Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo, que ah est Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos y s que no mira de mal ojo a la mochacha; y con ste, que es nuestro igual, estar bien casada y la27 tendremos siempre a nuestros ojos y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andar la paz y la bendicin de Dios entre todos nosotros; y no casrmela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan ni ella se entienda.

    Ven ac, bestia y mujer de Barrabs replic Sancho. Por qu quieres t ahora, sin qu ni para qu, estorbarme que no case a mi hija con quien me d nietos que se llamen seora? Mira, Teresa, siempre he odo decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, que no se debe quejar si se le pasa, y no sera bien que ahora que est llamando a nuestra puerta se la cerremos: dejmonos llevar deste viento favorable que nos sopla.

    Por este modo de hablar, y por lo que ms abajo dice Sancho, dijo el tradutor desta his-toria que tena por apcrifo este captulo.

    No te parece, animalia prosigui Sancho, que ser bien dar con mi cuerpo en algn gobierno provechoso que nos saque el pie del lodo?28 Y casarse ha29 Mari Sancha con quien yo quisiere y vers como te llaman a ti doa Teresa Panza y te sientas en la iglesia sobre alcatifa,30 almohadas y arambeles, a pesar y despecho de las hidalgas del pueblo. No, sino estaos siempre en un ser, sin crecer ni menguar, como figura de paramento!31 Y en esto no hablemos ms, que Sanchica ha de ser condesa aunque t ms me digas.32

    Veis cuanto decs,33 marido? respondi Teresa. Pues con todo eso temo que este condado de mi hija ha de ser su perdicin. Vos haced lo que quisiredes, ora la hagis duquesa o princesa, pero seos decir que no ser ello con voluntad ni consentimiento mo. Siempre, hermano, fui amiga de la igualdad y no puedo ver entonos34 sin fundamentos. Teresa me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto, sin aadiduras ni cortapisas, ni arrequives35 de dones ni donas;36 Cascajo se llam mi padre; y a m, por ser vuestra mujer, me llaman Teresa Panza, que a buena razn me haban de llamar Teresa Cascajo; pero all van reyes do quieren leyes,37 y con este nombre me contento, sin que me le pongan un don encima que pese tanto que no le pueda llevar, y no quiero dar que decir a los que me vie-ren andar vestida a lo condesil o a lo de gobernadora, que luego dirn: Mirad que entonada va la pazpuerca!38 Ayer no se hartaba de estirar de un copo de estopa, y iba a misa cubierta la cabeza con la falda de la saya en lugar de manto, y ya hoy va con verdugado, con broches y con entono, como si no la conocisemos. Si Dios me guarda mis siete, o mis cinco39 sentidos, o los que tengo, no pienso dar ocasin de verme en tal aprieto. Vos, hermano, idos a ser gobier-no, o nsulo, y entonaos a vuestro gusto, que mi hija ni yo, por el siglo de mi madre que no nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea: la mujer honrada, la pierna quebrada y en casa; y la doncella honesta, el hacer algo es su fiesta. Idos con vuestro don Quijote a vuestras aventuras y dejadnos a nosotras con nuestras malas venturas, que Dios nos las mejorar como seamos buenas. Y yo no s, por cierto, quin le puso a l el40 don que no tuvieron sus padres ni sus agelos.

    Ahora digo replic Sancho que tienes algn familiar41 en ese cuerpo. Vlate Dios, la mujer, y qu de cosas has ensartado unas en otras, sin tener pies ni cabeza! Qu tiene que ver el Cascajo, los broches, los refranes y