El lector de Julio Verne · 2020. 9. 28. · rozando mi piel apenas, una delicadeza que nacía de...

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Nino,hijodeguardiacivil,tienenueveaños,viveenlacasacuarteldeunpueblodelaSierraSur de Jaén, y nunca podrá olvidar el verano de 1947. Pepe el Portugués, el forasteromisterioso, fascinante, que acaba de instalarse en un molino apartado, se convierte en suamigoysumodelo,elhombreenelque legustaríaconvertirsealgunavez.Mientraspasanjuntos las tardesa la orilladel río,Nino se juraráa símismoquenunca seráguardia civilcomo su padre, y comenzará a recibir clases de mecanografía en el cortijo de las Rubias,dondeunafamiliademujeressolas,viudasyhuérfanas,resisteenlafronteraentreelmonteyel llano. Mientras descubre un mundo nuevo gracias a las novelas de aventuras que leconvertiránenotrapersona,Ninocomprendeunaverdadquenadiehabíaqueridocontarle.EnlaSierraSurseestálibrandounaguerra,perolosenemigosdesupadrenosonlossuyos.Traseseverano,empezaráamirarconotrosojosalosguerrillerosdeCencerro,yaentenderporquésupadrequierequeaprendamecanografía.

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AlmudenaGrandes

EllectordeJulioVerneEpisodiosdeunaguerrainterminable-2

ePubr1.2Titivillus09.08.2019

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Títulooriginal:EllectordeJulioVerneAlmudenaGrandes,2012Retoquedecubierta:MangelosoEditordigital:TitivillusePubbaser2.1

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ÍndicedecontenidoI.1947II.1948III.1949IV.EstoesunaguerraynosevaaacabarnuncaNotadelaautora.LahistoriadeNinoEpisodiosdeUnaguerrainterminable.PlandelaobraSobrelaautora

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ALuis.Otravez,ynuncaseránbastantes

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Hoy,cuandoatutierrayanonecesitas,Aúnenestoslibrosteesqueridaynecesaria,Másrealyentresoñadaquelaotra;Noesa,masaquellaeshoytutierra.LaqueGaldósaconocertediese,Comoéltolerantedelealtadcontraria,SegúnlatradicióngenerosadeCervantes,Heroicaviviendo,heroicaluchandoPorelfuturoqueeraelsuyo,Noelsiniestropasadoalquealaotrahanvuelto.LorealparatinoesesaEspañaobscenaydeprimenteEnlaqueregenteahoylacanalla,SinoestaEspañavivaysiemprenobleQueGaldósensuslibroshacreado.Deaquellanosconsuelaycuraesta.

LUISCERNUDA,«Dípticoespañol»,DesolacióndelaQuimera(1956-1962)

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A mi amigo Cristino Pérez Meléndez, que de pequeño vivía en la casacuarteldeFuensantadeMartosyeramuycanijo.Ydemayor,diolatallaentodo,peronofueguardiacivil.

YamiamigaÁngelesAguileraMoya,queesdeAlcalálaReal,ynoenvanoseapellidacasiigualquePepeelPortugués.

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(Interpretacióndelpesimista)IV

Nadaeslomismo,nadapermanece.MenoslaHistoriaylamorcillademitierra:sehacenlasdosconsangre,serepiten.

ÁngelGonzález,«GlosasaHeráclito»,Muestra,corregidayaumentada,dealgunosprocedimientosnarrativosydelasactitudes

sentimentalesquehabitualmentecomportan;(1976)

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I

1947

LagentedicequeenAndalucíasiemprehacebuentiempo,peroenmipueblo,eninvierno,nosmoríamosdefrío.

Antes que la nieve, y a traición, llegaba el hielo. Cuando los días todavía eran largos,cuandoelsoldelmediodíaaúncalentabaybajábamosalríoajugarporlastardes,elaireseafilabadeprontoysevolvíamáslimpio,yluegoviento,unvientotancruelydelicadocomosiestuvierahechodecristal,uncristalaéreoytransparentequebajabasilbandodelasierrasinlevantar el polvo de las calles. Entonces, en la frontera de cualquier noche de octubre,noviembre con suerte, el viento nos alcanzaba antes de volver a casa, y sabíamos que lobuenosehabíaacabado.DabaigualqueenunodeesosviejoscartelesdecoloresqueadonEusebiolegustabacolgarenlasparedesdelaescuela,pudiéramosleercadamañanaqueelinvierno empieza el 21 de diciembre. Eso sería en Madrid. En mi pueblo, el inviernoempezaba cuando quería el viento, cuando al viento se le antojaba perseguirnos por lascallejasyarañarnos lacaraconsusuñasdecristalcomosi tuvieraalgunaviejacuentaqueajustar con nosotros, una deuda que no se saldaba hasta la madrugada, porque seguíazumbandosindescansoalotro ladode laspuertas,de lasventanascerradas,paracesarderepente, como empachado de su propia furia, a esa hora en la que hasta los desveladosduermenya.Yenesacalmaarteraysigilosa,adespechode los librosyde loscalendarios,aunquenoestuvieraescritoenningúncartel,laprimeraheladacaíasobrenosotros.Después,todoerainvierno.

Elhielo cubría el patio conunagasablancuzca y sucia, comounavendavieja sobre losraquíticos troncos de los árboles que flanqueaban el pozo, y a la luz aún imprecisa delamanecer, otorgaba una misteriosa relevancia a cada guijarro, perfiles nítidos que sedestacabandelsueloencrespado,erizadodefrío.Tambiénaminariz,quesedespertabaenmicaracomounapéndicehelado,casiajeno,antesqueyomismo.Entoncessacabaunamanoparatocarla,comosimeextrañaraencontrarlaallí,entremisojosymiboca,yelcontrastedetemperaturamedolíaalmismotiempoenlanarizyenlapuntadelosdedos.Paraevitarlo,metíalacabezaenterabajolassábanascalientes,ablandadasdecalor,ymevolvíaadormir,yesesueñoeramejorqueelprimero,pero,comocasitodoloqueesmejorenestavida,durabapoco.Lapuertadelcuartoquecompartíaconmishermanasquedabaensumitad,alotroladode lacortinaverde,pero laventanamecorrespondíaamí,yporesomadremedespertabasiempreantesqueaellas.Almismotiempoquelaluz,percibíasuvoz,vamos,Nino,arriba,que ya es hora, y un instante después, sobre la frente, el beso leve, apresurado, queinaugurabasinremediolamañana.

Todoslosdíascomenzabanigual,losmismospasos,lasmismaspalabras,elpequeñoruidodesusdedosalabrirlascontraventanasyaquelbesotambiénpequeño,lapieldemimadrerozandomipielapenas,unadelicadezaquenacíadelaprisaynoseparecíaalaestruendosa,repetidapresiónde los labiosquemedaban lasbuenasnochescomosiquisieranquedarseimpresos para siempre en mis mejillas. Todos los días comenzaban igual, pero la primerahelada,sincambiarnada,locambiabatodo.Enotrascasasdelpueblo,empezabanamiraralmonteconelceñofruncido,unsologestodepreocupaciónenmuchosrostrosdiferentes.Enlamía,quenoeratal,sinotreshabitacionesdelacasacuarteldeFuensantadeMartos,todosnosportábamosmejor,porquesabíamosquealempezarelinvierno,mimadredejabadeestarparabromas.

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—Quiénmemandaríaamícasarmeconéste,aver,quiénmelomandaría,conlobienqueestabayoenmipueblo,joder…

Esoeraynoeraverdad.Ellahabíanacidoalbordedelmar,enuncaseríodepescadores,tancercadeAlmeríaquecasiparecíaunbarriodelasafuerasdelaciudad.Allínuncahacíafrío. Yo lo sabía porque su hermanapequeña se había casado a principios demarzo, y noshabíainvitadoalaboda.Deentrada,lanoticianomeimpresionó,porquehabíamosrecibidootrasofertas semejantes y siemprehabían sidoen vano,peroaquella vez fuedistinta a lasdemás.Primero,porquemadredecidióir,volverasupueblodespuésdemásdediezañosdeausencia.Después,porquedecidióllevarnosconella.En1947,aquelviajerepresentabatodounacontecimientoparacualquierfamiliadelaSierraSur.

—¿Ypadreporquénoviene?—meatrevíapreguntarcuandoyaestábamossentadosenelcoche de línea que nos llevaría desde Fuensanta hasta Martos, mientras le miraba por laventanilla,plantadoenlaacera,diciéndonosadiósconlamano.

—Porqueno.—¿Yporquéno?—Porquenopuede.—¿Tienequetrabajar?—Claro.Aquellamañana,mipueblohabíaamanecidoconunpalmodenieve.EnMartos,lanevada

no había cuajado, pero hacía mucho frío. Lo sé porque el autobús nos dejó al lado de laestaciónconmásdeveinteminutosderetraso,yllegamosaltrencorriendo,peroapesardelacarrera,delossudoresyelajetreodelosbultosenlosquellevábamosregalosparalanoviaysufamilia,noentramosencalor.

Madrenosarreabacomosifuéramosovejasmientrasavanzabaporlospasillos,buscandoalaparejade laGuardiaCivilqueviajabaenelconvoyconunpapelescritoamáquinaen lamano. Era la primera vez que me montaba en un tren sin mi padre, y aunque procurabadisimularlo,porquesuausenciamehabíaconvertidoenelúnicohombredelafamilia,teníamiedodetodo.Cuandoveníaél,eradistinto.Cuandoél ibapordelanteconsuuniforme,eltricornioyelarmareglamentaria, lospasajerosnosabríanpasoylosrevisores,enlugardepedirnos el billete, se apresuraban a levantar a quien hiciera falta para que pudiéramossentarnostodosjuntos,peroestavezpadrenovenía,yyonoacababadeconfiardeltodoenlosdospapelesescritosamáquinaquenoshabíadadodentrodeunsobrealdespedirsedenosotrosenlapuertadelcochedelínea.Sinembargo,todosalióbien.Madreconocíaaunode los dos guardias que viajaban en aquel tren, un cabo que había pasado por FuensantaantesdesertrasladadoalaComandanciadeJaén,yélnisiquieranecesitóleerelpapelparallamaralrevisor,explicarlequeéramoslafamiliadeuncompañero,acomodarnosatodosydarmeun puñado de caramelillos dementa,muy fuertes, de esos que pican a la vez en lalenguayenelpaladar.

—Para que los repartas con tus hermanas —me dijo sonriendo, pero Dulce escupió elprimero un segundo después demetérselo en la boca, y Pepa ya se había dormido en losbrazosdemadrecuandointentédarleuno,asíquemelosfuicomiendotodosyosolo.

Fueunviajeplácido,tranquilo,muydistintodelqueharíamosalavuelta,perocuandoeltrenarrancó,yoseguíatiritandodefrío.Unahoradespués,elcieloestabaazul,elsolbrillaba,ymedesabrochéelabrigocasisindarmecuenta.Alrato,yanoloaguantaba.

—Estoysudando,madre—ledije,mientrasmequitabatambiéneljersey—.¿Estoesporlascalderasdeltren,o…?

—No—contestóella,sonriendocomosiacabaradequitarseunpesodeencima.—Pueshacecalor.—Ymásquevaahacer.Entoncesempezamosaverflores,floreseninvierno,enormesmatasverdessalpicadasde

manchasrojas,rosas,blancasomoradas,floresgrandesybonitas,comolasquesecompranen las tiendas, creciendo solas al borde de la vía del tren.Madre las iba señalando con eldedo, pronunciaba sin dudar sus nombres soleados, misteriosos, y mientras la escuchaba,adelfa, hibisco, buganvilla, yo pensaba en las amapolas, en lasmargaritas y en esas otrasfloresazules,tandiminutasquenisiquierateníannombre,queerantodaslasquehabíaenmipueblo,ysóloenprimavera.Enlasestaciones,lagenteibaacuerpo,enmangasdecamisaoconunachaquetafina,sinabrochar,yyolosmiraba,mirabaaqueljardín,unveranoperpetuo,yde repente loentendía todo, elmalhumordemimadre, sus juramentosde renegada sinesperanzas,aquelasombroamargoquelallevabaapreguntarseenvozalta,todoslosaños,

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cuandollegabaelhieloyconél losdíasde lavidadifícil,quépintabaellaenFuensantadeMartos.Perolascosasnosiempresoncomoparecenyesotambiénlodescubríenaquelviaje.

Adelfas, hibiscos, buganvillas. Cuando tres días después volví a verlas, tan bellas, taninútiles,creciendosolasjuntoalavíadeltrenquemedevolvíaaJaén,aMartos,alasnievesde la sierra,habíaaprendidoque losnombresno semastican,que las floresno sepuedencomer.Había visto elmar, pero también cómo las olas se iban llevando, de una en una, laalegríademimadre.Habíadescubiertoqueellanoexagerabaaldecirqueensupueblounhombreteníabastanteparatrabajarconuntomateyunracimodeuvasaldía,yquehabíapobres mucho más pobres que nosotros. Padre nos estaba esperando en el andén de laestación,muyabrigado.Mealegrétantodeverlequebajélaventanillaparagritarsunombre,moviendomucho losbrazosenel aire, yno sentí labienvenidadel frío,que secebóenminariz,enmisorejas,paracelebrarmiretornoasusdominios.Madrenisiquieralepreguntócómoesqueestabaallíynoenelpueblo,enlaparadadelcochedelínea,dondeesperábamosencontrarle.Él ledijoquenoshabíaechadomuchodemenos,yellaseabrazóaélcomositodavía fuerannovios,comosiaúnnosehubierancasado,comosinosotrosnohubiéramosnacidoynoestuviéramosallídelante,mirándoles,oyendoamimadredecirqueno,queno,quenovuelvo,Antonino,tejuroquenovuelvo…

—¿Y tú qué, Nino? —mi padre dejó a mi hermana Pepa en el suelo, me cogió por loshombros,mebesó—.¿Tehagustadoelmar?

—Mucho,padre,estangrande…Esenorme.Eso le dije y él sonrió como si fuera exactamente lo que estaba esperando escuchar.

Entoncescomprendíqueyanoibaadecirlenadamás.Quenoibaacontarlequemisprimosmehabíanrobadoloszapatos,quemeloshabíaquitadoparajugardescalzo,comoellos,enlaplaya,ynoloshabíavueltoaverhastaquemadreseenteró,yenlugarderegañarme,salióalacallehechaunafieraparatraerlosenseguida,cadaunoconsucalcetíndentro, igualquelos había dejado yo al lado de una barca. Que no iba a contarle que la tíaMaría delMarvendía los huevos que ponían sus gallinas porque eran demasiado caros para que se loscomieran sus hijos, ni que madre nos daba pan con queso a escondidas para que no lepidiéramoslameriendaalaabuela.Quenoibaacontarlequeeldíadelaboda,enlapuertadelaiglesia,semehabíaacercadounhombremorenoydelgado,comotodoslosdeporallí,parapreguntarme si yo era el hijodel guardia civil, y aclararme luegoquenome lohabíapreguntadopor nada, sólo porque se alegrabadeno sermi padre.Aquel hombre, un viejopretendiente demadre, semehabía quedadomirando con una sonrisa atravesada, tirante,queparecíamásaltaporunladoqueporelotroydabamiedo,peroesotampocoselocontéanadie.

El hombre que había viajado con nosotros en el tren de vuelta, también era moreno ydelgado,peroestabamuysucio.Llevaba lacamisadesgarradaporuncostadoyunaheridavieja,marcadaporunreguerodesangreseca,enunaesquinadelafrente.Ibadepie,conlavistafijaenelsuelo,aunquevolvíalacabezadevezencuandohaciasuizquierdaparamirarpor la ventanilla con una expresión de tristeza muda, reservada, como si se estuvieradespidiendodeaquelpaisajeperonoquisieraquenadiesedieracuenta.Devezencuando,sacabaunpitillodelbolsillodelpantalónconlamanoizquierda,selollevabaalaboca,pedíafuegoconungestodelacabezaalguardiaqueibasentadoalladodemadre,yalmirarlemedabacuentadequetodoletemblaba,lamano,elbrazo,loslabiosalchupardelaboquilla.Nodijonadaentodoelviaje.Tampocomirónuncaalguardiaqueibadepie,asulado,sumanoderechaesposadaalamanoizquierdaqueasomababajounamangadecolorverdeaceituna.

Eraunpreso,oquizásnotodavía,quizásacababandedetenerleynohabíaentradoaúnenningunacárcel.Yolosabíaporqueunavez,yendoconpadreaJaén,habíavistounaescenaparecida,aunqueelpresoeraentoncesunamujerqueibasentada,llorandosinhacerruido,lacabezaescondidaentre losbrazos.Poresome impresionómenosqueaquelhombre.Poreso,yporqueaquellavezanadielehabíanentradoganasdemear.

—Necesitoiralservicio,Macario,nopuedomás.Elguardiaesposado interrumpióa sucompañero,que ibacharlando tranquilamentecon

mimadre, lasmanos libres, y él respondiómoviendo la cabeza con un gesto de desánimo,parainsinuaruncontratiempoquenoalcancéacomprender.

—Aguantaunpoco,hombre—alhablar,lohizoenuntonocasisuplicante—.Enlapróximaestación…

—Queno,Macario,queno.Quemevoyamearencima.—Andaque…¡Hayquejoderse!Claro,tantaagua,tantaagua…

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—¿Y qué quieres, si me lo ha dicho el médico?—era un guardia joven, simpático, y suemergencia,ajuzgarporlaexpresióndeangustiaqueseleestabapintandoenlacara,muyauténtica—.Meconvienebebermuchoporquetengopiedrasenelriñón.

—¿Sí? Pues con una te daba yo en la cabeza—Macario, en cambio, era de la edad deltenientedeFuensanta,calvoybarrigón,aunquenisiquierateníainsigniasdecabo—.Aver,túmedirásquéhacemos.Comonotelollevesalbaño…

—¿Yo?Nihablar.Puessí,eraloquemefaltaba,quemevieraésteamílasvergüenzas.Entonces,Macariomiróasualrededorysusojossedetuvieronenmí.—Yonopuedosustituirte—ledijoasucompañero—,yasabesloquedicenlasordenanzas,

aunque…Enfin,sinopuedesmás,yalchavalnoleimporta…—¡Quélevaaimportar!—mimadrememiró,sonrió,yyonoentendínisuspalabrasnisu

sonrisa—.Conloamablesquehansidoconnosotros.Anda,Nino,ve…—¿Adónde?—lepregunté,peroellameempujóhaciadelante sindeciruna solapalabra

másyantesdequepudieradarmecuenta,elguardiamayoryahabíaliberadoasucompañerodesusatadurasparaesposarmealhombrequetemblaba.

—Nodeberíahaceresto,¿sabe?—Macariosevolvióhaciamimadremientrasyoempezabaasudarcomonuncaenmivida—.Pero,enfin,enlosservicios…

—No se preocupe, no hace falta que nos explique nada—madre seguía sonriendo, y yosudaba, oía la respiracióndel prisionero y sudaba, notaba el tacto de sumano, el rocedelpuñodesucamisa,ysudaba,meparecíaescucharloslatidosdesucorazónysudaba,sudabatantocomosimeestuvierasecandopordentro—.Mihijohanacidoenunacasacuartelynohavividonuncaenotrositio.

—Ya se le nota, no crea, tan formalito, tan obediente… Y así se foguea, ¿no? —sóloentonces,Macarioempezóahablarconmigo—.Porquetú,demayor,querrásserguardiacivil,comotupadre,¿ono?

Yo demayor voy a ser guardia civil, decía siempre Paquito, el hijo de Romero.Menudasuerte,tenerlotodogratis,montareneltrensinpagar,entrarenelcinesincomprarentrada,y en el fútbol, ya no digamos, ¿o no? Pues anda que los toros, ver las corridas en losburladerosdelcallejón,comolosapoderados,ysinpagarunduro…Yo,desdeluego,guardia,afirmaba con la cabeza y tanta seguridad como si tuviera ya el tricornio encajado sobre lafrente,parapoder llevarleamimujerdevezencuandounoskilosdepatatas,ounpardemelonesde esosquedejan los vecinos en la puertade la casa cuartel, y que seponga tancontentacomomimadre,yparanotenerquegastarmeniunduroenlaferia,mientrasmishijosmontangratisentodosloscacharritosyamímeinvitanalasconsumiciones,queandaquenoseahorra,comodicemipadre…

—Todavíanoséloquequieroserdemayor—lerespondíyoaMacarioaqueldía,ymedicuentadequealgoenmimaneradedecirlo,quizáslaentonaciónoelvolumen,muybajo,casiunsusurro,hizoqueelhombreesposadoamiizquierdamemirara.Yotambiénlemiré,ymedicuentadequeeratanjovencomoelguardiaquehabíaidoalbaño.Teníalosojososcuros,la nariz aguileña, la piel blanca, sonrosada en las mejillas, los labios muy finos, tensos,tirantes,yunaalianzaquebrillabatantocomosi fueranuevaeneldedoanulardelamanoesposadaalamía.

—¡Puesguardia,hombre!—Macario seechóa reír, suprisionerocerró losojosantesdevolveramirarporlaventanilla,yyomirétodavíaelperfildesucabeza,elpelomanchadodebarro,pegadoalanuca,elcuellodesucamisablanca,tansuciaqueparecíagris—.¿Dóndevasaestarmejor?

Sucompañerovolviódelbaño,yun instantedespués,yovolvíaestarsentadoentremishermanas,élesposadoasuprisionero,comosinohubierapasadonada.Síhabíapasado,peroya no importaba, porque estábamos en Jaén, porque habíamos vuelto a casa, y por eso,tampocoseloconténuncaamipadre.

En Almería había aprendido que las cosas no son como parecen y en las primerasestribacionesdelasierra,mientraselpaisajeseibaondulando,acatandodeolivoenolivolavoluntad de las montañas que se elevaban al fondo, volví a pensarlo. La Pava, porque yaestábamos en casa y podíamos llamar al coche de línea por su nombre, avanzaba siemprecuesta arriba. Yomiraba por la ventanilla, recordaba la explosiva belleza de las flores quebordeaban un desierto llano, pedregoso, donde nada más crecía, y me alegraba de habernacidotanlejosdelmar.Desdelacarretera,losmontesparecíansólopiedrayarbustos,rocasyermas bajo un cielo inclemente, pero quienes habíamos nacido entre ellos los conocíamosbien,yconocíamoslariquezaqueescondíanparaquienfueracapazdeencontrarla.

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Porqueenlosmontesnobrotanlasadelfas,nohayhibiscostropicales,nibuganvillasconracimos de flores rojas, rosas, blancas o moradas, pero hay perdices y conejos, liebres ycodornices,patosquevuelanonadanenloslagos.Losarroyosquebajandelascumbrescontantaprisacomosilanievelospersiguiera,acunantruchasqueengordanensuaguadulce,fría,yaveces,enlaspozasdondealafuerzaseremansan,seinstalantumultuosasfamiliasdecangrejos.Enlasorillas,crecencaracolesentrealgunashierbasquecuranenfermedades,yportodaspartesespárragossilvestresquealfinaldelaprimaveraestánmaduros,comolasmorasenverano,antesdequeelotoñosiembreelsuelodesetascomestibles.Elinviernoespeor,peroeninviernobajanlosjabalíesquehuyendelhielo,ylosciervossedesorientan,sealejande lamanada y, con suertepara los cazadores, sepierdende vez en cuando.En losmontes hay cuevas donde resguardarse del frío, sotos umbríos donde escapar del calor,colmenasrepletasdemielenloshuecosdelosárboles,yaguadesobraparabeber,paralavaryhastaparabañarse.Haymuchascosasenelmonteparaquiensepaencontrarlas.Poreso,yaunqueporunarazónoporlacontrarianadielodijeranuncaenvozalta,todossabíamosquelosmontesdemipuebloestabanllenosdegente.

FuensantadeMartoserabastantemáspequeñoqueelpueblodemimadre,ysinembargo,allí nohabíamásGuardiaCivil queuncaboydosguardias, quevivíanmejorquenosotrosporqueteníanmásespacio.Nuestracasacuartelnoeramuchomásgrandequelasuya,peroelmandohabía idoordenandoquese levantaran tabiquesymás tabiques,parahacercadavezmáspequeñosloscuartos,perotambiénlaoficina,loscalabozosylasaladebanderas.Asíhabía conseguidometer en ella a ocho familias, cinco guardias, un cabo, un sargento y elteniente, que era el jefe de todos ellos y también de los guardias de Los Villares y deValdepeñasdeJaén,porquemipueblonoeraelmásgrandenielmásimportantedelasierra,peroocupabaelcentrogeográficodelacomarca.

Enteoría,donSalvadoreratodounpersonajeyunadelasmáximasautoridadesmilitaresde la Sierra Sur, pero en Fuensanta nadie se lo tomabamuy en serio. Su señora se dabamuchopisto,yaprovechabacualquieroportunidadparaaclararquesumaridonoeraguardia,sino teniente del Ejército de Tierra, y que le habían destinado allí para poner orden. Encuantoacabe con losbandoleros, añadía, nos volvemosaMálaga capital a vivir comounosseñores,enunchaletconjardínyvistasalmar.Nadieseatrevíaareírsedeellaensucara,perosusdelirios tampoco impidieronqueCuellodurobautizaraasumaridocomoMichelín,porqueerabajoy rechoncho, igualqueelmuñecode losneumáticos.Yohabía sabido todoestodesdesiempre,perohastaquenofuialpueblodemimadre,nohicelacuentadequeenelmíohabíaunguardiacivilporcadadoscientoshabitantes,ysinembargo,nisiquieraesoestropeómialegríaporhabervueltoacasa.

Cuando me bajé de la Pava tenía hambre y sueño, el cansancio acumulado en muchashorasdeviaje,peromefijéenque lanieveestabasucia.De ladeslumbranteperfeccióndeaquel blanco infinito queme había despedido unos días antes, apenas sobrevivían algunosparches oscuros, condenados a convertirse en barro contra los muros orientados al norte,donde nunca daba el sol. Todavía nevaría un par de veces más, pero el frío fue aflojandolentamente,conunadelicadezaquejamásnosconcedíaalregresar,afavordeunveranoqueresultólargo,calurosoyseco.Lorecuerdobien,comorecuerdotodoslosacontecimientosdeunañoqueinaugurólaque,durantemuchotiempo,seríalaépocamásimportantedemivida.Comositambiénpudierapresentirlo,oquizásparahacerseperdonarporhabermeenfrentadotanprontoa la crueldadde lasparadojas,1947mehizoun regaloantesdeperderseenellimbodeloscalendarios.

El hielo no esperó a diciembre, peromimadre sí lo esperaba a él. Cuando entré en lacocina,tiritandonotantoporlatemperaturacomoporeldesconcierto,elestuporquesucedíaa su primer zarpazo, me la encontré sentada al lado del fogón, refunfuñando como decostumbre,conelceñofruncido.Sehabíaenvueltoenunacapaviejademipadreynopudeverquéestabahaciendo,perocuandolleguéasulado,mesonrió.Sosteníaenlasmanosunafunda nueva, dos trozos de manta superpuestos, cortados a la medida de una botella degaseosaycosidosporelbordeconunahebradelanaenpuntadasmuyseguidasyapretadas.Delabasecolgabaunapiezaredonda,amododetapa,queiríarematadaconunojalhechoala medida del botón que permitiría cerrarla por abajo, para conservar el calor del aguahirviendosinriesgodequemaduras.

—Mira, ¿tegusta?—la sonrisademadre sehizomásgrande y encontróunamaneradebrillartambiénensusojos.

—Sí,esmuybonita—ysóloentoncesloentendí—.¿Esparamí?

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Cuando la vi asentir con la cabeza, sentí una alegría salvaje que también era orgullo,gratitudyunaexpectativadefelicidad,elanticipodelaquesentiríaalllegaralaescuelaconmipropiabotellametidaensufunda.Noencontrépalabrasparaexpresarunaemocióntancompleja,yporesomeabalancésobreella,laabracécontodasmisfuerzasylabesétantasvecesqueestuveapuntodetumbarlasillaconnosotrosdosencima.

—¡Suéltame,Nino,quenosvamosacaer!—perosereía.—Gracias,madre—acertéadecirporfin—.Gracias,gracias,millonesdegracias…—Nadadeeso.Enenerocumplirásdiezaños,¿ono?Eresmayor,ymuchomásresponsable

que tu hermana, y a ella se la hice cuando tenía tu edad, así que… Pero tienes queprometermequecuidarásbiendeella.Nolapierdasdevista,noladejestiradaencualquierparteparairteajugarynolapongasenningúnsitiodedondesepuedacaer.Silarompes,otelaroban,hastaelañoquevienenotedaréotra.Loscascoscuestandinero,yalosabes.

—Notepreocupes,madre,quelacuidarémuybien.¿Dóndeestá?—Todavíano lahecomprado,ni siquieramehadado tiempoa terminar la funda.Nohe

hecho el ojal, ni he cosido el botón, pero si quieres, puedes estrenarla esta noche. Y demomento,parairalaescuela…

Señaló la chimenea con la cabeza y miré por última vez, sin rencor y sin nostalgia, lapiedranegra,plana,quecertificabaelfinaldemiverdaderainfancia.

—No,nomerecelapena.Seguroquehoynohacetantofrío.Los alumnos de la escuela de mi pueblo sólo reconocíamos dos grupos de niños, los

pequeños y los mayores, clasificados según un criterio muy distinto al que empleaba donEusebio para dividirnos en cursos y grados. Piedras y botellas, esa era la ley supremaqueimperaba sobre edades, estaturas o conocimientos. Los niños pequeños eran todos los quesalían de casa apretando contra su pecho con las dosmanos una piedra caliente, liada entrapos. Los mayores, en cambio, habían merecido la confianza de tutelar una botella degaseosa rellena de agua hirviendo, que la funda casera, fabricada con un resto de mantagruesa, suavizadaporeluso, convertíaenuna fuentedecalormuyagradable.Lasbotellasconservaban latemperaturadurantemuchomástiempoque laspiedras,yalsentarseenelpupitre,dabagustocolocárselassobrelaspiernas,hacerlasrodararribayabajooponerlasenel suelo para sujetarlas con los tobillos. Yo lo había visto hacer muchas veces, mientrasintentabaapurarsinresultadoelcalordelapiedraapenastibiaquevolvíaallevarmeacasacadatarde,paraquemadreladesnudara,lapusieradenuevoalaorilladelfuego,yvolvieraa liarla en tiras de sábanas viejas para entregármela en el mismo momento en que memandabaalacama,elotrolugardondelosmayoressedistinguíandelospequeñossegúnlaleydelapiedraylabotella.

Aqueldíaestabatanexcitadoantelaperspectivadecambiardecategoría,quesalídecasacon lasmanosmetidasen losbolsillos,ynisiquieratuvefríoen laescuela,peseaquedonEusebioconsideróquehabíallegadoelmomentodeencenderlaestufapequeñayúnicaconlaquecontábamos,parasentarseasuladodespuésdeadvertirnos,comodecostumbre,quenopensáramosmal,porqueelegoístanoeraél,sinosushuesos,quepresentíanlavejezenelempeñodenocalentarsenunca.Yaquellanoche,porprimeravezenmivida,mealegréalabandonar el paraíso de la cocina, que madre había aprendido a calentar combinando lachimenea con los rescoldos del fogón y el brasero, quemanejabamejor que nadie, porquellevaba mi botella nueva entre las manos. Ella la había rellenado con un embudo, habíametidoapresióneltapóndecorchoquepadrehabíatalladoconsunavajaparaqueencajaraperfectamente,yhabíasellado launiónhaciéndolagirarbajounavelaencendida.Después,cuandolacerayasehabíavueltoblancaysólidaalrededordelgollete,lametióenlafunda,laabrochó,me la dio y casi la dejé caer al suelo, tan ardiendo estaba que la puse entre lassábanasantesdedesnudarme,ycuandomereuníconella,todalacamaestabacaliente.

Ysinembargo,aquellanochenopudedormir.Quizásfueronlosnervios,lanovedaddenosentirelgritoheladodemispiesalfinaldelaspiernas,quizásfueraeldestino,perocuandomis padres se levantaron de la mesa camilla, todavía estaba despierto. Escuché cómoapagaban la luz, cómo cerraban la puerta y cómo entraban en su cuarto, contiguo almío,porquehabíanmovidolostabiquestantasvecesquelasparedesdelacasacuarteleranmuyfinas, porosas como esponjas, y no sabían guardar secretos. Por esome enteré de quemimadresehabíametidoenlacamavestida,yescuchéunaporunalasconfusasinstruccionesquemipadreejecutabaconresignación,antesdequeéldijeraalgoqueyonodeberíahaberoído.

—A ver, Antonino, ponte boca arriba que te voy a coger…No, así no, hombre.Así,muybien…Hayquever,hijomío,quésuertetienes,esqueerescomounaestufa,ahoralospies…

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No,doblalasrodillas…—¡Ay!Lostieneshelados,Mercedes.—Puesclaro.Sino,dequétecreesqueibaahaceryotantagimnasia.Aguantaunpoco,

hombre…Bueno,voyaempezaradesnudarme.—Yaerahora.—¿Yquéquieres?Yolopasomuymal,Antonino,soydeAlmería,yalosabes,sitemolesta,

haberlopensadoantes.—¿Qué,puedoapagaryalaluz?—Ea,apágala,sí.Enel silencioque se abrió a continuación,mi camaempezó ahacersemásblanda,más

mullida,yyosentíquemeibahundiendoenellacomosimicuerpoestuvierarellenodeunaespuma tibia, sonrosada. Mis ojos, cerrados por fuera, empezaron a cerrarse también pordentro,peroantesdequeseigualarandeltodo,mipadrevolvióahablar,yyoaescucharle.

—Mercedes—élestabamuydespierto.—Qué—ellalerespondiósinembargoconunavozpastosa,rescatadadelsueño.—MepreocupaNino—yapartirdeesemomento,ningunodelostrespudimosdormir.—¿Nino?¿Porqué?DonEusebiodicequevamuybienenlaescuela.—No,sielchicolistosíes,muydespejado,esoyalosé.Perocrecemuypoco.—Yacrecerámás.—Ono.Yloquemedamiedo…Sisigueasí,novaadarlatalla,Mercedes.Ysinodala

talla,novaapoderentrarenelCuerpo.—¿Peroquéestásdiciendo,Antonino?Terecuerdoquetuhijotodavíatienenueveaños.—¿Yqué?Másvaleprevenirquecurar,¿no?Sidemayormidemásdeunosesenta,puede

serguardiacivil,perosinollega…Poresohepensadoquelomejoresqueaprendaaescribiramáquina.

—¿Qué?—Escribiramáquina,Mercedes,yluegoqueestudiefrancés,yalacabarlaescuela…Pues

no sé, Contabilidad, o algo por el estilo. Así podría hacer oposiciones para secretario deAyuntamiento,odeoficinista,enlaDiputación.Siesbajitoperolisto,aunquenodélatalla,nadiesereirádeél,ypodráganarselavidamejorqueyo,¿ono?

—Mira,Antonino,yonoséquiéntehametidoatiesas ideasenlacabeza,perotevoyadecir…

—Nomedigasnada,Mercedes.Túhazmecasoynomedesconsejos.La sentencia rotunda, fulminante, con laquemipadreponía fina todas lasdiscusiones,

instauró en su dormitorio un silencio que tardó mucho tiempo en conquistar mi interior,estrujado por media docena de ideas agridulces y contradictorias, el frío de unas esposasatenazandomimano izquierda y, un pocomás allá, la respiración de un hombremoreno ydelgado,sucioyherido,unreguerodesangresecaenlafrente,unaalianzadereciéncasadoenlamanoderecha.

Enlosmalostiempos,losniñoscrecendeprisa.Losdemiinfanciafueronlospeores,yalosnueveañosyoyateníamuyclaroquenoqueríaserguardiacivil,quenoqueríavolveraviajaresposadoaunprisionero,quenoqueríavivirenunacasacuartel,quenoqueríadarlemiedoalagente,nisaberqueescupíanalsueloencuantolesdabalaespalda,niquemehicieranlapelota el alguacil y el boticario, ni tener que hacérsela yo a don Justino y al alcalde, niaguantarlachuleríadeningúnsargentobordeymalencarado,ynodigamosyaquemimujertuvieraqueaguantarloshumosdelaseñoradeuntenientegordoalqueleolieranlospies.Yonoqueríaserguardiacivil,noqueríacompartirunúnicoretretecontodoslosculosdeotrassietefamilias,nideteneramisvecinos,nillevarlosesposadosporlacalle,nipreguntaramishijosaldíasiguientequétalleshabíaidoenlaescuelayescucharcómomedecíanquebien,muybien,yquefueramentira.

Alosnueveaños,yoqueríaconducircochesdecarreras,mudarmeaGranada,oaMadrid,y si no, vivir comoPepe el Portugués, teneruna casilla pequeña, al pie de la sierra, y unahuerta, un caballo, unospocos animales, unospocos amigos y estar lejos, lejos del pueblo,lejosdel tenienteyde su señora, lejosdel alcaldeydedon Justino, lejosdel alguacil ydelboticario,lejos,parasubiralmonteapescartruchasyacogersetasalaluzdeldíaycuandoyoquisiera,ynovolveracasademadrugada,conlacapatiesadehielo,escarchaenelbigoteyuncatálogodejuramentosentreloslabios,onovolver.Esoqueríayo,ysinembargo,nuncasemehabíaocurridoquenotuvieralaoportunidaddeelegirnoserguardiacivil.

Romero, el compañero de mi padre, era hijo de guardia. Sanchís, el sargento que sequedaríacomo jefedepuestocuandoMichelínsevolvieraaMálagayquenomecaíanada

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bien,porqueeraunatravesadoquedisfrutabaamenazandoalagenteconlaimpunidadquelegarantizabasupasadodehéroedeguerra,tambiénsehabíacriadoenunacasacuartel.EnlamismasituaciónestabaCurro,quesóloteníaveintidósañosycomolesobrabasitio,porqueaúnnosehabíacasado,medejabairaestudiarasucasa,treshabitacionescontiguasalasnuestras.Perolahistoriademipadreeradistinta.

ÉlhabíanacidoenValdepeñasdeJaén,muycercadeFuensantadeMartos,ynosehabíamovido de allí hasta que le tocó hacer la mili en Melilla. Fue entonces cuando empezó aescribirseconlahermanadeotroreclutaquesellamabacasiigualqueél,Antonio,yalaqueal principio le cayó en gracia por un malentendido. Ella creía que sólo había un pueblollamadoValdepeñas en elmundo y pensó que allí, con tantas viñas, tantas bodegas, nuncafaltaríatrabajo.Poreso,yaunquedesdeelprimermomentoél leconfesóqueera jornalerosintierras, igualquesupadre,yquesuabuelo,yquesubisabuelo,yasíhastaAdányEvapocomásomenos,ellasedijoqueconélnoestaríamal.Alterminarlamili,mipadrevolvióalapenínsulaenelMelillero,yconlaexcusaderecibirasuhermano,queveníaenelmismobarco,mimadrefuealpuertodeAlmeríaparaconocerle.Cuandoseenteróde laverdad,yfueJaénynoCiudadReal,yfueronolivosynoviñas,yalmazarasenlugardebodegas,élyalahabíabesadoyaellalehabíagustado,asíquesecasaronyparanotenerqueelegirentreelmary lasierra,sefueronaviviraunlugarequidistanteyajeno, igualdenuevoparalosdos.

Hasta ahí, me sabía la historia. Había visto muchas veces una fotografía que madreguardaba en la cómoda, padre y ella vestidos de domingo, muy jóvenes los dos, muysonrientes,conmihermanaDulcereciénnacidayenvueltaenmantillasapesardelaluz,elsolquesefiltrabaatravésdeunaparraenunpatiocuadrado,pequeñoylimpio.Cuandomelaenseñóporprimeravez,madremeexplicócómoeraaquellacasaquehabíanalquiladoenValderrubio,unpueblodeGranadarodeadodeplantacionesderemolacha,convariasfábricasdeazúcarquepagabaneltrabajodeunobreroserioycumplidormejorquelosterratenientesdeValdepeñas,ysinnecesidaddecapatacesquefuerantodoslosdíasalaplazadelpuebloahumillar a los hombres señalándoles con el dedo, hoy trabajas tú, hoy tú no trabajas… Laprimeravezqueviaquellafoto,madremeloexplicótodomuybienyqueallíhabíansidomuyfelices,más que en ningún otro lugar, en ningún otromomento. Quizás por eso, y porqueaquella felicidaddurómuypoco,dosañosescasos,nuncavolvióadarmedetalles,ycuandosacaba la foto para mirarla, decía solamente, qué bien nos fue allí, qué felices éramosentonces, y cerraba losojosun instante, comosiquisieraapreciarmejoraquel recuerdo,oporqueledolíaeltiempoquehabíavividodespués.

Hastaahí,mesabíalahistoria.Deloquepasómástarde,apenasconocíafrasesamedias,razonamientosinconclusosquenollegabanalacategoríadeenigmasperoquetampocoteníarecursossuficientespararesolver.HabíaestalladounaguerraquehabíapartidoEspañaendosmitades,ymispadresestabanenuna,ysusdosfamiliasenlaotra.Élsealistóvoluntarioparaquenolepasaranadaasumujerniasuhijapequeña,fueapararaunacompañíadelaGuardiaCivilyluego,ya,allísequedó.EnmediodelaguerrayenaquellacasadeGranadadelaquenoconservabaningúnrecuerdo,nacíyo,hijofortuito,inoportuno,deunpermiso.Ypadre,quemeconoció conmásdeunaño,habríadadocualquier cosaa cambiodeque ledestinaranlejosdesupueblo,peronohabíapodidoevitarquesussuperioresseenterarandequeconocíalaSierraSurcomolapalmadelamano,asíquelehabíanmandadoaFuensantadeMartos,adospasosdeValdepeñasdeJaén,donde laguerranohabíaterminadotodavíapormásquedonEusebioseempeñaraencontarenvozaltalosañosdepazenalgunasfechasseñaladas.

Mipadreeraguardiacivilporcasualidad,noporquemiabuelolohubierasidoantesqueél,yporesamismarazón,nuncasemehabíaocurridopensarqueestuvieraesperandoqueyosiguiera suspasos,pero tampoco imaginabaquesepreocupara tantopormí.Su inquietud,conmovedorayangustiosaalavez,medesorientópordentro,comosialescucharlehubieramordido el relleno ácido de un pastel dulce, el corazón podrido de una fruta verde. Él nopodíadormirporquepensabaenmí,yyonodormíaporqueenelcentrodesusdesveloslatíaladecepcióndesermipadre,dehaberengendradoaunniñoquecrecíamuypoco,menosquesuhermana,menosqueloshijosdelosotrosguardias,menosquesuscompañerosdelaescuela.

Yonoteníalaculpa.AmímehabríagustadosertanaltocomoPaquito,elhijodeRomero,que había acabado el verano anterior con pantalones de dos colores, porque a mitad deagostosumadreyalehabíasacadoeldobladilloytuvoqueecharleunapieza,empalmandouna tiradeuna capa viejade supadre, para conseguir que losbajos se le acercarana las

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rodillas.Losmíosapenassemovierondelsitiodurantetodaslasvacaciones.Madredecíaqueeraunasuerte,ysonreía,perolosdossabíamosqueaellalehabríaencantadorematarconuntrozodetelaverdemispantalonesgrises,yamí,irhechounmamarrachodedoscolores,igualquePaquito.

Yo no tenía la culpa, pero aquella nocheme sentí culpable, y sin embargo, igual que lagrandiosidad del mar había afirmado mi alegría de ser de tierra adentro, la amargura dehacer sufrir amipadre vinoenvuelta en la certezade suamor, todoel amorque cabía enaquelhombreserioytaciturno,quenoeraaficionadoalpanmilagrosodelosbesosyabrazosque su mujer repartía sin que se agotaran nunca, y que sonreía poco, jamás como en lafotografíaquelehicieronenaquellostiemposenlosquefuefeliz.

Elintrincadohallazgodelamordemipadre,lallamasecretaqueardíaentrelastinieblasdesupreocupaciónymiscentímetros,mecalentólacamacuandolabotellanoconservabayaotra temperatura que la de mi cuerpo. Entonces, por fin me dormí, y al despertarme,comprobéqueaquellanochehabíavueltoahelar.Paquitoentróenmicasacorriendocuandotodavíanomehabíadadotiempoaterminareldesayuno,paraenseñarmesubotellanueva,enunafundagris,jaspeada,queeramásfeaquelamía,derayasazulesyblancas.Siundíaanteshubierapodidocontemplaraquellaescenaporunagujero,sihubierapodidovermeenelinstanteenquerespondíaldesafíodelhijodeRomerolevantandomipropiabotellaconlasmanosylaarroganciadeunpistoleromásvelozquesuenemigo,mehabríaestremecidodeorgullo y de placer. Pero la noche anterior había escuchado algo que nunca debería haberoído,yaquellamañana,todoloqueestabaderechohabíaamanecidotorcido.

Yoerabajito,muybajito,canijo,comodijeronmisprimosdeAlmeríaantesderobarmeloszapatos,hastasinsaberqueasíeracomomellamabanmisamigos.Inclusoellos,quenuncacomíancarne,eranmásaltosqueyo.Mipadrelosabíasinquenadieselohubieracontado,ylo sabíamimadre, quemehabía concedido lagraciade ascenderdesde lapiedrahasta labotella cuando aún no lo esperaba. Y por más que intenté convencerme de que lasconfidenciasdeunoyladecisióndelaotrahabíancoincididoporazar,nologrédesprendermede una sospecha incómoda, humillante, y cuando me fui a la escuela con Paquito, estabasegurodequelabotellaqueapretabaentrelosbrazosnoeraungalardónqueyomehubieraganado,sinounaamorosatretaconlaquemadreintentabaquenomesintierainferioralosdemás.

Hastaaqueldía,elfuturonohabíaexistidoparamí.Desdeentonces,tuvolaformaexactade una barra graduada, rematada por un tope que iba subiendo y bajando de cabeza encabezacuandolausabanenelcuartelparamediralosquintos.¿Dóndeestáshoy,Nino?,mepreguntóelmaestrovariasveces.Yomeenderezabacontraelrespaldodelasilla,levantabalacabeza,mirabaalenceradoylepedíaperdónporhabermedistraído,peronomeatrevíaadecirlelaverdad,acontestarlequeestabaatrapadosinremedioenelfuturo.

—DonFranciscoRomero, levántese—elhombremássabiodeFuensantadeMartos sólonostratabadeustedcuandopresentíaquenoíbamosaestarasualtura—.¿Sieteporcinco?

—Treinta.—No.—¿Treintayseis?—Cero.—No,no,espere,porqueentoncestienenquesertreintaycinco.—Aver,quéremedio…¿Ysieteporseis…?¿Sieteporseis?—donEusebioseimpacientaba,

sedesesperaba,perdíalacomposturamientrashacíaestallarsuspuñossobrelamesa—.¡Nocuentesconlosdedos,animal,queteestoyviendo!Lasmanosalavista,¿sieteporseis?DonAntoninoPérez,dejedesoplarasucompañeroyayúdeloenvozalta.¿Sieteporseis?

—Cuarentaydos.—¿Sieteporsiete?—Cuarentaynueve,sieteporocho,cincuentayseis,sietepornueve,sesentaytres,ysiete

pordiez,setenta.—Muybien.PeronocreaquenomehedadocuentadequellevatodalamañanaenBabia.

¿Quépasa, que sólo nos espabilamos a la hora de delinquir? Pues le voy a poner un cincopelado,paraqueseentere…

Paquitonosesabíalastablasdemultiplicar,perodabaigual,porqueeramuyalto,ydaríalatalla,yseríaguardiacivilcomosupadre,comosuabuelo.Miguel,elhijodelboticario,noera ni tan burro ni tan alto como él, tampoco tan estudioso como yo, pero heredaría lafarmacia,ylellamaríandonMiguel,yviviríatranquilo,despachandoaspirinas.Yyo…Yonoquería ser secretario del Ayuntamiento, ni oficinista en la Diputación, yo quería conducir

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cochesdecarreras,ysino,arrendarunmolino,comoelPortugués,ytenerunhuerto,yuncaballo,yvivirlejosdelpuebloparasubiralmontecuandomedieralagana,acogersetasyapescar truchas, y sin embargo iba a tener que aprender a escribir a máquina, y a hablarfrancés,y lasmatemáticassemedabanbien, semedabanbien lagramáticay lascienciasnaturales,perono sabía si ibaapoder con lamáquina, y sinembargo sabíaque teníaquepoder,porque loquenopodíaeradecepcionaramipadredosvecesseguidas,ysidiera latallaydijeraquenoqueríaserguardia,probablementenopasaríanada,perocomonolaibaadar, tendríaque trabajarenunaoficinaaunquenoquisiera, ya lomejorme llamaríandonAntonino, ymi padre estaría orgulloso de queme ganara la vidamejor que él, perome laganaríapeor,porquelascosasnuncasoncomoparecen.

Cuando salí de la escuela, creí que la cabeza me iba a estallar, tantas horas llevabapensandoenlomismo.Estabasegurodequealvolveracasa,madremesonreiría,mebesaríatanto como siempre, más quizás, me anunciaría que padre había tenido una idea y luegollegaríaél,lodespacharíatodoconunpardefrases,yoharíacomoquenosabíanada,diríaquetodomeparecíamuybien,ledaríamucholasgracias,yestaríasentadodelantedeunamáquinade escribir antesdedarme cuenta.Eso era lo que iba apasar, y sin embargo, nopasónada,exceptoqueelmundosepusobocaabajo.

Había pasado otras veces, tantas que casi pude respirarlo en el aire antes de leerlo enalgunosrostros,sonrisasquenoveíadesdeantesdelverano,ylatabernadeCuellodurollenay vacía al mismo tiempo, los parroquianos en la calle, cada uno con su vaso en la mano,pagandorondasporturnos.Nonecesitabasabernadamás,porquelamadredePaquitosalióa buscarnos, y nos cogió a cada uno de la mano para tirar de nosotros como si todavíafuéramoscríoschicos,sinmolestarseendarnosningunaexplicación.

—Acasa,vamos,deprisa,ysinrechistar.—¿Peroquéhapasado,madre?—¡Hedichoquesinrechistar!Elmundosehabíapuestobocaabajo,yaquellanoche,padrenovolvióacasahastamucho

despuésde lahoradecenar.Nohuboconversación,nimáquinadeescribir,nipromesasnidisimulo,sóloelrumorconstantedelasquejasdemadre,porunavezolvidadadelfrío.

—Yquiénmemandaríaamícasarmeconunguardiacivil,aver,quiénmelomandaría,conlobienqueestabayoenmipuebloparaquemedejenviudacontreshijoscualquierdíadeestos…

Aquellatardenisiquieranosdejósalirajugaralpatio.Estuvetodoeltiemposentadoalamesade lacocina,haciendo losdeberesyningunapregunta,porquesabíadesobraquemimadreno ibaasermáselocuenteque ladePaquito,peromihermanaDulce,quesehabíaenteradodetodo,melocontóenunsusurro.

Quealaunadelatarde,conlacaradescubiertayaplenaluzdeldía,comoenlosbuenostiempos,losdelmontehabíancortadolacarreteraparaasaltaralalcaldedeAlcaudete.

Quealguienleshabíaavisadodequellevabaencimaveinticincomilpesetasparapagaralcontratistaqueleestabahaciendounacasanuevaasusuegro.

Quecuandoacababandequitarleeldinero,vieronvenirporlacarreteraaunhombreconpinta de muerto de hambre, y al preguntarle qué hacía por allí, les explicó que venía debuscar un jornal, pero que no habían querido cogerle en ninguna cuadrilla de las que yahabíanempezadoavarearlaaceituna.

Quealmirarlebien,lasalpargatasreventadas,losdedosgordosalaire,lapielquebradiza,amarillenta, los de arriba comprendieron que nadie quería darle trabajo porque estabaenfermo.

QuesujefehizoentoncesloquetantasveceshabíahechoCencerro,sacarcuarentadurosdelfajodebilletesdelalcalde,pedirleaaquelhombrequerecordaraloqueestabaapuntodepasar, ydarledoscientaspesetasdespuésde reconocerenvozaltaque lasnecesitabamásqueellos.

Que cuando el jornalero se fue, encerraron al chófer y a su pasajero dentro del coche,tiraronlasllavesalsuelo,lesadvirtieronquelesdejabanconvidaparaquepudierancontarlo,gritaron¡VivalaRepública!,ynotardaronnicincominutosendesaparecer.

Quecuandollegaronlosguardiasdesupueblo,elalcaldehabíadicho,comotodos,comosiempre,quenohabíareconocidoaningunodeloshombresquelehabíanrobadoyque,porelacento,nodebíandeserdeporaquí.

Queporsupuesto,losguardiasdeAlcaudetenoselohabíancreído.Yquehacialascincoymedia,cuandoestabarecogiendolasmesasdelacomida,eldueño

deuna ventadeCastillo deLocubín, había encontrado enuna esquinaunbilletede veinte

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durosdebajodeunapiedra,yenél,escritaapluma,paraquenopudieraborrarsenunca,unafrasequesehabíahechofamosaentodalaprovinciadeJaén,«AsípagaCencerro».

***

—PeroCencerroestámuerto,Pepe,ytúlosabes.—¿Muerto? No, qué va a estar muerto… —estábamos los dos solos y nadie podía

escucharnos, pero miré hacia atrás una vez más, porque no podía creer que estuvierahablando en serio—. ¿Es que no te has enterado de que antesdeayer cortó la carretera yconsiguiódinerode sobraparapasar el invierno? ¿No tehan contado todavíaque volvió adejarunapropinadelasdeantesenunaventadesupueblo?

—Pero no pudo ser él—insistí, con el aplomo que prestan sólo unas pocas certezas, lamuertesiempre.

—Claroquefueél.Firmóelbillete,¿ono?—sóloentoncesseechóareír,yjustificósurisacomosimeestuvierahaciendounfavor—.Cencerroesmuchomásqueunnombre,Nino,esunsímbolo.TomásVillénRoldánestámuerto,sí,losé,sélomismoquetú,quesesuicidóel17de julio, enValdepeñas, y lo llevaronmuerto a su pueblo, y todos los vecinos vieron sucadáver.Esoesverdad,perosóloeso.TomásVillénRoldáneraCencerro,peroahoraCencerroesmásgrandequeél.Seguirávivomientrashayaalguienenelmontequellevesunombre,yporlovistollevadosdíasresucitado,yalosabes.

—Cualquieradiríaquetealegras.—¿Yo?—ysevolvióhaciamíconelíndiceapoyadoenelpecho,lascejasarqueadascomo

dossignosdeinterrogación—.¿Cómovoyaalegrarmeyodeunacosaasí,conlaquesenosvaavenirencima?

Enesollevabarazón,pero,detodasformas,conélnuncapodíaestarsegurodenada.Pepeel Portugués era la personamás especial de todas las que conocía, aunque ami alrededornadiemásparecieradarsecuenta.Alprincipio,creíaqueeraportuguésdeverdad,porqueelnombredesupueblo,Torreperogil,mesonabararísimo,hastaquepadremedijoqueno,quesilopensababienmedaríacuentadequeesenombresignificabaTorredePedroGil,yqueestabaenlaprovinciadeJaén,igualqueelnuestro,aunquehaciaelnorte,másalládeÚbeda.Descontando a los guardias y al maestro, que no podían escoger un destino, semejantedistancialeconvertíaenelúnicoforasteropermanentedeFuensantadeMartos,peronoeraespecialsóloporeso.

—¿Y a ti por qué te llaman el Portugués?—le pregunté una de las primeras veces quehablamoslosdossolos.

—¡Ah!Esonolosé,eselmotedemifamilia.Lagentedicequemiabuelosacóunavezabailaren las fiestasdelpuebloaunachicaqueveníaconun ferianteyeraportuguesa…Oigualelportuguéseraél,veteasaber,yanomeacuerdo.Elcasoesquealferiantelesentómal,sepelearon,ymiabuelosequedóconesemote.

—Peroentoncessíquelosabes—objeté,muysorprendido.—No—hizounapausaparamirarmeyecharseareír,enunodeesosquiebrosrepentinosa

losqueeratanaficionado—.Sóloséloquedicelagente,peroesonosiempreeslaverdad.Pepehabíavistomuchomundo.NuncahabíaestadoenPortugal,perosíenFrancia,yen

Madrid, y en Valencia, y en Barcelona, y enMarruecos.Había visto elmarmuchas veces,aunquenolegustabahablardeesoporquedecíaquetodoslossitiossoniguales.Yosabíaquenoteníarazón,perotampocolellevabalacontraria,porquecuandodecíaquenolegustabahablar de algo, no había manera de sacarle ni una sílaba. Eso lo había aprendido yoenseguida,elmismodíaqueleconocí.

—¡Alto!¡Manosarriba!Paquitoyyoestábamossentadosenlaorilladelrío,conlospiesenelagua.Habíamosido

hasta allí andando, los dos solos, después de la procesióndelCorpus, porque aquel día nohabíaclaseyhacía,acambio,muchocalor.Elmolinoviejoeraunodenuestrossitiosfavoritosprecisamenteporqueestabaabandonado.Ladueña,doñaAngustiasMariamandil,unadelasvecinasmásricasdelpueblo,vivíaenuncortijoaislado,unpocomásarriba,ynuncasehabíapreocupadodealquilarloporquenonecesitabaeldinero.Elcaminodesdeelpuebloeraunacuestamuyempinada,muchomásincómodaquelossenderosquellevabanaotraspozas,ycomonuncahabíanadie,podíamosbañarnosdesnudosyvolveracasaconlaropaseca.Nohabíamoshechonadamásgrave,máspeligrosoqueeso,ysinembargo,cuandonosvolvimos

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muy despacio, con las manos en alto, nos encontramos con un hombre que estabaapuntándonosconunaescopeta.

—¿Peroquéhacéisvosotrosaquí?—PepeelPortuguésbajóelarmaaldarsecuentadequesóloéramosunosniños—.¡Largo!Estoespropiedadprivada.

—¡Mentira!—dijeyoavoces,paraquesedieracuentadequenoeraelúnicoquesabíagritar—.Elmolinoestáabandonado,peroesdelosMariamandiles.Yelrío,detodos.

—¡Ah!¿Sí,eh?Yenesemomento,aunquehabíaabandonadolasamenazasjuntoconlaescopetaquedejó

apoyadaenunapiedra,Paquitosaliópitando.Yo,encambio,mequedéaesperarle,porqueyahabíamontado en tren, y había visto elmar, y tenía una reputación que defender, aunquefueramuybajitooprecisamenteporeso.

—¿Y el otro?—Pepemiró a su alrededor cuando llegó a mi lado, pero mi amigo habíaescapadoatalvelocidadqueyanoseleveía.

—Esuncagado.—Ya…—sonriócomosilehubieradivertidomuchomirespuesta—.Ytúno,¿verdad?—Puesno.—¿Cuántosañostienes?—Nueve.—Nueve…—memidióconlosojos,desdelacabezahastalospies—.Noeresmuyaltopara

tuedad.—No,perotampocosoyuncagado.—Estábien,estábien…—ylevantólasmanosenelaire,comosiahorafuerayoquienle

estuvieraapuntandoconunarma—.Detodas formas,sientomuchohaberosdadounsusto,peroen los tresdíasque llevoaquí,desdequearrendéelmolino,nohabíavistoanadie.Ycomodicenquelasierraestállenadebandoleros…

—Esverdad,aunqueenelpueblohaygentequenolosllamaasí.—¡Nomedigas!—abriómucholosojos,comosinuncaselehubieraocurridoquepudiera

existirotronombreparaellos—.¿Ycómolosllaman?—Puesguerrilleros.Omaquis.Peroesolodicenlosrojos.—Yentucasanosoisrojos,supongo.—¡No, qué va!—meeché a reír ante tamañodisparate—.Yo vivo en la casa cuartel.Mi

padreesguardiacivil.—Mira…—volvióasonreír—,québuenamigomeheechado.¿Ycómotellamastú?—Antonino,peromedicenNinoparanoconfundirmeconmipadre,quesellamaigual—no

pensabadecirlenadamás,peropenséque ibaaenterarseenseguida,porqueenmipueblonadiellamabaanadieporsunombre—.AunquetambiénmedicenelCanijo.

—YomellamoPepe—meofreciólamano,comosiestuvierapresentándoseaunapersonamayor,yalestrecharla,misdedosencontraronqueeragrandeyfuerte,lapieláspera,comolade loshombres acostumbrados a trabajosduros—.Y ahoraquenoshemos conocido,mevuelvoarriba.Tengomuchafaenapordelante.

—Puedoayudarte,siquieres—yahabíaempezadoasubirhaciasucasa,peroseparóysevolvióamirarme—.Hoynohayclase,notengonadaquehacer.

Estuveconélmásdedoshoras,clasificandolostrastosamontonadosenlaviviendayenelmolino,quemandoenunahogueralosmueblesviejos,apolillados,yponiendocristalesnuevosen las ventanas. No nos había dado tiempo a arreglar más que una cuando Paquito vinocorriendo a buscarme, yme dijo queme preparara para la bronca queme iba a caer porhaberestadotodalatardefueradecasa.Porelcamino,mepreguntóquéhabíahecho,yselodije, y me preguntó por qué, cómo se me había ocurrido desperdiciar una tarde libretrabajandoacambiodenada,yno fui capazdecontestarle.Tampocopudecontarlemuchomás.Mientrasestabaconél,habíatenidolasensacióndequenoparábamosdehablar,perolaspreguntasdePaquitomehicieroncomprenderquehabíasidoyoquienhabíahabladocasitodoeltiempo.Pepesólomehabíadichoquelegustabaelmonte,quenoleimportabaviviraislado, lejos del pueblo, y que había decidido cambiar de aires porque había tenido undisgustomuygordoconsunovia,peroquenolegustabahablardeeso.Yyonohabíapodidosacarleniunapalabramás.

La bronca queme echómadre hizo los honores a las advertencias de Paquito. Antes demandarmealacama,meadvirtióqueestabacastigadosinsalirhastaqueaellaleparecierabiendecidir locontrario,y sinembargo,eldomingosiguientevolvíasubiracasadePepe.Padrehabía idoconRomeroahacerleunavisitade rutina, lamismaquehacíanunparde

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vecespor semanaa todos losvecinosquevivían fueradelpueblo, yelnuevohabitantedelmolinolehabíacaídoengracia.

—Esunchicomuyserio,muyformal—teníaganasdehablar,yempezóahacerloantesdeprobar el gazpacho—, y sin embargo simpático, no creas. Está preocupado por ti, Nino,porquecomoPaquitotedijoquemadresehabíaenfadado…Parecequetienebuenamanoconlosolivos,lasolivas,comoéldice.Aesosededicabaensupueblo,ycuentaqueleibabien,peroteníaunanovia,ypor lovisto,cuandoya leshabíanechado lasamonestaciones, la tíafueysecasóconotro.

—Poralgosería—replicómimadre,queeramuchomásdesconfiadaquesumaridoaunquenollevarauntricorniosobrelacabeza.

—Puessí,porlasperras,comosiempre.¿Quétecrees,quenohemospedidoinformes?Yno se le ha olvidado, no, que se acuerda de todo como si ella le hubiera dejado plantadoanochemismo.Poresosemarchódesupueblo,yahoraloquequiereesvivirtranquilo.Lehemosdichoqueestéconlosojosmuyabiertos,quesefijeentodo,enfin,lodesiempre,queinformede lashuellas,de loscambios,de losrestosdehoguerasquepuedaencontrar…¡Yteníaisquehaberlevisto,elsustoquesehallevadoelpobrecillo!Alomejornohasidobuenaideaveniraquí,noshadichoal final—e improvisóunamuecacompungidaquesuspropiascarcajadasdeshicieronenuninstante—,tendríaquehaberlopensadomejor.

—¿Yquéquieres?—madretambiénsonrió—.Siosdedicáisameterlemiedoalagente…—Noesmiedo,Mercedes,esprecaución,yyalehemosdichoquetampocoesparatanto,

queestamossegurosdequelabasedeCencerroestáporlapartedeValdepeñas,yelmolinoviejotanapartadoqueigualsetiraallílavidaenterasinveranadie.Yapropósito,Nino…Meha dicho también que, si quieres ir a buscarlas, igual el domingo te puede dar un par detruchasparamadre,¿eh?—meguiñóunojoyyoledevolvíunasonrisaacambio—,paraqueleperdoneporhaberteentretenidoeldíadelCorpus.Medijoquelehabíasayudadomuchoylaverdadesquenecesitaayuda,pobrehombre.

—Puesqueselabusqueenotrositio—sumujerintentóresistirse—.Ninoestácastigado.—¡Pero,madre,simevaadarunastruchas!—Sí,claro…Truchasdeesashevistoyomuchas,peroloqueescomerlas,todavíanolehe

hincadoeldienteaninguna.Asíque,siesporeso…—Mercedes,déjaleir.—Queno,Antonino,queno,quenosabeselsusto…—¡Mercedes!—éllevantólavozyellarenuncióaterminarlafrase—.Hazmecasoynome

desconsejos.—¡Ea!Puesloquetúdigas.Mimadreseenfadó,mipadresiguiócomiendo,yyomecalléporquemeconvenía,peroya

entonces pensé que el Portugués parecía cualquier cosa menos un pobre hombre. Con eltiempodescubriríaque,igualquesabíahacerhablaralagentesinrevelarnadadesímismo,tambiénteníaeldondedecirleacadaunoloquequeríaoír.Quenohubieraqueridocontarmeamílahistoriadesunoviayapadreselahubierarelatadodespuésconpelosyseñalesnomeextrañaba tanto, porque yo era un crío y él no, pero nadie que hubiera crecido en la casacuarteldeFuensantadeMartospodíaaceptarsinatragantarsequeuncobarderecibieraalosextrañosconunaescopetacargadaentrelasmanos.Cobardesenmipueblohabíamuchos,ycuandosetropezabanconundesconocido,loquehacíaneraencerrarseensucasa,echarlatrancadelapuerta,levantarloscolchonesdelascamasparaapoyarloscontralasventanas,yapagar todas las luces.Luego, losque sabían rezar, rezaban, y losqueno sabían, también.PepeelPortuguésnoteníamuchapintadesaberrezar,ytampoconecesitabaquelaGuardiaCivilfueraaavisarledequeenelmontehabíabandoleros.Yamelohabíadichoélamísinqueyolepreguntaranada.

Eldomingo,sinembargo,empecéadudardemispropiasdudasalencontrármeloenmisadedoce,repeinadoyvestidodelimpio.Meextrañótantoverleasíquemevolvívariasvecespara que mi extrañeza creciera al comprobar que estaba muy atento y respondía al curacuando tocaba, sin hacer mucho caso de los susurros y las miradas de las mozas, quecelebrabanengrupitos,comosifuerantontas,laaparicióndeunnuevosoltero.Luego,madremediouncapónyyanomevolvímás,perocuandosalimos,meestabaesperando.

—Ayercogícuatrotruchas,ybiengordas—medijo,cuandovolvióaponerselagorraquese había quitado, con demasiada ceremonia parami gusto, al saludar amimadre—.Ventecomoalassiete,olassieteymedia,ytelasllevas.

—Puedoirantes—meofrecí—,despuésdecomer,yasíteayudo.

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—No,¿paraqué?—entoncessediolavueltayechóaandar,comosinotuviéramosnadamásquehablar—.Yalotengotodoarreglado,yantesharámuchocalor.

Intenté ir tras él, pero madre, ganada para su causa por la metamorfosis de aquellastruchas de piel resbaladiza y carne sonrosada que, contra todos sus cálculos, acababan dedejardeserunahipótesis,nomeloconsintió.

—Miraqueerescansino,hijomío…¿Notehadichoquevayasalassiete?Puesaesahoravasyyaestá.

—¿Yqué,llevasmuchotiempoesperándome?Alassietemenoscuarto,cuandomeencontrósentadoenelporchedesucasa,llevabaallí

casidoshoras.—No—lementí—.Acabodellegar.—Ya—élserio—.Mealegro.Entraconmigo,anda,ytedoyeso.Las truchas estaban dentro de un barril de agua fría, al fondo de una despensa larga y

sombríacomounacueva.Mientrasélescogíalastresmásgordas,lessacabalastripasylasibaensartandoenunalambre,mediotiempoarecorrerlacasayadescubrirqueestabatanarreglada por dentro como me había parecido desde fuera, mientras curioseaba por lasventanasparamatareltiempoentrebañoybaño.

—¿Quiéntehalimpiadoesto?—Nadie.—¿Nadie?—Pues no, porque no está limpio… —se secó las manos con un trapo y me tendió el

alambre,lastruchastiesasybrillantescomotrescuentasenelcollardeunagiganta—.Sóloestáordenado.Esuntrucodehombresolo,¿sabes?Sitienespocascosasysiempreestánenorden, todo parece limpio y no hace falta limpiar… —entonces recorrió con un dedo lasuperficiedelaparador,unodelospocosmueblesquehabíamossalvadodelfuegoeldíadelCorpus,lomiró,meenseñóelcercooscuroquesurcabalayema,yseechóareír—.¿Loves?

Eneseinstante,mientrasmereíaconél,empecéapensarquetalvezvivirenGranada,oenMadrid,conduciendocochesdecarreras,nofueraunplantanbuenocomoparecía.Eneseinstante,semeocurrióquequizásyofueramásfelizviviendocomounhombresoloconmuypocascosas, teniéndolassiempreenordenyno limpiando jamás.Cuando leconocí,PepeelPortuguésaúnnohabíacumplidotreintaaños.Eradelgadopero fuerte, flexibleyágil,ysepasabalosdíasalairelibre,trabajandosincamisaenelhuerto,enlosolivos,oandandoporelmonte.Losdedosdelsolhabíandibujadohebrasamarillas,caprichosas,ensupelocastaño,que brillaba a la luz tanto como su piel morena y lisa, y cuando sonreía, enseñaba unosdientes blanquísimos, que serían perfectos si una de las paletas no estuviera partida,quebradaendiagonalcomolahojadeuncuchillo,perohastaesolesentababien.

—Espérameunmomento,¿quieres?Me lavounpoco,mepongounacamisa limpiaymebajocontigoalpueblo.

Elprimerdíaqueestuveallímehabía fijadoen laúnicacosacaraquehabíaenaquellacasa,unamaletabuena,grande,decueromarrón,queseguíaestandoenelmismositio,cercade la cama. Cuando echó a andar, creí que iba hacia ella, pero le vi levantar el colchón yescogerunadelasdoscamisasqueestabanacostadasencimadelsomier,antesdevolveraponerlo todo en su sitio, estirando las sábanas conmuchomenos cuidado del que puso encolocarlacolchaparaqueparecieraquelacamaestabahecha.

—Otrotrucodehombresolo,¿no?—Justo.Noesqueasí lascamisasquedenbien,perotampocoquedanmaldeltodo,yno

tengoqueplancharlas.Mientrasbajábamosjuntoslacuesta,lecomparéconmipadre,conlosotrosguardias,con

loshombresqueconocía,ycomprendíquenoseparecíaaninguno,yalgomás.NuncaenmividamehabíasentidotancercadenadiecomomesentíaquellatardedePepeelPortugués,pero lo que me pasaba era todavía más grande, y tan confuso que no sabía qué nombreponerle.Era laprimeravezquemeenfrentabaa ladistanciaqueseparaa los ídolosde losmodelos,ysialguienmehubierapreguntadosiadmirabaalhombrequecaminabaamilado,habría contestado que sí, pero no habría dicho la verdad completa. Yo admiraba a otroshombres,desdelejosyensecreto,aunquemehabríadejadomatarantesdereconocerloenvozalta,aunquenisiquierameatrevíaaafirmarloantemímismoporquesabíaqueestabamal,quenodebíahacerlo,queerapeorqueunpecado.Lesadmiraba,peronocambiaríamividapor la suya. Y sin embargo,mientrasPepeme contabaqueno teníamujer porque loshombrescomoélnosecasannunca,yonoqueríaparecermeaél,sinoserél,abandonarmivida para instalarme en la suya, y vivir en el molino viejo, y planchar la ropa durmiendo

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encima,ypasarmelosdíasalsolysincamisa,ysonreírconundientepartido,ynotenerquepreguntarme siquiera de dónde veníami habilidad para fascinar a la gente, para hacerleshablar a mi antojo y lograr que se fiaran de mí hasta quienes desconfiaban de su propiasombra.

—Mírameahora—Pepeseparódelantedelaprimeracasadelpuebloyseseñalóelcuerpoconundedo—.¿Aqueparecequesemehaarrugadoporelcamino?

Me eché a reír, él correspondió invitándome a tomar una gaseosa, nos sentamos en lapuertadelbardelaplazacomodosamigos,dosiguales,doscamaradasdisfrutandoenpazdela última luz de un domingo de mayo, y cuando volví a casa con las truchas, el jubilosorecibimiento de mi madre me importó menos que la memoria de aquella alegría. Pepe elPortugués ya se había convertido en una de las personasmás importantes demi vida, undeslumbramientoquedesbordótodosloslímitesparaimponermeunadistanciacasitemerosa.Por eso, aunque aquel verano fui muchas veces, y siempre solo, al molino viejo, nunca lellamé, ni entré en su casa sin avisar.Esperaba aque élmeencontrara, y cuandonohabíasuerte,meconformabaconimitarledelantedemisamigos.

—Miguel,dileatuhermanaquesalga…Paquito, que ya había cumplido diez años con su correspondiente estirón, se había

enamorado de Encarnita, que tenía doce, más o menos la misma estatura, y ningunasensibilidad hacia las pretensiones que cada tarde ardían hasta consumirse, para renacerintactasdesuscenizasaldíasiguiente.

—Queno,queyamehadichoquenoquiereniverte.—Díselo tú, Canijo, que salga con tu hermana y con las otras, y jugamos a algo todos

juntos.—Amídéjameenpaz,Paquito.—¿Sí?Puescuandotegusteatialguna,tevasaenterar…—¿Yo,dequé?—yentonces,sinlevantarmedelsuelo,conseguímirarledesdemuyarriba

—.Loshombrescomoyononoscasamosnunca.—¡Miratúquetambién,eltontopollaséste!TodavíaestabanriéndosedemícuandoPepeelPortuguésaparecióalfinaldelacalleyse

acercódespacio,conlospulgaresenganchadosenlosbolsillosdelpantalón,labarbillaalta.Parecía uno de esos pistoleros que salían en las portadas de las novelas que vendía la

Piriñacayquesiempreprometíanmuchomásdeloquedaban,porqueaunqueCurro,quelascomprabatodas,noquisieraprestármelas,devezencuandoconseguíadespistarleparacogeruna,meterladentrodemis libros,y leerlamientrashacíaqueestudiaba.Entoncesbuscabaansiosamentelasdescripcionesdemujeresencorséquesudueñousabacomopretextoparano dejármelas, y nunca las encontraba, sólo tiros y más tiros, emboscadas y duelos quesiempreparecíanunosolocontadomuchasveces.PeroaunqueelPortuguésseparecieraensumaneradeandaraesosaventurerosquesellamabanJackoBilly,noeraigualqueellos,porquenomedefraudabanunca.

—Teestababuscando,Nino.¿Tienesalgoimportantequehacer?—No —contesté enseguida, y me levanté del suelo como impulsado por un muelle, sin

tomarme la molestia de volver la cabeza para contemplar la mirada de envidia quecompartíanPaquitoyMiguel—,quéva.

—Puesventeconmigo,anda.Tengounacosaparati…Perodespídetedetusamigos,¿no?—Adiós—dije,yporfinlesmiré,yyanosereían.Cuandohabíamosandadountrecho,sevolvióymedijoquenomehicierailusiones.—Essólounacestadebrevas,paratumadre,perosemehaocurridoqueigualpreferías

queellosnoseenterarandetanpocacosa.Aqueldíaera15de juliode1947,vísperade laVirgendelCarmen,y todoestabaensu

sitiotodavía.LorecuerdoporqueningúnhabitantedelaSierraSurolvidarájamásloquepasóal día siguiente, ni aquella noche, ni el día que llegó después, y recuerdo que al llegar almolinoviejo,viunasábanablanca,seca,tiesayadesol,colgadaeneltendedero,yacambio,encadaventana,unasombradeoscuridaddesconocida.

—¿Yeso?—¡Ah!—contestómientrasabríalapuertasinmirarme—.Hepuestocortinas.—¿Cortinas?—volvíapreguntar,comosifueralaprimeravezqueoíaesapalabra—.¿Para

quéquierescortinas,sivivesaquítúsolo?—Porqueavecesnoestoysolo,ynomegustaquenadiemeespíe.Entró delante demí y fue derecho a la cocina como si quisiera dejarme a solas conmi

sonrojo,elviolento incendiode lavergüenzaquedevoróenun instante todamicabeza,de

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oreja a oreja y desde la frente hasta la nuca, para publicar mi culpa, porque yo le habíaespiadoalgunavez,porcasualidad,sinmalaintención,mehabíaquedadounratomirándoleporlaventana,nadamásqueeso,sóloporverquéhacía,aquésededicabacuandoestabasoloencasa,y tampocoesquehubieradescubiertograncosa.Unatarde levisentadoa lamesa,deespaldasamí,escribiendoenunpapelmientrasconsultabadevezencuandounpardelibrosabiertosanteél.Otravezlehabíavistocondospersonasalasquenoconocía,unhombre y una mujer, pero apenas había podido fijarme en ellos, porque cuando llegué seestabandespidiendoytuvequeecharacorrerparaquenomepillaran.Enaquellaépoca,alosfuensanteños,valientesocobardes,nonosgustabanmucholosdesconocidos,peronomequité de en medio por eso, sino para evitar que el Portugués me descubriera agazapadodetrásdeunapiedra,igualqueunavecinachismosa.

Quizás,despuésdetodo,mehabíavistoaqueldía,quizásnunca,perocuandovolviódelacocinaconunacestademimbrellenadebrevas,noquisoapreciarenmílosintensoscoloresdelpecado,yparademostrarlo,dejólafrutaenlamesa,fuehaciaunaventanaylevantóunpicodelacortinaconlosdedosparaquelaluzdeldíaseapagaraalestrellarseenelgruesotejidoazulmarino.

—Bueno,dimeporlomenossitegustan.—Sí—demigargantabrotólavozdeotro,apenasunhilodébil,atormentado,peroalverle

sonreír,carraspeéyseguíadelante—.Noestánmal,perosonmuyoscuras.—Deesosetrata,¿no?—¿Lashashechotú?—¿Yo?¡No,yonosécoser!MelashahechoFilo.—¿Filo?—elasombromecongelócontantaeficaciaqueantesdeterminardepronunciar

aquelnombre,mirostrohabíaperdidohastalamemoriadelcalor—.¿FilolaRubia?—Claro,¿cuálibaasersino?—¡Ah!¿Perotúlaconoces?—Puesnomucho,perosí,laconozco…Vieneporaquíaofrecermehuevos,yavecesselos

compro,oseloscambioporotracosa.Comomediolaimpresióndequeconlarecovanosacamucho,lepreguntésisabíacoser,medijoquesí,yleencarguélascortinas.

—Esguapa,¿verdad?—¡Joder!—seechóareíryyomereíconél—.Síqueloes…Filo la Rubia tenía el pelo negro, unamelena como una cascada de bucles oscuros que

brillabancomosiestuvieranempapadosenaceiteylellegabanhastalacintura.Talvezporeso,oporquetodavíaeraunaniña,oporquealosdoceañosyateníalosojostangrandes,elcuellotanlargo,lanariztanfinayloslabiostanllenosquedabamiedotocarla,cuandoacabólaguerrano leafeitaron lacabeza,comohicieronconsumadre,consushermanas,consucuñada,consustías,consusprimas.Entonces,alcortijodondevivíalellamabanaúneldelosRubios,aunqueyanovivíaallíningúnhombre,todosmuertosohuidos,alguno,decían,hastaenAmérica.Perodondenohabíahombres,estabaFilo,quealdíasiguientesepaseóporelpueblocon lacabezapeladay llenade trasquilonesquesehabíahechoellamismacon lastijerasdelacocina,paraquenadieseconfundiera,oparanotenerqueagradecerlenadaaningúnfalangistametidoapeluquero,aunqueloúnicoqueconsiguiófuequelasentaranenuna silla, en medio de la plaza, y la raparan del todo, de verdad. Las Rubias, viudas yhuérfanasquea fuerzade estar solas lehabían cambiadoel nombrea su cortijo, eranasí,fuertes,valientesyorgullosasdesudesdicha.

Ytodasteníanmuymalaleche,peroaFilodabagustoverla.Mimadrelecomprabahuevosaescondidaspormásquemipadreselotuvieraprohibido,

peroaéllegustabatantocomérselosquecuandomojabaelpanenlayemayveíasucolor,yel de la clara, hinchada como un buñuelo blanco alrededor del cráter anaranjado, espeso,meneaba la cabezaconungestode satisfacciónquedesmentía susprotestas.HasvueltoacomprarlehuevosaFilo,Mercedes,decíasolamente,ymimadreloconfirmabasininmutarse,puessí,porquenotienennipuntodecomparaciónconlosdelaPiriñaca,yademás,dealgunamaneratendráqueganarselavidalamuchacha,¿ono?,paraquemipadreinsistieraconlaboca llena, lo que tú digas, pero yo soy guardia civil y un día de estos vamos a tener undisgusto… Filo vendía los mejores huevos que podían comprarse en Fuensanta deMartosporqueselevantabadenocheyandabadurantetodalamañana,kilómetrosymáskilómetrosdecortijoencortijo,comprandoloqueacababandeponerlasgallinaspararevenderloenelpueblopor las tardes.Por eso, porque sus yemaserannaranjas ynoamarillas, porque susclarasserecogíansobresímismasenlugardedesparramarsealcaerenelaceitehirviendo,

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porque su sabor era tan diferente como si no vinieran del mismo animal, era muy fácildistinguirloshuevosquetraíaFilodelosquesevendíandetrásdeunmostrador.

Yporesoamipadrenolequedabamásremedioquetolerarquesumujertuvieratratosconunaroja.

Larecova,elmodestonegociodelosmáspobres,losquenoteníanmásquesuspiernasyelcampoparasubsistir,habíaexistidosiempre.Sinembargo,conlaresacadelavictoriaylaexcusadequeeradifícildistinguiralasrecoverasdelosextraperlistas,alguienquetrabajabaen algún despacho de la capital y pretendía hacer todavía más imposible la vida de lasmujeres rapadas, decidió prohibirla cuando todavía andaban afeitándole la cabeza a lasrezagadas.Loscortijerosprotestaron,porquesinadielescomprabaloshuevos,seecharíanaperderlosquenopudieranconsumirellosmismos.Todoelmundosabíaquenopodíandejarabandonadas las tierras, los animales, para salir a venderlos, pero la Guardia Civil siguiódeteniendoalasmujeresquellevabancestasporlacarretera,volcandoenelsueloloquenoles cabía en los bolsillos, llevándoselas a dormir al calabozo, y durante algún tiempo, loshuevos se pudrieron en los gallineros. Hasta que un día, el hambre y la desesperaciónpudieronmásqueelmiedo.

Esedía,Catalina laRubiasesentóadescansaramedia tardeal ladode laFuentede laNegra.Llevabaunacestacubiertaconunpaño,yenella,dosdocenasdehuevosquehabíaconseguidodefiado.Ynorecorrióelpueblo,novoceósumercancíaporlascalles,noalardeódesucalidad,nidesuprecio,comoantes,peroenunratoloshabíavendidotodos,yaldíasiguientepudopagarsudeudaycomprarotrotanto.Entoncesyahabíacorridolavoz,ylasmujeres se acostumbraron pronto a andar dando rodeos para asegurarse de que nadie lasseguía,dequenadiepodría ir luegoadenunciarlasporeldelitodecomprarseishuevosderecova,perotodoeramásdifícil,máscomplicadoqueantes,porquehabíaqueesquivar lascarreteras, andar campo a través y sentarse cada tarde en una piedra distinta. Por eso, yaunquemuyprontolosdelmonteempezaronadartantaguerraquelosguardiastuvieronqueaflojar en el asunto de los huevos, Catalina le pasó pronto el negocio a su hija pequeña,Filomena, que se convirtió en la recovera más próspera de Fuensanta de Martos porqueaceptabaencargos,ydeundíaparaotro,traíapatatas,otomates,obrevas,comolasquemedioaquellatardePepeelPortugués.

—Tumadreme dijo que le gustanmucho ymis higueras vanmuy retrasadas, así que…Perovenmañanaatraermelacesta,quetengoquedevolvérselaaFilo.

Aquella vez no me acompañó al pueblo. Se quedó en la puerta, como si quisiera estarsegurodequememarchaba,yentoncesvolvíaverlasábana.

—¿Quieresquetelaquitedelacuerda?—meofrecí,cuandopaséasulado—.Estáseca.—No,no—yavanzóunospasoshaciamí,comosiquisierareforzarsunegativa—.Déjala

ahí.Yanomecabemásropadebajodelcolchón.Sonreí,ymemarchéacasamuycontento,porqueteníaunmotivoparavolveraverle.Al

díasiguiente,mellevélacestaalaprocesión,perocuandolaVirgenestabatodavíamuylejosdelaermita,Sanchís,quesehabíaquedadodeguardiaenelcuartel,secruzóensucaminoyparó a la comitiva sin contemplaciones. Luego, pasó todo muy deprisa. Mi padre no tuvotiempodecambiarmásdedos frasesconél,peroamimadre lebastóescucharunadesumaridoparacogernosalostresyobligarnosavolvercorriendoacasa.

—Estamosacuartelados—nosadvirtiómientrassequitabaelpañuelo,loszapatos,conungesto de cansancio prematuro, como quien se prepara para un largo asedio—. Estáterminantementeprohibidosalirdelacasa,nialpatio,¿entendido?

—¿Quépasa,madre?—Dulcesemeadelantó,ypenséque,pasara loquepasara,nonosenteraríamoshastaeldíasiguiente,comodecostumbre,peroesavezmeequivoqué.

—HanencontradoaCencerro.EstabaenlasafuerasdeValdepeñasconotroalquellamanCrispín,encasadeunamigosuyo,unoqueledicenGregorete,porlovisto.

—Seescapará—lanoticiamehabíasorprendidotantoquenisiquieramedicuentadequeestabahablandoenvozalta—.Nopuedencogerle.

Cuandovicómomemirabamimadre,cómomemirabamihermana, lasdoscon labocaabierta,mudasdeasombro, comprendíquemásmehabría validoguardarmemisprofecíasparamímismo.

—Loquequierodecir—intentéarreglarlo—esqueojalálecojan,peroquenocreo,porqueseescapasiempre,¿no?

—Nadaesparasiempre,Nino—respondiómadre,conunacentoquemepersuadiódequeno iba a llevar las cosas más lejos—. Cencerro sólo es un hombre, igual que padre, quecualquierotro.Yningúnhombrepuedeescapareternamente.

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Élsí,pensé,peronodijenadamás.Cuandoapadreletocabasubiralmonteadarunabatida,madrenoseacostabahastaque

volvía.Esasnoches,yotampocodormía.Mequedabadespierto,bocaarribaenlacama,conlos ojos abiertos,mirando al techo y escuchando el silencio, al acecho de cualquier ruido,hasta que reconocía sus pasos, su voz apagada, ronca de cansancio, dándole las buenasnochesaRomero,ydespués,elrepiqueteodelosbesosentreveradosdequejasconlosquelerecibíasumujer,yoyanopuedomás,unanochedeestasmevoyamorirdeangustia,estonopuedeseguirasí,Antonino…Avecesmelevantabaylesmirabaporlarendijadelapuerta.Él,tiritandoeninvierno,empapadoenotoñoosudandoenverano,peroagotadodecansancioencualquier estación del año, se desplomaba encima de una silla para que ella le quitara lasbotasycontabasiemprelomismo,nada,quenohaymanera,mecagoenlaputaqueparióaCencerroyentodasuparentela,yyosabíaqueteníarazonesparahablarasí,sabíaqueteníarazonesparamaldecirle,yundestinodemierda,unsueldodemierda,unavidademierda,comodecíadespués,perocuandovolvíaa lacama,mequedabadormidoenseguidaporquehabíansobrevividolosdos,mipadreysuenemigo,ysabíaqueloquehacíaestabamal,muymal,quenodeberíapensar,sentirasí,peronopodíaevitarlo.

Yo admiraba aCencerro. Le admiraba porque era elmás poderoso, elmás listo, elmásvalientedetodosloshombresqueconocía.LeadmirabaporquetodaslasmujeresdelaSierraSursuspirabanporél,tanrubio,decían,tanguapo,tanfuerte.Leadmirabaporquehacíaloqueledabalagana,porqueentrabaysalíadesucasa,desupueblo,delmíoydelosdemás,cuando le venía bien, porque los guardias no podían con él, porque no podía el ejército,porquesucabezaeralamáscaradetodalaprovinciadeJaényél,enlugardeachantarse,acusaba el incremento de su precio subiendo la cantidad de sus propinas, esos billetes decincuenta, de cien, y hasta de quinientas pesetas que firmaba con su nombre y que nuncaaparecían,porquesusdueños losescondíanparaguardarloscomosi fueranuntesoro,oselosvendíanaalguiendispuestoapagarmásdeloquevalíanporlafirmadelmásgrande,lapesadilla de los civiles, la leyenda del monte, «Así paga Cencerro». Y así pagaba, asícompensaba el sufrimiento, el acoso y las palizas que sufrían los suyos, las redadas y losgolpesquesoportabansindespegarloslabiosoabriéndolossolamenteparamentir,sí,esél,yaldía siguiente losperiódicosde lacapital traíanen laportada la fotografíadeunhombremuerto, «Peligroso bandolero abatido a tiros por la Guardia Civil», para que mi padre sedesesperara, para que se desesperaranRomero ySanchísmientras el imbécil del teniente,queeramalagueñoynuncahabíavistolacaradeTomásVillén,niladesushermanos,niladesumujer,niladesuhijaVirtudes,quesedisfrazabadepastorparasubirybajardelmontecuando le daba la gana a ella también, igual que su padre, se paseaba por Fuensanta deMartossonriendocomounimbécil,comoloqueera,porquetodoslosquesabíanalgo,sabíanque le habían vuelto a engañar y que el hombre del periódico no eraCencerro, que aquelmuertonisiquieraseleparecía,ynoesqueesofueramuygracioso,perolosparroquianosdeCuelloduro se partían de risamientras cantaban a dos voces la canción prohibida, aquellainocentemelodíadeletratontorronaqueestabademodaentodaEspaña,peroenlaSierraSureramássubversivaqueLaInternacional.

—Aver—eltabernerocarraspeabaantesdelevantarlasmanosenelaire,paradirigirelcorodesdedetrásdelmostrador—.Aladetres.Una,dosytres,tengounavacalechera…

—Lechera—respondíanlosqueseencargabandelasegundavoz.—Noesunavacacualquiera…—Cualquiera.—Sepaseaporelprado,matamoscasconelrabo,tolón,tolón—yahísejuntabantodos—,

tolón,tolón…Aveces,nisiquieralesdabatiempoaacabarlasegundaestrofa,laquehabíaconvertido

aquella letra tan tonta en un arma, un himno, una canción de amor para un hombrelegendario.

—Uncencerrolehecomprado…—Comprado.—Amivacalehagustado…—Gustado.—Sepaseaporelprado,matamoscas…EltiempoquetardabaunchivatoenircorriendodesdelatabernadeCuellodurohastala

casacuartel,ladistanciamásfrecuenteentrelascarreraspopularesdeFuensantadeMartos,nodabaparamás.Poreso,aaquellasalturas,elprimeroquesehubieraenterado,Michelíno

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Sanchís,Romeroomipadre,solíaentrarenlatabernahechounafuria,conlamanosobrelaculatadelapistolayloslabiostemblandoderabia.

—¡Silencio!—ymiraba a su alrededor como si los cantantes representaran una temibleamenaza.

—Conelrabo…—¡Hedichoquesilencio!¿Nomehabéisoído?Unavez, antesde subirse almonte,EnriqueFingenegocios llegóhasta el tolón, tolón, y

Sanchís desenfundó la pistola para incrustar una bala en el techo de la taberna. Desdeentonces, y aunque Cuelloduro se había negado a reparar lo que él llamaba la herida deguerradesulocal,eloídodetodossusparroquianoshabíamejoradomucho.

—¡Estacanciónestáprohibidaylosabéisdesobra!—¿Pero cómo va a estar prohibida —terciaba el director del coro, tras el parapeto del

mostrador—,silaponenenlaradioatodashoras?—Amí, laradiometocamucholoscojones.Ycomovuelvaaoírestaputa letraunasola

vez,elcoroenterovaderechoalcalabozo.Estáisavisados.Después,aunquesemarcharaandandodeespaldasparanoperderlosdevista,lassonrisas

volvían a florecer discretamente en los labios que, unosminutosmás tarde, empezarían adifundirpor todoelpuebloaquellaescenasombríayridícula, toda laBeneméritaenpiedeguerracontraLa vaca lechera, aquellabobadamusical quemuchos fuensanteños seguiríansilbando, tarareando y canturreando, solos o en compañía,mientras se reían a carcajadas,aunque sólo fuera porque estaban hartos de llorar, y lo daban todo por bien empleadomientrasCencerroestuvieravivoyenelmonte,escupiendodesdearriba.

Aveceshacíaalgomásqueescupir,esotambiénlosabía,porquemetocabairalfuneral,ylosguardiasmuertosdejabanhuérfanoscomoyo,viudascomomimadre.Peronosólomoríanguardias,yentoncesellanosencerrabaenlacasaynonosdejabasalirnisiquieraalpatio,porquehabíaotroentierro,yyojamáslepreguntabasipadrehabíatenidoalgoqueverconél.Preferíanopensarloporquelossuyoseranmás,porquecaíancomomoscasconuntiroenla espalda, porque siempre estaban desarmados y siempre los mataban por la espalda, ysiempre decían luego que habían intentado escapar, pero eso nunca lo había visto nadie,nuncalohabíaescuchadonadie,nuncapodíaprobarlonadie.Eramejornopensar,porqueenlas novelas que Curro le compraba a la Piriñaca, yo había aprendido ya que los hombresvalientes siempre matan de frente, que matar a personas desarmadas es de cobardes, ymatarlos por la espalda todavía peor, pero enmi pueblo a todos los mataban así, a todosmenosaLaureano,elhijodePesetilla,quenoteníamásquediecisieteañosyningúnarmaapartedesugarganta,perosediolavueltayselioadargritosparaquetuvieranquematarlemirándolealacara,comosisupieraqueleibanamatarigual.

Esoloséporqueestábamoscenandoyoímoslosgritos,unavozroncadehombremaduro,desfiguradaporlarabia,VivalaRepública,MueraFranco,AbajolaFalan…Entoncessonóuntiro, luego otro, después nada. Padre se levantó para averiguar qué había pasado ymadreempezóamurmurarparasímisma,comosi rezara,ésenoeradeaquí,noeradeaquí,noconozco esa voz, no puede ser de aquí… Pero cuando volvió, él tenía la cara blanca y unnombreenloslabios,Laureano,yelladijoqueno,queno,quenopodíaser,queLaureanonoeramásqueuncríoyquenopodíaacordarsedelaRepública,apenasdelaguerra,queeraimposible…Padre lamiróysecallódepronto.Estaríapensando lomismoqueél, lomismoqueDulce,lomismoqueyo,quenohacíaniunañoqueaPesetillalohabíanmatadoporlaespaldamientrasintentabaescapar,yqueaquellamismanoche,suhijoElíassehabíasubidoalmonteconsuprimoJuanelPirulete,conArturoSalsipuedesyconNicolásSaltacharquitos,que era el marido de su hermana Fernanda. Eso sí lo habría recordado Laureano, y lorecordabanDulceymipadre,ylorecordabayo.Madrelorecordótambiéncuandomiróasumaridoparadeciralgoquemeimpresionódeverdad.

—Estonosevaaacabarnunca,Antonino,¿meoyes?,nunca.Porcadaunoquematáis,sevanparaarribasiete,ycuandomatéisaesossiete,yahabráenelmontecatorce…

Él le pidió que se callara, pero ella negó con la cabeza porque no había terminado dehablar.

—Estoesunaguerrapeorquelaguerra,Antonino,ymoriremostodos,miraloquetedigo.Nosmataránatodosyestonosehabráacabadotodavía.

LuegonosmarchamosaAlmeríaypocodespués, cuando llegóeldeshielo, lapartidadeCencerro mató en una emboscada al compañero de Sanchís, un cabo que se apellidabaMartínezyteníamujer,doshijos,yuncarnédeFalangedelquetodoslosguardias,exceptoelsargento, opinaban que le gustaba demasiado alardear. Y el día del funeral, al ir hacia la

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iglesia,vimosalamadredeLaureanoapoyadaenlapuertadesucasasinhombres,vestidadenegrodearribaabajo, con losbrazos cruzadosdebajodelpecho,mirándonos, y cuandovolvimos, allí seguía, tan quieta que parecía que no respiraba, que ni siquiera habíapestañeadoeneltiempoquehabíaduradolamisa.Ynonosdijonada,nohizoelmenorgesto,no despegó los labios, sólo nos miraba, apoyada en la puerta de su casa, con los brazoscruzados debajo del pecho, sin llorar, sin sonreír, sin moverse nos miraba, y en sus ojosquietos,tanserenoscomolosdeunaestatua,cabíatodo,unmundoenterodeamorydeodio,dedoloryderencor,dedebilidadydefirmeza,dedesesperaciónydeconvencimiento,defe,de venganza. Entonces, antes de que llegara Izquierdo a sustituir a Martínez, pensé quemadreteníarazón,queaquelloeraunaguerrayquenoseibaaacabarnunca,porquesóloterminaríaeldíaqueCencerrobajaradelmonte,ynoibaabajarparaquelomataranigualqueaLaureano,yatodoslosquehabíanmuertoantes,yalosquemoriríandespuésqueél.

Esto es una guerra y no se va a acabar nunca. El 16 de julio de 1947, festividad de laVirgen delCarmen,mientras yo remoloneaba tirado en la cama sin saber qué hacer, cómomatar el tiempo, las horas que faltaban para que Cencerro se escapase de una vez y yopudiera ir por fin al molino viejo, a devolverle la cesta de Filo a Pepe el Portugués, doshombresatrincheradosdentrodeunacasadeValdepeñasdeJaén,asolasconsusarmasylasciento cincuentamil pesetas que habían reunido para podermarcharse a Francia con suscamaradas, libraban una batalla feroz contra una compañía entera de la Guardia Civil. SellamabanTomásVillénRoldányJoséCrispínPérez,perohacíamuchosaños,másdeocho,quenadielesllamabaporsusnombresdepila.

—¡A cenar! —cuando abrí los ojos, me encontré con los de madre, queme zarandeabasuavemente—.¿Perocómohaspodidoquedartedormido,sinosonnilasnueveymedia?

—Yyoquesé,cómonomedejassalir,nihacernada…¿Ypadre?—Nohavueltotodavía.Eltiroteohabíaempezadoalahoradelasiesta.Losguerrilleroshabíanbajadodelmonte

al amanecer, a la misma hora y por la misma trocha que el traidor que los vendió habíaindicado a la Guardia Civil, y se habían colado en la casa por un ventanuco abierto en lafachadatrasera,quedabaalrío.Alcruzarlo,habíanvistoalolejosadosmolineros,vestidoscon mono azul, desatrancando la rueda de ramas y hojarasca, pero su presencia no lesalarmó,porqueestabanacostumbradosaverlos,adejarseverporellos,ynuncahabíapasadonada.Loshombresquevieronaqueldíanoeranmolineros,sinoguardiascivilesdisfrazadoscon la ropa de los auténticos, que ya estaban detenidos. Sin embargo, fueron pasando lashorasynopasónadahastaque,aesodelascuatrodelatarde,unguardiallamóalapuertaynadieleabrió.Entoncesempezóeljaleo.Losguardiastomaronposiciones,rodearonlacasa,intentaronacercarse,peronopudieron.Dentrosólohabíadoshombres,fuera,cadavezmás,porqueempezaronallegarrefuerzos,policíaslocales,somatenes,falangistasarmados,yporfin un destacamento militar, pero la tarde fue cayendo y nada cambió. Los guerrillerosdisparaban a su antojo sobre cualquiera que se atreviera a cruzar la calle, y el tenientecoronel Marzal, que había venido desde Jaén, muy ufano, para ponerse al mando de lasoperaciones,advirtióasussubordinadosqueseestabaponiendodeunhumordeperros.

—¿Noquierespostre?—No,notengohambre.—¡Pues,ea,alacama!—Pero,madre,¿cómovoyairmealacama,simeacabodelevantar?Dejaquemequede

unrato…Cuandoempezóaanochecer, lossitiadoresyalohabíanintentadocasitodo,hastaenviar

unaembajadaconbanderablanca,formadaporcuatroenlacesdelaguerrillaquehabíansidodelatadosporelmismo traidorqueentregóaCencerro, yqueentraron sóloparaescucharque sus ocupantes preferían morir a rendirse. Ellos mismos lo anunciaron a gritos, desdedentro,mientraslosparlamentarioscomprendíanquehabíallegadosuhora,quealmenosseibanaahorrarelpaseonocturnopor losalrededoresde supueblo,porque losde fuera lesdisparabancadavezque intentabanabrir lapuerta,pormásqueasomaranel trapoblancoantesqueelcuerpo.Pocodespués,lacasaexplotó.Losasaltanteshabíanhechorodarhastalafachadabidonesdegasolinaarmadoscondinamita,perocuandoempezaronaavanzarentreescombrosycadáveres,losrecibieronatiros.Noentendíannada.TardarondemasiadotiempoencomprenderqueCencerroyCrispínhabíanhechounagujeroenlaparedpararefugiarseenlacasadeallado,yentretanto,sehizodenoche.

—Acuéstate,Nino,yaestábien…Escasilaunadelamañana.—¿Ypadre?

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—¡Yyoquésé!Dejadepreguntarmedeunavez.Estabamuy nerviosa ymis preguntas no la ayudaban a tranquilizarse, pero yo también

estabanervioso,yporprimeravez,asustado.Teníatantomiedodeloquepudierapasar,quemearriesguéapreguntarunavezmás.

—Bueno,perodimesólounacosa.¿EstáenValdepeñas?—No,graciasaDios…Eltenientehatenidoqueir,claro,conSanchísyconIzquierdo,que

paraesosonjefes,perocreoquetupadresehalibrado.Parecequeestáporaquí,patrullandoenlacarreteravieja.

El 17 de julio, madrugó la batalla. Al amanecer, los asaltantes volvieron a amontonarbidonesdegasolinaycargasdedinamitacontralafachadadelasegundacasa,ytodovolvióaempezar,lasexplosiones,lasllamas,losescombros.Tambiénlostiros,yconelloselestupor,la incredulidad, la lentitud de reflejos que había consentido a Cencerro escaparse tantasveces.Al fondode aquella casa había un corral, y en él, una cueva sin salida hasta la quellegaba un río de papelitos verdes. Eso tampoco lo entendieron al principio, y cuando lolograron, les costó trabajo creerlo. Estaban pisando ciento cincuenta mil pesetas, cientocincuentabilletesdebancopartidosendieciséistrozoscadauno,elpasaportequeno ibaallevarnuncaaFranciaaCencerroyaCrispín,peroquetampocoserviríaparapagaralhijodeputaqueloshabíavendido,niparacelebrarsumuerteconchampán.

—Quedicemadrequetelevantes,quesonmásdelasonce.—Ahora voy —intenté darme la vuelta en la cama, pero Dulce siguió sacudiéndome—.

Bueno,quesí,queyamelevanto…¿Sesabealgo?—No,todavíano.Padrevinomuytarde,casialascuatro,seacostó,durmióhastalasocho

ysevolvióair,perodeCencerronosesabenada.El tiroteoaúnduróunpardehoras,perocesódepronto, cuandoyaestabanotraveza

vueltascon lagasolina,con ladinamita.Elcaminoparecíapor findespejado,peronadieseatrevióaavanzar.Estabansegurosdequeloshombresdelacuevaseguíanvivosycreyeronqueeraunatrampa.Enesotambiénseequivocaron.¡VivalaRepública!,chillaronalunísonodosvocesdesdeallí,antesdeempezaracantar,arriba,pariasdelaTierra,enpie,famélicalegión…CuandoCencerroyCrispínentonaronagritosLaInternacional,el tenientecoronelMarzalsecagóenDios.Enesemomento,sediocuentadequeantesdeganaraquellabatalla,ya la había perdido, porque hay muertes que valen más que muchas vidas juntas. YcomprendióqueCencerro yCrispín ibanamorir, que se estabandespidiendo, peroquenohabíalogradoacabarconellos,contodosesosniñosqueseguiríanllamándoseTomás,yquetendríanhermanosquese llamaríanJoséCrispín,yqueantesodespuéssabríanporquésellamaban así. No debería haber permitido que sus enemigos eligieran su muerte, perotampoco había podido impedirlo, y por eso hizo lo único que podía hacer, ordenar fuego adiscreción,aunquemidiómaleltiempo.Élnuncahabíacantadoaquelhimnoyseprecipitóalordenar un alto el fuego prematuro, que le consintió escuchar todavía el último verso delestribillo,ydespués,aúndostirosmás,queresonarondentrodelacuevaynofuera,porqueyanoestabandestinadosasushombres.

—Puesyotengohambre,madre.—Puesteaguantas,ysino,habertelevantadoantes.—Dameunpocodepan.Aunqueseasinmantecaninada…—¡Queno!Yaestáhirviendoelpuchero,¿esquenoloves?Sitehartasahora,nocomerás

luego,ytienesquecomerporqueestásenedaddecrecer.Asíquetómatelalecheyandando.—¿Sí?Puesnoséadóndevoyairandando,sinomedejassalirnialpatio…LoscadáveresdeTomásVillénRoldányJoséCrispínPérezestabanjuntos,apoyadosenla

pareddelfondodelacueva.Losdossehabíanabrazadoantesdesuicidarsedisparándoseuntiroenlasienconlasúltimasbalasquelesquedaban.LaGuardiaCivilnopudorescatarnadamás que sus cuerpos, rodeados de billetes rotos y cargadores vacíos, pero, a falta de algomejor, se dispusieron a sacar partido de sus despojos. Primero llevaron los cadáveres a laplazadeValdepeñas,yallí,alavistadelosvecinos,lavaronlascabezasconunamanguera,para que nadie se atreviera a desmentir su identidad. En ese momento, y ante la miradacomplaciente de los guardias, uno de los falangistas del pueblo registró los bolsillos deCencerropara ver si era verdad loquedecían,que siempre llevabaencimaun reloj de losbuenos.Eraverdad,porqueloencontró,yseloquedó.Después,cuandoloscadáveresyanodieronmásdesí,echaronacadaunoenuncamión,yelprimerofueaCastillodeLocubín,elpueblodeCencerro,yelsegundoaMartos,elpueblodeCrispín.Porelcamino,losmilitaresyloscivilesquelosacompañabanfueroncantandoLavacalechera.

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Paraentonces,yahabíandadolasdosdelatardeyaalguienseleocurrióquehabríaqueconvocartambiénalasfuerzasvivasdelospueblosdelosalrededores.AlosdeValdepeñas,Alcaudete y Alcalá la Real, les tocó ir a Castillo de Locubín. Los de Torredonjimeno, LosVillaresyFuensanta,tendríanqueiraMartos,yeraunaorden.Cuandomipadreseenteró,nomehabíadadotiemponiaacabarmelasopa.

—¡Antonino!—alverleentrarencasa,mimadrese levantócon tanto ímpetuque tiró lasillaalsueloynisiquieraseparóalevantarla—.GraciasaDios…

Peroélapenasledevolvióelabrazo.Teníalacaradesencajada,loslabiosapretadosyunamiradaextraña,turbia,casilíquida.Yteníamuchaprisa.

—Fueradeaquítodoelmundo—murmurómientrasnosmirabaporturnos,primeroamihermanamayor, luegoamí,por fina lapequeña—.Largaosahoramismo.Dulce, túveteacasadeEncarnita,queanadie leextrañará,porquenosalesdeallí.Y tú,Nino, te llevasaPepa.

—¿Peroadónde?—pregunté,tanestupefactocomosienaquelmomentolaTierrahubieradecididoempezaragirarensentidocontrario.

—Yoquésé,almolino,alrío,acasadelmaestro,adondesea,ahoramismo,vamos.—Pero,padre,sinoheacabadodecomer,ytengomuchahambre…Hastaaquelmomento,nome lohabía tomadoenserio,nohabíapodido,porqueaquella

escena no era sólo insólita, sino también estrictamente opuesta a la que se había repetidotantasvecessinningunavariación,ningúncambio.Entoncesrecordéquenoera laprimeravezquemipadredesobedecíaunaorden.

HacíapocomásdeunañoqueaRomeroyaélleshabíanasignadounserviciodecuatrodías, cuatro noches durmiendo fuera de casa, en los cortijos más alejados del pueblo, undestinorutinario,tambiénelmáspeligrosoquepodíaencomendarseaunaparejaenaquellaépoca, en aquel lugar. Pero ellos no podían elegir y les había tocado, así que cuando melevanté, estaban ya preparados para salir, con sus morrales, sus cantimploras y unosbocadillosparaelviaje.Teníanquellevartambién,aunqueyono lovi,unformulariooficialque los cortijeros, obligados a alojarles y a darles de comer durante el servicio, debíancompletarconsufirma,lafechaylahora,parajustificarsuestanciaentodoslospuntosdelitinerario.Aqueldíaeralunes.Loséporque,antesdemarcharse,padremediounbesoysedespidiódemíhastaelviernes.Loquenosé,porquenadiemelocontó,fuecómolohicieron,pero cuando volví de la escuela, a la hora de comer, me lo encontré escondido en sudormitorio,contodaslaspersianasbajadas.Madremedijoquecomosemeocurrieraabrirlaboca,meechabadelacasaparasiempreysehacíaalaideadequenomehabíaparido.Yomeasustéporquenuncalahabíaoídohablarasí,yleprometíquenoibaadecirnada.NiaPaquito,insistióella.NiaPaquito,respondíyo,pero¿ysupadre?Supadreestáigualqueeltuyo, así que punto en boca, ¿entendido? Y no pasó nada más hasta que el viernes, demadrugada,padresevistió,sepusoeltricornio,lacapa,cogióelmorralyelfusil,ysefuedecasaalasseisdelamañana.Alasnuevemenoscinco,cuandoPaquitoyyosalimosdelacasacuartelparairjuntosalaescuela,noslosencontramosenlapuerta,conlacapaperdidadepolvo,ymientrasnosbesaban,nosdijeronqueestabanbien,peromuycansados.

Aquellohabíaocurridomásdeunañoantes,enunatemporadadecalma,deesasen lasquealosguerrillerosnoselesocurríadarseñalesdevida,yyohabíaguardadoelsecretotanbienquehastasemehabíaolvidado,quizásporquequedarseencasa,contodaslaspersianasechadas,norepresentabamuchoencomparaciónconlostiroteosquearruinabanmicena,loschillidos queme habían desvelado tantas, demasiadas veces. En las novelas del oeste, lospistolerosqueseescondíaneneldormitoriodealgunadelaschicasquebailabancan-canenelSaloon,noerancobardes,sóloastutos,ymuchomejoresquelosquedisparabanalagenteporlaespalda.PeroeldíaqueCencerrosemató,enelinstantequetardéensoltarlacucharayponermedepie,recordédegolpeaquellamisteriosainsubordinacióndemipadreymedicuentadequetodoeradistinto.

En mi pueblo, cuando algo se movía en el monte, por muy lejos que empezara elmovimiento,lasmujeresbuscabanasushijos,losencerrabanencasaynolosdejabansalirnialpatiohastaquehubieratranscurrido,almenos,undíaenterodenormalidad.Entodaslascasassucedíalomismo,enlasdelosfalangistasyenlasdeloscomunistas,siempreigual,losniñosencerradossinsalir,porloquepudierapasar,porqueaquelloeraunaguerraquenoseibaaacabarnunca.Madrenuncanoshabíadadoexplicaciones,ysinembargo,aquellavezsumaridohabló,ylohizoenserio.

—Noospuedenencontraraquí.Porvuestropropiobien.¿Estáclaro?

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Le miré a los ojos y encontré en ellos una pesadumbre desconocida no sólo por suintensidad, sino también por su naturaleza confusa, híbrida de tristeza, de rabia, devergüenza.Mipadrenuncamehabíaparecidotanpequeño,ynuncatangrande,nuncatanhumillado,nitanorgulloso,yjamáshabíaejercidounaautoridadsemejantealaqueaquellatardemearrancóalmismotiempo,niunsegundo,lacuriosidaddeloslabiosyelcuerpodelasilla.

—Porlapuertanopodéissalir,mejorporlaventana.Voyaversihayalguienfuera.Cuandolevientrarensudormitorio,cogíaPepadelamanoymeacerquéamadre,letiré

de lamanga,mepusedepuntillasparahablarlealoído,e improviséconcautelaunacentocómplice para avanzar una hipótesis descabellada, que sin embargo era la única que meayudabaacomprenderloqueestabapasando.

—¿Esquepadreesrojo,madre?Ella, distraídahasta entoncesdepuro asustada, se volviódeprisa, abriómucho los ojos,

levantó la mano en el aire, como si fuera a darme un cachete, y me habló en un susurrobruscoyfrenético,sinlevantarlavoz.

—¡Nodigastonterías,Nino!¿Cómovaaserrojopadre,siesguardiacivil?Aquella ideaabsurda,queduranteun instantehabía iluminadomientendimientoconun

resplandor temible y salvaje, sedesvaneció tandeprisa comohabíanacido, aunqueaquellatardeescapamosdenuestracasacomosifuéramosloshijosdeunrojo,porlaúnicaventanaquenodabaalpatiocomún,sinoaltrasero.Allíestabanelalmacényloscorrales,alosquesólosepodíaaccedera travésdeunportilloquecomunicabaconelpatiogrande,ydedosventanas.UnapertenecíaalaviviendacontiguaalanuestrayestabaenuncuartoqueCurroapenas usaba. Padre nos ayudó a saltar por la otra desde su dormitorio, y luego salió connosotros,paraabrirconsullavelapuertaquedabaalacalle.

—¿Yeso?—cuandomediounbesoparadespedirsedemí,sefijóenlacestaquellevabaenlamano.

—EsdelPortugués—lecontesté—.Me ladioelotrodía,conunasbrevasparamadre,ytengoquedevolvérsela.

—Puessialguientepregunta,selodices.Cuidadetuhermana,ynoosmováishastaquevayamosabuscaros.

—¿YsiPepenoestáencasa?—Osquedáisallídetodasformas.Lacuestadelmolinoviejonuncamepareciótanempinadacomoaquellatarde.Pepa,que

sóloteníacuatroaños,andabamuydespacioyseparabaparaquejarseacadarato,peronoerasóloeso.LamuertedeCencerro,queenaquelmomentomeparecíaelfindelmundo,elfinal de la vida que había vivido, de cuantas cosas había conocido,me pesabamás que elcuerpodemihermana,queamitaddecaminoseplantóparaobligarmeallevarlaenbrazos,peronotantocomoelenigmáticocomportamientodemipadreque,rojoono,actuabacomosisehubieravueltoloco,ynisiquieraesoeralopeor.Hacíamuchocalor,elsolhervíasobremicabezaymistripashacíanruido,teníahambre,ysed,Pepalloriqueabayseremovíaentremisbrazosporquenosabíaadóndeíbamos,noentendíaloquepasaba,ysinembargo,nadaera tan pesado, nada tan oscuro, tan terrible como el presentimiento de que noencontraríamosaPepeelPortuguésalfinaldelcamino.

—¿Nino?—al escuchar su voz, dejé ami hermana en el suelo, sonreí y cerré los ojos—.Nino,¿erestú?

—¡Sí,soyyo!Aparecióenloaltodelacuesta,conlaescopetaentrelasmanos,yyanoentendíporqué

habíadudado,porquéhabía temidoporél.Quizásporqueera forastero,porquevivía solo,porquenoteníalasmismasraícesquenosotros,aunqueesotampocosignificabanada.Enesemismo momento, en casas viejas de familias numerosas, en mi pueblo y en los pueblosvecinos, habría gente, sobre todo hombres pero también alguna mujer, recogiendo cuatrocosas, unamuda limpia, algo para comer, una foto o un libro. Algunos, los quemásmiedotuvieran, aprovecharían quizás el sopor de la siesta, las calles desiertas, el sol hirviendo,furioso,sobre laspuertasy lasventanascerradas.Otrosesperaríanaqueatardeciera,peroporlanoche,cuandofueranabuscarlos,noencontraríananingunoensucasa.

Siempre era así, siempre igual, el monte y el llano respiraban a la vez, un solo aire, ycuando las cosas se torcían arriba, los de abajo pagaban las consecuencias si no eran lobastanterápidos, lobastanteaudacesyvalientescomoparasubirunacuestaqueyanuncavolveríanabajar.Lavidaenelmonteeradura,peroenelllanopodíaserpeorodejardeseren cualquier momento, porque los que huían todavía no eran guerrilleros, pero los

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guerrillerosnopodíanvivirsinellosy losguardias losabían,sabíanque lesdabancomida,cobijo,medicinas, y por eso iban a buscarlos de noche, les decían que sólo los llevaban adeclarar,yluegolesanimabanaadelantarse,aalejarseunospasos,yapuedesirteperoechaporahí,queteveamosbien,yentonceslosmatabanporlaespalda,yaldíasiguientedecíanque habían intentado escaparse. Yo sabía todo eso, como lo sabía Paquito, como lo sabíaMiguel, y sus padres, y sus madres, sus hermanos, sus vecinos, todos lo sabíamos, todoshacíamoscomoquenosabíamosnadayyoelquemás,pero losabíamostodo,tambiénqueaquellanochehabríaredada,quealdíasiguientelaguerrillatendríaalgunosapoyosmenosenel llanoy,acambio,algunoshombresmásenelmonte.Sinsaberporqué,yotemíaquePepeelPortuguésfueraunodeellos,ysinembargoestabaensumolino,ymuycontentodevernos.

—¿Yestaniñatanguapa?—vinoanuestroencuentroconlasmanosvacías,ycogióaPepaenbrazosparasubirelúltimotramodelacuesta.

—Esmihermanapequeña.Mipadremehaobligadoatraerla.—¿Sí?—volviólacabezaparamirarmeconelceñofruncido—.¿Yporqué?—Puesnosé…ÉlteníaqueiraMartosperonoqueríaquenosquedáramosenelcuartel.

SabeslodeCencerro,¿no?Pepeestabaensucasa,tantranquilo,conmihermanaenbrazos,perodetodasformasle

miréconatenciónyviqueensucaranosemovíaniunmúsculomásdelosimprescindiblesparacontestarme.

—QuelohanmatadoenValdepeñas.Sí,yameheenterado.—Nolohanmatado—cuandolecorregí,fueelPortuguésquienmemiróconatención—.Se

hamatadoél,quenoeslomismo.Sequedóunmomentocallado,estudiandomicaracomosinolaconociera,enlasuyauna

expresiónqueestabaapuntodeserrisueñaaunquesuslabiosnisiquierallegaronacurvarse.—Esolohasdichotú.Entonces,mihermanasequejódequeteníamuchahambre,yno tuve tiempodeañadir

quesí,que lohabíadichoyo,yquevolveríaadecirlotodas lasvecesquehicierafalta,queCencerro había muerto igual que había vivido, con más cojones que Dios y que el Diablojuntos. Seguramente, luegomehabría arrepentido, porque todas las palabrasque estuve apuntodedecircuandoPepameinterrumpió,lasescuchéalgunasveces,ylasimaginémuchasmás, al pasar por delante de la taberna deCuelloduro.De todas formas, aquella tardemefaltaronánimosparainsistir,porqueyotambiénestabamuertodehambre.

—¿No habéis comido? Yo tampoco. Ahí dentro tengo un pan y una ristra de chorizos.Podemosasarlosaquífuera,siqueréis.Creoquealcanzaránparalostres.

Luego, muchos años después, comprendí que pretendía provocar exactamente lo queestabaapuntodeocurrir,peroenaquelmomento,yaunquemedicuentadequeantesdeencenderelfuegoquitabadelacuerdaunamantarojaquenopintabanadatendidaasecaramediadosdejulio,sólopenséqueelPortuguéseraelúnicoalquepodíahabérseleocurridounaideatanestupenda.Cuandoentréenladespensaabuscarleña,viqueteníapatatas,unpocodetocinoy,sobrelamesadelacocina,aliñadaya,unafuentedepipirranaqueélmismosacóenseguida,paracompartirlaconnosotrosmientraselfuegoseconvertíaenbrasas.Nosla ventilamos tandeprisa,queaún tuvimosqueesperarunbuen ratohastaque laprimeratandadechorizosestuvoapunto.Cuandoíbamosaempezarconlasegunda,escuchamoselruidodeunmotorqueseacercaba,yungrito.

—¡A ver!—un capitán del Ejército de Tierra nos apuntaba con una pistola—. ¿Qué estápasandoaquí?

Bajóelarmaalcalibrarelenemigoconquienseenfrentaba,unhombredesarmadoydosniñosquecomíanchorizosasadosconpan.

—Nada—Pepeselevantó,seacercóaél—.Bueno,estamosasando…—Chorizos, ya lo veo—enfundóel armayempezóa refunfuñar—.Puesyapodríanestar

comiendo otra cosa, porque hoy no es día para hacer hogueritas. Les hemos tomado porbandoleros.

—Lo siento, yo… No se me ha ocurrido —el Portugués parecía la imagen misma de lainocencia—.Losniñosteníanhambre,yonohabíapreparadonada,y…

—¿Sonhijossuyos?—No,sondeunamigo,AntoninoPérez,queesguardiacivil,delcuarteldeFuensanta.Han

venidoapasareldía.Estesitioesmuytranquilo,yahíabajohayunaspozasmuybuenasparabañarse.

Elcapitánsenosquedómirandoyvolvióagritar.

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—¡Sempere,venunmomento!Elúnicocaminoporelqueuncochepodíallegarhastaallíterminabaabruptamentealotro

ladodeunrepecho.PorélaparecióunguardiadeCastillodeLocubínalqueyonorecordabahabervistonadamásqueunavez,peroquemesonriócomosimehubieravistomuchasmás.

—Asusórdenes,micapitán.—¿Túconocesaestosniños?—Claro,sonloshijosdeAntonino…—Muybien—elcapitánlevantólamanoparamandarcallaraSempereysedirigióaPepe

enuntonodistinto,casiamable—.Puesnada,aseguircomiendo,peronomevuelvaahaceresto,¿deacuerdo?Si lacosaestátranquila,nopasanada,perocuandosetuerce,sivemoshumoenelmonte,aunqueseatanabajo,nosponemosmuynerviosos.Yohepreguntadopero,alopeor,elpróximonopregunta.

—Descuide,capitán.Nosemeolvidará.—Esoespero.Yqueaproveche.—Siustedesgustan…Ya se habían alejado un par de pasos cuando la oferta del Portugués les animó a girar

sobresustalones.—Pues,hombre,ganasmedan—yelcapitánsonrióporprimeravez—.Alimentansólocon

olerlos,pero…No,mejorno.Novamosadejara loshijosdeuncompañerosincomer,¿eh,Sempere?

Sempereasintióconlacabezayningúnentusiasmo.—Bueno—celebróPepecuandovolvimosaquedarnoslostressolos—,puesmenosmalque

handichoqueno,¿verdad?Despuésdereírnos,seguimoscomiendochorizoshastahartarnos,ycuandomadrevinoa

buscarnos,habíamospasadounadelasmejorestardesdenuestravida.Paraadivinarquelanocheseríapeor,nohacíafaltanadamásquemirarlaalacara.

De aquella noche eterna y espantosa, recordaría después sólo el final, que también fuemalo, amargo, triste, perono tanto como lopeor, porque lasparedesde la casa cuartelnosabían guardar secretos, y en el silencio absoluto de las horas del miedo, las gargantasencogidasde terror, susparedesdelgadas, casiporosas, seempapabandegritos,protestasafiladas, inútiles, y ruidos de cuerpos chocando contra las esquinas y más gritos, vocesconocidas que aún podían pronunciar frases con sentido y luego sólo alaridos, vocalesdespojadasdesignificado,letraslargas,elásticas,salvajescomogruñidosdeanimalesdeotromundo, nada más que ruido, y más golpes de cuerpos derrumbándose, un estrépito decuerpos cayendo como fardos, comomuebles, como piedras, piedras que chillaban, que sequejaban,quesóloerancapacesdeemitirunavocalsola,larga,interminable,yuninstantedesilencio,elespejismodepazquerompía lavozdel teniente, llevaosaéstey traedmealdeantes, la finura de su acento atravesando la pared, impregnando mis oídos como unamaldición,unaamenaza,unapromesadel infiernoquevolveríaa renacerenun instante, ymásgritos,másgolpes,másecosdeundolorcadavezmásdesnudo,másexhausto,másdolor,ynomepeguéismás,siyonosénada,yaoshedichoquenosénada,nomepeguéismás,entoncesescuchéunruidodistinto,liviano,dulceytodavíamásterrible,elruidodelospiesdemihermanaPepasobrelasbaldosas,¿quéestápasando,Nino?,¿quéhacen,quéesesto?,nopuedodormir,laslágrimastemblabanensuvozpequeña,apenasunahebraaterrorizadaysuciaquehizocrecerlamía,noesnada,Pepica,unapelículacomolasqueponenenlaplazaesoshombresquevienenconelcamión, todos losveranos,ymivozsonabamejormientrasmentía,sóloestánponiendounapelícula,igualquemehabíamentidoDulceamíunosañosantes,ven,límpiatelosmocos,paraentoncesyahabíaescuchadotantosgolpesqueeracapazdedistinguirunosdeotros,¿deverdadesunapelícula,Nino?,puesclaro,¿qué ibaasersino?,y sabíacuándo lespegabanpuñetazosycuándoeranpatadas, ¿puedoacostarmeaquí,contigo?,cuándosecaíanycuándo los tiraban,sí,anda,ven,yhastapercibíael rocede latela arrastrándose sobre el suelo, pantalones o faldas que se escurrían hasta encontrar unmuro,unrincónqueyanolesdejabaretrocedermás,vamosacantar,¿quieres?,mihermanalloraba y yo seguía escuchándolo todo, sabiéndolo todo, ahora que vamos despacio, y eraimposibleporqueloscalabozosnoestabanlejosperohabíaparedes,puertascerradas,ahoraquevamosdespacio,yyanosabíaloqueoíayloquemeimaginaba,vamosacontarmentiras,tralará,perocuandoempezabaadudardemisoídos,vamosacontarmentiras,tralará,todovolvíaaempezar,vamosacontarmentiras,nomepeguéismás,siyonosénada,porfavor,porvuestramadre,nomepeguéismás,porelmarcorrenlasliebres,yporelmarcorrieron,porelmontelassardinas,hastaquemihermanasequedódormida,pegadaamí,abrazadaa

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micuerpocomounnáufragoseabrazaaunatabla,peroyoseguícantandobajitolacanciónmáslargaqueconocía,salídemicampamento,paraescucharmivoz,salídemicampamento,ynolademipadre,conhambredeseissemanas,tralará,¿ytúquétecrees,quetuhermanonosabeloqueestápasandoaquí?,conhambredeseissemanas,tralará,siaélleimportara,nopermitiríaquetepasaraesto,¿ono?,conhambredeseissemanas,entonces,¿porquéleproteges?,meencontréconunciruelo,¿porquénonosdicesloquesabes?,meencontréconunciruelo,¿porquénonoscuentasdeunavezdóndeestá?,cargaditodemanzanas,tralará,¡tuputamadrete lovaacontar,cabrón!,cargaditodemanzanas,tralará,ymásruido,máscuerposcayendo,másvocesahogándose,cargaditodemanzanas,yaquellavocalsola,larga,interminable,empecéatirarlepiedras,unavez,yotra,yotramás,hastaquetodoseacabó,empecéatirarlepiedras,laslágrimasylascanciones,ycaíanavellanas,tralará,lasverdadesy lasmentiras, y caíanavellanas, tralará, la resistenciade losquepegabany lade losquerecibíanlosgolpes,ycaíanavellanas,yyonomehabíadormidotodavía.

Después,oíquealguienestabavomitandoenelpatio,alpiedemiventana,ycreíqueerami padre, aunque debía serCurro porque poco después se abrió la puerta, y oí sus pasos,lentos,pesados,peronolosdemimadre,queleesperabasentadaenlamesadelacocina,como siempre, aunque aquella noche no se levantó a recibirle, ni se arrodilló ante él paraquitarlelasbotas.

—Estaráscontento—dijosolamente,enuntonotanáspero,tansecocomoelesparto.—Nomedigasnada,Mercedes,porfavor.Estanochenomedigasnada.—¿Quierescomeralgo?—No.—No se puede vivir así, Antonino, así no se puede vivir, porquemañana es fiesta, pero

pasadohabráqueiralacompra,ymetocaráhacercolaconlasmujeres,conlasmadres,conlashermanasdeésosalosquelesacabáisderompertodosloshuesos,ynotendrévalorparamirarlasalacara,¿meoyes?,mefaltaráelvalor,ytushijossaldránalacalle,ajugar,ylosotrosniñosnoquerránni rozarseconellos, les trataráncomoaunosapestados,y túno teenterarásdenada,claro,tú,comollevasuniforme,pues…

No era la primera vez que escuchaba aquel discurso, aquella voz monótona que sedeshilaba en cada sílaba, porque apenas llegaba entera al final de cada palabra peroconservaba las fuerzas justas para pronunciar la primera sílaba de la palabra siguiente yagonizar de nuevo,muy despacio. Había escuchado otras veces discursos semejantes peroningunohabíaterminadocomoaquel.

—¿Quétepasa,Antonino?—porquederepente,madrevolvióaserella,ahablarcomoella,ysuspiesaresonarvelocessobreelsuelo—.¿Quétienes?

Nohuborespuesta,sólounsonidoronco,gutural,anacrónico,comosieltiemposehubieravueltoloco,comosielruidodeloscalabozoshubieraresucitadoporsucuentaparainstalarseenlacocinademicasa,dondenadieacompañabaamispadres.Poresomelevanté,poresopaséporencimademihermanaPepa,laempujéluegohacialapared,paraquenosecayera,yfuidepuntillashastalapuerta,queporfortunaopordesgracianoestabacerradadeltodo.Así,porprimera,porúltimavezenmivida,villoraramipadre.

—Tú no has estado en Martos, Mercedes, tú no lo has visto… —levantó la cara, hastaentoncesescondidaenelhuecodesusbrazos,cruzadossobrelamesa,y lossurcosquelaslágrimashabíandejadoensucarasinafeitarmeimpresionaronmásquelacavernadelaquebrotaba su voz—. Pero yo estaba allí, quieto, callado, sin hacer nada, como la mierda dehombrequesoy…

—Calla,Antonino—mimadre levantó lavistaymiróasualrededorcomosi temieraquepudieranbrotarorejasenlapared,peronomevio—.Quetepuedenoír.

—Enaquellaplazahabíadoshombresconcojones,sólodos,yyonoeraningunodeellos.—Bajalavoz,Antonino,porDios.—Sólohabíadoshombresconcojones,yunoestabamuerto,yelotroeraelcapitánque

mandópararlamúsica…—Cállate,Antonino,calla,calla…Madre se las arreglópara amordazar a sumaridoenvolviéndole entre susbrazos, y así,

comosifueraunomásdesushijos,selollevóalacama.Yomeresignéavolveralamía,yaunquepeguéeloídoalapared,nologrédescifrarmásquepalabrassueltasdeunsusurroentrecortadoqueaúnnosehabíaagotadocuandomequedédormido.Porlamañana,noviamipadre,ymimadre,conlosojoshinchadosdelasnochespeores,secomportócomosinohubiera pasado nada del otro mundo. Estaba seguro de que aquella mañana tampoco nosdejaríasalir,siacasoalpatio,peronolequedómásremedioquevestirnosdedomingopara

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llevarnosamisa,porqueaqueldía,18dejulio,erafiestanacional,elundécimoaniversariodelAlzamiento.

—Loqueteperdisteayer,Canijo.Madre salió de casa con el tiempo justo, y nos llevó a la iglesia casi corriendo, para no

tener que saludar a ningún conocido. Habría dado lo mismo que fuéramos más despacio,porque las callesestabandesiertas, lamitadde las casascerradasacal y canto, ynadieaquienesquivaren lasaceras.Algunas fachadas,sinembargo,gritabansinpalabras,porqueaqueldía,FuensantadeMartoshabríatenidoqueserdedoscolores,elrojoyelamarillodelasbanderasdepapelquebailabanenelaireportodaspartes,expandiéndosedesdelaplazacomo loshilosdeunateladearañabulliciosay festiva,peroeradetres.Todas las familiasque tenían motivos para estar de luto habían decidido hacer la colada precisamente esamañana, y las ropas negras puestas a secar en los balcones combatían la alegría de lospapeles de colores con el duelo, público y clandestino almismo tiempo, por los héroes deValdepeñasdeJaén.

—Y usted…—Romero se paró delante de lamujer de Pesetilla, que era la única que sehabíaatrevidoasaliralapuertadesucasaparavernospasar—.¿Nosabequehoyesfiesta,señora?¿Nohaencontradonadamejorquetenderenlacuerdaestamañana?

—No—ellacontestóconvozserena,comosiesperaraesapreguntaytuvierapreparadalarespuestadesdehacíamucho tiempo—.Bastante sabéis vosotrosqueenmi casayanohayropadeningúnotrocolor.

—Pueslevoyadecirunacosa…Peronoledijonada,porqueSanchíslacogiódeunbrazoylaobligóaseguiradelante.Al

verle,medicuentadequeteníaquehaberpasadoalgomuygrave,ycreíquenome ibaaenterarnunca,peroPaquitosepusodetrásdemíenlafiladelacomuniónymurmuró,loqueteperdisteayer,Canijo, loqueteperdiste…LepreguntésiélhabíaestadoenMartosymecontestóque sí, con suspadresy sushermanos.Lodemásme lo contópor lanoche,en laverbena.

—Cuandoestábamos todosallí, formados,o sea,mipadre formadoconel tuyoycon losotrosguardias,ymimadreynosotroscerca,enprimerafila, llegóuncamiónydejócaeralCrispín en el centro de la plaza. Es una pena que no nos tocara ir a Castillo de Locubín,porqueallíhicieronlomismoconelCencerro,queporcierto,elteniente ledijoamipadreque tirando a rubio sí era, pero ni guapo ni nada, un hombre corriente, bajito, y de casicincuentaaños,asíque,yaves,loquesonlasmujeres,comoparafiarse…Laverdadesqueamímehubieragustadomásverleaél,peronostocóiraMartos,averalCrispín.Total,quecuando su cadáver ya estaba en el suelo, el comandante hizo una señal con la cabeza yempezóasonarlamúsica.Habíanllevadoalabandayselioatocarpasodobles,¿sabes?,ylagentesalióabailaralrededordelbandolero,mujeres,niños,nosotrosnoporquemimadrenonos dejó, no sé por qué, le pareceríamal, estandomi padre allí, de pie, al sol, no sé… Yentonces,untíoquellevabaeluniformedelosrequetés,sesubióencimadelCrispín,allevarelritmo,ynoveasquérisa,eramuygracioso…Peroenseguida,otro,conuniformetambién,perodecapitándelEjércitodeTierra,salióalcentrodelaplazamoviendolosbrazosyordenóque la música se parara, y gritaba tanto que el director de la banda le hizo caso. Elcomandantesecabreó,claro,porqueélnoeranadieparamandarallí,pormuycapitándelejércitoquefuera,queestabadevacaciones,además,nisiquieradeservicio,ysefueparaél,yelmuygilipollasledijoqueaquelloeraindigno,unespectáculomiserable,queéramostodosunos cobardes yqueno ibaapermitir que siguiéramosdivirtiéndonosdeesamanera, y seliaronlosdosagritosy,noveas,seechótodoaperder,porque,claro,sellevaronalcapitándetenido,y lamúsicavolvióasonar,peroyano fue lomismo…Ahora,quemehadichomipadrequeaéseselevaacaerelpelo.¡PuesnollegóadecirleeltíoauncomandantedelaGuardiaCivilquerespetaranelcadáverdelbandolero,yaquenisiquierahabíansidocapacesdematarlo!Levanaechardelejército,esopordescontado.Elsargentovadiciendoademásquelomásseguroesquelometanenlacárcelporqueesque,parecementira,perolaverdadesquesiguehabiendorojosportodaspartes…

Aquella noche, las lágrimas demi padreme picaron en los ojos, porque yo tampoco fuicapaz de decirle nada a Paquito, como nunca me atreví a darle las gracias a él por elespectáculoquehabíaqueridoahorrarnos.Aldíasiguiente,nosenteramosdequelafuncióndeCastillodeLocubínhabíatenidounepílogodistintoyejemplar,deunadignidadpequeña,trágica,alaalturadelmitoquelavidaylamuertehabíanlabradoeneldestinodeunhombrecorriente.LasdoshijasmayoresdeTomásVillénRoldán,Rafaela,deveinteaños,yVirtudes,de diecisiete, cavaron con sus propiasmanos la tumba de su padre en el corralillo de los

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ahorcados,fueradelosmurosdelcementerio.Anteslelavaron,lebesaronyleamortajaronconunasábanablancaquelesdiounavecina.Luegolocubrierondetierra,lepusieronunasfloressilvestresencima,secogierondelbrazoysefueronasucasa,tanfrescas,sinacercarseal cura que las había mirado con los brazos cruzados mientras trabajaban, esperando laocasióndenegarleselpermisoparaenterraraldifuntoenlatumbadelafamilia.Loscuriososque le rodeaban tenían la misma esperanza, pero las hijas de Cencerro no les dieron esegusto, y escogieron por su propia voluntad la compañía de los suicidas, como si la tierraconsagradanofueralobastantebuenaparasupadre.

—Valor,desdeluego,tienen—comentóelmíocuandonoslocontó.—Yaquiénsalir,también—rematómimadre,conelcazoenlamano.Después, el verano fue largo, caluroso y seco, bueno para los delmonte y para los del

llano.Tresmuertessucesivas,ladeCencerroylasdeloscompinchesdelhombrequelehabíaentregado,trajeronconsigoloquedeverdadparecíaelfindelmundo,detodaslascosasquehabíamosconocidosiempre,delosencierrossinsalirnialpatioydelasropasnegrassobrelas fachadas de las casas, de las palizas en los calabozos y de las sonrisas de los que yaestabanhartosdellorar.Asípasóelveranoyllegóelotoño.Asípasóelotoñoyllegóelhielo.Así estrenémi primerabotella de agua caliente, un cascodegaseosadentro deuna fundahechacondostrozosdeunamantaarayasazulesyblancas.Yfueesemismodíacuandoelmundosepusobocaabajoparavolverasereldeantes,eldesiempre.

Eneso,PepeelPortuguésteníarazón,Cencerrohabíaresucitado.DabaigualqueyanosellamaraTomásVillénRoldán,quetuvieraotracara,otronombre,otraedad,otroaspecto,quenadiesupieraquiéneranidedóndehabíasalido.EraCencerroyestabavivo,elalcaldedeAlcaudetelosabía,yeldueñodeunaventadeCastillodeLocubín,también.LosabíalamadredePaquito,quehabíavenidoa laescuelaabuscarnospara llevarnosalcuartelde lamanocomosifuéramoscríospequeños,ylosabíalamía,quenostuvoundíaymedioencerradosencasa.

Cuandomedejósalir,loprimeroquehicefueirabuscaralPortuguésparaenseñarlemibotellanueva.Meloencontréenlasafuerasdelpuebloyleacompañéacasadelherrero,arecoger un azadón que tenía encargado. Luego, me propuso que volviéramos dando unavueltaporelcaminoviejoynossentamosenunapeña,amirarelmonte,comosidesdeallípudiéramosresolverelenigmade lasegundavidadeCencerro,pero loquevimos fuealgomuydistinto.

Una caravana de vehículos militares se acercaba muy despacio por aquella carreteraabandonada, llena de socavones y de baches, como si pretendiera darnos a todos, porsorpresa,lanoticiamacabradequeaquelloseguíasiendounaguerraynuncaseibaaacabar.

—Sabes lo que significa esto, ¿no?—Pepe el Portugués lo preguntó sinmirarme, con elceñofruncido.

—Puesno—admití—.¿Losabestú?—Claro.Vamos,teacompañoalcuartel.Dentrodeunrato,nadievaapoderandarporla

calle.SihanvenidoaquíesporquealguienleshaidoconelcuentodequeelnuevoCencerroesdeFuensanta.

Sentíunescalofríoalescucharle,yfuetanintensoquenisiquieramepreguntécómoselasarreglaríaparasaberlotodo,siempre,yparecerunpobrehombrealmismotiempo.

***

Los camiones llegaron a mediados de noviembre, desembarcaron a una veintena dehombresdetrescuerposarmadosdiferentes,ysemarcharondevacíocuatrodíasdespués.Laredadafuetanbrutalcomoladel17dejulio,peroestavezlaviolencianodioresultadomásalládelasventanasrotas,delaspuertasdestrozadas,deloshuesosastilladosydeloscuatrovecinos,losdoshermanosFingenegocios,LorenzoyEnrique,queseleescaparonaSanchísporunpelo, yunaparejade reciéncasados,CelestinoCabezalargayAsun ladelMachillo,que Fuensanta de Martos perdió para que los ganara el monte. Una vez más, Pepe elPortuguésteníarazón.Elmandoestabaconvencidodequesuprincipalenemigo,elhombrequehabíaasumidoelapodoyelestilodeCencerroparaqueCuelloduroinvitaraatresrondasseguidasdevinoytorreznosenunalardedeesplendidezsinprecedentes,erafuensanteño,ynecesitaba descubrir su identidad para poner un precio a su cabeza. Sin dinero no habíatraidores,ysintraidoresnohabíacaídas,peronosepuedeconfesarloquenosesabe,yen

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mi pueblo nadie sabía nada de nada, más allá de las conjeturas a las que mi padre seentregabaentodossusratoslibres.

—TienequeserRegalito.Tienequeserél,porquesino…—¡Quévaaserél,hombre,quévaaser!Sinoesmásqueuncrío.—¡Y dale,Mercedes, tú siempre igual, siempre con lomismo!Más crío era su hermano

Laureano, ¿no?, y acuérdate. Elías debe tener ya veintiún años, y es el único… Porque elPiruleteesespabilado,peronotienecabezaparaqueseleocurraalgoasí,ySalsipuedes,yanodigamos.Saltacharquitos…Nosé.Éseesbragado,sí,ytienemuymalahostia,peroellistoesRegalito,siemprelohasido,¿ono?

—PuesyocreoqueseráesenuevoqueledicenAntonioelGuapo,miraloquetedigo.—¡AntonioelGuapo,AntonioelGuapo!—mipadreimitabaamimadreconunavocecilla

burlona, losojosenblanco,porque lasolamencióndeaquelnombre lesacabadequicio—.¡Miraquesoistontaslasmujeres,Mercedes,queesquenotenéisremedio!AntonioelGuaponopuedeserCencerroporqueAntonioelGuaponoexiste,aversiteenterasdeunavez.

—Ea,porquetú lodigas.Peroamí,PaquitaMiracielosmehacontadoqueunaconocidasuyaleviolaotranoche,enuncortijo,yquees…—yarracimabatodoslosdedosdelamanoderecha,selallevabaalaboca,sebesabalasyemas—,paraqueteenteres.

—¡Ah!¿Sí?¿Yquiénhasidolaafortunada,sipuedesaberse?—¡Amíme lo iba a decir! Sólo faltaba que yo te lo contara a ti y fueras conRomero a

detenerla…—Mira,tevoyadecirunacosa—yalponerseserio,elguardiaPérezechabalasillahacia

atrás, para que el chirrido de las patas sacara a sumujer de quicio antes incluso que suspalabras—.Loquepasaenestepuebloesquefaltanhombresjóvenes,esoesloquepasa.Quecomolamitadestáenelmonte,ylasdeizquierdasnoseacuestanconlosdederechas,andantodas removidasy viendovisiones.Yqueeldíamenospensado,PaquitaMiracielos se vaamorirdeuncalentón,nimásnimenos.

—¡Antonino! —mi madre era incapaz de reprimir una expresión de escándalo antes desoltarlacontraseñaque,enteoría,deberíaadvertiramipadredequehabíaniñosdelantesinquenosotrosnosenteráramos,aunquehastamihermanaPepalahabíadescubiertoya—.Quehayropatendida…

Peroélseguíaalosuyo,comosifueraelúnicoquenohubieradescifradolaalusióndesumujer.

—Yademás,queCencerroesRegalitoypuntofinal.Porquenopuedeserotro…Cuando los expertos que habían venido de Jaén se rindieron al súbito fracaso de sus

técnicas tradicionales yhastade lasmás sofisticadas, comprendieronque seenfrentabanauna situaciónnueva en aquella guerranueva y vieja.Entonces vinieron otros deMadrid, yhastauncomisariodelaBrigadaPolítico-Socialqueporlovistoeramuyfamoso.Seráporlasorejas, comentó mi madre, porque las tenía tan grandes como si llevara una chuleta deternerapegadaacada ladode lacara,peromipadredijoqueno,quesehabíaganadounmontóndemedallasdesarticulandogruposcomunistas.EsohabríasidoenlaPuertadelSol,porqueconlosdemipueblo,desdeluego,nopudo.

Elmonteyel llanorespirabanalavezelmismoaire,ylosdearribabajabanaverasusmujeres, a sus hijos, a dormir en su cama de vez en cuando, y subían los de abajo, ellasvestidasdehombreparaquenadie lasconociera,ytodos,porunarazónopor lacontraria,declarabanenvozaltaqueesosencuentroseranmentira,chismes,puraleyenda,perotodossabíamosloqueocurría,yllevábamoslacuentadelosmilagrososembarazosdelasmujeressinhombrequenosalíandesucasa,todasesasmujeresdecentesqueseponíancoloradasalimprovisar un desparpajo que no tenían, y tartamudeaban como si la lengua les estorbaradentrodelabocamientraslecontabanasusvecinasqueundíanohabíanpodidoaguantarmás y se habían acostado con un vendedor ambulante. Todas, menos Carmen la Rosa, lamujerdeCencerro,quecuandosequedóviudayallevabaseisañosenlacárcelpordecirlaverdad.

—Queesaesotra—mimadretampocodejabapasarlaocasiónderecordarloenvozalta—,meterpresaaunamujerporserdecente.

—Noestápresaporeso,Mercedes,sinoporhacerpropagandasubversiva.—¿Propaganda subversiva? ¿Decir que te acuestas con tu marido es hacer propaganda

subversiva?Yponerleloscuernos,¿quées?¿ApoyaraFranco?Puessíque,tantocuraytantamisa,yluego…

—Quetecalles,Mercedes,quenosabesdeloquehablas.

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—Puesnomecalloporquenomedalagana,ea.LoúnicoquehizolaRosafuedecirquelahabíadejadoembarazada sumarido. ¿Esoespara ir a la cárcel? ¿Serdecente, yquereralmaridodeuna,yacostarseconélesparairalacárcel,Antonino?—mipadrenoseatrevíaacontestar y su silencio la envalentonaba todavíamás—. Ymuy bien que hizo lamuchacha,primeropordecirlaverdad,yluegoporquehabríaquehaberosoído,llamándolecornudosinnecesidad…

HacíavariassemanasqueCarmenlaRosanosedejabaverporelpueblocuando,en1941,laGuardiaCivildeCastillodeLocubínladetuvoenunaredada.Estabaembarazadadeochomeses,ycuandolepreguntaronenelcuartelillo,declaróconlacabezamuyaltaqueelniñoeradeCencerro.¿Dequiénsino?,añadió,ydesdeentoncesnohabíavueltoaponerlospiesen la calle. Parió a su único hijo varón en la cárcel y luego, por si aún no habían tenidobastante,lepusodenombreTomás,igualquesupadre,peroningunaotrahabíallegadotanlejos.Enmipueblo,todaspreferíanpasarporadúlterasysostenerlocontravientoymarea,aunqueunosmesesdespuésacabaranpariendounniñoconlamismísimacaradesumarido.

En1947,enlaSierraSur,todossabíamoscómoeranlascosas,losupimoshastaqueaquelcomisariodeMadridsemarchódevacío,igualqueloscamionesquelehabíanprecedido.Nosepuedecontarloquenosesabe,ysienmipueblonosesabíanada,eraporqueenelmontenadie había podido irse de la lengua. Por eso, porque sólo alguien muy inteligente podíacombinar semejante alardede chulería con la extremaprudencia denodarse a conocernisiquieraentresuscompañeros,mipadresiempreestuvoconvencidodequeelCencerrodeFuensantadeMartoseraElíaselRegalito.

—YescogióalalcaldedeAlcaudete,claro—mientrasmáslodecía,másseconvencía—.Nolevalíaotro,porqueteníaquevengarlamatanzadeNavidaddelañopasado.Eldineroeralodemenos,podríanhaberasaltadoaotro,acualquieraquetuvieraperras,perono.TeníaqueseralguiendeAlcaudete,yelalcalde,mejorquemejor,paraquenosenteremosbiendequeenelmontevuelveahaberunjefe.

—¿Yéseque ledicenelPleitista?—descartadoAntonioelGuapo,mimadre insistíaa ladesesperada,conunaterquedadqueyoapenaspodíaexplicarmealrecordarqueaCarmelalaPesetilla sólo le vivían dos de los cinco varones que había parido, Regalito y Fernando, suprimogénito, que estaba preso cerca de Sevilla, trabajando en el canal del Guadalquivir—.¿Nodecíastúqueteníamuchomandoése?

—Sí,peroesdeAlcalá.—¿Yqué?¿PorquétienequeserdeFuensanta?¿Sinosabennada,porquésabenquees

deestepueblo?—Porquelosaben.—Ya…PuestambiénpodríaserCristobita,quesecrioaquí,aunquenacieraenLopera.—¿Quién?—mipadre fruncíaelceño,comosiyanosupiera identificara losvecinospor

susnombrespropios—.¡Ah,Pocarropa!No,quita,quévaaser…Éseesvaliente,peromuyatolondrado,yademás,llevaarribamuchotiempo,desdeelprincipio,ynuncanoshallamadola atención. No, tiene que ser Regalito, que te lo digo yo, porque además, fue él quienestuvo…

—¿Quiénestuvodónde?—No,nada,nada.Don Eusebio, el maestro, siempre decía que Elías Sánchez Sánchez, hijo de primos

segundos, era almismo tiempo elmejor y el peor alumno que había tenido en su vida. Elmejorporqueposeíaunacabezatanrápidayhabilidosacomolosdedosdeunprestidigitador,yeracapazdeasimilarconocimientosagranvelocidadperosólodespuésdedesmenuzarlosycomprenderlosperfectamente.Elpeorporqueeraelúnicoalquehabíatenidoqueechardelaescuela,ydelamaneramástonta,solíaañadir,queaélnolehabíandadoningunavelaenaquelentierro.

DonEusebiohabíallegadoaFuensantaenlosdíasdelasmujeresrapadasyelbailedeloscementerios,cuandoalosdemipuebloselosllevabanafusilaraMartos,yalosdeMartosaTorredonjimeno,yalosdeTorredonjimenoaLosVillares,yalosdeLosVillareslostraíanami pueblo.Él venía del suyo, una aldea dePalencia donde sólo se habían enteradopor losperiódicosdequeenelrestodeEspañahabíaunaguerra.Quizásporesoleresultótanfácilnover,nooír,nosabernadadeloquepasabademadrugada,loscamionesquesecruzabanen la carretera, las descargas de los fusiles contra las tapias, el resonar apresurado ysilencioso de los zapatos de lasmujeres que llegaban después para intentar recuperar loscuerpos,ycasinuncalosencontrabanya,yvolvíanasuscasasmáscansadas,másdespacio,

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másmuertasquevivas.EsofueloquelereprochóElías,quehabíaperdidoaunhermanoenaquelviaje,yelmaestroledijoquenovolvieramás.

Enaquellaépoca,Regalitonoerasóloelmejoralumnoquetenía,sinotambiénelmásraro,elmásespecialdetodos.ElhijodePesetillasólohabíaidoalaescueladuranteunosaños,depequeño,perodespuéshabíaempezadoaasistirpor lastardesa lasclasesgratuitasqueelmaestrodeantesdelaguerradabaenlaCasadelPueblo,hastaquelosdoscomprendieronalavezqueasínohacíamásqueperdereltiempo.Desdeentoncesestudiabaporsucuenta.Elmaestroledabalibros,hablabaconél,resolvíasusdudas,leponíaaprueba,ytodoslosaños,en junio, le acompañaba a Jaén, donde su alumno se examinaba por libre en el instituto yaprobaba siempre con buena nota. Hasta que se acabó todo, almaestro lo fusilaron en elcementeriodeMartos, comoa los demás, yElías cometió el errorde intentar salvar algúnmuebledeaquelnaufragio.

Cuando leabordóundomingo,a lasalidademisa,donEusebiosesorprendió tantoqueapenaslogróreaccionar.Noseloesperaba,nadiehabríaesperadoalgoasídeunmuchachocomoél,uninvisible,deunafamiliadeinvisibles,laflamantecastadelosquesóloaspirabana vivir como si fueran sombras, hombres y mujeres borrosos, corpóreos a su pesar, quehabríandadocualquiercosaporadquirirlafelizsustanciadeloscamaleonesyvolverseparedalpasarjuntoaunapared,yhacersemaderaconlostroncosdelosárboles,airealcruzarunacalle,paraquenadielesreconociera,paraquenadieseacordaradequeexistían,paraqueanadieseleocurrierapronunciarsusnombresenciertascasas,ciertasnochessombríasqueseiban espesando, volviéndose rojizas, ásperas, puntiagudas, alrededor de una sola palabra,escarmiento.Nadiehabría esperadoalgo así, peroElías esperó adonEusebio, sepresentóanteél,yledijoquequeríasacarseelbachillerato,yquenopodíahacerlosolo.Nomedejanmatricularmepormicuenta, leexplicó, comosi elmaestrono lo supiera,pero siustedmepresentara… En aquel momento, ya se había formado un corro considerable de vecinosatónitosyexpectantes,entrelosqueestabamimadreconmigoenbrazos.Ellalorecordóenvozaltadespués,muchasveces,quedonEusebiosequedócallado,quemiróasualrededor,yluego a Elías, y otra vez a la derecha, a la izquierda, al suelo, al cielo, y salió de aquelatolladero por una puerta que nadie imaginaba y que nadie entendió, salvo aquél que sehallabaalotrolado.

Laguerradelostreintaaños,dijosolamente,ysegúnmimadre,Elíasselacontódecaboarabo, cuándo empezó, cuándo terminó, y por qué, y quiénes lucharon, y un montón denombresdebatallas.Luego,siempresegúnella, lepreguntóquéeraeneadosnoséqué,yElíascontestóque la fórmuladealgomuyraro,ydespués lerecitó losríosdeEspañayunmontóndecosasmás,inclusoalgodeSanAnselmo,yesoqueensucasaeranateos,queElíasnuncahabíaidoalacatequesisnihabíahecholacomunióncuandoletocaba,perohastaaesosupocontestar.DonEusebioeramaestro,teníadelanteaunmuchachodecatorceañosqueselosabíatodoynopodíanegarse,nopodíadecirqueno.Bueno,accedióporfin,pásatepormicasamañana por la tarde, a ver qué podemos hacer. Durante unosmeses hicieronmucho,hicieron tanto que don Eusebio le puso el mote que desplazaría ya para siempre al de supadre,Regalito,ycuandoalguienlepreguntabaporqué,contestabaqueElíaseraunregalo,sí,perorelativo,ylosdosseechabanareír.

Losvecinosseacostumbraronaverlosalcaerlatarde,enlacarreteravieja,recorriendosiempreelmismotramo,arribayabajo,conunlibroqueibacambiandodemanosalritmodelaspreguntasylasrespuestas,donEusebio,quetendríayamásdecincuentaaños,contrajeycorbata,Elíaslimpioybienpeinado,conunacamisadistintadelaqueusabaparatrabajarenelcampo,yeracomosinuncasecansarandeandarydehablar,dehablarydeandar,porqueaveceslanochelessorprendíacomosihubieranperdidolafacultaddemedireltiempo.

DonEusebiohabíaencontradoa sumejor alumnoyRegalito almaestroquenecesitaba,peroaquelloserandíasdedoscaras,complicadosdíasdesonrisashipócritasysilenciosdepiedra,díasdesálvesequienpueda,enlosquelevantarsedelacamaporlamañanaerauntriunfo,yvolveraellasanoysalvoporlanoche,unahazañasimilar.Paraculminarla,laregladeoroconsistíaenacatarlavoluntaddelterror,reducirlavidaalmínimoynohacernada,nosaber nada, no decir nada,mirar sin ver, escuchar sin oír, y no comprender.Quizás en lasciudadesfueradistinto,peroenunpueblocomoFuensantadeMartos,esevivirapenas,vivirsinsentir,eraelúnicorecursoalalcancedequienesaspirabanaunasupervivenciaquenadani nadie podía garantizarles. Quizás, en una ciudad, un adolescente como Regalito habríatenidoalgún futuro.Quizáshabríapodidoseguirestudiando, sacarseelbachillerato, ira launiversidad,hacerseconuntítulo,quizás,peroenmipuebloesoeraimposibleyéllosabía,

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aunque seguramente, el día que escogió para echarlo todo a perder ni siquiera se paró apensarlo.

Seacercabaelveranode1941yhacíamuchocalor,esoloséporquetambiénmelocontómimadre. Lo demás lo aprendí después, cuando empecé a ir al cortijo de LasRubias trestardes a la semana. Doña Elena lo sabía porque se lo había contado la señorita Rosa, queseguíasiendolamaestradelaescueladelasniñas,yestabapresentecuandoElíasserevolvióenlasillacomosiacabaradepicarleunaavispa.DonEusebionosediocuentaporquetodavíaestabaregañandoalhijode laPotajilla,queaqueldíahabía idoaclaseconeluniformedeverano de los pobres de mi pueblo, unos pantalones cortos con un tirante atravesado endiagonal,sólosobreunhombro,ysincamisa,porquesumadreyalahabíaguardadoparaqueduraramás,yteneralgoqueponerleelinviernosiguiente.

¿A usted le parece bien venir a la escuela así, medio desnudo, señorito? Severino elPotajillo era muy pequeño. No tendría más de seis o siete años y no entendía por qué elmaestrolellamabadeusted,niporquéleestabaregañando.Puesdígaleasumadrequesiaellano le importa traerlepresentable,amísíqueme importa,yconesta indumentaria,novoyavolveraadmitirleenmiclase,¿estáclaro?Nopodíaestarclaro,porquecomoelcríonoseestabaenterandodenada,seechóa llorar.Entonces,Regalitoyahabíadescubiertoalgoquenosospechaba.Elnuncaibaalaescuelaporqueporlasmañanastrabajabaenelcampo,pero ya faltaba muy poco para la fecha del examen, y don Eusebio había convencido aPesetilladequeledieraeldíalibre,ylehabíacolocadoenunpupitrealejadodelresto,juntoasumesa.LaseñoritaRosahabíaconseguidolaspreguntasdelexamendereválidadelañoanterior y había entrado en el aula de los niños para explicarle a Elías la forma decontestarlas, pero no le dio tiempo a terminar, porque elmejor alumno de donEusebio selevantó,seacercóasumaestro,ysin levantar lavoz,sinchillar,sinenfadarse, lepreguntóporquéestabadiciendoesascosas.Ustedconoceaesteniño,sabecómovivenensucasa,yqueasupadrelofusilaron,quesumadretrabajacomounamulaynodaabasto,porquetienecuatromás.¿Porquélemaltrata,siustednoesasí,siyoleconozcoyséqueustedesunbuenhombre,unbuenprofesor,unapersonadecente?

DoñaElena,quetambiéneramaestraaunqueyanoladejarandarclase,decíaqueesofueloquedonEusebionopudoperdonarlenuncaaElías.Quesi en lugardehablarleasí, contantaserenidad,hubierasalidoendefensadelPotajilloagritos,lehabríamandadocallar,lehabría dicho que volviera al pupitre y no habría pasado nada. Pero el candor de Elías, ladecepción que no evitaba la cortesía de sus preguntas, la limpia condición de su censura,resultarondemasiadohumillantesparaunhombrequenoseatrevíaamostrarseenpúblicotal y como era en realidad, un hombre débil, pequeño, que en la carretera vieja, por lastardes, escogía sus propias palabras para hablar de historia y de filosofía, de poesía y deética,conunchicomuy inteligentequesinembargonohabíapodidoadivinar lanaturalezaambigua, parcial, tramposa, de las verdades que aprendía en cada paseo. Don Eusebio nopudosostener lamiradadeElías.Nopodíahacerotracosaqueecharlede laescuelayesohizo,conelrostromenoscoloreadoporlaindignaciónqueporlavergüenza.Novuelvasmásporaquí,leadvirtióalfinal,yRegalitolemiróalosojosyledijoquenosepreocupara,quenopensabavolvernuncamás.Después, comoyaestabamatriculado, se fuea Jaén,hizoelexamenycontestóbienatodaslaspreguntas,peronuncasaliósunota.

Desde entonces, cuando coincidían en algún sitio, don Eusebio procuraba esquivar a suantiguo alumno, y si no lo lograba, los dos se cruzaban sin saludarse, como si nunca sehubieranconocido.Hastaqueunanochedeprimaverade1946,losguardiasfueronabuscaraElías,ycomonoloencontraronencasa,sellevaronaPesetilla.Esamismanoche,suhijosesubióalmonte,yallíseguía.

—Tienequeserél—decíamipadreatodashoras,unañoymediodespués—.TienequeserRegalito,porqueademásfueélquienestuvo…

Deahínopasaba,enesepuntosequedabaatascado,ysimadrelepreguntaba,movíalamanoderechaenelaire,paradejarclaroquenopensabadecirnadamás.Perocasinuncalepreguntábamos, porque sabíamos en qué estaba pensando y todos teníamos motivos paracambiardeconversación,aunqueyonopodíacontarlelosmíosanadie.

Los hijos del capitán Grant. Era un libro gordo, encuadernado en tela roja, con unailustraciónencolorespegadasobre laportada,unosniños rubios,unseñorconaspectodesabio despistado, un capitán de barco y dos marineros andando sobre el hielo con unosartilugiosdehierropegadosaloszapatos,enunpaisajeimposibleconpalmerasalfondo,unaplayacongaviotasyunbarcoalolejos,anteunamontañasobrelaqueasomabanunosindiosconplumasenlacabeza.

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—¿Quéesesto?—pregunté,yhablabaparamí,peroamiespalda,PepeelPortuguéshabíavueltoaentrarensucasa.

—Unlibro.LagentesiempredicequeenAndalucíahacebuentiempo,peroenmipueblo,enagosto,

nosasábamosdecalor.Elsolcaíasobrenosotroscomoelinstrumentodeunaviejavenganza,y era algo más que la luz que rebotaba en las paredes encaladas como si pretendieradeshacerlasgotaagota,másquelatemperaturaquedesatabaloschorrosdesudorquenosempapabanlaropaenelinstanteenquenosatrevíamosaasomarunpiealacalle,eraalgoduro,sólido,metálico,comounmartillodellamassobrelacabeza,uninvisiblebañodefuegoqueardíaconlamismacrueldadporencimaypordebajodelapiel.Eseeraelmartirioquemadreprocurabaevitarnos cuandonosprohibía salir despuésde comer,pero yo yapasababastantesdíasencerradosinpisarnielpatiograciasalratóndelosdelmonteyalgatodelosdelcuartel,asíqueencuantolaoíaroncar,abandonadaalasdeliciasdeesasiestaalaqueyonuncalehabíavistolagracia,esperabauncuartodehoraymeescapabaporlaventana,queparaesoestabaenmimitaddeldormitorio.

—¿Adóndevas?Cuandoestabalibredeservicio,Curroeraelúnicoquemeveíasalir.Élestabaenamorado

sinremediodeIsabelMariamandil,lanietadedoñaAngustias,unachicamuyrara,calladaydiscreta,conunairemonjilque lahacíaparecermayorde loqueerayque jamás lehabíadadoesperanzas. Isabel tenía veinteaños,pero vivía comosi fueraunaanciana,porque sepasabalavidaenelcortijo,cuidandodesuabuela,yapenaspaseabaporelpueblo,nosalíaconsusamigas,nollevabatacones,nilazosenelpelo,ynuncaibaabailar,nialcine.Todoscreíamosque le traía sincuidadoseguir solteradeporvida,yporeso, suenamoradosolíaquedarsesuspirandoporlastardesenlacasacuartel,ysacabapartidodelcalorquerecluíaaltenienteensudormitorioparaatentarcontraeldecorodelaviviendacomúncolgandounahamacadedosclavos,unoenlafachadadesucasayotroenunpilardelporchequerecorríatodoelpatio.Luegosetumbabaallí,alasombra,paraleernovelasdepistoleros,ylevantabalavistaconperezaalvermepasarasulado.

—Voyabañarmeenel río—contestabayoenunsusurro,paraquenomeoyeranenmicasa.

—Undíadeestostevasaderretir,Canijo.—¡Shhhh!—yopedíasilencioconundedosobreloslabiosy,aunquesabíaquenoeraun

chivato,apresurabaelpaso—.Yaveráscomono.Nomederretía,pero,aveces,alllegaralamitaddelacuestasentíaalgoparecido,porque

yanosabíaquéhacerconmigomismo,ylacamisamedabacalor,perosimelaquitaba,mematabaelsol,ylostobillosmepesaban,losempeinesdemispieshinchadosseclavabanenelbordede lasalpargatasparaconvertircadapasoenunsuplicio,y la tentacióndeno llegarhastaarriba,detumbarmealasombradeunárbolyesperaralafrescaallítirado,sinhacernada,eracadavezmayor,peromeresistíapensandoenelplacerquesentiríaalentrarenelrío, la imaginariacortinadevaporquesedesprenderíademicuerpoapenasrozaraelaguafríaquebajabadelasierra,yasí,conlaimaginaciónmásqueconlaspiernas,lograballegarhastaarriba.Entoncessóloteníaquebajar,recorrerunosmetrosdependientefavorablealasombra de los árboles y desnudarme en un segundo.Memetía en el aguamuy despacio yreservaba la cabeza para el final, porqueme gustaba tocarla, tan caliente, con las manoshúmedas y heladas, antes de zambullirme del todo para brindarle el toro imaginario deaquellafelicidada losquepreferíanperderel tiempodurmiendoenuncharcodesudor.Devezencuando,comosipretendierademostrarmeatiempoque losdoséramosde lamismaclase,PepeelPortuguésaparecíaencalzoncillos,conunatoallaalhombroyunasonrisaenlos labios que quería decir que aquellas pozas eran suyas, pero que no le importabacompartirlasconmigo.Aquellatarde,sinembargo,élyaestabaenremojocuandoyolleguéalrío.

—Desde las dos de la tarde llevo aquí—me dijo, y sentado en una piedra oculta por elagua,conlaespaldaapoyadaenunalosaplanaylaspiernasestiradas,parecíaunemperadorensutrono—.Tengo losdedosarrugadoscomogarbanzos,perocualquierasale,con laqueestácayendo…

Cuandosalimos,yotambiénparecíauna legumbrereciéncociday, loqueeraaúnmejor,estabatiritandodefrío.Poresometumbéalsol,tanfuriosotodavíaquenonecesitómásdediezminutosparaachicharrarme,peroesperécincomás,yvolvíabañarme,yvolvía salir,hasta que el Portugués interrumpió aquel círculo verdaderamente vicioso con una de susbuenasideas.

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—Tengohambre—yalescucharle,escuchéelsonidodemispropiastripas—.¿Subimosacomeralgo?

Desdequecompartimosaquelloschorizosqueatrajeronsobrenosotroslaatencióndetodaunapatrulladelejército,lasmeriendasformabanpartedelprotocolodemisvisitasalmolinoviejo,aunquelaofertadePepenohabíavueltoasertansuculenta.Sinembargo,trucosdehombre solo, en su despensa siempre había embutidos, pan, y con suerte, algún tomatemaduro. Con estos ingredientes y un poco de aceite, el Portugués hacía unos bocadillosexquisitosdepancontomateycualquiercosa,segúnlarecetaque lehabíaenseñadoen lamiliunsargentocatalán.Aquellatardefuerondequesocurado,yestabantanricosquemecomíelmíoylamitaddelsuyo,antesdesentarmeahacerladigestiónenelsofáquePepehabíarescatadodelabasuradelaparroquia.Cuandonosloencontramosenlacalle,ledijequesóloibaaservirparahacerleño,porqueestabadesvencijadoylefaltabaunbrazo,peroélhabíaarregladolaspatasyhabíanquedadobastantebien.Elmuellesaltadoenmediodelasientonoteníaremedio,perodejabadosplazasaprovechablesaloslados,ytotal,comovivosolo,concluyóél,mesobrauna.Eramuycómodoademás,porquealrecostarmejuntoalúnicobrazo superviviente, sucumbí a un sopor dulce y delicioso, del que me despertó el ecoimpertinentedeunosnudillosenelcristal.

—¿Quién coño tendrá que venir…? —la voz del Portugués, empastada de sueño, serecuperóenseguidacuandoSanchís,elcompañerodemipadre,nosdedicóunsaludomilitardesdeelotroladodelaventana—.¡Joder,yquéquerráesteahora!

Levantóunamanoenelaire,parapedirlequeesperara,yfuealacocinaalavarselacara,antesdeponerseunacamisaquepodíallevarvariosdíasenganchadaporelcuelloalrespaldodeunasilla,peronoestabasuciadeltodo.

—Nomegustaestetío—murmuróparasímismomientrasselaabrochaba.—Amí tampoco—peroeso sólo eraunapartede la verdad.Laquemecallé eraque le

teníatantomiedoquesihubieraseguidoviéndolealotroladodelaventana,nisiquieramehabríaatrevidoaabrirlaboca.

—Túquédateaquí—antesde salir,memirócomosi lo supiera—.Lomásseguroesquesólotengaganasdejoderunpoco.

Asentíconlacabezaaunquenopudieraverme,porqueenesotambiénestabadeacuerdoconél.

MiguelSanchíserahijodeunguardiacivilysehabíacriadoenunacasacuartel,peronoseparecíaasuscompañeros.Alostreintayunaños,yaerasargentoytodoelmundoestabaseguro de que llegaría mucho más arriba, porque aunque no había pasado por ningunaAcademia, tenía una hoja de servicios apabullante, dosMedallasMilitares individuales condistintivorojo,otracondistintivoblanco,unacondecoracióndeSufrimientosporlaPatria,yunsobrenombre,«elángelde lasmujeres»,quesehabíaganadoenMadrid,dondesalvóamuchasmientrastrabajabaparalaquintacolumna,durantelaguerra.Másaltoquemipadre,y más apuesto que ninguno de sus compañeros, Sanchís era el hombre más atractivo deFuensantadeMartos.

Quizásporeso,porquePaquitaMiracielosysusamigasnopodíansoportarlaideadequeelgalánoficialdelpueblofueraunguardiacivil,habíacorridotantolaleyendadeAntonioelGuapo,unguerrilleroquehabía llegadodeMadridal finaldelverano,despuésdequeunabailaoradelaqueestabaperdidamenteenamoradolehubieratenidoescondidoduranteañosen un tablao, al ladito de la Puerta del Sol, donde trabajaba el comisario de las orejasgrandes.CuandoDulcemelocontó,penséquepadreteníarazón,porquecambiandoeltablaodeMadrid por un Saloon de, digamos,Wichita, lo que contaban de aquel hombre parecíacopiadodelhéroedeunanoveladelOeste.Dicenquesóloconmirarle,se lecortaaunalarespiración,meexplicaba la tontademihermanamientrasapretaba laalmohadacontrasucuerpocomosipretendieraasfixiarla,yonoquieronipensarenencontrármelounanocheporahí,conelfusil,¿teloimaginas?¡Ohhh!Quéhorror,quémiedo,¿no?Lasonrisadebobaquese lepintabaen lacaraaldecirlo,sóloseexplicabaporquenisiquieraella,quevivíaen lacasacuartel,podíacelebrarqueelhombremásguapo fuera tambiénelmásatravesadodeFuensanta deMartos, y el único que, pese a su legendario heroísmo, encajaba de cerca, ycomounguante,conlaterroríficaimagenquelaGuardiaCivilproyectabadelejos.

Yo, que siempre había vivido entre ellos, llevaba la cuenta de sus debilidades, lascontradicciones de quienes se dedicaban a cultivar el miedo de la gente igual que unpanaderohacepanounhortelanosiembrapatataspararecogerlasdespués,ysabíaqueenlasnochesderedada,Currovomitabaalpiedemiventanaantesdeacostarse,yquemipadreagachaba la cabeza cuando mi madre le preguntaba si se había quedado contento, y que

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Carmona, tan delgadito, tan poca cosa, se había cagado encima la noche en que vio alteniente aplicarle la ley de fugas a Laureano, y que a partir de aquella noche, esemismotenienteseocupabadequeaCarmelalaPesetillaladejaranenpaz.Yovivíaconellos,eraunomás en el cuartel, y les había oído hablarmuchas veces, repetirse los unos a los otros losmismosconsejos,lasmismasfrasesquecirculabandebocaenbocasindesgastarsejamás,notengas remordimientos,nohayque tener remordimientos,nosotrosno tenemos laculpa, laculpaessuya,sonelloslosqueestánfueradelaley,peroseguíanvomitando,yagachandolacabeza,ycagándoseencima,yesqueestonosepuedetolerar,aver,sinofuéramosnosotros,seríanotros,quélevamosahacer,¿quiénessonlosquedanlasórdenes?

Eltenienteseemborrachabacasitodaslasnoches,Arranz,absolutamentetodas,Romerolesseguíadecerca,Izquierdofumabagrifaquelepasabaunprimosuyoqueeralegionario,ylos demás se consolaban con la idea de que ellos sólo cumplían órdenes, de que laresponsabilidad era de otros, de los que vivían enMadrid, los que trabajaban en grandesdespachosconcalefaccióneninviernoyventiladoresenverano,losquenuncasedestrozabanlospiesdepeñaenpeñanisemanchabanlasmanosdesangre.Esospodíancontarlahistoriacomo les conviniera, podían celebrar los años de paz que se cumplían cada mes de abrilrecordandolasiglesiasenllamas,loscurasdestripados,lasmonjasvioladas,elterrordelashordas marxistas que habían precipitado su intervención sagrada y salvadora. En Madridhabríagentequecreeríaqueen1939sehabíaacabadolaguerra,peroenmipueblotodoeradistinto.Enmipueblo, loshombresseechabanalmonteparasalvar lavida,y laautoridadperseguíaalasmujeresqueintentabanganárselaconlarecova,alasquerecogíanespartoenel monte, a las que lo trabajaban y hasta a las que vendían espárragos silvestres por lascarreteras, porque para ellas todo estaba prohibido, todo era ilegal, todo un delito y lasupervivenciadesushijosunmilagroimprobable.Asíeranlascosasenmipueblo,dondetepodíanmatarporlaespaldacualquiernocheporhaberdadodecomeratuhijo,atupadre,atu hermano, sólo por eso, eso bastaba para legalizar cualquier muerte, eso convertía acualquieraenunbandoleropeligroso,unenemigopúblicoferoz,aunquenohubieracogidounfusilensuvida.Esaeralaleyyeraunaleyinjusta,unaleyodiosa,unaleyatrozybárbara,perolaúnicaley,ylosguardiascivilesquieneslaaplicaban.

Ellossólocumplíanórdenes,perosabíanlaverdad,yquesialgúndíasedabalavueltalatortilla, los que legislaban desde un despacho iban a tener preparado un avión para salirhuyendo,mientrasqueaellosno lesesperabaotrodestinoque las tapiasdel cementerioycon razón, la razón de una guerra que no iba a terminar nunca. Lo sabían, y además deremordimientos,teníanmiedo,miedodelasrepresalias,delavenganzaquepodíacebarseenellos,dejarlessecosencualquiermomento.Deesemiedonacíaelodioqueleshacíacrueles,peroquenodejabadeconvivirconunmiedodiferente,semejanteasuvezaldelosvecinosaquienes hostigaban, el miedo que les impedía rebelarse contra las órdenes que recibían,detener en algún punto la espiral de terror en la que ellos también estaban atrapados sinremedio, negarse a apretar el gatillo mientras una persona temblorosa y desarmada lesofrecía la espalda un instante antes de caer muerta en el suelo. Ese era el miedo que seconvertíaenvergüenzaanteelinsólitoespectáculodecualquierhombrevaliente,comoaquelcapitándelejércitoquemandópararlamúsicaenMartosmientrasunrequetébailabaencimadelcadáverdeCrispín,yque,yhastayomedabacuentadeeso,noteníaporquéserunrojo,perosíera,sinduda,admirable,muchomásvaliosoquetodoslosquesequedaronmirándolesinhablar,sinhacernadaapartedeaguantarselasnáuseashastaelfinaldelespectáculo.Mipadresolíadecirquedaríacualquiercosaporcambiardedestino,ytodossabíamosqueeraverdad.Todossuscompañeroshabríanpreferidovivirenotropueblo,enotraprovinciallanaytranquila,sinsierras,sinmontes,singuerrilla.TodosmenosMartínez,hastaquelomataron.TodosmenosSanchís.

Él,conelpelomuynegro,losojosmuyverdes,sucuerpodeatleta,lapielbronceadayunperfilqueparecíacopiadodeunaestatuagriega,disfrutabadesutrabajohastatalpuntoquehabíalogradoconvertirseenunhombrefeo.Elsecretoestabaensuboca,elgestomecánico,violento,quetensabasuslabiosgruesos,biendibujados,paradesfigurarlosenunalíneasutilqueexpresabaundesprecio incondicionalpor todas lascosas.Sanchísnorespetabanadaynadaledabamiedo,peroleentusiasmabaqueletemieranlosdemás,ysabíacómohacerlo.Ysiahoramevoysinpagar,¿quépasaría?,preguntabaenlosbaresdondesiempreacababaninvitándole,yparabaacualquieraenmediode lacalle sinmotivoalguno,paramandarleacomprartabaco,comositodoslosvecinosfueransuscriados,oparaseñalarleconeldedoyhacerleunaadvertenciaquenosignificabanadaenrealidad,tú,ándateconojo…Separtíaderisacuandoleveíasalircorriendo,perosurisatambiéneradesagradable,gruesaypellejuda

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como ladeunsapo.Losdemásguardiasno teníanmás remedioque respetarleporqueerasargento,peroeltenientenoleperdíadevistaysiempreestabatemiendoquesepasaradelaraya.Chulerías,lasjustas,Sanchís,ledecíasiempre,yélacatabaesarecomendaciónconungestodelacabeza,peroencuantolaautoridadledabalaespalda,volvíaalasandadas,tú,tráeme un botellín, tú, límpiame los zapatos, tú, ven aquí ahoramismo si sabes lo que teconviene…MiguelSanchíssóloteníaunadebilidad,quesellamabaPastorayeratansingular,tanespecialcomoél.

—Puesestáunratobuena…—decíamipadreaveces,cuandolaveíacruzarelpatio,ymimadreseponíatannerviosaquehastalepegabaenelbrazounpuñetazoblando,exasperado.

—¡Perocómovaaestarbuena,Antonino,nodigastonterías!Siescoja,¿teenteras?,¡coja!—¿Yesoquétienequever?—¿Quequétienequever?¡Puesquetieneunapiernamáslargaquelaotra,hombre!¿Te

parecepoco?—Será,peroestámuybuena.Pastoranoeraguapade cara, aunque teníaunosojospreciosos,negros y enormes,que

brillaban como el aguamansa de un pozomuy hondo, porque su nariz era fina peromuylarga,ysubocatambiéngrande,delabiosdesproporcionadamentedelgadosparasutamaño.El pelo oscuro, liso y sin gracia, que llevaba siempre recogido en unmoño, enmarcaba unrostrodemasiadoafilado,demejillashundidasypómulossalientes,quesinembargolahacíanmisteriosamentebellacuandogirabalacabezanodeltodo.PeroelganchoquetirabadelosojosdetodosloshombresdeFuensantacuandoPastorapasabapordelante,noestabaensucabeza,sinoensucuerpo,quetampocoeraperfecto,sinomejor,porquemimadreteníarazónperoesarazónnoservíadenada.

LamujerdeSanchíshabíanacidocondospiernasestupendas,aunqueunafueramáslargaque la otra, y puede que, para el gusto de un escultor, el resto de sus medidas tambiéndiscreparan en exceso, los pechos demasiado grandes, la cintura demasiado estrecha, lascaderasdemasiadoredondas,elculodemasiadomusculosoporelperpetuoesfuerzodetirardesupiernaderecha,esepieenelquesiemprellevabaelmismotipodezapatonegroyfeo,conunacuñaqueloigualabaconlazapatillaquesecalzabaenelizquierdoadiariooconelzapatodetacónqueseponíacuandosearreglaba,peroasíytodo,teníaalgoquenoposeíaningunaotramujerdeFuensantadeMartos,nisiquieraFilolaRubia,oMilagros,lahijadelalcalde,apesardesubelleza.

Alosnueveaños,yoeramuypequeñoparaexplicarlo,peromedabacuentadequeaFilo,aMilagros, se las podíamirar como semira un cuadro, como se escuchamúsica, como sesaboreaundulce,comounplaceramable,exquisitoysinembargoapacible,limpio,luminoso.PeromiraraPastoraeradistinto,yesoeraloquemimadrenoentendía.Pastoracruzabaelpatioconesebamboleoquenopodíaevitar,yyolamiraba,porquetampocopodíaevitarlo,ysentíacalor,unsonrojorepentinoyculpable,comosiverlamoversefuerapecado,ymedabacuentadequeellanohacíanadaparaprovocaresareacción,dequenoseteñíaderubiaysepintabarabillos,como,Ana laDoble,niseponíablusasdeunatallamáschicade laque leconvenía,comolahermanamayordePaquita,SoléMiracielos,alaquehabíamosvistoconlosbotones a punto de estallar un montón de veces, porque como era la dependienta de lapanadería,nuncaelegíamosunbolloalaprimeraylamareábamosconeldedoencimadelavitrina, este, no, aquel, no, mejor una rosca, para que se agachara a la izquierda, y a laderecha,yalaizquierdaotravez,conlatelatirantesobreelpechoylaspinzasenlamano.Pastoranohacíaningunadeesascosas.Ellanonecesitabateñirse,nipintarse,nillevarropaceñida, para producir un efecto oscuro, caliente, que daba gusto y vergüenza al mismotiempo.

—Y a ver de qué un hombre tan guapísimo ha tenido que casarse con una coja que nopuedetenerhijos,encima—rezongabamimadrecuandosecansabadediscutirconsumarido—, como si no hubiera tenido donde elegir. Pues porque es un atravesado, por eso, un tíosiniestro,másraroque…Asaberloqueharánesosdoscuandoesténsolos.

—Mujer—decíamipadre—,esomelosupongo.—Puesnoestabapensandoenloquetúcrees,Antonino.—Puede,perolootrotambiénmelosupongo.Sanchís le regalaba a su mujer montones de zapatos de tacón, abiertos y cerrados, de

todas las formas,de todos loscolores,yse lecaía lababacuando ibaconellapor lacalle.Pastora era la única cosa de este mundo capaz de relajar su rostro, de arrancar de lasesquinas de su boca el perpetuo rictus de mala hostia que le inspiraba todo, que leinspirábamostodosmenosella.Ycuandoibaconél,ellatambiéncambiaba,yseconvertíaen

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unamujersociable,quehablabaysonreíacomolasdemás,porqueenlacasacuartelsiempreestaba sola, y no le gustaba mezclarse con las familias de los otros guardias. Mi madrequedabaconladePaquito,yconlamujerdeCarmona,parairalacompraoalmercadillo,oparadarunpaseopor la tardecuando llegabaelbuen tiempo.Lamujerde Izquierdo,queteníaseiscríosyasusuegroenfermo,seapuntabacuandopodía,yladelteniente,delirandodegrandeza,teníaotrasamigasmásrepresentativas,comolaalcaldesaylamujerdelmédico.Pero Pastora siempre estaba en casa, y rechazabamuy cortésmente cualquier invitación aabandonarlasisumaridonoibaconella.Tampocoteníaamigasenelpueblo.

—Claro—decíanmimadre y las demás, dándose codazos, cuando salía el tema—, comoella,desoltera…

Yo recordaba vagamente el día en que Sanchís y Pastora llegaron a Fuensanta, cuatro,quizás cinco años antes de que llegara el Portugués. Unos meses después, un criador decaballosquevinoalpuebloaentregarunanimal,lecontóasuclientequeconocíaaPastoradesdeniña, porque eradeunpueblo cercano al suyo, enCiudadReal, y le preguntó cómohabíavenidoapararaquí.Él lecontóqueera lamujerdeunguardiacivil, yelhombresequedóconlabocaabiertaporelasombro.Hayquever,murmuróluego,loqueeseldestino,pasarselavidaentrandoysaliendodeunacomisaría,llegaradarconloshuesosenlacárcel,ytodoparaacabarviviendoenunacasacuartel…Noquisoañadirnadaytampocovolvióporelpueblo,peronohizofaltamás.LamujerdeCarmonaatócabos,ynotuvoquedecirlodosvecesparaque todas susamigasestuvierandeacuerdoconella enquePastorahabía sidoputayporesoledabavergüenzamezclarseconlasmujeresdecentes.

Putaono,Pastorarezumabasexo,lodesprendíacomounhaloinvisiblealritmocojitrancodesuspasos,peroconsumaridoteníabastante.Unospocosdíasantesdequeaparecieraenelmolinoviejoporsorpresa,paraamenazarconecharnosaperderlatarde,yoleshabíavistobesarse como nunca había visto besarse a nadie, y fue en plena verbena, a la luz de lasbombillasencendidas,hilerasdeluzamarillaquealternabanconelrevoloteodelasbanderasdepapel.PaquitoacababadecontarmeloquehabíapasadoenMartosyyo,pornomirarle,mefijéenellos,apoyadosenunapared,muyjuntos,quietos,callados.Sanchísteníaunacopadecoñacenlamanoybebió,selapasóasumujeryellatambiénbebió,untragolargo,antesdedevolvérsela.Esomellamómucholaatención,porquelasmujeresenmipueblonobebían,vino en las comidas quizás, las más atrevidas, como mucho, una caña de cerveza losdomingos,alsalirdemisa,perocoñacno,jamás.Sanchísvaciólacopa,segiróparadejarlaen el alféizar de una ventana y al volverse otra vez, vio que Pastora le estaba mirando.Entonces, él también la miró, se miraron en silencio y, sin cruzar una palabra, cada unoinclinó la cabeza hacia delante y sus bocas se acoplaron entre sí, como si nunca hubierantenidootrodestinonimássentidoqueaquelbesoque lesmantuvoabsortos,dedicadosporcompletoaél,durantemuchotiempo,minutosenterosdevorándoseconlosojoscerrados,losbrazosabandonadosasupropiopeso,elcuerpoinmóvil,olvidadodetodoloquenofueralaboca, subocaenotraboca, yel cuellodePastoraestirado, sucabeza ladeadaen sumejorperfil,elrelievedelalenguadesumaridotensandoydestensandosumejilla,exhibiendosuimpúdicobuceoa travésde lapiel yde lacarne.Yonuncahabíavistoanadiebesarseasí.Tampoco, a plena luz, delante de la gente, unamano como la queSanchís avanzóhacia elcuerpo de Pastora y que la recorrió entera sin que ella hiciera nada por evitarlo, desde elmuslohastaelpechosobreelquesecerróenelinstanteenqueyosentísobrelacabezaunamanodistinta.

—¿Quémirastú,sinvergüenza?—mimadremelevantóporlaaxiladespuésdedarmeuncapón—.¡Ea,abailar!

Cuandome levanté,ellossemarchabanya,cogidosdelbrazo,ypenséque, fuera loquefueseloqueibanahaceracontinuación,nimipadrenimimadreseríancapacesdesuponerloensuvida.

Aquellanoche,mientrassebesabaconsumujer,Sanchíscasimecayóbien,perocuandovinoabuscaraPepeelPortugués,Pastoranoestabaconél,yCurro,queerasuparejadesdeque mataron a Martínez, tampoco. Había venido al molino él solo, y los guardias civilessiempreibandedosendos.Poreso,cuandomedespejélosuficientecomoparapensarlo,measusté.MipadredecíasiemprequeSanchíseraunfanático,unlocoincontroladoypeligroso,perocuandomelevantédelsofáyfuihastalaventanadandounrodeoparaverquéestabapasandofuera,comprobéenseguidaquemehabíaasustadoenvano.Pepemedabalaespaldaperodebíadeestarhablandoynoparadefenderse,porqueelguardiaasentíaconlacabezayunaexpresiónserena,loslabiosrelajados,lasmanosenlosbolsillos.EntoncesviunamancharojaencimadelosretalesdetelaazulquehabíansobradodelascortinasyqueelPortugués

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guardabaenuncestoporsialgunavezservíanparaalgo.Locogí,yaldarlelavuelta,leíunnombre,JulioVerne,yaqueltítulo,LoshijosdelcapitánGrant,estampadoenletrasdoradassobreuna ilustraciónacolorquemostrabaaunaextrañacomitivaenunpaisaje imposible,helado y tropical al mismo tiempo. Aquella imagenme intrigó tanto que seguíamirándolacuandoPepevolvióaentrarenunacasadondenuncahabíahabidolibrosalavista.

—¿Dedóndelohassacado?—Eso…—yseacariciólabarbillaconlamano,comosinecesitarapararseapensar—.Creo

queselodejóaquíunodeTorredonjimenoconelqueheajustadolasolivas.Seledebiócaerdelmorral,porquemeloencontrétiradoahífuera,elotrodía.

—¿Yquétal?—¿Quétalqué?—Ellibro—insistí,mientrasélseguíamirándomecomosinomeentendiera—.Quequétal

es,quesiesbueno…—¡Ah!—sonrió—.Yyoquésé.Nolohemiradobien,yo…Bueno,apenasséleer,¿sabes?

Juntolasletras,esosí,peroconmuchotrabajo,yporesonomegustanloslibros.Esonoeraverdad.Yosabíaquenoeraverdad,porqueenlostiemposenlosquesucasano

tenía cortinas, lehabía vistounavezpor la ventana, escribiendoenunpapel conalgoqueparecíaunaestilográfica,yteníavarioslibrosabiertossobrelamesa,losconsultabadeprisa,cogíauno,pasabalaspáginashastaencontrarloquebuscaba,escribíaylovolvíaadejar,yseguíaescribiendohastaquebuscabaotroconlosojos,ylocogía,yvolvíaaconsultarlo,yaescribir otra vez. Eso no puede hacerlo nadie que no sepa leer, que no sepa escribirperfectamente,mejordeloquepodíahacerloyoalosnueveaños,y losabía,peronoquisepillarle en aquella mentira porque con él nunca estaba seguro de nada, y me dio miedocalcularloquepodríallegaracontarmesileobligabaadecirmelaverdad.Poreso,yporqueyo no vivía en Madrid, sino en Fuensanta de Martos, porque mi padre era guardia civil,porqueestábamosenagostode1947,seguímirandoaquel librocomosideverdadcreyeraquesupropietarioaccidentaleraanalfabeto.

—Esunanovela—dijesolamente—.Ytienebuenapinta.Megustaríaleerla.—¿Sí?—ymemirócomosinuncahubieraoídonadatanraro—.¿Conlogordaquees?—

asentíconlacabezaynosechamosareír—.Bueno,puesllévatela.Sialguienlareclama,condecirquenolaheencontrado…Peroantes,trae,quequieroverunacosa.

Mequitóellibrodelasmanos,lopusobocaabajososteniéndoloporlastapasylomoviódeunladoaotro,comosicreyeraquedesuinteriorpodríacaeralgovalioso.

—Nada—melodevolvióconungestoambiguo,queparecíaunasonrisaperonoterminabadeserlo—.Alagentelegustaesconderdineroenloslibros.Semehabíaocurridoqueigualllevabadentroalgúnbilletedemilpesetas,peronohahabidosuerte.

Y sin embargo, enaquel libro estabaescrita la suertede variaspersonas, buena ymalasuerte para conocidos y desconocidos, aunque yo sólo la descifraría al llegar al final de lahistoriaqueibaaempezaraleeraquellamismanoche.

—¿Yquéqueríaelsargento?—lepreguntéalPortuguésantesdedespedirmedeél.—Miel—mecontestó,yyaestabatantranquilocomosiempre.—¿Miel?—Sí.Porlovisto,asumujerlegustamucho.Un excéntrico científico francés, llamado Jacques Panagel visita aMary yRobertGrant,

hijosdeunfamosocapitánbritánicoalquesecreíamuertoenunnaufragio,paraentregarlesunmensajehalladodentrodeunabotelladescubiertaenlabarrigadeunpezgigantesco.Eldocumento,escritoporelpropiocapitánGrant,aportaunapruebadequesiguevivoenalgúnlugar de América del Sur. Por eso sus hijos, asesorados por el profesor y exultantes deesperanza, organizan una expedición de salvamento a bordo de un magnífico barco, elDuncan,queestabaapuntodezarpardelpuertodeBristolalasórdenesdeLordGlenarvancuandoescuchélavozdelPortuguésenlacocinademicasa.

—Buenasnoches,Mercedes,veníaaverasumarido.—¡Pepe!—mimadresealegrómuchodeverleaunquenoletrajeraningúnregalo—.Pasa,

siéntate,porfavor.Antoninonoestá,peroyanopuedetardarmucho.¡Nino!Ven,miraquiénhavenido…

Hacíadosdíasquenoleveíaperoapenaspudehablarunmomentoconél,porquecuandole estaba contando el principio del libro, llegó mi padre. Pepe se le acercó, le dijo en unsusurroalgoquenopudeinterpretarysemarcharonenseguida,juntosymuyserios.Loquepasó después me lo contó Paquito, como siempre, y sin embargo, gracias a Verne locomprendímejor,conmáscolor,másintensidad,másdetallesqueotrasveces.Conlamisma

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exactitud con la que veía, gracias a unos ojos sagacísimos que no estaban enmi cara, laspeleasytempestadesquehabíanagitadopordentroaunhombretranquiloquehabíaestadoenlaPatagoniaoenAustralialasmismasvecesqueyo.Ninguna.

PepeelPortuguéshabíavenidoacontarleamipadrequeaquellamismatarde,mientrasrecorría el monte de árbol en árbol, buscando alguna colmena con la que complacer aPastora,habíavistoadoshombresarmados,solos,enunparajeescarpado,másomenosalaalturadelascuevasdelaVirgenperomuchomásarriba.Comohabíasidoélquienlehabíapedidoqueleinformaradetodo,aéleraaquienhabíavenidoabuscar,peromipadrelellevóinmediatamenteaveralteniente,quereunióalossietehombresqueestabanasumando,leanimó a que repitiera la historia con todos los detalles que pudiera recordar, y pidióvoluntarios.SanchíseIzquierdo,sargentoycabo,fueronlosúnicosquedieronejemployunpasoalfrente,asíqueeltenienteescogióalosdemás,ydecidióquesóloCarmonayArranz,unguardiamayoralquelefaltabapocoparajubilarse,tendríanlasuertedequedarseenelpueblo. Él iría a la cabeza y el Portugués les acompañaría para guiarlos. Antes de salir, elsargentolediounfusil,porsilasmoscas,yéltorcióelgesto.Preferiríanollevarnada,dijo,porqueesqueyo…Yonosé…Notengoexperienciaenestascosas…Estabamuertodemiedo,ylosguardiasserierondeél,yledieronpalmadasenlaespaldayuntragodecoñac,antesdeprometerlequenotendríaquedisparar.

Aquellanochedeagosto,quieta, tranquila, la lunaestabaencuartocrecienteyseveíanmuchasestrellas.Su luzayudóalPortuguésaorientarse.Éleraunhombredemonte,ynonecesitabasenderosparaascenderconseguridad.Lesllevómuydeprisaysincontratiempos,ningúntropezón,ningunacaída,ningúnruidoquepudieraalertaralenemigo,hastaunlugardondepudieronverlassombrasdedoshombresarmados,sentadosenelsuelo.Losguardiastomaronposiciones,empuñaronlosfusiles,seconcentraronenelobjetivoyeneseinstante,comosipudieraolerlos,detectarsupresenciaconalgunaremotafacultadanimal,unodelosdoshombresselevantó,escopetaenmano,sinsabermuybienenquédirecciónmirar,haciadóndeapuntar,dequédefenderse.

Luego,todosehizoveloz,frenéticoyconfuso,difícildeentender,comoladensidaddelairecuandoempiezaaoleramuerte.Eltenientedioelaltoyrecibióacambiountiroquenoleacertó, pero le pasó cerca. Entonces, Sanchís, que competía con Carmona por el título demejortiradordelcuarteldeFuensanta,disparóymatóenelacto,deundisparoenlacabeza,alhombrequeestabadepie.Michelínquisodejarconstanciadequeledebíalavida,peroenun instante, el que tardó en volverse y decir dos palabras, gracias, Miguel, volvió aarriesgarla,porquesushombresrecibierondostirosmás,muyseguidos.Elsargentodisparódenuevo,ydenuevoalacabezadelotro,quecayóconlasmanosabiertas,levantadasenelaire.Ycesóeltiroteo.

Sólounossegundosdespués,cuandoeloxígenovolvióallenardeltodosuspulmones,ylasangrerecuperólacalmaconlaquesolíafluirdentrodesusvenas,ydejarondeescucharloslatidosdesucorazónenelhuecodesucabeza,empezaronacomprenderloquehabíanvisto,loquehabíanhecho,loquehabíapasado.Romerofueelprimeroendecirloenvozalta,hayotrotirador,tienequehaber,comopoco,untercertirador.Losquenosehabíandadocuentatodavía, comprendieron en ese momento que el padre de Paquito tenía razón, pero no semovieron. El primer muerto podría haber hecho fuego sobre el teniente, pero el segundohabía caído con las manos en alto, y eso significaba que había alguien más arriba, en unpuestotanventajosoquehabíapodidoelegirelmomentoparadispararsobreellosaplacer.

¿Quépasa?,PepeelPortuguésestabamuynerviosoperonadiepodíaperdereltiempoendarleexplicaciones.¿Quéhapasado?,insistió,¿porquéestamosaquíparados?¡Calladeunaputavez!, legritóel teniente,ycuandosuvozseapagó, todosoyeronunrumorpequeñoymuy lejano ya, como una cascada de piedrecitas desprendiéndose del suelo batido por lacarrera de unos pies, o de unas patas, y podría ser un conejo, o una liebre, pero ellospensaron en otra clase de presa, y aunque se les estaba escapando, aunque se les habíaescapadoya,el tenienteordenófuegoytodosdispararonsus fusilesa lavezsinsabermuybienhaciadóndeapuntar,sobrequéosobrequiénestabantirando,conlaúnicaexcepcióndemipadre,quejuróyperjuródurantetodasuvidaqueélgirólacabezaaladerechayviounasilueta,unhombrejoven,rápidoyconflequillo,queseperdíadetrásdeunapeña,dondelosdemásnopudieronverabsolutamentenada.

Puede ser y puede no ser, pero no te preocupes, Antonino, le dijo el teniente, estamostodosmuynerviosos,enestoscasossuelenpasarcosasasí…Peroesqueyo lehevisto,miteniente,insistióél,lejuropormishijosquelehevisto.Yyotecreo,Antonino,tecreo,peroestaba mirando al mismo sitio que tú y no he visto nada. Mi teniente, por favor, Pepe el

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Portuguésintervinodenuevoenunaconversacióndondenadieleesperaba,¿puedoirmeahídetrás,amear?Todosselequedaronmirandoalavez,ySanchísseechóareír.¿Quépasa,necesitasayuda?,ledijo,yMichelínnoleregañóporburlarsedeunvecino,comootrasveces,porque aquella noche, hubiera pasado lo que hubiese pasado, aquel indeseable le habíasalvadolavida.Puesclaroquepuedesiramear,Pepe,adondequieras,elmonteestuyo…Luego, sin esperarle, avanzaron por fin, examinaron los dos cadáveres y reconocieron alúltimo en caer. La víctima desarmada de Sanchís era un zapatero de Valdepeñas que sellamabaSotero,aunquetodoelmundoleconocíaporComerrelojes,porquesiempreibaconprisasy llegabaconantelaciónacualquiercita.Alverle,el tenienterespiró,porqueeraunhombredeCencerro,unodesusíntimos,delosquesefueronalmonteconélenel39.YyanodejéquePaquitomecontaranadamás.

—Esoesmentira—leinterrumpí,muyofendido.—¿Mentira?—él seofendió tantocomoyo—.Pregúntalea tupadre,a ver si esmentira,

anda.—Lodelosbandolerosyeltiroteosí,esomelocreo,perolodelPortugués,quenoquisiera

cogerelfusil,yquepidierapermisoparamearytodoeso…—Puesesverdad.—Nopuedeser.Yo leconozcomuchomejorque tú,paraque teenteres,ynoesningún

cobarde.—Puesloparece.Y en ese momento, cuando estaba a punto de insistir con los puños en su cara, una

misteriosaprudenciameindujoaceder.—No, si…Al final tendrás tú razón y será un cobarde. Lo que pasa es que, como en el

molinoandasiempreconlaescopetayeso…—Ya,perounacosaescazarconejosyotraeslucharconbandoleros,¿no?—Sí—admití,conlacabezamuylejos—.Claroquesí.LaverdaderaquenomehabíagustadonadaenterarmedequePepeelPortuguéssehabía

comportado comoun chivato, aunqueel teniente lediera lasgraciaspor su colaboración ydijeraqueeraunvecinoejemplar,ytodoeso.Éleraunhombresolitario,quehacíasuvidaynosemetíaenladelosdemás,ymecostabamuchotrabajoaceptarquedeverdadhubieravistoadoshombresenelmontey,enlugardeseguirsucamino,hubieravenidoalcuarteladenunciarlos.Élnoeraasí,ymuchomenoscomolohabíandibujadolasburlasdePaquito.ElPortuguéseramiamigo,yyolehabíavistohablarconaquelcapitán,eldíadeloschorizos,yconSanchís,unosdíasantesdeltiroteo,sindescomponerse,sinromperasudarnilanzarseahablar a lo tonto, gimoteando con los hombros encogidos, comohacían los cobardesdemipueblo.Peroesoerasólounapequeñapartedelmisterio.Lamásgrande,ylamáscomplicadade resolver, era la presencia del tirador que había precipitado las muertes de SoteroComerrelojes y de su primo Fermín Pilatos, los hombres del monte que habían quedadoatrapadosentredosfuegosdeloscualesuno,porfuerza,teníaquevenirdesulado.Mipadreysuscompañerosse resistierona reconocerque leshubieran tendidouna trampa,peronotardaronmásdeundíaymedioencomprenderqueesoeraexactamenteloquehabíapasado.

—¡Mecagoenvuestraputamadreyentodosvuestrosputosmuertos,cabrones!—antesdequepadrellegaraacasa,nosasomamosalapuertaparaveralsargentofueradesí,chillandocomounenergúmenoenmediodelpatio—. ¡Hijosde lagranputa,osvaisaenterar!Voyaacabarcontodosvosotros,contodos,osvoyareventarlacabezaunoporuno…

Entonces disparó su fusil al aire, tres veces. Cuando lo bajó, Izquierdo se lo quitó ymipadreledijoquesefueraasucasaatranquilizarse,queyanohabíanadaquehacer.Luego,entróenlanuestra.

—Hala,Mercedes, deja salir a los niños, que no les va a pasar nada. En la taberna deCuelloduroyaestáncantandoLavacalechera,y todas lasviudashandecididoponersea lavezdealiviodeluto.

—Pero¿qué…?Mimadrenoentendíaunapalabra,yyotampoco,exceptoqueencasadePesetilla,yenla

deChapines,enladeFingenegocios,enladelMachilloyenalgunamás,habríaropamorada,delcolordelaRepública,puestaasecarenlosbalconesdelafachada,dondeotrasveceseratodanegra.

—HabéisvistoaSanchís,¿no?—continuómipadre—.Pueseso.NosacabamosdeenterardequeloquehizoantesdeanochefueejecutaradoscompinchesdelhombrequeentregóaCencerroyaCrispín.Porencargodelospropiosbandoleros,claro.

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—¿Comerrelojes?—mimadre,queconocíalaidentidaddeunadelasvíctimasdelsargento,abriómucholosojosmientrasmipadreasentíaconlacabeza—.Peronopuedeser…Siyomeacuerdo,cuandovinimosaviviraquí…¿NoeraamigodeCencerro?

—Sí,ynosóloeso.Dicenque,despuésdeHojarasquilla,aquélquemataronenFrailesconlospantalonesbajados,porquenoseleocurriómejor ideaqueirdeputasyunadeellas ledenunció,arribanohabíaotromásantiguo.

—Pero,entonces…—Entonces…Aver cómo te lo cuento, porquees complicado,Mercedes…—mipadre se

sirvióunvasodevino,sesentóalamesay,mientrasbebía,siguióhablandoconmuchacalma,comosiloqueestabacontandonolegustara,perotampocotuvieramuchoqueverconél—.Verás, el primer traidor, el auténtico, como si dijéramos, no fueComerrelojes, sino uno deCastillodeLocubínquetrabajócomoenlacedurantemuchosañosysesubióalmontehaceunosmeses,ToribioelCarambitasellama.DicenqueCencerroconfiabaenélmásqueensupadre,porquehabíanvividopuertaconpuertadesdeniños,paraqueveascómosonlascosas.¿Yquépasó?Pueslodesiempre,queComerrelojesyélandabanliadosconlamismamujer.Comoelmaridoestápreso,elCarambitacasado,yelotroenelmonte,ellase lasapañabaparaquenocoincidierannunca,claro,perosevequelegustabamáseldearriba,yporeso,cuando Toribio le contó que iba a vender aCencerro a cambio de una pila de dinero y dequedarse limpio para poder marcharse lejos los dos juntos, ella fue y se lo contó aComerrelojes.Pídelelamitadacambiodenoabrirlabocaynosvamosjuntostúyyo,debiódecirle…

—Andaque…CarmenlaRosaenlacárcelporserdecente,queesloqueyodigo,porqueaver…

—¡Mercedes!Noempiecesconeso,queasínoacabamosnunca.—Ya,ya,sinodigonada,sóloquehayquever,latíaesa,también…—Pues sí, pero esto es lo que hay. Total, queComerrelojes habló con un primo suyo, le

ofrecióunaparteoalomejornieso,alomejorelprimoseenteróyselaexigióaélacambiodetener labocacerrada,veteasaber…—mipadrerellenóelvasoysiguióhablandoenuntono tan relajado como si estuviera contando un chiste—. El caso es que se fueron a porCarambita, le pillarona solas enunolivar,monte arriba, le amenazaron condenunciar susplanesenelcampamento,queeralomismoquecondenarleamuerte,ylepidieronlamitadde la recompensa a cambio de estarse callados. Carambita hizo como que aceptaba elchantaje,perohabíahechountratoconelmandoatravésdelosguardiasdesupuebloynodijonimu,porquetontonoes,claro…Total,queeldíadelCarmenyaestabaquitadodeenmedioperoconlamitaddeldineroencima,porlovisto.Después,cobraríaelrestoenalgunaparte, que de eso no nos han contado nada porque, oficialmente, no se ha pagado ni uncéntimo,comocomprenderás,peroloqueimportaesquedesapareciódeCastillodeLocubín,yhastahoy.Nofueabuscarasuqueridaporqueseoleríaelpastelatiempo,yComerrelojessequedóen laestacada.Todoesto loha idocontando lamujerdesuprimo,elotroalquematóSanchísconél,queledecíanPilatos.

—¿Pilatos?—ellasonrió—.Hayquever, lacabezaque tienenalgunos…Porqueesose lohabránpuestoahora,¿no?

—Pues no, Mercedes, eso era de toda la vida. Si le hubieran puesto el mote ahora, lellamaríanJudas,digoyo…

—¡Ay,esverdad!Tienesrazón.—¿Sí?Puesnome interrumpasmás,anda…—ypadrecompletó lacrónicadelotrogran

acontecimientodel veranode1947—.LamujerdePilatosha contado tambiénque,muertoCencerro,nosabíandóndemeterse.Anosotrosnopodíanvenirapedirnosprotección,desdeluego,perotampocopodíanvolverasucampamento,porquedespuésdeloquehabíapasado,habrían sospechado de ellos, y con razón, claro está. Total, que decidieron escondersedurante el verano paramarcharse luego por su cuenta…—al llegar a ese punto, se quedócalladoymiróasumujer,comosilainvitaraaponerelpuntofinal.

—Ylosdelmontelosdescubrieronenseguida.—Digoyo,porquebuenossonésosparaenterarsedealgodespuésquenosotros…Asíque

loslocalizaríanalmismotiempo,antesquizás.Carambitaseleshabíaescapado,esosí,aéseno creo que lo cojan ya, pero a estos dos debían de tenerlos vigilados, esperandounbuenmomento para cargárselos. Estabanbien situados para hacerlo, desde luego. Y cuandonosvieronllegar,sedijeron,puesestosvanahacernoseltrabajo…Bueno,esosediríaunosolo,porqueyocreoquenohabíamás.YcreoquefueelRegalito,porquelevicorreralolejos,yfuesólounmomento,perolereconocíporelflequillo.

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—Esonolosabes,Antonino.Túcreesqueleviste,peroigualsóloteloimaginasporque,asaber,tanlejos,ydenoche,ycorriendo…

—Levi,Mercedes.—Ono,porquedelosqueestabancontigonolevioningunomás.—Tedigoquelevi,ylevi.—Mira,Antonino…—Nomironada,Mercedes.Túhazmecasoynomedesconsejos.—Ea,puesloquetúdigas.Enaquelmomento,amediadosdeagosto,aquelladiscusiónquemispadresliquidaroncon

sus respectivos estribillos, no tuvoninguna importancia porque yonohabía llegadoni a lapáginacincuentadeunlibroqueteníacasisetecientas,yporqueaquellamismatarde,alsaliralacalle,aprendíquenadiellorajamásporuntraidor.LasmuertesdeComerrelojesyPilatosseconvirtieronenseguidaenunsimplecontratiempoquenoibaaamargarelveranonialosdelmontenialosdelllano,nisiquieraaSanchís,quesanómuydeprisadeunaheridaporlaque,alfinyalcabo,sólohabíasangradosuorgullo.

Dosmenos.Esoeraloquepensaba,loquedecíatodoelmundo,porunavezdeacuerdolosparroquianosdeCuellodurocon loshabitantesde lacasacuartel.Dostraidoresmenos,dosbandolerosmenos,ytodostancontentos.Porunavez,lacuentacuadraba,losnúmerosteníanelmismovalorentodosloscálculos,ylosguardiaslamentabantanpococomosusenemigoslamuertededoshombresaquienesni siquiera lesdebían la entregadeCencerro,porquenunca habían hecho un trato con el mando de Jaén. Comerrelojes no era más que unchantajistafrustrado,undesmañadoproyectodetraidor,peroélosuprimomuybienpodíanhabermatadoaalguienenunaescaramuzaoenunarepresalia.Yhastasinohabíasidoasí,yaunquenohubieranllegadoadispararuntiroensuvida,elmundoseríaunlugarmáslimpiosindoshombrescapacesdenegociarconquiensedisponíaavenderpordineroasumejoramigo.

—¿Ono?—lepreguntéalPortuguéscuandomeloencontréporlacalle.—Puede ser, pero ya sabes lo que dicen tu padre y sus compañeros, sin dinero no hay

traidores…—Ysintraidores,nohaycaídas,ya,yalosé…—lohabíaescuchadotantasveces—.Peroyo

creoquenohaynadapeor,nadamássucioenelmundoqueuntraidor.—¿AunquesirvaparacazaraCencerro?—Aunquesirvaparaeso.—Bueno,hombre…—sonrió,memiróconatención,ensanchólasonrisa—.Esolohasdicho

tú.LlevabaenlamanountarrodemielyleacompañéaentregárseloaSanchís,quetodavía

estaba demuymal humor pero cambió de cara al ver lo contenta que se ponía Pastora, yacabópagándoselomejordeloquehabíaprevisto.Meinvitóaunagaseosaparacelebrarlo,yenlapuertadelbardelaplaza,mientrasleveíasonreír,saludandoaunosyotros,penséqueerauna suerteque elmejor tiradorde la patrulla a la quehabían engañado los delmontefuera precisamente Miguel Sanchís, porque así nadie podría sospechar nunca de Pepe elPortugués. Y yamehabía enteradodeque el teniente le había dado las gracias, de que lehabíadichoqueeraunvecinoejemplarytodoeso,perodetodasformaseraélquienleshabíaguiadohasta la trampay yono sabíaquéeramejor, saberono saber,pensaronopensar,creerquePepeeradeverdaduncobardequejuntabalasletrascondificultad,oempezarasufrirporél.

Aquella tarde no decidí nada porque aún me lo podía permitir. Todavía no llevaba nicincuentapáginasdeunlibroqueteníacasisetecientas,yaunquemegustabamucholeer,enveranonoadelantabatantocomoeninvierno,porqueteníaquebañarmeenelrío,irapescar,jugaralfútbolconmisamigosporlastardesysentarmeenelpatioconPaquito,despuésdecenar,paradisfrutardeltontoperoextraordinarioplacerdeestarfueradecasaporlanoche.Por eso, la travesía del Duncan fue casi tan larga como el resto del verano, y ya estabamediadoseptiembrecuandoRobertyMaryGrantpudieronporfinabrazarasupadre.Asistíasureencuentrocontristeza,lasensacióndeorfandadquesiempremedejabanloslibrosquemehabíangustadomucho,sobretodoporquenosabíadedóndeibaasacarotroparecido,siCurrosóloleíanovelasdepistoleros,mimadrenovelitasrosas,ymipadrenadadenada.DonEusebiosóloleprestabaloslibrosquehabíaenlaescuelaalosmayores,paraquelosdemásnonosdistrajéramosalahoradelosdeberes,peroyosacababuenasnotas,yanoeradelospequeños,yalomejor,sihablabaconél,podríaleeralgúnotroejemplardelalistadeobras

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deJulioVernequeestabarepartidaentrelasdossolapas,Laislamisteriosa,DelaTierraalaLuna,Lavueltaalmundoenochentadías…

Mientrasexaminabalacubiertaqueantesapenaseraelsoportedelahistoriadondehabíasido tan feliz, me pareció que la tapa posterior eramás gruesa que la delantera, como situviera algo dentro. Abrí el libro con cuidado sobre la cama, y vi que la guarda de papelblanco, amarillento ya por el paso del tiempo, que estaba pegada en el cartón, tenía unaesquinalevantada.Metílapuntadeundedoyladespeguéconfacilidad.EstabatocandounpapelypenséenelPortugués,imaginélacaraquepondríacuandoledijeraqueibaaseryoquienleinvitaraaloquequisiera,cuandoleenseñaraelbilletedemilpesetasquehabíasidocapazderecaudardondeélnohabíasabidoencontrarnada.Pero loquesaquédel libronoeradinero,sinounpapelblanco, rectangular,dobladopor lamitad,yensu interior,cuatropalabrasescritasalápiz,«SoteroLópezCuenca,Comerrelojes».

Peroellibronoessuyo,fueloprimeroquepensé,yyahabíaempezadoasudar,yteníafríoenunanochecálida,veraniegaaún.Ellibronoessuyo,selecayóaunodeTorredonjimenocon el que ha ajustado las olivas, y puede ser de otro, de cualquiera, incluso de algúnbandoleroalquelehubieradadoporbajaradormircercadeallí,yseguíasudando,ysentíacadavezmásfrío,ydegolpecalor,yfríoalavez,comosimicuerposehubieravueltoloco,yellibronoeradePepeelPortugués,porquePepeelPortuguésnoteníalibrosencasa,perolostuvounavezyyolosabía,yolohabíavisto,ylasmanosmesudaban,misdedosestabandejandounahuellahúmedaenlatelarojadelacontraportada,entoncessoltéellibro,peroelpapel seguía ahí, abierto sobre la cama, con el nombre de uno de los traidores, sus dosapellidos, su apodo, y yo no podía dejar de mirarlo, y no estaba muy seguro de lo quesignificabaporquesóloeraunpapelescritoa lápiz,perosabíaquenoerabueno,quenadaquevincularaaunhabitantedelllanoconloshombresdelmonteseríanuncabuenoparaél,aunque los nombres no hirieran, no mataran, aunque sólo fueran el rastro de un lapicerosobreun trozodepapel ynadaenelmundo fuerapeor, tan sucio, tandignodedesprecio,comolosactosdeuntraidor.

Cuando lo recordé, empecé a comprender, respiré hondo y rompí aquel papel en ochotrozossinserconscientesiquieradeestareligiendounbando.Unamigoesunamigo,yunbien precioso, un tesoro por el que merece la pena correr riesgos y yo no iba a correrninguno. El Portugués tampoco, porque además el libro no era suyo, no era suyo y no erasuyo,ysiloera,nadieseibaaenterar.Asuntoconcluido,medijeamímismoconpalabrasdemi madre, y volví a pegar con saliva la guarda de papel amarillento sobre la cubierta decartón,ymemetílaculpadePepeenelbolsillo,muyalfondo,pararepartirlaaldíasiguiente,pedacito a pedacito, en ocho agujeros diferentes, y al desprendermede cada uno de ellos,pensabaquenoestabahaciendonadamalo,porquenoesmalocreerenlosamigos,aceptarquesoncobardes,chivatos,analfabetos.

Asíeraelmundo,mimundo,ellugardondeyohabíacrecido,dondehabíavividodurantenueveaños,unaciénagadondelosvalientes,losleales,losinteligentes,teníanquedejardeserlosinoqueríanmorirjóvenes,ylaautoridadseapoyabaenlatraición,ylostraidoresloeran siempre por dinero, y los héroes vivían como animales mientras los cobardes, loschivatos,losanalfabetos,comíancalienteydormíanensuscamas,amparadosporelrespetodelaspersonasdecentes.Asíeraelmundo,oalmenosasíeraparamí,quenoteníalasuertedeverlascosasclaras,comoPaquito,alqueleparecíadivertidoquelagentebailaraencimadeloscadáveres,yjurabaqueLaureanohabíagritadomientrasintentabaescaparse,yestabatanconvencidodequecadaunodelosmuertosdemipueblosehabíamerecidoesefinal,quenisiquierasepreguntabasisupadrehabríatenidoalgoqueverconsusmuertes.Yodeberíahabersidocomoél,deberíahaberpensado,habersentidolomismoqueél,peronopodía,ynosabíaporqué,perosíqueerapeorparamí,yquePaquitovivíamejor,mástranquilo,másfeliz,aunquesólofueraporque,enlasnochesdejaleo,supadrellegabaacasatanborrachoquenisiquierateníafuerzasparaecharseallorarsobrelamesadelacocina.

Asíeraelmundo,yyonoteníalaculpa.Tampococonocíaotroysólopodíaelegirentrelopeor y lo peor, que Pepe el Portugués fuera de verdad el pobrecillo que aparentaba serdelantede losotrosysobreviviera,oque fueraenrealidadelhombreaquienyoconocíaymuriera joven, cualquier día, porque enmi pueblo, ymás que los olivos, se cultivaban lastraiciones,lasdelaciones,elmiedoylosfusiles.Vivíamosenelcentrodeunaguerraquenose ibaaacabarnuncayesoparecíabastarparaexplicarlo todo,para justificarlo todo,paraconvertirunaciénagaenunlugarhabitable.Cuandotiréelúltimopapelito,apenasdostrazosilegibles,enelbuzóndecorreos,medijequenoestabahaciendootracosaqueacatarlaley

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del únicomundo que conocía. Pero las cosas no siempre son como parecen y con Pepe elPortuguésnuncapodíaestarsegurodenada.

—Oye,Nino…—elprimerdíadeclase,alsalirdelaescuela,meloencontréenlapuerta,esperándome—.Aquellibroquetellevastedecasa,haceunmesymedio,¿teacuerdas?

—Sí—ledije,ymecogiódelbrazoparaapartarmedelosdemás,antesdeseguirhablandoenunmurmullo.

—¿Lotienestodavía?—Claro.—Bueno,puesmelovasatenerquedevolver…—lemiréconlascejasfruncidasynome

hizo esperar—. Ya sé de quién es. Ayer,MaríaCabezalarga vino a preguntarme si lo habíavisto.Medijoqueeradesuhermano,queselohabíadejadoelmaestroantesdelveranoylohabíanestadobuscandoportodaspartesporqueteníaquedevolverlo.Porlovisto,Juliánseloprestóaunamigo,yéseaotroamigo,y…Total,queelúltimoquelotuvoloperdióalladodemicasa,perolediovergüenzacontárseloaCabezalarga,yyaves.LapobreMaríaestabatanangustiadaqueleprometíqueselodevolveríahoymismo.¿Telohasacabado?

—Sí—ysonreíenseñandotodoslosdientes,mientrassentíaquemiestómagosevaciaba,comosielbultoquemeacompañabaatodaspartesdesdequeleíelnombredeComerrelojesen aquel papel, se hubiera desvanecido en un instante—. Me ha gustado mucho. Pensabaquedármeloparaleerlootravez,perosimeacompañasacasa,telodoyahoramismo.

—Vale —el Portugués también sonrió—. Y si te ha gustado tanto, a lo mejor puedoconseguirteotro,¿eh?

Unasemanadespués,mipadremedijoquesubieraalmolinoalsalirdelaescuela,porquesehabíaenteradodequeallíhabíaalgoparamí.

—Perocuídalosbien,quemeloshaprestadoFiloyselostenemosquedevolver.Era La isla misteriosa, dos tomos encuadernados en tela azul con unas ilustraciones

chulísimasen laportada,peronisiquiera laemociónqueprometían lasiluetadeunvolcánhumeante y la astuta expresión de unos hombres que parecían oler el peligro mientrasavanzaban por el laberinto verde de la selva, llegó a representar para mí un regalocomparablealaincertidumbrequemepermitióseguirpensandotodo,ynada,ylomejordePepeelPortugués,aunqueyanuncavolvíadefenderleenvozaltacuandoPaquitosereíadeél.Nisiquieracuandocayólaprimerahelada,yresucitóCencerro,yllegaronloscamiones,ysemarcharondevacíosinimpedirqueCelestinoCabezalarga,elhermanomayordeJuliánydeMaría,quenuncahabíapisadolatabernadeCuelloduro,seecharaalmonteporsorpresaconsumujer,paraimpregnardecoherencialahistoriadel libroperdidoyrecuperado.Paraaquel entonces, en Fuensanta deMartos nadie se acordaba ya de las extrañasmuertes deComerrelojes y Pilatos, el tenebroso epílogo de unmundo que parecía haberse extinguidopara siempre cuando resucitó de pronto con la terquedad de esos olivos viejos que no sepuedenarrancarsinquedejenenlatierraunaraízpequeña,desdeñableenapariencia,perocapazdebrotaryrebrotaruna,yotra,yotravez,sinrendirsejamás.Nadieexceptomipadre,quetampococejaba.

—Yo te digo a ti que Cencerro es Regalito—y todas las noches arremetía de la mismamaneracontralasilenciosacensuradesumujer—,yquefueélquiennostendiólatrampaenagosto,élysóloél,queyoleviylereconocíporelflequillo,meacuerdoperfectamente…

En noviembre, su terquedad tenía otro significado, y quizás por eso,mimadre ya no lellevaba la contraria en voz alta. A Cencerromuerto, Cencerro puesto, y desde el asalto alalcaldedeAlcaudeteningunaotracosateníaimportancia.Enelmonte,ladisciplinanoeralamismaqueenloscuarteles,ylosjefessiempreibanpordelantedesushombres.Poreso,yaunque todos prefirieran ahorrarse elmargen de error que asumirían si le dieran la razónante los demás, los compañeros de mi padre se fueron convenciendo poco a poco de quequizásélllevararazón,porquesihabíasidoElíasquienleshabíaengañadoenverano,Elíastenía que ser quien les desafiaba al borde del invierno. Yo esperaba que en cualquiermomentoalguiensepreguntaraporelpapelquehubierapodidojugarelPortuguésentodoaquello, pero algunos nombres valen por símismosmás que el hombre que los lleva, y elprestigiodelviejoCencerro,delCencerroauténtico, jugabaa favordePepeyencontrademis temores. Si habían tardado ocho años en coger al primero, no iban a acabar con elsegundotanfácilmente.Loscamionessehabíanidodevacío,losdelmonteteníandinerodesobra para pasar el invierno, los días cada vez eran más cortos y el hielo levantaba cadamadrugadaunamurallainvisiblequeelsoldelmediodíanoeracapazdederribar.Hastaquesuspoderesseinvirtieran,lapartidaestabaentablas.Asíhabíasidoantesyasívolveríaaser

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ahora, porque el mundo se había puesto boca abajo y nadie conocía aún la forma deenderezarlo.

Así,enunapazdifícil,quecrecíacomolanatasobre la lechedeunaviolenciaaplazada,terminó1947.Asíempezó1948,seacabaronlasvacacionesdeNavidad,yyocumplíporfindiezaños.Esedía,madrehizochocolateypicatostesparainvitaramisamigosamerendar,porque como nos llamábamos igual, el día demi santo celebrábamos sólo el demi padre.Miguelmeregalóunoslápicesdecolores,Paquitounapeonza,yAlfredo,elhijodeIzquierdo,queteníaonceañosperoveníaconnosotros,medijoqueyametraeríaalgoynuncalohizo,aunquepadremedijo luegoqueno leecharacuenta,porqueensucasaeranmuchosynopodían andar comprando regalos para los amigos de todos. Pepe el Portugués llegó tarde,cuando ya estábamos jugando en el patio conmi balón nuevo, que no era de reglamento,nuncaloeran,peroaquelañocasiloparecía,porqueteníalospolígonosmuybienpintadosdenegrosobrelagoma.Élmetrajodosregalos,sucañadepescarviejayunlibronuevo,Veintemilleguasdeviajesubmarino,envueltoenpapeldecelofánytodo.

—TelocompréenMartoselotrodía—medijo,muysatisfechodelabrazoqueledialabrirelpaqueteydescubrirlafuriadeunpulpogigantescoqueasfixiabaelNautilus, sucapitán,Nemo,yaunviejoamigoparamí—.Yocreo…Bueno,mehandichoqueeselmejordetodos.Ycomoestuyo,puedesquedárteloparasiempreyleerlotodaslasvecesquequieras.

—¡Perositodavíanohapodidotenertiempodeterminarseelotro!—seequivocómipadre,muysorprendido,ymoviólacabezadeunamaneraquenosupeinterpretar,hastaqueaquellanoche,despuésdecenar,mepidióquesalieradecasaconél.

—¿Adónde vamos? —pregunté, para disimular que lo había adivinado al ver cómo nosseguíamadresindecirnada.

—Aquímismo—dijo,colocándomedelantedelpostequeestabaenfrentedelapuerta—.Yahoraquédatequietoquetevoyamedir…Muybien.

Yocerré losojosantesdequeél sacara lanavajay, como todos loscatorcedeenerodecadaaño, recéensilencio,aunavelocidad frenética, todas lasoracionesqueconocíaeneltiempoquelellevóhacerunamuescaenlamadera.Erainútil.Yolosabía,éltambién,ysinembargo,cuandomeapartódelposte,abriólosojosigualqueloshabíaabiertounañoantes,como si la distancia entre las dos últimas rayas le hubiera impresionado tanto que ya nopudieragobernarsuspárpados.

—Mira—dijo, con una sonrisa que no logró disipar del todo la preocupación de sermipadre—.¡Cuántohascrecido,Nino!

Peronoeraverdad.Habíacrecidopoco,siemprecrecíapocoyseguíasiendobajito,muybajito,canijo,comomellamabanmisamigosymisprimosdeAlmería.Aqueldía,esofuetodo.Todavía esperó una semana para anunciar en lamesa con un acento risueño y satisfecho,temblorososinembargode impostura,que llevabamuchotiempopensandoenmíyque,yaquemegustabatantoleer,selehabíaocurridoquenopodríahacernadamejorqueaprenderaescribiramáquina.

—Porquetú,demayor,noquerrásserunsimpleguardiacivilcomotupadre,¿verdad?Tú,conlolistoqueeres,sabiendoescribiramáquinaypocomás,puedesllegarhastaatrabajarenlaDiputación,notedigomás…—memiródereojoyprocuréponerbuenacara,peronosemeocurriónadaquedecir—.Pero,bueno,¿tehastragadolalengua?Dialgo,hombre.¿Quéteparecemiidea?

—Muybien,padre—adiósaloscochesdecarreras,adiósaunacasacomoelmolinoviejo,adiós a los trucos de los hombres solos que no se casan nunca—. Me parece una ideabuenísima.

Me sonrió, y le vi tan contento que ni siquierame arrepentí de haberme entregado tanalegrementealsacrificio.

—Yocreoquesí,queesalgoquetepuedecambiarlavida.Enesollevabarazón,aunqueélaúnnolosabía.Yyotampoco.

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II

1948

Marisol siempre hablaba de sí misma completando su nombre con sus dos apellidos,RodríguezPeñalva,peroenelpueblotodoelmundolaconocíacomoMediamujer.ElmoteselohabíapuestoCuelloduro,enunadeesastardestontasenlasquecultivabalamalevolenciamientrasmatabaeltiemporecostadocontralapuertadesutaberna.Laperezasolíaafinarsuingenio, nunca tanto como en aquel momento, mientras Marisol bajaba la cuesta con suhermana,lasdosmuytiesas,cogidasdelbrazoyapresurandoelpasoaduraspenassobresuszapatosdetacónaltísimo,estiletespensadosparalaslisasacerasdelasciudadesynoparalos chinos redondos que atribulaban las calles de mi pueblo, donde no los llevaba nadieexceptoellas,tambaleándosesiempreconmásriesgoqueelegancia.Yonolasvi,peromelaspuedoimaginar,avanzandocomosipisaranhuevos,vestidas,supongoyo,decolorcrema,orosapálido,oazulceleste,cadaunaconsurebecadepuntofinoybotonesdenácarechadasobreloshombros,uncollardeperlasdiminutas,otrastantasenlasorejas,ylabarbillaalta,la cara vuelta hacia fuera para no dar facilidades al enemigo. Aquel día, él no las necesitóparafulminarlas.

—Ahívanlasmediasmujeres.Conlasdos,todavíasehaceunatíabuena.Al escuchar sumote,Marisol apretaba lospárpados con tanta fuerza como si alguien le

hubiera exprimido un limón encima de los ojos, y escupía sus dos apellidos apretando losdientespararecalcarmuybiencadasílaba,Ro-drí-guez-Pe-ñal-va,me-lla-mo-Ma-ri-sol-Ro-drí-guez-Pe-ñal-va, pero todos seguíamos llamándola Mediamujer, porque en Fuensanta deMartos nadie había inventado aún el remedio capaz de desactivar un mote bien puesto, yaquel,ademásdeafilado,eracertero.

LasseñoritasRodríguezPeñalva,SonsolesyMarisol,nombrescuidadosamenteescogidosenelsantoralparadistinguirlosdelosqueserepetíanentrelasmuchachascorrientes,sólosellevabanoncemeses,peroerantandiferentesqueapenasparecíanhermanas.Lamayoreraalta,bastantefeadecaraydelgadasóloenapariencia,porqueteníaelpechoy lascaderastanbienmarcadasquecuandosearreglabaparecíaelmaniquídeunescaparate.Lamenorseparecíaa supadre, jefedelmíoyorigendel cuerpocortoy rechoncho, culibajo,de lamásguapadesushijas,esbeltayplanahastalacinturaperoinmensaapartirdeahí.EsoeraloquehabíavistoCuelloduroylohabíavistomuybien,porqueconelcuerpodeSonsolesylacaradeMarisolhabríasalidounamujerestupenda,perocomoerandos,cadaunateníaqueconformarseconsumitadyelmotecorrespondiente.

DoñaConcha laMichelina, quintahijadeuna familiade laburguesíamalagueñavenidamuyamenosporladesmedidaaficióndelpadrealostapetesverdesdelasmesasdelcasino,se había criado en un hogar muy distinto de las habitaciones que regentaba con ínfulasburguesas en la casa cuartel. Le gustaba contar que no podían mudarse a una viviendaindependienteymásconfortableporqueloprohibíanlasordenanzas,peronoeraverdad.Silapartequehabíaheredadodelasrentasquesumadrelogróarrebatardelasviciosasgarrasdesu marido hubiera dado para tanto, no habría dudado en cambiar de alojamiento con sushijas,dejandoallíalteniente,queeraelúnicosujetoenrealidadalasnormasqueponíacomopretexto.Asíque,parasudesgracia, lasMediasmujeresvivíanen lacasacuartel, igualqueloshijosdelosdemás,aunqueteníaneldobledeespacio,yhastaunacriadaquedoñaConchahabía aportado al matrimonio junto con un comedor de caoba, un aderezo de coral y dosmantonesdeManilaque,enconjunto,eranlaúnicacosadeestemundoquehacíapalidecerdeenvidiaamimadre.Áureano,porqueestabatanviejecillaya,quecualquierdíaibaatener

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quedejardecuidarasusseñoritosparameterseenlacamaaquelacuidaranaella,aunquede momento, eso sí, la Michelina no tenía que hacer la compra ni lavar la ropa, como lasmujeresdelosotrosguardias.

—Cualquierdíasenosmuereestapobreenellavadero—decíamimadrecuandollegabaacasa con un barreño lleno de ropa húmeda, tan pesado que ya no sabía en qué caderaponérselo—,yesastres,ahísiguen,lamadredándolealabanico,ylashijas,quenotienenniveinteaños,tocándose…

Nunca terminaba de decir lo que se estaban tocando, pero eso también me lo podíaimaginar,aunquenosabíacasinadadelavidadelasMediasmujeres,sóloqueselavabanelpeloconmanzanillaenelvanointentodevolveratenerlotanclarocomocuandoeranniñasyrubiasde verdad, yque, apartede ser castañas, emprendían constantemente empeñosquenuncallegabanaculminar,siempre,ensuopinión,porculpadelprovincianoerialdondeleshabíatocadovivir.Asíhabíanconseguidollenarsucasadetrastosinútiles,unpiano,unarpa,unmaniquí,unacajaparahacerbolillos,unamáquinadecoser,bastidoresdevariasclasesytamañosdiferentes,yunacoleccióndepartituras,librosdepatronesyliteraturafrancesaquenadiesabíaleer.Suafánprincipal,sinembargo,eraencontrarunmaridomejorqueelalférezdelejércitoconelquehabíatenidoqueconformarsesumadre.

Paralograrlo,doñaConchalasenviabatodoslosañosapasarelveranoaMálaga,acasadesuhermanamayor,laúnicaalaquelehabíadadotiempodecasarsebien.Allí,SonsoleshabíatenidomuchamássuertequeMarisoldeentrada,ymuchamenosdesalida,porqueelestudianteuniversitarioalquepescóensuprimeravisita, ladejóporcartaunpardeañosdespués,cuandoÁureayahabíaempezadoabordarleelajuar,airosasinicialesdehiloblancoque tuvo que deshacer con la punta de la aguja y mucho cuidado, sin poder evitar que sumemoria perviviera sobre la tela en primorosas capitulares de minúsculos agujeros. En elánimo de Sonsoles, las cicatrices fueron más hondas, duraderas. Al enfrentarse a la tristeestampadesuhermana,Marisolespabiló,aprendiólapartedelalecciónquelecorrespondía,yaespaldasdesumadre,empezóamirarasualrededordurantetodoelaño,sinesperaralosveranosmalagueños.

—Oye,Nino…—yaunquelahabíavistovenirdefrente,cruzarelpatioenlínearectadesdeeltrozodeporchequeestabadelantedesucasahastaelquecorrespondíaalamía,mepillóporsorpresa,porquenorecordabaquenuncaantessehubieradirigidoamí,ymenosporminombre—.Ésequesehavenidoaviviralmolinoviejo,Pepesellama,¿no?Tengoentendidoquetehashechomuyamigosuyo.

—Sí—contestéconorgullo—.Somosmuyamigos.—Ya.Mehancontadoquetieneunacicatrizmuygrandeenuncostado,porqueesunhéroe

deguerra,¿no?—Pues…Nosé.Yohabíavistomuchasvecesaquellacicatriz,ysabíaquehabíantenidoqueoperarleavida

omuertedurantelaguerra,peronoquisereconocerloenvozaltaporquecuandointentabaaveriguar dónde había estado él en abril de 1939, siempre me contestaba lo mismo, ¿puesdóndeibaaestar?,enelfrente,comotodoelmundo,ynohabíamaneradehacerlepasardeahí.

—Nosabes,¿qué?—Marisolmemirócomosiacabaradedescubrirqueeratonto.—Nosésiesunhéroe—precisé,porqueloqueopinarademí,meimportabamuchomenos

queloquepudierallegarapensardelPortugués—.Unacicatrizsíquetiene,peroigualesdeunaapendicitis,veteasaber.

—Sí, bueno, eso da igual, porque… —se quedó un instante pensando, como si quisieraconvencerseasímisma,antesdehacerlaúnicapreguntacuyarespuestanoledabaigual—.¿Ytúsabessitienenovia?

—No—me tragué la risaaduraspenas,pensandoen la caraqueestaríaponiendodoñaConchasipudieradescubrirlasasombrosasaspiracionesdesuhijaalmismotiempoqueyo—,creoquenotiene.Vivesolo.

—¡Ah!Puesnada…Erasólocuriosidad.CuandoselocontéalPortugués,élserioconmigo,aunqueluegosequedópensándoloy

medijoque,delasdosMediasmujeres,ellaeralaquelegustabamás.Claroqueesofueantesde que una tarde de verano, a esa hora infernal en la que Curro solía advertirme quecualquierdíameibaaderretirmientrassuspirabaenvanoporIsabelMariamandil,Marisolsehiciera la encontradiza conmigo en la puerta del cuartel, con un sombrero de paja en lacabezayunatoallaenlamano.¡Uy,quécasualidad!,medijo,estabapensandoyotambiénenirabañarme,conestecalor…Asíquemeacompañóhastaarriba,nosencontramosconPepe

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en lamitadde la cuesta, y allímismoempezóaponersemuypesada,desparramándoseenuna catarata de risitas que armonizaban fatal, la verdad, con la silueta de su cuerpo enbañador.

—¡Joder,menudoculotiene!—PepeelPortuguésmehablóenunsusurrocuandoella,quesehabíatumbadobocaabajoatomarelsol,nopodíaoírnos—.Guapadecarasíes,peroeseculodaparaforrarlomenoscuatroocincobalones…

Mereítantoquetraguéaguaymediounataquedetosenmediodelapoza.EsosucedióunosdíasantesdelamuertedeCencerro.Inmediatamentedespués,graciasaqueSonsolessenegóavolveraMálagasinnovioydoñaConchanosedecidióaenviarlaaellasola,MarisolenganchóporfinaunhijodedonJustino,alquenadieseatrevíaallamarMariamandildesdequeelresultadodelaguerraleconvirtióenelolivareromásricodelpueblo,aunquefueratanhijodedoñaAngustiascomoelpadredeIsabel.PedritoestudiabaDerechoenSevillaysólovolvíaaFuensantadurantelasvacaciones,perolamadreylahijaestabantanentusiasmadascon él incluso en sus ausencias, que pensé que Mediamujer iba a dejarnos tranquilos parasiempre,ynovolvíaocuparmedeellahastaqueunosdíasdespuésdemidécimocumpleaños,mipadremeanuncióquemehabíaencontradounaprofesorademecanografía.

—¿Quién?—cuandoloescuché,nomeloquisecreer—.¿Mediamujer?—No,Mediamujerno,Nino—ylevantóeldedoíndiceenelaireparadejarclaroqueestaba

hablandoenserio—.Marisol.SellamaMarisol.Nolallamesnuncadeotramanera.—¡Perosiésanosabehacernada,padre!—protesté, sinmuchaconvicción—.¿Quévaa

enseñarmeMediamujeramí?Alfinal,aquellapregunta,apartederetórica,resultópremonitoria.Marisolnuncallegóa

enseñarmenada,porquecuandosupadre llegóacasadiciendoque lehabíaencontradountrabajofácilycómodo,conelquepodríasacarseunaspesetasparasuscaprichos,sumujerlepreguntósisehabíavueltoloco.Ahora,precisamenteahoraquelaniñasehaprometidoconPedrito,¿ahorapretendesquesepongaatrabajar?, lepreguntó,mientrasseabanicabaconunbríoimpropiodelmesdeenero,¿yquévaadecirdonJustino,eh,esquenohaspensadoeneso?Niquefueraunamuertadehambre,niquepasaranecesidades,vamos,Salvador,porDios,quécosasseteocurren…Pero,mujer,Michelínintentódefendersecomopudo,siescasiunaobradecaridad,enseñaraunniñoaescribiramáquina,aquímismo,enelcuartel,conladelaoficina.Notieneporquéenterarsenadie…

Después,conlahumillaciónatravesadaenlagargantatodavía, lecontóaquellaescenaami padre para servirle la crisis con solución incluida, pero omitió un dato fundamental,porquelaquesehabíamatriculadoenuncursoporcorrespondencia,laquehabíapasadodossemanastonteandoconlamáquinadelaoficina,laquelohabíaabandonadotodoenseguidacon la excusa de que en un agujero como Fuensanta de Martos no había profesores, niacademias, ni negocios en los que colocarse con un buen sueldo, había sido Marisol, noSonsoles.YeraSonsoles,mediamujerequivocadaysinnovio,quienibaasermiprofesora.

—Dale un par de días, para que se repase el método, y listo —le pidió el teniente a mipadre—. En verano, tienes al niño escribiendo a máquina como si disparara con unaametralladora.

Aaquellasalturas,lodemenoseralavelocidadquemisdedospudieranalcanzarsobreunteclado. Para Salvador Michelín, que sabía inspirar miedo, pero no respeto, y en su vidaconseguiríaquenadieenFuensantalepusieraeldonpordelante,misclasesdemecanografíano significaban otra cosa que un conflicto de autoridad, el enésimo, con su mujer, doñaConchalaMichelina,alaque,másalládelmotematrimonial,nadieenFuensantaseatreviónuncaaapearleeltratamiento.Élsehabíaofrecidoaresolvereldilemademipadre,quenoteníadineroparapagarmeuncursoencondiciones,nirecursosparallevarmeytraermedelaacademiamáscercana,queestabaenMartos,porunconfusoinstintopaternalista,nacidodeuna conciencia de superioridad que no expresaba en voz alta, como su mujer, a la que legustabareferirsealosguardiascomolossubordinadosdesumarido,peroqueleimpulsabaasolucionarlosproblemasdesushombresconunamagnanimidadque,alalarga,loúnicoquesolíaprovocareranmásproblemas.Esofue loquepasóconmisclases,en lasqueélhabíaempeñadounapalabraqueestabadispuestoacumplirporencimadetodo,aunqueesetodoincluyeranosólolaimpericiadeSonsolessinotambiénladesaparicióndeaquelmétodoqueÁurea debía de haber empleado para encender el fogón cualquier día, y del que Marisolrecordabaapenaslasprimeraslecciones,ynomucho.

—Bueno,pues…Vamosaempezarhaciendoplanas.Asímerecibiósuhermanaunalluviosatardedefebrero,mástristeaúnporquealascinco

ycuartoyaeradenoche.Nohabíapasadoniunmesdesdequepadrememidióporúltima

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vez, y yo todavía estaba malhumorado por aquella extravagancia que me había obligado asalirdelaescuelacorriendoparamerendardepie,mientrasmadremeatusabaconaguayunpeinenerviosoquesuprisahincabaenmicabezacomosipretendieraararelcuerocabelludo,peroalllegaralaoficinamedicuentadequeellaestabamásincómoda,másasustadaqueyo.

—¿Planas?—lepregunté,comosifueratontodeverdad,paraquemerespondieraconlaprimeradeunalargaseriedemuecasdeimpaciencia—.Perdona,peroesquenosécómosehacenplanasconesto.

—Pueshaciéndolas,¿cómovaaser?—yporfinseacercóalamáquina,peronosesentóamilado—.Túvasponiendolosdedosenlasteclas,así,¿ves?,elmeñiqueenlaQ,elanularenlaW,elcorazónenlaE,elíndiceenlaR,yenelotrolado,pueslomismo…Vaspulsandolasteclasdeunaenunaconloscuatrodedosdecadamanohastaquelleneslahoja.Esoesunaplana.

—¿Ynodejoespaciosenmedio?—No. O sí, espera… —y se quedó pensando—. Sí, mejor deja un espacio entre la última

letraqueescribasconlamanoizquierdaylaprimeraqueescribasconladerecha.—¿Así?—lepreguntécuandoterminéunrenglón,peroyasehabíamarchado.Eneso consistieronmisprimeras clasesdemecanografía.Durante tres cuartosdehora,

trestardesalasemana,estabasoloenlaoficinahaciendoplanaspororden,laprimeralínea,la segunda, la tercera, con la mano izquierda y con la derecha, o con una sola, segúnimprovisaraaquellatardeunaprofesorasiempreausente,porquecuandonoaprovechabaelratoparairseahacerrecados,sesentabaenunasillaaleernovelitasrosas,elotrogéneroliterarioqueservíaMatildelaPiriñaca,exceptocuandoamipadreletocabaestardeguardia.Entoncessísesentabaami lado,muydiligente,paracorregirmesinnecesidadysonreíralguardiaPérez,aquienlegustabaacercarseparaverquétalíbamos.

—Muybien—mentíaconmuchasoltura—,laverdadesquevamosmuybien.Ninoeslistoyavanzamosmuydeprisa.

Desdeelmostrador,queestabaen laentrada, él teníaqueoír a la fuerzael ecodemisdedos torpes, lentos como el fuego de un artillero manco, pero le devolvía la sonrisa aSonsolesensilencioyseibasindecirnada.Mipadresabíaleeryescribir,peroapenashabíapodidoiralaescuelaymostrabaunrespetoreverencialporcualquierclasedeconocimientoque sólo pudiera adquirirse en los libros, una admiración, alimentada por su complejo deinferioridad y el temor ameter lapata, que lehabría impedidoapreciar la ineptituddemimaestra inclusoenel casodequeyo se lahubiera señalado.Yyonuncahabríahechounacosaasí,porquelaingenuidaddemipadremedabamenospenaqueladeslucidamelancolíadeaquellachicafeayconbuentipo,quesepasabalastardessuspirando,deshaciéndoseenunrisueñoyeternolamentoconlosojosentornados,esmaltadosdefelicidadajena.

—¿Quéestásleyendo?—lepreguntabaalgunasveces,cuandolaveíacerrarlosojosparaapretar el libro con las dos manos contra su pecho, como si su corazón fuera a explotar,incapazdealbergaryaniungramomásdeemoción.

—Unanovela.—Ya,pero¿dequétrata?—Es muy bonita, preciosa, una historia preciosa de una chica joven que se ha quedado

viuda con un niño pequeño, y se gana la vida dando clases de inglés, y un millonario lacontrataparaquesehagapasarporlaesposadesuhijo,queestámuyenfermo…Bueno,ysevaalextranjero,yseenamoradelpadre,ylosdossufrenmucho,claro,porquecomoelhijosevaamorirycreequeellaessumujer,puesnopuedendemostrarseloquesienten.Esmuybonita.

Todaseranmuybonitas,preciosas,ytodasacababanbien,muybien,enunabodaporamorconmuchodinerodepormedio,másomenoscomolaqueleesperabaasuhermanaMarisol,aunque en los primeros capítulos las protagonistas siempre malvivieran gracias a empleosmiserables,floristas,costureras,institutrices,antesdeconoceralospropietariosdeunagranfortuna internacional, hombres maduros, seductores, políglotas y elegantes que no podíanparecersemuchoalhijodeunterratenientedepueblocomodonJustino.Peroesolopensabayo, no Sonsoles, que ya no podía ponerse sus vestidos de cintura de avispa con faldaacampanadaparasalirdepaseoconsuhermanasobreaquellos tacones imposibles,porquecomoMarisolyaestabaprometida,noconveníaquesedejaraverdemasiadopor lacalle,ytampocoestababienvistoque salieraella sola, asíque lapobreMediamujer sepasaba lastardes encerrada en el cuartel, leyendo novelas de amor y dándole pena a un niño de diezañosqueleía librosmuchomáslargosyexigentes,másverosímilesensudelirantefantasía

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queaquelloscoposdealgodóndeazúcardonde losricosbuenossecasabancon laspobresguapasyvivíanfelicesycomíanperdices,unlectordeJulioVernequeescribíacadavezmásdeprisapalabrassinningúnsentido,qwerypoiu,asdfyñlkj,sinsaberporqué,niparaquéleibaaservir.

Ysinembargo,mislecturasylasdeSonsolesnoerantandiferentes.Ellaleíanovelasrosasparacobrarporadelantadoconunaimaginaciónexaltada,casifísica,unafelicidaddelaquetal vez nunca disfrutaría. Yo leía otra clase de novelas, relatos de naufragios y tormentas,crónicasdemonstruosycadáveres,historiasdecaballerosdehonorintachableymercenariosruines,traicioneros,memoriasdehombressabiosorecluidosporsuspropiasculpasenunamisantropía radical y benéfica, para soportar la calamitosa aventura de vivir en la casacuarteldeFuensantadeMartosen1948.Losmuertosdepapelsonleves,suagoníabreve,sumemoria corta, y en los libros que me conseguía Pepe el Portugués, sus nombres ademásajenos, tan extraños que sonaban a falsos. Los muertos de papel nunca dejan viudas, nihuérfanosquellorenmásdedoslíneas,poresomegustabanaquelloslibros,yporesonuncahabría podido denunciar a Sonsoles, contarle a mi padre la verdad. Así, unidos en lacomplicidad de una fuga destinada al fracaso, entregado cada uno a su propio desaliento,llegamoshastaunasoleadatardedemarzoenlaqueSanchísinterrumpióabruptamenteunadeaquellasclasesquenuncallegaronaserloenrealidad.

La razón remota, como siempre, estaba en el monte. Con el presentimiento de laprimavera, la partida del nuevo Cencerro, al que todos llamábamos ya Cencerro a secas,aunquenadiehubieralogradoresolverelenigmadelrostroqueseocultabatrasesenombre,había multiplicado su actividad, elevándose a niveles que no se recordaban. No se tratabasólodelosgolpeseconómicos,nidelosbilletesfirmados,sinodecosasmásserias,sobretodopropaganda. A mediados de febrero, algunos cortijos abandonados habían amanecidopintadosdearribaabajoconconsignasrevolucionarias,yaprincipiosdemarzoyacirculabaunboletíncon textos tanbienescritosquehasta losmásescépticos terminaronporverenelloslamanodeElíaselRegalito.Apartirdeentonces,laGuardiaCivilnotuvootraprioridadqueencontrarlaimprentadedondehabíansalidoaquellosfolletoscuyocontenidoeramuchomenos importante que su propia existencia, transparente hasta para quienes sólo sabíanfirmarconunacruz.Aunqueenteoríahabríandebidomantenersupropósitoensecreto,todoelmundoestabaenteradodetodo,comodecostumbre,yyoaúnmejorinformado,porquemipadresequejabasincesardelapresiónquerecibíandesdearriba,aunquemelimitéaseguirelritmodesusregistrosadistanciahastaqueundíaleoícontarenlamesaqueaquellatardenoleibaaquedarmásremedioqueirconRomeroacasadelPortugués.

—Elmandohaordenadounainvestigaciónexhaustivaysinexcepciones—aclaró,torciendoelgesto—.Yaveis,comosiellosconocieranalosquevivenaquí,comosisupieranmásquenosotros,menudapérdidadetiempo…

Entonces le pedí a madre que me diera la merienda al mismo tiempo que el postre, yaquellatardedemartes, libredeSonsoles,mefuicorriendoalmolinoalsalirdelaescuela,concarteraytodo,peroal llegararribasóloencontréaPepe,recostadosobrelabarandilladelporcheymuysonriente.

—¿Ymipadre?¿Sehaidoya?—No, está abajo, con Romero, revisando la maquinaria del molino. Se van a poner

perdidos,peronopodrándecirquenolesheavisado.—Estánbuscandolaimprentadelosdearriba—murmuréenvozbaja,comosileestuviera

contandounsecreto.—Ya,yameloimagino—élmecontestósinbajarlavoz—.Peroaquínolavanaencontrar.

Total,quesiacabaranpronto,podríamosirnosacogercangrejos,queelotrodíaencontréunsitiodondehaymuchos,aunquenocreo,porquehanvenidoenunplan…

Alfinal,tuvorazónentodo,comocasisiempre.Elregistrodurómástiempodelquehabríaparecido razonable, nos quedamos sin cangrejos, y mi padre y Romero volvieron con lasmanos vacías, pero empapados de barro, de agua y de hierbajos, desde el cuello hasta lapuntadelasbotas.

—Sentimoseltrastorno,Pepe—sedisculpómipadreantesdedespedirse—.Peroyasabes,órdenessonórdenes,yhayquecumplirlas.Vamos,Nino…

—Yomequedounrato.—No,tútebajasconmigo,queluegotumadreseenfadayelquesellevalabroncasoyyo.No me quedó más remedio que obedecer, y mientras caminaba a su lado, me dije que

seguramenteyonoeratanlistocomoElías,peroquesiestuvieraensulugar,elúltimositiodonde se me ocurriría esconder la imprenta sería en un lugar tan evidente como una casa

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aislada,habitadayenlafaldadelmonte.Entoncesvolvíaveraquelpapelescritoalápiz,elnombrecompletodeltraidor,unapruebaquenuncaapareceríaporqueyolahabíadestruido,porque yo la había roto en ocho pedacitos que había ido arrojando en ocho agujerosdiferentes,«SoteroLópezCuenca,Comerrelojes»,unmensajedestinadoalosCabezalargaono, nunca lo sabría. Me habría gustado preguntarle a mi padre si en casa del Portuguéshabíanencontradolibros.Aél,aquienleextrañabatantomiaficiónalalectura,nolehabríaextrañado esa pregunta, pero no abrí la boca, y los guardias siguieron registrando,exhaustivamente y sin excepciones, esas casas donde a cualquiera de los militares quetrabajabanenundespacho lespareceríamás lógicoqueestuvieraescondida la imprenta,ydonde,precisamenteporeso,laimprentanoestaba.Peronosiemprefuerontanamables.

—Tira…Aquellatarde,Sonsoleshabíadejadosunovelaenelalféizardelaventanaparairahacer

unodeaquellosrecadosquesiemprelamanteníanocupadahastalasseisenpunto,cuandovolvíapararecogerloydespedirsedemí,yyoestabasoloenlaoficina,haciendoplanas,sdfgylkjh,cuandoSanchísentródetrásdeFilo.

—¡Ah! —la Rubia se revolvió como una fiera—. ¿Pero vas a tener la poca vergüenza demetermeenelcalabozo?

—Hedichoquetires—ylaempujó—.Adentro,vamos.Aquellatarde,yaunquenoestuvieraprevisto,Sanchís,queparaesoerasargento,había

ido con Curro a registrar el cortijo de las Rubias por segunda vez en diez días. El primerregistrohabía sido tanminucioso, y tanestéril almismo tiempo,queestabaconvencidodequeCatalinahabríabajadolaguardia.Confiabaenencontrarlaimprentaycreyóquelohabíaconseguido,porquecuando llegó, lasmujeressepusieronnerviosasyempezaronamirarselasunasalasotras,levantandolascejasyescondiendolasmanosdetrásdelcuerpo,comosipretendieranhacerseseñas,muylejosdelamediasonrisairónica,cargadadesoberbia,conla que se habían limitado a mirarle trabajar unos días antes. Eso le pareció un indicioprometedor,ylasobligóaesperarfueramientrasserepartíalacasaconCurro,quesalióconlasmanosvacías,antesqueél.Catalina,quenosehabíarebajadoadirigirniunasolapalabraasucompañero, ledijoqueera inútil,quepormuchoquebuscaranno ibanaencontrar laimprentaallí.Entoncesescucharonunestrépitodecristalesrotos,losvasosquehabíaenlacocinaestrellándosecontraelsuelocomounarencorosa,torperepresalia,yluegounsilenciolargo, prolongado, mucho más temible. Al rato, Miguel Sanchís salió por la puerta con losbrazosocupados,cargandoalgoquenoeraunaimprenta,perosíungranrollodepleitaquehabíaencontradoescondidoalfondodeladespensa,debajodeunmontóndepatatas.

—¿Dequiénesesto?—preguntómirandoa lasmujeres,parasaberacuálse ibaa llevardetenida.

—Mío—Filofuelaprimeraenresponder.—No—Catalinalacorrigió—.Noessuyo,es…—Esmío,madre—perosuhijapequeñaavanzóhaciaelsargento—.Yolohecogido,yolo

hetrenzado,yolohecosido.Esmío.—Pues si es tuyo, lo llevas tú —y tiró el rollo al suelo para que la Rubia se agachara a

recogerlo—.Vamos,alcuartelillo…Hacerpleita,trenzasdeespartoqueunavezterminadassecosíanentresíconunaaguja

curva y afilada como un garfio, hasta formar una especie de estera rudimentaria que losartesanoscomprabanparadespiezarlaytrabajarlacomolesvinierabien,noestabaprohibido,pero sólo se podía coger esparto con una licencia que expedía la Guardia Civil, porque suventaestabaregulada.

Lasrazonesporlasquehabíapodidollegaraprohibirselacosechaespontáneadeunjuncoque crecía solo en medio del monte, sin que lo hubiera plantado nadie, y que servía parahacerobjetosdeprimeranecesidadquecasitodoslosvecinossabíanfabricarconsuspropiasmanos,eranmáscomplejasquelasquehabíanimpulsadolailegalizacióndelarecova.Paracomprobarlo, bastaba con saber quiénes tenían licencia para cosechar y vender pleita alServicio Nacional del Esparto, al que todo el mundo tenía que acudir para comprarla. EnFuensantadeMartos erandon Justino, suhermano,CarlosMariamandil, y dos o tresmás,queganabandineroconcadapardealpargatas,concadaserón,concadaalforjayconcadapersiana que se vendieran en el pueblo, porque quienquiera que los hubiera hecho, habíatenidoquecomprarleelespartoantesaellos,aunquenofuerasuyo,sinodelmonte.

Hasta mi madre decía en voz alta que aquello era una vergüenza. A ella, incluso si nohubierasidolamujerdeunguardiacivil,nolehabríaquedadomásremedioquecontribuirala riqueza de quienes se ponían una camisa azul y una chaqueta blanca para presidir las

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procesiones,porqueeradeAlmeríaynosabíahacerpleita,perolosdemásseguíancogiendoespartoenelmonteytrabajándoloporsucuenta,parafabricarloquenecesitaranyvenderelrestoenelmercadonegro,aunariesgodecorrerlamismamalasuertequecayósobreFiloaquella tarde. Cuando eso sucedía, lo habitual era que les requisaran el rollo, un perjuiciomásquesuficientesiseteníaencuentalacantidaddehorasdetrabajoquehabíaninvertidoenél,quelesllevaranalcuartelilloparatomarlesdeclaración,yquelossoltarandespuésdeecharlesunabronca.Peroaquellatarde,aFilonolasoltaron.

—Mistatarabueloscogíanespartoenelmonte…CuandoSanchíslaempujó,estuvoapuntodecaerseperonoentróenelcalabozo.Cerróla

puerta por fuera apoyándose en ella, se agarró a los barrotes con las dos manos, estiró elcuelloparamiraralguardiaconunaexpresiónferozylehablócomosiescupieralassílabasunaporuna,sindesviarlosojosniporuninstantehaciaCurro,quesehabíaquedadoenelumbral,ohaciamí,queestabasentadoantelamáquinaconlasmanosquietas.

—Mis bisabuelos cogían esparto en el monte —pero yo sí la miraba, y nunca me habíaparecido tan guapa como entonces, mientras la rabia la iluminaba por dentro paratransformar en una máscara trágica de afiladas aristas su rostro redondo, armonioso, quereunía lagraciamorenaychispeantedelasgitanasconlaclaridaddeunapieldemanzanarecién cogida—. Mis abuelos y mis padres lo han seguido cogiendo. ¿Y ahora me vas aencerrartúamíporhacerlomismoqueellos?

—Sí —el sargento torció los labios para dibujar algo parecido a una sonrisa a la que seasomabayalarisagordadeunsapo—.Miratúpordónde…

—¿Yporqué?—Porqueesundelito,ylosabesdesobra.—Undelito,¿no?—ellaseechóareír,moviendolacabezacomosinopudieracreerloque

estabaoyendo,ysusojosecharonchispas—.Ya.¿Yquiénlodice?—¡Miscojoneslodicen!—Sanchísestabaperdiendolapaciencia,yCurroseestaríadando

cuenta, porque me daba cuenta yo, pero los dos seguíamos mirándoles sin hacer nada—.Entra de una vez, Filomena, y no me busques porque me encuentras. ¡Te juro que meencuentras!

Hastamadrediceenvozaltaqueestoesunavergüenza.Esopensémientraslesmiraba,Filoagarradaalosbarrotestodavía,conlabarbillalevantadatodavía,larisapintadaenloslabiostodavía,peroSanchíscadavezmáscerca,másfurioso,resoplandoporlanarizconlamanoderechaapoyadaenlahebilladelcinturón,yyanopudepensarnadamásqueunacosa,entra,Filo,entra,repetirlamuchasvecesconloslabioscerrados,entraFilo,porDiosyporlaVirgen,comosirezaraparasalvarmeamí,ynoaella,entra,porfavor,entradeunavez…

—Nomeda laganadeentrar—peroFilonomemiraba,nomeescuchaba,nomehacíacaso—.Yonohehechonadamalo.Nosoyunaladronaniunacriminal,paraquemeencierresenuncalabozo.

—¿No,eh?Puesalomejoresquequieresotracosa—SanchíssedesabrochólahebilladelcinturónyCurronohizonada,yonohicenada,perolasmanosdeFiloseaflojaron,sinsoltardeltodolosbarrotes—.¿Quieresqueentreyocontigo?¿Eseso,Filo?

Están poniendo películas, Nino, aquella noche yo me había dormido pronto, estábamoscercadeNavidad,hacíafrío,peromihermanaPepamedespertótocándomelacara,otravezestán poniendo películas y no me puedo dormir, entonces me espabilé y lo oí yo también,mucho más cerca que de costumbre, ven aquí, le dije, acuéstate a mi lado, que vamos acantar,yempecéacantarmientrasellaseacurrucabacontramí,perolesoíademasiadoalto,demasiadocerca,lavozdeSanchís,lavozdeCurro,estabanensucasa,teníanqueestarensucasa,alotroladodelapared,entoncescantémásalto,ypenséqueibaadespertaramispadres,peroquizásesofueralomejor,porqueaquellaescena,fueralaquefuese,tendríaqueestarpasandoen los calabozosynoenel cuartodeal lado,mira, ésaquehablaahora,mihermanaPepallorabaynoatendíaalacanción,esFernandalaPesetilla,¿no?,no,quévaaser,ledije,ypenséqueyaeracasualidad,ydesgraciada,porqueFernandadespachabaenlacarniceríadesusuegradesdequesumaridoseechóalmonte,esunaactriz,loquepasaesquetehasconfundidoporquetienenunavozmuyparecida,yporeso,porquetodoslosdíasmimadrelallevabaconellaalacompra,lasuyaeraunadelaspocasvocesquemihermanapodíareconocersinequivocarse,hacecasidosañosquenoveoaNicolás,yalosabéis,¿estásseguro,Nino?,claroquesí,tonta,¿cómovaaserFernanda?,peroeraFernandayyoabracéaPepa de otra manera, la apreté contra mí cruzando el brazo izquierdo sobre su oído paraahorrarlelosdiálogosdeaquellaverdaderayciertapelículadeterror,¿ycómoesqueestásembarazada,entonces?,porqueelniñonoesdemimarido,yseguícantandohastaquenoté

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quesucuerposeablandaba,¿ydequiéneselniño?,puesdeuno,hastaquedejódellorar,¿ycómo se llama ese uno?, no me acuerdo, hasta que su respiración se hizo más regular, ¿ycómo puedes no acordarte?, es que no es de aquí y le vi sólo esa vez, más profunda,¿forastero, no?, sí, forastero, ya, como siempre, y cuando Pepa se había dormido, Curro lecedióelturnoaSanchís,puestevoyadecirunacosa,Fernanda,nomelocreo,peroyonodejé de cantar, yo creo que lo que ha pasado ha sido distinto, seguí cantando para que mihermanasiguieradurmiendo,yocreoquetumaridobajaavuestracasaaecharunpolvodevez en cuando, y seguí cantando sólo por cantar, mientras nosotros estamos en el montemuertosdefrío,ydesueño,ydecansancio,peroaquellavezmicanciónnosirviódenada,¿ati te parece justo eso, Fernanda?, porque estaban muy cerca, demasiado cerca, ¿te parecebien que Saltacharquitos esté follando contigo, tan a gusto, mientras nosotros las pasamosputasbuscándoleportodaspartes?,ylesoíademasiadobien,oíalavozdeSanchís,puesnoes justo, ¿sabes?, los lamentos de Fernanda, no me peguéis en la tripa, en la tripa no, porfavor, el silencio de Curro, que me caía bien, que no era un chivato, no te preocupes,Fernanda,queaquínotevaapegarnadie,hoyno,yatelohedichoalprincipio,Curro,queeraunbuenchicoyestabaallí,sinhacernada,loquevamosahaceresmuchomásdivertido,Curro,queestabaenamoradodeunachicaqueparecíaunamonjay loestabaviendo todo,ahoraquesabemosquetegustatantoquelohacesconelprimeroquellega,¿quieresfollar,Fernanda?,igualqueloestabaoyendotodoyo,sinonosdicesdóndeestátumarido,seráqueteapetece,elllantodeFernanda,elruidometálicodelahebilladelcinturóndeSanchís,yporfinsuvoz,lavozdeCurro,apagada,débilcomoelpiardeunpájaroreciénnacido,miserabledepuroblandaenelvérticedeaquelladureza,yaestábien,Miguel,déjaloya,yotravezaSanchís,muchomásfuerte,másseguro,másrisueño,¿porqué,siyahasvistocómolegusta?,entoncesdecidíqueno ibaaoírnadamás,ydesembaracéconcuidadoelbrazoconelquerodeabaamihermanaparaestrellarlapalmadelamanocontralapared,unavez,yotra,yotra,yotra,yotra,yotra,yotramás,hastaque llegómipadre,muyasustado, ¿quépasa,Nino,quéhacePepaentucama?,enlacasadeCurro,ledije,tienenaFernandalaPesetilla,yestánchillando,nopodemosdormir…

Élsefuecorriendoyvolvióenseguida,cuandoyanoseoíamásquesilencio.Nohasidonada, me dijo, has debido tener una pesadilla, porque en casa de Curro sólo está él,durmiendo,duérmetetútambién.Yhabríatenidoquepreguntarle,¿porquélostapas,padre?,¿porquémemientes?,¿porquémañananovasairacontarlenadadeestoalteniente,niaIzquierdo,queescabo,nianadie?Peronodijenadadeeso.Sí,padre,ahorameduermo.Esofueloúnicoqueledije,yélmediounbeso,yyoselodevolví.

Esoera lavida, laúnicavidaqueyoconocía,unapesadilla rojizayespesa,salpicadadegritos, salpicada de golpes, salpicada de sangre, que se desvanecía con cada amanecer,cuando salía el sol para que el teniente volviera a ser un pobre hombre manejado por sumujer, y Curro un buen chico, y mi padre un hombre bueno, que nos quería y cuidaba denosotros, mientras Sanchís siguiera cargando con todas las culpas. Eso era la vida en mipueblo,dondelasmujeresselevantabanprontoparaencontrarseenlacoladelacompra,yFernandadespachabaensucarniceríaylassaludabaatodasporigual,buenosdías,¿quétepongo?,conlosojoshinchadosylasmanostemblandotodavía.Esaeramivida,unavidacasinormalmientraselsolviajabaporelcielo,aunquemihermanaPepanoentendieraporquéalgunasniñasnoquerían jugarconella,porqué ledaban laespaldasinsaludarla,porquémadreledecíasiemprelomismo,puesdéjalas,sisehanidocorriendoasucasa,seráquelashanllamado…Esoeralavidacuandolamuertenosecruzabapormedio,ylamuertellegabasiempre de noche, en las horas oscuras, las horas largas y feroces de los cerrojos y la luzeléctrica, las horas despiadadas de las vocales interminables y los hombres sin corazón,porquelohabíandejadoenmediodelpijama,dobladobajolaalmohada,pararecuperarlosólode madrugada, cuando volvían a ser lo que eran antes, pobres hombres, buenos chicos,hombresbuenos.Esoera la vidaypadre tenía razón, el llantodeFernandahabía sidounapesadilla,yunapesadillahabíasidolamuertedesuhermanoLaureano,yladelpadredelosdos,otrapesadilladelaqueFuensantadeMartossedespertóaldíasiguienteyellosnunca.Ellosnunca.

Esto no puede seguir así, Antonino, decía mi madre, así no se puede vivir, pero asívivíamos,asíseguíamoslevantándonosporlamañana,asínosquejábamosdelfríoodelcalor,ycuandonohabíamospodidodormir,nolodecíamos,porquelanocheeraunapesadilla,perodespuésdelanochellegabaeldía,ysalíaelsolparailuminarlavidadeunpueblocorriente,dondevivíangentescorrientesquehacíanlascosascorrientesdetodoslosdías.Nosepodíavivirasí,perohabíaquevivir,ysevivía,loshombresmadrugabanparatrabajarenelcampo,

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las mujeres despertaban a sus hijos, los lavaban, los vestían, los peinaban, les obligaban aterminarselaleche,cuandohabíaleche,ylosmandabanalaescueladespués,ycadaunoseponía la máscara de sí mismo para interpretar su papel como si la noche no les hubierapartido el corazón, como si no les hubiera arrebatado para siempre un pedazo, como si notuvieran que llevarlo a cuestas, eternamente roto, eternamente pesado, y maltrecho, ydolorosocomounaheridaabiertaquenoqueríacerrarse,yasísemezclabanconlosdemás,con los que no sufrían, los que dormían sin despertarse cada vez que sonaban pasos en lacalle, los que no desayunaban miedo, ni comían miedo, ni cenaban miedo, en la fabulosarepresentación de la normalidad, la apacible envoltura cotidiana del odio, de la rabia, delterror,lafarsaagonizantedelosdesesperados,yesasmujeresdelutoquehabríanpreferidoestarmuertas,perovivían,yseguíanlevantándoseparavestirsedenegrotodaslasmañanas.

No se puede vivir así, pero así vivíamos, y los paréntesis de tranquilidad, los meses sinredadas,sindetenciones,sinentierros,noteníanmássentidoquelaespera,losminutos,losdías, las semanas que faltaban para que todo empezara otra vez, para que regresaran loscamiones,ylaspatrullas,ylaruletarusadelasvisitasinesperadas,unosnudillostocandodenoche en la puerta de al lado, quizás en la propia, y nos llevamos a su marido a declarar,señora,peronosepreocupequeselodevolvemosenseguida,yyatepuedesir,peroechaporahídelante,queteveamosbien,ylostirosdemadrugada,porquesumaridointentóescapar,señora, saliócorriendoynonosdejóotra salidaquedisparar sobreél, siempre lasmismaspalabras, los mismos verbos, los mismos adjetivos, la repugnante sintaxis burocrática delterror,elcomedidovocabulariodelosfalsospésames,lacortesíatempladadelosasesinosylasropasteñidasdeoscuroqueretornaríansinfaltaalosbalconesantesodespués,mientrasduraraaquellaguerraquenuncaseibaaacabarporquenadiepensabatodavíaenrendirse,pormásquedonEusebioseempeñaraencontarenvozaltalosañosdepazenalgunasfechasseñaladas.

Nosepodíavivirasí, y sinembargo,hastaaquella torpesimulaciónde lavida tenía susreglas, riesgos y certezas bien delimitados, espacios seguros pactados de antemano, comoesas paredes en las que los niños podíamos poner una mano y gritar, ¡salvo!, cuandojugábamosapillarnoslosunosalosotros.Enlashorasdeldía,estábamosasalvo.Mientraselsolviajaseporelcielo,anadielepodíapasarnadamásgravequeperderunrollodepleitaounacestadehuevos,pesadillaspequeñas,diurnas,quenodisputabanalanocheelmonopoliodel miedo y del dolor. Por eso, aquella tarde, en la oficina del cuartel, cuando Sanchís sedesabrochóelcinturónyacercósucaraa ladeFilohastaquesusnaricescasi se rozaron,sentíunmiedodesconocido,unescalofríodistintoalosquemeestremecíandenocheenmicamayaúnmásintenso,porqueloqueestabaviendonopodíaestarpasando,nomientraslaluzdel solentrarapor laventana,mientras lasventanasestuvieranabiertasdeparenpar,mientrasrespiráramosatravésdeellaselaromamansoytempladodelcampoenunaprecoztarde de primavera. Aquello no podía estar pasando, era imposible, y por eso temí queademás,ysobretodo,fuerapeor.

—¿Qué pasa? —el tono de Sanchís, grave, ronco, susurrante, era el mismo que habíaescuchadounavezalotroladodelapareddemicuarto—.¿Teloestáspensando?

Entra,Filo,entra,entradeunavez,por favor,porDiosypor laVirgen,entraya,por tumadre,Filo,entra,entra…EntoncesmiréaCurro.Hazalgo,ledijeconlosojos,¿porquénohaces algo?, y él me entendió, sé que me entendió porque giró la cabeza para no volver amirarme, para no volver a enterarse de lo que le estaban diciendo mis ojos. En ese gestocomprendí que estaba solo, completamente solo, y me levanté. No sabía qué iba a hacer acontinuación, pero me levanté, y las patas de la silla chirriaron al deslizarse sobre lasbaldosas.LosojosnegrosdeFilomemiraronconasombro,memiraroncon recelo losojosverdes de Sanchís, y pensé que podía elegir entre ponerme a gritar o salir corriendo.Cualquieradeesasdosaccionesbastaríaparaquedejaradepasar loquenodeberíaestarpasando,oquizásno,quizássóloloaplazaría,porquelosdemástaparíanasucompañero,leampararían como antes, como siempre, acabarían diciéndome que había soñado despierto,otravezconpesadillas,Nino,niquefuerasuncríochico…Todoesomediotiempoapensarenunsegundo,depieantelamesa,hastaqueescuchélavozdeSonsoles,ytodoestallócomounglobocuandorozalapuntadeunalfiler.

—¿Ya te ibas? Lo siento, me he retrasa… —y sólo entonces se dio cuenta de que noestábamossolos—.¡Uy,cuántagentehayaquí!

Cuandoterminódedecirlo,SanchísyanoestabaencimadeFilo,yellahabíasoltadoalfinlosbarrotesparaqueyosintieraalgoparecidoalalivioquehacíamicamamásblanda,más

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cómoda,máscaliente,cadavezquedespertabadeunapesadillaenlafamiliaroscuridaddemicuarto.

—Sí,yaves—elsargentocogióasudetenidadelbrazo,laseparódelapuerta,laabrióylaRubiaentróporfin,dócilmente.

—Bueno,pues…—Sonsolescogiósunovelaynoseatrevióapreguntarnada—.Yoyamevoy.

—Yotambién—añadí,peroSanchísmedetuvoconungestode lamanocuandoyahabíaempezadoaandarhacialapuerta.

—No,Canijo,tútequedas.—¿Porqué?—él,quemehabíadadolaespaldaparairabuscaralgoenunarchivador,no

mecontestó—.Miclaseyasehaterminado.—Sí —y vino hacia mí con un papel en la mano—, pero ya que eres tan servicial, tan

decididoparatuscosas,seguroquenoteimportahacermeunfavor,¿verdad?Yasí,depaso,practicasunpoco,quesiempreconviene…

Cabrón,cabrón,cabrón,lellamésindespegarloslabios,porqueAlfredoyPaquitoestaríanesperándomeyaparajugaralfútbol,cabrón,cuandomeenseñóladenunciaqueibaatenerqueescribiryoensu lugar,cabrón,mientrasmedecíaqueeramuyfácil,cabrón,queteníaque poner Filomena Rubio donde ponía nombre, cabrón, luego la dirección donde poníadirección, cabrón, la fecha donde ponía fecha, cabrón, y en el motivo, hallado un rollo depleita en su domicilio, cabrón, careciendo de licencia del Servicio Nacional del Esparto,cabrón,cabrónycabrón.

—Cuandohayasacabado,melatraesamicasaparaquelafirme.¿Estáclaro?—Sí—pedazodecabrón.Ysefue.Currosemarchótrasélsinatreverseadecirnada,ymequedéasolasconFiloyconsu

denuncia,unimpresoquehabíavistorellenarunmontóndevecesyquedelejosparecíamuyfácil,perodecercanoloeratantoporque,pormuchoquegiraralosrodillos,nuncaconseguíasituar el papel a la altura exacta de la letra impresa. Al final, me resigné a escribir en unrenglón sólo aproximado y fui pulsando las teclas despacio, con mucho cuidado, para noequivocarme,f,u,e,n,s,a,n,t,a,porqueestaveznoestabantodasjuntas.Sonsolessólomehabíaenseñadoahacerplanas,peronitodaslascuartillasrellenasdeqwerypoiuquehabíarellenadoenunmesymediojuntas,meayudaronaescribirelnombredemipueblocomosidispararaconunsimplefusil.

—¿Ytúestásdandoclasesdemáquina?Estabatanconcentradoenencontrar lasteclasypulsarlassinconfundirme,tanaterrado

porlaposibilidaddeestropearelimpresoytenerqueiracasadeSanchísapedirleotro,queni siquiera me había dado cuenta de que Filo se había levantado y se había acercado a lapuertadelcalabozoparamirarme.

—Sí—dije,levantandolasmanosdeltecladoparanocorrerelriesgodeescribirunaletraequivocadasinquerer.

—¿Conquién?—laexpresióndeincredulidaddesucaranoimpedíaquesuvozfueradulce—.¿ConMediamujer?

—Sí,conella.—Puesnoadelantasmucho,por loqueveo—mesonrió,yyo ledevolví la sonrisa,y fue

comosiellamedieralasgraciasporhabermelevantadoantes,ycomosiyosintieraquesóloporesohabíavalidolapena.

—Bueno,esquetodavíanohemosempezadoenserio,meparece,porquellevocasimesymedio,perosólohagoplanas.

—¿Enmesymedio?—Sí—ymiconfirmaciónacentuóelarcoatónitodesuscejas—.Porcierto,Filo,¿cuálestu

segundoapellido?—Martín.Peroasínovasaescribiramáquinaentuvida,Nino.Lamiréymeparecióqueestabahablandoenserio,yesoqueríadecirbastante,porque

Filo sabía muchas cosas, y madre decía que hacía cuentas de cabeza, sumas, restas,multiplicacionesyhastareglasdetresenunperiquete.

—¿Túsabes?—lepregunté.—Másomenos.EmpecéunpococuandoElena, laamigademimadre, sevinoavivir a

casa.Ellatrajounamáquina,peroelañopasadotuvimosqueempeñarla,porquecomohelóenprimavera,senosechótodoaperder,ynohemospodidorescatarlatodavía,asíque…

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Enesemomentoescuchamoselruidoasimétrico,inconfundible,delospasosdePastora,lapisadalevealaquesucedíasiemprelapesadahuelladesutacónortopédicocomoenelritmode una canción mal cantada, una alerta involuntaria que animó mis dedos sobre el tecladomientrasFiloseapartabadelapuertaparairasentarseenelbancodesucelda.

—¿Hasterminadoya?—mepreguntódesdelapuerta.—No, pero me falta poco —mentí, y ella asintió con la cabeza antes de dirigirse a la

detenida.—Toma—letendióunpaqueteenvueltoenpapeldeperiódico—.Meheencontradoporla

callecontuhermanaPaula,queveníaatraerteesto.Eraunbocadillodepanceta,yolíamuybien,perolaRubiaretuvoalamujerdelsargento

antesdedarleelprimermordisco.—Oyeunacosa,Pastora…¿Yelrollo?¿Sabesloquehahechotumaridoconél?—No temolestes,Filo—Pastorasonrióconsuficienciamientrasseguíaandandohacia la

puerta—.Mimaridonoesdeésos.Yo ya lo había oído contar, se rumoreaba de Izquierdo, sobre todo, aunque Paquito me

había asegurado que Carmona también lo hacía, su padre no, decía él, ni el mío. NuestrospadresentregabanelrolloenlaoficinadelEsparto,queeraloquehabíaquehacer,peroellosdos le revendían la pleita que hubieran requisado a su propietario original, a cambio de lamitaddeldineroqueconsiguierasacarporella.Yonomelohabíacreído,porqueaPaquitolegustabahacerseelenteradoconmigo,presumirdequesuspadreshablabandetododelantede él, y no como los míos, que andaban siempre a vueltas con la ropa tendida y dándosegolpecitosenloslabiosconeldedoíndicecuandonosotrosandábamoscerca.Estabasegurodequese inventaba lamitadde lascosassólopor farolear,peroacababadedescubrirqueaquellaeraverdad,unaverdadquearrojabatantavergüenzasobrelavergüenza,quenomedíunaspalabrasquenodeberíahaberdichojamás.

—¿Quieresquelobusqueyo,Filo?¿Quieresquemire…?—¿Tú?—yalmirarla, vi en susojosmásmiedoque sorpresa—. ¿Pero cómovasahacer

tú…?¡Anda,anda,terminadeunavez,queaestepasovamosadormirlosdosaquí!Noentendídeltodosisereferíaalalentituddemitrabajooalanaturalidadconlaquele

habíapropuestoalgoque,ysóloentoncesmedicuenta,eraundelito,ymepusetancoloradocomo si hubiera metido la pata, como si me hubieran descubierto infringiendo una leysagrada,comosiyo,sóloporserhijodeunguardiacivil,nopudieraopinarsobreloqueerajustoyloqueerainjusto,loqueestababienyloqueestabamal,loqueestabaaprendiendoen los libros porque la realidad se negaba a enseñármelo. No quería pensar en eso, y asíterminéderellenarladenunciaantesdeloquepensaba.

—Voyallevárselaaése…—ledijeaFilo—.Ahoravuelvo.Ellaasintióconlacabezaysalícorriendosóloparatropezarmeenlapuertaconlabarriga

deMichelín,queacababadeenterarsedequeteníaunaprisioneraporqueselohabíacontadoRomero,queestabadeguardia.Yahabíandado las siete, yesosignificabaqueel sargentohabíaterminadoyasujornada,peronomeatrevíadejarladenunciaenlaoficinaparaquelafirmaraaldíasiguiente.

Meacerquéasucasamuydespacio,meditandosobrelamejormaneradeabordarle.Teníapensadoanunciarmeconlosnudillosenlapuerta,perolaencontréentreabierta,ynochirriócuandolaempujé.Nuncahabíapasadomásalládelzaguán,unpasilloestrechoydiminuto,peroallínohabíanadie.SanchísyPastoraestabanalotroladodelacortinaqueellamismahabíaconfeccionadoatandotaponesdebotellasdetodosloscolores,unosplanosyotrosdecanto,enunoscordelesblancos.Eramuybonita,muchomásque laque teníamosencasa.Madre, que había comprado en una tienda aquellas hileras de tubos de pasta marrón queparecían macarrones quemados, decía que ella no tenía tiempo para perderlo en trabajosmanualesyqueelcasoeraquenoentraranmoscasenlacocina,peroaquellatarde,cuandoviaSanchís,yviaPastora,yvi loqueestabanhaciendo,penséquetodoerajusto,queeralógico,aunquesólofueraporqueencualquierotrolugaraquellaescenaseríadiferente,yalotro lado de una cortina como la nuestra, yo nunca habría tenido la sensación de que unenjambredehadaspequeñas,graciosas,transparentes,estuvieraapuntodeposarsesobremicabeza.

Loqueviparecíaunespejismodentrodeotroespejismo,peronoloera.Unvientosuave,cómplice,mecíalastirasparaqueaquellasmedallasbaratasdemetalpintadobrillaranalaluz de un sol exhausto como monedas preciosas de oro de colores, destellos amarillos,naranjas, rojos,blancos,que tintineabancon ladelicadezadeunaorquestadecampanillas.No eran más que chapas, tapones de cerveza, de limonada, de gaseosa, pero en aquel

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momentoresplandecíancomolasjoyasdeunmundooculto,unparaísosecretoenelqueyomehubieracoladoporazarysinpermiso.Esosentícuandolesvientrelosreflejosdoradosdeaquellaondulantemareadehojalata,élsentadoenunescabel,ellaenfrente,enunasillaalta.Pastoraestabadescalzayensusdospies,el sanoyelenfermo,elblancode lasbolitasdealgodónque separaban losdedoscontrastabaconel rojo furiosodel esmalte conelque sumaridolepintabalasuñas.Esoeraloqueestabanhaciendo.Entoncespenséporsegundavezenelmismodíaqueestabaviendoalgoquenopodíasercierto,ysinembargo,yaunqueelprotagonistadelasdosescenasimposiblesfueraelmismohombre,esaimagennomeprodujomiedo, sino calor, y más allá del asombro, una extraña alegría, un júbilo fronterizo con unplacerquepudesentir,peronoentender.

EnFuensantadeMartoslasmujeresnosepintabanlasuñasdelospies.Lasdelasmanos,sólopara lasgrandesocasionesy siempredecoloresclaros,nacarados,propiosdeseñorasdecentes.Quizásporeso,laschicassolteraseranmásatrevidas.MihermanaDulceibacadados por tres con sus amigas a la droguería con unos frasquitos vacíos y muy bien lavados,paraeliminarhastaelúltimorastrodeljarabequehabíancontenidoenorigen,ylosrellenabaconveintecéntimosdepinturarosa,pálidaochillona,segúnelhumordelqueestuviera,queescondíaensuarmarioalvolveracasa.Peronolohacíaporquemadreleprohibierapintarselas uñas, que eso no le parecía mal aunque cuando empezó tuviera sólo doce años, sinoporqueluego,parahacerseelpincel,teníaquearrancarunmanojillodecerdasdelcepillodelaropa,queyateníamáscalvasqueunacompañíadeveteranos.Deesosequejabamadrealregañarla,perodespués,cuandoseacercabanlasfiestas,ellatambiénusabalospincelesquemihermanaysusamigasapañabanconunpalitoyunpocodealambre.

En septiembre, para las fiestas del pueblo, don Justino contrataba todos los años a lamismaorquestadeJaén,ysucantantesí llevabalasuñasdelasmanospintadasderojo.YomehabíafijadoporquedonBartolomé,elpárroco,solíadedicarelsermóndeesedomingoalas arguciasdel diablo, que corrompía a lasmuchachas inocentes con la falsa tentacióndeunabellezaquelosmaquillajesylaropaceñida,ensumuydesautorizadaopinión,arruinabanenlugardefomentar.Todossabíamosqueestabacensurandoporanticipadoalacantantedelaorquesta,yporesonosregodeábamosluegoenmirarlabien,estudiándoladearribaabajo,peroniaunadvertidoscomoestábamosdequeaquellarubiateñidasehabíadejadoseducirporeldiablo,lahabíamosvistonuncaconlasuñasdelospiespintadasderojo.

Elrojo,enloslabios,enlasuñas,enlaropa,eraelcolordelasputas,yporeso,cuandovinoEvaPerón,unañoantes,mimadreysusamigassefijaronensusuñaslargasyoscuras,ydijeron que bien claro estaba. Sin embargo, lo que estaba sucediendo al otro lado de lacortina,en la cocinade la casadeSanchís,no teníanadaqueverconelpecado,ni coneldiablo, ni con los sermones de don Bartolomé, ni con el pasado de Eva Perón. Era algodistinto,ypertenecíaaunmundodistinto,desconocido,ajenoalmío,esemundoenelquenunca había visto ningún color en las uñas del pie sano que Pastora enseñaba en verano,cuando se ponía una sola sandalia. Si alguien me hubiera contado que un hombre de mipueblohacía loqueestabahaciendoMiguelSanchísdelantedemí,habríapensadoqueeramarica.SialguienmehubieracontadoqueunamujerdemipueblosedejabahacerloqueseestabadejandohacerPastoradelantedemí,habríapensadoqueeraunaputa.PeroSanchísleestabapintandolasuñasdelospiesasumujer,ynadaeraloqueparecía,sinomásbienlocontrario,laexpresióndeunaarmoníaperfecta,cargadadedulzura,desentido.

Élseechóunmomentohaciaatrásparaverelefectodesutrabajo,ysediounapalmadaenlarodillaparaqueellavolvieraapisarlaconsupiedeforme,máspequeñoqueelotro,mástorcido que nunca frente a la belleza de su igual, blanco y desnudo. El pincel parecíademasiado frágil, demasiado dificultoso entre los toscos y grandes dedos del hombre, peroSanchís sabía usarlo, y repasó de rojo cada una de las uñas que crecían al borde de unosdedostorturados,encogidosyraquíticos,conunarapidez,unaprecisiónasombrosas.Cuandoterminó,cogióaquelpieentresusmanosylobesóenelempeine,una,dos,tresveces,paraquePastorasonrieraydejaracaersucabezahaciaatrás,descubriéndomeporfin.

—Hola—dijeyo,anticipándomeacualquierpregunta.El sargento volvió la cabeza para mirarme, y por un instante, vi a un hombre al que no

habíavistonunca,nisiquieraaquellanochedeverbenaenlaquesebesóconPastoradelantedetodoelmundo,aunquequizás,aquellanoche,antesdequesusbocassefundieran,teníatambiénesacaradearcángelquealcancéacontemplarduranteuninstante,yquesólohabíavistoen las figurasdelretablode la iglesiadeAlcalá laReal.Porquesólopudecompararleconellascuandoatravesélacortinaquenosseparabaparadescubriraunhombredistintoal

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queconocíadesdesiempre,unhombrejoven,risueñoyrelajado,iluminadoytersocomounaestatuaantiguadecarneyhueso.

—¿Quéhacestúaquí?—escuchésuvoz,áspera,conocida,yyaeraélynoloera,eraélyotro,eldeantes,eldesiempre.

—Hevenidoatraerle…Levantéelpapelenelaireymoviólacabezaenungestofurioso.—Pues te lovuelvesa llevara laoficina,quepareces tonto, joder…Déjaloallíqueya lo

firmaréyomañana.Durante un segundo, no me moví. Me quedé quieto, dividido entre el reproche y la

nostalgia, sin atreverme a decir que había venido sólo porque él me lo había mandado niquererrenunciartodavíaalmisterioluminosoycalientedeaquellacocina.

—Vamos,lárgateya,queparecesmemo…¿Aquéestásesperando?Crucéelpatiomuydespacio,abrumadopor laescenaqueacababadecontemplar,aquel

prodigio al que no sabía ponerle un nombre y que desmentía todas las cosas que yo creíasabersobreMiguelSanchís,todas lasquehabíaaprendidoypodíarecordar,aunquefuerantan verdaderas como aquella insospechada sutileza. Al llegar a la oficina, me encontré lapuerta del calabozo abierta. Romero me contó que el teniente había soltado a Filo, y mepreguntéquéclasedehombreseríacapazdehacerleadosmujerescosastandistintascomolasquehabíahechoSanchísenunasolatardepero,pormásquebusquéenmimemoria,yenlospersonajesdetodosloslibrosquehabíaleído,todaslaspelículasquehabíavisto,todaslashistoriasquemehabíancontado,nologréencontrarningunarespuestaparaaquelenigma,yaldíasiguiente,comodecostumbre,lospequeñosacontecimientosdelarutinacotidianaseimpusieron a aquella enormidad que por una vez no era deforme, no era dolorosa, no erasangrienta,sinounaextraña,misteriosaformulacióndelabelleza.

Loqueyovivícomounregalodelasuerte,unprivilegiocaprichosamenteotorgadoporelazar, intensificó la animadversiónqueSanchísmostrabahaciamídesde lanocheenque leinterrumpígolpeandolaparedconlamano.Hastaentonces,memirabamal.Apartirdeaqueldía, como si pudiera perdonarme antes mi condición de testigo de su brutalidad que miintromisión en la extravagante intimidad que ocultaba a los ojos de todos, me miró peor, yaunque no le había contado nada a nadie, porque ni siquiera habría sabido escoger laspalabrasprecisasparahacerlo,procuréesquivarlemientrasmividaseguíaigualqueantes,laescuela, los amigos, las clases con Sonsoles y mi devoción por Pepe el Portugués. Sinembargo,mecostótrabajoolvidarlasuñasdePastora.Quizásnolohabríalogradosiaquellaprimaveranohubieratraídohastamividaunsucesoauténticamentegrande,casideltamañodelosquesolíansucederenlasvidasdelosdemás.

—Oye,Pepe…Afinalesdemarzo,laimprentadelmonteseguíafuncionando,aunquenohabíanvueltoa

hacer un folleto, sino unas octavillas que circulaban en tales cantidades que hasta Miguelhabíaconseguidouna,perolosguardiasyanosabíandóndebuscarla,yasí,elPortuguéspudoenseñarmeporfinunrecododelríodondehabíatantoscangrejosquebastabaconhundiruncazamariposasenelaguaparasacarlollenohastaarriba.

—Dime…Luegolosmetíamosenunacestacontapaylosllevábamosalmolino.Élloscocíaenagua

con sal, una cebolla, una hoja de laurel y unos granos de pimienta, y nos los comíamosenseguida,lacabezaprimero,despuéslacoladecarnedura,apretadaycaliente,exquisita.

—Sitúestuvieraslocoporunamujer,peromuchomucho,muchísimo,enamoradocomoenlaspelículas…—sóloentonces,alsentirlanecesidaddehacerenvozaltaaquellapregunta,empecéaentenderlo,peroél,pendientedetaparbienlacacerolaparaquenoseleescaparaningúncangrejovivo,asintiósinmirarme—.¿Túlepintaríaslasuñasdelospies?

—¿Yo?—ymenosmalqueelaguayahabíaempezadoahervir,porquesediolavueltaconlatapaenlamanoparamirarmeconojosdealucinado—.¡Peroquédices!¿Cómoibaahaceryounacosaasí?¡Niquefueramaricón!

—Ya—noesperabaotrarespuesta,peromequedépensandoigual—.Porquetúcreesqueunacosaasísólopuedehacerlaunmaricón.

—Puesclaro.Hayquever,Nino,quécosastienes…Estaba equivocado. Yo sabía que por una vez estaba equivocado, pero tampoco lograba

entendercómo,siSanchísestabatanenamoradodePastoraquelepintabaderojolasuñasdeaquelpieencogidoydeforme,podíadivertirseamenazandoaotrasmujeresconviolarlas.Siyo había entendido bien, el pincel que Sanchís sostenía en la mano era una especie degarantía de amor incondicional, una manera de decirle a Pastora que no le importaba que

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fueracojayaúnmás,que legustabasupie torcido.Peroa lomejoryonohabíaentendidobien,alomejornohabíaentendidonada.Alomejor,madreteníarazón,yélerasolamenteunatravesado,untíosiniestroquehacíacosasraras.Esocuadrabamejorconloquesabíadeél,consuestilo,consusaficiones,conesamanerasuyaderetorcerlos labiosalsonreír,yporeso, y aunque estaba seguro de que maricón no era, no lo dije, ni volví a sacar el temamientraslosdosnoshartábamosdecangrejos.

—Parecequehoynoshemospasadodelistos,¿no?—cuandonosrendimos,quedabanenlafuentecasitantoscomolosquenoshabíamoscomido—.Espera,quetevoyadaruncacharropara que se los lleves a tu madre. Después de este atracón, no voy a volver a probar loscangrejosenunasemana.

Leentendímuybien,sumidocomoestabaenlosefectosdelamismasaciedad,unplacerequívoco, a medio camino entre la intoxicación y la felicidad, pero cuando metió los quesobrabandentrodeunatarteradealuminio,añadióalgoquesemeescapó.

—Perotráemelaalcrucepasadomañana,¿eh?Quenotengomásqueestaymevienemuybiencuandonopuedoveniracasaacomer.

—¿Alcruce?—lepregunté—.¿Yporquévamosair…?Alverlacaraconlaquememiraba,renunciéaterminarunapreguntaquesequedósin

respuesta.—¡Ah!¿Peronotehadichonadatupadre?—¿Dequé?—No,no…Mejorquetelocuenteél.EnelcaminodevueltameencontréconSanchís,quealvermesecabreó,ydijoquesiel

cretino del Portugués me hubiera dado a mí la miel que tenía encargada, él habría podidoahorrarselacuesta.Quitandolodecretino,enlodemásteníarazón,peroyoniseladiniselaquité,demasiadoocupadoencalcularquétendríaquehaceryoconPepedosdíasdespués,enelcrucedondelacarreteraviejacortabaunacañadamuyantigua,alaquedonEusebio,ysóloél,llamabalacalzadaromana.

Aquelcamino,quenoconducíamásqueaunoscuantoscortijosdiseminadosporlafaldadelmonte,eralafronteratácitaentreelterritoriodesushombresylosdominiosdelllano,unparaje peligroso al que yo, por supuesto, tenía prohibido acercarme. Quizás por eso elPortuguésibaavenirconmigo,peroseguíasinsaberadónde,ysinembargo,mientrasbajabalacuesta,mipreocupación inicialse fuedisolviendoa favordelrisueñooptimismodetodosesosexcelentesmuchachosqueseembarcabanconrumbodesconocidohacialaaventuramásextraordinariadesusvidas,mientrasyoenvidiaba,páginaapágina,desdelainmóvilansiedaddemicama,latravesíaaccidentada,erizadadepeligros,queniellosmismosseríancapacesdecreerquehabíanvividocuandoretornaranalaplácidaseguridaddesushogares.

Yasí, comosielmar llegaraaFuensantadeMartos, lleguéyoa lacasacuartelaquellatarde.

***

EnelcortijodelasRubiasvivíanseismujeresytresniños.Catalina,altaycorpulenta,conunesqueletoconcebidoparasostenerunascarnesqueya

noconservaba,habíatenidonuevehijos,aunqueuno,elmáspequeño,habíamuertoantesdellegaraadulto.Enelpueblocontabanquedejovenhabíasidomuyguapa,másquecualquieradesushijas,yaúneraposibleadivinarloalcontemplarsurostroanguloso,denarizeleganteyojosalmendrados,sumidossinembargoentrelosplieguesdeunapielquebradiza,secacomoel cartón, arruinada por el tiempo y la indiferencia con la que miraba todas las cosas. Esaexpresióndedesdén,enlaquenosiemprehabíatantafatigacomoarrogancia,lahacíamásviejaqueelpelocano,desgreñadoalrededordeunmoñoque le salíadistintocadadía,ungarabatomalhechoqueseveníaabajosinayudadenadieen los tormentososestallidosdefuriaque lasacudíancomounrayo,desde lacabezahasta lospies.Catalina teníamuymalcarácter,perosólocuandoempeorabaaparentabasuverdaderaedad,cincuentaañosescasos,alpreciodeparecersealasbrujasqueveníandibujadasenloscuentos.

De sus hijas, Paula, la mediana, era la que más se le parecía. Hosca y callada,perpetuamenteabsortaen susasuntos, eramuyorgullosa, casi altiva, y laúnicaquehabíaheredado de su madre la capacidad de abandonarse a la cólera por completo, aunque susestallidosfueranmásbreves.Catalina,lamayor,alaquellamabanChica,eramástranquila,aratoshastadulce,quizásporquepasabamuchotiempoconsunovio,quehabíanacidoenla

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capital y trabajaba en Martos, en unas condiciones muy distintas al opresivo ambiente deaquel cortijo alzado en pie de guerra contra el mundo que Filomena reflejaba mejor queninguna, aunque su rabia era más limpia, más sincera, más inocente en definitiva, tal vezporquenoreaccionabatantoalascosasquehabíavividocomoalasquelehabíancontado.

—Amí,lavidamehapegadomucho.EsodecíaCatalinapara justificarse, yeraverdad,aunqueenFuensantahabíaotrasque

estabanpeor.Suprimogénitohabíasidounodelosúltimosmuertosdelfrente,sumarido,unode losprimeros fusiladosde laposguerra,yantesdequeacabaraelmesdeabrilde1939,comosi todavíanohubieratenidobastante,suhijoNicolás,quedurantediezañossehabíacriadotansanocomosusochohermanos,selemurióenlosbrazosentreconvulsionesdeunafiebre altísima, mientras ella lo llevaba por el pueblo de puerta en puerta, suplicando unaayudaquenadiequisoprestarle.Encincuentadías,CatalinalaRubiavivióunatragediaquemuchas personas no acumulan en una vida entera, y esos cincuenta días la arrasaron pordentro ypor fuera, la convirtieronenuna rocadegranito, unbloquedemetal, unapiedradistinta de la mujer que había sido hasta entonces. Nunca pudo olvidar aquellas casascerradasalaagoníadesuhijo,nuncaquisoolvidaraquellaspuertasquenocedieronaldolordeunniñonia ladesesperacióndesumadre,ynunca,niporun instante,olvidóaNicolásexpirando en la calle cuando ella se derrumbó, cuando ya no supo qué hacer, adonde ir, aquiénacudir,cuandoyalohabíaintentadotodo,elmédico,elboticario,elalcalde,elpárroco,elveterinario,ysesentóenlaplazaparamecerlecomocuandoeraunbebé,paraabrazarle,ycantarle, y acariciarle, y llorar con él, por él, hasta que sus hijas fueron a buscarla y learrebataron de los brazos el cuerpo ya templado de su hermano muerto, al que su madreseguía meciendo, y cantando, y acariciando, y por el que nunca podría ni querría dejar dellorar.

No había cuartel. Eso fue lo que Catalina aprendió aquel día, que no había cuartel. EnFuensantadeMartos,enlaSierraSur,enlaprovinciadeJaén,entodaAndalucía,enEspañaenteranohabíapiedad,nohabíaesperanzanifuturoparaunamujercomoella.Sinembargo,conservabaasustreshijasylevivíancuatrovaronesmás,desperdigadosporelmundo,esosí,unoenMéxico,otroenArgelia,yotrosdos,losmásjóvenes,enFrancia,adondellegarondespuésdehabervividoenelmonteunabuenatemporada.

—AmiFranciscolosacaronenabrildelañopasado,yamiAnselmoenjulio,unasemanaantesdelodeValdepeñas—yentonces,sóloentonces,sonreía—.Aésosyanoloscogen,noseñor.

Nunca decía quién los había sacado, pero de vez en cuando, por el mismo misteriosoconductosinnombre,recibíacartadeunoodeotro,aesteoalotroladodelmar,yelbuenhumor le duraba varios días, aunque a veces daba la impresión de que la salud o laprosperidad de sus hijos no la alegraban tanto en sí mismas como por la victoria queentrañabanparaunamujerquetampocoestaríajamásdispuestaadarcuartel.PorquenoeraqueCatalinasiguierasiendoroja,sinoqueahoraeramásrojaqueantes,másrojaquenunca,rojadeverdad,tantocomoCuelloduro,omás.RojohabíasidoLucas,sumarido,yrojoBlas,elhijoquehabíaperdidocuandosumuerteyanoibaaservirdenada,rojaeraManoli,laotraviuda,quealsalirdelacárceldeSevillasefueaviviralcortijodesusuegracondosniñosdemiedadqueyaeranrojos,comoloshijosdesutíoBernardo,rojosenMéxico,comolahijadesutíoLucas,rojaenOrán,como loshijosquetendríansustíosdeToulouse,rojos también,todosrojosperdidospormásquesiempreleshubieranllamadolosRubios,haciendounmotedesuapellido.

—¿Yusted?—lepreguntéadoñaElenacuandocreíqueteníalaconfianzasuficienteparahacerlo—.¿Ustedtambiénesroja?

Ellaseechóareírymoviólacabezaantesdecontestarme.—Por supuesto que no, Nino, ¿cómo puedes pensar eso? —y su risa se deshizo en una

sonrisa tierna,melancólica—.En laEspañadelCaudillo yanohay rojos, ¿esqueno tehasenterado?

—PeroCatalina…—Catalina nada. Catalina es una patriota y una buena española, católica, apostólica y

romana,comotodoelmundo.¡Puesnofaltaríamás!EntoncesmedicuentadequedoñaElenatambiéneraroja,aunquenoseparecieraalas

Rubiasenningunaotracosa.Paraempezar,ellanisiquieraeraandaluza.HabíanacidoenSalamanca,porquesupadre,

asturiano,eracatedráticodeFisiologíaenesauniversidad.EllaestudióMagisteriomientrastonteabaconunodesusayudantes,unsevillanoquelehacíamuchagracia.Lehizotantaque

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se hicieron novios, y se casaron cuando él consiguió una plaza en Carmona, donde ellatambién trabajó como maestra en dos etapas, antes de tener a sus hijas y mucho después,cuandolasniñasyahabíancrecido.Lamayornoquisohacerelbachiller,lapequeñasí,yalempezarelcurso1935/36,sefueaMadridaestudiarBellasArtesencontradelaopinióndesu madre pero con todas las bendiciones de su padre, que sentía debilidad por aquellamuchacharebeldeymodernísima,tandiferentedesuprimogénita,quesehabíaempeñadoencasarsepor la Iglesiaantesdecumplir veinteaños.Sumaridoeraunprimosegundode laramaasturiana,formal,católicoytanreaccionarioqueunpardedíasdespuésdelabodadejóde hablarse con su suegro, con quien había tenido una bronca monumental a propósito deDarwin,losmonosyellibrodelGénesis.

CuandolasublevaciónmilitarpartióEspañaendosmitades,lasopinionescientíficasqueelmaridodedoñaElenahabía sostenidoenel casinodurante toda suvidaconapasionadoardor, le llevarondirectamente,por ateo, a la cárceldeCarmona, en laque ingresó con lacabezamuyaltaycasidebuenhumor,convencidodequeaquelloibaadurarunpardedías.Ella se quedó sola, incomunicada con su hija pequeña, que se lo pasaba tan bien devacacionesenMadridquehabíaidoretrasandosuvueltahastaelprimerdíadeagosto,yconlamayor,queestabaenOviedo, laúnicaciudadasturianaquehabíacaídoenmanosde losrebeldes, y cuyo cerco la mantenía aislada del resto de la zona de Franco. Cuando por finrecibióunacartasuya,encabezadaporelmismo¡ArribaEspaña!quemanteníaasupadreenprisión, casi lo lamentó, porque eso significaba que era verdad que había caído el FrenteNorte. Su marido seguía estando bien. Era un hombre fuerte, optimista, que irradiaba unabenéfica serenidad sobre sus compañeros, a los que curaba cuando enfermaban a base deremedioscaserosqueellahacíasegúnsusinstruccionesydejabatodoslosdíasasunombreen lapuertade la cárcel.Así fuehastael finalde laguerra.EldíaquecayóMadrid,doñaElenanopudoverle,perocuarentayochohorasdespuésencontróaunhombredistinto,queya no tenía fuerzas para sonreír y escogió un tono sospechoso, de puro solemne, parapreguntarlesiestabaseguradesabercuánto,cómolahabíaquerido.Dossemanasmástarde,sinningúnsíntoma,ningunacausaaparente,muriódemadrugada.Aquellanoche,antesdeque apagaran las luces, se lo avisó a sus compañeros de celda, creo que voy a morirme, ytodos le rodearon, leacompañaron, lesecaronelsudor, ledieronánimos,peronopudieronhacernadaporél.

Tu padre se ha muerto de pena, escribió doña Elena a su hija mayor, que parece unamuertetonta,peroeslapeordetodas,yellalecontestóquesólopodíanesperarqueDios,ensu infinita misericordia, se apiadara de su alma errada y pecadora. Aquella respuesta lepareciótancruelquesedijoquenoibaavolveraescribirleunacartanuncamás,perolohizoenseguida,porquetodassusgestionesparalocalizarasuhijapequeñafueroninfructuosas,ypensóquesuhermana,muchomejorsituadaparapedirfavores,tendríamássuerte.Laquetuvo se agotó al localizar en un hospicio del Auxilio Social a una niña de dos años que sellamabaElenaGonzálezManzano,aunqueensupartidadenacimiento,quetodavíanohabíantenido tiempodereescribir,seguíaconstandoqueerahija legítimadelmatrimonio formadoporFelipeBallesterosSánchez,artillerodelaIVBrigadaMixta,yMarinaGonzálezManzano,dibujanteafiliadaalsindicatodeArtesGráficasdeUGT.Desumadrenolograronaveriguarnada,apartedequelaniñahabíallegadoalHospiciodesdeunaguarderíadelaJSUdondeseocupabandeloshuérfanosquedejabanlosbombardeos.CuandodoñaElenafueaMadridarecogerla, intentó averiguar el paradero de aquel yerno a quien nunca conocería, pero ledijeron que sólo informaban a los parientes. En ese momento, pensó que su marido habíahecho bien en morirse y que más le valdría a ella hacer lo mismo, pero cogió a la niña enbrazos,sevolvióaCarmonayenseguidasealegródehabersobrevivido.

Durantecasidosaños,sunieta fuesuúnicafamiliayunbiencapazdecompensarlaportodoloquehabíaperdido,peroenelinviernode1941,unadelasamigasquehabíahechoenlacolade la cárcel, lehablóde laangustiosa situacióndeunapresadeSevillaqueestabaviudayhabíaingresadoconsusdoshijos.Cuandolacogieron,elmenortodavíamamabayelotro tenía tres años. Ahora, y aunque ella siempre había contado con poder conservar alpequeñotambiénhastaloscinco,habíandecididoquitarlealosdos,ysuhermanoleacababade contestar por carta que él, desde luego, no podía ir a recogerlos. Doña Elena, que ibatirandoporque todavía lequedabancosasquevender,no se lopensó.Sehizocargode losniñosylostuvoensucasamásdeveintedías,hastaqueCatalinalaRubiarecibióunacartadesunuera,consiguiódineroparaelviajeyllegóporfinaCarmona.

Allí, por alguna razón que yo nunca alcanzaría a entender, porque desbordaba todos loslímites conocidos de la solidaridad y de la gratitud, se hicieron amigas íntimas. En

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septiembre,CatalinavolvióconsusnietosacasadedoñaElenayellaleacompañóaSevillaeldíadelaMerced,elúnicodelañoenelquelosniñospodíanentrarenlascárcelesaverasusmadres.EnCarmonaaúnhacía tantocalorque,aldespedirse,Catalina invitóasuamigaapasarelveranosiguienteenFuensantadeMartos,dondeelairedelasierrarefrescabatodaslasnoches.AdoñaElena legustómuchoelcortijoyvolvió todos losveranos,hastaqueen1945soltaronaManoli,queantesdecaerpresanuncasehabíainteresadoporlapolíticaqueabsorbía por completo a su marido. Blas el Rubio había participado en el asalto al cuarteldondelosguardiascivilesylosfalangistasdeFuensantasesublevaronsinéxitoel18dejuliode1936y,duranteunasemanaescasa,laquetranscurrióantesdequedecidieraalistarseenlasMiliciascontresdesuscuatrohermanos,fueelpresidentedelcomitéquetomóelpoderen el pueblo después de ejecutar a los cabecillas de la sublevación. En otoño, ese mismocomité decidió ofrecer a Manoli el puesto que su cuñado Anselmo dejó libre al alistarsetambién,comoungestodecortesíahaciaunadelasfamiliasquemásestabaarriesgandoendefensadelaRepública,unadeferenciaquealfinaldelaguerralecostóunapenademuerte,conmutadamástardeporveinteañosdecárcelquelaredenciónporeltrabajo,docenasdemanteleríasy juegosdesábanasbordadosamanoparaelajuarde las señoritas sevillanas,dejóenseis.

Al volver a Fuensanta, Manoli, una chica de aspecto insignificante, baja, menuda, quecuando se fuedel pueblo teníaun carácter tanapacibleque ladistanciabade sus cuñadastanto o más que su físico, demostró que había salido de la cárcel convertida en una Rubiamás. A la luz del día, delante de todos, fue derecha a casa de su hermano, escupió en lapuerta,yseinstalóenelcortijodesusuegra,consushijos.DoñaElenaysunieta llegaronconellaysequedaronallítambién,comosifuerandelafamilia.Cuandoyolasconocí,yaloeran. Elenita tenía un acento cortijero tan cerrado como el de los hijos de Manoli. Blas yPedritolatratabancomosifueransusprimos,yenseguidalostresempezaronaesquivarmeconelmismoahínco.

Aquella situación, incomprensible para muchos de los habitantes del pueblo, era unafuente constante de chismes y murmuraciones, casi nunca inocentes. Algunos decían quedoña Elena era rica y que Catalina la tenía en su casa para servirla como criada, con laintención de heredar algún día. Otros contaban la historia al revés, convencidos de que laRubia le estaba sacando poco a poco a su huésped el dinero que le quedaba a cambio dealojarlaensucortijo.Porsupuesto,habíaversionesmásretorcidas,queespeculabancon lahipótesis de que ambas fueran lesbianas o con la posibilidad de que alguno de los hijosfugitivos de Catalina fuera el padre de Elenita. Nadie regala nada, decían, nadie da algo acambiodenada,yteníanrazónperonolatenían,porquedoñaElenanolepagabaalquileraCatalina,peroCatalinadisponíadelpocodineroquelequedabaadoñaElena.Ningunadelasdoscobrabapensiónylasdostrabajabanlomismo,muchísimo,aunquelaviudadelmédico,las manos ásperas, callosas de hacer pleita, conservaba trazas de una vida distinta, lamemoriadeunantiguobienestar.

—Esquelagente,ahora,noentiendeesascosas—PepeelPortuguésmefuecontandoestahistoria mientras me acompañaba al cortijo—. Antes sí, antes, cuando la República, loentendía todo el mundo, porque había huelgas, cajas de resistencia y sindicatos queprestaban dinero sin interés, que socorrían a las viudas y construían colegios para loshuérfanos,peroahora…Escomosiaquellonuncahubierapasado,comosinadieseacordarade nada, y por eso… Ahora nadie está dispuesto a dar nada por nadie, y ya ves, estas dosmujeres, que lo único que hacen es ayudarse, hacerse compañía la una a la otra, intentarsacar el cortijo adelante para criar a sus nietos lo mejor posible, y lo que va diciendo lagente…

Aquellatardeyohabíallegadoalcruceantesqueél,tannerviosoquesóloalverlemedicuentadequemehabíadejadolatarteradealuminioencimadelamesadelacocina.

—Noimporta—élestabatranquilo,sonrienteydebuenhumor—.Luegobajocontigoylarecojo.

—Sí—dijeyo,pordeciralgo—,mejor…Porque…Entonces,alertadoporeltemblordemivoz,mecogiódeloshombrosparamirarmemejor.—¿Quétepasa?—yvolvióasonreír—.Nomedigasquetienesmiedo.—Unpoco—admití.—¿Dequé?—no fui capazdeexplicárselo,peroél loentendió—. ¡Vamos,Nino!Sólo son

unaspobresmujeres,ningunatevaacomer,telogarantizo…Entonces, para tranquilizarme, me contó quién era doña Elena y por qué vivía con

Catalina, pero yo seguí estando nervioso, y tan asustado como un soldado que penetra en

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campoenemigo.—¡Pero,Antonino,porDios!Dosdíasantes,cuandolleguéamicasaconloscangrejos,padreyameestabaesperando

en la cocina, pero no quiso explicarme los motivos de la cita que me había anunciado elPortugués hasta que mis hermanas estuvieran acostadas, y al escuchar su susurro,entrecortadoysigilosocomoeldequientransmiteunterriblesecreto,sumujersellevólasmanosalacabeza.

—Desdeluego,noteentiendo—ynoquisobajarlavozparaexpresarmejorsuescándalo—.Niquefuera…

—Será lo que yo diga —mi padre se puso serio—. Hazme caso, Mercedes, y no me desconsejos.

Así sólo consiguieron que empezara a ponerme nervioso yo, tanto que cuando madre selanzóahablar,acontarmequesehabíaencontradoporcasualidadconFiloporlacalle,quelehabíadichoqueibaarecogerunasmadejasdelanaquelehabíaencargadoalaPiriñaca,quecomoellatambiénteníaqueiralatiendahabíanhechoelcaminojuntas,queentoncesFilolehabíacontadoquecoincidióconmigoenlaoficinaeldíaqueladetuvieron,queallísehabíadadocuentadequemisclasesnoibanbien,yqueyaseimaginabaellaqueMediamujernotenía ni idea porque mi propio padre se lo había contado, que me oía cuando estaba deguardiayleparecíaqueseguíaescribiendodemasiadodespacioparaeltiempoquellevaba,yqueesto,yquelootro,yquelodemásallá,estuveapuntodezarandearlaparapedirlequefueraalgranodeunavez.

—Nosepuedeenterarnadie,Nino—mipadrefuemásdirecto—,porque,entreotrascosas,noquieroqueeltenienteseofenda.Esonoestaríabien.Elsólopretendíahacernosunfavor,ya lo sabes, tenía la mejor intención del mundo, pero… —y cuando parecía que se estabaempezandoacontagiardelaverborreadesumujer,porfinmedijoalgoqueyonosabía—.Lehedichoquevasadejarlamáquina,quenovalesparaeso,queestáscansado,enfin…

—¡Québien!—proclamé,ymepusetancontentoalpensarqueibaarecuperarmisviejastardeslibres,quenomeparéapensarquépintabaellarguísimoprólogodemimadreenmiflamanteliberación.

—No—élmedesanimóenseguida—,novasadejardedarclase.Noquieroquelodejes,porquemepareceimportante,muybuenoparati,paratuporvenir,yatelodijeenenero.Essóloque…Vasacambiardeprofesora.

—¿Filo?—No, Filo no, pero… Una por el estilo —y se llevó la mano a la frente para pasearla

después por toda su cabeza, como si quisiera enseñarme cuánto trabajo le había costadotomaraquelladecisión—.Yonopuedohacerotracosa,hijo.Notengodineroparapagarteunaacademia,yalosabes,y…Tienesqueserresponsable,Nino,tienesqueprometermequenohablarásdeestoconnadie,nisiquieraconPaquito,nicontusamigos,prométemelo.

—Loprometo—ylohicesinsaberaquémeestabacomprometiendo.—Yosoyguardiacivil.Ynodeberíahaceresto,séquenodebería,pero…Esquelehedado

muchasvueltasynosemeocurrequéotracosapodríahacer.Lospobresnopodemoselegir,yalosabes.AsíquelehecontadoaRomero,yalteniente,quevasairaecharleunamanoaPepe el Portugués para acondicionar una tierra que ha arrendado más allá del cruce, queprefieres trabajar en el campo, ganarte un dinerillo, a estar encerrado en la oficina conSonsoles, y ellos lo han entendido, claro, el teniente hasta se ha alegrado, creo que le hequitadounpesodeencima,perolaverdad…LaverdadesquevasairalcortijodelasRubiasaaprenderaescribiramáquina,Nino.

Entoncesmemiró,yyolemiré,yloentendítodo.—Bueno,¿yqué?—mimadreintervinocuandoningunodelosdoslaesperábamos—.Esun

cortijo,comolosdemás,dondevivenpersonas,comolasdemás.Nopasanada,creoyo.Darclasesdemáquinanoesundelito,yrecibirlastampoco,queyosepa.Losprofesorescobranporsutrabajoylosalumnoslopagan,comoesnaturalylomásnormaldelmundo,¿ono?

Madreteníarazón.Eranaturalylomásnormaldelmundo,perolascosasnosiempresonlo que parecen o, al menos, no solían serlo para quienes vivíamos en la casa cuartel deFuensantadeMartosen1948.Poreso,antesdeacostarme,volvíaprometerleamipadrequenolediríaniunapalabraanadie,yélmeloagradeció.

—Todoestoesculpamía—dosdíasdespués,cuandoyaveíaelcortijodeCatalinaalfinaldel sendero, lleguéenvozaltaamispropiasconclusiones—.Todoestopasaporquesoyuncanijo.

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—Nodigastonterías,Nino—PepeelPortuguésmeregañóconunasonrisaenloslabios—.Primero,aquínopasanada,ysegundo…Tútodavíatienesmuchotiempoparacrecer.

Sí,yparaacabartrabajandodeoficinistaenlaDiputación,estuveapuntodeañadir,perono ledijenadaporqueno se lomerecía.Pepenoshabíaprestadoeldineroque lasRubiasnecesitabanpararescatarlamáquinadeescribirdedoñaElena.Cuandomipadrefueaverle,a contarle cómo estaban las cosas, él no sólo se ofreció a servirme de tapadera,acompañándomealcortijolosprimerosdíasparaquecualquieraquepudieravernospensaraquemeestabaguiandohastaelterrenoqueacababadearrendar.Tambiénledijoqueeraunabarbaridad que empeñara las cuatro alhajas que tenía mi madre para sacar del monte depiedadloquelasRubiashabíanempeñadounañoantes.Noseasterco,Antonino,insistió,yotelopresto,túpagasporadelantadoconmidinero,melovasdevolviendopocoapoco,comosipagaraslasclasesdelniño,yenseismeses,todoscontentos.Parecíaquepadrenuncaibaaacabardedarlelasgracias,peroélseencogiódehombros.¿Porqué?,preguntódespués,siyonotengogastos.Estoysoltero,vivosolo,asíque…Paratenerloenlacartilla,conlamierdadeinteresesquepagan,laverdadesquelomismomeda,ymeahorrolosviajesalbanco.Poreso, yporque loqueél estabahaciendopormí separecíamuchoa loquedoñaElenay laRubiahacíanlaunaporlaotraenunpueblo,enunaépoca,enunpaísenelquenadiehacíanadapornadie,noquisellevarlelacontrariamientrasrecorríamoslosúltimosmetrosquenosseparabandelacasadondeseismujeres,unatrasotra,fueronsaliendoalporcheparavernosllegar.

Hastaaqueldía,yolasconocíasólodevistaconlaúnicaexcepcióndeFilo,conlaqueyahabíahabladoalgunasvecesantesdelatardequepasamosjuntosenelcuartel,porqueeralaúnicaquebajabaalpuebloavenderhuevosyahacerlacompra.Sinembargo,pocodespuésdeaqueldía,meencontréconChicaporlacalle,ellaconsunovio,yosolo,ymesaludó.Nomedijonadamásquehola,peroviniendodecualquieradeellas,esoerabastante,tantoquenohabíamospasadodeahí.ManolinisiquieramemirabacuandoveníaarecogeraPedritoalaescuela,ysinembargo,aquellatardeestuvieronmuchomássimpáticasconmigodeloquemehabríaatrevidoacalcular,quizásporqueyoestabaensuterrenoynoalcontrario,quizásporquesealegrabandehaberpodidorecuperar lamáquinayde lospequeños ingresosquepodíaproporcionarles, oquizás, simplemente,porquequienmehabía llevadohastaallí eraPepeelPortugués.

—¡Hombre, el niño perdido y hallado en el templo! —Catalina se levantó para darle unabrazonadamásverle—.Yaerahoradequevinierasahacernosunavisita,bribón…

—Perosinotengotiempoparanada,Rubia,yalosabes—ylaabrazóconunasonrisayungesto zalameroqueyo jamáshabríapensadoquenadiepudieradirigir a semejante fiera—.Tú,aquí,tienesbracerasdesobra,peroyo…Tengoquehacerlotodosolo.

Después, una mujer bajita, que conservaba una sombra de su antigua gordura que ladistinguíadelasdemás,aunquetodasestuvieranigualdeflacas,seacercóaélparaabrazarleensegundolugar.Yonosabíaquiénera,yporeso,yporlapulcritudquelaenvolvíacomounasegundapiel,limpiaytransparente,laidentifiquéenseguidacomodoñaElena.

—Puestienescontentaaalgunaqueyomesé—ledijoluego,muysonriente.—Esqueaalgunalegustamuchohablar—elPortuguéstambiénsonrió—,peronocreoque

puedatenerquejadenada.—Túverás—insistiódoñaElena, y las treshijasdeCatalina se echarona reír almismo

tiempo.Mientras tanto, yo las miraba, por primera vez juntas y de cerca, con la absoluta

impunidad de los seres invisibles, porque nadie parecía haber reparado todavía en que elPortuguésnohabíallegadosoloalcortijo.

Las Rubias eran muy parecidas, pero no de la manera en que suelen parecerse loshermanos, porque daba la impresión de que sus padres habían ido ensayando en las dosmayores para triunfar al fin con la pequeña. No podía saber si con los varones pasaba lomismo porque no había llegado a conocer a ninguno, pero ellas tenían rasgos muysemejantes,losmismosgestosenlacara,lasmismasformasenelcuerpo,ysinembargoeraimposibleconfundirlasnisiquierade lejos.Aprimeravista,Chicaera tanguapaomásqueFilo,aunquealmirarlaconatenciónsedescubríaqueensurostrohabíaalgoquefallaba,algoque estaba medio milímetro más arriba o más abajo, más a la izquierda o a la derecha dedonde tendría que estar. Su cuerpo tenía las mismas proporciones que el de su madre encuatrodedosmenosdeestatura,comounaversiónachaparradadelquesuhermanaPaula,lamásaltadetodas,paseabasobreunaspiernaslarguísimas.Ellateníaelmejortipodelastresperotambiéneralamenosguapa,porquehabíaheredadoladurezadelosrasgosdeCatalina

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sinladulzuraquelatemplabaenlosojosdesushermanas.Filoreuníalasmismasdosisdelomejorque leshabía tocadoa lasdosmayoresenunsoloesplendor,aunqueconChicaaunlado y Paula al otro, tal y como la vi aquella tarde, su belleza parecía más lógica, menosdeslumbrante, al menos hasta que deduje del comentario de doña Elena que el Portuguésestabatonteandoconunadeellas,ypenséquenopodíasermásqueFilo.

—¡Buah!—ysinembargofuePaulalaquehizounmohínantesdegirarsobresustalonesparaentrarenlacasasinmirarhaciaatrás—.Nocreoqueestevayaaverhoygrancosa…

—AquíosdejoaNino—élsísevolvióamirarmeantesde ir trasella,mientras todassereían—.Tratádmelobien,queesunbuenchico.

Ysemarchó,dejándomeasolasconunaperplejidadquenohabíaparadodecrecerdesdequevicómoCatalinaloestrechabaentresusbrazos.Temíqueconmigohicieraalgoparecido,perofuelaúnicaquesecomportócomosiyonoexistiera.DoñaElena,encambio,vinohaciamíconunasonrisa.

—Asíquetúvasasermialumno,¿no?—Sí—yavancéunamanoinseguraqueellaapretócondecisión.—Encantadadeconocerte.Manolihahechopestiñosparamerendar.Lesalenmuyricos.

¿Quieresunaguadelimón?—Sí,muchasgracias—cuandomesentéenlasillaquemeestabaindicandoconeldedo,

teníalasensacióndequeenaquellacasatodoeraalrevésdecomodeberíaser—.¿Peronovamosadarclase?

—Hoy no —y sin embargo, en ese instante empezó a caerme bien—. Hoy vamos amerendar,paraempezaraconocernos.Mehancontadoquetegustamucholeer,¿no?

Lospestiñosestabantanbuenosquemecomímediadocena,yFilomerellenódosveceselvaso de limonada para que terminara de sentirme a gusto en aquel porche, pero todavíaestabamuylejosdedescubrirlomejorquemepasaríaaquellatarde.

—Uy,sisonyalascincoymedia—doñaElenaselevantócomosituvieramuchaprisaderepente—.Venconmigo,Nino,voyaenseñartemicasa.

—¿Sucasa?—ellanoperdióeltiempoenresponderme,ytuvequecorreruntrechoparaponermeasualtura—.¿Peroustednoviveaquí?

—No.Yovivoenlacasillavieja,laprimeraquehuboenelcortijo—yseñalóunsenderoqueparecía perderse entre los árboles—. Luego fue un establo, y más tarde un granero, peroestabademasiadolejosdelacasagrande,asíque…Cuandoyolleguéaquí,Catalinalausabapara guardar trastos. A mí me gustó, aunque estaba hecha una ruina, la verdad. Habíancegadolasventanasysóloentrabaluzpordosventanucosquedanalaltillo,eltejadoestabamediocaído,elsueloeradetierra,pero laarreglamosentretodascon laayudadealgunosamigos, y ahora vivo allí, con mi nieta. Siempre he sido muy independiente, ¿sabes?, y depaso,ellastienenmássitio,queesalgoquenuncasobra.

LacasadedoñaElenaerablanca,bonita,pequeñaylimpia,igualqueella.Escondidaentrelosárbolesyrodeadademacetas,teníaunasolahabitacióncuadrada,tanresplandecientedecalcomolafachada.Elsueloestabaalfombradoconesterasdeesparto,tanbienrematadasyencajadasentresíquenodejabanadivinarelpavimentoquerecubrían,yhabíaqueacercarsemucho a las ventanas para descubrir que sus marcos, bajo sucesivas, minuciosas capas depinturaazul,estabanfabricadoscondistintosfragmentosdemadera,avecesmuypequeños,pulidosyencoladosparaformarlistonesuniformes.UntrabajotanprimorososólopodíaserobradeLorenzoFingenegocios,queantesdesubirsealmontehabíasidoelmejorcarpinterodelosalrededores,aunquesiguieracargandoconelmotedesuabuelo,unvagoqueseponíatodoslosdíasuntrajeyunacorbataparapasearseporelpueblodetabernaentaberna,conunmaletínenlamano,comosifueraunbanqueromuyatareado.

Alaizquierdadelapuertahabíaunacocinaquesupropietarianoutilizaba,porquecomíay cenaba en la casa grande, y justo enfrente, entre dos mesillas con encimeras de mármolblanco,unacamadematrimonioconcabecerodehierroforjado,cubiertaporunacolchadeterciopelorojooscuroyflecosdesedaqueparecíahaberllegadodeotromundo,igualquelamesaylassillasdemaderatalladaqueocupabanelcentrodelcuarto.Peroningunodeestosmueblesvalíanadaencomparaciónconeltesoroqueseextendíasobrelaparedfronteraalapuerta, debajo de un altillo corrido, tan profundo que dos ventanucos no bastaban parailuminar su contenido, y en el que doña Elena había almacenado todos los trastos queencontró desperdigados por el suelo al llegar. Debajo del voladizo de madera, encajadascontraélcomosiformaranunabibliotecahechaamedida,cuatrohilerascontiguasdecajasdefruta,alasqueleshabíaarrancadolostablonesdelfondoparaapilarlasunasobreotrapor

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su lado más largo, contenían, limpios y ordenados, más libros de los que yo había podidoimaginarjamásqueposeyeraunasolapersona.

Cuando los vi, no pude decir nada. Sentí que las piernas se me doblaban solas alacercarmeaellos,yavancélosdedosdelamanoderechaparaacariciarconelbordedelasyemas los lomos de piel y de papel, desgastados los primeros, suaves como el cuero viejo,estriadoslossegundoscomosiloshubieranabiertomuchasveces.Elorigendelasespecies,DonQuijote de laMancha, Novelas Ejemplares, Persiles y Segismunda, La rebelión de lasmasas, España invertebrada, El príncipe idiota, Sin novedad en el frente, El Lazarillo deTormes,RobinsonCrusoe, Flor de leyenda,Don Juan Tenorio, Lope deVegaTeatro,Rojo ynegro, LaDivinaComedia,Romancero gitano, Los papeles póstumos delClubPickwick, LaCelestina, Azul, La Comedia Humana, Cumbres borrascosas, Campos de Castilla, AntonioMachadoPoesía completa,AnnaKarenina, Lamontañamágica, LaRegenta,El sentimientotrágico de la vida, San Manuel Bueno, mártir, Veinte poemas de amor y una cancióndesesperada,Elárboldelaciencia,RimasyLeyendas,EdgarAllanPoeCuentos,Diariodeunpoeta recién casado, Benito Pérez Galdós Obras Completas, Episodios Nacionales, Tomo I,TomoII,TomoIII,TomoIV,Novelas,TomoI…

Leítodosestostítulossaltandodeuncajónaotro,deunafilaaotra,casisinfijarmeenlasletras que descifraba a toda velocidad, como si temiera que fueran a desaparecer de unmomentoaotro,frutodeunensalmo,unhechizo,unailusiónperversaquesedesvaneceríaenelairesinhaberllegadoaexistirjamás.Hastaquelogrécerrarlaboca,yvolvíarespirarporlanariz,ymicorazónrecuperóelgobiernodesuspropioslatidos.EntoncesmovílacabezayviquedoñaElenamemiraba,muysonriente.

—Usted debe de ser muy feliz —le dije, sin pensar muy bien en el significado de laspalabrasquepronunciaba.

—Pues no —y me pasó un brazo por el hombro, como si mi comentario la hubieraconmovido—.Nosoymuyfeliz.¿Porquélodices?

—Nosé,teniendotantoslibros…—movílasmanosenelaireparaganartiempo,mientrasbuscabaunaspalabrasquenologréencontrar—.Yonuncahevistotantosjuntosenmivida.

—PuesenCarmonateníamuchísimosmás,yenunaslibreríasmuybuenas,porcierto,conpuertasdecristalytodo—peroacaricióconternuralosladosbastos,astillados,delacajadenaranjas a la que le había correspondido custodiar lo que yo aprendería algún día que sellamabaelSiglodeOrodelaliteraturaespañola—.Aquítengopocomásdetrescientos,perollegamosatenercasicincomil.

—¿Sí? —y volví a jadear sin darme cuenta—. ¿Y los ha dejado allí? Pues es una pena,porquepodríamos…

—No—negóconlacabezasindejardesonreír—.Allíyanoquedanada.Lovendítodo,lacasa, los muebles, los libros de medicina de mi marido, que eran los que más valían… Nosaquégrancosa,desdeluego,perotuvequeaceptarloquemeofrecieronydarlasgracias,encima.Sólomequedéconmicama,conmimesa,mibutacafavorita,loslibrossinlosquenopodríaviviry losquepenséqueayudaríanaviviraminieta,pero,yaves…AElenitano legustaleer.Nohaymaneradequecojaunlibro.

—¿No?Puesamí…—Ya,yalosé,melohacontadoPepe.Perotodavíanohasmiradodondemásteconviene.

Yo,entulugar,mefijaríaeneltercerestantedelosqueestánalladodelaescalera.Cincosemanasenglobo,ViajealcentrodelaTierra,Lavueltaalmundoenochentadías,

DelaTierraa laLuna,EscueladeRobinsones,Uncapitándequinceaños,MiguelStrogoff,LosquinientosmillonesdelaBegún,LastribulacionesdeunchinoenChina,Eltestamentodeun excéntrico, Por un billete de lotería, El dueño del mundo, Las aventuras del capitánHatteras, losdos tomosdeLa islamisteriosa que yo ya había leído, yVeintemil leguasdeviajesubmarinoenlamismaediciónforradaentelayconunailustraciónacolorpegadaenlaportada,muchomásbonitaquelamía.

—Noséquédecir—teníalosojosturbiosylasensacióndeestartambaleándome,comosihicieraequilibriosenlacubiertadeunbarcooenelvérticedeunainmensaborrachera—.Esincreíble.

—No—ellaseechóareír—.Esunacolección,nadamás.AmítambiénmegustabamuchoVerne,dejovencita,ylosigoleyendodevezencuando,nocreas,aunquemesédememoriacasitodaslasnovelas.Asíquepuedescogerlaquetúquieras.

—¿Deverdad?—ydegolpe,elcorazóntrepópormigargantaparalatircontramipaladar.—Claro —pero ella no le dio ninguna importancia a aquella milagrosa sucesión de

acontecimientosextraordinarios—.Ahoranosvamosavermucho,¿no?Cuando la termines,

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meladevuelvesy te llevasotra.Porquemepuedofiardeti,¿verdad?LoshijosdelcapitánGrantlaprestéelañopasadoytodavíanomelahandevuelto…

Cuandoescuchésuúltimocomentario,medijequenoteníatiempoparapensareneso,ydespuésdemuchodudar,decidíempezarporelprincipio.EscogíCincosemanasengloboynolosolténiuninstantemientrasellaponíaencimadelamesaunafundadecartónazulmarinocuyoobjetonologréidentificarhastaquelaabrióparadejarmeverunamáquinadeescribirpequeña,másantiguaperotambiénmásliviana,másgraciosaqueladelaoficina.

—Aquílatienes.Siteparecebien,lededicaremossólolamitaddelasclases.Durantelaotramitad,teenseñarétaquigrafía,porquesaberunacosasinlaotranosirveparanada.

Todavía me estaba explicando en qué consistía aquel sistema de escritura abreviada delqueyonuncahabíaoídohablar,cuandoPepeelPortuguéstocóconlosnudillosenlapuerta.

—¿Yasonlasseis?—lepreguntódoñaElena.—Yveinte—contestó,mirándomeamí—.Nostenemosqueir,perovamosabajarporun

camino distinto, que llega directamente hasta aquí sin pasar por delante del cortijo. Así,cuando yo no pueda venir contigo, coges por allí —entonces se dirigió a mi profesora,tuteándolaconunanaturalidadquemedevolvióaunaextrañezaqueyasemehabíaolvidado—.¿Teparece?

—Sí, sí, mucho mejor. Por atrás nunca pasa nadie —ella me acarició la cabeza paradespedirse—.Hastapasadomañanaentonces,Nino.

Elcaminoporelquevolvimosapenasmerecíaesenombre.Eraunsenderoestrecho,casiborrado por la hierba, que apenas se distinguía por los árboles que lo flanqueaban. ElPortuguésmelosfueseñalando,orientándomeparaquepudieraencontrarloyosolo,ytuveque prestarle tanta atención que no me dio tiempo a preguntarle nada. Al llegar al cruce,vimos venir a Auxi, mejor conocida por Rodillaspelás, porque se pasaba las horas muertasencogidasobreunreclinatorio,frentealaltarmayor,aunquelapiedadnolaestorbabaparaestar al acecho de cualquier chisme que pudiera repartir después, de puerta en puerta, ypenséquemipadrehabíahechobienentomartantasprecauciones.Cuandopasódelargo,yahabía tenido tiempo para pensar además que, por muy extraña que me resultara lafamiliaridad de Pepe con Catalina, y por más que nunca hubiera querido contarme unapalabradenada,ellibroquellevabaapretadocontraelpechomehabíapuesto,unavezmás,endeudaconél.Sinembargo,antesdequellegáramosalpueblo,lacuriosidadpudomás.

—TútepasaslavidaenelcortijodelasRubias,¿no?Lesoltélapreguntadesopetón,peroélseriocomosillevaratodalatardeesperándola.—Hombre,lavidano…Perosíesverdadqueúltimamentevoybastante.—¿AveraPaula?—asintióconlacabezasinmirarme—.PuesFiloesmuchomásguapa.—Sí,peroamímegustamássuhermana.—Pueseslaquepeorlechetiene.—Ya—entoncessímemiró—.Poresomegusta.Eraunarespuestatanlógicaytanabsurdaalmismotiempoquelosdosnosechamosareír

alavez,ycuandollegamosalacasacuarteltodavíasenosdebíanotar,porquemadresenosquedómirandoconunasonrisa.

—Vaya,parecequeestamoscontentos…Así,exactamente,estabayo,contento,ycontentoseguíestandodurantetodalaprimavera,

abril, mayo y veinticinco días de junio, doce semanas enteras de la mejor vida que habíatenido jamás, días de libros, de palabras, de risas, días cómplices de los amores delPortugués, de la casa de doña Elena, del futuro de un niño de diez años que se sintió tanmimado, tan arropado, tan seguro, que llegó a creer que nunca sería secretario deAyuntamiento ni oficinista en ninguna Diputación, por mucho que llegaran a mejorar suspulsaciones. Fueron días emocionantes aquellos, días aventureros y secretos, casiclandestinos,enlosquemepasaronmuchascosasquenopodíacompartirconnadie,quenopodíacontarleni siquieraaPaquito,mientrasél seguíapresumiendodesabersiempremásqueyo,cuandonuncahabíasabidomenos.Sitúsupieras,pensaba,yélseguíahablando,quesicómonomehabíaenteradodequehabíaaparecidootrobilletefirmadoenTorredonjimeno,quesilosbandoleroshabíanatracadolaoficinadeCorreosenCastillodeLocubín,quesisupadreestabasegurodequelaimprentanopodíaestarenFuensanta,¡hayquever,Nino,noteenterasdenada!Yosonreíayledecíaqueno,perodevezencuandoledabaalgúnsusto.

—Commentallez-vous?—¿Qué?—Digoquecommentallez-vous?—¿Yesoquées?

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—¡Puesfrancés!¿Quévaaser?Esquenoteenterasdenada,Paquito.DoñaElenasabíamuchísimasmáscosasquetaquigrafíaymecanografía.Yonuncahabía

conocido a nadie que supiera tanto como ella, ni siquiera don Eusebio, que nos enseñabaHistoria abasedenombresdebatallas y cuandonospreguntabaLiteratura siempredecía,dandogolpesen lamesacomosi estuvieraenfadado, ¡apellidodel escritor, fecha, lugardenacimientoyobrasmásimportantes!Ellanoeraasí.Ellacontabahistorias,ysesabíatantasque nunca se agotaban, historias verdaderas e inventadas, alegres y crueles, cómicas ytristísimas,historiascompletasqueparecíangrandesyluegoeranpequeñas,porquesiempreformabanpartedeunahistoriamayor,unahistoria infinitaquemuchosadultoscomoellaymuchos niños como yo habían fabricado juntos a lo largo de los siglos, la historia de lasabiduríaydelacuriosidad,lahistoriadelconocimientoydelhambredeconocer,lahistoriaquequiensabemuchoentregaaquiennosabenadaparaque,enlugardedividirse,crezcamásyvivaparasiempre.

DoñaElenameenseñómuchomásquetaquigrafíaymecanografíaenlaprimaveradoradademiignorancia,ydespués,cuandodejédeserinocente,meenseñómáscosastodavía.Medescubrió quién había sido Ulises y quién había sido Newton, quiénes fueron El Cid yAlmanzor, por qué había habido una guerra que había durado cien años y que un músicollamadoWolfgangAmadeusMozart terminóunamisade réquiemen laúltimanochede suvida.Meenseñópoemasyromances,cancionesyletrillas,refranesyadivinanzas,ymuchaspalabrasenmuchosidiomasdistintospero,sobretodo,meenseñóuncamino,undestino,unaformademirarelmundo,yquelaspreguntasverdaderamenteimportantessonsiempremásimportantesquecualquieradesusrespuestas.

—Howdoyoudo,Paquito?—¡Amídéjamedefrancés!—Quenoesfrancés,queesinglés,animal…—Desde luego, Canijo, es que ya no se puede ni hablar contigo, de lo raro que te estás

volviendo.Eraverdadquemeestabavolviendoraro,y lomás raroeraquemegustaba.Nuncame

habíasentidotanbiencomoenaquellosdías,cuandonohacíafaltaquemadremecastigarasin salir ni al patio, porque yo mismo prefería quedarme en casa leyendo si no podía ir almolinoaveralPortugués,nirecorrer,solooconél,poruncaminooporotro,ladistanciaquemeseparabadelacasillavieja.Entonces,mientrasascendíaporelespacioatravesandonubesdeestrellas,odescendíahastaelmagmaincandescentedelasprofundidadesdelplaneta,lasnovelas de Julio Verne que doña Elena me prestaba eran mucho más que libros, toda unagarantía de la privilegiada condición de un niño muy bajito que nunca antes había tenidomotivospara sentirseafortunado,unelementodecontinuidadentremisdosvidas, el túnelsecretoquevinculabalasdesnudasparedesdemihabitacióndelacasacuartelconlascajasde fruta que albergaban una biblioteca viva y escogida en una pobre casilla de paredesencaladas.

Además,muchasveces, lasnovelasdeVerne tambiéneranelpretextoquemeconsentíaempezarapreguntarsobreloquenosabía,historia,geografía,física,lossextantes,losglobosaerostáticos, los submarinos, las rutasdenavegación, lasproezasde losdescubridores, lasrutinas de los laboratorios, el origen asombroso, frenético y cambiante de todos aquelloscientíficoslocosycuerdosalavezqueacertabanalequivocarse,alcometerlargascadenasdeerroresquelesibanaproximandopocoapoco,porcaminosinsospechados,alosgrandeshallazgosdesusvidas.Así,aquelloslibrosmeiríanllevandohaciaotroslibros,otrosautoresaquienes leería con la misma avidez, porque me descubrían mundos distintos pero igual defascinantes, que terminaba de explorar haciendo preguntas sobre asuntos cuya existenciahabíaignoradosiempre,aunamujerquesiempresabíacómocontestarme.Estoypreocupada,Nino,medecíaelladevezencuando,contantacharlanovamosaavanzar…Laverdaderaqueyonoqueríaavanzar,porquenoqueríaqueaquelloseacabara.

—Admirose un portugués, de ver que en su tierna infancia, todos los niños en Francia,supiesenhablarfrancés…

—¡Quemedejesya,joder!Aquellatarde,mientrasPaquitocruzabaelpatiomuyenfadado,padreseechóareír,pero

porlanochemedijoque,cuandodominaralamáquinaysipodíamosajustarunprecio,quizásdoñaElenapudieraenseñarmetambiénesalenguaquelosniñosfrancesesaprendendesdelacuna. Sus palabras, que tenían el eco de una promesa, agotaron mi resistencia, y desdeentonces avancé más que antes, más que nunca, tanto que don Eusebio, en la escuela,

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empezó a mirarme con cara de miedo, como si el destino le estuviera castigando con unainesperadareedicióndeRegalito.

Cuando terminó el curso, ya era capaz de escribir a una velocidad razonable textos consentido,palabrasverdaderasenellugardeaquellasabsurdascadenasdeletras,qwerypoiu,que Sonsoles me había enseñado sin decirme ni una sola vez que lo fundamental era quememorizara el teclado. En taquigrafía iba un poco más atrasado, pero de vez en cuandotomaba nota de algunas de las frases que habían dicho mis padres y mis hermanas en lacomida,ylesenseñabadespuéselcuadernoparadejarlesconlabocaabierta.Esperabaquemisnotasdefindecursoreflejaranunprogresoqueamímismomeparecíaasombroso,peroel maestro fue tan cicatero como cuando me ponía un cinco pelado por haber intentadosoplarleaPaquitolatablademultiplicar.

—Perdone,donEusebio—unosmesesantesjamásmehabríaatrevidoaprotestar,perolohice con naturalidad, sin medir las consecuencias, cuando me dio el libro escolar, con unacolumna de aprobados aún más humillante en comparación con los notables y lossobresalientesqueflorecíanentodaslasdemáspáginas—,peronoestoydeacuerdoconmisnotas.NoséporquémehapuestouncincoenHistoria,porquehiceelexamenmuybien.

Cuandoestabapreparandoaquelexamen,doñaElenahabíasacadoporprimeravez,desucorrespondientecajónde fruta,unodeesos tomosgordos,encuadernadosenunapiel roja,suave,quedelejosparecíaterciopelo,suslomosblandos,suavísimoscomolapieldeunniñoalquehubieranacariciadomuchasveces.

—Ten—medijodespuésdeacariciarlounavezmás,mientrasloabríaporellugarexacto,comosisesupieradememoriasucontenido—,Eldosdemayo.Llévatelosiquieres,yapartededivertirte,seguroqueteayudaacomprendermejorloquepasó.

—No—intentéresistirme—.Nohacefalta,simelosémuybien…—Quesí,tonto,cógelo—ymelopusoentrelasmanos—.Tevaagustar,yaloverás.Acepté su ofrecimiento sólo por no quedar mal, pero cogí aquel libro con muchas

precauciones.Primero,porquedebíadesermuycaroymedabamiedoestropearlo.Después,porque no me parecía una lectura tan atractiva como las novelas de aventuras que meseguían tentando desde el tercer estante que estaba al lado de la escalera. Y por último,porqueelnombredesuautornomeinspirabaningunaconfianza.JulioVernesíqueteníaunnombredeescritor,bonitoyexóticoalavez,unapellidosingular,elegante,quenoseparecíaaningunapalabrade lasqueyousaba todos losdías, pero ¿Benito?Benito eranombredecampesino, odeobrero, porqueel herrerodemipueblo se llamaba justo así, y apellidarsePérez…YomeapellidabaPérez,sinirmáslejos.

—Yameloheleído—leanunciéadoñaElenasinembargo,dosdíasdespués.—¿El qué? —me preguntó ella, mientras apilaba las hojas de papel blanco alineando los

picos para que ni uno solo sobresaliera de los demás, con la milimétrica meticulosidad detodaslastardes.

—Eldiecinuevedemarzoyeldosdemayo—yconsólopronunciarsu título,meparecióqueelaireolíaapólvora,asangre,alapielperfumadadelasmajascontrabuco,yescuchélosgritosdelosvecinos,loscascosdeloscaballos,elllantodelasmadres,lasarengasdeloshéroes, el eco de los besos antes de la batalla—. Me ha encantado, de verdad. Se me hansaltadolaslágrimasytodo.Yvariasveces,nocrea.

—¿Aquesí?—entoncessevolvióamirarme,mesonrió—.Esmuyemocionante.—Es…—meparéabuscarlaspalabrasquenecesitaba,perolasencontréenseguida—.Es

comounanoveladeaventuras, ¿no?, peromás real,más auténtica, porqueenunahistoriainventada,quealfinallosbuenospierdanseríaunproblema,¿no?,loecharíatodoaperder,peroaquí,saberquelospersonajesexistieronenrealidad,enunaciudaddeverdad,enaquelmomento…Nosé,mehaimpresionadomucho,aunqueterminemal,contantosmuertos.Poresomehequedadoconellibro.QueríapreguntarlesinoleimportaquemeleaCádiz.

—¡Claro que no me importa! Y léete luegoZaragoza, si quieres, que eso sí que es unanoveladeaventuras,conAgustinadisparandoelcañón,hechaunajabata—yseechóareír,como si sus propias palabras le hicieran mucha gracia—. ¡Qué prodigio de mujeres, madremía!Cómosenotaqueenlavidalegustabanpeleonas…

—¿Aquién?—PuesadonBenito—yni siquiera se tomó lamolestiadeañadir susapellidos, comosi

tomaracaféconéltodaslastardes—,¿aquiénvaaser?Poreso,cuandodonEusebiomediolasnotas,meencontréconfuerzasmásquedesobra

paradiscutirconél,ytancargadoderazónquenisiquieramearruguéaldetectarlossignosexternosdesucólera.

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—¿Muy bien? —porque hizo descender el puente de sus gafas sobre la nariz paradedicarmeunamirada incrédula y furiosa,mientras apretaba lospuños, losbrazos rígidos,pegadosalaspiernas—.¿Austedleparecequehizoelexamenmuybien?

—Sí—contestéconunaplomodesafiante.—Puesyapuedesestarmeagradecido,botarate,porqueconeseexamendeberíahaberte

suspendido,yapuntoheestado,porcierto.Nuncaheleídotantasinsensatecesjuntassobreel2demayode1808.Elpuebloenarmas,losmotivosdelosafrancesados,elpatriotismodeJovellanos,laRevoluciónFrancesa…¿EsqueyohabíapreguntadolaRevoluciónFrancesa?

—Puesno.PeroGaldósexplicamuybienquelapolíticadeNapoleón…—¿Galdós? —y escuchar ese nombre le sorprendió tanto, que por un instante hasta se

olvidódeloenfadadoqueestabaconmigo—.¿EsqueyotehepedidoqueleasaGaldós?—Puesno.Peroloheleído.—¡Pues muy mal hecho!, ¿me oyes? —y recobró en un instante el furor que en aquel

momentoequivalíaasucompostura—.¡Muymalhecho!—Noséporqué,yonocreo…—¡Porque lo digo yo! ¡Galdós nada, y Napoleón nada, y las Cortes de Cádiz nada, y la

Constituciónde1812,nadadenada!Yonoosheexplicadoeso,yonohabíapreguntadoeso,yo…

Duranteuninstantesequedócallado,temblandoderabia.Nosabíapordóndeseguiryyonoquiseinterrumpirle,porquenuncalehabíavistotanenfadado,nuncahabíatenidotantasrazonesparaenfadarmeconél,ysinembargo,enaquelmomento,consuchalecoysulevita,sudando como si tuviera fiebre bajo el despiadado sol de junio, con los ojos hirviendo, lospuñosapretadosy los labiostemblandodeindignación,meparecióunhombrecillopatético,unpobretontosolemne,tantomástontocuantomássolemne.

—Nosédedóndehasacadoustedtodosesosdisparates,peroyapuededarmelasgraciasporhaber rotosuexamen,porque lapróximavez loguardaréenuncajónparacomentarloconelinspector.Estáustedadvertido.

Aquellatarde,paraquenomeequivocaraaljuzgaramimaestro,doñaElenamecontólahistoriadelareválidadeElíasylospantalonesdeSeverinoelPotajillo.

—Enlaspersonasvalientes,elmiedoessóloconscienciadelpeligro—añadió—,peroenlascobardes, es mucho más que ausencia de valor. El miedo también excluye la dignidad, lagenerosidad,elsentidodelajusticia,yllegainclusoaperjudicarlainteligencia,porquealteralapercepcióndelarealidadyalargalassombrasdetodaslascosas.Laspersonascobardestienenmiedohastadesímismas,yesoes loque lepasaadonEusebio.Élnoesunamalapersona. Es un hombre culto, amable y considerado siempre que serlo no entrañe ningúnriesgo,peroalmismo tiempoes tan cobardeque, ante lamenor crisis, elmiedo ledominahasta el punto de hacerle parecer tonto a los ojos de un niño de diez años. A ti, que eresvaliente,tienequehacertemáslisto,másastuto,másconscientedelpeligroque,porejemplo,correrássisiguesponiéndoleadonEusebioenlosexámenesloqueyotecuentoaquí,dondenonosoyenadie,¿deacuerdo?

Asentíconlacabezaymesonrió,comosiellatampocosehubieradadocuentadeloquesignificaba aquel cinco injustísimo que el maestro me había plantado en el examen deHistoria.

—¿Perolaverdad?—lepreguntéluego—.¿Quépasaconlaverdad?—¿Conquéverdad?—yvolvióasonreír—.SinmovernosdelDosdeMayo,porejemplo…

¿Manolita Malasaña fue una heroína, una patriota que luchó hasta la muerte contra losextranjeros que pretendían invadir su país? Evidentemente sí. ¿Y los afrancesados? TodosesosliberalesqueestabanconvencidosdequelomejorquepodíapasarleaEspañaeraquelainvasión napoleónica acabara para siempre con una monarquía absoluta sostenida por unadinastíadedéspotascorruptosymedioimbéciles…¿Ellosnoeranpatriotas?¿Noqueríanlomejorparasupatria?Evidentementetambién.YJovellanos,yQuintana,yGoya,ytodosesosliberalesqueempezaronsiendoafrancesadosydejarondeserloenseguida,alcomprobarqueel ejército francés no venía a traer libertad, igualdad y fraternidad, sino a imponer laambicióndesmedidadeotro tiranoaquienno le importabaasesinar inocentes, arrasar suscasas, destruir un país entero con tal de ocuparlo, y que se quedaron solos en medio deninguna parte con sus ideales intactos, soñando con una libertad, una igualdad y unafraternidadquenolesibaatraernadie,quesóloellospodríanfabricarconelejemplodesuspropiasvidas,¿acasonofueronlosmáspatriotasdetodos?

NonoshabíamosmovidodelDosdeMayo, y sinembargo, tan lejoscomoestábamosdeaquelremotodíade1808,adoñaElenaselehabíanllenadolosojosdelágrimas.

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—Perdóname—sesecólacaradeprisa,conlosdedos—.Loquequieroexplicarteesquelaverdad es toda la verdad, y no sólo una parte. La verdad es lo que nos gusta que hayasucedidoy,además, loquehasucedidoaunquenosguste tanpocoquedaríamoscualquiercosaporhaberlopodidoevitar.Paraaceptareso tambiénhayqueservaliente, y comodonEusebionoloes,noadmitelapartedeverdadquecorrespondeahombrescomoJovellanos,yseguramentenoporquenolavalore,sinoporquesabequereconocerlaseríapeligrosoparaél. Sin embargo, hasta las personas más valientes, las más justas, las más honradas,interpretan la realidaddeacuerdoconsuspropias ideassobre loqueesbuenoy loqueesmalo, loquedesean, loque temen, loquecreen, loquedetestan.Yalhacerlo, fabrican supropiaverdad.

—Porquelobuenoylomalonosonlomismoparatodoelmundo—estabapensandoenvozalta,peroellamediounarespuestaquenolehabíapedido.

—Desde luego que no. Y por cierto, Nino, ahora que te han dado las vacaciones en laescuela…¿Noprefieresquetambiéntelasdéyoaquí?

Si hubiera respondido que sí, todo habría seguido estando en su lugar durante algúntiempo,talvezparasiempre.Sihubierarespondidoquesí,laverdadhabríaseguidosiendo,alosumo,untemadeconversacióninteresanteparalasperezosastardesdeaquelverano.Sihubierarespondidoquesí,quizáshabríapodidoseguirviviendoenaquellafrágilysonrosadaburbujaqueflotaba,declaseenclase,delibroenlibro,sobrelaerizadacordilleradeespinasque la codiciaban, que asomaban a las miradas de piedra de Catalina, a la patéticaindignación de don Eusebio, a las exacerbadas precauciones de mi padre y al rigor de lashojas de los calendarios. Mis notas fueron el primer aviso, pero yo no lo quise registrar,porque en el dorado paréntesis de aquella primavera, me acostumbré a vivir como si novivieraenlacasacuarteldeFuensantadeMartos,enelmesdejuniode1948.

Y sin embargo, era entonces y era allí donde yo vivía. Agazapados tras mi humildefelicidad,eltiempoyelespaciomeperseguían,meacechaban,constantes,sinquemedieracuenta,esperandoalamenoroportunidadparasometerme,paraarrinconarmeenelladodelmundoquemecorrespondía,paraquitarmelamaníadesoñarqueyopodíaelegirmipropiavidaysaltarcuandomeapetecieraelmuroimaginarioquedividíalosllantosylasculpas.Detodaslasrespuestasquehedadoatodaslaspreguntasquemehanhechoenmivida,ningunatanerrada,tantristecomoaquella.

—No—peroyo,porsupuesto,teníadiezañosynopodíasaberlo—.Prefieroseguirdandoclase.

—¿Estásseguro?—Sí.Laverdades toda laverdadynosólo lapartequenosconviene.El25de junionopasó

nada en Fuensanta de Martos. Los del monte no se hicieron notar, los del llano secomportaroncomosinolosconocieran,ylosguardiascivilesselimitaronacumplirconsustareasrutinarias.Elcarterotambién,yporeso,porqueaquelsobreeraoficial,porquetraíaunmembretedelaCapitaníaGeneraldeLaCoruña,antesdeempezarelrepartodetodaslastardessubióexpresamentehastaelcortijodelasRubiasparaentregárseloaCatalina.Dentro,una cuartilla escrita a máquina informaba en unas pocas frases ásperas, concisas, delfallecimientodeFranciscoRubioMartín,naturaldeFuensantadeMartos,provinciadeJaén,hijodeLucasydeCatalina,de28añosdeedad,quecarecíadedocumentaciónenvigorporhaberentradoenEspañaporconductosilegalesyque,enlatardedel19dejuniode1948,conducíaunautomóvilquenorespondióalaltodeunpuestodecontrolde laGuardiaCivilinstaladoenlacarreteradesalidadeElBarcodeValdeorras,endirecciónPonferrada.Eneltiroteoconsiguiente,resultaronmuertosunguardiacivilytresdelosocupantesdelvehículo,el citado Francisco Rubio Martín y dos conocidos bandoleros de la provincia de Orense. Elcuarto,gravementeherido,identificóasuscompañerosantesdeintentardarsealafugayserabatidoatirosporlaautoridad.

—Aésosyanoloscogen,noseñor…PacoelRubio,quehabíahecho feliza sumadreporúltimavez sólodos semanasantes,

cuando le mandó desde Toulouse una copia de la foto de su boda, había vuelto a Españareciéncasadoparamorirenlaotrapuntadelapenínsula,unpaisajeverdeymullido,húmedoydulce,quenadiedesufamiliahabíapisadojamás.Quizáseralaprimeravezquelohacía,quizás no. Quizás había pasado los Pirineos campo a través, quizás había venido como unseñor, en trenoencoche, condocumentación falsa, francesa, españolaodecualquierotranacionalidad,elcasoesquehabíavuelto,conunapistola,uncocheyeldinerosuficienteparacumplirelencargodesacardelpaísatresguerrillerosgallegos, igualqueotrohombrecon

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cualquier otro acento, cualquier otro pasaporte, y otra pistola, otro automóvil, otra carterallenadedinerodecursolegal,lehabíasacadoaéldelaSierraSurunañoymedioantes.EsohabíaduradolasuertedePacoelRubio,unañoymedio.

Hizo lo que tenía que hacer, madre, su hermano Anselmo también escribió a casa alconocerlanoticia,aunquesucarta,sinmembrete,sinsellos,sinremite,nolatrajoelcartero.Nopodíanegarseaayudaraunoscamaradasqueestabanenpeligroyquepodíanponerenpeligroamuchosmássicaían,nisiquieraselepasóporlacabezalaideaderenunciaralamisión,yesoqueestabareciéncasado.Élsabíaquéera loqueteníaquehacer,yesohizo.Puedes estar orgullosa de Paco porque ha muerto por la libertad de España, como unluchador,comounhéroedelpueblo,igualquevivió,madre…

AquellacartaendulzóelduelodeCatalina,laayudóatragarselaamarguradeunamuertetancruelcomoladesuhijoNicolás,lacaprichosamuertedeunsuperviviente,unserelegido,escogido,seleccionadoparavivir,unhombrequepodríahabersequedadoenFranciaohaberemigradoaAmérica, quepodríahaberdisfrutadode su lunademiel, haber encontradounempleo,haber tenidohijosyunavida feliz,hastamorirdeviejoyrodeadodeniñosenunacamagrandedesábanas limpias,esehombrequehabíamalbaratadoelregalodesupropiasuerteenunactofataldegenerosidadodelocura.PacoelRubiohabíallegadomuyarribaenelorganigramapolíticodelaguerrilla.Poreso,yporqueelpreciodesucabezaeramuyalto,había tenido el privilegio de salir en una fuga organizada, apoyada desde fuera, unasgarantías con lasqueno contabanmuchosotroshombresque, antes odespués, se sentíanabandonadosporladireccióndelpartidoporelqueluchaban,porelquesejugabanlavidaundíatrasotro,porelqueyanoselajugaríanmásapartirdelanocheenlaqueechabanaandarconlosdedoscruzadosparaintentarllegaraFranciaporsucuenta.PeroPacono.Pacomandaba,ymandabatantoquelogróorganizarlasalidadeAnselmo.LasmismasrazonesquemanteníanasuhermanopequeñosanoysalvoenToulouse,lehabíanimpulsadoavolverparamorirenEspaña.

Conel tiempo,Catalinaescogería laversióndelúnicoRubioquequedabaenFrancia, lagenerosidad sobre la locura, el heroísmo de otro hijo entregado a una causa noble y sinfuturo,peroel25dejuniode1948,cuandoyolleguéalacasillaviejaporelcaminodeatrásylaencontrédesierta,sólohabíarecibidounacarta,ynada,nisiquieralasumadelosseisquele quedaban, le compensaba por la muerte del que acababa de perder. Yo no lo sabía, ytampocoencontréningúnindiciodeloqueestabapasando.Elsegundodíaqueestuveencasade doña Elena, ella me advirtió que de vez en cuando tenía que ir a echarle una mano aCatalina,acompañarlaalmédicooahacergestiones,yqueprocuraríaliberarnuestrashorasde clase o avisarme antes, a través del Portugués, pero que, por si acaso, siempre deberíafijarmeenunamatadetomilloquecrecía justoalbordedelosescalonesquellevabanasucasa.Unpañueloatadoencualquierramasignificaríaquehabíatenidoquesalir,quenohabíapodidoavisarmeyquenomerecíalapenaquelaesperara,porquenuestracitasetrasladabaautomáticamentealdíasiguiente,alamismahora.Asíhabíaocurridoyadosveces,peroel25de junio de 1948, por mucho que miré, no vi ningún pañuelo atado en ninguna rama deaquellamata.Lapuertadelacasillaestabacerradaconllaveysinembargo,cuandoempecéabajarhacia lacasagrande,vique lascontraventanasestabanabiertas,yporeso,aunquenadiemehabíadichonuncaque lohiciera,semeocurrióque lomás fácileraacercarmeapreguntar.

NohabíavueltoporallídesdequePepemeacompañóporprimeravez.Habíamossubidojuntos muchas otras tardes, pero yo siempre me desviaba antes de llegar a la casa grandeparacogerunatajoquedesembocabaenelsenderoque ibaderechoa lacasilla,ysiempreme volvía, solo o con el Portugués, por la cuesta de atrás. Aquella tarde, en cambio,desanduve el camino por el que doña Elena me había guiado después de invitarme amerendarpestiñoscon limonada,y lleguéhasta lacasadeCatalinasinveranadie,aunqueescuchéalgunosgritos,unrumorconfusodequejasydellantosqueproveníadelafachadadelantera.Aquelsonidodeberíahabermeinspiradounaprudenciaquenosentíporqueyonoibaahacernadamalo,porquesóloqueríapreguntarpormiprofesora,porqueeraamigodePepeelPortugués y estaba segurode serbien recibido enaquella casa.Cuando comprobéqueestabaequivocado,yaeratarde.

Noviloquepasabaenelporchehastaqueestuvedentro,mispiesclavadosenlastablasdelsuelo,misojosincapacesdedevolverlaatencióndetodaslasmiradasquesevolcaronenellosalavez.Todopasómuydeprisa,peroyosólopuedorecordarlodespacio,comosienmimemoria el tiempo se hubiera detenido de pronto para avanzar de detalle en detalle,atropellándoseasímismoenunaintermitentesucesióndeimágenesbruscas,secas,violentas

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como golpes, y tan quemadas por el sol que se confunden con una vieja colección defotografíasabandonadasalaintemperie.

RecuerdolosojosdeChica,húmedosyblandos,rojizosdehaberlloradomucho,yrecuerdocómo se abrieron al encontrarse con los míos, y su expresión cambiante, que viajó delasombroalmiedo,delmiedoalacautelaenunsegundo.RecuerdoqueChicaestabaapoyadaen la pared, en la misma esquina por la que yo entré, y que por eso la vi antes que a lasdemás,peroallíestabantodas,ManolisentadaenunamecedoraconPedritoencima,Paulajuntoalapuerta,inmóvil,abandonadacontraelcuerpodelPortugués,quelarodeabaconsusbrazoscomositemieraquefueraaderrumbarsesiladejabasolaunsoloinstante,yCatalinasentadaenelcentrodelbancodemimbrequeocupabaasuvezelcentrodelpequeñomundodelcortijo,Catalinamuypálida,sucabezadesmayadaenelrespaldo,laspiernasseparadasylosbrazosabiertos,lasmanosapoyándosesinfuerzaensusrodillas,unpapelarrugadoenelregazo,Catalinaquietayvacía, fríayexhausta,comomuerta,doñaElenaaun lado,Filoalotro,ylasdosmirandosusojoshúmedosyblandos,rojizosdehaberlloradomucho,consuspropios ojos rojizos de llanto, tan blandos, tan húmedos como los de Manoli, como los dePaula,comolosdeElenita,quealvermeescondiólacaraenlafaldadesuabuelaparaacabarde componer una imagen tan perfecta de la desolación que parecía ensayada, casi teatral,comosienelcortijodelasRubiasnovivieranyapersonas,sinopersonajes,actoresyactricesquerepresentaranunpapeloposaranparauncuadro,unaTrinidaddoliente,desgarradora,enaquelbancodemimbre,Catalinasinvidaentresuamigaysuhija,quellorabanporellaypor ellas mismas, por ella y por los demás, y los demás llorando el mismo llanto propio yajeno, desprendido y egoísta, generoso e inútil, todo eso vi yo hasta que Catalina abrió loslabios,ynuncahabíavistounaescenasemejante,nuncatantatristezaentanpocoespacio,tanta intensidad, tanto exceso, peroCataliname señaló conel dedomientras sunietoBlasavanzabahaciamíalmismotiempo,yél,queteníadoceaños,yahabíaterminadodellorar.

¿Quéhaceesteaquí?Entoncescomprendíque loqueestabaviendonoerauncuadroniunafoto,quenoerateatro,niunapelícula,porqueCatalina,eldedoextendidotodavíaenmidirección, repitió aquella pregunta, ¿qué hace este aquí?, y Filo cerró los ojos, doña Elenamoviólacabezaenelaireparapedirmequememarchara,BlasdiootropasoyPepecruzóelporchesinsoltarnuncaaPaula,llevándolasiempreentrelosbrazoscomoaunarehén,oshedichoquenoqueríaverle,Catalinasiguióhablandoenuntonoseco,preciso,pronunciandocadapalabramuydespacio,diciendotodaslasesesconunaserenidad,unacalmainauditas,¿os lo he dicho o no os lo he dicho?, y yo tendría que haber salido corriendo, tendría quehaberobedecidolasseñalesdeaquellascabezasquesemovíanrítmicamentedeizquierdaaderecha, de arriba abajo, para pedirme, para rogarme, para ordenarme que me marchara,doña Elena, Paula, Filo, el Portugués, tendría que haberme largado de allí pero Catalinahablabaenuntonocasihipnótico,pronunciabamuybiencadapalabra,ytodoeramuylento,muy tranquilo, yo sentía que tenía los pies clavados en aquel suelo de madera y no podíaimaginarmeloquemeestabajugando,elprecioquetendríaquepagarporcadasegundodeinmovilidad, os he dicho que no quería volver a verle, pero esa frase ya no sonó como laprimera vez que la escuché, ni hoy ni mañana ni nunca jamás, porque Catalina me mirabacomosipretendierataladrarmeconlosojos,yaosloadvertí,oslodijebienclaro,¿onooslodije?,porqueCatalinaapretabalosdientesparahelarcadasílabaquesalíadesuslabios,osdijequenomegustabaquevinieraporaquí,porqueCatalinaseapretabalasrodillascomosipretendiera hundirlas con sus propias manos, que no me gustaba y no me gusta, porqueCatalina se levantó y me pareció de pronto mucho más grande que antes, más grande quenunca, aterradoramente inmensa y fuerte y poderosa como si fuera mucho más que unasimplemujer,quenomegustasudinero,quenonecesitamoseldinerodeun…

¡Cállate,Catalina!Entonces,doñaElenatambiénselevantó,seacercóaella,laagarródeun brazo, tan blanca, tan pequeña, tan pulcra, tan bien peinada, ¡no me pienso callar!, laRubialaapartódeunmanotazoyquizáslehizodaño,peroellavolvióainsistir,síquetevasacallar,yentoncesmemiróotravez,vete,Nino,medijo,vete,porfavor,vete,veteya,yhabíatantaangustiaensuvoz,tantaangustiaensusojos,quesinsabertodavíaloqueibaapasar,lo supe al fin, y al fin mis pies obedecieron, y obedecieron mis piernas a aquella ordendesesperada y benéfica que llegó muy tarde, demasiado tarde, y me puse en marcha sinpensar muy bien adónde iba, y en lugar de volverme por donde había venido, avancé unospasosporelcaminoprincipal,ymicorazónlatíatandeprisacomosiquisieraprepararseparalo que se avecinaba y sin embargo pareció que no iba a pasar nada, nada pasó hasta queescuché de nuevo a Catalina, su voz mintiendo siempre una serenidad que no podía sentir

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mientras pronunciaba muy bien cada palabra, eso, vete tranquilo, que aquí nadie te va amatarporlaespalda,comomatótupadreaFernandoelPesetilla…

Elsuelosehundióbajomispies,esofueloquesentí,quelatierraseabríayyocaía,caía,caíaentrerocasincandescentesqueardíandentroyfuerademí,yteníalosojoscerrados,lospárpadosapretadoscomosinuncamáspudierandespegarse,peronotabaelcalor,unfuegosinllama,unfuegoespantoso,mineral,metálico,unfuegoinformeytotalquememordía,quemequemabahastaloshuesoscomosipretendieradevorarmeporentero,nosécómopuedesserasí,Catalina,ymuylejos,enlaorillatempladadeaquelabismotanparecidoalinfierno,escuché lavozdedoñaElena,nosécómopuedessertandura, tancruel,yaquellavozmellamabaaunquenohablaraconmigo,sinoesmásqueunniño,¿esquenoloves?,medevolvíaaunarealidaddelaquenuncamehabíamovido,¡unniño,sí,quépenameda!,FuensantadeMartos,1948,unlugardesdeelqueescuchabamuybienlacuidadosadiccióndeCatalina,yotuve nueve niños, ¿sabes?, porque ya no había elección para mí, no había ningún camino,ningunapuerta,ningúnagujeroporelqueescaparalaverdad,yocrieanueveniños,losvicrecer,hacersehombres,queestodalaverdadynosólolapartequenosconviene,¿ysabesparaqué?,loprimeroquevialabrirlosojosfueaBlasmuycerca,jadeandoamilado,puesparaqueme los vayanmatandounoshijosdeputa comoel padrede éste,Catalina seguíapronunciandotodaslasesesconuncuidadoexquisito,asíquenomevengasahoraconquenoesmásqueunniño,comosielodioafilaralapuntadesulengua,eselhijodeunasesino,ycuandocrezca,seráunasesinoigualquesupadre,comosilaadiestrara,ylaestilizara,ylaennobleciera,nosécómopuedesserasí,Catalina,lavozdedoñaElenaeramásronca,sorda,casi opaca, no sé cómo no te das cuenta de que eres tan injusta, tan cruel como ellos,entoncesescuchémipropiavozysusonidomeasombrótantocomosiyanocontaraconoírlanuncamás,mipadrenoesunasesino,comosicreyerahaberlaperdidoparasiempreenmifabuloso viaje a las profundidades, ¡ah!, ¿no?, pregúntaselo a Carmela, anda, Catalina meestabahablandoamí,pregúntalequién ladejóviuda,yyo levanté lavoz,y lacabeza,paramirarla,mipadrenoesunasesino,ylorepetíagritos,¡noesunasesino,noesunasesino,noesunasesino!,hastaqueBlasmederribódeunpuñetazo,¡síqueloes!,yeramásalto,másgrandequeyo,peromelevantéenseguida,leembestíconlacabezaylehicedaño,¡noloes!,yélmediounpuñetazo,yyoselodevolví,yunosbrazosmásfuertesnossepararon,¡yaestábien!, Pepe el Portugués intentó retenerme pero yo salí corriendo, ¡Nino!, corrí y corrí sinpararmenuncaavolverlacabeza,¡Nino,espérame!,yseguícorriendo,corríhastaelcruceycorrídespués,porquenopodíahacerotracosa,sólocorrer,correrhastaagotarmedelantedelaverdad,queeramásvelozqueyo,queeramásfuertequeyoyyamehabíaalcanzado.

—¿Qué te ha pasado, hijo? —madre se asustó al verme llegar con la cara magullada, lacamisaarrugada,laspiernasllenasderasguños—.¿Quéhashecho?

—Nada—respondí,sinmirarlaalosojos—.Esquehevenidocorriendoymehecaído.—¿Seguro?—Sí.—¿Ylaclase?Todavíanosonlascincoymedia.—DoñaElenanoestaba.Tendríaalgoquehacer.Noselocreyó.Melimpiólasheridas,melascuróynomedijonada,peroyomedicuenta

dequenoselocreía.Luegoledijequemeibaalacama,queaquellanochenoibaaquerercenar,quemedolíamucholabarriga,yellamemiró,asintióconlacabezaymemiró,yensus ojos leí que lo sabía todo, que sin necesidad de saber lo que me había pasado aquellatarde,sabíaqueyohabíadescubiertoquenohabíacuartel.

QueenFuensantadeMartos,enlaSierraSur,enlaprovinciadeJaén,entodaAndalucía,enEspañaentera,nohabíacuartel,nohabíapiedad,nohabíaesperanzani futuroparaunniñocomoyo.

***

El ríomepareciómásmanso,más turbio, losárbolespolvorientoscomo troncosde leñavieja,ylosrayosdesolqueacertabanafiltrarseentresusramasparadibujarsombrasdeluzsobrelasuperficiedelagua,untrucobarato,singracia.

—¿Quieresquenossentemosaquí?PepeelPortuguésmemiróyyomeencogídehombros.Medabalomismo.Todomedaba

lomismo, yno teníaganasnidemover los labiosparadecirloenvozalta,perocuandosesentó,mesentéasulado.

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—¿Novasavolverahablarmeentuvida,oqué?Cuandovinoabuscarme,llevabamásdeundíasinhablarconnadie,apartedemadre,que

entraba en mi cuarto de vez en cuando para preguntarme cómo me encontraba. Yo meagarrabalatripaconlasmanos,poníacaradeenfermo,ledecíaquemuymal,ynomentía.Eraverdadquemeencontrabamuymal,peorqueencualquierotromomentoquepudierarecordar, porque el golpe, durísimo, no había sido más grave que sus consecuencias, ladevastaciónfulminante,radical,detodoloquemerodeaba, lamuerteprematuradecuantohabía brotado, de cuanto había crecido y madurado en mí gracias a la alegría de aquellaprimavera. Eso era lo que más me dolía mientras pasaba las horas muertas tendido en lacama,mirandoaltechocomosieltechofueraunespejoquemereflejarapordentro,quemeenseñaraal idiotaquenohabíasabidoquedarseensusitio,al idiotaquenohabíaqueridocomprendercuáleseransusdeberesysuslealtades,alidiotaquehabíadesafiadoaltiempoyalespacioparaescogeruncaminoficticio,ilusorio,irreal,unavidaalmargendelashojasdeloscalendarios,alidiotaqueerayo,ynoeracomoPaquito,nicomoAlfredo,nicomoMiguel,noporquefueradiferente,sinoporqueeraunidiota.Asímesentía,yvacío,huecopordentro.

—Que si no vas a volver a hablarme en tu vida —el Portugués me dio un codazo paraobligarmeamirarle.

—No—yvolvíamiraralrío—.Túyyonisiquieradeberíamosestarjuntosaquí.—¿Porqué?—leconocíatanbien,quenonecesitéversusonrisaparaadivinarqueestaba

sonriendo—.Somosamigos,¿no?—No.Yano.—¿Y por qué? —volvió a preguntar—. ¿Porque a mí me gusta Paula y tú eres hijo de un

guardiacivil?—Justo.Entoncesseechóareír.Seechóareírysevolvióhaciamí,mecogióporloshombros,me

obligó a mirarle, y al verle, con el pelo quemado por el sol, la piel tostada, los dientesblanquísimosyunapaletapartida,quebradaendiagonalcomouncuchilloparacompletarelmodelodehombrequeyohabríaqueridoser,sentíunapunzadadenostalgiaportodoloqueestaba a punto de perder, Julio Verne, doña Elena, una historia infinita de preguntas yrespuestas, el verdadero origen de los cincos pelados que me ponía don Eusebio, ciertosrecodos del río donde bastaba meter un cazamariposas en el agua para sacarlo lleno decangrejos, los bocadillos de pan con tomate y cualquier cosa, y una casilla en la falda delmonte, con un huerto, un olivar pequeño, unos pocos animales, unos pocos amigos, y muypocas cosas muy bien ordenadas, para que todo pareciera limpio sin haber tenido quelimpiarlo nunca. Todo eso iba a perder, todo eso estaba perdiendo ya, y se me partía elcorazónsólodepensarlo.Poresonoqueríapensarennada,noqueríahablardenada,niconélniconnadie.

—Puessiesesoloquehasentendido,Nino—suvozerarisueñatodavía—,esquenohasentendidonada.

Noera laprimeravezquemehablabacomosi tuvieraeldonde leermispensamientos,peroyoestabasegurodequeningunacosaquemedijeraaquellatardepodríaconvencerme.Estuveapuntodedecírseloenvozalta,depedirlequemedejaraenpaz,porquemipadrehabíamatadopor laespaldaaPesetillayesoyanoteníaremedio.Laverdades también loquehasucedidoaunquenosgustetanpocoquehabríamosdadocualquiercosaporhaberlopodidoevitar.Yohabríadadocualquiercosaporevitaraquellamuerte,peronoexistíaningúnremedio,ningunasoluciónamialcance,ysólouncaminoparamí.

Teníaqueaprenderapensar,ahablar,allamaralascosasconotrosnombres.Teníaqueaprender que un guardia civil llamado Antonino Pérez se había limitado a aplicar la ley defugasaundelincuentequepretendíaescapar,yquesuhijoElíassehabía fugadoalmontedespuésdefaltarlealrespetoalmaestro,porquenoeramásqueotrodelincuente.Teníaqueaprenderqueerandelincuenteslasmujeresquevendíanhuevosderecova,delincuenteslasqueloscompraban,ydelincuenteslosvecinosquecogíanespartoenelmonte,losquehacíanpleita, los que traficaban con ella sabiendo que estaba prohibido. Sólo así podría aprenderdespuésqueCencerrohabíasidoundelincuente,aunque fueraelhombremás listo,elmásfuerte, elmás valiente al quehabía llegadoa admirar en su vidaun idiota como yo, y quedelincuentehabíasidosumujerporquererle,poracostarseconél,pordecirlaverdadyqueel hijo que estaba esperando era suyo. Delincuentes eran sus amigos, sus hermanos, susvecinosporampararle,delincuenteslostabernerosquefingíanhaberperdidolosbilletesconsu firmacuando se lospedía laGuardiaCivil, delincuenteCuelloduroporpagaruna rondacadavezqueaparecían,ydelincuentessusparroquianosporaceptarlamientrascantabana

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coroLavacalechera.FernandalaPesetillaeraunadelincuentepornohaberqueridoentregarasumarido,sumadre,otradelincuenteporirvestidadelutoycolgarsusropasenelbalcóncadavezquematabanaunbandolero,yellos,loshombresdelmonte,másdelincuentesquenadie,delincuenteshastacuandounrequetébailabaencimadesuscadáveres.Todoesoteníaqueaprenderyo,todoesoteníaquemetermeparasiempreenlacabeza,yqueloschivatoseran ciudadanos ejemplares, los traidores, ejemplares partidarios de la legalidad, loscobardes, personas tranquilas y honestas, amigas de la paz y el orden, todo eso tenía quepensaraunquenoloentendiera,aunquenolosintiera,aunquemerepugnarapensarlo,yquelaverdadessólo lapartede laverdadquenosconviene,ycomoningún libro ibaaquererenseñarmeesaclasedecosas,tambiéntendríaquedejardeleer.

—SitupadresehubieranegadoadispararsobrePesetilla—peroPepeelPortuguéshabíavenidoabuscarmeparahablar conmigo, yestabadispuestoahacerloporencimade todosmissilencios—,lehabríanformadounconsejodeguerraporinsubordinación.Esposiblequelehubierancondenadoamuerte.Quizáslehabríanejecutado,quizásno,peroahoraestaríaen una prisión militar, cumpliendo una pena muy larga, veinte, treinta años, y tu madreviviendo de alquiler, sin pensión, sin economato, sin ningún derecho a nada. Tendría quematarseatrabajarparaquePepalograracomermaltodoslosdíasypoderllevarlealgoatupadre a la cárcel. En el mejor de los casos, Dulce estaría sirviendo en una casa y tú,seguramente, sirviendo tambiénenuncortijo, levantándotea lascuatrode lamañanaparadardecomeralasmulas,trabajandoporlacomidaydandolasgraciasencima.

Dijo todo eso de un tirón y se me quedó mirando. Ya no sonreía, ni se burlaba de mí.Cuandolemiré,medicuentadequenuncalehabíavistotanserio,perotodavíanofuicapazdedecirnada.

—Tu padre no es un asesino, Nino. Eso es lo que tienes que entender. La muerte dePesetillafueunasesinato,perotupadrenoesunasesino,nomatóporquequiso,nolesaliódedentro,noactuóporsucuenta.Ledieronunaordenylacumplió.Lacumplióporqueélsísabía todo lo que te he contado hace un momento, porque él pensó en todo eso, hizo suscálculos,susnúmeros,ydisparó.

—¿Y tú cómo lo sabes? —al preguntárselo, me di cuenta de la barbaridad que estabahaciendo,porqueélparecíadefenderamipadreyyocuestionarsusargumentos,peroloquehabíapasadoeramuchomásgrandequeyo,ynosabíacómomanejarlo,cómointerpretarlo,cómoabsorberlo,yechármeloa loshombros,yarrastrarloconmigoparasiempre—.¿Cómopuedessaberloqueélestabapensando,loqueél…?

—Yosémuchascosas,Nino—meinterrumpió—.Nomepreguntesporquélassé,porquenotelovoyadecir,perosémuchascosas.Porejemplo,queadoshermanosdetumadrelosfusilaronenAlmería,enabrilde1939.Yqueatuabuelo,yaunhermano,yadosprimosdetu padre, los fusilaron por las mismas fechas en las tapias del cementerio de Castillo deLocubín,queesadondellevabanalosdeValdepeñas.Sedierontantaprisaquetupadrenoseenteró a tiempo, no pudo hacer nada por evitarlo, porque los que mataron a tu abuelo nosabían que uno de sus hijos llevaba el mismo uniforme que ellos. Todo eso me lo contó élmismolatardequevinoapedirmequeosayudara,queledijeraatodoelmundoquetehabíacontratadoparaquenadiesospecharalaverdadsiteveíancercadelcortijodeCatalina.Yonoentendíaporquéteníatantomiedodequesesupiera,ytampocoporquénoseatrevíaapedirunanticipodecientotreintapesetas,porquénopodíapedírselasprestadasanadie.Élmeloexplicó, me contó lo que había pasado cuando acabó la guerra, que por eso no ha queridovolver a Valdepeñas, y que sabe que nunca va a llegar a cabo, como Romero, o comoCarmona,queseráelpróximo,nilevanaconcederuncambiodedestinopormuchoquelopida.Prefierenponérselodifícil,tenerloaquí,bienvigilado,porsitropieza,porquenoacabandefiarsedeél,yéllosabe.Tupadreesguardiacivilporqueel18dejuliode1936estabaenun pueblo donde triunfó el Alzamiento, porque allí nadie conocía los antecedentes de sufamilia,ni losde la familiadesumujer,porquepensóquealistarseera lamejormaneradequenoospasaranadaaningunodevosotrossienalgúnmomento llegabanaconocerse,yporque hizo la guerra entera en el bando que la ganó. Si tu padre hubiera estado en supueblo…Bueno,éleraunjornalerosintierras,ytodoslosjornalerossintierraslucharonenelmismobando.

Hizounapausaysequedópensando,comosinecesitaratiempoparaescogersuspróximaspalabras con cuidado, pero yo, que aún no lograba comprender el alcance de susrevelaciones,avancéelúnicodatoqueconocíadeaquellahistoria.

—Enelqueperdiólaguerra.

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—Sí,peroéllaganó.Laganócontrasuspadres,contrasushermanos,contrasusprimos,contrasuscuñados,contrasusamigos.Laganóyesposible,mefiguroyo,quehastahubierapreferido perderla, pero la ganó, y le destinaron aquí, a dos pasos de Valdepeñas de Jaén,dondetodoslosvecinosseacuerdandequiéneseranlosCarajitas,dequeestabanafiliadosalsindicato de jornaleros y de que todos votaron al Frente Popular. Tu abuelo Manuel era,ademásyparasudesgracia,íntimoamigodePelegrín,elalcaldevitalicio,¿nohasoídohablardeélalgunavez?

—Sí,pero…Eldesconciertonomedejóseguir.Nohabíaoídohablarniuna,nidos,ni tresvecesdel

alcalde vitalicio, porque mi padre se refería a él constantemente. Eso fue en tiempos delalcaldevitalicio,decía,igualquemimadrehablabadelaTarara,delosaños,delaépoca,delostiemposdelaTarara,comosifueranelPleistoceno,unaeraremota,prehistórica,quenoteníamássentidoqueelderemitiraellatodaslascosasantiguas,losbailes,lascanciones,lastradicionesirrecuperables.Esoeraelalcaldevitalicioparamí,unagigantescaoficinadeobjetosperdidosdelaquenuncahabíavueltonada,ninadie.

—Síqueloheoído—intentéexplicárseloaPepe,resolverlainterrogaciónqueplanteabaelarco de sus cejas—, pero yo creía que era un dicho, una manera de hablar… Mi padre lenombramuchoalhablardelpasado,enlostiemposdelalcaldevitalicio,dicesiempre.Nuncasemehabíaocurridopensarqueexistieraalguienquesellamaraasídeverdad.

—Puesexistió—elPortuguéssonrióalescucharme—,bueno,ysigueexistiendo,aunqueyanosésisepodrállamarvidaaloquelequeda…Peroalmenos,estávivo,esosí.Yolleguéaconocerle en tiempos mejores, y no hace tanto, no creas… Pelegrín Martos Peinado era elalcaldemásfamosodetodalaprovinciadeJaén,porquefueelúnicodelFrentePopularquesiguióensucargodesdequeganólaseleccioneshastaqueacabólaguerra.Tampocoesqueesofueramuchotiempo,pocomásdetresaños,perocomoporaquí,todoslosdemásdurabandosdías,empezaronallamarleasí,elalcaldevitalicio.Ningúncomitéseatrevióadestituirle,ni siquiera lo intentaron,ycuandoganaron los franquistas, sevistiódealcalde, con trajeycorbata,sefuealAyuntamiento,comotodoslosdías,sesentóensusilla,yallíesperósentadoa que vinieran a detenerle. Los vecinos le respetaban mucho. También le querían, porque,aparte de haber fundado el Partido Socialista en Valdepeñas, tocaba muy bien el violín, ycomoenesepueblosontodosmúsicos…—memiró,mesonrió—.Esosílosabrás,¿no?

Asentí con la cabeza porque lo sabía, lo había sabido desde siempre, aunque nunca mehabíapreguntadoporqué.Lospueblosde laSierraSurestaban tanaislados, tanhundidoscada uno en su valle, que habían ido desarrollando costumbres propias, distintas, a vecesincluso opuestas a las de otros pueblos de los que apenas les separaban una docena dekilómetros. Así, en Castillo de Locubín ceceaban, en Alcalá la Real, seseaban, y los que«remanecían»deValdepeñasde Jaén,porqueallí se lasarreglabanparahablarespañol sinusarelverboser,sabíantocaralgúninstrumento.

—Tu abuelo Manuel era anarquista —siguió contándome el Portugués, como si aquellafueralahistoriadesufamiliaynoladelamía—,perosejuntabaconPelegríndesdechicoytocabanenlasbodas,enlasfiestas,yellossolos,muchastardes,porelsimplegustodehacermúsica.Siempreestaban juntos,elalcaldeconsuviolín, tuabueloconsuacordeón,yotro,queledecíanelSilbido,conunaflautatravesera,deesasbuenas,metálicas,quesetocandelado—ysostuvoconlosdedosunaflautaimaginaria—.Sabes,¿no?—asentíconlacabeza,sinfuerzas para contar en voz alta que mi padre me había explicado algunas veces cómo setocabanaquellasflautasqueenmipueblonadiehabíavistonunca—.Poreso,cuandoacabólaguerra,noselopensarondosveces.APelegrínlodetuvieronylometieronenlacárcelparajuzgarlopúblicamente,porqueerafamoso,unsímbolodelaRepública,ylesconveníahacerlefotos,sacarlasenlosperiódicos.Esolesalvólavida,porquelecondenaronamuerte,peronoquisieronmatarlo.Lespareciómejorhumillarloparasiempre,mantenerlopreso,comoavisopara navegantes, así que le conmutaron la pena por cadena perpetua y ahí sigue, y ahíseguiráhastaquesemuera,quetampococreoquetardemucho,posandoantelosfotógrafostodos losañosconsuuniformedepresidiario,en lacárcelprovincial.PeroalSilbidoyatuabuelo… A ésos los mataron sin juicio, deprisa y corriendo. Les obligaron a ir tocandopasodobles por la calle hasta la plaza, los subieron en un camión, y nadie los volvió a ver,aunquealguiencontódespuésquehabíanseguido tocandohastael final,quemurieronconsusinstrumentosenlasmanos.

Pepecalló,memiró,yyonosupequédecir,nosupequépensar,quécreer,quéaprenderyquéolvidar,peroélaúnnohabíaterminadoynonecesitabamisrespuestastodavía.

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—Ylanocheenquealguien,yesoesloúnicoquenosé,loúnicoqueseguramentenuncasabré,fuealcuartelavenderaRegalito,adenunciarqueescondíaarmaseneldesvándesucasa,tupadrenohabíamatadoanadietodavía,asíqueletocómataraPesetilla.Eltenientedecidió que tenía que matarlo, igual que Carmona había matado a Chapines, igual queRomeromatóaFingenegocios, igualqueélmismomatóaLaureanocuando le tocó.Era lamejormaneradeasegurarsesulealtad,dehacerlecómplicedelosdemás,deconvencerledeque nunca podría bajarse del barco al que la guerra le había subido. De convertirle en unasesino,sí,peroalafuerza,porqueéleraunCarajita,seguíasiendounCarajita,hijoynietodeCarajitas,ynopodíaelegirnomataraPesetillasinarriesgarseaquelomataranaél.¿Loentiendesahora,Nino?Tupadrenomatópordeporte,nomatóporplacer,niporgusto,niporque estuviera convencido de que Fernando el Pesetilla tenía que morir. Tu padre matóporquenopodíanegarseamatar,matóporqueestabamuertodemiedo.

—Peroél…—ysóloenesemomentopudevolverapensar,arazonarpormicuenta—.Silascosassoncomotúdices,silossuyoshabíanfusiladoagentedesufamilia,demifamilia…—un escalofrío me heló la espalda cuando comprendí el sentido de aquel posesivo, y que yotambiéneraunCarajitaaunqueacabaradeescucharesenombreporprimeravez—.Élpodríahabersesalidode laGuardiaCivil,¿no?Podríahaber trabajadoenotracosa,mudarseaunsitiodondenadieleconociera,donde…

—Sí—peroelPortuguésseguíapensandomuchomásdeprisaqueyo—,podríahaberhechoeso,desdeluego,peroesdifícil,¿sabes?Tomarunadecisiónasíesmuydifícil,porqueEspañasehaconvertidoenunpaísdeasesinosydeasesinados,unpaísdondesedetienealagenteporcapricho,yselatorturadespuésdedetenerla,yluego,selamataono,segúnledéalquemandeencada lugar,encadamomento.Unpaísdondeyanohay tribunalesquemerezcanesenombre,nijuecesimparciales,niabogadosquedefiendanalosprocesados,niderechos,nigarantías,nada,sólofosasabiertasenlastapiasdeloscementerios—entoncessedetuvo,memiróconungestocauteloso,sepensóloqueibaadeciracontinuación—.Laguerranohaterminado,¿loentiendes?Estotodavíaesunaguerra,ylagentesigueluchandoenelbandoquelehatocadoensuerte.CuandoCatalinalaRubiadicequelaGuardiaCivilesunnidodeasesinos,tienesusrazones,porquetambiénfusilaronasumarido,porqueacabandematarleaunhijo.Peronodeberíahabertedichonuncaquetupadreesunasesino,porquenoloes.Situpadrehubierapodidoelegir, habría escogidounavidadistinta,peroenEspañayanadiepuedeescogersupropiavida.

—Poresotúyyonodeberíamosestarjuntosaquí.Eso fue lo que sentí, que el Portugués había dado un rodeo larguísimo para llegar a la

misma conclusión que a mí me había partido por la mitad en un instante, que me habíacontado historias que yo habría debido saber y nadie me había querido contar sólo parallevarmeauncallejónsinsalida,unpuntosinretorno,unpozooscuroyhondo,deparedeslisas,desnudas,sinasiderosen losqueapoyarsepara treparhacia la luz.Yahoraentendíamejor algunas cosas, desde luego. Entendía por qué mi madre se empeñaba en proteger aElíasasumanera,entendíaporquémipadrehabíavueltoacasa llorandoaquellanoche,ypor qué ella había tardado tantos años en llevarnos a su pueblo, por qué él no nos habíallevado nunca, por qué mis primos de Almería me habían robado los zapatos, por qué undesconocidodesonrisatorcidamehabíadichoenlapuertadeunaiglesiaquesealegrabadeno ser mi padre, y la ruina de mi propia casa, la tragedia de no poder llorar, de no poderhablar,denopodercompartirconnadielamemoriadeunpadre,detreshermanosmuertos,la trágica obligación de tragárselo todo, las lágrimas, las palabras, las culpas, todo dentro,siempre adentro, mi padre y mi madre cuchicheando cuando andábamos cerca, dándosegolpecitos en los labios con el dedo índice, y cállate, Mercedes, que te pueden oír, y calla,Antonino, que te puede oír alguien, aquella vida mala, sórdida, insana como un sótanohúmedoysinventilardondeflorecíaelmohodeunmiedoperpetuo,ungrumopolvorientoygris, tan espeso como si fuera sólido, que taponaba su boca para que los secretos leshoradaranpordentro,paraqueperforaransugarganta,suestómago,susintestinos,porquelas palabras que no se dicen hieren, golpean, pinchan, queman, destruyen los tejidos delcuerpoydelespíritu.Peroesonocambiabanada.YopodíaaceptarlaversióndelPortugués,podíainclusoagradecérsela,comprenderamipadreyhastacompadecerle,convencermedequehabíamatadoaunhombredesarmadoporlaespaldaendefensapropia,dequelohabíahecho por él y por nosotros, por su supervivencia, por nuestro bienestar, pero en Españanadiepodíaescogersupropiavida,élmismolohabíadicho,yesahabíasidomiapuesta,esemierror,esamitragedia.

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Ysinembargo,volvióasonreíralescucharme.Luegoescogióunapiedraplana,latiróalrío,ycuandolaviosaltarporcuartavez,antesdehundirseenelagua,semequedómirando,muytranquilo.

—Esosólodependedeti,Nino,tútendrásquedecidirlo.Tendrásquepensarcómoquieresvivirapartirdeahoraycalcularbienlasconsecuencias,¿no?

—Noteentiendo,Pepe—yeraverdad,noentendíasuspalabras,apenaslasmías,nosabíaquépensar,quédecir,quéhacerenesemomentonienelrestodemivida.

—Mira…Tomardecisiones,enunasituacióncomolanuestra,latuya,lamía,ladetodos,esmuydifícil,yatelohedichoantes.Porqueereshijodeunguardiacivilyvasadarclasetresdíasalasemanaacasadeunamujeralaqueunoscompañerosdetupadreacabandematarleaunhijo.Yporquehastenidomalasuerte,Nino,todoslahemostenido,PacoelRubiolapeor,pero…Siayernohubieras tenidoclase,siElenasehubieraacordadodeavisarteatiempodequenosubieras,sihubierasllegadodoshorasantesodespuésdelminutoenquellegaste,sitehubierasmarchadoenlugardequedarteallíparadocomounpasmarote,osiyohubieraadivinadoloqueibaapasar,envezdeseguirenlapuerta,mirándote,tanpasmadocomo tú, pues… No habría pasado nada, ¿no? Estaríamos aquí sentados, eso sí, pescando,cogiendocangrejos,bañándonosohaciendoeltonto,tantranquilos.

—Perohapasado—tampocosupeexactamenteporquéfueeneseinstante,ynoantesnidespués,cuandosemellenaronlosojosdelágrimas.

—Hapasado,sí…—entoncesseacercóamí,mepasóelbrazoderechopor loshombros,apretómicuerpocontraelsuyounmomento,antesdeseguirhablando,ymedicuentadequemeestabaabrazando,ydequeeralaprimeravezquemeabrazaba—.Yesunaputada,Nino,unaputadaenorme,nocreasquenomedoycuenta.Porquenoeresmásqueunniño,porquesólotienesdiezaños,porquenosabíasnada,nieresresponsabledenada.Notemerecesloqueteacabadepasar,perotehapasado,esoesverdad,yahoratienesquepensarentiyenlosdemás.

—Enti…—arriesgué,porquetodavíanoentendíaadondequeríallegar.—No,enmíno—mesoltó,yvolvióasonreír,yacomportarsecomosiempre—.Yonotengo

nada que ver con esto. A mí me gusta Paula, sí, y me gusta estar contigo, igual que megustabaestarconmissobrinos,enTorreperogil,ysidecidesqueyanoquieresqueseamosamigos,pues…Teecharédemenoscuandoestésolo,aquí,enelrío,peronomepasaránadapeor.Sinembargo,siledicesatupadrequenoquieresvolveralcortijodelasRubiasnuncamás,élsepreguntaráporqué,telopreguntaráati,yantesodespués,seenterarádeloquehapasado.Sesentirámuymal,peorquenunca,porqueélnomatóaPesetillaporgusto,yatelo he dicho, porque no está orgulloso de haberlo matado, porque estoy seguro de que sesienteculpableaunquesedigaasímismoqueloúnicoquehizofuecumplirconsudeber,yaunqueesotambiénseaverdad,porquemataralagenteporlaespaldaesahoraeldeberdemuchosespañoles.Peroélhabríapreferidonohacerlo,ysobre todoque túnuncahubierasllegado a enterarte, y se sentirá tan mal, tan hundido, que es muy posible que decidavengarse de Catalina, registrar su casa todos los días, acosarla, humillarla, hacerle la vidaimposible…Élpuedehacerlo,túlosabes,yalgunosdesuscompañeroscolaboraríanconéldemilamoresysinhacerpreguntas,esotambiénlosabes.YquizáspensarásquelaRubiaselomerece,quesihasidotanmalacontigo,merecequelepaguenconlamismamoneda,peroelproblemaesqueentoncestambiéncobraránChica,yPaula,yFilo,cobraráManoliycobraránsus hijos, y Elena, y su nieta, porque todos viven juntos, ya lo sabes, y todos viven de lomismo.Peronisiquieraesoeslomásimportante,Nino.

Hizounapausaparamirarmeyyoledevolvílamiradacomopude,porquenuncalehabíavistotangrande,niamímismotanpequeño,tanendeble,taninútilparasostenerlainmensacarga que acababa de depositar sobre mis hombros, que me pesaba ya como un fardoinsostenible,unarocatanbrutalcomoaquellaquelosdioseshabíancondenadoatransportardurantetodalaeternidadaungriegocuyonombrenopodíarecordar,aunqueestabasegurodequedoñaElenalohabíarepetidovariasvecesalcontarmesuhistoria.

—Ahoratienesquepensarsobretodoenti—ysiguióhablando,tanfuerte,tanseguro,tanimplacablecomosimemiraradesdelacumbredelOlimpo—.Esoeslomásimportante,quévaapasarcontigo,quéclasedepersonaquieresser,sivasaacatar lavoluntadde losquemandan,ovasasercapazdenotenerlaencuenta.HaypersonasquecreenqueenEspañalascosassoncomodebenser,quelaGuardiaCivilnotieneporquédarexplicacionesanadiedesusactos,quenohacefaltaningúnjuicioparadecidirqueunapersonaesculpable,quetoda leydebecumplirse, aunque sea injusta, sóloporquees la ley.Otraspersonas,muchasmás,nolocreen,peronoseatrevenadecirloenvozaltaporquetienenmiedo,ylesgustaría

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vivirenunpaísdiferente,conleyesdiferentes,unapolicíadiferentequecumplieraotraclasededeberes,peroencogen loshombrosy secallanparaqueno lespasenadamalo,porquesabenlaclasedecosasquepasan,yhastaquépuntopuedeserpeligrosollevarlelacontrariaalosquetienenelpoder.Yhayalgunaspersonas,pocas,quepiensanporsucuenta,ydicenloque piensan, y actúan de acuerdo con sus ideas, y no porque no conozcan el riesgo quecorren,sinoporquecreenquecorrereseriesgomerecelapena.¿Ytú?

Volvióadetenerse,yvolvióamirarmeconunaatención,una intensidadqueyonocreíahaberinspiradojamásennadie,peronolecontesté,porqueintuíqueélmismoibaadarmelarespuestaatodassuspreguntas.

—¿Qué clase de persona vas a ser tú? ¿A quién quieres parecerte? Eso es lo másimportantedetodo,porquetú,ahoramismo,tieneslafacultaddedecidirsobrelasuertedemuchagente,tupadre,tumadre,seguramentetambiéntushermanas,ytodaslasRubias,yesoesmuchoparaunniñodediezaños, losé,esdemasiado,pero lopeoresquenovasatenersiemprediezaños,Nino.Elañoquevienetendrásonce,yalotrodoce,yluegoveinte,ydespués veinticinco, y todos los días de esos años, y de los que vengan más tarde, teacordarásdeladecisiónquevayasatomarahora,tealegrarásotearrepentirás,yesaclasedepersonaserás,unhombrevaliente,quealosdiezañosfuecapazdecargarconunsecretoterrible,quehizodetripascorazón,yapretólosdientes,ysiguióadelanteparanohundirasupadre, a su madre, a cinco mujeres que no se lo merecían y a una que tal vez se lo habíabuscado,ounhombrecobardequeprefiriólloriquear,darsepenaasímismo,queseescondióensucuartodiciendoqueledolíalabarrigayquenoquisohacerlemalanadie,perotampocohizonadaporevitarlo.Esoesloquetienesquepensarmuybien,Nino.

—Bueno, pero ahora… —le miré, y vi en sus ojos una sombra de preocupación que meconmoviótantocomosuspalabras—.Ahoratengoganasdellorar.

PepeelPortuguésvolvióaabrazarme,yyomeabandonéasuabrazoylloré,lloréunratomuylargo,sinpreguntarmeporqué,porquiénlloraba,sabiendosinembargoquellorabapormíypormipadre,pormimadre,quenuncamásibaavolveraAlmería,ypormipadre,pormiabueloManuelelCarajitaypormipadre,porFernandoelPesetillaypormipadre,porlostíosaquienesnohabíallegadoaconocerypormipadre,pormipadre,pormipadre,pormipadre,queeraunasesinoyunpobrehombre,unasesinoyunhombrebueno,unasesinoyundesgraciado, un asesino y su propia víctima, un asesino y ni rastro del hombre feliz quesonreíaen laviejafotografíaenblancoynegrode losbuenostiemposquenuncavolverían.Lloré, ymientras llorabacreínopensarennada, y sinembargo, tuve tiempodepensarenmuchascosasantesdeaburrirmedellorar.Penséquenoeratandifícildecidir,quefingirerafácil,que llevabatoda lavida fingiendo,mintiendo,mintiéndomeamímismoya losdemásdesdequeDulcemeenseñóamentirpormí,yporella,yporPepa,desdequemeexplicóporprimeravezquelosgritosquenosdespertabanporlasnochesnoerangritosverdaderosdeverdaderas personas, sino gritos de mentira de actores y de actrices que chillaban en unapelícula.Noeratandifícildecidir,porquemipadre,mimadre,sabíanmentirenuninstante,sin vacilar, sin descomponerse, duérmete, que no ha sido nada, has debido tener unapesadilla,ysonreían,puesdejaalosniñosquesevayan,tendránalgoquehacer,susmadreslesestaránllamando,ysonreían.Sonreírerafácil,erafácilmentir,fingir,ocultarlaverdadalosdemás,ocultárselaaunomismo,estáiscastigadossinsalirnialpatio,yporqué,porquelodigoyo,llevabatodalavidaoyendolomismo,diciendolomismo,haciendolomismo.Esonoeradifícil.Tampococomprenderquemivida,nuestravida,eraunavidademierda,unavidafea,áspera,pestilente,enlaquesinembargoyosabíavivir,porquedesdequenací,nohabíahechootracosaqueaprenderavivirenmimierdadevida.

Asíquedecidirnoeratandifícil.Cuandomecansédellorar,meapartédelPortuguéssinlevantar lacabeza,melimpié lacaracon lasmanosantesdevolverlahaciaél,ycomprendíquecuandomehabíapreguntadoaquiénqueríaparecerme,conocíadesobralarespuesta.

—¿VasairluegoaveraPaula?—Puesnopensaba,laverdad…—suvozeracautelosatodavía—.¿Porquélodices?—ParaqueledigasadoñaElenaquemañana,alascinco,estaréarriba.Alescucharme,PepeelPortuguéssonrió,cerrólosojosuninstante,yenlalevedaddeese

mínimo movimiento, se aflojó todo su cuerpo, se relajaron sus hombros, sus brazos, suespalda,enungradocasiimperceptible,tantoquenisiquieraestoysegurodehaberlovisto,perosíestoysegurodequelonoté,dequeloatrapéporlospelosconlapuntadeunosdedosimaginarios, como si su instantánea, brevísima transformación, acabara de activar algúnsentidonuevoydesconocidoparamí,unafacultaddistintadelasquehabíacreídotenerhastaaquelmomento.

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—Bueno,puesvámonos—yhablabacomosiempre,sonreíacomosiempre,memirabacomosiempre y hasta me dio una palmada en la espalda, como solía hacer siempre que estabacontento conmigo, y yo sabía que se alegraba por mí, pero había algo más y no lograbadescubrirquéera—.Teacompañohastaelcruceyluegotiroparaarriba,¿deacuerdo?

—Vale.Ymelevanté,mesacudílospantalones,meemparejéconélyechamosaandaralmismo

ritmo,peroseguípreguntándomesiseríaciertoquemirespuestalehabíaaliviadomásdeloquedemostraba,yporquélodisimulabaentonces,yquéestabaenjuegoenrealidadcuandovinoabuscarmeacasaaquellatarde,apartedemipropiofuturo,elhorizonteinmediatodemis diez años y medio, el remoto territorio que alguna vez habría colonizado un hombrellamado Antonino Pérez Ríos y de quien yo aún lo ignoraba todo excepto su nombre. YoconfiabaenelPortugués,ynodudabadequesepreocupabapormí, igualqueyomehabíapreocupadoporélotrasveces,porqueenFuensantadeMartos,en1948,lapreocupacióneraelindiciomáscerterodelaamistad,delcariño,peronopodíadesprendermedelasensacióndequehabíaalgomás,otrointerésocultoenaqueldiscursoimpecable,tanbienarmado,tanbienestructurado,tansabiamentedosificadodesdeelprincipiohastaelfinal.Entonces,poruninstante,sospechéquePepenomelohabíacontadotodo,peronologrédarleunaformasiquieraaproximadaaesasospecha,porqueéldesbordóenseguidatodoslosmárgenesdemiimaginación.

—Peroqueconstequesuboalcortijosólopor ti.Noveas laquemevaacaerencimasiPaula está arriba y me ve aparecer —porque él sabía cómo hacer hablar a la gente, ydistraerla,ydespistarla,yconseguirqueatendierasolamentealoqueaélleconvenía—.Nosésitehasdadocuenta,perohacediezdíasquenomehabla.

—¿Deverdad?—porquesabíaque,apesardetodo,yomeibaadarcuentadequehacíamásdeunasemanaquenosubíamosjuntosalcortijo—.Puesantesdeayer,cuandoosvienelporche,nomepareció…Estabaisabrazadosyeso,¿no?

—Sí,antesdeayersí,porquehabíamuertosuhermanoycuandomeenterésubíenseguida,y fue como una especie de tregua, pero ayer volvió a las andadas, que anda que no soischismososporaquí,¿eh?—porquesabíacontarleacadaunoloqueleapetecíaescucharencada momento, sin decir ni una palabra más de las imprescindibles—. Y eso que el mespasado,cuandofuiaJaénacomprarpienso,noteníaintencionesdehacernada,enserio,loúltimoquepensaba…Peroenelalmacénmeencontréconunodemipuebloqueseempeñóen invitarmeaunacopa,natural,¿no?,y luegotuveque invitarleyoaotraparanoquedarmal,total,queentreunarondayotra,yasesabe,acabamosalastantasenunaventadelasafuerasqueparecíanormal,bueno,normalmásomenos,porquedentrohabíaunastíasque…¡Uf,tendríasquehaberlasvisto!Claroquemejor…No,mejornotelocuento.

—¿Peroquées loquetendríaquehabervisto?—porquesabíacómohacerquecualquierpezmordieraensuanzuelosólocontirarlacañaalaire.

—No,queeresmuypequeño—porquesabía tirarde lacuerdanimuchonipoco, con lafuerzajusta.

—¡Quenosoypequeño, joder!—porquesabíacómomantenerasuspresasenganchadas,boqueandofueradelaguatodoeltiempoquehicierafalta—.Esonosehace,Pepe.Cuandoseempiezaacontarunahistoria,hayqueterminarla.

—Esoesverdad—porquesabíaque,cuandodabaelúltimotirón,yanohabíaremedio,nisalvaciónposible—.Enesollevasrazón,síseñor,perotienesqueprometermequenoselovasacontaranadie.

—Teloprometo—ytodolodemás,mipadre,miabuelo,elPesetilla,empezóaalejarse,ahacersemáspálido,máspequeño,másborrososinqueyollegarasiquieraadarmecuenta.

—Puesnada,queenelmostradorhabíaunatíarubia,¿sabes?Peronocomominovia,quela llamanasíyescastañaoscura,sinorubiadeverdad,bienteñidadeamarillo,y…Bueno,parecíaunalanchaneumática,lacabrona—empezóadibujarlaconlasmanosyyoyanoteníamemoria,nicabeza,niatenciónparanadaquenocupieraenelhuecodesuspalmasabiertas—,porque teníael culoasí,peroasí, te lo juro, comounaperagigantesca—yextendía losdedoshaciadelanteparaacariciarlasiluetadeaquellafrutaimposible—,ylastetascomodossacosdearena,durasyblandasalmismotiempo,elásticas,redondas—ycurvabalosdedoshaciaarribacomosisoportaranunpesoimaginario—,estupendas,deverdad,ylaspiernas…Enfin,quemesacóabailar,¿quéteparece?Mesacóabailary,claro,yo,puestuvequesalir,ysemepegó…Perocomounalapa,enserio—ysecontoneabamuydespacio,abrazandoelaire—,semeapretótantoqueselonotabatodo,yderepente,memetióunapiernaentrelosmuslos,te lo juro,Nino,yono leestabahaciendonadayellamemetió lapierna,empezóa

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moverla,y…¿Quéibaahaceryo,aunquenotuvieralaculpadenada?Puesloqueteníaquehacer,esohice,quenotelovoyacontarporqueeresmuypequeño,peroalsalir…¿Aquenosabesaquiénmeencontréapoyadoenelmostradoralsalir?

—¿Teacostasteconella?—nisiquieraPaquito,pormuchoquealardeara,sabíamuybienen qué consistía aquello, pero hasta yo sabía que, de todo lo que se podía hacer con unamujer,lomásimportanteeraacostarse.

—Quenomepregunteseso,quetehepreguntadoyoprimero,¿estamos?¿Aquiéncreesquemeencontréapoyadoenelmostrador?—neguécon lacabezaporqueno teníani idea,aunqueyaestabasegurodehaberelegidolomejoralelegirparecermeaPepeelPortugués—.¡AlPutisanto!NadamásynadamenosquealPutisanto,¿quémedices?

Entonces empecé a reírme como si no pudiera parar nunca, y me reí mucho, durantemuchotiempo,hastaqueelestómagomedoliódetantoreírme,dedoblarmesobremímismode carcajada en carcajada, mientras me imaginaba el encuentro entre Pepe el Portugués yEmeterioelPutisanto,elcapillitasmás fervienteque jamáshapaseadotantosescapularios,tantasestampasdeVírgenesyCristos,tantasmedallasycordonesdesedayfajinesmorados,porlascamasdelascasasdeputasdetodalaprovinciadeJaén.

—Yyaves tú—élseguíahablando,exagerando,haciendomuecassindejardemover lasmanos—,elPutisanto,quesepasalavidayendodelacofradíaalacasadeputasyviniendodelacasadeputasalacofradía,quecuandopagaalaschicas,lesmeteunaestampitadelaVirgenentrelosbilletes,quesólosabeirdeprocesiónenprocesión,dedíaydenoche,conlospantalonessubidosoconlospantalonesbajados,porquenohaceotracosa,elhijoputa…¿Qué tendrá él que ver con Paula? ¿Dónde pueden haberse encontrado? En ninguna parte,¿no?Porqueasumujernoselohabrácontado,porlacuentaqueletrae,digoyo,asíque…¡Bueno,puesPaulasehaenterado!

—¿Enserio?—yestabaclaroqueaélno leparecíagracioso,peroyonopodíaparardereír.

—Comocojaalque leha idoconelcuento, learranco loshuevos, te lo juro—ymereíatanto,quememiróyserioconmigo—.Total,queellunesdelaotrasemana,subíalcortijoaverla, como si tal cosa, y en cuanto me vio aparecer por la cuesta… ¡Zas! Se metió paradentro. Y Filo, que estaba en el porche, me dijo al verme pasar, mira, el compadre delPutisanto,tencuidado,Pepito,novayasaequivocartehoydepuerta…Queésa,también,hayquever…

—Ytemarchaste,claro.—¿Quién? ¿Yo?—y se señalóa símismoconel dedo—.No, señor.Yomearrimé, estuve

muytoreroynomesirviódenada,esaeslaverdad,peromearrimé,entréabuscarla.¿Quépasa, Paula?, le dije, poniendo cara de angelito, ¿por qué me ha dicho Filo no sé qué delPutisanto?Ellaestabadoblandoropa,comosi talcosa,pero tiróelcestoal sueloysevinopara mí. ¡Te voy a matar, cabrón! Eso me dijo, y después, todo lo que se sabe, el catálogocompleto,decaboarabo…

—¿Ytúquéhiciste?¿Lepedisteperdón?—¿Yo? —volvió a apoyarse el dedo en el pecho, pero levantó las cejas mucho más que

antes,comosimiúltimapreguntalehubierallevadohastaelúltimolímitedelasombro—.Nihablar.Yoloneguétodo,perotodo,deprincipioafin,puesnofaltaríamás…Ledijequeeramentira,queyonomehabíaencontradoconelPutisantoenningunaparte,queseríaotroquesemeparecía,yellaquesí,quesí,quehastalehabíadichoadiósytodo,yyoqueclaro,queeseotrolehabríadichoadiós,quesielPutisantolehabíasaludado,¿quéqueríaellaqueledijera?Puesadiós,claroestá.Yqueyonoestabaallí,queyonosabíanada,queyonohabíahecho nada con ninguna rubia, y que no, que no y que no —volvió a extender el dedo, lodirigióhaciamíylomovióunpardeveces,comosiquisierasubrayarlaimportanciadeloqueestabaapuntodedecirme—.Alasmujeressiemprehayquedecirlesqueno,Nino.Hayquenegarlotodo,siempre,todo,acuérdatebiendeloquetedigo,aunquetepillenconlasmanosenlamasa,túdiqueno,ysialgunatedice,¡perositehevisto!,túcontestasqueno,quenomehasvisto,ysitedice,¡perosiyoestabaallí!,túqueno,quenoestabasallí…Meloenseñóelhermanopequeñodemipadrecuandoyoteníatuedad,ynuncamehafallado.Siemprehayque negarlo todo, decir que no, que no y que no, porque además, luego, ellas te loagradecen…ClaroquePaulaesduradepelar,primero,porqueescomoes,yluego,porque,aver,sehahechomujersinpadre,sinningúnhombreenlacasa,igualquesushermanas.EllasóloteníacatorceañoscuandomataronalRubio,yentreeso,yelcarácterdesumadre,yquenadielahametidonuncaencintura,pues…Esunafiera,sí,aunque,quéquieresquetediga,cuandoseponeasíescuandomásmegusta,esquemevuelveloco.Poreso,aqueldía,antes

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dequeterminaradeinsultarme,lacogíporlosbrazos,latrinquébien,empecéabesarla,yledijelaverdad,queningunamujermehagustadoenmividanilacuartapartedeloquemegustaella,peroestabatancabreadaquecuandovioquenopodíasoltarse,empezóachillar,¡Chica,tráemelastijerasdelpescado,quelevoyacortar lapollaaésteentrestrozos!Noseasanimal,Paula, ledije,adóndevasa irtúsimecortas lapolla,peronada,quenohubomanera.Y yopensé, vamosa esperarunpardedías, a ver si conel tiempo se amansaunpoco.Estuvetressinsubir,perocuandovolvíaaparecer,Chicasalióalapuerta,semepusoenjarras,ymedijo,yoquetúnoentraría,Pepe,laqueavisanoestraidora.Yoentrédetodasformas, y… ¡Buah! Más de lo mismo, para qué te voy a contar. Hasta que pasó lo de suhermano, y creí que ya, con el disgusto, se habría olvidado del Putisanto. Total, que estamañanasubíarribaotravez,a llevarleunacajetilla,porqueaPaula legustamucho fumar,¿sabes?,aunquesumadreselotengaprohibido,leencanta,yyosiemprecomprotabacoparaellacuandocomproparamí,perollevabalastijerasdelpescadoenelbolsillodeldelantal,ylassacónadamásverme.¿Qué?,mepreguntó,mientraslasabríaylascerraba,haciéndoselamodosa,encima,¿queríasalgo? Intentéhablarconella,hacerlarazonar, ledijeque losdossabíamosquemeibaaperdonarantesodespués,quenoteníasentidoquemehicieraesperartanto,peroellaselioagritosconmigo,yCatalinasalióenseguidaaecharmedeallí,diciendo,agritosellatambién,queenaquellacasaestabandeluto.Llevabarazón,claro,asíque…—semetió lamanoenelbolsillode lacamisay sacóunacajetillade tabacosinabrir—.Aquí latengotodavía,ylopeoresque,aestepaso,melaacabaréfumandoyo,másprontoquetarde.

Hacía ya un rato que habíamos llegado al cruce, y yo habría seguido allí, de pie,escuchando al Portugués, todo el tiempo que él hubiera querido seguir hablando, pero elpaquetequeteníaenlamanohabíapuestopuntofinalalaúltimahistoriadeaquellatarde.

—Trae,anda—lepedí,extendiendolamano—.Dámeloamí,yyoselodaréadoñaElenamañanaparaqueselodéaPauladetuparte.

—Eso—ysusojos se iluminaronparabrillardemaliciaenun instante—.Ydile tambiénqueledigaqueestoyfatal,¿eh?Cuéntalequetúmevesmuymal,muypálido,quenohablo,que no como, que ando arrastrando los pies… Dile que tienes la impresión de que estoy apuntodecaerenfermo,¿teacordarás?

—Sí—memetíelpaqueteenelbolsillo,meechéareíryempecéaandardevueltaacasa.—Mañanavengoabuscartealcruceymelocuentas,¿estamos?—elPortuguésseguíade

pie, en medio del camino, sonriendo con sus dientes blanquísimos—. Lo importante es queexageresmucho…

—Ya—ymedilavueltaparaandarhaciaatrás,sindejardemirarle—.Ledigoqueteestásmuriendo,siteparece.

—¡Perosiesverdadqueestoy fatal!Te lo juro,Nino,enserio…Larubiaaquellaestababuenísima,peroyomeestoyponiendomalo…

Aldoblarlacurva,dejédeverle,peroaúnpudeescucharle.—Deverdadqueestoymuymal,cadavezpeor…YcuandomeencontréconmipadreyconRomero,a laalturade lasprimerascasasdel

pueblo,todavíameestabariendo.—¡Hombre, hijo, me alegro mucho de verte tan repuesto! —me dijo con su sonrisa de

hombrebueno,antesdebesarmeenlamejilla—.¿Yaestásbien?—Sí—yotambiénlebesé,comolehabíabesadosiempre,yfuefácil—.Yanomeduelela

barriga.—Asaberquéhabráscomido,todoeldíavagabundeandoporahí,enelrío.Tehabrásdado

unatracóndemorasverdes,porlomenos…Cuando llegamos a casa, cada cosa estaba en su sitio, igual que siempre, Dulce

cuchicheandoconEncarnitaenelpatio,madreconeldelantalpuesto,removiendoelpurédeverdurasquealternabainvariablementeparalacenaconpistoosopasdeajo,adespechodelclimaydelasestaciones,yPepaesperándomeparaquelaayudaraapegarestampasensuálbum.Nospusimos lasmanosperdidasdeengrudo,nos las restregamospor lacaraynosreímosmucho,ymadreseenfadó,ynosvolvimosareír.Cuandoterminamosdelimpiarnosenlapiladelacocina,yaeralahoradecenar,ycenamos,yluegonosfuimosalacama,yestuveleyendo un rato muy largo, pero no conseguí desembarcar en la India con Phileas Fogg,porque un par de páginas antes de llegar, Dulce me obligó a apagar la luz, diciendo queconmigonohabíaquiendurmieraenaquellacasa.

Entonces intentéatraermea laoscuridad,ponerlademiparte,obligarmeapensarenelcuerpo de aquella rubia que parecía una lancha neumática, verla con los ojos cerrados,bailandoconPepe,pegándoseaél,metiéndolelarodillaentrelaspiernas,perofueinútil,e

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inútilfuepensarenPaula,imaginarsufuria,susinsultos,susvanosintentosporescapardelosbrazosdelPortugués.Lasdosimágenesmegustaban,meparecíanexcitantes,divertidas,peronologréatraparlas,nopuderetenerlasniinstalarlasenellugardemimentedonde,alritmodeunpasodoble,unhombreflaco,calvo,tembloroso,avanzabadeespaldashastaqueseescuchabael ecodeldisparoque lederribaba,que lehacía caerunavez, y otra, yotramás,conlosbrazosseparadosdelcuerpo,conlasmanosabiertas,conunacamisaacuadrosquenuncahabíavistoyunospantalonespardos,anchosy remendados,que tampocohabíavistojamás.

El Pesetilla murió muchas veces aquella noche, y moriría muchas otras veces, muchasotras noches, por implacable decreto de la oscuridad enemiga, la oscuridad hostil quesiempre levestiríade lamismamanera, reservandoparamiabuelo,aquiennohabíavistonunca,nisiquieraenfoto,unacamisablanca,inmaculada,dondeunabalahacíaflorecerunamanchadesangre,unamancharedonda,irregular,quealprincipioerabonita,comounclavelcuando se abre, pero luego crecía, se deformaba, se expandía tan deprisa que ya lo habíateñido todo de rojo, la tela, el fuelle del acordeón, las teclas que aún apretaban sus dedosensangrentados,cuandoelcuerposedesplomababruscamentesobrelaespalda,elestrépitosecodelgolpeincapazde imponersealchirridodeunacordeinterrumpido, inacabado,sóloaire y yanomúsica.Pero yo seguíaoyendoelmismopasodoblequemiabuelo y elSilbidoestabantocandoantesdemorir,unacanciónalegreymachaconacuyotítulonoconocía,peroqueescuchabatodoslosaños,cuandodonJustinocontratabaauntoreromuertodehambreycomprabadosnovillosparalasfiestas,escuchabaesamúsicayveíaaparejasendomingadasbailandosobre losadoquines,alrededordeuncadávertiradoenunaplaza,yeraCencerro,peroeramiabuelo,yeraCrispín,peroeraelSilbido,ylamúsicasonabaysonaba,lasteclasdel acordeón goteaban sangre, hasta que volvían a matar a Manuel el Carajita, hasta quevolvíanamatarasuamigoelflautista,ysusmanossoltabansusinstrumentosporfin,peroaquelpasodoblenuncadejabadesonar.

Alosfusiladoslosmatandefrente,yporeso,yaunquenoquisiera,yoveíaamiabueloconlacaradesuhijo,yeramipadrequienmoríaconunacordeónentrelasmanos,alladodeunhombrequesosteníaunaflautayaquiennoleveíalacara.Mistíos,elhermanodemipadrey sus dos primos, tampoco tenían rostro, sólo él, que era mi abuelo y a la vez su hijo, mipadre,elguardiaAntoninoPérez,cuandodisparabaun instantedespuéssobreotrohombreflaco, calvo, desarmado, que siempre se ponía la misma camisa de cuadros para morir. Laoscuridad,quenoqueríasermicómplice, trabajabaconellos,paraellos, los traíahastamicamacadanocheymelostirabaencima,vivosaún,comosiacasopudierayosalvarlos,comosipudieraevitarlescadaunadelasmuertesqueibanamorirenmí,quelesmataríanmuchasvecessólopormíyparamí,enesayenotrasmuchasnochespintadasderojo.

Ysinembargo,mientras losveíacaer,y levantarseparacaerotravez, tambiénpensaba.RecordabaloquemehabíadichoPepeelPortuguésyloqueyoyasabía,loquehabíasabidosiempre,losgritosqueescapabandeloscalabozos,lavozdeLaureanorompiendoelsilenciodeunanochecualquiera,elterrordeFernandatraslapareddeallado,loscamionesllegandoporlacarreteravieja,elmiedodemimadre,eldemipadre,ysuestampatriste,encogidadefrío,cuandoentrabaenlacocinademadrugada,lacapaalmidonadaporlaescarchadeotramadrugadaestéril.Pensaba,ymientrasmicabezaseiballenandodepalabras,derazones,deargumentos, la sangre se iba volviendo más pálida, más clara, menos sangre, paraconvencerme de que, en realidad, las cosas no habían cambiado tanto. Yo siempre habíasabido lo que temía saber, y nunca había querido preguntar para no correr el riesgo dedescubrirlo.Ahorahabíadescubiertoalgunascosasmás,queRegalitoescondíaarmaseneldesvándesucasa,quemipadrenohabíallegadoatiempodesalvarasupropiopadre,yporqué estaban viudas las madres de los ladrones de zapatos a los que había conocido enAlmería,peroesonocambiabamucholascosasporqueyoestabavivo,yvivíaenFuensantadeMartos,en1948,porqueteníaojos,oídosycuriosidad,imaginaciónyunavidademierdaenlaquedosydossiempresumabancuatro,ylosguardiascivilesdisparabandenochesobreoscuroshombresdesarmados.YonoeracomoPaquito,noeracomoAlfredonicomoMiguel,ynosabíaporqué,perodespuésdehablarconPepe,habíadecididopensarpormicuenta,yesomehacíamenosidiotaqueellos.Pensarerabueno,porqueelpensamientoahuyentabaalos cadáveres, transformaba en palabras y números a los asesinos y a sus víctimas, meobligabaapensarenmí,yanoenlosdemás,ymeimponíalanecesidaddeprometermequeyonunca,jamás,porningunarazón,ningúnmotivo,colaboraría,nidecercanidelejos,enladesgracia,eneldolor,enlacárceloenlamuertedenadie.

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Aquella promesa me serenaba, me daba calor y confianza, y así, sin sospechar que nopasaríademasiadotiempoantesdequeseconvirtieraenalgomásqueunaenfáticacadenadepalabrassolemnes,logréporfindormirmeaquellanoche.Medespertémuytarde,casialasonce.Elsolpicabayadetrásdeloscristales,yelpaisajenegro,sombrío,deloscuerpossinvida desplomándose ante una tapia, parecía una ilusión hueca y tramposa, la dramáticacáscaradeunapesadillaincompatibleconlarealidaddeunamañanadeverano.Mientraselsolviajaraporelcielo,todosestábamosasalvo,yporesomelevanté,mevestí,mezampéenunmomentodos rebanadasgrandesdepanconmanteca yme fui abuscaraPaquitoparaestrenarundíacorriente,undíasemejanteamuchosotrosdías,consucartuchodepipas,ysubañoenel río, y supartidode fútbol, y supropiodespiste, tanparecidoa losque, casisiempre,nosobligabanavolveracasacorriendoparasentarnosenlamesacuandonuestrasmadresestabanyasirviendolacomida.Sinembargo,lacuestaquesubíahastalacasillaviejasemehizomásduraquenuncaaquellatarde.

Cuandolleguéarriba,comprendíporqué.Lapuertaestabaabierta,comodecostumbre,ydoñaElenasentadaalamesa,esperándome.Tampocoallíparecíahabercambiadonadaysinembargo,todosloselementosqueintegrabanaquellaescenafamiliar,conocida,estabantanperfectamentedispuestosqueparecíanfalsos,comoobjetospintadossobreuntelón.

El tapete estampado que doña Elena utilizaba para proteger el tablero de maderabarnizada,ocupabaelcentrodelamesacontantaexactitudcomosihubieramedidoconunacintamétricaloscentímetrosqueloseparabandecadaextremo,ylamismasensacióndabalamáquina,queocultabaelmotivocentraldelaguirnaldadefloresimpresasobrelatelaenunaposición escrupulosamente equidistante. A su izquierda, tres lápices recién afiladosreposabansobreunalibretacomotreslíneasparalelassobreunrectánguloimpecable.Asuderecha,lascuartillasestabanapiladascontantocuidadoquenoparecíanhojas,sinounlibroblancoysinportada,cuyolomo,cosidoconhilotransparente,nopudieraapreciarseasimplevista. Doña Elena, erguida en la silla, los brazos flexionados, las manos abiertas sobre eltapetecomocustodiosde lamáquinadeescribir,parecía lasumasacerdotisadeun temploconsagrado a la armonía geométrica, la expresión más pura de esa pulcritud que siemprehabíaformadopartedeellamismaysinembargonuncalahabíaenvueltocontantaprecisióncomoaqueldía,desdelacabeza,dondehabíarecogidoenladisciplinadeunmoñoseverísimohastaelmásrebeldedesuscabellos,hastalospies,queparecíanunosolo,tanbienalineadosestabanensuszapatosdepielusada,brillanteymuylimpia.

Todo eso vi hasta que me miró. Cuando levantó la cabeza y me miró, dejé de calcularcuántasveceshabríacolocado,corregido, retocadoy revisadocadaobjetoparaestrellarmecon una luz oscura, caliente, sucia, que era inexacta, y torpe, y desordenada, y que nuncaanteshabíavistoensusojos.

—Desdequetemarchasteelotrodía,heestadopensandoenquépodríadecirte,Nino—aquella voz apagada, sin brillo, también era nueva para mí—. Desde que te fuiste, andobuscandounahistoriaquecontarte,enmicabeza,enloslibros,entodaspartes…Peronolaencuentro.EsoesloquepasaconEspaña,¿sabes?Estepaís…Loquepasaaquíyahapasadootras vecesenotros sitios,peronoes igual, porquenosotros siempre llegamosa todomástardeomástempranoquelosotros,nuncaatiempo,yporeso…Laverdadesquenoséquédecir.Quesientomucholodelaotratarde.Losientodeverdad,Nino.

Yo tampoco supequédecir.Mequedéparadoaunospasosde lamesa, sin atrevermeaavanzarniaretroceder,preguntándomequéhacer,cómoirhaciaella,cuandodoñaElenaselevantó, y al hacerlo, lo desbarató todo, la exactitud matemática, inhumana, del tapete, lamáquina, las cuartillas y los lápices, y en la reconfortante tibieza de aquel desorden, vinohacia mí, abrió los brazos para que yo me metiera dentro y eso hice, apretarme contra sucuerpo,aferrarloconlasdosmanos,abrazarloydejarmeabrazar,respirarconella,lacabezaapoyadaensupecho,hastaquelosdosnosserenamosporcompleto.Cuandonosseparamos,doñaElenateníalosojoshúmedos,yono.Yoyahabíalloradotodasmislágrimas.

—Gracias —le dije. Ella asintió con la cabeza y no quiso añadir nada, pero yo habíaencontradoyaunasoluciónpararomperelsilencioquenosabrumabaalosdosporigual—.¿Ustedseacuerda…?Mecontóunavezlahistoriadeungriegoalquelosdiosescondenaronacargarconunarocainmensaporunacuesta…

—Claro—mesonrió—.Sísifo.—¡Eso,Sísifo!—ycomosiesenombreactuaracomouninterruptor,unapalancacapazde

ponernosenmarcha,empezamosaandarhacialamesaconunanaturalidadaúntitubeante—.Ayerintentéacordarmedesunombre,ynopude,ytampocomeacuerdobiendesudelito,elpecadoporelquelecastigaron.

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—Bueno,puestelocuentootravez—ellaocupósulugarenlamesa,yoelmío,yentrelosdosvolvimosaestirareltapete,aapilarlascuartillas,acolocarloslápicessobrelalibreta—,peroluegodamosclase,¿eh?

Aquella clase fue el final de la historia, el broche que cerró el paréntesis de horror yconocimiento que se había abierto en el porche de las Rubias apenas dos días antes, y elprincipio de una vida nueva para mí, una vida donde ya no cabían la imprudencia, lainconsciencia y la sinceridad que me había permitido cultivar hasta entonces, privilegiosinfantilesque sehabíanextinguidobajo el pesodeun secreto yde suprecio, tanalto, taninsoluble,tanduraderocomolacondenadeSísifo.Peroenaquelmomento,nisiquieramedicuenta,tancontentoestabadehabervueltoaloqueyoaúncreíaqueeramividadeantes.

—Si quieres, mañana podemos recuperar la clase de antesdeayer —doña Elena meacompañóhastalapuerta,laabrió,yvimosveniraPaula,queapresuróelpasoalcomprenderqueyahabíamosterminado.

—¿Tevas,Nino?—mepreguntócuandoaúnlefaltabauntrecho.—Sí—ysóloentoncesmeacordédequellevabaunpaquetedetabacoenelbolsillo.—Espérame,quequieropedirteunfavor.Lamiréconatenciónylavicomosiempre,nidemejornidepeorhumorqueotrasveces,

perotranquila,menosparecidaa laprotagonistadelcuentode lastijerasdelpescadode loqueyoesperaba.

—Cuandovuelvasacasa,sinoteimporta—loúnicoextrañoeraquemehablaracontantomiramiento—,pasaporladeSanchísydiledemiparte,porfavor,quenohaymiel.

—Quenohaymiel—repetí—.Esoledigo,¿no?—Justo.QuealhombredelquemehablóelPortuguésno lequedabaniun tarro,que la

habíavendidotoda,¿teacordarás?—Claro—ymedijequenoeraunmalmomentoparadebutarcomoCelestino—.¿Peropor

quénoselodicesaél?—¿Aquién,aPepe?—asentíconlacabezayellasonrióconungestoqueexpresabamás

satisfacciónqueotracosa—.Porqueésenotienecojonesparasubiraquí.—¡Paula,por favor!—doñaElena la regañósindemasiadoénfasismientrasyocelebraba

conunacarcajadaaquellapruebadelamorosoinfortuniodelPortugués—.Nohablesasí.—¿Porqué?Sidigolaverdad,sólolaverdad,nimásnimenos.Quenohaycojones.—A lo mejor no —intervine, y me llevé a los labios dos dedos entreabiertos, como si

sostuvieraconellosunpitillo—,perosíquehayunregaloparati.Asentíconlacabezaalainterrogaciónqueflotabasobresuscejas,ycuandomedespedíde

doñaElena,ellamesiguióporelcaminotraseroconunadocilidadinsólita.—Mira—cuandoestuvesegurodequemiprofesoranopodíavernos,mesaquéelpaquete

delbolsilloylosostuveenelaire.—¡Ay,québien!—ellameloquitódeentre losdedossindarmetiempoaentregárselo—.

¡Quéalegríamásgrande!—Ayerporlamañanavinoatraértelo,perocomoestástanenfadadaconél…Noestabamuysegurodequemeestuvieraoyendomientraslaveíaabrirelpaquete,sacar

unpitillo y llevárseloa los labiosparaencenderloenseguidaconunacerillade lacajaquetenía escondida en el sostén. Yo nunca había visto fumar a una mujer y creía que sería unespectáculo raro, hasta desagradable, pero Paula inhaló el humo con ansia, y cuando dejóescaparlaprimerabocanada,ensucarasepintóunplacertanintensoquesonreísindarmecuenta,yseguíhablandosinpensarmuybienenloquedecía.

—Ylegustasmuchocuandoteenfadas,¿sabes?,esodice,pero…—Que le gusto cuando me enfado, ¿no? —pero ella sí era capaz de fumar y de

interrumpirmealmismotiempo—.Puesdiledemipartequenosabelasuertequetiene.—Perosiestámuymal,Paula,enserio,loestápasandofatal.Nocome,nohabla,yocreo…—Quesevaaponermalo,¿no?—Sí, eso es —admití, descolocado por aquel alarde de perspicacia—. Bueno, ya se ha

puesto,estámalísimo,pero…¿Cómolohasadivinado?—¡Ay,ay,ay!—mecogiódelcuelloymezarandeóenbroma,sinhacermedaño—.¿Atino

tedavergüenzasertancanijoytanembusteroya?¡Andaque,conbuenotehasidoajuntar,québarbaridad!Todossoisiguales,desdepequeñitos,lomismodecaraduras,queesquenotenéisremedio…Ea,mevoy—apuróelpitilloyaplastólacolillacontraelsuelo—,quenoseteolvidelodelamiel,¿deacuerdo?

—Sí,pero…—ycuandoyaseestabamarchando,hiceunúltimointento—.¿YalPortuguésquéledigo?

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Mientrasbajaba lacuesta, ibapensandoque lomejorparaél seríaquenoacudieraa lacita,peroalllegaralcruce,meloencontrésentadoenunapiedra,esperándome.

—¿Qué?—ymesonrió,comosiesperaragrandescosasdemiembajada.—Quesitegustanlasgordas—peronomequedómásremedioquerepetirelmensajede

Paulapalabraporpalabra—,quetelaspagues.—¡Joder!—selevantóyempezóasacudirselospantalonesamanotazosderabia—.¿Esote

hadicho?—Talcual. ¡Ah!Yquesi tegusta tantocuandoseenfada,nosabes lasuerteque tienes,

porquevaparalargo.—¡Pues sí que estamos bien! —entonces se paró a pensar un instante y me miró con el

ceñofruncido—.Peroentonceslahasvisto…—Claro.Se lo conté todo, y sobre todo, la alegría con la que Paula había recibido su regalo, el

placer con el que la había visto fumar. Pretendía animarle, darle esperanzas, pero apenasprestóatenciónalargumentoprincipaldemirelato.

—Así que no hay miel, ¿eh? —concluyó por su cuenta, y lo repitió despacio, como siquisieraaprendérselobien—.Nohaymiel.Quéraro.

—Pues eso me ha dicho, que el hombre que le dijiste ya no tenía —no se movía, ni memiraba, como si se hubiera perdido en la inmensidad de una noticia tan pequeña—, que lahabíavendidotoda.

—Ya,loquepasaesquemeextraña,porque…—peroenseguidasacudiólacabeza,sonrióyechóaandarhaciaelpueblo—.Mehabíancontadoqueélcomprabatodalamieldeporaquí,queporesonuncalefaltaba,peroquélevamosahacer.Vamos,teacompañoacasa.

—¿Sí?Québien,porqueasí,sinoteimporta,hablastúconSanchís,mejor.—Siquieres…Tampocotengootracosaquehacer.Pensabaacercarmealcortijo,pero…—Pauladicequenotienescojones.—Pues no, la verdad. Ya comprenderás que no están las cosas como para asomar los

cojonesporallí—moviólosdedosenelairecomosifueranlashojasdeunatijeraimaginaria,ynosechamosareír—.Anda,quesinomegustaratanto,leibanairdandoaesabestia…

Pero le gustaba mucho, le gustaba tanto como decía en voz alta y todavía más, porquecumpliósinrechistarunapenitencia tan largacomoelmesde julio,másde treintadíasdecautelosas aproximaciones y decepcionantes resultados en los que casi siempre anduve yometidodepormedio,porqueerayoquiensubíalosregalosyyoquienbajabalasrespuestas,yo quien sembraba ruegos y recogía negativas, yo quien transmitía palabras de amor enambasdirecciones.LasdePaulanoloparecían,peroellacasisiempreselasarreglabaparamerodearalrededordelacasadedoñaElenaalasseisenpunto,ysonreía,complacidaporlaintensidad de mis súplicas antes de decirme que no, que todavía no quería volver a verle,pronunciando con mucho cuidado el acento de aquel adverbio cruel, pero esperanzador almismotiempo.

—Llévaleestomañana,anda,aversiseablanda—yaveceseraunmechero,yotras,unabolsadecaramelos,uncartuchodebombones,unpañuelo,unfrascodecolonia—,porqueyoyanosé…

—¿Perotúnomedijisteamíqueloshombrescomonosotrosnosecasannunca?—Pues sí, te lo dije, pero ¿qué quieres? Estoy tonto perdido, no creas que no me doy

cuenta.Ylopeoresqueademásmeestoyarruinando,quemegastoenestaschuminadastodoeldineroquemedevuelvetupadre,yelmesquevieneterminadepagármelo.

Alfinal,loresolvióélsolo,yloresolvióasumanera,arrimándose.—¿Sabesloquetedigo?—meadvirtiócuandolecontéqueconlacoloniatampocohabía

habidonadaquehacer—,queyaestábien.MañanamismosubocontigoyqueDiosrepartasuerte.

Aldíasiguiente,alcoronarlacuesta,nosencontramosconquePaulahabíallegadoantesque nosotros, y estaba sentada en la puerta de la casilla, haciendo pleita con doña Elena.Cuandonosviollegar,selevantó,senosplantódelanteycruzólosbrazos,peroelPortuguésnosearrugó.

—Mira,Paula,yaheperdidodemasiadotiempoconesto,asíque,otearreglasconmigoomevuelvoamipueblo,túverás.

Ellanomovióniunmúsculodelacara.Sequedóquieta,callada,mirándolesinpestañear,comosiquisieracalibrarsiaquellaadvertenciaibaenserioosunovioacababadetirarseunfarol. Estaba dispuesta a estirar la incertidumbre hasta donde diera de sí, pero él no se loconsintió.

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—Bueno,puesmevoy—Pepeseacercóaellayleestrechólamanocomosisedespidieradeunasimpleconocida—.Podríahabersidomejor,perodesdeluego,hasidounplacer.

Aellalegustóaquelladespedida,porquesonriócomosiserelamiera,peroélnisiquierallegóaverlo.Anteshabíagiradoya sobre sus talonesparadarunpaso,dos, tres, y seguirandando a buen ritmo, con los pulgares enganchados en los bolsillos del pantalón. En esemomento,creíqueacababadecontemplarelfinaldeaquellahistoria,peroescuchéatiempolavozdePaula.

—¡Quietoahí,tontopollas!—unacentorisueñoaligerandoelinsulto.—¿Quémehas llamado?—preguntóél,volviéndoseamirarlaperosinmoversedel lugar

dondesehabíaparado.—Tontopollas—laRubiaserioyempezóabajarlacuesta—.Tehellamadotontopollas…—¡Qué barbaridad! —al oírla, mi profesora cabeceó, me pasó el brazo derecho por los

hombros—.¡Cuántatontería!,¿tedascuenta,Nino?PerodoñaElenatambiénsonreía,siguiósonriendocuando lesvimosabrazarseenmedio

delsendero,sonrióhastaquePaulalevantólosbrazos,cogiólacabezadelPortuguésconlasdosmanosylaacercóalasuyaparaamenazarleenunsusurromientraséllarodeabaconsusbrazos, mientras la pegaba contra sí y la mantenía tan apretada como si pretendieracomprobar la consistencia de su cuerpo, o como si sus manos la hubieran echado tanto demenosquenosupieranestarsequietas.

—Ytevoyadeciralgomás…—¿Quémevasadecir,aver?—yaunqueprocurabaestartorero,hastayomedicuentade

quenolasteníatodasconsigo.—No me lo vuelvas a hacer si quieres que pueda seguir insultándote… —quizás por

disimularlo,decidióaprovecharaquellapausaylanzólacabezahaciadelantesinavisar,peroella siguió sosteniéndola con la firmeza suficiente para mantenerse a salvo de su boca—,porquesivuelvoapillarte,telacortoentrestrozosyseacabóloquesedaba.

AdoñaElenaesoyanolehizogracia,yenelprecisoinstanteenquelaRubiasoltabalacabezadePepe,ycerrabalosojosparaofrecerlesuslabiosentreabiertos,meobligóaentrarencasaytuvequeimaginarmetodoloquenopudever.

Enaquelmomento,penséqueelPortuguéshabíasidoelvencedordeaquellabatalla,peroantesdequeterminaraelveranodejédeestartansegurodequiénlahabíaganado,porqueloquehabíaentradoencrisissiendounamorío,saliódelareconciliaciónconvertidoentodounnoviazgo.EsanovedadnoalterómiamistadconPepe,porquePaulasefiabademí,ypreferíaquesunovioestuvieraconmigoaqueanduvierasoloporelpueblo,debarenbar.Así,elpeorveranoquehabíaestrenadoenmivida,terminósiendounbuenveranodedíastanlargosyagotadoresqueavecesmebendecíanconeldondeuncansancioirresistible,sobretodoenagosto,cuandomedediquéairconelPortuguésacogeresparto,laobligadacontribuciónalaeconomíadelcortijoquePaulalehabíaimpuestoentreotrascondiciones.

La guerrilla seguía funcionando, su imprenta también, y mi padre y sus compañerosestaban demasiado ocupados como para andar a la caza de recolectores furtivos. Por eso,cuandopasabaeldíaenteroenelmonte,cortando juncos,haciendogavillas, llevándolasalmolino,mequedabadormidodespuésde leerunpardepáginas,sin tiempoparavernada,paraescucharnada,parapensarennada.Otrasnocheseranpeores,perocuandoempezóarefrescar, me di cuenta de que me estaba acostumbrando a mis propias pesadillas, a lasvisitasdeesossangrientosfantasmasque,concadarepetición,parecíanmenosreales,menosdolorosos y terribles. Al principio me sentí incómodo, casi culpable por abandonarles, pordejarles cada vez más solos, por caer dormido un poco antes cada noche mientras ellosseguíanmuriendounayotravezdentrodemicabeza,pero luego recordéque también lasviudassobrevivían,ysobrevivíanloshuérfanos,ytodosdesayunaban,ycomían,ycenaban,selevantabanporlamañana,seacostabanporlanoche,yhastasedivertíanaveces.Asínosepuedevivir,peroasísevivía,asívivíamostodos,yyonoteníaganasdemorirmemientrasmequedaran tantos libros por leer, tantas historias por escuchar, tanto monte y tanto río porexplorarconelPortugués.

Parecíaque todo seguía igual,pero todoestabaempezandoacambiaraunqueyonomediera cuenta. En septiembre, cuando el calor aflojó y la luz de los atardeceres empezó aenvolverelcieloenunagasadeoropálido,templadoytierno,Pepemecompensóportodoelesparto que habíamos cogido juntos con largas sesiones de pesca y de pereza. Y una deaquellas tardes, igual en todoa lasdemás, depronto semequedómirando conun interésparaelquenoencontréexplicación,sobretodoporqueenelratoque llevábamosenelrío,ningunodelosdoshabíatenidosuerte.

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—¿Quépasa?—lepregunté,yélfruncióelceño,perotardóunbuenratoenreaccionar.—Aver,pontedepie…Me levanté,ysiguiómirándomecon tantaextrañezaqueempecéamirarmeyo también,

pero no encontré nada raro en mi ropa, en mis piernas, en mis manos, en mis zapatos. ElPortugués,sinembargo,asintióconenergía,comosiquisieradarselarazónasímismo,yselevantóenseguidaparacolocarseami lado, tanpegadoamícomosi fuéramossoldadosenunaformación.

—Estáscreciendo,Nino—meexplicóalfin,einclinólacabezaparacalibrardesdearribaladistanciaqueseparabamihombrodelsuyo—.Perounmontón…

—No puede ser —objeté, y sin embargo, al mirar yo también nuestros hombros, losencontrémáscercaquedecostumbre—.Losniñoscrecenenverano.

—¿Sí?Bueno,aldeesteañotodavíalequedanunosdías.—Ya,peroPaquitosiemprecreceenjulioyenagosto,cuandohacemuchocalor.—PuesPaquitocreceráenverano,perotúvasacrecerenotoño,miraloquetedigo…Era verdad. Aquella noche, antes de entrar en casa, me apoyé en el poste donde padre

marcabaconsunavajamiestaturadecadaaño,ycoloquéundedojustoencimademicabeza.Cuandomeaparté,viqueelespacioqueloseparabadelaúltimamuescaeramásdeldobledel que mediaba entre las dos últimas señales. Me puse muy contento, pero después depensarlomucho,decidíque lomejorseríanocontarlenadaanadie,yesperaraque,enmipróximocumpleaños,unaalegríainesperadafulminaraladesilusióndetodosloscatorcesdeeneroqueyopodíarecordar.Quedabancasicuatromeses,ypenséquesemeharíaneternos,pero todo, dentro y fuera de mi cuerpo, estaba empezando a cambiar, y pasarían muchascosas graves, importantes, antes de que llegara a cumplir once años. La primera ocurrió aprincipiosdeoctubre,cuandodoñaElenamedijoqueyanopodíaenseñarmenadamás.

—¿Qué? —le pregunté, como si estuviera hablando en un idioma incomprensible, y ellasonrióalvermeconlabocaabierta.

—Detaquigrafíaymecanografíano,desde luego—cerré laboca,yvolvióasonreír—.Yahemoscompletadoelmétodoyescribesmuybien,muydeprisa,asíque,siteparece,vamosadedicarestemesaprepararel examen.La señoritaRosa tieneunconocidoque trabajaenunaacademiadeJaéndondeestándispuestosaexaminarteporlibre.Notepodrássacaruntítulodesecretariado,esono,nifaltaquehace,perosíundiplomaelemental,queteacreditecomotaquígrafoymecanógrafo.Tampococreoque,a tuedad,esovayaaservirdemucho,perolostítulosnuncaestorban.Así,tupadreestarácontento,comprobaráqueteheenseñadobien,yyomepodréirtranquila.

—¿Adónde?—AOviedo—ysus labiosse fruncieronenunamuecaquenopude interpretar,ungesto

complejodetristezaydefastidio,dedeberyderesignación—.Tengounahijaallí,yalosabes,ycuatronietos,nadamenos,alosquenoconozco.Minietatampococonoceasusprimos,asíque…Antesodespués,teníamosqueir,porqueyosoysumadre,siempreserésumadre,y…Túyasabescómosonlascosasquepasancuandosecruzalaguerraconlasfamilias,¿no?

Asentíconlacabeza,peronoperdíniunsegundoendecirloquesabía,porqueenaquelmomento,nisiquieramipropiatragediafamiliarmeangustiabatantocomolaposibilidaddeperderadoñaElena.

—Pero,entonces…—suslibros,susclases,sushistorias—.¿SevaairaviviraAsturias?—No,no—yseechóareír,comosihubieraalgodivertidoentodoaquello—.Comomucho,

voyaestarallíunmes,nadamás.MihijaqueríaquemequedaraapasarlaNavidadconellos,pero… —y se puso seria para decir algo que me conmovió más de lo que habría podidocalcular—.Nolovoyahacer.Aprincipiosdediciembrequieroestardevuelta.Yoyasoydeaquí.Ahora,vosotrossoismifamilia.

Enaquelpronombrepersonalcabíantantascosasquedespuésdeescucharlosentíquenopodíadefraudarla.Eldiplomameimportabatodavíamenosqueaella,ysinembargo,preparéelexamenlomejorquepude,meaprendídememorialaortografíadeunalistalarguísimadepalabras difíciles, y me esforcé por aplicar todos los recursos mnemotécnicos que me fueenseñando mientras hacíamos dictado tras dictado. Doña Elena no quiso acompañarme aJaén. Me dijo que sería mejor que me llevara mi padre, y la eché tanto de menos alenfrentarmeaunapruebamuchomássencilladeloqueesperabaque,apenasvolvíalpueblo,subícorriendoalacasillaviejaparacontárselo.

—Yaestá.Mehancorregidoelexamensobrelamarchaymehandichoqueheaprobadoconbuenanota.Laverdadesquehasidomuyfácil.

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—¡Qué bien, Nino! —abandonó sobre la cama una maleta a medio hacer para abrir unabotelladevinodeMálagaqueteníapreparadaenunabandeja,condoscopitasyunafuentedepestiñosdeManoli—.Esohayquecelebrarlo.

Mesirvióundedoescasodevino,parabrindaresmásquesuficiente,dijo,y loequilibrócontrespestiñosdorados,crujientes.

—Sevaustedmañanatemprano,¿verdad?—melimpióconunaservilletalascomisurasdelaboca,nevadasdeazúcar,mientrasasentíaconlacabeza—.Yleimportaríamucho…¿Puedollevarme unos pocos libros para leer este mes, hasta que vuelva? Todavía no he terminadoEscueladeRobinsones,pero…

—¡Claroquepuedesllevártelos!Losquetúquieras,aunque…Tampocohacefalta.Ven,voyaenseñarteunsecreto.

Selevantóparadarlameriendaporterminadaylaseguíensilenciohastaelexteriordesucasa,peronoentendíquéestabahaciendomientraslaveíaacariciarconeldedoíndice,muydespacio,elcontornodelmarcodelaventanamáspróximaalapuerta.

—Mira,fíjatebien,¿loves?—entoncessevolvióparaenseñarmeuntrocitodelrevocodelafachadacuyaausenciarevelabaunhuecoentrelamaderaylapared—.Aquísiemprehayunallave.Ven,traeeldedo…—volvióacomponerelmuroyguiomiíndiceconelsuyohastaquenotéunapequeñaprotuberanciadelaquepudetirarsindificultad—.¿Lonotas?Aver,hazlotúsolo—yvolvíataparyadestaparelescondrijo,acogeryadejarlallavesinsuayuda—.Muybien.Cuandomevaya, esta llave sequedará aquí.Así que, cuando te acabes el libro,vienes,lacoges,entras,tellevaselquequieras,cierraslapuerta,esosí,yvuelvesadejarlallaveenelagujero,¿deacuerdo?Tambiénpodríascolarteporelventanucodeladerecha,quenocierrabien,pero¿paraquévasatrepar,pudiendoentrarandando,comolaspersonas?

Detodasformas,antesdedespedirme,mellevéUncapitándequinceaños.Creíqueseríasuficienteparallenarsuausencia,peromeequivoqué.Aquelnoviembre,fríoylluvioso,semehizomuchomáslargodeloquehabíacalculado.Elríosehelabacadanocheparaconvertirsusriberasenunlodazaldondenosepodíaandarsinhundirseenelbarrohastalasrodillas,ycuando salíamos de la escuela, apenas había luz suficiente para jugar en la calle. Pocodespués,empezabaalloveryyanosepodíahacernada,sóloterminarlosdeberesy leer,ojugaralascartasconPaquitoyAlfredoyleer,opegarcromosenelálbumdePepayleer.Poreso aprovechaba los días secos para ir al molino, a ver al Portugués, y hasta cuando no leencontraba,volvíaacasacontentodehaberhechoporlomenoseso.Tambiénsubíalacasillavieja un par de veces, la primera para dejar Escuela de Robinsones en su lugar de laestantería,ylasegundaparanada,sólopordarunavueltaymirarloslibrosqueaúnnohabíaleído.Lacasaestabaheladayelfríomeechóenseguida.Mehabríagustadocogerotrotomode losEpisodiosNacionales, porque estaba ya cansado de mares, de navíos y de islas queparecíandesiertasynoloestabannuncaenrealidad,peromediomiedollevarmesinpermisounlibrotancaro,ymeconforméconMiguelStrogoff,cuyoargumento,almenos,nosucedíaenunbarco.

QuizásporesomegustótantolahistoriadelcorreodelZar,unrelatointeriordeestepasinmensas y heladas salvajes, donde las traiciones y las lealtades, los caballos y sus jinetes,dibujaban un paisaje que me resultaba mucho más familiar, más verosímil que aquellasfantásticastravesíasquenopodíacompararconnadaquehubieravivido.Quizásporesomeloleíencuatrodías,yfaltabanmásdesieteparaquedoñaElenavolvieradeOviedocuandoloterminé.Aldíasiguiente,alsalirdelaescuela,meencontréconqueyaestabachispeando,pero me dio lo mismo. Le dije a mi madre que don Eusebio me había mandado mirar unmontóndepalabrasenunaenciclopedia,quedoñaElenateníaunaensucasa,queFilomeestabaesperandoparaacompañarmearribayquevolveríaenseguida,ysubíalacasillaconlaconciencia tranquilaporque,con laúnicaexcepciónde lacompañíadeFilo, loque lehabíadichoeracasiverdad.NecesitabaunlibrodedoñaElenaconurgenciaporquenopodíaestaruna semana entera metido en casa sin nada que leer. Además, y aunque yo todavía no losupiera,Filotambiénibaahacermecompañíaaquellatarde.

Lallavenoestabaensusitio.Pormásquelabusquédentroyfueradesuagujero,nopudeencontrarla. La puerta estaba cerrada, las contraventanas también, y sin embargo, cuandoempecéadarlelavueltaalacasa,tuvelasensacióndequepasabaalgoextraño,algodistintoquenohabíapercibidolasotrasdosveces.Notuvequeesforzarmemuchoparadescubrirlo,porqueenseguidavielhilodehumo,muydébilya,otodavía,queescapabaporlachimenea.Entonces, instintivamente, llamé a la puerta una vez, dos veces. En la tercera, el miedoparalizómibrazoantesdequemimanoseposaraenlamadera.Salícorriendosinsaberporqué, yaldoblar laesquina,mequedépegadoalmuro,esperando,peronadie salióaabrir.

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Sólo cuando me convencí de que la casa estaba vacía, me serené lo suficiente como paraempezaraburlarmedemímismo.

No tenía ningún motivo para comportarme igual que un niño pequeño, un niño tonto ycobarde,porqueladueñadeaquellacasamehabíadadopermisoparaentrarallí,ylasRubiaslo sabían, y tenía que haber sido alguna de ellas, y no precisamente Catalina, quien habíaencendidoel fuego.Aqueledificio formabapartedesucortijo,yhabrían idohastaallíparaalgo,paraesconderunrollodepleitaococinarcualquiercosa,paraestarasolas, lejosdelbarullode lacasagrande,ohastapara fumar,si la intrusahabíasidoPaula.Penséen todoestomuydespacio,viqueyanosalíahumoporlachimenea,yvolvíalapuerta,llaméconlamanoyconlavoz,peronadiemeabrió.Quienhubieraestadoallísehabíaidoya,ysehabíallevadolallaveolahabíadejadodentro,perotambiénsepodíaentrarporelventanucodeladerecha,doñaElenamelohabíadicho,queestabaestropeadoynocerrababien.

Rodeélacasaparaestudiarlafachadatraseraymepreguntécuáldelosdosventanucoshabría querido señalar ella al identificarlo como el de la derecha. Entonces me acordé dehabervistootrasveces,bajoelqueenaquelmomentoestabaami izquierda, los restosdeunosviejos travesañosdemaderaempotradosen lapared,que losRubioshabríanutilizadoparasubirlapajahastaelaltilloenlaépocaenlaqueeledificioseusócomogranero.Penséque lomás lógicoeraquedoñaElenaserefirieraaesehueco,porquenohabíamaneradellegarhastaelotrosinunaescalera,ynuncahabíavistoningunaporallí.Tampocoteníaotraopción,asíquememetíellibrodentrodelacamisayempecéatrepar.

Mecostómuchotrabajo,porqueyaeradenoche,estaba lloviznandoynoveíabien.Missuelas de goma resbalaban continuamente sobre los peldaños húmedos, recubiertos de calmojada,perocuando lleguéhastaarriba,mebastóconempujarel ventanucoparacolarmedentro. La casa estaba caliente y en penumbra porque quien hubiera encendido el fuego,habíaprendidotambiéndosvelasqueardíanenuncandelabro,sobrelamesa,aunquesuluzapenas me permitía identificar los contornos de los bultos que me rodeaban. Así, antes dedisponer del tiempo suficiente para recuperarme del esfuerzo de haber llegado hasta allí,comprendí que mi escalada no iba a servirme de nada. En aquella penumbra, lo más fácilseríaquemepartieraunapiernaantesde lograr llegara laescaleraybajarporella,perorecordéatiempoqueenalgunanoveladeJulioVernehabíaleídoquelosojosseacostumbranaveren laoscuridad,ydecidíconfiaren losmíos.Con laespaldaapoyadaen lapared, laspiernas extendidas entre algo que parecía un trillo y un bulto grande metido en un saco,esperéunosminutos,perocuandocreíaestarempezandoadistinguirlosfilosdelaspiedrasclavadasdecantoenlamadera,escuchéelruidodeunacerradura,elchirridodelasbisagrasdelapuertaqueseabríaysecerrabaatodaprisa,yenseguidaviaFilocontodalapotenciadelalámparaqueacababadeencender.

Intentéecharmeparaatrás,peroyaestabaapoyadoen laparedynoteníamargenpararetroceder.Ahoraloveíatodomuybien,amiizquierdalatrilla,másalláunosbaúles,cajasdemaderaalfondo,yamiderecha,bajounapiladesacosvacíos,unbultomuygrande,deformamásomenos cuadradayparedesmetálicas,queno supe identificar.Estabacasi segurodeque Filo no podía verme, porque desde abajo yo nunca había visto los sacos, ocultos porvariascajasdecartónconunabicicletarotaencima,perode todas formascogíelprimero,dejandoalavistaunapalancademetalconunaempuñaduraredondadebaquelitanegra,ymeloechéporencimaparapodermiraraFilosinqueellamedescubriera.Loprimeroquevi,cuando se quitó el abrigo para mirarse en el espejo, fue que se había puesto muy guapa.Llevaba un vestido de lunares de colores sobre fondo blanco, escotado y con tirantes, unvestidodeveranoquelesentabamuybienperoeracompletamenteabsurdoenunanochedelluviadefinalesdenoviembre,ysehabíaadornadoelpelo,largoyrizado,brillante,conunacintaverde.Estuvomirándoseunrato,sepellizcó lasmejillas, sepintó los labiosy,cuandoempezóatiritar,volvióaponerseelabrigoysesentóenunasilla,cercadelasvelas.Estabaesperandoaalguien, ynohizootracosadurantecincominutos,diez,másdeuncuartodehora,hastaqueenelsilencioabsolutoquenosrodeaba,escuchóalgoqueyonolleguéaoír.Entonces,atodaprisa,volvióapellizcarselasmejillasyempezóahacercosasrarasconloslabios, sumiéndolos hacia dentro para sacarlos después, como si quisiera besarse uno conotro,ylapuertaseabrió,dejóverelperfildeunafiguraoscuraypresurosa,volvióacerrarse.Eneseinstante,Filoselevantóyyomequisemorir.

—Teparecerábonito—ellasequedójuntoalamesa,deespaldasamí,yaunquenopodíaverle la cara, me di cuenta de que se estaba haciendo la ofendida—. Vine ayer, vineantesdeayer,yhoyestabayaapuntodeirme.

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Elías el Regalito, que a pesar del flequillo se había convertido en un hombre maduro,grandeymusculoso,comosihubieracrecidodiezañosenlosdosquehabíanpasadodesdeque le vi por última vez, apoyó en la pared un fusil que me pareció más alto que yo, y seacercóaellasonriendo,muydespacio.

—Eso,túsiguemetiéndoteconmigo…—Filosequitóelabrigoylodejócaeralsuelo,paraqueélpudieracogerlaporlacinturacuandollegóasulado—,quecomoseenterenarribadequehebajadoaverte,mefusilan.

LuegobesóalaRubiamuchasveces,enelcuello,enelpelo,enlacara,porfinenlaboca,yyolovitodo,porquetuvoeldetalledegirarlaparasentarlaencimadelamesaycuandoseapretócontraella,losdosestabandeperfilfrenteamisojos,peroesafortunaseagotómuypronto.

—Anda que… —Filo se separó un momento para mirarle—, menudo Cencerro estás túhecho.

—Tolón,tolón—contestóél,recorriendoconlasmanosabiertaslospechos,lascostillas,lacintura más deseada de Fuensanta de Martos, y mientras su propietaria se estaba riendotodavía,girólacabezaysequedóabsortouninstante,antesdehablarcomoparasímismo—.Nosésivoyasaberhacerloenunacama,aestasalturas.

—Puessíqueestamosbien—Filolecogiólacabezaconlasmanosparaobligarleamirarla—.Sinovasaservirniparaeso…

Elías se echó a reír, la cogió en brazos, se la llevó a la cama, que estaba situada justodebajodelbordedelaltillo,yyanovinadamás.

Siempreigual,pensé,mientrasrecordabaaSanchísyaPastorabesándoseenlaverbena,mientras volvía a verlos en su casa, él pintándole de rojo las uñas de los pies, mientrasimaginaba al Portugués reconciliándose con Paula delante de la puerta cerrada tras la quedoña Elena me dictaba sin desmayo que don Wenceslao el quiropráctico había hecho unavisita terapéutica a don Eustaquio, el otorrinolaringólogo, que se había roto elesternocleidomastoideo haciendo espeleología, siempre igual, siempre lo mismo, la mismasuertetraidoraquemellevabahastaelbordedelúnicopecadointeresanteparadejarmeallí,colgadoenelaire,abandonadoalacondenadeunacuriosidadsinrecompensa.

El vestido de Filo voló por el aire para caer en el suelo y empecé a oírles. Sus cuerposhacíanchirriarelcolchónalrodarsobrelacamaylosmuellescrujían,elcabecerogolpeabalapared,yoescuchabasusbesos,suspalabras,susrisas,unescándaloqueharía imposiblequemeoyeran,pensé,simemovíaconcuidado,sime tumbababocaabajo,siasomabaunpoco,sólounpoco,lacabeza.Agarréaquellaextrañapalancaconmangodebaquelitaporlabase,intentémoverla,ycomprobéqueestabaasegurada.Nocediómientrasmeapoyabaenella para incorporarme con tanto sigilo que ni siquiera yo alcancé a oír mis propiosmovimientos,ycuandologréponermederodillas,lodemásfuefácil.Tambiéninútil.Tendidoboca abajo, con el saco sobre la cabeza y la nariz entre dos cajas de cartón, a unos pocoscentímetrosdelbordedelvoladizo,loúnicoquepudeverfueunaesquinadelacolcharoja,luegounpie,despuésdosyalfinalninguno,perocuandoeldesalientomeimpulsóamoverlacabezadeun ladoaotro, loquesícontemplé,conunaabrumadoraclaridad, fueel fusildeRegalitoapoyadoenlapared.

Enalgúnmomentodebíadehabermevueltoloco,ynisiquieramehabíadadocuenta.Niaun loco de atar se le habría ocurrido hacer lo que yo estaba haciendo, y al comprenderlo,empecéa sudar y sentí quemecongelabaalmismo tiempo.Elías yFilo seguíana lo suyo,haciendocadavezmásruido,yyoestabadondenoteníaqueestar,porquesialgunodelosdosmedescubría,micadávereraelúnicoqueibanaencontrarenaquellacasa.Esopensé,ynada más, porque ya ni siquiera hizo falta que siguiera recomendándome precaución a mímismo.

Mientras los amantes descansaban, y ronroneaban, y se reían, y empezaban a cansarseotra vez, no hice ruido ni ninguna otra cosa, apenas respirar. Tenía los ojos cerrados, losbrazos pegados al cuerpo, las palmas de las manos me sudaban como si se me estuvierayendolavidaporellas,mehabíavueltoloco,estabahaciendoalgoquenisiquieraunlocodeatarsehabríaatrevidoahacer,ypasabaeltiempoynopasabanada,ycadaposibilidadquese me ocurría en aquella inmovilidad tan parecida a la muerte era peor que la anterior,porqueyaseríanlassiete,ylehabíadichoamadrequeibaavolverenseguida,yyaeranlassiete y no había vuelto, y no faltaría mucho para que empezaran a buscarme, y cuando lohicieran, el primer lugar donde me buscarían sería la casa de doña Elena, y allí meencontrarían,conFilo,conRegalitoyconsu fusil, yno ibanadejarleescapar,noquerríandejarle escapar ni intercambiar mi vida por la suya, nunca lo habían hecho cuando otros

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inocenteshabíantenidolamalasuertedeasomarlanarizdondenadielesesperaba,asíquemoriríamos todos, moriría yo, que me había jurado solemnemente a mí mismo que nuncajamás haría nada para buscarle una desgracia a nadie, y morirían ellos, el Cencerro deFuensanta con su novia, una de las chicas más guapas de la comarca, parecía una novela,parecía una película, pero no lo era, porque todos íbamos a morir, los de dentro y quizástambiénlosdefuera,quizástambiénmimadre,omipadre,sieraélquiensubíaabuscarme,porque Elías tenía un fusil y tendría que usarlo, yo podía comprender eso, podíacomprenderlotodo,peronopodíahacernada,nada,nopodíaavisarles,nopodíaescapar,nopodía moverme, no podía salvarles ni salvarme con ellos, sólo seguir allí, boca abajo,imaginando mi propia muerte mientras escuchaba cómo se cansaban, cómo descansaban,cómo volvían a cansarse, hasta que en uno de los silencios que se abrieron después delestrépito,Elíassesalvólavida,yselasalvóaFilo,ymelasalvóamíenunsoloinstante.

—Tengoqueirme—cuandoleescuché,meentraronganasdereírmeydelloraralavez—.Ya deben ser más de las siete. Si tardo, empezarán a preguntarse dónde me he metido,pensaráncosasrarasyserápeor.Arriba,andanlascosasmuyrevueltas.

—Notevayas,Elías,porfavor—lavozdelaRubia,roncaycaliente,eradifícilderesistir—.Todavíano,porfavor…

—No me digas eso, no te pongas así, Filo… —pero él, por fortuna para todos, estabadecididoamarcharse—.Pormigusto,mequedaríaaquí toda lavida, ya lo sabes. ¿Ono losabes?

Yolosabía,éllosabía,ellatambiénteníaquesaberlo,peroasíytodo,tardaroncasimediahoraendespedirse,yyoyaestabamáspendientedelosruidosdefueraquedelosdedentro,cuando losmuellesdel somier crujieronporúltima vez ypude verdenuevoaRegalito, yavestido,listoparamarcharse.

—Espera…—Filosaltódesnudade lacama,seabrazóaél,yyonuncahabíavistoaunamujerdesnuda,quizásningunadelasquepodríallegaraverenmipuebloseríatanhermosacomoella,peroteníatantomiedoquenisiquieramefijé, lavidesnudaynomefijé,estabadesnudayyonuncahabíavistoaunamujerdesnuda,perolavisinmirarla,sindarmecuentadeloqueestabaviendo,comosimeestorbara,comosisobrara,porqueenaquelmomentonodeseaba nada, no me importaba nada excepto verla vestida otra vez—. Me visto y salgocontigo.

—No —Elías la besó mientras se deshacía de su abrazo con delicadeza—. Conmigo no.Vístetetranquilamenteyesperaaoírunsilbido.Cuandolooigas,veteatucasaderechasinmirarparaatrás,¿deacuerdo?

Filoasintióconlacabeza,recogiósuvestidodelsueloysequedódepiemientrasleveíamarchar.Yalehabíadadotiempoavestirseyacalzarse,aponerseelabrigoyasentarseenunasilla,aapoyarloscodosenlamesaylafrenteentrelasmanoscomosiestuvieraapuntode echarse a llorar, cuando escuchamos un silbido agudo, potente y muy largo. En aquelinstantese levantó,apagó lasvelas,giróel interruptor,salióycerró lapuertacon llave.Yotodavía conté hasta cien. Luego, volví a ponerme de rodillas, me agarré a la palanca confuerzaparalevantarme,puseelsacoensusitio,abríelventanuco,locerréybajétandeprisaquemecaí,peronorompílasrodilleras.Habíadejadodelloverymesentíatanbien,tanfelizdeseguirvivo,dequetodossiguiéramosvivos,quenodejédecorrerhastavermicasa,ysóloentoncesmedicuentadecuántomedolíalapiernaderecha.Cuandomedetuveparatomaraliento,elrelojdelaiglesiadiolasochoenpunto.Noteníatiempoqueperder,peromepeinéunpococonlosdedos,mesaquéellibrodelacamisayentréenmicasacomosivinieradedarunpaseo.

—¿Dedóndesalestúconesapinta?—mihermanaDulceestabasola,sentadaalamesa.—¿Y madre? —allí no había nadie más, pero por gordo que fuera el castigo que iba a

caerme,yamedabaigualquehubieransalidoabuscarme—.¿Ypadre?¿Dóndeestán?—HanidoconPepaacasadeRodillaspelás,queseleshamuertolaabuela,peroyadeben

estar a punto de llegar, así que más te vale ir lavándote bien, que hay que ver qué manostraes,asaberdóndehabrásestadometido.

Memirélasmanosyviquelaizquierdaestabasólosucia,perolapalmadeladerecha,laque había usado para agarrarme a aquella palanca tan rara, estaba completamente negra,recubiertaporunamanchasecaycompactaqueparecíapinturayapenastransparentabaelrelievedelapiel.Creíquenoseríamásquemugre,peroporsiacasolaescondíenelbolsilloantesdellenarlapila,ycuandolametídentro,viqueelaguaseteñíainmediatamentedegrisal entrar en contacto con mis dedos, de los que chorreaban unos hilos negruzcos que

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manchabanlapiedradelfregaderoysevolvíanmásnegroscuandointentabalimpiarlosconlapalma.

Cogíeljabóndelavarymeembadurnémuybienlasdosmanosantesdefrotarlasentresícomo si pretendiera desollármelas. Vacié la pila, volví a llenarla, y mientras el agua queescapabadeellaseracadavezmáslimpia,másespumosaytransparente,másaguaymenosnegra, pensé en doña Elena, en su casa blanca y bonita, tan pequeña, tan limpia como sudueña,y labocasemellenódelsabordelvinodeMálagayesospestiñosqueManolisabíafreírmejorquenadie,ytodoslospersonajesdetodosloslibrosquehabíaleídomehablaronal mismo tiempo, y vi la cara del Portugués, su pelo dorado por el sol, la piel tostada, losdientestanblancosyunopartido,elrostrodelhombreaquienyohabíaelegidoparecerme.

Entonces,asalvo,encasa,conlasmanoslimpias,meacordédeElías,quetambiénestaríaen su casa, dondequiera que estuviese aquel lugar, tranquilo y a salvo, igual que Filo,atareadaenlospreparativosdelacenaenlacocinadelcortijo,yvolvíaverladesnuda,comosi su cuerpo se hubiera grabado en los ojos de mi memoria a despecho del miedo que mehabía cegado losde la cara, volví a verladesnuday sonreí, aunquedeeso tampocopodríapresumirnunca conPaquito, aunquenuncapodría contárselo, comono lehabía contadoniunapalabradetodaslascosasbuenasquemehabíadadoelmonteacambiodenada.Así,meaclaré las manos por última vez y las encontré limpias, a salvo ellas también de aquellamanchaquenoeramugre,quenoerapolvo,quenoeragrasa,quenoeraaceite,quenoeracarbón,nióxido,nisangre,aquellamanchaquenoeramásquetintanegra,nimásnimenosquetintadeimprimir.

—Mira —me volví hacia Dulce con las manos cerradas—, nada por aquí —y abrí laizquierda—,nadaporallí—despuésladerecha,paraquelaimprentadelaguerrilla,aquellacaja tan grande, cuadrada, de paredes metálicas, que no había sido capaz de identificarcuando lahabía tenidodelante,desaparecieraconelaguaqueseescurríaporelsumidero,dejandoespaciodesobraparatodosloslibrosquemequedabanporleer,todaslashistoriasque me quedaban por aprender, todos los parajes que me quedaban por explorar mientrassiguierarecorriendoelríoconPepeelPortugués.

Noestámal,penséluego,aldarmecuentadequehabíadescubiertoyosolo,sinlaayudadenadie, la identidaddeCencerroy la imprentadesushombresenmenosdetreshoras,ycomprendíqueaquellanocheibaadormirdeuntirón.

Meencontraba tanbienque,cuandoDulcevolvióapreguntarmedóndehabíaestado,nisiquieraledijequesemetieraensusasuntos.

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III

1949

DoñaElenavolviódeOviedoconmuybuenacarayalgunoskilosmás,aunquesuaspectonomejorótantocomoeldeElenita,delaqueaquelinviernomeenamoréigualqueuntonto,casisindarmecuenta.

—¡Nino!FaltabamenosdeunasemanaparaNavidadyeradomingo.Aquelaño, la secretariadel

alcalde lehabíaencargadoaPepeelPortuguésque le trajeracortezascubiertasdeverdín,musgo y helechos de los que crecían río arriba, para decorar el belén del Ayuntamiento.Estabadispuestaapagarlobien,porque losdelmonteseestabanmoviendomuchoapesardel frío,yningúnvecinoseatrevíaasubirmásalládelcruce.A finalesdenoviembre, treshombres con pinta de braceros desocupados, que parecían andar tranquilamente por unacarretera, se habían liado a tiros con una patrulla de la Guardia Civil que les dio el alto.Consiguieron escapar, uno de ellos muy malherido, dejando a Sempere, aquel guardia deCastillodeLocubínalquelegustabantantoloschorizosasados,conunabalafeaenlarodillay otra, horrorosa, en el abdomen. Sus compañeros buscaron al pistolero que no estaba encondiciones de seguir andando y encontraron enseguida su cadáver. Él también tenía elvientreensangrentado,peronohabíamuertodelahemorragia.Sehabíapegadountiroenlasien,yantes,habíaentregadotodoloquellevabaalosotrosdos,porquenoleencontraronnada encima, ni armas, nimuniciones, ni dinero, sólo un papelitomuy bien doblado en elfondodeunbolsillo,dondeestabaanotadounnombrevulgaryespañol,«CasaInés»,quenoconcordabaconladirecciónescritadebajo,unacallefrancesa,delamismaciudad,Toulouse,dondeseguíaviviendoAnselmoelRubiodespuésdelamuertedesuhermanoPaco.

Mipadredijoqueelencuentrohabíasidocasual,quenohabíanrecibidoningúnchivatazo,ningúnavisodeaquelintentodefuga,perolaguerrillatomórepresaliasdetodasformas,yenunas condiciones que convirtieron un simple ajuste de cuentas en toda una campaña depropaganda.UnosdíasdespuésdeladoblemuertedeSempereyaquelguerrilleroanónimo,la Piriñaca contó en la taberna de Cuelloduro que aquella mañana le había vendido unacajetilladetabacoaunpastor,yquemientrasseechabanunpitillojuntos,éllehabíacontadoqueacababadecruzarsecontreshombresenlafaldadelmonte.Parecíanjornaleros,porqueno llevaban armas a la vista, pero uno de ellos le había llamado la atención porque eraextremadamenteguapo.

—Unmetroochenta,dicequemedía—yen la tabernasehizoel silenciode lasgrandesocasiones—,queteníaelpelocastañoclaro,losojosmelaos…Yolehepedidoquemedijeraalgomás,cómoeralanariz,laboca,peromehadichoqueno,queenesonosehafijado,queél de hombres no entiende, pero que guapo, lo que se dice guapo, sí que era. ¿Como elsargento?,lehepreguntadoyo.Porelestilo,mehacontestado.

LanoticiacorrióporFuensantacomounallamasobreunreguerodepólvora,tandeprisaque,unashorasdespués,mihermanaDulce llegóacomertardeyconunasonrisadebobaquebastóparaponeramipadredemalaleche.

—¿Qué te dije, Antonino? —sin embargo, su mujer se alegró tanto como si acabara deganarunaapuesta—.¿Existeonoexiste?

—Unjornaleromuyguaposí—replicóél—,claroquepuedeexistir.Peroesoesunacosa,yotraqueseaelAntonioesequesehainventadolatontadePaquita.Yhablandodetontas…—se volvió para señalar a Dulce con el dedo—. A timás te vale ir cambiando de cara si noquieresquetelacambieyodeunbofetón.

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Aquella fue laúltimadiscusión sobre laexistenciadeAntonioelGuapoquedividióamifamiliaendosmitades.PorqueelpastorquelehabíacompradotabacoalaPiriñacaveníadeValdepeñas, y se había cruzado con aquellos desconocidos en una trocha que iba a parardirectamente al cortijo de un hombre al que mi padre conocía muy bien, aunque hicieramuchosañosquenoleveía.Durantetodasuinfanciaydespués,hastaquesefuealamili,losdoshijosdelSilbidohabían sido susmejoresamigos.Elmayor sehabíachupadocasiochoañosdecárcelporhabertrabajadocomosecretariodelAyuntamientoentiemposdelalcaldevitalicio,yfuesumujerlaqueapareciómuertaaquellanoche,unpapel,«AsípagaCencerroalos traidores»,prendido conalfileresa su vestido.ElhijodelSilbidono teníani idea,perodesdehacíamásdedosaños,mientrasélestabapreso,eralaamantedelcabodelpueblo,ycuando losoltaron,seguíametiéndoseloen lacamapor lasmañanas,a lashorasenquesumaridoestabatrabajandoenelcampo.Después,nadieseatrevióapreguntarlecómosehabíaenterado,peronisiquierafuealentierro.Acambio,allíestuvieronelcaboysumujer,ellaatirones,arrastradaporélyconlosojoshinchadosdellorar.

—Temato,Antonino.Túmehacesesoamíy temato,pormishijoste juroquetemato.Quemepeguenuntirodespués,peroyo,antes,temato.

Mimadrenoquisoaclararsisereferíaalainfidelidadoalnumeritodelcementerio,perosumarido,másafectadoporlaruinadesuamigodelaniñezdeloqueseatrevíaaconfesar,decidióquepodíapasarsesinesasexplicaciones.Noabriólabocahastaeldíasiguiente,paracontarqueSemperehabíamuertoenelhospitalaunqueelmandohabíadecididomantenerloensecreto,porqueenaquelmomentonoeraconvenientedeclararbajas.Aaquellasalturas,todoelmundosabíaya,hastaenFuensanta,quelaúnicarazóndequelanueradelSilbidonohubiera denunciado el intento de fuga que desencadenó aquella secuencia demuertes, eraquenoteníaniidea.Acambio,habíasidoresponsablede,almenos,lastresúltimasredadasquehabíahabidoenValdepeñas.Enlaúltima,suamantelehabíaaplicadopersonalmentelaleydefugasalhermanopequeñodesumarido.

Elsiniestrobalancedelfindelotoñofueelresponsableasuvezdequeaquellatardededomingocruzarayo laplazaempujandounacarretillarepletade lasplantasycortezasquehabíacogidoconelPortuguésporlamañana.Entonces,unavozfemeninagritóminombre,peromiré ami alrededor y no vi a nadie conocido, sólo una figura que avanzaba haciamídesdemuylejos,yquenopodíasabercómomellamabaporquenisiquieraparecíareal,sinouna muñeca salida de un álbum de estampas, de esas que venían en las chocolatinas decincuentacéntimosquelaabueladeMiguelleregalabadevezencuando.

—¡Nino!—ysinembargo,yoconocíaesavoz—.¿Perotútehasvueltotonto,oqué?Aquella fórmula tan poco protocolaria me permitió por fin reconocerla, identificar a la

nietademiprofesoraconaquellaseñoritavestidaconunabrigoazulmarinoconbotonesysolapasde terciopelo,que llevabaguantesdepuntoazulceleste, leotardosde lanaa juego,una bufanda de rayas rematada con pompones delmismo tono sobre la garganta y, en lospies,unoszapatosdecharoltanbrillantescomosipretendieranabsorberlapobreluzdeunatardecerblancoyhelado.

—¡Espera!Dejélacarretillaenelsueloparacorrerhaciaella,ycuandoyahabíarecorridomásdela

mitaddeltrechoquenosseparaba,fuiconscientedemipropiaropa,mispantalonesverdes,viejos, con las rodilleras tan descosidas que parecían sacar la lengua para reírse de mispiernasencadazancada,yeljerseydelananegraquemehabíaprestadoelPortuguésparaquenopasara frío, peroquemeestaba tangrandecomo la levitadeunpayaso.Quémalasuerte,medije,ytodavíanosabíaporqué.

—Hola—cuandolatuvedelante,estirécontimidezlamanoderecha,peroviquelateníatansuciaquememetílasdosenlosbolsillos—.Perdona,peronotehabíaconocido,estásmuyrara.

Al mirarla con atención, me corregí para mis adentros, porque no estaba rara, sinorarísima.Sehabíacortadoelpelo,sehabíapeinadoconrayaal ladoysehabíarecogidoelmechón que antes llevaba siempre desgreñado encima de la cara, con un lacito delmismocolorqueelabrigo,peroalescucharme levantó lapuntade lanariz,comosimiadjetivo lahubieraofendido.

—¿Rara?—Bueno,queríadecirqueestásmuycambiada—suexpresiónnomejorómuchoyavancé

unpocomás,sinsabertampocoporqué,nihastadóndequeríallegar—.Muyguapa.—¡Ah!—yporfinsonrió—.Tútambiénhascambiado.Hascrecidobastante,¿no?

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—Sí—yotambiénsonreí,aunqueella,quehabíacumplidoonceañosenverano,meseguíasacandomásdemediacabeza.

—Aunque,hayquever…—yarrugólanarizenunmohíntangraciosoquebastóparaquemisonrisaseagrandaraporsucuenta,sinqueyollegaraaintervenirenelproceso—.¡Quépintasllevas!Estáshechounasco.

—Ya,esqueheestadotodoeldíaenelmonte,recogiendohelechosymusgoparaelbeléndelAyuntamiento,y…Mevanapagar,¿sabes?Siquieres,teinvitoachurros.

—Bueno,sí,siquierestú…Hacemuchofrío,yesomeayudaríaaentrarencalorparasubirlacuesta.Aunquenopodemostardarmucho,porquehebajadoaecharunaspostalesalbuzónynoquieroquemiabuelasepreocupe.

—No tardamos nada —le prometí, envalentonado por mi propia audacia—. Tú echa lascartasyespérameaquí,queahoramismovuelvo.

Volvíacruzarlaplazacorriendoydescarguélacarretillaatodaprisa,peroaunquealabóen voz altami cargamento, y a pesar de queme conocía de toda la vida, porque eramuyamigadelasMediasmujeres,laseñoritaAscensiónnoquisopagarme.

—PrefieroarreglarloconPepemañana—sentenció,sinmolestarseenmirarmealacara.—Pero¿porqué?—protesté—.Sienestovamosamedias.Yohetrabajadoconél,másque

él,lohebajadotodoyosolo,yélmehadicho…—Queno—entoncessímemiró,ymedicuentadequenohabíanadaquehacer—.Venid

mañanalosdosyoslorepartíscomoqueráis.Alosniñosnohayquedarosdinero,queoslogastáisentonterías.

—Perosiyonoloquierotodo—insistídetodasformas—,yo,conquemedéunapeseta,yni eso, con dos reales tengo bastante…Es queme he encontrado con una amiga que estáesperándomeahífuera,ylehabíaprometidoquelaibaainvitarachurros.

—PuesselosdejasadeberaMaría.—Noeslomismo—yderepente,mesentídivididoentreunasganastremendasdedarle

unabofetadaylasmismasganasdeecharmeallorar—.¿Nocomprendequenoeslomismo?—Mañana,mañana la invitas. Total, por un día, da igual, ¿no?—se puso el abrigo para

zanjar la discusión antes de volverse hacia los obreros que estaban trabajando en laplataformadondeempezaríanamontarelbelénaldíasiguiente—.Peronoestabahablandocon vosotros, ¿está claro? Como no dejéis esto terminado esta noche, mañana tampococobráis.

¿Yquéhagoyoahora?,pensémientraslaveíamarcharse,taconeandocontantadecisióncomo si pretendiera pisotear en cada baldosa el flamante envoltorio de mi aplomo reciénestrenado. Pero la angustia que se pintó en mi cara debió de conmover tanto a loscarpinteros, que JoaquínFingenegocios, el primo de Lorenzo que se había quedado con sutallercuandosesubióalmonte,selevantóyvinohaciamí.

—Toma, Canijo. El trabajo hay que pagarlo, qué coño, que ni eso se respeta ya en estepaís…—ysesacóunasmonedasdelbolsilloparaponérmelasenlamano—.Dosrealesson,notengomás.Mañana, cuando esa tontapollas se dé el gusto de verle la cara a tu amigo elPortugués,queesloúnicoquequiere,vienesymelasdevuelves,¿estamos?

—Gracias,gracias,mañanasinfalta…—Dejadedarmelasgraciasyvealavarte,anda,quebuenafaltatehace,novayaaserque

alachicaledévergüenzaquelaveancontigoporlacalle—serio,ysuscompañerosserieronconél—.YdileaPepequetengacuidadoconésa,quelasmeapilassonlaspeores…

Cuando salí, sentí que el frío helaba mi cara, mis manos empapadas todavía de agualimpia. Elenita estaba en el centro de la plaza, dando saltitos con los pies juntos paracalentarse,ynoparecíacontenta,perotampocosehabíamarchado.

—Andaquenohastardado,guapo.Estabayaapuntodeirme.EsomismolehabíadichoFiloaRegalitouninstanteantesdedejarsecaerensusbrazos,y

alrecordarlosonreí,igualquelehabíavistohaceraél.—Esqueheidoalbañoalavarme—mequitéeljerseydePepeparaenseñarunacamisade

cuadrosqueestabacasilimpia,yelfríodesapareció—.Comoantesmehasdichoqueestabahechounasco…Noqueríaquetedieravergüenzaquetevieranconmigoporlacalle.

—Quétontoeres—peromesonrió,comosilehubieragustadoescucharlo.Fuimos juntoshasta lachurrería,quepordesgracianoestabamuy lejos.Tampocohabía

muchagenteesperandoenlapuerta,peroenseguidadescubríqueElenitateníamuchamenosprisadelaquemehabíaanunciado.

—Damemediadocena,María—entoncesmevolvíhaciaella—.Demomento,¿no?Luego,siseguimosteniendohambre,compramosmás.

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Me sonrió, pero no dijo nada, y al salir, se sentó conmigo en un banco de piedra paralanzarsesobreloschurroscontantaansiedadquenomeatrevíapreguntarlenadahastaquesecomióelprimero.

—¿Cuándohabéisvuelto?—mearriesguémientrasledabaunmordiscoalsegundo.—Ayer.—Mealegromucho.Yacreíaquenoibaisavolvernunca.—Pormí—hizounamuecadisplicenteconloslabios—,noshabríamosquedadoallíavivir,

laverdad…Oye,¿túnocomes?—Bueno,sí—ellaibayaporsutercerchurrocuandoyomeatrevíacogerelprimero—.Me

tomaréuno…Mientrasmelocomíaydespués,mefueexplicandocuánto lehabíagustadoOviedo,una

ciudadpreciosa,grandísima,conunparquellenodeárbolesyuncéspedtanverde,tansuavecomosifueraunaalfombra,ycallesrepletasdetiendaselegantes,deconfiteríasexquisitas,de cafés con arañas en el techo y paredes de espejo que las reflejaban hasta el infinito, ygentetanbienvestidaquesecambiabaderopahastatresvecesenunsolodía,yunteatroque parecía un palacio, y una catedral que parecía un palacio, y hoteles que parecíanpalacios, y palacios verdaderos aquí y allá, enjoyando las calles del centro con sus viejasfachadasdepiedralabrada.

—PeroenAlcalálaRealtambiénhaypalacios—intentéconsolarla—,ymehancontadoqueenBaeza…

—¿Peroquédices,Nino?Oviedonotienenipuntodecomparación,peroesque…—negóconlacabezayungestodepiedad,comosicondescendieraaperdonarmepormiignorancia—.Yalodicenmistíos,queJaénesunasco,unaprovinciadetercera,tanatrasadaquenohaynada,niteatro,nicomercio,ni…Nada.Catetosymáscatetos,olivosymásolivos,yaves,quéinteresante. Pero como mi abuela está empeñada en que vivamos aquí, pues yo, ¡ea!, afastidiarme.

Mientrassonreíaaaquel¡ea!quehabíasonadoigualquelosdemimadre,elaireestuvoapuntodearrancarmedelasmanosunpapelvacío.

—¿Quieres que compremedia docenamás?—memiró como si nome entendiera—. Dechurros,digo…SeguroqueenOviedonoloshacentanricos.

—No,esoesverdad—Elenitatambiénsonrió,yselepusieronlasmejillascoloradas,ymedicuentadequemegustabamuchoverlaasí—.Sonmejoreslosdeaquí.

Conesecomentariotuvebastante.Nosabíaloquemeestabapasando,perotampocomepreocupabanosaberlo.Melevantédetanbuenhumor,quepedíotramediadocenaytampocolapagué.

—Estoysentadoahífuera—ledijealachurrera,quemesonriócomosisupieraloqueyoignoraba—.Cuandonosvayamos,yatelopagotodojunto.

Alverloschurros,losojosdeElenitabrillarondenuevo,peroantesdijoalgoconunavozquemeconmovióporsudelicadeza.

—Lo siento,Nino, no te enfades.No queríameterme contigo, es sólo que…Bueno, queOviedomegustamásqueesto.

—Noestoyenfadado.—Aunqueloschurros…—cogióelprimero,suspiró,ysiguióhablandoconlabocallena—.

Enesosíquellevasrazón,fíjate.Nosécuántotiempoestuvimosallí,peroacabamosconloschurrosyseguimoshablando,

deOviedoydeJaén,desuabuelaydesustíos,deloguapaqueestabaconsuropanuevaydelos escaparates de las tiendas donde se la había comprado, y a mí nunca me habíaninteresadounpimientolastiendas,laropa,losescaparates,perolaescuchécomosinuncaenmividahubieraescuchadonadataninteresante,yallíhabríaseguidohastaeldíasiguiente,hablandodevolantesydemaniquíes,sinohubierareconocidolospasosqueseacercaban,unruidoagudoyotrosordo,tintoe,tintoe,tintoe,eltacóndePastoraylacuñadesuzapatoortopédicomarcandounritmopropio,irregular,inconfundible.

—Deberíamosirnos,¿no?—yporprimeravezenloquemepareciómucho,muchotiempo,desprendímisojosdelosdeElenitaparaacecharelfinaldelacalle,peroyaeratarde—.Sitienesprisa…

—¡Uy,sí!—yPastorayasubíalacuestadelbrazodeSanchís—.Semehapasadoeltiempovolando…

Aquel comentario, que estaba tan destinado a mí como a la masa que hacía Tomás, elmaridodeMaría,yalaceiteenelqueella freía loschurros,deberíahabermegustadomásqueningunaotracosaquehubieraescuchadoaquellatarde,perolaaparicióndeSanchís,que

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cadavezmetratabapeor,ejerciendosobremíunaautoridada laquenoteníaderechoconunasañacargadadedesprecio,lohabíaechadotodoaperder.Loúltimoquequeríaeraqueella le viera, que le escuchara llamarmeCanijo y burlarse demí, omandarme al cuartel avoces, señalándome el camino con el dedo como si fuera un crío pequeño, mientraschasqueaba la lengua entre los dientes igual que si arreara a una caballería. Por eso meapresuréaentrarenlachurrería,perotodomesaliómal,yalavez,muchomejordeloquemehabríaatrevidoaesperar.

—¿Quétedebemos,María?—lepreguntéalachurreraconlamanoenelbolsillo.—Nada—ellasonrióconunaexpresióncariñosa,benevolente,queenaquelmomentome

estorbómásquecualquiercifra—.Yaselocobroyoatuspadrescuandolosvea.—Queno,quetelopagoyo—abrílamanoparaenseñarlemicapital,mientrasescuchaba

lospasosdePastora,tintoe,tintoe,tintoe,entrandoenlachurrería—.Tengodinero,¿ves?—Peroquenohacefalta,Nino,queya…—No —en aquel momento decidí arriesgarme, pagar al menos mis cuentas como un

hombre en vez de salir corriendo como un niño asustado—. Cóbramelo a mí —y puse mimonedaenelmostrador,dandolaescenaconelsargentopordescontada.

—Bueno, chico… —María me miró, miró a Elenita y se echó a reír—. Pues nada, aquítienes.

Recogí las vueltas, apenas unos céntimos, suficientes sin embargo para comprarle dosbarrasderegalizalaPiriñaca,ycerrélosojosuninstanteantesdevolvermehacialapuerta.Cuandolosabrí,Sanchísmeestabamirando,Pastoratambién.

—Adiós,Nino—medijoella,muysonriente—,ylacompañía…—Adiós—respondí,sumaridoselimitóainclinarlacabezaparasaludarme,ynopasónada

más.Cuandosalimosalacalle,aúnnopodíacreerquehubieratenidotantasuerte,peroconté

paramis adentros, uno, dos, tres, y no volví a escuchar los pasos de Pastora, ni la voz deSanchísamisespaldas.

—¿Quétepasa?—mepreguntóElenitaentonces—.Tehasquedadoconunacara,que…Niquehubierasvistoaunfantasma,hijo.

—Nada,nada—yyaestábamostanlejosdelachurreríaquemeatrevíasonreírotravez—.Siquieres,teacompañohastaelcruce.Comoyaesdenoche…

Peroelcaminosemehizotancortoquesubíconellacasitodalacuesta,ysólomeparécuandoyaseveíanalolejoslaslucesdelcortijo.

—Dileatuabuelaquemañana,cuandosalgadelaescuela,iréaverla.—Se lo diré—ella empezó a andar, pero enseguida se dio la vuelta—.Gracias por todo,

Nino.Hastamañana.—Hastamañana,Elenita—ysevolvióotravez.—Elena,sinoteimporta.—Elena—repetí—.Nomeimporta.Luegovolvíacasacorriendo,comodecostumbre,ycomodecostumbrelleguésinresuello,

peroenalgúnmomentodeaquellatardehabíaperdidolafacultaddemedireltiempo,porqueenlatorredelaiglesiaacababandedarlassieteymedia.Mimadreestabadebuenhumorynocomentónadacuandoleanunciéqueeldíasiguiente,alsalirde laescuela, leharíaunavisitaadoñaElena,parasaludarlayenterarmedecuándopodríamosempezarconlasclasesdefrancés.Alamañanasiguiente,sinembargo,mepreguntóporquésemehabíaocurridovestirmededomingo,sieralunes.

—Esquehoynosdanlasnotas—leexpliqué.—¿Yqué?—Puesnosé…Queelmaestrosiempredicequedebemosiraclasepresentables,¿no?,y

hepensadoqueconvienearreglarseunpoco.—Sitúlodices—ymebesóenlafrenteigualquetodaslasmañanas.CuandodonEusebiorepartió lascartillasquetendríamosquellevarlefirmadasantesdel

jueves, me felicité por mi astuta reconquista de los sobresalientes que convertirían misvacacionesdeNavidadenunpequeñoveranoenmediodel invierno.Después,nomecostótrabajo despistar a Paquito, que salió arrastrando los pies, como si tuviera los tobillosencadenadosalasmatemáticasquehabíavueltoasuspender,yantesdesalir,fuialbaño,memojéelpeloconaguaymelopeinémuybiendelantedelespejo,peronomesirviódemucho,porqueelúnicoespectadordetantoesmerofuePepeelPortugués,quemeestabaesperandoconlosbrazoscruzadosdelantedelapuerta.

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—Mira —dijo, aunque estaba solo—, el vivo retrato de don Juan Tenorio, y qué bienpeinado.

—Pero…—meacerquéaélybajélavoz—.Yo…Sino…—No te molestes, porque lo sé todo —y se echó a reír—. Me he encontrado con

Fingenegocios estamañana, yme ha dicho que le debes cincuenta céntimos, ¿no?Así quevamosalayuntamientoacobrar,porquetendrásquedevolvérselosyahora,además,teharáfaltaeldinero.Noveaslocaroquesaletenercontentasalasmujeres.

—Sinoesunamujer,esElenita.—¿CómoqueElenita?—yvolvióareírse—.SeráElena-si-no-te-importa-gracias,porqueno

diceotracosa…Siguió riéndose demí todo el camino, pero nome ofendí.Me sentía bien, cómodo, casi

arropadoporaquellasbromastanparecidasa lasqueelPortuguéshabíahechoasupropiacostaaquelverano,mientrasPaula llevabasiempre las tijerasdelpescadoenelbolsillodeldelantal. Y cuando la señorita Ascensión nos pagó por fin, hay que ver, Pepe, qué caro tevendes,nosécómopuedegustartevivirtansolo,enelmolino,sinalternarenelpueblo,nosé, sinveniralbailenicultivaramistades,con lacantidaddesolterasguapasyagradablesque hay por aquí…, seguí riéndome con él. Luego se empeñó en que nos repartiéramos eldineroaunqueyonoaspirabaatanto,ymecambióunapesetaparaquepudieradevolverleaFingenegociossusdosreales.

—¿Qué tal?Bien, ¿no?Métemelosenelbolsillode la camisa, anda—estaba techandoelportaldeBelényconlamanoizquierdasosteníalastablasqueibaclavandoconladerecha—.Muchasgracias—entoncessevolvióhaciaPepe—.¿Ytúqué?¿Sanoysalvo?

—¿Yo?—Pepeseacercóaél,seaseguródequenadiepodíaverle,ehizoungestoqueyonuncahabíavisto,moviendoalavezloslabiosylamanoderecha—.Amí,ésa…—entonceslorepitió,moviendoloslabiosylamanomásdeprisa—.Yatedigo.

A Fingenegocios le dio tal ataque de risa que se le hundió el tejado del portal en unmomento,ylastablasdeltechoarrastraronensucaídaalasparedes,levantandounanubedeserrínquelopusotodoperdido.

—¿Y ahora qué, eh? —después empezó a imitar admirablemente la voz de pito de donBartolomémientrasselevantaba,comosiquisieraevaluareldesastredesdearriba—.¿DóndevaanacerahoraelNiñoJesús?Desalmado,queeresundesalmado.

EntoncesfueelPortuguésquienmásrio,yalmirarle,entendíporquémesentíatanbien.Acababa de ingresar en la cofradía de la fraternidad masculina, en la complicidad de losgestos obscenos y las palabras amedias, en el código de las blasfemias expresas y de lastácitas,enlasolidaridaddelhoyporti,mañanapormí,mástirandostetasquedoscarretas,yloscuras,paralasmujeres,aunquetodavíanoteníamásqueunaideaaproximadadeloquesignificabaaquelbautismo.Fingenegociosnoquisoquenosquedáramosaayudarle.Esto loarreglo yo en dos patadas, nos dijo, y después, al Portugués, que más le valía marcharsecorriendo.Repitióelmismogestoqueélhabíahechoantes,comosise llevara lamanoa laboca, y añadióqueno fuera a serque la secretariadel alcalde se lopensarados veces, ledijeraquesíyacabáramos teniendoundisgusto.Yoseguí riéndomeparanoparecer tonto,perolaverdaderaquenoloentendí,ynofueloúnico.

—Y la señorita Ascensión… —ya estábamos saliendo del pueblo cuando me atreví apreguntar—.¿CómoesquenosabequeereselnoviodePaula?

—Puesporqueno.Nolosabecasinadie—mecogiódelbrazoparaobligarmeamirarle—,asíquenovayastúahoracontándoloporahí,¿eh?

—No,siyonolocuento,peronoloentiendo.—Puesesmuysencillo.APaulanolegustabajaralpueblo,yovoysólocuandotengoalgo

quehacer,ytotal,parabailar…—memiródereojoysonrió—.Mejorbailamoslosdossolos,¿no?YatuvebastanteconelPutisanto,asíque…Cuantomenossepan,menoschismorrearán.

Enaquelmomentonolediimportanciaaesaspalabras.EstabademasiadoexcitadoporlaperspectivadevolveraveraElenita,aunque fuesuabuelaquienmássealegródeverme.Ellasíestabacontentadehabervuelto,dehaberrotolajauladeprestigioybienestarenlaque suhijamayorhabíapretendidoencerrarlapara siempre,unalardedegenerosidaddelque recelódesdeelprimermomentoy traselquevislumbróa tiempounpacto tácitoque,quizás,aotramujerensuscircunstanciaslehabríaparecidoventajoso.Aellano.

Noquisodecirmenadadelantedesunieta,ylamandóalacasagrande,aporunpocodepanydechocolateparaquepudierainvitarmeamerendar,comolahabíainvitadoyoaellaeldía anterior. Cuando Elena nos dejó solos, me contó el viaje a su manera, sonriendo alprincipio,muyanimosamientrasmeexplicabaqueellayahabíacriadoasushijasyque lo

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habíahechomuyagusto,peroquenoestabadispuestaairseaOviedoacriarasusnietos,avivirencasadesuyerno,asucosta,comosilahubieranrecogidodecaridad,parahacerlesdeniñeramientrasellossededicabanapintarlamona.LoqueaElenalehabíaimpresionadotanto, lastiendas, losteatros, laeleganciadelagente,sólolaafectabanporel impactoquehabíancausadoenlaniña,perotambiénsehabíadadocuentaatiempodequelosvestidos,los lazos, los sombrerosnuevos con los que volvía cada vezque su tía la sacabadepaseo,formaban parte de una estrategia diseñada para convencerla de que nunca volviera aFuensanta, a su casa. Entretanto, su alegría se había ido apagando poco a poco, hastadesaparecer del todo en mitad de una frase cualquiera que ya no quiso terminar. No meapetecehablardeeso,¿sabes?,porquehetenidounasdiscusionesmuydesagradablesconmihija,conmiyerno,queahoramesaleconquesoyunproblemaparaél,nadamenos,quedicequeviviendoaquínohagomásqueperjudicarleensucarrera,y…Nosé,ni siquieraestoyseguradehabermeportadobien.Yosíestabasegurodequesehabíaportadobien,yse lodije,yquemealegrabamuchodequehubieravuelto,porquelahabíaechadomuchísimodemenos.Ya,ya,ellamededicóunamiradazalameraconelrabillodelojo,seráporloslibros.Quéva,contesté,siloslibroslosheseguidocogiendo…

Cuando terminó noviembre y doña Elena no volvió, cuando empezó diciembre y elPortuguésmedijoqueenelcortijonoteníannoticiasdeella,mearriesguéasubiralacasillaotravez,ynomepasónadamásgravequedescubrir,aldejarensu lugarMiguelStrogoff,que estaba liquidando a Julio Verne. Ya sólo podía escoger entre el capitán Hatteras y unexcéntrico apasionado por el juego de laOca, entre el PoloNorte y losEstadosUnidos deAmérica, entre la identidad anónima de un millonario que quería situar a Inglaterra a lacabezadelaexploracióndelÁrtico,ylaanónimaidentidaddeunmillonariodispuestoadejarenherencia todasu fortunaalganadordeunapartidadesu juego favorito.Me inclinéporeste último porque pensé que aquel año, en mi pueblo, hacía demasiado frío como paranavegarentreicebergs,perotodavíatuvetiempodesubirotravezporlacuestadeatrásparacogerlosdostomosquemefaltaban,yestabaapuntodeterminarelprimerocuandovolvíaveradoñaElena.

—¿Y las clases de francés? —le pregunté cuando nos acabamos el pan, el chocolate—.PodríamosaprovecharlasvacacionesdeNavidadparaempezar.

—Siquieres…—aceptómiproposiciónconunasonrisa,ysevolvióhaciasunieta—.HabráqueconsultarloconMariquitaPérez,queacabadeenterarsedequepara llegara ser todaunaseñoritatienequeaprenderahablarenfrancés.

—¡Abuela!—yantesdedecirlo,yasehabíapuestocolorada—.Primero,nolocuentesasíporquenoesverdad.Quieroaprenderfrancés,sí,pero…Bueno,porquequiero.Ysegundo,nomellamesMariquitaPérez,quesabesquememolesta.

—Pues a mí me apetece mucho —intervine para apaciguar la discusión—. Quiero decirque…Meparecemuybienqueestésenclaseconmigo.

Ellamesonrió, y susonrisameacompañódurante todoel camino,hastaqueseestrellócon el gesto de cólera que contrajo el rostro de mi padre cuando me vio aparecer por lapuerta.Antesdequeabriera laboca,yamehabíadadocuentadequenuncaenmivida lehabíavistotanfuriosoconmigo,perorepaséatodaprisaloquehabíahechoaqueldía,yelanterior,yelotro,miréamimadre,queestabaplanchandosinlevantarlosojosdelamesa,yno fui capaz de presentir lo que estaba a punto de pasar, ni siquiera después de haberescuchadolasopinionesdelyernodedoñaElena.

—Túeresunmico,¿entendido?—ymeseñalóconeldedocomotodosaludo—.Ylosmicoscomo tú,ni entran solosen losbares,ni invitananadaaningunachica,ni tienenporquéllevardineroenelbolsillo.Asíque,cuandoseasunhombre,teportascomounhombre,peromientrasnoloseas,quenomevuelvaaenteraryodequeserepitelodeayer.

—Pero…—ynisiquieradespuésdeaquelladeclaraciónentendíelmotivodesuenfado—.Perosiyonohicenadamalo.Noeraunbar,eralachurrería,ynoséloquetehabrádichoSanchís,peroteprometo…

—¿Sanchís?—aquel nombre pareció desconcertarle tanto comome desconcertó amí supregunta—. Sanchís no me ha dicho una palabra, pero María se lo ha contado a todo elmundo.Estámuertaderisa,elhijodelguardiacivil invitandoamerendaralanietadeunaroja,peroamínomehahechoniputagracia,¿teenteras?

—Noeslanieta…—perosíloera—.Essólounaniña,comootracualquiera.—¡No!Comootra cualquiera, no.Tú vas al cortijo de lasRubiasparadar clase, única y

exclusivamenteparaeso.Quenomeentereyodequehacesnadamás.¿Estáclaro?

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No,noestáclaro,mecontestéamímismo,porqueyojamáshabíasospechadoquepudierallegaravivirunaescenacomoaquella,porquenisiquierasemehabíaocurridoque loqueestabahaciendoestuvieraprohibido,porquenocomprendía,yportantonopodíaaceptar,quenopudierasentarmeconquienyoquisieraenunbancodepiedraacomerchurros,unatardededomingo,poresonuncaestaríaclaro.

Mipadrememiraba,yo lemirabaaél, yel suelono temblabadebajodemispies,perosentíaqueelmundoenteroestabaapuntodederrumbarse,que ibaa venirseabajodeunmomentoaotro, igualqueelportaldeBeléndelAyuntamiento,mientras seguíapensando,construyendofrasesquenomeatrevíaapronunciarenvozalta.

Nopuedeestarclaro,padre,porquenotienesentido,porqueesestúpidodecirlo,estúpidopensarlo,porquenolopuedesevitar,nadiepuedeevitarloanoserquelosmatéisatodos,atodossushijos,atodossusnietos,atushermanos,yatusprimos,yatussobrinos,yalosdemadre.Esotendríaisquehacer,mataratantagentequesuscadávereslocubrierantodo,lopudrierantodo,yenEspañanosepudierarespirar,nadiepodríavolveraandarporlascallesniacultivarloscampos,ycuandolasaguasdelosríostiñeranelmarderojo,ysóloentonces,porfinestaríaclaro,perodemomentoaquíestamostodos,ellosynosotros,demomento,aquívivimostodos,ellosynosotros,aquívivestúyaquívivoyo,queyanosédequiénsoy,peroséqueharé loquemeparezca, loqueyocreaque tengoquehacer,porqueElenano tiene laculpadenada,porqueyonotengolaculpadenadaybastantehehechocargandoconlatuya,conhaberrenunciadoamirartealosojosydecirtequeséqueeresunasesino,paraquetúahoraconviertasunadocenadechurrosenundelito.

—Bueno,Antonino—mipadrememirabayyolemirabaaél,nosmirábamoselunoalotrocomosi estuviéramosapuntodebatirnosenduelo,hastaquemimadredecidióqueyanopodíamás—.Tampocoesqueelniñohayahecho…

—¡Quenomedesconsejos,Mercedes!—elsegundogritofueparamí—.¡Quesíestáclaro!Tú tienes la culpa, padre, tú, con esa idea absurda de convertirme en oficinista de la

Diputación, en secretario del Ayuntamiento, todo es culpa tuya, yo no quería escribir amáquina,padre,yonoqueríallegarmáslejos,noqueríaquemellamarandonAntonino,perotúteempeñaste,túmeobligaste,yahorayanotieneremedio.

—Sí,padre.Tambiénfueculpasuyaquelemintiera,porquenopodíaarriesgarmeaquemecastigara,

aquel día no, al borde de las vacaciones no, y añadí que podía estar tranquilo, que nuncavolveríaaenterarsedenadaparecido,ymipropiocinismomecongelópordentromientrassacabamilibroescolardelacarteraparaponerloencimadelamesa.

—DonEusebiomehadadolasnotas.Hesacadosobresalienteentodomenosenfrancés,quemehapuestounaprobado,porquecomohemosempezadoesteañoyyocreoqueélnosabeenseñarlobien…

Cuantomenossepan,menoschismorrearán.Cuandoescuchéaquellaspalabras,no lesdimuchaimportancia,peroapartirdeaquellanoche,nolaspudeolvidar.Asíempezó1949,unañoqueparecíaigualquetodoslosdemásperofuediferentedesdeantesdeempezar.PorqueantesdequeelregresodeElenatrastocaraporcompletoelordendemivida,elúltimomesde1948yatrajoconsigoalgunosacontecimientosasombrosos,enlosquenadiealcanzóaver,sin embargo, los primeros indicios de unamudanza definitiva. Los peones ordenados en eltablero, a la espera de una partida aplazada sin ninguna fecha, decidieron ponerse enmovimientoporsucuenta,yaunqueenlacasacuartelningunasorpresaprovocótantogastode saliva como el noviazgo de Sonsoles con Curro, que tuvo a mi madre y a sus amigasentretenidas durantemeses, en el pueblo, el embarazo de Filo, soltera sin novio conocido,causóunrevuelomuchomayor.

Aunquemis amigos se partían de risa al verles salir de paseo, porque en Fuensanta deMartos no se había visto jamás una pareja tan remilgada, yo me alegré mucho porMediamujer.LapobreSonsoles,queestabaapuntodecumplirveintiséisaños,dosmásqueelúnicohombresolteroalquepodíaaspirar,semerecíaunpocodefelicidadreal,despuésdehaberseemborrachadohastalaslágrimasdetantoamorilusoymalescrito,esaspaginillasdepapelamarillento,casi transparentee impresodecualquiermanera,dondeningunasonrisafue nunca tan radiante como la que iluminó su rostro cuando bajó la cuesta del brazo deCurro para enterarse del resultado del sorteo deNavidad. Ella había ganado ya el premiogordo,yél,quedebíadeestarhartodequeIsabelMariamandillerechazaraunayotravezcon lamisma sonrisa yningunapalabradeesperanzaentre los labios,parecía contentodehaber tenidoéxitoal fin, aunque fueraa costadeque sunoviaamenazaraa sumadreconquedarseembarazadaparacasarsedetodasformassiinsistíaenoponerseasusproyectos.

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Curroeraelcuartodeseishermanos,huérfanostodosdeuncabodelCuerpo,yapartedelsueldo,no teníadondecaersemuerto,peroSonsolesyahabíaperdidodemasiadotiempo,ydesdequeelnoviazgodeMarisollaobligóaquedarseencasa,mirandolacalledesdedetrásdeunvisillo,estabaclaroque,sinoeraél,noibaaserninguno.Yo,quelahabíavistocerrarlosojostantasveces,mientrasapretabaunlibrocontrasupechocomosiestuvieraapuntodeexplotar de la emoción, sabía que Mediamujer era cursi, pero no tonta, y sus alardes dedeterminacióndebieronresultartanconvincentesquesunoviodespidióelañoaposentandosuscientosetentayochocentímetrosdealturaenunadelassillasdecaobadelcomedordedoña Concha, justo enfrente de Pedrito, el hijo de don Justino, quien, las cosas como son,reconoceríadespuéssucomúnanfitrionayfuturasuegra,ibaaheredarunafortuna,peroeramuchomásbajoqueelsubordinadodesumaridoy,además,seibaaquedarcalvoantesdecumplircuarenta.

CuandolaMichelinaseresignóatirarenpúblicolatoalladelbuenpartido,Filoyahabíavomitado dos de los cafés con leche que solía tomar en la taberna de Cuelloduro amediamañana, cuando su rutade recogida la obligabaaatravesarel pueblo.Matilde laPiriñaca,que siempre estaba allí a esas horas, se limitó a fruncir el ceño la primera vez que la viocruzar para salir a la calle a toda prisa, con la mano derecha en la garganta y el rostrosudoroso,tanpálidocomosisehubieraquedadosinsangre,ynoabriólabocacuandovolvióaentrarparapagarleaCuelloduroelcaféquedejócasiintactosobreelmostrador.Perotresdíasdespués, laescenavolvióa repetirsecon tantaexactitudqueyano fuecapazdeestarcallada.

—Túestáspreñada,Rubia—contaronqueledijo,yqueFilosevolvióamirarlacontantaviolenciacomosipudieradeshacerlaconlosojos.

—Métetelalenguaenelculo,Piriñaca.Luegopagóysefueatodaprisa,perotodavíatuvoqueescucharlootravez.—Estáspreñada,nohaymásqueverte—ydespuésdeafirmarloconlarotundidaddeuna

sentenciainapelable,sevolvióhacialaconcurrencia—.Yonomeequivoconunca,yalosabéis.Ésaestápreñada,perobienpreñada,ysino,altiempo.

FilonovolvióalatabernadeCuelloduroenloquequedabadeaño,perosuausenciasólosirvióparadispararunrumorcuyosprincipalesbeneficiariosfueronlosflamantesnoviosdelacasacuartel,todosesossí,cielo,claro,miamor,porsupuesto,mivida,yotambién,yyoatimás,quenadiesemolestóenseguirparodiando.ElempalagosoalmíbardelaspalabritasqueMediamujerderramabasobreCurrocomounbálsamoperfumadoalamenorocasión,yqueaél, a juzgar por la cara de tonto que ponía al escucharlas, le complacíanmás de lo que leabochornaban, no podía competir con la rabiosa declaración de independencia que la hijapequeña deCatalina lanzó al aire el día deReyes, cuando apareció en la taberna amediamañana,consusdoshermanascomoescuderas.

—¿Qué? —se acodó en el mostrador y los fue mirando a todos, uno por uno, antes deempezar—.Estoypreñada,sí,decuatromesesymedio.¿Pasaalgo?Nomedavergüenza.Esasuntomíoydenadiemás.Elpadrenoviveenestepueblo,noeselmaridodeningunadevosotras,niosimportaunamierdasabercómosellama.¿Estáclaro?

Nadie se atrevió a decir nada. Algunos se miraron en silencio, otros disimularon unasonrisita,perolamayoríaselimitóaabrirmucholosojos,conloslabiostancerradoscomosiel pasmo se loshubiera cosidopara siempre.Entonces,Paula sonrióde verdad, enseñandotodoslosdientes.

—Puessí,parecequeestáclaro—ysediolavueltaparadarunapalmadaenelmostrador—.Trescafésconleche,Antonio.Yponunacopadesolysombra,también.

—Eso—rematóChica,igualdesonriente—.Quetenemosquecelebrarlo.Aunqueellasinsistieronenpagar,Cuelloduronosólonoquisocobrarles,sinoquesacóde

debajodelmostradorunacajaquenadiehabíavistonunca.Estaballenadeunospolvoronesmuy ricos que sumujer hacía todos los años con almendras y chocolate, enNavidad, pararepartirlossóloentresufamilia.Sinembargo,aquellamañana,élsacótres,colocócadaunoenunplatoyselospusoalasRubiasdelante.

—Aestoosinvitoyo—dijoenvozalta,conunasonrisaelocuentedequehabíacalculadomuybienelasombroquesugestoibaasembrarentrelaclientela—.Yalodemástambién,quécoño,quenodisfrutabatantodesdequeCencerroatracóalalcaldedeAlcaudete.

Peromuchosdesusparroquianosnoerancomoél,libertariodetodalavidaycontodaslasconsecuencias,yelantifascismonolesestorbóparapaladearhastaelmenordetalledeunaescenaque fuehaciéndosecadavezmásgrandemientras circulabadebocaenbocacomounaboladenievequeresbalaraporunapendiente,hastallegaraoídosdelenemigoconun

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suplemento de dramatismo novelero que les hizo la boca agua a todas las beatas que sehacíanlaseñaldelacruzjustodespuésdeescucharla.Mimadre,quenoeradelaspeores,nos contó que algunos decían que Filo llevaba una pistola en el bolsillo y que entró en latabernagritandoquehijossíymaridosno,comoantesdelaguerra,aunqueotrosdecíanqueleshabíaadvertidoqueelpadredelniñoestabadispuestoabajardelmonteparallevarsepordelante a cualquiera que la molestara, así que no había manera de saber lo que pasó enrealidad.

—Lo de la pistola, desde luego que no—resumiómi padre—. Pero la verdad es que lasRubiastienenunpardecojones.

—Esosí—ysumujer,comosiemprequeélalababaelvalordeciertaclasedemujeres,nolellevólacontraria.

Yo pensaba lo mismo que ellos, lo mismo que Elena y su abuela, lo que pensaban misamigos,todoelpuebloconlaúnicaysorprendenteexcepcióndePepeelPortugués.

—¡Quécojonesniquécojones!Bajábamoslacuestaandandodespuésdehaberpasadolatardeenelcortijo,élconPaula,

yoenclasedefrancésprimero,yluegoasolasconElena,enseñándoleloslibrosdeVernequehabía leído, explicándole los argumentos, las ilustraciones. ¿Pero en este salen chicas o nosalenchicas?,mepreguntabasiempre.Amí,loslibrossinchicasnomegustan,porquenohayhistoriasdeamor,ysinamor,meaburro…Yoledecíaquesí,oqueno,perosiemprelamirabaigual,conlababacolgandodeloslabios.

Yallevabacasiunmesenelpuebloysehabíaresignadoavestirseigualqueantes,conunabatadealgodónencimadeunvestidocorriente,perodesdequevolviódeOviedo,nohabíavuelto a mancharse, ni a enseñar las rodillas sucias y llenas de costras, como cuando sepasabael día cazando ranasopájaros con loshijosdeManoli. Suspiernas, enfundadasenunos leotardos de lana fina, parecían más largas, más bonitas que antes, y seguíarecogiéndoseunmechóndepeloconunacintaderaso.Teníatres,conlospicosrecortadosenuve,unaroja,unaazulyunadorada,ylasalternabaparaquehicieranjuegoconloscuadritosde labataquesehubierapuestoaqueldía.Suabuelaseguía llamándolaMariquitaPérez,yriéndosedesusintentosporhablarfino,pronunciandolasesescomosisilbara,peroestabacontenta de que por fin hubiera decidido acercarse a los libros.Decía que yo era un buenejemploparaella,yesonoeranadaencomparaciónconloqueyoestabadispuestoaser.

Elena losabía,y legustaba,yporesoalgunastardesmeliberabadebuscarunpretextoparaquedarmeunrato,proponiéndomequelaayudaraconlosdeberes,oquelaacompañaraacogerpiñasparalachimenea,oquelecontaralasnovelasdeJulioVerne.Nohacíamosnadamásqueeso,andar,hablar,sonreírnossinrozarnossiquiera,ysinembargo,aquellastardesyoeratanfelizquecuandosalíadelacasillavieja,todomeparecíamásbonito,lasnubes,losmatojos, losárbolespeladosdel invierno,ybajaba lacuestacomosimispiesno tocaranelsuelo, como si se deslizaran en el airemientras un poder invisiblememantuviera en vilo,ingrávido,inmortal.Asímesentíaaquellatardedeenero,cuandoelPortuguésllegóamiladocorriendo.

—¡Nino!¿PeroatinotehadichoElenaquemeesperaras?—No.Acabodedespedirmedeella…—yentoncesmeacordé—.¡Ah,doñaElena!—Sí,doñaElena,quemirapordónde,haymásdeunaElenaenestemundo—yalllegara

mi altura, me dio un capón en broma, sin hacerme daño—. Toma, llévale esto a Sanchís,¿quieres?—erauntarrodemiel,comosiempre—.QuedespuésdelnumeritoquemontóFiloelotrodía,nomeapetecemuchoandarporelpueblo,precisamente.

Parecíaenfadadoyno loentendí.Poreso ledije loquepensaba,ysóloconseguíqueseenfadaratodavíamás.

—¡Quécojonesniquécojones!Estonoescuestióndecojones,sinode inteligencia.Yyavestú,Filo,tanlista,tanlista,tanlista,yalfinal,tontaderemate,queesoesloquees.

—PuesPaula…—logréobjetaralrato.—Paulaestácabreadísimaconella,comoesnatural,yChicalomismo,peronolesvana

daratodosesoscabroneslasatisfaccióndedemostrarlo.Yahoraqué,¿eh?¿QuévaahacerFilo,preñada,enestepueblo,enestemomento,y…?Esunalocura.

—¿Porque está deshonrada?—pregunté sin disimularmi extrañeza, porque no esperabaquelepreocuparaalgoasí,peroélseapresuróanegarconlacabezaparadesmentirme.

—No—yextendióeldedoíndiceparamoverloenelaire,comosiemprequequeríaaclararquemeestabahablandoenserio—.Porquevaatenerunhijo.Esaeslalocura.Lahonra…Lahonralainventaronloscurasparajoderalagente,peroalahonranohayquealimentarla,nivestirla, ni mantenerla caliente, ni comprar medicinas cuando se pone mala, lo entiendes,

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¿no?Filopodríahabersedeshonradotodoloquehubieraquerido,essuderechoynadieselopuedequitar.Peroloquenopodíaerapreñarse,joder.Esoeraloúnicoquenopodíahacer,yesoesloquehahecho.

PorqueelpadredesuhijoesElíaselRegalito,aliaselCencerrodeFuensanta,pensé,peromeguardémipensamientoparamí, porque comprendí a tiempoquenohacía falta, queelPortuguéslosabíatanbiencomoyo,queseguramentelohabíasabidoantesqueyo,yaquellavezmicorazónyanolatiómásdeprisa,nomesudaronlasmanos,notuvemiedopormí,niporél,nipornada.Tampoconecesitépreguntarmecómo,porqué,quésignificabaniadóndeme llevabaaqueldescubrimiento.Habíaunaexplicaciónsencillayotracomplicada,peronisiquierameparéapensarquelanoviadeElíasyladePepeeranhermanas,yseguíandandomuy tranquilo, sin juzgar al hombre que caminaba a mi lado. El Portugués lo sabía todo,siemprelohabíasabidotodo,yyoloreconocí,simplemente,conlamismanaturalidadconlaque había aceptado todas las cosas que había sabido siempre sin querer saberlas. Aquellanoche, al acostarme, me entretuve imaginando qué haría Pepe con Paula para que ellapudieraejercersuderechoadeshonrarsesinquedarseembarazada,ymequedéfritoantesdedarmecuenta.Al día siguiente, cuandome levanté,madremepreguntóquéqueríaquehicieraparamerendareldíademicumpleaños,yledijequenada.

—¿Nada?—yserio,comosilohubieradichoenbroma—.¿Yporqué?—Porquesinopuedoinvitaraquienyoquiera,prefieroquenovenganadie.—¿Lodicesporesaniña?—sucarasenublóalcomprenderqueestabahablandoenserio

—.Nino,porfavor…¡Peroquétontería!¿Esquenotedascuenta…?—Claroquemedoycuenta.Medoycuentadetodo,madre.Ysinembargo,el14deenerode1949celebrémicumpleañosdosveces.Alascinco,enla

casilla vieja,me esperaba elmenú de las grandes ocasiones, unos pestiños recién hechos,todavíacalientesy rebozadosenazúcar, lamismabotelladevinodeMálagaquehabíamosabiertoeldíaqueaprobéelexamen,yyanodos,sinotrescopaspequeñitasdecristaltallado,cada una de un color y todas supervivientes del naufragio de la casa de Carmona, porqueElenaestabaconnosotros.

—Porti,Nino—suabuelaseencargódelbrindis—.Porquecumplasmuchosañosdevidafelizynosotraspodamoscelebrarloscontigo.Yahora,losregalos…

Selevantóparairabuscarlosyyobrindéotravezconsunieta,uniendomicopaverdeconsucopaazulcontantocuidadoqueelrocedelcristalprodujounsonidoagudoy levecomounachispa.Luego,Elena,enunamaniobralimpiayrapidísima,rellenónuestrascopasconelvinoquenosehabíabebidosuabuela,ylosdosnosseguimosriendoentredientesmientrasmi profesora ponía sobre lamesa dos paquetes, uno blando y de forma imprecisa, el otroduro,unparalelepípedoperfectodepapelestampadoquetraicionabalealmentesucontenido.Dejéellibroparaelfinal,ydescubríenprimerlugarunabufandajaspeada,tejidaamanoconlanademuchoscoloresdiferentesyrematadasinflecos,comolasqueusabanloshombres.

—Muchasgracias—eramuybonita,ymásalegrequelasmonótonastirasdelanagrisquesolíahacermemimadre—.Megustamucho.

—Lahemoshechoentre lasdos—laElenamás jovenmemiróyyosentíquemicorazóndejabadelatir.

—¿Entrelasdos?—lamayorseechóareír—.Nadadeeso,lahehechoyosola.—Peroyoelegíloscolores,¿ono?Yhehechounpoco,loquepasaesquemeequivocaba

mucho,ylaabuelateníaquedeshacerloqueestabamalyhacerlootravez,porqueestepuntoesmuydifícil,¿sabes?Yloscolores,¿tegustan?Alomejorteparecenunpocochillones,perocomosiemprevasdeverdeoscuro…

—Es quemimadre aprovecha las capas viejas demi padre para hacerme pantalones yabrigos,peromegustamucho,deverdad.

—Mealegro—doñaElenaempujóhaciamíelotropaquete—.Puesaversiestotambiéntegusta.

RobertLouisStevenson,leí,Laisladeltesoro.Eraunlibronuevo,másdelgadoquelosquehabía cogido prestados de la caja de fruta y de una colección distinta, porque no teníailustraciónen laportadaperosímuchosgrabadosenblancoynegro intercaladosentre laspáginas.

—Ya—doñaElename leyóelpensamiento—,yaséqueestáshartodebarcos,yde islas,perolosqueaparecenenestanovelanotienennadaqueverconlosdeJulioVerne,ytevaaencantar,estoysegura.Nopuedesabandonarlasnovelasdeaventurassinleeresta,Nino.Ydespués,yaseguirásconlosEpisodios,notepreocupes.

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—Yoqueríaquetecompráramosotrolibro,porqueenesteporlovistonosalenchicas,nihayamor,ninada,perobueno—Elenitamedirigióunasonrisacargadademalicia—,comoatinoteimportantantoesascosas…

Alasseis,cuandonoslevantamos,doñaElenasedespidiódemícondosbesosyaunqueyaeradenoche,yhacíamuchofrío,dejóquesunietameacompañarahastalapuerta.Ellaseapoyó en la hoja para cerrarla, semetió lasmanos en los bolsillos, y se quedómirándomemientrasmeponíamibufandanueva.

—¿Cómomequeda?—Muybien,estásmuyguapo—yentoncesdiounpasohaciamíymebesóenlamejilla—.

Felizcumpleaños,Nino.Cuandopudedarmecuentadeloquehabíapasado,yasehabíametidoensucasa.Yome

quedéenelumbral,paralizadoporelasombroyporelplacerdeaquelbesoliviano,inocente,quenosignificabanadaysinembargoeraelprimeroquerecibíadeunaniñaquenofueramihermana, e idéntico al quePaquito había implorado tantas veces en vano a la hermanadeMiguel. Elena me había besado porque había querido, sin ningún compromiso, ningunaobligación,ymedabacuentadequeesa iniciativaresultabamenostrabajosaquecoger lasagujasdehacerpuntoy tricotarunrato,aunque fueraparaequivocarsecadadospor tres,peroparamí eramuchomás importante, tantoqueno conseguíponermeenmarchahastaquemisorejasempezaronagritardefrío.Entoncesmepuseunamanoenlamejilladerechacomosipudierapreservaresebeso,mantenerloasalvo,vivosobremipiel,ycuandoempecéabajarlacuesta,casipudesentirsucalor,lapresióndeesoslabiosqueledabansentidoalaconversaciónquehabíaescuchadolanocheanteriordesdemicamayquemecompensabanpor ella al mismo tiempo, nos hemos equivocado, Mercedes, yo me he equivocado, nuncadebimosmandar aNino al cortijo de las Rubias, nunca, yo no podía imaginar que fuera apasaresto,peroyaves,estácadadíamásraro,másrebelde,nopareceelmismo,todoeldíaencerrado en casa, leyendo, sin salir ni a jugar con los otros chicos… Pero ¿qué dices,Antonino?Mipadreteníarazón,peromimadrenoquisodársela,claroquesale,yclaroquejuega,loquepasaesqueestamosenenero,nosésitehasenterado,yenestemalditopueblohaceunfríodemildemonios,asíquedejadedecirtonteríasytengamoslafiestaenpaz.

La tuvimos.Ella nohabía querido tomarse en seriomi renuncia a cualquier celebraciónque no incluyera a Elena, y me estaba esperando con el mismo chocolate, los mismospicatostesdetodoslosaños.Losinvitadosllegaroncasialmismotiempoqueyo,PaquitoconuncartónimpresoquetraíaelparchísporunacaraylaOcaporlaotra,Miguelconunacajade madera con dados, cubiletes y fichas de varios colores, y Alfredo, con una bomba debicicletacasinueva.

—Gracias—ledije,menossorprendidoporlanovedaddequeaparecieraconunregaloqueporlainutilidaddeaquelobjeto—.Estámuybien,aunquenotengobicicleta.

—Ya,peroasí,cuandolatengas,notienesquecomprártela.Aquellamañana,antesdeiralaescuela,mimadremehabíadadouncazamariposasque

megustómucho,porquecomolousabaparacogercangrejos,enlamalladelqueteníayanocabía ni un solo remiendomás, y una cartera nueva que nome hacía ilusión, pero sí faltadesde que a la vieja se le rompió la correa y tuve que empezar a llevarla colgando de uncordel.Noesperabamásregalos,perodespuésdemerendar,mientraslaayudabaalimpiarlacamilladeplatosy tazasparapoderestrenarelparchísconmisamigos,quenuncahabíanleídoa JulioVerneydespreciabanel juegode laOca,medijoque teníaotracosaparamí.Señalóunaesquinaconlosojosyvienellaunpaqueteplano,rectangularyenvueltoenpapelde estraza, pero no adiviné lo que había dentro y ella no me lo quiso contar. Luego, meprometió,cuandoestemoslosdelafamiliaasolas…Mipadrellegópronto,mientrastodavíanosestábamospersiguiendo losunosa losotrosporaquelmodesto laberintodepasillosdecolores, y celebró aquella escena tan tranquilizadoramente vulgar con una sonrisa queinterpretésindificultad.Estabacontento,ydespuésdelpostreloestaríamuchomás.

—¡Nino! —y a pesar de todo, me dejé arrastrar por su entusiasmo—. ¡Mira cuánto hascrecido! Es increíble. Mercedes, trae el metro, que quiero medirlo, a ver… Un metro ycuarentayseiscentímetros,québarbaridad,esteañohascrecidomásquelosdosanterioresjuntos,yesoquetodavíatienesonceaños…

En realidad, medía un metro y cuarenta y cuatro centímetros y medio. La chapa querematabalacintamétricaquemadreusabaparacoserocultabaquincemilímetrosqueélmeregalóalpisarlaconelzapato,peronoquisecorregirleporquemecogióporelhombroymeabrazóparavolveraentrarencasa,comosinuncahubiéramosdiscutidoantesdeNavidad.Tampocoreparéenelsentidodesuúltimaadvertencia.Nopudepensareneso,niennada,

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desdequemadredejócaeralsueloelenvoltoriodepapeldeestraza,ymeentregósuúltimoregaloconungestosolemneyunasonrisaquenolecabíaenlaboca.

—Toma.Yenhorabuena,hijo.«LaacademiaMoralesdeMecanografía ySecretariadoacreditaquedonAntoninoPérez

RíoshasuperadoconéxitolaspruebasacadémicasdeTaquigrafíayMecanografía,yparaqueconsteatodoslosefectosexpideestediplomaenJaén,el2denoviembrede1948».Esoeraloque había dentro del paquete, en un marco barato de listones dorados, muy estrechos.Despuésde leerlo,miréamiszapatos,al techo,alsuelo,a lapuertapor laqueno lograríaescapardemipropiacasa,yporfinaella,tanexultantedefelicidadquemediovergüenzaquemedieravergüenza,ysinembargonolopudeevitar.

—Pero,madre…—dijesolamente,yellameabrazócontantafuerzaqueapuntoestuvoderomperelcristalalestrecharmeentresusbrazos.

—¿Aque tegusta?Yapuedesestarorgulloso,hijo, porqueyoestoymuyorgullosade ti.¿Sabesqueereselprimero,Nino?—cuandoseseparódemí,teníalosojosinexplicablementehúmedos,comosiestuvieraapuntodeecharseallorar—.Elprimerodetodalafamilia,deladetupadreydelamía,elprimeroquetieneundiplomadealgo.

—Pero, madre —repetí, mientras mi vergüenza se trocaba en una culpa sin límites—,¿dóndevamosaponeresto?

—Puesaquímismo,encualquierpared,paraqueseveabien.—Eso—ymipadre intervinopor fin—.Paraque loveael tenienteyamísemecaigael

pelo.Hayquever,Mercedes,parecementira…—Bueno,puesquelopongaensucuarto.—Queno,enningunaparteesdondelovaaponer,¿esquenoloentiendes?—¿Yparaquémehegastadoyoeldinero,paraesconderloenunarmario?—Puessí,ysino,haberlopensadoantes.Yoasistíasudiscusiónsindecirnada,enunestadodeánimoconfuso,dondelaculpayla

vergüenzasefueroncomplicandoconsentimientosmásdifíciles,porquemipadreteníarazón,yamímeconveníaquesurazóntriunfara,ysinembargo,mimadreestabaapuntodellorarotravez,perodepena,ysudecepciónmeparecíatancruel,taninjusta,quealmismotiempomesentíadispuestoaenarbolaraquelpatéticodiplomacomounabanderaparapasearloporlascalles.Quizásporeso,yporquenopodíaconsentirqueelmejorcumpleañosdemividaterminaratanmal,fuiyoquienencontrólasolución.

—Calladunmomento—lespedí,yporunavezmecomplacieron—.Yasé loquevamosahacer. Vamos a colgar el diploma en la puerta demi armario, pero por dentro. Así,madrepodráverlotodoslosdías,podráenseñárseloaquienellaquiera,yloveréyotambién,peroeltenientenoloveránunca.

—Meparecebien—élasintióconlacabezamientrasellacorríahaciamí,paraapretarmicaraentresusmanos.

—Peroquélistoeres,hijomío.Aquellamismanoche,antesdeirnosalacama,padreclavódospuntillaseneltravesaño

que reforzaba la puerta demi armario y el diploma se quedó allí, escondido y expuesto almismo tiempo. Antes de dormirme, pensé que para estrenarmis once años sólome habíafaltadoPepeelPortugués,quellevabaunpardedíasenÚbeda,dondehabíanoperadoasumadredeurgencia.Volveréloantesquepueda,lehabíaprometidoaPaula,peropasaroncasidos semanas antes de quepudiera dejar a sus padres en su casa para volver a la suya.Éltambiénmetrajounregalo,quemehabríaencantadosinohubierallegadotantarde.

—Peroábrelo,queparecequeestásatontado…Habíavenidoabuscarmealaescuela,ydespuéshabíamosidoalcafédelaplaza,territorio

neutralentre la tabernadeCuelloduroyelCasinoquepresidíadonCarlosMariamandil,elhermanodedonJustino.Entoncespusounpaquetitoalargadoencimadelamesaymequedémirándolo como si no supiera qué hacer con él. Dentro, en un estuche de cartón granate,habíaunaplumaestilográficade esmaltenegro, con el bordedorado.Eramuybonita y yonuncahabíatenidounanisiquierafea,peroaquellatarde,ningúnregalohabríaconseguidoanimarme.

—Muchasgracias—dijedetodasformas,comounniñobieneducado—.Espreciosa.—Ya está usada, ¿sabes? Se la compré a un chamarilero de Úbeda, para qué te voy a

engañar,peroescribemuybien,éllacargódelantedemí,y…—enesemomentosecansódehablarparaqueyonoleescuchara—.¿Quétepasa,Nino?

—Quetodosehaidoalamierda,mepasa.—¿Todo?—ymecogiódelabarbillaparaobligarmeamirarle—.¿Quétodo?

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—Puestodo—contesté—.Absolutamentetodo.Mipadrehabíadejadopasarmásdeunasemanaantesdedarmelanoticia,igualquehabía

hecho el año anterior. Como entonces, no había querido hablar conmigo hasta que mishermanas estuvieron acostadas, pero aunque se paseó varias veces lamano por la cabeza,desdelafrentehastalanuca,comosiemprequelecostabatrabajoencontrarlaspalabrasquenecesitaba,aquellavezmehablómásclaro,sinrodeos.

—Mira, Nino, yo quería decirte… Bueno, este año has crecido mucho, ¿no?, y yo antesestabapreocupado,laverdad,porqueveíaquetequedabasretrasado,quesiempreerasmásbajoquelosdemás,peroahorayahascogidoatuamigoMiguel,estáscasiigualqueél,yporeso…Creo que demayor darás la talla, que podrás entrar en el Cuerpo y tendrás la vidaresuelta,asíque…

—Yonoquieroserguardiacivil,padre.—Esonolosabestodavía,Nino.Eresdemasiadopequeño.Cuandocrezcas…Me di cuenta de que no le había dado importancia amis palabras y le interrumpí para

repetirlasenuntonomásfirme,seco,casidesafiante.—Novoyaserguardiacivil.Sóloenaquelmomentoempezóaescucharme,ylevantólacabezaparamirarmeconuna

expresiónindefinible,enlaquesemezclabanladurezayelfracaso,lacomprensiónyeldeseodehacersecomprenderalmismotiempo.

—Muybien—continuóenuntonosereno,controlado—,esoesasuntotuyo,perosiempretendrásesaoportunidad.Yohetenidomuchasmenosenlavida,¿sabes?Yporeso…Elmespasado,eltenientenoscomunicóque,porfin,vuelvealejército.Lehanaseguradoqueantesdel verano le ascenderán y le trasladarán, para que Sanchís ocupe su puesto de oficialresponsabledelalínea,queesrarísimo,perobueno,comoesunhéroedeguerrayelmandolecomeen lamano…Eso significaque Izquierdo será sargentoyCarmona, cabo.Significatambiénquepasaránmuchosañosantesdequemeasciendanamí,siesquemeasciendenalguna vez, y nosotros somospobres,Nino, ya lo sabes.Con loquegano, llegamospor lospelosafindemes,ycadaveztenemosmásgastos.Tumadrecreequehavueltoaquedarseembarazada.Noqueríamosdecíroslohastaestarseguros,pero…—ella,queestabasentadaasu ladoynohabíaabierto laboca,acercósusillaa ladesumaridoy leapretó lamanoensilencio—.El casoesquehastaahorahemosahorradoconmucho trabajoparapagarte lasclasesdemáquina,yluegolasdefrancés,pero…Vasatenerquedejarlas,Nino.

—Nomehagasesto,padre.Lehabíaoídoy todavíanohabíacomprendidodel todo loquemehabíadicho,nohabía

tenido tiempo para calibrar lamagnitud de aquel desastre, Elena, su abuela, los libros, lalibertadde ir y volverdel cruce,de subir ybajaramiantojo, yel futuro ilimitado,neutro,desprovistodelcolordecualquieruniforme,queacababadeesfumarseantemisojos.Todavíanomehabíadadotiempoamedirlo,acalcularlo,aanalizarlo,ysinembargononecesiténiunsolosegundomásparacomprenderqueaquelloeralopeorquepodríahabermedichonadieaquellanoche.

—Nopuedeshacermeesto—ybusquéensumujerunadudosaaliada—,díselotú,madre,tú,quedicesqueestástanorgullosademí,dilequenomehagaesto,quenopuede,queno…

—Loquenopodemoseshacerotracosa,hijo—peroellanoquisoponersedemiparte.—Padre —por eso me volví hacia él—, por favor, puedo dar menos horas a la semana,

buscarmeuntrabajoparadespuésdelaescuela,puedo…—Amímegustaría,Nino—él seguía estando sereno, y sonrió, aunqueno se esforzó en

disimular quemis palabras le estaban haciendo daño—.Me gustaría que hablaras francés,inglés,quefuerasalaUniversidad,queledieraslavueltaalmundo,queteleyerastodosloslibrosquesehanescrito.Meencantaría,deverdad,peronopuedo.Nopuedogastarmeentimásdineroqueentushermanas,porquesidentrodecincoodeseisaños,Dulcemedicequequierecasarse…¿Quélevoyacontaryo?¿Quehahabidodineroparaquetúdierasclasedelo que se te antojara, pero que no queda ni una peseta para su ajuar? Eso no sería justo,¿verdad?Ynovaahacerfaltaesperartanto.El26demarzo,MarisolsecasaconPedrito,eldedonJustino.El tenientenoshahecho la faenade invitarnosa laboda,asíque tumadretendráquecomprarseuncorteparaunvestidonuevo,tendremosquehacerunbuenregalo,y…Tienesquecomprenderlo,Nino,yaséquenoesfácil,pero…Yo,atuedad,nisiquieraibaa la escuela, las cosas son así y no tienen remedio. Febrero ya lo hemos pagado, marzopodemospagarlotodavía,peroenabril…Enabril,lasdeudasnosvanallegarhastaelcuello.Díselo adoñaElena.Dileque lo sientomucho, peroque, demomento, en abril dejarás lasclases.Ycuandopaseeltiempo,pues…Yaveremos.

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Asentícon lacabeza,mefroté losojoscon losdedosy lemiré.Mehabríagustadocreerquenomeestabadiciendolaverdad,quehabíavueltoaenfadarseconmigosinmotivo,quesóloqueríaalejarmedelamalainfluenciadelcortijo,intentarquevolvieraasercomoantes,cuandonoleíalibrosyestabatodoeldíajugandoalfútbolconPaquito.Mehubieragustadocreerlo, pero no pude, no pude desconfiar de él, no pude consolarme pensando que mementía,queestabasiendoinjustoconmigoporuncapricho,paravivirmástranquilo,paranotenerqueoírchismesquenolehacíanniputagracia,paranopasarmiedopormí,niporsímismo. Eso habría sidomejor, y no se habrían apagado de un soplo todas las luces, no sehabrían cerrado a la vez todas las puertas, y yo estaría furioso, no vencido, furioso, nodesolado,furioso,noconmovidoporlaexpresióndeaquelhombrevestidodeverdeaceitunaquehabíatenidomenosoportunidadesqueyoyquemeestabadiciendo laverdad, laúnicaverdadquepodíacontarme,laúnicaquemeprivabahastadelpobreconsuelodelafuriaymeabocaba a una ternura extraña, una compasión torpe, indeseable, lástima pormí y por él,lástimaporélypormimadre,lástimaporsuspadres,porsushijas,porelhermanoquemeibaanacer,tantalástima,demasiadalástimaytodainútil,tanmezquinacomomisambicioneseigualdeinservible,elmiserablepatrimoniodeunhombrealquetodolehabíasalidomal,laherencia que acababa de descargar sobremis hombros y que ya no podría ignorar nunca,porquealfinal,despuésdetodo,ibaadarlatallayyanoharíafaltaquehablarafrancés,niqueescribieraamáquina,niquetrabajaraenunaoficinaparaquenadieserierademí.

—¿Puedoirmealacama,padre?—No—ysuvoz temblómientras tendía susmanosabiertashaciamí—.Dameunabrazo

primero.Leabracécomonolehabíaabrazadonunca,comonuncahabíaabrazadoanadie,comosi

fueradeaquelabrazonohubieranada,sóloelvacío,y trasél,elmundode losquehabíannacidoconsuerte,delosquepodíanescogersupropiavida,losquenoteníanquevivirenlacasacuarteldeFuensantadeMartos,enlaSierraSur,enJaén,en1949.Esemundonoeraelmío, nunca sería para mí, jamás podría llegar hasta él, salvar de un salto el vacío que loaislabademisbrazos, fundidoscon losbrazosdemipadreenunnudoapretadoycaliente,unatristezasinluzysinremedio.EsofueloqueintentéqueentendieraelPortuguéstresdíasdespués,perotampocoloconseguídeltodo.

—Perobueno,Nino,tampocoesparaponerseasí—mediounapalmadaenelhombroylemiré, y vi que sonreía, pero no fui capaz de imitarle—. Anímate, hombre, que yaencontraremos una solución. Seguro que a Elena no le importa seguir dándote clases sincobrar.

—Sí,peroyanadaserálomismo.Esofueverdad.Todoestabaapuntodecambiar,ycambióenmuypocotiempoparaqueya

nadafueralomismo,nienmividanienladelosdemás,porqueantesdequesecumplieraelplazodemiúltimaclasede francés,nuestromundopequeñoymiserablesepusodel revésporúltimavez,yFuensantanuncavolvióaserelpuebloquehabíasido.

El26demarzo,cuandosepaseóantenosotrosparaquelaviéramosconsuvestidonuevo,ya era evidentequemadre estaba embarazada.Pastora, quenunca lohabía conseguido, lamiróconenvidiacuandovinoacasa,vestidatambiéndepuntaenblanco,parairconellosalabodadeMarisol,queibaacelebrarseenunhoteldelacapitalporquesusuegrohabíatiradolacasaporlaventana.Sanchísinsistióenquenoleimportabaquedarsesoloenelcuartel,deguardia,asíquetodoslosdemásfueronalaboda,loshombresdeuniforme,paraahorrar,lasmujeresmáselegantesquenunca.Yaquellamadrugada,mientrastodosbailabanybrindabanporlosreciéncasados,uncochequedespuésnadielograríaidentificar,porquesóloloviouncortijero analfabeto, que no sospechó nada y tampoco habría sabido leer la matrícula sihubiera querido, llegó hasta Fuensanta deMartos de vacío y con las luces apagadas, paramarcharsecargadoconcuatromujeres,FilolaRubia,FernandalaPesetilla,quesellevóconellaasusdoshijos,MaríaCabezalargae IsabelMariamandil,aquellaespeciedevoluntariamonja de clausura por la que Curro había suspirado en vano durante tanto tiempo, y quequizásfueralaúnicachicadelpueblodequienjamásnoshabríamosatrevidoaesperaralgoparecido. La boda fue un éxito, la fuga también, porque los Mariamandiles, como otrosparientes ricos de don Justino, se quedaron a dormir en Jaén, en elmismo hotel donde secelebróelbanquete,ynoecharondemenosasuhijahastaellunes,día28.

Porlamañanatemprano,lamuchachaqueayudabaaIsabelacuidardesuabuela,fueaverlosparaavisardequenohabíapodidoentraren lacasa.Sehabíaencontrado lapuertacerradaconllaveyalaancianaencamisón,aporreandolaventanaconlosnudillosmientrasllorabacomounaMagdalena.DoñaFelisa,másasustadaporsuhijaqueporsusuegra, fue

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corriendo pero no encontró ni rastro de Isabel, sólo la casa recogida, varias fuentes concomidasobrelamesadelacocinayunanotaescritaamanoquedecía,papá,mamá,mevoy,nome busquéis, siempre habéis sidomuy buenos conmigo pero tengo que vivirmi propiavida,vuestrahijaqueosquiere,Isabel.

—Conestonopodemoshacernada,doñaFelisa—eltenienteintentódesanimarlacontodaladelicadezadelaqueeracapaz,despuésdeleerlanotaydemandaraCurroalataberna,atraerle una tila—. Su hija ya esmayor de edad. Puede usted denunciar la desaparición, siquiere,pero…

—¡Claroquequiero!Tienenqueencontrarla,Salvador,tienenqueencontrarlaytraérmelaaquí, a su casa, yo no sé, no entiendo… —los sollozos no la dejaban hablar y estaba tannerviosaquederramóenelsuelomástiladelaquefuecapazdebeberse,tantoletemblabalamanoquesosteníalataza—.Estonopuedeser,esimposible,¿esquenoloentiende?Lahanraptado, la han secuestrado, eso es, han tenido que secuestrarla, porque por su propiavoluntad, mi hija nunca habría hecho una cosa así, una niña tan buena, tan religiosa, tandócil…¡Sinoquisoniveniralabodadesuprima!Yalaconoceusted,yademás,últimamenteestaba tan despistada, tanmetida en sus cosas, tanmística, en una palabra, que su padrehasta teníamiedo de que acabarametiéndose en un convento, no le digomás. De vez encuando, tenía…No sé cómo llamarlo, unaespeciede raptos, que le subían los colores a lacaray lebrillaban losojos igualquea las imágenesde las iglesias.Mimaridome lodecíasiempre,mírala,pareceunasanta…Yesoparecía,laverdad,tendríaquehaberlavisto,todoeldía encerradaen casa, abrazadaaun cojín, sonriendopara sus adentros, sinhablar connadie.Siyanisiquierasalía,todoelpueblolosabe,quenuncaibaalbailenialcineconsusamigas, y no quería oír hablar de ningún chico, eso desde luego. A mí déjame de novios,madre,medecía,quenoestoyparatonterías,yeraverdad,nomedigaqueno,ella,nada,ellatodoeltiempoconsuabuela.Pobretica,medecía,estátanmayor,cualquierdíadeestossenosmuere,ysealegratantodeverme,legustatantoquelehagacompañía,quemequedeadormircon…

Alllegaraesepunto,eltenientelevantólascejasydoñaFelisasecallódepronto,comosihasta entonces no hubiera tenido en cuenta dónde estaba aquella finca, el cortijo que susuegra siempre se había negado a abandonar aunque estuviera más allá del cruce, y pormuchoquesushijosllevaranañosinsistiendoenquedeberíavivirenlacasaqueteníaenelpueblo.

—¡Ay,Diosmío!—ysepusounamanoenelescotecomosiquisierataparunagujeroporelqueseleestuvieraescapandolamismavida—.¡Ay,Diosmío,Diosmío!¡Asesinos,asesinos!

—Hombre—tercióelteniente—,asesinos…Noledigoqueno,peroyodiríaqueaIsabelnoselahanllevadoparamatarla,precisamente.Poreselado,puedeustedestartranquila.

—Bueno, pues criminales…—insistió lamadre de aquella dudosa víctima—. ¡Criminales,bandidos!¡Ay,mipobreniña!

Cuando consiguió quedoñaFelisa accediera a volver a casa con sumarido,Michelín sequedómirando a Curro con los brazos en jarras y una sonrisa cargada de sorna entre loslabios.

—Asaberconquiéndormiría Isabelitacuandodecíaencasaquese ibaadormirconsuabuela… Así no te quería a ti, claro, ya me gustaría a mí saber quién se la estababeneficiando.¡Joderconlosraptos!Yqueestabapensandoenmeterseamonja,sí,seguro…Desdeluego,conlasmujeresnohayquienpueda.Nohaymaneradefiarsedeninguna.

Después, y aunque sabía perfectamente que las familias de las otras tres no iban adenunciar,porquelomásseguroeraquehubieranestadoenelajodesdeelprincipio,pidióasushombresquelellevaranalcuartelillo,almenos,aunapersonadecadacasa,ycursóunadenuncia por la desaparición de Isabel, más por quedar bien con don Carlos, el hermanopequeño de don Justino, que por otra cosa. A aquellas alturas, estaba seguro de que lasmujeres se habrían separado para no llamar la atención, a no ser que estuvieran ya enFrancia,oenPortugal,oquehubierancruzadoelEstrechodesdeAlgeciras,odesdeMálaga,odesdeAlmería.Sinohabíanparado,ynolohabríanhecho,enundíaydosnochesleshabíadadotiempoallegaracualquiersitioconsupropiadocumentación,porquenadielasestababuscandotodavía.Elteniente,queestabaconvencidodequeIsabelhabíasidoelcerebrodeuna fugaorganizadaporamor,ynopor ideaspolíticas, reconociódesdeelprincipioque laMariamandilhabíasabidoescogerlamejorfecha,habíamedidotanbienlostiemposyhabíacalculadolosdetallescontantaexactitud,quelabúsquedamásexhaustivanorepresentaríamásqueunapérdidadetiempo.

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Esa fue su única conclusión. Nunca averiguaría nada más, ni siquiera después de laespontáneacomparecenciadedonBartolomé,queaquellamismamañanasepresentóporsucuentaparadeclararqueledabatantarabiavercómotodaslasrojasdelpuebloseacercabanaFiloparapasarlelamanoporlabarrigacuandoselaencontrabanporlacalle,queunpardesemanasantessehabíaatrevidoahacerleunaadvertencia.SiestáspensandoenllamaratuhijoTomás,ledijoenvozalta,notelopiensobautizar.Nosepreocupe,lehabíacontestadolaRubiamientrasacariciabasupropiatripa,queéstesevaallamarTomás,peronolovaabautizarniustedninadie.EntoncesnopodrávivirenEspaña,había replicadoél, yFilo sehabíaechadoareír,¿yquiénlehadichoaustedquemihijovaavivirenEspaña?

—¿Yquémequieredecirconeso?—lepreguntóeltenienteadonBartolomé.—¡Puesqueteníapreparadoelviajedeantemano!—respondióelcura,muyufano—.¿Es

quenoloentiende?—Ya, ya, claro que lo entiendo —y sin perder la poca paciencia que le quedaba, le

acompañóhastalapuerta—.Muchasgracias,donBartolomé,ynohacefaltaquevuelvaporaquí.Yalellamaremosnosotrossilenecesitamos.

Losinterrogatoriosfueronigualdeinútiles,perocuandosecansódequeChica,yPaula,yJulián Cabezalarga, y Remedios Saltacharquitos contestaran a sus preguntas con otraspreguntas,¿yyoquésé?,¿yamíquémecuenta?,¿cómovoyasaberyoconquiénseacostabami hermana?, ya era mayorcita, ¿sabe?, ¿y a mí me lo iba a contar, que soy su suegra?,¡pregúnteleustedasumadre!,reunióasushombresparacontarlesloquetodossabíandesdeelprincipio.

—Tenemos que estar alerta, y preparados para cualquier cosa. Los del monte se hanllevadoasusmujeresyesosólopuedesignificardoscosas.Oquehanqueridoahorrarleslasrepresaliasdeantemanoporqueestánpreparandoalgomuygordo,nolopermitaDios,oquesevan.

Seiban.Diezdíasdespués,mientraspatrullabandenoche,cercadelmolinoviejo,CurroySanchísdistinguieronunasiluetaquebajabadelmonte,yledieronelaltoparaescucharunavozconocida.

—Nodisparéis,voydesarmado,nodisparéis.EraJuanelPirulete,elprimodeElías,quesehabíaechadoalmonteconéltresañosantes.

Queríahaceruntrato.LosdearribaseibanaFrancia,élqueríaquedarseenEspaña,yestabadispuestoa contarlo todo, cuántoseran,quéarmamento tenían, cuándoquerían salir yporquéruta.

Peronollegóatraicionarningunodeesossecretos,porqueantesdequepudieradecirunasolapalabramás,MiguelSanchíslemetióunabalaentrelascejas,ydespuéssesuicidóconsupistolareglamentaria.

***

Al abrir los ojos, no comprendí por quéme había despertado. El corazónme latíamuydeprisa, como si estuviera asustado por algo, aunque en mi cuarto no había nada nuevo,extrañoofueradesulugar.Creíquehabíasidounapesadilla,perocuandoestabaapuntodedarmelavueltaparavolveraatraparelsueño,escuchéelrepiqueteoviolento,casifrenético,deunosnudillosenlastablasdelapersiana,encendílalamparitaenganchadaconunapinzaenelcabecerodemicama,ymelevanté.Alaluzdeladiminutabombillaqueusabaparaleer,nofuicapazdereconocerlacaraqueestabapegadaalcristal.

—¡Porfin!—peroalabrirlaventanameencontréconCurro,tannerviosoquenisiquierasuvozparecíasuya—.Yacreíaquenoteibasadespertarnunca.

—¿Qué pasa? —le pregunté, mientras le veía desabrocharse el botón del cuello de lacamisaparaaferrarsedespuésasupropiagargantacomosilefaltaraelaire—.¿Quéquieres?

—Veabuscaratupadre—ydeberíahabersidounapetición,perosonócomounaorden—.Despiértale,dilequeselevanteyquemeabralapuertasinhacerruido.

—¿Yporquénollamasaltimbre?—Porqueno.Hazloquetedigo,corre.Mipadreestabatandormidocomolohabíaestadoyohastahacíasólounmomento,pero

su mujer tenía el sueño más ligero y me ayudó a zarandearle hasta que entre los dosconseguimosprovocarunestallidodefuriaqueledespejódeltodo.

—¿Perosepuedesaberquécoñohapasado?—mepreguntó,despuésdeencadenarunpardeblasfemiasdelasgordas.

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—Nolosé,nohaqueridodecírmelo—yvolvíarepetir lopocoquesabía—.¿Quieresquevayaaabrir?

—Sí,anda,ve.Enunsolo instante, su tonohabíacambiado tantoqueantesdedarle laespaldapara ir

hacia la puerta, yame había dado cuenta de que estaba asustado. Elmal humor se habíadisipadosinllegaradesfruncirleelceño,queahorapresidíaunaexpresióndistinta,ungestodepreocupaciónquenoentendídeltodoperoqueperdióimportanciacuandoabrílapuertaparaencontraraCurrotanpálidocomosiestuvieramuerto.

—Pasa —le dije, y ya estaba dentro cuando me levantó la mano del picaporte paraempujarloélmuysuavemente,sinhacerruido.

Después,tambaleándosecomosiestuvieraborracho,oherido,oambascosasalavez,bajólapersianade laventanaquedabaalpatioantesdedesplomarse sobreunasilla ydejarsecaerdebrucessobrelamesa.Asíleencontrómipadrecuandosalió,vestidodeuniforme,lapistolabienvisibleaunladodelcinturón.

—¿Túnotendríasqueestardeguardia?—Currolevantólacabezaparamirarleconlosojosrojizos,dilatados,comounindiciosangrientoenlaamarillentapalidezdesupiel.

—Sí,estabadeguardia,pero…—se frotó lacaracon lasdosmanos,se ladestapó,negóconlacabezacomosinosupierapordóndeempezar—.Notevasacreerloquehapasado,Antonino.Nomelopuedocreerniyo,todavía.

—¿Queréisquehagacafé?—mimadre,quesehabíaentretenidoenpeinarse,perosehabíacontentadoconecharseunatoquilladelanagruesaencimadeuncamisónlargohastalospiesynomássugerentequeelhábitodeunacarmelita,entróenesemomentoparaacercarseaellosconpasoscautelosos.

—Sí—sumaridoaceptósinmirarla.—Yo prefiero una copa —Curro insistió antes de que su compañero pudiera llevarle la

contraria—. Aunque esté de servicio, lo que me vendría bien es una copa, de verdad,Antonino,necesitobeberalgoparaaclararme,todavíaestoytemblando,¿esquenoloves?

—Bueno,bueno—mipadreselevantó,seacercóalaparador,yaldarselavuelta,conunabotella distinta en cadamano, debió de verme, pero nomemiró—.Coñac hay, pero quedapoco.Orujo…

—Loquesea—Curroalargóelbrazoparacogerunodelosvasoslimpiosqueestabanenelescurridoryvaciólabotelladecoñacensuinterior—.Medalomismo.

Yoestabaapoyadoenlapuertademicuarto,esperandoaquememandaranalacamadeunmomento a otro, pero ninguno lo haría antes de queCurro terminara de contar lo quehabía sucedido aquella noche. Él era el único que podía verme, pero hablaba con los ojosclavadosenlosdemipadre,queestabasentadofrenteaél,deespaldasamí,sindesviarlossiquierahacia suderecha, desdedonde lemirabamimadre.Ella tampocopareció advertirqueyoseguíaallí,depie,sinhablar,sinmoverme,sindarmeapenascuentadequerespiraba,pendiente sólo de los labios de Curro, de sus palabras, de sus pausas, las frases que ibanhilando aquella historia extraordinaria, confusa y caliente, misteriosa y turbia, extraña eincreíble, increíble, increíble sobre todo,deprincipioa fin,porqueera imposiblecreerquefueracierta,porquenisiquieraCurro,quehabíaestadoallí,comprendióquéestabapasando,quéhabíapasadocuandoJuanelPiruletecayóalsueloconuntiroentrelascejas.Yoestabaallí y lo vi, lo vi y no lo entendí, lo vi y nome lo creí, te lo juro,Antonino, que estaba allídelanteynomepudecreerloquehabíavisto,queloqueacababadepasarfueraverdad…

Lasmanosletemblabancuandoapuróelcoñac,letemblabancuandoagarrólabotelladeorujo, le temblaronmientrasse llevabaelvasoa labocaparacontarquealprincipiohabíapensadoqueeraunatrampa,quehabíaotrohombre,untercertiradorcomoelqueforzólamuerte de Comerrelojes, pero no, allí no había nadie más, allí estaban sólo Sanchís y él,Sanchís todavía con la pistola en la mano, moviéndola muy despacio hacia su compañero,porquehabíasidoél,Antonino,élhabíadisparado,élacababademataralPiruleteyyonoloentendía,nosabíaporqué, siveníaaproponernosun trato, siestabadispuestoacantar,acontárnoslotodo,yselopregunté,ledije,¿quéhashecho?,¿porquélehasmatado?,¿tehasvuelto loco, Miguel…? Pero Miguel Sanchís, «el ángel de las mujeres», el sargento de laGuardiaCivil,elhijodeguardiacivil,elnietodeguardiacivil,elhermano,yprimo,ysobrinodeguardiascivilesqueacababademataralPirulete,noestabaloco.

EsohabríasidomejorparaCurro,paramipadre,paraelteniente,habríasidomássencillo,másfácildecontar,deentender,másfácilsobretododeolvidar,peroSanchísnoestabalocoyquisoaclararloinmediatamente.Lasmanosquietas,Curro,medijo,tiraesapistolaalsuelosinoquieres que temate aquímismo, hazme casoporquenomerece la penaquemueras tú

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también,¿sabes?,ynoestoyloco,perosinotiraselarmaalsueloahoramismo,tedejoigualqueaéste…Yyonosésihicebien,bueno,séquehicemal,peroestabacagadodemiedo,esaes la verdad, queme caguédemiedo y tiré la pistola, porque él tenía la suya en lamano,porquemeestabaapuntando,porquememirabaconunacaraquecreíquemeibaamataramí también, te lo juro,Antonino, te juroquepenséqueme ibaamatar,perono lohizo,yocreoquesóloqueríahablar,quequeríaestarsegurodequeibaaescuchartodoloquequeríadecirme,aquíabajoestoyyo solo, eso fue loprimeroquemedijo, aquíabajoestoyyo soloperoarribahaymuchosmás…

Entoncesfuemipadrequiencogiólabotelladeorujo,fueélquienselallevóaloslabios,le vi inclinar la cabezamientras bebía y después amimadre, con las dosmanos cruzadassobre la boca, como siempre que se llevaba un susto, levantarse para rodear lamesa e irhastael fregadero,ycreíqueibaacogerunvaso,perocogiódos,y lequitó labotellaasumaridopararellenarlos,ylepegóuntragoalsuyo,yyonuncahabíavistobeberamimadre,ymenos embarazada, pero despachó en un instantemedio vaso de orujo y ni siquierameextrañó, eso me dijo, Antonino, y yo debería haber comprendido, pero no quise, no pudecomprender, es que nome cabía en la cabeza, ¿que estás tú solo en qué?, no te entiendo,Miguel,¿quéestásdiciendo?,aesoyanoquisocontestarme,dileaPastoraquelaquiero,mepidióacambio,dilequelaquieromucho,muchísimo,comonohequeridonuncaanadie,quelaquieromásqueamivida,yentoncesselequebrólavozcomosiestuvieraapuntodellorar,parecíaapuntodeecharseallorarperosonrió,túnolovasaentender,añadió,peroellasíloentenderá,yenesemomentoyaeraélynoeraél,esodijoCurro,ymipadrenolepreguntónada,eraélyotrodistinto,mimadretampocoquisointerrumpirle,eracomosiselehubieracambiado la cara, ¿sabéis?, porque ellos no podían saber de lo que estaba hablandoCurroperoyosílosabía,eracomosiselehubierancambiadolosojos,elgesto,laexpresióndelaboca,yohabíavistounavezaunarcángelquesellamabaMiguelSanchís,fuemuyraro,muyextraño,nooslopuedoexplicarbien,habíavistolacaradeestatuaclásica,serena,luminosa,queocultababajounamáscaracruel,peroleviynolereconocí,porqueeraélperonoseleparecía,habíavistoelrostroinocente,jovenyterso,querespirababajolaimpecablemáscaradeunimpostorimplacable,yyaséquenooslovaisacreer,quenopodéisentenderlo,porquehacemásdedosañosqueSanchíseramicompañeroysinembargofuecomosinolohubieravisto nunca, y no entendía nada, no sabía lo que estaba pasando, por qué estaba pasando,peroélseguíaapuntándomecon lapistolaypidiéndomecosasconunavozmuysuave,unavozamablequetampocoerasuvoz,dilealasRubiasquelosientomucho,esomedijo,melopidiópor favor, él, quenunca lehabíapedidonadapor favor anadie, y aunquea lomejorFernandayalosabe,pídeletambiénasumadrequemeperdone,cuéntalequeyosabíaqueaquellanocheSaltacharquitosestabaeneldesvándesucasaconunbalazoenelhombro,yqueteníaquedistraeros,alejarosdeallí,asíquehiceloqueeranecesario,lohiceporqueeranecesario,esomepidió,yotrascosas,yalfinal,quehablaraconNino…

¿ConNino?Esafuelaúnicavezquemipadrele interrumpió,sinocultarsualarmaperosinvolversetampocoamirarme,¿conNinoporqué?Bueno,esque,desdelanochequenosllevamosaFernandaamicasa…Curronoquisohacermásprecisionesynadieselaspidió,laverdadesqueeramuyantipáticoconél,noledejabaenpaz,yesaeralaverdad,queeramuyantipáticoconmigo,quenomedejabaenpaz,peroenesemomento,noséporqué,sentíquese me llenaban los ojos de lágrimas, en ese momento sentí una pena enorme por MiguelSanchís,queeraunatravesado,yuncabrónquedisfrutabamaltratandoalagente,uncabrónquesedivertíaamenazandoalasmujeresconviolarlas,elmismocabrónquesinembargonohabíaqueridodelatarmecuandomevioconElenaenlapuertadelachurrería,aquellatardede domingo, quizás por eso tuve ganas de llorar por él, por eso y porque adiviné que nollegaríavivoalfinaldeaquellahistoria,desuhistoria,porquesupequeestabamuertoantesdequeCurroterminaradecontarla,todoesomedijoyalfinalmepreguntósimeacordaríadetodo,yledijequesí,ymediolasgracias,yyoestabatanaturdido,tanconfundidotodavía,que no comprendí lo que iba a pasar, no fui capaz de adivinarlo, no pude impedirlo, sólomirarle,lemiréyviqueselecaíandoslágrimasdelosojos,sólodoslágrimasmuygrandesqueleresbalarondespacioporlacaramientrassellevabalapistolaalacabeza,mientrasseapoyaba el cañón en la sien, y ya tenía el dedo en el gatillo cuando gritó, ¡Viva el PartidoComunistadeEspaña!,yuninstantedespuésvolvióagritar,¡VivalaRepública!,ysemató.

Luego, los cuatro estuvimos calladosmucho tiempo. Todavía necesitaríamosmuchomáspara comprenderlo todo, para poder aceptarlo, para recordar e interpretar lo querecordábamos.Mi padre y Curro liquidaron el orujo en silenciomientrasmimadre seguíasentadaasulado,conloshombrosencogidos,losbrazosmuertoshastaquefuiyohaciaella,

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yme senté en sus rodillas, yme abrazó sinmirarme, sin decir nada, comomovida por unresorte,unimpulsomecánico,inconsciente.

Entoncespensélomismoqueestaríanpensandoellos,empecéaordenarlosepisodiosdeunalarguísimacadenadecoincidenciasquecobrabasentidoderepente,ydescubríporquéaSanchís le gustaba tanto chillar, amenazar, disparar al aire, por qué parecía disfrutar alexhibirtantaviolencia, tantacrueldad,tantoodioacumulado, innecesario.Élsabíaque,pormucha inmunidadque legarantizarasupasado,hastael teniente le teníamiedo, sabíaquesiemprehabríaalguienencargadodeestarasuladoparasujetarlelamano,ysiemprehuboalguien,siempremenoslanocheenlaquematóaComerrelojesyasuprimoPilatos,porquenuncahabíasidotanrápido,nuncaexcepto,quizás,cuandosedesabrochabaelcinturón,tandeprisaquenadiesedabacuentadequejamáshacíasiquieraelademándedesabrocharelprimerbotóndesuspantalones.

Miguel Sanchís era sargento y no tenía por qué hacer guardias, pero en losmomentosdifíciles,siemprehabíasabidoconvenceraltenientedequelomejoreraqueenelcuartelsequedaraél,queteníamásautoridad,másexperienciaquelosdemás.

PoresoestabasolocuandorodearonaCencerroenValdepeñas,cuandoElíassesubióalmontemientrassumadreysushermanasvelabanelcadáverdesupadre,cuandosefugaronlas mujeres, pero nunca cuando había redada. Michelín no quería correr el riesgo de queaquel fanático, aquel loco sanguinario, incontrolado, acabaramatando a golpes a quien nodebía, y lo alejaba de los calabozos con cualquier excusa. Mi padre y Curro estaríanrecordandoahora cómo se lehabíanescapado losFingenegocios, porunpelo, porunputopelo, dijo él al volver al cuartel, cagándose en Dios, mientras Carmona, su compañero deaquella noche, al que él mismo había enviado en otra infructuosa dirección, le consolabadiciendoquenosepreocupara,queacualquierase lepuedeencasquillarunapistolaenelmomentomenosoportuno.MiguelSanchísnuncalehabíaaplicadolaleydefugasanadie.Ynadiellegaríanuncaasabercuántoshombres,cuántasmujeresledebíanlavidaolalibertad,acuántoshabríasalvadoantesdesalvaramuchosmásconsupropiamuerte,aquellanoche.

—¡Joder! —mi padre estrelló el puño cerrado sobre la mesa mientras yo recordaba,además,laimprentadelosdelmonte,elregistroirregulardelcortijodelasRubias,elrollodepleita que le había requisado aFilo para salvar lamáquina escondida en el altillo dedoñaElena,laescenadelcalabozoyelmiedoquepasé,puroteatroaquellavez,porfinydeverdadunapelícula—.¡Joder,joder,joder!

—Ay, Nino, siéntate ahí, anda… —mi madre me obligó a levantarme, como si mi pesohubieraempezadoamolestarla,yarrimóunasillaalasuyasindejardemirarasumarido—.Peronoloentiendo,laverdadesquenoloentiendo—ysevolvióhaciaCurro—.¿Porquénotedijoqueselehabíadisparadoelarma?

Éllamirócomosinohubieraoídobienlapregunta,ytardóalgunossegundosencontestar.—¿Por accidente? —mi madre asintió—. ¿Pero cómo iba a decirme eso, Mercedes, si

acababadehacerleunagujeroentrelascejasaunblancoqueestabaadoscientosmetrosalastresde lamañana?Es imposible.Sabíaqueyonomelo ibaacreer,nadiese lohubieracreído.

—Pero, de todas formas, si era comunista… Es eso, ¿no? Que era comunista, parecementira, Sanchís comunista, es queme pongomala sólo de decirlo… ¿Por qué no tematótambiénati?¿Porquénoseescapó?

Curro la miró como si no se le hubiera ocurrido pensar en eso hasta aquel mismomomento,peromipadrenegóconlacabezaantesdehablar,yyaeraelmástranquilodelostres.

—¿Adónde,Mercedes? No lo tenía fácil, ¿sabes? No teníamuchas oportunidades… —sequedó un momento pensando y sonrió con tristeza—. En realidad, no tenía ninguna. Éltrabajaba en secreto, tenía que trabajar en secreto. Los del monte no sabían nada, estoyseguro,porqueno losabíanenelpueblo.Todoelmundoleodiaba,nosólo losrojos, todos,todos le teníanmiedo,ya lo sabes,asíque, ¿adónde ibaamarcharse?Sihubiera intentadoirseparaarribaconeluniforme, lehabríanmatado lossuyosantesdequepudieraabrir laboca,ysilehubieradadotiempoaexplicarse,lehabríanmatadoigual,porquenosefiaríandeél,ellosnopuedenfiarsedenadie.¿Yquéotracosapodíahacer?Veniraquí,vestirsedepaisano,llevarseasumujer…¿Adónde?Almontedesdeluegono,conlaspiernasdePastorano iban a llegar muy lejos. Y si se hubiera marchado él solo, cuando encontráramos loscuerpos…Ya lo has oído, a nadie se le dispara por accidente un arma capaz de abrirle unboqueteentrelascejasaunhombre,ymenosados,porquehabríatenidoquemataraCurro

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antesdehuir,asíquehabríamosdescubiertoloquehabíapasadomásprontoquetarde,y…¿Quiénhabríapagadoporél?

—Pastora —fue su compañero quien contestó a esa pregunta—. Ya lo he pensado. Sihubierahuido,loprimeroquehabríanhechoseríadetenerla.

—Detenerla,encerrarla,incomunicarla,y…—mipadrenoquisoseguir,tampocohacíafalta—.Quiénsabequémás.

—Yéllaquería—afirmómimadre.—Claroquelaquería—Curroloaseguró,aunquenohicierafalta,porqueesaeralaúnica

verdadqueconocíamosdeMiguelSanchís—.Laqueríamucho.Muchísimo.—Poresonoteníaningunaoportunidad,¿loentendéis?Nopodíacorrerelriesgodequeel

Piruletecontaranada,esoeralomásimportanteparaél,protegeralosdearriba,poresolecerrólabocaconuntiromortaldenecesidad,ydespués…Nopodíairsealmonte,nopodíavolveraquí,nopodíallevarseaPastoranimarcharsesinella.Loúnico…—yvolvióaquedarsepensando—.Loúnicohabríasidoesconderseencasadesuenlace,correrelriesgodequelevieraalguien,ponerleaél,oaella,oaellos,tambiénenpeligro,pero…

—Sanchísmedijoqueestabasoloaquíabajo.Lorepitióvariasveces.—Ya,peroesonopuedeser,Curro—mipadresonrió—.Yaséquetelodijo,telodiríapara

encubrir aquien sea,peroes imposible.Alguien teníaque saberlo, alguien teníaquedarleinformaciónyteníaquerecibirla,¿noloentiendes?Sino,¿paraquéquerríantenerledentro,dequélesserviría?Nopodíatrabajarsolo,ensecretosí,peronocompletamentesolo,loquepasa…Seguramente, su enlace no vive aquí, eso sería demasiado arriesgado. Vivirá cerca,peroenotropueblo,enMartos,quizás,enLosVillares,o…Veteasaber.Leveríaunavezalasemana, o cada diez días, una vez aquí, otra allí, en una venta, en la otra, o tendrían unsistemaparacomunicarsesinversesiquiera.Esoexplicaríaporquéno intentóhuir.Habríanecesitado un coche, y aquí no tenemos ninguno. Matarte, venir al pueblo, robar unmotocarro,oelcochededonJustino,recogeraPastora,llegaraotropueblo,deshacersedelcoche…Erademasiadocomplicado.Lehabríavistoalguienynopodíaarriesgarseaque lecogiéramosvivo,esono,eso,deningunamanera.Si lehubiéramoscogidovivo…En fin,élsabíaloquelehabríapasadoyquelohabríanfusiladoalfinal,aunquehubierantenidoquesacarlo en una silla, con la columna rota en dos mitades, que tampoco sería el primero.Aunque lehubierantorturadohastamatarle,aunqueantes lehubieranobligadoavercómomoríaPastoradeunapaliza,despuéshabríanfusiladoasucadáver,yéllosabía.

—Poresomeperdonólavida—concluyóCurro—.Alfinyalcabo,estoyvivopor…—Estásvivoparaquepuedascontarlo—peromipadreseguíasiendoelúnicocapazdever

las cosas con claridad—. Estás vivo porque muerto no le servías de nada. Tampoco teníamotivosparamatarte,desdeluego,perotodoloquetedijo,lodelasRubias,lodeCarmela,todo loquetecontóquehabíasabido,quehabíahecho…Paraél,erasmuchomásútilvivoquemuerto,porquegraciasatisabemoslaverdad,queteníamosuncomunistadentro,queseguramentenoseráelúnico,quenopodemossabercuántos son,nidóndeestán,niestarsegurosdenada,nunca.Sanchíssabíaquepodíaacabarasí,estoysegurodequelosabía,dequeloteníaplaneado.Yescogiólamuertequemásleconvenía,unamuerteinstantánea,sindolor,buenaparaélybuenapara lossuyos,porque laconvirtióenunactodepropaganda.¿Paraquétecreesquegritó,sino?

—¿Yquévaapasarahora?Mimadremiró ami padre, aCurro,mientras ellos semiraban entre sí, como si fueran

incapacesderesponderaesapregunta.—Pues no lo sé—sumarido volvió a reaccionar primero—. No tengo ni idea, nunca ha

pasadonadaparecido, así que…Pero, demomento, tendríamosque recuperar los cuerpos,¿no?Sonlascincoycuartodelamañana,dentrodeunahoraempezaráaamanecer.¿Dóndeestán?

—Dondecayeron,enlacuestadelmolino.Lospusejuntos,lostapéconlacapadeSanchísylesechéunasramasporencima—yentonces,Currohizoungestodeextrañeza,comosileparecieraridículoloqueacababadedecir—.Nosé,meparecióqueeralomejor.

—Sí, sí —mi padre se levantó, cogió su guerrera del respaldo de la silla, se la puso—.Vamos.

—Habráquedespertaralteniente,¿no?—Hombre,claro.Altenienteyalosdemás,atodoelmundo—sedespidiódemimadrecon

unbesoymecogióporloshombrosparamirarmealosojos,antesdeirse—.Ytú,ahora,alacama,¿entendido?Y,mañana,pormuchosueñoquetengas,alaescuela.Yniunapalabraa

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nadie,¿estáclaro?Anadie.NiaPaquito,nialPortugués,nianadie.Aquí,estanoche,nohapasadonada.

Neguéconlacabezayleabracé,leestrechéconmuchafuerzasinsabermuybienporqué,comosinecesitaraabrazarle,simplemente,ycuandoseseparódemí,sonreía.

—Notengasmiedo,Nino—medijo,yyonoteníamiedo,perotampocomeimportóquelopensara—.Losmuertosnohacendaño,hijo.

Ysinembargo,cuandonosquedamossolos,lepreguntéamadresipodíaacostarmeensucamayellamedijoquesí,aunquenocreíaquefueraadormirenloquequedabadenoche.Esomismopensabayo,peromedormíenseguida.

Alamañanasiguiente,cuandofuimosjuntosalaescuela,Paquitonomecontónada,nomehizoningunapreguntanimeanimóaquese lashiciera,yel restode lamañana fue igual,rutinaria,aburrida,tantranquilacomosinadiehubieramatadoanadiedemadrugada,enlacuestadelmolino.Cuandovolvimosacasaparacomer,medicuentadequeenlatabernadeCuelloduro ya sabían algo, pero no pude adivinar de qué se habían enterado exactamente,porquecasitodosestabandentro,yenlapuerta,doshombresnosmiraronmuymalalpasar.Noloentendí.Deberíanestarcontentos,medije,porqueelPiruleteerauntraidorySanchísuno de los suyos, el héroe que había impedido que la traición se consumara antes desuicidarse por la causa. Eso era lo que había pasado en realidad, y sin embargo, antes dellegaracasa,yapuderespirarenelaireunaverdaddistinta.

Mi hermana Dulce, que al cumplir catorce años había abandonado la escuela sin penaninguna,paraentrarenuntallerdonderecibíaporlasmañanasclasesdecorteyconfecciónacambiodecosergratispor las tardes,siempre llegabaantesqueyo,yaqueldíameestabaesperandoconlamesapuesta,miplatocubiertoconotroparaqueconservaraelcalor.

—Madrenovaaveniracomer.EstáencasadePastora.HanmatadoaSanchís.—¿ASanchís?—pregunté,conlosojosmuyabiertos,yella,hastaentoncesmáspendiente

dePepa,queseponíaperdidacadavezquehabíasopa,quedemí,memiróconatención.—Sí.Madremehadichoquelosabías.—Claro,peroestabatandormido…AnochevinoCurro,y…—mipadremehabíapedidoque

no ledijeranadaanadie,peroDulceeramihermana, y además, todoeso ledaba igual—.¿Quépasó?Nomeacuerdo.

—Puesnada…—yvolvióalimpiaraPepa,aregañarla,antesdeseguir—.Queanochelosdelmonte lesestabanesperando, yen laemboscada,SanchísmatóalPiruleteperootro lepegóuntiroenlatripa,ycuandoCurrovolvió,yasehabíadesangrado,yestabamoribundo,tanmal,ycontantosdolores,quelepidióquelematara.

Nome lopuedocreer,medije,noesverdad,nopuedeserverdad,nome locreo.Ysinembargo,esafuelaverdadoficial,laqueempezóacircularporelpuebloamediodía,laqueacaparó todas las conversaciones en la taberna de Cuelloduro, la que publicaron losperiódicosdeldíasiguiente.Habíasidounadecisióndelaltomando,delmismísimotenientecoronel,porqueaquellamañana,cuandofueaJaénainformaryapedirinstrucciones,eljefedemipadrehabíaplaneadoalgodistinto.HabíamandadoaCarmonaacustodiarelcadáverdelPirulete,paraquenadielodescubrieraantesdetiempo,ysehabíallevadoaSanchísalacapitaldentrodeunaambulancia,comosisiguieraestandovivo.Tampoco lehabíacontadonadaaPastora,porquehabíansalidoantesdelassieteyelturnodesumaridonoterminabahastalasocho.

—Yohepensadoquelomejorseríadecirquelosbandolerosleasaltaronporsorpresa,queloscombatióvalientementeperoquedómalherido,yquesehamuertoporelcamino,en lamisma ambulancia —le dijo el teniente a su jefe inmediato, delante de Izquierdo y de mipadre, a quienes había escogido como escoltas—. Podríamos enterrarlo aquí mismo, sinprensaniceremonia,nohayquetemerningunafiltración,sucompañero,elúnicoquesabeloquepasóenrealidad,esmiyerno,elnoviodemihijamayor…

Alcomandante leparecióunbuenplan,astuto,discreto,y lodijoenvozalta,peronoseatrevió a aprobarlo sin consultar con la superioridad.El jefe de laComandancia llegó a sudespacho a las diez en punto, pero no perdió más de dos o tres minutos en decirle a susubordinadoqueeraungilipollas,uninútilalquenoselepodíadejarsolo.

—TráigamealjefedelpuestodeFuensanta—ordenóluego.Michelín, que lo había escuchado todo desde el pasillo, entró solo en el despacho, ymi

padre no oyó lo que dijo, aunque supuso que había repetido la historia de principio a finporque,al terminar,pudoescuchar los insultosdel tenientecoronel,aunvolumenmásaltoqueantes.

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—Ustedyanopiensemás,teniente,déjelo,quenohacefalta…Yalevoyadeciryoaustedloquevaahacer—yeneseinstante,suvozcreció,seencrespó,traspasólafronteradelosgritos—.¡Ahoramismo!,¿meoye?,peroahoramismo…¡Sellevaustedesecadáverpordondelo ha traído, le monta una capilla ardiente en la sala de banderas de la casa cuartel, conhonoresdecaídoporDiosyporEspaña,congregaatodossushombres,asusfamilias,alasfuerzasvivasdelpueblo,paraquelovelencomoesdebido,ymañanameloentierraportodoloalto,deuniforme,conel tricornioen lacabezay lasmedallasencimadelcorazón!¿Estáclaro?

—Sí, señor, pero… —Michelín acató la orden sin entenderla—, no sé si usted hacomprendido…Alparecer,MiguelSanchísera republicano, comunista,mi tenientecoronel,erauntraidor,¿ylevamosaenterrar…?

—¡Naturalmentequesí!Comoaunhéroe,perodelosnuestros—yenelpasillo,nadieseatrevíayaalevantarlavistadelasbaldosasdelsuelo—.¿Oquéesloquequiereusted?¿Quetodoslosrojosdeestaprovinciallevenfloresasutumbalosdomingosporlamañana,comosifueraunhéroe?¡EnEspañayanohayhéroescomunistas,teniente,aversiseenteradeunaputavez!Nisiquieraexistenloscomunistas,noexistenlossocialistasni losanarquistas,noqueda ni un solo republicano, hemos acabado con ellos, con todos los rojos, héroes ocobardes,parecementiraquetengaquerepetírselo…

—No,no,señor—yMichelín,queyatemblabapordentroalpensarensuascenso,sehizounlío—,osea,sí,señor…

—¿Qué habré hecho yo,Diosmío?—el jefe del puesto de Fuensanta deMartos abrió lapuertaparaescapardeaquellafiera,eIzquierdoymipadrevieronaltenientecoronelMarzalmirandoaltechoconlasmanosabiertas,comosifuerauncuraoficiandounamisa—.¿Enquétehabréofendidoparaquemeobliguesatrabajarsiemprerodeadodeimbéciles,decretinos,de…?¡Cierreustedesapuerta,coño!

Al recibir aquella última orden, que su jefe subrayó pegándole un puñetazo a la mesa,concluyeron todas lasdudas, las vacilacionesdeMichelín, y sepusoenmarcha la solemnemaquinariadelamentira,lasegundamuerteheroicadeMiguelSanchís.

—Porlovisto,antesdemorir,lepidióaCurroquelepusieralamedallaenloslabios,parabesarla, como hace Alfredo Mayo en las películas —me contó mi hermana cuando yo, sinsaber qué había pasado en Jaén por la mañana, ya me imaginaba lo que iba a pasar enFuensantadeMartosporlatarde—.Amí,cuandoestabavivo,mecaíamuymal,perocuandomeheenterado…Quépena,¿verdad?Conloguapoqueera.

Esomismodebieronpensar los directores de los periódicos, porque todospublicaron sufotomuygrande,ydedicaronelrestodelapáginaaresumirunabiografíaejemplar.MiguelSanchísRodríguezhabíanacidoen1916,enToledo,dondesupadre,miembrodeunalargayhonorableestirpedeguardiasciviles,servíaalasórdenesdelDelegadoProvincialdeOrdenPúblico.El jovenMiguel ingresóenelCuerpoen1934,perocuandoseprodujoelGloriosoAlzamientoNacional estaba completando su formación en laComandancia deCiudadReal,permaneciendoenzonarojahastaelfinaldelacontienda.Laliberacióndelaciudadlehallóen la cárcel, salvándole del fusilamiento inminente al que había sido condenado en losprimeros días de marzo de 1939. Porque sólo entonces, los criminales rojos lograrondesenmascararle,descubrirque,durantelostresañosquedurólaCruzada,habíarealizado,con tanto riesgo como coraje, una magnífica labor de enlace entre la quinta columna deCiudadRealyladeMadrid,dondesutrabajo,arriesgadoyfecundo,levalióelsobrenombrede«ángeldelasmujeres»,porelquetodavíaesrecordadoconespecialadmiraciónyafecto.Porestemotivo,donMiguelSanchísRodríguezfuedistinguidotraslaVictoriaconlaMedallaMilitarcondistintivorojo,unacondecoracióndeSufrimientosporlaPatria,yotradestinadaapremiarsusMéritoscontraídosenzonaroja.Pero,comounauténticosoldadoyunverdaderopatriota,noseresignóadisfrutardelapazenlaretaguardia,yrenunciandoaingresarenlaAcademia de Oficiales del Ejército de Tierra, siguió trabajando por ella en primera línea.Destinadoporpeticiónpropiaanuestraprovincia,combatióalosbandolerosenlasierradeCazorladesde1940hasta1942,cuandopidióeltrasladoalpuestodeFuensantadeMartos,para convertirse en la pesadilla de los forajidos de la Sierra Sur, capitaneados por aqueldelincuente de infaustamemoria que tuvo pormal nombre el de Cencerro. Recientementepromovidoateniente,aunquepordesgraciasuascensonuncallegaráahacerseefectivo,enlamadrugadadelpasadomartesfuevilmenteasesinadoporloscriminalesdelmonte,enunaemboscadadondetambiénresultómuertoelpeligrosopistoleroJuanSánchezLópez,conocidocomo«ElPirulete».DescanseenpazdonMiguelSanchísRodríguez,escoltadoporlagratitudyelreconocimientodetodoslosjiennenses.

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—¿Tehasenterado?—cuandonosencontramosenlapuertadelacasacuartelparavolveralaescuela,Paquitoestabaexcitadísimoporlanoticia.

—Sí—contesté—,yamelohacontadomihermana.—¿Y sabes queCurro tuvoquedarle el tiro de gracia?Mi padreme lo ha contado, que

Sanchís estabamalherido, que le habíanmetidodosbalazos en la tripa y sabíaque estabalisto.PoresolepidióaCurroqueledispararaenlacabeza,ledijoquenoqueríasufrirmás,yéltuvoquehacerlo,claro,mipadredicequellorabacomounniño.Quéhorror,¿verdad?—separódepronto,mecogiódelbrazo,memiróconlosojosmuyabiertos—.¿Teimaginasqueanosotros,demayores,nospasealgoasí?

—No—contestédespuésdeunossegundos—.Laverdadesquenomeloimagino.Al llegar a la escuela, don Eusebio nos dio el pésame y nos dejó tranquilos, sin

preguntarnosnisacarnosalenceradodurantetodalatarde.Luego,cuandovolvíacasa,meencontréamimadrevestidadeluto,conelveloyapuesto,apuntodesalir.Ellafuelaquemecontó lo que había pasado por la mañana, y que Michelín estaba furioso, no tanto por lahumillaciónque lehabía infligidosusuperior,comopor lasospecha,muybien fundadaporcierto,dequeelsuicidiodeSanchís,ylosenormeserroresdeapreciaciónquehabíacometidoantesydespuésdequeseprodujera,leibanacostarelascenso,eseanheladotrasladoalacapitalconelquesumujersoñabadesdehacíatantosaños.

—Te he dejado ropa limpia encima de la cama—y señaló la puerta demi cuarto con eldedo,paranotenerquemirarme—.Tupadrequierequevengasalacapillaardiente.Dulceyaestáallí.

—No pueden hacer esto, madre —le dije en un murmullo, para no asustarla más de lacuenta—.Notienenderecho.

—Claroquepueden,hijo,claroquepueden—ellavinohaciamíymeabrazómuyfuerte,comohacía siempre que teníamiedo de que alguien nos oyera—.Mira,Nino, ellos puedenhacerloquequieran,¿comprendes?,loquequieran,siempre,loquelesdélagana,ynosotrosvamosapasarestolomejorposible,porfavortelopido.Sanchísselobuscó,esculpasuya,élsabíadesobraelriesgoquecorría,y…Túnodigasnada,hijo,nohablesconnadiedelodeanoche,túahoravas,ledasunbesoaPastora,teestásunrato,dicesquetetienesquevenirahacerlosdeberes,ymañanaseráotrodía,¿deacuerdo?

—Peroestonoestábien—insistí,yellameapretótodavíamás—.Noesjusto,madre.—Nino,porDios,porloquemásquieras,telopidoporloquemásquieras,porfavor,no

hagas…Lajusticiasóloaprovechaalosvivos,hijo.Alosmuertos,yatodolesdalomismo.—Notepreocupes—yrenunciéaaclararlequehabíahabladopensandoenlosvivos,noen

losmuertos—.Notepreocupes,quemevoyaportarmuybien.Teloprometo.Cumplíesapromesa.Meportémuybienporquenohubierapodidohacer,decirninguna

otracosa.Alentrarenlasaladebanderas,meencontréconunaescenaimponente,elataúden alto, sobre una tarima, rodeado por los grandes candelabros de metal labrado de laparroquia, que don Bartolomé no había dudado ni un segundo en aportar. Los ciriosencendidos,tresacadalado,proyectabanunaluzfantasmagóricasobreelcadáverdeMiguelSanchís,amortajadoconsuuniformeyenvueltodecinturaparaabajoenlabanderanacional,sus tres condecoraciones prendidas sobre el lugar del corazón, sus dedos entrecruzados,sosteniendounrosario.Eltricorniodejabaveramediasunvendajemuyaparatosoquecubríalamitadde lafrente,comosipretendieradisimular laexactatrayectoriade labalasuicida,peroapesardetodo,surostroteníaunaexpresiónserena,plácida,nirastrodelarigidezquesolíaagarrotarlelasmandíbulas,tensarleloslabiosenaquellafabulosarepresentacióndelaira. Miguel Sanchís era un muerto tranquilo rodeado de vivos muy nerviosos, porque elteniente, mi padre, sus compañeros, estaban desencajados, muy pálidos, muy asustados, ytodos permanecían en sus puestos sin hablar, sinmoverse, sinmirarse entre sí, tan tiesoscomounahileradesoldadosdeplomo,unaactitudquecontrastabaconlanaturalidaddelosciviles,donJustino,donCarlosydoñaFelisa,elboticario,elalcaldeyunospocosmás,quehablaban entre ellos, y se levantaban, salían, fumaban, volvían a entrar, sonreían, y hastacontabanunchistedevezencuandoconunacopadevinoenlamano,comosuelehacertodoelmundoentodoslosvelatorios.

Pastoraestabasola,sentadajustodetrásdelacabeceradelataúd,ytampocoseparecíaalasviudasqueyohabíavistoenotrasocasiones,porquenochillaba,nosollozaba,nomaldecíaalosasesinosdesumarido,noseagarrabaalataúdnisellevabalasmanosalacabezasindejar de moverse, como las demás. Ella también parecía tranquila, tan serena como siestuviera muerta, a no ser por las lágrimas que se caían de sus ojos muy despacio, sinperturbarla, sin alterar su inmovilidad, las piernas juntas, lasmanos abandonadas sobre el

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regazo, la mirada perdida, fija en alguna baldosa del suelo, la cabeza tan quieta que nisiquieralalevantócuandoempecéaandarhaciaella.

—Pastora…—le dije, y entoncesmemiró, dejó caer los párpados, los volvió a levantar,asintióapenas—.Losiento.

Madreme había enseñado que en los velatorios había que decir una cosa distinta,másfina, te acompaño en el sentimiento, pero amí nome salió, porque almirar a Pastora decerca,encontréqueteníalosojoslíquidos,tantransparentescomosimepermitieranmirarensu interior, y comprendí cómoestaba sufriendo, cuánto lequedabapor sufrir, yque sólo lamuertepondríafinaunsufrimientotanlargocomosuexistencia,porqueellalosabía,teníaquesaberlo,ellalosabíatodo,menosquesumaridolehabíapedidoaCurroqueledijeraquelaqueríamásqueasuvida,quehabíapensadoenesoantesdequitársela.

Ellaloentenderá,esohabíadicho,yellaloentendería,ellacomprenderíaaquelsinsentido,laamorosapreocupacióndeun suicida, ypodríadescansar si alguien le contara la verdad.Peronadieibaahacerlo,porquenosobreviviríaotraverdadqueaquelataúd,aqueluniformecondecorado, aquel rosario entre los dedos deMiguel Sanchís, el guardia civil al que elladebíadehaberconocidoenCiudadRealcuandoaúnsellamabaCiudadLeal,enplenaguerraoantes incluso, elhombrequenunca lahabía sacadodeningúnprostíbulo,porqueellanohabíasidoputa,sinoroja,tanrojacomoél,yporesolahabríandetenidotantasveces,poresolehabríatocadoentrarysalirdetantascomisarías,poresolehabíaasombradotantoaaquelcriadordecaballosquelaconocíadevistaquehubieraacabadoviviendoenunacasacuartel.

Ytodoparaesto,leíensusojoslíquidos,casitransparentes,todoparaacabarpresidiendoel duelo de un caído por Dios y por España, para enterrarle envuelto en la bandera delenemigo, para no poder llorarle de verdad, ni maldecir en voz alta al traidor que habíaprecipitado sumuerte, ni refugiarse en el orgulloso consuelo de ser la viuda de un héroe.Pastorano sabía nadade lo quehabía pasado, no sabía cómo, ni por quéhabíamuerto sumarido, y ya nadie le pintaría de rojo las uñas de los pies, nadie volvería a besarla en elempeinedeaquelpiedeforme,albordedesusdedostorturados,raquíticos,nadieledaríaabeberdesucopadecoñacnibucearíaensubocaconlalenguaalaluzdelasbombillasdeunanochedeverbena,ynisiquierasabríaporqué,dónde,cuándo,cómohabíaperdidotodoeso,quiéneraelculpabledequeélyanopudieravolveracogerladelbrazosinhablar,parallevársela hasta una cama donde harían cosas que nadie era capaz de imaginar. Todo esopenséalverlaallí,hundidayhumillada,solayengañada,másmuertaqueviva,condenadadeporvidaalaangustiadeunapreguntaquenuncatendríarespuesta.

—Losientomucho,Pastora—ylosentíadeverdad,inundadodepena,inundadoderabia,cuando le cogíunamanoy se laapretéparacomprobarqueestabahelada,nomuchomáscalientequeaquellasmanosqueyanolaacariciaríanjamás—.Deverdadquelosiento.

Me incliné hacia ella, la besé y ella me devolvió el beso moviendo apenas sus labiosresecos. Yme fui parami sitio pensando que no había derecho, que no era justo, que nopodíanhacerloqueestabanhaciendo,traicionardeaquellamaneralaúltimavoluntaddeunhombrequelehabíaperdonadolavidaaunodeellosantesdemorir,porqueaquelloerapeorquetraerunabandademúsica,peorquetocarpasodobles,peorquesalirabailaralrededorde unmuerto, peor que subirse encima de un cadáver a llevar el ritmo.Era peor, peromipadrenisiquieramemirócuandopasédelantedeél.

—¡Qué aburrimiento!, ¿no? —Paquito me habló al oído cuando ya llevaba un buen ratosentadoasulado—.Esunvelatoriomuyraro,elmásrarodetodosenlosqueheestado.

Porunavez,élnosabíanadayyo losabía todo,ysinembargo,elhijodeRomero teníarazón.Estábamosenunvelatoriomuyraro,respirandounambienteominoso,unaireturbio,tóxicocomoeldeunacharca,porqueaquellonosóloeraduroparaPastora,tambiéneraduropara losdemás, esoshombresuniformadosque cumplían con la inconcebible obligaciónderendir honores al enemigo, tan inmóviles, tan marciales, tan bien formados, un ordenimpecablequeseestrellabacon laconfusióndesussentimientos,desus recuerdos,desussospechas.

Quizás,aquellaceremoniano fuera tanhumillanteparaelloscomoparaPastora,pero loestaban pasando mal, y no había más que mirarles para descubrirlo, para adivinar lo queestabanpensando, la leyendadeSanchís,elhéroede laquintacolumna,aquellacondenaamuertetanoportuna,aquellaliberacióntanmilagrosamentepuntual,esatonteríadequelosrojosno lehabíanmatadoporqueno leshabíadado tiempo,comosiellosnoconocieranelbrevísimo plazo en el que se puede matar a cualquiera, las condecoraciones que llevabaprendidasenelpechoylamuertedeMartínez,queerasucompañero,quesiemprehabíasidosucompañeroysiemprehabíasidofalangista,elúnicofalangistadelacasacuartel.Ytalvez

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no lehubieramatadoél, sino lagentedeCencerro,pero lomásseguroeraque lohubieramatado él en nombre de la gente de Cencerro, eso ya no llegarían a saberlo nunca, comonuncasabríandesdecuándohabíantenidoalenemigoencasa,acuántagentehabríamatadoMiguelSanchísantesydespuésdel finde laguerra,cuántoshabríanpagadoconsusvidastodaslasvidasquehabíalogradosalvar.Ydemomento,allíestaban,vestidosdeverde,conlas botas brillantes, los botones relucientes y el tricornio bien encajado sobre la frente,cumpliendo con su deber, porque también les habían prohibido hablar, comentar siquieraentre ellos la verdad de aquellamuerte asombrosa, y la estrategia del teniente coronel, laordenterminantedefingirdoloryadmiraciónporuntraidor,unimpostor,uncomunista,nohacíamás que incrementar su angustia, la asfixiante incertidumbre que apenas se aliviabarecelandodetodo,recelandodetodos,aquellanocheyaldíasiguiente,yalotro,ydespués,por siempre y para siempre. En eso, Miguel Sanchís se había salido con la suya, y hastaPaquito,quenolosabía,sediocuentaasumanera.

—Vámonos—ledije—.Mimadremehadichoqueconestarmediahoraerasuficiente,yyadebemosllevaraquímástiempo.

—¿SelodigoaAlfredo?—Sí,perovamosasalirdeunoenuno,paranollamarlaatención.A la mañana siguiente, sin embargo, todos fuimos al entierro juntos, como si

perteneciéramos a la misma familia. Era una orden. Las mujeres de todos los guardiasesperaronconsushijosenelcentrodelpatioaquellegaraPastora,quenosaliódesucasa,sinodelaoficina.Elteniente,queyalahabíainterrogadoeldíaanterior,volvióainterrogarlaa primera hora, y cuando la vi salir, flanqueada pormi padre y por Romero, pensé que lahabíandetenido,peronoeraasí.Ellos laescoltaronhastaelcementerioparaqueno fuerasola, y aquello, que también había sido una orden, evitó que se cayera al suelo un par deveces,porqueandabasinmirardóndeponíasupiesano,supieenfermo,sinmiraralsuelo,nialcielo,sinmirarlacalzada,lasaceras,losedificios,comosiellanopretendieraenrealidadmoverlaspiernas,comosinofueraunamujer,sinounamuñeca,unaautómataquecaminabaporque le habían dado cuerda, y tenía los ojos abiertos porque nadie había activado elmecanismoprecisoparacerrarlos,yestabaestropeada,rota,desajustada,yporesoandabaasí,sindisimularsucojera,sintirardesupiernaderecha,sinesforzarseporequilibrarconelresto de su cuerpo el desnivel de sus caderas irregulares. Aquella mañana se habíaequivocadoalponerse loszapatos.Llevaba lacuñaquesolíausarcon losdetacón,perosehabíacalzadounazapatillacorrienteenelpieizquierdo.Nuncahabíahechoesoantes,ysudejadezmeconmovió tanto comoelgestoexhaustode su rostro sin lágrimas,porqueya ledabaigualquiénlamirara,porqueyanoquedabanadieenelmundoparamirarla.

Recorrimosmuydespacio,alritmodePastora,yensilencio,lascallesdelpueblo,vacíasdegente, todos los niños encerrados en casa sin salir ni al patio y ropas negras colgando enalgunosbalconesparalloraralPirulete,porqueenlatabernadeCuelloduronosesabíaotraverdadquelaquesehabíainventadoenundespachodelaComandanciadeJaén.CarmelalaPesetilla estaba apoyada en el quicio de su puerta para vernos pasar, comohacía siempre,perono sediocuentadequeCurroymipadrevolvían la cabezaalmismo tiempoparanotenerqueverla.Yosílamiré,yvolvíasentirmucharabia,muchapenaporella,pormí,pornuestramierdadevida.

La iglesia, donde don Bartolomé dirigió un responso por el eterno descanso de MiguelSanchís, estaba casi vacía. Las fuerzas vivas habían decidido ahorrarse el entierro, porqueconelvelatoriohabíantenidobastante,ysólohabíanacudidoloschivatos,lossoplonesdelaGuardiaCivil. Pepe el Portugués estaba también, solo, en el últimobanco. Teníamuymalacara y me dio miedo vérsela al pasar a su lado, pero él mismo la justificó después de laoración, al acercarse al teniente para darle el pésame y excusar su presencia en elcementerio.

—Creo que he cogido la gripe —le dijo también a mi padre, con esa voz pequeña yvacilantequelehacíaparecerunpobrehombre—.Meencuentrofatal.Sientolacabezacomosilatuvierallenadeagua,ymeduelenlaspiernas.

—Yaseve—asintiólamujerdeIzquierdo,tocándolelafrente—.Yocreoquetienesfiebreytodo.

—Pues vete a casa y métete en la cama, Pepe —sentenció su marido, y cuando ya sealejaba, después de estrechar la mano de Pastora, murmuró para sí—. Hay que ver, quémiradoesestehombre…

Despuésdelentierro, losniños fuimosa laescuelaaunqueeranyacasi lasonce,porqueeraotraorden.Treshorasdespués,cuandovolvimos,elúnicotaxideValdepeñas,porqueen

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mi pueblo no había ninguno, estaba aparcado en la puerta del cuartel, y su dueñoacomodandomediadocenadebultosentreelmaleteroylabaca.Mimadreestabaenelpatio,conlasdemásmujeres,peroantesdetenertiempoparapreguntarlequépasaba,viaPastora,sinsombreroperoconelabrigopuesto,enelzaguándesucasa,abiertadeparenpar,ynirastrodeaquellacortinadechapasquemegustabatanto.Eraloúnicoquesehabíallevadoconsigo,apartedesuropa,sucoleccióndezapatosdesparejados,sucostureroypocomás,porquehastaunpardedíasdespuésnollegaríauncamiónparatrasladarlosmuebles.

—¿Sevaya?—susurréaloídodemimadre,yellaasintióconlacabeza—.¿Tandeprisa?Nollegóarepetiraquelgesto,porqueenesemomentolaviudadeSanchíscerrólosojos,

seacercóalumbraldelapuerta,inclinólacabezamuydespaciohaciaelmarcodemaderaylobesó,aplastóloslabioscontraélymantuvolapresiónunsegundo,quizásdos,parabesarel tiempo que había vivido en aquella casa, la felicidad que había conocido en aquellashabitacionesprestadas,oquizássóloelrastrodesumarido,suolor,sushuellas,elairequehabíanrespiradojuntos.Aquelbesotristísimoeinútil,cargadodeunamorquelamaderanopodíaapreciar,nostrastornóatodos,peroapenastuvimostiempoparainterpretarlo,porquePastora apoyó un instante la mano izquierda en la pared, como si se hubiera mareado derepente, abrió losojos,dejóescapar lasúltimas lágrimasqueveríamosenellos, sepusoelsombrero y,moviendo apenas lamano en el aire para despedirse de nosotros, se fuemuydeprisa,forzandoelritmoasimétrico,desigual,desusdospiernascomosolíahacerantes,sinmolestarse ya en disimular que estaba escapando en lugar de marcharse. Los que nosquedamosenelpatioescuchamoselruidodelapuertadelcochealcerrarse,elestrépitodelmotorquearrancaba,elchirridodelasruedasdeslizándosesobreelempedrado,yseguimosquietos,callados,mirándonoslosunosalosotrossinatrevernosadecir,ahacernada,comosilahuidadePastoranoshubieraatrapadoenunamaldiciónimprevista.

—Bueno—dijoporfinlamujerdeCarmona,envozalta—.Puesyaestá.—Sí—mimadrelediolarazónmientrascogíaaPepadelamano—.Estoyasehaacabado.—Eso—lamadredePaquitotambiénsepusoenmarcha—.Todosacasa,queeshorade

comer.Tenían razón, pero no la tenían. Sanchís estaba muerto y enterrado, Pastora había

desaparecidotrasél,perolasconsecuenciasdeaquellamuerte,losefectosdesuverdadysusmentiras,duraríanmuchomástiempo,parasobrevivirinclusoalfinalqueseavecinaba.

Los compañeros deMiguel Sanchís nunca le olvidarían. Seguirían recordándolemuchosaños después de que se hubiera desvanecido en su memoria el rostro de sus auténticoscaídos,elnombredesusviudas,delaviudadeMartínez,queestaríacobrandounapensióninferiora laquePastorarecibiríatodos losmeses,conelcomplementoreservadoaquieneshan sufrido mucho por la patria, a quienes contrajeron en la zona roja méritos queconsintieronaFrancoganarlaguerradesdedentro,alasviudasdelostitularesdemedallasmilitares pensionadas. Eso fue lo que todos los habitantes del reducido mundo de la casacuartelcreyeronqueibaapasar,porquelasórdenesdelasuperioridadhabíansidotajantes,yno habían tomado en cuenta la justicia o la injusticia, las dudas o las hipótesis, lossentimientosni los rencoresdenadie.En laSierraSuryahabíahabidodemasiadoshéroesrojos y no hacía falta ningunomás. Elmando estaba dispuesto a pagar cualquier precio acambiodeenterrarlaverdadsobrelaheroicamuertedeMiguelSanchís.

Muchosañosdespués,yoacabéenterándome,porcaminosquejamáspodríarevelaramimadre, y mucho menos a mi padre, de que en realidad no había sido así. Pastora llegó aMadrid,seinstalóencasadesuhermana,yviviótranquilapocomásdetresmeses,hastaquerecibióunanotificacióndelaDirecciónGeneraldelaGuardiaCivilqueleinformabadequehabía sido investigada en orden a confirmar su derecho a percibir los haberes que se lehabían venido abonando hasta entonces. Dicha investigación había determinado que suconducta previa al Glorioso Alzamiento Nacional, no sólo la hacía indigna de seguirpercibiéndolos, sino que la obligaba a devolver todo lo que había recibido hasta entonces,incluida la liquidación de SocorrosMutuos, por la que sumarido había cotizado todos losmesesdetodoslosañosquesirvióenelCuerpo.LaviudadeSanchísvendiótodoloqueteníaparasaldar ladeudaeconómica,consuscorrespondientesy ruinosos intereses,peronuncaterminó de pagar la otra. Condenada sin juicio a una inhabilitación civil que la impedíatrabajar, poseer bienes o abrir una cuenta en cualquier banco, sujeta a la obligación depresentarsetodoslosdíasenlacomisaríadepolicíadeLavapiés,obligadaavivirsiempreenlamisma casa, sin derecho amoverse deMadrid ni siquiera para ir a comer al campo losdomingos,Pastora,presaenelnúmero16delacalleBuenavista,vivióunavidamuydiferentede laque leenvidiaban lasmujeresde losguardiasdeFuensanta,aunquenuncaescribióa

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ningunaparacontárselo.Elcomisario,decuyabuenavoluntaddependíahastaparadormirpor lasnoches, lehabíaadvertidoexpresamentequepagaríamuycaroelmenor indiciodesemejanteclasedecomunicación,yaPastorayanolequedabanadaconquepagar,exceptounaverdadquejamástraicionaría.

Michelínlahabíainterrogadoantesdelentierroperonosehabíaatrevidoahablarclaro,nohabíapodidopreguntarlequésabía,yellasehabíalimitadoadecirquenoatodo,quenotenía noticias de queMiguel estuviera envuelto en ninguna actividad irregular, que nuncahabíasospechadoquepudieramorirenunajustedecuentas,quenoconocíaningúndatodelaactuacióndesumaridodurantelaguerraquenofiguraraensuhojadeservicios,lacarpetaen la que constaba que ambos habían pertenecido al Partido Comunista a partir de 1937,papelmojado,porqueesahabíasidolaimprescindiblecoberturadel«ángeldelasmujeres»,lacoartadaquelehabíapermitidomoverseasuantojoentreCiudadRealyMadrid,llevaracabo planes arriesgadísimos, organizar fugas improbables, conectar entre sí a grupos tanprecarios,tanamenazados,tanaislados,queanadieleextrañabaqueacabarancayendo.Poreso había sido tan valioso que Sanchís hubiera logrado salvar a tantas personas, tantasinofensivasesposasyviudasdemilitaresrebeldesdealtagraduaciónalasquelograbapasaral otro lado o cobijar en alguna embajada para granjearse la eterna gratitud de loscompañeros de armas de sus respectivos maridos, mientras los grupos armados, losfalangistas,losfrancotiradores,losoficialesrebeldesemboscadosenelEjércitoPopularyloscivilesquecobijabansusredes,erandescubiertosyfusiladossincompasión,unotrasotro.

—¿YquéibaadeclararPastora?—ledijomipadreasumujeraquellanoche,enlacama,sinsospecharqueyoestabaescuchandoalotro ladode lapared—.Siella losabrá todo,siconoceráalenlacedesumarido,alosmiembrosdesugrupo,siserátancomunistacomoél…¿Quéibaadecir?Puesqueno,claroestá.

—Peroestonopuedeser,Antonino,estonopuedeacabarasí.—Puesasívaaacabar,Mercedes.Loúnicoqueles importaesquenosesepalaverdad.

¿Te acuerdas del pobre Sempere, que lo enterraron de mala manera para que nadie seenteraradequesehabíamuerto,porquenolesconveníadeclararbajas?Puesesto,igual.

Peronofueigual,porquenilaDirecciónGeneraldelaGuardiaCivil,nieltenientecoronelMarzal, ni los oficiales que trabajaban a sus órdenes en la Comandancia de Jaén, podíancontar conmigo. Ninguno de ellos sabía que aquella noche, mientras escuchaba laconversación de mis padres, el ejemplar de La isla del tesoro que doña Elena me regalócuandocumplíonceaños,yaestabaroto.Nopodíansaberqueyohabíarecortadoconmuchocuidadounatiradelaguardaposteriorparaescribirunnombre,unadirecciónquerecuerdotodavía.

A la hora de comer, cuandomi padre trajo aquella nota, como un indicio cierto de quenunca llegaría a saberse la verdad, mi madre la guardó en un cajón con otras parecidas,nombresydireccionesdeotrasviudasdelCuerpoquehabíanperdidoasusmaridosenactodeservicio,enFuensantadeMartos,en losañoscuarenta.Cuandovolvíde laescuela,ellaestabaen laazotea, tendiendo la ropa, yPepa,quepintabacon sus lápices,ni siquieramepreguntóquéestabahaciendo.Nomearriesguéapedirpermisoparasalir,porquesabíaquemadremeibaadecirquenialpatio,peroantesdequevolvieraconelcestovacío,cogíunode los lápicesdemihermana, las tijerasde lacocina,yrecortéconmuchocuidadoaquellatiradelúnicopapeldelquenadieenmicasadescubriríajamásquefaltabauntrozo.Nomeimportóestropearellibro,porquesabíaqueJimHawkinseraunniñovaliente,yquelohabríaentendido.Despuésdecopiarsucontenido,volvíadejarlanotaensusitio,ledevolvíellápizamihermana,lastijerasalcajón,metiréenlacamaaleerotravezlahistoriadelpirataFlintysutesoroescondido,yvolvíapensarqueElena,alaqueechabatantodemenosdesdequehabíadejadodesubira lacasillavieja tresdíasa lasemana,noteníarazón.Yase lohabíadichounavez,unadeaquellastardesen lasquenosquedamos juntosysolos,hablandodenovelasdeaventuras,encasadesuabuela.Todosloslibrostratandelamor,aunquenohayachicas,nibesos,nibodaalfinal.Todosloslibrostratandelamor,aunqueelamornoseamásquelafascinación,ladifícillealtaddeunniñobuenoyvalientehaciaunvalienteycodiciosopirataconunapatadepaloyunloroenelhombro.

Aldíasiguiente,amadrehasta leparecióbuena ideaque lehicieraunavisitaaPepeelPortuguésalsalirdelaescuela,ymediocuatrolimonesparaqueselosllevaraacambiodetodossusregalos.Dilequesehagaunzumo,medijo,quelesentarábien.Cuandoempecéasubirlacuesta,penséqueaquellatardeseríafácilencontraraElenaenelcortijo,porqueaellatambiénlehabríaafectadolaresacadelosdosentierrossucesivos,peronisiquierasentíla tentación de cambiar de rumbo, porque había decidido servir a otro amor, y en aquel

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momento comprendí que era más fuerte. El Portugués estaba en su casa, sentado a laizquierdadelmuellequesobresalíadelcentrodelsofá,yseguíateniendomuymalacara,peorquizásqueladeldíaanterior.

—Mimadremehadadounoslimones—anuncié,sacándomelosdelosbolsillos—,paraquetehagaszumo.

—Québien—perosuacentodesmintióesafingidaalegría—.Llévalosalacocina,yluego…—No—dejéloslimonesenlamesaymesentéenelsofá,alotroladodelmuelle—.Nohe

venidoporeso.Yo…Mecallédepronto,peronoporquetuvieramiedo,niporquemecostaraarrancar,escoger

laspalabrasjustasparareventarunsecretoquetantoesfuerzo,tantarabia,tantodolorhabíacausadoya,sinomásbienporlocontrario,porquemeasombróestartantranquilo,notenerlabocaseca,noescucharloslatidosdemicorazón,nodudarniporunmomentodeloqueibaahacer,nidequeeraexactamenteloqueteníaquehacer.

—Juan el Pirulete era un traidor —y Pepe, que estaba derrumbado sobre el respaldo,mirandoa laparedcomosiallíhubieraalgoquever,seenderezóderepenteparavolversehaciamí, con los ojosmuy grandes, la boca abierta—. Elmartes, a las tres de lamañana,Sanchís y Curro estaban patrullando cerca de aquí, y se les presentó diciendo que queríahacer un trato. Les dijo que los del monte se iban a Francia, y que estaba dispuesto acontárselotodoacambiodequedarseenEspañaydequeledejaranenpaz,peroSanchísnoledejóhablar.LemetióuntiroentrelascejasyledijoaCurroqueaquíabajoestabaélsolo,pero que arriba había muchos más. Después gritó viva el Partido Comunista y viva laRepública,ysesuicidó.

Dijetodoesodeuntirón,conlosojosfijosenelPortugués,queyanomemiraba.Inclinadohaciadelante,conloscodosapoyadosenlasrodillasylasmanossobrelacara,comosiyonohubierahablado,comosiélnomehubieraoído,comosiselehubieraolvidadoqueyoestabaallí,hablandoasulado,noquisoacusarmipausanilaspalabrasquelasucedieron,ymedejóseguirhastaelfinal.Sóloentonces,cuandoyaconocíalahistoriacompletaconsucolofóndementirasysilenciosoficiales,sedestapólacaramuydespacio,seechóparaatráscontantoesfuerzocomosituvieraqueobligarasuespaldaaponersederecha,ymedirigióunamiradaturbia, empañada por unas lágrimas que nunca llegarían a rebasar la frontera de lospárpados,antesdehacermelapreguntaqueyoesperabadesdeelprincipio.

—¿Yporquémecuentastodoesto?—ensuvozcomprendíqueestabaemocionado.—PorqueyonopuedoescribiraPastora—yotambiénmeemocionéalverle,alescucharle,

perohabíapreparadomuybienaquellarespuesta—.Porquetengoonceaños,porquesoyhijode un guardia civil, porque vivo en una casa cuartel y no puedomandarle una carta, peroalguien tienequehacerlo, alguien tieneque contarle la verdad, ¿no lo entiendes?—asintióconlacabezavariasveces,peroaúnnoquisodecirnadamás—.SanchíslepidióaCurroantesde morir que le dijera que la quería muchísimo, más que a su vida. Le dijo que él no loentenderíaperoqueellasíloibaaentender,ynadieselohadicho.Pastoranolosabe,ynosabecómomuriósumarido,porquémurió,ycuandolavienelentierro…Yocreoquenohayderecho,quenotienenderechoahacerloquehanhecho.Noestábien,nomeparecejusto,peroyonopuedodecírselo.Túsí,túpuedes,Pepe,yporeso…—mesaquédelbolsillodelacamisalatiradepapelquelefaltaríaparasiempreaunodelosdosúnicoslibrosquehabíatenido en mi vida—. Mira, esta es su dirección. Se ha ido a vivir a Madrid, a casa de suhermana,CarmenBuenoCarbonerosellama,ellaseapellidaráigual,digoyo,viveenlacalleBuenavistanúmero16,Madrid.Arranz,quehavividoallí,dicequeestáporLavapiés,peronocreoqueesohagafaltaponerlo…

Letendíelpapelyél locogióconcuidado, lo leyó,volvióadoblarlo,se loguardóenunbolsilloynomeatrevíadecirleque, sino sabíaescribir,podíaescribirle lacartayoenunmomento,porquelosdosacabábamosdetraspasaresalínea,yoconmispalabras,élconsusilencio,y losdosnoshabíamosdadocuentaalmismotiempo.Poreso,nomecostótrabajoseguirhablando.

—Loquenopuedeshacer,Pepe,eshablaralasRubias,nicontarleaCarmelaqueSanchíssabíaqueSaltacharquitosestabaen sucasa lanocheque fueadeteneraFernanday todoeso,porqueentoncessabríanquehehabladoyo.Bueno,podríahabersido lamujerdeotroguardia,perodetodasformas…

—No tepreocupes—me interrumpió,y sonrióparavolvera sereldesiempre,elmismoque había sido desde que llegó a Fuensanta de Martos al molino, a mi vida—. Aparte dePastora,nadiesevaaenterardenada.Teloprometo.

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Luegose levantó,seestiró,sesacudió lospantalonescon lasmanoscomosiasípudieradesprenderse también del momento que acabábamos de vivir, y cuando me miró estabasonriendo,enseñándometodoslosdientes,unapaletapartida,quebradaendiagonalcomouncuchillo.

—Bueno,puesvamosahacerlimonada,¿no?—Claro—yo también sonreí, y le seguíhasta la cocinaparadecirle loúnicoqueaúnno

sabía—.MipadreestásegurodequeSanchísno trabajabasolo,deque teníaque tenerunenlaceconsupartido.

Él dejó demover el limón a un lado y al otro sobre el exprimidor de vidrio y se quedóquieto,losojosclavadosenlacortezadelafruta.

—Pero dice que no puede vivir aquí, en este pueblo, porque sería demasiado peligroso.Estásegurodequeviviráenotraparte,enMartos,dijo,oenLosVillares.

Sumanovolvióaestrujar,muy lentamente,medio limónenelqueyanoquedabaniunagota,ycogiólaotramitadparavolveraempezar,másdeprisa.

—Dijoqueigualniseveían,quelomásfácileraquetuvieranunsistemaparacomunicarsesinllegaraverse,peronotieneniidea.Veteasaber,esofueloqueledijoaCurro,quefueraasaber…—ehiceunapausaantesdedarelpasodefinitivo—.YocreoqueélnisiquierasabecuántolegustabalamielaPastora.

El Portugués recopiló todas las cortezas, las colocó una dentro de otra como si quisierahacerunatorre,lastiróalabasura,sirvióelzumoendosvasos,losrellenóconaguafría,yporfinsevolvióamirarme.

—¿Quieresazúcar?—sonreía.—Sí,porfavor—yotambiénsonreí.—¿Trescucharadas?—medijomientraslasponíaenmivaso.—Ocuatro,megustamuydulce.—Esfatalparalosdientes,¿sabes?—ylosdosnosechamosareír.Después,comosinohubierapasadonada,salimosalporcheynostomamoselzumoalsol.

MepreguntósihabíavistoaElenaúltimamente,enquéhabíaquedadoconsuabuela,y lecontéqueellamehabíadichoquenomepreocupara,queyaencontraríamosunamaneradeseguirconlasclases,yquenoleimportabanocobrar,aunquedespuésdelamarchadeFilo,las cosas en el cortijo habían cambiado. Ahora, Chica hacía la recova, Paula seguíaocupándosedelesparto,Manolisehabíaconvertidoenlaencargadadelhuerto,yella ibaatener que echarle unamano a quien la necesitara. La primavera esmala fecha,me habíadicho,perodespuésdelverano,yahablaremos.

—Detodasformas,suboaverladevezencuando,paracharlarunratoyparacogerlibros,aunquede JulioVerneyanopuedo,porqueme loshe leído todos—ledevolvíel vasoymepuseeljersey,elsolyasehabíaescondido—.Tengoqueirme,Pepe.Graciasporelzumo.

—No—élseacercóamíymeabrazó,apretándomefuerteconlasdosmanos—.Graciasati,Nino.Muchasgraciasportodo.

Asentíconlacabeza, lemiréynoledijenada.Alvolveralpueblo, loencontrétodomuytranquilo,pocagenteenlascallesynadieenlaspuertasdelastabernas,tampocoenelpatiodelacasacuartel.Todosnecesitábamosdescansar,yesohicimos,porquePepeelPortuguéscumpliótodassuspromesasconunasolaexcepción.Aldíasiguiente,cuandosubíalacasillavieja por la tarde,me di cuenta de que a Paula sí le había revelado nuestro secreto, peroaunqueestuvotodoel tiempoconnosotros,mirándomeconunosojosdistintos,casidulces,comprendíqueellatampocometraicionaríanunca.

Sin embargo, la paz duró poco tiempo, ni una semana. A mediados de abril, Michelínrecibióunacomunicaciónoficialqueanulaba lasanteriores,dejandosinefecto losascensosprometidos.Eldocumento,quenodabaexplicaciones,selimitabaaanunciarlallegadadeunnuevo sargento, José Luis Mariñas, para restablecer la cadena de mando del puesto deFuensanta deMartos, a cuya cabeza seguiría estando él, con el empleo de teniente, hastanueva orden.No figuraba lamenor alusión al carácter extraordinario de su cargo, ni a suprovisionalidad,niasucondiciónderesponsabledeunáreaalaquetambiénpertenecíanloscuartelesdeLosVillaresyValdepeñasdeJaén,yporprimeravezsussuperioressedirigíanaélcomotenientedelaGuardiaCivil,ynodelEjércitodeTierraencomisióndeservicio.

Era una represalia tan previsible como injusta, porqueMiguel Sanchís era un héroe deguerra, porque había llegado al pueblo con esa intocable aureola, porque no había sidoMichelín quien le había condecorado, quien le había distinguido ymimado, quien no habíarecelado de que solicitara un puesto tan humilde, tan insignificante en relación con susposibilidades, quienhabía interpretadoaquel aparente sacrificio comounamuestra excelsa

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desuvalorysupatriotismo.El jefedelpuestodeFuensantanoeramásresponsablede latraicióndeSanchísqueloshombresqueacababandearruinarsucarrera,pero,comodijomipadre,asísonlascosasyasívanaseguirsiendo.EsomismopensaronCarmona,cuandoseenteródequenoibaasercabo,eIzquierdo,alsaberquetampocollegaríaasargento,peroningunodelosdosteníaencasaadoñaConcha,abanicándosecomounafieradelamañanaala noche, susmujeres no les llamaban fracasados a todas horas, no les acusabandehaberconvertido su vida en un infierno ni les obligaban a dormir en un sofá. Y sin embargo, nisiquieraesobastóparaexplicarelaccesodefuriaqueconvirtióaaquelhombregeneralmentetranquilo, resignado a la tiranía de su mujer, en el monstruo que desató una violenciaindiscriminada,brutal,queFuensantadeMartosnohabíaconocidojamás,nisiquieraenvidadelprimerCencerro.

—Ha enloquecido—dijomi padre cuando vino a cenar, después de haber contribuido allenar los calabozos, repletos como nunca habían estado—. Se ha vuelto loco, no hay otraexplicación.Lehadadounataquedealgoraro,unalocuratransitoriadeesas.Yestonovaaservirdenada,denada, sóloparaque lascosas seponganpeorde loqueestán,paraquebajenunanochelosdelmonteynosmatenatodos…

—¡Ay,Antonino,nodigaseso,porDios!—¿Yquéquieresquetediga,Mercedes?Quenomeesperesdespierta.El 19 de abril, doce días antes de que el sargento Mariñas se incorporara a su nuevo

destino, Salvador Michelín ordenó la detención de todos los vecinos del pueblo, hombres,mujeres,ancianos,adolescentes,quehubieranestadorelacionadosporcualquiermotivoyencualquiermomentocon lapartidade losdosCencerros, el viejooelnuevo.AquellamismamañanahabíarecibidolavisitadeljefedelpuestodeLosVillares,queyanoteníamuyclarosi el teniente seguía siendo su superior o había dejado de serlo, pero en cualquier casoprefiriótraerlasmalasnoticiasenpersona.

AnicetoGómezGutiérrez,másconocidocomoBurropadreporque,apartedelaapicultura,se ganaba la vida con dos asnos sementales a los que los dueños de yeguas de toda laprovincia solían acudir para que las cubrieran y criaran mulos, había fallecido de muertenaturalamediadosdemarzo.PoresohabíafaltadoasucitaconPepeelPortugués,quiensepresentóvoluntariamenteenlacasacuartelparahacerladeclaraciónquedesencadenaríalaredada que pretendía evitar. Antes vino a casa a buscarme y me pidió que cogiera micazamariposasnuevo.¿Vamosalrío?,lepregunté.Sí,bueno,yaveremos,ahoraloprimeroesir a ver al teniente, me contestó. Y entonces, ¿para qué quiero esto? Le enseñé elcazamariposaslevantándoloenelaire,ynisiquieralomiró.

—Esqueyonomedoymuchamañaconlascolmenassilvestres,¿sabe,teniente?,ycomoporaquínohaynadiequesedediqueaeso,elsargentomedijoqueyahabíahabladoélconesehombre,yqueyavendríaporelmolinoavendermelamielamí,porqueentresumoteyeloficioquetenía…Porque,andaqueeltío,también,menudotrabajito.Porlovisto,cuandolosburrosnoatinabansolos,éllosayudabaconlamano,asíque…

Al entrar,me había dejado plantado en la puerta de la oficina, como si pretendiera quecontemplara desde allí, sin intervenir para nada en aquella escena, cómo le largaba aMichelín aquel discursodeun tirón, con sumejor carade tonto y esa vocecilla de jilguerodesorientadoquehacíabrotardesugargantaasuantojo.Sinembargo,enaquelmomento,sevolvióamirarmeybajólavoz.

—Yasabeustedaloquesededicabaelpájaro,¿no?Esquehablardeestoconelniñoahídelante…—eltenienteasintióconlacabezasinmirarme—.Total,quealaquelegustabalamieleraalaseñoradelsargento,peroélnoqueríaqueellatrataradirectamenteconél,queesnatural,¿no?,ycomoademásmedijoqueeraunamalapersona,undelincuenteconquienpreferíaquetampocolevieranlosvecinos…Yoledijequebueno,porqueamímedabaigual,laverdad,amí,aquí,comoestoysolteroyamifamilianolaconocenadie…—yseencogiódehombrosantesdearriesgarsuverdaderaapuesta—.Total,queelmespasadoquedamosparavernosantesdeayer,ynovinoalacita.Hoytampocohavenido,ycomoelguardiaCarmoname dijo que les informara por favor de cualquier novedad o cosa rara que pudiera estarrelacionadaconelsargentoSanchís,queeramuyimportante,pues…Semeocurrióquealomejorél…Nodigoyoquelomatara,ninada,válgameDios,pero…Comoelpobresargento,queengloriaesté,decíasiemprequeeraunindeseable,uncanalla,seráunatontería,peroseme ha ocurrido… Es una tontería, ¿verdad? —y en ese instante se levantó, muyapesadumbrado, y echó a andar hacia mí, pero se dio la vuelta antes de alcanzarme—.Perdóneme, teniente, que con todas las cosas importantes que tendrá usted que hacer, notendríaquehabervenidoyoamolestarleconesto.Losientomucho.

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Michelínestuvodeacuerdoenqueeraunatontería,peroporsiacasollamóaLosVillares,y le extrañó que no quisieran decirle nada sobre la marcha. Cuando tuvo delante elexpedientedeBurropadre,unabrumadorhistorialdedetencionesporactividadessubversivasenelquehabíadebutadoalosdoceañosparaconcluirhacíasólodos,alsalirdelacárcelporúltimavez,entendióladiscrecióndesussubordinados.Sinembargo,senegóaaceptarqueenaquellacarpeta,juntoconlaidentidaddelenlacedelsargentotraidorqueelPortuguéslehabíaservidoenbandeja,estuvieraenterradoparasiempresufuturo,suascensoacapitán,su reingreso en el ejército, su recompensa en un cuartel tranquilo, un buen empleo conmandode tropaencualquieragradable capitaldeprovincia.Yaquelhombreapocado, casipusilánime,quenuncahabíasidovaliente,nicapazdelaserenidadconlaqueSanchíshabíaelegido la muerte, sabiendo, entre otras cosas, que iba a llevarse su carrera por delante,reaccionóconunarabiaferozyuniversal,comounabestiaherida,prisioneraenlajauladesupropiofuturomiserable.Sejuróasímismoque,yaquenopodíaentregarvivoalcompinchede Sanchís, ofrecería algo, lo que fuera, al precio que fuera, en su lugar, y en lugar decomunicar a Jaén el frustrante hallazgo que acababa de realizar, guardó el expediente deBurropadreenuncajón.No losoltaría,volvióa jurarse,hastaquepudieraenvolverloen lainformaciónqueelPiruletehabíaqueridovenderle,losplanesdehuidadelosbandolerosquealguien, por fuerza, tenía que conocer en Fuensanta de Martos. No tenía mucho tiempo,porquelaincorporacióndeMariñasconsolidaríaunasituaciónquedespuésseríamuchomásdifícilcambiar,ydesdeluego,noperdióunsegundo.

PepeelPortugués,aquelalardedesangrefríaquecongelólamíaenmisvenasmientrasleescuchabamentir,fingirconunamaestríaquedejabacortoelconceptoqueteníaPaquitodesu cobardía, sólo pretendía cerrar aquella crisis, escribir un epitafio sin violencia y sinvíctimasparaladoblemuertedeMiguelSanchís.Perosutretanosólonosirvióparaqueeltenienteolvidaraal traidor, sinoqueavivó furiosamentesurecuerdo,y lejosdemejorar lascosas,lasempeoró.

Laredadadurócasiunasemana,porquecomolossospechososerantantosquenocabíanenloscalabozos,huboquedetenerlosporturnos,yenelmonótonoinfiernodecinconochesiguales,mi hermana Pepa, que ya había cumplido seis años, sólo vino ami cama una vez,comosiquisieraprepararseparaelpapelquedentrodeotrosseisletocaríadesempeñarconelhermanoquenosibaanaceralfinaldelverano.Cuandoseagotaronlosgolpes,losgritos,losinsultosylasamenazas,SalvadorMichelínnoparecíaél.Habíaadelgazadovarioskilosyteníalosojosdilatados,lamiradaperdida,letemblabanlasmanosysudabacomosituvierafiebre. Había cosechado, además, un odio infinito, y mucha más información de la que leconvenía, una maraña de datos contradictorios donde las mentiras se mezclaban con lasverdadesenunaproporcióntaninescrutablecomoelnúmeroylabrutalidaddelosgolpesquele habían permitido obtenerlas. Y aunque sabía de sobra que la información que facilita latortura nunca es fiable, lo apuntó todo en una libreta que llevaba siempre encima yconsultaba a cada paso, mientras paseaba por el pueblo sin cesar, pendiente de cualquierdato,pornimioquefuera,quepudieraconfirmaralgunadeclaración.

Asíempezólaúltimasemanadeabrilde1949,queseríalaúltimasemanadetantascosas,delavida,delmundo,delarealidadquehabíamosconocidohastaentonces.Eldomingoporlatardesoltaronalosúltimosdetenidos,conunasolaexcepción.Vida,lahijadeCuelloduro,alaqueenelpueblotodoelmundoseguíallamandoasí,pormásquedonBartolomélahubierabautizado diez años antes con el nombre de Patrocinio de la InmaculadaConcepción de laSantísimaVirgenMaríaytodasumalahostia,fueapreguntarporsumarido,queeraelúnicoque no había vuelto a casa, y le dijeron que estaba bien, que no se preocupara, que lopondríanen libertadencualquiermomento.Ellanose locreyó,yacertó,porquemipadre,quefuequiensalióadecírselo,noestabamuysegurodequeJoaquínFingenegociosllegaravivoaldíasiguiente.

Aquellanoche,Michelínconsintióporfinenquellamaranaunmédico,yelprimeroqueencontraron fue unomuy jovencito, que acababa de llegar al pueblo con la carrera reciénterminada yni lamenor ideade lo que le esperaba, aunque cuando logró tranquilizarse losuficientecomoparareconoceralenfermo,fueunpocomásoptimista.Joaquínnoteníamásque veinticuatro años, dijo, y eramuy fuerte. Si había aguantado hasta entonces, se podíaesperar que sobreviviera.Después, pidió yodo, alcohol y trapos para hacer vendas, porqueconlasquehabíallevadonoleibaaalcanzar,ycuandosequedóasolasconFingenegocios,ledijo que tenía roto el brazo derecho, que no le iban a dejar escayolárselo pero que iba acolocárselobien,queleibaadoler,quenolomoviera,quemandaraaalguienabuscarleencuantovolvieraacasa,yquelepondríaunaescayolaencondicionesparaquepudieraseguir

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trabajandonormalmente.Lodelascostillasnoteníamásarregloquelacamayeltiempo,yesovalíatambiénparalaheridadelacabeza,yparaladelarodilla,aunqueesassíselasibaacoserenunmomento,porquecuandoselasvendara,eltenientenoibaadarsenicuenta.Delojoizquierdonoquisodecirlenadaaunquesediocuentaenseguidadequenuncavolveríaaverporél,porqueelderechoestabatumefactoperoentero.Alamañanasiguiente,volvióalcuartelparacambiarle los vendajes, lediomáscalmantes, lepreguntó si creíaqueaquellatardeyaestaríaencondicionesdevolverasucasa,pronosticóquecuantoantesmejor,ysupacientelecontestóquesí.

Yaquellatarde,cuandovolvíamosdelaescuela,Alfredo,PaquitayyovimoscorreraVidaporlacalleycorrimostrasellaparaquedarnostodosparadosalmismotiempo,nosotrosenlaacera,ellaenel centrode lacalzada. JoaquínFingenegociosacababadesalirdel cuartel yavanzabadefrente,muydespacio.Teníaunavendaenlacabeza,unojocerrado,unbrazoencabestrillo, una pernera del pantalón cortada a la altura de la rodilla, vendada también, yheridasenlacara,enelcuello,enunaoreja,enlasdosmanos,enelpecho,enlaspiernas.Sucuerpoenteroeraunaherida,unaheridainmensafragmentadaenmuchaspequeñasheridasconectadasentresípor lahinchazónde lapiel,por lasangrecoaguladade loshematomas,por lasgotasdeunrojomásvivoquesalpicabansuropa.Yonuncahabíavistoanadieasí,Paquita jamás se había enfrentado con nada parecido, Alfredo tampoco había llegado acontemplarundestrozosemejante,peroellossalieroncorriendoyyono,porquecuandoVidaintentó imitarles, sumarido la detuvo con una voz pastosa y extraña, la huella cavernosa,gutural,delasmuelasquetambiénhabíaperdido,lasmejillas,lasencíasinflamadasporlosgolpes.

—Nocorras,Vida.Esoledijo,yella,queparecíaunaniñaporqueeratodavíamásjovenqueél,baja,menuda,

con la cara muy redonda y el pelo aún recogido en una trenza, le miró como si no leentendiera,perolehizocaso,yseparóparaseguirescuchandoaquellavozquelehacíadañoenlosoídos.

—Ynollores,porfavor,Vida,no llores.Nolesdesaesoshijosdeputaelgustodevertellorar.

YoseguíaenlamismabaldosadelaaceradondemehabíaquedadocuandoviaJoaquín,ydistinguí a lo lejos la silueta deMichelín, que había salido a la puerta con Izquierdo paradespedirasuúltimoprisionero,tanclaramentecomoellosmeestabanviendoamí.

—Muy bien —cuando volví a mirar a Fingenegocios, su mujer ya se había limpiado laslágrimasconlasmanos—.Ahoralevantalacabeza,mírame,venhaciamí,andando,despacio,muybien…Ponteamiizquierda,así,tevoyacogerporelhombro,cógemetúporlacintura,perotencuidadoporquetengolascostillasrotas,no,nomepongaslamanoahí,pónmelamásabajo,muy bien. Ahoramírame, y sonríe—ella le sonrió con los ojos llenos de lágrimas—,comoyotesonríoati,¿ves?Bésame,Vida,bésameconcuidado,enlacara—yVidalebesó,yéllabesóaella—.Loestáshaciendomuybien,yahoravamosaecharaandar,vamosaandardespacio,losdosjuntos,perotúnodejesdesonreír,túsonríe,Vida,ycuéntamealgo,loquesea,loquehicisteayer,loquehashechoestamañana,sonríe,yháblame,porqueestoesloúnico que me ha hecho aguantar, esto ha sido lo único —y mientras Vida le miraba, y lesonreía,ylebesabadevezencuando,fueélquienempezóallorar—,yopensabaqueibaallegar hasta aquí, y que íbamos a hacer exactamente esto, lo que estamos haciendo ahoramismo,ymeacordabademipadre,demitíoLorenzo,demisprimos,quesevanair,quesetienenque ir,que tienenque llegaraFrancia,mecagoen lahostiaputaunaymilveces…Perosobretodopensabaenti,Vida,ysabíaqueibaaaguantar,quenoibanapoderconmigo,ynohanpodido,Vida,nohanpodido…

JoaquínFingenegociosyaerahuérfanodemadrecuandosupadremurióenel frentedeCórdoba, en los primeros meses de la guerra. A partir de aquel momento, y hasta que leaplicaronlaleydefugas,sutíolohabíatratadocomosifueraunhijomás,ydesdequeteníaonceaños,LorenzoyEnriquehabíansidosushermanosmayoressinhaberdejadonuncadesersusprimos,peroelPiruletetambiénsehabíacriadoencasadePesetilla,ysuinfancianolehabíaestorbadoparaintentarvenderaElías.Esofueloquepensécuandoyaestabanmuycerca, y por eso nomemoví, y seguímirándole como si nunca hubiera llegado a pagar ladeudaqueteníaconél,comosinolehubieradevueltonuncaaquelloscincuentacéntimosconlosqueinvitéaElenaamerendaraquelloschurrosquelegustarontanto.

—Adiós,Joaquín—ledijecuandopasópormilado,yélsedetuvo,sevolvióamirarme,ymesonrió.

—Adiós,Canijo.

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Despuésseguímirándoles,vicómoélsenegabaatorceralaizquierdaparairasucasa,cómoseempeñabaenseguiradelante,vamosairalatabernadetupadre,Vida,esoesloquevamosahacer,hazmecaso,quieroquemevean,queveanquesepuedeaguantar,yademásmeapetecemuchotomarmeunacaña…Ellaseresistió,intentótirardeél,lepreguntósisehabíavueltoloco,perolesperdídevistacuandodoblaronlasegundabocacallealaderecha,ysinembargo,notardémuchoenenterarmedeloquehabíapasadoporquealdíasiguienteenmipueblonosehablabadeotracosa.

Alllegaralataberna,Joaquínseapoyóenelmostrador,lepidióasusuegrounacerveza,yVidaledijoqueno,quenoselapusiera,perosuyernolemiróalosojos,asintióconlacabezayélcomprendió,ycogióunvaso,lollenó,yselopusodelante.

AAntonioCuelloduronolehabíagustadonadaaquellaboda,ysinolahabíaprohibidoerasolamente porque para él no había nada más sagrado que sus principios, y no estuvodispuesto a violarlos ni siquiera cuando su única hija decidió casarse por amor, a losdiecinueveaños,conelhijodeuncomunista.Aél legustabapresumirdequenuncahabíatenidoqueprohibirlesnadaasushijos,perohabríadadocualquiercosaacambiodequeVidasiguiera en casa, pelando la pava con otro cualquiera, un buen muchacho de familiaanarquistaa serposible, como lasnoviasdesusdoshermanos.Que loprohíbanellos,dijo,ellos, a los que les gusta tanto reglamentar, ymandar, y prohibirlo todo, que para eso soncomolosfascistas,exactamenteiguales…Peroencasade losFingenegociosyanoquedabaningúnhombrecomunistaapartede Joaquín, y él no ibaaprohibirsea símismo supropiaboda.

Por eso, a Cuelloduro no le quedó otro remedio que aceptarla, y sin embargo, aquellatarde,cuandosuyernosellevóelvasoalabocaylediounsorbo,sesintióorgullosodeél,orgulloso de Vida. Y cuando le vio tambalearse, intentar apoyar el codo izquierdo en elmostrador, advertir en voz alta, un segundo antes de desmayarse, que no sabía lo que lepasabaperoquelaspiernasnolesostenían,fueélquienlocogióenbrazos,élquienlollevóacasa, él quien lo acostó en su cama, él quien fue corriendoabuscar almédico. Losque levieron aquel día contaron que iba llorando por la calle a lágrima viva, y en Fuensanta deMartos,nadie,nunca,habíavisto lloraraAntonioCuelloduro.Quizásporeso,élsiempre lonegó, aunque a Joaquín, a quien trató desde aquel día como a cualquiera de sus hijos, legustabamuchorecordárseloparatomarleelpelo.

Peroaquellatarde,cuandoyoentréporfinenlacasacuartel,aquelfinalfelizestabamuylejosymimadrefueradesí,furiosayaterradaalmismotiempo.

—¿Quétecrees,quenonoslovanahacerpagar?Undíadeestosmematanatupadre,comosiloviera,atupadreoalquesea,acualquieramenosaesecabrón,sádicodemierda…

Yo nunca la había oído hablar así del teniente, y sin embargo, nome sorprendió. Teníarazones para tener miedo, aunque aquella vez la represalia de los guerrilleros sería muydiferente.

Los Fingenegocios no abandonaron a Joaquín. Durante mucho tiempo, todo el que hizofalta,lefueronmandandopocoapocounapequeñafortuna,eldineronecesarioparaquelereconstruyeranladentadura,paraquevolvieranaponerleeltabiquenasalensusitio,paraquelooperarandelarodillayparaquefueravariasvecesaValencia,dondeunoftalmólogoespecializadoenojosdecristal,ytanrojocomoellos, le fabricóa lamedidaunoperfectoyperfectamentecoordinadoconelderecho,hastaelpuntodequenadiequenoconocierasuorigenllegóaapreciarjamásladiferencia.

Así, lograrondesmentir loquehabíasucedido,eliminarsushuellas, imponersuvoluntadsobreladelenemigocontantaenergíacomolaquelaGuardiaCivilhabíaderrochadoenelentierrodeMiguelSanchís.

Peronomataronanadie,porqueyanoteníantiemponisiquieraparaeso.

***

Eranlascincoymediadelatarde,yhacíamuchocalor.Lascallesestabandesiertas, laspuertascerradas, laspersianasbajadascomounaprotestasilenciosaeinútilcontraelcalordeagosto,quenohabíacedidoniunápicedesuferocidadaunqueloscalendarioshubieranentradoyaenlatercerasemanadeseptiembre.Poresonadiemevioentrar.Dentro,cuatroabuelos jugabanaldominóyningunodesatendió lapartidaparamirarme.Lascosashabíancambiado mucho, y ya no hacía falta mirar, escuchar, espiar, vigilar, calcular, advertir,

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protegeryprotegerse,controlaratodosparallegaracontrolarlotodo.Esoyahabíadejadodeserimportante.

—Hola, Canijo —Cuelloduro se limpió las manos con un trapo antes de apoyarlas en elmostrador—.¿Quieresalgo?

—Sí.Megustaríaverlafoto.Sevolviósindecirnada,lasacódelmarcodelespejodondeestabaencajada,ymeladio.Lo que más me impresionó fue su parecido con aquella vieja fotografía que mi madre

guardabaenuncajónparasacarladevezencuandoycerrarlosojosenvezdemirarla.Sólodespuésme di cuenta de que en realidad no se parecían tanto, porque aquella había sidotomada al aire libre y esta no. En aquella,mimadre sostenía en brazos a un bebé reciénnacidoalquenoseleveíalacara,comounbultoentremantillas,yelniñoqueaparecíaenestaestabarecostadoenelregazodesumadre,conlosojosabiertos,aunquenopodíatenermásde tresmeses.Enel retrato familiarquedormíaentre la ropade lacómoda,mipadreestaba inclinadohaciadelante,elbrazo izquierdoapoyadoenunvelador,paraposarcon lacara pegada a la de su mujer, pero en el que tenía entre las manos, el hombre se habíasentadoenelbrazodeunsillón,curvandoelcuerpocomounarcoprotectorsobrelamujeryel niño. Sin embargo, las sonrisas eran idénticas, idéntica la expresión de placidez, defelicidad,deaquellasdosparejasseparadasporeltiempoyporlahistoria,mispadresensucasa de aquel pueblo de Granada que se llamaba Valderrubio, antes de la guerra, con mihermanaDulce,ElíasyFiloensucasadeToulouse,hacíasólounosdías,consuhijo,quesellamabaTomásaunquenolohubierabautizadoningúncura.

Enelpueblohabíadoscopiasdeaquellafoto,quehabíanllegadoalcortijodelasRubiasenunsobrequenotrajoningúncartero,peroCarmelalaPesetillaseguardólasuyaynoselaenseñóanadie.Paula,encambio,lellevólaotraaCuelloduroaldíasiguiente,yéllaencajóenelespejoque teníadetrásdelmostrador,paraquetodoelmundopudieracontemplarelpequeñoéxitoquehabíacoronadoaquellargoyterriblefracaso.

—Gracias—ledevolvílafotoyélvolvióaponerlaensusitio.—Denada—medijodespués.Alsaliralacalle,mecrucéconRodillaspelásylasaludé,adiós,adiós,sininmutarmeante

elespantodesuscejas,elasombroqueagrandósusojosalvermesalirdeunlugarprohibido.Los lugares prohibidos ya eran sólo leyenda, igual que elmonte, pero había algomás.Mipadre no iba a decirme nada. No podía castigarme, ni regañarme, nunca se atrevería ahacermeningúnreprochedespuésdeloquehabíamosvividojuntos,antesdequeamanecieraelúltimomiércolesdeabrilde1949.

Aquella noche, la segundaque JoaquínFingenegocios pasaba en su camadespués de lapaliza,meacababadeacostarcuandooíquealguienllamabaalapuerta.Madre,quesehabíaquedadocosiendoenlacocina,comosiemprequesedisponíaaesperardespiertaelregresodesumarido,sequedóquieta,unamanososteniendolaaguja,laotraenlatela,ynomovióniunmúsculoduranteuninstantemásdeloqueparecíarazonable,antesdelevantarseparairaabrir.Enlossegundosdesilencioabsolutoquetranscurrieronentresurepentinaparálisisyelnerviosorepiqueteodesuspiessobrelasbaldosas,pudeabsorbersumiedo,suangustia,elnegro presagio que los inspiraba, yme levanté yo también, para esconderme detrás de lapuerta.

—¡Nino!—mihermanaDulceseincorporóenlacamapararegañarme,peronoseatrevióalevantarlavoz—.¿Adóndecreesquevas?

—¡Calla!Yotampocomeatrevíahablarenvozalta,peromevolvíhaciaellaconundedosobrelos

labios,yalgirar lacabezadenuevo,viaMichelínvestidodeuniforme,consulibretaenlamanoyesosojosdelocoqueteníadesdequeseenteródequenoibaasercapitán.Eneseinstante,alverleasí,pensélomismoqueestabapensandomimadre,quelosFingenegociossehabíanvengado,queelguardiaPérezyanoeramásqueuncadáveralbordedeuncamino,sumujerotraviudayyoelúnicohombredemicasa,peroeltenienteseapresuróadesmentirnuestrostemores.

—AAntoninonolehapasadonada,Mercedes,telojuro—ellasellevólasdosmanosalabocaigual,perotuvoquedarsecuentadequeeltenienteestabadiciendolaverdad,porquemedicuentayo,queestabamuchomáslejos—.Nohevenidoporeso,puedesestartranquila.

Ella necesitó de nuevo algún tiempo para reaccionar, para recobrar la calma que habíaperdidotandeprisa,paraapartarsusmanosdelaboca,yllevárselasalatripa,yacariciárseladespacio con movimientos lentos, circulares, como si la criatura que llevaba dentro lonecesitaramásqueella,peroporfinsonrió,miróalteniente,leofrecióasientoconlamano,y

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noquisoregistrarlaexpresiónsombríadeunhombrequenoseatrevióamirarlaalosojos,niadeclararsinrodeoselverdaderopropósitodesuvisita.

—Hevenidoaverteporque…NecesitoqueNinomehagaunfavor.—¡Ah,puesmuybien!—mipobremadrerespiró,aliviada—.Voya llamarle, todavíadebe

estardespierto—ycuandoyaveníahaciamí,sediolavuelta—.Perdóneme,Salvador,noleheofrecido nada,mehe asustado tanto al verle, la verdad. ¿Quiere tomar algo?Un café, unacopa…Tengounaguardientecaseromuybueno,deuvasconanís.

—No,nada,muchasgracias,Mercedes,estoydeservicio.Laaplazadacortesíademimadremediotiempodesobraparavolveraacostarme,perono

apaguélaluznimehiceeldormido,ycuandolaviapareceralotroladodelacortinaverde,yaestabasentadoenelbordedelacama,conlospiesenelsuelo.

—Nino,ahífueraestáelteniente,quequierehablarcontigo,perocálzate,porDios,hijo,quecualquierdíadeestostevasacogerunapulmonía.

Alponermelaszapatillasestabatantranquilocomoella,ysinembargo,paracomprendermierror,ysobretodoelsuyo,mebastóconmiraraMichelínalacara.

—Bueno,pues…—élmemiróamí,luegoamadreyamíotravez,comosihubieraperdidolahabilidaddefijarlosojosenunsoloobjeto—.Acaboderecibirunadenunciaestanoche,esdecir… —miró el reloj, después a madre, a mí, a ella—. Mejor dicho, esta tarde, porquetodavíanoeran lasdiez,y…Elcasoesqueenelcuartelestoyyosolo.No tengoefectivos,porquesospechábamosquelosbandolerosestabanapuntodeponerseenmarcha,osea,dehuir,¿no?Esoyalosabréis,supongo,porquecomonoshantraídounjeepdelaComandanciade Jaén, y todo…Pero loquenopodíamos imaginar eraque fueraapasar tanpronto, quefueranasalirestamismanoche,ytodosmishombresestánpatrullando…—volvióamirarnosporturnos,enplazoscadavezmásbreves,susojososcilandofrenéticamenteentremimadreyyo—.Acabodeenterarmedequeyahanempezadoamarcharse,dequeseestányendoengruposdetres,decuatro,conintervalosdeunamediahora,yporlainformaciónqueacabode recibir, me he dado cuenta de que estábamos equivocados, de que no hemos sabidorelacionar…

Hizo una pausa para buscar refugio en su libreta, y se concentró en sus anotaciones,moviendosincesarlasmismashojasdedelantehaciaatrásydeatráshaciadelante,comosiallí fueraaencontraralgoquenosupierao la inspiraciónquenolograbareunirpormuchoque la necesitara. Luego resopló, inspiró aire ruidosamente un par de veces, y siguióhablando.

—Enfin,IzquierdoyCarmonaestánenelmonte,enelcerrodelosPajaritos,vestidosdebandoleros,CurroyArranzigual,peroenlaotrapunta,porqueyocreíaqueibanasalirporelaltodelMoreno,estabaseguro,yporesohemandadoaAntonino,conRomeroyconeljeep,alcruce,queeselpuntointermediomáscercanoalcuartel,porquepensaba…—negóconlacabezavariasveces,comosinoquisieraacordarsede loquehabíapensado—.Cadaparejalleva una radio, para poder comunicarse entre sí. Si Izquierdo y Carmona veían algo,cualquier movimiento por pequeño que pareciera, tenían orden de comunicarloinmediatamente.Entonces,CurroyArranztomaríanposicionesmientraseljeepregresabaalcuartelconsuradio,paraqueyopudierapedir refuerzosyavisara laComandanciade lasposiblesrutasdeescape.Eraunbuenplan,unbuenplan,enValdepeñasestabanavisados,enLosVillarestambién,enJaéntienenlastropasacuarteladas,elúnicoriesgo,elúnico,porquetodolodemásestabaprevisto, todo,yo lohabíaestudiado, lohabíaanalizadotodoyeraunbuen plan, un buen plan, aunque tenía un riesgo, uno solo, porque si pasaba algo, que nopodíapasar,porquequiénibaaimaginar…

Porfinseatrevióacerrarsulibreta,ylapusoencimadelamesaparamiraramadre,peroenseguidasevolvióhaciamí,paraempezaraestudiarmecontantaansiedad,tantadedicacióncomolaqueinvertíaensusnotas.

—Elcasoesquenotengoradio.Nopuedocomunicarmeconmishombres.Sólotenemostresaparatos,yseloshanllevadoellos,ytodosestánenunsitioequivocado,enunaposicióndondenovanavernada,dondenovanaenterarsedenada,porque,porlovisto,elhijodeputadeCencerrovaasalirdandounrodeo,haordenadoretrocederenlugardeavanzar,sevaadesviarhastaelcortijodelaBizca,vaacortarhastalalaguna,yvaabajarporlacuestadelaMonaparatorcerluegoaladerechaeintentarcruzarlacomarcalporelcaminoviejodeTorredonjimeno.Esoesloquequierehacer,ysilesalebien,puedellegaraJaénantesdequeamanezca,ysilograllegaraJaén,ypuedeesconderseunosdíasparaquesushombresvayansaliendodeunoenuno,oporparejas,hacialugaresdistintos,entonces,ya…Lomásfácilesquenolosencontremosenlavida.Nosotros,porlomenos,no.

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Nosmiróaldarporconcluidosudiscurso,ymadrelevantólascejas,encogióloshombros,frunció los labios como si no comprendiera dónde estaba el problema, la emergencia quehabíallevadoaltenienteanuestracasaaaquellashoras,enaquellascondiciones.

—Pues llamea Jaén—su voz, clara, tranquila, desprovista aúnde cualquier intuicióndepeligro,sonócomounlatigazodecordurasobreuntirodecaballosdesbocados.

—¿Qué?—peroMichelínsevolvióhaciaellaconlamiradaperdida,comosinolahubieraentendido.

—QuellameporteléfonoaJaén,a laComandancia,¿no?—repitió,antesdemirarmeconuna interrogación en los ojos a la que yo asentí enseguida con la cabeza, porque susugerencia,simple,precisa,eraademástransparenteparacualquiera—.Quemandentropasalacomarcal,alaalturadelcaminoviejodeTorredonjimeno,yquelosesperenallí.

Eltenienteesquivósumirada,cerrólosojos,negóconlacabeza.—Nopuedohacereso.—¿Porqué?—Porqueno,Mercedes.Porqueno tengosuficiente información,porqueno séhastaqué

puntopuedoconfiarenladenuncia,porquelapersonaquehavenidoahablarconmigoselohaoídodeciraJesúseldelMachillo,elhermanodeAsun,yasabes,lamujerdeCabezalarga,y no me fío. No puedo montar un operativo de esas características, involucrar a tantasfuerzas,sinestarsegurodeloqueestápasandoahíarriba.Siestoesunatrampa…—habíaempezadoasudar,ysefrotólacara,elcuello,lanuca,conlasdosmanos,hastalograrquesucabeza entera reluciera de humedad—. Si es una trampa, después de lo de Sanchís… Nopuedohacereso.

Enesemomento,volvíamiraramadreparadescubrirqueellayameestabamirandoamíyquelosdosestábamospensandolomismo,queMichelínnoestabapersiguiendoaCencerro,quenoestabapersiguiendoasushombres,quenoperseguíaalaguerrilla,nielcomunismo,nilasubversión,tantocomosuascenso.Esoeraloquemásleimportaba,mantenerlailusióndequeenelhilofragilísimoqueconducíaaunchaletconjardín,enlasafuerasdeunaplácidacapital de provincias, aún quedaba una hebra intacta, alimentar la fantasía de que todavíaexistíaunfuturoparaél,másalládelosmurosdelacasacuarteldeFuensantadeMartos,enesoestabapensando,sóloeneso.

Esolehabíallevadoallenarloscalabozosdegente,adejaraJoaquínmediomuerto,yatragarse la información que Cencerro acababa de colocarle a través de una denuncia tanoportuna que, naturalmente, no podía ser otra cosa que una trampa. Él mismo, que noconocíaelmontenilamitaddebienqueyo,yyoloconocíaincomparablementepeorqueloshombres que llevaban diez años viviendo allí, se había dado cuenta, aunque no quisieraadmitirlo.QueCencerrohubieraordenadoretrocederenlugardeavanzar,eraverosímil.Quepretendiera salir dando un rodeo por donde menos se lo esperaban, también. Pero quehubieraorganizadoauncentenardehombres,quizás inclusomás,engrupospequeños,dedos o tres, para cruzar una carretera por uno de sus puntosmás transitados, eso era tanincreíblecomoquetodosfueranallegarhastaallíporlamismaruta,elcortijodelaBizca,lalaguna, la cuestade laMona.Michelínnuncahabía estadoenningunodeesos lugares, noconocía sus características, los senderos, las distancias que los separaban, ni siquieraentendía loqueestabadiciendo.Nosabíanada,exceptoquedespuésde ladenuncia, sabíatodavíamenosqueantes,yqueesahebrasolitaria,enfermiza,queleconectabaconeldoradosueñodesufuturo,estabaempezandoaresquebrajarse.

—Entonces…—madre intentósacarledelensimismamientoenelque lehabíasumidosuúltimareflexión—.¿Quévaahacer?

—Necesitounaradio.Necesitocomunicarmeconmishombres,informarlesdelasituación.Tienenqueabandonarsusposicionesydesplazarsea lugaresmás favorables,puntosdesdedondepuedanconfirmarodesecharlainformaciónqueacaboderecibir.Necesitounaradioynecesitoel jeep—hizounapausaparamirarme—.Necesitoquevayasalcruceaavisaratupadre,Nino.

—¡No!—madrese levantó,se inclinósobrelamesa,acercósucabezaa ladeltenienteyvolvióachillar—.¡No,noyno!¿Meoye?Nolovoyaconsentir,mihijonovaasalirestanochedecasaparairaningunaparte.

—Tienequehacerlo,Mercedes—élnolevantólavoz—.Eslaúnica…—¡No!—ella estrelló los puños sobre lamesa, furiosa como nunca, una sombra oscura,

tenebrosa,acechandoensusojospordetrásdelacólera—.Vayausted.Vayaustedaporsujeep,yaporsuradio,conmilpares…

—Esonopuedeser.Lasordenanzas…

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—¡Yunamierdalasordenanzas!—yesasombracreció,sehizomásnegra,máscompacta—.Lasordenanzasnopuedenmandarquesejueguelavidaunniñodeonceaños.

—¡Yo tambiénséchillar! ¿Sabes,Mercedes?—Michelín se levantócon tantabrusquedadquelamesasetambaleó,ycayeronalsuelosulibretayundedalquerodóportodoelcuarto,tintineando con la inerte alegría de una campanilla hasta que se topó con una pared—. Yotambiénséchillaryyosoyelquemandaaquí.

—Enmihijo,no—ellaaúnconservabaintactasufirmeza.—En tuhijo también, porque soy el jefe de supadre.Supongoquenohace falta que te

expliqueloquesignificaeso.—Medalomismo.—¡Ah!¿Sí?Pues…Ymientraseltenienteescogíaunaamenazaquepudieraexpresarseenvozalta,yoentré

porfinenaquellaconversación.—Déjame ir,madre—ymeacerquéaella, le cogíde lamano, apoyé la cabeza sobre su

tripaabultada—.Amínomevaapasarnada.—Nihablar—memiróconojosqueechabanchispas,yfruncióelceñoalverqueyoestaba

tantranquilo—.Túnovasairaningunaparte.—Perosiamínadiemevaahacernada—insistí,apretandosumanoconlamía—.Amíno,

madre.—Ya le estás oyendo, ¿no? —Michelín aprovechó mi intervención para cambiar de tono

haciaunablanduramáspersuasiva—.Siélsepasalavidaenelmonte,sivaalmolinoviejocadadosportres,sihastahacenadasubíaybajabaélsolodesdemuchomásalládelcruce,parairaecharleunamanoalPortugués.Ninoescasimásdeallíquedeaquí,asíque…¿Aquiénlevaaextrañarverlesalirdelpuebloporelcaminodesiempre?

—¿Desiempre?Mihijonuncaestáfueradecasaaestashoras.—¿Y qué? Tampoco es tan tarde. Las farolas todavía están encendidas, y es un trayecto

corto,veinteminutos.—Pues vaya usted. Llame a don Justino, a donMiguel, a alguien que tenga coche. Que

vengaarecogerleyquelellevealcruce.Oquevayanellos.Siestancorto,seguroque…—Nopuedopedirleesoaningúncivil,Mercedes.—Mihijoesuncivil.—Ya,peroesdistinto.Ninoviveaquí,esdelosnuestros,comosidijéramos…—suacento

aúnconservabaunequívocorastrodesuavidad,taninestablecomoelquehabíaimpregnadolasúltimasfrasesdemimadre—.Yyatehedichoqueyonopuedoabandonarelcuartel.

—¡Claro que no!—ella estalló antes que él, yme apartó de su cuerpo para abalanzarsesobreMichelínconunaviolenciarenovadayaúnmáspura—.Porqueesusteduncobarde,poresonopuedesalir,porquenoseatreve,porquesabequeahí fuera, solo,no ibaadurarnicincominutos—estabachillandoaunpalmodesucara,tancercaqueélteníaquesentirsualiento,lafuriadeaquellamujeracorralada,desarmadayfrágil,queleestabadiciendoloquenadiesehabíaatrevidoadecirletodavía—.Porquesisalieradenocheysinescolta,cualquiervecinolemataríaporlaespalda,queesloquesemerece,despuésdehaberlehecholoquelehizoalpequeñodelosFingenegocios.¡Poresonopuedeirusted!—ymimadremediomiedo,mediomiedoverla,escucharla,mediomiedoentender loqueestabadiciendo—.Yporesomandaaunniñodeonceaños,porqueparamatardeunapalizaaunacriaturaesustedmuyvaliente, ¿no? Para eso sí, pero para salir a la calle en una noche como esta no, para eso,mejorquevayamihijo.Ysimelomatan,¿qué?¿Mevanapagarunapensión,mevanadarunamedalla,me…?

—Amínomevaamatarnadie,madre—yyasóloqueríaquesecallara,quenosiguierahablando,peronomehizocaso.

—¡Cállate!—megritó,uninstanteantesdequepasaraloqueteníaquepasar.—¡No,cállatetú,Mercedes!—Michelín,elrostroacartonado,lívido,pálidocomoeldeun

muerto,recogiósulibretadelsuelo,seirguió,seajustóeluniforme,sepeinóconlamano—.Túnosabes loqueestásdiciendo,nosabes loque teestás jugando.Aesteniñono levaapasar nada, pero comodigas una sola palabramás, al que llevas en la tripa lo vas a parirdebajodeunpuente—hizounacruzconelíndiceyelpulgardelamanoderecha,ylabesó—.Porestaste lo juro.Nosabes lonerviososqueestán los jefesdespuésde lodeSanchís.Notienes ni idea de cómo nos están presionando para que les entreguemos información,cualquiercosaquetengaqueverconlaguerra.Yhayunaley,muyfamosa,porcierto,la12de1940,laconoces,¿no?EsaleyordenainvestigarlosantecedentesdetodoslosmiembrosdelEjércitoNacionalydelaGuardiaCivil,paraprocesaracualquieracuyocomportamiento,

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o el de su familia, resulte dudoso durante los años previos al Alzamiento. No te puedesimaginar lo útil que les está resultando últimamente para llenar los calabozos. Franco noquieresospechososenelCuerpoy…Notedigomás.

Mimadrevolvióasentarse.Sedejócaerenlasillamuydespacio,dejócaerloshombros,losbrazos,lasmanosyertasalosladosdelcuerpoynodijonada,nomiróalteniente,nomemiró a mí. Miraba hacia la cocina, como si estuviera intentando leer los números delcalendarioqueteníacolgadoal ladodelfogón.Nopodíaestarhaciendoeso,ysinembargo,seguíamirandoalcalendariocomosiaquelrectángulodepapel fueraunaventana,comosiellasupieramiraratravésdeél,verotracasa,otropaisaje,quizásotrotiempo, luminosoocruel,yonolosabía,perolamirabacomositambiénpudieraveryoatravésdeella,yveíasupueblo, en Almería, las casas blancas,mis primos huérfanos, susmadres enlutadas, veía aaquelhombrequesealegrabadenosermipadreyamiabuelo,ManuelelCarajita,tocandoelacordeónconunacamisablancaenlaqueseabríaunamanchadesangrequealprincipioerabonita,comounaflor,yuninstantedespuésyalohabíateñidotododerojo,laropa,lasteclas,surostro,miimaginaciónymiconciencia,todoesopodíaver,unamanchadesangreroja,inmensa,losfusileshumeantes,elfríodelasmadrugadas,lostaconespresurososdelasmujeresquecorríanhacia loscementerios, todoesoveíaa travésdemimadre, y laveíaaella,queentoncesteníatreintayseisañosymeparecíamuymayor,comosifueramuchomásjoven,unaniñaperdida,desamparada,unamuchachasolaquellorabacomosinosupieraporqué lohacía,comosinonecesitaraunmotivo,unarazónconcretapara llorar,ocomosi lesobrarantantasquenosupieraconcuálquedarse,hastaqueapartó lavistadelcalendario,memiró,volvióasollozar,ymiróalteniente.

—Déjemeirconél—yhablabaconlavozdemihermanaPepa,unaniñaasustada,presaenunatrampadelaquenopudieraescapar.

—No —la voz de Michelín era otra vez blanda, su acento comprensivo daba asco—.Llamaríaisdemasiado laatención.Siosvieraalguien,seríapeorparavosotros,muchomáspeligroso.Hazmecaso,Mercedes,queséloquemedigo.

Ydespués,hastaseatrevióaalargarelbrazoparaposarlamanoensuhombro.—Nometoque.Madresesacudióentera,selevantó,meabrazó,meapretócontraella.—Vamos,Nino.Tendrásquevestirte.Empezamosaandardespaciohaciamicuartoyélavanzóunospasosdetrásdenosotros,

peronoseatrevióaseguirporqueenelumbraldelapuertaestabamihermanaDulce,yteníalosojosllenosdelágrimasaunquesiemprenoshubiéramosllevadofatal.Alpasarasulado,lecogí de lamano yme la apretó, pero ni siquiera esome conmovió tanto como ver a Pepallorandosinconsuelo,sentadaenlacama.

—¿Ytúporquélloras?—fuihaciaella,mesentéasulado,laabracé.—Nolosé—medijoconlanarizllenademocos,comosiempre.—Puessino losabes,no llores,Pepica—y lacogíenbrazos, laabracémuy fuerte, ledi

muchosbesosseguidosparahacerlecosquillasalfinal,hastaqueserio—.Duérmete,tonta.Luego le dediqué una sonrisa a cada una, recogí mi ropa, empecé a vestirme y me di

cuenta de que tenía que hacerlo deprisa, porque si tardaba un segundo más de loimprescindible,yotambiénibaaecharmeallorar,peronodemiedo,sinodepena,unapenaoscura, tan tenebrosa como la negra luz que encharcaba los ojos demimadre, y no podíallorar porquemi llanto no iba a servir de nada, porquemis lágrimas no tenían poder paradetenertantaviolencia,laslágrimasnoibanaevitarnosaquellahumillación,unatorturaquedolíamás que los golpes, la tristeza de aquel cuarto de paredes desnudas,mi diploma detaquigrafíaymecanografíaencerradodentrodeunarmarioy laangustiasinnombredemihermanaPepa,aquellavidademierdadelaqueningunodenosotrospodíaescapar.

Nosotrosno,peroellossí,pensé,ymiréalteniente,quememirabadesdemásalládelapuerta.YsiaquellamismanochenohubieraentendidoporfincómopudomipadrematarporlaespaldaaPesetilla, sinohubieracomprendido laexactadimensiónde la violencia,de lahumillaciónylatristezaalaquetodosestábamossometidos,enelcuartelyenelpueblo,enmicasayenlasdelosdemás,sinohubieraidentificadoelorigendelterrorqueseexpandíadearribaabajopara infectarlotodo,todoactoytodopensamiento,comounvirusvenenosodelquesólosepodíahuirporuncamino,creoqueaquelhombrehastamehubieradadounpocodepena,laguerreratensasobrelabarriga,losbotonesapuntodeexplotar,elpocopelodespeinado,untadodesudor,másMichelínquenuncaylamiradavacíadeloscobardes,queson cruelesporque son cobardes, que son torpesporque son cobardes, que sonmezquinosporquesoncobardes.

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Asínosepuedevivir,decíamimadre,peroasívivíamos,asívivíaella,asívivíayo,ymipadre,ymishermanas,asívivíantodoslosquenosehabíanatrevidoaescogerelcaminodelmonteparasobrevivircomoanimales,sí,peroconsuspropiasreglashumanas.Nosotrosnopodíamos escapar porque habíamos aceptado aquella mierda de vida, habíamos bajado lacabeza para ofrecerle el cuello a aquella violencia infinita, nos habíamos acostumbrado asoportartodoslosdíasaquellahumillación,tantatristeza,peroellosteníanunaoportunidad.EntoncesmeacordédeJoaquínFingenegocios,porquesevanair,porquesetienenqueir,mecagoenlahostiaputaunaymilveces,ymedicuentadequesuenemigoyelmío,elhombreque estaba haciendo llorar amimadre, eran el mismo. Joaquín había aguantado, le habíapedidoaVidaquelevantaralacabezadespuésdemantenerlasuyaerguida,habíaescogidosupropiocaminoporencimadeldolor,delsufrimiento,ynohabíanpodidoconél,peroamínisiquieraibaapegarmenadie.Yonoibaapoderescapar,peroellossí.Asílogréserenarme,contenerlaviolenciasobrelaviolencia,lahumillaciónsobrelahumillación,latristezasobrelatristeza,ynollorar.

—Yavoy—dije,yeltenienteasintióconlacabeza—.Notardonada.Madre también se volvió a mirarle, y después se acercó a mí para hablarme en un

murmullo.—Novayasaningunaparte,Nino,¿meoyes?Nosalgasdelpueblo,andaunpocopor la

calle,buscaunsitiodondeesconderte,esperamediahorayvuelve.Voyadejarlaventanadetucuartoabierta,así…

—No,madre—yo también susurraba, oculto tras su cuerpomientrasmevestía—.Tengoqueirabuscarles.Simequedoenelpueblo,serápeor,muchomáspeligroso.Entoncessíqueme puede pasar algo, pero no te preocupes. Lo voy a arreglar todo, madre, ya lo tengopensado.

—Túnopienses—ymecogióde lasmuñecasyme lasapretómuy fuerte—.Nopienses,Nino,nohagasnada,tú…

—Queno.Queyoséloquetengoquehacer.Mira…—cogíLaisladeltesoro,queestabaenlamesilla,yselodi—.Léeteesto,madre,leeestelibro.Asítedaráscuentadequenomevaapasarnada.PorqueyosoyamigodeSilverelLargo.JohnSilverelLargoesmiamigo,madre,ytodoslosaben.

—¿Peroquéestásdiciendo,Nino?—ymimadreignoróel libroquelehabíapuestoentrelasmanosparamirarmecomosimehubieravueltoloco.

—No lo entiendes porque no lo has leído. Léelo, hazme caso. En Fuensanta tambiéntenemos un John Silver, y nadie lo sabe. Todos confían en él, pero es de los otros, de lospiratas,madre,aunquenoesmalo.Élesbuenoycuidademí.Seocuparádequenadiemehagadaño,losdelmontenomevanatocar,madre.

—Nodigastonterías,hijo,yo…—¿Yaestáslisto,Nino?—lavozdeMichelínseimpusosobrenuestrocuchicheo.—Sí—contesté,ybeséamadreenloslabios,comocuandoerapequeño—.Yavoy.Intentésalirsinmiraratrás,peroantesdealcanzarlapuertaescuchéelecodeunllanto

ruidoso, los sollozos descontrolados, impúdicos, de una mujer embarazada que llorabasentadaenunacama,mientrasapretabacontrasupechounlibrodetapasazules,ynopudegobernarmicabeza.

—Ve con ella, dile que no se preocupe —le pedí a mi hermana cuando pasé a su lado,aunquesabíaquemadrenoestaballorandosólopormí,sinoportodo,porlomismoquehabíaestadoapuntodeprovocarmipropiollantounpocoantes—.Nomevaapasarnada,Dulce,telojuro.

Eltenienteintentóponermeunamanoenelhombroperolaesquivéatiempo,ymantuvelapuertademi casaabiertahastaque le vi salir pordelantedemí.Después,memarché sindecirnada.

JimHawkinsrescatólaHispaniolasin laayudadenadie,merecordéamímismocuandoperdídevistalacasacuartel.Elsolosesubióalbarco,seenfrentóconunpardemarinerostraidores,losvenció,ypilotólagoletahastaponerlaasalvo.Yaeranmásdelasonceyenlascallesdemipueblonohabíanadie,perolastabernasestaríanabiertasyporsiacaso,lasfuiesquivando una por una. Eso hizo Jim Hawkins en una isla repleta de piratas violentos,asesinosarmadoshastalosdientes,ylasfarolasseapagarondegolpe,todasalavez,antesdequedejaraatráslasúltimascasas.Ysiélsolohizotodoeso,nosemehabíaocurridocogeruna linternaperohabía luna,¿novoyasercapazyode llegaralcruce?,yconocíatanbienaquelcaminoquepodríahaberlohechoconlosojosvendados,¡vengaya,hombre…!

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Peroenesemomento,antesdeterminardepensarqueenelfondohabíasidounasuertequedoñaElenanotuvieramásquequincenovelasdeJulioVerneynosusObrasCompletas,porquedelocontrarioquizásnohubierallegadoaleeraStevensonatiempo,medicuentadequeloqueestabaviviendonopasabaenunlibro,sinoenlarealidad,unanochedeabrilde1949,España,Andalucía,laprovinciadeJaén,unpueblollamadoFuensantadeMartos,unasierra ocupada por la guerrilla y sus hombres en marcha, armados, dispersos, avanzandosigilosamenteengruposdedos,detres,porunarutaqueapenasellosmismosconocían.Sóloentoncesloentendí,entoncescomprendíqueestabaviviendoenotrolibro,Eldiecinuevedemarzoyeldosdemayo,aquellaguerrasuciadecivilesmalarmadosymamelucosacaballo,yechéacorrersinpensarennadamás,ycorrí,ycorrí,yseguícorriendo,corrítandeprisaquenotardémásdeseisosieteminutosendistinguirlasiluetadeljeepenloaltodelacuesta,yasulado,eldébileinquietoresplandordelabrasadeuncigarrilloencendido.

Me detuve al borde del camino, me doblé sobre mí mismo para recuperar el aliento, ydespués,almirarhaciaatrás,descubríquetambiénsepuedearderdevergüenzaasolas,sintestigos.Eradenocheynoteníalinterna,peroreconocíacadapiedra,cadamata,cadaárbol,podría haberlos descrito con tanta seguridad como si fuera de día y Pepe el Portuguésmeestuviera esperando sentado en una peña. Ya no entendía qué podía haberme impulsado acorrerdeaquellamanerasinhabervistonadapeligroso,sinhaberescuchadoningúnsonidoamenazador, sin haberme cruzado con nadie, ni conocido ni desconocido, pero hasta sinentenderlo,sabíaquehabíallegadocorriendoporqueestabamuertodemiedo.Enteoría,yahabíacontadoconeso,peronuncamehabríaatrevidoaimaginarquelarealidaddesbordarade talmaneramis cálculos. Y sin embargo, en ese instante la vergüenza se transformó enaplomo, porque al fin y al cabo yo sólo era un niño, porque sólo tenía once años, porqueacababa de comprobar en mí mismo, y más allá de mi propia astucia, hasta qué punto lanoche, el silencio, la soledad, el monte, asustan a los niños de once años, que se ponennerviosos,yseolvidandeloquesaben,ydudan,seconfunden,seequivocan.

Mimadreme había pedido que no pensara, pero no había dejado de pensar desde queMichelín me pidió aquel favor que era una orden. Mi primera idea coincidía con lasinstrucciones que ella me había susurrado, dar una vuelta, esconderme, volver a casa sinavisaranadie,peroenseguidamedicuentadequenoerabuena.Enunanochecomoaquella,todoslosvecinosquetuvieranalgúncontactoconlosdearribaestaríanencerradosencasa,esperando con los dedos cruzados a que amaneciera, pero los demás, los que no supierannada,haríansuvidanormal,yentre losadúlteros, losborrachos, losqueno teníananadieesperándoles y los que tuvieran que hacer algo a escondidas, cualquiera podía verme ycontarloaldíasiguiente.Mipuebloerapequeño.Losúnicosescondrijossegurosquesemeocurríanestabanalbordedelmonteynoeranmenospeligrososqueelcruce,peroademás,siyo no veía ami padre aquella noche, lomás lógico era que el teniente se enterara por élmismocuandovolvieraalcuartel,yquetodos,él,mimadre,mishermanasyyo,pagáramoslas consecuencias. Yo también conocía la ley 12 de 1940, nadie que viviera en una casacuartelpodíadejardeconocerla.TampocomegustabalaideadequePaquitofueracontandopor ahí que yo era un cobarde, pero, por encima de todo, sime quedaba en el pueblo, nopodríahacerotracosaquefrustrarlosplanesdelteniente.

Podíahacermuchomás,yyalohabíapensadoantesdequemimadremepidieraquenopensara,antesdeacordarmede la solitariahazañade JimHawkins,antesdequeal vermesolo, a oscuras, lejos de la última casa, mis piernas decidieran prescindir de la teóricaproteccióndePepeelPortuguésparaecharacorrersinconsultarme.Porqueyosíconocíaelmonte,yaunquenosupierapordóndequeríamarcharseCencerro,sabíadesobrapordóndenuncaseleocurriríahacerlo,ycómoevitarunpeligroquenosacechabaatodosporigual,aellos,perotambiénanosotros,porquesi losguerrilleros lograbanescaparsin tenerningúnencuentroconlaGuardiaCivil,mimadrenotendríaporquérecibirnuncaunabandera,unapensión,unamedalla.

—¡Padre! —y nadie diría nada, porque los niños de once años se ponen nerviosos, seasustan,seequivocan—.¡Padre,notepreocupes,quesoyyo!

—¿Nino?—vicómosemovíalafiguraasociadaalabrasadelpitillo.—¡Sí,soyNino!Voyparaallá.—¿Perohapasadoalgo?—entoncesseencendióunalinterna.—No.Bueno,encasano,ahoratelocuento…Élyahabíaempezadoabajarcuandoyomepuseenmarcha,ynosencontramosamitadde

camino,antesdeloquehabíacalculado.

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—¿Peroquéhacestúaquí?—elhazdeluzquedirigíaconlamanoderechamealumbrabaamí, y sin embargo, su resplandor fue suficiente para descubrirme a un hombre casi tanasustadocomohabíaestadoyoaquellanoche.

—Mehamandadoelteniente.—¿El teniente?—de prontome abrazó,me besó en lamejilla como si acabara de darse

cuentadequeselehabíaolvidadohacerloantes,ymesoltóenseguida—.¿Yporqué?—Bueno, es que parece… —hice una pausa—. No me he enterado muy bien, no creas,

porquemadresehapuestonerviosayhaempezadoachillarlequeno,queno,queyonoibaairaningunaparte…—meechóunbrazosobre loshombros,empezamosasubir lacuestayenseguidadistinguíaRomero,quenosalumbrabaconsupropia linterna—.Seha liadounabuena,¿sabes?,peroélmehaobligadoaveniralfinal,porqueporlovistoalguienhaidoalcuarteladenunciar,aavisardequeCencerrosequeríairestanoche.Ycomonotieneradio,nopodíadecirosnada.Yentonces…

—Nomedigasque,entonces,hadecididoquevinierastúabuscarnos—Romeroacabólafrasepormíyyoledilarazónconlacabeza—.¡Quéhijodeputa!

Noesperabaaquellareacción,peroelsilenciodemipadre,concentradoyabsorto,losojosperdidosenelhorizontemientrasmeguiabahastasucompañerocomosillevaraunfardo,unbultoajeno,insensible,ynoasuhijo,mesorprendiótodavíamás.

—Esincreíble,desdeluego—Romeroseguíadesmenuzandosuasombroenvozaltacuandonosreunimosconél—.Mandaraunniñodeonceañosyquedarseenelcuartel,tanfresco…¿Quéteparece,Antonino?

Él apretó los dientes y no contestó. Siguiómirando a ninguna parte con una expresiónneutral, imperturbable, hasta mucho después de que el padre de Paquito empezara areaccionar.

—¿Yquétehadicho?—QuesevanairporlacuestadelaBicha—mentísindificultad,porque,total,entreBizca

yBichanohaymásquedosletras,perocortijosycuestashabíatantos—,paraintentarsubirporelcaminoviejodeTorredonjimeno.

—¿Qué? —Romero no se lo podía creer, y no me extrañó, porque el itinerario que meacababa de inventar era disparatado, mucho más inverosímil que el que se había tragadoMichelín—.¿Perocómovanairporahí?¿Quépretenden,cruzarlasierraporlascrestas?

—Puesnolosé,peroesohadicho.—YporelcaminoviejodeTorredonjimeno…¿Adóndepiensanllegar?—AJaén.—¿AJaén?¿Porahí?—yderepenteseechóareír—.ÉstesehacreídoqueCencerroestan

tontocomoél.¿Hasoído,Antonino?Miré a mi padre, esperando a que hiciera cualquier gesto de asentimiento para

equivocarme por última vez. Tenía pensado terminar diciéndoles que Michelín quería queavisaranpor radio a losdemás, que los recogieranpara irse todos juntos a la cuestade laBicha, que estaba a bastantes kilómetros y en dirección opuesta a cualquier camino quellevaraa Jaén,yqueesperaranallía recibir refuerzos.Aldíasiguiente,diríaquemehabíahechounlío,queconelsustosemehabíaolvidadolodelaradio,quesólomeacordabadelarutaquenoshabíacontadoeltenienteyhabíaconfundidocortijoconcuesta,BizcaconBicha,porqueestabamuertodemiedo.Esopensabadecir,peronohizofalta,porquemipadrenuncallegóaasentiralapreguntadeRomero.

—No—esafuesurespuesta—.Noloheoídoynovoyaoírnadamás.Entonceshizounapausa,encendióuncigarrilloysiguióhablandoenuntonosereno,casi

pacífico,indiferentealaexpectación,lainquietudconlaqueleescuchábamos.—Dimeunacosa,Paco.¿Túcuántoshijostienes?Mevolvíhaciaélparamirarleconasombro,casiconmiedo,porqueaquellapreguntano

tenía sentido. Él sabía perfectamente cuántos hijos tenía Romero, los había visto nacer,aprenderahablar,aandar,losseguíaviendoporlasmañanas,porlastardes,porlasnoches,todoslosdías.Ysinembargo,yaunquesucompañeroteníaquesaberigualdeperfectamenteloquemipadresabía,vicómoafirmabaconlacabezaantesdecontestar.

—LosmismosqueSempere—tampocoentendíesaalusión—.Tres.—Yo, dentrodenada, cuatro—el guardiaPérez seguía pareciendo tranquilo, unhombre

cuerdo, seguro de lo que sabía, de lo que pensaba, de lo que decía—. ¿Y cuánto ganas tú,Paco?

—Lomismoquetú—Romerosonrió—.Unaputamierda.

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Mipadreseacercóaél,leencendióelpitilloqueteníaentreloslabios,ysiguióhablandocomosiyonoestuvieradelante.

—Yporunaputamierda…¿vamosadejardosviudasysietehuérfanos,ahoraqueloúnicoquequierenesmarcharse?

—Yo,desdeluego,no—alescuchareso,fuemipadrequienasintióconlacabeza—.Pormí,quesevayanyquelesvayabien,quelleguenmuylejosyquenovuelvannunca.

—Yaversialgúndíapodemosvolveravivircomopersonas.—Todos.—Sí.Ellosynosotros.Y sólo después de rematar aquella conversación inesperada y extraña, que acababa de

reunirmeconellosenunpuntoalquejamáshabríapensadoquepudiéramosllegarjuntos,mipadrediounapalmadaenlaespaldadesucompañeroyporfinsevolvióhaciamí.

—Túhasllegadoaquíperononoshasvisto.¿Deacuerdo?Yde repentemeabrazó, perono comomehabía abrazado antes, como solía abrazarme

siempre,sinocomosolíahacerlomimadre,rodeándomedel todocon losbrazos,apretandobienlasmanoscontramí,hablandoconloslabiosenmipelo.

—Esoesloquetienesquedecir,quellegasteynoencontrasteanadie,sóloeljeep,ycomoestabaabierto,temetistedentroporquehacíafrío,ycomonosotrosnollegábamos,tetapasteconunamantaytequedastefrito,¿entendido?—seseparódemí,cogiómicabezaentresusmanos,memiró.

—Sí,padre.—Muy bien —y mientras yo me dejaba invadir por una paz sigilosa y completa, muy

parecidaalcansancio,mebesóenlacabeza—.Pueshala,adormir.Meacompañóhastaeljeep,meayudóaacomodarmeenelasientotrasero,mearropócon

unamantaymediolasbuenasnoches,antesdeencenderlaradioparacontactarconCurroypreguntarlesinoacababandeoírtirosenelmonte.Recuerdoquealquedarmesolosentíquelaspiernastodavíametemblaban,ydespuésdeeso,nadahastaquemedespertóeltraqueteodeljeepenmarcha.CuandoRomeroloaparcóenelpatiodelcuartel,lepreguntéamipadrequéhoraera.

—Sonlascincoycuartodelamañana—ysonrió—.Alacama,vamos.Madre le advirtió que nunca le perdonaría por no haber encontrado una manera de

avisarladurantelasseishorasqueyohabíapasadofueradecasa,peroélvolvióasonreír,yalverle,elladejódeabrazarme,debesarmecomosi fueraunamáquinaaveriada, incapazdehacer otra cosa, para ir hacia él, y besarle, y abrazarle con lamisma intensidad, lo siento,Antonino,nodeberíahabertedichoeso,deverdadquelosiento,perdóname,peroesquehepasadotantomiedo,perotanto,tantomiedo…CuandoélnosdejósolosparairconRomeroaveralteniente,ellameabrazabayadeotramanera,elceñofruncidodepreocupación,peronoledilaoportunidaddepreguntarprimero.

—¿Yellibro?—porqueesofueloprimeroquepenséalvolveracasa—.Ellibroquetedianoche,¿lohasleído?

—¿Quéhapasado,Nino?—Quesihasleídoellibro,madre—insistí,porquemásalládelmiedoydelarabia,latíami

propiapreocupaciónporeldestinodelPortugués.—Puesno—contestóalfin,ysonreí,aliviado—.¿Cómoibaaponermeyoaleer,hijo,conla

quesemehabíavenidoencima?Enaquelmomento,mipadreyRomeroestabandeclarandoqueunosminutosantesdelas

oncehabíanescuchadountiroteo,queleshabíaparecidoqueproveníadelasinmediacionesdelaltodelMorenoyquehabíancontactadoporradioconCurroyArranz,quienesalparecernohabíanescuchadonada,perolesadvirtieronqueelvientoestabasoplandoencontradesuposición.Entonces,antesdequeyo tuviera tiempode llegarhastaelcruce,comunicaronasuscompañerosqueibanasubirainvestigar,ydejaroneljeepabiertoporqueaningunodelosdosseleocurriósospecharqueelotronolohubieracerradoantes.Subieronhastamuyarriba sin ver nada extraño, y cuando ya estaban a punto de bajar, a Romero le pareciódistinguir una sombra a su derecha, así que se entretuvieron en reconocer el terrenoexhaustivamente,aunquesinresultado,perosihabíantardadotantoenvolver,eraporquenosehabíandadocuentadequeyoestabadormidodentrodel jeephastaquesequedaronsintabaco,ycuandomedespertaron, loúnicoquefuicapazdedecirles fuequeel tenientemehabíamandadoabuscarles.

Michelínsepusocomounafiera,insistióenqueteníanordenterminantedenoalejarsedelaradio,lesrecordóqueparaellosestabavigenteelestadodeguerraquenosehabíahecho

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públicoparanoalarmaralapoblacióncivil,lesamenazóconunexpedientedisciplinarioporabandonodelpuestodecombateyellosloaceptaronconmuchatranquilidad.Muybien,dijomi padre, que Izquierdo nos tome declaración cuando vuelva. E Izquierdo se la tomó,anotandoconmuchocuidadoqueeltenientedonSalvadorRodríguezBlanco,jefedelpuestodeFuensantadeMartos,decuarentaynueveañosdeedad,habíadecididopermanecerenelcuarteldespuésdeencomendar,encontradelaexpresavoluntaddesumadreytutora,auncivildeonceañosdeedad,elniñoAntoninoPérezRíos, lapeligrosa labordeenlacecon laposiciónde los agentes denunciados.Después, firmaron todosmenosMichelín, queguardóaquella declaración en el mismo cajón donde el historial delictivo de Burropadre seguíadurmiendo mucho tiempo después de que Elías y Filo posaran con su hijo en su casa deToulouse.

Eldíaquevisufoto,nohabíanpasadonicincomesesdesdeaquellanoche,ysinembargotodoerayatandistintocomosiFuensantadeMartosnofueramipueblo,nisushabitantesnosotrosmismos. Aquella guerra que no iba a acabar nunca, se había acabado, y se habíallevadotantascosasconsigoqueapenaspodíamosreconocernos.Demomento,lasredadassehabían terminado, se habían terminado los paseos demadrugada por el campo y el sueñoligero de quienes se despertaban cada vez que escuchaban pasos en la calle. Todosdeberíamos celebrarlo, en el fondo yo estaba seguro de que todos lo celebrábamos, y sinembargo,enlatabernadeCuellodurotambiénsehabíanacabadolosconciertosadosvocesylas rondas a cuentade la casa.Cadaunopagaba lo suyo,Carmela yano se apoyaba en elquiciodesupuertaparavernospasar,ynadieencerrabaasushijosencasasindejarlessalirni al patio. La paz, esa paz que don Eusebio llevaba una década celebrando en vano y enciertas fechas señaladas, había llegado por fin hasta nosotros. Todos deberíamos estarcontentosyseguramentetodosloestábamos,peroquienesahorateníanunhijo,unhermano,un padre, un amigo en Francia, antes tenían una esperanza, una luz frágil, pequeña,inservibleyraquítica,perounaesperanza,ylahabíanperdido.

Pocoapoco,alolargodelverano,fueronllegandodosclasesdenoticias,buenasymalas,delosquehabíanhuidoenprimavera,porquemuchoshabíancaídoporelcamino,perootroshabíanllegadohastaToulouse.Estosúltimosinundaronelpueblodecartas,fotosyrecortesdeperiódicosdesconocidos,perohechosenespañol,porespañoles,quepublicabanretratosdegrupoode familia, dondehombres limpios, sonrientes ybien vestidos, posabanbajountitularquelesidentificabacomobravosguerrillerosandalucesquehabíanlogradoescapardelasgarrasdelfascismoasesino.Peroasíytodo,hubogente,ydelosdosbandos,quesenegóaaceptaraquellarealidad.

—Que ésos no han salido de aquí, hombre —Paquito fue de los más insistentes—, quesiguenenEspañaylescogeráncualquierdía,¿queno?¿TúnotehasfijadoenlafotoesaqueCarmonaleincautóaJuliánCabezalarga?¿Nolahasvisto?

Síquelahabíavisto,nohabríapodidonoverlaporqueestabaenunapareddelaoficina,clavada con cuatro chinchetas. Era un retrato de grupo, unos quince hombres vestidos depaisano, entre los que se reconocíamuy bien a Elías, por el flequillo, a Celestino, por esafrente tan ancha que había dado lugar almote de su familia, a los dos Fingenegocios, y aalgunosmás,posandocontresocuatromujeres,entreellasFernandalaPesetilla,quellevabaun uniforme blanco, como de cocinera, y estaba colgada del brazo de su marido, NicolásSaltacharquitos.Enaquelretratohabíatambiéndosdesconocidos,unoaltísimo,conelpelorizado y unas gafas que debían de estarmuy sucias, porque de sol no eran, pero tampocodejabanverbiensusojos,yotroquenoloeradeltodo,porquemedíaunmetroochenta,teníaelpelo claro, losojosdecolormiel, y eramuy,muyguapo, aunqueenmiopiniónno tantocomoSanchís.Todosellosestabanplantadosenunaacera,delantedelapuertadeunbar,ounrestaurante,encuyotoldoaparecíaunnombrequecualquieradenosotrossabíaleerdeuntirón,«Casa Inés, lacocineradeBosost».Noseveíanadamásqueeso,nicoches,niotraspersonas,niplacasconelnombredelacalle,ningúnindiciodequeaquellafotohubierasidotomadaenelextranjero.Poreso,porquetodoenellaerainconfundiblementeespañol,Paquitono era el único habitante de Fuensanta deMartos que desconfiaba de que los guerrilleroshubieranlogradohuir,aunquenadiesabíaquépintabaunapalabratanrara,Bosost,entodoaquello.

—Seráelnombredeunplato, ¿no?—decíamimadre,apoyándose la laboren la tripa—.Comotorrijas,oalgoporelestilo,laespecialidaddelacasa…

—Seguro—lamujerdeRomeroasentíaconlacabeza—,yluegoseráunpotajedejudías,oalgoasídecorriente,nocreas.

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—Nosé—terciabalamujerdeCarmona—,amí,contantaseses,mesuenamásanombrededulce,¿no?,comosifueraunpastel,ounpostre,algoasí.

—Puedeser—concedíanlasotrasdos,mientrasseguíanhaciendoganchilloalasombra—,sí,comolospetisús…

Yo las escuchaba sin decir nada, pero no desperdiciaba ninguna ocasión de llevarle lacontrariaaPaquitocuandonadiepodíaescucharnos.

—¿Perono te acuerdasdeque esenombre era el que llevaba escrito enunpapel aquelguerrilleroquesesuicidóafinalesdelañopasado?YladireccióneradeunacalledeFrancia,acuérdate…

—Sí,peroallínoaparecíanlosbosostporningunaparte—merespondíaél—.¡Yandaqueno debe haber «Casas Inés» en el mundo! Pero un montón, y además… ¡Joder, Nino!Cualquieradiríaquetealegrasdequesehayanescapado.

—No,sinoeseso—reculabayo—.¿Cómomevoyaalegrar?Essóloque,megusteono,creoquenolleváisrazón…

Al final, le hice una visita a doña Elena para mirar el significado de Bosost en laenciclopedia,peroellameahorróeltrabajoconunasonrisa.

—Dile al animal de tu amigo Paquito —anunció, mientras yo todavía estaba pasandopáginas—queBososteselnombredeunpueblodelvalledeArán,que,aunqueélnolosepa,estáenCataluña,enlaprovinciadeLérida.

Peroyonoquisedecírselo,niaélnianadie,ynotantoporprecauciónsinoporqueaqueldato sólo serviría para afirmarles aúnmás en la esperanza, o en el temor, dequeRegalitovolveríaaFuensantadeMartosconlospiespordelanteencualquiermomento.Hastaque,afinalesdeagosto,empezóaestallar,demanoenmano,unabombaquedisipóhastaelúltimorecelodelosmásrecalcitrantes.

Lo que llegó entonces a casa de Joaquín Fingenegocios y Vida Cuelloduro, no fue unrecorte,sinounapáginadeperiódicoentera,conunacabeceraescritaenespañol,NuestraBandera,quenosóloerabienconocidaparalamayoríadelosadultosquelavieron,sinoqueademásllevabadebajo,ybienclarita,unainscripcióninequívoca,París,2deagostode1949.Pero ni siquiera eso resultó tan concluyente como su contenido, un reportaje que ocupabatodalapáginabajoeltitularUnahistoriadepelícula.

«A mí, él siempre me había gustado, la verdad, desde que éramos niños, aunque sólopodíamosmirarnos de lejos, porque los dos sabíamosquemi familia jamáshabría toleradonuestra relación. Y aquella noche, cuando los perros ladraron, y salí tras ellos, y me loencontrédetrásdeunmatorral,conlapiernaensangrentada,ytandébil…Medioigualqueestuvieraapuntándomeconunapistola,porqueniporunmomentopenséenentregarle,sóloen la alegría de estar con él. Así que le dije, guárdate eso, anda, no vaya a ser que medispares sin querer y vayas amatarme precisamente ahora, que es cuando podemos estarjuntossinqueseenterenadie.Yélmesonrióyseguardólapistola,claroestá».

Quienhablabaasí,conundesparpajoquelecostóadoñaFelisaunasfiebresimaginariasqueleimpidieronvolverasaliralacallehastadespuésdeNavidad,eranimásnimenosqueIsabelMariamandil,omejordicho,lamujerdesconocidaymundana,nuevayresplandeciente,hermosa,quehabíaresultadodeaquellajovencitamísticaysincoloraquienhabíamoscreídoconocer cuandono teníamosni ideadequeEnriqueFingenegocios yahabía entrado en suvidacomounelefanteenunacacharrería.

«Yosabíaadóndeteníaqueir»,declarabaélenlamismaentrevista,«aquellatarde,cuandome hirieron, tenía más cerca otro cortijo de confianza, pero me arrastré como pude parallegaraldelaabueladeIsabel.Sabíaqueellaestabaallíporquemegustabavigilarladesdearriba,mirarlaconunosprismáticos».Ellalearrastróhacialacasa,leencaramóenlamesadelacocina,lelavólaherida,lesacólabalaconelmangodeunacuchara,yhastalecosió,siguiendo las instruccionesque le ibadandoelpropioherido.«Fueelpeormomentodemivida,elpeor,tenerquehurgarleenlaheridaycosérseladespués…Noquieroniacordarme,¡teníatantomiedodequese infectara!Perotuvemuchocuidado, todosalióbien,ysubíuncolchónaldesván,lehicelacamaallí,yletuve…Nosé,másdeunmes,¿no?,hastaquesepusobiendeltodo».

Para saber lo que había pasado en aquel desván, bastaba con ver la foto que ilustrabaaquel reportaje y en la que, como si presintiera el regocijo que sería capaz de levantardurante un instante el ánimo de los suyos, Enrique Fingenegocios había posado un brazosobreloshombrosdeIsabelMariamandil,aunquesumanoderecha,muchomásabajodelonecesario, se apoyaba descaradamente en uno de los pechos de aquella mujer florecida,

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irreconocibleensuvestidoceñido,escotado,enlosrizosdesupelosuelto,enlavivacidaddesusonrisadelabiospintados,tansemejantealadelhombrefelizquelaacompañaba.

—Ypensarque lahe tenido tancerca todosestosaños…—se lamentóelPortuguésunatardemientrasbajábamosjuntosdesdeelcortijodelasRubias,porquemehabíapedidoqueleacompañaraaveraManoloelSereno,unhombredeFrailesalquequeríacomprarleaceitepara el restaurante de una conocida suya—. Pero ahímismo, ¿eh?, al alcance de lamano,comoquiendice,yquenomehayadadocuentadenada,hayque joderse…¡Quétía!,¿no?Quélista,quévaliente,ylobuenaquesehapuesto,además,menudopardetetas,¿dedóndehabrán salido, si antesno se le veíanporningunaparte? Joder conFingenegocios,quéojoclínicotuvoelmuycabrón,yamehabríagustadoamí…

—¿Qué? —y Paula, que había bajado corriendo detrás de nosotros, porque se habíaolvidado de decirle a su novio que se había quedado sin tabaco, irrumpió en nuestraconversacióndándoleuncapónenlacabeza—.¿Quétehabríagustadoati,Pepito?

—¡Coño,Paula,quésustomehasdado!—alprincipio,élseconformóconllevarselamanoalacoronilla—.Ymehashechodaño,encima.

—¿Daño?Unabrechaesloquetendríaquehacerte,porgolfo,asíquecontéstamedeunavez,¿quéesloquetehabríagustadoati?

—¿Y a ti? —Pepe el Portugués se revolvió, rodeó a su novia con los dos brazos parainmovilizarlossuyos,lalevantóenvilo,inclinósucabezahaciaella—.¿Quéesloquetegustaati,Paulita?

—Niseteocurra,Pepe—Paulaintentabazafarse,movíalaspiernasenelaire,losbrazosen el reducido espacio que la presión de los brazos de su novio le consentía, y le dio unapatada, luegootra,hastaqueélcruzó laspiernasyellayanopudomovermás lassuyas—.Queestáelniñodelante…

—¡Ah!,claro,paradarmedehostiasnoimportaqueestéelniñoaquídelante,peroahoraque te tengo trincada… —y yo creía que se estaban peleando, parecía que se estabanpeleando,pero justoenese instante,ellaseechóareírcomosinuncasehubieradivertidotanto—. Pues no te vas a ir de rositas, ¿sabes? Lomenos que puedo hacer es chuparte lanariz.

—No,no,no,no…—Paulaseguíariéndose,echabalacabezaparaatrás,seapartabadeéltantocomopodíaynopodíadejardereír—.Nomechupes lanariz,por favor,por favor,nisiquieralapunta,quemedamuchoasco.

—Conquetedaasco,¿eh?—élsereíatantocomoella,ysiyonolohubierasabidoya,laformaenquelamirabahabríabastadoparademostrarleacualquieraporquéaquellacabramontesa le había gustado siempre más que su hermana Filo, más que aquella lanchaneumáticadeJaén,másquecualquierretratodeIsabelMariamandil—.Joder,Rubia,eresmuychulitatú,¿no?,paratenertantosascos.Bueno,puestechupounojo,quélevamosahacer…

—¡Queno!Unojo,menos,porloquemásquieras,nomechupesunojo…—ycuandoPepesacólalengua,larisaapenasleconsentíaarticularloqueestabadiciendo—,porfavortelopido,queesosíquenolosoporto…

—Pues vamos a tener que hacer un trato—su novio la besó en los labios y no la soltó,aunquedejóquesuspiesseposarandenuevoenelsuelo—.Aver,¿porquémelocambias?

—Telocambio…Paula movió la cabeza hacia arriba y se quedó mirando al cielo con su propia lengua

apoyadaenelfilodelosdientes.Estabapensando,peroantesdequellegaraaavanzarunaoferta,Pepesevolvióhaciamí.

—Vete,Nino,queeresmuypequeño.—¿Yelaceite?—lepregunté,paraintentaralargarmipapelenaquellaescena.—¿Quéaceite?Enesemomento,Paulaescondiólacaraensucuelloyledijoalgoaloídoqueyonopude

oír, pero que a él le encantó, a juzgar por la risita que dejó escaparmientras levantaba lacabeza para que ella sembrara su piel con muchos besos pequeños y repetidos, lentos yhúmedos,desdeelhombrohastalamandíbula.

—¿Teparecebien?—lepreguntódespuésconunavozdistinta,salvajeymansaalavez.—Sí—contestóél,conlamismasúbitaronquera—,meparecemuybien.—PueselaceitequeíbamosacomprarenFrailes—insistíyo,ariesgodeponermepesado

—,paraesaamigatuyaquetieneunrestaurante.—Peroestarásendeudaconmigo—ellalemiróyseechóareírcomosiningunodelosdos

mehubieraoído—.Losabes,¿no?

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—¿Cómoqueendeuda?Joder,túsíqueereslista,Paulita.Yonosécómohaceslascuentas,quesiempreacabodebiéndotealgo…

—¿Hasvisto?—yvolvióareírse.—Que qué pasa con el aceite… —insistí, y no esperaba que ninguno de los dos me

respondiera,peromeequivoqué.—Que te largues, Nino —porque Pepe rodeó la cintura de su novia con un brazo para

devolverle losbesosunoporunomientrasextendíaelotroconel índice tieso,señalandoalcaminoquellevabaalpueblo—.Perocagandohostias,ya,vamos…

LevantólacaradelcuellodelaRubiaparamirarmeymehizoungestoconlacabezaqueeraunaamenaza,peromeregalóalmismotiempounarisatantonta,tanfrenéticacomolassuyas.Nohabíaentendidoel sentidode laspalabrasqueacababadeoír, y sinembargo, lohabíaentendido,porqueaquellaescenamehabíaexcitadomásquelosdosúnicosbesosenlaboca,eldeSanchísyPastora,eldeFiloyElías,quehabíalogradoverenmivida.Poresonomeresistí, yechéaandarhaciaelpuebloconunhumormejorquebueno,un júbilo físico,puntiagudo,placenteroydolorosoalavez,quenomeestorbóparacomprenderqueunavezmás,yyahabíaperdidolacuenta,elPortuguésacababadesalirseconlasuya.Apesardelassecretasventajasquelograraextraerdelaaritmética,PaulanovolveríaamencionaraIsabelaquellatarde,estabatansegurodeesocomodequealgúndíatendríaquemorirme,perodetodas formas, al llegar a la primera curva conté hasta diez, retrocedí un par de pasos sinhacerruido,ypudeverlesalfintambiénaellos,besándoseenlabocaenmediodelcamino.

AunqueningúnotrovecinodeFuensantasabríaexplotarcontantaastuciaesadebilidad,PepenofueelúnicohombredelpuebloquepensóenIsabelMariamandildeunasolamaneradurante lasúltimassemanasdelveranode1949.Peroaquellahistoriadepelícula tuvounaconsecuenciamuchomás importante,porquenielmásdesconfiadode los fuensanteños,deunbandoodelotro,seatrevióasospecharqueunperiódicoespañol,nisiquieraclandestino,pudierapublicarunaentrevistatandescarada,unafototanimpúdicacomoaquella,quebiense veía que no podía ser más que francesa. Así, la leyenda de Cencerro se escurrió sinremedio,paralobuenoyparalomalo,porelcanalillodelescotedeIsabel,unesplendorqueal menos devolvió una efímera malicia a las sonrisas apagadas de quienes no tenían másremedioqueconformarseconunapazquenoeramásqueotraderrota,unfracasomenorysin embargomás cruel tal vez que el primero, porque era el último, el definitivo. Y al díasiguiente, cuando volví a casa a la hora de cenar después de acompañar al Portugués aFrailes, donde por fin le compró al Sereno noventa litros de aceite virgen que vendría arecogeruncamióndeunaempresadetransportesdeMadrid,lapáginadeNuestraBanderaya había circulado incluso por la casa cuartel, para que los hombres respiraran aliviadosmientraslasmujeressacabansuspropiasconclusiones.

—Claro—fue la demimadre—, así dice la pobre doña Angustias que desde que se fueIsabelita no ha vuelto a dormir bien. Como que la atiborraría de pastillasmientras estabaarriba,conelotro,dalequetepego.

Peronoseacabaronahí lasconsecuenciasdeaquelepisodio,queenlacasacuartelhizofelizaotramujerqueselomerecía.

—Noesqueahoranoscorraprisa,ninada,nopenséismal—ledijoCurroamispadres,anticipando la hipótesis deun embarazode su novia para desviar la atenciónde supropiodespecho,comosiningunodelostressupieraqueenlatabernadeCuelloduroseconsolabandelfinaldeLavacalecherahaciendocoplastodaslasnochessobresuinfortunadoamorporIsabel—, pero Sonsoles y yo vamos a casarnos en cuanto don Bartolomé nos eche lasamonestaciones.

—¡Québien!—contestaronellosacoro—.Enhorabuena.—Sí,bueno,novaaserunabodacomoladeMarisol,vamosacelebrarloaquímismo,enel

pueblo,unaceremoniasencilla,peroelcasoescasarse,¿no?—Claro—asintiómimadre,yapenasleviosalirporlapuerta,sevolvióamirarasumarido

conunacaradelástimaqueapenasaguantóelembistedelaprimeracarcajada—.Quépena,pobrecillo…

—Sí—mipadreasintió,procurandoreírsesinhacerruido—,peroyocreoqueestovaaserpeor…Porlodelascoplas,digo,quehayqueverlagraciaquetienenalgunas,además.

Suspronósticossecumplieron,porqueCuelloduro,lejosderenunciarahacerrimasacostade la vida sentimental de Curro, intensificó su producción, pero a Sonsoles eso le dio lomismo.Eldíadesubodaamaneciófeo,conelcieloencapotado,amenazandolluvia,peroellahizotodas lastonteríasquehacíanlasprotagonistasdeesasnovelasquelegustabantanto,obligóaCurroa salirdel cuarteldoshorasantes, sepusounamantillade suabuela,unos

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pendientesdesumadre,algonuevo,algoviejo,algoazul,algoprestado,dejóescaparunaslagrimitas al salir de su cuarto de soltera, escogió un ramo de florecillas blancas, queparecían baratas, campestres, pero tenían un nombre francés y eran lo más elegante quepodíallevarunanovia,segúnella,yllegóuncuartodehoratardealaiglesia.Ycuandosaliódeallí,porfincasada,elsolsaliótambién,comosinoquisieraestropeareldíamásfelizdelavidade lanoviamásrománticay tontorronaque jamássehubieracasadoenFuensantadeMartos.

Sinembargo,notodaslashistoriasdeamordeaquelañotuvieronunfinalfeliz.Afinalesde septiembre, Elena me escribió para contarme que había convencido a su abuela y sequedabaavivirconsus tíos,enOviedo.Tevoyaechardemenos,Nino,decíaen laúltimalínea, escríbeme, por favor, un beso. Nunca lo hice porque no habría sabido qué contarle,exceptoquecuandosemarchó,enjunio,yameimaginabaqueibaapasaralgoasí.Poreso,laúltimatardequepasamosjuntos, lepedíquemebesara,porsinonosvolvíamosaver.Ellaaplastósubocacontramimejillaymeatrevíapedirlemás.No,asíno,bésameenloslabios,anda. ¡Ay, Nino, no seas pesado!, me contestó, y subió la cuesta corriendo, sin volverse amirarme. No contesté a su carta y no me envió ninguna más, pero tampoco me importódemasiado.Ellahabíavueltoadecirmequeno legustabaelmonte,nivivirenuncortijo,yque era una pena, pero que al final seguro que acababa casándose con un médico o unabogadodeOviedo.YoyahabíadecididoquequeríasercomoPepeelPortugués,ymientrasfantaseabapormicuenta,asolasyensecreto,coneldesvándelcortijodedoñaAngustias,medabacuentadeque,pormuchoquemegustara,unachicacomoElenita,consuslazos,ysusleotardos,ysusmelindres,nopegababienenunavidacomolaqueyoqueríavivir.Mejorunacabramontesa,alaquetrincarenlamitaddeunatrochaparaproponerletratosquesólosepodíanhaceraloído,acambiodenochuparlelapuntadelanariz.

—Nosécómovoyaarreglármelasparavivirsinella—medijodoñaElena,sinembargo,cuandovolviódeAsturias,sola,aprimerosdeoctubre—.Eraloúnicoquetenía,yahora…

Entonces pensé que antes o después acabaría marchándose ella también, pero meequivoqué.DoñaElena fue la única que se quedó, lo único que conservé de aquellos añosintensosyterribles.Ycuandofuiyoquiensemarchó,ellasiguióestandoenelmismositio,aquella casa pequeña y limpia, bonita y pulcra, que tanto se le parecía, y en la que siguióinvitándomeamerendarpestiñosyvinodeMálaga,enlasmismascopitastalladasdecristaldecolores,cadavezquevolvíaaunpuebloqueparamíyaerasóloella,lacasademispadresylaengorrosaobligacióndetodaslasvacaciones.

PorquePepeelPortuguéstambiénsefue,consusdospiernasenterasyningúnloroenelhombro.Me loanuncióélmismo,unadeesas tardesen lasqueelotoñosehacía invierno,porque el aire se afiló de pronto, y se volvió más limpio, y luego viento. Aún no habíaterminadooctubre,peroaquelaño,elhielotambiénsabríaburlarsedeloscalendarios.

—Deberíamosdejarlo,¿no?—estábamosenelrío,pescando—.Hacefrío.—Sí—melevantéymeabrochélachaqueta—.Meparecequeesteañosehaacabadolo

bueno.—Sehaacabadolobueno,sí—repitió,conunacentomisteriosamentegrave,yempezóa

recogersusaparejosmuydespacio—.Mevoy,Nino.Alescucharle,apesardelfrío,lahumedadquenoshabíacaladohastaloshuesos,volvía

sentarmeasulado.—¿Adónde?—ASevilla,creo—memiróyseechóareír,comosinisiquieraélcreyeraloquemeibaa

decir—. Me voy a llevar a Paula, voy a casarme con ella, a tener hijos, a trabajar en unafábricayavivirdeotramanera,enunpiso,enunbarrioobrero,enfin…SéqueSevillanomevaagustartantocomoesto,pero¿quéquieres?Asíeslavida.

Mequedéensilencio,mirándole,esperandoaquememirara,peronolohizo,ymientrasleveía enrollar el sedal, asegurar el carrete, recoger las cajas de los anzuelos, de los cebos,intenté echarle la culpa a Paula, convencerme de que aquella vida absurda que lo iba aapartardemíerasólounproyecto,unaideapasajera,unsimplepropósitosinplazonicertezaalguna,peronolologré.

PepeelPortuguéssemarchaba,medejabasolo,huérfanoconpadreymadre,huérfanoderío, de monte, de tardes perezosas y baños en las pozas, de meriendas memorables yconversaciones íntimas, tontas o trascendentales. Se marchaba, y era la persona másimportantedemivida,unamormásfuertequeelamor,perosemarchaba,ysinembargosequedabaenmí,porqueyoseríaotroniño,otroNino, sino lehubieraconocidoa losnueveaños,cuandosóloerauncanijoalquenuncalehabíapasadonadamásimportantequeverel

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mar,habersequitadoloszapatosparaquesusprimosselosrobaranmientrasjugabaalfútbolenlaplaya.Élmehabíaconvertidoenalguiendistinto,enalguienmejor,mehabíaenseñadoquéclasedehombrequeríallegaraser,aquiénmegustaríaparecerme.Enaquelmomento,la vida sin élme pareció tan imposible que comprendí que yo tambiénmemarcharía, quealgúndíameiríadeFuensantadeMartosparaaplicarlejosdelrío,deesemontequesehabíaquedadodesnudo,vacíoyyermo,todoslostrucosdehombresoloqueelPortuguésmehabíaenseñado.PorquePepesemarchaba,eraverdad,yyosabíaporqué,yaunquenoquisieranipensarlo,llevabamesesesperandosupartida.

—Aquíyanotienesnadaquehacer—nuncasemehabíaocurridoquelapazpudierallegarasertanamargatambiénparamí—.Eseso,¿no?

—Justo —entonces por fin me miró, y en su boca se dibujó una sonrisa indecisa,melancólica—.Esoesloquepasa.

Porque viniste a sacar al primer Cencerro, seguí hablándole con los ojos, los labioscerrados, viniste a enlazar con Sanchís, a organizar aquella huida que no salió bien, y tequedaste para ayudar a los que seguían arriba, para encargarte de las muertes deComerrelojesydePilatos,parasupervisareltrabajodelaimprenta,paraescribirlostextos,consultandoesoslibrosquetienestanbienescondidos,paraqueelsegundoCencerrolograraterminarloqueapenasllegóaempezarelprimero.Paraesovinisteyporesotevas,porquetutrabajohaterminado,porqueelmonteestávacíoyaquíyanohacesfalta.

Nonecesitabahablarparaquemeentendiera,yéltampoconecesitópalabrasparadarmelarazón.Losdosnoslevantamosalavez,ynosécuálfueelprimeroenabrazaralotro,sóloquelosdosnosabrazamosconlamismafuerza,yqueyoestaballorando,élno.

—Acabarássiendomásaltoqueyo,Canijo.—Tevoyaecharmuchodemenos,Pepe.—Yyoati,camarada—peroenesapalabraselequebrólavoz—,yyoati…

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IV

Estoesunaguerraynosevaaacabarnunca

Pasaronotrosonceañosantesdequealguienvolvieraallamarmecamarada.Lacitaeraalascincoymedia,enPedroAntoniodeAlarcónesquinaconRecogidas.Llegué

diezminutosantes,porquesólollevabaunosmesesviviendoenGranadaynoconocíabienelcentrodelaciudad,perodespuésdelocalizarlaesquina,entréenelbardeenfrente,pedíuncaféyabrí elperiódico.Ella llegócasiuncuartodehora tarde, con laactituddequiennotieneporquétomarprecauciones,ynosedisculpó.

—¿Porquéquieresunirteanosotros?—mepreguntódesopetón,despuésdepresentarsecomoNieves y señalar vagamente con lamano hacia delante, para indicarme que preferíacaminar.

—Bueno,nosetrataexactamentedeeso—sonreíalcomprobarquemirespuestalahabíaasustado—. Quiero decir que no necesito unirme a vosotros porque yo siempre he estadodentro.

Ella levantó mucho las cejas para mirarme mientras yo escuchaba la voz de Pepe elPortugués,¿quéclasedepersonavasasertú,Nino?,¿aquiénquieresparecerte?,mientrasvolvíaaversusojos,fijosenlosmíos,aquellatarde,enelrío.

—Amímereclutóunhombredemipueblocuandoteníadiezaños—aquellaaclaraciónnolaimpresionó.

—Mira, camarada, aquí no estamos para tonterías —y me dedicó una sonrisita desuperioridadparademostrarlo.

—¿Tonterías?Noestoydiciendotonterías.MipuebloestáenJaén,enlaSierraSur,yestoyhablandodelaguerrilla,delaresistenciaarmada,dehombrescomoCencerro,¿tesuena?

—No—sentencióconunacentoa laalturadesusonrisa,elairedesuficienciaenelqueenseguida descubriría que se refugiaba cuando estaba nerviosa—. Lo único que sé de laguerrillaesquefueungraveerrorestratégico.

—Ungraveerrorestratégico…—repetí,mientraslamiraba.Eramás joven que yo, que en 1960 eramuy joven, ymuchomás baja, pero en aquella

épocayaestabaacostumbradoaquelaschicascasinuncamellegaranmásalládelabarbilla.Teníalosojosmuyazules,elpelocastaño,rizado,yunacarainteresante,porquesinlasgafashabríasidounachicamonaconvencional,conciertoaireanticuadoy labocamuypequeña,como las muñecas de porcelana, pero ellas le daban fuerza, gravedad, y prestaban unaconsistenciadesafianteasumirada.Quépena,medije,mientraspensabaqueyanoteníamosnadamásquehablar,peroeneseinstante,mecogióporelbrazoycambiódetono.

—Losiento—eraunachicalista,además—.Noqueríaofenderte.—Puesmehasofendido—yenuninstante,todamiinfanciadesfilódelantedemisojos—.

Mehasofendidomucho.—Lo siento —repitió, y apretó los párpados mientras se mordía el labio inferior—.

¿Seguimosandando?Asentíconlacabezayavancéunospasosensilencio,mientrassentíaqueentreellayyo

cabíamuchagente,Joaquíntuerto,conloshuesosrotosylacabezaalta,Cuellodurollorandopor la calle con su cuerpo desmayado entre los brazos, Laureano chillando para que lomatarandefrente,supadrecayendodeespaldasconesaoscuracamisadecuadrosenlaquesolíanenvolverlemissueños,Sanchísconlapistolaenlasien,PastorapresidiendoelduelodeuncaídoporDiosyporEspaña,Saltacharquitosheridoenelhombroysumujersuplicandoque, por lo quemás quisieran, no le pegaran en la tripa, Catalina la Rubia sosteniendo la

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notificación oficial de la muerte de su hijo Paco y de los tres guerrilleros gallegos quemurieronconél,Carmela laPesetilla apoyadaenelquiciode supuertaparavernospasar,ropasnegrastendidasenelbalcóndesucasa,yenladeChapines,yenladeFingenegocios,el luchador anónimo a quien nadie logró identificar con la dirección francesa de unrestauranteespañolquellevabaenelbolsillo,labandasonoradetodaslaspelículasdeterrorquehabíaescuchadomientrasmihermanaDulcecantabaparamí,ydespués,cuandometocóa mí cantar para mi hermana Pepa, y Tomás Villén Roldán, y José Crispín Pérez, vivos ymuertos,antes,durante,despuésyenelexactocentrodesu leyenda,muchagente,muchodolor,muchoheroísmo,muchasangre,muchocoraje,demasiadosufrimientoparasólocuatropalabras,ungraveerrorestratégico.

—TúhacesPsicología, ¿verdad?—peroellanopodíaentenderlo—.Nos interesasmucho,porque esa facultad es pequeña, y allí tenemos poca gente. Lo malo es que estarásterminando,¿no?

—No.Estoyenprimero.—¿Enprimero?Pero…—memiró,abriólaboca,lacerró,seguíasinentendernada—.Me

habíasparecidomayor.¿Cuántosaños…?—Veintitrés. Bueno, todavía tengo veintidós, cumpliré veintitrés en enero, dentro de un

mesymedio—hiceunapausaparamirar susmanosblancas, suaves,dededosestilizados,delicados,dedosdeseñoritaconunsolocallo,eldeescribir,enelcorazóndeladerecha—.Peroestoyenprimeroporquemispadresnotienendineroparapagarmelacarrera,yhastaahora no he podido pagármela yo.Hice todo el bachiller por libre, preparándome con unamaestra demi pueblo, una republicana represaliada a la que el régimennuncaha queridorehabilitar. Ella no me cobraba, pero yo intentaba pagarle como podía, vareando olivos,recogiendo esparto, haciendo pleita…—volví amirarla, primero a lasmanos, después a lacara—.Claro,quetúnosabrásloqueeslapleita—tampocoquisopreguntármelo,aunquesehabíapuestomuycolorada,yamíseguíangustándomelaschicasqueseponíancoloradas—.Total,queenjunioibaaJaén,aexaminarmeenelinstituto,hastaqueterminé,alosdiecisieteaños.A losdieciochomefuia lamilidevoluntario,a losparacaidistas,paraganarunpocomás de dinero, yme chupé dos años en Alcalá deHenares. Después tuve que volver amipueblo,atrabajarenloquesalía,quenoeramucho,hastaqueencontrétrabajoenJaén,enuntallerdemotos,yelañopasadoporfinpudehacerPreuallí,enunaacademiaqueteníaturnonocturno.Soyunbuenmecánico,ymi jefemerecomendóparael tallerdeunamigosuyo, aquí, en la carretera de la Sierra, pero nome contrató hasta abril. Por eso estoy enprimero.

Podríahaberlecontadomáscosas.Quemipadreeraguardiacivil,porejemplo.Quecadavezque ibaalpueblomerecordaba lobienqueestabaPaquitoenel cuarteldeCastillodeLocubín, total, a dospasos, y ganandoun sueldomuchomejorque elmío, yAlfredo yanodigamos,porquehabíatenidolasuertedequelomandaranaCeuta,yallícobrabantodavíamás,undineral,ycontodomásbaratoporqueerapuertofranco.Podríahaberlecontadoqueparaél,paramimadre,yoeraunaprecozespeciedefracasado,queningunodelosdossabíadeletrearcorrectamenteelnombredelacarreraquehabíaescogido,niexplicarseparaquéservía, ni por qué tenía que dejarme casi la mitad del sueldo en el alquiler de un cuartodiminuto en un piso compartido, en el Zaidín, cuando podría estar tan ricamente, con treshabitacionesparamísolo,encualquierpueblodelaSierraSur,vestidodeverdeaceituna.

Podríahaberlecontadotodoeso,peronomeconvenía,yademás,estabadisfrutandodesusonrojo, la marea turbia, caliente, que ya había colonizado sus orejas, su garganta, yempezabaaextenderseporsuescotecuandoseatrevióahablarporfin.

—Noloestoyhaciendonadabien,¿verdad?—No—lamiréysonreí,peroescogíunacentosuave,pacífico,pararegañarla—.Loestás

haciendomuymal.—Ya…—volvióaapretarlospárpados,amorderseel labioinferior,yterminósacudiendo

variasveceslacabeza,comosiquisieraborrartodoloquehabíadichohastaentonces—.Losiento.

—Esoyalohasdichoantes.—Sí—yporfinsonrióellatambién—,yalosé,pero…—Mira,vamosahacerunacosa.Entramosenunbar,nossentamos tranquilamente,nos

tomamosunacopayempezamosotravez,desdeelprincipio,¿deacuerdo?Yoinvito.Hastalasochonotengoclase.

Mi flamante responsablepolíticasedejóguiarcomounacorderitadesorientadahasta lapenumbradeunpiano-bar,yallítodolesaliómejor.

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—Necesitarásunnombrenuevo—medijoalfinal—.¿Cómoquieresquetellamemos?—Carajita—contesté,yellaseechóareír.—¿Carajita?Esonopuedeser…Tehacefaltaunnombrenormal,Juan,Pedro,Miguel…—No—hiceunapausaparaquecomprendieraquehabíavueltoahablarenserio—.Mira,

noeslaprimeravezquetrabajoparaelPartido,¿sabes?Siempremehellamadoasíynuncahetenidoproblemas,nisiquieraenJaén,dondeatodoelmundoleconocenconotronombre.Carajitaeraelmotedemiabuelo,peromipadrenunca lousó,paraqueno lerelacionaranconunfusilado.

—Bueno—y volvió a ruborizarse, como si ella tuviera la culpa de que en su familia nohubieran fusiladoanadiedespuésde laguerra—,puesCarajita,si teempeñas…Aunque laverdadesque…

Seechóareírysecallódepronto.—La verdad es que ¿qué?—le pregunté, porque sabía de sobra lo que iba a decir yme

apetecíaescucharlo.—No,nada,nada…Bastantehemetidoyalapatacontigo.—Puesporeso—ymeechéareír—.Dímelo,mujer,total,porunamás…—Bueno,ibaadecirque…Nosé,peromeparecequeesenombre,apartederaro,pues…

Eldiminutivonotefavorecenada,laverdad.—Nocreas—me levantépara irapagaryellamesiguióhasta labarra—.Enmipueblo

somosasídechulos, ¿sabes?Amí siguen llamándomeelCanijo—y lamirédesdearriba—,porque era muy bajito de pequeño, así que cuando quieras probar… No tienes más quedecirlo.

Notardómuchoenquerer,niencontarmequesellamabaMaribel.Tampocoendescubrirquemi padre era guardia civil, pero siguió queriendo. Yo también quería, y la quería.Noscasamosen1964.Diezañosdespués,enlacárcel,oíhablardeCamiloporprimeravez.

Cuando yo caí, por un mínimo, desgraciado error de cálculo, ya era profesor en laUniversidad, ganabamás que Paquito,Maribel me había pillado con otra, se había ido decasa, yo le había repetido un millón de veces que no, que no, que no y que de ningunamanera,mehabíadejadomanejarcomounmuñeco,hastaqueconseguíhacerlavolver,estabamuchomásenamoradodeellaqueeldíaquenoscasamos,yhabíamostenidounhijo.Habíallegado, además, a ocupar un cargo importante en la dirección del Partido enGranada, enparte por mi propio y peculiar prestigio, en parte porque todos los secretarios deOrganización que habíamos tenido antes, habían ido cayendo comomoscas, uno detrás deotro.FaltabanpocosdíasparalaNavidadde1973,ydesdehacíamásdetreceaños,trabajabaenlaclandestinidadsinhabertenidoniunsolotropiezo.Habíanestadoapuntodecogermevariasveces,perosiempremehabíasalvadounsextosentido,unaintuicióninexplicableparatodoslosquenosehubierancriadoenunpueblocomoFuensantadeMartos,enunaépocacomolasegundamitaddelosañoscuarenta.

Yo había abandonado el monte, pero el monte nunca me había abandonado a mí. Sumemoriaseguíaviviendoenmicabezayenmistripas,meprotegía,meamparaba,afilabamisinstintos,mis reflejos, congelabami sangre dentro de las venas yme recordaba siempre atiempoelnúmeroyelnombre, losrostrosyloshechosdelostraidores.Eraelmontequienmehacíaagacharmeparaatarmeunzapatocincuentametrosantesdellegarallugardeunacita,elmontequienmeconvencíadequeaqueltíobarbudo,conpintadeestudianteprogreytrencaazul,queestabaalaizquierda,mirabademasiadoelrelojparanoserpolicía,elmontequienmesusurrabaquenisemeocurrieradarmelavuelta,queentraraenlaprimeratiendaapreguntarelpreciodecualquiercosa,quecompraraalgobaratoysalieradespacio,conlabolsabienvisibleenlamanoysincorrer.

Después, cuando volvía a casa, tres o cuatro horas después de lo habitual,Maribel, tandespierta,tandesencajadayllorosacomohabíavistotantasvecesamimadreenlacocinadelacasacuartel,mecontabaquehabíandetenidoamicontacto,quehabíancaídocincooseismás,queeraunmilagroquenomehubierancogidoamí.¿Cómolohaces?,mepreguntabamientrasmedesnudabacondedosveloces,ansiosos,yyo ladesnudabaaellacon lamismaansiedadmientraslecontestabaquenolosabía,uninstanteantesdequelosdosdejáramosde hablar a la vez para embarcarnos en otro de los polvos furiosos, memorables, quebrindábamosalaeficaciapolicialdelaBrigadaPolítico-Social.

Aquellatardedediciembrede1973,elmontetambiénmeavisó.Ysinembargo,yaunquenuncamehabíaencontradoconunachapuzacomparableaaquellareunión,cuandoyahabíacruzadolacalleyavanzadounosmetros,medilavuelta,entréenaquellaratoneradeportal,y subí hasta arriba, porque creí que todavía estaba a tiempo de desconvocarla. Santi era

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alumno mío, yo le había metido en el Partido y no quise dejarle solo aunque no hubieracumplido ni una sola de las normas de seguridad que le había estado machacandoobsesivamente desde hacía meses. No pretendía hacer nadamás que eso, subir, llamar altimbre,decirlesquerenunciaran,quefueranbajandodeunoenunoparasalirendireccionesdistintas,peroapenastuvetiempodedecirlo.LaSocialnoshabíametidoaunhombredentroy fueélquienmeesposó, joder, asíque túereselCarajita,medijo, andaqueno teníamosganasdevertelacara…Luegomeadvirtióquepodíairmepreparando,peroesoselopodríahaber ahorrado. Primero, porque llevaba muchos años preparado y porque, hasta ciertopunto, aquella detención era un alivio para mí. Después, porque cuando sus superioresdescubrieronquemipadreeracabodelaGuardiaCivil,selimitaronapreguntarmesinomedabavergüenza,ynometocaronunpelonisiquieraalescucharqueno.

Cuandoingreséenlacárcel,miscamaradastodavíaestabansobrecogidosporladetencióndeCamilo,unmilitante legendario, todounhéroede laclandestinidad,desconocido inclusopara lamayoríade losdirigentesdel interior,alque lapolicíahabíacapturadounosmesesantes que a mí. Dicen los de Carabanchel que el tío está hasta contento de haber caído,contaban,porquesesentíafatalporllevartantosañossalvándosesiempre,yteníamiedodeque pensaran que era un traidor, un infiltrado, o algo parecido. Eso lo entendí muy bien,aunqueno lodije en vozalta.Tampoco sospechéqueaquelhombre y yopudiéramos teneralgo más en común, porque nunca supe de dónde había salido la noticia que me dio uncamaradaenelpatio,enlaprimaverade1974.

—Oye,Nino,¿túeresdeunpueblodeJaén?—asentíconlacabeza—.Entoncesdebessertú,sí…

—¿Yo?—noleentendí—.¿Yo,qué?—Nada,queestamañanahevistoamiabogadoymehapedidoquetedigaquelasemana

pasada,unhombrequesellamabaToribionoséqué,amanecióasesinadoenunolivar,amásdecienkilómetrosdesucasa.Porlovistolehabíanahorcado,peronosé…¿Esosignificaalgoparati?

—Sí—asentíconlacabezaysonreí,porquenadie lloranunca jamásporuntraidor—.LellamabanCarambita,ysignificamuchoparamí.

Enel juiciomecayeronveinteañospero,apesardequetuvequecelebrar lamuertedeFrancoenunacelda,en totalnocumplímásquedosymedio,porqueen juliode1976meaplicaronlaamnistíaparcialpordelitospolíticos.EnaquellaépocayamehabíaolvidadodeCamilo, y una de las primeras noches de abril de 1977, cuando me senté delante de latelevisiónconMaribel,despuésdecenar,porquenoshabíanavisadodequeenunprogramade reportajes de la segunda cadena iban a emitir imágenes de la salida de los últimos deCarabanchel,mecostótrabajoentenderloqueveía.

Alprincipio,noquisereconoceraPaulalaRubiaentrelasseñorasqueesperabandepie,tensasyconcentradas,conungestoserio,emocionado,muydiferentedelosgritos,eljúbilode los jóvenesmilitantes que las habían acompañado hasta la puerta de la cárcel. Pero lacámaravolvióaenfocarlasenplanossucesivos,máscortos,y lamásaltaeraPaula,yhastadosvecesPaula,porqueasuladohabíaunachicajoven,quedebíadesersuhijayeraigualqueella,conlamismaedadqueteníasumadrecuandolaconocí.

—Nopuedeser—murmuré,reconociendotambién,sinhaberlevistonunca,losrasgosdeladolescentequelaflanqueabaporelotrolado,yeneseinstante,Maribelempezóachillar.

—Mira,Simón…—eraSimón,peroyoni siquierapodíadecirque sí—. ¡EsSimón!YesedebedeserLobato,¿no?¡Nino!

Mediouncodazoytampocorespondí,nologréreaccionardeningunamanera.Nisiquieralamiraba,nopodíamirarla,nopodíahablar,nimoverme,apenasrespirar,porqueallí,antelacámara,tambiénestabaél,PepeelPortugués,porqueleestabaviendoeneltelevisordemicasa, treinta años más tarde, un primer plano en blanco y negro donde cabían todos loscolores del mundo, sus dientes blanquísimos, una paleta partida, quebrada todavía endiagonalcomouncuchillo,yhebrasblancasdondeanteselsollaspintabadeamarillo,lapielpálida,arrugada,elbrazoderechoenaltoyelpuñocerradoalfin,paraquelovieratodoelmundo. Todo eso veía yo, y Fuensanta de Martos, el molino viejo, los olivos, el río, loscangrejos, las truchas, los librosde JulioVerne,unamormás fuertequeelamor,yaaquelniñoquesehabíaconvertidoenmí,aunqueentoncesnosupieraquéclasedehombrellevaríaalgún día su nombre, sus apellidos. Todo eso pude ver, todo eso sentí mientras la vozimpersonaldellocutorhablabadeCamilo,desulargatrayectoriadeluchadorporlalibertad.

—Nino, ¿qué te pasa? —en la pantalla ya no había más que anuncios de coches, deelectrodomésticos,dedetergentes,decolonias,peroniasípodíayodejardemirarla—.¿Por

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quélloras,Nino?Háblame,dimealgo,porfavor…AquellamismanochehabléconPepeporteléfonoporprimeravezenmivida.Enlasede

de Madrid me dijeron que estaba descansando, que sería imposible, que no estabanautorizados a darme su número, pero les dejé el mío y mi nombre, Nino, y me llamóenseguida.

—Estoymuyorgullosodeti,Carajita—medijo,yapuntoestuvedeecharmeallorarotravezporquelosabíatodo,seguíasabiéndolotodo,despuésdetantosaños.

Aquellanoche,laemociónnomedejódormir.IntentéexplicarleaMaribeldurantehorasloqueaquelhombrehabíarepresentadoparamíytuvelasensacióndenohaberloconseguido,peromedijoquequeríairconmigoaMadridparaconocerle,ycreoqueentonces,mientrasnosescuchabahablardelosvivosydelosmuertos,loentendiómejor.

Enlasprimeraseleccionesdemocráticas,JoséMoyaAguilera,aliasPepeelPortugués,aliasFranciscoRojas,aliasJuanSánchez,aliasMiguelMontero,aliasJorgeMartínez,aliasCamilo,ocupóelprimerlugardelalistaquepresentóelPartidoComunistadeEspañaporlaprovinciadeJaén,yenlaqueminombreocupabaelúltimolugar.

Fue unamanera de honrar la presencia de los vivos y lamemoria de losmuertos, unacoronadelaurelsimbólicaparaelmonteyparaelllano,eldefinitivofinalfelizquemerecíanlosquesefueron,yaúnmáslosquesequedaron.

Debió de ser, también, un grave error estratégico, porque ninguno de los dos llegamosnuncaaserdiputados.

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Notadelaautora

LahistoriadeNino

Enlaprimaverade2004,unosmesesantesdeempezaraescribirElcorazónhelado,hiceunviajeencocheporelnortedeMarruecos—elterritoriodelantiguoProtectoradoespañol—,conmimarido,LuisGarcíaMontero,yunviejo,excelenteamigosuyo,después tambiénmío,CristinoPérezMeléndez.

Cristino,catedráticodePsicologíadelaUniversidaddeGranadayenamoradodeaquellazona,fuenuestrochóferynuestroguíaalolargodeunosdíasmemorablesdelosqueyosóloesperaba la emoción de conocer Asilah —o Arcila, como decían en mi casa—, una ciudadnorteafricana,entoncestambiénespañola,quetienemuchoqueverconmipropiahistoria.

EnAsilahsecriomiabuelaFrancisca,alaquesumadre,mibisabuelaIsabelGarcía,llevóhastaallícuandoeraunaniñadesdeunpueblodeMálaga,AlhaurínelGrande,pormotivosquenuncaenmividahelogradoaveriguar,pormásquelohayaintentado,ysinmibisabueloRafael Martín, una brumosa ausencia de quien apenas conozco el nombre y una leyendadudosa,susurradaconmediaspalabrasyquizásporesocierta,quesostienequeseganabalavidaconel contrabando.Ymucho tiempodespués, esta vezporel abrumadormotivode laguerracivil,enAsilahsecriotambiénmimadre,Benita,Moni,Hernández,queabandonóapie Madrid, la ciudad donde había nacido y a la que volvería años más tarde para noabandonarladuranteelrestodesuvida,consusseishermanos,suabuelaIsabel,expertayaenestaclasedeviajes,ysumadre.MiabuelaPacadejóasumaridopresoenEspañaconlaintención de instalarse en Casablanca, en casa de su suegra, la formidable e imponenteaventureraquefuemibisabuelaBenitaAlonsodelaIglesia,todounregalodepersonajeparaunabisnietanovelista.Cuandoestaposibilidadse frustró—porrazonesquenoconozcodeltodo,yaunasí,apenaspodríacontarenotranovelaqueseguramenteescribiréalgúndía—,Franciscacogióasumadreyasussietehijos,ysecruzómedioMarruecos,desdeCasablancahastaAsilah,parabuscarrefugioencasadeunaamigadesuinfancia.

Cuando nos estábamos acercando a esta última ciudad, por alguna razón que no logroexplicarme pero tampoco precisa de mucha explicación, me puse a llorar, y lloré durantemuchorato,pensandoenaquellasdosmujeressolas,mibisabuelaymiabuela,cargadasdeniños,tanlejosdecasa,ytambiénensushijas,dosniñasespañolas,miabuelaymimadre,quederepentemeparecieronmáspequeñas,másperdidas,másconmovedorasquenuncaalsituarlas en aquella belleza tan esplendorosa como extraña. Quizás mi llanto creó unaatmósfera propicia a las confidencias, porque en el viaje de vuelta a Tánger, donde nosalojábamos,Cristinomecontóunahistoriadesuinfanciaenlaqueyoviinmediatamente,conesosojosquevenmuchomás,conmuchamásprecisiónyamuchamásdistanciaquelosquetengoenlacara,unanovela.

EllectordeJulioVerneesesanovela,lanoveladeCristino,queaquellanochemehablódeCencerro,desuvalor,desuarrogancia,delaleyendadelosbilletesfirmadosydesumuerteheroica,ymecontócómoeralavidadelhijodeunguardiacivilenunacasacuartelcomolade Fuensanta deMartos, donde las paredes no sabían guardar secretos y los gritos de losdetenidosllegabanhastalascamasdelosniños,igualquellegóhastasusoídos,unanoche,lapreocupacióndesupadreporunhijotanbajitoquenoibaadarlatallademayor,yalqueporesoobligóaaprendermecanografía,conunguardiaquesólosabíaponerleahacerplanas.

Cuando empecé a pensar seriamente en escribir esta novela, busqué a Cencerro en loslibros, y descubrí con asombro que había muerto dos años antes de que Cristino naciera.Después de un instante de desconcierto, porque nadie que hubiera escuchado aquella voz

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cargadadeemociónydesinceridad,podríasospecharquenorelataraunahistoriavividaenprimerapersona,medicuentadequeprecisamenteporesoteníaquecontarla.PorqueTomásVillénRoldán,quemurióel17de juliode1947enValdepeñasdeJaén,nohabíamuertoenrealidad, no todavía, cuando un fuensanteño nacido en 1949 podía hablar de él, más decincuentaañosdespués,igualquesilohubieraconocido.

Aunque con esa confirmaciónme hubiera bastado, en julio de 2009, meses después determinarlaprimeraversióndeEllectordeJulioVerne,queescribíentreeneroynoviembrede2008, recorrí los pueblos de laSierraSur gracias al coche, y a la complicidad, de JuanCarlosAbril.Ycuandoél,quenacióenLosVillaresysemueveporaquellasierracomoporsucasa,seacercóaunosseñoresmayoresquetomabanelsolamediamañanaen laplazadeValdepeñas de Jaén, para preguntarles si sabían cuál era la casa en la que mataron aCencerro,unodeellos seapresuróacontestar,«aCencerrono lomatónadie,Cencerrosesuicidó», antes de señalarnos la manera de llegar a un lugar que, en Valdepeñas, siguenconociendohastalosniñosdediezaños.

EnlacasacontiguaaaquelladondeterminólavidaycomenzóelmitodelguerrilleromáscélebredelaSierraSur,unseñormuyamablecuyonombrenopuedoconsignaraquí,porquecon la emoción semeolvidópreguntárselo,me invitó a pasar,me enseñó el río,me indicóhasta dónde llegaban las fachadas traseras de las casas en 1947, yme reveló elmote delhombre a quien los vecinos de Valdepeñas han considerado siempre el traidor, Pilatos, unvecinoquenovolvióapisarelpuebloensuvidayacabótrabajandodeguardacochesenJaén,antes de regalarme algunos detalles que nunca había podido leer en ningún libro. QueCencerroyCrispínvierona lo lejosaunosmolinerosqueeranguardiascivilesdisfrazados.QuesumadrecontabasiemprequeCencerro—quealecharsealmonte,en1940,teníaya37años, y por las pocas fotos que se conservan de él, de joven habría sido guapo pero noprecisamente un galán de cine— era un hombre espectacular, guapísimo, muy alto, muyfuerte,muyrubio.Queuntíosuyopudoverloscadáveresdeunoscuantosvecinos,enlacesdelaguerrilla,a losquedejarontiradosen lacalledespuésdematarlosaplena luzdeldía,ynuncaserecuperódelaimpresión.Yquelasautoridadesllevaronalosguerrillerosmuertosalaplazaparalavarleslacaraconunamanguera,yallímismo,antelasonrisacomplacientedelasautoridades,unvecinoregistróaCencerro,encontrósureloj,ysequedóconél.

Fuensanta de Martos es, ciertamente, un pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Pero laFuensantadeMartosquehaconocidoel lectorenestaspáginas,esuna invenciónmía.Herespetado su situación geográfica, algunos topónimos y poco más. Si he mantenido sunombre,hasidocomountributoalregaloquemehizomiamigoCristinoaquellanoche,enMarruecos, porque a él le apetecía que apareciera su verdadero pueblo, con su verdaderonombre,yaquíestá.Sinembargo,yapartedelosdatosbiográficosdesuvidaconlosqueheconstruido a Nino, muchas de las historias que aparecen en esta novela de ficción sonrigurosamenteciertas,yreflejanpersonajes,fechasysituacionesquehetomadoprestadosdelarealidad.

Asísucede,enprimerlugar,conlalegendariavidaylaheroicamuertedeCencerroydeCrispín,enlasquemehelimitadoatransferiralrequetéqueverdaderamentebailósobreelcadáver del primero, en Castillo de Locubín, al cadáver del segundo, en Martos. Todo lodemásescierto,desdelosbilletesfirmadoshastalasrondasquesepagabanenlosbaresalasaluddeCencerro,pasandoporlanovelescamuertedesuprimerlugarteniente,Hojarasquilla—enalgunasfuentes,Hojarasquín—,enunprostíbulodeFrailes.Desdelas150.000pesetasqueCencerroyCrispínseentretuvieronenromperenpedacitosdurantesuúltimanoche—muchos años antes dequeRicardoPiglia escribieraPlataquemada—hasta el abrazo en elquesefundieronantesdesuicidarseconsusdosúltimasbalas.

Mi única aportación personal a la crónica de aquellos hechos —que Francisco MorenoGómez narra con tanto rigor como exhaustividad en su obraLa resistencia armada contraFranco. Tragedia del maquis y la guerrilla—es el capitán del ejército quemanda parar lamúsica. Porque, en la realidad, nadie se atrevió a molestar a las dos bandas que tocaronpasodobles,unaenelpueblonataldeCencerro,laotraeneldeCrispín,paraquelosvecinosbailaran alrededor de sus cadáveres. Algunos oficiales del ejército se enfrentaron, sinembargo,alaGuardiaCivilparaprotagonizarepisodiosparecidosencontextossemejantes,eincluso más delicados. Quiero recordar aquí el caso de un teniente de Infantería que, enoctubrede1944,ymovidoporlaadmiraciónquelehabíainspiradosuvalentía,susurróeneloídodeunguerrillerodedieciochoañosllamadoCarlosGuijarroFeijooque,pormuchoqueinsistieraelcabodelaGuardiaCivilquelellevabadetenidoenqueseadelantaraunospasos,

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noseleocurrierasepararsedeélniuncentímetro,porqueloquequeríaeramatarloporlaespaldao,enelsiniestroargotdelaépoca,«aplicarlelaleydefugas».

AlgoparecidoocurreconMiguelSanchís,quetambiénesunpersonajedeficción,aunquereflejaunarealidad,cuidadosamentesepultadaporelaparatodepropagandafranquista,queafloróenlassituacionesmásdiversas,avecestandramáticascomoelsuicidio,otras,comolaque reproduce Ramiro Pinilla en su espléndido libroAntonio B, el Ruso —el guardia que,mientras comparte con él su bocadillo, le recomienda a Antonio Bayo que siempre que ledetengancuentequerobaparacomer,ynoparaganardinero,porqueaunquenoselocrea,haycomunistashastaenlaGuardiaCivil—,muchomásamables.

El libro de José Luis Cervero, Los rojos de la Guardia Civil, analiza detalladamente latrayectoriademuchosmandosynúmerosdelCuerpoquesiguieronarajatablalasordenanzasdel duque de Ahumada, quien prohibió a los miembros de la institución por él fundadasublevarsecontraelpoderlegalmenteconstituido.Elgolpedeestadode1936triunfósóloenaquellasprovinciasdondelaGuardiaCivilapoyólarebelión.Enloslugaresdondesusjefessemantuvieronlealesalalegalidadyasuspropiasobligaciones,sedesatódespuésdelaguerraunarepresión feroz,que tendríacobertura legalapartirde lapromulgaciónde la leyde laJefaturadelEstadodel12de juliode1940,queprontofueconocidaenloscuartelesporelnombreabreviadodeley12de1940.

InspiradaporlavoluntadexpresadeFranciscoFranco,dichaleyimpulsóladepuracióndetodos los miembros de las Fuerzas Armadas que hubieran mostrado el menor indicio desimpatía, e inclusodeneutralidad,por las institucionesopartidos republicanosantesde lasublevaciónde1936,inclusoaunquemástardehubieranluchadoenelbandorebelde.Comosucedióconotrasleyesdelaépoca,ladeResponsabilidadesPolíticasalacabeza,laley12de1940 no sólo tuvo consecuencias penales, que fueron desde la expulsión hasta el paredón,pasandoporlacárcel,sinotambiéneconómicas.Así,ensunombre,sedenegóalasviudasyhuérfanosdelosguardiasfusiladosoencarcelados,lapensiónquelespudieracorresponderporlasalidadelCuerpodelcabezadefamilia,pormuchosañosqueéstehubieracotizadoenlosSocorrosMutuosde la Institución.Y enmuchos casos, en losqueel guardiamurióporcausasnaturaleso luchandocontraelEjércitoPopular, se invocó la«malaconducta»desuviuda, o de sus hijos, para denegarles el derecho a percibir las cantidades que lescorrespondieran.

Apartirdeentonces,paraformarpartedelCuerpo,sóloexistióunacondicióninexcusable,la lealtad ciega e incondicional al régimen de Franco. Eso bastó para que, a despecho detodos los reglamentos existentes desde su fundación, pudieran formar parte de la GuardiaCivil individuosdecualquier calaña,desde losanalfabetosa losqueAhumadahabía tenidotanto cuidado en excluir cuando fundó la Benemérita en 1844, hasta ex delincuentescomunes,cualquiercosacontaldequepudieranacreditarsuideologíafascista.Ellosfueronquienes convirtieron a la Guardia Civil en el martillo de la población civil, torturadores yverdugos como nunca antes. Y a su cabeza, figuras tan despiadadas pero, por desgracia,verdaderascomoladeltenientecoronelLuisMarzalAlbarrán,quesebastósoloparaaplicarlaleydefugasamásdeuncentenardeciviles,sóloenlaprovinciadeJaénysóloentre1947y1949,elperiodoquealgunoshistoriadoresde laguerrillahanbautizadocomoel«TrieniodelTerror».

Otrasprovinciasespañolas,casitodaslasmontañosas,sufrierondurantelosmismosañosunarepresiónigualmenteatroz.Entreellas,estáLeón,yenLeón,unaaldeaconunnombretanhermosoquepareceinventado,Corporales.Allí,el16deenerode1951,unenlacedelaguerrillallamadoMariano,hijodeManuelaLiébanaArias,deveintiséisañosdeedad,senegóaconsentirque leaplicaran la leydefugas.Para lograrlo,sedio lavuelta, levantóelpuño,gritó«¡Antesmuertequetraición!»,ydiovivasa laRepúblicayalPartidoComunistahastaqueobligóasusasesinosamatarledefrente.Sumuerte,queconocíenellibrodeSantiagoMacíasElmonteolamuerte.LavidalegendariadelguerrilleroantifranquistaManuelGirón,meimpresionótantoquelahetomadoprestadaparaLaureano,elhijodePesetilla.

Aunqueparezcamentira,yenestanovelahaymuchascosasqueahoraparecenmentirapero fueron verdad en los años cuarenta del siglo XX, la persecución de las mujeres quecogíanespartoenelmonte,delasquehacíanpleita,ydelasquevivíandelareventadeloshuevosdeloscortijosenlospueblosserranosdeJaén,estambiéncierta.Tanciertacomoelheroísmocotidianoynuncareconocidodetantasmujeressolas—viudasdelaguerraodelaguerrilla,esposasdehombrespresosoenelmonte—,queconsiguieronalimentarasushijos,asusnietos,criarlos,verloscrecerysacarlosadelanteenunascondicionesdehostigamientoferoz,sistemático,quehoyparecenincompatiblesconcualquiergradodeprosperidad.

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Paraquienes,comoyo,padecenunaobsesiónsentimentalcasienfermizaporlaguerracivily la posguerra, quiero aclarar que la novela rosa cuyo argumento resume SonsolesMediamujer para Nino en la oficina de la casa cuartel, es Cristina Guzmán, profesora deidiomas,de la falangistaCarmendeIcaza,unaobraquealcanzóunaenormepopularidadydifusión en las trincheras del ejército rebelde, mientras en las trincheras de enfrente, elEjércitoPopulardelaRepúblicaEspañolarepartíaentresussoldadosedicionesdebolsillode,precisamente,losEpisodiosNacionalesdedonBenitoPérezGaldós.

ElíaselRegalitoesunpersonajedeficción,aunqueenlarealidad,elprestigiodeTomásVillénRoldánimpulsóaalgunosdesushombresaresucitarleendiversasocasiones.Lamásnotable fue protagonizada por Adriano Collado Cortés, alias Zoilo, quien en diciembre de1947 detuvo, en nombre del «Ejército Guerrillero de la República», al propietario de uncortijo, haciéndose pasar por Cencerro. Cuando su prisionero contestó que era mentira,porquelehabíanmatadocincomesesantes,sonrióylehizounapregunta:«¿Ustedesdelosque se creen todo lo que cuenta la Guardia Civil?». Eso bastó para que su interlocutor lepagara300.000pesetas,elrescatemásaltojamásobtenidoporunsecuestroenlaprovinciadeJaén.Sinembargo,nuncallegóahaberunsegundoCencerroenlaSierraSur,talycomoellectorlohaconocidoenestanovela.

ConPepeelPortugués,miLongJohnSilverparticular,ocurrelomismo.Éltampocoexistió,peroenlahistoriacontemporáneadeEspañahaycentenares,quizásmiles,dehombresydemujerescuyatrayectoriasecruzacon lasuyaenunooenmuchospuntos,durantealgunosañosodurantetodasuvida.PoresoesperoqueArmandoLópezSalinas,quesabemuybienenquéconsisteescribirunanovela,meperdoneporhaberlecedidoelpuestodecabezadelista del PCE en las primeras elecciones democráticas, un puesto que en la realidad lecorrespondióaél,quetampocollegónuncaaserdiputado.

Sin embargo, Pelegrín Martos Peinado, el alcalde vitalicio, socialista y violinista, deValdepeñas de Jaén, no sólo existió como tal, sino que llegó a ser, además, el abuelo deCarmenRodríguezMartos,unademismásantiguasamigasdeRota.EllafuequienmecontólahistoriairresistibledePelegrín,quetocabaelviolínenunpueblodonde,poralgunarazónquenadieaciertaaexplicarse,haymuchísimosmásmúsicosporhabitantequeenningúnotrolugar de la provincia, y no abundanmenos los inventores de palabras que, como el verboremanecer,noseusanenningúnotro lugar.Carmennunca llegóaconocerasuabuelo.Elalcaldevitaliciopermanecióen lacárcelde Jaén,cumpliendocadenaperpetua,hasta1952,cuando la enfermedad que padecía llegó a su fase terminal. Entonces las autoridadesdecidierondejarlevolveramorirasucasa,loqueefectivamentesucedióalospocosdíasdesuliberación.

QuieroagradecerespecialmentelaayudadeAntonioNegrillos,sobrinonietodeGregorio,Gregorete,Lendínez,elamigodeCencerroencuyacasadeValdepeñasdeJaénserefugióconCrispín el 16 de julio de 1947, y de la que ya no saldría con vida.Gregorio Lendínez, quecruzó los Pirineos en el invierno de 1939 sólo para ser capturado, recluido en un campofrancés, y enviado después por el gobierno de Vichy al campo de concentración deMathausen,desdedonde logróvolveraFranciavivo,noestaba,obviamente,enValdepeñasduranteaquellaépoca,perosuhermanaBeniacogióyprotegióaTomásVilléndurantetodoslos años que estuvo en el monte, para padecer después, junto con su familia, lasconsecuencias de su lealtad, una persecución que duró tres décadas. Su sobrino Antonioevocó toda su historia para mí en una larguísima y memorable comida, en Frailes, dondetambiéncontéconlamemoriaprivilegiadadeManuelRuizLópez,másconocidoporManoloel Sereno, quien, con más de ochenta años, todavía fabrica su propio, exquisito aceite deoliva,conunaprensademanoytécnicastradicionales.ManolorecuerdaaCencerrotanbiencomo todos los acontecimientos que vivió en aquella época, por lo que se ha ganado elderechodeaparecer,aunqueseaderefilón,enestelibro.

PeroelprincipalcapítulodemisagradecimientosnopuedesersinoparaEstherEstremeraVillén,hijadeRafaela, laprimogénitadeTomásVillénRoldán,únicoygenuinoCencerro,aquien tuve la fortunade conocer en el inviernode2011, gracias a la nomenor fortunadecontarlaentremislectores.Estherseencontróporsorpresaconelnombredesuabueloenlalistade los«Episodiosdeunaguerra interminable» incluidaen lanovelaqueabre laserie,Inés y la alegría, publicada en septiembre de 2010. Así, en vísperas de la presentación deaquellibroenRivasVaciamadrid,miamigoJuanManuelLlorca,jefedegabinetedeltambiénviejoamigomíoyalcaldedeRivas,PepeMasa,mellamóparadecirmequeteníadelantealabisnietadeCencerro,porquetrabajabafrenteaél,enotramesadelamismaoficina.Yquesumadre,vecinadeRivasdesdehacíamuchosaños,queríahablarconmigo.

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Esthermecontómuchascosas,yaveriguódespuésmuchasotrasparamí,preguntandoasu madre y a su tía Virtudes. A ella le debo la crónica del entierro de su abuelo, y lainconcebiblehistoriadeCarmenlaRosa,queestuvonueveañosymediopresa,entrelacárceldeJaényladeMálaga,pordecirlaverdad,queelhijoqueesperabaeradesumarido.Susrecuerdos, y los de su familia, salpican aquí y allá esta novela que se nutre tanto de lamemoriadelarepresiónquepadecieronlosVillén,comodelorgulloconelquenunca,nienlospeoresmomentos,dejaronderecordaraTomás.

AEstherledebotambiénelregalodeunlibroquemeharesultadomuyútil,labiografíade suabueloqueelhistoriador jiennenseLuisMiguelSánchezTostadopublicóen juniode2010 con el título Cencerro. Un guerrillero legendario. En sus páginas descubrí algunasanécdotasquenoconocía,comolainverosímilprohibicióndecantar,silbarotararearLavacalecheraenlaSierraSur,aunquefuelapropiaEstherquienmecontóquelosfalangistasqueexhibieronel cadáverde su abuelo entraronenCastillo deLocubín entonandoel estribillo.Igualdesorprendenteresultaqueelorigendeestaprohibiciónestribaraenlaactituddeungrupo de guerrilleros, que en el feroz combate que libraron contra la Guardia Civil enAlcaudete, el 25 de diciembre de 1946, no dejaron de cantarla mientras disparaban susfusiles.

Sánchez Tostado propone otra identidad para el traidor que vendió a Cencerro. Si mihospitalario anfitrióndeValdepeñas sebasabaen lamemoriade sus vecinospara culpar aPilatos,elbiógrafodesuvíctimaesgrimelosrecuerdosdelosvecinosdeCastillodeLocubínparaadjudicarlelatraiciónaToribioBaezaPalomino,aliasCarambita,dequienaseguraconcerteza que mantuvo negociaciones con la Guardia Civil al más alto nivel, llegando acontactarconMarzalatravésdeuncapitánconquienasuvezlepusoencontactounguardiacastilleroamigosuyo,apellidadoRományconocidoporelmotedeTórtolo.

Yoheoptadoporfusionarambasversionesenunatraiciónmúltiple,representativade laclasedefunestascasualidades,amenudoconmujeresdepormedio,quelecostaronlavidaamuchoshombresentodaslaszonasdeEspañadondefloreciólaguerrillaantifranquista.

LamuertetardíaqueCarambitaencuentraenelepílogoparticipadelamismanaturaleza.NosécuándonidóndemurieronéloPilatos,peroSánchezTostadocuentaqueennoviembrede1973,unhombreindocumentado,de73añosdeedad,aparecióahorcadoenunolivodelcementeriodeAlmodóvardelRío,unpueblodeCórdobasituadoamásdecienkilómetrosdeTorrequebradilla, Jaén, donde estaba su casa. Se llamaba Antonio Cano Aceituno, eraconocido por el mote de Enriqueto, y había vivido semiescondido, lejos de la Sierra Sur,durante 26 años, desde que, en 1947, guio a la Guardia Civil hasta un cortijo de NoalejodondesehallabaungrupodehombresdeCencerro.Asísehizoresponsabledelamuertede,almenos,sietepersonas,unpastorqueactuabacomoenlace,cuatroguerrilleros,elcaseroysu hijo. La muerte de este último fue especialmente cruel, porque los guardias no habíanprevistodetenerle,perocuandovioquesellevabanasupadre,insistióenacompañarle.Así,enlugardeprotegerle,loquelogrófuequeloasesinaranporlaespaldaalmismotiempoqueaél,porqueaamboslesaplicaronlaleydefugasenmediodelmonte,horasdespuésdequeel combate hubiera concluido. Enriqueto tenía motivos para esconderse, pero alguien leencontró,yleajustólascuentascuandohacíayamásdedosdécadasquelaguerrillanoeramásqueungraveerrorestratégicoparaladireccióndelPCE.

Porúltimo,quieroagradeceramisamigosde Jaén, y soyunamujer tanafortunadaquetengomuchos,elentusiasmoylagenerosidadconlaquehancolaboradoconmigoparatejerlaestructurademotesyapodosrealesenlaquehepodidosustentarestaobradeficción.Conmuy pocas excepciones —Regalito, Pocarropa, Pleitista, Salsipuedes, Saltacharquitos,sobrenombres de auténticos guerrilleros de la zona que encontré en los libros que ya hecitado—, todos los motes que aparecen aquí provienen de distintos pueblos de Jaén(Villacarrillo,LosVillares,Úbeda,CampillodelRío,AlcalálaReal),ysontanauténticoscomola anécdota que les da origen, incluso en casos tan aparentemente literarios, de purosofisticados,comolosdeBurropadre,FingenegociosoPutisanto.

Aunque desde el principio dejé fuera de este proceso a Cristino Pérez Meléndez, paraevitaridentificacioneserróneas,osuspicaciasindeseables,entrelosvecinosdelaverdaderaFuensanta deMartos y la Fuensanta de ficción donde sucedemi novela, CándidoMéndez,AlfonsoMartínezForonda,JuanCarlosAbril,JoaquínSabinayÁngelesMoya,lamadredemiamigaÁngelesAguilera,mepermitieronreunirenunpardedíasmuchosmásmotesde losquehesidocapazdeutilizar.

Estoyseguradeque,aunquecontaralomismo,sintodosesosnombresestanovelaseríamuchopeor,ydesdeluego,muchomenosverosímil.

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A ellos, y sobre todo, y una vez más, a Cristino, y aMaribel, más que su ayuda, deboagradecerleselprivilegiodesuamistad.

AlmudenaGrandes

Madrid,diciembrede2011

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EPISODIOSDEUNAGUERRAINTERMINABLEPLANDELAOBRA

IInésylaalegría

ElejércitodelaUniónNacionalEspañolaylainvasióndelvalledeArán,PirineodeLérida,19-27deoctubrede1944

IIEllectordeJulioVerne

LaguerrilladeCencerroyelTrieniodelTerror,Jaén,SierraSur,1947-1949

IIILastresbodasdeManolita

ElcuradePorlier,elPatronatodeRedencióndePenasyelnacimientodelaresistenciaclandestinacontraelfranquismo,

Madrid,1940-1950

IVLospacientesdeldoctorGarcía

ElfindelaesperanzaylareddeevasióndejerarcasnazisdirigidaporClaraStauffer,Madrid-BuenosAires,1945-1954

VLamadredeFrankenstein

AgoníaymuertedeAuroraRodríguezCarballeiraenelapogeodelaEspañanacionalcatólica,ManicomiodeCiempozuelos(Madrid),1955-1956

VIMarianoenelBidasoa

Lostoposdelargaduración,laemigracióneconómicainteriorylos25añosdepaz,Castuera(Badajoz)-Eibar(Guipúzcoa),1939-1964

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ALMUDENA GRANDES nació en Madrid en 1960. Licenciada en Geografía e Historia yescritora, realizó toda suerte de trabajos editoriales antes de dedicarse plenamente a laliteratura.Sedioaconoceren1989conLasedadesdeLulú,XIPremioLaSonrisaVertical.Desdeentonceselaplausode los lectoresyde lacríticanohadejadodeacompañarla.SusnovelasTellamaréViernes,Malenaesunnombredetango,Atlasdegeografíahumana,Losairesdifíciles,Castillos de cartón yEl corazónhelado, junto con los volúmenes de cuentosModelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres másconsolidadosydemayorproyección internacionalde la literaturaespañolacontemporánea.Variasde sus obrashan sido llevadas al cine, y hanmerecido, entre otros, el Premiode laFundaciónLara,elPremiodelosLibrerosdeMadridyeldelosdeSevilla,elRapalloCarigeyel Prix Méditerranée. Su novela Inés y la alegría ha merecido el Premio de la Crítica deMadrid,elPremioIberoamericanodeNovelaElenaPoniatowskayelPremioSorJuanaInésde la Cruz. Con ella inauguraba la serie «Episodios de una Guerra Interminable», cuyasegundaentregaesEllectordeJulioVerne.