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José Joaquín Blanco (Ciudad de México, 1951) es narrador, poeta, crítico, cronista, autor de una de las obras imprescindibles de la lite- ratura mexicana contemporánea. Entre sus ensayos literarios se en- cuentran La literatura de la Nueva España: Conquista y Nuevo Mundo y Esplendores y miserias de los criollos (Cal y arena, 1989) y Crónica litera- ria. Un siglo de escritores mexicanos (Cal y arena, 1996). Los 1 MPRESCINDIBLES El lector novohispano UNA ANTOLOGÍA DE LA UTERATURA MEXICANA COLONIAL Selección y prólogo de José Joaquín Blanco

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José Joaquín Blanco (Ciudad de México, 1951) es narrador, poeta,crítico, cronista, autor de una de las obras imprescindibles de la lite-ratura mexicana contemporánea. Entre sus ensayos literarios se en-cuentran La literatura de la Nueva España: Conquista y Nuevo Mundo yEsplendores y miserias de los criollos (Cal y arena, 1989) y Crónica litera-ria. Un siglo de escritores mexicanos (Cal y arena, 1996).

Los 1 MPRESCINDIBLES

El lector novohispanoUNA ANTOLOGÍA

DE LA UTERATURA MEXICANA COLONIAL

Selección y prólogode José Joaquín Blanco

Alonso Ramírez de Vargas

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e.AlonsoRamírez de Vargasera un capitán muyprolífico como poeta de corte y certámenes,en la segunda mitad del siglo XVII. Aquí des­cribe una celebración en honor de Carlos II

(1677), que cuenta con una curiosamascaradaindígena. LorecopilaMéndez Plancarte en Poetas novohispanos.

Cóncavoel teponaztle resonabaal perezoso golpe repetidode dos duros ocotes, con que dabaal eco voz, a la montaña ruido:no tanto de Cibelesalterabael ronco adufe, de la mano herido,cuando al estruendo del troyano montepara tanto rumor faltó horizonte.

Al grave són del bárbaro instrumento,acento melancólicoseguíade lajunta cacique, que al intentocírculo en bailejubiloso hacía:cuyo compás, en las mudanzas lento,igualaba ruidosa la armoníade las dos manos, que ocupaba en sumael ayacaxtlecon la blanda pluma.

Emulo a la esmeralda era el mayate,precioso adorno del galán copile;el ruidoso dorado tecomatepudo envidiar hidrópica Erifile:la rica manta del tejido ayatey el matizado engaste del huipile,con las varias colores que lucían,iris artificioso parecían.

A los del baile, en las medidas tramas,el peso no agobiaba de las fieras,que -escogidos por ágiles tlamamas-riscos para ellos son cargas ligeras:porque sin mecapale ni quimamas,fiando sólo al brazo las panteras,varIaban saltantes matachines,tezcucanos, huaxtecos, tocotines,

Víctima eran los fieros animalesque a su rey y señor sacrificaban:desde los nobles a los macehualestan dulce yugo alegres celebraban;canalla no de mágicos nahualesque del monte las grutas ocultaban,siendo en su voz sortílego ahuizotetriste, presago, ronco tecolote ...

Pedro de Avendaño

carlosurani
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FrayJuan de la Anunciación

[Hm.IBRE]

Para cantar los tlaxcaltecos entre hombre y mujer

[r.!UJER]fJ1vez.carmelita, criollo, propio de la primeraitad del siglo XVIII, fray juan de la Anuncia­ón ya avanza hacia las estructuras simples ys temas galantes de la poesía rococóo neo­

clásica. Intenta la poesía cómica en esteparalelismo de cón­yuges tlaxcaltecas.

Ver:Méndez Plancarte: Poetas novohispanos.

-A los 1-l de eneromurió mi esposa Quiteria,y por Dios, que no he tenidomejores Carnestolendas.Ella murió sobre tarde

y al punto pedí la cena,por no perder el alientocon que hacerle las exequias.No me quise poner luto

por no aguar toda la fiesta,que no era bien hacer duelocuando acababan mis penas.Después de haber bien cenado,

me pasé hacia la tabernaa llorar su triste muertecon lágrtmas de las cepas.

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-A 2-l de agostomurió mi esposo, y es ciertoque Dios me quiso enviarCorpus y San Juan a un tiempo.El murió a la madrugada,

y yo dispuse un almuerzopara dar fin a sus días\' principio a mis contentos.~le puse las tocas largas

y las teñidas bayetas,y mis amigas me dicen:"iNiüa, que te está de perlas!"Trajeron el de Caracas

y yo, con gran sentimiento,por debajo de las tocasno dejé ni aun el asiento.

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654 FRAY JUAN DE LA ANUNCIACION

[HOMBRE] [MUJER]

La sacaron a enterrar, Lo llevaron a enterrary cuando la vide fuera, con mucho acompañamiento,porque no volviese a entrar y cuando lo vi saliratranqué al punto la puerta. se me volvió el alma al cuerpo.

Metiéronla en el sepulcro, Echáronlo en el sepulcro;y como a mí me atormenta y aquí fueron mis ternezas,aun el mirarla difunta, de ver que tierra le echabanle echaba a gran prisa tierra. y que no le echaban piedras.

Yo no quise retratarla Mis amigas me aconsejancomo algunos me aconsejan, que lo retrate en un lienzo:porque aun sólo la memoria quien no lo pudo ver vivo,de su nombre me amedrenta. menos lo podrá ver muerto.

A mi casa me volví, Ya en el espejo me miroy me paseaba por ella con el pescuezo muy tieso,con gran gusto de mirarme dando mil gracias a Dioslibre ya de aquella fiera. ya sin aquel sobrehueso.

Ya se murió mi mujer Ya se murió mi marido,y ya mis glorias empiezan; ya se murió, y esto es cierto:que el mayor gusto de un hombre que para una mujer vivaes que su mujer se muera. no hay más que un marido muerto.

José Ignacio Bartolache

8·1médicoJosé Ignacio Bartolache (1739 - 1790) te-nía variados intereses científicos y pedagógicos.Para combatir el rezago que sobre esos temas su-fria la Nueva España, publicó un pequeño perió-

dico casi semanal y casi personal que llegó a los 16 númerosentre 1772 y 1773, el Mercurio Volante, del que RobertoMoreno ha editado una selección en la UNAM.

SUS escritos son polémicos y pedagógicos, y pioneros en uncampo que hasta las Reformas Borbónicas se veía no sólo conrecelo, sino con horror, como cosa próxima a la herejía.Bartolache era un ilustrado a la manera hispánica: queríauna modernización científica, técnica y social, pero sin vul-nerar ni la ortodoxia católica ni ei estado de gobierno de lacorona.

Entre los temas que lo ocuparon estaba un posible reme-dio a la histeria de las monjas mexicanas y algunos "conse-jos para vivir mucho tiempo", además de su curiosidad portodo tipo de máquinas, termómetros y barómetros. Trató deinvestigar científicamente la tilma guadalupana, y fue acu-sado de haberla estropeado en sus experimentos; en realidad,causó ira entre los novohispanos que, con el pretexto dedefenderla, Bartolache sometiera la tradición guadalupanaa su severo examen ilustrado, en un opúsculo de gran polé-mica (1790).

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De Mercurio' v(Jl4MI

Uso y abuso del pulque para curar enfermedades

...quae sunt oculis subjectafidelibus, & quae Ipse sibi tradit spectator

Horat. De Arte·v. 181.

1. No creo que será inútil ni desagradable al público elque con ocasión de este asunto emprenda yo una histo-ria exacta y completa del pulque, esta bebida regionalde nuestra América que desde los tiempos más inmedia-tos a la conquista comenzó a hacerse famosa y ha dadomotivo de repetidas consultas, informes, providencias yescritos en pro y en contra. Su historia política no es demi plan. Quien quisiere instruirse podrá leer el impre-so, que corre hoy de orden del superior gobierno; in-cluyendo las ordenanzas de este real asiento y todoscuantos documentos podían desearse en la materia parauna perfecta inteligencia. Donde se admirará la piedad,la sabia política y el cristiano celo de nuestros augustosmonarcas; la fidelidad, prudencia y arreglada conducta

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de los excelentísimos señores y ministros; la edificantevigilancia e integridad de los reverendos ilustrísimosprelados eclesiásticos; la sumisión, el amor y el rendi-miento de los vasallos indianos; en fin, todo cuantoconduce a un altísimo elogio de nuestra España impo-niendo silencio a la más descomedida y mordaz envidiadel nombre y blasón español. Quisiera por ahora, mien-tras escribo estas razones, ser un extranjero sin dejar deser un hombre de bien, para que no se me interpreta-se como a efecto de parcialidad y patriotismo lo queprocede del puro e ingenuo amor a lo cierto y bien ave-riguado, lejos de toda preocupación. Si mis papelestuvieren la fortuna de ser vistos con la misma indife-rencia y se les juzgare precisamente por su contenido,espero para mí y ellos la equidad de todo lector discul-panda mis yerros en consideración del buen deseo quemuestro de ser útil a la nación y a la patria.

2. De los autores y escritos que han tratado de elpulque y llegaron a mi noticia, pueden hacerse dos cla-ses. Porque a mí no me toca hablar ahora de aquelloshombres de mérito y venerable carácter que, movidosde un santo celo, se propusieron malquistar este licorcomo una bebida nociva a la salud de los indios, propiapara fomentar la embriaguez y sus consecuencias, la lu-juria, la audacia y toda especie de torpeza hasta la ido-latría. Con cuyas declamaciones y otras diligenciaspracticadas en forma, se consiguió alguna vez en el siglopróximo pasado que se prohibiese en México y cincoleguas de su contorno, el uso y trajín de todo pul.que; hasta que la corte, por justos y bien consideradosmotivos, envió orden de que se alzase la prohibición delsimple blanco. Pero dejando esto aparte, sólo haré cuen-ta de los que trataron esta materia como peritos y

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pretenden haber procedido con conocimiento de cau-sa. Unos celebraron al pulque con mil elogios atribuyén-dole maravillosas propiedades y efectos saludables;otros, por el contrario lo desacreditaron como malo ypernicioso. Para algunos es intrínsecamente bueno ensí y sólo puede hacer daño por el abuso en la cantidado en las perversas calidades que resultan de mezclarleciertos ingredientes para diversos fines. Hay quienesdigan que siendo inocente esta bebida en los ranchos yoficinas donde se hace, fuera de allí no vale nada, secorrompe y se malea con el transporte y la manipula-ción de los que menudean su venta en los jacales de estaciudad. Yo para desenredar este laberinto, y que el pú-blico se ponga en estado de saber algún día lo que hade creer en estos asuntos, he procurado no omitir cosade cuantas conducen a un conocimiento seguro, exami-nándolas todas con prolijidad y con la debida circuns-pección. Lo que no sé si algún otro escritor hizo antesde ahora: lo cierto es que yo no tuve la felicidad deencontrarlo a mano; que harto mejor me estaría dar unasimple noticia de obras impresas en este género o im-primir buenos manuscritos que no fatigarme en compo-ner los propios, supuesto un competente número deexperimentos que siempre será más fácil dar por hechosu omitirlos que hacerlos uno mismo.

3. Procederé, pues, con el orden que me ha pareci-do más regular y bajo las leyes de un método muy exac-to en esta forma. Dada la descripción de la planta quellaman maguey se sigue la historia del pulque; despuésde ella mis propias experiencias, con sus corolarios odeducciones, las que llanamente se infieran sin introdu-cir principios ni doctrinas que no sean de la última evi-dencia. Por último se tratará de la virtud medicinal del

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pulque y de su uso legítimo en la curación de las enfer-medades.

I

Descripcián de la planta maguey

4. Los mexicanos la llaman en su idioma metl. Es plan.ta singular de una especie rarísima y acaso la más útilentre las produceionesdel reino vegetable. * Vam~~ porpartes e imitando (aunque con alguna mayor pr~l1Jldad)el estilo de los botanistas más celebrados. Sus hojas, que -llaman pencas, las que son .de mediana estatura llegana 46 pulgadas en su longitud y más de un pie de anchu-ra por donde más, comenzando _en siete pulgadas cer-ca de su nacimiento en el tallo, donde su grueso ocrasitud mayor es de más de tres pulgadas. Su sustancia '-contenida entre dos membranas muy lisas, fuertes yalgo transparentes y fáciles de separarse- es verde, car-nosa y en el meollo y centro. blanca, fibrosa, con suscontornos que tiran al amarillo: dura y húmeda, sin que

* Los botanistas europeos la llaman con el nombre de áloe americana, .y sin duda está bien colocada en este género, considerando el hábi-to de la planta y otras generalidades que bastan. para proceder en tér-minos del arte botánica. Pero no hallo que estén descritas conpuntualidad sus diferencias, ni aun en la obra recopila~a del do~t~rHernández, que fue enviado aquí expresamente a estudiar y escribirla historia natural del reino, a expensas del señor don Felipe Segun-do. Nuestro monarca se portó con la magnificencia de un Alejandroy no dudo que el médico europeo, su enviado, desempeñase esta con-fianza como un Aristóteles. He oído decir que su obra original engrande es digna del lugar que ocupa en el gabinete curioso de nues-tra corte, y así lo creo.

MERCURIO VOLANTE •el jugo destile espontáneamente por donde .e corta lahoja; pero frotando con lo interior de ella el cud. d.nuestro cuerpo causa en lo pronto un ardor, prurito ydolor intolerables por algún rato. Abunda en h.ebra.fuertes y delgadas que corren por su longitud. Por loque toca a sufigura, sale la penca del tallo (que escortísíme o ninguno)· remedando un medio cilindro,cortado con una sección vertical a su basa en segmen-tos iguales; sigue como una tercia parte de su longituddisminuyéndose en lo craso y aumentando 'lo ancho; yen el resto afecta figura elíptica rematando en una es-pina cónica muy. aguda y fuerte, de color rojo oscuro,larga de tres pulgadas. Lleva también en sus dos márge-nes, a distancias de una, dos y tres pulgadas, unoscrestoncillosdurísimos en que está montada en cadauno una espina como uña de gato, pequeña y corvahacia abajo. La disposición de estas hojas es en con-torno, de suerte que las del segundo orden están su-periores a las del primero, y cae el centro de cada unajustamente entre dos de las otras; el tercer orden coin-cide en el primero, etcétera. En el medio de la plantaqueda un cono, que los indios llaman meyollotli, com-puesto de las hojas que aún no se desabrochan paracaer en su orden y están encañonadas a lo largo y estre-chamente apegadas unas con otras; y aun después de ha.ber caído conservan siempre alguna curvatura, cóncavapor la parte de adentro siendo convexas todas por surespaldo, lisas, bruñidas y de Un color verdacho algo ce-niciento. La raíz es crasa, tuberosa, fofa, con muchossarmientos o producciones serpentinas de diferentegrueso y longitud, fibrosas en el meollo y exteriormen-te duras, compactas, de color rojo debajo de una pelí-cula fina y transparente. De la raíz brotan al contorno

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de las primeras pencas, muchos pimpollos o mague-yuelos tiernos que, estando de la altura de un pie, searrancan para trasplantarlos en otro lugar, cuidandode exponer al sol sus raíces por algunos días; las que deotra suerte no prenderían bien. Porque la abundante ycontinua humedad pudre la raíz de esta planta.

5. Después de los seis hasta los ocho años, por lo re-gular, cuando ya ha acabado de desabrocharse el conodel centro del maguey y caído todas sus pencas, de lascuales las del último y más alto orden quedan inclina-das en ángulos como de 70 grados con el horizonte ylas de los inferiores lo hacen menor respectivamentehasta 45 o menos, entonces aparece un grueso tallo ci-líndrico, de cuatro pulgadas de diámetro y crece per-pendicular hasta más de ocho pies vestido de hojaselípticas verdi-rojas, jugosas, que rematan cada unaen su pequeña espina, todas cerradas en orden alter-nativo como abrigando o vistiendo a este palo (que losmexicanos llaman mequiotl) en cuyo vértice brotan lasflores y la simiente. Esta última son unos granos esféri-cos como garbanzos blancos y compactos. La flor no helogrado ver en estos días; y aunque hago algún recuer-do y tengo informe por relación no quiero asentar nadaque yo mismo no haya examinado. *

6. Crece esta planta en toda nuestra América dondequieran cultivarla; pero los países montuosos de sueloduro, sin salitre, fríos, poco húmedos, favorecen muchoa su vegetación. Parece, según lo terso y bruñido de lashojas, que no debe transpirar el maguey poco ni mucho;

• No respondo de lo que toca a flor. fruto y simiente hasta que meconste de propia inspección lo que hay de cierto. Procuraré satisfa-cer al público etl la semana siguiente ya que ahora no pude hacerlo.

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y ningún soplo de viento es capaz de sacudirle ni pro-curarle aquella ventilación de que habla el sagacísi-mo Malpighi y es constante en los demás vegetables decualquiera especie. La que yo he descrito es la del ma-guey vinoso de donde se saca nuestro pulque; bien en-tendido que hay aquí otros magueyes cuyas diferenciasy descripción no pertenecen a mi asunto. Véanseen elcompendio del doctor don Francisco Hernández desdela página 270.

II

Historia del pulque

7. El maguey llega a estar de sazón de cuatro a seis añosde trasplantado el meconetl (que así llaman al magueyue-lo tierno) habiéndolo beneficiado y podado algunasveces, truncando el cono del centro y sajando lo quequeda de unas cuantas pencas del primer orden, des-pués de cortarlas hasta cerca de su nacimiento y últi-mamente escarbando la tierra en contorno. El tiempocierto de hacer la preparación, que llaman "quebrar elmaguey", es cuando se observa que el meyollotli está muydisminuido, las pencas bastante abiertas y toda la plan-ta bien nutrida y maciza. Hácenle entonces una incisiónlateral al dicho cono o meyollotli cerca de su basa sacán-dole bocados y penetrando hasta el centro con el cuchi-llo. Se le picotea bastante por aquella ventana y así sele deja estar tres o cuatro meses, al cabo de los cualesse comienza a raspar. Los operarios que se emplean enesto se llaman con mucha propiedad tlachiqueros. Ex-traen aquellas primeras rasuras y rascan en el centro de

664 JOSE IGNACIO BARTOLACHE .

·Ia planta con una cucharilla de fierro (que llaman en suidioma iztetl, esto es, uña) de figura circular como detres pulgadas de diámetro con su mango pequeño decinco pulgadas asimismo de fierro; y con esto se da prin-cipio a la fosa o pozo, donde debe manar el zumo de laspencas, que se llama impropiamente aguamiel yen -mexicano, algo mejor,neutli ..Es un licor delgado, claro,nada viscoso, de un sabor dulce no muy grato que dejaun resabio semejante al del agua de cocos. El tlachique-ro lo extrae de aquel pozo o cajete chupando para ha-cer atracción con un calabazo estrecho y largo de dospies, bañando su extremidad más angosta en el licor yaplicando a su boca la de mayor buque. Es una simpleacción de bombear quitando al calabazo (que se llamaacocotli) la comunicación y presión que hace por den.tro de él la atmósfera. Aquel zumo, que es un verdade-ro mosto, se va.reponiendo dentro de un saco de cueromuy flexible que lleva a cuestas el operario. Raspa denuevo, siempre con suavidad, las paredes interiores delcajete exhausto arrojando afuera las rasuras y lo deja cu-bierto con un trecho de penca para volver a su tiempo.Cada día es más grande la cavidad y cuando ya se apu-ra la planta se le van secando y tornándose muy amari-llas sus pencas, primero las inferiores y luego las demás.En este estado sirven para hacer fuego y lo mismo eltronco y la raíz, dejando todo ello unas cenizas de ex-tremada actividad para sacar lejía. O bien sé echan apudrir las pencas en agua donde, después de una largamaceración, quedan fuertes hilos de que se tejen ayatesgroseros para abrigarse y otros utensilíos.

8. Suponiendo un maguey de edad adulta bien acon-dicionado y con todo el beneficio posible, podrá tlachí-carse (como dicen). hasta tres veces dentro de un día

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natural y rendir de seis a siete libras de zumo en cadauna, durando esto de tres a cuatro meses y aún más lar.go tiempo. En el de lluvias no puede evitarse que elagua llovediza destile, corriendo por la superficie eón-cava de las pencas, al centro común de las superiores,que es el mismo pozo o receptáculo del zumo dulcevegetable; pero éste queda siempre debajo sin mezclar-se con el agua y el tlachiquero se toma la precaución deintroducir su acocotli hasta el fondo para sustraer sola-mente el licor útil chupando como se ha dicho antes. Ycomo ya sabe, con corta diferencia, cuánto es lo quedebe esperar a la vez de cada maguey, esto le sirve degobierno para poner dentro del. saco una determinadacantidad de lo que bombea y vertir afuera lo restanteque es la pura agua. No obstante, suele la malicia deloperario (a fin de hacer su carga más presto) o su pocapráctica, hacer que vaya en el cuero una verdadera agua-miel de donde proviene un pulque amarillo, aguado ymalo, como se observa muchas veces desde julio hastaseptiembre.

9. Lo que se hace con este zumo en la oficina lo diráel siguiente pliego que llevará este título: Prosigue la his-toria del pulque; y saldrá el día 16 del corriente.

9 de diciembre de 1772

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Prosigue la historia del pulque

...Brevis esse laboro,Obscuras fio ...

Horat. De Arte.

En una bodega, que llaman tinacal, situada en el para·je más oportuno, según lo ofrece la proporción del sue-lo y la distancia de los magueyales, están dispuestos enorden los vasos para la fermentación del zumo dulce delmaguey, raspado corno se ha dicho. Fórmase cada unode una piel de toro acomodada en su armazón de ma-deros que tienen la figura de un rectángulo y todo elvaso imita la de una maca o cuna. Todo lo interior deestos cueros se adoba, incurtiéndoles con cal común,muerta y desleída en agua: y se pone dentro algunacompetente cantidad de pulque ya hecho y fuerte, quesirve como de fermento (los indios le llaman xinachtli)para leudar el aguamiel reciente de que los va cargan-do el tlachiquero. El jacal o bodega tiene sus ventanasal viento o vientos que se quiso; Y en la construcción deesta oficina no suele atenderse a otro fin que el de te-ner asegurado bajo de llave y techo el pulque para en-tregarlo por cuenta y razón a los arrieros trajinadoresque deben llevarlo a su destino.

2. Dentro de pocas horas comienza el mosto a enra-recerse con hervor y silbido moderado haciendo bastan-te espuma y mudándose transparente y claro en uncolor blanquecino, semejante al de una emulsión tenuey delgada. Todo se altera y se conmueve, brotando a lasuperficie muchas ampollas de aire que allí se rompeno se congloban las más pequeñas con otras para formar

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una especie de nata y flor del vino. El sabor dulce delaguamiel se pierde sucesivamente hasta faltar casi detodo punto, predominando en el pulque reciente de labodega el vinoso particular de su especie y que conser-va algo (muy poco) del de su mosto; y un olor nada aro.mático, absolutamente diverso del que exhalan el dichozumo, el cajete recién raspado o las pencas sajadas, sien.do este último muy ingrato.

3. Al cabo de 36 horas, cuando más presto, se halla elpulque en estado de sacarse de la oficina; y cuando mástarde, siempre se verifica dentro de tercero día. * Nin-guna clarificación o precipitación de heces, ningún tár-taro en las paredes del vaso, ninguna otra propiedad devino hecho y maduro, comparativamente hablando conel que llaman blanco, de los granos de uva. El pulque,sin embargo de eso, es un verdadero vino pero flojo yde muy poco espíritu, disipado y casi a medio fer-mentar. Es análogo a la sidra, como ya se ha notado porotros; embriaga y produce en su destilación algo de es-píritu ardiente, pero éste muy flemoso y en corta can.tidad, aunque se haga la operación a fuego manso y envaso muy alto. Tengo para mí, en consecuencia de algu-nas observaciones, que en el mejor pulque hay una bue-na parte de pura agua elemental, o zumo indigesto ycrudo de su planta y no poca cantidad de rasuras finí-simas, que eran partes sólidas de la penca, menuda.mente subdivididas por obra de la fermentación; elresto es un vino crudo y disipado. Ya dije que hablo del

* Suelen en tiempo de gran frío hacerse ciertos grumos en la super.ficie del mosto que está puesto a fermentar. Esto llaman granizo y re.tardaría la fermentación si no cuidasen de templar al ambienteponiendo lumbre dentro del tinacal.

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mejor pulque; mas no por eso pretendo reprobar estabebida como nociva o como inútil. Bien lejos. estoy de ,eso y me reservo para cuando haya sentado mis expe-rimentos y lo que de ellos se dedujere. Sigo ahora elhilo de la historia con la prolijidad que me propuse. *

4. Pónese el pulque dentro de pellejos de carnero,repelados y despojados de toda su lana (infurtidos pre-viamente con agua madre de nitro y curados con re-petidas lociones y jabonaduras), para transportarlocargado en mulas hasta los jacales o almacenes de estaciudad y otras donde se menudea su venta. El transpor-te debe hacerse sin pérdida de tiempo y cuan lígeramen-tese pueda, tanto más cuanto fuere mayor la distanciadel rancho al lugar de su destino. A México se condu-ce hasta' de la de 25 leguas. Se 'camina toda la noche,proporcionando estar de garitas adentro en las prime-ras horas del día de luz. Con todo eso, no puede evitar-se que enrarezca, se fermente e hinchen algunos cueroseructando muchas veces por sus bocas, que se desatanpara evacuarlos un tanto. Con este motivo, y el de be-ber los arrieros en su caminata o vender furtivamentea los pasajeros, se ven necesitados a: suplir con aguapara que no se eche menos en el peso y medida al tiem-po de su recibo,

* Mi compañero y mi amigo, el bachiller don José Antonio de Alzatey Ramírez, sujeto de notoria aplicación a estudios útiles y a quien sedebe el ejemplo de estos papeles periódicos en México, ha estampadoen-uno de ellos, ahora frescamente, una cláusula bien susceptible dealguna interpretación que no me sería muy agradable. Dice que la de.masiada prolijidad es lo sublime de los tontos, según Longinos. Se enrien-de por Longinos a Dionisia Longin, eruditísimo griego, autor de unTratado 'del sublime, cuya traduccíén al francés es obra de M. Des.preaux. En todo su texto no parece tal sentencia, pero cuando pare.ciese, se debería entender contraída precisamente a la bella literatura

M'ERCURIO VOLANTE" 669, 5. Llega por último al jacal, parte de él maleado con

la añadidura del agua, parte muy mejorado con la ulte-rior con~inuada fermentación en todo el camino y qui-zá también en algunos cueros un poco avinagrado otorcido aquel que no era fresco y reciente en la oficina.Para cada hatajo de mulas cargadas se regulan algunasarrobas de aguamiel, que se trae asimismo en sacos,pero curada con cierta porción de cal viva para impedirsu fermentación. Llámanla aguamiel cocida Yse reponeacá en el almacén para mezclarla en proporción con elpulque que se despacha, según se necesita, para poner-lo de, sazón y buen gusto. "

6. Debe, pues, considerarse compuesto de tres dife-rentes licores el que se vendepor menor. La mayor par-te es pulque' del día, recién venido del rancho, muchadel atrasado que sobró en los precedentes y alguna deaguamiel. Un director entiende solo en esto y hace lastemplas a su paladar. El negocio consiste en que se des-pache todo el pulque que entra, sin que jamás haya ne-c.esidad de derramar el atrasado y repuesto de algúntIempo. Para esta buenadístríbucíon y economfa se tie-nen en la bodega muchas otras tinas de madera de don-de' se saca todos los días, con cuenta y razón de suscualid~des, la necesaria cantidad para hacer pie (comoellos dicen) en la gran tina pública del jacal o taberna.

de que allí se trata. El único pasaje que alude está al fin del capítuloX donde el autor reconoce que un estilo difuso conviene a las histo-rias y tratados de física. Yo estoy en el caso: y aliado sobre mi simplepala?ra, para no errar la cita, que una concisión importuna y mal en.tend.ld~hace el carácter propio de los espíritus ligeros y superficiales.Escribimos para el vulgo que no se paga mucho de misteriosas insi-nuaciones, hechas de paso, cuando se trata de instruirle.

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Sobre este pulque se vacía el fresco recién venido,pasándolo por un cedazo colador en que quedan sepa-radas las basuras, pelos de los cueros, membranillas yhebras del maguey y algunos insectos. Mientras tienemás días el pulque se pone de peor condición y se cui-da de tomar de él menor cantidad para mezclar con elnuevo. Se agria sensiblemente y aun suele adquirir unsabor picante que comunica a toda la tina cuando sepone de pie. Los bebedores de exquisito gusto y muchapráctica lo perciben bien y le llaman chile macho, nom-bre que se da entre la gente vulgar a nuestro pimientode Indias, verde o seco cuando no se le quitan las venaspara comerlo ni se le mezcla nada que pueda templaraquella su acrimonia cáustica.

7. Un pulque de 10 días y aun de menos tiempo yano sirve para nada; tiene todas las notas de corrupción,es abominable, hediondo y cría en su superficie unaespecie de nata como harina (que llaman palomilla), lacual en parte se disipa exhalada en vapor, infestando lasparedes y techos donde se observa pegada como unpolvo blanco.

8. No carece de fundamento lo que se dice de las su-percherías de los taberneros que componen el pulqueen los jacales, adobándolo para fortificarlo con algunosingredientes cuya noticia no podría servir 'de otra cosaen mi papel que de darlos a conocer a aquellos que ig-noran semejantes secretos y tal vez abusarían de ellos enprimera ocasión. Mas habiendo yo averiguado con sumadiligencia lo que hay en esto, hallé que ni se adulterasiempre esta bebida, ni en todas las tabernas, ni contanta multitud de drogas como se ha creído. Las pocasde que rara vez se usa tampoco son muy nocivas a lasalud. No obstante sería bien excusarlas y el único

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medio es que se regulase la entrada del pulque fres-co, de manera que siempre faltase que beber en el díay sobrasen bebedores. Porque tasar al justo el ingresoen correspondencia con el consumido, sin que se guar-dase acá nada de este licor tan expuesto a malearse y co-rromperse, cualquiera ve que es cosa imposible. Ahorasucede todo lo contrario: sobra la bebida en las taber-nas y faltan consumidores. De suerte que no es muyraro el caso de enviar orden el subarrendatario de unjacal para que allá en el rancho se derrame de sucuenta el pulque que por contrato debe comprar yefectivamente lo paga todo a su arrendador (gástelo ono); excusándose con esta pérdida económica, si asípuede llamarse, de otra mayor en los fletes y reales de-rechos que causaría entrando en la ciudad donde él nolo ha menester. Así pues, echa mano a vender, comoquiera que pueda, aquel que tiene ya hechos todos suscostos excediendo éstos al valor principal.

9. Algunos pretenden establecer muchas diferenciasde pulques no teniendo de ellas o al menos no dándo-nos sino unas ideas muy confusas. Hablan del simpleblanco, considerado todavía en la oficina, esto es, en elrancho donde se hace, o cuando más, en el saco en quese trae; porque una vez vaciado en la gran tina del ja-cal ya convendremos en que debe reputarse muy infe-rior, según se ha expuesto antes. Yo sólo admito ladivisión del pulque en cuanto a lo generoso o ruin: aeste último llaman tlachique y es el de magueyes sem-brados en mala tierra, salitrosa, raspados antes de sa-zón, malos ellos también y ruines en su clase. Lospobres indios de estos contornos de México, en el dis-trito de tres a cuatro leguas a todo rumbo, son los quetrajinan y expenden este pulque haciendo en ollas de

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barro su fermentación. En fin, hacen lo que pueden,bébenlo a pasto y lopasan muy bien.

10. Los pulques que llaman otomites son, asimismo,de inferior calidad por las mismas causas aun cuando setrajesen de lugares más remotos. El pulque generoso esaquel que proviene de magueyes de buena casta, culti-vados en tierras frías, montuosas, poco húmedas, nadasalitrosas y quebrados en sazón. Los magueyes mecos,que tienen en sus pencas algunas líneas negras a manerade venas, son excelentes.

11. Pulque criollo se llama el que se hace acá en lasmismas tabernas, dejando fermentar el aguamiel quetraen de los ranchos. En los mesesde verano, y general-mentesiempre que escasea la entrada del pulque o hay-abundante cantidad de dicho mosto, se trata de conver-tirlo en licor vendible y se va proporcionando su distri-buciónen la liga que se hace de éste con el recientetraído de afuera y con los residuos atrasados en la bo-dega del jacal. En cadaunohayun perito práctico quegana salario por hacer las necesarias combinaciones, yel más aereditado es el que mejor sabe dar salida al gé-nero ruin o maleado sin que se ofenda el gusto de losbebedores más delicados. No obstante, ellos dirán nosólo cuáles de las 36 tabernas que hay en la ciudad sonlas de mayor reputación, sino también los días determi-nados de la semana en que está mejor acondicionado elpulque en cada una. Por 10 que toca a las estaciones delaño durante el invierno entra muy rico, en la opiniónde estas gentes cuya autoridad debe valer mucho; el delverano no se alaba; en el estío, que es el tiempo lluvio-so, se vitupera.

12. Siempre se cuida de venderlo bien revuelto ymezclado con su propio sedimento que fácilmente se

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precipita y acumula al fondo de las tinas, enzolvándolasde manera que quedaría muy espeso el pulque residuode la venta diaria si no se tomase la precaución de re-moverlo y agitarlo muy a menudo con un bastón mien-tras se despacha. De este sedimento hablaré en misobservaciones como también de las diferencias depulque compuesto con varias especies de vegetables,frutas, semillas, etcétera, de la naturaleza de todas lasbebidas que resultan y de sus efectos.

13. No he podido conseguir hasta el día las flores,fruto y simiente del maguey. Ratifico al público mi pro-mesa de exponerle lo que me falta en este asunto. Ver-daderamente que un particular, ocupado en su destino,no puede, por más que lo quiera, tener a la mano todocuanto necesita y debe hallarse fuera de sus libros ypapeles.

23 de diciembre de 1772

NOTA. En el pliego anterior estuve por estampar una ob-servación que interesa la piadosa curiosidad de mis ame-ricanos, aunque nada tiene que hacer con la filosofía.Pero de intento quise tomarme más tiempo para delibe-rar e informarme si podía publicarla como mía original,registrando (como lo hice) manuscritos e impresos quetratan de la milagrosamente aparecida y celestial imagende santa María de Tepeyac, nuestra tutelar y protecto-ra, bajo la advocación de Guadalupe. Es el caso quenotando con atención la figura que hacen las pencas delmaguey, advertí luego, con no poca· sorpresa y admira-ción, ser muy semejante a la de aquel campo, nube onicho, en que rematan los rayos dorados del sol querodea a la divina imagen guadalupana. De suerte que

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quien quisiere figurarse los contornos de dicho campo,no tiene más que suponer una penca truncada una par-te por la de la espina e invertida punta abajo como sise suspendiese por donde nace del tallo. Y no dudo quepudiera colocarse el dibujo de esta santa imagen mate-rialmente dentro de una gran penca, apresándola paraque se redujese a un plano: y entonces los contornos dellienzo quedarían semejantísimos a los originales. Sábesepor otra parte que el ayate guadalupano es tejido depita. Observen todos y piensen en ello. Yo ni hago mis-terios, ni trato de pasar por un visionario; solamentequiero aventurar esta refleja sin deducir de ella nada nitraerla por ahora a consecuencia, sujetándome siempreal juicio de los prudentes. A algunos pintores la he co-municado y convienen en que es justa y nueva. Qué séyo si mañana se me hará ver que no era lo uno ni lootro. En efecto, es difícil asegurar que nadie hizo ni dijolo que yo, sin saber de coro todos los dichos y hechosde todos los hombres •.

• Bartolache publicó otro texto sobre el pulque, el 30 de diciembrede 1772, con algunos experimentos físicos y ciertas observacionesmedicinales. -

José Antonio de Alzate

gilósofO moderno, el sacerdote José Antonio de .Alzate y Ramírez (1737-1799) se ocupó de losmás variados asuntos técnicos y científicos.Sus inquietudes arqueológicas lo llevaron al

Tajín y a Xochicalco; las geológicas, a ascender el Iztac-cíhuatl; las hidráulicas, a examinar los lagos del Valle deMéxico; lasfísicas, a estudiar el mercurio para el mejoramien-to de la minería ...

Su Diario literario (1768) fue suspendido por el virrey.Pero insistió en otras publicaciones periodísticas, especialmen-te sus Gacetas de literatura (1788-1795) -para él, comopara los ilustrados de su época, literatura era todo tipo deescritos no religiosos: letras humanas. Es con Bartolache, Joa-quín Velázquez de León, León y Gama y algunos otros, elfundador del pensamiento moderno en México. Y del orgullointelectual: se enfrentó al virrey, que lo acusaba de habersereferido al duque de Almodóvar sin la reverencia a que losnobles tenían derecho: "para no ser prolijo, respondió, diré endos palabras que los literatos, por una mutua convención, sehan imaginado miembros de una República donde sólo

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gobierna la razón y en donde todos los individuos sólo se con-sideran por la parte que tienen de literatos". Llegó incluso aponerle pleito legal al virrey de Revilla Gigedo.

En su ensayo sobre Xochicalco defiende, como sor Juana,a los indios prehispánicos en el asunto de los sacrificios hu-manos, crueldad que le parece menos extremada que las mo-dernas prácticas europeas de guerra y castigo.

Fue inventor sin éxito (inventó unos carros de basura),hizo censos y mapas, estuvo a punto de ser nombrado Cronistade la Nueva España. Creía en algo más que la religión y lahonra: su nueva ve;neración era el Bien Público, el servicioa la sociedad. Roberto Moreno ha publicado una selección desus Memorias y ensayos (UNAM).

Para que no se diga que la Nueva España sólo se ocupa-ba del incienso en los altares, se publica aquí su reflexiónsobre la mariguana y otras "yerbas y demás producciones dela naturaleza que transforman el cerebro': de 1772, dondeafirma que de estos yerbajos "habremos de decir, con el len-guaje de los teólogos, que son malos por prohibidos, no pro-hibidos por malos". Es decir: su gran maldad consiste en queestán prohibidos. Digamos que quienes desean la legalizaciónde la mariguana encontrarán en el padre Alzate un precur-sor comprensivo.

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[Memoria sobre el uso que hacen los indios de lospipiltzintzintlis]

En la historia moral del mundo no ocupa el menor lu-gar la descripción de la virtudes y vicios de sus habitado-res. ¿Qué servicio tan importante haría a la literaturaquien se dedicara a dar una idea de las pasiones,usose inclinaciones de los indios? Esta parte se echa menosen todos sus historiadores. Apenas nos han dado unasideas superficiales, las más muy ajenas de la verdad;équién no debe admirar en ellos la falta, por lo general,'de la avaricia y venganza; pasiones que tanto dañocausan a la humanidad? Miserables en quienes la pe-na de nuestros primeros padres de solicitar el sustentocon ansia y fatigas, se verifica en su m¡¡yor extensión;

1 Se debe entender hablo de los indios reconocidos como tales, puesla mezcla con otras castas y la diferente educaci6n muda su carácter.

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MEMORIA 679

objetos dignos de compasión, han logrado los indultos,privilegios y favores que nuestros reyes se han esmera-do en concederles; los que con tono de menosprecio lostratan de idólatras, hacen notable agravio a los preladosy pastores que con esmero han procurado desarraigareste efecto de nuestra malicia: équé nación en S\1 origenno ha sido idólatra? ¿Los hebreos, pueblo escogido porDios para su culto, y que palpaba a cada paso las mara-villas de la Omnipotencia, no soltó las riendas a su ma-licia para adorar las obras de Sus manos? Pues no losvituperemos con un epíteto que igualmente nos com-prende a todos, con sólo la diferencia del tiempo.

Si advertimos en ellos algunas reliquias del paganis-mo, debemos considerar que tan solamente poco másde dos siglos y medio ha que les rayó la precisa luz delevangelio; tiempo que no es suficiente para borrarlesaquellas tradiciones procedidas del depravado corazónhumano. ¿Qué siglos ha que se predicó el evangelio enItalia, Inglaterra y otros reinos? Pues sus mismos auto-res nos describen las supersticiones y abusos del menu-do pueblo. Un célebre autor inglés atribuye muchos deellos, no sólo a la plebe inglesa, sino a la gente de algu-na esfera.

La costumbre que se practica en Italia en el regalode las habas el día de muertos, reconoce un origenpagano; así lo demostró no ha mucho tiempo un sabioitaliano; los talismanes, amuletos, etcétera, no tienendestino en las Españas; Francia y en otros reinos sonen los que se miran con aprecio por los que componenel vulgo.

Leamos en el bello libro del mundo, reflexionemosdesnudos de prevenciones y demos gracias a Dios de vertantas gentes, tanta tribu, en dilatados millares de tierra

680 JOSE ANTONIO DE ALZATE

convertida a la verdadera religión en el espaciode po-cos años'. Regocijémonos de ver a la antigua Españaejecutar con sus eminentes prelados, celo de nuestrosreyes y fervor de los ministros del evangelio una empre-sa que no cuenta igual otra nación, y tan notoria que elmás desesperado pirro ni sta no puede tener alientospara rebatirla.

El abuso de los pipiltzintzintlis2 es una de aquellasreliquias del gentilismo que se conservan entre algunosde los indios; así lo expresan los edictos publicadospor los prelados de este reino, y últimamente en el añode 1769, en el cual se encarga a los párrocos empleentodo su anhelo para desarraigar esta superstición en queva de por medio la salud espiritual de los indios y pue-de añadirse también la temporal. s Algunas observacio-nes y descubrimientos que se me han entrado por losojos me proporcionan asunto para la presente memo-ria, por la gran utilidad que puede resultar. La supers-tición de los indios, en el uso de los pipiltzintzintlis, sereduce a tomar ciertas semillas, creyendo que por sumedio adivinan y tienen mil raptos, en los cuales se lesmanifiestan las cosas más recónditas, con otras particu-laridades procedidas según su misma ignorancia y ma-licia. Los efectos que en ellos producen son espantosos:unos manifiestan una alegría ridícula, otros permanecenpor algún tiempo estúpidos, otros, y esto es lo más co-mún, representan vivamente a un furioso; y todos estos

2 Pipiltzintzintli equivale en nuestro castellano a niñito. pequeñito,hijito.• No hay duda va de por medio su salud temporal. El efecto violentode los narcóticos lo prueba bastantemente; no ha muchos meses queuna persona a quien le administraron. no sé con qué fin, los pipiltzint-,zintlis. quizá en demasiada cantidad. perdió e1juicio.

MEMORIA 681

efectos los creen muchos de ellos como sucedidos porla mediación del demonio.

¿Qué cosa son los pipiltzintzintlis? ¿Su efecto es natu-ralo preternatural? A lo primero satisfago con la expe-riencia: habrá como diez años que la casualidad meproporcionó la ocasión del desengaño; conseguir unapequeña cantidad de dichos pipiltzintzintlis, la que secomponía de una mezcla de semillas y yerbas secas; a laprimera vista luego reconocí no eran otra cosa que lashojas y semillas del cáñamo; advertencia que tuve alpunto, por haber visto antes en un jardín la planta delcáñamo. No obstante ésta que para mí era una de-mostración, en primera ocasión y para quedar del todoconvencido, sembré aquellas semillas con toda la pre-caución posible y logré unas plantas de cáñamo, lo mis-mo que el de Europa, las que los indios reconociendopor pipiltzintt.intlis, fue necesario arrancar las plantasluego que comenzaron a madurarse las semillas porcuanto procuraban pillar toda la que podían.

Aun se comprueba esto con otro hecho que debe des-terrar toda duda: en el tiempo en que se meditaba laexpedición de Sonora, y cuando se planteó aquellanavegación del mar del sur, un sujeto encargado en pre-venir algunas de las cosas necesarias para un nuevo es-tablecimiento, advirtió muy bien sería conducente elsembrar cáñamo en alguna inmediación de aquellascostas para fabricar cables, velamen y demás en que esnecesario el cáñamo para el manejo de las naves, pro-curando se evitasen los excesivos gastos que se erogancuando se conducen de la Veracruz hasta aquellas pro-vincias. Su idea fue aplaudida, y no quedaba más di-ficultad que conseguir la semilla; recurrió a mí y leadvertí, ya instruido de lo que me había pasado, era

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negocio muy fácil, pues entre las arbolarias- de esta ciu-dad, hallaría alguna porción: mi conjetura tuvo felizéxito, porque se hallaron bastante número de fanegas,y no al mayor precio. Me preguntará alguno: éde dón-de consiguen los indios el Pipiltzintzintli o cáñamo;cuando es notorio que en el reino no tiene cultivo des-tinado, a excepción de tal cual mata, que uno u otroparticular siembra por curiosidad? La respuesta es cor-ta, se da silvestre en las tierras calientes y también mehan informado suelen sembrar alguno los indios, yapara el fin que llevo expresado, o para aplicarlo exte-riormente en algunas de sus enfermedades.s

Demostrado ya que los pipiltzintzintlis no son otracosa que el cáñamo, me resta satisfacer a la segunda pre-gunta, lo que voy a ejecutar, advirtiendo, lo primero, noser solos los indios de la Nueva España los que practi-can el uso interior de la semilla y hojas del cáñamo parasus visiones extravagantes. Lo segundo, que los efectosobservados en los que usan interiormente del cáñamoo pipiltzintzintli por lo regular son naturales. Para lo pri-mero es muy útil lo que dice monsieur Petit, en su diser-tación sobre el nepenthes de Hornero," impresa en 1689;

• llamamos arbolarias a las indias que en el mercado se ocupan envender yerbas u otras cosillas medicinales; hacen en parte lo que losdroguistas en Europa.• En el.uso exterior de ellos aún tienen sus abusos, salvo que aquellasexpresiones con que se explican, diciendo que no conviene freir ocalentar ~ospjpj~tzjntzjntljs, esto es los hijitos, cuando se han de apli-car a algun destino, porque se mueren, lo entiendan en sentido figu-rado; esto sólo un profundo conocimiento del idioma y un manejocon ellos ejecutado con discreción, puede resolver la duda.sNepenthes de Homero; este célebre poeta la describe como propísimapara desterrar la tristeza; sus comentadores se han cansado inútilmen-te en averiguar qué cosa sea.

MEMORIA

se explica así, hablando de las yerbas y demás produc-ciones de la naturaleza que trastornan el cerebro. "En-tre las drogas (dice) que tienen este uso los egipcios sesirven también de otra composición, a que llaman asís;éstos son unos polvos compuestos de hojas de cáñamo,las que amasan mezclándole agua y formando unas píl-doras cuando quieren olvidarse de sus melarquías, desus cuidados, y procurarse la alegría; se engullen cincoo seis de dichas píldoras, que son del tamaño de unacastaña; esta droga que los embriaga al punto, les hacepoco tiempo después pasar a una especie de rapto Osueño estático, durante el cual ven las cosas más agra-dables del mundo: los bosques, las fuentes, los prados-ojardines, adornados de las más bellas flores; los luga-res encantados en donde ...? en una palabra, las verdade-ras islas Fortunatas," o por hablar con más propiedad,un verdadero paraíso de Mahoma."

Igual noticia nos presenta el célebre Valmont deBomare en su Diccionario universal de historia natural,etcétera, impreso en París en 1767, en la palabra cham-bre cáñamo, se explica de este modo: "Las hojas de cá-ñamo parece contienen una virtud que embriaga, y

7 He truncado parte de lo que dice Petit por ser algo obsceno; nues-tro idioma, y mucho más mi estado, me precisa a pasar en silenciotodo aquello que da en cara al pudor. Al célebre Desfontaines se lereconvino sobre su ignorancia en la anatomía, a lo que respondió conaquella su acostumbrada y sabia discreción: poseo una sabia ignoran-cia de la anatomía, pero la que conviene a un eclesiástico; su diserta-ción o memoria en que da la razón de por qué las cosas obscenas setratan con más deshogo en latín y no en lengua vulgar, es de lo me-jor que anda impreso; el motivo que da es porque el latín es una len-gua gentil, las vulgares son unas lenguas cristianizadas, por cuanto secomenzaron a usar después de la predicación del evangelio.s Las islas Canarias.

684 JOSE ANTONIO DE ALZArE

adormece. Koempser? refiere cómo en algunos lugaresde las Indias (orientales) se prepara una bebida queembriaga, la cual es de uso de este país. Algunos mez-clan la semilla de cáñamo con los alimentos ... pero éstales llena la cabeza de humos y si se come en abundan-cia excita el delirio, según y como el culantro." ¿Quéhabremos de decir del uso diario y general en todo elreino del culantro? Por ahora no puedo extendermemás sobre el particular.

El testimonio de monsieur Valmont, es de muchopeso. ¿A quién otro que a un naturalista se debe creersobre las virtudes que contienen las producciones de lanaturaleza? Según lo que refiere, el cáñamo es narcóti-CO,lO y por consiguiente, sus efectos son naturales, conque no es mucho que los indios que lo toman padezcanun trastorno de cerebro, por un efecto muy natural.

Temeridad sería afirmar que en algunas ocasiones losefectos de cáñamo en los indios no sean coadyuvados porel espíritu de las tinieblas, por aquel pacto implícito oexplícito que pueden algunos de ellos contraer con él;

• El autor que nos ha dado la mejor historia del Japón.10 El modo de obrar de los narcóticos se refiere en los autores médi-cos que han escrito de la virtud de los medicamentos. Para dar unaidea ligera, expondré traducido del célebre Diccionario de Tréuoux elartículo narcotique; 10 que dará una ligera idea de 10 que han escritolos mejores médicos ... "Narcótico, término de medicina que se dicede los remedios que procuran el adormecimiento; los narcóticosobran según que ellos calman y disminuyen el movimiento de los es-píritus y los impiden durante algún tiempo de moverse con toda la vi.veza que es necesaria. La amapola. el opio, la mandrágora, el narciso,el beleño etcétera, son narcóticos. Hay muchas cpíníones sobre elmodo de obrar de los narcóticos: los antiguos, 10 atribuyen a la frial-dad que tienen de su naturaleza: Etmullero después de Willis piensaque los espíritus animales están compuestos de una sal volátil fluida,

MEMORIA •pero por lo regular, debemos confesar que.n 101""los efectos y visiones son puramente n;aturalel. L. ,l ••dad, la razón y la crítica nos dictan que no deb.mOIreputar por preternatural todo aquello que no le extl.,..de fuera de los límites de la naturaleza.

¿Qué servicio importante haría a la salud espiritualde estos infelices quien les enseñase que en el uso de 101pipiltzintzintlis el diablo no tiene más parte que la quese le quiere dar? Me parece sería el camino más cortopara destruir este ramo de superstición. La prohibiciónde su uso es muy necesaria ínterin perseveren los indiosen creer sus efectos diabólicos; épero no es constanteque la prohibición incita más y más el deseo de eJecu.tar la cosa prohibida, por aquella malicia a que lomoltan propensos? Un caso práctico me parece problli conevidencia la precisión de instruir a los indios en el ni'tural efecto que les causan los pipiltz~ntzintlis. LI ••mi.lla del cáñamo tiene muchos usos en la medicina, ••• "nBomare, antes citado: es emulsiva y. hervida en I.ch••es útil para curar la tos y tiricia. Algunos o~ro. lutor ••

y que por la mezcla de los azufres o de aceites en que 11n•••••.••• ..,.cóticos, se disuelven. El parecer de monsieur Andry, que aclYMr.., ••lo comunicó monsieur Fayon, es que la sal de los .narc6d~ol II4la\lll.ve por un licor, sea el que fuere. y que sus partrcill~.rlllt""· .\1.restan libres de las sales, se enredan unas con otras y iÍ"''tttuflOde la sangre y de los espíritus. En fin, otros juz,aa qv. 1••••••••••recierran el orificio de los nervios en su origeJl.!.tincler •.•• ,•••. t'N,.'do de los venenos, dice que la acción de los narcódcQI no " ••• lImaen todos, cuando hay tantas causas diferentes ql1.pu.d.n IIlItlr .1sueño y el adormecimiento, como la demasiada abuncllHéla .n .1 c.'rebro, la cual dilatando las arterias y venas, comprime .1·••••••• d. 101nervios; la coagulación y espesura de la sangre. un cllmulo d. n"",,o de sangre extraviada en el cerebro y otras mil COIU.· .

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la miran como un específico contra la gonorrea. Lemeryen su tratado de las drogas, describe sus virtudes de estamanera: "El cáñamo contiene mucho aceite y poca sal,es muy bueno para las quemadas y para el zumbido delos oídos; la semilla está reputada por muy buena paracombatir la lascivia; tomada por muchos días apaciguala tos."La dosis es desde un escrúpulo hasta una drag-ma; en el Diccionario econ6mico se hallan referidas estasmismas virtudes; en más número y tratadas con exten-sión en el Compendio de las plantas usuales por monsieurChomel, doctor regente de la facultad médica de París.

¿Pues si un médico mandase el uso de la semilla delcáñamo en virtud de su utilidad en los usos médicos, ig-norando, como es creíble ignore, los abusos que tienenlos indios en esta semilla, que conocen por pipiltzintzin-tu, no redundaba un gravísimo daño por cuanto seministraba a su ignorancia un nuevo incentivo para per-manecer en aquellas creederas pecaminosas? ¿Qué por-ciones de la referida semilla se habrán consumido en elHospital Real de esta corte ordenadas por los médicosencargados en la cura de la multitud de indios queanualmente se atienden en este hospital con intenciónmuy sana, respecto de los médicos, y daño espiritual delos indios? Estoy persuadido que algunos de ellos, aquienes se les habrá administrado en sus dolencias, re-cobrada su salud temporal, habrán quedado muy arrai-gados en el abuso de los Pipiltzintzintlis. Parece hedemostrado la virtud de los decantados Pipiltzintzintlis,por lo que habremos de decir con el lenguaje de losteólogos, que son malos por prohibidos, no prohibidospor malos.

Francisco Xavier Clavijero

carlosurani
Rectangle

Fray Manuel de Navarrete

osé Manuel Martínez de Navarrete ( 1768 .:1809) fue un poeta de torios novedosos, pastorilesy galantes. En sus poemas rococóprivilegia elpaisaje de la tristeza. Sus versosdepuran la tra­

dición poética mexicana del aparato barroco,pero la simpli­fican, casi la puerilizan. Tiene sin embargo momentos degran sutileza y decoro.En 1823 aparecieron sus Entrete­nimientos poéticos. Luis Miguel Aguilar lo estudia en Lademocracia de los muertos. Ensayo sobre poesía mexi­cana. 1800-1921(Cal y arena).

~

De Entretenimientos poéticos

Influjo del amor, imitando el artificiodel primer soneto de D. Tomás de Iriarte

Célebres calles de la corte indiana,Grandes plazas, soberbios edificios,Templos de milagrosos frontispicios,Elevados torreones de arte ufana,

Altos palacios de la gloria humana,Fuentes de primorosos artificios,Chapiteles, pirámides, hospicios,Que arguyen la grandeza americana:

iOh México! sin duda yo gozaraDel gusto que me brinda tu grandeza,Si causa superior no lo estorbara.

-De tu suelo me arranca con prestezaEl suave influjo de la dulce caraDe una agraciada rústica belleza.

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ESCENARIODE UN MUNDO INMENSO

LAS POSESIONES ESPAÑOLAS del.Nuevo Continenteocupan la inmensa extensión de terreno compren­dida entre los 41° 43' de latitud austral y los 37° 48'de latitud ooreal. Este espacio de 79 grados es no só­lo igual en largo a toda el Africa, sino que es muchomás ancho que el imperio ruso, el cual comprende167 grados de longitud en un paralelo ruyos gra­¡jos no son sino la mitad de los grados del Ecuador.

El pumo más austral del Nuevo Continentehabitado por los españoles es el fuerte Maulín, cer­ca del pueblo de Caretmapu en las costas de Chile,enfrente del extremo septentrional de la isla deChiloé. Se ha empezado a abrir un camino desdeValdivia hasta este fuerte de Maulín; empresa atre­vida, pero tamo más útil cuanto un mar constante­mente agitado hace aquella costa siempre peligrosae inaccesible gran parte del año. Al sur y sudestedel fuerte Maulín, en el golfo de Ancud y en el deReloncavi por el cual se va a los grandes lagos deNahuelhapi y de Todos Santos, no hay estableci­mientos españoles. Por el contrario, hay algunosen las islas vecinas de la costa oriental de Chiloé,hasta los 43° 34' de latitud austral en que está laisla Cailín, enfrente de la alta cima del Corcovado,habitada por algunas familias de origen españoL

El punto más septentrional de las colonias es­pañolas es la Misión de San Francisco en las costasde la Nueva California, a siete leguas al noroestede Santa Cruz. Por consiguiente, la lengua españolase halla extendida por un espacio de más de 1.900leguas de largo. Bajo el sabio ministerio del conde

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de Floridablanca 1 se estableció una comunicaclonarreglada de correos desde el Paraguay hasta la cos­ta noroeste de la América Septentrional. Un fraile,colocado en la misión de los indios guaranis, puedeseguir correspondencia con otro misionero que ha­bite el Nuevo México, o en los países vecinos alcabo Mendocino, sin desviarse mucho sus cartas delcontinente de la América española.

Los dominios del rey de España en Américason de mayor extensión que las vastas regiones quela Gran Bretaña o la Turquía poseen en Asia. Sedividen en nueve grandes gobiernos que se puedenmirar como independientes unos de otros. Cincode ellos, a saber: los virreinatos del Perú y de laNueva Granada, las capitanías generales de Guat=.mala, Puerto Rico y Caracas, están comprendidosen la zona tórrida; las otras cuatro divisiones, estoes, el virreinato de México, el de Buenos Aires, lacapitanía general de Chile y de 1A Habana, en laque se comprenden las Floridas, abrazan países cu­ya mayor parte está fuera de los trópicos, o sea enla zona templada. Veremos más adelante que estaposición por sí sola no es la que determina la di­versa naturaleza de las producciones que ofrecenestos hermosos países. La reunión de muchas cau­sas físicas, tales como la grande altura de las cordi­lleras, sus enormes masas, los muchos llanos dos otres mil metros elevados sobre el nivel del Océano,dan a una parte de las regiones equinocciales unatemperatura propia para el cultivo del trigo y delos árboles frutales de Europa. La latitud geográficainfluye poco en la fertilidad de un país en que lanaturaleza ha reunido todos los climas en la cum­bre y en las faldas de las montañas.

I Ens~yo pollliw sobre el rúno de 14 Nue,'4 ESP4fú1, Estudio prelimi.nar, revisión del texto, nOTas y anexos de Juan 11.. Ortega y Medina.México: )' ed., Porrua, 1978, pp. 3-4.

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Entre las colonias sujetas al dominio del reyde España, México ocupa actualmente el primerlugar, así por sus riquezas territoriales como por lofavorable de su posición para el comercio con Euro~

pa y Asia No hablamos aquí sino del valor políticodel país, atendido su actual estado de civilizaciónque es muy superior al que se observa en las de~

más posesiones españolas. Es cierto que muchosramos de agricultura han llegado a mayor gradode perfección en Caracas que en la Nueva España.Cuantas menos minas tiene una colonia, tanto másse dedica la industria de los habitantes a sacarfruto de las producciones del reino vegetal. Lafertilidad del suelo es mayor en la provincia deCumaná, Nueva Barcelona y Venezuela: es mayora las orillas del bajo Orinoco y en la parte borealde la Nueva Granada que en el reino de México,en el cual las más de sus regiones son estériles,faltas de agua, y se ofrecen a la vista desnudas devegetación. Pero considerando la grande poblacióndel reino de México, el número de ciudades consi­derables que están próximas unas de otras, el enor­me valor del beneficio de los metales y su influen­cia en el comercio de Europa y Asia; examinando,en fin, el estado de poca culrnra que se observa enel resto de la América española, se inclina el juicioa tener por bien fundada la preferencia que la cor­te de Madrid da, mucho tiempo hace, a Méxicosobre todas las demás colonias suyas.

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HOMBRES DE MAIZ

No SE DUDA YA entre los botánicos que el maíz otrigo turco es un verdadero trigo americano, queel Nuevo Continente le ha dado al Antiguo. Tam­bién parece que el cultivo de esta planta en Españaes muy anterior al de las papas. Oviedo 1, cuyo pri­mer Ensayo sobre la Historia Natural de las Indiasse imprimió en Toledo en 1525, dice haber vistomaíz cultivado en Andalucía, y cerca de la capillade Atocha en las inmediaciones de Madrid. Esteaserto es tanto más notable, cuanto un pasaje deHernández (lib. VII, cap. XL) podría dar lugar acreer que el maíz todavía no era conocido en Espa­ña en tiempo de Felipe 11, a últimos del siglo XVI.

Cuando los europeos descubrieron América,el Zea maiz (en lengua azteca tlao/li, en la deHaití mahiz, en quechua cara), ya se cultivabadesde la parte más meridional de Chile hastaPennsilvania. Era tradició.n en los pueblos az­tecas, que los toltecas son los que introdujeron enMéxico en el siglo VII de nuestra Era, el cultivodel maíz, del algodón y del pimiento. Acaso estosramos diversos de agricultura ya existían antesde los toltecas, y podría muy bien ser que aque­lla nación, cuya gran civilización han celebradotodos los historiadores, no hizo más que darlesmayor extensión con buen éxito. Hernández nosdice que los mismos otomíes, que eran un puebloerrante y bárbaro, sembraban maíz. Por consi­guiente, el cultivo de esta gramínea se extendía

1 Rerum medicarum Ntfva' HjJp<inia' IheuurUJ, 1651, lib, VII,cap. XL, pago 247.

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hasta más allá de! Río Grande de Santiago, en otrotiempo llamado Tololotlán.

El maíz que se ha introducido en el norte deEuropa, padece con e! frío en todos los parajes enque la temperatura media no llega a 7 u 8 gradoscentígrados. Lo propio sucede en el lomo de lascordilleras, en donde e! centeno y particularmentela cebada vegetan con mucha lozanía en alturasque no son a propósito para el cultivo del maíz acausa de la intemperie de! clima. Pero en cambio,este último baja hasta las regiones más cálidas dela zona tórrida y hasta en llanos en donde la espi­ga del trigo, cebada y centeno ni aun llega a de­sarrollarse. De ahí resulta que en el día, en laescala de los varios géneros de cultivo de la par­te equinoccial del reino de México, el maíz ocupaun lugar mucho más distinguido que los cerealesdel Antiguo Continente, y es también de todas lasgramíneas útiles al hombre la que tiene más vo­lumen de perisperma harinoso.

Comúnmente se cree que esta planta es laúnica especie de trigo conocida de los americanosantes de la llegada de los europeos. Sin embargo,parece cierto que en Chile, en e! siglo XVI y aunmucho tiempo ames, además del zea maíz y elZea curagua, se cultivaban dos gramíneas llama­das magu y tuca que, según e! abate Malina laprimera era una especie de centeno y la segundade cebada. El pan que se hacía con este trigo arau­cano se designaba con e! nombre de covque, pala­bra que sucesivamente ha pasado al pan hechocon trigo de Europa 2. Hernández pretende aunhaber encontrado entre los indios de Michoacánuna especie de trigo' que, según su descripción,

Molina Hj¡tori~ "~I"1"~f de Chife, p. 101­Hernández, pp_ 7,43; Clavigero, 1, 56, nota F.

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se asemeja al trigo de abundancia (triticum com­positum), que se cree originario de Egipto. A pe­sar de todos los informes que he tomado durantemi misión en la provincia de Valladolid, no meha sido posible aclarar este punto interesante pa­ra la historia de los cereales. Nadie conoce allí untrigo propio del país, y sospecho que Hernándezha llamado triticum m;chuacanense a alguna va­riedad de trigo europeo que se ha vuelto silvestre,y que crece en un suelo fertilísimo.

La fecundidad del t/aolti, o maíz mexicano, esmayor de cuamo se puede imaginar en Europa.Favorecida la planta por la fuerza del calor y lamucha humedad, se levanta hasta dos o tres me­tros de altura. En los hermosos llanos que se ex­tienden desde San Juan del Río hasta Querétaro,por ejemplo, en las tierras de la gran hacienda dela Esperanza, una fanega de maíz produce a vecesochocientas; algunas tierras fértiles dan unos añoscon otros de tres a cuatrocientas. En las inmedia­ciones de Valladolid se reputa por mala una cose­cha que no produce más de 130 6 150 por uno. Enlos parajes en que el suelo es más estéril, todavíase cuentan sesenta u ochenta granos. En generalse cree que el producto del maíz, en la región equi­noccial del reino de Nueva España, se puede va­luar a ciento cincuenta por uno. Sólo el valle deToluca cosecha al año más de 600 mil fanegas4,en una extensión de treinta leguas cuadradas, y engran parte de este terreno se da el maguey. En­tre los paralelos de 18 y 22 grados, los hielos yvientos fríos hacen poco lucrativo este cultivo enlos llanos cuya altura pasa de tres mil metros. Enla intendencia de Guadalajara, la cosecha anual del

~ Una fanega pesa 4 arrobas o 100 libras; en algunas provincias 120libras 00 a 60 kilogramo~).

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mafz pasa de noventa millones de kilogramos, oun millón ochocientas mil fanegas.

BajO' la zona templada, entre los 33 y 38 gra­dos de latitud, por ejemplo en la Nueva California,en general el maíz no produce unos años con otrosmás que de 70 a 80 granos por uno. Comparandolas memorias manuscritas del padre Fermín Las­suen, que tengo en mi poder, con los resúmenesestadísticos que se han publicado en la relaciónhistórica del viaje del señor de Galiano, pudierayo muy bien indicar pueblo por pueblo las canti­dades de mafz sembradas y cogidas. He halladoque en 1791, doce misiones de la Nueva Califor­nia s cosecharon 7.625 fanegas en un terreno quehabían sembrado con 96. En 1801, la cosecha dedieciséis misiones fue de 4.661 fanegas, sin habersembrado más que 66. De ahí resulta para el pri­mer año un producto de 79 y para el segundo de70 por uno. En general esta costa, bien así comotodos los países fríos, parece más apta para el cul­tivo de los cereales de Europa. Con todo, los mis­mos estados que tengo a la vista prueban que enalgunos parajes de la Nueva California, por ejem­plo,~n los campos pertenecientes a los pueblos deSan Buenaventura y Capistrano, muchas veces hadado el maíz de 180 a 200 por uno.

Aunque en México se cultiva una gran can­tidad de trigo, el maíz debe considerarse comoel alimento principal del pueblo, como también(o es de la mayor parte de los animales domésti­cos. El precio de este género modifica el ae todoslos demás, y es por decirlo así el regulador natu·ral. Cuando la cosecha es mala, sea por falta deagua, sea por hielos tempranos, la carestía es ge­neral y tiene funestísimos efectos. Las gallinas,

5 Viaje de 14 5..t;l, p. 168.

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los pavos y aun el ganado mayor también se re­sienten de ella. Un caminante que atraviesa unaprovincia en donde el maíz se ha helado, no en­cuentra huevos, ni aves, ni pan de arepa, ni hari­na para hacer el atolli [atole), que es una especiede papilla o gachas nutritivas y sabrosas. La ca­restía de víveres se hace sensible principalmenteen los alrededores de las minas mexicanas; en lasde Guanajuato, por ejemplo, en donde catorce milmulos, que se ocupan en los obradores de la amal­gamación, se consumen anualmente cantidadesenormes de maíz. Ya he citado más arriba la in­fluencia que las carestías han ejercido periódica­mente en el progreso de la población de NuevaEspaña. El hambre horrible del año de 1784, pro­vino de una helada terrible que hubo el 28 deagosto, época en que menos debía esperarse bajola zona tórrida y a la altura poco considerable de1.800 metros sobre el nivel del Océano.

De todas las gramíneas cultivadas ningunapresenta un producto tan desigual. Este produc­to varía en un mismo terreno de 40 a 200 Ó 300granos por uno, según las mudanzas de hun:¡edady temperatura media del año. Si la cosecha es bue­na el colono se enriquece más rápidamente con elmaíz que con el trigo; y puede asegurarse que estecultivo participa de las ventajas y desventajas delde la viña. El precio del maíz varía desde mediopeso hasta cinco la fanega. El precio medio es deun pes~ en lo interior del país; pero el porte loaumenta de tal manera, que durante mi estadía enla intendencia de Guanajuato, costó la fanega ca­torce reales de plata en Salamanca, dos pesos ymedio en Querétaro y cuatro y medio en San LuisPotosí. En un país en donde no hay almacenes, ylos naturales no viven más que para salir del día,el pueblo sufre inmensamente cuando el maíz se

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mantiene durante mucho tiempo a dos pesos lafanega: entonces los naturales se alimentan de fru­ta que todavía no está sazonada, bayas de cactusy raíces. Esta mala comida produce enfermeda­des; y en general se observa que las carestías vanacompañadas de una gran mortandad en los niños.

En las regiones cálidas y muy húmedas, el maízpuede dar dos o tres cosechas al año; pero en gene­ral no se hace más que una: se siembra desde me­diados de junio hasta últimos de agosto. Entre mu­chísimas variedades de esta gramínea nutritiva, hayuna cuya espiga madura a los dos meses de sembra­do el grano. Esta variedad precoz es muy conocidaen Hungría; y el señor Parmentier ha tratado depropagar su cultivo en Francia. Los mexicanos quehabitan en las costas del mar del Sur dan la prefe­rencia a otra calidad, que ya Oviedo6 asegura habervisto en la provincia de Nicaragua, que se cosechaen menos de treima o cuarema días. También meacuerdo haberlo observado cerca de Tomependa enlas márgenes del río Amazonas; pero todas estasvariedades de maíz, cuya vegetación es tan rápida,parece que tienen el grano menos harinoso y casitan pequeño como el zea curagua de Chile.

La utilidad que los americanos sacan del maízes demasiado conocida, para que sea necesario de­tenerme aquí a manifestarla. El uso del atroz ape­nas es tan variado en la China y las grandes In­dias. Se come la espiga cocida o asada, y con elgrano machacado se hace pan muy nutritivo (are­paJ, bien que no hace masa ni tiene levadura,a causa de la pequeña cantidad de gluten unido ala fécula almidonada. Con la harina se hacen pu­ches que los mexicanos llaman atolti, y los sazo-

6 Lib VII, cap. 1, p. 10;'

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nan con azúcar, miel y a veces patatas molidas. Elbotánico Hernández 7 describe dieciséis especiesde atole que vio hacer en su tiempo.

Mucho trabajo tendría un químico para pre­parar la innumerable variedad de bebidas espirito·sas, ácidas o dulces que los indios saben hacer conmucha maña, poniendo en infusi6n el grano de!maíz en donde la materia azucarada empieza a des­envolverse con la germinación. Estas bebidas quecomúnmente se designan por la palabra chicha, separecen unas a la cerveza y otras a la sidra. Bajo e!gobierno monástico de los incas, no era permitidoen el Perú fabricar licores embriagantes, principal­mente los que llaman vinapu y soraa• Los déspotasmexicanos tomaban menos interés en las costum­bres públicas y privadas: por eso en tiempo de ladinastía azteca ya era muy común la embriaguezentre los indios. Pero los europeos han multiplica­do los goces del común del pueblo, introduciendoel cultivo de la caña de azúcar. Hoy en día cadaaltura ofrece al indio bebidas paniculares. Los Ha·nos inmediatos a las costas producen el guarapo oaguardiente de caña y la chicha de manioc¡ en lafalda de las cordilleras abunda la chicha de maíz; elalto llano central es el país de la viñas mexicanas:allí se enruentran los plantíos de agave que proclu.cen e! pNlque de maguey que es la bebida favoritade los naturales. El indio acomodado añade a estasproducciones del suelo americano otro licor, másescaso y caro, cual es el aguardiente de uvas quellaman aguardiente de Castilla, que en parte va deEuropa y en parte se hace en el país mismo. He.

7 lib VII. cap. XL, p. 244.S GarcilaSCI, lib. VIII, cap. IX (tomo 1, página 277). AcoMa, lib. IV,

cap. XVI, p. :H8.

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aquí muchísimos recursos para un pueblo que ape­tece de los licores fuertes hasta el exceso.

Antes de la llegada de los europeos los mexi­canos y los peruanos exprimían el jugo de la cañadel maíz para hacer azúcar. No se contentaban conreconcentrar este jugo por medio de la evapora­ción; sabían preparar el azúcar bruto haciendo en­friar el jarabe espeso. Describiendo Canés al em­perador Carlos V todos los géneros que se vendianen el mercado grande de Tlatelolco, cuando entróen Tenochtitlan, cita expresamente el azúcar me~

xicano diciendo: "venden miel de abejas, y cera, ymiel de cañas de maíz, que son tan melosas y dul­ces como las de azúcar; y miel de unas plantas quellaman en las otras y éstas maguey, que es muymejor que arrope; y de estas plantas facen azúcary vino que así mismo venden" 9. La paja de todaslas gramíneas contiene materia azucarada, princi­palmente cerca de los nudos; sin embargo, parecede poquísima consideración el azúcar que puededar el maíz en la zona templada; bajo los trópicosal contrario, su tallo hueco es en tal manera azu­cando, que yo he visto a menudo a los indios chu­parlo como hacen los negros con la caña de azúcar.En el valle de Toluca chafan la paja de maíz entrecilindros y con su zumo fermentado preparan unlicor espiritoso llamado pulque de maíz o de tlao­lii, que es un objeto de comercio (... ).

Comparado el maíz al trigo de Europa, tienela desventaja de contener menor cantidad de subs~

tancia nutritiva en un volumen mucho mayor. Estacircunstancia, unida a la de los malos caminos enla falda de las montañas, son obstáculos para suexportación. Será más frecuente cuando esté con~

9 Lorenzana, p_ 103.

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cluida la hermosa calzada que debe ir de Veracruza Jalapa y Perote. Las islas en general, principal­mente la de Cuba, consumen una cantidad enormede maíz; y muchas veces les falta porque el interésde los habitantes se fija casi exclusivamente enel cultivo de la caña de azúcar y café; no obstanteque algunos agricultores instruidos han observa­do hace mucho tiempo, que en el distrito que hayentre La Habana, el puerto de Batabanó y Matan­zas, los campos de maíz cultivados por hombreslibres dan más beneficio neto que una haciendade caña: este último cultivo exige adelantos con­siderables en compra de esclavos, manutenciónde éstos y la construcción de sus dependencias.

Si bien es probable que en Chile, en otro tiem­po, a más del maíz se sembraban dos gramíneasde semilla harinosa, que pertenecen al mismo gé­nero que nuestra cebada y trigo, no es menos cier­to que antes de la llegada de los españoles a Amé­rica no se conocía allí ningún cereal del AntiguoContinente. Suponiendo que todos los hombrestraen su origen de un mismo tronco, acaso podríaadmitirse que los americanos se han separado,co­mo los atlantes 10 del resto del género humano an­tes que el trigo se cultivase en el llano central delAsia. Pero ¿debemos perdernos en los tiempos fa­bulosos para explicar antiguas comunicaciones queparece haber habido entre ambos continentes? Entiempo de Herodoto toda la parte septentrionaldel Africa no ofrecía aún otcos pueblos agricul­tores, sino los egipcios y cartagineses !l. En lo in­terior del Asia, las tribus de raza mongola, loshiongnus, los burates, los kalkas y los sifanes cons-

10 Véase la opinión enunciada por Diodoro de SkiJia, lib. III, p. Rho­domo 186.

JI Heeren über Al,;"" p. 41.

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tantemente han sido pastores errantes. Pero siaquellos pueblos del Asia Cenmil, o si los libiosdel Africa hubiesen podido pasar al Nuevo Conti­nente, no habrían ni unos ni Otros introducido allíel cultivo de los cereales; luego la falta de estasgramíneas no es una prueba contra el origen asiá­tico de los pueblos americanos, ni contra la posi­bilidad de una transmigración bastante reciente.

De: Ensayo político sobre el reino de la Nueva E;paiia,pp. 248-254 .

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EN LA REGlaNMAS TRANSPARENTE.MONUMENTOS MEXICANOS

CIERTAMENTE NO puede darse espectáculo más ri­co y variado que el que presenta el valle, cuando enuna hermosa mañana de verano, estando el cieloclaro y con aquel azul turquí propio del aire seco yenrarecido de las altas montañas, se asoma uno porcualquiera de las torres de la catedral de México, opor lo airo de la colina de Chapultepec. Todo alre­dedor de esta colina estú cubierto de la más fron­dosa vegetación. Antiguos troncos de ahuahucrcs 1,

de más de 15 Ó 16 metros de circunferencia, levan­tan sus copas sin hojas por encima de las de losJchinus, que en su pone o traza se parecen a lossauces llorones del Oriente. Desde el fondo de estasoledad, esto es, desde la puma de la roca porfídicade Chapultepec, domina la viSt<1 una extensa llanu­ra y campos muy bien cultivados que corren hastael pie de montañas colosales, cubiertas de nievesperpetuas. La ciudad se presenta al espectador ba­ñada por las aguas del lago de Texcoco, que rodea­do de pueblos y lugarcillos, le recuerda los más her­mosos lagos de las montañas de la SuiZa. Por todaspartes conducen a la capital grandes calles de olmosy álamos blancos: dos acueducws, construidos sobreelevados arcos, atraviesan la llanura y presentanuna perspectiva tan agradable como embelesadora.Al Norte se descubre el magnífico santuario deNuestra Señora de Guadalupe, construido en la fal­da de las montañas de Tepeyac, entre unas quebra-

1 CUj'fCHUf di¡ticha. L.

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das a cuyo abrigo se crían algunas dilateras y yucasarbóreas. Al Sur, todo el terreno entre San Angel,Tacubaya y San Agustín de las Cuevas [Talpan],parece un inmenso jardín de naranjos, duraznos,manzanos, guindos y otros árboles frutales deEuropa. Este hermoso cultivo forma contraste conel aspecto silvestre de las montañas peladas quecierran el valle, y entre las cuales se distinguen losfamosos volcanes de La Puebla, el Popocatépetl yel Iztaccíhuatl. El primero forma un cono enorme,cuyo cráter siempre encendido y arrojando humoy cenizas, rompe en medio de las nieves eternas.

La ciudad de México es también muy nota­ble por su buena policía urbana. Las más de lascalles tienen andenes muy anchos; están limpiasy muy bien iluminadas con reverberos de mechaschatas en figura de cintas. Estos beneficios sedeben a la actividad del conde de Revillagigedo,el cual a su llegada al virreynatO, enconrró aquellacapital en un extremo desaseo.

En el suelo de México se encuentra el aguapor todas partes a muy corta profundidad; pero essalobre como la del lago de Texcoco. Los dos acue­ductos que conducen a la ciudad el agua dulce, sonmonumentOs de construcción moderna muy dig­nos de la atención de los viajeros. Los manantialesde agua potable están al este de la ciudad, uno enel montecillo escuetO de Chapultepec y el otro enel cerro de Santa Fe, cerca de la cordillera que se­para el valle de Tenochtitlan del de Lerma y deToluca. Los arcos del acueductO de Chapultepecocupan un espacio de más de 3.300 metros. Elagua de Chapultepec entra por la parte meridionalde la ciudad, en el Salto del Agua; no es muy puray sólo se bebe en los arrabales. El agua menoscargada de carbonato de cal es la del acueductO deSanta Fe, que sigue a lo largo de la Alameda yviene a parar a la Tlaxpana, en el puente de la

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Mariscala. Este acueducto tiene cerca de 10.200 me­tros de largo; pero el declive del terreno no hapermitido la conducción del agua por arcos sinoen un tercio de éste. La antigua ciudad de Tenoch­titlan tenía acueductos no menos dignos de aten­ción 2; pero al principio del sitio, los capitanesAlvarado y Olid destruyeron el de Chapultepec.Cortés habla también, en su primera carta a CarlosV, de la fuente de Amilco, cerca de Churubusco,cuyas aguas fueron conducidas a la ciudad por ca·ños de barro cocido. Esta fuente está inmediata ala de Santa Fe. Aún se conocen los restos de estegran acueducto, que tenía dos cañerías a fin de queel agua pasase por la una de ellas mientras se lim­piaba la otra 3• Esta agua se vendía en canoas queatravesaban las calles de Tenochtidan. Las fuentesde San Agustín de las Cuevas son las más cristali·nas y puras; en el camino que conduce de estehermoso pueblo a México, me ha parecido obser­var también vestigios de un antiguo acueducto. Lasfuentes de San Agustín de las Cuevas son las máscristalinas y puras; en el camino que conduce deeste hermoso pueblo a México, me ha parecido ob­servar también vestigios de un amiguo acueducto.

Clavigero, IIJ, p. 195. Solís, 1, p. 406Lorenzana, p. lOS. La mayor y más bella construcción que han hecholos indígenas en este género. es e! acueducto de la ciudad de Texcoco.Todavía se ven con admiración los vestigios de una gran presa quese había construido para levantar el nivel del agua. En general esdifícil dejar de admirar la industria y actividad que los antiguosmexicanos y peruanos desplegaron para el riego de las tierras áridas.En la parte marítima del Perú, he visto restos de paredones pol'encima de los cuales se conducía el agua por un espacio de más de 5a 6.000 metros, desde el pie de la cordillera hasta las COStaS. Losconquistadores de! siglo XVI han destruido estos acueductos', y estaparte del Perú, como la Persia, ha vueho a ser un desierto sin nin­guna vegetación. Tal es la civilización que los europeos han lleva­do a los pueblos a quienes han querido dar el epíteto de bárbaros.

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Más arriba hemos nombrado las tres calzadasprincipales que unían la ciudad a la Tierra Firme.Parte de estas calzadas ha resistido al tiempo yaun se ha aumentado su número. En el día songrandes calzadas, empedradas, que atraviesan te­rrenos pantanosos y que, con motivo de su muchaelevación, reúnen las dos ventajas de servir de ca­mino para los carruajes y de contener las aguasque rebosan de los lagos. La calzada de Ixtapalapaestá fundada sobre la misma ya antigua, en queCortés hizo prodigios de valor en sus encuentroscon los sitiados. La calzada de San Antonio se dis­tingue tOdavía en nuestros días por el gran núme­ro de puentecillas que los españoles y los t1axcal­tecas encontraron, cuando Sandoval, camarada deCortés, fue herido cerca de Coyoacán 4. Las calzadasde San Antonio Abad, de la Piedad, de San Cristó­bal y de Guadalupe (llamado antiguamente de Te­peyacac), fueron construidas de nuevo después dela gran inundación del año de 1604, bajo el virrei­nato de don Juan de Mendoza y Luna, marqués deMontesc1aros. Los padres Torquemada y Geráni­mo de Zárate, únicos sabios de aquel tiempo, ni­velaron y alinearon las calzadas. En la misma épo­ca se empedró la ciudad de México por la primeravez; pues antes del conde de Revillagigedo, no hu­bo virrey que se dedicase con mejor éxito a lapolicía urbana que el marqués de Montesclaros.

Los objetos que más comúnmente llaman laatención del viajero son:

10 La Catedral, una pequeña parte de lacual es del estilo llamado vulgarmente gótico: eledificio principal tiene dos torres adornadas depilastras y estatuas, es de un orden bastante belloy construcción muy moderna.

4 Lorenzana, pp. 129. 243-

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2° La Casa de la Moneda, contigua al palacio delos virreyes; edificio del cual, contando desde prin­cipios del siglo XVI, han salido más de mil y tres­cientos millones de pesos en oro y plata acuñados.

3° Los Conventos, entre los cuales se distin­gue principalmente el gran convento de San Fran­cisco, que solamente de limosnas tiene una rentaannal de cien mil pesos. Este vasto edificio debíahaberse construido sobre las ruinas del templo deHuitzilopochtli; pero habiéndose destinado estasmismas ruinas para los cimientos de la catedral,se empezó en 1531 el convento donde hoy está.Debe su existencia a la gran actividad de un frailelego, llamado Fr. Pedro de Gante, hombre extraor­dinario, que dicen era hijo natural del emperadorCarlos V, y que vino a ser el bienhechor de losindios, siendo el primero que les enseñó las artesmecánicas más útiles de Europa.

4" El Hospicio, o por mejor decir, los doshospicios reunidos, uno de los cuales mantiene600, y otro 800 niños y ancianos. En este estable­cimiento reina bastante orden y limpieza, peropoca industria; y tiene 50.000 pesos de renta. Re­cientemenre un comercianre rico le ha legado ensu testamento, 1.200.000 pesos, de los cuales seapoderó la tesorería real con promesa de pagarpor ellos un interés del cinco por cienro.

5° La Acordada, bello edificio, cuya cárcel esbastanre espaciosa y bien ventilada. En esta casay en las demás cárceles que dependen de La Acor­dada, se cuentan más de 1.200 presos, entre ellosun gran número de contrabandistas, y los infelicesprisioneros indios mecos que son traídos a Méxi­co desde las provincias inrernas y de que hemoshablado en los capítulos 6° y 7°.

6° La Escuela de Minas, así el nuevo edifi­cio comenzado, como el antiguo establecimien-

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ro provisional con sus hermosas colecciones defísica, de mecánica y mineralogía '.

7° Elfardin Botánico, que está en uno de lospatios del palacio del virrey, muy pequeño, peroen extremo rico en producciones vegetales raras ode mucho interés para la industria y el comercio.

80 Los edificios de la Unit/erJ"idad y de la Bi­blioteca Pública, la cual es poco digna de tan gClO­de y antiguo establecimiento.

9° La Academia de Bellas Artes con su colec­ción de yesos antiguos!>.

lon La escatua ecuestre de Car/()J IV en laplaza mayor, y el monumento sepulcral que el Ju­que de Monteleón ha dedicado al gran Cortés enuna capilla del Hospital de los Naturales. Es unmonumento sencillo, familiar, adornado de un bus­to de bronce que representa al héroe en su edadmadura, hecho por Tolsá. ¡Es bien reparable queen toda la América desde Buenos Aires a Monte­rrey, desde la Trinidad y Puerto Rico a Panamá yVeraguas, en ninguna parte se halla un monumen­to nacional levantado por la gratitud pública a Cris­tóbal Colón ni a Hernán Cortés!

Los aficionados al estudio de la Historia y delas antigüedades americanas, no hallarán en el re­cima de la capital aquellos grandes restos de edifi~

cios que se ven en el Perú, en los contornos deCuzco y de Guamachugo en Pachacámac cerca deLima o en Mansiche cerca de Trujil1o; en la pro­vincia de Quito, en el Cañar y en el Cayo; en Méxi-

'i o{["~ do~ ,,,lec,iones ori(tognósti,,, y geológicas muy nolahles sonI"~ del p")fe~,,r Cenames, y del oidor CarvajaL Este magisffadorespelabk posee también un rico gabinete dc conchas, gue formóduranrc su residencia en la, islas Filipinas en donde ya habla mani·fcslado el mismo celo por la, ó~nóas nJmr,des. en gu~ con IJmOhonor se distingue Méxiw

6 Véase mis arriba.

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co cerca de Oaxaca y de Puebla. Parece que losúnicos monumentos de los aztecas eran los teoca­l1is, de cuya forma extraña hemos hablado ya an­tecedentemente. Pero no sólo el fanatismo cris­tiano tenía un grande interés en destruirlos, sinoque también era necesario hacerlo así por la se­guridad del vencedor. Esta destrucción se verificóen parte durante el sitio mismo, porque aquellaspirámides truncadas construidas por hiladas o pi­sos servían de refugio a los combatientes, comosirvió el templo de Baal Berith a los pueblos deCanaán: eran otros tantos castillos de donde eraindispensable desalojar al enemigo.

Por lo que hace a las casas de los particularesque los historiadores españoles nos pintan comomuy bajas, no puede sorprendernos el no hallarsino algunos cimientos o paredones poco altos co­mo los que se descubren en el barrio de Tlaltelol­ca y hacia el canal de Ixtacalco. Aun en la mayorparte de nuestras ciudades de Europa, es bien pe­queño el número de casas que existen de las cons­truidas a principios del siglo XVI. Sin embargo,los edificios de México no se han arruinado afuerza de años. Los conquistadores españoles, ani­mados del mismo espíritu de destrucción que losromanos manifestaron en Siracusa, Cartago yGrecia, no creían haber puestO fin al sitio de unaciudad mexicana hasta que habían arrasado todossus edificios. El mismo Cortés, en su tercera cartaa Carlos V7 da a entender el terrible sistema quesiguió en sus operaciones militares. "Y yo viendocomo estos de la ciudad estaban tan rebeldes, ycon la mayor muestra y determinación de morirque nunca generación tubo, no sabía que medio

7 lorenzana. p_ 278

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tener con ellos, para quitarnos a nosotros de tan­tos peligros, y trabajos, y a ellos y a su ciudad nolos acabar de destir, porque era la mas hermosacosa del mundo, y no nos aprovechaba decirlesque no habiamos de lebantar los reales, ni los ber­gentines habian de cesar que les dar guerra poragua, ni que habiamos destruido a los de Matala­cingo, y Marina1co, y que no tenia en toda la tie­rra quien los pudiese socorrer, ni tenían de dondehaber maiz, ni carne, ni fruta, ni agua, ni otracosa de mantenimiento, E cuando mas de estascosas les deciamos menos muestras veíamos enellos de flaqueza; más antes en el pelear, y entodos sus ardides, los hallabamos con más ánimoque nunca. E yo viendo que el negocio pasaba deesta manera, y que habia ya mas de 45 dias queescabamos en el cerco, acordé de tomar un mediopara nuestra seguridad y para poder mas estre­char a los enemigos; y fué como fuesemos ganan­do por I.lS calles, de la ciudad, que fuesen derro­canJo todas las casas de ella del un lado y delocro; por manera, que no fuese mas un paso ade­lante, sin lo dejar todo asolado, y lo que era aguahacerlo tierra firme, aunque hubiese toda la dila­ción, que se pudiese seguir. E para esto yo llaméá todos los señores, y principales amigos nuestros,y dijeles lo que cenia acordado: por tanto, que hi­ciesen venir mucha gente de sus labradores, y tru­geseo sus coas, que son unos palos, de que se apro­vechan canto como los cavadores en España de aza­da, y ellos me respondieron que así lo harian demuy buena voluntad, y que era muy buen acuerdo;y holgaron mucho con esto, porque los pareció queera manera, para que la ciudad se asolase; lo cualtodos ellos deseaban mas que cosa del mundo".

"Encretanto que esco se concertaba se pasarontres o cuatro dias; los de la ciudad bien pensabanque ordenabamos algunos ardides contra ellos, etc",

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Cuando se lee esta sincera relación que el ge­neral en jefe hace a su soberano, no puede sor­prender el no hallar hoy apenas vestigio de los an­tiguos edificios mexicanos. Cortés cuenta que losindígenas, para vengarse de las vejaciones que ha­bían experimentado bajo los reyes aztecas, acudie­ron en gran número y desde provincias. bien remo­tas, luego que supieron que se trataba de destruirla capital. Los escombros de las casas demolidassirvieron para cegar los canales y poner en seco lascalles, para que pudiese maniobrar la caballería es­pañola. Las casas, bajas como las de Pekín, en Chi­na, eran parte de madera y parte de tetzontli, pie­dra esponjosa, ligera y quebradiza. Cortés dice: "ycomo ya nuestros amigos veian la buena orden quellevabamos para la destruccion de la ciudad era tan­ta la multitud que cada dia venian, que no teniancuemo. L aquel dia acabamos de ganar toda la callede Tacuba, y de adobar los malos pasos de ella... yquemamos las casas del señor de la ciudad que eramancebo de edad de 18 años, que se decia Guauti­mucin 8••. Los de la ciudad como veian tanto estra­go, por esforzarse decian á nuestros amigos (lostlaxcaltecas) que no ficiesen sino quemar y destruir,

8 El verdadero nombre de este desgraciado rey, último de la dinastíaalte<:a, es CM4'lhtemolzin. Es el mismo a <¡uien Cortés hizo quemar lasplantas de los píes después de habérselos metido en aceite, sin que estetormento le hiciese declarar en dónde tenía escondidos sus tesoros. Sufin fue el mismo que el del rey de Aeulhuacan (Texcoco) y de Terle­panquetzaltún, rey de Tiacopan (Taeuba). Estos tres prlncipes fueronahorcados de Un árbol; y, según yo lo he visto representado en uoapintura jerogllfica que posee el P. Pkhardo (de la casa de San FelipeNeri), lo fueron por los pies pata prolongar sus tormentOS. Este actode crueldad de Cortis, que hislOtiadores modernos han tenido la debi·lidad de pintar como efecro de una estudiada política, dio motivo amurmuraciones en el mismo ejército. "La muerte del jo~n rey", diceBernal Díaz del Castillo (soldado viejo lleno de probidad y de sencillezen su modo de explicarse) "fue muy injusta: así fue vituperada portodos cuantoS seguimos al capitán en su marcha ácia Comajahua".

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que ellos se las harian tornar á hacer de nuevo,porque si ellos eran vencedores, ya ellos sabianque habia de ser asi, y si no, que las habian dehacer para nosotros: y de esto postrero plugo aDios, que salieron verdaderos, aunque ellos sonlos que las tornan á hacer"9. Hojeando el Libro delCabildo, manuscrito de que ya hemos hablado, yque contiene la historia de la nl,leva ciudad de Mé­xico desde 1524 a 1529, no he hallado en todas suspáginas sino nombres de personas que se presen­taban a los alguaciles para pedir el solar donde es·taba antes la casa de ta o tal señor mexicano. T0­

davía hoy mismo se continúa cegando y desecandolos canales antiguos, que atraviesan varias calles dela capita. El número de estos canales ha disminui­do principalmente después del gobierno del con­de de Gálvez, a pesar de que la grande anchura delas calles de México hace que los canales estor­ben allí el concurso de los carruajes mucho menosque en la mayor parte de las ciudades de Holanda.

Entre los escasos restos de antigüedades me­xicanas, interesantes para un viajero instruido, quequedan ya en el recinto de la ciudad de México, yaen sus inmediaciones, pueden contarse las ruinasde las calzadas (albarradones) y de los acueductosaztecas; la piedra llamada de los sacrificios, ador­nada de un bajo relieve que representa el triunfo.de un rey mexicano; el gran monumento calenda­rio que con el precedente está abandonado en laplaza mayor; la estatua colosal de la diosa Teoyao­miqui, tendida por el suelo en uno de los corredo­res de la Universidad y por lo común envuelta entres o cuatro dedos de polvo, los manuscritos osean cuadros jeroglíficos aztecas pintados sobre

9 Lorenzana. p. 286.

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papel de maguey, sobre pieles de ciervo y telas dealgodón (colección preciosa de que se despojó in­justamente al caballero Boturini lO, muy mal con­servada en el archivo del palacio de los virreyes ycuyas figuras atestiguan la imaginación extravia­da de un pueblo que se complacía en ver ofrecerel corazón palpitante de las víctimas humanas aídolos gigantescos y monstruosos); los cimientosdel palacio de los reyes de Acolhuacán, en Texco­co; el relieve colosal, esculpido en la faz occidentaldel peñasco de pórfido llamado el Peñón de losBaños; y otros objetos que recuerdan al observa­dor instruido las instituciones y las obras de pue­blos de la raza mongolesa, y cuya descripción ydibujos daré en la relación histórica de mi viaje alas regiones equinocciales del Nuevo Continente.

Los únicos monumentos antiguos que puedenllamar la atención en el valle mexicano por sugrandeza y moles, son los restos de las dos pirá­mides de San Juan de Teotihuacán, situadas al N.E. del lago de Texcoco, consagradas al sol y a laluna y llamadas por los indígenas Tonatiuh ltza­cualli, casa del sol y Meztli Itzacualli, casa de laluna. Según las medidas tomadas en 1803 por unsabio joven mexicano, el doctor Oteiza, la primerapirámide, que es la más austral, tiene en su estadoactual una base de 208 metros de largo y 55 me­tros (o sean 66 varas mexicanas)l! de altura per­pendicular. La segunda, esro es, la pirámide de laluna, es 11 metros más baja y su base mucho me­nor. Estos monumentos, según la relación de los

10 Autor de la ingeniosa obra' Idea de IIna hisloria general de la Amé·rica septemri()na1, por el <:aballero Boturinj, Madrid, 1746.

11 Velázquez ha encontrado que la vara mexicana tiene exactamente31 pulgadas del antiguo pie de rey (de París). La fa(hada de la (asade ¡os Inválidos de París, sólo riene 600 pies de largo,

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primeros viajeros y según la forma que presentanaún en el día, sirvieron de modelo a los teocallisaztecas. Los pueblos que los españoles encontraronestablecidos en la Nueva España, atribuyeron laspirámides de Teotihuacán 12 a la nación tolteca; loque siendo así, hace subir su construcción al siglooctavo o nono, porque el reino de Tollán duró des­de 667 hasta 1031. Los frentes de estos edificiosestán con la diferencia de cerca de 52', exactamen­te orientados de N. a S. y de E. a O. Su interior esde arcilla mezclada de piedrezuelas: está revestidode un grueso muro de amigdaloide porosa, encon­trándose además vestigios de una capa de cal conque están embutidas las piedras por de fuera. Fun­dándose algunos autores del siglo XVI en una tra­dición india, pretenden que lo interior de estas pi­rámides está hueco. El caballero Buturini dice queel geómetra mexicano Sigüenza no había podidoconseguir el horadar estos edificios por medio deuna galería. Formaban cuatro hiladas o pisos, delas cuales hoy no se ven sino tres, porque la injuriade los tiempos y.la vegetación de los nopales y delos magueyes han ejercido su influjo destructivosobre la parte exterior de estos monumentos. Enotro tiempo se subía a la cima por una escalera degrandes piedras de sillería; y allí, según cuentanlos primeros viajeros, se hallaban estatuas cubier­tas de hojuelas muy delgadas de oro. Cada una delas cuatro hiladas principales estaba subdividida en

12 Sin embargo, Sigiienza, en sus noras manuscriras, las cree obra de lanación olmeca, que habiraba alrededor de la Sierra de Tlaxca!a, llama·da Marlacueye. Si esra hipóresis, cuyos fundamentos hisróricO$ ignora·mos, fuese verdadera, serian eslos monumentos aún más antiguos;porque los olm«as pertenecen a los primeros pueblos de que la ero·nología aZleca hace mención en Nueva España. También se prelen·de que es la única nación cuya emigración haya sido no desde el N.y el N. O. (1a Asia Mongolesa), sino desde el Oriente (la Europa).

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gradillas de un metro de alto, de las cuajes aún seen hoy las esquinas. Estas gradas están llenas defragmentos de obsidiana, que sin duda eran losinstrumentos cortantes con que los sacerdotes tol­tecas y aztecas (Papahua Tlemacazque o Teopix­que) abrían el pecho de la víctimas humanas. Essabido que para el laboreo de la obsidiana (irztli)se emprendían grandes obras, de las cuales aún seven los vestigios en el inmenso número de pozosque se encuentran entre las minas de Moráo y elpueblo de Atotoni1co el Grande, en las montañasporfídicas de Oyame! y del Jacal, región que losespañoles llaman el Cerro de las Navajas 13•

Se desearía sin duda ver aquí resuelta la cues­tión de si estos edificios que excitan la curiosidady de los cuales el uno (el Tonatiuh Itzacualli) se­gún las medidas exactas de mi amigo el señor Otei­za tiene una masa de 128.970 toesas cúbicas; fue­ron enteramente construidos por la mano del hom­bre, o si los toltecas se aprovecharon de algunacolina natural, y la revistieron de piedra y cal. Estamisma cuestión se ha promovido recientementecon respecto a varias pirámides de Gizéh y de Sa­jarah~ y se ha hecho mucho más interesante porlas hipótesis fantásticas que Wise ha aventuradoacerca del origen de los monumentos de formacolosal del Egipto, de Persépolis y Palmira. Comoni las pirámides de Teotihuacán, ni la de Cholula,de que hablaremos después, no han sido horadadaspor su diámetro, es imposible hablar con certi­dumbre de su estructura interior. Las tradicionesindias que las suponen huecas, son vagas y contra­dictorias; y atendida su situación en llanuras en

13 Yo he hallado que la cima del Jacal está a la altura de 3,1l4 merros;y la Roca de las Ventanas, al pie del Cerro de [as Navajas, a la de2.950 metros sobre el nivel del mar.

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que no se encuentra ninguna otra colina, parecetambién muy probable que el núcleo de estos mo­numentos no es ninguna roca natural. Lo que sehace también muy notable (especialmente tenien­do presentes las aserciones de Pococke acerca dela posición simétrica de las pirámides pequeñas deEgipto) es que alrededor de las casas del sol y dela luna de Teotihuacán se halla un grupo o pormejor decir un sistema de pirámides, que apenastienen nueve o diez metros de alto. Estos monu­mentos de que hay centenares, están ordenados encalles muy anchas que siguen exactamente la di­rección de los paralelos y meridianos, y que van aparar a los cuatro frentes de las dos pirámidesgrandes. Las pequeñas pirámides están más espe­sas hacia el lado austral del templo de la Luna,que hacia el templo del Sol; lo cual, según la tra­dición del país, consistía en que estaban dedicadasa las estrellas. Parece bastante cierto que servíande sepulturas a los jefes de las tribus. Toda estallanura, a que los españoles dan el nombre (to­mado de la lengua de la isla de Cuba) de Llano delos Cues, llevó en otro tiempo en las lenguas az­teca y tolteca, el nombre de Mictlaoctli o Caminode los Muertos. ¡Cuántas analogías con los ma­memos del Antiguo Continente! Y este pueblotolteca que a su llegada al suelo mexicano en elsiglo VII construyó bajo un plan uniforme, mu­chos de estos monumentos de forma colosal, esaspirámides truncadas y divididas por hiladas comoel templo de Belo en Babilonia, ¿de dónde ha­bía tomado el tipo de tales edificios? ¿Venía élde raza mongolesa? ¿Descendía de un tronco co­mún 14 con los chinos, los hioñux y los japoneses?

14 Véase la obra de Htrder: ld,,~ de "n~ hislOri"fi¡OJófic~ de ¡~ erpe­cie humana. (, 1JI, r II (en alemán¡; y el EnJa)'u de ur¡~ hiJtoria""i"en41. de (;Jl1erer, p. 4!l9 (en ~lemjn)

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Otro monumento antiguo, muy digno de laatención del viajero, es el atrincheramiento mili­tar de Xochicalco, situado al S. S. O. de Cuernava­ca, cerca de Tetlama y perteneciente a la pa­rroquia de Xochitepec. Es una colina solitaria de117 metros de elevación, rodeada de fosos y divi­dida a mano de hombre en cinco andenes o terra­zas, revestida de mampostería. El todo forma unapirámide truncada, cuyos cuatro frentes están exac­tamente orientados según [os cuatro puntOs car­dinales. Las piedras que son de pórfido con basede basalto están cortadas muy regularmente, yadornadas con figuras jeroglíficas, entre las cua­les se distinguen cocodrilos echando agua, y loque es muy particular, hombres sentados con suspiernas cruzadas a la manera asiática. La plata­forma de este monumento extraordinario 1 j tienecerca de 9.000 metros cuadrados, y presenta lasruinas de un pequeño edificio cuadrado que sirviósin duda a los siciados de último asilo.

[le: Emayo político mlm' el reino de Id NlK'va España, p_ 119-126.

l'j Descripáó" de laJ antigüedado de Xochi'a!co, ded;cada a lus seiio­r~s J~ b ~xpe¡jición marítima bajo las órdenes de don AI~jandro

M,daspina, por don José Amo"io Alzare, Méxiw, 1791, p_ 12

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LOS INDIOS TRISTES

No VAMOS A RESOLVER ahora el problema, a laverdad, muy importante para la historia, de si losmexicanos del siglo xv estaban más civilizadosque los peruanos, y si unos y otros, abandonados así mismos, hubieran hecho más rápidos progresoshacia la cultura intelectual, que los que han hechobajo la dominación del clero español. Tampocoexaminaremos si, a pesar del despotismo de losreyes aztecas, tenía el individuo particular en Mé­xico menos estorbos para sus adelantamientos queen el imperio de los incas. En éste, el legisladorno había querido ejercer su acción sobre los hom­bres sino por juntO; conteniéndolos dentro de loslímites de una obediencia monástica, y tratándoloscomo máquinas animadas, los forzaba a trabajaren obras que nos asombran por su regularidad,por su grandeza y, sobre todo, por la perseveranciade los que las dirigieron. Si analizamos el meca­nismo de la teocracia peruana, que comúnmentese ha encarecido demasiado en Europa, observare­mos que en todas partes donde los pueblos estándivididos en castas, cada una de las cuales no pue­de dedicarse sino a cierta especie de trabajos; entodas donde los habitantes no gozan de una pro­piedad suya particular, y trabajan para beneficiocomún de la comunidad; en todas estas partes, di­go, se podrán encontrar canales, caminos, acue­ductos, pirámides, edificios inmensos; pero estospueblos, si bien conservan por miles de años elmismo aspecto de abundancia exterior, no adelan­tan casi nada en la cultura moral; porque ésta sóloes el resultado de la libertad individual.

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En el cuadro que vamos bosquejando de lasdiferentes castas de hombres que componen la po­blación de la Nueva España;nos limitamos a con­siderar al indio mexicano en su estado actual, y nodescubrimos en él ni aquella movilidad de sensa­ciones, facciones y gestos, ni aquella prontitud deingenio que caracterizan a muchos pueblos de lasregiones equinocciales del Africa. No hay contra­posición más patente, que la que se observa com­parando la vivacidad impetuosa de los negros delCongo, con la flema exterior del indio de colorbronceado. Esta contraposición hace que las muje­res indias prefieran a los negros, no sólo a loshombres de su propia casta, sino aun a los euro­peos. El indígena mexicano es grave, melancólico,silencioso mientras los licores no le sacan de sí; yesta gravedad se hace aún más notable en los ni­ños indios, los cuales a la edad de 4 a 5 años des­cubren mucha más inteligencia y chispa que loshijos de los blancos. El mexicano gusta de hacerun misterio de sus acciones más indiferentes; nose pintan en su fisonomía aun las pasiones másviolentas; presenta un no sé qué de espantosocuando pasa de repente del reposo absoluto a unaagitación violenta y desenfrenada. El indígena delPerú tiene costumbres más dulces; la energía delmexicano degenera en dureza. Estas diferenciaspueden nacer de las que había en el culto y en elgobierno antiguo de uno y otro país. La energía sedespliega principalmente en los habitantes de Tlax­cala; pues en medio de su envilecimiento actual,aún se distinguen los descendientes de aquellos re­publicanos por cierta arrogancia característica queles inspira el recuerdo de su antigua grandeza.

Los americanos así como los habitantes del In­dostán, y como todos los pueblos que han gemidopor largo tiempo bajo el despotismo civil y religio-

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so, escán apegados con una obscinación excraordi­naria a sus hábicos, coscumbres y opiniones; y digoa sus opiniones, porque la incroducción del criscia­nismo apenas ha producido ocro efecco en los indí­genas de México, que el de subscicuir por unas ce­remonias nuevas, símbolos de una religión dulce yhumana, las ceremonias de un culeo sanguinario.Este paso de un rico amiguo a orro nuevo ha sidoefecco de la fuerza y no de la persuasión. Los suce­sos polícicos han producido esta mudanza. En elNuevo y Antiguo Concineme los pueblos semibár­baros escaban acostumbrados a recibir de las manosdel vencedor nuevas leyes y nuevas divinidades; ensu concepto los dioses indígenas, una vez vencidos,habían cedido el puesco a los excranjeros. En unamicología tan complicada como la de los mexica­nos, era fácil hallar paremesco entre las divinida­des de Aztlán y las del Oriente. Cortés mismo su­po aprovecharse mañosameme de una cradiciónpopular que suponía que los españoles no eransino los descendientes del rey Quetzalcóatl, el cualhabía pasado desde México a Otros países situadosal Orieme, para llevarles la agricultura y las leyes.Los libros rituales que 'compusieron los indios encaracceres jeroglíficos al principio de la conquisca,y de los que poseo algunos fragmentos, demues­eran evidentemente que en aquella época se con­fundía el cristianismo con la micología mexicana.El Espíritu Sama se idemificaba con el águila sa­grada de los aztecas. Los misioneros no sólo tole­raban, sino que aun favorecían, hasca cieno punto,esta mezcla de ideas por cuyo medio se introducíael culto cristiano más fácilmente eocre los indíge­nas; les persuadieron que ya en tiempos muy ami­guos se había predicado el evangelio en América,y buscaron las huellas de esco en el rico azteca conel mismo ardor con que en nuescros días los sabios

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que se entregan al estudio del sánscrito indagan laanalogía entre la mitología.griega y la de las orillasdel Ganges y del Brahmaputra.

Estas circunstancias, que especificaré con máspormenor en otra obra, explican cómo los indíge­nas mexicanos han olvidado fácilmente sus ami­guas ritos, a pesar de la tenacidad con que estánapegados a todo lo que les viene de sus padres.No es un dogma el que ha cedido a otro dogma,es sólo un ceremonial, el cual ha dejado el puestoa otro. Los naturales no conocen de la religiónmás que las formas exteriores del culto. Amantesde todo lo que depende de un orden de ceremo­nias prescritas, encuentran ciertos placeres en elculto cristiano. Las festividades de la iglesia, losfuegos artificiales que las acompañan, y procesio­nes mezcladas de danzas y de disfraces barrocos,son para la gente común india un manantial fe­cundo de diversiones. En estas fiestas es donde sedespliega el caráCter nacional en toda su indivi­dualidad. En todas partes el rito cristiano ha to­mado el color del país a donde ha sido trasplanta­do. En las islas Filipinas y Marianas, los pueblosde la raza malaya lo han mezclado con sus propiasceremonias; en la provincia de Pasto, sobre el lo­mo de la cordillera de los Andes, he visto indioscon máscaras y llenos de cascabeles hacer danzassalvajes alrededor del altar, mientras que un frailede San Francisco elevaba la hostia.

Avezados los indígenas de México a una largaesclavitud, tanto bajo la dominación de sus sobe­ranos como de la de los primeros conquistadores,sufren con paciencia las vejaciones a que todavíase hallan frecuentemente expuestos de parte delos blancos; sin oponer contra ellas sino la astuciaencubierta bajo el velo de las apariencias' más en­gañosas de la apa"tía y estupidez. No pudiendo el

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indio vengarse de los españoles sino muy rara vez,se complace en hacer causa común con éstos paraoprimir a sus propios conciudadanos: vejado desdemuchos siglos, forzado a una obediencia ciega, de­sea a su turno tiranizar a otros. Los pueblos indiosestán gobernados por magistrados de la raza bron­ceada; y el alcalde indio ejerce su poder con unadureza tanto mayor, cuando está seguro de ser sos­tenido por el cura o por el subdelegado español.La opresión produce en todas partes unos mismosefectos; en todas corrompe la moral.

Perteneciendo casi todos los indígenas a la cla­se de gente del campo, y del populacho, es difíciljuzgar de su aptitud para las artes que adornan ydulcifican la vida humana. No conozco ninguna ra­za de hombres que al parecer tengan menos imagi­naci6n. Cuando un indio llega a un cierto grado decultura, manifiesta una grande facilidad para apren­der, un juicio exacto, una 16gica natural, una parti­cular inclinaci6n a sutilizar o a discernir las másexquisitas diferencias entre los objetos que compa­ra; raciocina fríamente y con orden, pero no mani­fiesta esta vivacidad de imaginación, este coloridode pasión, este arte de crear y producir que caracte­riza a los pueblos del mediodía de la Europa y adiversas tribus de negros africanos. Sin embargono apunto esta opini6n sino con timidez; es precisoser circunspecto en extremo cuando se trata de de­cidir acerca de lo que se llaman disposiciones mo­rales o intelectuales de los pueblos que están sepa­rados de nosotros por los millares de estorbos quenacen de la diferencia de idiomas, hábitos y cos­tumbres. El observador filósofo encuentra muchainexactitud en cuanto se ha impreso en el centrode la culta Europa acerca del carácter nacional delos españoles, de los franceses, italianos y alemanes.¿Cómo, pues, un viajero, con s610 haber arribado a

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una isla, con haber estado algún tiempo en un paísremoto, puede arrogarse el derecho de sentenciarsobre la diversidad de las .facultades del alma, ysobre la superioridad de la razón, del ingenio y dela imaginación de cada pueblo?

La música y el baile de los indígenas participade aquella falta de alegría natural que los distin­gue. Bonpland y yo hemos observado lo mismo enroda la América Meridional. El canto es lúgubre ymelancólico. Las mujeres indias manifiestan másvivacidad que los hombres; pero bien se ve la par­te que les cabe en la desgraciada esclavitud a queestá condenado su sexo en todos los pueblos dondela civilización es todavía muy imperfecta. Las mu­jeres no toman parte en los bailes; asisten a ellospara ofrecer a los bailarines las bebidas fermenta­das que ellas mismas han preparado.

Los mexicanos han conservado un guSto par­ticular para la pintura y por la escultura en piedray en madera. Es admirable ver 10 que hacen conun mal cuchillo y en las maderas más duras. Prin­cipalmente se ejercitan en pintar imágenes y enhacer estatuas de santos, imitando servilmente, des­pués de 300 años, los modelos que los europeosles llevaron al principio de la conquista; imitaciónque viene de un principio religioso de fecha muyantigua. En México, como en el Indostán, no eralícito a los fieles el mudar la menor cosa en lafigura de los ídolos; todo cuanto pertenecía al ritode los aztecas y de los hindúes estaba sujeto a leyesinmutables. He aqui por qué se cae en errorescuando se juzga del estado de las artes y del gustonacional de estos pueblos, atendiendo sólo a lomonstruoso de las figuras que representaban susdivinidades. En México las imágenes cristianashan conservado parte de esta dureza y sc:quedadde lineamientos característicos de las pinturas je-

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roglíficas del siglo de Moctezuma. Muchos mnosindios, educados en los colegios de la capital, oinstruidos en la Academia de pintura fundada porel rey, se han distinguido ciertamente; pero siem­pre menos por su ingenio que por su aplicación.Sin salir jamás de la ruta una vez abierta, mani­fiestan mucha aptitud p~ra el ejercicio de las artesde imitación, y todavía mayor para las puramentemecánicas. Llegará a ser preciosísima esta aptitudcuando tomen aliento las manufacturas en un paísen donde todo está por crear y aguardando la ma­no de un gobierno regenerador.

De: Ensayo poll/ico sobre el reino de la Nueva España, p.62-65.

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SENTIDODE LA EMANCIPACION

MUCHOS A&OS HABRÁN DE PASAR, sin duda, antesde que diez y siete millones de habitantes expandi­dos en una superficie que es cinco veces más gran­de que la Europa entera, lleguen a un equilibrioestable, gobernándose a sí mismos. El momentomás crítico es aquel en que los pueblos por largotiempo subyugados se encuentran, de pronto, librespara arreglar su existencia en beneficio de su pros­peridad. Se repite sin cesar que los hispanoameri­canos no están suficientemente avanzados en lacultura para gozar de instituciones libres. Recuerdoque en época no muy lejana se aplicaba este mismorazonamiento a otros pueblos que se decían dema­siado maduros en su civilización. La experienciaprueba, sin duda, que, en las naciones como en losindividuos, el talento y el saber son frecuentementeinútiles para la felicidad; pero, sin negar la necesi­dad de cierto caudal de luces y de instrucción popu­lar para la estabilidad de las repúblicas o de lasmonarquías constitucionales, pensamos que esta es­tabilidad depende menos del grado de cultura inte­lectual que de la fuerza del carácter nacional, de esamezcla de energía y de calma, de ardor y de pa­ciencia que sostienen y perpetúan las instituciones,de las circunstancias locales en que un pueblo seencuentra, y en fin, de las relaciones políticas deun estado con los estados limítrofes.

Si las colonias modernas, en la época de suemancipación, manifiestan todas una tendenciamás o menos pronunciada por las formas republi­canas, la causa de este fenómeno no debe ser úni­camente atribuida a un principio de imitación 'que

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actúa sobre las masas más aun que sobre los hom­bres aisladamente; ella se funda, sobre todo, en laposición en que se encuentra una sociedad separa­da repentinamente de un mundo más antiguamen­te civilizado, libre de todo nexo exterior, compues­ta por individuos que no reconocen preponderan­cia política en una misma casta. Los títulos acor­dados por la madre patria a un pequeño númerode familiares de América no han formado allí, loque se l1ama en Europa una aristocracia nobiliaria.La libertad puede expirar en la anarquía o por lausurpación efímera de algún jefe audaz, pero losverdaderos elemencos de la monarquía no se en­cuentran por ninguna parte, en el seno de las co­lonias modernas. Al Brasil fueron importados delexterior en el momentO en que este vasco paísgozaba de una paz profunda, mientra:- que la me­trópoli caía bajo el yugo extranjero.

Reflexionando sobre el encadenamiento delas cosas humanas, se concibe cómo la existenciade las colonias modernas, o mejor, cómo el descu­brimiento de un continente medio poblado y en elcual sólo un desarrollo tah extraordinario del sis­tema colonial ha sido posible, ha debido hacer re­vivir en gran escala y hacer más frecuentes lasformas del gobierno republicano. Escritores céle­bres han observado los cambios que el orden socialha sufrido en nuestro tiempo, en una parte consi­derable de Europa, como un efecto tardío de lareforma religiosa operada al comienzo del sigloxv!. No olvidemos que esta época memorable, enla cual las pasiones ardientes y el gustO por losdogmas absolutos fueron los escollos de la políticaeuropea, es también la época de la conquista deMéxico, del Perú y de Cundinamarca; conquistaque, según las nobles expresiones del autor de ElEspíritu de las LeyeJ, deja a cargo de la metrópoliel pago de una deuda inmensa para reconciliarse

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con la humanidad.-Vastas provincias abienas alos colonos por el valor castellano, quedaron uni­das por nexps comunes de lenguaje, costumbres yreligión. Es así como, por una extraña simulta­neidad de los sucesos, el reinado del monarca máspoderoso y más absoluto de Europa, Carlos V, pre­paró la lucha del siglo XIX y dejó las bases deestas asociaciones políticas que, apenas bosqueja­das, nos sorprenden por su extensión y la ten­dencia uniforme de sus principios. Si la emanci­pación de la América Española se consolida, comotodo lleva a hacerlo esperar hasta hoy, un brazode mar, el Atlántico, ofrecerá, en sus dos orillas,formas de gobiernos que, por ser opuestas, no sonnecesariamente enemigas. Las mismas institucio­nes no pueden ser saludables a todos los pueblosde ambos mundos; la prosperidad creciente deuna república no es un ultraje a las monarquíascuando éstas son gobernadas con sabiduría y conrespeto .por las leyes y por las libertades públicas.

De: Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente,L 1, pp_ 242-244.

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