EL JAGUAR Y LA SOMBRA - UNA

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EL JAGUAR Y LA SOMBRA Alvaro Dobles UI/oa

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Lección inaugural del Ciclo Académico 1997 en laEscuela de Sociología de la Universidad Nacional(Heredia, Costa Rica). Dictada el jueves 13 de marzode 1997, por invitación del profesor Rogelio Cedeño,a quien agradezco su deferencia.

El estructuralismo de Lévi-Strauss: pri-mera intuición

in saber por qué, el título de esta lec-ción inaugural sobre el estructuralis-mo de Claude Lévi-Strauss me vino ala mente desde el momento mismo enque se me propuso dictarla. Repasé

las obras de Lévi-Strauss que figuran en mi biblio-teca, y el título se consolidó; sin embargo, la dudasobre su razón persistía, hasta el punto de quetodavía no me atrevía a comunicarlo.

Finalmente, entre las obras sobre Lévi-Strauss que consulté, me saltó a la vista el siguien-te pasaje: «-aquellos que se apoderan, paradevorarla, de la sombra movediza y fascinante deesta teoría científica en plena expansión, se arries-gan a encontrarse en la situación(-) del jaguarque aruña el suelo creyendo atrapar una presa quese encuentra en otra parte» (De Heusch, 1965: 6).Más adelante se hará claro a qué sombra y a quéjaguar se refiere el autor de esta cita.

En una de las interpretaciones posibles deltítulo de esta lección, el jaguar sería este exposi-tor, pero también cada uno de ustedes, oidores; elsuelo que nos disponemos a aruñar es la obra deClaude Lévi-Strauss, y la presa que desearíamosatrapar es su estructuralismo, como teoría del sery del quehacer humanos, y quizá, más allá de eso,la persona misma del maestro, que se encuentra«en otra parte» que en su obra.

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En la pequeña historia anecdótica sobre eltítulo de una lección, «algo así como un orden setransparenta detrás del caos» (Lévi-Strauss, 1964:11). El jaguar y la sombra, nos vemos tentados adecir, conforman una estructura nuclear. Esta es-tructura, en lo que captamos intuitivamente comoun movimiento centrípeto, «llama hacia ella» otrosmuchos elementos, explícitos o implícitos.

Un primer inventario de los elementos evoca-dos hasta ahora a partir del jaguar y la sombrapodrían contener: saber consciente, saber incons-ciente, ancestro, comunicación, escritura, proyec-ción, representación, sueño, fetiche, emblema,movimiento, fascinación, alteridad, tótem perso-nal, metáfora, metonimia, topología, orden, caos,elemento, estructura, intuición, expansión, nuclea-ción. Por poco que sepamos del estructuralismo,reconocemos aquí una porción importante de sucampo semántico y de su problemática de base.

Creo que no es abusivo decir que toda lapropuesta científica del estructuralismo levis-traussiano está contenida en la frase, «algo asícomo un orden se transparenta detrás del caos».Sin arriesgarnos a definiciones formales que esta-rían fuera de lugar en esta lección inaugural, estanoción fundamental guiará nuestra exploración.

La obra total de Lévi-Strauss

La pregunta de fondo, que arriesgamos dejarsin contestar, es: ¿cómo hacer presa verda-dera del estructuralismo levistraussiano?

Sin embargo, debemos plantearla más modesta-mente: puesto que de alguna oscura forma esta-mos condenados a comenzar rasgando su som-bra antes de poder mirarlo como quien dice cara acara, debemos plantearnos cómo abordar la obrade Claude Lévi-Strauss, que sobrepasa las dos

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docenas de rulos y continúa expandiéndose a unritmo promedio de un libro cada dos años.

Junto con Clifford Geertz (Geertz, 1989: 35-58), descartemos de entrada dos enfoques posi-bles. El primer enfoque a descartar para la obra deLé i-Strauss sería el de seguir el orden cronológi-co de las fechas de publicación de manera lineal(un eje sintagmático, diríamos), como si la obratotal estuviera organizada como una progresiónde visiones. El segundoenfoque a descartar se-ría el de identificar «unsolo e inamovible puntode vista» (un eje paradig-mático, diríamos), comosi la obra total estuvieraorganizada de maneradiscreta y cada uno de lostítulos que la componenfuera una reformulacióndistinta de lo mismo.

Al aplicar cualquie-ra de los dos enfoquesanteriores, como por ca-sualidad queda «fuera deserie» una sola obra 1, Y la solución de Geertzconsiste en escogerla como centro de su análisis.No podemos tampoco retener esta solución, porparcial. Guardemos, sin embargo, la intuición fun-damental de Geertz de que la obra total de Lévi-Strauss «más bien, si se quiere, parece organiza-da de manera centrífuga» (Idem: 42).

Lo crudo y lo cocido, donde queda planteadadicha metáfora:

«Cualquiera que sea la manera en que se lamire, [nuestra empresa] se desarrolla [sedesenvuelve] como una nebulosa, sin jamásreunir de manera durable o sistemática lasuma total de los elementos de los cualestoma ciegamente su substancia, confiada

en que lo real le serviráde guía y le mostrará unaruta más segura queaquellas que hubierapodido inventar» (Lévi-Strauss, 1964: 10-11).

Así planteado supropósito como «unaisotopía figurativa de laisotopía temática de laorganización lógica delos mitos» (Courtés,1979: 61-70), Lévi-Strauss continúa con unadescripción muy elíptica

de los procedimientos empleados. Plantea pues, ynotemos de paso que desde un sujeto totalmentepersonal, lo que podríamos llamar la metodología:

«A partir de un mito escogido, si no arbitra-riamente por lo menos sí en virtud del senti-miento intuitivo de su riqueza y de su fecun-didad, y luego analizado conforme a lasreglas planteadas en trabajos anteriores [quecita aqu ij, constituimos para cada secuenciael grupo de sus transformaciones, ya sea alinterior del grupo mismo, o .elucidando lasrelaciones de isomorfismo entre dos se-cuencias extraídas de varios mitos de lamisma población. Así nos elevamos ya, de laconsideración de mitos particulares, a la deciertos esquemas conductores que se orde-nan sobre un mismo eje. En cada punto deeste eje señalado por un esquema, traza-mos entonces, si se puede decir, vertical-mente, otros ejes que resultan de la mismaoperación pero efectuada, no ya con ayudade los mitos de una sola población, sino delos mitos que, aunque salidos de poblaciones

El análisis mitológico y sus reglas

Esta organización centrífuga de la obra totalde Lévi-Strauss trae a mientes, como porasociación libre, la imagen de una nebulo-

sa. La nebulosa es, precisamente, la metáfora queemplea Lévi-Strauss para describir una de susmayores empresas científicas: el análisis de unenorme corpus mitológico amerindio en cuatrotomos de su serie «Mitológicas», o como algunospreferimos decir, mitológicas.

Citaré en extenso, con apenas algunos co-men arios, el bellísimo pasaje de la «Obertura» de

1. _e'o~ss Clauóe.1955:Tristes Tropiques. Paris: Plan.

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vecinas, ofrecen con respecto a los primerosciertas analogías».

Anotemos este procedimiento de análisis deun corpus mitológico como un primer gran aportede Lévi-Strauss quien, por cierto ya desde unsujeto impersonal, resume lo que podríamos llamarlos resultados científicos obtenidos como sigue:

«De esto [de la aplicación sistemática de lasreglas] [resulta que] los esquemas conducto-res se simplifican, se enriquecen o se trans-forman. Cada uno se convierte en un origenpara nuevos ejes, perpendiculares a los an-teriores en otros planos, en los cuales seenganchan pronto, por un doble movimientoprospectivo y retrospectivo, secuencias ex-traídas, ya sea de mitos provenientes depoblaciones más alejadas, ya sea de mitosque primero fueron dejados de lado porqueparecían inútiles o imposibles de interpretar,aunque pertenezcan a pueblos que ya sehabían pasado a revisión. A medida, pues,que la nebulosa se extiende, su núcleo secondensa y se organiza. Se sueldan filamen-tos desperdigados, se llenan lagunas, seestablecen conexiones, algo así como unorden transparece detrás del caos».

El mito de referencia que Lévi-Strauss esco-ge como punto de partida, «si no arbitrariamentepor lo menos sí en virtud del sentimiento intuitivode su riqueza y de su fecundidad», es el deldesanidador de guacamayas, tomado de los in-dios Bororo del Brasil.

El primer capítulo «<Canto Bororo») de laprimera parte «<Tema y variaciones») deja esta-blecido el motivo inicial del mito de referencia, queconsiste en un incesto con la madre, cometido porel héroe. La «curiosa indiferencia» del mito conrespecto a dicho incesto la interpreta Lévi-Strausscomo una forma de decir que «es solamente apartir de la cantidad discreta que puede construir-se un sistema de significaciones» (Lévi-Strauss,1964: 60).

El mito se propone, entonces, establecer elorigen de un «término lntermedíarío», que se in-troduce entre otros dos términos, que precisa-mente porque se habían acercado demasiado han

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quedado disyuntos; dicha intermediación resta-blece la conjunción pero a una buena distancia. Así,el padre es un término intermediario que se introduceentre la madre y el hijo que se han acercadodemasiado (incesto), y por eso mismo han queda-do separados; el padre los reúne como coautoresde su muerte y ya no como amantes. Otros ejem-plos son el agua entre el cielo y la tierra; losadornos corporales entre naturaleza y cultura, losritos funerarios entre los vivos y los muertos, lasenfermedades entre la vida y la muerte (Idem: 71).

El capítulo segundo (<<Variaciones Gé») deesa misma primera parte presenta y analiza sieteversiones del mito de referencia, provenientes delos indios Gé, vecinos de los Bororo. Estas varian-tes nos envían de reqreso al título de esta lección,pues es en ellas que el jaguar aruña el suelocreyendo atrapar la sombra de una presa que seencuentra en otra parte.

En efecto, en las siete versiones de eseepisodio, el jaguar acierta a pasar por las proximi-dades de un lugar elevado, donde el héroe haquedado atrapado al procurar desanidar guaca-mayas; el jaguar intenta asir la sombra del héroehasta que descubre su origen y hace bajar almuchacho, que después de algunas peripeciasobtiene de su rescatador el fuego que desdeentonces sirve a los humanos para cocinar.

Este motivo del origen de la cocción de ali-mentos estaba ausente en el mito Bororo de refe-rencia, y el hecho de que el pensamiento indígenaconcibe a la cocina como una mediación (ventre elcielo y la tierra, la vida y la muerte, la naturaleza yla sociedad») (Idem: 73) estaba velado. Al ponerloen relación con sus variantes, Lévi-Strauss lorestituye en el «grupo de transformaciones» al quepertenece, y así restituye poco a poco el sistematotal de los mitos de origen de la cocina, que espluridimensional.

Este sistema constituye un sistema mayorcuando lo pone en relación con otro sistema, el delos mitos de origen de los cerdos salvajes y de losbienes culturales. Este «rnetasistema» forma par-te a su vez de un conjunto más amplio, el de losmitos que conciernen al origen del tabaco. Lévi-Strauss resume el recorrido de la siguiente forma:«el humo del tabaco engendra los cerdos salvajes,de donde viene la carne. Para asar esta carne, esnecesario que un desanidador de pájaros obtenga

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del jaguar el fuego de cocina; en fin, para librarsedel jaguar, hace faJta que otro desanidador depájaros queme su cadáver e fuego, dando asínacimiento aJ tabaco» (ldem: 115¡.

Eso no es todo: para dar cuenta de muchasotras comp icacio es n' estro a or procede amúltiples descodificaciones, descubriendo así có-digos senso íales equivalentes con funciones dife-rentes. Así, el código auditivo (sonido sonoro/sonido sordo; ruido/silencio) da cuenta de la bre-vedad de la vida humana, que también se expresaen el código gustativo (alimentación vegetal/cani-balismo), en el táctil (suavidad/dureza).

Al final de cuentas, Lévi-Strauss estableceuna «lógica de las cualidades sensibles» y mues-tra el carácter de marco verdaderamente filosóficode la mitología amerindia. Para lo cual emplearátodavía otros tres tomos de la serie Mitológicas2, alos que pueden agregarse por lo menos dos librosmás de aparición mucho más reciente3.

Las «reglas» aplicadas para lograr este re-sultado provienen de varios escritos anteriores delmismo autor", No es nuestro propósito aquí entraren detalles sobre ellas, que precisan las operacio-nes válidas de transformación y agrupamientosegún lo que se ha dado en llamar una álgebraestructural.

Retengamos, para el acta, la famosa fórmulacanónica: «Todo mito (considerado como el con-junto de sus variantes) es reductible a una relacióncanónica del tipo:

en la cual, dos términos a y bse dan simultáneamen-te así como dos funciones. xy y, de esos términos,se plantea que una relación de equivalencia existeentre dos situaciones, definidas respectivamente

2. Lévi-Strauss, Claude, 1967: Du miel aux cendres.Mythologiques 11; 1968: L'orlglne des manieres de table.Mythologiques 111; 1971: L'homme nu. Mythologiques IV.Paris: Plon.

3. Lévi-Strauss, Claude, 1985: La potlere jalouse; 1991:Histoire de Lynx. Paris: Plon.

4. Lévi-Strauss, Claude, 1955 b (1958): «La structure desmythes-, pp. 235-265 in: Anthropologle Structurale: 1958(1962; 1973): "La geste d'Asdlwat», pp. 175-233 in:Anthropologie Structurale Deux. Paris: Plon. 1960 (1973)..Quatre Mythes Winnebago», pp. 235-249 ibíd., 1962. Lapensée sauvage. Paris: Plon. Entre otros.

por una inversión de los términos y de las relacio-nes. bajo dos condiciones: 1° que uno de losté inos sea reemplazado por su contrario (en laexpresión dada arriba: a y a'): 2° que una inver-sión correlativa se produzca entre el valor defunción y el valor de término de dos elementos(aquí arriba: yy a)>>.

A la demostración de esta fórmula canónicapodría aplicarse la caracterización que hace elmismo Lévi-Strauss: «cabe, pues, entenderse, noen el sentido que el científico da a ese término,sino, en el mejor de los casos, en el que le otorgaun vendedor ambulante: no se trata de obtener unresultado sino de explicar, lo más rápidamenteposible, el funcionamiento de la pequeña máquinaque busca vender a los mirones» (Lévi-Strauss,1955).

Así, la aplicación de la fórmula canónicademuestra que la relación que existe en la versiónBororo entre la función «engañador» del cuñadohumano del desanidador de guacamayas (que lohace subir al lugar elevado y lo abandona ahí sinmedios para bajar), Fx (a) , Yla función «engañado»del desanidador de guacamayas, Fy(b), es equiva-lente a la relación que en la versión Gé se da entrela función «engañador» del desanidador de gua-camayas que desde el lugar elevado donde seencuentra hace pensar que está en el suelo, FX(b),

y la función «engañado» del jaguar, cuñado nohumano del desanidador de guacamayas, Fa-l(y).

Pensamiento salvaje, totemismo y pa-rentesco

En su enfoque estructural de la mitologíaamerindia, Lévi-Strauss muestra que sepuede analizar con rigor la lógica de lo

concreto, invalidando por ese mismo hecho lascertezas cómodas de la teoría según la cual la«superestructura» sería un simple reflejo de laestructura económica. Así, el estudio de la mitolo-gía (y paralelamente el del ritual, en cuyo detalleno entramos) no se agota en sí mismo comoñnalidad, sino que reenvía a las operaciones depensamiento que constituyen ese corpus. No inte-resa tanto la mitología, sino el tipo de pensamientopor el cual se constituyen los mitos.

Por su carácter universal, Lévi-Strauss ponea tal pensamiento del lado de la naturaleza dentro

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de su oposición con respecto a la diversidad de lacultura, de ahí el título de su libro El pensamientosalvajeS (que se podría traducir también por sil-vestre).

Aquí estamos en terreno peligroso, pues esfácil deslizarse hacia interpretaciones evolucionis-tas o etnocentristas según las cuales los salvajes,los locos y los niños tendrían el mismo pensamien-to prelógico o alógico o ilógico o antilógico, y anosotros que nos tomamos por civilizados, adultosy cuerdos nos queda reservado el privilegio delejercicio del pensamiento lógico, «aristotélico».Nada más lejos de la intención de Lévi-Strauss.

El pensamiento salvaje no es el pensamientode los salvajes, sino un atributo universal de lamente humana, floreciente en el espíritu de todoser humano (contemporáneo o antiguo, prójimo oextraño). Se encuentra en toda forma de poesía,de arte y de saber popular. No hay en él nada dedesordenado ni de confuso. Adelantándose a lasconclusiones de Lo crudo y lo cocldo" (cuyapublicación sólo vendrá dos años después), Lévi-Strauss establece lo que aquí llama la ciencia delo concreto (más tarde la lógica de las cualidadessensibles).

El punto de partida es, pues, la constataciónde que el pensamiento salvaje opera a partir deuna observación del mundo minuciosa y precisa.Opera, es decir analiza, distingue, clasifica, com-bina y opone, como lo hemos visto hacer en losmitos, pero también opera en los ritos, las creen-cias y prácticamente en todo eso que se podríallamar «hechos de cultura».

El totemismo (como sistema de correspon-dencia entre animales y humanos, individualmen-

. te o en grupos) se encuentra por todas partes eneste libro y uno de sus capítulos más extensos, sino más densos, está dedicado a la lógica de lasclasificaciones totémicas, a la que asigna en pri-mer lugar su famosa imagen del caleidoscopio: uninstrumento que contiene trozos y retazos, pormedio de los cuales se realizan rearreglos estruc-turales.

5. Lévi-Strauss, Claude, 1962: la pensée sauvage. Paris:Plon.Lévi-Strauss,Claude, 1964: «Ouverture» in Le cru et le cult.Mythologiques 1. Paris: Plon.

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Pero el totemismo parece necesitar más es-pacio que el que recibe en El pensamiento salva-je, puesto que en el mismo año Lévi-Strausspublica El totemismo en la actualldad", un arre-glo de cuentas con las grandes interpretacionesunificadoras que lo precedieron: psicologistas, sen-siblistas, simbolistas, todas ilusorias. Ya podemossospechar la solución que avanza nuestro autor:titula el penúltimo capítulo «Hacia el intelecto».

Simplificando más allá del exceso, diremosque el totemismo es un instrumento cognitivo quetraduce la prohibición del incesto (lo cual nosrecuerda el mito de referencia del primer libro queexaminamos). Lévi-Strauss prefiere una formula-ción positiva del asunto: la obligación del intercam-bio matrimonial. De aquí, «en un movimiento re-trospectivo», nos vemos proyectados a su tesisdoctoral", y aun a su prácticamente único trabajoetnográfico importante".

En Las estructuras elementales del paren-tesco redescubrimos al Lévi-Strauss de las mito-lógicas: ordenador, como un demiurgo, de la masaatiborrada y aparentemente contradictoria de loshechos etnográficos, reduce la multiplicidad de lasreglas de parentesco a unas muy pocas estructu-ras, al límite se podría decir que a una sola.

El átomo de parentesco no se restringe a loque podríamos llamar la familia nuclear (marido,esposa, prole), sino que incluye además, en unasola persona, al hermano de la esposa, tío uterinode la prole, cuñado del marido. Lévi-Strauss intro-duce una teoría del parentesco centrada en larelación de alianza más que en la de filiación, yesohace toda la diferencia.

Este tío materno no aparece fortuitamente enel esquema, es un personaje central de los mitoscuando se leen «en clave de relaciones sociales»y su propia prole es en muchos sistemas cónyugeobligatorio o al menos opcional de la del átomo deparentesco de referencia. Entre los Bribris del sures-te de Costa Rica, por ejemplo, el cónyuge prefe-rencial para una muchacha será el hijo del herma-no de su madre, o el de la hermana del padre.

7. Lévi-Strauss, Claude, 1962: Le totémlsme aujourd'hul.Paris: Plon.Lévi-Strauss, Claude, 1949: Les structures élémentairesde la parenté. Paris: Presses Universitaires de France.Lévi-Strauss, Claude, 1948: La vle famillale et sociale desIndlens Namblkwara. Paris: Société des Américanistes.

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De donde, vuelta al ya mencionado problemadel incesto, vuelta a la mitología y al mito dereferencia, o a sus variaciones Gé para nuestropropósito.

Encuentros con Lévi-Strauss

Eljaguar que aruña una sombra descubre, almirar hacia lo alto, al desanidador de guaca-mayas. Mi recuerdo de la última vez que vi

a Lévi-Strauss constituye una variante estructuralde este mito, porque en esa ocasión yo, jaguar, meestaba agarrando con un libro de Lévi-Strauss enla biblioteca del nuevo Colegio de Francia (instala-do en la antigua Escuela Politécnica), y al alzar lavista hacia una especie de mezzaninne, vi lasombra de Lévi-Strauss que se transparentabadetrás de un vidrio; es decir, la última vez que vi aLévi-Strauss no lo vi.

Desde el interior de la biblioteca, una puertadaba acceso a una escalera de caracol que llevaa la mezzaninne, pero a una oficina sin accesodirecto a la parte de la mezzaninne ocupada porLévi-Strauss. A ésta se llegaba desde el exteriorde la biblioteca, más precisamente desde un patiointerior sin acceso desde la calle. Aunque sólo lohabía visto en cuatro ocasiones anteriores, sentíesa disyunción sin término intermediario comouna afrenta personal.

Al contrario, su antigua oficina de muros muyreales y concretos, se encontraba al término deuna escalera de acceso directo desde la calle, y notenía más abertura hacia elinterior del edificio que unaestrecha puerta que no toca-ba el piso, puerta señalada •por el simple rótulo «M. Lévi-Strauss». Los encuentros conel maestro en esa escalera yfrente a esa puerta eran posi-bles, y de hecho recuerdo unaocasión en que una colega 'costarricense le sostuvo lapuerta del Laboratorio de An-tropología Social mientras yose la presentaba. La reacciónde mi amiga fue desmedidacuando, sólo rato después,cayó en la cuenta de que le

había dado la mano a aquel hombre por el quetenía una admiración sólo conmensurable a sumutua pasión por Wagner. Yo por entonces man-tenía todavía una reservada distancia con respec-to tanto a la música wagneriana como con respec-to al estructuralismo, que conocía todavía menosy peor que ahora.

En otras dos ocasiones, siendo yo miembrodel público y no del jurado, coincidí con Lévi-Strauss en las defensas de tesis doctorales de doscolegas, Michel Perrin y Cario Severi. En estaúltima compartí el taxi con el maestro, con miamigo y con Georges Devereux, de grata memo-ria. La conversación versó sobre la mutua transfor-mación del francés tete, el italiano testa (formaprimaria), y su homogéneo español testa (secun-daria dentro de la matriz cuya forma primaria escabeza).

La primera ocasión en que había visto a Lévi-Strauss fue en la última lección que él daba en elColegio de Francia, y fui por mera curiosidad.Extrañamente, no recuerdo el tema, que se volviósecundario con respecto a toda la ceremonia y alcuadro físico de una de esas aulas-anfiteatro,donde ofició como un sacerdote ante un altar ocomo un cirujano ante una mesa de disección.

Historia y tristes trópicos

Algunos de ustedes, o quizá todos, se esta-rán preguntando cómo amarraré con elresto de la exposición estas últimas disgre-

siones de evocación anecdó-tico-autobiográfica, que lesagradezco hayan soportadosin demostrar demasiado suimpaciencia. ,

Intentaré hacerlo pormedio de un corto resumende la discusión que haceEmilio de Ipola sobre la con-cepción de historia en Lévi-Strauss y su importancia enla diferenciación de la etnolo-gía como disciplina autóno-ma (De Ipola, 1975: 335-352).Este autor pretende que Lévi-Strauss establece una oposi-ción entre la estructura (una

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ez más) y el acontecimiento, tal como los encuen-tros que acabamos de traer a la memoria. Sellegaría a la estructura haciendo abstraccionescada vez de un grado mayor entre paquetes deacontecimientos y entre paquetes de relacionesentre estos acontecimientos.

Para lo que nos ocupa, podríamos tomarcomo abstracción mayor la que hace el propioLévi-Strauss al recordar su escogimiento del aulapara su famosísima «Lección inaugural» de laCátedra de Antropología Social del Colegio deFrancia (que llama a la modestia a ésta queustedes me hacen el honor de estar escuchando):«en la tradición del Colegio de Francia, se tratababien para el profesor de dispensar palabras, no deacogerlas ni siquiera de intercambiarlas» (Lévi-Strauss, 1984: 9).

Este camino nos llevaría a la oposición es-tructural entre hablar y callar, entre escritura yoralidad, que en un sentido es homóloga a la queacabamos de mencionar entre acontecimiento yestructura, y aun a una de las distinciones másdiscutidas pero peor conocidas de las que estable-ce Lévi-Strauss, y que tiene que ver con la historia:la de «sociedades calientes» y «sociedades frías»,que precisamente hizo en aquella lección inaugu-ral (Lévi-Strauss, 1969; 11-14).

Las sociedades que Lévi-Strauss llama fríasson como relojes, producen muy poca entropía ytienden a mantenerse en un estado mínimo resis-tiéndose a toda modificación de su estructura, porlo cual nos aparecen como sociedades «sin histo-ria», mientras que las sociedades calientes soncomo máquinas de vapor, producen entropía ex-tremadamente y tienden a maximizar su estadoincorporando modificaciones a su estructura a unritmo acelerado.

La distinción levistraussiana entre socieda-des frías y calientes es teórica por cierto, pero sevuelve extremadamente dolorosa para el observa-dor de campo que no es indiferente al destino delas sociedades antes frías, que son aceleradasartificialmente desde afuera y amenazan fundirseen el calor de la fricción así generada.

Nos queda un libro, el siempre incómodoTristes trópicos10, que viene evocado por la

10. Léví-Strauss, Claude, 1955: Tristes Tropiques. París: Plan.

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anterior discusión, pero de una manera extraña-mente invertida, puesto que esta cálida región denuestro planeta guarda precisamente las socieda-des históricamente más frías, perseverando enuna explotación del ambiente que garantiza unnivel de vida modesto pero también cierta protec-ción de los recursos naturales, aplicando reglas dematrimonio que limitan al extremo y guardan cons-tante la tasa de fecundidad, y cuya vida políticaestá fundamentada sobre el consentimiento y lasformas de decisión basadas en la unanimidad.

Este retrato de las sociedades frías resultaun tanto bucólico, pero es estructuralmente cierto,en el sentido de que no hay en ellas una distanciaverdaderamente diferencial entre los miembros dela sociedad, que pueda fundar la lucha entre unpoder y una oposición, mayoría y minoría, explota-dores y explotados.

Quizá debamos ver aquí la utopía, en el buensentido de la palabra, y recordar la filiación intelec-tual que el estructuralismo tiene con respecto auna cierta forma de entender y sobre todo de vivirlo que ya casi hemos olvidado era el marxismo:una apertura más bien optimista sobre el futuro.

Brasas para llevar

Llegados al final de nuestro periplo galácticopor la obra de Lévi-Strauss, ¿qué nos que-da? ¿Diremos que su estructuralismo arde

en nosotros con el violento fuego de una conver-sión instantánea? No hay tal, y no hay interés enque sea así.

Quisiera pensar, eso sí, que a través de estademasiado corta, demasiado ruda y demasiadotorpe introducción yo haya podido convertirme,por transformación estructural, en un prometeicopero humilde desanidador de guacamayas que,después de haber vivido con los jaguares, ofrecea los suyos unas pequeñas y frágiles brasas. Losinvito a que las mantengan y alimenten mesurada-mente y pongan sus materiales crudos al calor deellas. Podrán así probar por ustedes mismos sientonces se obtiene un nuevo sabor de sus mate-riales crudos.

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BIBUOGRAAA

\.JU~1l.i1\Je chose qui ressemble a un ordre. Analy-fragment de ÜlNerture' des Mythologiques

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