El Interior Del Purgatorio

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    El INTERIOR DELPURGATORIOSanta Liduvina de Schiedam

    Traduccin: Padre F. X. Shouppe, S. J.

    Versin pdf preparado por

    Nuestro Portal CatlicoOraciones y Devociones Catlicas

    Agradecimientos:

    M.C.B

    R.I.L.D

    ttt

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    Narramos aqu la tercera visin relativa al interior del Purgatorio, aquellade Santa Liduvina de Schiedam, Holanda, quien muri el 11 de abril de 1433, y

    cuya historia escrita por un sacerdote contemporneo, goza de la ms perfectaautenticidad.

    sta admirable virgen, un verdadero prodigio de la paciencia cristiana, fuepresa de muchos dolores y de los padecimientos ms crueles por un perodo detreinta y ocho aos. Estos sufrimientos hacan imposible para ella el dormir,pasaba las largas noches rezando, y muy frecuentemente, elevada en espritu,era conducida por su ngel guardin a las regiones misteriosas del Purgatorio,

    all ella vio moradas, prisiones, diversas mazmorras, cada una ms tenebrosaque la otra; se encontr con almas que ella conoca, y le fueron mostrados losdiferentes castigos. Se puede preguntar, Cual fue la naturaleza de esos viajesextticos? ello es difcil de explicar; pero podemos concluir por otrascircunstancias que haba ms realidad en ellos que lo que podemos creer.

    La santa invlida hizo viajes similares y peregrinajes en la tierra, a loslugares santos de Palestina, a las iglesias de Roma, y a los monasterios en lavecindad. Ella tena un conocimiento exacto de los lugares por los que habaviajado en espritu. Un religioso del monasterio de Santa Isabel, conversandoun da con ella, hablando de las celdas, de los salones, del refectorio, etc., desu comunidad, le dio a l una detallada descripcin de su casa, como si ellaestuviera viviendo all. El Religioso habiendo expresado su sorpresa, le oydecir: Sepa padre, que yo he estado en su monasterio; he visitado las celdas,he visto a los ngeles guardianes de todos aquellos que las ocupan.

    En uno de los viajes que nuestra Santa hizo al Purgatorio ocurri losiguiente: Un desafortunado pecador, enredado en las corrupciones de stemundo, fue finalmente convertido por las oraciones y urgentes exhortacionesde Liduvina, l hizo una sincera confesin de todos sus pecados y recibi laabsolucin, pero tuvo poco tiempo para practicar la penitencia, ya que pocodespus muri por causas de la plaga.

    La Santa ofreci muchas oraciones y sufrimientos por su alma; y algntiempo despus, habiendo sido transportada por su ngel al Purgatorio, ellaquiso saber si l estaba todava all y en qu estado. l est aqu, dijo sungel, y est sufriendo mucho. Estaras dispuesta a sufrir algunos dolores

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    con el fin de disminuir los de l? Claro que s, dijo ella, Estoy lista parasufrir cualquier cosa con tal de ayudarlo.

    Instantneamente, su ngel la condujo a un lugar de espantosas torturas.Es esto el infierno hermano mo? pregunt la Santa dama sobrecogida dehorror. No, hermana, le contest el ngel, pero esta parte del Purgatorioest en el lmite con el Infierno. Mirando hacia todos lados, vio ella lo que seasemejaba a una inmensa prisin, rodeada con murallas de una prodigiosaaltura, cuya oscuridad, junto con las monstruosas piedras, la llenaron dehorror. Acercndose a este gigantesco enclaustramiento, ella oy un ruidoconfuso de lamentos, gritos de furia, cadenas, instrumentos de tortura, golpes

    violentos que los verdugos descargaban contra sus vctimas. Este ruido era talque todo el tumulto del mundo, en tempestad o batalla, no podra tenercomparacin con l. Que es entonces este horrible lugar? pregunto SantaLiduvina a su buen ngel. Deseas que te lo muestre? No, te lo suplico,dijo sobrecogida de terror, el ruido que oigo es tan aterrador que no puedoseguir escuchndolo; Cmo puedo, entonces, soportar la vista de esoshorrores?

    Continuando con su misteriosa ruta, ella vio un ngel sentado tristemente

    en las paredes de un pozo. Quin es ese ngel? le pregunt a su gua. Es,dijo l, el ngel guardin del pecador en cuya suerte ests interesada. Sualma est dentro de ese pozo, donde tiene un Purgatorio especial. Tras estaspalabras, Liduvina mir inquisitivamente a su ngel; ella deseaba ver esa almaque le era tan querida, y tratar del librarlo de tan espantoso hoyo. El ngel quecomprendi su deseo, descubri el pozo, y una nube de llamas, junto con los mslastimeros lamentos brotaron de l. Reconoces esa voz? le pregunto el ngela ella. Ay! S, contest la sierva de Dios. Deseas ver esta alma? continul. Al or su respuesta afirmativa, el ngel le llam por su nombre; einmediatamente nuestra virgen vio aparecer en la boca del foso un esprituenvuelto todo en llamas, que pareca un metal incandescente al rojo vivo, yquien al verla le dijo en una voz escasamente perceptible, Oh Liduvina, siervade Dios! Quin me ayudar para contemplar la cara del Altsimo?

    La visin de sta alma, presa del ms terrible tormento de fuego, le caustal conmocin a nuestra Santa que el cinturn que ella usaba alrededor delcuerpo se rasg en dos; y sindole imposible seguir vindole en tal estado,despert repentinamente de su xtasis. Las personas presentes, percibiendo

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    su temor, le preguntaron su causa. Ay! replic ella Que tan espantosas sonlas prisiones del Purgatorio! Fue para ayudar a las almas que yo consent

    descender all. Sin este fin, aunque me fuere dado todo el mundo, no pasaraotra vez por el terror que tan horrible espectculo me caus.

    Algunos das despus, el mismo ngel que ella haba visto tan desolado, sele apareci con una actitud feliz, le dijo que el alma de su protegido habaabandonado el pozo y haba pasado al Purgatorio ordinario. ste alivio parcial nosatisfizo a Liduvina, continu rezando por el pobre paciente, aplicando a l losmritos de sus sufrimientos, hasta que pudo ver que las puertas del Cielo seabrieron para l.

    Traducido del ingls del libro original en francs

    Padre F. X. Shouppe, S. J.

    Nota de Oraciones y Devociones Catlicas

    Este aterrador relato de Santa Liduvina, nos lleva a los lugares msprofundos del Purgatorio. El fuego que padece el alma en ese lugar de

    tormento, es un fuego de amor, se quema por los deseos de contemplar a Dios,

    pero su alma an se encuentra con cicatrices de los pecados cometidos en vida.

    Heridas que deben sanar primero, pues en esas condiciones del alma, es del

    todo imposible el ingreso al Reino de los Cielos.

    En estos lugares profundos del purgatorio, se pueden encontrar almas de

    personas muy pecadoras que se arrepintieron muy al final de sus vidas. Por la

    Misericordia de Dios, no van al Infierno, pero deben purificarse por muchos

    aos.

    Todo esto est tratado con bastante detalle en el Libro sobre el Purgatorio

    escrito por el padre Dolindo Ruotolo.

    Cul es la leccin que podemos sacar de esta aterradora experiencia de

    Santa Liduvina?

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    No dejar para el final de nuestras vidas, el arrepentimiento de nuestros

    pecados. Es necesario confesarse a la brevedad para tener el suficiente tiempo

    para llevar una vida santa y de esta forma borrar las cicatrices que Satans hadejado en nuestra alma. La confesin nos libra del infierno, pero el alma queda

    daada, se requiere la penitencia por los pecados cometidos. Santa Teresa

    aconseja: Esforcmonos por hacer penitencia en esta vida.

    Hermanos: Para lograrlo se requiere tiempo, vida. Acudamos a la confesin lo

    antes posible, que no pase el tiempo y sea luego demasiado tarde.

    Aconsejamos leer tambin El Folleto de la Iglesia Purgante escrito por

    Jess. Como lo dice Jess, si no quieren ir al Purgatorio, hay formas deevitarlo.

    Indaguen en este Portal Catlico. Bendiciones a todos.

    Oracin

    Santa Liduvina: Alcnzanos de Dios la gracia de aceptar con paciencianuestros sufrimientos como pago por nuestros pecados y para conseguir la

    conversin y salvacin de muchos pecadores.