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Primer Parcial Modos de la Comunicación Social Año 2008Docente Titular: Luis SandovalEstudiante: Elisa Jaime
Consigna nº 2:
El lado Izquierdo de la metáforaNo puede negarse que existen importantes similitudes en la construcción de los
discursos y en la utilización del lenguaje entre las diferentes organizaciones que se
definen como marxistas-leninistas. Lo que si resulta llamativo, es que en los enunciados
que estas elaboran, se encuentren expresiones lingüísticas vinculadas a la concepción
del poder en la sociedad, que guardan algunos puntos de encuentro con las de los
partidos defensores del sistema capitalista.
Esto quizá se deba en parte, a que como comenta Vladimir Lenin en su libro “El Estado
y la Revolución”, no fue Marx quien comenzó a analizar la sociedad desde la
perspectiva de “la lucha de clases”, sino que mucho tiempo antes, ya existían teóricos
burgueses que utilizaban ese concepto y entendían la relación entre los diferentes
estamentos sociales, como una pelea de intereses antagónicos que impulsaba a los
miembros de cada estrato a buscar el acceso al poder para lograr desde ese lugar, el
bienestar del sector al que pertenecían.
Este es el caso del sociólogo conservador Lorenz von Stein, quien explicaba que los
diferentes movimientos sociales eran una consecuencia de esa lucha de clases y que a
través de ellos las “clases bajas” buscaban ascender socialmente.
Cabe destacar; que para Karl Marx, la lucha de clases representa mucho más que eso, es
el motor de la historia que ha dado forma a todas las sociedades en las que siempre han
existido dos estamentos, uno dominante y uno dominado, característicos de cada
sistema de producción; y que su principal mérito para quienes se definen como
marxistas –muy a grosso modo-, no a sido este análisis sino la definición de que los
cuatro tipos de Estado existentes a lo largo de la historia –el asiático, el romano
esclavista, el feudal, y el capitalista- fueron y continúan siendo, el instrumento para la
dominación de una clase sobre otra, y de que el único modo de liberación de los
sectores oprimidos radica en la toma de ese poder político, y en la aplicación, instaurado
el Estado obrero de un programa de medidas que llevarían paulatinamente a la extinción
estatal.
De este modo, puede decirse que existe coincidencia entre teóricos marxistas y
pensadores defensores del capitalismo, en al análisis de la sociedad desde la concepción
de la “lucha de clases”, pero que mientras los segundos, pregonan el mantenimiento de
un orden en el que la división en estratos sociales continúe, los primeros bregan por la
consecución de un tipo de sociedad en la que los estamentos, diferencias y
antagonismos, desaparezcan por completo.
Teun A. van Dijk explica en “Semántica discursiva e ideología”, que “las ideologías,
además de su función social de sostén de los intereses grupales, tienen la función
cognitiva de organización de las representaciones sociales (actitudes, conocimiento) del
grupo, lo que les permite indirectamente monitorear las prácticas sociales relacionadas
con el grupo y, y por lo tanto, la producción de textos y habla de sus miembros”.
Así, las similitudes en la construcción de algunas expresiones lingüísticas en los textos
de análisis de diferentes procesos sociales, elaborados por integrantes de partidos
burgueses y partidos obreros; podrían tener raíz en ese conocimiento o marco de
interpretación sobre la organización de la sociedad capitalista compartido por ambos
grupos.
Retomando a Hodge y Kress (1979, 1933), quienes afirman que la gramática de una
lengua es la concepción del mundo que esa lengua tiene, podría decirse que la similitud
en la comprensión de la organización social capitalista y en la concepción que de ello
deriva, que ambas ramas ideológicas mantienen, influye en las construcciones
gramaticales de sus partidarios –amén de su apoyo o repudio a la sociedad de clases-.
Por su parte, Alejandro Raiter, expresa que la lengua organiza el mundo, lo ordena, y
que por lo general, las lenguas nacionales son expresión de las ideologías dominantes.
Así, la realidad de que integrantes de una misma nación, piensen, se desarrollen y
formen mediante una misma lengua nacional, determina, en algún sentido, una
homogeneización en la ordenación del mundo; aunque para quienes se proponen
combatir esas ideologías dominantes, esta situación resulte contradictoria respecto de
las concepciones que constituyen su ideología conciente.
Este autor prosigue explicando que el lenguaje natural es una forma de conocimiento:
“desde que somos bebés nos transmiten una concepción del mundo que -por obvios
motivos- no podemos recibir de modo crítico, que damos por verdadera”. Muchas veces
estas concepciones dominantes, derivadas del lenguaje dominante, persisten como una
característica cultural, contra las que los militantes comunistas deben luchar
constantemente, para no ser funcionales a la reproducción ideológica del sistema que
quieren desterrar.
En cuanto a los puntos de encuentro discursivo, entre las distintas organizaciones
marxistas-leninistas, puede afirmarse que estos son producto del hecho de que las
lenguas son el soporte material de las ideologías en tanto las usamos: establecen una
relación imaginaria con el mundo porque los enunciados remiten a representaciones y
no a referentes –según Raiter-. De este modo, los marcos de representación compartidos
por partidos ideológicamente afines se materializan en una utilización del lenguaje
análoga.
Así por ejemplo, las dos situaciones de semejanza mencionadas, se ven reflejadas
claramente en los usos de recursos metafóricos que realizan diferentes partidos
marxistas-leninistas, los cuales, en primer lugar, guardan entre sí un gran número de
analogías que de algún modo determinan un discurso tipo; y en el segundo, conservan
algunas coincidencias con las metáforas básicas encontradas en los enunciados
gubernamentales que son soportes de una perspectiva ideológicamente opuesta al
marxismo, pero culturalmente compartida por casi la totalidad de los argentinos, sean
estos de izquierda o de derecha.
Una metáfora básica del hacer político argentino
Como explica uno de los aportes más interesantes de Mark Johnson y George Lakoff,
las metáforas responden a un modelo dialéctico en el que la experiencia y los campos
metafóricos del lenguaje se generan y modifican mutuamente en un enfrentamiento
continuo. No solo el lenguaje modela la aparición de un sistema conceptual mediante el
que se aprende la realidad y se ordena el comportamiento, sino que a la vez, la
experiencia tanto física como cultural de las personas influye directamente en la
creación y el uso de las lenguas; lo que estos autores encuentran claramente visible en la
construcción de expresiones metafóricas.
En función de esto, para cualquier aplicación del análisis del discurso como método de
estudio, la utilización de metáforas representa un aspecto más que relevante de ser
tenido en cuenta, a los efectos de sacar a la luz y facilitar la interpretación de las
comprensiones del mundo, los pensamientos y las acciones resultantes de esos marcos
interpretativos, que efectúan los sujetos hablantes que el analista quiere indagar y
finalmente entender.
Por su parte, Luis Sandoval, Licenciado en Comunicación Social y docente de esa
carrera en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, en un artículo
nominado “Las metáforas de Cristina” en alusión al usufructo de ese recurso en los
discursos de la presidenta de los argentinos; señala, basándose en los análisis acerca de
las construcciones metafóricas realizados por Johnson y Lakoff, a “la política es un
batalla (o una guerra)” como una de las concepciones centrales que subyace y opera en
los enunciados metafóricos que habitan la estrategia discursiva presidencial.
“El lenguaje que utiliza la presidenta para referirse a la actividad política es casi
excluyentemente un lenguaje bélico. En su actuación legislativa, “me conocieron como
senadora, defendiendo la soberanía nacional de nuestros Hielos Continentales” y, más
en general, “me han visto en muchas batallas”. El conflicto con los productores
agropecuarios (tampoco aquí la selección léxica es ingenua: ¿el “campo”? ¿la
“oligarquía terrateniente”? ¿las entidades ruralistas?), también es definido como una
“batalla”: “la batalla por la redistribución del ingreso””, afirma Sandoval, y da cuenta a
la vez de otros modos posibles de entender al hacer político, como “arte” por ejemplo,
que por alguna razón ligada a la experiencia de Cristina Fernández han sido descartados
por ella.
George Lakoff, en un análisis de las metáforas principales en los discursos
justificatorios de la Guerra del Golfo, explica el vínculo estrecho que existe al interior
del campo metafórico entre guerra y política, remontándose a la metáfora “La guerra es
política hecha de otra forma” esgrimida por el general prusiano Karl Clausewitz, quien
entendía la guerra como si se tratara de un análisis político de los costes y beneficios.
Notoriamente, Juan Domingo Perón, fundador y autor de la doctrina del Partido
Justicialista -la única organización partidaria a la que todavía se puede considerar de
masas en nuestro país-, y hombre al que la actual titular del Estado argentino reivindica
como su líder y su modelo a seguir, solía citar a Clausewitz, pero no para analizarlo,
sino para reflexionar mediante sus palabras que eran retomadas como enseñanza. Así,
por ejemplo, en su libro “La Voluntad”, Eduardo Anguita y Martín Caparrós cuentan
que el dirigente máximo del Movimiento Peronista, en sus años de profesor, “había
dicho durante mucho tiempo que “como dice Clausewitz, la guerra es un drama violento
y pasional”. Y después eliminó a Clausewitz y dijo “la guerra es un drama violento y
pasional””. No sería desorbitado pensar que esa pasión por la guerra entendida como
política hecha de otra forma, haya impregnado las otras formas de hacer política por las
que Perón también sentía pasión.
Este cruce importante entre política y guerra que permite la conceptualización de una en
términos de la otra, se refleja fuertemente en una carta que este general y ex presidente
de la República Argentina le mandó a un líder del sindicato textil en enero de1966: “El
enemigo principal es Vandor y su trenza…hay que darles con todo y a la cabeza, sin
tregua ni cuartel. En política no se puede herir, hay que matar, porque un tipo con
una pata rota hay que ver el daño que puede hacer…Deberá haber solución y definitiva,
sin consultas, como ustedes resuelven allí. Esa es mi palabra y usted sabe que Perón
cumple”.
Puede decirse, que la influencia cognoscitiva de Clausewitz en Perón y la de este en
Cristina y en muchos otros argentinos, no representa un aspecto desestimable en la
experiencia de la presidenta y la de la mayoría de los cuadros justicialistas, y por ende,
en su entender de la práctica política a semejanza del viejo general prusiano. Si se tiene
en cuenta que el de los peronistas es el partido argentino que más adeptos a sumado en
la historia política de la Nación, y que es el único que continúa siendo masivamente
reconocido luego del hundimiento de la Unión Cívica Radical; resulta algo lógico que la
metáfora “la política es una batalla” pise más que fuerte en el hacer político argentino.
La izquierda no queda afueraAunque las organizaciones marxistas combatan y se diferencien conciente y
constantemente del gobierno del Frente Para la Victoria, incluso en el campo de la
retórica; algunos aspectos parecen quedar fuera de su alcance o quizá, no haber sido
percibidos. Puntualmente, la construcción metafórica “La política es una guerra”,
utilizada de modo frecuente por la presidenta, se halla presente en la mayoría –por no
caer en el error de generalizar al decir “todos”- de los discursos de los partidos clasistas.
Así, por ejemplo, durante los días en que tuvo lugar la protesta de los productores
agropecuarios, se repitieron las siguientes expresiones en artículos de diferentes partidos
socialistas:
El Partido Obrero:
- “La derrota del Kirchnerismo ante la derecha (titular)”.
- “El Kirchnerismo cayó sin atenuantes frente a la patronal ruralista y a la derecha en la confrontación de actos del martes 15”.
- “De cualquier modo, el lamento de Buzzi por los ‘planes sociales' es harto sospechoso, pues cualquiera recuerda que fue la patronal rural la que más los combatió para conseguir mano de obra barata para levantar las cosechas”.
- “Mientras kirchneristas y ruralistas se enfrentan por algunos puntos de las retenciones a la exportación, los gobernadores de uno y de otro bando están aumentando las alícuotas de ingresos brutos y el inmobiliario urbano o, como ocurre en Chaco y Córdoba, alterando el estatuto de las cajas de jubilaciones de las provincias para reducir los haberes de los jubilados”.
- “Se trata no solamente de una radiografía del kirchnerismo; además, denuncia su incapacidad irrevocable para enfrentar las amenazas que denuncia”.
El Partido de los Trabajadores Socialistas:
- “El presidencialismo a ultranza de los Kirchner debió ceder, luego de la derrota a las retenciones móviles”.
- “Pero más allá de ese giro táctico de los Kirchner para recomponer fuerzas…”
- “La debilidad política del gobierno…”
- “…pugnan por una política de ajuste tributario…”
- “Son los aliados locales de los lobbistas….”
- “Acaba de declarar Eduardo Buzzi de la Federación Agraria que cada vez que habla le da un golpe a la izquierda sojera que festejó como una victoria popular la caída de las retenciones móviles”.
- “Una semana atrás defendió al ajustador Schiaretti…”
El Movimiento Socialista de los Trabajadores:
- “La rebelión agraria no solo le propinó un golpe decisivo al gobierno y al modelo de los Kirchner, derrumbando el país de fantasía que nos quisieron vender…”
- “Sectores medios y populares que a lo largo y ancho del país salen a pelear por su nivel de vida”.
- “Un conflicto creciente que empuja a la unidad…”
- “Hoy pretenden consumar el ataque que vienen llevando contra el combativo cuerpo de delegados del subte”.
- “Junto con el apoyo a todas las peleas por el salario…”
- “Luchemos contra un modelo que no va más. (Titular).”
- “…en donde todo el país pudo ver la fuerza de los chacareros autoconvocados…”
- “…la sufrimos sin tregua”.
- “Si hay una razón por la cual el gobierno, aunque está muy golpeado, no quiere mostrarse derrotado, es porque sabe muy bien que si ahora pierde no podrá enfrentar con fuerza todos los reclamos sociales que se le vienen”.
- “Se fortalece nuestra posición para luchar por salario…”
Convergencia Socialista:
- “125 días de lucha chacarera derrotaron al gobierno Kirchnerista. (Titular)”.
- “…ha sido un gran triunfo popular”.
- “…fue el punto culminante de esta gran rebelión”.
- “…porque el gobierno se ha debilitado”.
- “El ejemplo es Santa Cruz, donde en medio de la pelea con el campo, un parazo de petroleros y obreros de la construcción…”
- “…porque identifican a Moyano entre los perdedores de esta contienda”.
- “Luchemos por otro modelo. (Titular)”.
- “…liquidaron el techo salarial y el proyecto de Pacto Social…”
- “Ese triunfo se obtuvo a pesar de la política de la conducción de las cuatro entidades…”
- “Ubicándonos en esa trinchera, estuvimos en Rosario…”
Y continúan los ejemplos de la utilización de la metáfora estructural “La política es una
guerra”, que se encuentran en solo una nota de la prensa de cada partido citado. Sin
lugar a dudas, esta es una de las concepciones principales presentes en el pensamiento y
la acción política de las organizaciones marxistas, lo cual no resulta llamativo si
entendemos que estas ven a la historia como movida por la lucha de dos clases, que por
ser antagónicas se encuentran en guerra constante.
Por otra parte, la comprensión del marxismo de que el único modo de liberación de la
clase oprimida es la instauración de un Estado Obrero que implicará la desaparición
(“derrota”) necesariamente violenta, de los sectores dominantes; ubica a la guerra junto
a la política, o mejor dicho, a la guerra política, como la única salida posible y como la
base experiencial de la metáfora “la política es una batalla”, frecuente en los enunciados
de las agrupaciones comunistas.
Una clase de discurso de clase
Son más que numerosas las construcciones metafóricas que se repiten en las estrategias
retóricas de todos los partidos clasistas, constituyendo de algún modo, una tipología de
discurso que es también clasista. En los artículos analizados, por ejemplo, se destaca la
construcción metafórica “El poder es arriba” que resulta coherente con la concepción
marxista de una sociedad en la que una clase domina a la otra obligándola a trabajar y
quedándose con el plus valor de ese trabajo.
El estamento social obrero o dominado es “oprimido” por el estamento social burgués o
dominante; lo cual es coherente con lo que Hernán Díaz sostiene cuando explica que:
“Hablar de poder es hablar de una estructura doble: la de alguien que domina y alguien
que es dominado”. Esta estructura, prosigue el autor, aunque puede focalizarse en la
relación entre el Estado y el “pueblo”, abarca múltiples situaciones.
La comprensión del marxismo es la de una sociedad en la que los propietarios de los
medios de producción obligan a sus empleados a inclinarse ante ellos, a aceptar las
reglas por imposición y no por consenso, a bajar la cabeza para conservar sus puestos de
trabajo: la de una estructura social en la que el poder erguido mantiene por el suelo a
quienes encarnan el no-poder. Las metáforas vinculadas al entendimiento de que “el
poder es arriba” son coherentes con ese modo de experimentar y analizar la
organización social, característicos de los militantes considerados de “izquierda”.
Además, como gran parte, aunque no todos, de los miembros de los partidos socialistas
pertenecen a lo que se entiende por clase obrera; el sentimiento de ser dominado por
alguien que se encuentra en condiciones económicas superiores –lo cual representa un
importante tipo de poder, el “poder adquisitivo”- y que en el ámbito laboral se encuentra
en un nivel jerárquico también superior, es una realidad cotidiana que sirve como
experiencia básica de la metáfora en cuestión.
Así, por ejemplo, se encuentra en el discurrir clasista un sin fin de expresiones del tipo
de las siguientes:
- “Las distintas alternativas que debate la clase dominante discuten cómo redistribuir la renta entre los de arriba a costa de una nueva tajada sacada a los trabajadores y al pueblo”.
En este enunciado se evidencia claramente la visión de que los que están arriba
discuten y deciden acerca de lo que a los de abajo (los trabajadores y el pueblo) les
pertenece. Los de arriba tienen el poder de decidir.
- “La caída de la resolución 125 es, en realidad, prólogo de una caída mucho más importante y más anunciada, la del kirchnerismo”.
- “El Kirchnerismo en picada y sin retorno”
Aquí puede verse que a la fórmula “el poder es arriba”, como dice Hernán Díaz, le
debemos agregar que “el no poder es abajo”, que puede expandirse de diversas
formas: “obedecer es abajo”, “ser pobre es abajo”, “perder es abajo”. En el caso
puntual de la frase citada, se observa con claridad que esta remite a otra
construcción metafórica analizada anteriormente, “la política es una guerra”, en
función de la cual la desaprobación parlamentaria de la resolución 125 impulsada
desde el kirchnerismo, implicaría una derrota para ese sector en la “guerra” política
que se suscitó entre el gobierno y los productores agropecuarios en torno al aumento
de retenciones a la exportación de algunos cereales. Retomando la metáfora “el no
poder es abajo” y su derivación en “perder es abajo”, se entiende que esa “derrota”
del kirchnerismo, ese “haber perdido” en la “guerra” con el campo, equivale a su
“caída”.
- “Estas dos derrotas oficialistas, sumadas al ascenso obrero y a la radicalización de las clases medias rurales y urbanas, tuvieron lugar en un escenario de crisis fenomenal en las alturas, donde las disputas entre las camarillas del PJ, la “concertación K” y la burocracia sindical, quebrantaron el frente monolítico con el cual contaban los Kirchner para imponer su plan de ajuste”.
Las palabras “ascenso”, “descenso”, “alturas”, remiten a lo que Díaz expresa como
“el poder es una montaña”. En el caso de las organizaciones marxistas, el modo de
escalar la montaña estaría representado por la presencia en la escena política
nacional: quienes gobiernan están en las alturas; cuando los obreros salen a la calle a
reclamar adoptando una posición política definida se dice que han ascendido, que
hubo un ascenso obrero.
Por una parte, esta concepción del poder como una montaña puede relacionarse con
la concepción piramidal que el marxismo y la mayoría de las corrientes sociológicas
tienen de la sociedad capitalista. Por otra parte, podría tener algún vínculo con la
estructuración también similar de los partidos leninistas, que se organizan de forma
jerárquica desde las bases más pobladas a las direcciones más reducidas.
De este modo, para quienes analizan los procesos sociales desde la teoría elaborada
por Karl Marx, la clase alta o burguesía estaría en la cima compuesta por un número
pequeño de ricos, en comparación con la cantidad varias veces mayor de pobres que
componen la clase baja u obrera al pie de la montaña social. Estos últimos, a su vez,
se encontrarían más abajo que los primeros, no solo porque son dominados por los
burgueses, sino además por la comprensión de que “el no poder es abajo”, en
función de la cual, “el no poder adquisitivo es abajo” y por ende, “ser pobre es
abajo”.
Particularmente, la metáfora “ser pobre es abajo” deriva de la experiencia física
concreta, que da cuenta de que no poder alimentarse lleva a muchas personas pobres
a una situación de postración que implica estar acostado o “abajo”. Asimismo, la
poca ingesta alimenticia que caracteriza a las personas en situación de pobreza,
produce la disminución de la glucemia en sangre y una importante falta de
nutrientes esenciales para el desarrollo humano, carencias que determinan,
generalmente, algún grado de depresión anímica. Afluye así, la metáfora “feliz es
arriba” y su contrapartida “triste o deprimido es abajo”, que tiene su raíz en una
experiencia física básica.
En cuanto a la estructura partidaria; esta generalmente se organiza según el modelo
leninista del centralismo democrático, según el cual diferentes equipos o células
integrados por los militantes de “base” se encuentran –cada uno- dirigidos por un
responsable; los responsables a su vez integran un equipo regional, el cual se ubica
en un escalafón más alto que implica mayores facultades en la toma independiente
de decisiones y en la elaboración de las políticas a aplicar; y finalmente, uno de los
miembros de cada regional integra lo que sería la máxima dirección de la
organización, encargada de la toma de las decisiones finales, que podrán ser
apeladas o cuestionadas formalmente mediante documentos escritos desde las
células base.
La estructura misma del partido marxista-leninista se asemeja a una pirámide,
acorde a la construcción metafórica “el poder es una montaña”, en cuya cima las
direcciones conservan un mayor poder de decisión, un acceso privilegiado a la
información del partido, y un respeto importante del cual no gozan los militantes
que no tienen tareas de coordinación. Sin embargo, los equipos de base, gozan de la
posibilidad de cuestionar las definiciones del grupo directivo y de exigir que se
reelaboren si la petición es avalada por la mayoría.
Asimismo, la palabra “dirección” pareciese estar en sintonía con una nueva metáfora
que podría enunciarse como “la política es un camino con obstáculos” o un viaje
difícil en grupo, en el que se “avanza”, se “retrocede”, se “dirige”, se “guía”, se
“encabeza”, se “gira a la izquierda” o a la derecha, se “empuja”, se “frena”, se
“resiste”, se “recomponen fuerzas para seguir”, se consigue tal “ubicación” o se la
pierde, se tiene una “posición”, se “moviliza”.
- “La conciencia de sectores de los trabajadores y la juventud ha avanzado más que sus posibilidades de acción por no contar con una dirección política independiente”.
- “Pero más allá de este giro táctico de los Kirchner para recomponer fuerzas…”
- “Las distintas alternativas que debate la clase dominante están guiadas por la máxima que popularizaron los piquetes de la Sociedad Rural…”
- “La ruptura del frente patronal favorece la resistencia y el avance de la conciencia de amplios sectores obreros y populares…”
- “Semejante ubicación nos crea un gran desafío…”
- “…los estudiantes movilizados por el magro presupuesto de escuelas y universidades”.
- “A la cabeza están los docentes y los estatales”. (Esta metáfora también se vincula con “el poder es arriba”).
- “Lamentablemente la dirigencia de CTERA y la conducción de Yasky…”
- “Se fortalece nuestra posición para reclamar por salario en cada gremio…”
- “Los trabajadores y el pueblo deben superar el freno de las conducciones para unirse en una única y poderosa lucha…”
La conclusión esta en la experiencia
Las metáforas no están en las palabras sino en el pensamiento. “la metáfora nos está
mostrando la forma en que concebimos aquello que metaforizamos, nos muestra una
imagen mental indisoluble e inseparable de la misma metáfora, y esta no hace más que
reflejar, a través del lenguaje, la manera metafórica que usamos para concretizar algo
necesariamente abstracto. (…) Aquí lo abstracto es una relación entre seres humanos,
entre grupos sociales, donde uno obliga a actuar a otro. (…) Para hablar de un fenómeno
ideal y relacional como es el poder, debemos recurrir a una imagen del mundo físico,
más tangible”, reflexiona Díaz retomando a Johnson y Lakoff.
De ahí, que la comprensión de la realidad y las sociedades que efectúan las diferentes
organizaciones marxistas, basada en una misma perspectiva teórica madre elaborada por
Karl Marx, y profundizada por otros pensadores a los que casi todas adhieren; concluya
en una utilización de las construcciones metafóricas, y del lenguaje en general, también
semejante.
El dar la vida por la revolución política, implica que hay un enemigo dispuesto a
quitártela, dispuesto a terminar con esa existencia de rebeldías, y es lógico que la guerra
sirva de imagen tangible para explicar qué se siente, que se piensa, y que involucra en el
ámbito de las acciones, el vivir para cambiar el sistema: “En una revolución se triunfa, o
se muere. Hasta la victoria siempre”, sentencia una frase metafórica de Ernesto “Che”
Guevara, más gráfica, más explicativa y más contundente que cualquier teorización
posible acerca de esa realidad.
Sin embargo, lo cierto es que como afirman los autores de “Metáforas de la vida
cotidiana”, la relación entre lenguaje y experiencia es de carácter dialéctico, lo que
implica que no solo los pensamientos y las actuaciones determinan la construcción de
determinadas metáforas, sino que a la vez, estas moldean las concepciones y las
acciones resultantes.
En función de ello, el hecho de que partidos burgueses y partidos clasistas utilicen
metáforas similares para expresar realidades que debiesen transmitirse de modo
antagónico, constituye cierto peligro en la tarea, que deben efectuar las organizaciones
marxistas de forma paralela a la construcción del partido, la cual consiste en impulsar la
elevación de la conciencia de masas y el surgimiento del hombre nuevo basado en
lógicas de socialización y acción contrapuestas a las que propone el capitalismo.
Porque si las metáforas estructuran de algún modo las comprensiones del mundo, el uso
de metáforas clave del pensamiento burgués propaga, en cierto sentido, una
comprensión de los procesos sociales característica de esa clase dominante que los
marxistas se proponen extinguir. La construcción de una sociedad nueva, con
parámetros organizativos reveladores, alternativos y opuestos al consumo, la
competencia constante, la desigualdad, la injusticia y el individualismo capitalistas;
requiere de un arduo trabajo previo a la instauración de un gobierno socialista, que vaya
educando y preparando el terreno de los lazos sociales sobre pilares distintos e
innovadores también, para una adaptación efectiva y duradera de los pueblos a un
mundo comunitario superador –lo que tendrá lugar como un proceso, y no como un
cambio instantáneo-. Ante este gran desafío en el que las estrategias retóricas son un
frente más que decisivo, revisar viejas prácticas y cuestionar antiguos preconceptos,
puede resultar provechoso a los efectos de que el cambio resulte, finalmente, certero.
Bibliografía
EDUARDO ANGUITA Y MARTÍN CAPARRÓS. “La Voluntad 2. El cielo por asalto”. Editorial Planeta
LUIS SANDOVAL. “Las Metáforas de Cristina”. www.anuestromodo.wordpress.com
GEORGE LAKOFF. “La metáfora en política”. www.anuestromodo.wordpress.com
GEORGE LAKOFF Y MARK JOHNSON. “Metáforas de la vida cotidiana”.
HERNÁN DÍAZ. “El poder es arriba”.
TEUN A. VAN DIJK. “Semántica discursiva e ideología”.
ALEJANDRO RAITER. “Lenguaje, discurso e ideología: crisis y cambio”.
VLADIMIR LENIN. “El Estado y la Revolución”.
ENCICLOPEDIA VIRTUAL WIKIPEDIA.
Consigna nº 3:
CONVERSACIONESMalentendidos en la comunicación interpersonal y axiomas de Paul Watzlawick
A ver Luis, ¿cómo te imaginas la escuela ideal?¡Cerrada, maestra!
La mayoría de los chistes cortos, guarda con este, una importante similitud en
el modo de construcción: dos personas intentan comunicarse, una pregunta
algo a la otra, la cual responde con un enunciado completamente alejado del
espectro de contestaciones posibles, que el interrogador esperaría. Esta
situación a menudo ocurre en momentos de nuestra cotidianeidad, y al igual
que algunos chistes, provoca risa porque nos parece ridículo o absurdo que
estos malentendidos comunicacionales ocurran.
Esta situación, también, es propia de los niños autistas, y de los
esquizofrénicos que padecen de autismo en algún sentido, para quienes el
vínculo con el entorno, es una tarea difícil y en algunos casos, casi inexistente.
Para Lacan, esta patología que imposibilita la sintonía de los sujetos con el
contexto en el que se hallan inmersos, resulta de un uso defectuoso del
lenguaje que impide al niño acceder al orden de lo simbólico.
Para explicar esas situaciones de interacción comunicativa en las que
aparecen fallas en la conexión entre ser humano y contexto, sirven las
reflexiones del psicólogo Paul Watzlawick. Este cientista, dentro de un conjunto
de cinco axiomas que a su entender reglamentan todos los procesos
comunicacionales y por ende conductuales, porque para él toda conducta
comunica en alguna medida; expresa que todos los intercambios verbales
contienen un nivel de contenido y uno de relación, o dicho de otro modo, un
plano digital y otro analógico, respectivamente. Esto, puede ser de utilidad para
comprender cuáles son los mecanismos que subyacen a esos quiebres
comunicativos que suelen servir de materia prima para cómicos y humoristas.
TABLA DE CONTENIDOSLos malentendidos cómicos y el 2º axiomaAlgunos ejemplosLos malentendidos conflictivos y el tercer axiomaLos conflictos pueden saltar las fronterasLos demás axiomas Vínculos con otros teóricos
Los malentendidos cómicos y el 2do
axioma
“Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y otro relacional, tales que el segundo clasifica al primero y es, por ende, una metacomunicación”. Este es el segundo de los axiomas exploratorios de la comunicación que
enuncia Watzlawick, y alude en parte a lo que Amparo Tusón Valls denomina
significado literal y significado conversacional de los enunciados en una
conversación. Así, el contenido representaría el mensaje mismo, la información
en sí misma, y lo relacional, las instrucciones de cómo deben entenderse esos
datos: información acerca de esa información, o lo que es lo mismo,
metacomunicación. De este modo, un mismo contenido, puede responder a
relaciones distintas, y por lo tanto interpretarse de manera diferente.
Ese manual instructor para la interpretación, no suele ser facilitado por el
hablante a su interlocutor de un modo verbal –digital-, aunque puede hacerlo;
sino que se expresa generalmente a través de la comunicación no verbal y
elementos paralingüísticos –gestos, tonalidad de la voz, actitud, postura
corporal, miradas, distancia-, es decir, a través de lo analógico, y
esencialmente, mediante el contexto en el que se inscribe la interacción.
Pero en esta tarea, el emisor no concentra toda la responsabilidad: la
capacidad del destinatario de leer adecuadamente el aspecto relacional de los
enunciados constituye una condición sine qua non para la comunicación eficaz.
Y allí es donde fallan quienes padecen cierto nivel de autismo, que al no poder
vincularse con el contexto que contiene las claves interpretativas de los
mensajes, tampoco consiguen comprender el nivel de relación de los datos
recibidos.
Las personas que no padecen de este tipo de patologías, están generalmente
en perfectas condiciones para comunicarse sin problemas, adaptando los
significados literales de las frases a la situación oportuna de la conversación; y
lo hacen cotidianamente, hasta de modo automático. Es una práctica tan
habitual en nuestras interacciones, que no lograr hacerlo, representa una
pérdida del control sobre nuestro desenvolvimiento, como podría ser un
tropiezo, y en función de ello, nuestras actuaciones –en términos de Goffman-,
se vuelven absurdas y a veces graciosas.
En consecuencia, cuando nos reímos de los chistes elaborados sobre la
estructura del citado anteriormente, lo hacemos producto de la comicidad que
nos produce que alguien se equivoque en una actividad tan habitual y
frecuentemente desprovista de dificultades, como lo es metacomunicarse.
Algunos ejemplos
En esta primer viñeta la comicidad se produce porque la mujer, no logra
contextualizar a nivel de relación, la metáfora popular “crecer es duro”, que
hace referencia las dificultades que acarrea la adultez, y no a la tonicidad
corporal. Retomando a George Lakoff, quien explica que las expresiones
metafóricas tienen sus bases en la experiencia cultural, puede decirse que el
malentendido sugiere que la mujer no ha comprendido las instrucciones
culturales que acompañan al mensaje metafórico “crecer es duro”; no ha
relacionado al enunciado con el significado habitual y conversacional que
quienes comparten su cultura le imprimen. Comprender el dicho “crecer es
duro” del modo en que es comprendido en la viñeta, señala en algún sentido
una desubicación, a manera de de una pérdida de sensatez, que resulta
cómica.
En este segundo chiste gráfico, la comicidad resulta de un desentendimiento a
nivel de relación entre las dos amigas: la pregunta “¿y vos?” parece no estar en
sintonía con el contexto en el que se encuentra la esposa del cyber maníaco.
También, podría decirse que el hecho de que la comunicación se esté dando a
través del teléfono y esto coarte la posibilidad de comunicarse de modo no-
verbal –el modo privilegiado para interactuar a nivel de relación,
analógicamente- porque que no pueden tenerse en cuenta gestos o miradas;
contribuye a la confusión.
Es gracioso que el turista no pueda inferir en función del contexto y de la
información que denota la apariencia del caníbal, que no está siendo agasajado
con un baño de inmersión, sino que van a comérselo.
Los malentendidos conflictivos y el tercer axioma (la puntuación de la secuencia de hechos)
Lamentablemente, la mayoría de los malentendidos en el nivel de relación no
terminan en situaciones cómicas. Muy por el contrario, suelen ocasionar
disgustos y hasta momentos violentos. Según Paul Watzlawick, “cuanto más
espontánea y “sana” es una relación, más se pierde en el trasfondo el aspecto
de la comunicación vinculado con la relación. Del mismo modo, las relaciones
“enfermas” se caracterizan por una constante lucha acerca de la naturaleza de
la relación, mientras que el aspecto de la comunicación vinculado con el
contenido se hace cada vez menos importante”.
Para analizar dicha cuestión, sirve como insumo el tercer axioma de este
psicólogo austriaco: “la puntuación de la secuencia de hechos”, que explica que
“la naturaleza de una relación depende de la puntuación de las secuencias de
comunicación entre los comunicantes”.
En consonancia con esta premisa, una serie de comunicaciones podría
entenderse como una secuencia ininterrumpida de intercambios, puntuada por
los participantes que intervienen en ella, y que mantiene una estructura de
estímulo-respuesta-refuerzo, en la que cada respuesta constituye un nuevo
estímulo, y cada estímulo un refuerzo de la interacción.
En una secuencia prolongada de intercambios, los participantes “puntúan la
secuencia de modo que uno de ellos o el otro, tiene iniciativa, predominio,
dependencia, etc. Establecen entre ellos patrones de intercambio, y dichos
patrones constituyen de hecho reglas de contingencia con respecto al
intercambio de refuerzos”. Esta puntuación organiza los hechos de la conducta,
y por ende, reglamenta todas las conversaciones y relaciones, tanto entre
pares como entre subordinados y supraordinados.
En consecuencia, la falta de acuerdo con respecto a la manera de puntuar la
secuencia de hechos comunicacionales, es la causa de incontables
malentendidos en las relaciones. Así, por ejemplo, los conflictos entre parejas,
suelen ser producto de una falta de entendimiento a nivel de relación y de un
modo de puntuar sus interacciones mediante una lógica circular y oscilatoria
del tipo si-no-si-no que normatiza sus vínculos, y que puede continuar
infinitamente acompañada por acusaciones de maldad o locura. Se produce a
veces, una fuerte distorsión de la realidad, que deriva de su incapacidad para
metacomunicarse acerca de su respectiva manera de pautar su interacción.
Los conflictos pueden saltar las fronterasEl autor citado a lo largo de todo el artículo, extiende también, la posibilidad de
caer en este tipo de circularidad en la puntuación de las interacciones, a las
relaciones internacionales. A modo de ejemplo, analiza las carreras
armamentísticas, en las que el incremento de armamentos de una nación
significa una amenaza para la otra, que a su vez incrementa su armamento, lo
cual implica un amenaza para la primera, la cual a su vez vuelve a incrementar
su armamento, y así, infinitamente, quizá hasta que finalmente algún
enfrentamiento se produzca y el conflicto concluya mediante una eclosión
violenta.
Los demás axiomasPara desarrollar los axiomas anteriormente presentados, Paul Watzlawick,
parte de uno inicial que afirma que “no es posible no comunicar”. Este será
el fundamento básico sobre el cual se erigirán los otros cuatro y sus bases se
sitúan en el entendimiento de que toda comunicación es conducta, y de que
toda conducta implica comunicación en alguna medida: como no es posible no
comportarse, no es posible no comunicarse. El segundo y el tercero de estos
cinco enunciados axiomáticos, ya han sido citados y explicados, y representan
el soporte para el desarrollo de los últimos.
Así, el cuarto axioma de Watzlawick establece que: “Los seres humanos se comunican tanto digital como analógicamente. El lenguaje digital cuenta con una sintaxis lógica sumamente compleja y poderosa pero carece de una semántica adecuada en el campo de la relación, mientras que el lenguaje analógico posee la semántica pero no una sintaxis adecuada para la definición inequívoca de la naturaleza de las relaciones”. Las
palabras corresponderían al campo de la comunicación digital; y la
comunicación no-verbal, al de la analógica; el aspecto conversacional relativo
al contenido se transmite en forma digital, mientras que el aspecto relativo a la
relación es de naturaleza predominantemente analógica.
Los signos analógicos, por su parte, tienen sus raíces en períodos más
arcaicos de la evolución del hombre como especie genérica y en edades más
tempranas del desarrollo de todas las personas; por lo tanto, encierran una
validez mucho más general que el modo digital de la comunicación verbal
relativamente reciente y mucho más abstracto. En concordancia con esto; en
una relación, la postura, los gestos, la expresión facial, la inflexión de la voz, la
secuencia, el ritmo y la cadencia de los términos verbales, y cualquier otra
manifestación no-verbal de que el organismo es capaz, así como los
indicadores comunicacionales que inevitablemente aparecen en cualquier
contexto en que tiene lugar una interacción; tendrían más eficacia comunicativa
que mil palabras.
Generalmente, las dos modalidades comunicacionales se complementan y
articulan a fin de vehiculizar y reforzar determinados significados; pero en
situaciones de riesgo, nerviosismo e incomodidad, las formas analógicas
suelen dejar de ser controladas y terminar transmitiendo significados opuestos
a los expresados mediante los enunciados verbales. Es más difícil ocultar o
mentir a nivel de relación y de comunicación analógica que a través de signos
digitales.
Por último, la quinta afirmación del autor define que “todos los intercambios
comunicacionales son simétricos o complementarios, según sus relaciones estén basadas en la igualdad o en la diferencia”. En el primer caso, “los
participantes tienden a igualar especialmente su conducta recíproca”. En el
segundo caso, se involucran dos posiciones distintas y “la conducta de uno de
los participantes complementa la del otro, constituyendo así un tipo distinto de
gestalt”: un participante ocupa un lugar superior o primario, a la vez que el otro
se sitúa en uno correspondiente, inferior o secundario. De este modo, la
interacción simétrica se caracteriza por la igualdad y por la diferencia mínima,
mientras que la interacción complementaria está basada e un máximo de
diferencia.
Asimismo, esta última, “puede estar establecida por el contexto social o cultural
(como en los casos de madre e hijo, médico y paciente, maestro y alumno) o
ser el estilo idiosincrásico de relación de una díada particular”. En las dos
situaciones existe un carácter de mutuo encaje de la interacción en la que
ambas conductas, diferentes pero vinculadas, se inclinan cada una a favorecer
a la otra. “Ninguno de los participantes impone al otro una relación
complementaria, sino que cada uno de ellos se comporta de una manera que
presupone la conducta de su interlocutor”.
Podrían enunciarse múltiples ejemplos de cada elaboración de Paul
Watzlawick, ya que estas son aplicables a todas las formas de comportamiento.
Cabe recordar, que esto es así porque en palabras de este teórico: toda
conducta es comunicación, y por lo tanto, si no es posible no comportarse no es posible no comunicarse.
Vínculos con otros teóricos Lo que este teórico define como niveles de “contenido” y de “relación” en una
interacción comunicativa, guarda algunas similitudes con lo que Amparo Tusón
Valls conceptualiza como significados “literal” y “conversacional” de un
enunciado.
Así, lo “literal” de las frases emitidas en una conversación, que estaría
representado por el significado meramente textual de las palabras articuladas,
sería redefinido por el aspecto “conversacional”, que no es más que el sentido
final que adquieren esas construcciones sintácticas en los diferentes contextos
de la comunicación interpersonal, estrechamente ligado a las intenciones del
emisor.
En términos de esta autora, puede decirse que las situaciones cómicas que
explicábamos mediante los conceptos de Watzlawick, serían producto de
interpretaciones “literales” de los enunciados, en las que los interlocutores no
tendrían en cuenta el significado “conversacional” que ha intentado imprimirle el
enunciador a sus expresiones, o de una interpretación equívoca de ese
aspecto.
Finalmente, hay que destacar el rol importantísimo que cumple la comunicación
de tipo no-verbal, para una interpretación eficaz del “significado conversacional”
de las palabras de nuestros interlocutores, y a “nivel de relación” en nuestros
intercambios verbales.
Juan Raúl Rithner señala en “Acerca de la comunicación no-verbal”, que esta
es parte inseparable del proceso global de la comunicación porque constituye
un instrumento significativo de la expresión de emociones, actitudes y conflictos
tanto concientes como inconcientes. Esta función que en conjunto cumplen
todos los elementos paralingüísticos (gestos, miradas, movimientos oculares,
entonación de la voz, ritmo y cadencia en la pronunciación, ademanes,
movimientos corporales, distancia entre los interlocutores, y todas las señales
que no son verbalizadas ni digitalizadas), constituye una guía eficiente para los
interactuantes durante las conversaciones, que los orienta a nivel de “relación”
acerca de cómo deben interpretarse, preferentemente, los enunciados de los
hablantes.
Esto es así, porque ”las emociones, implícitas en los flujos de comunicación no-
verbal, producen significados que no necesariamente se corresponden con el
que se intenta transmitir mediante las palabras orales o escritas”; y determinan
que las señales analógicas que caracterizan a esta modalidad comunicacional,
mucho más difíciles de controlar por el emisor a causa de la importante carga
emocional que generalmente portan, transparenten con mayor sinceridad los
factores que se hayan operando a nivel relacional. Todo esto constituye un
nutrido caudal de información acerca de los aspectos metacomunicacionales,
que pueden ser asimilados por los interlocutores; posibilitando actitudes
empáticas, y en términos de Watzlawick, un mayor acuerdo entre los
interactuantes acerca de cómo puntuar su intercambio conversacional, y por
ende, relaciones más “sanas”.
Rithner explica además, en el texto citado anteriormente, que existen “dos tipos
de conductas predominantes en la relación comunicacional de los sujetos
sociales en sus escenarios de interacción, especialmente en los de la
comunicación interpersonal: la conducta asertiva y la no asertiva”. La
aserción es una forma de comportamiento que implica “la capacidad de un
individuo para transmitir posturas, pensamientos, creencias o sentimientos, en
el momento oportuno, de la forma adecuada y sin negar ni desconsiderar las
derechos de los demás”; y es producto de la habilidad social que tienen
algunas personas para “expresar sus sentimientos tanto mediante respuestas
verbales y no verbales (lo que decimos y hacemos), como cognitivas
(valoraciones, expectativas) y emocionales (respuestas de ansiedad, temor, ira,
alegría, sorpresa, vergüenza, entre otras posibles)”.
Así, la aserción otorga a quienes la practican, tres beneficios centrales para
una comunicación interpersonal amena y efectiva: incrementa el autorrespeto,
estimula la seguridad en uno mismo, y mejora el posicionamiento social y el
respeto de los demás. Quienes dominan esta modalidad conductual, son
sumamente capaces de evitar conversaciones puntuadas oscilatoriamente de
tipo si-no-si-no y de entablar en consecuencia, relaciones provistas de un
mayor grado de “sanidad” que quienes no pueden hacerlo.
BibliografíaWATZLAWICK, PAUL. “Algunos axiomas exploratorios de la comunicación”. En WATZLAWICK Y OTROS, “Teoría de la comunicación humana”. Editorial Herder. Barcelona.
RITHNER, JUAN RAÚL. “Acerca de la comunicación no verbal”. En “Gestión y producción: la seducción de un campo comunicativo”.
TUSÓN VALLS, AMPARO. “Análisis de la conversación”. Editorial Ariel. Barcelona, 2003.
GEORGE LACKOFF Y MARK JOHNSON. “Metáforas de la vida cotidiana”.
Notas Los términos resaltados con color azul representan temas
posibles para otras entradas. Algunos fragmentos han sido retomados del análisis de la
película “Una Historia de Violencia”. Cabe aclarar que todos los fragmentos extraídos son de mi autoría.