El Junzi El Masón Histórico de China

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El Junzi el masón histórico de China

¿Quién es o qué es el junzi?

En primer lugar hay que decir que la palabra china junzi se compone de los caracteres

jun 君 (soberano, señor) y zi 子 (hijo), lo que querría decir que el junzi lo es por

herencia o familia, pero en las Analectas, Confucio define una nueva persona, un hombre de virtud capaz de servir de ejemplo para el prójimo y que logra su grandeza independientemente de su linaje (Suárez, p.155). Es pues, un hombre excelente o virtuoso por méritos propios. Este hecho es muy importante pues se aleja del concepto de noble por derecho de nacimiento y por otro lado abre la puerta a que cualquier persona pueda ser virtuoso a través de una vida recta siguiendo la vía, como se debe suponer que hizo el mismo Confucio que según Sima Qian (145-85 AC) venía de una familia empobrecida, a pesar de que se le buscaran antepasados nobles.

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Las virtudes y las acciones del junzi

Una vez definido el junzi, y teniendo en cuenta que es una condición que se tiene que cultivar, hay que averiguar cuáles son las virtudes que tiene que tener este hombre y cómo se tiene que comportar. Por las numerosas referencias en las Analectas podemos afirmar que las dos virtudes principales que tiene que tener el hombre excelente son el pensamiento justo desinteresado y la humildad. Sobre el pensamiento justo, tenemos que añadir además que hay también referencias a la imparcialidad del hombre excelente y sobre su benevolencia cuando tiene que ejercer la autoridad, lo que al fin y al cabo no es más que otra manera de ser justo, sobre todo con el pueblo. Aun así, el discurso de Confucio no es explícito sobre la manera como debe ejercerse esta justicia y rectitud, excepto cuando habla de cómo tienen que ejercerla los que tienen el poder, por ejemplo siendo justos con los méritos de las personas a la hora de la imposición de prestaciones. Se puede apuntar además, que el concepto de justicia va ligado al del provecho, salvo que son contrarios, como por ejemplo “El hidalgo entiende de justicia, el villano de provecho” y a la benevolencia, lo que nos permite resumir el concepto con el versículo “Lo que no desees para ti no lo impongas a los demás”³.

En cuanto a la humildad, Confucio la define como una de las principales virtudes del hombre excelente al mismo tiempo que él mismo da ejemplo, otra de las acciones que en su pensamiento es característica del hombre virtuoso. En cuanto a sus representaciones, la humildad se expresa de diferentes maneras, y además de la humildad per se, el hombre excelente no presume en la victoria ni rivaliza en la derrota, no se amarga si los demás no reconocen sus méritos, es respetuoso con sus superiores y, finalmente “posee grandeza, pero no soberbia”.

En cuanto a las acciones del hombre excelente, una de las más importantes como ya he mencionado antes es dar ejemplo. Predicando con el ejemplo es como se enseña, no con preceptos y dando ejemplo es como se gobierna: “Desead el bien, y el pueblo será bueno. La virtud del hidalgo⁴ es viento, la virtud del villano, hierba. Cuando el viento sopla sobre la hierba, la doblega”. Del mismo modo, el hombre excelente de Confucio es eminentemente consecuente con los actos y las palabras, y sólo habla cuando ha de hablar y es capaz de callar cuando tiene que callar, es circunspecto con su discurso y diligente con la acción. Estas dos ideas, dar ejemplo y ser consecuente, convergen hasta el punto de que un hombre excelente tiene que avergonzarse cuando sus palabras van más allá que sus acciones.

Finalmente y como ya he mencionado, la educación es uno de los distintivos del pensamiento confuciano y está claro que tiene que estar presente en la creación de un hombre excelente. El hombre virtuoso tiene que estudiar y poner en práctica lo que ha aprendido siempre que tenga ocasión, lo que sin duda lo llenará de gozo y lo hará con un deseo constante de aprender. No se limitará a aprender las “seis artes”⁵ sino que cultivará la vía, será polivalente y todo esto observando y moderándose mediante los ritos.

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Como otros filósofos eminentes, Confucio se sentía profundamente alejado de su tiempo, como ritualista, Confucio había pasado mucho más tiempo redefiniendo el papel del junzi: el verdadero caballero debía ser un estudioso y no un guerrero. En lugar de luchar por el poder, el junzi debía ser un estudioso de las normas de la conducta correcta, tal y como la mandaba el li tradicional de las costumbres familiares, políticas y sociales. Una vez Confucio dijo: "yo he sido fiel a los antiguos y los he amado, yo no he agregado nada"; normalmente se sentía inclinado a reanimar lo antiguo para conseguir conocimiento de lo nuevo.

 Confucio prefería no hablar del cielo, no estaba interesado en la Metafísica y disuadía de la charla Teológica. Cuando un aprendiz le pregunto cómo podía un Junzi servir a los Dioses, Confucio replicó: "Hasta que hayas aprendido a servir a los hombres, ¿cómo quieres servir a los espíritus? y como el aprendiz insistía, preguntó cómo era en realidad la vida de los antepasados, Confucio volvió a replicar: "Hasta que no sepas algo de los vivos, ¿cómo pretendes saber algo de los muertos?. Confucio no era ningún escéptico, practicaba los ritos tradicionales de una forma muy meticulosa. Como los sabios hindúes comprendía el valor del silencio y decía: "yo preferiría no tener que hablar", se quejaba alguna vez. En lugar de perder el tiempo en especulaciones teológicas sin sentido, la gente debía imitar al cielo y mantener un silencio reverente, entonces quizá, también se convertirían en una fuente potente en el mundo, en lugar de preocuparse por la vida en el más allá, la gente debía aprender a ser buena aquí, sus discípulos no estudiaban con él para adquirir información esotérica acerca de dioses y espíritus.Su última preocupación no era el cielo, sino el camino. La tarea del Junzi era avanzar cuidadosamente por el camino, dándose cuenta de que éste en sí mismo tiene un valor absoluto. Así lo conduciría no a una persona o algún lugar, sino a una condición de bondad trascendente.Los rituales eran el mapa de carretera que los pondría en el camino.Todo el mundo puede convertirse en un junzi decía, quien, para Confucio representaba al ser humano plenamente desarrollado.Ya en muchas disertaciones he mencionado que precisamente los rituales masónicos son fórmulas que nos llevan a un resultado y que cuando la fórmula no es llevada a cabo según las especificaciones no hay un buen resultado, el masón como el junzi se parecen en ello, ambos buscan la perfección en este mundo, alcanzar un desarrollo moral que permita por medio de determinadas acciones concretas, un resultado visible, es decir, un ser humano perfeccionado. El camino chino como la masonería en sí mismos tienen un valor absoluto, solo que a veces perdemos la vista fuera del camino y no vemos hacia dónde vamos.El masón como el junzi no buscan un premio al morir buscan un cambio que acontezca en esta vida y para ello se han trazado fórmulas de antiquísima antigüedad, que han probado a sus seguidores dar resultados, de estas enseñanzas podemos sacar mucho

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material para reflexionar y pensar si estamos siguiendo el camino que nos marca la masonería o solo hemos estado perdiendo el tiempo.